Vous êtes sur la page 1sur 20

“El Baile de las Máscaras”.

Memoria histórica y organización religiosa en Tlajomulco


de Zúñiga, Jalisco1.

Jesús Erick González Rizo


El Colegio de Michoacán

RESUMEN
Durante la primera semana de cada de enero, dentro de las fiestas realizadas con
motivo de la epifanía, se celebra una danza denominada “de los Xayacates” en la
cabecera municipal de Tlajomulco de Zúñiga. La característica más singular de
dicha danza es sin duda, el evento que conmemora: la fundación del pueblo a raíz
de la derrota y masacre de los invasores tarascos a principios del siglo XVI. Con un
evento tan profano como supuesto origen, la representación dancística está
profundamente entreverada con las tradiciones y organizaciones religiosas católicas
introducidas a raíz de la conquista.
Dado que la danza de los “xayacates” de Tlajomulco no ha sido abordado de
manera detallada por ningún estudioso de las Ciencias Sociales, este no es sino un
primer y breve acercamiento a dicha manifestación cultural. Elementos claves para
comprender la citada danza, sin duda, serán el papel fundante que tiene en la
memoria histórica del pueblo y su cercana relación con una organización de origen
colonial, como la cofradía de antiguo hospital de indios, aún presente en la
localidad. En este trabajo pues, se remontaran sus posibles orígenes coloniales, su
papel en la memoria histórica del pueblo, así como a su evolución reciente y una
breve descripción de la fiesta y danza.

L
as tradiciones orales juegan un papel vital en la conformación y
transformación de la memoria histórica de los pueblos. Dado el papel
central que la memoria tiene como cohesionador social y generadora de
identidad comunitaria, es relevante su estudio.
Así pues, para acercarnos a las tradiciones orales y a la memoria
histórica, la historia oral como metodología de trabajo es ideal, puesto que
permite un acercamiento complementario a otros, como el trabajo etnográfico o
1
Página

1
Ponencia presentada en el II Congreso Universitario de Historia Oral, realizado en la Ciudad
de México, el 8 de noviembre en la UACM Plantel San Lorenzo Tezonco.
documental-histórico. La combinación de dichas metodologías permite una
comprensión más holística de los fenómenos culturales a lo largo del tiempo.
En el presente trabajo se presenta una breve descripción y análisis sobre
la danza de los xayacates a través de la historia oral, contextualizándola a
través de una perspectiva diacrónica.

“De invasiones, batallas y reinas enamoradas”. Historia


fundacional de un pueblo

Tlajomulco antes de la conquista.

Difícil resulta escudriñar el pasado prehispánico de Tlajomulco, pero las


fuentes parecen confirmar su fundación tardía, como resultado de un conflicto
bélico entre tarascos y cocas (Órnelas, 2001: 80-81; Tello, 1997; Mota Padilla,
1973). Además, no hay que perder de vista que el terreno sobre el que se
ubica Tlajomulco2 tiene grandes cualidades estratégicas y defensivas, al estar
rodeado de cerros y colinas, lo que permitiría a los antiguos habitantes tomar
posiciones altas contra el enemigo.
Al momento de la llegada de los españoles, Tlaxomulco dependía
políticamente de Tonalá. La zona había sido recientemente anexada por los
tecuexes tonaltecas que habían expulsado a los tarascos de la zona. A manera
de avanzada se Tlajomulco se fundó hacía 1510 (Órnelas 2001; Tello 1997).

2
Página

2
Cabe señalar que por Tlajomulco se entenderá la actual población refundada en la colonia. Mientras
que por Tlaxomulco se hace referencia a la efímera población prehispánica fundada tras los conflictos
bélicos entre tarascos, tecuexes y cocas.
Fig. 1.- Señorío tonalteca y sujetos 1530 (ca.). Elaborado por el autor.

Las fuentes coloniales tempranas registran que de Tlaxomulco dependían “tres


estancias” o barrios (Del Paso y Troncoso, 1905). Probablemente se trate de
Zapotépec, Cacalotan y Muyutlán. En cuanto a la población, algunos cronistas
señalan que el pueblo de Tlaxomulco contaba al momento de la llegada de los
blancos con aproximadamente 8, 000 indios (Tello, 1997; Órnelas, 2001; Mota
Padilla, 1973), aunque dicha cifra no es particularmente exacta. Por otra parte,
sabemos que hacia 1550 la población de Tlajomulco y sus estancias era de 2,
617 personas (excluyendo a los menores de 8 años); curiosamente parece que
Tlaxomulco estaba más densamente poblado que Tonalá, otrora cabecera del
3

valle de Atemajac (Del Paso y Troncoso 1905; Fernández, 1994; Tello, 1997)
Página
Cuadro 1.- Población en Tlajomulco y pueblos vecinos en el siglo XVI.

Pueblo 1530 (ca.) 1550 (ca.) 1569

Tonalá 1971 700


Tetlán 4000 Entre 1000 y 1500
aproximadamente
Zalatitán 1000 165 100
Tlaquepaque 2000 1416 500
Coyula 147 120
Tlajomulco ¿8, 000? 2617 1400
Con información de Tello (1997), Del Paso y Troncoso (1905) y Fernández (1994)

“La batalla por Tlaxomulco”.

Como ya se mencionó líneas arriba, las crónicas coloniales refieren la


fundación de Tlaxomulco poco antes de la conquista española. Tello (1997)
solo la menciona brevemente, pero es fray Nicolás de Órnelas y Valdivia
(2001) quien da el dato completo de que la razón se debe a una presunta
batalla entre los indios de Tlaxomulco y los de Michoacán. Cabe señalar que
Órnelas residió durante un largo periodo en el convento franciscano de San
Antonio Padua de Tlajomulco, por lo cual probablemente tuvo acceso a
documentos históricos hoy desparecidos del primigenio convento y las
tradiciones orales de los pobladores.
Con el paso del tiempo se han divulgado numerosas versiones orales y
escritas del hecho, puesto que diversos autores, desde Mota Padilla hasta los
historiadores románticos jaliscienses han retomado a Órnelas, y en la
actualidad al entrevistar a los habitantes se encuentra uno con la mezcolanza
de datos orales y escritos arbitrariamente. Así pues, entre la población circulan
historias románticas e idealizadas del pasado prehispánico de la zona, una de
ellas, muy divulgada por los cronistas del pueblo, nos habla de una romance
entre la Reina Cihualpilli de Tonalá y el cacique tlaxomulteca Coyótl, según el
señor Pablo Cabrera González la monarca tonalteca una vez al año llegaba a
Tlaxomulco, donde permanecía cuatro meses recogiendo el tributo de zonas
aledañas, detenía su convoy en una zona conocida localmente como “La
Placita”, y además aprovechaba la larga estancia para pasar tiempo con su
amado Coyótl, y para intercambiar mercaderías con los tlaxomultecas. Una vez
4
Página

cumplido el plazo la reina partía rumbo a Atemajac, donde durante otros cuatro
meses recogía tributo, para regresar finalmente a su corte en Tonalá (Villegas,
1985; Chávez, 2000; Cabrera, comunicación personal, 2009).
Según la tradición oral actual, los tarascos movidos por la expectativa de
arrebatarle a la reina de Tonalá las ricas tierras salitrosas de Zacoalco y
Sayula toman la ofensiva en contra de los súbditos tonaltecas, siendo
derrotados de forma espectacular por el ejército comandado por el cacique
Coyótl, tras lo cual los prisioneros michoacanos fueron obligados a danzar con
sus mujeres antes de ser sacrificados (Lázaro, comunicación personal, 2009).
Sobra decir que algunos datos son evidentemente incorrectos, como el de la
presunta soberanía de la reina de Tonalá sobre la zona de Zacoalco y Sayula.
En contraposición, órnelas describe el conflicto entre tlaxomultecas y tarascos
así:
Es tradición cierta que los tarascos entraron por Matzamitlan con grueso
ejercito, conquistando (mandados por su rey Calzontzin); al rey de Tonalán
le ganaron algunos pueblos, y en los mismos llanos de Tonalán, sus
vecinos, con todos los de sus contornos, vasallos de éste rey de Tonalán,
les hicieron creer a los tarascos que otro día les recibirían y les darían la
obediencia; y debajo de ésta confederación los regalaron y embriagaron de
suerte que, a la madrugada habían quedado muy pocos de ellos vivos
prisioneros. Los que más ayudaron, valerosamente a conseguir éste
triunfo, fueron tres capitanes de guerra: Pitláloc, Copatzi y Pililí, hijos todos
del grande Oxato; dióles en premio las tierras de Tlaxomulco, que eran
bastantes y relevó de aquellos sus tributos por diez años su rey de Tonalán
(Órnelas, 2001: 80-81).

Lo anterior también coincide con la versión recogida por Eduardo Ruíz (2000),
historiador michoacano sobre la presunta entrada tarasca en las inmediaciones
de la actual Guadalajara, y la efímera fundación de un poblado llamado
Huríato.

Conquista y evangelización.
Antes de la llegada de Guzmán a Tonalá, los cocas de Tlaxomulco,
Cuyutlán y Caxititlán le salieron a su encuentro, ofreciéndole obediencia a él y
al monarca español (Tello, 1997; Razo, 1982; Mota, Padilla 1973). Dicho acto,
marco la entrada de la zona al orbe colonial hispano, sin siquiera una gota de
sangre derramada, a diferencia de Tonalá.
5

La evangelización de la región central de actual Estado de Jalisco


Página

(particularmente la zona cercana a la capital Guadalajara) llevada a cabo por


los franciscanos, ha dejado un legado que perdura hasta nuestros días, muy
en especial en el actual municipio de Tlajomulco de Zúñiga. Parte de este
legado son las capillas de hospital, parroquias y otros monumentos religiosos
que sobreviven en la zona; pero de igual manera se pueden observar al día de
hoy tradiciones implantadas por los frailes menores, entre ellas están las
pastorelas y/o coloquios de pastores, la devoción a advocaciones marianas
tales como la Soledad y la Purísima Concepción (las cuales se relacionan
directamente con la fundación de Hospitales por los religiosos durante la época
colonial), Santo Santiago, los Evangelistas, los Santos Reyes y Arcángeles
como San Miguel, de los cuales los monjes eran muy devotos, así como
también las hermandades o cofradías que todavía se pueden encontrar en la
región.
Mezclado con este legado de la evangelización encontramos tradiciones
que reclaman origen prehispánico, una de ellas es la danza de los
“Xayacates”3, la cual se ejecuta en la cabecera de Tlajomulco el día 6 de Enero
como la culminación de las celebraciones “decembrinas”.
La evangelización de la zona comenzó con la llegada a Tlajomulco de un
franciscano, al cual las fuentes no identifican (Tello, 1997; Mota Padilla, 1973),
aunque los candidatos más posibles son Fray Juan de Padilla y Fray Antonio
de Segovia. Una vez implantado el régimen colonial, se fundó la Guardianía de
Tlajomulco encargada de los pueblos que actualmente engloba el municipio y
Santa Anita, abarcando el corregimiento de Tlajomulco y buena parte del de
Cajititlán. En la cabecera de la guardianía se encontraba el convento de “San
Antonio de Padua Tlaxomulco”, uno de los más importantes en la Nueva
Galicia, del cual el de Santa Anita es actualmente su heredero espiritual e
intelectual (Yáñez, 2001 y 2002).
El actual territorio de Tlajomulco debe mucho de su aspecto actual a la
mano de los frailes menores, los cuales congregaron o movieron de ubicación
a la gran mayoría de los poblados (Tello, 1997; Órnelas, 2001; Mota Padilla
1973).
6

3 En Ixtlahuacán, Colima, Tuxpán, Jalisco y Ostula, Michoacán existen otras danzas denominadas “de los
Página

xayacates”, que parecen no guardar ninguna relación directa con la que se ejecuta en Tlajomulco. Posiblemente la
coincidencia nominal se deba a lo vago de la etimología: xayacatl=mascara. .
Fig.2 Torre exenta y atrio del templo del hospital en Tlajomulco de Zúñiga, Jal.,
construido en la primera mitad del siglo XVIII entre 1700 y 1720 aproximadamente
(fotografía del autor, tomada el 6 de enero de 2011).

“Entre hermanos”: la Cofradía y la fiesta.

Por otra parte, conviene tratar brevemente sobre la cofradía de


Tlajomulco, dada su relevante participación en la fiesta y la danza. Cabe
aclarar que no es mi intención profundizar en el papel social que juega la
cofradía tlajomulteca al interior de la comunidad, sino solamente su papel en la
fiesta de los Xayacates. Dicha organización comunitaria se encarga
primordialmente de la administración de la capilla del antiguo hospital de indios
de Tlajomulco y de la realización de importantes festividades religiosas de la
comunidad, entre ellas la fiesta (cada 9 de diciembre) de la Purísima
Concepción, patrona del “Hospitalito”, como lo llaman sus fieles, siendo la
7

fiesta de mayor trascendencia de la localidad, inclusive por encima de la fiesta


Página
de la parroquia, encomendada a la virgen María en su advocación
guadalupana.
La cofradía está conformada básicamente por seis familias, las cuales
son representadas por un miembro que ocupa algún cargo dentro de la
hermandad: Mayordomo o “Tatita”, acompañado de su “Nanita” cuyo
etimología se remonta a la palabra reverencial “tata” (padre) y nana (madre)
usada antaño por los indígenas; después en orden descendente le siguen el
“Mayor”, que se encarga de los gastos y del “gobierno”, luego el “Topile” (hijo),
, después el “Mantopile” (chiqueado), “Sipil” y el “Chiquito”; dichos cargos se
renuevan cada 8 de diciembre, todos los años, en plena fiesta de la patrona
(Lázaro y Covarrubias, 2010: 12 y 13).
A lo largo del tiempo la Cofradía ha asumido plenamente la
administración del “hospitalito”, incluso a costa de pleitos con el párroco,
interviniendo de manera directa y material; aunque también se han dado
buenas relaciones con los curas de la localidad, un ejemplo de ello es la
remodelación en la década de 1960, durante la administración del secular
Flaviano Ramos -que también remodelo el vetusto templo parroquial-, de la
capilla, la cual incluyo la construcción de unos portales, todos con arcos y
molduras de ladrillo, donde se encuentran las cocinas y dependencias de la
hermandad, lugar en el cual antes estuvo una milpa, antes propiedad de la
hospital (Lázaro, comunicación personal, 2009).
En cuanto a los xayacates, la realización de la danza está en manos
de la familia Lázaro Delgado, íntimamente relacionada con la dicha
hermandad, particularmente don Silviano, quien también ha fungido como tatita
de la cofradía, así como regidor de cultura en la administración municipal de
Alberto Tatengo.

“La revancha”. Narrativas alrededor del culto mariano y de los


reyes magos.

Alrededor de la aparición y/o llegada de la imagen de la Virgen de la


Purísima Concepción y el comienzo de su culto en Tlajomulco existen diversas
8

versiones tradicionales, siendo las más populares tres:


Página
1º Que fray Antonio de Segovia entrego la imagen de la Purísima, junto a
la del Santo Entierro al Tatita (máxima autoridad de la Cofradía) en
turno, quizá Coyótl. Ésta versión presupone la fundación temprana de la
Cofradía. En otras fuentes se menciona que supuestamente el primer
Tatita fue el mismísimo fray Antonio de Segovia, llamado por los nativos
“Tatita blanco” (Lázaro y Covarrubias, 2010: 12).
2º Que el Santo Entierro fue traído de Bolaños, y la Purísima de Florencia
Zacatecas por un rico hacendado llamado Edwiges Camacho como
pago por una manda, presumiblemente el haber sido sanado de lepra.
3º Que la Virgen Purísima se les vino a los indígenas de Taximaroa, “hoy
Ciudad Hidalgo, Michoacán”, y que se les apareció – a los cocas de
Tlajomulco- en la ermita, al lado sur de donde está la Parroquia y que
una y que los indígenas michoacanos vinieron por ella en varias
ocasiones, aunque volvía a “escapárseles” de nuevo, hasta que los
indios purépechas se cansaron de tantas vueltas y se resignaron a
perderla y a dejarla en templo de Tlajomulco (Lázaro y Covarrubias,
2010; Cabrera, comunicación personal 2009).

En esta última versión encontramos datos interesantes, y además una


historia que se repite constantemente entre los pueblos indios del país para
justificar y explicar la devoción a un santo en particular. Lo más relevante de
este relato es que la decisión de la Virgen de quedarse en Tlajomulco bien
puede representar una segunda derrota de los tarascos por los cocas, ésta vez
con la clara preferencia divina, en una especie de revancha con la cual se
reafirma la identidad del pueblo alrededor de los nuevos símbolos religiosos.

Origen y particularidades del “baile de las máscaras”


La palabra “xayacate” viene del náhuatl xayacatl, que es equivalente a
decir rostro, o mascara, como lo consigna en su Vocabulario fray Alonso de
Molina: “Maxcara o caratula. Tlachichiualli xayacatl. Xayacatlachichiualli.”
(Molina, 1992: 82). Por lo tanto se hace evidente la naturaleza fársica del
término, tanto como su relación con las danzas indígenas dentro de las cuales
9
Página

las mascaras juegan, muchas de las veces, un papel fundamental.


Actualmente dicha palabra hace referencia a diferentes danzas realizadas en
Tuxpan y Tlajomulco de Zúñiga en Jalisco, y en Sta. María Ostula, Michoacán,
además de otra danza homónima en la que se representa en Ixtlahuacán,
Colima. En común dichas danzas no tienen más que el nombre, coincidencia
histórica derivada de la expansión de Náhuatl como lengua franca en el
Occidente de México, puesto que dichas comunidades no solo están
separadas por cientos de kilómetros, sino también por condiciones
económicas, culturales y sociales totalmente distintas.
La danza en cuestión es la versión que se representa año con año en
Tlajomulco de Zúñiga, y como ya lo he mencionado supuestamente
conmemora la victoria de lo cocas de Tlajomulco sobre los guerreros del
Cazonci. Participan en la danza seis parejas y un personaje conocido como “El
viejo Rematado”, quién representa al general vencido de los purépechas, hay
quien le pone nombre, ya sea Tangaxoan, Tzitzís-pandácuare, u otro nombre
histórico. Las parejas como la representación de los guerreros michoacanos
vencidos, usan una vestimenta a base de manta, copia de la indumentaria
“típica” michoacana. Una vez derrotados los michoacanos, según la tradición,
fueron obligados a bailar hasta el cansancio con sus propias mujeres, antes de
ser sacrificados por los cocas (tlajomultecas) vencedores. La pareja
generalmente se integra por un “Tata” y por una ”María” –aunque todos los
danzantes son hombres-, pues según la tradición estos son los nombres más
representativos de Michoacán, algunas de las parejas son: Tata Corpito y
María Piscolata, Tata Tiznao y María Escoveta, Tata Piquito y María Corveta,
Tata Picacho y María Saltona. Los nombres generalmente son fruto de la
creatividad de cada danzante, pues lo que se busca es la simpatía con los
espectadores, así como la sonoridad de dichos nombres. La danza se realiza
cada año durante las fiestas de los Reyes Magos (6 de enero),4 y los
xayacates participan del levantamiento le Niño Dios en el altar mayor de la
Iglesia del Hospital, alrededor de las 20: 30 horas.
10

4La danza se representa en enero, porque supuestamente la batalla entre cocas y purépechas ocurrió en enero de
1510, además de que según algunos autores fue en el mismo mes, pero de 1587, que fray Alonso de Ponce
Página

superior de la orden de los frailes menores, en su vista a Tlajomulco ordeno la elaboración de las figuras de los tres
Reyes Magos (Lázaro y Covarrubias, 2010: 40, Chávez, 2000).
La danza de los Xayacates se inscribe dentro de un ciclo de
celebraciones inicia desde el 28 de noviembre hasta el 6 de enero, aunque a
manera de epilogo, el 2 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria muchas
familias solicitan a los xayacates para levantar a los “Niños” de sus
nacimientos, (Lázaro y Covarrubias, 2010: 42) durante el cual se hace notoria
su relación con otras tradiciones, tales como “Los pastores” o pastorela, así
como la participación intensa de la Cofradía del Templo de la Purísima
Concepción en ambas representaciones.

Fig. 3.- (Arriba) Indumentaria actual de los Xayacates de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco,
muy similar a las vestimentas de danzantes michoacanos, en particular a la de la
conocida “danza de los viejitos” (cortesía de don Silvano Lázaro).
11
Página
Fig. 4.- Mascara masculina utilizada durante la danza de los Xayacates tlajomulteca. Fue
elaborada en fibra de vidrio por un artesano de San Martín de las Flores, Tlaquepaque,
Jalisco (fotografía del autor).

Históricamente se relaciona a los xayacates con la figura de los reyes


magos, y según la tradición desde el siglo XVIII más o menos tiempo en que
llegó al pueblo una importante peregrinación con la imagen de los tres reyes,
según algunos venía de Analco, según otros de Cajititlán (Cabrera,
comunicación personal, 2009), éste último es muy buen candidato, porque
desde la colonia era ya un importante centro de culto a dichas imágenes.
Aunque el culto a los reyes magos de oriente estaría ya muy difundido en
Tlajomulco, como bien lo atestiguó Antonio de Ciudad Real durante la visita de
fray Alonso de Ponce, en la fiesta de la Epifanía de enero de 1587, la cita
aunque baste extensa bien vale la pena transcribirla en su totalidad:
Tenían hecho el Portal de Bethlem en el patio de la puerta de la iglesia,
casi arrimado a la torre de las campanas, y en él tenían puesto al Niño y a
la Madre, y al santo Joseph. Era hecho el portal de unos palos, muy pobre,
cubierto con otros palillos, y sobre ellos de uno como moho o maehojo, que
se cría en aquella tierra y en la de México y otras, en las encinas y robles y
otros árboles, y es a manera de raicillas o barbas, asidas unas con otras,
12

muy blandas y delicadas, que en lengua mexicana se llama paxtle y sirve


Página
para muchas cosas;5 a un lado del patio tenían hecha, algo apartada del
portal, una ramada, donde estaba Herodes sentado en una silla con
grande acompañamiento, representando mucha gravedad y majestad.
Desde lo alto de un cerro, de los que están junto al pueblo, vinieron los
reyes bajando a caballo, tan de espacio y poco a poco así por la gravedad
como porque el cerro es muy alto, y tiene muy áspero el camino, que se
tardaron casi dos horas en bajar y llegar a la patio. Trían los reyes un indio
a pie con un guión, y un chicuitle a cuestas, con los dones y ofrendas que
habrían de ofrecer al Niño. En el ínterin que llegaban salió una danza de
ángeles, los cuales delante del portal danzaron y bailaron, cantando
lagunas coplas en lengua mexicana, con muchas humillaciones y
genuflexiones al Niño. Luego comenzó otra danza de pastores cargados
de zurrones y calabazas, y otras cosas, con sus cayados y aderezos
pastoriles, aunque muy pobres, y estando todos juntos en medio del patio
se descubrió un ángel en una torrecilla hecha de madera en le mismo patio
y cantó Gloria en excelsis Deo, etcétera, a cuya voz cayeron en tierra
como sin sentido, y conhortándolos el ángel en lengua mexicana, y
dándoles las nuevas del nacimiento del Niño, volvieron en sí y se
levantaron y acudieron todos al portal con mucho contento y regocijo, y
ofrecieron al Niño de lo que llevaban , uno un cabrito, otro un cordero, otro
unos panes, y otro una toca, y otros otras cosas, con tanta reverencia que
provocaban a los circunstantes a la devoción; luego comenzaron a danzar
y bailar, y a cantar en la mesma lengua mexicana, en alabanza del Niño,
haciéndose unos a otros preguntas, y diciendo qué habían visto y qué
habían oído; respondían con mucha alegría, repitiendo muchas veces las
palabras del ángel y diciendo: “goria, goria, goria”, y dando saltos y brincos
con sus cayados, con grandísimo regocijo y placer; luego lucharon unos
con otros, y cuando se derribaban, iban rodando por el suelo asidos y
abrazados muy fuertemente, con tanta ligereza que ponían espanto y daba
mucho contento, y sí alguno los quería detener así iban rodando afirmando
su cayado en la tierra para que no pasasen adelante, sino que en él se
detuviesen; en llegando ellos al cayado daban la vuelta, tornándose por
donde habían ido, así abrazados y rodando; y cuando esto pasaba muy
adelante, llegaban dos pastores y cogíanlos en medio con sus cayados,
así cesaba su rodar y se levantaban;6 mandaba el mayoral a cada uno de
ellos que saliese a saltar y brincar, y llamabálos a cada uno por sus
nombres, a uno Dominguillo, a otro Gonzalillo, y a otros por otros nombres
muy graciosos, y todos le obedecían; y finalmente, viendo que se
acercaban ya los reyes, hicieron un corral o cerco, asidos de las manos en
rueda, dejando dentro dos dellos sueltos, los cuales, con sendos cayados,
andaban tras los de las ruedas como sí fueran toros, y con los cayados
derribaban a los que cogían y le llevaban rodando a una parte y a otra, con
lo cual se concluyó su fiesta, que cierto estuvo muy de ver.
Llegaron los reyes al patio guiados por una estrella que los indios tenían
hecha de oropel y la corrían por dos cuerdas que llegaban desde el cerro
hasta la torre de la iglesia, y tenían hechas a trechos unas torrecillas de
madera altas, desde las cuales encaminaban la estrella para que corriese
por las cuerdas; llegados, pues, los reyes a la puerta del patio se les metió
y escondió la estrella en una de aquellas torrecillas, y entonces enviaron
sus mensajes a Herodes para entrar; y después de algunas demandas y
13

5 Posiblemente esté hablando de heno, que hasta nuestros días es muy popular en los arreglos navideños,
nacimientos y demás.
Página

6 Tenemos aquí la muestra de una verdadera batalla campal cuyo inclusión en la fiesta de los reyes se nos escapa,

pero quizá batallas como esta son los antepasados directos de la representación de los Xayacates,
respuestas, se apearon y entraron al patio, delante de Herodes, y hecha su
pregunta llamó Herodes a los sabios, los cuales trujeron un libro grande, y
á instancia del rey buscó uno dellos la profecía, y hallada y relatada a
Herodes, se enojó tanto con él que le quiso poner las manos; arrojo el libro
por el suelo y mando luego al sabio que lo tomase y tronase a leer aquella
profecía, haciéndole hincar de rodillas. Estaba el negro doctor leyendo,
todo turbado y temblando, hojeando el libro, y como al fin tornó a hallar la
profecía y se la mostró a Herodes; tornóse Herodes a enojar con él y tomó
el libro de las manos y diole a otro doctor, el cual, asimismo puesto de
rodillas y con la mesma turbación, buscó y halló la mesma profecía, y lo
mesmo hicieron otros dos o tres, a quién el mesmo Herodes iba dando el
libro; finalmente , viendo Herodes que todos conformaban, dijo a los reyes
que fuesen a buscar al Niño, etcétera, y él se quedo con sus doctores
dando grandes palmadas en la mesa y en el suelo, mostrando tantra cólera
y enojo, soberbia y presunción, así en el aspecto como en los meneos,
obras y palabras, como si de veras estuviera enojado y fuera el mesmo
Herodes. Partidos los reyes de la presencia de Herodes salió luego la
estrella de la ramadilla y torre y prosiguió su curso hasta llegar a la torre
de la iglesia, a cuyo pie, como dicho es, estaba el portal de Bethlem.
Postráronse los reyes ante el Niño y ofreciéronle sus presentes, que erán
unos jarros de plata, haciendo cada uno, puesto de rodillas, una oración
breve en lengua mexicana; el indio viejo llevaba la carga de estos dones
(el cual, según certificaron al padre comisario, hacía más de treinta años
que hacía aquello cada un año en tal día como aquel) puso el chicuitle, y
algo apartado del portal, vuelto hacía el niño, le hablo en pie en la mesma
lengua mexicana, diciendo que no tenía otra cosa que ofrecerle sino
aquella carga que traía y el cansancio que en traerla había pasado, que
todo aquello le ofrecía; luego se descubrió el ángel en la torrecilla
sobredicha y dijo a los reyes que se volviesen a su tierra por otro camino, y
así ellos salieron del patio y la fiesta se concluyó (Ciudad Real, 1993: 101-
103).

Es de notar que dicha fiesta llevaba más de treinta años realizándose, pues el
indio viejo acompañante de los reyes tenía ese tiempo participando de la fiesta,
por lo cual puede deducirse que dicha festividad se remontaba hacía 1550 o
quizá antes. La fiesta fue de tal magnitud que De Ciudad Real señala más
adelante que a la fiesta acudieron 10 o 12 frailes, (aunque en convento de
Tlajomulco moraban solo tres frailes menores) varios españoles “seculares” y
más de 5 mil indios “así de los de aquella guardianía, como de otros pueblos,
porque todos los de aquella comarca acuden a aquella fiesta” (Ciudad Real,
1993: 100 y 103). Así pues se puede hablar de que la gran devoción por los
santos reyes en Tlajomulco y su región circunvecina se remonta directamente
a los inicios de la evangelización en el siglo XVI.
Un rasgo muy notable del relato de De Ciudad Real es que antes de la
14

aparición de los reyes magos en la representación, se hacen presentes varios


Página

“ritos” o elementos profanos en la fiesta, de raíz obviamente prehispánica,


particularmente danzas o bailes, así como escaramuzas, o enfrentamientos
entre los propios indígenas, los cuales bien podrían ser los antecesores
directos de la danza de los Xayacates que celebra actualmente en la cabecera
municipal.
Sobre celebración de la dicha danza en tiempos antiguos no tenemos
más datos, solo los arriba expuestos, y que sugieren prácticas o celebraciones
profanas indígenas relacionadas dentro de las manifestaciones religiosas
católicas, rasgo que compartirían con los xayacates. Así pues. solo se tiene la
certeza de la realización de la danza en tiempos recientes, claramente a
mediados de siglo, o desde la tercera década del siglo XX, aunque muy
posiblemente se celebrara ya desde por lo menos finales del siglo XIX. Por lo
tanto, no se puede comprobar, dado nuestros conocimientos actuales, su
presunta antigüedad, pero el contexto socio histórico en el que se enmarca la
fiesta o danza de los xayacates tlajomultecas, pero se puede afirmar que un
posible origen colonial no es descartable.
En el periodo del que se tiene información directa sobre sus
características (3 o 4 generaciones), se sabe que la vestimenta y demás
indumentaria actual, se adoptó en tiempos recientes, y que fue implementada,
quizá a mediados del siglo pasado, por el Sr. Loreto Lázaro, padre de Don
Silviano Lázaro Delgado, actual encargado de la realización, ensayos y
convocatoria de la danza (Cabrera, comunicación personal, 2009).
Por otra parte, parece ser que una variante de dicha danza se realizaba
en el vecino pueblo de San Sebastián el Grande, según un testimonio durante
las fiestas dedicadas al santo patrono San Sebastián Mártir:
En la mañana, primero eran las mañanitas; después era el rosario en
procesión por todas las calles del pueblo, y más tarde, como a las
ocho de la mañana, había una misa y al final le daban chocolate
caliente y pan de concha a toda la gente que iba. […] El santito nos
lo dejaban en nuestra casa un día y al día siguiente la peregrinación
y las mañanitas empezaban aquí, y lo llevaban con otra familia y así
hasta completar el novenario. Lo más bonito eran los ayacates, esos
se ponían todos los días en la tarde y todos los hombres participaban
(Testimonio citado por Correa, 2008: 87).

Del relato se desprende que ésta sería una danza hermana de la que se
15

efectúa en la cabecera municipal, incluso en su naturaleza exclusivamente


Página

masculina de dicha representación.


“Un día de fiesta”. La representación de los xayacates.

Seis de enero de 2011; son casi las seis de la tarde. Repican las
campanas. La fiesta comienza con la llegada de diferentes bandas de tambora,
tambien conocidas como “banda sinaloense” hasta el templo del hospital a dar
gracías a la inmaculada. Tocan canciones populares y labanzas; solo tocan
sus instrumentos, sin acompañamiento vocal. Una a una, las bandas se retiran
respetuosamente sin dar la espalda a la imagen.
Más tarde, llegan los xayacates, vienen a despertar al niño Dios. Se
ofrece la primera “bailada” en honor al divino niño. Los danzantes recorren las
rectas calles de Tlajomulco visitando comercios, cuyos propietarios en
agradecimiento les obsequían mezcal, galletas, o frutas. Luego regresan al
“hospitalito”, para participar en la procesión; durante la primera vuelta el Viejo
Rematado carga entre sus brazos una “charola”, llena de heno y musgo,
dentro de la cual reposa la imagen del niño Dios. En la siguiente vuelta de la
procesión lo carga el Tatita, y finalmente, en la tercera lo carga la “madrina” o
el “padrino” del pequeño Salvador (Chavez, 2000).
Tras la segunda bailada, en la explanada del hospitalito, danzantes y
padrinos se retiran a los portales de la Cofradía, donde serán agasajados con
tamales y atole.

16
Página
Fig. 5.- Capilla del hospital adornada para los festejos del 6 de enero; en primer plano
los”arcos de la evangelización” elaborados por los integrantes de la Cofradía. Los
dichos arcos son colocados antes de la fiesta de la Purisima, el día 7 de diciembre, y
permanecen hasta concluir los festejos “decembrinos” y la Epifanía (fotografía del
autor, tomada el 6 de enero de 2011).

17
Página
Fig.6.- Interior de la Capilla del Hospital durante los festejos del día de Reyes (fotografía
del autor, tomada el 6 de enero de 2011).

Fig. 7.- Viejo Rematado, personaje que que va a la cabeza de los xayacates
tlajomultecas, y supuestamente representación del lider de los guerreros tarascos
derrotados, según algunos, el cazonci Tzitzís-pandácuare o su hijo Tangaxoan (tomado
de García R., 2004).
18
Página
Conclusiones

Los orígenes de la citada danza siguen siendo inciertos. Aunque, realmente los
pocos indicios con los que contamos inclinan la balanza hacía un origen más
bien colonial, más que precortesiano, fruto de la fusión de diversas tradiciones
históricas indígenas y de las prácticas e imágenes religiosas implantadas por
los franciscanos. Los elementos profanos y hasta fársicos de la danza son por
demás interesantes, al estar entremezclados con elementos religiosos.
Para fines del presente trabajo, la pervivencia y transformaciones de la
memoria histórica del pueblo de Tlajomulco ha sido muy interesante. Es de
particular atención la manera en que en la memoria colectiva se olvida unas
cosas, y recuerda otras, en un complejo proceso de re-significación del hecho
histórico que no se apega a los cánones de la academia. Por ejemplo, el inicio
del culto mariano y de la epifanía desempeña un papel central en la memoria
local, como una especie de segunda fundación del pueblo. Muy en especial la
versión que señala que la Virgen decidió quedarse en Tlajomulco, olvidando a
sus fieles de Taximaroa, a manera de una segunda derrota de los tarascos por
los cocas, en una especie de revancha con la cual se reafirma la identidad del
pueblo alrededor de los nuevos símbolos religiosos traídos por los hispanos.
Así pues, el recuerdo de la batalla entre tarascos y tlaxomultecas perdura
en la memoria colectiva en forma de danza, como la fundación del pueblo
infiel; y la llegada de los nuevos símbolos religiosos como el advenimiento de
los indios a su nueva condición de cristianos, de la mano de la refundación de
la población.

Bibliografía

Baus de Czitrom, Carolyn, Tecuexes y Cocas: dos grupos de la región de Jalisco en el siglo XVI, México, INAH
(Col. Científica nº 112, Serie Etnohistoria), 1982.

Chávez García, José, Tlajomulco en el tiempo, Guadalajara, Jal., Méx., H. Ayunt. De Tlajomulco, 2000.

Correa, Esmeralda, Identidad individual y social de la comunidad de San Sebastián El Grande, México, CU
Ciénega, U de G, 2008.

De Ciudad Real, Antonio, Tratado curioso y docto de las grandezas de la Nueva España, México, DF, Instituto de
19

Investigaciones Históricas UNAM (Serie Historiadores y Cronistas de las Indias nº 6), 1993.
Página

De la Mota Padilla, Matías, Historia del Reino de la Nueva Galicia en la América Septentrional, Guadalajara, Jal., U
de G, INAH, IJAH (Col. historia de obras facsimilares nº 3), 1973 (1742).
De Molina, fray Alonso, Vocabulario en lengua castellana y lengua mexicana y mexicana y castellana, México,
Porrúa (Biblioteca Porrúa número 4), 1992.
De la Rea, fray Alonso, Crónica de la seráfica órden de nuestro seráphico padre San Francisco en la provincia de
San Pedro y San Pablo de Mechoacán en la Nueva España, México, COLMICH, Fideicomiso Teixidor, 1996.

De Órnelas Mendoza y Valdivia, fray Nicolás Antonio, Crónica de la Provincia de Santiago de Xalisco, Guadalajara,
Jal., IJAH, Gobierno del Estado de Jalisco (Serie de Historia nº 28), 2001(1719-1722).

Del Paso y Troncoso, Francisco, Suma de visitas (Papeles de la Nueva España Tomo II), España, Tip. Rivadeneyra,
1905.

Fernández Sotelo, R.D. La Primigenia Audiencia de la Nueva Galicia. México, COLMICH, 1994.

García R., Vicente, Tlajomulco, Gobierno de Tlajomulco, CAOSA, De la Rosa, Club de Golf Santa Anita, Editorial
Ágata (Col. Nuestros Municipios de El Informador), 2004.

Gerhard, Peter, La frontera Norte de la Nueva España, México, UNAM, 1996.

Heredia Casanova, Martha, y Quezada, Silvia, De fiesta por Jalisco: Indumentaria tradicional de Jalisco; Fiestas y
tradiciones de Jalisco, Secretaria de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco (Culturas populares de Jalisco) 2006.

Lázaro Delgado, Silviano y Covarrubias Delgado, José de Jesús, Tlaxomulco la tierra de los tatitas. Cinco siglos de
tradición, Edición de los autores, México, 2010.

Razo Zaragoza y Cortés, José Luis (compilador), Crónicas de la Conquista del Nuevo Reyno de Galicia,
Guadalajara, Jal., IJAH, INAH, U de G (Col. De Historia de obras facsimilares nº 5), 1982 (s. XVI).

Ruiz, Eduardo, Michoacán: paisajes, tradiciones y leyendas, Morelia, Mich., Morevallado Editores (Edición del
Centenario), 2000.
Tello, Fray Antonio, Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco, México, Porrúa, 1997 (1653).

Sánchez Flores, Francisco, La vida y la muerte entre los tlajomulcas, Guadalajara, Jal., Talleres del Instituto
Tecnológico de la Universidad de Guadalajara (Biblioteca de autores jaliscienses modernos nº 1), 1956.

Villegas García, Jesús Gerardo, Tlajomulco desde sus raíces: iniciación a su florilegio, Guadalajara, Jal., Gráficos
impresos, 1985.

Yáñez Rosales, Rosa H. Guerra espiritual y resistencia indígena. El discurso de evangelización en el obispado de
Guadalajara. 1541-1765, Guadalajara, Jal., U de G (Col. Producción académica de los miembros del SNI), 2002.

Yáñez Rosales, Rosa Herminia, Rostro, palabra y memoria indígenas. El occidente de México 1524 – 1816, México:
CIESAS/ INI. (Colección: Historia de los pueblos indios de México. Teresa Rojas Rábiela y Mario Humberto Ruz,
coords.), 2001.

Entrevistas

Entrevista realizada al regidor de cultura de Tlajomulco Don Silviano Lázaro Delgado en la Casa de Cultura de
Tlajomulco de Zúñiga el 25 de Septiembre de 2009.

Entrevista realizada al Sr. Pablo Cabrera González en la Casa de la Cultura de Tlajomulco el 30 de Septiembre de
2009
20
Página

Vous aimerez peut-être aussi