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Comité Central Partido Comunista Griego (KKE)

Sobre el Centenario de Revolución Octubre

Declaración del Comité Central del KKE sobre el 100


aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre

El Comité Central del KKE rinde honor al centenario de la Gran Revolución Socialista
de Octubre. Rinde honor al acontecimiento transcendental del siglo XX que demostró que
el capitalismo no es invencible, que podemos construir una sociedad con organización
superior, sin explotación del hombre por el hombre.
La Revolución de Octubre ha demostrado la fuerza de la lucha de clases revolucionaria,
la fuerza de los explotados y de los oprimidos, cuando pasan enérgicamente a primer
plano y giran la rueda de la Historia hacia delante, hacia la dirección de la liberación
social. En el tiempo histórico, fue la continuación de las rebeliones de los esclavos, los
levantamientos de los campesinos de la Edad Media, las revoluciones burguesas, y al
mismo tiempo significó una culminación y superación de ellos, ya que por primera vez
se planteó como objetivo de la revolución la abolición de la sociedad clasista, explotadora.
Cuarenta y seis años después del "asalto al cielo" de la heroica Comuna de París, la clase
obrera rusa con la Revolución de Octubre materializó el ideal de millones de masas
obreras y populares por una vida mejor.

La Revolución de Octubre demostró la validez del pensamiento leninista de que la victoria


del socialismo es posible en un país o en un grupo de países, como consecuencia del
desarrollo desigual del capitalismo.
La Revolución de Octubre de 1917 fue un acontecimiento de importancia internacional
e histórica. Confirmó la capacidad de la clase obrera (como fuerza social que puede y
debe dirigir la lucha revolucionaria por una sociedad sin explotación, sin inseguridad, sin
pobreza, sin desempleo y guerras) de cumplir con su misión histórica. Además, confirmó
que el cumplimiento de la misión histórica de la clase obrera no se determina por el
porcentaje que ésta representa en la población económicamente activa, sino por el hecho
de que es el portador de las nuevas relaciones socialistas de producción.
Al mismo tiempo, la Revolución de Octubre destacó el papel irreemplazable de la
vanguardia política revolucionaria, del Partido Comunista, como factor de dirección no
sólo de la revolución socialista, sino además de toda la lucha por la formación, el
fortalecimiento, la victoria final de la nueva sociedad comunista.
La llama de la Revolución de Octubre condujo y aceleró la creación de varios Partidos
Comunistas, de partidos obreros revolucionarios de nuevo tipo, en contraste con los
partidos socialdemócratas de aquella época que habían traicionado a la clase obrera y la
política revolucionaria, eligiendo el camino de la integración del movimiento obrero bajo
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la bandera de la burguesía así como el apoyo de la agresión militar imperialista a expensas


del joven estado obrero en Rusia.

La victoriosa Revolución de Octubre fue la continuación de todos los levantamientos


obreros anteriores y abrió el camino para el paso histórico de la humanidad "del reino de
la necesidad al reino de la libertad". Resumiendo su importancia histórica, Lenin escribió:
"Nosotros hemos empezado la obra. Poco importa saber cuándo, en qué plazo y en qué
nación culminarán los proletarios esta obra. Lo esencial es que se ha roto el hielo, que se
ha abierto el camino, que se ha indicado la dirección."
Las enseñanzas de Octubre son particularmente importantes hoy que la rueda de la
Historia parece gire hacia atrás, que el movimiento comunista internacional está en
condiciones de crisis y de retroceso, que las consecuencias duraderas de la
contrarrevolución (principios de la década de 1990) refuerzan la percepción errónea de
muchos trabajadores de que no hay alternativa al capitalismo.
El propio desarrollo histórico ayuda a revelar la propaganda burguesa de que el carácter
del proyecto socialista-comunista es utópico. Ningún sistema socio-económico en la
Historia de la humanidad no fue establecido de una vez, con una trayectoria recta de
victorias de las fuerzas sociales que fueron cada vez los portadores del desarrollo social.
Tras el gran levantamiento de los esclavos, Espártaco fue crucificado, pero la esclavitud
fue superada históricamente. Después de la revolución burguesa francesa de 1789,
Robespierre fue guillotinado, pero el feudalismo ya no tenía futuro.
La burguesía oculta deliberadamente que necesitó aproximadamente cuatro siglos para
establecer su poder. Se necesitaron varios siglos después de los primeros disturbios de la
burguesía en el siglo XIV en las ciudades comerciales del Norte de Italia, hasta las
revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX, hasta que se desarrollaron las
relaciones capitalistas a un nivel satisfactorio, para que la burguesía lograra imponer la
plena abolición de las relaciones de producción feudales. Las derrotas políticas que sufrió
la burguesía en aquel período no anulan el hecho de que fue históricamente necesario que
las relaciones de producción anticuadas entre los feudales y los esclavos fuesen
sustituidas por las relaciones burguesas entre el capitalista y el obrero.
Los representantes políticos de la burguesía argumentan en vano de que el capitalismo es
insustituible, eterno y que la lucha de clases revolucionaria ya no es el impulsor de los
sucesos históricos.

Durante décadas, la existencia y los logros de la sociedad socialista, que fue inaugurada
por la Revolución de Octubre, demostraron que es posible una sociedad sin patrones, sin
capitalistas que poseen los medios de producción. Esta conclusión no se puede refutar por
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el hecho de que en aquel período particular no logró derrotar definitivamente


la propiedad capitalista y la ganancia capitalista.

EL SOCIALISMO SIGUE SIENDO NECESARIO, VIGENTE Y REALISTA

La necesidad y la vigencia del socialismo, las posibilidades de abolir la propiedad privada


en los medios concentrados de producción derivan del desarrollo capitalista que conduce
a la concentración de la producción. La propiedad capitalista es un freno para el carácter
social de la producción. La propiedad capitalista cancela la posibilidad de que todos los
trabajadores vivan en mejores condiciones organizadas a nivel social que satisfagan las
necesidades crecientes humanas: Que todos tengan trabajo sin la pesadilla del desempleo,
que trabajen menos horas disfrutando una calidad de vida mejor y servicios de educación,
de sanidad y de bienestar de alto nivel, exclusivamente públicos y gratuitos.
En el capitalismo, la clase obrera crea estas oportunidades con su trabajo que se amplían
con el desarrollo de las ciencias y de la tecnología.Sin embargo, en una sociedad donde
todo lo que se produce y el modo de producción se determinan sobre la base de la ganancia
privada, capitalista, las necesidades de la clase obrera y de las capas populares están
suprimidas. La esencia del problema radica en el hecho de que algunos producen mientras
que otros deciden los objetivos y la organización de la producción. Las crisis económicas
cíclicas están en el DNA del capitalismo y se hacen más profundas y sincronizadas;
consecuentemente se aumenta bruscamente el desempleo, se expande de nuevo el trabajo
mal pagado y sin seguridad social, la vida con derechos aplastados, con guerras
imperialistas para el reparto de los mercados y de los territorios.
A pesar del aumento de la productividad del trabajo las condiciones de trabajo y de vida
se deterioran en todo el mundo capitalista, incluso en los Estados capitalistas más
desarrollados. Los propios Estados capitalistas, sus centros de investigaciones, afirman
que se reducen los ingresos de los trabajadores, mientras que se aumentan las ganancias
de los capitalistas.
Al igual que en períodos anteriores de agitación social, hoy en día un factor decisivo de
la corrosión de la fuerza del viejo sistema de explotación son siempre sus contradicciones
internas, la intensificación de sus contradicciones. Estas contradicciones ofrecen la
oportunidad de desarrollar e intensificar la lucha de clases y tomar un carácter
subversivo. Hoy día, en la época del capitalismo monopolista se intensifica la
contradicción básica del sistema, es decir, aunque el trabajo y la producción se han
socializado a una escala sin precedentes, la mayor parte de sus resultados se lleva por los
accionistas de los grupos monopolistas. Se trata de grandes accionistas-parásitos de la
vida económica que, aunque son innecesarios en la organización y la administración de
la producción, explotan y se aprovechan de la clase obrera. A menudo estos accionistas
tienen acciones y llevan ganancias de los grupos monopolistas sin saber ni siquiera donde
se ubican o qué producen.
Al mismo tiempo, junto con el dominio de los grupos monopolistas se refuerza también
la tendencia del estancamiento relativo, es decir el estancamiento en relación con las
oportunidades y la dinámica que crea el nivel actual de desarrollo de las fuerzas de
producción, en relación con lo que se podría producirse en términos de cantidad y calidad,
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si la sociedad no tuviera como incentivo de la producción las ganancias.


Algunas pruebas de parasitismo y de estancamiento relativo son: La llamada
obsolescencia incorporada de los productos (la utilización de los conocimientos
científicos para reducir la duración de vida de los productos), las restricciones en la
difusión de la tecnología a través de las llamadas patentes que son propiedad de los grupos
empresariales, la devaluación durante un período de tiempo del desarrollo de los sectores
que no generan suficientes beneficios (p.ej. protección anti-terremoto), la destrucción del
medio ambiente debido a su utilización irracional teniendo como incentivo la mayor
ganancia capitalista, los enormes fondos para la investigación científica destinada a la
producción de armas y de medios de represión, etc.
Hoy día, la correlación de fuerzas negativa a expensas de la clase obrera reproduce la
impresión (bajo el dominio de la ideología burguesa) de que el poder y la agresividad del
capital son invencibles. Sin embargo, no se puede ocultar la podredumbre del capitalismo
y la posibilidad objetiva de la abolición de la propiedad privada de los medios de
producción y de su socialización por el poder obrero y su utilización en base a una
planificación central cuyo incentivo será el beneficio social.
Toda la Historia de la Revolución de Octubre y los acontecimientos precedentes
demuestran que la correlación de fuerzas negativa no es eterna ni inmutable.

LA CREACIÓN DE CONDICIONES FAVORABLES PARA EL DERROCAMIENTO


REVOLUCIONARIO

El hecho de que se han creado las condiciones previas para la construcción de la sociedad
socialista-comunista no significa que esto sucederá automáticamente. Una razón
importante es el hecho de que, a diferencia de las leyes de la naturaleza, el desarrollo
social requiere la actividad humana, en este caso la lucha de clases para la abolición de la
vieja sociedad y la construcción de la nueva sociedad.
El estallido de la revolución socialista (así como de todas las revoluciones sociales en la
Historia de la humanidad) implica una situación en la cual se debilita la capacidad de la
clase dominante de asimilar, suprimir y aplacar al pueblo.
Lenin formuló el concepto de la situación revolucionaria e identificó las características
principales objetivas y subjetivas de la sociedad en la víspera de la revolución:
-Los de "arriba" (la clase dirigente de los capitalistas) no pueden gobernar y administrar
como en el pasado.
-Los de "abajo" (la clase obrera y las capas populares) no quieren vivir como en el pasado.
-Se nota un crecimiento fuera de lo normal de la actividad de las masas.
Así que la indigencia de los de "abajo" hace crecer su actividad política, mientras que
entre los de "arriba" prevalecen la confusión, la debilidad, las contradicciones, la
indecisión.
La creación de una situación favorable para el derrocamiento revolucionario de la
sociedad capitalista es de carácter objetivo, deriva de la agudización brusca de sus
contradicciones.
Sin embargo, como señaló Lenin acertadamente, no toda situación revolucionaria
desemboca en una revolución. Ni la reacción de los de "abajo" ni la crisis en los de
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"arriba" provocarán un derrocamiento, a menos que exista un levantamiento


revolucionario planificado de la clase obrera, dirigido por su vanguardia
consciente.
Dicho de otro modo, para que se estalle la revolución obrera se requiere la presencia de
la vanguardia política revolucionaria, del Partido Comunista, armado con elaboraciones
teóricas y con la predicción de los acontecimientos basada en la cosmovisión marxista-
leninista, capaz de dirigir el levantamiento revolucionario de la clase obrera.
Por supuesto no es posible prever todos los factores que pueden conducir a una situación
revolucionaria. Sin embargo, la experiencia histórica ha demostrado como factores
importantes la manifestación de una crisis capitalista sincronizada, combinada con el
estallido de la guerra imperialista.
La primera revolución obrera victoriosa en Rusia fue el resultado de la capacidad de la
clase obrera, bajo la dirección de su partido, de asumir este papel en condiciones
respectivas. Lenin previó acertadamente la posibilidad de una situación revolucionaria en
Rusia, la posibilidad de que Rusia se destacara como el eslabón débil de la cadena
imperialista en el contexto de la I Guerra Mundial Imperialista.

LA TRAYECTORIA DE LOS BOLCHEVIQUES HACIA LA VICTORIA DE LA


REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1917

En la Rusia zarista, antes de la I Guerra Mundial, aunque el capitalismo se desarrollaba


muy rápido, se mantenían vestigios fuertes del antiguo Estado autoritario, encabezado por
el zar; había una enorme masa de campesinos-pequeños agricultores en el campo que
sufrían por los vestigios significativos de las relaciones feudales.
La revolución de 1905-1907 llevó a la creación de la Duma Estatal, es decir de una forma
de institución legislativa representativa con derechos muy limitados, que no significó en
ningún caso la transición a un sistema parlamentario burgués formal. La institución de la
Duma expresaba el compromiso entre sectores de la burguesía y el régimen zarista. En el
campo, aunque la servidumbre en Rusia había sido formalmente abolida en 1861, grandes
sectores de campesinos sufrían de la opresión de los grandes terratenientes que
les obligaban a hacer trabajos pesados o que les entregaran la mitad de su cosecha.
En el período de la revolución de 1905, nacieron los Soviets como núcleos de
organización de la actividad revolucionaria de la clase obrera en condiciones de lucha
intensa, de huelga y de conflictos clasistas. Fueron una nueva forma de organización de
la clase obrera con delegados electos y funcionaron como gérmenes y formas del futuro
poder obrero.
La creación de grandes fábricas en los principales centros de las grandes ciudades rusas,
como Moscú y Petrogrado (posteriormente Leningrado), dio lugar al desarrollo
importante del trabajo asalariado, convirtiendo a la clase obrera en la principal fuerza
social del país, a pesar del hecho de que no era mayoritaria en el conjunto de la población
y en el territorio del imperio zarista.
En estas condiciones difíciles, los bolcheviques elaboraron una línea estratégica que
apuntaba, mediante el desarrollo de la lucha de clases, a asegurar dos asuntos
importantes:1. La independencia política de la clase obrera en la revolución democrático-
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burguesa inminente, para que el proletariado no fuese arrastrado a la cola de


la burguesía.2. La orientación de todo el movimiento popular por la clase
obrera (es decir, la alianza social del proletariado con los campesinos medianos) para que
la revolución tuviera un carácter radical en relación con la época histórica, facilitando la
transición a la revolución socialista. Así que en la lucha para ganar al campesinado al lado
de la clase obrera, la estrategia de los bolcheviques se basó en la línea: Con todos los
campesinos contra el medievalismo. Después, con los campesinos pobres, con el
semiproletariado contra el capitalismo, comprendidos los ricachos del campo.
Esta estrategia fue basada, en primer lugar, en la consideración de que objetivamente el
desarrollo del socialismo en Rusia entró en contraste con la superestructura política
retrasada del zarismo y con el mantenimiento de los vestigios de la servidumbre en el
campo, y, en segundo lugar, en la idea de un proceso revolucionario a nivel europeo. Al
mismo tiempo, la burguesía en 1905 ya no era la burguesía progresista de la época de las
revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX. El capitalismo a nivel mundial había
entrado ya en la época reaccionaria del imperialismo. Estaba más asustado que deseoso
de una revolución política, ya que la clase adversaria, la clase obrera, se había establecido
como una fuerza política independiente.
Así que Lenin evaluaba que el derrocamiento revolucionario debería establecer un
gobierno revolucionario provisional, la "dictadura democrática del proletariado y del
campesinado", que llevaría a cabo el programa "mínimum" de los bolcheviques (asamblea
constituyente, sufragio universal, reforma agraria, etc.). Este poder acabaría una vez por
todas con los vestigios del zarismo y sería la chispa de la revolución proletaria en la
Europa occidental capitalista desarrollada, que a su vez apoyaría la revolución proletaria
en Rusia. Los bolcheviques, en aquel período, vinculaban la revolución democrático-
burguesa con la revolución socialista, recalcaban la defensa de los intereses particulares
de la clase obrera y la necesidad de ejercer constante presión sobre el gobierno
revolucionario para ampliar las conquistas de la revolución.
La "dictadura democrática del proletariado y del campesinado", según Lenin, podría tener
una posición común en cuanto a la derrota del absolutismo, pero no en relación con el
socialismo. Lenin previó que mientras se iba desarrollando la revolución, se agudizaría el
conflicto en el seno de la alianza entre obreros y campesinos y de su poder y llevaría
finalmente a la plena separación de la clase obrera de los campesinos medianos y ricos
para que predominara el elemento proletario sobre el elemento pequeñoburgués y, por
supuesto, a la transición a la "dictadura del proletariado".
Esta línea de los bolcheviques fue desarrollada en oposición a los oportunistas de derecha
de aquel entonces, los mencheviques, así como en oposición a Trotsky que subestimaba
el papel y la importancia del campesinado. Lenin consideraba que la posición de Trotsky
llevaba a la "negación del papel del campesinado" y a la derrota de la revolución.
La entrada de Rusia en la I Guerra Mundial agudizó aún más las contradicciones sociales.
Las repetidas derrotas del ejército ruso en el frente, la pérdida de territorios (p.ej. Polonia,
países bálticos) causaron un gran descontento no sólo entre los trabajadores y los
campesinos que sufrían de los estragos de la guerra, sino además en la burguesía de Rusia.
El hecho de que el entorno del zar empezó a orientarse hacia Alemania y la posibilidad
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de hacer una paz separada provocó la reacción de la burguesía, una reacción


que fue apoyada por Gran Bretaña y Francia y llevó a la organización de
planes para derrocar al zar. Al mismo tiempo, en 1916 estallaron levantamientos de
varios grupos étnicos en el Cáucaso y en Asia Central contra el imperio zarista.
Los planes de la burguesía para derrocar al zar fueron vinculados con las grandes
movilizaciones del pueblo y las huelgas que tuvieron lugar el febrero de 1917, como
resultado de la falta de alimentos, del desempleo masivo y de la agudización rápida de
los problemas sociales. La creación de la situación revolucionaria, la actividad política de
masas de los trabajadores y de los campesinos organizados en los Soviets, la
desintegración en las filas del ejército, al final llevaron al derrocamiento revolucionario
del zar.
La situación revolucionaria se creó en el terreno de un proceso complejo que incluía una
serie de factores importantes: la agudización de los antagonismos interimperialistas, el
sufrimiento que había causado la guerra imperialista durante los tres años anteriores a
expensas de las capas populares, la inestabilidad de la alianza del zar con la burguesía,
que ya no permitía a los de "arriba" a gobernar como en el pasado, el trabajo político y
organizativo de los bolcheviques antes y durante la guerra en las filas de la clase obrera
y de los soldados.
Como resultado de la intensificación brusca de las contradicciones entre la burguesía y el
zar en condiciones de crisis y de guerra imperialista, cuya inevitabilidad había sido
destacada por los bolcheviques, la burguesía tomó la delantera en la revolución de febrero.
El Gobierno Democrático Provisional fue constituido por representantes de los
partidos burgueses liberales de Rusia y fue un órgano del poder burgués. Al mismo
tiempo, la lucha política de los obreros y de los campesinos puso de manifiesto la
organización de las masas armadas que participaron en el derrocamiento del zar a través
de los soviets (consejos de delegados).
En los soviets de aquel período dominaban los mencheviques (corriente oportunista) y
los socialrevolucionarios ("revolucionarios socialistas pequeñoburgueses") que
planteaban como deber el apoyo al Gobierno Democrático Provisional. Entonces, hubo
una situación que Lenin la caracterizó como "doble poder" para describir el momento
transitorio en el proceso revolucionario, en que la burguesía tenía el poder pero no era tan
fuerte como para disolver la organización de las masas populares que iba armada (p.ej.
los Soviets tenían sus propios guardias).
Lenin, consciente del compromiso entre el Gobierno Democrático Provisional y los
Soviets, consideraba que se debería implementar una política concreta para convencer a
los trabajadores mediante su propia experiencia de la necesidad de:
1. No apoyar al Gobierno Democrático Provisional, que fue el gobierno de la burguesía.
2. Tomar conciencia de que la guerra que estaba en curso era imperialista, depredadora e
injusta.
3. Abandonar a los mencheviques y los socialrevolucionarios para cambiar la correlación
de fuerzas a favor de los bolcheviques en los soviets.
4. Que los Soviets tomaran el poder como condición previa para resolver todos los
problemas apremiantes de las capas populares (paz, pan, tierra).
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En las famosas "Tesis de abril" y en los demás textos de aquel período, Lenin
hizo una clara evaluación del carácter de la Revolución de Febrero.
Consideraba que el poder cambió de manos, que pasó a manos de la burguesía. Recalcaba
que la cuestión básica en la estrategia de los bolcheviques hasta entonces fue la cuestión
de la alianza social de los obreros y los campesinos, que se había realizado ya bajo la
forma de los Soviets, independientemente del hecho de que en ellos la mayoría del
proletariado estaba desorientada y confiaba en los representantes de las capas
pequeñoburguesas que actuaban como cola de la burguesía.
Contra la posición de los "viejos bolcheviques" (Kamenev, Zinoviev etc.)de que la
revolución democrático-burguesa no se había terminado y que una serie de objetivos no
se habían logrado (p.ej.la Asamblea Constituyente, la reforma agraria), Lenin respondió
que la cuestión principal en cada revolución es la cuestión del poder. En este sentido, la
revolución democrático-burguesa había terminado.
Por lo tanto, fue necesario que los bolcheviques cambiaran su estrategia. A partir de
febrero, la primera y fundamental cuestión que debería resolverse fue la elevación de la
conciencia del proletariado y la conquista de la posición de vanguardia en el marco de la
alianza social. Esto requería una lucha en los órganos revolucionarios (los Soviets), la
agrupación de los semiproletarios y de los campesinos pobres para preparar el terreno por
la revolución socialista.
Cuando el Gobierno Democrático Provisional en julio adoptó severas medidas represivas
contra los bolcheviques y el movimiento obrero, los bolcheviques retiraron la consigna
"Todo el poder a los Soviets". Lenin en aquel período crucial y especialmente después
del golpe de Estado militar del general Kornílov, previó que la situación objetiva podría
conducir o a la victoria completa de la dictadura militar burguesa, o a la victoria del
levantamiento armado de los obreros. Intensificó el debate contra las ilusiones por una
transición parlamentaria pacífica al socialismo y declaró que el propósito del
levantamiento armado podría ser solamente el paso del poder a manos del proletariado,
con el apoyo de los campesinos pobres, para la realización de los objetivos programáticos
del Partido.
En septiembre de 1917, mientras que los bolcheviques habían ganado la mayoría en los
Soviets de Petrogrado y de Moscú, se utilizó de nuevo la consigna "Todo el poder a los
Soviets" cobrando un nuevo sentido. No como antes, como una consigna que pondría al
descubierto el compromiso, la conciliación de los mencheviques con el gobierno burgués
y facilitaría el cambio de la correlación de fuerzas, sino como una consigna de
derrocamiento del Gobierno Democrático Provisional, como una consigna de
levantamiento revolucionario. Los bolcheviques actuaron en esta dirección sin esperar las
elecciones para la Asamblea Constituyente, ni el Congreso de los Soviets.
La determinación de Lenin y de los de la dirección de los bolcheviques que apoyaron sus
posiciones finalmente llevó a la victoriosa revolución socialista el 25 de octubre (7 de
noviembre, según el nuevo calendario) de 1917.
La experiencia de la Revolución de Octubre demostró que el poder obrero soviético, la
dictadura del proletariado, confrontó los problemas apremiantes de los trabajadores
(tierra, pan, paz), no un poder burgués u otro poder "intermedio", que en realidad no puede
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existir. El poder soviético abrió al camino para la abolición de las relaciones


capitalistas de producción.
Con el fin de llegar a la revolución victoriosa, el partido bolchevique, con la contribución
significativa de Lenin, llevó a cabo un esfuerzo teórico y político continuo para
desarrollar su percepción estratégica, para profundizar y prever los cambios rápidos en la
correlación de fuerzas entre las clases enemigas, así como para fortalecer su influencia
política en la clase obrera. Los cambios en la línea de la política revolucionaria a partir
de 1905 hasta el octubre de 1917 reflejan la maduración de su elaboración estratégica.
No era un esfuerzo fácil. Después de la ruptura con los mencheviques en 1903 en el II
Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) y la formación de un
partido distinto en 1912, los bolcheviques se templaron en condiciones de debate, de
ruptura ideológica, política y organizativa de las fuerzas oportunistas.
El camino hacia la victoria fue el resultado de una elaboración teórica y política continua
e intensa. En la elaboración de la estrategia de la revolución socialista fue decisiva la
contribución del estudio de las características del capitalismo monopolista (la obra "El
imperialismo, fase superior del capitalismo"), la postura respecto al Estado burgués y el
carácter del poder obrero, es decir de la dictadura del proletariado ("El estado y la
revolución"), y en general la profundización en el pensamiento y en el análisis
materialistas dialécticos de los acontecimientos (la obra "Materialismo y
Empiriocriticismo"), mientras que anteriormente se había realizado el análisis económico
de la Rusia zarista (la obra "El desarrollo del capitalismo en Rusia").
Estas elaboraciones demostraron la posibilidad de la socialización de los medios de
producción concentrados en la época del capitalismo monopolista, así como las
posibilidades creadas por el desarrollo económico y político desigual y la agudización de
las contradicciones interimperialistas para romper la cadena imperialista en el eslabón
más débil y para iniciar el esfuerzo de construir el socialismo en un sólo país o en un
grupo de países.
Lenin, al desarrollar la estrategia de los bolcheviques, se opuso en la práctica a las
posiciones de Plejánov, de Kautsky, de Mártov ,así como de cuadros de los bolcheviques
que consideraban que Rusia debería pasar necesariamente por la etapa de la llamada
maduración del capitalismo.
Estas posiciones eran generalizadas y fuertes en la Rusia prerrevolucionaria. Se basaban
en el gran peso específico de la producción agrícola en la economía rusa, en la ausencia
de mecanización, en el retraso de la electrificación, en los restos precapitalistas en gran
parte del imperio zarista. Lenin señaló el desarrollo de las relaciones capitalistas, la
creación de grupos monopolistas en las grandes ciudades y la posibilidad de las relaciones
de producción socialistas de dar un gran impulso al desarrollo de las fuerzas de
producción.
Como era natural, la maduración de la estrategia de los bolcheviques no era una obra de
un solo acto. El Partido de los bolcheviques se hizo capaz de sacar conclusiones de la
iniciativa revolucionaria que desarrollaban las masas en momentos de intensificación de
la lucha de clases y utilizar las instituciones que crearon (los Soviets) a favor del
levantamiento revolucionario.
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En cada fase de desarrollo de la lucha de clases, demostró una capacidad


destacada de servir la estrategia con la política adecuada, con alianzas,
consignas, maniobras, así como con la confrontación acertada contra los mencheviques y
las demás fuerzas oportunistas. Utilizó con la manera más apropiada la experiencia
militante que adquirieron sus integrantes en las duras luchas clasistas en el período 1905-
1917. Trabajó con firmeza y decisión por el cambio de la correlación de fuerzas en el
movimiento obrero sindical y logró cambiar la correlación de fuerzas en los mayores
sindicatos en Petrogrado y en Moscú durante la I Guerra Mundial y, sobre todo, aumentar
gradualmente la influencia en los órganos de los trabajadores y de los soldados
insurgentes (Soviets). La disposición teórica y la capacidad teórica militante ofrecieron
al Partido de los bolcheviques la oportunidad de forjar lazos revolucionarios con las
fuerzas obreras y populares y no sucumbir a las dificultades prácticas que encontraba en
su actividad, tales como la violencia estatal y paraestatal.
En el período difícil de 1905 a 1917, los bolcheviques se enfrentaron en la práctica no
sólo con la violencia del Estado zarista, sino además con la actividad
contrarrevolucionaria de las capas pequeñoburguesas y populares atrasadas. Un ejemplo
característico son las Centurias Negras en la Revolución de 1905, cuya confrontación
práctica fue elegida por Lenin para la preparación de los grupos de combate de obreros.
Los bolcheviques hicieron un enorme esfuerzo para hacer madurar la conciencia de clase
de los trabajadores en aquellos años. Basta recordar que en una de las mayores
manifestaciones en Petrogrado en 1905, la gente tenía en las manos íconos de santos y
del propio zar y cantaba himnos antes de recibir el ataque armado de la guardia del zar.
En particular, en el período crucial de febrero a octubre de 1917, se enfrentaron con
políticos burgueses capaces, como fue Kerenski, que tenían la capacidad de engañar a las
masas. Los bolcheviques tuvieron éxito porque trabajaron con paciencia y de manera
audaz, con un plan de preparación política, organizativa y militar para el levantamiento
revolucionario.
El desenlace exitoso de la Revolución de Octubre confirmó la estrategia de la revolución
socialista, así como una serie de principios relacionados con el derrocamiento
revolucionario del capitalismo: El papel dirigente del Partido Comunista revolucionario,
su funcionamiento en base al principio del centralismo democrático, cuyas características
principales son la colectividad y salvaguardar la actividad unificada. La necesidad de unir
a la clase obrera contra el poder del capital, la necesidad de atraer a sectores de
campesinos y de otras capas medianas en la revolución, y de neutralizar a otras. El
carácter históricamente anticuado y reaccionario de la burguesía, la necesidad de no
participar o apoyar un gobierno en el terreno del capitalismo, la no existencia de tipos de
poder transitorios entre el capitalismo y el socialismo, la necesidad de acabar con el
Estado burgués.
El estudio de la estrategia de los bolcheviques en la Revolución de Octubre, así como del
desarrollo de su elaboración (desde 1905 hasta 1917) lleva a conclusiones sustanciales.
Ofrece una experiencia valiosa respecto al acercamiento de los comunistas a obreros y
capas populares con conciencia de clase inmadura. Los bolcheviques lograron combinar
con éxito el estudio de los acontecimientos, nacionales e internacionales, el trabajo teórico
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así como el estudio de la experiencia de la dura lucha de clases en Rusia.


Esta combinación es actualmente más necesario que nunca, para que los
comunistas puedan trabajar eficazmente en condiciones complejas y difíciles, donde la
correlación de fuerzas es negativa.

SOBRE LA ESTRATEGIA DEL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL


EN EL SIGLO XX

El Partido de los bolcheviques y la Revolución de Octubre fueron la continuidad histórica


de la actividad del ala revolucionaria de los marxistas en el marco de la I y de la II
Internacional. Contribuyeron en el estallido de los levantamientos obreros que tuvieron
lugar en los años siguientes en Berlín, Budapest, Torino, que fueron derrotados. En
general, la Revolución de Octubre aceleró el desarrollo del movimiento comunista
internacional y condujo a la creación de la II Internacional Comunista (1919-1943) en
oposición a la fuerza internacional del capital. La necesidad de que existiera una
distinción clara y que se intensificara la lucha contra los partidos socialdemócratas que
habían traicionado a la clase obrera en la I Guerra Mundial, condujo a la elaboración de
las 21 condiciones para la admisión de un partido a la III Internacional en 1920,
condiciones que tenían que ver con la protección de su carácter revolucionario.
Sin embargo, más tarde, la experiencia positiva de la Revolución de Octubre no fue
asimilada y no prevaleció a la largo de la existencia de la Internacional Comunista. En
cambio, a través de un curso contradictorio, prevaleció en gran medida el concepto
estratégico que, en general, planteaba como objetivo un poder o un gobierno de tipo
intermedio entre el poder burgués y obrero, como poder transitorio hacia el poder
socialista. A menudo, esta opción fue justificada sobre la base de la elaboración
estratégica inicial de los bolcheviques y de hecho fue aplicada en economías capitalistas
y en estados burgueses establecidos en países que no tenían condiciones históricamente
similares con las de Rusia de 1905.
Las razones de este curso necesitan, por supuesto, un estudio más profundo, más
exhaustivo, que nuestro Partido sigue llevando a cabo. Sin embargo, podemos señalar ya
ciertos factores y dificultades que contribuyeron a la prevalencia de elaboraciones
estratégicas problemáticas.
Pocos años después de la victoria de Octubre, retrocedió la ola del levantamiento
revolucionario del movimiento obrero y particularmente después de la derrota de la
revolución en Alemania en 1918 y en Hungría en 1919, mientras que algunos partidos
comunistas no aprovecharon de la creación de condiciones de situación revolucionaria en
aquella época. A continuación, después de 1920, los países capitalistas fuertes superaron
temporalmente la crisis económica y se estabilizaron. La mayoría de los trabajadores
sindicalizados fue atrapada en los partidos socialdemócratas, en algunos de los cuales
estaba en curso una lucha intensa en su interior, como en Italia y Alemania.
Al mismo tiempo, se agudizó el enfrentamiento en el Partido Comunista de toda la unión
(bolcheviques) entre las fuerzas que consideraban que la construcción socialista fue
imposible sin la victoria de la revolución socialista en los países capitalistas desarrollados
del Occidente (Trotsky etc.) y las fuerzas lideradas por Stalin que argumentaban que el
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Sobre el Centenario de Revolución Octubre

poder soviético debería dar prioridad a la dirección de construcción


socialista.
En el retroceso de la ola revolucionaria, en combinación con la lucha de clases intensa en
la Unión Soviética y los obstáculos que deberían superar en un breve período de tiempo,
se añadió la amenaza creciente de una nueva ofensiva militar imperialista contra la URSS
en la década de 1930. La discusión para su confrontación intensificó las contradicciones
y las deficiencias teóricas en la elaboración de la estrategia revolucionaria adecuada.
El esfuerzo complejo de la política de asuntos exteriores de la URSS para retrasar lo más
posible el ataque imperialista y utilizar las contradicciones entre los centros imperialistas
en esta dirección, está relacionada con importantes alteraciones y cambios en la línea de
la Internacional Comunista que desempeñaron un papel negativo en el curso del
movimiento comunista internacional en las décadas siguientes. Las alteraciones tenían
que ver con la confrontación de la corriente fascista, la actitud la socialdemocracia, así
como ante la propia democracia burguesa. Surgió entonces la distinción política de las
alianzas imperialistas de aquel período en agresivas, en las que se clasificaban las fuerzas
fascistas y en las alianzas defensivas en las que se clasificaban las fuerzas democrático-
burguesas.
En particular, la evaluación respecto a la existencia de un ala izquierda y un ala derecha
en los partidos socialdemócratas en la década de 1930, de la que surgía la alianza con
estas fuerzas, estaba equivocada, y de esta evaluación surgía la alianza con estas lo cual
menospreciaba completamente su transformación completa en partidos de la burguesía.
Esta distinción equivocada fue mantenida incluso después de la II Guerra Mundial.
Estos cambios, objetivamente, atrapaban la lucha del movimiento obrero bajo la bandera
de la democracia burguesa. Respectivamente, la distinción de los centros imperialistas a
favor de la paz y a favor de la guerra, escondía el verdadero culpable por la guerra
imperialista y el ascenso del fascismo, del capitalismo monopolista. Es decir, no señalaba
la tarea estratégica imperativa de los Partidos Comunistas de combinar la concentración
de fuerzas con la lucha por la liberación nacional o con la lucha antifascista por el
derrocamiento del poder burgués, utilizando las condiciones de la situación
revolucionaria, que se habían formado en una serie de países.
En general, la Internacional Comunista en sus elaboraciones estratégicas subestimó el
carácter de la época y predominó la determinación del carácter de la revolución teniendo
como criterio la posición de un país en el sistema imperialista internacional. Es decir, se
adoptaron erróneamente como criterios para la determinación del carácter de la
revolución el nivel mínimo de desarrollo de las fuerzas productivas de un país, en relación
con el nivel superior que habían logrado las potencias dirigentes en el sistema imperialista
internacional, así como la correlación de fuerzas negativa a expensas del movimiento
obrero revolucionario.
Esta aproximación metodológica equivocada subestimaba la posibilidad de las relaciones
de producción socialista de dar un gran impulso y liberar el desarrollo de las fuerzas
productivas en un país capitalista. Por ejemplo, el retraso en la electrificación que heredó
la URSS fue superado muy rápidamente, igual que el analfabetismo. En aquel entonces,
el poder obrero organizó servicios sociales sin precedentes.
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El desarrollo desigual de las economías capitalistas y las relaciones


desiguales entre los Estados no se pueden abolir en la base del capitalismo.
En última instancia, el carácter de la revolución en los países capitalistas se determina
objetivamente por la contradicción básica que debe resolver, independientemente de los
cambios relativos en la posición de cada país en el sistema imperialista. El carácter
socialista y las tareas de la revolución surgen de la agudización de la contradicción básica
entre el capital y el trabajo en los países capitalistas en la época del capitalismo
monopolista.
En una serie de elaboraciones de Partidos Comunistas, la aproximación del objetivo del
poder obrero se hacía en base al criterio de la correlación de fuerzas y no la determinación
objetiva de la época histórica en que vivimos en base a la clase cuyo movimiento está en
la vanguardia del desarrollo de los acontecimientos sociales, es decir de la actividad por
la liberación social.
Lenin en su obra "Bajo una bandera ajena" resume la época del capitalismo monopolista
de la siguiente manera: "La tercera época, que está apenas comenzando, coloca a la
burguesía en la misma 'posición' que ocuparon los señores feudales durante la primera
época (es decir la época del auge revolucionario de la burguesía, con la revolución
burguesa francesa de 1789). Es la época del imperialismo y de las convulsiones
imperialistas y de las convulsiones producidas por el imperialismo."
El carácter de la época tiene una dimensión global, independientemente de las
diferenciaciones de un país a otro en el grado y en la manera de maduración de los
requisitos previos para el paso al socialismo.El indicador principal de la maduración del
capitalismo es la concentración y la expansión del trabajo asalariado, de la clase obrera
que sufre la explotación capitalista.

LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO EN LA URSS

La Revolución de Octubre trajo a la escena una organización superior de la sociedad, que


fue radicalmente diferente de todos los sistemas que precedieron en la historia y cuyo
rasgo común era la explotación del hombre por el hombre.
En la URSS nadie podía contratar a alguien "a su trabajo". La abolición de la contratación
de fuerza de trabajo ajena es el resultado social más significativo de la Revolución de
Octubre, la fuente de diversas conquistas para la vida de los trabajadores. Con la
planificación central como relación social de producción para la utilización de los medios
socializados, se lograron importantes conquistas sociales durante muchas décadas.
En la URSS, fue garantizado por primera vez en la práctica el derecho al trabajo,
eliminando el desempleo como fenómeno social. Se sentaron las bases para la abolición
de todas las formas de discriminaciones económicas, políticas-ideológicas y sociales a
expensas de la mujer, e incluso en regiones donde había gran atraso respecto estos temas.
Se desarrollaron rápidamente las ciencias, la Educación gratuita en todos los niveles y la
asistencia sanitaria de calidad y gratuita para todo el pueblo; fue garantizado el acceso
universal y la capacidad de la contribución a la cultura y los deportes.
Además, por primera vez en la Historia se crearon instituciones que aseguraban la
participación esencial de los trabajadores en la gestión de aspectos de su sociedad,
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Sobre el Centenario de Revolución Octubre

sacando a las masas del margen de la vida política y social. Por primera vez,
el derecho del trabajador y del joven a elegir y ser elegido fue sustancial, en
contraste con el contenido formal que tienen estos derechos en el capitalismo. Estas
conquistas fueron un punto de referencia y contribuyeron, junto con otros factores, a la
obtención de conquistas por el movimiento obrero y popular en los Estados capitalistas.
Se demostró en la práctica que mientras se iban profundizando las relaciones de
producción comunistas, se iban revolucionando también las propias relaciones sociales,
las relaciones del individuo con la sociedad. Se demostró que las relaciones socialistas de
producción pueden asegurar los derechos sociales colectivos.
La importancia de las conquistas mencionadas se multiplica si tomamos en cuenta las
condiciones bajo las que se lograron. La distancia entre la Rusia pre-revolucionaria y los
estados capitalistas poderosos, como los EE.UU., Gran Bretaña, Alemania y Francia, fue
muy grande, ya que estos Estados eran significativamente superiores en cuanto al
desarrollo de las fuerzas productivas y al nivel de la productividad del trabajo.
Los poderosos Estados capitalistas basaron su desarrollo en la explotación de su pueblo
y de los demás pueblos (intimidación patronal, sistema colonial, agresiones contra las
poblaciones indígenas, explotación de trabajo infantil). En oposición a ello, el joven poder
soviético intentó crear las bases económicas del socialismo con sus propias fuerzas en
condiciones de agudización de la lucha de clases, es decir en condiciones de reacción
agresiva de la burguesía en el interior del país y su interconexión con un esfuerzo activo
de derrocar el poder obrero desde el extranjero. Las conquistas de la URSS se lograron
mientras estaban en curso intentos de minar la producción, una amenaza permanente de
intervención externa armada, asesinatos de bolcheviques y de otros trabajadores y
campesinos con actividad avanzada.
Hay algunos períodos característicos: La invasión de 14 Estados -con la participación de
Grecia durante la gobernanza de El. Venizelos- en Ucrania en 1919 para reprimir la
revolución. Las atrocidades contrarrevolucionarias con las que respondió la burguesía en
el interior de la Rusia soviética a la denominada "ofensiva del socialismo contra las
fuerzas del capitalismo" durante el primer plan quinquenal, el período 1929-1934 (que
incluía la industrialización y la colectivización de la producción agrícola) y, a
continuación, el período antes y durante la II Guerra Mundial Imperialista durante la cual
la postura de los Estados capitalistas -junto con las aspiraciones específicas de cada
Estado- servía también al objetivo común del derrocamiento de la URSS.
Las consecuencias de la I y la II Guerra Mundial crearon nuevos obstáculos en la
construcción socialista, puesto que ningún país había sufrido catástrofes tan grandes,
mientras que el principal adversario de la URSS en la competencia global entre
socialismo-comunismo, los EE.UU. no experimentaron la guerra en su territorio.
Al acercarnos a las conquistas anteriores, hay que tener en cuenta que la sociedad
soviética no fue una sociedad comunista madura y plenamente formada y "floreciente"
en todos los aspectos, sino una sociedad en su fase de desarrollo temprano, una sociedad
bajo formación comunista.
El nacimiento y el desarrollo de la sociedad comunista traen consigo, en gran medida,
restos del pasado capitalista, así como las consecuencias del predominio del capitalismo
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a nivel global. Estas consecuencias -que se encuentran en todos los aspectos


de la vida social en la URSS- son los restos de la sociedad antigua en las
entrañas de la nueva, son restos que todavía no se habían confrontado radicalmente, las
relaciones sociales no se habían transformado plenamente en comunistas.
La crítica burguesa y pequeñoburguesa de la Historia de la URSS oculta deliberadamente
que se trata de la Historia de la fase inmadura de la sociedad comunista. Destaca
debilidades y errores desde el punto de vista de una sociedad comunista ideal, para
difamar e impedir la actividad obrera revolucionaria. Al mismo tiempo, la propaganda
burguesa polifacética inventa crímenes, denominando así, por ejemplo, el derecho del
poder obrero de defenderse del socavamiento externo, mientras que al mismo tiempo
falsifica la Historia, identificando el comunismo con el fascismo.
Sin embargo, la propaganda burguesa no puede ocultar la superioridad de la planificación
científica central para el desarrollo de las fuerzas productivas, en el terreno sólido
asegurado por el poder obrero y la propiedad social sobre los medios de producción, las
fábricas, los recursos energéticos nacionales, los recursos minerales, la tierra, la
infraestructura. La historia de la URSS demuestra lo que pueden lograr los trabajadores
cuando se convierten en propietarios de los medios de producción y de la riqueza social,
cuando toman el poder político. El poder obrero convierte a los productores de la riqueza
en los que realmente dominan, no la supuesta democracia parlamentaria burguesa que es
un arma del dominio capitalista para subyugar a la clase obrera.
Los resultados de la planificación científica central del poder obrero, como son la
eliminación del desempleo, la especialización rápida y eficaz de la mano de obra, su
distribución adecuada en todos los sectores de la economía, los logros en la exploración
espacial, la transformación de la industria pacífica en militar en la víspera de la II Guerra
Mundial, son sin precedentes, incluso si tomamos en cuenta el atraso precapitalista de
muchas regiones y la desigualdad profunda que existía en la Rusia zarista. La distancia
que cubrió el poder obrero, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, en cuanto
al desarrollo de las fuerzas productivas era realmente enorme.

¿CÓMO Y PORQUÉ LLEGAMOS A LA CONTRARREVOLUCIÓN Y AL


DERROCAMIENTO DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIALISTA?

El curso de la construcción socialista en la URSS no avanzó de manera lineal, ascendente


y regular. Para evaluar críticamente la experiencia positiva y negativa del primer esfuerzo
de la construcción socialista en la Historia es necesario destacar brevemente las etapas
históricas básicas.
Después de la intervención extranjera que destruyó la base productiva del país y la guerra
civil clasista (1917-1922) y la Nueva Política Económica (1922-1929) -que se impulsó
como una retirada temporal en condiciones concretas- la elaboración del primer plan
quinquenal en 1929 significó el comienzo de la ofensiva de las fuerzas del socialismo. A
partir de entonces hasta la II Guerra Mundial la lucha por el desarrollo de las relaciones
de producción comunistas, la abolición del trabajo asalariado y el predominio del sector
socializado de la producción en base a la Planificación Central en la URSS generalmente
se llevaba a cabo con éxito . Esta lucha se dio con éxito a pesar del hecho que las
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condiciones del cerco imperialista y la amenaza de guerra -en combinación


con el legado del gran retraso- impusieron la aceleración del proceso de
construcción de las nuevas relaciones.
En aquel período se desarrollaron las nuevas instituciones de participación obrera, cuyo
núcleo al principio era el centro de trabajo, una relación política que a continuación fue
violada, retrocediendo ante las dificultades verdaderas objetivas así como ante presiones
subjetivas. Bajo la presión de preparación para la contribución activa de todo el pueblo
ante la guerra inminente, la Constitución Soviética de 1936 generalizó el derecho a voto
mediante una votación secreta universal en base al lugar de residencia. Las asambleas de
delegados en cada unidad de producción como núcleos de organización del poder obrero
fueron degradadas. En la práctica, se aumentó la dificultad de revocación de delegados
de los órganos estatales superiores.
Después de la II Guerra Mundial, tanto la reconstrucción como, a continuación, el mayor
desarrollo de las relaciones comunistas plantearon nuevas demandas y desafíos que
requerían una adaptación de la estrategia revolucionaria. En los primeros años después de
la guerra, dentro del PCUS predominaba la dirección anti-mercado que, a pesar de las
debilidades y las deficiencias teóricas, mantenía firmemente como objetivo el desarrollo
de las relaciones comunistas, la eliminación planificada de las desigualdades, de las
mercancías en la producción agrícola (en combinación con el objetivo de la
transformación de los κoljoses-cooperativas en propiedad social).
A pesar del éxito del primer plano económico posguerra, hubo un retraso en la producción
agrícola. Hubo algunos problemas en los resultados de la planificación central, entre otros
en las proporciones entre sectores de la producción.
Se demostró que no se había logrado colectivamente una dinámica teórica que pudiera
adaptar la estrategia comunista a los desafíos que planteaba el nuevo nivel de desarrollo
de la producción social. Los problemas que surgieron no fueron interpretados
correctamente y no se confrontaron en dirección de fortalecimiento y expansión de las
relaciones comunistas.
Fueron interpretados como debilidades inevitables de la planificación central y no como
resultado de las contradicciones de la supervivencia de lo viejo, como resultado de los
errores de un plan que no había sido científicamente elaborado. Así que en vez de buscar
una solución a la expansión y el fortalecimiento de las relaciones comunistas de
producción y de distribución, se buscó mirando hacia el pasado a la utilización de
herramientas y de relaciones de producción del capitalismo. La solución se buscó en la
expansión del mercado, en el "socialismo de mercado".
Como punto de viraje se destaca el 20o Congreso del PCUS (1956), porque entonces,
utilizando como vehículo el llamado "culto a la personalidad", se adoptó una serie de
posiciones oportunistas sobre cuestiones de la estrategia del movimiento comunista, de
las relaciones internacionales, y, en parte, de la economía. En general, se debilitó la
administración central de la planificación. En vez de planificar la transformación de los
koljoses en sovjoses y sobre todo de iniciar el paso de toda la producción cooperativa-
koljosiana bajo control estatal, en 1958 los tractores y otras máquinas pasaron a ser
propiedad de los koljoses, una posición que había sido rechazada en el pasado.
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Pocos años más tarde, a partir de la llamada “reforma Kosyguin” (1965), se


adoptó la categoría burguesa del “beneficio empresarial” de cada unidad de
producción y la vinculación de este con los sueldos de los administradores y de los
trabajadores.
La evaluación de la productividad de las unidades de producción socialistas teniendo
como criterio el volumen de la producción fue sustituido por la evaluación del valor de
su producto. El proceso de acumulación de cada unidad socialista fue desconectado de la
planificación central lo cual tuvo como consecuencia el debilitamiento del carácter social
de los medios de producción y de la reserva de productos. Paralelamente, hasta el 1975,
todas las granjas estatales, los sovjoses, habían pasado al régimen de plena
autosuficiencia. Todas estas medidas llevaron a la creación de las condiciones previas
para la apropiación y propiedad privada, unas relaciones que estaban prohibidas por la
ley.
Se aumentaron las diferencias en el ingreso laboral entre los trabajadores y los directivos
en cada empresa, así como entre los trabajadores de diversas empresas. Se vio reforzado
el interés individual a expensas del interés social y la conciencia comunista, mientras que
se dio un golpe a la postura de defensa y de promoción de la propiedad social.
Apareció entonces el llamado “capital sombra” como resultado no sólo del
enriquecimiento de las ganancias empresariales, sino también del mercado "negro", de
actos criminales de apropiación del producto social, que pretendía operar legalmente
como capital en la producción, lo cual significaría la privatización de los medios de
producción y la contratación de trabajo ajeno, la restauración del capitalismo. Sus
propietarios fueron la fuerza social impulsora de la contrarrevolución.
Aproximadamente en el mismo período fue revisada además la percepción marxista-
leninista sobre el Estado obrero. El 22o Congreso del PCUS (1961) describió el Estado
de la URSS como Estado “de todo el pueblo” y el PCUS como un “partido de todo el
pueblo”. Estas posiciones condujeron a un rápido debilitamiento y, a continuación, a la
mutación de las características revolucionarias y de la composición social del Partido. La
degeneración oportunista del PCUS se transformó en una fuerza abiertamente
contrarrevolucionaria se manifestó en 1987, mediante la aprobación de la ley que
consolidaba institucionalmente las relaciones capitalistas bajo el pretexto de la variedad
de relaciones de propiedad de la famosa política de "perestroika" y de "glasnost". Este
evento señala el comienzo formal del período de la contrarrevolución.
Mientras que el liderazgo del PCUS tomaba decisiones que debilitaban el carácter social
de la producción y reforzaban el interés estrechamente individual y grupal, se iban
creando sentimientos de alienación de la propiedad social y se erosionó la conciencia de
clase de los trabajadores. Se abrió el camino a la indiferencia, al individualismo mientras
la acción se alejaba cada vez más de las declaraciones. Este curso explica la pasividad de
gran parte del pueblo en el período del derrocamiento contrarrevolucionario y al mismo
tiempo muestra la degeneración del núcleo dirigente del PCUS.
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LA ELABORACIÓN DE LA ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA


CONTEMPORÁNEA DEL KKE

Después del derrocamiento del socialismo en la URSS y los demás países socialistas, así
como de la manifestación de la crisis interna en el KKE en julio de 1991 que llevó al
alejamiento del grupo oportunista que operaba en sus filas, el KKE comenzó su
reagrupamiento revolucionario.
En condiciones difíciles a causa de las consecuencias de la contrarrevolución en el
movimiento comunista internacional, el KKE ha intentado durante todos estos años a
estudiar los acontecimientos contemporáneos, a sacar conclusiones de la experiencia
histórica de la lucha de clases en Grecia y a nivel internacional y, al mismo tiempo,
profundizar y expandir sus lazos militantes con la clase obrera y las capas populares. Las
principales conclusiones de todo este curso, después de un primer esfuerzo de estudio en
la década de 1990 se cristalizaron en las Consideraciones para el Socialismo en la URSS
(18o Congreso, 2009) y en el Programa que fue votado en el 19o Congreso en 2013. Por
supuesto, el esfuerzo de estudio continúa. En general, el KKE trata constantemente de no
separar la lucha económica y política diaria de la principal tarea política revolucionaria
de derrocamiento del poder del capital.
Los factores que conducirán a una situación revolucionaria no se pueden predecir. Sin
embargo, la profundización de la crisis económica, la agudización de las contradicciones
entre los centros imperialistas que llegan hasta los conflictos militares, es posible crear
tales condiciones en Grecia. En condiciones de participación militar imperialista de
Grecia tanto en una guerra defensiva como en una guerra ofensiva, la clase obrera y el
movimiento popular no se deben encontrar bajo una bandera ajena. Nuestro Partido
liderará la organización independiente de la lucha obrera popular, para llevar a la derrota
total de la burguesía que trae la guerra o la "paz" con la pistola en la cabeza del pueblo.
El hecho de que el KKE ha desarrollado una estrategia revolucionaria contemporánea
mejora su capacidad de organizar focos de resistencia y de contraataque avanzados en
cada sector de la economía, en cada región del país.
El fortalecimiento del KKE en todos los niveles, un tema que fue discutido en el reciente
20o Congreso del Partido, es una condición previa para la promoción de su política
revolucionaria.
Muchos trabajadores con buenas intenciones se preguntan si la construcción socialista
puede comenzar en un país con el potencial actual de Grecia. El KKE responde:
- Las necesidades del pueblo se pueden satisfacer en base al potencial productivo y la
riqueza que se produce en nuestro país hoy.
- La producción nacional puede lograr un gran aumento si se libera de las cadenas de la
propiedad capitalista y de la explotación de la clase obrera.
- Sólo el poder obrero puede utilizar, en beneficio del pueblo, las contradicciones entre
las alianzas imperialistas, que actualmente se están agudizando.
- No debemos pensar en la correlación de fuerzas en la región amplia de manera estática,
ya que éste cambiará significativamente en condiciones revolucionarias, no sólo en
nuestro país, sino además en la región más amplia.
Al mismo tiempo, el KKE lucha por el reagrupamiento del movimiento comunista
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Sobre el Centenario de Revolución Octubre

internacional, de acuerdo con los principios del internacionalismo proletario


y la solidaridad internacionalista de los pueblos contra el capitalismo y la
guerra imperialista que se expresan a través de la consigna "Proletarios de todos los
países, uníos". Ya se dieron ciertos pasos pequeños en el esfuerzo de crear un polo
distintivo en base a los principios del marxismo-leninismo, a través de la "Revista
Comunista Internacional" y la Iniciativa Comunista Europea.
Un componente de la estrategia contemporánea del KKE es su percepción programática
respecto al socialismo. La construcción socialista empieza con la conquista
revolucionaria del poder por la clase obrera. El Estado obrero, la dictadura del
proletariado, es el órgano de la clase obrera en la lucha de clases que continúa en el
socialismo con otras formas y medios. Se utiliza para el desarrollo planificado de las
nuevas relaciones sociales, lo cual tiene como condición previa la frustración de los
intentos contrarrevolucionarios, así como el desarrollo de la conciencia comunista de la
clase obrera. El Estado obrero, como mecanismo de dominación política, es necesario
hasta que todas las relaciones sociales se conviertan en comunistas, hasta que se desarrolle
la conciencia comunista en la inmensa mayoría de los trabajadores, así como hasta que se
consiga la victoria de la revolución, al menos en los países capitalistas más poderosos.
El nuevo elemento cualitativo del poder obrero es la conversión del centro de trabajo
(unidad de producción, servicio social, unidad de administración, en una primera fase la
cooperativa agrícola) en un núcleo de organización.
En la asamblea de los trabajadores de cada unidad de producción se consolida la
democracia obrera directa e indirecta, la capacidad de ejercer control y de revocar a los
representantes electos, es decir el derecho a voto sustancial en comparación con el
derecho a voto actualmente que en la democracia burguesa, en la dictadura del capital, es
formal.
La tarea principal de este poder es crear un nuevo modo de producción, cuya
consolidación requiere básicamente la eliminación total de las relaciones capitalistas, de
la relación capital-trabajo asalariado. El Programa del KKE señala que:
Se socializan los medios concentrados de producción pero en la fase inicial se mantienen
formas de propiedad individual y grupal, que son la base para la existencia de relaciones
mercancía-dinero. Se crean nuevas formas de cooperativas de producción donde el nivel
de las fuerzas productivas todavía permite la socialización de los medios de producción.
Las formas de propiedad grupal son una forma de propiedad transitoria entre la forma
individual y la social, y no una forma inmadura de las relaciones comunistas.
En la base de la propiedad social de los medios concentrados de producción, se desarrolla
la planificación central de la economía como una relación comunista que conecta a todos
los productores. En la planificación central se incorpora también, en cierta medida, la
producción de las cooperativas agrícolas. Mientras las relaciones de producción
comunistas se amplían y se profundizan, la clase obrera gradualmente adquiere la
capacidad de conocer plenamente las diferentes etapas del proceso de producción.
Al mismo tiempo, con la distribución de una parte del producto en función de las
necesidades (Educación, Salud, calefacción etc.), la producción socialista distribuye el
resto de sus productos sobre la base del criterio de la contribución individual de cada uno
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en el trabajo social total, sin distinguir el trabajo en complejo o simple, en


manual o mental.
El Partido Comunista es el núcleo dirigente del poder obrero revolucionario, puesto que
es la única fuerza que actúa conscientemente de acuerdo con las leyes de desarrollo de la
sociedad socialista-comunista.

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE SEÑALA EL CAMINO

Hoy día, han resultado totalmente infundadas las teorías que caracterizaban la
contrarrevolución como un proceso de renovación del socialismo que abriría el camino a
la amistad y la paz entre los pueblos. Al mismo tiempo, han resultado infundadas todas
las teorías y las políticas de humanización del sistema capitalista. Mientras tanto, las
contradicciones entre los Estados capitalistas, entre los grupos monopolistas de alcance
internacional, están creando cada vez más focos de conflictos militares y existe el peligro
de que se generalicen. El cáncer social de la propiedad capitalista en los medios de
producción "muestra sus dientes sangrientos".
Todos los que celebraban el derrocamiento contrarrevolucionario en los años 1989-1991
se quedaron irremediablemente desacreditados, contribuyeron a la corrosión del
movimiento obrero, al clima predominante de fatalismo y de compromiso. El KKE, al
contrario, es orgulloso que en el momento crítico, el día que se bajó la bandera roja del
Kremlín, tenía la fuerza de dirigir a través del diario "Rizospastis" a los comunistas el
llamamiento:"Camaradas, mantener la bandera en alto."
El KKE libra una lucha dura a partir de hoy para conquistar todas las características que
le darán la capacidad de actuar como vanguardia revolucionaria bajo todas las
condiciones. La lucha en las condiciones actuales para la abolición definitiva de la
sociedad clasista-explotadora y la construcción de la sociedad socialista-comunista es en
realidad un tributo a la Revolución de Octubre y sus objetivos.
A pesar del triunfo de la contrarrevolución, las palabras de Maiakofski siguen mostrando
el camino:
"¡Viva la revolución alegre y rápida!
Ésta es la única gran guerra
de todas las que la historia ha conocido."

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