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Estrategias de enseñanza y
aprendizaje, 2001, México, Editorial Pax, paginas 56-87
¿Qué es un problema?
La vida cotidiana enfrenta a todo sujeto a ciertas situaciones que generan reacciones
hasta cierto punto automáticas y con una reflexión casi nula: las actividades diarias
(vestirse, salir a la escuela, quizá manejar, etc.). Existen otras que son nuevas y, por
tanto, novedosas, que requieren una respuesta elaborada; a este segundo tipo de
situaciones se les denomina problemas y su característica principal es la incertidumbre
que ocasionan, pues el sujeto no sabe cuál comportamiento demandan y esto lo obliga a
utilizar tratamientos distintos a los procedimientos que utiliza rutinariamente.
Al usar tratamientos diferentes ante una información nueva, las concepciones que se
sostenían sobre esa realidad (ámbito del problema) evolucionan. El cambio -en la forma
de percibir, de resolver, de pensar, de articular la información- es lo que evidencia que la
solución de problemas cobra gran importancia en la construcción del conocimiento y en la
intervención de la realidad. En el nivel del sujeto permite un mejor y mayor aprendizaje y
en el nivel social, posibles cambios que modifiquen su estructura desde la influencia del
mismo sujeto.
[…] todo problema da lugar a la formación de nuevas concepciones, más acordes con las
circunstancias planteadas, a partir de las que ya se tienen y que se movilizan en la
búsqueda de soluciones. Es decir, se aprende del proceso resolutivo derivado de un
entorno que se acepta como diverso y mutable.
La búsqueda constituye todo un proceso que detona actitudes de reto y poder en los
sujetos; que dinamiza y reorganiza las ideas referidas a la temática del problema; que
requiere la exploración del entorno del problema permitiendo una formulación más precisa
del mismo, y que pone en marcha un conjunto de acciones para su solución,
reestructurando las concepciones implicadas y conformando una respuesta posible.
La solución de problemas, vista así, alude a un tratamiento centrado en la investigación
como una estrategia de construcción de conocimientos y actuación en la realidad propia.
De tal manera, establece similitudes entre la actividad científica y la actividad cotidiana de
la escuela.
[…] un problema es una tarea que plantea a un individuo la necesidad de hallar una
solución, sin contar con un procedimiento directamente accesible que la garantice.
Ambas son definiciones aceptadas […]; en ellas se destacan las siguientes premisas
fundamentales en la enseñanza de las matemáticas:
El problema matemático escolar alude entonces a una situación didáctica que debe ser
modelada para encontrar la respuesta a una pregunta que se deriva de la misma
situación.
Se trata de una situación didáctica donde se espera que el sujeto a quien se le plantea la
acepte como tal, lo cual significa que dispondría de ciertos elementos para comprender la
situación como un problema, pero no de un sistema de respuestas totalmente constituido
que le permita responder en el acto.
[…] es necesaria la acción del sujeto, también se requiere de la interacción con otras
informaciones o, lo que es lo mismo, establecer un conocimiento compartido, […] que
permita la comprensión/solución conjunta de la temática y el contexto del problema.
El problema y el proceso de solución, más que la solución, generan sobre todo una serie
de acciones (tratar, enfrentar, trabajar el problema) relacionadas con la búsqueda y el
reconocimiento del problema como tal; el interés central es la dinamización de las ideas
referidas a la temática del problema, pasando a un segundo término la localización de una
determinada solución.
Resolver problemas nuevos, inéditos, permite a los educandos utilizar los conocimientos
que poseen y reorganizarlos, con la posibilidad de transitar de estrategias de solución
informales, largas y poco sistemáticas hacia estrategias convencionales.
Los alumnos, al aceptar el reto de resolver un problema, se acercan a él con sus propias
ideas, desconocidas muchas veces por el adulto y mezcladas seguramente con
información recibida del medio; […] pueden elaborar estrategias novedosas con caminos
ni siquiera pensados por el docente que guía el proceso.
[…]
Las actitudes del alumno ante el problema y ante los procedimientos aprendidos
representan motivos suficientes para la búsqueda o no de la solución del problema: si la
pregunta o la tarea planteada no representa para él un verdadero problema, bien porque
no le interesa o, aun interesándole, no representa una pregunta significativa, o
simplemente porque no está dispuesto a plantearse esa tarea como su problema.
Entonces su actitud será no buscar una respuesta.
[…] enseñar a resolver problemas no consiste sólo en dotar a los alumnos de destrezas y
estrategias eficaces sino también de crear en ellos el hábito y la actitud de enfrentarse al
aprendizaje como un problema al que hay que encontrar respuesta.
[…] Los conceptos son términos que expresan abstracciones en el más alto nivel de
generalidad e inclusividad referidas a una clase o grupo: de objetos, de eventos; todos los
cuales tienen alguna característica en común.
Un principio es una proposición que describe cómo se producen los cambios en un objeto,
en una situación o en un suceso, así como los cambios producidos o que se pueden
producir con otros objetos, situaciones o sucesos. Un principio es el nexo o relación
esencial y común entre dos o más series de conceptos; su validez es universal.
Los hechos y los conceptos son necesarios en el aprendizaje escolar. La solución de un
problema no sólo depende del uso de procedimientos adecuados y de actitudes
específicas, sino que requiere que los datos que conforman el problema tengan un
significado. La no significación equivale a no comprender el problema, y por lo tanto, a no
generar la búsqueda que se espera porque no se reconoce como tal o porque se
resuelven pseudoproblemas, los cuales se convierten en meros ejercicios donde se
aplican rutinas ya aprendidas y hasta automatizadas, desconociendo muchas veces el
porqué de su aplicación.
Lo antes dicho significa que son varios los motivos que intervienen la competencia en la
solución de problemas, entre otros:
Esta distinción permite reconocer que las diferencias individuales en la forma de resolver
problemas no se deben tanto a las capacidades de la persona sino a las diferencias entre
las tareas y el diverso aprendizaje que han vivido los alumnos que las resuelven. En este
sentido, el aprendizaje contribuiría a que el educando se adaptase cada vez mejor a la
estructura de la tarea.
PROBLEMA EJERCICIO
Se desconoce la forma o el camino de alcanzar el Se usan destrezas o técnicas sobreentendidas (son
objetivo. rutinas ya aprendidas).
Requiere del uso estratégico de técnicas ya Se resuelve con los medios habituales.
conocidas.
Su evaluación se centra en el proceso utilizado, Se sabe claramente de qué elementos parte y qué
entonces se requieren criterios específicos. técnicas se deben utilizar para llegar a la meta. El
profesor y muchas veces el alumno pueden evaluar
fácilmente si se ha alcanzado la meta.
Genere el interés de los alumnos y los motive para que prueben una construcción
más compleja de los conceptos que ya tienen.
Ofrezca un planteamiento que relacione la matemática con el mundo real, para
que el estudiante acepte el reto de buscarle una solución.
Rete al alumno a la formulación de juicios y a la toma de decisiones, con base en
los hechos y la información implícita y explícita.
Su complejidad sea tal que no estatice al alumno y pueda utilizar y articular lo que
ya sabe, con la exigencia de ir más allá.
Esta es una clasificación que descansa en las características del sujeto y en los procesos
mentales que pone en marcha para la solución de problemas.
Otra es la que distingue entre problemas bien definidos y mal definidos. Los primeros se
identifican fácilmente si se ha logrado su solución. En ellos, tanto el punto de partida,
como el de llegada, así como el tipo de operaciones que hay que realizar para transitar
entre uno y otro, están especificados de forma clara. A este tipo de problemas pertenecen
los de la matemática que se proponen en la escuela. Los segundos son aquellos donde
no se reconocen con claridad los puntos de llegada y de salida y no hay concreción en los
pasos necesarios para su solución. Son problemas para los que es posible encontrar
soluciones diferentes entre sí, todas válidas, además de métodos de solución distintos en
su caso. Les son, pues, características grandes dificultades para determinar si realmente
ya tienen solución.
Sin embargo, los problemas también pueden entrañar niveles amplios de indefinición, lo
que les hace parecer verdaderos problemas que invitan e incitan a la búsqueda.
Polya […] considera que existen cuatro fases en el proceso de solución: comprensión,
concepción de un plan, ejecución del plan y examen de la solución obtenida. Prevé cada
fase en el marco de un razonamiento heurístico, ya sea motivada por una serie de
preguntas que el estudiante se puede hacer, o de aspectos que deben considerarse para
avanzar en la resolución. Propone entre otras estrategias o técnicas para problemas no
usuales: dibujar figuras, introducir una notación adecuada, aprovechar problemas
relacionados, explorar analogías, trabajar con problemas auxiliares, reformular el
problema, introducir elementos auxiliares al problema, generalizar, especializar, variar el
problema, trabajar hacia atrás.
[…]
Concepto: Área, trapecio, base mayor, base menor, altura, unidades de área,
etcétera.
Principios: Relación entre medidas lineales y de área; relaciones básicas sobre
paralelismo y perpendicularidad
Procedimientos: Uso de simbología y vocabulario geométrico para describir
adecuadamente formas, situaciones y propiedades geométricas
Usar instrumentos de dibujo
Buscar las propiedades y relaciones en y entre la figura(s) geométricas
Encontrar áreas parciales y sumarlas para encontrar el área que se pedía
Actitudes: Valorar la utilidad de la geometría; valorar la relación entre figuras,
conceptos, forma y tamaño y entre métodos y lenguajes utilizados.
Este recorrido a través de un problema permite reconocer acciones como las siguientes:
En este proceso los alumnos, con la guía del docente, van desechando ideas y
procedimientos válidos para ciertos problemas, pero que al modificarse en función de
nuevas exigencias, resultan insuficientes o poco eficaces.
Con ello asume el papel de un agente que interviene sólo para fijar ciertas pautas que
lleven al alumno de sus saberes previos a nuevos y más complejos, pero también más
convencionales; es decir, que se transita de un lenguaje común hacia el de la matemática;
de un pensamiento común a un pensamiento formal.