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Servicio Nacional de Aprendizaje –SENA-

Escuela Nacional de Instructores


Curso Formación por Proyectos con la herramienta LEGO

Daniela Melo Ruiz


C.C 1.026.274.618

Repensando la educación en Colombia: revisión y análisis del texto Del


constructivismo al construccionismo: implicaciones educativas, de Hernán
Rodríguez Villamil

Con el transcurrir del tiempo y ante la aparición de nuevos y diferentes problemas


sociales, (re)pensar la educación se vuelve una necesidad imperante, pues es
finalmente a través de ésta que, de una u otra forma, afrontamos los nuevos retos
que nos trae la existencia humana. Hernán Rodríguez Villamil (2008) en su texto Del
constructivismo al construccionismo: implicaciones educativas, hace un ejercicio de este
tipo, el cual resulta bastante pertinente porque, por un lado, nos muestra qué modelo
educativo debería implementarse en la sociedad actual colombiana para mejorarla
y transformarla, y por otro, porque devela algunas pistas sobre cómo implementar
dicho modelo.

En el presente documento se resaltarán aquellos aportes que realiza Rodríguez en


su texto, al análisis de los procesos educativos y a la reflexión misma de la práctica
de la enseñanza. Vale la pena destacar que el texto más allá de ser un aporte teórico
y académico, es un texto que nos pone a pensar -especialmente a los que somos
educadores- el ejercicio mismo de la educación y las prácticas pedagógicas que se
aplican en el aula; así pues, a medida que se presentan los aportes más importantes
del documento, se irá realizando de manera simultánea, un análisis sobre lo que
debería ser y buscar la educación hoy en día, pues se considera que (coincidiendo
con Rodríguez), en la actualidad, la educación no está cumpliendo uno de sus
principales objetivos: lograr transformar la sociedad y lograr que ésta llegue a sus
ideales; por el contrario, se ha convertido en un instrumento más de dominación y
de apaciguamiento de la sociedad.

El principal propósito de Rodríguez Villamil con su texto es sugerir que en Colombia


se pase del modelo constructivista al modelo construccionista en el sistema
educativo, debido a que el constructivismo, se centra demasiado en el individuo y
considera que el conocimiento es un proceso intrasubjetivo, depreciando la
influencia del contexto social en el cual está inmiscuido. En cambio, la perspectiva
constructivista, permite tomar en consideración los elementos contextuales y
sociales, en la medida en que considera que la construcción del conocimiento no es
un proceso netamente intrasubjetivo sino que también es intersubjetivo, en la
medida en que se construye a través de la interacción con los demás.

De esta forma, el punto central entre ambos modelos o enfoques epistemológicos


está en la concepción sobre cómo el individuo construye o accede al conocimiento
y como comprende e interpreta la realidad, y esto, de cierta forma, tiene unas
consecuencias en las prácticas pedagógicas y en sus resultados. Ya el
constructivismo había planteado que el conocimiento (y por lo tanto la realidad) es
una construcción mental del individuo, es una representación (idea) que éste se
forma sobre lo que lo rodea, y por lo tanto, varia de una persona a otra, ya que la
conformación de estas representaciones depende de aspectos como los
conocimientos previos, la experiencia, las formas de pensar, de interpretar y
comprender, de las motivaciones, etc.

Por su parte, el construccionismo, adoptando ciertos elementos del constructivismo,


también considera que el conocimiento es construido, sin embargo, a diferencia de
este último, considera que el individuo construye el conocimiento y realiza una
representación de la realidad a partir de la interacción que tiene con las demás
personas en determinados contextos sociales y culturales. Adicionalmente, el
constructivismo le da un fuerte énfasis a la comunicación y al lenguaje, ya que son
los que permiten que los seres humanos interactúen entre sí, y hacen que los
individuos generen ciertas representaciones de la realidad; es decir, a través del
lenguaje la realidad adquiere determinado significado y representa una visión
particular de la realidad, de esta forma, no hay realidades absolutas sino discursos
sobre la manera en que se observa la realidad, pero esos discursos no son
independientes, o individuales, sino que son compartidos y construidos socialmente.

Por esta forma en que el construccionismo aborda el conocimiento, es que


Rodríguez Villamil lo considera como el enfoque pertinente para el modelo educativo
de colombiano, pues como él mismo lo indica, con la pedagogía construccionista
“No se trata de construir conocimiento intrapsíquico o interpsíquico, es necesario construir
conocimiento por el otro y para el otro, para beneficios de la comunidad y no sólo para
beneficios individuales. Este es el reto que se propone asumir la pedagogía
construccionista, ir más allá de lo constructivo mentalmente, involucrando lo emocional, lo
lingüístico y lo social en los procesos de aprendizaje” (2008, p. 84).

He aquí uno de los más grandes aportes del autor: considerar que la educación no
sólo debe promover la generación autónoma del conocimiento, que el individuo
desde su experiencia y curiosidad conozca el mundo y produzca conocimiento, sino
que más allá de eso, el conocimiento este hecho con un fin social, que busque ser
útil para los demás, que construya sociedad. Y esto es algo que se ha desvirtuado
en la educación, pues hoy en día ésta, con su modelo competitivo e individualista,
lo que ha generado es profundizar el egoísmo de los seres humanos, precisamente
porque no ha hecho un reconocimiento del otro como parte del yo, del mí mismo,
sino que solo ha hecho un reconocimiento del yo, como único constructor de lo que
es, de lo que siente, de lo que piensa y del conocimiento.

Otro aporte importante de Rodríguez Villamil es que plantea que lo que se enseña
y aprende tenga un sentido, una motivación, sea atractivo para el alumno, teniendo
en cuenta que, como él lo indica, “los procesos de enseñanza-aprendizaje están
relacionados no con lo que el maestro enseña, sino con lo que el estudiante
comprenda y éste comprenderá sólo aquello que le interese o lo emocione” (p. 75).
Si no se quiere que los alumnos aprendan por aprender, que en este caso más que
aprender, sería repetir una información sin saber el uso de la misma, el maestro no
debe enseñar por enseñar, y para ello debe, en primera instancia, buscar y mostrar
la utilidad de ese conocimiento que quiere compartir o que quiere hacer emerger del
alumno, del mismo modo, debe buscar y hacerle entender al alumno la aplicabilidad
de ese conocimiento, volver acción ese conocimiento.

Otro de los aportes que realiza el autor, es resaltar lo que plantea el modelo de
Escuela nueva sobre la experiencia práctica como un elemento fundamental en el
proceso de formación, de tal forma, que los alumnos aprendan a través de la
interacción directa con los objetos, a través de la propia intervención sobre el
mundo; esto es importante porque el contacto directo con la realidad, con los
fenómenos, nos permite un mejor conocimiento de los mismos, ahora si se realiza
ese proceso en conjunto, si los alumnos tienen la posibilidad de compartir sus
representaciones con los demás, y si logra comprender y aceptar las
representaciones de los otros y como los demás representan el mundo, a través de
la interacción, de la dialéctica se podría llegar a la construcción de un conocimiento
colectivo, mucho más amplio, mucho más diverso, y por qué no, mucho más certero.

También se resalta la intención el autor de explicar la operatividad del modelo, a


través de la exposición de sus cuatro categorías: Autopoiesis, Autorreferencia,
Espacios reflexivos referentes y Monitoreo de procesos. A pesar de que no muestra
una aplicación puntual de estos conceptos en el aula, su explicación teórica da luces
sobre cómo podrían implementarse, en esa medida, si aplicáramos los conceptos
propuestos por Rodríguez Villamil, los procesos de enseñanza aprendizaje deberían
promover que: a través de la comunicación las personas evolucionen, es decir, se
corrijan y mejoren; los alumnos realicen una auto-observación, que se analicen a sí
mismos para confrontar sus verdades y acciones, para ello se deben plantear
preguntas que permitan la reflexión sobre sus formas de pensar y actuar,
adicionalmente, se debe procurar llevar ese pensamiento, esa reflexión a la praxis,
de tal forma que se logre un cambio en la manera de ser, pensar y actuar; por otra
parte, se debe buscar que las personas hagan un reconocimiento de la diferencia
con el otro, y del respeto que merece; por último, se debe monitorear la aplicación
de este modelo, con el objetivo de hacer los ajustes correspondientes.

Finalmente, resulta muy pertinente el comentario que realiza el autor sobre la


importancia de que los maestros abandonen la idea de que su función es trasmitir
conocimiento, para comenzar a comprender que su función es hacer que el
estudiante saque lo mejor de sí mismo; esto permite evidenciar que, los procesos
de enseñanza-aprendizaje más allá de pretender que los maestros llenen de
información a sus alumnos, lo que deben lograr es hacer que ellos exploren sus
potencialidades y capacidades, para que las desarrollen al máximo, pero este
aprovechamiento no se debe ver desde una perspectiva individualista y egoísta,
desde el éxito personal, sino desde una perspectiva social, es decir, el aporte que
hace el individuo con sus habilidades y capacidades a la construcción de la
sociedad.

Si se diera este cambio en el modelo educativo, si se aplicaran varias de las


propuestas dadas por Rodríguez Villamil (2008), seguramente la educación en
Colombia tendría unos procesos y resultados muy diferentes y útiles; este cambio
evidentemente, implica un reto bastante grande para el Estado, para la sociedad,
pero especialmente para los maestros, quienes debemos replantear nuestras
prácticas pedagógicas a la luz de las necesidades del alumno, pero especialmente
de la sociedad; esto requiere una reflexión profunda por parte de cada uno de
nosotros sobre cómo estamos desarrollado esos procesos pedagógicos, así mismo
requiere de un mayor compromiso y una mayor consciencia por nuestra parte.

Bibliografía.

Rodríguez Villamil, H. (2008). Del constructivismo al construccionismo: implicaciones


educativas. Revista Educación y Desarrollo, 2 (1), 71-89.

Agudelo Bedoya M.E. & Piedad Estrada Arango, P. (2012). Constructivismo y


construccionismo social: Algunos puntos comunes y algunas divergencias de estas
corrientes teóricas. Prospectiva (17), 353-378.

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