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(Universidad de Valencia)
Decía Jardiel Poncela, con su finísima ironía, que «los muertos, por mal que
lo hayan hecho, siempre salen en hombros». 1
En el caso de Juan Ferrando Badía (Foios, 1926-Valencia, 2007) no cabe
duda de que la segunda parte del aserto se cumplió con creces. Si no en el sentido
literal, sí desde luego en el más corriente, en el que la expresión taurina de «salir a
hombros» equivale a ser objeto de homenajes y alabanzas en grado superlativo. Y
es que, en los días inmediatamente posteriores a su fallecimiento, la figura de
Ferrando fue glosada –y nos limitaremos únicamente a lo escrito y publicado–
como la de un «hombre de gran temperamento, trabajador incansable, protector y
formador de sus numerosos discípulos, leal con sus amigos y un magnífico
adversario»; 2 «un hombre de bien» que supo «equilibrar la defensa de los ideales
políticos con la defensa de los derechos de los ciudadanos»; 3 o un hombre
«vehemente y potente en todo», que supo defender a Valencia y a lo valenciano
«con ciencia, con saber, con sabiduría y con corazón, con el que nadie pudo nunca
* El autor desea hacer patente su agradecimiento a los Profs. Enrique Álvarez Conde, José
Asensi Sabater, Manuel Martínez Sospedra y Remedio Sánchez Férriz por sus estimulantes
críticas y sus valiosas aportaciones a las primeras versiones de este trabajo. Lo afirmado en él es,
no obstante, de la exclusiva responsabilidad del autor.
1 Enrique Jardiel Poncela: Máximas mínimas, Luís Miracle Editor, Barcelona, 1937. p. 17.
2 José Asensi Sabater: «Juan Ferrando Badía», en Información del 10 de diciembre de 2007.
3 Francisco Real Cuenca: «Juan Ferrando Badía: el justo equilibrio entre la política y la
justicia», en Las Provincias del 4 de diciembre de 2007.
4 Baltasar Bueno: «Juan Ferrando Badía: vehemencia y potencia», Valencia hui del 3 de
diciembre de 2007.
5 José Manuel Cuenca Toribio: «La historiografía sobre la edad contemporánea», en José
Andrés Gallego (Coord.): Historia de la historiografía española, Ediciones Encuentro, Madrid, 1999,
p. 251.
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 17
6 En 1987 Ferrando había sido designado por las Cortes Valencianas miembro de la Junta
Electoral de la Comunidad Valenciana, pero como es sabido se trata de un cargo compatible con
la condición de catedrático, y para el que de hecho habilita esa condición. Su nombramiento
sería prorrogado en otras dos ocasiones.
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 19
parte de ese periodo. En marzo de 2002 fue nombrado vocal del Consell Jurídic
Consultiu de la Comunidad Valenciana –el órgano consultivo supremo del Gobierno
valenciano, de la administración autonómica y de las administraciones locales en
materia jurídica–, si bien únicamente permanecería cuatro meses en la institución.
Y en julio de ese mismo año sería propuesto por el Partido Popular para formar
parte de nuevo del Consell Valencià de Cultura, máximo órgano consultivo de las
instituciones autonómicas valencianas en materia cultural, del que ya había
formado parte entre diciembre de 1985 y noviembre de 1995. 7
Ferrando se reintegraría en esta institución –después de la preceptiva
votación en las Cortes Valencianas–, al hilo de una renovación parcial del órgano
en la que también entraría el prolífico y polémico escritor Fernando Vizcaíno
Casas. Este dato, unido la declarada disposición de Ferrando a volver a plantear en
el seno del Consell el «problema de la lengua», –supuestamente resuelto tras la
constitución de la Acadèmia Valenciana de la Llengua en virtud precisamente de un
dictamen del propio Consell Valencià de Cultura– haría que se disparasen algunas
alarmas. 8 En realidad la incorporación al CVC de Ferrando –y otros destacados
personajes de la vida cultural valenciana–, lejos de tener como objeto una
radicalización de esta institución, se hallaba encaminada a una más plena
identificación con las instituciones autonómicas de los sectores valencianistas que
aun desconfiaban de ellas, para lo que la figura de Ferrando –indiscutiblemente
valencianista, pero al mismo tiempo netamente partidario de la participación
institucional– resultaba clave. 9
7 Durante su primer desempeño como miembro del CVC Ferrando había formado parte
de la Comisión de Gobierno de la institución. De sus muchos cometidos durante este periodo
destacaría el haber presidido la Comisión de Homenaje a José María Maravall Casesnoves y el
haber formado parte como secretario de la Comisión Conmemorativa del 750 Aniversario de la
entrada de Jaime I en Valencia –y, en consecuencia, haber sido responsable de la edición de los
volúmenes de estudios publicado por la institución en ambas ocasiones–, así como la autoría del
Dictamen aprobado por el Consell a solicitud de las Cortes Valencianas en relación con el uso
del título de Príncipe de Gerona. En él, y tras un exhaustivo estudio de la institución del
Principado de Gerona, concluyó Ferrando que «siendo el título de Príncipe de Gerona,
patrimonio común de todos los ex-miembros de la Antigua Corona de Aragón, se habrá de
contar [en cualquier acto que la ciudad de Gerona quiera realizar al respecto] no solo con la
participación del pueblo catalán, sino también con el de las Comunidades Autónomas de Aragón
Valencia e Islas Baleares». El documento puede consultarse on-line en la página web del CVC en
www.cvc.gva.es/archivos/17.pdf.
8
«Ferrando Badía, elegido por el PP, dice que llevará al Consell de Cultura el ‘problema
de la lengua’», Levante EMV de julio de 2002.
9
En cualquiera de los casos los síntomas de la enfermedad que andando el tiempo
acabaría primero con sus facultades intelectuales y después con su vida, harían completamente
estéril esta su segunda etapa en el Consell Valencià de Cultura, hasta el punto de que en los cinco
años de mandato que pudo consumir hasta el día de su fallecimiento, el de Foios no llegaría a
asistir a ninguna de sus reuniones plenarias, ni tampoco a las de las Comisiones Jurídica y
Reglamentaria y de Promoción Cultural de las que formaba parte.
20 Carlos Flores Juberías
11 Nótese que esta clasificación difiere en varios aspectos –aunque comparta otros– de la
que en su día propusieron Tomás Villarroya, Álvarez Conde y Sánchez Férriz en su informe al
Vicerrector de Investigación de la Universidad de Valencia sobre la tarea investigadora del Prof.
Ferrando (vid. «Valoración razonada de la labor investigadora del Prof. D. Juan Ferrando Badía»,
original mecanografiado, Valencia, 1991, 11 pp.), elaborado en el marco del proceso de su
nombramiento como profesor emérito.
En éste se propone una clasificación de la obra de Ferrando en seis grandes bloques
temáticos, identificados respectivamente como «Estudios sobre Historia del Constitucionalismo
español», estudios «En el ámbito de la Ciencia Política», «Teoría del Estado», «Teoría de la
Constitución», «Estudios de Derecho Comparado» y «Estudios sobre la Transición política y la
Constitución española». Respecto del primer bloque temático –y como se verá a continuación–
hemos preferido la etiqueta de «Historia política de España» en atención al enfoque casi más
politológico que jurídico que Ferrando dio a la mayoría de sus trabajos en este campo. Por lo
que respecto a las aportaciones de Ferrando en el campo de la Teoría del Estado, hemos optado
por atender al hecho de que la mayor parte de las mismas giraran en torno a los problemas de la
vertebración territorial del poder para introducir un bloque temático dedicado expresamente a
esa cuestión. Y en cuanto a los trabajos sobre la transición española a la democracia, hemos
estimado que su correcta ubicación debía ser en el marco de la preocupación de Ferrando por
la disyuntiva democracia vs autocracia, incardinable a su vez en una preocupación más amplia por
las transformaciones de la democracia moderna.
Con todo, quede constancia de esta otra clasificación, igualmente util, de la obra de
Ferrando.
12 Vid., respectivamente, Juan Ferrando Badía: La Constitución española de 1812 en los
comienzos del Risorgimento, CSIC, Roma/Madrid, 1959, y la Historia político-parlamentaria de la
República de 1873, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1973 (2ª edición, 1973).
13 Juan Ferrando Badía: El régimen de Franco: un enfoque político-jurídico, Tecnos, Madrid,
1984.
14 Vid. Juan Ferrando Badía: Las autonomías regionales en la Constitución italiana del 27 de
diciembre de 1947, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1962 y Formas de Estado desde la
perspectiva del Estado regional, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1965.
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 23
15 Vid. Juan Ferrando Badía: El Estado unitario, el federal y el Estado regional, Tecnos, Madrid,
1978 (2ª edición, revisada y ampliada, como El Estado unitario, el federal y el Estado autonómico,
Tecnos, Madrid, 1986).
16 Juan Ferrando Badía (coord.): Estudio sobre el Estatuto Valenciano (4 vols.), Generalitat
Valenciana, Consell Valencià de Cultura, Valencia, 1993, 1996.
17 Juan Ferrando Badía: La democracia en transformación, Tecnos, Madrid, 1973 y Democracia
frente a autocracia: hacia una democracia económica, social y política, Tecnos, Madrid, 1980 (2ª
edición, revisada y ampliada, como Democracia frente a autocracia. Los tres grandes sistemas
políticos: el democrático, el social-marxista, y el autoritario, Tecnos, Madrid, 1989).
18 Juan Ferrando Badía: Teoría de la instauración monárquica en España, Instituto de Estudios
Políticos, Madrid, 1975.
19 Juan Ferrando Badía: Del autoritarismo a la democracia, Rialp, Madrid, 1987.
24 Carlos Flores Juberías
20 Juan Ferrando Badía: Estudios de Ciencia Política, Tecnos, Madrid, 1976 (2ª edición
corregida y completada, 1982; reimpresión, 1985; 3ª edición, 1988; 4ª edición, 1992). Pero
también La democracia en transformación, Tecnos, Madrid, 1973 y, muy especialmente, Democracia
frente a autocracia: hacia una democracia económica, social y política, Tecnos, Madrid, 1980 (2ª
edición, revisada y ampliada, como Democracia frente a autocracia. Los tres grandes sistemas
políticos: el democrático, el social-marxista, y el autoritario, Tecnos, Madrid, 1989).
21 Juan Ferrando Badía: Teoría de la constitución, Tirant lo Blanch, Valencia, 1992; y Estructura
interna de la Constitución, Tirant lo Blanch, Valencia, 1988 (2ª edición, revisada y ampliada, como
Estructura interna de la Constitución. Su dinámica política y factores, Tirant lo Blanch, Valencia,
1990).
22 Juan Ferrando Badía (Coord.): Regímenes políticos actuales, Tecnos, Madrid, 1985 (2ª ed.,
1987; 3ª ed., 1995 y 2001).
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 25
–iniciado con sus trabajos sobre el sistema regional italiano, y trasladado más tarde
a otros modelos de organización territorial en Europa, como por ejemplo el
federalismo yugoslavo– pudieran haber parecido en la España de los sesenta un
divertimento académico carente de utilidad alguna, no será menester insistir en
cuán útiles se tornaron cuando una década más tarde nuestros legisladores
empezaron a buscar allende nuestras fronteras modelos de organización territorial
susceptibles de importarse a nuestro país. De hecho, incluso cabría argumentar
que ni siquiera en las ocasiones en que Ferrando se quiso ocupar de eso que antes
hemos llamado «los problemas más intemporales del Derecho y de la Ciencia
Política» quedaron sus trabajos reducidos a un mero ejercicio de erudición o de
reflexión academicista, ajeno por entero a las circunstancias de su tiempo: a nadie
se le escapará la intencionalidad –y la utilidad– de reflexionar en pleno auge del
franquismo en torno a las potencialidades de los grupos de presión, a las clases
sociales y su función vertebradora de intereses, o a las teorías en torno a la
legitimación del poder político.
Por último, quizás no sea del todo ocioso señalar –aunque lo que sigue
constituiría más un rasgo de su persona que de su obra propiamente dicha– que al
legado doctrinal de Ferrando Badía le fue en buena medida ajena la distinción entre
manualística e investigación; esto es: entre la producción académica destinada a
servir de apoyo a la docencia, y la encaminada al avance del conocimiento
científico; o –si se prefiere– entre la que de ordinario se vehicula a través de los
gruesos manuales sobre los que se acaban encorvando los estudiantes
universitarios, y la difundida a través de artículos y monografías pensados para ser
leídos únicamente en los círculos más selectos de la comunidad científica. Por
descontado, Ferrando hizo ambas cosas, publicando a la vez en las revistas más
destacadas de su tiempo –lo hizo nada menos que en 24 ocasiones, según mis
cuentas, en la Revista de Estudios Políticos– y dando a la imprenta manuales –
primero en la madrileña Editorial Tecnos, 24 y a partir de los noventa en la
24 En total serían cinco (Estudios de Ciencia Política, El Estado unitario, el federal y el Estado
regional, y el Estado autonómico, Democracia frente a autocracia…, El régimen de Franco y el
colectivo Regímenes políticos actuales) los manuales que a lo lago de los ochenta (o desde
mediados de los setenta hasta comienzos de los noventa, para ser más exactos) publicaría
Ferrando en la bautizada como «Biblioteca Universitaria» de la editorial Tecnos. Para
entendernos, en la popularísima –«mítica», se diría ahora– colección de tapas color caqui y
páginas de color hueso que a lo largo de esa década prácticamente monopolizó las estanterías
de las salas de lectura de las Facultades de Derecho tras haber logrado incorporar a su elenco
de autores a los más destacados académicos del momento en casi todas las áreas de
conocimiento. De este modo, las obras de Ferrando tuvieron la oportunidad de codearse con
las de Pablo Lucas Verdú y Manuel Jiménez de Parga en los campos del Derecho y de la Ciencia
Política; Mariano Baena del Alcázar en la Ciencia de la Administración; Ballesteros y Pérez Luño
en Filosofía del Derecho, Efrén Borrajo, Montoya Melgar y Ojeda Avilés en Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social; Manuel Broseta en Derecho Mercantil; Carrillo Salcedo, Díez de
Velasco, González Campos, Pérez Vera y Pastor Ridruejo en Derecho Internacional; Cerezo Mir
y Gerardo Landrove, en Derecho Penal; Diez-Picazo en Derecho Civil; Entrena Cuesta en
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 27
«Si La Constitución española de 1812 en los comienzos del Risorgimento es una monografía
novedosa, que abre sugerentes perspectivas para el estudio comparado de la madre de
nuestras constituciones, Historia político-parlamentaria de la República de 1873, tan
imantadora siempre para los estudiosos levantinos y suresteños –¿existe una
regionalización sentimental de ciertos capítulos de la historia nacional?– constituye una
síntesis de alta divulgación, acaso demasiado escorada hacia el costado político.» 27
27 José Manuel Cuenca Toribio: «La historiografía sobre la edad contemporánea», cit., p.
251.
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 29
32 Y –cómo no– también en una serie de artículos doctrinales, algunos de los cuales
acabarían sirviendo de andamiaje para las páginas de El Estado unitario, el federal y el Estado
regional. Entre ellos, cabría citar al menos «El Estado regional como realidad jurídica
independiente», Revista de Estudios Políticos nº 129-130 (1963), pp. 75-120; «El Estado unitario»,
Revista de Estudios Políticos nº 195-196 (1974), pp. 9-48; «La Europa de las regiones», Revista de
Estudios Sociales nº 12-13 (1975), pp. 23-45; «El federalismo», Revista de Estudios Políticos nº 206-
207 (1976), pp. 23-76; «Aproximaciones al concepto de región», Revista Española de la Opinión
Pública nº 47 (1977). pp. 7-55 o «El regionalismo en Europa», Revista de Estudios Políticos nº 216
(1977), pp. 9-56.
33 Así como –también en este caso– en una nueva serie de artículos doctrinales –y en un
sinfín de polémicas públicas originadas o secundadas desde las páginas de la prensa nacional y
valenciana– entre los que meritan destacarse «Del Estado unitario al Estado autonómico: su
32 Carlos Flores Juberías
proceso», Revista del Departamento de Derecho Político de la UNED nº 5 (197-1980), pp. 7-19; «Las
comunidades preautonómicas», Revista de Estudios Regionales nº 2 (1980), pp. 203-239; «Teoría y
realidad del Estado autonómico», Revista de Política Comparada nº 3 (1980/81), pp. 37-97; «La
potestad legislativa de las Comunidades Autónomas», Estudios Regionales nº 7 (1981), pp. 133-
178; «Los partidos políticos y el estado autonómico», Revista Valenciana d’Estudis Autonòmics nº
15 (1996), pp. 47-58. «Nación, nacionalidad y autodeterminación en la Constitución Española del
20 de diciembre de 1978» en Estudios de Derecho público en homenaje a Juan José Ruiz-Rico,
Tecnos, Madrid, 1997, pp. 1.191-1.229; «En torno al Estudio sobre el Estatuto Valenciano»,
Revista Valenciana d'Estudis Autonòmics nº 20 (1997), pp. 311-318 y «Corrientes doctrinales de
descentralización política en la España de los siglos XIX y XX», Corts. Anuario de Derecho
Parlamentario nº 3 (1997), pp. 17-40.
34 «En la clasificación de las formas de Estado caben dos puntos de vista posibles: político,
uno, y jurídico, el otro. Si aplicamos el criterio político, desembocaremos en la tipología
de Estado liberal, socialista, autoritario etc., que, como se expuso, no eran propiamente
formas de Estado, sino sistemas políticos; si, por el contrario, el criterio seguido en la
clasificación de las formas de Estado es el jurídico, se está apuntando a la ‘estructura
interna del poder estatal’. Según que ese Poder ‘tenga un titular único o tenga múltiples
centros de poder’ desembocaremos en las formas jurídicas de Estado. »
(Juan Ferrando Badía: El Estado unitario, el federal y el Estado autonómico, cit., p. 41.
Puntualización innecesaria para cualquiera que esté familiarizado con la obra de Ferrando: las
cursivas son suyas).
35 De hecho, sería precisamente ese planteamiento el que motivaría el cambio en la
apostilla final de su título entre la primera y la segunda edición, congruente con la sustitución del
capítulo dedicado en la primera edición a la exposición del ordenamiento regional italiano, por el
consagrado en la segunda al Estado autonómico español que –mandaba la actualidad– remata
con una amplia reflexión en torno a las leyes marco y las leyes de armonización. Vid. Juan
Ferrando Badía: El Estado unitario, el federal y el Estado autonómico, cit., pp. 233-390.
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 33
que a su vez había sido la justificación última de la primera andadura del libro, allá
por el año clave de 1978 cuando «en España se vislumbraba para un futuro
inmediato o un Estado regional, regionalizado o regionalizable, o un Estado
federalizante» y era menester que «los estudiosos de nuestra futura constitución y
los políticos tuvieran el camino desbrozado de obstáculos técnicos, por cierto muy
complejos». 36
De hecho, y si hubiéramos de trazar en pocas palabras el hilo argumental de
la obra –en realidad: de toda esta específica línea investigadora de Ferrando–
cabría resumirlo en la doble afirmación de que el Estado regional posee una
naturaleza jurídica independiente y diferenciada de las del Estado unitario y del
federal –por más que, desde luego, no falten entre ellos elementos comunes– de
modo que procede arrumbar la distinción clásica entre Estados unitarios y
federales para dejar paso a un tertium genus, «una forma intermedia entre las dos
citadas formas jurídicas de Estado», caracterizada por «un sistema vertebrado de
pluralidad de centros de decisión político-legislativa, jurídicamente
normativizados»; 37 y la de que el Estado autonómico español constituye un caso
de Estado regional en la línea en la que en su día lo fue el Estado integral ensayado
por la Constitución republicana de 1931, y el Stato regionale puesto en marcha a
partir de lo dispuesto en la Constitución italiana de 1947 –casos ambos cuya
experiencia histórica y desarrollo normativo debería ser muy tenido en cuenta por
nuestros legisladores estatales y autonómicos.
Siendo como era Ferrando valenciano no solo de nacimiento, sino también
de vocación, no sorprenderá que su interés por los modelos de organización
territorial del Estado se materializara también en estudios centrados
específicamente en el caso valenciano –máxime cuando los años de la construcción
del Estado autonómico fueron en su tierra también los años de la llamada Batalla
de Valencia, en la que Ferrando se implicó de manera determinante en defensa de
las señas de identidad y de la personalidad diferenciada de Valencia en el futuro
Estado autonómico. Dejando aparte 38 estas últimas tomas de postura, de cariz
más político y lenguaje más accesible –aunque no por ello exentas del rigor
académico de quien se tenía por universitario las veinticuatro horas del día– 39
36 Juan Ferrando Badía: El Estado unitario, el federal y el Estado autonómico, cit., pp. 13-14.
37 Juan Ferrando Badía: El Estado unitario, el federal y el Estado autonómico, cit., p. 20.
38 … Aunque solo sea porque de ellas ya se va a ocupar Vicente Simó Santonja en las
páginas que siguen a esta contribución, y porque de su recopilación y sistematización se ha
cuidado también Antonio Sánchez-Gijón al editar en el volumen La Valencia del profesor Juan
Ferrando Badía (RACV, Valencia, 2008), sus artículos y discursos sobre la historia, la cultura, la
lengua y la política valencianas.
39
Véase a este respecto las rotundísimas afirmaciones de Baltasar Bueno («Juan Ferrando
Badía: vehemencia y potencia», cit.), para quien el de Foios «dio al movimiento valencianista el
sello universitario, científico, que necesitaba», en la medida en que fue durante esos años el
único catedrático «quien en medio del miedo y silencio universitario todos los días alzaba la voz
valiente y cantaba las verdades del barquero».
34 Carlos Flores Juberías
breve serie de trabajos que vieron la luz repartidos, una vez más, entre la Revista
de Estudios Políticos y Atlántida. 44 Pero sería a comienzos de los setenta, ya en su
etapa vallisoletana, y cuando las perspectivas de una auténtica transformación en
sentido democrático del sistema político español comenzaron a adquirir
plausibilidad, cuando Ferrando optó por intensificar su interés por esta cuestión, y
dar el salto cualitativo que siempre supone la elaboración de una monografía.
La democracia en transformación –calificada en su día por Fernández Segado 45
como «un ensayo sociopolítico con carácter de divulgación científico-ideológica»
más que de una investigación stricto sensu– plantea la conveniencia de llevar a cabo
un análisis del sistema democrático-liberal desde un ángulo dinámico, a fin de
poder dar razón de su gradual transformación en una democracia social y
económica. Ferrando dividirá su obra en tres partes, analizando en la primera de
ellas la transformación histórica del sistema democrático-liberal, abordando en la
segunda el análisis de los factores que determinan el funcionamiento del sistema
político demo-liberal y las fuerzas políticas que los ponen en movimiento, y
trazando en la tercera «una teoría de la oposición en el sistema democrático-
liberal». A este respecto, no estará de más señalar que ya en aquellos cruciales
momentos Ferrando defendería la tesis de que
«Todo régimen que desee pervivir ha de prestar atención a todos aquellos sectores
reales que representen intereses legítimos y opiniones discrepantes, pues en caso
contrario se condenaría a su propia extinción. La institucionalización de la oposición
abriría un cauce de integración en el régimen a todas aquellas fuerzas reales, tanto
sociales como políticas, estableciendo así las bases que harían posible su continuación.»
«A lo largo del siglo XX han estado vigentes en Europa tres categorías de sistemas
políticos: el democrático liberal, el socialista y el sistema autoritario. Cada uno de ellos
cristalizó en una pluralidad de regímenes políticos que, no obstante sus divergencias,
guardaban una íntima analogía en cuanto a sus principios inspiradores y a su fundamental
estructura política». 47
«Las democracias liberales consideran al Poder político como limitado por su propio rol:
garantizar las libertades de los ciudadanos; por el contrario, el sistema autocrático (en sus
versiones socialista y autoritaria) desconoce –aunque por diversas razones– las
limitaciones al poder de los gobernantes. Sus límites derivan del propio fin del poder
[…] Todo está subordinado a este fin». 48
Todo ello, como es natural, sin perjuicio de que entre los unos y los otros
las influencias hayan sido frecuentes e intensas, ya que –como apunta el autor en
las primeras páginas de la obra–
«No cabe duda de que la existencia del bloque socialista y las experiencias pasadas y
presentes de los diferentes regímenes autoritarios han sido factores esenciales de la
46 Una vez más, Ferrando dejaría también tras de sí una pléyade de estudios sobre el tema
de menor entidad y mayor especificidad, algunos anteriores a Democracia frente a autocracia –
como «El sistema autocrático», Sistema: Revista de Ciencias Sociales nº 10 (1970), pp. 77-98– y
otros, en cambio, posteriores –como «La estructura política del sistema socialista-marxista», en
Manuel Aragón Reyes (Coord.): Homenaje a Carlos Ruiz del Castillo, IEAL, Madrid, 1985, pp. 193-
232; «Los tres grandes sistemas políticos», en Estudios históricos: Homenaje a los profesores José Mª
Jover Zamora y Vicente Palacio Attard, Vol. 1, Universidad Complutense, Madrid, 1990, pp. 281-310;
y «En torno a la Democracia», Revista Valenciana d'Estudis Autonòmics nº 19 (1997), pp. 311-328.
47
Juan Ferrando Badía Democracia frente a autocracia. Los tres grandes sistemas políticos…,
cit., p. 50.
48
Juan Ferrando Badía Democracia frente a autocracia. Los tres grandes sistemas políticos…,
cit., p. 50.
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 37
Con este objeto, y tras dedicar una primera parte a la reedición de sus tesis
en torno a la tipología de los sistemas políticos, Ferrando consagra la parte
segunda de la obra a revisar, actualizar y completar sus consideraciones de 1973
en torno a la evolución histórica y a las dinámicas del sistema democrático-liberal y
pluralista; dedicando la tercera al análisis de «Los regímenes no democráticos»,
para subrayar en este plano la distinción antes referida entre sistemas social-
marxistas y autocráticos, y terminar bajando de la teoría a la práctica con unas
breves consideraciones en torno al régimen de Franco que –una vez más–
permitirán engarzar esta obra con las restantes del autor.
Y es que las reflexiones de Ferrando en torno a la disyuntiva Democracia
vs. Autocracia, lejos de quedar circunscritas al plano de la pura teorización, fueron
reiteradamente testadas por nuestro autor en la amplia serie de reflexiones que
consagró al estudio de nuestra propia peripecia en el tránsito de la autocracia a la
democracia, de entre las que caben destacar, amén de un modesto número de
artículos científicos, sus monografías El régimen de Franco: un enfoque político-jurídico,
Teoría de la instauración monárquica en España, y Del autoritarismo a la democracia. 50
Si de la primera de ella se han dicho ya suficientes cosas como para facilitar
su encuadre en la obra global de Ferrando, de la Teoría de la instauración
monárquica en España cabe decir –en primer lugar– que se trató de una obra
oportunísima, llamada a poner luz a los que sin duda eran –en el momento de su
aparición– los más importantes interrogantes a los que se enfrentaba la clase
política española –de uno y otro signo– y hasta buena parte de los ciudadanos:
¿cuáles eran exactamente los poderes que Franco iba a legar a su sucesor? ¿Con
qué autonomía iba a poder éste ejercerlos en el marco diseñado por las Leyes
Fundamentales? ¿Cómo iban a vertebrarse las relaciones del nuevo monarca con
las viejas instituciones del franquismo? Y, sobre todo: ¿de qué manera podría la
Corona y su titular complementar la legitimidad que les brindaba el régimen, con la
49
Juan Ferrando Badía Democracia frente a autocracia. Los tres grandes sistemas políticos…,
cit., p. 14.
50 De la concreta cuestión de la Monarquía en la transición –o quizás fuera mejor decir de
la transición en la Monarquía– se ocuparía Ferrando Badía en otras dos ocasiones posteriores. A
saber: «De la Monarquía del 18 de julio a la monarquía del Proyecto Constitucional de 1978», en
Jorge Carpizo (dir.): Las experiencias del proceso político-constitucional en México y España,
Universidad Nacional Autónoma de México, México DF, 1979. pp. 15-97 y «La Monarquía
parlamentaria actual española», Revista de Estudios Políticos (nueva época) nº 13 (1980), pp. 7-44.
Otras aportaciones menores de Ferrando Badía al estudio de la transición serían sus
trabajos «La transición política», en Política y sociedad: estudios en homenaje a Francisco Murillo
Ferrol, Vol. 2, Centro de Estudios Constitucionales-CIS, Madrid, 1987, pp. 857-886 (publicado
como «La transición política española», en el Libro homenaje al Profesor Héctor Fix Zamudio,
UNAM, México, 1989) y «La evolución institucional del régimen de Franco; la transición
política», en Historia general de España y América. T. XIX-2, Rialp, Madrid, 1987.
38 Carlos Flores Juberías
53 Juan Ferrando Badía: «Presentación», en Estudios de Ciencia Política, cit. pp. 14-15.
54 Juan Ferrando Badía: «Enfoques en el estudio de las ciencias políticas», Revista de Estudios
Políticos nº 187 (1973), pp. 9-64; «Métodos en el estudio de la Ciencia Política», Revista Española
de la Opinión Pública nº 31 (1973). pp. 7-25; «Teorías contemporáneas en torno a la Ciencia
política: teorías negativas», Revista de Estudios Políticos nº 193 (1974), pp. 25-62; «Teorías
contemporáneas en torno a la Ciencia política: teorías positivas», Revista Española de la Opinión
Pública nº 44 (1976) y «En torno a los conceptos de sistema y régimen», Atlántida. Revista del
pensamiento actual nº 39 (1969).
55 Juan Ferrando Badía: «Los grupos de presión», Revista de Estudios Políticos nº 146 (1966),
pp. 101-138; «Estudio de las élites», Atlántida. Revista del pensamiento actual nº 50 (1971), p. 24-
29; «Casta, estamento y clase social», Revista de Estudios Políticos nº 198 (1974), pp. 23-66; «En
torno a los grupos sociales, su jerarquía y la noción de estructura social», Revista de Estudios
Políticos nº 199 (1975), pp. 7-64; «La nación», Revista de Estudios Políticos nº 202 (1975), pp. 5-58.
y «Las élites», Revista Española de la Opinión Pública nº 43 (1976).
40 Carlos Flores Juberías
56 Juan Ferrando Badía: «Las formas históricas de Poder político y sus legitimidades»,
Revista de Estudios Políticos nº 138 (1964), pp. 85-122; «Análisis estructuro-funcional de lo
político», Atlántida. Revista del pensamiento actual nº 32 (1968); «Poder y legitimidad», Revista de
Estudios Políticos nº 180 (1971), pp. 5-28; «El poder político», Revista Española de la Opinión Pública
nº 27 (1972) y «Las dos caras del dios Jano, potestas y auctoritas», Revista Española de la Opinión
Pública nº 42 (1975).
57 Juan Ferrando Badía: Estudios de Ciencia Política, cit. p. 13.
58 Juan Ferrando Badía: Estudios de Ciencia Política, cit. p. 61.
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 41
«se hallan en estrecho maridaje con los supuestos físicos, económicos, las estructuras
sociales (grupos sociales, clases, grupos territoriales) y con los otros elementos
superestructurales: creencias religiosas y morales, tradiciones culturales, sistemas de
valores; en síntesis, cultura.»
politológica de sus obras, sus Estudios de Ciencia Política– de la más jurídica de sus
monografías: su Estructura interna de la Constitución.
Confesadamente emparentada con las reflexiones en torno al valor y la
función de la Constitución con las que acababa de cerrar el último bloque temático
de sus Estudios, 61 la Estructura interna de la Constitución es una obra formal y
sustancialmente atípica dentro de la trayectoria investigadora de Ferrando. Por lo
que hace a lo primero, debido a su igualmente confesada condición de libro
«escrito de un tirón» y «con finalidad fundamentalmente docente», pensado más
para el aula que para la academia, y en buena medida distante de sus inquietudes
investigadoras más habituales. Y por lo que hace a lo segundo, por su temática,
eminentemente constitucionalista.
Y es que si es cierto que para Ferrando el Derecho constitucional se halló
siempre cercano a sus intereses como investigador, no lo es menos que su interés
por la Constitución como objeto de estudio se había hallado íntimamente ligado a
su condición de elemento de lo político: de resultado de sus dinámicas, de marco
para su desenvolvimiento, de espejo de sus tensiones. Es por ello que el interés de
Ferrando por la Constitución se había concretado hasta ese momento más en el
análisis de sus circunstancias –de su origen, de sus repercusiones– y de su
conceptualización, que en el estudio de su contenido; más en su dimensión política
que en su naturaleza jurídica; o –si se puede hacer un juego de palabras–, más en
su fachada externa que en su estructura interna –y de ahí la calificación de su
Estructura interna de la Constitución como una obra atípica.
La obra analiza con desigual interés las dos componentes tradicionales de las
constituciones contemporáneas, dedicando a la llamada «parte dogmática» de la
Constitución apenas una cincuentena de páginas, y explayándose con mucha mayor
meticulosidad en la «parte orgánica», abordando con especial énfasis un tema tan
auténticamente novedoso en la trayectoria investigadora de Ferrando como el de
los procedimientos para la elección de los gobernantes. Y todo ello con la
intención de responder, más allá de toda elucubración puramente teórica a
Con todo, Ferrando se resistiría a dejarse llevar sin más por las corrientes
doctrinales predominantes en aquel –y en éste– momento, y proclamaría con
tozudez «que el contenido de la presente publicación no sigue los módulos
clásicos que solemos encontrar en la mayoría de los autores de orientación
estrictamente jurídico-constitucionalista» sino que, siendo consecuente con su
«hoy se interesan menos por la estructura teórica del gobierno y más por su
funcionamiento efectivo. Se ocupan menos del poder en sí, que de su uso. A medida que
los científicos de la política tienden a cercarse a las realidades económicas y sociales, se
acercan también a la economía política, a la sociología, la antropología, la geografía, la
estadística y la historia. Estos contactos con las disciplinas próximas no implican peligro
alguno para la integridad de la ciencia del Derecho Constitucional. La completan.
Traducen simplemente el deseo de los especialistas de no encerrarse en el seno de una
disciplina y el sentimiento que tienen de la interdependencia de los fenómenos políticos
que, si bien pueden ser aislados por comodidad de estudio, están vinculados
indisolublemente en la vida real.» 63
62 Tema este sobre el que Ferrando tenía ya en su haber una publicación previa:
«Regulación juridico-constitucional de los partidos de los regímenes de democracia clásica:
especial consideración del caso italiano», Revista de Estudios Políticos nº 208-209 (1976), pp. 35-60.
63 Juan Ferrando Badía: «Presentación», en Estructura interna de la Constitución. Su dinámica
política y factores, cit., p. 14.
44 Carlos Flores Juberías
64 Véase Juan Ferrando Badía: «La Constitución yugoslava de 7 de abril de 1963», Revista de
Estudios Políticos nº 131 (1963), pp. 79-126 y «Los principios socio-económicos y socio-políticos
del régimen político yugoslavo», Revista de Estudios Políticos nº 163 (1969), pp. 31-80.
65
Véase Juan Ferrando Badía: «Los partidos en el régimen político británico», Atlántida.
Revista del pensamiento actual nº 46 (1970), p. 387-413.
66 De hecho, al menos uno ha llegado a serlo. Me refiero a la contribución de Remedio
Sánchez Férriz en torno a «El régimen político suizo», que se halla en el núcleo de lo que
46 Carlos Flores Juberías
andando el tiempo sería Suiza. Sistema político y constitucional (Con Mª Vicenta García Soriano,
CEPC, Madrid, 2002).
67 Véase, a modo de ejemplo, la exposición de la historia política y de las fuentes del
Derecho constitucional británico que realiza Irene Delgado Sotillos en «El sistema político de
Gran Bretaña», en Irene Delgado, Pilar Chavarri y Pablo Oñate (coords.): Sistemas de
organización política contemporánea, UNED, Madrid, 2002, pp. 49-92 (esp. pp. 49-58).
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 47
68 Sobre la figura de Murillo véase –aunque en efecto la memoria le juegue una mala pasada
en esta concreta cuestión– el trabajo de Miguel Beltrán Villalva: «In memoriam: Francisco Murillo
Ferrol», REIS nº 107 (2006), pp. 7-13. Y también el de Felipe Morente Mejías: «Francisco Murillo
Ferrol o el compromiso académico con las ciencias sociales», Política y Sociedad n º 41/2 (2004),
pp. 145-162.
48 Carlos Flores Juberías
él–, entre los que cabría subrayar por su talla las figuras de Pablo Lucas Verdú,
Manuel Jiménez de Parga, Carlos de Cabo, Manuel Ramírez, o Pedro de Vega. 69
En lo que respecta a la parte de la formación académica de Ferrando que
procedió de sus lecturas, es obligado reconocer la exhuberancia de las fuentes
bibliográficas manejadas de ordinario por nuestro autor, 70 reveladora a la vez de
su celo permanente por estar al tanto de todo cuanto se escribiera en España, el
resto de Europa y los Estados Unidos como –naturalmente– de sus propias
inclinaciones doctrinales. 71 Entre los autores españoles, Ferrando recurrió con
largueza tanto a la obra de maestros de una generación anterior a la suya como
García Pelayo, como a la de coetáneos –tómese este término con cierta
flexibilidad– como Jiménez de Parga, López Pina, Lucas Verdú, Sánchez Agesta,
Tierno Galván o Gumersindo Trujillo. Entre los del resto de Europa, sus
preferencias se decantaron netamente por la doctrina francesa y por la italiana. En
relación con la primera, Ferrando recurrió con frecuencia a clásicos todavía en
plena vigencia como Burdeau, Carré de Malberg, Chevallier, Duguit, Jouvenel,
Gurvitch, Hauriou, Laferrière, Mirkine-Guetzévitch, Prelot o Vedel, sin dejar de
manejar también la obra de coetáneos suyos como pudieran ser Maurice
Duverger, Jacques Ellul, Jean Meynaud, o A. Nicolai. En relación con la doctrina
italiana, Ferrando demostró una envidiable familiaridad con las tendencias más
69 A este respecto, un dato podría resultar revelador de por donde discurrieron los
afectos personales y las gratitudes intelectuales de Ferrando: a lo largo de sus cuatro décadas de
carrera académica, Ferrando participó en apenas siete libros homenaje a otros tantos –en
realidad, a ocho– de sus colegas con motivo de su jubilación o su fallecimiento: los dedicados a
Diego Sevilla Andrés (Universidad de Valencia, Valencia, 1983), Pablo Lucas Verdú (Universidad
Internacional Menéndez y Pelayo, Madrid, 1984), Carlos Ruiz del Castillo (IEAL, Madrid, 1985),
Francisco Murillo Ferrol (Centro de Estudios Constitucionales-CIS, Madrid, 1987), Héctor Fix
Zamudio (UNAM, México, 1989), Paolo Biscaretti di Ruffia (Giuffrè, Milán, 1987), José Mª Jover
Zamora y Vicente Palacio Attard (Universidad Complutense, Madrid, 1990) y Juan José Ruiz-Rico
(Tecnos, Madrid, 1997).
70 Exhuberancia tanto más llamativa cuando –recuérdese, aunque sea ya sabido– la práctica
totalidad de su producción científica se gestó mucho antes de la generalización de los
ordenadores y las bases de datos en soporte electrónico y, naturalmente, mucho antes de que
se hubieran inventado instrumentos de búsqueda como Google o bases de datos como la
Wikipedia. En otras palabras, en la época en la que disponer de una buena bibliografía requería
de interminables horas de trabajo callado en bibliotecas propias o ajenas, y de la paciente
elaboración, la periódica puesta al día, el minucioso mantenimiento y el codicioso atesoramiento
de un sistema de fichas manuscritas o –a lo sumo– mecanografiadas; y en la que –por tanto– un
opositor podía ser juzgado por la abundancia y la calidad de sus fuentes en la absoluta confianza
de que ésta era en verdad reveladora de su solvencia como investigador y no, sencillamente, de
la capacidad de almacenaje de su hard drive.
En ese sentido es oportuno recordar que a lo largo de su carrera investigadora Ferrando
Badía fue siempre reconocido por colegas y discípulos por su laboriosidad en el manejo de las
fuentes bibliográficas con las que trabajaba, y por la envidiable riqueza de las mismas.
71 Véase la revisión de la literatura científica del momento llevada a cabo por Juan Ferrando
Badía en «La Ciencia política en los Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia», Revista de
Ciencias Sociales nº 21 (1972), pp. 255-277.
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 49
72 En esa línea de contribuir a la introducción en España a los más afamados politólogos del
momento, cabe recordar que Ferrando firmaría las traducciones al castellano de las obras de S.
E. Finer: El imperio anónimo, Tecnos, Madrid, 1960 (prologada con un estudio preliminar suyo
intitulado «Los grupos de presión y su institucionalización»), David E. Butler: Estudios del
comportamiento político, Tecnos, Madrid, 1964 y Henri Manzanares: El Parlamento Europeo,
Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1967.
50 Carlos Flores Juberías
73 Quizás fuera por ese mismo motivo que –forzoso es reconocerlo– la obra de Ferrando
haya sido tan escasamente traducida. Ninguno de sus libros llegó a ser vertido a otro idioma, y
por lo que hace a sus artículos científicos solo uno lo fue al alemán («Die spanische Verfassung
von 1812 und Europa», Der Staat [1963]) y otro al portugués («Dinámica política e progresso
técnico», Revista Brasileira do Estudos Políticos nº 27 [1969]).
La obra de Juan Ferrando Badía y su significación en el desarrollo... 51
5. CONCLUSIONES
los que ahora atravesamos, en los que el desánimo y hasta frustración traspasa al mundo
académico de uno a otro extremo, el entusiasmo y la rotundidad con la que Juan
Ferrando afirmó siempre que su primera y principal condición era la de universitario
merecería ser recordada e imitada.»