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los sucesos de la historia humana, las interacciones en la naturaleza del hombre, la evolución

cultural son el reflejo de los conflictos dinámicos entre el yo, el ello y el superyó.

La cultura como fuente de sufrimiento, el malestar imperante en ella obedece a las renuncias
instintuales que exige de sus miembros, particularmente a los instintos agresivos.

El sentimiento de los oceánico, la sensación de eternidad, de indisoluble comunión y de


inseparable pertenencia a la totalidad del mundo exterior.

Todo yo surge por objeto que previamente se le ha opuesto

Originalmente el yo no consciente lo incluye todo, luego, desprende sí un mundo exterior.

En el terreno psíquico se da una conservación de lo primitivo junto a lo evolucionado que dio


origen.

Ese sentido de lo pleno, es una inclinación a reducirse a un estadío temprano del sentido yoico,
o como un restablecimiento de un narcisismo ilimitado.

La belleza no tiene utilidad evidente n es manifiesta su necesidad cultural, y sin embargo, la


cultura no podría prescindir de ella.

La sabiduría nos aconseje no hacer depender toda satisfacción de una única tendencia.

Se puede imponer a todos unos caminos únicos de alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento.
Ello significa deducir el valor de la vida y deformar una imagen.

Tres fuentes del humano sufrimiento: supremacía de la naturaleza, caducidad de nuestro


cuerpo, y la insuficiencia de nuestros métodos para regular las relaciones con la familia, el estado
y la sociedad.

Podríamos ser más felices si nos abandonáramos a condiciones de vida más primitivas.

Por qué la hostilidad hacia la cultura.

El término cultura designa la suma de las producciones e instituciones que distancia nuestra vida
de la de nuestros antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la
naturaleza y proteger a los hombres entre sí.

La cultura ha hecho del hombre un dios con prótesis, magnífico cuando se coloca sus artefactos,
pero desnudo cuando está sin ellos.

Orden y limpieza son sustratos de la cultura y no de la barbarie.

La forma en que son reguladas relaciones entre los hombres, como vecino, colaborador, objeto
sexual, etc.

El poderío de la comunidad es lo que usualmente se enciente como derecho, de las minorías,


frente al poderío del individuo que se llama fuera bruta.

La gran lucha en la humanidad consiste en hallar un equilibrio entre la libertad individual y la


voluntad de la masa.

Existe una analogía entre el proceso de la cultura y la evolución libidinal del individuo.

Los preceptos del tabú significaron el primer derecho.


La cultura obedece al imperio de la necesidad psíquica económica, pues se ve obligada a sustraer
a la sexualidad gran parte de la energía que necesita para su propio consumo. Al hacerlo, adopta
frente a la sexualidad una conducta idéntica a la de un pueblo o una clase social que haya logrado
someter a otra a su explotación. El temor a la rebelión de los oprimidos induce a adoptar
medidas de precaución más rigurosas.

La elección del objeto queda restringida al individuo sexualmente maduro al sexo contrario, y la
mayor parte de las satisfacciones extra genitales quedan prohibidas, aun así, el amor
heterosexual queda menoscabado a las restricciones de la legitimidad y la monogamia.

Procesos involutivos de nuestra dentadura y nuestra cabellera.

Las personas neuróticas son las que menos soportan las frustraciones de la vida sexual, a sus
síntomas dan satisfacciones sustitutorias que les deparan sufrimientos.

La cultura no se conforma con los vínculos de unión hasta acá descrito, los de pareja, sino que
cubre a la comunidad de lazos libidinales, para ello emplea la libido con fin inhibido para reforzar
esos lazos.

A la hora de elección del objeto amoroso se mira: que pueda amar en el a uno mismo, que pueda
amar en el al ideal de mí.

La sociedad se ve constantemente a borde de la desintegración. El trabajo no basta para


mantener su cohesión, las pasiones instintivas son muchas veces más poderosas que los
intereses racionales. La cultura deber estar obligada a realizar múltiples esfuerzos para poner
barreras a las tendencias agresivas del hombre, para dominar sus manifestaciones mediante
formaciones reactivas psíquicas.

El instinto agresivo no es una consecuencia de la agresividad.

Muchas veces se vincula amorosamente a una mayoría con la condición de que sobren otros en
quienes descargar la agresividad. Es el narcisismo de las pequeñas diferencias.

Cuando el instinto de muerte se poner al servicio del eros hace que el ser vivo destruya algo
exterior, animado o inanimado, en lugar de destruirse a sí mismo.

El recurso que se apela en la cultura para coartar la agresión que le es antagónica es el


sentimiento de culpabilidad o la necesidad de castigo, hecho introyectado. Ocurre un fenómeno
muy particular con ella, que muchas veces surge equiparando tanto el deseo como la realización.

El superyó tortura al pecaminoso yo de la misma manera que lo haría un padre.

El destino es considerado como un sustituto de la instancia parental. Sus orígenes son: el miedo
a la autoridad, el otro, el temor al superyó. El primero se hace necesario por miedo a perder el
amor. El segundo equipara la mala acción con la intención malévola.

La conciencia moral es la consecuencia de la renuncia instintual o bien la renuncia instintual crea


la conciencia moral que a su vez exige nuevas renuncias.

Es el mecanismo que realiza la cultura para mantenerse cohesionada, el sentimiento de culpa


que puede acarrear su renuncia.

Sentimiento de culpa a nivel inconsciente expresado en una necesidad inconsciente de castigo.


la diferencia entre agresión intencionada y realizada perdió toda importancia debido a la
omnisapiencia del yo.
La religión y el pecado.

La necesidad de castigo es una manifestación instintiva del yo que se ha tornado masoquista


bajo la influencia del superyó.

El superyó, con la severidad de sus preceptos se despreocupa de la felicidad del yo, y que el yo
goza de total control sobre su ello.

¿Puede una cultura volverse neurótica?

Freud no sostiene que la cultura sea lo más elevado hecho por el hombre. El destino de la especie
humana será decidido si el desarrollo cultural logra hacer frente a las perturbaciones de la vida
colectiva emanadas del instinto de agresión y autodestrucción.

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