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enorme amplitud, abarca todas las fuentes entre conocimiento e intuición, actuando
posibles que impacten de manera directa o por separado la sensibilidad y el concepto.
indirecta el aparato psíquico, sin excluir el Para Kant esto no es posible porque el pun-
propio cuerpo. Entre el estímulo y la puesta to cero del discurso cognoscitivo válido, se
en marcha de la simbolización, debe haber da a partir del concepto que es la síntesis de
un paso intermedio que es el registro psico- la sensibilidad y el entendimiento.
lógico de lo que produce el estímulo. El Kant no dice que no se puede hablar de
estímulo, por sí mismo no puede generar lo que está “antes” de esa síntesis, que de-
símbolos sin la función intermediadora del nomina “desconocida raíz común”; lo que
psiquismo y la afectividad. cuestiona es la validez cognoscitiva de tal
En sus construcciones teóricas Freud, discurso. Me he extendido en este punto
Bion y otros, se refieren a un nivel del psi- porque con frecuencia se mencionan en
quismo incognoscible, que relacionan con psicoanálisis términos como “verdad últi-
lo que la filosofía describe como la “cosa en ma” y el O de Bion, que él mismo equipara
si” kantiana, incognoscible por definición. con la “cosa en sí” kantiana, sin hacer estas
Desde el punto de vista filosófico, se trata precisiones que me parecen necesarias. Por
de un aspecto crucial en la encrucijada yo- otro lado el papel del conocimiento y de la
sujeto-objeto. intuición, aparece, en forma manifiesta o
En sentido estrictamente kantiano, “co- no, en muchos de los debates actuales acer-
sa en sí” en un concepto límite que queda ca del modo de abordar la clínica.
por fuera del ámbito de lo cognoscitivo y Es frecuente encontrar en la literatura
por lo tanto la aspiración de conocimiento psicoanalítica menciones a ese “lugar des-
sobre el mismo carece de validez. No obs- conocido” o “incognoscible” desde donde
tante el propio Kant mostró sus fluctuacio- parten los fenómenos que captamos, perci-
nes en su obra y éste ha sido uno de los bimos, sentimos y que entonces se trans-
puntos de partida del debate con los autores forman en elementos observados, deduci-
principales del idealismo. El idealismo y su dos o inferidos a través del método psicoa-
aspiración a lo “absoluto”, cuyos represen- nalítico. Pero si “verdad última” o lo “in-
tantes principales fueron Schelling y Hegel, cognoscible” puede hacer pensar en la os-
buscaron superar el límite marcado por curidad, en lo místico, favorecido por el
Kant. propio Bion en sus interesantes comenta-
Más de dos siglos después, es un debate rios sobre San Juan de la Cruz, podemos
que sigue aportando elementos de reflexión llegar a terrenos imposibles de explorar. No
sobre el conocimiento y sus límites, la cien- obstante el propio Bion, en una de sus ano-
cia, el arte y en definitiva, de qué se trata taciones, ofrece un punto de vista más cla-
cuando se habla de filosofía. Es evidente ro. Opina que nuestra disciplina puede en-
que la pretensión de conceptualizar el in- trar en crisis debido a que “en esa zona no
consciente y sus producciones y hacer de existe lenguaje que pueda expresarla. Trata-
ello un recurso terapéutico no es ajeno a la ré de decirlo así: la realidad fundamental es
prolongación de estas discusiones. el “infinito”, lo desconocido, la situación
En otros términos podemos trasladar la para la cual no hay lenguaje –ni siquiera
discusión filosófica al plano psicoanalítico prestado por el arte o por la religión, que
formulando la pregunta de si es posible intenta acercarse a describirlos”. (Bion,
reivindicar la validez de un discurso mera- 1992) En efecto, si dejamos de lado las ver-
mente cognoscitivo del inconsciente o si dades últimas o el terreno de lo incognosci-
por el contrario estas capas profundas se ble, podemos admitir que es una zona, tal
captan a través de una interacción continua vez de indiferenciación somato psíquica,
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que abarca una cantidad infinita de elemen- adquirido una extensión casi universal en
tos y por esta razón, (la imposibilidad de nuestra disciplina. No obstante, Melanie
delimitarlos) se hace inaccesible al conoci- Klein modifica no sólo el nombre sino el
miento. mismo concepto dando origen al complejo
A su vez estas cuestiones se relacionan nombre de “objeto interno” que ha dado
de manera directa con el tema tantas veces lugar a numerosos debates.
discutido, y en el que no vamos a entrar Laplanche y Pontalis (1974) nos dicen
ahora, sobre el carácter científico del psi- que la representación forma el contenido de
coanálisis y en caso afirmativo qué tipo de un acto de pensamiento y la reproducción
ciencia sería. de una percepción anterior. Los primeros
modelos teóricos destinados a explicar las
La distancia de la cosa psiconeurosis se centran en la distinción
Aunque desde el punto de vista de un ob- entre afecto y representación. La represen-
servador, pueda parecer superfluo aclarar tación reprimida podrá ser simbolizada,
que la cosa y su representación no son lo mientras que el afecto es suprimido. “La
mismo, los psicoanalistas al tratar patolo- representación es aquello que del objeto se
gías graves nos hemos familiarizado con el inscribe en los sistemas mnémicos y estos
hecho sorprendente de que en algunos in- sistemas movilizan la simbolización. Freud
dividuos esta diferencia no es evidente. concibe la memoria como sistemas mnémi-
Freud construye precisamente un mo- cos y designa como “huella mnémica” la
delo en el que se diferencia la representa- impresión que guardando similitud con un
ción de cosa y la representación de palabra. objeto, no va ligado a una cualidad senso-
Sería discutible si la dificultad de discrimi- rial.”
nación es entre “cosa” y “representación” o Nos desviaríamos mucho de nuestro
entre “ambos tipos de representaciones”. tema si entramos a discutir similitudes y
Pero si la cosa y su representación (y la diferencias entre el concepto de representa-
palabra y su representación) no son lo ción en Freud y el de “objeto interno” en
mismo, estamos hablando de una diferencia Melanie Klein. Para destacar sólo una ca-
que podemos denominar distancia, aun racterística distintiva entre muchas, diría
sabiendo que no nos referimos a distancias que el objeto kleiniano es indisoluble de su
espaciales. Pero ha de haber una distancia concepción de fantasía inconsciente, mien-
entre un elemento y otro para que exista la tras que la representación freudiana, no está
discriminación y no la fusión-confusión. tan íntimamente ligada al fantaseo. No obs-
Considero que esta concepción de la tante, el lector interesado puede encontrar
distancia en el ámbito del sentido y no en el descripciones exhaustivas en obras dedica-
ámbito del espacio, en un factor esencial en das al tema. (Perlow, 1995; Hinshelwood,
el proceso de simbolización. Si se quiere, 1997)
esta distancia en el plano del sentido es una Al pasar del infinito incognoscible a
metáfora del plano espacial y por lo tanto el pensar en representaciones o en objetos, ya
punto de partida de la simbolización. hemos dado un salto conceptual en el ámbi-
La infinidad de potenciales estímulos to del pensamiento psicoanalítico. Ahora
sobre el psiquismo ha tratado de ser capta- tenemos referentes conceptuales a partir de
da conceptualmente por las escuelas teóri- los cuales podemos trazar hipótesis sobre la
cas clásicas. Así Freud ha acuñado el tér- creación de los símbolos.
mino representación para designar aquello Estos conceptos están distanciados de
que presenta (o re-presenta) el estímulo en la cosa y hago énfasis en esta dimensión
el psiquismo y la palabra representación ha porque la distancia, la separación o el en-
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cuentro son datos clínicos relevantes que sentación. Cada uno de ellos puede ser el
permiten la exploración cuidadosa de as- punto de partida de procesos de simboliza-
pectos primarios del funcionamiento men- ción, con vías y modos de procesamiento
tal y que se relacionan con el simbolismo. diferentes. Lo que parece estar cuestionado,
Las separaciones más evidentes observadas es si en el camino de la simbolización, el
en la clínica ocurren entre una sesión y paso por la representación reprimida es
otra, las vacaciones y otras interrupciones necesario o no.
claramente observables. No obstante creo Al ocuparnos de la simbolización, de-
que la distancia o separación se da también bemos fijar el área de nuestra exposición
en el seno de la sesión analítica cuando la para no dejar los límites indefinidos. Nos
interpretación del analista parece “distante” ocuparemos de la simbolización en la rela-
o “separada” del relato del paciente. Se en- ción analítica. Establecido así se puede de-
tiende que esto puede deberse a un error cir que el punto de partida está en el pa-
del analista, pero también puede corres- ciente y la recepción en el analista. Ésta es
ponder a una dificultad del paciente de to- una versión sintética, porque cada uno de
lerar la versión “simbólicamente interpre- estos términos se complejiza de acuerdo
tada” de su relato, que implica obviamente con los modelos teóricos desarrollados des-
un distanciamiento simbólico. de Freud hasta nuestros días en que la in-
teracción paciente-analista cobra cada vez
La construcción del símbolo más relevancia.
El modelo de Bion plasmado en la tabla que Lo mismo puede decirse del modelo a
describe la organización cada vez más com- veces utilizado del objeto partido en dos y
pleja de los elementos hasta llegar al símbo- que permite un posterior reconocimiento al
lo ha tenido mucha aceptación, incluso por reunir los trozos separados. Este ejemplo es
fuera del marco kleiniano de su autor. El excesivamente simplificador, no tiene una
modelo bioniano o algunos de sus concep- fundamentación sólida y es pobre respecto
tos son utilizados por analistas de forma- al símbolo en psicoanálisis. La reunión de
ciones muy diversas. las dos partes separadas sólo permite el re-
Simplificando, podemos decir que el conocimiento de lo que había estado sepa-
punto de partida del proceso de simboliza- rado. En cambio el símbolo, psicoanalíti-
ción surge de elementos psíquicos que son camente relevante, no sólo restaura una
denominados representaciones en el marco compresión perdida (por represión o por
freudiano y objetos internos en el kleiniano. escisión) sino que añade algo más. No es lo
En un primer momento Freud conside- mismo que la simbolización revele una se-
raba que se simbolizaba lo que había sido xualidad reprimida, que poner de manifies-
reprimido. Pero a medida que el concepto to que la sexualidad estaba reprimida debi-
de lo inconsciente se fue ampliando con el do a las fantasías incestuosas que la alimen-
hallazgo de mecanismos más primarios que tan.
la represión, se advirtió la existencia de un Desde los primeros modelos freudia-
inconsciente no reprimido, gestionado por nos, centrados en el síntoma, la historia o
otros medios que Freud apuntó y sus conti- las imágenes del paciente, se ha pasado a
nuadores ampliaron. Si en una primera una implicación cada vez mayor del analista
formulación Freud diferenciaba entre un y su manera de involucrarse en el proceso.
inconsciente descriptivo y uno dinámico, El papel del objeto receptor con su subjeti-
éste ha aparecido bajo la forma de incons- vidad, es activo en la formación del símbo-
ciente reprimido, partes inconscientes no lo, que no depende sólo de la organización
reprimidas y estados de la mente sin repre- psicopatológica del paciente, sino de la sen-
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de enfrentarse con la satisfacción o la frus- están por fuera de las capacidades percepti-
tración. Bion limita la idea de pensamiento, vas de uno y otro miembro de la pareja. Se
en este punto de su elaboración, a lo que influyen mutuamente, interaccionan y has-
resulta del encuentro de la preconcepción ta pueden compartir fantasías. Pero el espa-
con la frustración. A esta altura del modelo cio de las fantasías compartidas de la pareja
bioniano, pensamiento es algo más vivido analítica, es compatible con la radical alte-
que pensado, aunque es un paso ineludible ridad de sus espacios privados. Es esa alte-
en el camino de la conceptualización y el ridad radical la que estimula la curiosidad,
pensamiento abstracto. el interés, el genuino deseo de saber qué hay
La conocida tabla de Bion es de limita- más allá de los límites.
da utilidad durante la sesión. En cambio es Pero este espacio, vedado a la percep-
un proyecto riguroso para ser usado fuera ción, es en cambio, el lugar posible de la
de la sesión, como una propuesta acerca de imaginación. Una imaginación compatible
la evolución de los elementos desde sus con la incertidumbre pero no con la certeza
formas más primitivas a las más complejas alucinatoria, que manifiesta la intolerancia
del pensamiento conceptual. a los límites de este espacio.
Más allá de la utilidad que se le pueda Dentro del triángulo edípico, el sujeto
dar a la tabla, es importante recordar el aprende o no, según las circunstancias, a
sentido de sus dos ejes: mientras uno mues- captar las diferentes funciones entre los
tra la génesis de los elementos del pensar, el ángulos del triángulo y los lados del mismo,
otro eje muestra el uso que se hace de esos teniendo en cuenta que los lados no nos
elementos, desde su expulsión, pasando por iguales sino que el que une al sujeto con sus
organizaciones defensivas para evitar la funciones paterna y materna (o simboliza-
realidad, hasta las más complejas formas de dora y contenedora) es diferente a las que
abstracción comunicativa desde el abordaje une a los objetos parentales entre sí. Es di-
realista. Es importante recordar que reali- ferente, asimétrica y su carácter inaccesible
dad aquí se refiere tanto a la realidad exter- es la metáfora de la prohibición del incesto
na, como a lo que llamamos realidad inter- en el nivel intrapsíquico y de la intersubje-
na. tividad inconsciente.
Son muchos los factores que pueden in-
El espacio simbólico fluir para que este proceso de simbolización
La capacidad de simbolización se basa en la se lleve a cabo de una manera exitosa o por
relación de una cualidad especial vista des- el contrario, muestre deficiencias que afec-
de la subjetividad del individuo. La relación tan la comunicación y el pensamiento. En-
del self con el objeto interno y externo es tre tantos factores implicados, destaca la
esencial para modular los impulsos libidi- necesidad de un objeto y una función: la
nales y agresivos que den soporte y estabili- función de reverie del objeto receptor de las
dad al vínculo. El triángulo edípico, sea en comunicaciones. El mecanismo básico des-
su versión del sujeto con sus padres reales o crito por Bion, es una ampliación de la
en su representación interna como funcio- identificación proyectiva de Klein, que deja
nes intrapsíquicas es un requisito para la de ser sólo una defensa patológica, para
adecuada tramitación de las emociones y abarcar también la función de la comunica-
ansiedades básicas. ción primitiva normal. Los mecanismos
La pareja parental en relación, la escena pulsionales o los códigos básicos (Ogden,
primaria, tiene su correlato metafórico en la 1986) trasladan la vivencia desde el sujeto a
situación analítica. El espacio intrapsíquico su objeto específico con capacidad de pro-
del paciente, como también el del analista cesarlas y devolverlas con sentido.
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(2014) en el que revisa la idea freudiana de En este modelo lo puesto en acto dra-
agieren, que equipara al concepto de ena- mático pertenece a lo inconsciente-no-
ctment. Freud conceptualiza el agieren reprimido que está estructurado en un len-
dentro del proceso y de la sesión analítica guaje visual como secuencias imaginarias
y lo articula con la compulsión de repeti- de gestos psíquicos, que se expresan a través
ción en la transferencia. Pero Freud no de la repetición compulsiva. Sapisochin
pensó que la transferencia suscita una ac- sostiene que su trabajo busca distanciarse
tuación dramática complementaria del de la noción de irrepresentable de Green y
analista que lo hace presente en el escena- Botella, de lo no mentalizado de Marty, de
rio analítico. lo no simbolizado de Steiner o de lo poco
Según Sapisochin hay gestos psíquicos estructurado de Spence, Schafer, Viderman.
que serían equiparables a lo que Bleger La importancia de esta precisión radi-
(1989) denomina aspectos sincréticos depo- ca en que el autor no considera los "regis-
sitados en el encuadre. Es lo mudo del pa- tros no representacionales" o de "funcio-
ciente que se pone en acto dramático. Seña- namiento menos simbolizados" o "no sim-
la que “lo mudo utiliza las palabras como bolizados" porque no hay espacio en su
actos de lenguaje porque inducen cierta modelo para la idea de vacío representa-
posición identificatoria del analista en el cional. Creo que es una idea interesante en
encuentro, para dramatizar cierto gesto abierta contradicción con otros modelos
psíquico no verbalizable”. La escena drama- actuales, que sugieren que traumatismos
tizada hace visible un gesto psíquico que la precoces pueden crear precisamente ese
pareja analítica simboliza; un gesto psíquico déficit o vació representacional (Levine,
del paciente cuyo formato no es compatible Scarfone, Reed, 2013)
con la lógica verbal. Lo que resulta de esta propuesta es la
La acción interpretativa, es el medio hipótesis de que si no se siguen los destinos
que torna visible un gesto psíquico invisible de la representatividad verbal, esto no im-
que requiere de una nueva interpretación plica de por sí que carezcan de representa-
verbal del analista en un proceso perma- ción. En este sentido, y aunque el autor
nente que no tiene una meta definitiva. considera que “toda interpretación en el
Recordemos lo que señalábamos más arriba aquí y ahora es implícitamente una cons-
respecto a la posición depresiva, considera- trucción sobre el vínculo con un objeto del
da por Klein como la meta y la solución de pasado presentificado a través de lo drama-
la conflictiva edípica, y su modificación por tizado, () en (este) modelo dicha construc-
Bion y Britton, que añaden un dinamismo ción busca un pasado que se supone que
oscilatorio continuo. existió en las vicisitudes de la historia subje-
Si bien el analista co-participa con la tiva y quedó registrado como gesto psíqui-
activación de su inconsciente, lo hace para co”. (Sapisochin, G. op. cit.)
'interpretar' el papel de un objeto ausente Todo gesto psíquico, aunque su forma
que dejó huellas de identificación en el pa- de registro sea imaginaria, es símbolo de la
ciente, registradas como secuencias de ges- presencia del objeto primordial en la subje-
tos psíquicos que se manifiestan a través del tividad. Es por ello que en esta conceptuali-
enactment. En este modelo la co- zación, lo registrado como gesto psíquico
producción simbólica que es el objeto-de- jamás es lo no simbólico, aunque se trate de
escucha-psicoanalítica es una formación simbolizaciones diferentes a las verbales.
intersubjetiva para conocer la intrasubjeti- Añade: “creo que hay que dejar de concebir
vidad del analizando, que pre-existe al en- los procesos de representación simbólica
cuentro. como procesos binarios, en el sentido de
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aquí y ahora del proceso analítico, adquiere mostró un vivo interés por nuestro trabajo.
a posteriori (Nachträglich) estatuto de re- Sus comunicaciones eran claras pero con
cuerdo. esa distancia emocional que ya se había
Es por ello que, actualmente, trabaja- manifestado en las entrevistas. Poco a poco
mos con el supuesto de que el pasado que se fue manifestando una dificultad impor-
conoceremos será siempre un pasado re- tante para cumplir con los horarios de las
creado a posteriori de un agieren-en- sesiones. Llegaba tarde, las separaciones del
sentido-ampliado desde el presente de la fin de semana las vivía con mucha angustia
situación analítica. y los reencuentros de los lunes le producían
El autor concluye que se trata de algo mucha inquietud y en ocasiones sentimien-
jamás pensado por el Yo, inscrito como un tos persecutorios hacia mí.
guion-relacional-imaginario, llamado gesto Era frecuente su referencia a los re-
psíquico. Gesto psíquico que ahora puede cuerdos infantiles, donde unos padres inte-
ser nominado, es decir pensado con lógica lectualmente poderosos y muy autoritarios
verbal y adquirir existencia bajo una nueva tenían graves carencias emocionales. Su
forma apropiable por el Yo de la narrativa. hermana mayor era la compañía más valo-
Como he señalado antes esta perspecti- rada, con quien formaba un grupo defensi-
va, además de ampliar el ámbito de lo sim- vo, frente a lo que vivían como despotismo
bolizable, puntualiza de manera interesante de los padres. No describía abusos ni vio-
la interrelación entre los procesos intrapsí- lencia física aunque sí un desapego emo-
quicos, las transformaciones intrapsíquicas cional importante y una autoridad repre-
que se manifiestan en el encuentro inter- sentada por el padre con accesos de ira. Su
subjetivo y aquellos procesos propios de la refugio preferido fueron sus estudios, hizo
relación interpersonal directa entre pacien- una carrera destacada, practicó algún de-
te y analista como personas reales. porte y en general desarrolló una vida soli-
taria, con algunas amistades de su mismo
Una pequeña viñeta sexo, pero escasas relaciones afectivas con
La paciente procede de una familia econó- muchachos y alguna relación sexual que la
micamente acomodada de otro país euro- llenaba de insatisfacción y vergüenza.
peo, que se había instalado en España poco Si bien el clima que predominaba en las
antes que nacieran ella y su hermana ma- sesiones era de cordialidad y delicadeza, a
yor. Julia tenía casi 30 años cuando me con- medida que el análisis avanzaba surgían
sultó por dificultades en sus relaciones per- cada tanto episodios de violencia explosiva
sonales. De buen aspecto y excelente capa- por algún gesto mío que había interpretado
cidad de comunicación me explicó con cla- como hostiles y que frecuentemente la de-
ridad sus logros académicos y cómo empe- jaban agotada con molestias físicas diversas.
zaba a abrirse camino en el campo laboral. Esto ocurría especialmente cuando mis
Sus dificultades estaban en las relaciones interpretaciones se dirigían a lo que ocurría
afectivas, porque no podía establecer rela- en el presente de la sesión, es decir, direc-
ciones que no fuesen más que encuentros tamente en nuestra relación.
esporádicos e insatisfactorios. El relato era Esto me llevó a adoptar una actitud de
muy claro, explicativo pero carente de la prudencia en mis intervenciones y hasta en
tonalidad afectiva que reflejara su sufri- mi modo de hablar que se hizo más cuida-
miento. Para mí era fácil entenderla, pero doso, para evitar lo que podría desencade-
más difícil empatizar con su padecimiento. nar una descompensación. Si yo hablaba de
Empezamos un análisis de cuatro se- esa manera, ella también asumía un tono
siones a la semana y desde el comienzo reflexivo y amable, pero desprovisto de vi-
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