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Era mi compañera de trabajo, y al principio no ví de ninguna manera que pudiese

llegar a ser más que eso, pero al pasar de los meses, todo comenzó a cambiar en
mí… Se me hacía muy interesante su parte mística, la forma tan reservada de llevar
su vida, hacía llanamente las tareas que debía cumplir en la oficina.

Pude estar un par de veces muy cerca de ella, y emanaba un delicioso y único aroma
el cual me comenzó a atraer, tiene unos labios muy sensuales y carnosos, que me
hacían pensar en lo perfecto que podríamos compaginar al darnos un beso.

Comencé a enviarle mensajes muy cálidos y amistosos, los cuales fueron recibidos de
la misma forma. Al pasar los días el dialogo comenzó a fluir más de lo normal y ya se
nos hacía fácil hablar de seguido por nuestro chat, el cual nos sirvió para para
preguntarnos cosas personales y poder así “echarle los perros”, lo cual fue excitante
saber que era correspondida.

Cabe resaltar que mi chica es una mujer que me lleva 11 años de edad, años que
tiene ganados en experiencia total, porque no hay quién como ella, para llevarme a
placeres extremos, sensaciones únicas y orgasmos inolvidables.

Nuestro primer beso fue premeditado, ambas hablábamos de lo delicioso que cada
una besaba, de la forma en que le gustaba hacerlo y a su vez imaginábamos
concretando nuestros labios, fue hasta aquella noche que me recogió en su auto para
salir a tomar algo, compramos una botella de crema de whisky y salimos en el carro a
pasear sin rumbo fijo, escuchando música a todo volumen, riéndonos y contándonos
experiencias.

Hasta que de pronto parqueamos el carro en la esquina de un parque, ella me quedó


mirando fijamente y se acercó de manera lenta y concisa, acaricié su cabello mientras
ella me daba pequeños besos en la mejilla y nuestros labios se fueron deslizando hasta
tocarse y en ese momento, ella bordea mis labios con la punta de su lengua y me besa
cautelosamente (Me sentía muy rara, no era la primera vez que me besaba con una
mujer, pero maldito morbo no me permitía detener las cosas, tal vez todo lo que había
hablado de hacerme sentir mucho placer era cierto, y la verdad no quería dejar de
disfrutarlos por estereotipos sociales, además besa delicioso). Sus manos comenzaron
a pasearse por mi cuerpo, las sentía en mi abdomen, en mi cola y en mis senos; todo
comenzó a tornarse delicioso, me gustaba como me tocaba, cogió mis manos y las hizo
descansar sobre sus senos. Nos besábamos en silencio mientras yo notaba como su
cuerpo se relajaba apretado al mío. A acomodamos las sillas delanteras del carro, de
tal forma que ella se posara encima de mí con la mayor facilidad.

El impacto de sentir por primera vez la cercanía de su cuerpo me trastornó por


completa. Me di cuenta en ese momento que estaba haciendo lo que había querido
hacer desde el día en que la empecé a desear, cuando percibí su perfume por primera
vez. Pero esto era mucho más real. Yo estaba juntando mis mejillas a las suyas y
sentía en su rostro la tibieza que ella me entregaba con una simplicidad encantadora.
Sentí en todo mi cuerpo la presión de sus pechos junto a los míos y nuestros muslos
tocándose a través de la ropa.

Lo que siguió fue una sinfonía de silencios en medio de la cual nuestras manos fueron
haciendo la diabólica tarea de desnudarnos mutuamente. Yo sentía como la pasión me
invadía y como el deseo hacia presa de nuestros cuerpos celebrando cada encuentro
con nuevos besos. Nuestros pechos desnudos supieron encontrarse, como si se
conocieran desde siempre, sometiéndonos a electrizantes descargas cada vez que
nuestros pezones se tocaban.

Nuestros vientres, levemente curvados, buscaron los ángulos perfectos para encontrar
las mejores posibilidades de contacto y mis muslos resbalaban entre la suavidad
cautivadora de los suyos, nada teníamos que hablar, solamente algunos leves
murmullos para afirmarnos mutuamente que era eso lo que deseábamos.

Así abrazadas, sentíamos con la suavidad propia de dos cuerpos de mujer. Porque ahí
comprendí que era eso lo que estábamos tratando de decirnos desde días, quizás sin
atrevernos a admitirlo y que ahora nos unía caídos ya todos los velos y todos los
prejuicios.

Le di la vuelta, ella estaba sobre mí, ahora era yo quien quería estar encima de ella,
bese su boca mientras halaba su cabello con delicadeza y me deslizaba hacia su cuello;
usaba un perfume delicioso, podía estar loca, pero todo me estaba empezando a gustar
más de lo que me debería gustar; ella llevaba un blusón rosado de botones, un tanto
transparente que me encantaba verle, bajé mis manos tome sus senos y los junten con
fuerza para pasar mi lengua por medio de ellos, y así me entretuve un rato, me
encantaba tocarla y verle la cara, que cara tan deliciosa ponía mientras besaba sus
senos; maldita sea, creo que empecé a mojar. Esto en realidad es muy raro,
normalmente lubrico mucho y con facilidad, pero es tan raro lubricar por el morbo que
siento por esta mujer. Pasaba sus manos por mi vagina, intentando excitarme (Tal vez
no sabía lo excitada que ya estaba) y decide quitarme la blusa y seguidamente el sostén;
tomaba mis senos y los masajeaba escalofriantemente delicioso y besaba mis pezones,
paso la lengua por la mitad de ellos; sube la mirada, como si pidiera permiso para seguir,
no le dije nada, pero creo que mis gestos reafirmaron mi decisión. Quería que me hiciera
sentir lo que nunca había sentido. Desabrochó mi pantalón y lo bajó hasta que nos
deshicimos de él; ese día tenia lencería hermosa, un cachetero negro medio
transparente con encajes alrededor, me besaba la entrepierna y mordía mi vagina tan
delicioso pero encima de mi cachetero, quería quitármelo … quería que ella sumergiera
su lengua hasta que no pudiera más.

Ella bajo mi cachetero y me miraba a los ojos, me hacía sentir muy cómoda, bajo su
mirada y masajeó mi clítoris con su lengua Que deliciaaaaaaaaa, solo pensaba en lo
rico que se sentía que te hicieran sexo oral; su lengua era puntiaguda, extrañamente lo
hacía sentir más delicioso, bajo su lengua y con movimiento circulares rodeo mis labios
menores, una y otra vez, mientras su dedo índice masajeaba mi clítoris; repentinamente
sumerge su lengua dentro de mí, entraba y salía, entraba y salía, la movía espectacular,
me mojé tanto como jamás lo había hecho y de pensar que todo era por lo que ella me
hacía sentir, aleja su cara y se quita el pantalón, luego su tanga, usaba una tanga blanca
que hacia juego con su sostén; me inclina de frente y cruzamos las piernas así que
empieza a rosar su vagina con la mía… (Era delicioso, cada vez me mojaba más rico,
cada vez me excitaba más), en la misma posición yo inclinaba mis dedos dentro de ella
y ella gemía, las dos empezamos a sudar y rosaba su vagina tan delicioso junto a la
mía, fue una sensación bastante difícil de explicar, la recosté, ya sudadas y algo
cansadas, bajé a besar su pelvis, resbalé mi lengua, molestaba su clítoris fuertemente,
pero conservando la delicadeza que me encanta que tengan conmigo, ella respiraba
fuerte, bajé mi lengua y realizando movimientos circulares estuve dentro de ella, la
acaricié por varios minutos, subí hacia su clítoris con mi lengua y metí mis dedos
descaradamente dentro de ella y ella comenzó a gritar, escuchar eso, fue tan rico que
intenté masturbarla como a los dioses y fue cuestión de segundo para sentir presión en
mis dedos y lubricante en mi mano, verla temblando, sudando, halando su cabello y
respirando tan fuerte como podía, fui derramando en su intimidad todos mis deseos
contenidos y encontrando allí concretamente todo lo que mis fantasías nocturnas no
habían sabido comprender y que ahora tenían sentido.

Ella se había abierto para mí como quizás no se había abierto para un hombre, porque
yo le estaba entregando en la fuente misma del origen de su pasión lo único que
solamente otra mujer, como ella, podría brindarle. Toda la ternura que ella necesitaba
y por la cual sería capaz de brindarme un mundo que estaría negado para cualquier
hombre.

PDT: De absolutamente nada hay que avergonzarse a la hora de un encuentro


casual a la luz del día, tal vez intercambiar un par de miradas cómplices y
sonreír. Vendría bien dar las gracias por los favores recibidos y saber que
ciertas personas tienen la llave para abrir nuestras puertas más ocultas y
llevarnos de la mano por esos infiernos momentáneos que están llenos de
goce. Una vez logramos establecer el vínculo del lenguaje ya todo está para
concretarse, alguien siempre tiene que dar el primer paso de impartir órdenes
de este tipo; que nos que nos produzcan vértigo, que nos aturdan y que a la
hora de tratar de recapitular la noche se nos dibuje una sonrisa silente en la
cara porque hemos sido cómplices, porque nos dejamos llevar por la noche y
porque queremos que se repita.

Mientras más años tiene una mujer más le gusta hacerse sentir.

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