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La Formación Técnica Profesional en Chile: Desafíos Institucionales y Docentes

Rodrigo Mardones Carrasco


A modo de introducción, este ensayo tiene como objetivo, en el marco de las tendencias
nacionales e internacionales de la Educación Superior Técnica, realizar un análisis respecto a sus
fortalezas y/o debilidades en nuestro país, para luego, definir una síntesis de estos factores, que
nos puedan entregar los ejes fundamentales para pensar sus potencialidades y desafíos. En
especial, aquellos dados al ser docente en CFT. De esta forma, poder reflexionar sobre las
potencialidades necesarias para influir en el cumplimiento y logro de los objetivos de la Formación
Técnica en ENAC. En este escenario, es importante establecer una filosofía de acción, la cual se
sintetiza en una selección de valores y principios, que hablan profundamente de nuestra propia
política y ética del ejercicio profesional, comprometido socialmente.
Fortalezas y Debilidades
Actualmente, el nuevo escenario en Chile, ha sido el de una gran apertura a nuevos
mercados (dados diversos TLC firmados), lo que implica una mayor necesidad de acceso y calidad
en la formación de profesionales competentes en un país cada vez más conectado con otras
economías mundiales. Por ello, la FTP se abre como un importante nicho de formación, pero no
sólo para responder a las exigencias de un mercado cada vez más amplio, sino como un espacio
de promoción de habilidades y competencias que implican también una opción ética-formativa.
De esta forma, no tan sólo formar personas capacitadas técnicamente, sino también agentes de
cambio en los espacios laborales. Un punto a favor de la inclusión de áreas de formación y
desarrollo profesional y personal que poco a poco están teniendo una presencia en carreras del
ámbito humanista. Lamentablemente, con muy poca presencia a nivel formal o en otros ámbitos
formativos, por lo que su presencia como área en ENAC es una fortaleza a seguir potenciando.
Relacionado a lo anterior, los CFT aparecen como una excelente opción de desarrollo
profesional y académico para millones de jóvenes. Esto debido a la universalización de la
educación, que ha visto un incremento significativo en jóvenes que cumplen con la enseñanza
media. Por lo que la FTP debe instalarse como una real opción de crecimiento y desarrollo,
potenciando diversas áreas del saber/hacer en contacto cercano a las necesidades de nuestro
país, tanto en espacios públicos como privados.
Los CFT se abren como nuevos espacios de desarrollo y trayectoria educacional para
proyectos personales diversos. Una realidad que viven muchas personas en Chile, lo que implica
levantar un proyecto educativo a la altura de las necesidades educacionales y de vida de las
personas que cursan estudios técnicos. En mi caso particular, habiendo cursado un nivel técnico
medio, siempre es necesaria la posibilidad de seguir perfeccionándose, pero también, nace la
necesidad de ofertar más que una carrera, sino también una trayectoria que implique el
desarrollo de habilidades y competencias para la vida en todo ámbito de desarrollo (personal,
social y laboral).
Sin embargo, todo lo anteriormente mencionado, se trata de una puesta en valor que se
ha dado en el último tiempo sin aún institucionalizarse aspectos políticos y de gestión que hagan
de FTP un ámbito coordinado con el sistema de educación en Chile. En primer lugar, la forma de
funcionamiento de la FTP viene más bien del ámbito histórico-tradicional que de los
institucionales estatales, establecidos como políticas educativas claras que permitan un acceso a
la carrera académica/profesionalizante a la par con otras instituciones como IP o Universidades
como sucede en otros países.
La importancia de la FTP es fundamental para el desarrollo social, educativo, tecnológico
y productivo de un país. Por ello, es necesario que existan políticas claras al respecto, donde el
Estado también tome un rol protagónico. La participación pública no es mayoritaria en la
educación técnica superior. Y, en las instituciones privadas, la libertad de definir sus proyectos
educacionales hace difícil la posibilidad de integración a un sistema educacional donde la FTP sea
un eje de desarrollo. Sin embargo, también abre un nicho importante para poder proponer y abrir
este espacio a distintos proyectos educacionales que permitan diversificar las formas de hacer
profesional.
Lo anterior se transforma en un desafío importante para la FTP, al inclinarse hacia la
vereda profesionalizante del quehacer técnico-disciplinar, ya que insta a la revisión constante de
las necesidades a nivel país para estar en concordancia con las exigencias del medio social y
productivo. Esto implica la estrecha necesidad de diálogo y coordinación con otros agentes
sociales como el Estado y instituciones, otros CFT, IP, Universidades, Empresas, etc. Niveles de
coordinación que quedan supeditadas a las posibilidades de cada institución. Ensamblándose de
manera individual con cada proyecto educativo. Esto dificulta la posibilidad de proponer una FTP
a nivel de proyecto país.
Otro problema relacionado con lo dicho, son la instauración de estándares de calidad y
evaluación de la FTP. Ya que, en el afán de estandarizar aspectos de evaluación, se corre el riesgo
de dejar de ver justamente aspectos que han hecho de la FTP, una salida reconocida de educación.
Mencioné que la tradición histórica ha constituido la forma de funcionar de estas instituciones
más que la regulación e integración estatal que ha visto la necesidad de CFT e IP en los últimos
años. Por ello, activos intangibles como la historia, sellos valóricos, preocupación por el desarrollo
personal pueden no tener la valoración que le corresponda en un proceso de estandarización de
evaluación de calidad nacional.
Desafíos para la Docencia: A modo de síntesis.
Ante este escenario, la coherencia de un proyecto educacional, a nivel educativo,
valórico/ético, inclusive, político, hace de los Centros de Formación Técnica (CFT) un espacio
privilegiado de desarrollo social. Transformando así también la labor docente. Donde cada uno
de nosotrxs, se encuentre comprometido con la docencia y los nuevos desarrollos pedagógicos y
disciplinares. Esto, ya que muchas veces, solemos replicar los formatos con los cuales nos vimos
enfrentados en educación superior. Por ello es necesario estar a la vanguardia de los procesos
sociales y pedagógicos que nos permitan sortear los cambios con mayor flexibilidad y amplitud.
Un constante cuestionamiento a nuestro propio desarrollo que nos permita ser agentes de
cambio y facilitadores de aprendizajes y competencias para un mundo laboral cada vez más
exigente. Donde también somos articuladores de aprendizajes entre el aula y el mundo
social/productivo en el cual ejercemos como facilitadores y potenciadores de talentos.

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