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Para muchos lectores, Machado es por encima de todo el autor de ciertos poemas de la
segunda parte de Campos de Castilla que expresan del modo más directo sus ideas respecto
a los problemas españoles de la época (Brown 131).
El tono que utiliza Machado, pese a haber publicado Soledades a sus veintisiete años, es el
de un viejo cansado y triste, cuya alma está vacía de la poesía que tiempo atrás la llenó,
entiendo poesía, no como un conjunto de versos, sino como las experiencias lejanas de la
felicidad y la belleza que el tiempo se ha llevado consigo (Brown 132).
El primer poema de Soledades, “El viajero”, nos habla ya del <<tictac del reloj>> que iba a
estar presente en gran parte de la poesía machadiana: “un sonido odioso, pues el tiempo
presente es siempre amargo y estéril” (Brown 132). En efecto, el ejercicio reflexivo que
realiza la poética de Machado utiliza como punta de partida el paso irremediable del tiempo,
identificado metafóricamente, tanto en “El viajero” como en “Hastío”, con el <<tictac del
reloj>>. De este modo, tenemos que los cuatro versos de la segunda estrofa de Hastío, dicen:
“Del reloj arrinconado, / que en la penumbra clarea, / el tictac acompasado/ odiosamente
golpea”.
Resalta en Soledades la especial importancia que tenían para Machado un selecto número de
imágenes, a las que acude reiteradamente en distintos poemas, sin embargo, es evidente que
tales imágenes poseen una multiplicidad de significados y que se emplean, como fuentes de
las meditaciones de la voz lírica, por su complejo poder evocativo. La imagen del jardín, por
ejemplo, es indiscutible que el poeta, en muchas ocasiones, la utiliza recordando el jardín de
su casa en Sevilla, donde transcurrió su niñez, sugiriendo el tema del pasado perdido de la
infancia (ejemplos). No obstante, en relación con los múltiples significados de las imágenes
de Machado, tenemos que en Soledades, el jardín, además de ser un espacio en que el poeta
rememora el espacio idílico en que vivió su infancia, es un lugar marchito y triste. Por lo
general el hablante lírico, y este es el caso del poema “Hastío”, cuando su estado de ánimo
es melancólico y desesperado por la monótona realidad, no habla de un <<jardín>> o un
<<huerto>>, sino que refiere a un <<parque>> abandonado y triste: “Cae la tarde. El viento
agita/ el parque mustio y dorado.../ ¡Qué largamente ha llorado/ toda la fronda marchita!”
1.- Brown, Gerald. “La poesía”. Historia de la lengua española: El siglo XX (del 98 a la
guerra civil). Trad. Carlos Pujol. Ed. José-Carlos Mainer. Barcelona: Editorial Ariel S.A,
2000. 123-189.