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Cultivo de langosta espinosa

(Panulirus argus)
en jaulas flotantes

Acuicultura marina
y desarrollo comunitario
Cultivo de langosta espinosa
(Panulirus argus)
en jaulas flotantes

Acuicultura marina
y desarrollo comunitario

Juan Carlos Jaimes Martínez


Biólogo Marino, M. Sc., en Gestión y Auditoría
Ambiental en Ciencia y Tecnología Marina

Ramón Alberto Nieto Bernal


Biólogo Marino, M. Sc., en Acuicultura
y Ecología Acuática Tropical

Raúl Hernando López Peralta


Biólogo Marino, M. Sc., Biología Marina, Dr. rer. nat.
Universidad Militar Nueva Granada

Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus), en jaulas flotantes


Acuicultura marina y desarrollo comunitario

Autores: Juan Carlos Jaimes Martínez


Ramón Alberto Nieto Bernal
Raúl Hernando López Peralta

Primera Edición

ISBN:
Coordinación Editorial: División de Publicaciones y Comunicaciones, UMNG
Editorial Periódicas S.A.S.

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alguna, ni por medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico de grabación o fotocopia,
sin permiso del Autor y/o Editorial Universidad Militar Nueva Granada

Página web www.umng.com

Cantidad de ejemplares:

Impreso en Colombia
Contenido

Agradecimientos 15

Introducción 17

1. Generalidades de la pesca marina y acuicultura en Colombia 19

1.1. La pesca de langosta en Colombia 22

2. Consideraciones generales del recurso langosta 27

2.1. Distribución 27
2.2. Ciclo de vida y hábitat 28
2.3. Hábitos alimentarios 31

3. Ensayos de cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) 33

3.1. Desarrollo metodológico del cultivo de langosta 33

3.2. Obtención de puérulos 35

3.2.1. Materiales 35
3.2.2 Método de captura 39
3.2.3. Época y área de captura 41
3.2.4. Manejo de los animales 42
3.2.5. Mantenimiento 42

3.3. Sistemas de pre-engorde y engorde 44

3.3.1. Materiales 44
3.3.2. Método de siembra 48
8 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

3.3.3. Sistema de pre engorde 49


3.3.4. Sistema de engorde 50
3.3.5. Manejo de los animales. 51

3.4. Alimentación 51
3.5. Manejo de depredadores y competidores 52
3.6. Mantenimiento 53

4. Propuesta de manejo del recurso en el departamento


del Magdalena 57

4.1. Estrategias de recuperación y conservación 58


4.2. Ubicación de las unidades productivas 62
4.3. Valor agregado al sistema 66
4.4. Estrategias de manejo 66
4.5. Factores críticos 70
4.6. Consideraciones finales 73
4.7. Marco regulatorio 76

Bibliografía 81
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 9

Listado de figuras

Figura 1. Volúmenes de pesca y acuicultura en Colombia, y su


tendencia entre los años 1995 a 2008 (DNP, 2008). 20

Figura 2. A: Porcentajes de participación de la producción acuí-


cola en Colombia; B: Porcentajes de participación por
área de explotación (ICA, 2011). 22

Figura 3. Comportamiento de las capturas de Panulirus sp. en el


Continente americano y distribución porcentual entre
los continentes que las capturan. 22

Figura 4. Distribución del recurso langosta, zonas costeras y


oceánicas dedicadas a la pesca de langosta espinosa
del género Panulirus en aguas colombianas. 23

Figura 5. Características de la pesca de langosta en Colombia,


teniendo en cuenta la profundidad, el arte utilizado y
25
la talla del animal. Lc: longitud cefalotórax.

Figura 6. Distribución mundial del género Panulirus; A: Distri- 27


bución de P. argus.

Figura 7. Filosomas de P. gracilis y puérulos de P. argus y P. 29


guttatus (fotos: Juan C. Jaimes).

Figura 8. Juveniles y hembra ovada de P. argus (fotos: Juan C. 30


Jaimes).
10 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Figura 9. Ciclo de vida de la langosta espinosa Panulirus argus


(Cruz et al., 1990; Briones et al., 1997). 31

Figura 10 A: Colectores sumergidos; B: Bloques de concreto;


C: Casitas cubanas; D: Jaula flotante, utilizados en la
evaluación del recurso langosta en Santa Marta (fotos:
Juan C. Jaimes, Guillermo Díaz). 33

Figura 11. Algunos tipos de dispositivos flotantes sumergidos y


fijos al fondo, utilizados para la captación de puérulos
de langosta; A: De hendidura, fijo al fondo; B: Cortina
superficial; C: De de hendidura superficial; D: De malla
con flotador interior. E. Bottlebrush. F. Sandwich. 36

Figura 12. Tipos de colectores sumergidos utilizados para evaluar


la captura de puérulos en Colombia; A: Cortina en
líneas, Parque Tayrona (Córdoba 1997); B: GuSi (Gutié-
rrez et al., 1992), Bahía de Taganga y Pozos colorados; C:
Tipo Phillips (1972), y D Sandwich, Isla de Providencia
(Arango et al., 1999; INCODER, 2007). 37

Figura 13. Colectores tipo columna usados para la captación


de semilla en los experimentos de engorde de P. argus;
A: Unidad básica; B: Conjunto de tapas dispuestas en
la línea principal. (fotos: Juan C. Jaimes). 38

Figura 14. Método utilizado para la evaluación de los dispositivos;


A: Columna; B: GuSi. (fotos: Juan C. Jaimes). 39

Figura 15. Método utilizado para revisar los dispositivos flotantes


(fotos: Juan C. Jaimes). 40

Figura 16. A, B: Fauna asociada a borlas sintéticas; C, D: Fau-


na asociada a los ganchos de amarre (fotos: Juan C.
Jaimes). 43
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 11

Figura 17. Sistemas de cultivo en el Sureste de Asia; A: Jaulas flo-


tantes; B: Jaulas de estacas; C: Jaulas metálicas (Tomado
de Tuan y Mao, 2004). 44

Figura 18. Ensamble de la estructura sustentante; A: Montaje de


la base y estructuras laterales; B: Estructura terminada
(fotos: Juan C. Jaimes). 45

Figura 19. Ensamble del sistema de flotación; A: Forma como se


entrelazan las mangueras en la estructura sustentante;
B: Introducción de botellas plásticas; C: Unión de las
mangueras (fotos: Juan C. Jaimes). 45

Figura 20. A: Amarre de la malla a la estructura; B: Líneas de


protección de la malla (fotos: Juan C. Jaimes). 46

Figura 21. A: Fundición de lastres; B: Amarre con cadenas al


lastre y la jaula (fotos: Juan C. Jaimes). 47

Figura 22. A: Montaje final de una bandeja; B: Ensamblaje


de las bandejas dentro de la jaula (fotos: Juan C.
Jaimes). 47

Figura 23. A: Jaula de langosta totalmente ensamblada; B, C:


Botadura de la jaula; D: Disposición final de las jaulas
en el mar (fotos: Juan C. Jaimes). 48

Figura 24. Esquema general de la disposición de dos jaulas flo-


tantes y su sistema de anclaje. 49

Figura 25. A: Siembra de langostas en el sistema de pre engorde;


B, C: Cosecha y resiembra de langostas; D: Juvenil
de langosta mantenido en las jaulas. (Fotos: Juan C.
Jaimes). 50
12 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Figura 26. Desechos del proceso de encarnado de un palangre y


pesca incidental de la pesca artesanal (fotos: Juan C.
Jaimes). 52

Figura 27. Fauna asociada a las jaulas flotantes y colectores flotan-


tes; A: Jaibas (Callinectes sp); B: Cangrejo Rey (Mitras
sp); C: Morena (Muraena sp). 53

Figura 28. A, B, C: Colonias de cirripedios caracucha adherida


a la estructura sustentante, y sistema de flotación;
D: Fauna asociada a las bandejas. 55

Figura 29. Mapa de la zona costera del departamento del Mag-


dalena donde se localizan las diferentes ecorregiones,
Parques Naturales y sistemas estuarinos. 63

Figura 30. Mapa de la zona costera del departamento del Mag-


dalena, mostrando las áreas tradicionales de pesca de
langosta, las áreas actualmente otorgadas en concesión
y las áreas que se proponen para continuar con el de-
sarrollo del cultivo de langosta. 64

Figura 31. Fauna asociada a las jaulas flotantes; A: Mero;


B: Isabelitas. 66

Figura 32. Sistemas artificiales utilizados para la agregación de


langostas en áreas dedicadas a la conservación y pesca;
A: EUA; B: México; C , D India y Sureste Asiático. 67

Figura 33. A: Langostas cultivadas en jaulas flotantes en Filipinas


(Arcenal, 2004); B: Cultivos en moluscos con los cuales
alimentan a las langostas en Vietnam (Tomado de Du,
et al., 2004). 69
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 13

Figura 34. A: Pescadores de la Guajira al terminar su jornada de


pesca; B: Puerto de desembarque, baja Guajira. 71

Figura 35. A: Puerto de Santa Marta; B: Zona de desembarco de


los pescadores en la bahía de Santa Marta. 72

Figura 36. A: Maniobras iniciales para el transporte e instalación


de las jaulas flotantes; B: Sistema de pesos muertos
modulares para facilitar su transporte e instalación;
C: Malla plástica utilizada inicialmente en el recubri-
miento de la estructura sustentante. 73

Figura 37. A, B: Construcción del planchón en fibra y madera


utilizado para el montaje de estructuras y sistema de
anclaje; C: Bote utilizado para la alimentación y vigilan-
cia; y D: motor fuera de borda, carreta metálica, caretas
y aletas adquiridos para un mejor funcionamiento del
sistema productivo. 74

Figura 38. Algunos trabajos Tierra-mar-tierra; A: Mantenimiento


y ensamblaje de jaulas en tierra; B, C: extracción de
las jaulas en mal estado para su reparación y procedi-
mientos de limpieza. 74
A gradecimientos

Este trabajo es el resultado de un esfuerzo conjunto entre la Agencia Ca-


nadiense de Desarrollo Internacional (ACDI), la Embajada de Canadá en
Colombia por medio del señor Jules Audet y la Corporación ECOFONDO
como entidades financiadoras, la Fundación Sila kangama, Corporación
Encuentro y fundación Ranchería como organizaciones ejecutoras y
las organizaciones de pescadores ASOPESTUR, COOPROPES, ADIMUJER
y ASOCIACIÓN DE CHINCHORREROS DE TAGANGA y COOPESTA-
GANGA como grupos beneficiarios de este proceso. De igual forma, a la
colaboración de la Universidad Militar Nueva Granada por la evaluación y
publicación de la investigación, todo ello en el marco del proyecto Nacional
“gestión ambiental participativa para la paz y el desarrollo sostenible en
Colombia 2004 2009”.

El grupo de trabajo dedica especialmente este documento, a los pescadores


Juan de Dios Díaz-Granado, Alfonso Bovea, Álvaro Mozo, Efrain Yanes,
José Castro y Carlos Herrera que apoyaron constantemente el proceso y
brindaron todo su esfuerzo en los momentos más difíciles. Así mismo,
agradecemos la participación de todos los pescadores, mujeres y niños
que de alguna manera se involucraron en el proceso y a la junta directiva
de la Fundación SILA KANGAMA, así como a nuestras familias por su
incondicional apoyo.

Agradecemos el apoyo que nos brindaron las diferentes entidades del


Estado, entidades educativas y privadas que participaron en el proceso, a
las personas que de alguna manera se interesaron y apoyaron las diversas
actividades, así como a las personas que hoy en día ven este proceso como
infructuoso.
16 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

También agradecemos el apoyo de Erick Perera Bravet MSc, investigador


cubano vinculado a la Universidad de La Habana que analizó los datos
obtenidos en los encierros flotantes y planteó algunas recomendaciones al
respecto. Las oportunas correcciones y aportes sugeridos al texto por parte de
Andrés Franco Herrera PhD en Oceanografía, y Juan Pablo de la Roche PhD
en Biología Marina y Acuicultura, así como el apoyo logístico a los estudiantes
de pregrado, Alejandro Guerrero Pérez, María Fernanda Cadena, Juan Pablo
Dallos Rodríguez y Fátima Caterina Botto Lubo.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 17

I ntroducción

La acuicultura en Colombia, es una industria que se ha desarrollando en


espacios continentales, dulceacuícolas y salobres. A partir de los años 90, su
aumento progresivo logró para 2008, 73.236 t, siendo la tilapia responsable
de poco menos de la mitad de dicha producción, la cual se exporta a los
Estados Unidos (ONUDI, 2005; DNP, 2008). En la actualidad, existe gran
interés por parte de inversionistas en continuar y fortalecer esta industria.
Por otra parte, la acuicultura marina apenas asoma con gran expectativa
en el panorama nacional, con algunos experimentos con peces, crustáceos
y moluscos, y es allí donde los esfuerzos por parte de algunas organiza-
ciones internacionales, no gubernamentales y del Estado, apuestan a este
desarrollo costero.

El recurso langosta se viene explotando en las costas colombianas aproxima-


damente desde finales de los años 50 y hoy en día, si bien ha generado buenas
divisas, ha creado problemas de manejo, poniendo en riesgo el recurso y las
empresas que lo comercializan, condición que no es ajena a los principales
países extractores del recurso. Por tal razón, en el ámbito internacional, las
apuestas para el desarrollo del cultivo son altas. Basta con mencionar que el
Sureste asiático exporta langosta cultivada por una cifra cercana a los USD 90
millones (Williams, 2004; Williams, 2009).

Tradicionalmente, la langosta ha sido explotada en forma intensa, en el


archipiélago de San Andrés y Providencia así como en la Guajira; sus niveles
de producción en su conjunto, no superan las 400 t/año cola, con un valor
de exportación que fluctuó entre los USD 4 y los 14 millones entre 2002 y
2004 (Cruz et al., 2007b). En el Archipiélago, la pesca industrial usa las nasas
como método extractivo, mientras que el método artesanal, buceo a pulmón
18 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

y gancho, es muy utilizado por las comunidades de pescadores en las costas


continentales colombianas y ejerce una gran presión sobre las poblaciones
sublegales que tienen cabida en el mercado, a pesar de la reglamentación
existente.

En Colombia, la investigación y fortalecimiento de la pesca de langosta


da sus primeros aportes en la década de los 70, y a partir de entonces, los
esfuerzos se han enfocado, en su mayoría, en las pesquerías. Más reciente
y en menor proporción, aspectos ecológicos y fisiológicos han sido tema de
estudio, así como la búsqueda de alternativas que promuevan un manejo
responsable y aumento de la producción. Por su parte, Bermúdez et al (2002),
mencionan su estado de vulnerabilidad y falta de información sobre este
recurso en el País.

En el ámbito mundial, se ha propuesto métodos alternativos en los cuales


se incluye el cultivo y, aunque su ciclo completo no se haya logrado a nivel
industrial, se abre la posibilidad de proponer un sistema de ciclo abierto con
estrategias de conservación, tras una década de estudios en este sentido. Co-
lombia no ha sido ajena a ello, y su historia en la investigación sobre cultivos
marinos no ha sido extensa, excepto por adelantos muy importantes realizados
por la empresa privada sobre el cultivo de camarón.

Con la visión de generar nuevos espacios productivos, sostenibles, acordes con


el entorno y apoyados en la investigación, junto con alianzas de la academia,
el sector productivo y la comunidad, la fundación Sila Kangama trabajo en
el desarrollo del cultivo semi-intensivo de langostas, como estrategia para el
desarrollo comunitario.

En este documento, se exponen los avances, percances y proyecciones


que esta práctica tiene en Colombia. Además, se ahonda en diversos pasos
fundamentales de esta técnica, explicando metodologías, procedimientos y
resultados. Paralelo a ello, teniendo en cuenta los trabajos adelantados en el
Caribe colombiano, y la información de otros países, también se proponen
estrategias para mejorar, no sólo las condiciones del cultivo, sino también el
desarrollo comunitario y el fortalecimiento de la normatividad.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 19

1.
Generalidades de la pesca marina
y acuicultura en Colombia

El Caribe y el Pacífico colombianos poseen 876.808 Km2 de área marítima te-


rritorial y 3.427 km de línea costera, con una población ribereña estimada en
unos 3.527.942 habitantes (Posada et al., 2008). De estos dos océanos, Colombia
ha extraído en promedio, entre 1998 y 2008, unas 97.043 t/año de productos
marinos, pero se ha observado un descenso del 32% durante esta década. Por
el contrario, con más de 238.000 ha de cuerpos de aguas permanentes (ciéna-
gas, lagunas y embalses), la producción acuícola ha alcanzado en promedio,
unas 50.855 t/año, con un incremento superior al 100% durante este mismo
período (DNP, 2008).

La acuicultura en Colombia, se ha desarrollado en espacios continentales y


salobres. Entre 1950 y 1960, mediante pequeños proyectos rurales en el Valle
del Cauca y zona cafetera de la Región Andina, se experimentó con carpas y
mojarras Cyprinus sp y Oreochromis sp. En los años 70, se fortaleció el proceso
con la transferencia de tecnología, capacitación de profesionales y construc-
ción de estaciones piscícolas como las de Repelón en el Atlántico y Gigante en
el Huila, con el apoyo de diversas entidades como Agency for International
Development (AID), Food and Agriculture Organization of the United Nations
(FAO), Japan International Cooperation Agency (JICA), y Centro Internacio-
nal de Investigación para el Desarrollo (CIID). No obstante, la acuicultura
comercial mantuvo niveles productivos relativamente bajos (3.000 t/año),
hasta finales de los años 80 (ODA, 1991; Beltrán y Villaneda, 2000). A partir
de 1990, se observó un aumento significativo en la producción que alcanzó
en 2008, 73.236 t (DNP, 2008), (Figura 1). En la actualidad, se están cultivando
de forma productiva y experimental, unas 20 especies de peces, ocho de las
cuales son marinas; tres especies de camarón y ocho especies de moluscos; de
todas ellas, la Tilapia es la de mayor aporte con un 42,8% (Corpamag, 1991;
20 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Salazar-Ariza, 1999, 2002; Beltrán y Villaneda, 2000; Botero y Ospina, 2003;


Valero y Caballero, 2003; Botero-Arango y Castaño-Rivera, 2005; FAO, 2006;
Rubio et al., 2006a, 2006b; Lagos, et al., 2007; Velasco y Barros, 2008; Gómez
et al., 2009).

Figura 1. Volúmenes de pesca y acuicultura en Colombia, y su tendencia entre los


años 1995 a 2008 (DNP, 2008).

La pesca, contrario a la acuicultura, presenta una larga tradición en Colombia.


Los nativos que habitaron zonas ribereñas y costeras, capturaron tortugas,
manatíes, peces, moluscos y crustáceos con el fin de suplir algunas de sus
necesidades alimenticias y para ello, utilizaron redes, trampas o arpones
(Gómez-Canchong et al., 2004). En la época de la colonia, la ostra perlera
Pinctada imbricata fue intensamente explotada mediante la técnica del buceo
a pulmón a lo largo del litoral de la Guajira en Colombia y en las costas orien-
tales de Venezuela, hasta agotar el recurso (Borrero et al., 1996; Guerra, 1999).

Sólo hasta 1957, Estados Unidos realizó el primer crucero de investigación


pesquera en el Pacífico, y dio inicio a la pesca industrial del camarón, que se
extendió posteriormente al Atlántico en los años 60. A mediados de esa década,
el Departamento Administrativo de Planeación realizó un diagnóstico sobre la
pesca artesanal e industrial marítima en Colombia, evaluando toda la cadena
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 21

productiva, con el fin de integrar esa actividad en los planes de desarrollo del
País (Cordini y Jaramillo, 1965); 16 años después, en 1981, la FAO junto con
el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INDERENA), el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y el JICA, efectuaron algu-
nas prospecciones encaminadas a establecer índices de abundancia relativa
de peces comerciales. A finales de esta década, la pesca del atún adquirió
fuerza (IMR, 1989). Desde 1975, la pesca del Pacífico ha sido superior a la del
Atlántico, y en 1988, esta diferencia aumentó significativamente, debido al
auge de la extracción industrial de los atunes (ODA., 1991; Gutiérrez, 1991;
Gómez-Canchong et al., 2004).

A finales de la década de los 80, las capturas promediaban las 80.000 t/año,
de las cuales 50.000 t provenían de la pesca continental y las restantes eran
marinas. En esta época, estrategias como la creación del Centro de Servicio
al Pescador Artesanal (CESPA), centraron su esfuerzo en organizar comuni-
dades de pescadores, adecuar la capacidad de bodegaje, centros operacio-
nales, transporte y distribución, así como asistencia técnica y operaciones
de mercadeo.

A partir de la década de los 90, se han hecho algunos esfuerzos pun-


tuales como el inventario de la flota pesquera artesanal e industrial del Caribe
colombiano, y se han ejecutado algunos proyectos de investigación como el
que desarrolló los programas UE-PECALA 87/21 (1989-1991), e INPA/VECEP/
UE, 1993-1998). De igual manera, se ha apoyado la pesca artesanal con la
capacitación en el manejo de diferentes artes de pesca y trabajos enfocados
a localizar y caracterizar nuevos caladeros de pesca (ODA, 1991; Wong, 1995;
Zúñiga, 1996; Correa, 1998; Manjarrés, 1999, 2004; Gómez-Canchong et al.,
2004).

La pesca en Colombia, se desarrolla en gran medida en el océano Pacífico,


siendo la pesca industrial la de mayor esfuerzo (Figura 2), (INPA, 2001; ONU-
DI, 2005; DNP, 2008). De acuerdo con el DANE (2007), en el año 2005, la pesca
(incluida la acuicultura), aportó $1’134.825.000 (0.4%), al Producto Interno
Bruto (PIB), y fue la acuicultura el mayor aportante.
22 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

A B

Figura 2. A. Porcentajes de participación de la producción acuícola en Colombia;


B. Porcentajes de participación por área de explotación (ICA, 2011).

1.1. La pesca de langosta en Colombia

La pesca de langosta espinosa Panulirus sp. del Continente americano, repre-


sentó aproximadamente el 87% de la producción mundial, la cual se estimó
en 39.509 t/año. Sus principales productores en el Continente, fueron: Baha-
mas (8.279 t/año), Brasil (6.812 t/año), Cuba (6.204 t/año), Nicaragua (4.330 t/
año), Honduras (2.836 t/año), México (2.519 t/año), y Estados Unidos (2.346
t/año). Colombia promedió 299 t/año de los desembarques totales compren-
didos entre 1998 y 2010. Durante este período se observó una tendencia a
la disminución en las capturas (Figura 3), (FAO 2011).

Figura 3. Comportamiento de las capturas de Panulirus sp. en el Continente americano


y distribución porcentual entre los continentes que las capturan.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 23

En el departamento de la Guajira, la pesca de langosta con fines comerciales,


inició aproximadamente en los años 60, y adquirió mayor importancia a fi-
nales de esa década, cuando se implementó la nasa langostera como método
de captura, y en los años 70, se lograron unas 56 t/año (Cordini y Jaramillo,
1965; Alegría, 1971). Posteriormente, la industria langostera declinó, pero dejó
a los pobladores locales, la metodología de captura que se extendió en forma
paulatina al resto de las costas colombianas, y avanzó hasta el departamento
de Sucre (Figura 4). A mediados de los años 90, la pesca de langosta logró
superar las 300 t/año e incorporó otros métodos de captura como la red lan-
gostera y los refugios artificiales, por ejemplo: casitas cubanas, llantas, chatarra
o cualquier objeto que fomente la agregación de individuos (Amézquita et al.,
1999; Correa y Manjarrés, 2004).

Figura 4. Distribución del recurso langosta, zonas costeras y oceánicas dedicadas a la pesca
de langosta espinosa del género Panulirus en aguas colombianas.
24 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

A finales de los años 90, la captura de langosta aportó aproximada-


mente el 0.4% a la producción nacional pesquera, y en ella se inclu-
yeron tres especies de langosta espinosa: Panulirus argus, P. guttatus, P.
laevicauda y tres especies de langostas chinas: Scyllarides aequinoctialis, S.
delfosi y Parribacus antarticus capturadas en el Caribe, así como Panulirus
gracillis en el Pacífico. De ellas, P. argus representa el 97% de las captu-
ras en Colombia (INPA, 2001; FAO, 2003a). En el Archipiélago de San
Andrés y Providencia, específicamente en Luna Verde, región central y
cayos del Norte y Sur (ca. 818.700 ha), mediante métodos de extracción
artesanal y principalmente industrial, se capturaron cerca de 300 t/cola/
año (Cruz et al., 2007b). Por el contrario, en el Caribe continental, la pesca
se ha caracterizado por ser de tipo artesanal y se ha desarrollado en los
departamentos de la Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar y Córdoba,
en extensas áreas de pastos marinos y zonas arrecifales (ca. 106.890 ha),
capturando en su conjunto, unas 271 t/año. Por su parte, en la costa del
Pacífico, en el departamento del Chocó, se extrae en promedio, 3.3 t/año
de P. gracillis sobre un área arrecifal aproximada de 1.470 ha. Allí, la in-
formación de capturas es precaria y no especifican si se trata de langosta
entera o cola, lo cual dificulta el cálculo sobre la producción nacional de
langosta. En el océano Pacífico colombiano (OPC), esta especie junto con
P. inflatus y P. pecillinatus, aparece en las islas Malpelo y Gorgona, y en
bahía Málaga, aunque de estas dos últimas no se reportan capturas (Abele,
1975; Lemaitre y Álvarez, 1992; Díaz et al., 2000; Bermúdez et al., 2000;
Gallo et al., 2001; INPA, 2001; Díaz et al., 2003; FAO, 2003a; INCODER,
2004; Lazarus y Cantera, 2007).; No obstante, Cruz et al. (2007), mencio-
nan que en Colombia, la producción está cercana a las 1.087 t/año, que
equivalen a unas 329 t/cola de P. argus.

Según Correa y Manjarrés (2004), existen unas 120 redes langosteras, 339
casitas cubanas más las no registradas, un número indeterminado de nasas
y unos 305 pescadores permanentes en el departamento de la Guajira. En
el departamento del Magdalena, se registran unas 110 personas dedicadas
a la pesca de langosta (Jaimes et al., 2004), de las cuales el 90% son buzos
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 25

solitarios que no cuentan con embarcaciones y recorren las zonas litorales


permanentemente e incluso, viajan a la Guajira en época de lluvias «bonanza».
Este grupo practica el buceo a pulmón y captura la langosta con gancho; de
ellos, sólo un pequeño grupo posee embarcación (Grupo de Taganga), y su
pesca se concentra en el sector del Parque Tayrona. De los departamentos de
Atlántico, Bolívar, Córdoba y Chocó, no se tiene referencia sobre el número
de pescadores que dependan permanentemente de este recurso. Sin embar-
go, se han realizado esfuerzos para mejorar las técnicas de extracción en el
departamento del Atlántico, al introducir nasas langosteras tipo hondureña
(Viaña et al., 2009). Teniendo en cuenta los trabajos anteriormente menciona-
dos y las observaciones personales, se podría decir que la pesca de langosta
en Colombia, captura en los primeros 16 m de profundidad, una población en
su gran mayoría juvenil y a partir de esta profundidad, aumenta la frecuencia
de captura de tallas mayores (Figura 5).

Figura 5. Características de la pesca de langosta en Colombia, teniendo en cuenta la


profundidad, el arte utilizado y la talla del animal. Lc: longitud cefalotórax.

La flota industrial dedicada a la pesca de langosta en el Archipiélago de


San Andrés y Providencia, se estimó en unas 37 motonaves, de la cuales
25 son hondureñas, siete de bandera nacional, dos de Belice, una de
Estados Unidos y otra británica (FAO, 2003a). Por su parte (Cruz et al.,
26 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

2007b), reportaron 116 pescadores artesanales dedicados a esta actividad


en Providencia y Santa Catalina. Según el INPA (2001), y el DANE (2006),
las exportaciones de langosta entre los años 1993 y 2005 a Estados Unidos,
España, Italia, Antillas Holandesas, Martinica y Aruba, alcanzaron un pro-
medio de 892 t/año, por un valor estimado de USD 13.700.000, de los cuales
el 82% correspondió a las Islas de San Andrés y Providencia en 2005. Sin
embargo, en 1999 se importó langosta desde Cuba (1,51 t), España (0,91
t), y Estados Unidos (3,13 t).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 27

2.
Consideraciones generales
del recurso langosta

2.1. Distribución

La langosta espinosa, nombre común dado a los crustáceos pertenecientes


al género Panulirus, presenta 20 especies distribuidas en aguas tropicales y
subtropicales de todo el Mundo (Figura 6). Particularmente, P. argus presenta
uno de los rangos de distribución vertical más amplio, superando los 100 m
de profundidad y se encuentran ejemplares desde Bermudas, hasta Río de
Janeiro en Brasil, abarcando parte de la zona costera de Norteamérica, toda
Centroamérica y parte de Suramérica, siendo muy rara la presencia en el
Golfo de México. De igual manera, se encuentra en todas las Antillas del Gran
Caribe y la costa Oeste de África (Cruz et al., 1990; Phillips et al., 1994; Phillips
y Melville-Smith, 2006; Holthuis, 1991).

Figura 6. Distribución mundial del género Panulirus; A. Distribución de P. argus.

Como se mencionó anteriormente, en Colombia se reportan seis géneros


de Panulirus distribuidos equitativamente entre las dos costas, y también se
28 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

observan en islas continentales y oceánicas (Abele, 1975; Puentes et al., 1990;


Arango y Jadid, 1992; Lemaitre y Álvarez-León, 1992; Arango y Márquez,
1995; Cruz et al., 1995; Correa, 1997; Bermúdez et al., 2000).

2.2. Ciclo de vida y hábitat

La ontogenia de P. argus es muy compleja y prolongada. El desarrollo de la


fase planctónica se lleva a cabo mediante 11 estadios larvarios phyllosomas
(= filosomas), con una duración estimada entre seis y 12 meses (Kittaka, 1994),
tiempo en el cual recorre grandes distancias que según Silderman et al. (1994)
y Diniz et al. (2004), favorece su distribución y mezcla poblacional. En el Pa-
cífico colombiano, se ha observado una mezcla de filosomas de P. gracilis en
diferentes estadios y en estaciones relativamente lejanas a la costa (Jaimes y
López, 2008). Al finalizar este período pelágico cerca de la plataforma conti-
nental, patrones de circulación oceánica como las surgencias, pueden favorecer
su metamorfosis a puerulus (= puérulos), y permitir además a las pequeñas
langostas (palinúridos y jasus), penetrar en zonas costeras, donde se refugian
en áreas bentónicas someras y no es éste, el único mecanismo que permite el
asentamiento postlarvario (Phillips et al. (1978), Yoshimura, (1999), Keulder
(2005), Jaimes et al. (en evaluación), entre otros. Casi una semana después de
su asentamiento, mudan de exoesqueleto, y se convierten en postpuerulus (=
postpuérulos) (Figura 7).

Durante los próximos ocho meses, estas pequeñas langostas habitan sus-
tratos de alta complejidad estructural, como pastos marinos, sistemas de
manglar y praderas algales con gran preferencia a la Laurensia sp. (Herrn-
kind y Butler, 1986; Lalana et al., 1989). Cumplido este período se diferencian
sexualmente y pasan a ser juveniles (Figura 8) con una talla promedio de 16
mm cefalotórax (Lc), e inician un comportamiento gregario. Un año después
y en hábitats menos complejos y más profundos, llegan a medir 70 mm Lc
madurando sexualmente convirtiéndose en la población adulta (Whitam et
al., 1968; Cruz et al., 1990, 2001, 2007a; Phillips et al., 1994; Briones et al., 1997)
(Figura 8). En áreas relativamente profundas la población madura inicia los
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 29

Figura 7. Filosomas de P. gracilis y puérulos de P. argus y P. guttatus (fotos: Juan C. Jaimes).

proceso de reproducción los cuales están estrechamente ligados a condiciones


medioambientales y allí, mediante un elaborado cortejo, la hembra recibe del
macho su carga espermática que es depositada en el esternón y posteriormente
se endurece, tres semanas después la hembra raspa su carga espermática con
su quinto par de patas, simultáneamente libera los huevos que se fecundan y
son depositados en la parte ventral del abdomen conservándolos allí durante
otras tres semanas aproximadamente, al término de este período son final-
mente liberadas las filosomas que son dispersadas por las corrientes marinas
(Cruz et al., 1990).

La fecundidad y frecuencia de postura de los palinúridos está relacionada


con su edad y tamaño (Figura 8), de tal forma que hembras recién madura-
das producen entre 100.000 y 500.000 huevos con una frecuencia anual. En
la medida en que va creciendo, el número de huevos por postura aumenta
hasta alcanzar los 2.000.000 aproximadamente, y su frecuencia anual alcanza
las dos posturas (Briones et al., 1997; Cruz et al., 2001). Por otra parte y al
igual que los demás crustáceos, su crecimiento se realiza mediante proce-
sos de ecdisis, en el cual el animal se libera de su exoesqueleto, aumenta
30 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Figura 8. Juveniles y hembra ovada de P. argus


(fotos: Juan C. Jaimes).

de tamaño y endurece la nueva cutícula,


evento que encierra complejos pasos me-
tabólicos (García y Kensler, 1980 Lipcius
y Cobb, 1994).

La abundancia de P. argus y en general


de los palinúridos en un área, deter-
minada depende entre otros factores,
del stock reproductor con una elevada
fecundidad que de acuerdo con Cruz
et al. (2007b), son los adultos con tallas
superiores a los 140 mm Lc, de las co-
rrientes marinas que dispersen o reten-
gan las larvas, de la oferta de refugio
y alimento, y de los depredadores que
regulan la población (Figura 9). (Cruz
et al., 1990, 2001; Phillips et al., 1994;
Briones et al., 1997).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 31

Figura 9. Ciclo de vida de la langosta espinosa Panulirus argus (Cruz et al., 1990; Briones et al.,
1997).

2.3. Hábitos alimentarios

La dieta de las langostas es muy variada; en general, son omnívoras oportu-


nistas, lo cual significa que aprovechan cualquier fuente de alimento, pero
prefieren los moluscos y crustáceos. Sus depredadores también son variados
y cambian según el tamaño de las langostas; por lo general, los peces de gran
tamaño como meros, pargos y tiburón gato, son sus principales depredado-
res, pero también pueden ser la dieta de tortugas, pulpos y rayas (Colinas y
Briones, 1990; Briones et al., 1997; Lopeztegui y Capetillo, 2006).
3.
Ensayos de cultivo de langosta
espinosa (Panulirus argus)

3.1. Desarrollo metodológico del cultivo de langosta

En Colombia, el desarrollo de métodos alternativos enfocados al manejo del


recurso langosta ha sido muy incipiente y relativamente reciente. Los pocos
trabajos que existen se han enfocado en la evaluación de algunas dietas y en
el manejo de diferentes densidades de siembra en condiciones controladas

Figura 10. A. Colectores sumergidos; B. Bloques de concreto; C. Casitas cubanas; D. Jaula


flotante, utilizados en la evaluación del recurso langosta en Santa Marta (fotos:
Juan C. Jaimes, Guillermo Díaz).
34 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

y semicontroladas (Eslava, 1986; Córdoba, 1997). Entre los años 2002 y 2004,
teniendo en cuenta las metodologías utilizadas para valorar las diferentes
fases de desarrollo del recurso (Cruz, 2002), se buscaron nuevas alternativas
de manejo responsable en la región de Santa Marta, se evaluó inicialmente
el asentamiento postlarvario; el reclutamiento de juveniles y adultos, así
como la descripción de la pesca artesanal y su entorno socioeconómico. De
igual manera, se analizaron muestras de zooplancton tomadas en el Caribe
colombiano (Jaimes et al., 2004; Medellín 2005), y adicional a ello, se realizó
un primer ensayo de engorde en una jaula flotante (Figuras 10 A, B, C).

Dentro de los resultados más relevantes, se destacó un bajo reclutamiento


de población joven y adulta en las áreas naturales, a pesar de un alto nivel
de asentamiento postlarvario (Jaimes et al., en evaluación), hecho que entre
otros factores, puede atribuirse a la poca oferta de áreas adecuadas para la
sobrevivencia de juveniles y adultos. También se determinó que pescadores
artesanales, ejercen el mayor esfuerzo pesquero en poblaciones de langosta
con tallas inferiores a la reglamentaria y que las filosomas en el área de Santa
Marta, presentan una distribución amplia pero con baja abundancia, similar en
otras áreas del Caribe (Jaimes et al., 2004). En cuanto a los ensayos de cultivo,
el crecimiento en talla observado fue relativamente rápido y el manejo técnico
de los animales no fue tan complicado. Sin embargo, la escala del ensayo y
la inexperiencia en el manejo de estructuras flotantes, causó fallas en algu-
nos procedimientos metodológicos que impidieron una toma de datos más
rigurosa (Jaimes et al., 2004). En consecuencia, se evidenció un mal manejo
de la pesquería, que las pocas áreas que existen ofrecen un limitado hábitat
adecuado para poblaciones jóvenes lo cual restringiría toda el área para la
pesca, que existe una población que depende directamente del recurso y fi-
nalmente, que es posible desarrollar un método alternativo para el manejo del
recurso como lo hacen o lo vienen investigando otros países del Mundo. En
cuanto a la evaluación, también se adelantaron investigaciones sobre la fauna
asociada con los diferentes refugios implementados (Nieto, 2004; Martínez,
2005; Rubio, 2005; Delgadillo, 2009), registro de larvas zoeas de decápodos
(Medellín et al., 2009) y la caracterización del fondo marino en el sector del
aeropuerto de Santa Marta (Ramírez y Valencia, 2005).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 35

Teniendo en cuenta los anteriores resultados, a finales de 2004 se inició la


segunda fase, que enfocó su esfuerzo en la evaluación del reclutamiento
poslarvario y el desarrollo de nuevos métodos para impulsar el levante de
langosta en sistemas flotantes.

Este nuevo trabajo se construyó y fortaleció con la intervención de la co-


munidad de pescadores del sector del aeropuerto y la bahía de Taganga,
visionando el fortalecimiento al desarrollo tecnológico de la acuicultura;
impulsando la actitud hacia el cambio en el manejo de nuestros recursos y
fortaleciendo el arraigo de los pescadores artesanales a sus áreas tradicionales
de pesca, como apuesta a una estrategia de manejo de los recurso marinos.

El cultivo de langosta que se adelantó fue de carácter marino, cercano a


la línea de costa, semi-intensivo y de ciclo incompleto (Jaimes et al., 2009).
Consistió básicamente en capturar puérulos del medio natural, criarlos en
jaulas flotantes, alimentándolos y cuidándolos, hasta obtener langostas con
la talla superior a los 210 mm Lt que equivalen a 69 mm Lc y un peso total
mínimo de 385 g reglamentado por el INCODER (INPA, 1995).

Al comienzo de esta sección, se hace una descripción de los materiales y


métodos utilizados en el presente estudio y en otros países, para la captación
de puérulos, y el montaje de jaulas como unidad productiva; además, se
presentan algunos resultados biológicos y ambientales, y el desarrollo de
prototipos de dispositivos artificiales sumergidos (DAS), y jaulas flotantes
para utilizar.

3.2. Obtención de puérulos

3.2.1. Materiales

En algunas regiones del Gran Caribe, Brasil y Australia, se han desarrollado


diversos dispositivos flotantes, sumergidos y fijos al fondo para capturar
puérulos de los géneros Panulirus y Jasus (Whitam, et al., 1968; Phillips, 1972;
Gutiérrez et al., 1992; Mills y Crear, 2001, 2004; Cruz, R. com per), bien sea para
36 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

la evaluación del reclutamiento y el pronóstico de capturas en la pesquería o


para la obtención de puérulos con fines de cultivo, por ejemplo: de hendidura,
fijo al fondo, cortina superficial, de hendidura superficial, de malla con flotador
interior, Bottlebrush o sandwich (Figuras 11 A, B, C, D, E y F).

Los artefactos utilizados para evaluar la población, si bien capturan un buen


número de puérulos, no son ideales para el funcionamiento de un cultivo
a mediana o gran escala. Los que tengan este propósito, deben evaluarse
desde el punto de vista costo-beneficio, de manera que sean de fabricación
económica, fáciles de manipular y con una disposición en serie (ejemplo:
longline), para capturar una cantidad elevada de individuos (Mills y Crear,
2001, 2004).

Figura 11. Algunos tipos de dispositivos flotantes sumergidos y fijos al fondo, utilizados
para la captación de puérulos de langosta; A. De hendidura, fijo al fondo;
B. Cortina superficial; C. De de hendidura superficial; D. De malla con flotador
interior. E. Bottlebrush. F. Sandwich.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 37

Hasta mediados de 2008, en Colombia se han utilizado algunos dispositivos


sumergidos para la evaluación del asentamiento; en general, presentan una
estructura similar a las áreas naturales donde permanecen los puérulos y
las modificaciones a otras versiones, obedecen básicamente a los materiales
utilizados en su construcción. Los que presentan una mayor retención de in-
dividuos, son aquellos cuya estructura imita un grupo de algas y les brindan
mayor protección (Córdoba, 1997; Arango et al., 1999; Jaimes, 2000 y Jaimes
et al., 2004, 2009; INCODER, 2007) (Figura 12).

Figura 12. Tipos de colectores sumergidos utilizados para evaluar la captura de puérulos en
Colombia; A. Cortina en líneas, Parque Tayrona (Córdoba 1997); B. GuSi (Gutié-
rrez et al., 1992), Bahía de Taganga y Pozos colorados; C. Tipo Phillips (1972), y D
Sandwich, Isla de Providencia (Arango et al., 1999; INCODER, 2007).

Como apoyo a la evaluación de P. argus en la región de Santa Marta, se han


venido utilizando dispositivos GuSi durante los últimos años. La Funda-
ción Sila Kangama ha desarrollado otro, de tipo columna, que disminuye el
esfuerzo de captura de semilla, bien sea para repoblación o para el cultivo
de esta especie en dicha región. Como estrategia formativa, el ensamblaje e
instalación se realizó con la comunidad.

Un dispositivo GuSi modificado consiste en una caneca plástica de 5 galones


invertida, con 40 borlas de fibras de polietileno de 45 cm de largo, sujetas
alrededor mediante pequeños amarres plásticos. Las fibras son recicladas de
cabos de amarre de embarcaciones de gran calado. La caneca tiene cabos en
la parte superior e inferior, para mantener el dispositivo sujeto a la boya de
flotación o a la línea principal, y se fija al fondo con un bloque de concreto de
38 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

10 Kg. Como medida preventiva, los cabos poseen una manguera de polipro-
pileno en sus extremos, para protegerlos del efecto abrasivo que produce el
roce. La línea de amarre cuenta con una serie de ganchos para quitar y poner
los dispositivos de la línea principal (Figura 12 B).

Para capturar puérulos y utilizarlos en los ensayos de engorde, se emplearon


dispositivos de columna que consisten en una serie de tres tapas plásticas de
32 cm de diámetro, unidas entre sí por un cabo que atraviesa la mitad de cada
tapa, a cuya cara inferior se amarran ocho borlas sintéticas de 45 cm de largo.
Entre tapa y tapa, se deja una distancia de 0.85 m, lo cual proporciona a la
columna, una altura de 2.15 m. Para lograr su verticalidad, la parte inferior
de la línea principal se ata a un lastre y la superior a una boya. Cada columna
posee 24 borlas en total. Durante este ensayo se dispusieron por línea tres
colectores. Antes de ser llevados a la superficie, alrededor de cada dispositivo
se dispone una bolsa o malla cilíndrica para evitar la pérdida de puérulos
(Jaimes et al., en preparación.): (Figura 13).

Figura 13. Colectores tipo columna usados para la captación de semilla en los experimentos
de engorde de P. argus; A. Unidad básica; B. Conjunto de tapas dispuestas en la
línea principal. (fotos: Juan C. Jaimes).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 39

3.2.2 Método de captura

Se requiere equipos de buceo autónomo, debido a la profundidad en don-


de se ubicaron los dispositivos GuSi modificados y de columna. Ambos se
cubren inicialmente con las bolsas, para evitar la pérdida de langostas en
las maniobras de liberación de la línea principal, y al subir las bolsas al bote
(Figura 14).

Figura 14. Método utilizado para la evaluación de los dispositivos; A. Columna; B. GuSi. (fotos:
Juan C. Jaimes).
40 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Una vez cubiertos, los dispositivos se izan uno por uno; ya en cubierta, en el
caso de los GuSi, se sacuden dentro de la bolsa y luego se sacan y se repite la
acción sobre la cubierta del bote, donde caen las últimas langostas para ser
colocadas inmediatamente en un recipiente con agua de mar. La extracción de
las langostas de los colectores de columna, se hace de forma similar al anterior
la diferencia es que este procedimiento se hace por secciones; la operación se
repite con los módulos siguientes y la fauna asociada es liberada (Figura 15).

Terminada la captura, los dispositivos se ponen nuevamente en las líneas


principales; en esta tarea -y como ayuda a los buzos- los dispositivos son ba-
jados con un lastre pequeño, por una línea paralela a las líneas principales. La
operación de instalación puede realizarse inicialmente, por cualquier extremo
del dispositivo; se recomienda planear la inmersión y controlar los tiempos
de buceo, con el fin de evitar problemas de descompresión.

Figura 15. Método utilizado para revisar los dispositivos flotantes (fotos: Juan C. Jaimes).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 41

3.2.3. Época y área de captura

Como ya se mencionó, el asentamiento de puérulos ocurre por lo general, a


lo largo de la línea de costa, pero en determinados lugares y ocasiones, la in-
tensidad del asentamiento puede ser significativamente diferente. En la bahía
de Taganga (región de Santa Marta), el índice de asentamiento aumenta en
las épocas secas, tiende a disminuir pasado este periodo, y presenta un leve
ascenso en las épocas de lluvias. Este evento, entre otras razones, posiblemente
tiene relación con las corrientes superficiales del Gran Caribe, corrientes loca-
les y condiciones reproductivas propias de P. argus (Córdoba, 1997; Andrade,
2001; Jaimes et al., 2004; Jaimes et al., en evaluación).

Para evidenciar con mayor claridad la tendencia del asentamiento en la región,


es importante continuar con los trabajos de seguimiento, porque en la medida
en que se tenga mayor información, proporcionarán datos más confiables a
la hora de programar y optimizar esfuerzos en las capturas de puérulos, bien
sea para estrategias de evaluación, conservación o en actividades propias del
cultivo, como programación de siembras y por supuesto, la evaluación de los
métodos más prácticos para dicho fin.

De acuerdo con las observaciones, la bahía de Taganga es la zona de ma-


yor asentamiento postlarvario, comparada con las de El Rodadero y Pozos
Colorados y, a diferencia de otros estudios en el Caribe, registra un asen-
tamiento intenso entre los 10-15 m de profundidad en comparación con lo
observado por Córdoba (1997). Es importante recordar que el mayor índice
de asentamiento se registra entre cuarto menguante y luna nueva, similar
a lo observado en todo el Gran Caribe (Herrnkind et al., 1994).

En general, para poder determinar cuáles son las áreas que presentan un buen
asentamiento y establecer el lugar donde se realizará el mayor esfuerzo para
la captura de los puérulos, es necesario contar con un estudio previo sobre la
variabilidad espacio-temporal de dicho asentamiento. Este evento debe ser
estimado como uno de los soportes para el manejo responsable del recurso
con esta metodología, así como para la factibilidad del cultivo en la zona que
se desee trabajar.
42 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

3.2.4. Manejo de los animales

Es importante resaltar que la manipulación de los animales influye en su


supervivencia y por ende, puede afectar la producción. Existe una serie de
recomendaciones para el manejo post-captura, con el fin de mitigar el estrés
por la manipulación o mutilaciones:

• Es recomendable que la captura de los ejemplares se realice cuando la


mayoría esté en fase de postpuerulos (luna nueva).

• Al sacar el dispositivo del agua, no debe ser apoyado sobre alguna estruc-
tura y una vez en cubierta, sacudirse suavemente y tomar las langostas
lo más rápido posible. Se recomienda efectuar esta operación a la sombra
y en ningún momento dejarlas bajo el Sol, en seco o que la temperatura
del agua de acopio de los organismos supere los 30º C.

• Dentro de la embarcación, la densidad de acopio no debe ser alta y es


necesario disponer de un aireador; de no ser así, se recomienda hacer
recambios en forma permanente. El manejo ideal debe incluir viveros
equipados especialmente para el transporte de la semilla.

• La semilla obtenida debe sembrarse en el menor tiempo posible, evitando


dejarla en sistemas cerrados como acuarios, por tiempo prolongado. De
acuerdo con la experiencia, en estos sistemas ocurren alta mortalidad,
a pesar de contar con buena calidad de agua y alimentación; además,
aumenta el esfuerzo y eleva costos operacionales.

3.2.5. Mantenimiento

Todos los colectores una vez fuera del agua y retiradas las langostas, se lim-
pian manualmente y se les quita la fauna asociada, pues con el tiempo, las
fibras se van compactando, pierden área de superficie y aumentan de peso. Se
debe contar además, con algunas borlas sintéticas de repuesto para mantener
los colectores 100% disponibles para la recepción de puérulos. Los cabos de
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 43

amarre, los ganchos, boyas y demás elementos estructurales, deben revisarse


por lo menos una vez cada dos meses, para evitar pérdida de colectores.

Esta fauna asociada denominada Fouling, genera gran riesgo de producir


heridas a los operarios, por lo cual se recomienda, contar con buena pro-
tección, sobre todo en las manos. De igual manera, es bueno disponer de
módulos de repuesto para intercambiarlos periódicamente y hacer su mante-
nimiento en tierra. Las tapas, las cintas de amarre y los mechones utilizados,
tienen un tiempo de vida media cercana a un año (Figura 16).

Figura 16. A, B. Fauna asociada a borlas sintéticas; C, D. Fauna asociada a los ganchos de
amarre (fotos: Juan C. Jaimes).
44 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

3.3. Sistemas de pre-engorde y engorde

Todos los trabajos realizados para el ensamblaje de las jaulas flotantes, la


construcción de los pesos muertos y su botadura, se realizaron con la comu-
nidad de pescadores artesanales. Los diseños fueron elaborados por el equipo
técnico de la fundación Sila Kangama y sus mejoras o cambios se adelantaron
junto con la comunidad.

3.3.1. Materiales

En los cultivos de langostas implementados en el Sureste de Asia, se han


utilizado diferentes artes con materiales de bajo costo y adquisición, entre
los cuales se destacan tres tipos: 1) Jaulas flotantes que son como pequeñas
casas flotantes soportadas por marcos de madera que flotan con la ayuda de
una serie de boyas. 2) Jaulas hechas con estacas de madera fijas al fondo, y 3)
Jaulas sumergidas en el fondo que son más pequeñas y de armazón metálico
(Tuan y Mao, 2004), (Figuras 17A, B y C).

Figura 17. Sistemas de cultivo en el Sureste de Asia; A. Jaulas flotantes; B. Jaulas de estacas;
C. Jaulas metálicas (Tomado de Tuan y Mao, 2004).

La jaula flotante utilizada en este proyecto, presentó varias partes que se


nombraron, adoptando la terminología de Athanasiadis (2002), presenta una
estructura sustentante fabricada en madera plástica, cuyos puntos de unión
fueron reforzados con tornillería de acero inoxidable. Las dimensiones de la
estructura fueron 2,5 x 2,0 x 2,0 m, para un volumen de 10 m3. En cada uno
de los listones horizontales, la estructura contó con una serie de ganchos que
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 45

sirvieron de punto de sujeción a la malla. El peso aproximado de la estructura


fue de 100 Kg (Figuras 18A y B).

A B
Figura 18. Ensamble de la estructura sustentante; A. Montaje de la base y estructuras laterales;
B. Estructura terminada (fotos: Juan C. Jaimes).

El sistema de flotación constó básicamente de cuatro mangueras de polietileno


de tres pulgadas de diámetro, a las cuales se les introdujo botellas plásticas
pequeñas, cada manguera se entrelazó con la estructura sustentante y se
unieron entre sí con un par de abrazaderas de acero inoxidable. Finalmente,
estas uniones fueron recubiertas con neumático (Figuras 19A, B y C). Este
método permite a la jaula, una flotabilidad positiva muy buena que incluso
puede mantenerla a flote con gran cantidad de fauna asociada.

Figura 19. Ensamble del sistema de flotación; A. Forma como se entrelazan las mangueras
en la estructura sustentante; B. Introducción de botellas plásticas; C. Unión de las
mangueras (fotos: Juan C. Jaimes).
46 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

El recinto o la jaula propiamente dicha, están conformados por una red de


nylon de ¾ de pulgada de ojo de malla sin nudo que tiene la misma forma
que la estructura sustentante; esta malla se sujeta con unos pequeños ganchos
que se ajustan a las perforaciones de la estructura. Es importante que la malla
no quede tocando alguna superficie, pues con el tiempo, se rompe con el roce
de cualquier elemento (Figuras 20A y B). Con este sistema, la malla puede ser
liberada de la estructura para mantenimiento o cosechas, y en el mar, se deja
la estructura sustentante.

Figura 20. A. Amarre de la malla a la estructura; B. Líneas de protección de la malla (fotos:


Juan C. Jaimes).

El desarrollo e implementación del sistema de anclaje, al igual que la malla y


el sistema de flotación, pasaron por varias etapas de diseño, en las cuales se
ensayaron algunos modelos. En este documento, se menciona el que final-
mente quedó. El sistema de anclaje constó de varias secciones: la primera es
una cadena galvanizada que sujeta la estructura en uno de sus vértices; la
segunda sección constó de una boya estabilizadora que se amarra a la cadena,
a unos 3 m de la jaula, y que funciona como señal y sistema de amortiguación
a la corriente. Por último, la cadena se sujeta al peso muerto de unos 100 Kg
que se encuentra amarrado a dos pequeñas anclas (Figuras 21A y B). Mediante
este sistema, es posible asegurar dos jaulas flotantes unidas entre sí por dos
cabos de una pulgada, y cada una de ellas está anclada al fondo por un peso
muerto. Con este sistema, se superan las corrientes que se presentan en el
aeropuerto, y se evita la pérdida por robo de la estructura.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 47

Figura 21. A. Fundición de lastres; B. Amarre con cadenas al lastre y la jaula (fotos: Juan C.
Jaimes).

Internamente, cada jaula llevó una serie de ocho marcos fabricados en PVC
que se distribuyeron en dos grupos; cada marco fue de 120 x 50 cm (0,6 m2),
al cual se le amarró una malla plástica de la misma dimensión para formar
una especie de piso; por debajo de dicho piso, se amarró una serie de 10
borlas sintéticas, las mismas que se utilizan en los colectores sumergidos y
que aumentó el área de superficie. Se calculó que solamente las bandejas sin
borlas sintéticas, aumentan en 9.6 m2 el área de superficie dentro de la jaula.
Cada grupo está compuesto por cuatro marcos de este tipo y se encuentran
separados uno del otro por 50 cm; y todo este conjunto está agarrado a dos
listones centrales con ganchos en la parte inferior y superior de la estruc
tura para facilitar su instalación y desinstalación (Figuras 22A y B; Figuras
23A, B, C y D).

Figura 22. A. Montaje final de una bandeja; B. Ensamblaje de las bandejas dentro de la jaula
(fotos: Juan C. Jaimes).
48 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Figura 23. A. Jaula de langosta totalmente ensamblada; B-C. Botadura de la jaula; D. Dispo-
sición final de las jaulas en el mar (fotos: Juan C. Jaimes).

Una vez instalada, la jaula sobresale de la superficie unos 50 cm, los cuales
se pintan previamente con pintura reflectiva para mejorar su visibilidad. Las
dos jaulas unidas ocupan un área no mayor a los 15 m2 (Figura 24).

3.3.2. Método de siembra

Dentro de los trabajos que se deben realizar para el manejo de los animales
en cautiverio, se debe tener en cuenta los siguientes: no manipular dema-
siado a los animales, evitar períodos de desecación y la sobrepoblación en
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 49

Figura 24. Esquema general de la disposición de dos jaulas flotantes y su sistema de


anclaje.

las jaulas, ofrecerles posibilidad de ocultarse (protegerse), y moverse, no


mezclar animales de tallas muy diferentes y evitar pérdida de apéndices a
los animales.

La estrategia de cultivo se desarrolló en dos pasos: 1) Siembra en el sistema de


pre engorde y 2) Resiembra en el sistema de engorde.

3.3.3. Sistema de pre-engorde

Sistema en donde entran los puérulos con tallas cercanas a los 6,5 mm Lc.
Allí se alimentan y cuidan hasta alcanzar tallas entre los 35 y 40 mm Lc, que
de acuerdo con los ensayos realizados, en esta localidad puede lograrse en
un período cercano a los 5 meses. Las densidades de siembra de acuerdo
con otros trabajos, en su mayoría no superan los 20 n/m3. Sin embargo, se
trabajó con densidades mucho más altas y aunque los datos obtenidos no
son concluyentes (debido a problemas técnicos), se podría iniciar trabajos con
densidades cercanas a los 50 n/m3.

Es necesario continuar valorando la supervivencia que se puede alcanzar con


estas densidades de siembra (Figuras 25A, B, C y D).
50 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Figura 25. A. Siembra de langostas en el sistema de pre engorde; B, C. Cosecha y resiembra de


langostas; D. Juvenil de langosta mantenido en las jaulas. (Fotos: Juan C Jaimes).

Con los sistemas de engorde que poseen, Vietnam y Filipinas siembran lan-
gostas de 35 mm Lc y 30 g peso total, en densidades entre los 10 y 20 n/m3 o
juveniles entre 40 y 60 mm Lc, y 80 a 300 g a 8 n/m3 que alcanzan entre 15 y 18
meses después de la siembra, los 1 y 1.3 Kg de peso total. Se ha observado que
la sobrevivencia cuando se inician cultivos con animales de tallas pequeñas,
alcanza el 50% y que con tallas más grandes, la sobrevivencia alcanza el 90%
(Arcenal, 2004; Perea, com. per.).

3.3.4. Sistema de engorde

Logrados los 35 ó 40 mm Lc, los animales deben separarse para «realizar


resiembra» con densidades más bajas que pueden ser similares a las mane-
jadas en Vietnam. Sin embargo y debido al diseño desarrollado e instalado
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 51

dentro de las jaulas construidas en Santa Marta, que proporcionan más área
de superficie disponible en la jaula, las densidades podrían ser superiores,
condición que necesariamente debe continuar evaluándose.

De acuerdo con los datos preliminares no concluyentes obtenidos en los di-


ferentes ensayos, el tiempo estimado de crecimiento desde los 6.5 mm a los
70 mm Lc (380 g), bajo las condiciones locales en las cuales se desarrolló el
cultivo, está entre los 12 y 14 meses (Jaimes et al., 2009), tiempo relativamente
corto si se compara con datos estimados de crecimiento en áreas naturales
(Zetina y Ríos, 2000). Es necesario continuar con la valoración de condiciones
ambientales, en estos sistemas.

Este esquema de sistemas de pre engorde y engorde debe planearse bien


(por ejemplo: áreas disponibles, disposición de jaulas, alimento, operarios),
porque lo más probable es que de un sistema de pre engorde se necesiten
posteriormente, varias jaulas o jaulas más grandes para el engorde y de esta
forma optimizar el cultivo.

3.3.5. Manejo de los animales

La manipulación de los animales con tallas superiores a los 40 mm Lc debe


realizarse con guantes y sujetar el animal por la parte dorsal del cefalotó-
rax, para evitar daño en los operarios. Se recomienda tener una pequeña
jaula o recinto flotante al lado del bote, para echar las langostas cuando se
estén manipulando. Es importante que los animales no sufran pérdida de
alguno de los apéndices, para evitar posibles infecciones y retraso en su
crecimiento. Se recomienda no manipular el animal por un largo período
o de forma frecuente.

3.4. Alimentación

Durante el desarrollo de este trabajo, la alimentación de las langostas se basó


en los desechos de la pesca artesanal (vísceras), y en el aprovechamiento de
la pesca incidental de chinchorro y palangres que se utilizan en la zona. El
52 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

suministro se hizo diariamente, por la mañana y se alimentó en promedio


10 g/día por animal, el cual aumentó a 20g/día en los últimos meses de cul-
tivo. De acuerdo con las observaciones, la fauna asociada al sistema podría
estar aportando alimento a las langostas. Este evento debe ser estudiado
más a fondo en forma cuantitativa y cualitativa (Figura 26), que en algún
momento y bajo algún esquema de manejo, pueda ser aprovechado como
soporte alimenticio al cultivo, para reducir costos y ofrecer un alimento tal
vez mejor balanceado.

Figura 26. Desechos del proceso de encarnado de un palangre y pesca incidental de la pesca
artesanal (fotos: Juan C. Jaimes).

Esta metodología de alimentación se aplicó como estrategia de aprovechamiento


de subproductos de la pesca artesanal que tradicionalmente se arroja al mar o
es enterrada, y que en dependencia de las capturas, su volumen puede variar.
Durante el proyecto, existieron pequeños períodos cuando las langostas no
pudieron ser alimentadas (por ejemplo: mar de leva o vendaval). Es importante
verificar el consumo del alimento en la jaula, y desechar los eventuales restos
de comida para hacer los ajustes a la cantidad suministrada.

3.5. Manejo de depredadores y competidores

Si la jaula ha permanecido más de un mes en el agua antes de la siembra,


se debe revisar cuidadosamente con el fin de eliminar depredadores como
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 53

jaibas, cangrejos y morenas entre otros, y a partir de ese momento y durante


dos meses, realizar chequeos cada 15 días. Cumplido este período, el chequeo
es menos frecuente. Se ha observado poca fauna asociada al sistema, cuando
las langostas adquieren un buen tamaño, posiblemente porque la pequeña
fauna asociada al sistema y que continúa llegando, se convierte en parte de
su dieta, evento que debe ser analizado (Figura 27).

Figura 27. Fauna asociada a las jaulas flotantes y colectores flotantes; A. Jaibas (Calli-
nectes sp); B: Cangrejo Rey (Mitras sp); C. Morena (Muraena sp).

3.6. Mantenimiento

El mantenimiento de cada estructura puesta en el mar, es muy importante


porque aumenta la seguridad de los operarios, la durabilidad del material
utilizado y la permanencia de la jaula en buenas condiciones. De acuerdo
54 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

con las observaciones realizadas, la fauna que se adhiere a la estructura sus-


tentante, cabos, mangueras y la misma malla, pueden causar rupturas en las
mismas y provocar pérdida de animales, aumento de peso en la estructura
y daño físico a los operarios. Como se observa en las Figuras 28A, B, C y D,
esta fauna asociada aumenta considerablemente el área de superficie y el
peso de la jaula, crea más resistencia a las corrientes y aumenta el riesgo
de pérdida.

Desde el momento cuando las jaulas son introducidas al mar, este fouling
comienza a colonizar el nuevo sustrato, iniciando por lo general por algas,
gusanos y cirripedios, entre otros. En este caso, los cirripedios o localmente
caracuchas, son el mayor enemigo de las jaulas, aparecen a la semana y crecen
rápidamente, causando verdaderos problemas a los 15 días de instaladas
las jaulas, porque se hace más difícil limpiarlas y aumenta el esfuerzo en el
mantenimiento.

Por tal motivo, se recomienda realizar jornadas de limpieza cada ocho días
a toda la jaula en el área de trabajo, porque de no ser así y en la medida en
que el tiempo pase, esta fauna incrustante se va haciendo muy difícil de
retirar y puede hundir la jaula, aumentar costos operativos y el riesgo de
perder la producción. Aunque en el mercado existen costosas pinturas que
evitan por algún tiempo el asentamiento de esta fauna en las estructuras
marinas, no se sabe el efecto que puedan tener sobre las langostas, así que
por el momento es necesario una limpieza mecánica que posiblemente sea
lo más conveniente.

Todos los amarres y uniones de la estructura sustentante como de las mallas,


deben ser revisados periódicamente para evitar el riesgo de pérdida en épocas
de temporales, mar de leva o vendavales. Si el mantenimiento se hace con
la periodicidad recomendada, un operario puede limpiar en un día, entre
dos y cuatro jaulas, pero si las jaulas no son atendidas en forma adecuada,
es necesario sacarlas del mar y limpiarlas en tierra, y se aumenta el trabajo y
los costos operativos.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 55

Figura 28. A, B, C. Colonias de cirripedios caracucha adherida a la estructura sustentante, y


sistema de flotación; D. Fauna asociada a las bandejas.

Al igual que a la estructura sustentante, se debe hacer jornadas de manteni-


miento a las «bandejas», trabajo indispensable, porque si no se hace, causa
problemas de sobrepeso a la jaula, dificulta los muestreos o revisiones y oca-
siona daños a la malla y a los operarios. Esta limpieza debe ser permanente, y
se recomienda por lo menos cada dos meses, retirar las bandejas y colocarlas
limpias .Al sacar las bandejas de la jaula, se les retira toda la fauna pegada al
marco del PVC y a las borlas sintéticas. Al igual que en la estructura susten-
tante, entre más tiempo se dejen las bandejas sin limpiar, más difícil será su
mantenimiento.
4.
Propuesta de manejo del recurso
en el departamento del magdalena

Existen diversos métodos utilizados en varios lugares del Mundo para


proteger el recurso, así como estrategias responsables de manejo. En Co-
lombia, existen algunas restricciones enfocadas a la regulación pesquera y
que se encuentran en algunas resoluciones. Sin embargo, no son suficientes
para garantizar el manejo responsable del recurso. Últimamente, se han
hecho algunas recomendaciones para mejorar la estrategia de protección,
tales como la prohibición de la pesca de adultos de gran tamaño que por
lo general se ubican a profundidades mayores a 30 m. No obstante, la
acuicultura marina no cuenta con una legislación clara y mucho menos
enfocada al cultivo de langosta, lo cual implica un gran reto hacia el futuro.
A continuación, se realiza una serie de recomendaciones necesarias para
iniciar procesos de recuperación y protección del recurso en la región de
Santa Marta.

1. Identificar y proteger las áreas naturales (áreas de veda), donde viven las
langostas (juveniles y adultas ovadas y de gran talla), iniciar programas
para estabilizar los ya intervenidos y recuperar los perdidos.

2. Continuar evaluando el asentamiento postlarvario, puesto que éste es
un buen indicativo de cómo va el recurso.

3. Poner en práctica las recomendaciones de los expertos, como evitar la


pesca de juveniles, hembras ovadas y adultos grandes, así como evitar
la pesca a profundidades mayores a los 30 m.

4. Hacer campañas para informar sobre las prácticas responsables, y brin-


dar a los comerciantes y consumidores, la posibilidad de conocer los
beneficios de dichas prácticas.
58 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

5. Continuar con los estudios de nuevas formas de manejo del recurso


(cultivo), seguir valorando los tradicionales con el fin de proporcionar
bases más claras para su manejo.

6. Generar confianza en el público sobre nuestro accionar, para que en-


tienda que es ambientalmente saludable.

7. Brindar la posibilidad de generar valor agregado a la estrategia de manejo


planteada.

A continuación se exponen algunas recomendaciones para un mejor aprove-


chamiento del recurso langosta en el departamento del Magdalena.

4.1. Estrategias de recuperación y conservación

En el departamento del Magdalena, se calculan unas 97 ha cubiertas por


pastos marinos que se encuentran en su gran mayoría (70%), en el Par-
que Nacional Natural Tayrona y unas 7.980 ha cubiertas por arrecifes y
tapetes coralinos localizados en el Parque Tayrona y en el Banco de las
Ánimas. Adicional a ello, se encuentran pequeños fondos rocosos loca-
lizados en el sector del aeropuerto con una extensión aproximada de 29
ha, todas ellas adecuadas para el asentamiento de puérulos y desarrollo
de juveniles y adultos de langosta, fondo conformado básicamente por
pastos marinos, grupos algales, esponjas, octocorales, arenisca consoli-
dada y sistemas coralinos. Estos biotopos se ubican cerca de la línea de
la costa, entre los primeros 30 m de profundidad en el Parque Nacional
Natural Tayrona, en el sector del aeropuerto y hacia el Sur en el Banco
de las Ánimas dentro del golfo de Salamanca, a unas 6 mn de la línea
de costa entre los 20 y los 50 m de profundidad. En su conjunto, estos
ecosistemas representan cerca del 7,5% de estas áreas encontradas en el
Caribe continental colombiano (Blanco et al., 1994; Díaz et al., 2000; Díaz
et al., 2003; Ramírez y Valencia, 2005).

A pesar de tener uno de los índices de asentamiento más altos registra-


dos en el Caribe colombiano e inclusive en el Gran Caribe (35 Ip; Jaimes
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 59

et al., 2004), la poca oferta de áreas adecuadas para el desarrollo del re-
curso langostas, refleja de cierta forma, los pocos volúmenes de pesca y
su tendencia a la captura de tallas sublegales (por ejemplo: pesca entre
la bahía de Taganga y el sector del aeropuerto). No obstante, en el Banco
de las Ánimas, se observan por lo general, capturas por encima de los 70
mm Lc, donde la mayoría son hembras ovadas (observación personal), y
se desconocen sus volúmenes.

Teniendo en cuenta lo anterior y recordando que los primeros estados pos-


larvales y juveniles se encuentran en mayor proporción entre los primeros
15 m de profundidad, se recomienda una veda permanente de la pesca de
langosta a todo lo largo de la costa del Magdalena en estos primeros rangos,
y considerar el Banco de las Ánimas como un área protegida. Sin embargo, es
necesario realizar un estudio previo sobre el estado del recurso en este sector,
y determinar cuál debe ser su manejo, explotación comercial o conservación
(ejemplo: banco genético).

Es evidente que en el departamento del Magdalena, la entrada de puérulos


es permanente con una intensidad relativamente alta, que proporciona una
población juvenil y adulta a la limitada oferta de áreas naturales para su de-
sarrollo. En consecuencia y teniendo en cuenta que la pesca de langosta en la
región no es significativa y que la captura de puérulos de forma controlada
como la sugieren algunos investigadores, no constituye un peligro para el
recurso, porque la utilización de estas postlarvas en sistemas de cultivo, sólo
quita una pequeña porción al sistema, justificaría el desarrollo de la acuicul-
tura de langosta en esta región, aumentando los volúmenes de producción
y evitando la pesca en la escasa área natural y en esta forma, se estaría pro-
tegiendo dicha área.

En el marco de la recuperación de áreas naturales, sería interesante iniciar


ensayos orientados a la recuperación de áreas de cría, como las praderas de
pastos marinos o desarrollar dispositivos artificiales que sustituyan estos
ecosistemas y que cumplan la misma función, generando nuevas áreas aptas,
no sólo para langostas sino para otras especies que cohabitan estas áreas en
60 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

etapas tempranas de desarrollo. Este paso es indispensable en la región, por-


que llegada la situación, se debe garantizar un área disponible a los nuevos
reclutas criados en sistemas destinados únicamente para el repoblamiento.

Al depender la estabilidad del sistema de cultivo del medio natural (captura


de semilla), es prioritario garantizar de alguna forma, la disponibilidad de
la misma y para ello y de acuerdo con el Decreto 2256 de 1991, Título IV,
artículos, 44 al 51, se destinará un porcentaje de su cosecha para el repo-
blamiento, pero como se mencionó con anterioridad, es necesario evaluar
inicialmente el estado actual de las áreas adecuadas para el desarrollo del
recurso, y determinar qué mecanismo se debe adoptar para mantener o
recuperar dicho ecosistema y al mismo tiempo, iniciar las tareas de repobla-
miento. De no ser así, se disminuyen las probabilidades de sobrevivencia
de los animales que se devuelvan al medio natural, pues no tendrían donde
protegerse o alimentarse.

Al ser un recurso que de alguna manera está ligado no sólo al Caribe conti-
nental colombiano, sino a todo el Gran Caribe, es necesario continuar con los
esfuerzos y cooperaciones internacionales de todos los países que explotan
este recurso.

Con ello se pretende:

1. Fortalecer la normativa vigente respecto del uso del recurso langosta.

2. Promover la recuperación, protección y generación de zonas de asenta-


miento y cría de la población postlarvaria.

3. Impulsar la investigación sobre los estadios tempranos de desarrollo del


recurso langosta.

4. Evaluar y promover el cultivo de langosta en sistemas semi-controlados


como estrategia de repoblamiento y producción.

5. Involucrar el sector pesquero artesanal en la propuesta de conservación.


Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 61

6. Generar valor agregado al sistema.

Es importante destacar los beneficios que estas prácticas pueden generar a


mediano y largo plazo; entre ellas, podemos destacar:

• Restauración de la estructura (tamaño y edad), de la población explotada


por la pesca.

• Protección de una especie vulnerable.

• Reducción de impactos por las malas prácticas de pesca.

• Protección de áreas naturales de alta productividad.

• Mejoramiento de oportunidades económicas.

• Aumento de posibilidades de empleo.

• Estabilización de la economía local.

• Protección del stock reproductor y reclutas a la pesquería.

• Proporciona un excedente de juveniles hacia otras áreas.

• Promueve la recuperación y aumento de la pesca.

• Reduce conflictos.

• Proporciona información que valora y retroalimenta la conservación del
recurso.

• Permite seguimientos a largo plazo.

• Proporciona sitio para la formación técnica.

62 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

4.2. Ubicación de las unidades productivas

Durante los experimentos, las unidades productivas se montaron en el sector


comprendido entre la bahía de Taganga y el Aeropuerto, y es allí donde se
valoró el aspecto técnico, social y ambiental que se expone en este documento.
Sin embargo, se hace un breve análisis sobre algunas características ambien-
tales que existen en la zonas costera del Magdalena, y se proponen posibles
aéreas para su implementación.

Para determinar los posibles lugares en donde los sistemas de cultivo puedan
operar o zona con vocación para la acuicultura de la langosta, es necesario
tener en cuenta una serie de condiciones ambientales, legales, sociales y téc-
nicas que permitan esta actividad. En el caso colombiano, todos estos temas se
encuentran por desarrollar, y por tal motivo, este documento abre un espacio
para discutir la visión del desarrollo del maricultivo en el departamento del
Magdalena y en general, en Colombia.

El departamento del Magdalena presenta varias características geomor-


fológicas y ambientales en su zona costera, que se deben tener en cuenta
para el desarrollo de la acuicultura marina en la región. Hacia el Norte,
entre el río Palomino, límite con el departamento de la Guajira y el Parque
Natural Tayrona ecorregión Palomino (Figura 29), se presenta una línea de
costa relativamente recta (con orientación este-oeste), caracterizada por
el predominio de litoral arenoso e influencia de aguas continentales, cuya
plataforma es relativamente pequeña y la hace muy expuesta a condiciones
oceanográficas como corrientes y vientos, lo cual implica un gran esfuerzo
operativo para la instalación, mantenimiento, operaciones tierra-mar y se-
guimiento de las unidades flotantes. Sin embargo, existe la tecnología que
Colombia no posee aún, para instalar y manipular jaulas en estas condiciones.
De ser necesario, se podría plantear la posibilidad de operar en aguas afuera
y de esta forma, salvar estas dificultades. Este sector presenta algunos grupos
de pescadores diseminados en estas playas y en la actualidad, no existen áreas
otorgadas en concesión.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 63

Figura 29. Mapa de la zona costera del departamento del Magdalena donde se localizan las
diferentes ecorregiones, Parques Naturales y sistemas estuarinos.

Más al Sur, entre el río Piedras y Punta Gloria (ecorregión Tayrona), (Figura
29), la línea de costa es zigzagueante, con un litoral rocoso, orientado noreste-
suroeste en la mayoría del trayecto, presenta una plataforma escasa que está
muy influenciada por la Sierra Nevada de Santa Marta que moldea una serie
de bahías protegidas de aguas tranquilas y profundas. Las corrientes y los
vientos son menos severos y permiten el manejo de las unidades instaladas
en el mar, así como la fabricación de muelles para facilitar las operaciones en la
costa. Su fondo se caracteriza por ser rocoso y arenoso en las partes someras,
y lodoso en las profundas, con diversidad de ambiente en espacios reducidos
como los ecosistemas coralinos, praderas de fanerógamas y algas y manglares,
y poca influencia de aguas continentales. Esta serie de bahías se encuentran
bajo la protección de Parques Naturales Nacionales y hasta el momento, la
regulación que existe, impide el desarrollo de proyectos productivos en la
zona. En esta región, se encuentra la bahía de Taganga que no se encuentra
dentro del Parque Tayrona y cuyas características favorecen el desarrollo de
cultivos marinos.
64 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Más al sur, entre Punta Gloria y Bocas de Ceniza (ecorregión Magdalena),la


línea de costa vuelve a ser recta, de litoral arenoso con orientación norte-sur
hasta Ciénaga, y este-oeste hasta Bocas de Ceniza, cuya plataforma con un
fondo de tipo arenoso de grano medio y fino en su mayor parte, se extiende
nuevamente. Sin embargo, hacia el Sur del golfo de Salamanca, se encuentra
el Banco de las Ánimas, caracterizado por presentar fondos duros, con un sis-
tema arrecifal en formación (Blanco et al., 1994). Parte del Golfo, se encuentra
influenciado por descargas continentales provenientes del río Magdalena y
la Ciénaga Grande de Santa Marta.

Esta extensión conforma el golfo de Salamanca cuya sección Noreste es rela-


tivamente más protegida. Sin embargo, esta zona presenta corrientes fuertes
y está expuesta a vendavales y mar de leva, condiciones que dificultan la
operación en esta zona, pero como se mencionó anteriormente, pueden ser
superadas. En esta área, ya existen espacios marítimos otorgados en concesión
a ECOPETROL, Drummond y Prodeco, y se ha proyectado un puerto integral
carbonero. Hacia el Sur del golfo de Salamanca, se encuentra el Vía Parque
Isla de Salamanca (Figura 30).

Figura 30. Mapa de la zona costera del departamento del Magdalena, mostrando las áreas
tradicionales de pesca de langosta, las áreas actualmente otorgadas en concesión y
las áreas que se proponen para continuar con el desarrollo del cultivo de langosta.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 65

De acuerdo con lo anterior, las áreas que podrían presentar vocación para
el cultivo de langosta, serían inicialmente entre la bahía de Taganga y el
sector del aeropuerto, que de acuerdo con los estudios biológicos realizados,
presentan condiciones favorables para su implementación. Posiblemente,
existan más áreas adecuadas para el cultivo de langosta en el Golfo, pero
es necesario realizar los ensayos y evaluaciones pertinentes. Es importante
resaltar que dentro del Plan de Ordenamiento Territorial del departamento
del Magdalena, la zona costera se proyecta únicamente como de expansión
portuaria y turística.

A estos aspectos, se le suma hoy en día, uno de los problemas más sensibles
que aquejan a nuestras costas, como la erosión y el retroceso de playas por
acción natural o antrópica. Este aspecto si bien no afecta directamente el
recurso, sí limita aún más, el posible emplazamiento de puerto enfocado al
sector pesquero y acuicultor.

Además de continuar con las investigaciones sobre el recurso langosta y el


desarrollo de técnicas encaminadas hacia una maricultura sustentable, el
reto en la planificación y ordenación de la acuicultura marina, es identificar
espacios con este potencial, lo cual según Mazias et al. (2005a), se hace eva-
luando una serie de atributos como los usos que existen en la zona costera,
sus competencias y las condiciones ambientales que caracterizan el lugar,
lo cual determina qué tipo de cultivo o especie puede desarrollarse allí. De
igual manera, se hace necesario evaluar continuamente el impacto de dicha
actividad, para lo cual existen diversos protocolos y experiencias en países
cuya actividad acuícola es importante (Mazias et al., 2005b; Domínguez y
Vergara, 2005).

En primera instancia, se podría pensar que la acuicultura de este crustáceo


puede desarrollarse hacia el Noreste después del parque Tayrona y hacia el
Sur a partir de la bahía de Taganga y se extiende en gran parte del golfo de
Salamanca, con excepción de las áreas ya otorgadas en concesión y Parques
Naturales. No obstante, es necesaria una evaluación más acuciosa sobre las
posibles áreas aptas para el desarrollo de la acuicultura de la langosta.
66 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

4.3. Valor agregado al sistema

Como se observó en Jaimes et al. (2004), las áreas destinadas al cultivo pue-
den usarse como áreas de conservación de otras especies. Las jaulas flotantes
funcionan como sistemas de agregación de peces y otros organismos, de tal
forma que los pescadores dedicados a esta práctica, pueden ejercer activida-
des productivas (por ejemplo: manejo de los animales dentro de las jaulas), y
prácticas de conservación (por ejemplo: fuera de la jaula), al limitar la pesca
debajo y en inmediaciones de la jaula, generando áreas protegidas por los
mismos pescadores (Figura 31).

Figura 31. Fauna asociada a las jaulas flotantes; A. Mero; B. Isabelitas.

Al implementar dichos sistemas productivos, los pescadores pueden apro-


vechar la infraestructura montada y su conocimiento sobre los recursos que
explotan y conservan como atractivo turístico, como por ejemplo: visita a
los sistemas de cultivo que incluso, podrían abrir el espacio para la misma
comercialización, entre otras actividades, con lo cual se generarían ingresos
adicionales y más espacios de trabajo.

4.4. Estrategias de manejo

Las estrategias de manejo de recursos marinos son diversas y van desde


la limitación al acceso del recurso de forma directa, como la prohibición
de captura de tallas pequeñas o indirecta, mediante la implementación de
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 67

estrategias sociales o económicas (LeSann, 1998; Briones y Lozano, 2000),


como en el caso de Belice, donde se ofrece acceso al estudio de los hijos de
los pescadores, a cambio del respeto por las normas de pesca, estrategia
desarrollada por el Instituto Toledo para el Desarrollo y el Medio Ambiente
(TIDE).

Estas estrategias se apoyan en estudios sobre la dinámica del recurso y los


factores que lo regulan (ejemplo: arrastres de zooplancton, variabilidad del
asentamiento de estados postlarvarios); en la eficiencia e impactos de los artes
y métodos de captura; en los aspectos sociales y económicos que lo rodean
y en las propuestas de conservación que se apliquen (ejemplo: protección
directa al recurso o a su ecosistema). (Figuras 32A, B, C y D).

Figura 32. Sistemas artificiales utilizados para la agregación de langostas en áreas dedicadas
a la conservación y pesca; A. EUA; B. México C y D. India y Sureste Asiático.

En Colombia, los estudios y proyectos enfocados al recurso langosta, se han


centrado en la evaluación de su pesquería (Alegría, 1971; Castañeda, 1994;
68 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Arango y Márquez 1995; Cruz et al., 1995; Ragua y Rubio, 1995; Correa, 1997;
Polo y Gallo, 1997; Correa y Manjarrés, 2004; Medina et al., 1996; Cruz et al.,
2007b), siendo menos frecuentes los trabajos relacionados con su ecología
(Herazo, 1971; Riveros, 1972; Arango y Jadid, 1992; Córdoba, 1997; Arango
et al., 1999; Gareth, 2000; Jaimes, 2000; Bermudez et al., 2000; Arango et al.,
2001; Jaimes et al., 2004), los cuales han contribuido en la generación de pro-
puestas para regular las épocas y tallas de captura, así como sus volúmenes,
sobretodo en San Andrés Islas, dejando un vacío en cuanto a la regulación
de áreas y artes de pesca que son más evidentes en el área continental. Si
bien se han realizado esfuerzos para aumentar la producción de langosta,
con mayor empeño en la Guajira (Amézquita et al., 1999; Arango et al., 2001;
Polo y Correa, 1999; Osorio et al., 2001; Jaimes et al., 2004; Viaña et al., 2009),
se ha observado que el mal empleo de estos métodos está contribuyendo al
deterioro del recurso, y no existe normativa alguna que los regule.

En cuanto al desarrollo del cultivo de langosta en Colombia, los aportes


arrancaron en la década de los 80. Sin embargo, han sido escasos cuando se
observa el gran esfuerzo de su estudio durante esta última década, lo cual
ha permitido un avance relativamente importante (Prahl, 1983; Eslava, 1986;
Córdoba, 1997; Jaimes et al., 2004 y Jaimes et al., 2009; Proyecto Unimag_COL-
CIENCIAS en ejecución). Este esfuerzo está en concordancia con lo expresado
por Departamento Nacional de Planeación (DNP), en 2007, al mencionar que
el recurso langosta, entre otras especies, ha alcanzado su potencial máximo
de captura y para ello, propone recuperar este recurso «a través de estrate-
gias de repoblamiento, levante de larvas in situ, levante de juveniles ex situ, y
restauración de hábitat naturales de langosta espinosa». De igual manera, las
investigaciones se han desplazado al Pacífico colombiano con unos primeros
acercamientos en la identificación de los estadios larvales de estos palinúridos
(Jaimes y López, 2008).

El desarrollo mundial del cultivo de langosta está aún bajo diversas investi-
gaciones en las cuales se destacan la formulación de dietas, nutrición, den-
sidades de siembra, valoración de condiciones fisicoquímicas, fitosanitarias,
fisiológicas y manejo postcaptura, entre otras. Sin embargo, aún no se tiene
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 69

un paquete técnico que pueda implementarse a mediana o gran escala, que


abarque el ciclo completo de la langosta (Weinborn, 1976; Lozano et al., 1981;
Kittaka y Booth, 1994; Igarash y Kobayashi, 1997; Blanco et al., 2002; Fraga, et
al., 2002; Perera et al., 2002; Fraga, 2003; Fraga et al., 2003; Perera et al., 2005;
Cruz et al., 2006; Díaz et al., 2006; Matthews y Maxwell, 2006). Sin embargo, el
desarrollo de cultivos a mediana y gran escala de langosta, como alternativa
de manejo, se viene realizando al Sureste de Asia, donde el cultivo de langosta
en base en la colecta de juveniles de Panulirus ornatos, P. hormarus, P. stimp-
soni y P. longipes, cuya alimentación la basan en peces y mariscos colectados
de medio natural e incluso, cultivan moluscos para alimentar las langostas
(William, 2004) (Figura 33).

Figura 33. A. Langostas cultivadas en jaulas flotantes en Filipinas (Arcenal, 2004); B. Cultivos
en moluscos con los cuales alimentan a las langostas en Vietnam (Tomado de Du,
et al., 2004).

En Vietnam, esta actividad empezó a escala experimental a comienzos de


los 90 y en 2006, reportó ganancias por unos USD 90 millones. Sin embargo,
se necesita más información sobre la fuente y mantenimiento de la semilla
de langosta en medio natural, conocer el potencial reproductivo en medio
natural, minimizar los impactos ambientales ocasionados por el cultivo y
70 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

estudiar el desarrollo de enfermedades en estos sistemas, entre otros, puesto


que sin esta información podría colapsar esta industria (William, 2004; Perea,
com. per.).

Este éxito ha impulsado a los norteamericanos a ejecutar varios proyectos


en la región Caribe a escala experimental, junto con otros países como India
y Australia, que están realizando ensayos e investigación del cultivo a partir
de puérulos, ya que esta práctica sólo quita, según los expertos, una porción
pequeña de individuos disponibles en medio natural y algunos investiga-
dores consideran un error no realizar esta práctica (Mills y Crear, 2001, 2004;
Phillips et al., 2003; Du et al., 2004; Tuan y Mao, 2004; Williams, 2004, 2007;
Perea Com. Per.).

Sin embargo, los estudios en Cuba demuestran que la extracción de juveniles


del medio natural tiene un impacto negativo sobre las capturas posteriores.
No obstante, el desarrollo del cultivo con base en la captura de puérulos,
requiere de datos de captura y esfuerzo estacionales y el conocimiento de
los parámetros poblacionales para prevenir la sobrepesca (Cruz et al., 2006).

4.5. Factores críticos

Colombia es un país que visionó la agricultura como una fuente importante


de desarrollo y riqueza y para ello, ha dedicado mucho esfuerzo al impulso de
este sector (técnico, científico, financiero, recursos humanos y publicitarios).

La actividad pesquera por el contrario, ha estancado su desarrollo. Sus


volúmenes de pesca no han aumentado de forma significativa durante los
últimos 15 años, a pesar de los esfuerzos realizados (DNP, 2008). Su capa-
cidad técnica es mala y evidencia un aumento de los esfuerzos de captura
en la pesca artesanal. Este es un reflejo del País que a lo largo de sus costas,
presenta gran cantidad de pequeños grupos de pescadores artesanales no
tecnificados que hacen un mal manejo de los recursos y cuyo producto se
extrae, transporta, transforma y comercializa en la mayoría de los casos, en
precarias condiciones (Figura 34).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 71

Figura 34. A. Pescadores de la Guajira al terminar su jornada de pesca; B. Puerto de


desembarque, baja Guajira.

Paralelo a esta situación, existe un pequeño grupo industrial dedicado a la


pesca de altura y arrastre, que cuenta con una adecuada infraestructura y
recientemente, se está desarrollando la industria piscícola continental que se
abre paso y está generando propuestas para un mejor impulso en el sector.

Este esfuerzo hacia el sector pesquero artesanal que en algunos casos, ha


sido inadecuado, ha generado poco desarrollo en la infraestructura por-
tuaria, acopio, almacenaje, transporte y formación del recurso humano
tecnicocientífico. Por otra parte, no es fácil acceder a recursos financieros
puesto que esta actividad comercial, se considera de alto riesgo (ONUDI,
2004; Figuras 35A y B).
72 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Figura 35. A. Puerto de Santa Marta; B. Zona de desembarco de los pescadores en la bahía de
Santa Marta.

En cuanto a la acuicultura marina, la experiencia de Colombia se limita a


ensayos en laboratorios y muy pocos con estructuras marinas propiamente
dichas. Aunque Salazar – Ariza (1999), consideran el cultivo de camarón como
un cultivo marino, lo cierto es que aún no existe la experiencia necesaria para
el montaje, mantenimiento y operación de estructuras instaladas en el mar,
y no existe el apoyo logístico (por ejemplo: muelles, embarcaciones y otros
equipos), para desarrollar dichas actividades.

Adicional a estos factores, existe una serie de riesgos en las actividades desa-
rrolladas en el mar, como los cambios climáticos severos debido a huracanes,
tormentas tropicales, El Niño, La Niña e incluso, el calentamiento global que
tienen gran repercusión en la planeación y ejecución de actividades marinas,
sobre todo en sistemas de cultivos fijos en el mar. Dado que apenas se está
logrando visionar el mar como potencial productivo, el desarrollo de estra-
tegias para mitigar dichos eventos, apenas se está cuestionando en Colombia
(DNP, 2007).
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 73

4.6. Consideraciones finales

Durante el transcurso del proyecto, el primer inconveniente fue la demora


en el trámite de los permisos para trabajar en el área marina, y por ello se
recomienda como paso inicial, solicitar los permisos correspondientes por lo
menos, con un año de antelación al arrancar con la fase de campo (ver marco
regulatorio).

Con el fin de implementar el cultivo de langosta como una estrategia de


manejo responsable, son necesarias varias consideraciones. Desde un punto
de vista técnico, hay cuatro aspectos para tener en cuenta: el primero de
tipo biológico, que necesariamente enmarca un estudio más a fondo, sobre
los aspectos ecológicos, fisiológicos y patológicos, entre otros, inherentes
al cultivo y al recurso en general; el segundo de carácter ambiental, que
contempla el estudio de las condiciones fisicoquímicas, geomorfológicas y
climáticas que caracterizan el área, así como de tipo social que proporcionan
bases para la factibilidad del cultivo; el aspecto de diseño en el cual se debe
desarrollar modelos conceptuales y el uso de materiales adecuados, a partir
de la experiencia adquirida sobre los equipos y elementos que se requieren
para el óptimo funcionamiento del cultivo (Figura 36, Figura 37), (ejemplo:
estructuras sustentantes, sistemas de flotación, mallas, estructuras internas,
embarcaciones); así como la implementación de energías alternativas para su
mejor aprovechamiento; y el último de carácter infraestructural que contempla
el desarrollo de muelles y toda una serie de equipos que conlleve al manejo
de elementos del cultivo tierra-mar-tierra (Figura 38).

Figura 36. A. Maniobras iniciales para el transporte e instalación de las jaulas flotantes; B.
Sistema de pesos muertos modulares para facilitar su transporte e instalación; C.
Malla plástica utilizada inicialmente en el recubrimiento de la estructura sustentante.
74 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

Figura 37. A, B. Construcción del planchón en fibra y madera utilizado para el montaje de
estructuras y sistema de anclaje; C. Bote utilizado para la alimentación y vigilancia;
y D. motor fuera de borda, carreta metálica, caretas y aletas adquiridos para un
mejor funcionamiento del sistema productivo.

Desde el punto de vista formativo, es necesario el apoyo por parte del Estado
y la empresa privada en la especialización de profesionales y técnicos que
enfoquen sus esfuerzos a salvar los vacíos existentes concernientes al desa-
rrollo del cultivo y abrir espacio para la formación y calificación de operarios
dedicados a las actividades propias de cultivos marinos.

Figura 38. Algunos trabajos Tierra-mar tierra; A. Mantenimiento y ensamblaje de jaulas en


tierra; B, C. Extracción de las jaulas en mal estado para su reparación y procedi-
mientos de limpieza.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 75

En el marco legislativo, existen normativas sobre el desarrollo de cultivos de


tipo continental, pero no existen normativas o pautas para el desarrollo de
cultivos marinos, simplemente porque no se ha visto la necesidad y porque
apenas se están haciendo esfuerzos en estudios de factibilidad. Es necesario
que el Estado por medio de las entidades que les compete este tipo de desa-
rrollo, visionen y dediquen esfuerzos para facilitar e impulsar el desarrollo
de la acuicultura marina.

Teniendo en cuenta la cadena productiva, existen otros elementos que deben


considerarse, tales como los procesos de transformación y valor agregado,
comercialización y consumo con todo lo que ello implica.

En el desarrollo de este proyecto, se hizo todo tipo de trabajos y estrategias con


el fin de mitigar los problemas que surgieran, de tal forma que los pescadores
quedaran con equipos y formación necesaria para continuar con el esfuerzo.
Sin embargo, se necesita continuar apoyando esta iniciativa desde el punto de
vista técnico, formativo y financiero, para dar impulso a esta actividad como
estrategia de desarrollo comunitario.

Desde el punto de vista social, la comunidad de pescadores, en su ma-


yoría, aceptó la nueva iniciativa e incorporó nuevas actividades en su
cotidiano vivir, para mantener el cultivo y entendió una nueva forma de
ser productivo, contrario a su actuar tradicional en el cual laboraba bajo
el concepto de individualismo y del diario vivir. El trabajo en equipo y la
visión a mediano y largo plazo como nuevo concepto en los pescadores,
necesita ser apoyado y fortalecido como estrategia que alimente la con-
dición de superación. Obviamente, para que funcione es fundamental
el apoyo del Estado y que éste incorpore esta visión como estrategia de
seguridad social.

No obstante el esfuerzo que se hizo para superar las dificultades, algunos


pescadores de alguna manera, siguieron el proceso en forma incrédula y su
participación se limitó a los eventuales beneficios materiales que pudo recibir
por su participación. Esta situación contrastó con un grupo que hasta el final,
76 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

tuvo conciencia de los riesgos y beneficios que este proceso acarrearía y vio
el cultivo como una alternativa viable.

Uno de los propósitos de este trabajo, fue incitar a los pecadores a generar pla-
nes de trabajo en función de pequeñas empresas con todo lo que ello implica
administrativa y logísticamente. Sin embargo y a pesar de contar en algunos
casos, con la capacitación teórica que propicia el SENA, no tienen la suficiente
experiencia en el manejo administrativo y prefieren tener un empleo seguro
que les brinde seguridad y futuro a su familia.

Otra serie de eventualidades sobre el desarrollo de un proyecto productivo


innovador que involucre a los pescadores; uno de ellos es la retirada o apari-
ción de personal durante el proceso, debido a la oferta de trabajo no calificado
(albañil, obrero, recolector agrícola), lo cual regula de cierta forma, la partici-
pación de las personas y su formación. Se ha observado que la pesca artesanal
en esta zona, en algunos casos, es la última opción para la sobrevivencia. Por
otra parte, entre los pescadores de diferentes sectores e inclusive del mismo
sector, existen conflictos que se evidencian en el robo de la pesca o artes de
pesca y que en nuestro caso, se reflejó en el robo de langostas y daños a los
artes de cultivo.

A causa de esta serie de inconvenientes, el seguimiento y toma de datos


necesarios para valorar con mayor precisión los ensayos, fue inadecuado.
No obstante, estas dificultades se obtuvo interesantes resultados en la parte
operativa, biológica, técnica y social.

4.7. Marco regulatorio

La regulación, el manejo integral y la explotación racional de los recursos


pesqueros en Colombia, se soporta en la Ley 13 de 1990 y su Decreto 2256
de 1991 cuyo fin es asegurar el aprovechamiento sostenido de los recursos
hidrobiológicos y pesqueros del País. En el caso de la acuicultura, los artículos
91 al 93 establecen los requisitos necesarios para su desarrollo, y el instituto
que garantiza este manejo es el INCODER, creado bajo la Ley 1300 de 2003.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 77

De acuerdo con el artículo 97 del Decreto 2256 de 1991, para el ejercicio de


la acuicultura marina, el titular del permiso deberá solicitar a las entidades
competentes, los derechos de uso de terrenos, aguas, costas, playas o le-
chos de ríos o fondos marinos que sean necesarios para el desarrollo de la
actividad que en este caso, le corresponde a DIMAR, que regula, autoriza y
controla las concesiones y permisos en las aguas, terrenos de bajamar, pla-
yas y demás bienes de uso público de las áreas de su jurisdicción. También
le compete la autorización de las naves y artefactos navales que se utilicen
en dicha actividad.

Para la solicitud de las áreas en concesión, la DIMAR, de acuerdo con lo es-


tablecido en el numeral 18 del artículo 3 del Decreto Ley 2324 de 1984 y los
numerales 1y 3 del artículo 2 del Decreto 1561 de 2002, se debe presentar los
siguientes requisitos:

1. Presentación formal ante la Dirección General Marítima por intermedio


de la Capitanía de Puerto, indicando ubicación (en coordenadas geográ-
ficas WGA 84), área y extensión.

2. Certificación del Alcalde o autoridad policiva correspondiente, en la


cual conste que la zona sobre la cual se va a desarrollar un proyecto, no
está destinada a algún uso público ni servicio oficial, y que no ofrece
inconveniente a la respectiva municipalidad.

3. Un concepto del Ministerio del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo


Territorial y/o Corporación Autónoma Regional bajo la Ley 99 de 1993,
que exprese que el área sobre la cual se solicita el permiso, no es contra-
ria a las normas de conservación y protección de los recursos naturales
renovables que existen en la zona.

4. Certificado de la Dirección de Infraestructura del Ministerio de Trans-


porte, en la cual se exprese que no existe algún proyecto de instalaciones
portuarias sobre la zona solicitada en concesión.
78 Cultivo de langosta espinosa (Panulirus argus) en jaulas flotantes

5. Certificación del Instituto de Desarrollo Rural (INCODER), por medio


de la cual se otorgue viabilidad al desarrollo del proyecto solicitado.

De igual forma, se exige la siguiente documentación:

1. Descripción general del proyecto, especificando objetivo y alcance.

2. Planos de las construcciones por desarrollar, y ubicación en una carta


náutica.

3. Cronograma de actividades.

4. Estudios técnicos (oceanográficos, batimétricos y de navegación).

5. Certificado de existencia y representación legal, cuando sea persona


jurídica.

Si el proyecto requiere señalización marítima, debe contar con el concepto


previo de la Señalización Marítima del Caribe (SEMAC).

Para solicitar cada permiso en la entidad correspondiente, cada una de ellas


exigirá una serie de documentos que soporten la solicitud correspondiente
y que van desde levantamientos topográficos solicitados al Instituto Geográ-
fico Agustín Codazzi (IGAC), hasta los soportes contextuales del cultivo por
implementar.

En la actualidad, no existe un plan de ordenamiento pesquero ni piscícola en


la mayoría de las zonas costeras de nuestro País, y de acuerdo con el artículo 44
del Decreto 2256 de 1991, el Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (INPA),
hoy Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER), debe identificar
las zonas con vocación para la acuicultura, atendiendo las necesidades del
desarrollo acuícola nacional, y propondrá al Ministerio de Agricultura, su
incorporación a los planes de ordenamiento territorial que establezca el Go-
bierno Nacional.
Juan Carlos Jaimes Martínez - Ramón Alberto Nieto Bernal - Raúl Hernando López Peralta 79

Por su parte, al Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos


(INVIMA), y a las autoridades territoriales de salud, les corresponde ejercer
la vigilancia y el control de los productos pesqueros y acuícolas destinados al
consumo humano. La comisión del Codex Alimentarius, Programa conjunto
FAO/OMS sobre Normas Alimentarias, ha propuesto a los países miembros,
la implementación y oficialización del Sistema de Análisis de Riegos y Puntos
Críticos de Control (HACCP), en los productos pesqueros y acuícolas para
consumo humano.

Existen algunas normativas no obligatorias que la FAO ha recomendado para


el manejo del recurso pesquero, como el Código de conducta para la pesca
responsable (http://www.fao.org/DOCREP/005/v9878s/v9878s00.htm), y el
manejo del recurso langosta a partir de su captura con el Código Internacio-
nal Recomendado de Prácticas para las Langostas y Especies Afines, Codex
Alimentarius CAC/RCP 24-1979 (http://www.codexalimentarius.net).

En particular, sobre el recurso langosta existe la Resolución 00535 del 22 de


diciembre de 1995 por parte del INPA, hoy día INCODER, que prohíbe la
pesca de langostas (Panulirus spp.), en la Guajira por debajo de los 21 cm de
longitud total (Lt) o los 385 g de peso total, y también prohíbe la pesca de
hembras ovadas. En el caso de San Andrés Islas, también se aplican cuotas
de pesca y épocas de pesca reguladas por la Resolución 407 del 17 de marzo
de 2004 y la Resolución 2852 del 22 diciembre de 2006. Cruz, et al., (2007b),
proponen tallas máximas de captura (140 mm Lc), ampliar la época de veda
a cuatro meses, realizar nuevos repartos de las cuotas de captura, limitar
el número de licencias de pesca sólo a 55 botes artesanales y controlar la
pesca industrial en las áreas exclusivas para la pesca artesanal. Así mismo, se
recomienda reforzar el cumplimiento de la veda, no permitir la pesca a una
profundidad mayor a los 30 m, no procesar la carne conocida como «cacho»
(sublegales), situar refugios artificiales en las áreas de cría y promulgar una
veda total en estas zonas, con el objeto de incrementar el reclutamiento de
las pesquerías.
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