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SISTEMA RESONANCIAL

Una vez que el sonido es producido gracias a la vibración de las cuerdas o pliegues vocales, éste
viaja por la columna de aire presente dentro del tracto vocal supraglótico.

El tracto vocal es un tubo de diámetro variable, cerrado en un extremo y abierto en el otro, que se
extiende de la laringe y se compone por el tubo epilaringeo, la faringe, la cavidad oral y nasal,
como también los órganos articulatorios como el velo del paladar, paladar duro, lengua, dientes y
labios.

COMPONENTES ESTRUCTURALES

Cavidades: se divide en 6 regiones o cavidades.


1. Laringofaríngea o tubo epilaringeo: Se extiende desde la glotis hasta el extremo superior
del cartílago epiglotis.
2. Orofaringe: Se extiende desde la epiglotis hasta el velo del paladar.
3. Cavidad oral: Se encuentra por delante del velo del paladar.
4. Nasofaringe: Es aquella zona que se conecta por detrás del velo del paladar con la cavidad
nasal.
El tracto vocal cuenta con dos cavidades nasales:
5. Tracto vocal: Se compone del tubo epilaringeo, la faringe, la cavidad oral.
6. Tracto vocal: La compone la cavidad nasal.
Dichas cavidades pueden variar sus diámetros por la acción propia de los músculos que las
conforman (mús, constrictores de faringe) como también gracias a otras estructuras móviles
(conocidas como articuladores), las cuales determinarán diferentes longitudes y estrechamiento
del tracto vocal. Si hay un mínimo cambio en estas estructuras, como en el nacho, longitud y
forma de las cavidades del tracto vocal, como en los puntos de contactos entre los órganos
articuladores, puede producir cambios sustanciales en la calidad y fuerza de sonido que se emita.

Articuladores: en el tracto vocal hay estructuras que no corresponden a cavidades aéreas y son
denominadas “articuladores”, estas participan en la modificación anatómica del tracto vocal y en
la articulación de los sonidos del habla.
En los articuladores ha componentes:
1. Componentes pasivos: son aquellos que se encuentran estáticos o no poseen movimientos
pos si solos y corresponden a estructuras óseas, como es el caso del maxilar inferior o
mandíbula y los dientes en sus respectivas arcadas dentarias.
2. Componentes activos: son aquellos que se ponen en contacto con los componentes
pasivos para producir los sonidos del habla y que corresponden a estructuras musculares,
como es el caso de la lengua, mejillas, labios y velo del paladar.
Se destaca que modificar la configuración del tracto vocal y las posturas de los órganos
articuladores es de gran importancia al momento de producir voz en un contexto artístico y los
efectos de estos cambios en el producto acústico final.
ASPECTOS ACÚSTICOS DE LA PRODUCCIÓN VOCAL

Sonido: corresponde a un fenómeno físico mecánico vibratorio, el cual propaga ondas de presión
irradiadas desde un cuerpo vibrátil a través de un medio elástico. En este sentido las ondas son
similares a las ondas que se mueven en la superficie del agua.
La fuente de un sonido (como sucede con los pliegues vocales), cr4ea una discreta comprensión de
las moléculas de aire, seguida por una refracción (separación) de las mismas. Solo con un discreto
movimiento de comprensión de una molécula para que se produzca un efecto en cadena, donde
cada molécula golpea a su vecina y así consecutivamente hasta que la energía se extinga.

Frecuencia fundamental y armónicos: para la producción de la voz se requiere de la vibración de


los pliegues vocales se encuentran en la laringe, los que desempeñan el rol de fuente vibratoria
productora de sonido. Este sonido puede ser similar entre las laringes de distintas personas, por lo
que la individualidad de nuestra voz no está determinada por las características de los pliegues
vocales, sino por las características resonanciales de cada individuo, las que están determinadas
por el tracto vocal. Si el tracto vocal no existiese, el sonido proveniente de las cuerdas vocales
sería plano, como un zumbido sin características de voz humana. Por lo tanto es importante la
presencia de este filtro acústico para otorgarle atributos perceptuales propios de la voz de cada
sujeto, incluyendo aspectos relacionados al tono, a la sonoridad y al timbre. A pesar de que el
sonido producido en las C.V es como un zumbido, éste es complejo y se compone de varios
sonidos acompañantes, correspondientes a distintas frecuencias, donde el tono principal se
denomina “frecuencia fundamental” y corresponde a la frecuencia más baja del espectro. De
acuerdo a lo anterior, la frecuencia fundamental determina cuantos ciclos por segundo están
vibrando los pliegues vocales, mientras que las frecuencias acompañantes corresponden a tonos
que encajan una serie de intervalos fijos por encima de la frecuencia fundamental, es decir,
múltiplos enteros de ésta y son denominados armónicos.
Cuando esos tonos acompañantes no son múltiplos enteros de la frecuencia fundamental se
denomina inarmónicos y su presencia puede percibirse como aspereza y/o dificultad para lograr
una adecuada entonación por lo que se asocia a voces con algún de alteración vocal.

Para entender la existencia de los armónicos y de la frecuencia fundamental, nos guiaremos con el
ejemplo de un piano. Si la voz tiene una frecuencia fundamental de 98 Hz, correspondería a la
nota Sol de la primera octava, el primer armónico sería de 196 Hz (el doble de ciclos), es decir
correspondería a la misma nota Sol pero esta vez de la octava siguiente [Sol2]. Luego el tercer
armónico sería de 294 Hz (re3), es decir tres veces la frecuencia fundamental y así sucesivamente.
Cada vez que producimos un sonido, ya sea hablado o cantado, no solo se produce un tono
especifico, sino que una serie de frecuencias y cada una de ellas contribuye al sonido final.
La frecuencia fundamental y los armónicos son nuestra materia prima y nuestra individualidad y la
habilidad para producir los sonidos en el habla y el canto dependerán de la interacción entre estos
los armónicos y el tracto vocal.
Concepto de resonancia: la producción vocal es un fenómeno de conversión de energía
aerodinámica (proveniente de subsistemas de respiración) es convertida en energía acústica una
vez que los pliegues vocales entran en vibración. Esta vibración produce una modulación de la
corriente de aire en la glotis, producto de lo cual se genera el sonido que será recibido en el tracto
vocal. Se genera una excitación de las moléculas de aire de las cavidades de dicho tracto, con lo
cual el sonido es reforzado y propagado como ondas acústicas que se reflejan a lo largo de él.

La resonancia corresponde al fenómeno físico a través del cual es posible reforzar y propagar una
frecuencia de vibración natural. Desde el punto de vista de la producción vocal este concepto
correspondería al reforzamiento de la vibración de los pliegues vocales y del flujo glótico
resultante de esta vibración.
También existe otro fenómeno conocido como “vibración”. Las vibraciones en si no son la
resonancia, sino que éstas son el producto de la interacción resonancial entre la fuente (pliegues
vocales) y el tracto vocal, las que pueden ser percibidas en distintas partes del cuerpo.

Las vibraciones corresponden a la percepción del fenómeno de


resonancia, no obstante son percibidas por tejidos, mientras
que las resonancias en sí se produce en cavidades aéreas.

El fenómeno resonancial se genera en cavidades que contienen aire, más que en los tejidos en sí
mismos, ya que éstos tienden a perder energía, irradiando poco sonido. Este fenómeno es posible
observarlo en los tejidos de las estructuras de la cabeza y el cuello, como es el caso de los huesos
maxilares del cráneo, lo cuales pueden recibir las vibraciones desde la cavidad oral y transmitirlas
a todo el resto del cráneo, pero el sonido no se irradiará al exterior, no será más fuerte y no
presentará algún cambio en el timbre a través de estas estructuras. La percepción de las
vibraciones en los tejidos es beneficioso para la persona que produce el sonido, más que para la
persona que lo escucha y varía de sujeto en sujeto.

El concepto de “colocación de la voz”, en términos científicos corresponde a una ilusión, más que
a un fenómeno físico real. La explicación a esto es que física y fisiológicamente no es posible
“colocar” el sonido en distintas partes del cuerpo para que se amplifique y se irradie al exterior
(recordar que los tejidos a diferencia de las cavidades tienden a perder la energía acústica y no la
logran amplificar).
Para logra la “colocación” adecuada, es decir, poder percibir ampliamente las vibraciones en zonas
del cráneo, se requiere una adecuada y eficiente conversión de energía aerodinámica en acústica a
nivel de la glotis.

Tipos de resonancia: La resonancia como fenómeno físico amplifica el sonido de la glotis y le da


características propias a la voz. En este proceso participan distintas cavidades de resonancia,
siendo necesario comprender que todas ellas deben trabajar de forma colaborativa sin que exista
un exceso de energía amplificada en alguna de ellas en relación a las demás. En otras palabras, si
no presentamos un problema o trastorno de la voz, nuestra resonancia se describe como
equilibrada, con participación de la cavidad oral, nasal y faríngea. En cambio si llegamos a
presentar algún dificultad vocal que provoca a su vez un desequilibrio resonancial, entonces
predominará un tipo de resonancia por sobre las demás. Es así como el uso excesivo de la zona
faríngea o laringofaríngea producirá una emisión con un foco resonancial más bajo, que se
denomina resonancia faríngea (sensación de voz atrapada en la “garganta”). Del mismo modo, un
exceso de resonancia en la cavidad oral y una escasa resonancia nasal producirá una resonancia
hiponasal y, al contrario, un exceso de resonancia de la cavidad nasal producirá una resonancia
hipernasal.

Los formantes: Para entender este concepto debemos tener claro que los armónicos generados en
la laringe van perdiendo energía acústica en la medida en que se van alejando de la frecuencia
fundamental (F0), es decir, en la medida en que los armónicos son más agudos se vuelven más
débiles (pendiente espectral). En otras palabras, el primer armónico que acompaña a la F0 siempre
es el más intenso o “fuerte”, mientras que cada armónico adicional es progresivamente más débil.
Lo anterior cambia en el momento en el que el sonido ingresa al tracto vocal, para finalmente
irradiarse al exterior. En este sentido, los armónicos que componen el sonido de la voz serán
amplificados o atenuados en el tracto vocal, de acuerdo a las características anatómicas que éste
adopte y por lo tanto a las características resonanciales que presente en dicha configuración
anatómica. En este sentido, los armónicos que coincidan con la resonancia de una cavidad
determinada serán amplificados, mientras que los demás serán atenuados.
De lo anteriormente descrito nace el concepto de “formante”: los formantes corresponden a las
resonancias del tracto vocal, es decir, se asocian a la amplificación y mejora del sonido vocal. Por
lo tanto, los formantes corresponden a una acumulación de energía acústica en zonas
determinadas del espectro de la señal.
El tracto vocal genera varios formantes, denominados generalmente F1, F2, F3, etc., desde
aquellos que se encuentran en frecuencias más bajas, hacia los que se encuentran en frecuencias
altas. Aquellos más bajos a nivel frecuencial (F1 y F2), determinarán las características o cualidades
de las vocales, mientras que los demás (los más altos) se asocian a las características individuales
de la voz de cada sujeto (timbre) y pueden aumentar el poder vocal o proyección del sonido.
El grafico de la
izquierda representa el
sonido de los pliegues
vocales, mientras que
el de la derecha, el
sonido que está siendo
en el tracto vocal. Se
puede observar con
claridad cómo algunos
armónicos son
amplificados y otros
no.

Como ya se mencionó, los cambios anatómicos del tracto vocal determinarán cambios en el
sonido. Donde se cuenta con la posibilidad de modificar los armónicos a amplificar gracias a los
cambios que realicemos en la forma de nuestro tracto vocal, y con esto se modificará la
información frecuencial de cada formante.
Estos cambios se logran gracias al movimiento lingual (movimiento hacia anterior o posterior de la
cavidad oral o elevación y descenso lingual), la apertura o cierre de la cavidad oral por la acción de
la mandíbula, formas más redondeadas o estiradas de los labios, la elevación o descenso laríngeo,
etc. En otras palabras, los movimientos de las estructuras del tracto vocal logran alargarlo o
acortarlo y ensancharlo o estrecharlo. En relación a lo anterior, el alargamiento y ensanchamiento
del tracto vocal permite amplificar las frecuencias más bajas del espectro, mientras que la
estrechez del tracto vocal logra el efecto contrario, amplificando las frecuencias más altas del
espectro.
De lo anterior, viene el concepto de “color” de la voz, el cual hace referencia a un aspecto
perceptual y que se relaciona con la configuración del tracto vocal y los cambios en la
amplificación de los armónicos anteriormente descritos. Así, una voz “clara” es aquella que es
producida por un tracto vocal más abierto y con una laringe más elevada (tracto vocal más
pequeño), mientras que una voz “oscura” es aquella producida por un tracto vocal más cerrado y
una laringe más baja (tracto vocal más amplio).

El formante del cantante: es el “peak” de energía en el espectro de la voz que aparece alrededor
de los 3000 Hz y se da por la combinación de los formantes más altos de dicho espectro (F3, F4 y
F5) en el tracto vocal. Esta combinación implica que estos formantes se aproximan entre sí, lo que
produce un efecto de máxima amplificación de los armónicos ubicados entre los 2400 Hz y 3200
Hz (son producidos por la fuente glótico). Hay que recordar que el formante del cantante implica
la amplificación de la energía acústica en este rango de frecuencias. Por lo tanto, también se
requiere un adecuado funcionamiento de los pliegues vocales, los cuales deben contactarse y
oscilar de manera adecuada para convertir la energía aerodinámica en acústica de manera
eficiente, es decir, se requiere de una voz “brillante”.
El brillo de la voz depende del grado de aducción de los pliegues vocales, lo que determinará la
presencia y características de los armónicos de la señal glótica. En las voces sopladas, la falta de
cierre glótico conlleva una menor producción de armónicos altos (y con menor potencia), mientras
que en las voces apretadas, los armónicos altos son demasiado fuertes, lo que se traduce en una
voz estridente o molesta. En cambio, en la voz que presenta un brillo adecuado, existe un cierre
óptimo de los pliegues vocales por lo que las características de los armónicos son las necesarias,
logrando ser amplificados por el tracto vocal y lograr una voz sonora y agradable.

Los parámetros vocales: el resultado acústico de la interacción de los 3 subsistemas de la


producción vocal es un sonido complejo que posee características de frecuencia, intensidad y
timbre.
 La frecuencia corresponde al número de veces en que un ciclo ocurre en un periodo
determinado de tiempo. Por lo tanto, obedece a la cantidad de vibraciones por segundo (o
ciclos por segundo) en que los pliegues vocales están oscilando y cuya unidad de medida
es el Hertz (Hz). Nosotros al no poder medir de manera objetiva dicho fenómeno lo
percibimos como tono, donde a mayor frecuencia (más ciclos por segundo) percibimos un
sonido más agudo y a menor frecuencia (menos ciclos por segundo), un sonido más .
 La intensidad se define como el fenómeno de amplitud de una onda sonora, el cual
corresponde a la cantidad de presión o energía acústica presente en un sonido y es
medida en decibeles (dB).

Este fenómeno por su parte está determinado por los 3 subsistemas de la producción vocal: la
respiración, la fonación y la resonancia.
 A nivel respiratorio, a mayor presión subglótica se produce una mayor amplitud de
vibración de los pliegues vocales, con lo que aumenta la intensidad y percibimos voces
más fuertes.
 A nivel de la fonación, a mayor cierre de la glotis (mayor aducción) se producen sonidos
más fuertes o sonoros que al presentar una mayor separación (abducción) de los pliegues
vocales, ya que al haber un mayor cierre aumenta la presión subglótica y viceversa.
 A nivel de la resonancia, este sistema se encarga de amplificar la señal acústica que
proviene de la glotis, por lo que a mayor resonancia supraglótica, mayor será la sonoridad.

 El timbre, por su parte, se describe como las propiedades o características de la voz que
nos otorgan una identidad vocal. El timbre se ve afectado por la integridad anatómica y
funcional de los pliegues vocales, una adecuada y consistente presión subglótica y una
óptima acción del tracto vocal. Por lo tanto, en relación al timbre, podemos percibir voces
con características relacionadas a: la resonancia, el color, el brillo y la “colocación” de la
voz, entre otros.

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