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(Panulirus argus)
en jaulas flotantes
Acuicultura marina
y desarrollo comunitario
Cultivo de langosta espinosa
(Panulirus argus)
en jaulas flotantes
Acuicultura marina
y desarrollo comunitario
Primera Edición
ISBN:
Coordinación Editorial: División de Publicaciones y Comunicaciones, UMNG
Editorial Periódicas S.A.S.
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alguna, ni por medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico de grabación o fotocopia,
sin permiso del Autor y/o Editorial Universidad Militar Nueva Granada
Cantidad de ejemplares:
Impreso en Colombia
Contenido
Agradecimientos 15
Introducción 17
2.1. Distribución 27
2.2. Ciclo de vida y hábitat 28
2.3. Hábitos alimentarios 31
3.2.1. Materiales 35
3.2.2 Método de captura 39
3.2.3. Época y área de captura 41
3.2.4. Manejo de los animales 42
3.2.5. Mantenimiento 42
3.3.1. Materiales 44
3.3.2. Método de siembra 48
8 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
3.4. Alimentación 51
3.5. Manejo de depredadores y competidores 52
3.6. Mantenimiento 53
Bibliografía 81
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 9
Listado de figuras
I ntroducción
1.
Generalidades de la pesca marina
y acuicultura en Colombia
productiva, con el fin de integrar esa actividad en los planes de desarrollo del
País (Cordini y Jaramillo, 1965); 16 años después, en 1981, la FAO junto con
el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INDERENA), el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y el JICA, efectuaron algu-
nas prospecciones encaminadas a establecer índices de abundancia relativa
de peces comerciales. A finales de esta década, la pesca del atún adquirió
fuerza (IMR, 1989). Desde 1975, la pesca del Pacífico ha sido superior a la del
Atlántico, y en 1988, esta diferencia aumentó significativamente, debido al
auge de la extracción industrial de los atunes (ODA., 1991; Gutiérrez, 1991;
Gómez-Canchong et al., 2004).
A finales de la década de los 80, las capturas promediaban las 80.000 t/año,
de las cuales 50.000 t provenían de la pesca continental y las restantes eran
marinas. En esta época, estrategias como la creación del Centro de Servicio
al Pescador Artesanal (CESPA), centraron su esfuerzo en organizar comuni-
dades de pescadores, adecuar la capacidad de bodegaje, centros operacio-
nales, transporte y distribución, así como asistencia técnica y operaciones
de mercadeo.
A B
Figura 4. Distribución del recurso langosta, zonas costeras y oceánicas dedicadas a la pesca
de langosta espinosa del género Panulirus en aguas colombianas.
24 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
Según Correa y Manjarrés (2004), existen unas 120 redes langosteras, 339
casitas cubanas más las no registradas, un número indeterminado de nasas
y unos 305 pescadores permanentes en el departamento de la Guajira. En
el departamento del Magdalena, se registran unas 110 personas dedicadas
a la pesca de langosta (Jaimes et al., 2004), de las cuales el 90% son buzos
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 25
2.
Consideraciones generales
del recurso langosta
2.1. Distribución
Durante los próximos ocho meses, estas pequeñas langostas habitan sus-
tratos de alta complejidad estructural, como pastos marinos, sistemas de
manglar y praderas algales con gran preferencia a la Laurensia sp. (Herrn-
kind y Butler, 1986; Lalana et al., 1989). Cumplido este período se diferencian
sexualmente y pasan a ser juveniles (Figura 8) con una talla promedio de 16
mm cefalotórax (Lc), e inician un comportamiento gregario. Un año después
y en hábitats menos complejos y más profundos, llegan a medir 70 mm Lc
madurando sexualmente convirtiéndose en la población adulta (Whitam et
al., 1968; Cruz et al., 1990, 2001, 2007a; Phillips et al., 1994; Briones et al., 1997)
(Figura 8). En áreas relativamente profundas la población madura inicia los
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Figura 9. Ciclo de vida de la langosta espinosa Panulirus argus (Cruz et al., 1990; Briones et al.,
1997).
y semicontroladas (Eslava, 1986; Córdoba, 1997). Entre los años 2002 y 2004,
teniendo en cuenta las metodologías utilizadas para valorar las diferentes
fases de desarrollo del recurso (Cruz, 2002), se buscaron nuevas alternativas
de manejo responsable en la región de Santa Marta, se evaluó inicialmente
el asentamiento postlarvario; el reclutamiento de juveniles y adultos, así
como la descripción de la pesca artesanal y su entorno socioeconómico. De
igual manera, se analizaron muestras de zooplancton tomadas en el Caribe
colombiano (Jaimes et al., 2004; Medellín 2005), y adicional a ello, se realizó
un primer ensayo de engorde en una jaula flotante (Figuras 10 A, B, C).
3.2.1. Materiales
Figura 11. Algunos tipos de dispositivos flotantes sumergidos y fijos al fondo, utilizados
para la captación de puérulos de langosta; A. De hendidura, fijo al fondo;
B. Cortina superficial; C. De de hendidura superficial; D. De malla con flotador
interior. E. Bottlebrush. F. Sandwich.
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Figura 12. Tipos de colectores sumergidos utilizados para evaluar la captura de puérulos en
Colombia; A. Cortina en líneas, Parque Tayrona (Córdoba 1997); B. GuSi (Gutié-
rrez et al., 1992), Bahía de Taganga y Pozos colorados; C. Tipo Phillips (1972), y D
Sandwich, Isla de Providencia (Arango et al., 1999; INCODER, 2007).
10 Kg. Como medida preventiva, los cabos poseen una manguera de polipro-
pileno en sus extremos, para protegerlos del efecto abrasivo que produce el
roce. La línea de amarre cuenta con una serie de ganchos para quitar y poner
los dispositivos de la línea principal (Figura 12 B).
Figura 13. Colectores tipo columna usados para la captación de semilla en los experimentos
de engorde de P. argus; A. Unidad básica; B. Conjunto de tapas dispuestas en la
línea principal. (fotos: Juan C. Jaimes).
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Figura 14. Método utilizado para la evaluación de los dispositivos; A. Columna; B. GuSi. (fotos:
Juan C. Jaimes).
40 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
Una vez cubiertos, los dispositivos se izan uno por uno; ya en cubierta, en el
caso de los GuSi, se sacuden dentro de la bolsa y luego se sacan y se repite la
acción sobre la cubierta del bote, donde caen las últimas langostas para ser
colocadas inmediatamente en un recipiente con agua de mar. La extracción de
las langostas de los colectores de columna, se hace de forma similar al anterior
la diferencia es que este procedimiento se hace por secciones; la operación se
repite con los módulos siguientes y la fauna asociada es liberada (Figura 15).
Figura 15. Método utilizado para revisar los dispositivos flotantes (fotos: Juan C. Jaimes).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 41
En general, para poder determinar cuáles son las áreas que presentan un buen
asentamiento y establecer el lugar donde se realizará el mayor esfuerzo para
la captura de los puérulos, es necesario contar con un estudio previo sobre la
variabilidad espacio-temporal de dicho asentamiento. Este evento debe ser
estimado como uno de los soportes para el manejo responsable del recurso
con esta metodología, así como para la factibilidad del cultivo en la zona que
se desee trabajar.
42 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
• Al sacar el dispositivo del agua, no debe ser apoyado sobre alguna estruc-
tura y una vez en cubierta, sacudirse suavemente y tomar las langostas
lo más rápido posible. Se recomienda efectuar esta operación a la sombra
y en ningún momento dejarlas bajo el Sol, en seco o que la temperatura
del agua de acopio de los organismos supere los 30º C.
3.2.5. Mantenimiento
Todos los colectores una vez fuera del agua y retiradas las langostas, se lim-
pian manualmente y se les quita la fauna asociada, pues con el tiempo, las
fibras se van compactando, pierden área de superficie y aumentan de peso. Se
debe contar además, con algunas borlas sintéticas de repuesto para mantener
los colectores 100% disponibles para la recepción de puérulos. Los cabos de
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Figura 16. A, B. Fauna asociada a borlas sintéticas; C, D. Fauna asociada a los ganchos de
amarre (fotos: Juan C. Jaimes).
44 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
3.3.1. Materiales
Figura 17. Sistemas de cultivo en el Sureste de Asia; A. Jaulas flotantes; B. Jaulas de estacas;
C. Jaulas metálicas (Tomado de Tuan y Mao, 2004).
A B
Figura 18. Ensamble de la estructura sustentante; A. Montaje de la base y estructuras laterales;
B. Estructura terminada (fotos: Juan C. Jaimes).
Figura 19. Ensamble del sistema de flotación; A. Forma como se entrelazan las mangueras
en la estructura sustentante; B. Introducción de botellas plásticas; C. Unión de las
mangueras (fotos: Juan C. Jaimes).
46 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
Figura 21. A. Fundición de lastres; B. Amarre con cadenas al lastre y la jaula (fotos: Juan C.
Jaimes).
Internamente, cada jaula llevó una serie de ocho marcos fabricados en PVC
que se distribuyeron en dos grupos; cada marco fue de 120 x 50 cm (0,6 m2),
al cual se le amarró una malla plástica de la misma dimensión para formar
una especie de piso; por debajo de dicho piso, se amarró una serie de 10
borlas sintéticas, las mismas que se utilizan en los colectores sumergidos y
que aumentó el área de superficie. Se calculó que solamente las bandejas sin
borlas sintéticas, aumentan en 9.6 m2 el área de superficie dentro de la jaula.
Cada grupo está compuesto por cuatro marcos de este tipo y se encuentran
separados uno del otro por 50 cm; y todo este conjunto está agarrado a dos
listones centrales con ganchos en la parte inferior y superior de la estruc
tura para facilitar su instalación y desinstalación (Figuras 22A y B; Figuras
23A, B, C y D).
Figura 22. A. Montaje final de una bandeja; B. Ensamblaje de las bandejas dentro de la jaula
(fotos: Juan C. Jaimes).
48 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
Figura 23. A. Jaula de langosta totalmente ensamblada; B-C. Botadura de la jaula; D. Dispo-
sición final de las jaulas en el mar (fotos: Juan C. Jaimes).
Una vez instalada, la jaula sobresale de la superficie unos 50 cm, los cuales
se pintan previamente con pintura reflectiva para mejorar su visibilidad. Las
dos jaulas unidas ocupan un área no mayor a los 15 m2 (Figura 24).
Dentro de los trabajos que se deben realizar para el manejo de los animales
en cautiverio, se debe tener en cuenta los siguientes: no manipular dema-
siado a los animales, evitar períodos de desecación y la sobrepoblación en
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 49
Sistema en donde entran los puérulos con tallas cercanas a los 6,5 mm Lc.
Allí se alimentan y cuidan hasta alcanzar tallas entre los 35 y 40 mm Lc, que
de acuerdo con los ensayos realizados, en esta localidad puede lograrse en
un período cercano a los 5 meses. Las densidades de siembra de acuerdo
con otros trabajos, en su mayoría no superan los 20 n/m3. Sin embargo, se
trabajó con densidades mucho más altas y aunque los datos obtenidos no
son concluyentes (debido a problemas técnicos), se podría iniciar trabajos con
densidades cercanas a los 50 n/m3.
Con los sistemas de engorde que poseen, Vietnam y Filipinas siembran lan-
gostas de 35 mm Lc y 30 g peso total, en densidades entre los 10 y 20 n/m3 o
juveniles entre 40 y 60 mm Lc, y 80 a 300 g a 8 n/m3 que alcanzan entre 15 y 18
meses después de la siembra, los 1 y 1.3 Kg de peso total. Se ha observado que
la sobrevivencia cuando se inician cultivos con animales de tallas pequeñas,
alcanza el 50% y que con tallas más grandes, la sobrevivencia alcanza el 90%
(Arcenal, 2004; Perea, com. per.).
dentro de las jaulas construidas en Santa Marta, que proporcionan más área
de superficie disponible en la jaula, las densidades podrían ser superiores,
condición que necesariamente debe continuar evaluándose.
3.4. Alimentación
Figura 26. Desechos del proceso de encarnado de un palangre y pesca incidental de la pesca
artesanal (fotos: Juan C. Jaimes).
Figura 27. Fauna asociada a las jaulas flotantes y colectores flotantes; A. Jaibas (Calli-
nectes sp); B: Cangrejo Rey (Mitras sp); C. Morena (Muraena sp).
3.6. Mantenimiento
Desde el momento cuando las jaulas son introducidas al mar, este fouling
comienza a colonizar el nuevo sustrato, iniciando por lo general por algas,
gusanos y cirripedios, entre otros. En este caso, los cirripedios o localmente
caracuchas, son el mayor enemigo de las jaulas, aparecen a la semana y crecen
rápidamente, causando verdaderos problemas a los 15 días de instaladas
las jaulas, porque se hace más difícil limpiarlas y aumenta el esfuerzo en el
mantenimiento.
Por tal motivo, se recomienda realizar jornadas de limpieza cada ocho días
a toda la jaula en el área de trabajo, porque de no ser así y en la medida en
que el tiempo pase, esta fauna incrustante se va haciendo muy difícil de
retirar y puede hundir la jaula, aumentar costos operativos y el riesgo de
perder la producción. Aunque en el mercado existen costosas pinturas que
evitan por algún tiempo el asentamiento de esta fauna en las estructuras
marinas, no se sabe el efecto que puedan tener sobre las langostas, así que
por el momento es necesario una limpieza mecánica que posiblemente sea
lo más conveniente.
1. Identificar y proteger las áreas naturales (áreas de veda), donde viven las
langostas (juveniles y adultas ovadas y de gran talla), iniciar programas
para estabilizar los ya intervenidos y recuperar los perdidos.
2. Continuar evaluando el asentamiento postlarvario, puesto que éste es
un buen indicativo de cómo va el recurso.
et al., 2004), la poca oferta de áreas adecuadas para el desarrollo del re-
curso langostas, refleja de cierta forma, los pocos volúmenes de pesca y
su tendencia a la captura de tallas sublegales (por ejemplo: pesca entre
la bahía de Taganga y el sector del aeropuerto). No obstante, en el Banco
de las Ánimas, se observan por lo general, capturas por encima de los 70
mm Lc, donde la mayoría son hembras ovadas (observación personal), y
se desconocen sus volúmenes.
Al ser un recurso que de alguna manera está ligado no sólo al Caribe conti-
nental colombiano, sino a todo el Gran Caribe, es necesario continuar con los
esfuerzos y cooperaciones internacionales de todos los países que explotan
este recurso.
Para determinar los posibles lugares en donde los sistemas de cultivo puedan
operar o zona con vocación para la acuicultura de la langosta, es necesario
tener en cuenta una serie de condiciones ambientales, legales, sociales y téc-
nicas que permitan esta actividad. En el caso colombiano, todos estos temas se
encuentran por desarrollar, y por tal motivo, este documento abre un espacio
para discutir la visión del desarrollo del maricultivo en el departamento del
Magdalena y en general, en Colombia.
Figura 29. Mapa de la zona costera del departamento del Magdalena donde se localizan las
diferentes ecorregiones, Parques Naturales y sistemas estuarinos.
Más al Sur, entre el río Piedras y Punta Gloria (ecorregión Tayrona), (Figura
29), la línea de costa es zigzagueante, con un litoral rocoso, orientado noreste-
suroeste en la mayoría del trayecto, presenta una plataforma escasa que está
muy influenciada por la Sierra Nevada de Santa Marta que moldea una serie
de bahías protegidas de aguas tranquilas y profundas. Las corrientes y los
vientos son menos severos y permiten el manejo de las unidades instaladas
en el mar, así como la fabricación de muelles para facilitar las operaciones en la
costa. Su fondo se caracteriza por ser rocoso y arenoso en las partes someras,
y lodoso en las profundas, con diversidad de ambiente en espacios reducidos
como los ecosistemas coralinos, praderas de fanerógamas y algas y manglares,
y poca influencia de aguas continentales. Esta serie de bahías se encuentran
bajo la protección de Parques Naturales Nacionales y hasta el momento, la
regulación que existe, impide el desarrollo de proyectos productivos en la
zona. En esta región, se encuentra la bahía de Taganga que no se encuentra
dentro del Parque Tayrona y cuyas características favorecen el desarrollo de
cultivos marinos.
64 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
Figura 30. Mapa de la zona costera del departamento del Magdalena, mostrando las áreas
tradicionales de pesca de langosta, las áreas actualmente otorgadas en concesión y
las áreas que se proponen para continuar con el desarrollo del cultivo de langosta.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 65
De acuerdo con lo anterior, las áreas que podrían presentar vocación para
el cultivo de langosta, serían inicialmente entre la bahía de Taganga y el
sector del aeropuerto, que de acuerdo con los estudios biológicos realizados,
presentan condiciones favorables para su implementación. Posiblemente,
existan más áreas adecuadas para el cultivo de langosta en el Golfo, pero
es necesario realizar los ensayos y evaluaciones pertinentes. Es importante
resaltar que dentro del Plan de Ordenamiento Territorial del departamento
del Magdalena, la zona costera se proyecta únicamente como de expansión
portuaria y turística.
A estos aspectos, se le suma hoy en día, uno de los problemas más sensibles
que aquejan a nuestras costas, como la erosión y el retroceso de playas por
acción natural o antrópica. Este aspecto si bien no afecta directamente el
recurso, sí limita aún más, el posible emplazamiento de puerto enfocado al
sector pesquero y acuicultor.
Como se observó en Jaimes et al. (2004), las áreas destinadas al cultivo pue-
den usarse como áreas de conservación de otras especies. Las jaulas flotantes
funcionan como sistemas de agregación de peces y otros organismos, de tal
forma que los pescadores dedicados a esta práctica, pueden ejercer activida-
des productivas (por ejemplo: manejo de los animales dentro de las jaulas), y
prácticas de conservación (por ejemplo: fuera de la jaula), al limitar la pesca
debajo y en inmediaciones de la jaula, generando áreas protegidas por los
mismos pescadores (Figura 31).
Figura 32. Sistemas artificiales utilizados para la agregación de langostas en áreas dedicadas
a la conservación y pesca; A. EUA; B. México C y D. India y Sureste Asiático.
Arango y Márquez 1995; Cruz et al., 1995; Ragua y Rubio, 1995; Correa, 1997;
Polo y Gallo, 1997; Correa y Manjarrés, 2004; Medina et al., 1996; Cruz et al.,
2007b), siendo menos frecuentes los trabajos relacionados con su ecología
(Herazo, 1971; Riveros, 1972; Arango y Jadid, 1992; Córdoba, 1997; Arango
et al., 1999; Gareth, 2000; Jaimes, 2000; Bermudez et al., 2000; Arango et al.,
2001; Jaimes et al., 2004), los cuales han contribuido en la generación de pro-
puestas para regular las épocas y tallas de captura, así como sus volúmenes,
sobretodo en San Andrés Islas, dejando un vacío en cuanto a la regulación
de áreas y artes de pesca que son más evidentes en el área continental. Si
bien se han realizado esfuerzos para aumentar la producción de langosta,
con mayor empeño en la Guajira (Amézquita et al., 1999; Arango et al., 2001;
Polo y Correa, 1999; Osorio et al., 2001; Jaimes et al., 2004; Viaña et al., 2009),
se ha observado que el mal empleo de estos métodos está contribuyendo al
deterioro del recurso, y no existe normativa alguna que los regule.
El desarrollo mundial del cultivo de langosta está aún bajo diversas investi-
gaciones en las cuales se destacan la formulación de dietas, nutrición, den-
sidades de siembra, valoración de condiciones fisicoquímicas, fitosanitarias,
fisiológicas y manejo postcaptura, entre otras. Sin embargo, aún no se tiene
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 69
Figura 33. A. Langostas cultivadas en jaulas flotantes en Filipinas (Arcenal, 2004); B. Cultivos
en moluscos con los cuales alimentan a las langostas en Vietnam (Tomado de Du,
et al., 2004).
Figura 35. A. Puerto de Santa Marta; B. Zona de desembarco de los pescadores en la bahía de
Santa Marta.
Adicional a estos factores, existe una serie de riesgos en las actividades desa-
rrolladas en el mar, como los cambios climáticos severos debido a huracanes,
tormentas tropicales, El Niño, La Niña e incluso, el calentamiento global que
tienen gran repercusión en la planeación y ejecución de actividades marinas,
sobre todo en sistemas de cultivos fijos en el mar. Dado que apenas se está
logrando visionar el mar como potencial productivo, el desarrollo de estra-
tegias para mitigar dichos eventos, apenas se está cuestionando en Colombia
(DNP, 2007).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 73
Figura 36. A. Maniobras iniciales para el transporte e instalación de las jaulas flotantes; B.
Sistema de pesos muertos modulares para facilitar su transporte e instalación; C.
Malla plástica utilizada inicialmente en el recubrimiento de la estructura sustentante.
74 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes
Figura 37. A, B. Construcción del planchón en fibra y madera utilizado para el montaje de
estructuras y sistema de anclaje; C. Bote utilizado para la alimentación y vigilancia;
y D. motor fuera de borda, carreta metálica, caretas y aletas adquiridos para un
mejor funcionamiento del sistema productivo.
Desde el punto de vista formativo, es necesario el apoyo por parte del Estado
y la empresa privada en la especialización de profesionales y técnicos que
enfoquen sus esfuerzos a salvar los vacíos existentes concernientes al desa-
rrollo del cultivo y abrir espacio para la formación y calificación de operarios
dedicados a las actividades propias de cultivos marinos.
tuvo conciencia de los riesgos y beneficios que este proceso acarrearía y vio
el cultivo como una alternativa viable.
Uno de los propósitos de este trabajo, fue incitar a los pecadores a generar pla-
nes de trabajo en función de pequeñas empresas con todo lo que ello implica
administrativa y logísticamente. Sin embargo y a pesar de contar en algunos
casos, con la capacitación teórica que propicia el SENA, no tienen la suficiente
experiencia en el manejo administrativo y prefieren tener un empleo seguro
que les brinde seguridad y futuro a su familia.
3. Cronograma de actividades.
BLANCO, W., FRAGA, L., TIZOL, R. y ARTILES, M. 2002. Efecto del tipo de alimen-
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