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Pese a que nadie creyó que resultaría electo, tras 16 meses de su llegada a la
Casa Blanca, lo que está ocurriendo solo responde a un objetivo que desde
hace años había sido planteado, y aunque se haya tardado en tomar medidas,
la obsesión del presidente Trump por disminuir el déficit en el intercambio
comercial con China (aunque ya no los tilde de enemigos) sin duda podría
generar una guerra comercial entre los gigantes económicos.
Durante su primer día en el poder, retiró a los Estados Unidos del acuerdo TPP
(Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, por sus siglas en inglés)
logrando mantener a su país fuera de una posible crisis comercial, sin
embargo, el resto del año adopto una postura neutral ante estos temas, hasta
el pasado 22 de enero, cuando impuso un aumento del 30% en aranceles a la
entrada de paneles solares, cuyo principal productor viene siendo justamente
China.
Las medidas tomadas por Estados Unidos responden a los resultados de una
investigación encabezada por el gobierno de Trump desde agosto de 2017, en
la cual se determinó que China emplea prácticas desleales en materia de
propiedad intelectual que afectan directamente a las empresas
estadounidenses, viéndose éstas forzadas a compartir su tecnología a
compañías locales como requisito para entrar en el mercado de este país.
China necesita del superávit de Estados Unidos para poder mantener en pie su
modelo de desarrollo, que tras las deudas adquiridas durante el primer
trimestre del 2018, los controles de capital y la depreciación de su moneda
simplemente no podría darse el lujo de perder las exportaciones a su principal
cliente sin que esto disparase sus problemas de sobrecapacidad.
Estados Unidos tampoco podría presionar demasiado con sus acciones
comerciales a China si desea mantener el apoyo del gobierno de Xi Jinping
para enfrentar las problemáticas de seguridad global, como Corea del Norte.
Lo ideal para resolver esta situación sería que el gobierno de Xi Jinping ofrezca
algunas medidas en política comercial que alivien las preocupaciones de
Estados Unidos. ¿Por qué? China no puede seguir ignorando a estas alturas la
necesidad de esclarecer sus políticas en cuanto a la propiedad y los
derechos intelectuales que exige a las empresas occidentales que desean
entrar en su mercado. Además de eliminar los subsidios estatales que
benefician a muchas compañías de talla global en China.
Sin embargo, el embajador de China en Perú, Jia Guide sostiene que una
eventual guerra comercial entre Estados Unidos y China pudiera abrir el
camino a América Latina declarando que “Si China no importa mercancías
desde Estados unidos va a importar desde otros países”.