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de 2019
Presentamos a continuación una serie de puntos que consideramos importantes, los cuales
versan en torno a la experiencia adquirida en el proceso de trabajo del Programa Nacional
de Teatro Escolar, del Sistema de Teatros de la Ciudad de México, en su edición 2018,
concluida a principios del año 2019. Esperando que con este documento se dé cuenta de la
labor realizada y sea parte de la evaluación general de la operación del programa, además
de presentar las perspectivas de la compañía La Sociedad de las Liebres, dedicada a realizar
montajes para niños y jóvenes, encargada de dicha edición del programa.
Atendiendo las bases del Sistema de Teatros para el PNTE de la Ciudad de México, la
compañía presentó un proyecto que estaba basado en la creación de un espectáculo para
niños y jóvenes de primaria y secundaria con el texto “Cómo vivir con los hombres cuando
se es un gigante”, de Suzanne Lebeau, bajo la dirección de Gerardo Daniel Martínez y con
las actuaciones de Andrés Torres Orozco y Abraham Baños Lozada.
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México nos invitó a pensar en un desarrollo importante en el camino a nuestra
profesionalización en las artes escénico-teatrales para niños y jóvenes.
Como ya antes lo anticipamos, el encuentro con cada una de las escuelas era una
experiencia diferente, no solo por las características materiales de las escuelas, sino por las
diversas formas en que el encuentro con los niños se suscitaba. Cada niño representa un
mundo particular, cada uno ha vivido experiencias únicas y del mismo modo, cada recinto
presentaba una comunidad cultural diferente, con un contexto único como escuela. El
encuentro con esta realidad es impactante. Hoy, en tiempos de un cambio importante de
administración federal, donde la izquierda ha hecho historia en un proceso electoral llevado
a cabo hace apenas unos meses, escuchar sobre la centralización de recursos y las “mejores
condiciones” en la Ciudad de México, es un argumento bastante empleado. Sin embargo,
desde nuestra perspectiva, es importante mencionar que esa centralización de la cultura y
los recursos no es algo que se perciba en toda la ciudad y mucho menos en las escuelas, ni
en todos los niños. Esto podemos notarlo a partir de diferentes indicativos: durante
funciones muchos niños daban cuenta de jamás haber visitado el teatro, de jamás haber
visto una obra o bien, de tener un contacto mínimo con el teatro. En ocasiones, parte del
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equipo debía responder ¿qué era el teatro?, pues la experiencia de los infantes, no les
permitía aún entender lo que iba a pasar y no sabían qué se debía hacer.
La compañía empleó como estrategia una serie de informaciones previas que había que
mencionarles a los niños antes de cada función, esperando que les sirviera para tener una
mejor experiencia, artística y estética, a la que no están habituados.
En este sentido, con mucho pesar, debemos decir que al parecer los teatreros y artistas
escénicos tenemos aún una gran deuda con las infancias del país, pues aquella experiencia
que nos ha cambiado la vida, transformado nuestras perspectivas del mundo y que
llamamos teatro, no está posibilitada para todos y solo refuerza un marginamiento cultural
de muchos y muchas niñas en toda la ciudad y, no imaginamos cómo esta realidad opera
en todo el resto del país.
Ahora bien, en relación con las funciones, es claro cómo la experiencia teatral no es un
detalle menor para los niños. En muchas ocasiones pudimos percatarnos de cómo ellos se
maravillaban de lo que veían: la escenografía, los títeres y los artistas eran algo que
disfrutaban. A veces quizá solo los primeros diez minutos, a veces toda la duración de la
obra, pero daban cuenta cada función de cómo esta experiencia les había sido significativa
y nos los demostraban de diferentes formas. Muchas ocasiones los niños, al terminar la
puesta, decían querer más obras, preguntaban por nuestros personajes, claro, por nuestros
títeres, algunos se abalanzaban sobre ellos al momento de dar las gracias, los tocaban y sí,
un par de veces los rompieron: ¡lo vale! En otras tantas, los niños se acercaban a los artistas
y preguntaban cosas de la obra, algunas veces veíamos a niños llorar, gritar, reír, sentir lo
que es el teatro. Otras tantas los actores debían tomar mucho tiempo para firmar cada hoja
de todos los niños que querían un autógrafo de Troller y Alfredo, nuestros personajes. A
veces también nos mostraban su gratitud con abrazos, comida o regalos como sus lápices
favoritos o cualquier objeto que para ellos era importante que los actores tuvieran.
Es obvio que las condiciones de cada escuela, los inevitables problemas técnicos, de nuevo,
los diferentes contextos, modificaban cada experiencia y hacía unos encuentros más
afortunados que otros, pero a la compañía le queda claro que esto es parte de lo que hemos
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llamado muchas veces “formación de públicos”, pues era claro que no nos encontraríamos
con niños habituados a la experiencia que fueran ese público ideal de nuestras salas, sino
uno completamente distinto que exigía disfrutar el momento bajo sus reglas, bajo sus
condiciones y sus necesidades.
Muchas veces los niños eran en exceso contenidos por sus profesores y aquello que
habíamos adecuado como lúdico, se volvía estricto, rígido y una posibilidad para regaños.
Es decir, para nosotros queda claro que otra cosa que volvía distinta la experiencia era la
relación que tenían dentro de sus comunidades, maestros-alumnos o alumnos-directores.
Otra variable era, desde nuestra perspectiva, lo que en la escuela se hacía. Hay muchas
escuelas que cuentan con juegos cooperativos para la hora del receso, los cuales prestan
para que los niños jueguen, se dispersen, convivan y se comuniquen distinto. Muchas
escuelas no cuentan con esta dinámica. Pareciera que en las que no, el espíritu escolar era
distinto y conectar con ellos desde el juego del teatro era un poco más difícil. Menciono
esto porque creemos que esta visión de campo nos permite también hacer anotaciones
sobre las condiciones académicas de nuestros planteles escolares, que determina parte del
contexto de la representación, variable importante en el desarrollo del PNTE de la Ciudad
de México.
La compañía considera una gran oportunidad haber participado en la edición 2018 del PNTE
de la Ciudad de México, pues representa un espacio en el que hemos crecido personal y
artísticamente y que nos ha permitido continuar con un proceso de profesionalización en
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el trabajo para niños y jóvenes. Es claro que nuestras actuales condiciones como jóvenes
creadores, quienes iniciamos apenas nuestra carrera profesional, no permitirían realizar un
proyecto de esta magnitud y alcance, pues como compañía novel, independiente, los
recursos con los que contamos son escasos y nos llevan a optar por otros formatos que se
ajusten a nuestras posibilidades reales de creación. Con ello, quiero decir que el PNTE de la
Ciudad de México nos permitió hacer el proyecto con más recursos ejercidos por la
compañía y con mayor exigencia profesional de nuestras cortas carreras. Es importante
mencionar que muchos proyectos de jóvenes en la actualidad cuentan con mucho tiempo
de realización, pero que no se refleja en un mismo tiempo en cartelera o número de
funciones. Nosotros sostuvimos un número importante de funciones en un corto periodo,
atendiendo a muchos niños, que, de no ser por el Sistema de Teatros, no habríamos podido
hacerlo.
Las condiciones a las que nos enfrentamos como ejecutantes fueron tantas que también
nos permitió repensar la escena, evaluar nuestras habilidades y capacidades y darnos
cuenta de diversas áreas de oportunidad donde podemos trabajar en nuestro camino como
compañía y como artistas. En ese sentido, la experiencia es enriquecedora y altamente
formativa.
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Los recursos empleados en este proyecto se ejercieron de la siguiente forma:
Primer ejercicio
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Segundo ejercicio
Extendemos nuestra preocupación por la incertidumbre que aqueja hoy al sector cultural,
al no tener conocimiento de la continuidad del PNTE en la Ciudad de México. No queremos
dejar pasar la oportunidad de mencionar que este programa tiene un alto impacto, que
quizá se aprecia poco por las cifras que, en relación con el número de escuelas y niños,
entregamos, pues nos queda claro que hace falta mucho qué hacer. Pero, sin duda alguna,
creemos en esta iniciativa, consideramos que es una medida necesaria seguir manteniendo
contacto con los niños y garantizar su derecho al arte y la cultura. Abogamos por el interés
superior del niño y sabemos que este programa, fuera de las áreas de oportunidad que
puede presentar, es una puerta importante para que los niños de la ciudad rompan con una
brecha marginal que los mantiene relegados de las expresiones culturales a las que por ley
deberían tener acceso.
Es claro que este programa debería renovarse, para poder incrementar el impacto y la
población a la que se atiende, pero sería una lástima que no haya una renovación para
futuras ediciones, pues sería condenar a muchos niños a no tener contacto con el teatro,
quizá, nunca.
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Sobre las áreas de oportunidad para la mejora del programa
Dentro de la realización del programa, dejamos los siguientes apuntes que quizá puedan
ayudar a mejorar la operatividad de las futuras ediciones del PNTE de la CDMX.
Es importante también mencionar que existe una aparente paradoja en el quehacer dentro
del programa. Por un lado, debemos atender la nota de un proyecto itinerante que se pueda
presentar en un salón de clases, pero, a su vez, debemos pensar en un proyecto de amplio
formato, pues habrá ocasiones en que la cantidad de público sea superior a los 1000
espectadores. Es decir, deberíamos pensar en un proyecto que, por ejemplo, quepa en el
Foro Apoco No y, a su vez para poderse presentar en el Teatro López Tarso o recintos más
grandes. Esto lo vuelve difícilmente operante, pues no es lo mismo generar un proyecto
que apele a la intimidad y también se flexibilice para un amplio formato. Creemos haber
sorteado lo mejor que se puede esta dificultad, pero sin duda, fue de las más complicadas.
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Por otro lado, nos parece importante que se sostenga una relación cooperativa con las
alcaldías, las escuelas y el Sistema de Teatros. En este caso, el apoyo brindado con la
transportación de la producción facilitó enormemente el desarrollo del programa. De
nuevo, debido a que los recursos destinados, aunque parezcan elevados, no permiten
garantizar partidas reales para las necesidades del desarrollo de las funciones.
En relación con esta comunicación, creemos que cada escuela debe tener claro qué tipo de
proyecto van a recibir y el formato de éste, pues al no saberlo no pueden considerar la
mejor forma logística y de uso de espacio para la representación. En ocasiones se pedía
establecer una relación con un espacio a la italiana y en las escuelas mencionaban solo
poder organizar a los niños en tipo arena, lo cual dificulta la representación y va en
detrimento de la experiencia de los niños.
Agradecemos del mismo modo, a las alcaldías y escuelas que, considerando el tiempo de
trabajo, ofrecieron como contraprestación alimentos o refrigerio para los artistas. Es
importante mencionar que en ocasiones la jornada de trabajo, entre transporte, montaje,
desmontaje, función y espera entre cada una de éstas, supera a cada participante, y esta
medida apoya a cada artista a desempeñar su labor.
Consideramos también que se deben analizar las condiciones de cada escuela para poder
definir si están o no posibilitadas a recibir las obras de teatro. Mencionamos esto, dado que
algunas no cuentan con infraestructura que permita que espectadores y artistas no estén
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sometidos a condiciones climáticas que dificultan la presentación. Existieron funciones
donde los niños no podían disfrutar de la función debido al quemante sol, al pequeño patio
para tantas personas o a la difícil acústica del lugar que no se lograba sortear ni con el
equipo de sonido, etc.
Nos parece prudente revisar si se puede otorgar algún tipo de respaldo para que aquellas
compañías no constituidas como una A.C. o similar no pierdan tantos recursos en el pago
de impuestos ante la SHCP, dado que eso reduce el margen de operación de las compañías.
Sería prudente acordar una iniciativa con el gobierno federal para apoyar el PNTE de la
Ciudad de México en este sentido.
Esperamos que este programa se mantenga y que el Sistema de Teatros siga confiando en
jóvenes artistas que están dispuestos a trabajar en conjunto con las instituciones para llevar
grandes proyectos a los niños de toda la Ciudad de México.
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