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El comportamiento agresivo por más peligroso o lesivo que resulte para los
bienes jurídicos, no fundamenta la legítima defensa si es que no es antijurídico.
Por lo que no procederá actuar en legítima defensa frente a un acto típico
cometido al amparo de una causa de justificación, en tal sentido no habrá
legítima defensa contra legítima defensa (el ladrón que es repelido por el dueño
para evitar que huya con las cosas que sustrae, no puede invocar legítima
defensa cuando a su vez repele a aquél) estado de necesidad justificante, etc.;
pero sí respecto al ejercicio abusivo del derecho a defenderse. (Villegas, 2007).
7.1.2.- Mal
Por «mal» debe entenderse la afectación de un bien jurídico, que puede ser del
que realiza la conducta típica como de un tercero o incluso del mismo que sufre
el mal menor. (Armanza, 1992)
El mal puede provenir de cualquier fuente, es decir, humana o natural, entre las
que cuentan las propias necesidades fisiológicas como la sed o el hambre. El
hambre da lugar a un caso particular que se conoce como «hurto famélico». La
miseria es una fuente de necesidad, que está considerada como una de las
pautas generales para atenuar la cuantía de la pena […], en cuyo caso
configurará un estado de necesidad justificante. (Armanza, 1992)
7.1.3.-Inminencia
El mal debe ser inminente […]: inminente es el mal que puede producirse en
cualquier momento, sin que lo sea únicamente el que se habrá de producir
dentro de un segundo. (Armanza, 1992)
7.1.4.-Inevitabilidad
El mal amenazado debe ser inevitable de otro modo menos lesivo, lo que no
está exigido expresamente por la ley, pero se deriva de la naturaleza de una
situación de necesidad, porque, de ser evitable de otro modo menos lesivo, el
mal causado no sería necesario. (Armanza, 1992)
La ajenidad del autor a la amenaza del mal mayor implica que el mismo no se
haya introducido por una conducta del autor en forma que, al menos, hiciera
previsible la posibilidad de producción del peligro. Cuando esto haya sucedido,
el autor […] actuará antijurídicamente, sin perjuicio de que pueda hallarse
eventualmente en un estado de necesidad inculpante, en cuyo caso, al igual
que en la provocación suficiente en la legítima defensa, no habrá otra solución
que imputarle el resultado a título culposo. (Armanza, 1992)
Cabe aclarar que no cualquier obligación jurídica puede dar lugar a la exclusión
del tipo permisivo de estado de necesidad, sino sólo la que le hace perder al
sujeto su condición de “ajeno” al mal que le amenaza, lo que configura una
particular relación jurídica que debe emerger de su posición garantizadora del
bien jurídico que lesiona. (Armanza, 1992)