Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Náhuatl clásico, es la variedad de la Ciudad de México y del valle de México y zonas adyacentes hacia el
siglo XVI que contempla poblaciones del Estado de México, Morelos, Tlaxcala e Hidalgo.
Náhuatl de Tlaxcala, Es una de las variantes más plenas de Náhuatl Clásico, modificada al correr de los
años y hasta el siglo XX; es hablado con más frecuencia en los municipios de la región occidental del Volcán la
Malintzi, como Tetlanohcan, Contla de Juan Cuamatzi, Chiautempan, Teolocholco y San Pablo del Monte.
Náhuatl central, es una variante relacionada históricamente con la anterior y hablada actualmente en el
estado de México (Texcoco, Santiago Tiangustengo, Chalco, Jalatlaco), en el Distrito Federal (Tlalpan, Milpa
Alta, Azcapotzalco, Xochimilco), Tlaxcala (Calpulalpan) y Norte de Morelos (Yecapixtla).
Náhuatl de Guerrero, El Náhuatl de Guerrero se habla en una extensa región montañosa del Estado de
Guerrero. El territorio abarca desde Chilpancingo en el Oeste a Tlapa en el Este, y desde Iguala a la Sierra
Madre Occidental del Sur.
Náhuatl de Durango, es una variedad que también se le conoce como náhuatl mexicanero y se habla en el
estado de Durango, en las poblaciones de San Pedro de las Jícoras, San Juan de Buenaventura entre otras.
También se habla en algunas poblaciones dispersas de Zacatecas, Norte de Jalisco.
Náhuatl del istmo y sur de Puebla, es la variedad hablada zonas de Veracruz como Cosoleacaque,
Zaragoza (antes llamado San Isidro Xumuapan), Ixhuatlan, Huellapan de Ocampo, Oteapan, Hidalgotitlán,
Zongolica, Mecayapa, Hueyapan; en Oaxaca se habla en Huauhtla, Huehuetlan, Capultitlan, Texcalcingo,
Teopoxco y Teotitlán de Flores Magón; en Tabasco se habla en Chontalpa, Mecatepec, Zanaoa y en el
Soconusco de Chiapas que pertenece a los municipios de Tonalá, Oztuacán, Ocotepec, Mapastepec,
Cuztepec, Tiltepec y Cuauhtemoc. Estas variantes muestran en torno a un 75 % de cognados comunes de
la lista de Swadesh con el náhuatl clásico, lo cual sugiere algo más de 1000 años de separación.
Náhuatl de la Huasteca y norte de Puebla, es una variedad que se habla en el estado de Hidalgo,
principalmente en los municipios de Huejutla, Jaltocán, Pisaflores y Tenango de Doria), en el noroeste de
Veracruz de la región de Tantoyuca, en el sureste de San Luis Potosí como en el municipio de Tamazunchale, y
en el norte de Querétaro, particularmente en Jalpan. Es también la variedad hablada en la parte más serrana
del estado de Puebla, en las poblaciones
como Zacatlán, Chignahuapan, Tlatlauquitepec, Teziutlán, Zacapoaxtla, Cuetzalan del
Progreso y Huauchinango, con una tipología no tonal y sus palabras son largas con muchos afijos.
Náhuat de Kuskatan, es una de las lenguas náhuas relacionada históricamente con los habitantes
de Cuzcatlán, hoy El Salvador y parte de Nicaragua. Esta lengua se hablaba en América Central en
poblaciones de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Hoy día es moribundo con solamente unas
centenas de hablantes en El Salvador.
El Pochuteco es una lengua cercáncamente emparentada con el náhuatl, que podría considerarse un
descendiente del proto-náhuatl.
Economía
El tianguis es y ha sido siempre el principal espacio de intercambio de productos, en este lugar se vende todo tipo
de mercadurías y se realiza una vez o dos veces a la semana para abastecer los víveres.
La venta de la madera es otra de las principales actividades de las comunidades nahuas, así como el cultivo de
maíz, calabaza, frijol, chile, tomate, jitomate, etc.
La elaboración de artesanías es otro rubro de la economía nahua, los artesanos venden sus mercadurías desde las
más finas y elaboradas hasta las más sencillas a precios accesibles, lo cual solo tienen gastos de recuperación por
la manufactura. Algunas de estas prácticas artesanales son la alfarería, la producción de vidrio soplado y la
elaboración textiles de lana.
De igual manera, los nahuas también se dedican a la cría de ganado ovino, porcino y de aves de corral. 7
La música nahua
Conchero tocando el huehuetl, Amecameca, México.
Un análisis musicológico del ritual mexica no puede prescindir de la noción original de integridad que se observa en
el arte prehispánico. La música, la danza y la poesía fueron considerados como un todo dentro de la
práctica azteca. Se incluía en sacrificios, penitencias, ofrendas, ingestión de alucinógenos (péyotl, nanácatl) y otros
tipos de hierbas.
Entre los Aztecas o Mexicas, la música se enseñaba junto con la danza en las escuelas
denominadas cuicacalli ('casa del canto'). Los instrumentos musicales se guardaban en el mixcoacalli ('casa del
dios del fuego').
Los rasgos más característicos de la política musical azteca, son los privilegios civiles, como la exención
de tributos de la que gozaban los músicos profesionales, y las jerarquías que ocupaban en los templos. Sin
embargo, los artistas, aun cuando recibiesen honores y riquezas, formaban parte del servicio doméstico de los
señores.
Los músicos recibían un mecátl o cordel distintivo (de donde viene la palabra americana'mecate' (del
nahuatl mecatl, cordel), que portaban en la cabeza, colgando las puntas encima del pecho.
Heredaron por línea directa el instrumental tolteca (por ende teotihuacano) asimilando el legado de las culturas
contemporáneas de toda Mesoamérica. Se ha dicho también que sus piezas musicales se transmitían por tradición
oral, y se ha probado que algunos instrumentos como el teponaztli mexica se empleaba como auxiliar para la
memorización, algo que también ocurre hasta hoy con diversos instrumentos de percusión entre los pueblos maya.
Por otra parte, es indudable que este repertorio y otras piezas no vocales, tenían un empleo muy variado
en ceremonias, de guerras,así como en fiestas y juegos, con sentido poético, lúdico y amoroso.
Actualidad[editar]
En la actualidad es posible que los instrumentos tradicionales nahuas y las ideas musicales que de ellos y de la
lengua nahuatl emergen, estén comenzando a experimentar un florecimiento. En varias ciudades de la República
mexicana existen músicos y grupos musicales con estos instrumentos. Esta forma de cultura musical se relacionó,
en el último cuarto del siglo XX, con influencias de la música folclórica, del rock, fusión, ambient y World music, lo
que contribuyó a borrar la originalidad y fuerza poética del instrumental y la lengua mexicanos. De este proceso
surgieron, sin embargo, propuestas que intentan preservar elementos originales, según ocurre en la música de los
grupos La Tribu y Lluvia de Palos, así como en la de Antonio Zepeda, también autor de la banda sonora para la
película In Necuapaliztli In Aztlan (Retorno a Aztlan, 2011), primer largometraje de ficción completamente hecho en
lengua nahuatl.
Por otra parte, en 2014 se estrena en la Ciudad de México la primera ópera en nahuatl (en realidad un cuicatl, muy
lejos de la tradición europea), con el título Xochicuicatl cuecuechtli, basada en el texto homónimo contenido en
los Cantares mexicanos. Xochicuicatl cuecuechtli introduce una escritura musical nueva, que favorece la
simbolización de la métrica del nahuatl, y de la participación de las percusiones nahuas, especialmente el teponaztli
y el huehuetl que en esta obra constituyen una orquesta de percusiones. Las voces, interpretadas en un sistema
no occidental-tonal, son cantadas por cinco actores que encarnan seis personajes con caracteres tradicionales
nahuas.
Instrumentos de viento
Tlapitzalli: flautas o flautines de barro, carrizo, hueso, etc.
Atecocolli: caracol marino usado como trompeta por su sonido grave y profundo.
Huehuetl: tambor vertical de un tronco hueco decorado artísticamente, con sus costados labrados y
aberturas en la base, recubierto en la parte superior con la piel de venado u ocelote. Se percutía con las manos
en las danzas.
Tlalpanhuehuetl: tambor gigante de 2,50 metros que desde lo alto de los templos anunciaba la guerra hasta
una distancia de 12 kilómetros.
Teponazhuehuetl: Teponaztli con lados adyacentes para ser tocados en parche piel.
Teponaztli: tambor horizontal de un tronco hueco de madera dura, que se percutían con dos macillos
cubiertos de hule en un extremo, para el cambio de guardia nocturna, ceremonias religiosas y señales de
guerra.
Ayacachtli: sonaja de guaje seco o calabazo de barro o metal, lleno de piedritas o semillas, para acompañar
a las danzas.