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Igualdad por razón de sexo

y Constitución Europea

YOLANDA VALDEOLIVAS GARCÍA *

INTRODUCCIÓN. proclama como valor superior del ordena-


SOBRE EL PRINCIPIO DE IGUALDAD, miento jurídico el de la igualdad. Dicha pro-
EN PARTICULAR POR RAZÓN clamación adquiere luego sentido a través no
DE SEXO sólo de la garantía de prohibición de toda dis-
criminación o trato diferenciado por motivos

L
a igualdad es un elemento constituti- que no respondan a razones objetivas, justifi-
vo del valor de justicia, que se en- cadas y proporcionales, sino también por la
cuentra en la base del principio de li- obligación que impone a las instancias públi-
bertad y dignidad humana1. Es, pues, cas de remover cuantos obstáculos se opongan
al desarrollo de una igualdad plena y real de
expresión de un derecho subjetivo inaliena-
los individuos y de los grupos en que se inte-
ble que limita y delinea la actuación de los
gran (arts. 14 y 9.2 CE, respectivamente).
poderes públicos, siendo principio inspirador
Ello predica la consecución de una igualdad
y fundamento de cualquier orden constitu-
material, que excede de la de carácter formal,
cional conformador de una arquitectura de-
mediante la adopción de medidas suscepti-
mocrática y de derecho. Así lo reconocen las
bles de eliminar las barreras que se oponen a
Constituciones de nuestro entorno y, desde aquella primera, exigiendo el reequilibrio de
luego, la española de 19782, que ya en su art. 1 situaciones objetivamente desiguales; objeti-
vo que se procura tanto por la obligación de
tratar igual a los iguales, cuanto por la nece-
* Profesora Titular de Derecho del Trabajo y Seguri-
dad Social. Universidad Autónoma de Madrid. sidad de diferenciar a quienes son desiguales
1
Como se ha afirmado, aquí está afectada la esencia por su propia naturaleza, en la medida en
misma de los derechos del hombre, por lo que la discri- que, frecuentemente, resulta imprescindible
minación constituye un ataque contra la propia digni- diferenciar para no discriminar, para hacer
dad de la persona [M. RODRÍGUEZ-PIÑERO y Mª.F. FERNÁN- efectivo el principio de igualdad como ideal
DEZ LÓPEZ, Igualdad y discriminación. Madrid (Tecnos),
de justicia social3.
1986, p. 82].
2
Conviene recordar, con carácter previo, que el
principio de igualdad tiene el rango de derecho funda-
mental universal reconocido expresamente por cuantos Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de 19 dic.
instrumentos internacionales se refieren a los derechos 66; y los arts. 2 y 3 del Pacto Internacional de Derechos
humanos. En este sentido, cfr., por ejemplo, los arts. 2 y Económicos, Sociales y Culturales, de igual fecha que el
7 de la Declaración Universal de los Derechos Huma- anterior.
nos, de 10 dic. 48; el art. 14 del Convenio Europeo de
3
Este planteamiento se ha expuesto de manera diá-
Protección de los Derechos Humanos y de las Liberta- fana por nuestro Tribunal Constitucional a partir de la
des Fundamentales, de 4 nov. 50; el art. 26 del Pacto STC 128/1987, unánimemente considerada como la

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A partir de las anteriores premisas, que de ciertas diferencias entre uno y otro que
apuntan claramente al ámbito que aquí inte- han de ser consideradas en aras de la igual-
resa, esto es, la discriminación por razón de dad material, ahonda en otras muchas que
sexo o, dicho de otra forma, el elemento dife- carecen de una justificación tolerable en tér-
renciador que dificulta alcanzar la igualdad minos jurídicos. De ahí que resulte más que
sustancial que se reclama entre hombres y discutible la aplicación de un tratamiento
mujeres4, conviene reiterar que dicha causa igualitario ignorante de una realidad tozuda
de discriminación es una de las más extendi- y crónica que diferencia entre ambos sexos y
das y universales, produciendo una situación que actúa a modo de barrera infranqueable
de genuina marginación de la mujer en todos para alcanzar un verdadero equilibrio en la
los ámbitos de la vida que impiden su acceso posición de hombres y mujeres a todos los
a las diversas esferas de actuación pública y niveles y en todos los ámbitos.
privada. Ello permite identificar una visible
separación por motivos sexuales entre ambos Siendo el discurso de la interdicción de la
grupos sociales que, al margen la relevancia discriminación por razón de sexo válido e
imprescindible en cualquier aspecto de la
vida social donde se analice la real participa-
precursora de los tratamientos favorables hacia determi-
ción de la mujer respecto de la que represen-
nados colectivos y, más específicamente, las mujeres,
como modo de poner fin a desigualdades históricas; con ta el hombre, resulta especialmente significa-
tal doctrina se reorienta la anterior jurisprudencia cons- tivo en el mercado de trabajo y en el terreno
titucional, más apegada a una perspectiva neutra del de las relaciones laborales, donde cobra
principio de igualdad. De ahí que RODRÍGUEZ-PIÑERO dimensiones y perfiles propios que traspasan
afirmara que suponía un «giro copernicano» en la inter-
fronteras y sistemas jurídicos, convirtiéndose
pretación del principio de igualdad por razón de sexo
(«Igualdad entre los sexos y discriminación de la mujer»,
en un fenómeno de trascendencia universal,
RL, 1992, núm. 2, pp. 1 y ss.). A partir de la susodicha producto de una vieja atribución de roles
sentencia, y sin perjuicio de que sigan pronunciándose sociales, de estereotipos masculinos y femeni-
otras que se mantienen en una visión más apegada a la nos y de la consecuente y global posición de
igualdad formal (tal es el caso de las SSTC 253/1988, 144 partida desventajosa y desconsiderada de la
y 176/1989, 142 y 158/1990 y 58/1991), no es menos
mujer que arranca de circunstancias históri-
cierto que se abre paso una doctrina que, partiendo de la
constatación de una realidad social que tozudamente co-culturales largamente asentadas en la
deja traslucir una clara desventaja de la mujer, y en tanto sociedad frente a las que es necesario reforzar
que esa realidad perdure, reconoce el trato diferencial la acción legislativa, judicial y aun de los
como instrumento antisdiscriminatorio; pueden consul- actores sociales. Porque la lucha por la igual-
tarse, en este sentido, las SSTC 19/1989, 216/1991,
dad sustancial de la mujer en las sociedades
28/1992, 229/1992, 3 y 109/1993 y 16/1995. Posición
que ha calado en la jurisprudencia del Tribunal Supre- avanzadas pasa inexcusablemente por el ree-
mo, como ponen de manifiesto las SSTS 20 mar. 97, Ar. quilibrio de su posición en el mundo laboral.
2592 y 15 abr. 97, Ar. 3200. Así lo entendió ya nuestra CE, cuyo art. 35.1
4
Quede constancia de que las expresiones «sexo» y reitera, en el específico marco de las relacio-
«género» se utilizan indistintamente para apuntar a una
nes laborales, la prohibición de discrimina-
misma causa discriminatoria, aunque esta segunda se
prefiera ahora a la primera que es la que aparece tex-
ción por razón de sexo que ya es predicable,
tualmente recogida en la CE. En todo caso, aun emplea- con carácter general, de su art. 14; con ello, se
das generalmente como sinónimos, parece claro que el evidenciaba la singular proclividad que
primer concepto guarda correspondencia con un factor manifiestan las relaciones de trabajo a la per-
puramente biológico, mientras que el segundo remite a petuación de diferencias injustificadas entre
una noción más dinámica que incorpora elementos
mujeres y hombres. Tal planteamiento se
sociales, económicos, políticos y culturales que identifi-
can roles, actitudes y valores reconocibles en uno u otro confirma, como se verá de inmediato, en el
sexo capaces de mostrar los comportamientos y motiva- Tratado por el que se establece una Constitu-
ciones esperables en hombres y mujeres. ción Europea (en adelante, TCE), que trasla-

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da de manera explícita al mundo del trabajo vetado un tratamiento diferenciador que


la expresión de igualdad entre mujeres y favorezca a las mujeres en el terreno de las
hombres que contempla con carácter genérico relaciones sociales y, en particular, las labo-
en algunos otros preceptos. rales, sino que forma parte del principio mis-
mo de igualdad y no discriminación por razón
Pero, garantizada la igualdad por razón de de sexo el acometimiento de actuaciones com-
sexo también en el mundo del trabajo, dicha pensadoras de dicha desigualdad inicial y
igualdad no puede quedarse en el frontispicio real e impulsoras de la igualdad de oportuni-
de la igualdad de trato entre mujeres y hom- dades de la mujer en el empleo6. Con todo, las
bres o, si se quiere, en el reconocimiento y acciones positivas tendentes a la equipara-
aplicación de derechos idénticos, sino que ción, como medidas preferenciales tempora-
requiere traspasar ese umbral para asegurar les al servicio de la citada igualdad material o
la tutela de la igualdad de oportunidades, de oportunidades, que pasan por favorecer la
corrigiendo las situaciones discriminatorias. incorporación de la mujer al mercado de tra-
Y es aquí donde emerge la mayor dificultad bajo y su mantenimiento dentro de él, no
del análisis y donde cobra especial importan- siempre han contado con un apoyo unánime e
cia la igualdad en su faceta emancipatoria o incuestionado, habiendo sido objeto, en oca-
correctora de desequilibrios estructurales siones, de posiciones abiertamente contrarias
que han encontrado en el género un argu- a su ejecución7. Pese a ello, cada vez resta
mento peyorativo de incidencia directa e indi- menor margen para dudar acerca de que
recta. El problema de la discriminación no tales medidas resultan aptas y aun de inex-
puede interpretarse sólo como una mera cusable presencia para alcanzar el objetivo
cuestión de igualdad, sino de protección de propuesto de aseguramiento de la igualdad
colectivos marginados, débiles o desfavoreci- de oportunidades, una vez salvados los opor-
dos, evitando el mantenimiento de diferen- tunos juicios de razonabilidad y proporciona-
cias o desigualdades histórica y socialmente
consolidadas, obligando, en materia laboral,
a poner fin a una situación de inferioridad
bién D. GIMÉNEZ GLUCK, Una manifestación polémica del
manifiesta de la mujer en sus condiciones de
principio de igualdad: acciones positivas moderadas y
empleo y trabajo. Cuanto antecede está ínti- medidas de discriminación inversa. Valencia (Tirant lo
mamente relacionado con el debate sobre el blanch), 1999. Por su parte, el Programa Óptima define
espacio que cabe a las acciones de promoción la medida positiva como un instrumento temporal y
y fomento del trabajo de las mujeres, esto es, compensatorio de la desigualdad de condiciones de la
mujer en el punto de partida encaminada a incrementar
las medidas positivas o de discriminación
su presencia en todos los sectores, profesiones y niveles
inversa, como también se ha convenido en de responsabilidad [INSTITUTO DE LA MUJER, Guía de des-
denominar5. De manera que no sólo no está arrollo de acciones positivas. Barcelona (Instituto de la
Mujer), 1995, p. 18].
6
Es lo que ALEXY propone mediante la considera-
5
Existe una cierta confusión terminológica sobre los ción de que la norma de igualdad de tratamiento y des-
conceptos de acción positiva, discriminación positiva y igualdad de tratamiento opera asimétricamente, obli-
discriminación inversa, como ha puesto de manifiesto E. gando en primera instancia a un tratamiento igual salvo
SIERRA HERNAIZ, Acción positiva y empleo de la mujer. que existan razones justificativas de un tratamiento des-
Madrid (CES), 1999, pp. 75 y ss., para quien la acción igual, concluyendo que a favor de la igualdad de iure
positiva es un paso más en el principio de igualdad de existe una carga de argumentación que no existe res-
oportunidades que se diferencia no en los objetivos que pecto de la igualdad de hecho (Teoría de los derechos
persigue sino en los medios que utiliza, rechazando la fundamentales. Madrid (CEC), 1993, p. 412). En pareci-
expresión de discriminación positiva por interpretar que do sentido, recuérdese la jurisprudencia del TC citada
se otorga a la mujer un trato más favorable cuando, en supra n. 3.
realidad, proporciona condiciones de empleo idénticas 7
Sobre la cuestión, vid., ampliamente, E. SIERRA HER-
a las de los hombres. Sobre la cuestión puede verse tam- NAIZ, Ibidem.

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lidad de la medida de que se trate8, aun cuan- latinamente creciente, siendo su último hito
do la cuestión sigue radicando en su mayor o la redacción del TCE, que viene a reflejar una
menor eficacia, toda vez que son incapaces de visión de la acción europea que, ya desde sus
garantizar, de modo absoluto, una igualdad inicios, ha contado con múltiples expresiones
de resultados, entendidas ambas facetas de progresivamente reforzadas en su alcance
la igualdad en una relación de medios y fines9 pero que, en lo que a aquel texto afecta, se
y, desde luego, en su contenido. manifiesta en una declaración de principios y
valores que no tiene parangón en el anterior
En el marco de los anteriores debates doc- derecho comunitario. Principio que ha conta-
trinales, en nuestro sistema son reconocibles do entre sus más claros reflejos no sólo con
plurales manifestaciones de medidas de acciones normativas, sino también económi-
acción positiva en favor de la mujer en mate- cas, toda vez que el Fondo Social Europeo y los
ria laboral, que incluyen desde incentivos a la Fondos Estructurales Europeos han incluido
contratación de mujeres infrarrepresentadas la dimensión de la igualdad por razón de sexo
en determinadas profesiones, hasta la prohi- entre sus actuaciones y objeto de financiación,
bición de despedir a la mujer embarazada o sin olvidar tampoco los sucesivos planes plu-
durante el disfrute de períodos de suspensión rianuales para la igualdad de oportunidades,
o de permisos relacionados con el cuidado de de los que en este año 2005 finaliza la vigencia
hijos o la asunción de responsabilidades fami- del que hace su quinto programa.
liares, pasando por medidas de conciliación
A continuación se procede a analizar el
de la vida familiar y laboral y, fuera del ámbi-
reflejo más puntual de estas políticas, a par-
to estrictamente normativo, la implementa-
tir de su último hito normativo, el Tratado
ción de planes de igualdad de oportunidades
constitucional, para conectar después con las
que, desde diversas instancias europeas,
actuaciones comunitarias en esta materia,
nacionales y regionales, dejan sentir sus efec-
tanto a nivel legislativo, como en lo relativo a
tos en heterogéneos planos con mayor o
los programas de acción, analizadas por blo-
menor incidencia en el mundo del trabajo.
ques temáticos.
Acciones positivas que, como a continuación
se verá, encuentran serio respaldo en la nor-
mativa europea, tras alguna vicisitud y posi- LAS PREVISIONES
ción controvertida, luego matizada y clarifi- EUROCONSTITUCIONALES
cada, del Tribunal de Justicia europeo a la SOBRE EL PRINCIPIO DE IGUALDAD
que se hará posterior referencia. ENTRE MUJERES Y HOMBRES
En lo que aquí interesa en relación con el
ordenamiento europeo, parece claro que la El principio de igualdad entre mujeres y
integración de la igualdad de oportunidades hombres aparece expresamente consagrado
entre mujeres y hombres en las políticas en el TCE como uno de los valores de la Unión
comunitarias se ha hecho sentir de forma pau- (art. I-2), tratándose, además, de un objetivo
explícito de actuación y promoción en su seno
(art. I-3.3.2º). De esta forma, la Constitución
8
Como reiteran las SSTC 19/1989, 28/1992, 3 y europea se alinea con las concepciones clási-
109/1993 y 16/1995. Sobre los caracteres conceptuales cas sobre esta materia, atribuyendo al citado
de las medidas positivas y su juicio de adecuación como principio, y a su concreta expresión por razón
medida de trato preferencial que no incurre en discrimi-
de género, la categoría de ideal de justicia y
nación, ahora en perjuicio del sujeto más fuerte, vid. D.
GIMÉNEZ GLUCK, op. ult. cit. dignidad sobre el que deben pivotar cuales-
9
Como señala Mª.A. BARRERE UNZUETA, Discrimina- quiera actuaciones emprendidas en la Unión,
ción, derecho antidiscriminatorio y acción positiva a aun cuando su explícita alusión en el TCE le
favor de las mujeres. Madrid (Civitas), 1997, p. 47. atribuye una relevancia de la que hasta aho-

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ra se carecía en el derecho originario europeo. los Estados, el mismo se convierta en ideal


Ciertamente, resulta muy ilustrativo que, capaz de impregnar todas las políticas y acti-
como se insistirá después, la igualdad entre vidades comunitarias, haciendo tomar con-
ambos sexos se proclame desde tan temprano ciencia y difundiendo los valores y buenas
momento, y con el especial rango que le con- prácticas en los que se apoya la igualdad por
fiere su reconocimiento en la Parte I del texto razón de sexo, y coadyuvando a incrementar
constitucional, que tiene por objeto, precisa- la cultura antidiscriminatoria por motivos de
mente, definir los objetivos y los derechos género, así como la aceptación de cuantos
fundamentales de la Unión Europea, y que mecanismos se muestran útiles para la elimi-
ello se haga de manera autónoma a la procla- nación de las desigualdades que provoca. Que
mación de la igualdad genéricamente consi- este objetivo forme parte de lo que se ha veni-
derada, también contemplada en el art. I-2. do a denominar la agenda europea –a un
Lo anterior otorga a la prohibición de este cri- nivel de reconocimiento y compromiso para
terio diferenciador una dimensión propia no su consecución desconocido hasta el momen-
sólo en lo que atañe a la declaración de prin- to, sin perjuicio de estar ya consolidadas
cipios, sino en lo que afecta al compromiso de diversas líneas de acción y programas que
realizar un especial esfuerzo en la interdic- persiguen la igualdad de oportunidades de
ción de la discriminación por razón de sexo en mujeres y hombres– constituye un claro ele-
todos los ámbitos de actuación europea. Por mento de integración de la perspectiva de
vez primera, la Unión Europea define sus género que viene a dar sentido a una política
objetivos, qué es y para qué existe la misma, europea que se aparta ahora radicalmente,
reconociendo derechos de los ciudadanos que como ya venía poniendo distancia desde poco
definen la identidad europea, entre los que la antes, de estrategias parciales y comparti-
igualdad entre mujeres y hombres se coloca mentadas incapaces de cubrir con carácter
al máximo nivel. Con declaraciones como las horizontal o transversal las diferentes líneas
que acaban de recordarse, el Tratado consti- de intervención en esta materia: económica,
tucional no se limita a identificar una organi- de empleo y derechos sociales, de participa-
zación supranacional exclusivamente atenta ción y representación, en el ámbito civil y, en
a la obtención de fines económicos, sino que, y fin, de estereotipos femeninos y masculinos
ello es tanto o más relevante, define una que inciden sobre la posición de inferioridad
comunidad de valores cuyo cumplimiento se que ocupan las mujeres también en el ámbito
transforma en condición inexcusable de los europeo y aun con diferencias más o menos
Estados que integran la misma, comprome- notables entre Estados.
tiéndoles a su promoción en común (art. I-58
TCE), y cuyo incumplimiento grave y persis- Valor y objetivo de igualdad, en particular,
tente amenaza la suspensión misma de deter- entre hombres y mujeres, que recogen expre-
minados derechos derivados de la aplicación samente los aludidos preceptos de la Parte I,
de la Constitución al Estado de que se trate, pero que encuentra más tarde su explícito
incluido el derecho a voto como miembro del reflejo como derecho propiamente dicho y
Consejo que represente a dicho Estado, con- como bien jurídico protegido en parcelas con-
forme a las condiciones que establece el art. I- cretas de regulación euroconstitucional, tan-
59 TCE. to en la Parte II del TCE, relativa a la Carta
de los Derechos Fundamentales de la Unión,
Con ello, cabe esperar que, al margen el como en su Parte III, que se refiere a las polí-
valor simbólico y pedagógico que, a no dudar, ticas y al funcionamiento de la Unión Euro-
representa la declaración del principio de pea. Y es que, a la sola luz de los preceptos
igualdad entre mujeres y hombres a efectos anteriormente citados, no puede concluirse
de ciudadanía europea y de compromiso de que exista un verdadero derecho a la igual-

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dad entre mujeres y hombres y a la no discri- Principio de igualdad por razón de sexo
minación por razón de sexo; si acaso, aquellas que, declarado como valor y objetivo, como
invocaciones tienen el significado de meras pilar, pues, de convivencia y de identidad
aspiraciones éticas o pretensiones ideales europea, no se limita a establecer un trata-
que ni identifican al sujeto obligado a permi- miento igualitario entre hombres y mujeres
tir su satisfacción, ni definen su alcance y o, si se quiere, una igualdad de derechos, sino
garantías de protección. En este sentido, la que representa un reto superior que compro-
igualdad a que se hace referencia deja de ser mete el fomento y promoción de políticas y
mera regla moral y valor ideal para conver- acciones que aseguren una igualdad real por
tirse en verdadero derecho subjetivo positivo razón de género, obligando a un efectivo equi-
en las otras Partes del Tratado constitucio- librio entre ambos sexos que conlleva la
nal. Así, han de citarse, en lo que a los dere- introducción de la noción de igualdad de opor-
chos fundamentales hace referencia, los arts. tunidades, a la que ya se ha hecho referencia.
Por ello, cabe reproducir para el marco euro-
II-81, que prohíbe toda discriminación y, en
peo los argumentos sobre la admisibilidad de
particular, la ejercida por razón de sexo, y,
la adopción de medidas que supongan venta-
sobre todo, II-83, rotulado precisamente
jas concretas para el sexo menos representa-
«igualdad entre hombre y mujeres», en el que
do, como dispone de manera expresa el citado
se prevé con carácter singularizado la garan-
art. II-83, y que afectan, como puede adivi-
tía de la igualdad entre ambos sexos en todos
narse, al sexo femenino. Lo anterior se tradu-
los ámbitos, incluido el relativo al empleo,
ce en la consideración de que ambos géneros
trabajo y retribución, que también serán
disponen de particularidades sociales y eco-
objeto de posterior previsión en la Parte III nómicas que no se conforman con un trato
del TCE. En efecto, tras señalar aquellos dos igualitario desde la perspectiva del derecho,
primeros preceptos que la Unión Europea se sino que exigen políticas activas para la con-
fundamenta, entre otros valores, en el de res- secución de la igualdad real entre los sexos,
peto a la igualdad, genéricamente reconocida consciente también el legislador europeo de
y, por tanto, en sus muy diversas facetas, se que hay que traspasar la igualdad formal
sigue disponiendo que aquel es un valor para alcanzar la de carácter material
común a los Estados miembros en una socie- mediante políticas transversales que inte-
dad caracterizada por la no discriminación gren la igualdad por razón de sexo en todos
–de nuevo en su sentido más amplio, omni- los ámbitos. Como advierten los abundantes
comprensiva de la de naturaleza sexual que documentos europeos relativos a esta cues-
aquí más interesa–, para añadir poco des- tión, el principio de igualdad entre hombres y
pués, como objetivo de la Unión, y ahora espe- mujeres debe tomarse en consideración de
cíficamente, el fomento de la igualdad entre manera sistemática en el conjunto de políti-
hombres y mujeres. Desde esta considera- cas y acciones comunitarias, a partir de su
ción, no parece exagerado concluir, una vez forma activa y visible, utilizándose a estos
más, que el principio de igualdad por razón de fines el concepto de «transversalidad» como
sexo adquiere una posición singular, inde- estrategia marco, interpretado en el sentido
pendizándose en buena medida del genérico de atender de forma sistemática a las dife-
principio de igualdad y no discriminación, rencias entre las condiciones, situaciones y
para cobrar aquella primera carta de natura- necesidades de mujeres y hombres en el con-
leza propia, elevándose a categoría autónoma junto de las políticas y acciones europeas10.
con la que enlazan, después, otras declaracio-
nes a lo largo del articulado del TCE a las que 10
Así se expresan, de forma más o menos amplia,
se hará más puntual referencia en lo que pero siempre desde esa premisa de actuación transver-
sigue. sal, las Comunicaciones de la Comisión de 21 feb. 96,

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Reto, por cierto, que, consolidado largamente


«Integrar la igualdad de oportunidades entre las muje- su objetivo en la Europa de los quince y aun
res y los hombres en el conjunto de las políticas y accio- en su ampliación a veinticinco, no puede
nes comunitarias» [COM (1996) 67 final; no publicada dejar de plantear algunas cautelas iniciales
en el Diario Oficial] y de 17 jun. 00, «Hacia una estra- en el caso de otros Estados candidatos a su
tegia marco comunitaria sobre la igualdad entre hom-
integración que parten de modelos sociopolí-
bres y mujeres (2001-2005)» [COM (2000) 335 final;
no publicada en el Diario Oficial]; cfr., igualmente, el ticos, culturales y jurídicos en los que tal
Informe de la Comisión sobre el seguimiento de la valor puede no expresarse tan claramente en
Comunicación de 21 feb. 96 [COM (1998) 122 final; no los términos señalados y en donde se puede
publicado en el Diario Oficial], donde se señala que se estar requiriendo un mayor esfuerzo de adap-
han dado significativos avances en la integración de la
tación.
igualdad desde la perspectiva de género a nivel euro-
peo desde 1996, en particular en los ámbitos de las
Desde la perspectiva expuesta –que hace
relaciones exteriores, el empleo y la política social, sin
perjuicio de advertirse la existencia de importantes de las políticas europeas sobre igualdad de
barreras en lo relativo a la falta de sensibilidad en los género un valor en el que deben colaborar las
niveles de toma de decisiones, así como en el que afec- instancias comunitarias y los Estados miem-
ta a la escasez de recursos humanos y presupuestarios bros, y desde su tratamiento con el anunciado
destinados a dichas tareas y la ausencia de competen-
carácter de transversalidad– el TCE, reco-
cias en materia de género. Por su parte, no se olvide la
Decisión 2001/51/CE, del Consejo, de 20 dic. 00, por la giendo cabalmente el acervo comunitario
que se establece un programa de acción comunitaria anterior, vuelve a reclamar e insistir sobre
sobre la estrategia comunitaria en materia de igualdad los derechos relativos a la igualdad entre
entre mujeres y hombres (2001-2005) [Diario Oficial L mujeres y hombres con ocasión de la regula-
17, de 19 ene. 01], que constituye el quinto programa ción concreta de los derechos fundamentales,
de acción en este ámbito. Finalmente, el Consejo Euro-
en los que se integra ese principio de igualdad
peo de 20 y 21 mar. 03 invitó a la Comisión a preparar,
en colaboración con los Estados miembros, un informe y no discriminación por razón de sexo, así
anual sobre los avances realizados en este campo y las como cuando aborda aspectos más concretos
orientaciones para la integración del factor de la igual- de la política social. Todo ello como conse-
dad entre los sexos en las áreas políticas; dicho «Infor- cuencia de considerar, con acierto indiscuti-
me de 2004 sobre la igualdad entre mujeres y hom-
ble, el contexto de las condiciones de empleo y
bres», de 19 feb. 04 [COM (2004) 115; no publicado en
el Diario Oficial], hace notar que la lentitud de los pro- de trabajo como uno de los ámbitos más sen-
gresos realizados sobre este tema corre el riesgo de sibles a la manifestación de desigualdades y
comprometer los objetivos europeos, sin perjuicio de donde, por tanto, las políticas antidiscrimina-
insistir que tanto los Estados miembros como los adhe- torias se hacen más imprescindibles. No es
rentes han progresado indiscutiblemente hacia una
casual que el ya citado Informe de la Comi-
mayor igualdad y hacia la integración de la dimensión
de género en las distintas políticas. Por todo lo anterior, sión sobre la igualdad entre mujeres y hom-
puede compartirse la opinión de ORTIZ LALLANA, acerca bres, de febrero de 2004, certifique que, a
de que la transversalidad de las políticas en pos de la pesar de una disminución visible, las diver-
igualdad de género en el contexto comunitario ha gencias entre mujeres y hombres, en térmi-
determinado avances esenciales en la consecución de nos de tipo de empleo, precariedad laboral y
este objetivo, sin perjuicio de que queda aún mucho
tasa de desempleo, así como, de forma espe-
camino por recorrer («Igualdad de derechos y oportu-
nidades entre el hombre y la mujer en la Unión Euro- cialmente marcada, las diferencias en mate-
pea», RMTAS, 2003, núm. 47, p. 99); en parecido sen- ria de remuneración sigan siendo pronuncia-
tido, P. DE MIGUEL DE LA CALLE, «Igualdad de oportunida- das, abogando porque los Estados no cejen en
des entre hombres y mujeres. Acceso al empleo, a la sus esfuerzos por garantizar la igualdad de
formación y a la promoción profesionales y a las condi-
trato en el mercado laboral y la consecución
ciones de trabajo. La modificación de la Directiva
76/207/CEE del Consejo, por la Directiva 2002/73/CE del objetivo fijado en la Cumbre de Lisboa de
del Parlamento Europeo y del Consejo», RMTAS, 2003, alcanzar en 2010 un porcentaje de empleo de
núm. 42, p. 42. las mujeres del 60 por 100.

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En el contexto descrito, no será, pues, acha- Sin perjuicio de lo anterior, las declaracio-
cable a la Constitución Europea la falta de nes mencionadas no dejan de constituir un
estímulos para la consecución de este objetivo, serio recorte apriorístico a la actuación euro-
toda vez que, ya se dijo, no se conforma con su pea en un terreno que, como el de la igualdad
mera inclusión dentro del conjunto de valores por razón de género, muestra, siguiendo los
que la inspiran y que consagra, sino que avan- criterios definidores europeos, una clara reti-
za en la garantía de actuaciones de discrimi- cencia a enmarcarse en una dimensión nacio-
nación positiva que permitan hacer efectiva la nal, regional o local, traspasando fronteras
igualdad plena entre los dos sexos, debiendo estatales y afectando, en un mercado único, a
buscarse la mayor responsabilidad en el dere- todo el espacio europeo. Se trata de una cues-
cho derivado y, desde luego, en los derechos tión social derivada de las inercias de género
internos de los países miembros. Máxime si se que debiera formar parte, también a nivel de
advierte que el propio TCE, ahora en su arts.
III-116 y III-118, compromete a las políticas y
al funcionamiento de la Unión para tratar de dor de las competencias europeas y estatales cuando de
ámbitos compartidos o no exclusivos de la Unión se tra-
eliminar las desigualdades entre mujer y
ta. Conforme al mismo, la Unión intervendrá sólo en la
hombre y promover su igualdad, de suerte que medida en que los objetivos de la acción pretendida, ya
luego su art. III-124 anuncia una ley o una ley por razón de su dimensión, ya por razón de sus efectos,
marco europea del Consejo, adoptada por no puedan ser alcanzados de forma suficiente o más
unanimidad, previa aprobación del Parla- satisfactoria por los Estados miembros ni a nivel central
ni a nivel regional y local, sino que puedan lograrse
mento Europeo, para establecer las medidas
mejor a escala de la Unión. Así, a través de este princi-
necesarias para luchar contra toda discrimi- pio se va a reemplazar la armonización hacia arriba por
nación, entre otras causas, por razón de sexo, la armonización a la baja, esto es, protegiendo o garan-
estableciendo los principios básicos de las tizando sólo los derechos mínimos o esenciales de los
medidas de fomento de la Unión y definiendo trabajadores. En este sentido, la subsidiariedad se des-
dichas medidas para apoyar las acciones pliega en dos fases diversas. De una parte, la interven-
ción europea es subsidiaria en los ámbitos que no son de
emprendidas por los Estados. Ello no obstan-
su exclusiva competencia, prevaleciendo, si la compe-
te, ha de señalarse que también se refiere tencia es concurrente entre legislación estatal y europea,
expresamente en este último precepto, ahora la primera en relación con la segunda; se trata de una
en sentido restrictivo, y como ya adelanta el manifestación de la tensión entre soberanía nacional y
art. I-12.5 en relación con el art. I-14.2.b) europea, que se vence en favor de la primera. De otra,
la subsidiariedad supone que sólo en defecto de dere-
TCE, que se excluye toda armonización de las
cho interno procederá la aplicación del derecho euro-
disposiciones legales y reglamentarias de los peo, lo que implica que la acción prioritaria compete a
Estados miembros en la consecución de dicho los Estados, y sólo quedará sustituida por la acción comu-
objetivo, lo que supone renunciar a un ámbito nitaria cuando aquellos no actúen (Y. VALDEOLIVAS GARCÍA,
de garantía de mínimos especialmente exigi- «Las directivas como instrumento de política social y su
relación con el ordenamiento laboral español», RMTAS,
ble. En este sentido, sólo los principios que
1999, núm. 17, pp. 59 y ss.). No obstante, el problema
reglan el funcionamiento de la Unión Europea mayor resulta de la difícil identificación de las materias
y el respeto a las legislaciones internas en concurrentes o de no competencia exclusiva de la Unión
todo lo que no se atribuye como competencia que sirve de premisa a la operatividad del principio de
exclusiva de las instancias comunitarias subsidiariedad, dado que éstas no venían claramente
explica el no haber sido más incisivo en la definidas en los Tratados constitutivos, sin perjuicio del
nuevo art. I-14.2 TCE, más clarificador que la regulación
materialización del que se enuncia como un
vigente al respecto. Sobre el principio a que se alude,
elemental valor europeo11. más ampliamente, Mª.E. CASAS, «’Doble’ principio de
subsidiariedad y competencias comunitarias en el ámbi-
to social», RL, 1993, núm. 8, pp. 1 y ss.; A. OJEDA, «Sub-
11
Se alude al principio de subsidiariedad, consagra- sidiariedad y competencias concurrentes en el Derecho
do en el art. I-11 TCE, como principal criterio delimita- Social Comunitario», RL, 1994, núm. 10, pp. 81 y ss.

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YOLANDA VALDEOLIVAS GARCÍA

armonización, de las políticas y acción nor- se halla particularmente cuestionada por la


mativa de la Unión, máxime cuando las des- realidad de las actuales relaciones de trabajo.
igualdades se han multiplicado12 y la homo- Por ello, vuelve a encomendarse a una ley
geneidad se ve crecientemente reclamada marco europea el establecimiento de las nor-
una vez contrastada la diversificación norma- mas mínimas que habrán de aplicarse pro-
tiva en la condición laboral de las mujeres en gresivamente, respetando las condiciones y
los distintos Estados. normas de los derechos internos, además de
permitirse que cada Estado miembro confíe a
Pero no acaban en las anteriores las dispo- los interlocutores sociales, a petición conjun-
siciones constitucionales relativas a la igual- ta de los mismos, la aplicación de dicha ley
dad por razón de sexo, de modo que, en el con- marco, así como de los reglamentos y decisio-
creto ámbito de la política social, aparecen nes europeas, conforme a las reglas contem-
plasmadas otras regulaciones que, directa e pladas en los arts. III-211 y III-212. Al tiem-
indirectamente, reproducen dicho objetivo de po que se reitera en el texto constitucional la
la Unión Europea. Así, desde la polivalente tradicional declaración comunitaria relativa
declaración del art. III-209 que, tras obligar a al principio de igualdad retributiva entre tra-
que se tengan en cuenta los derechos sociales bajadoras y trabajadores por el mismo traba-
fundamentales enunciados en la Carta Social jo o un trabajo de igual valor (art. III-214),
Europea y en la Carta comunitaria de los reproduciendo el art. 141 del Texto Consoli-
derechos sociales fundamentales de los tra- dado del Tratado CEE13, con la sola diferen-
bajadores, entre los que aparece referido el cia de encomendar a la ley o ley marco euro-
contenido que ocupa, alude genéricamente a pea –hasta ahora la competencia se atribuía
la lucha contra las exclusiones, de las que la al Consejo, previa consulta al Consejo Econó-
de naturaleza sexual bien podría ser una mico y Social– el establecimiento de las medi-
especie, reiterada en el art. III-210.1.h), has- das garantes tanto de la no discriminación
ta el más específico art. III-210.1.i), que pro- salarial, como de cualquier asunto de empleo
clama la igualdad entre mujeres y hombres y ocupación, reiterando la también menciona-
por lo que respecta a las oportunidades en el da posibilidad de que los Estados miembros
mercado laboral y al trato en el trabajo, se mantengan o adopten actuaciones que ofrez-
evidencia la preocupación de las instancias can ventajas concretas al sexo menos repre-
europeas por la consecución de este principio sentado en la vida profesional.
de igualdad de género, cuya plena efectividad
Anticipado lo anterior, y afirmada la rele-
vancia teórica e institucional de las declara-
12
Como se sabe, los indicadores de la desigualdad ciones genéricas y específicas del TCE en
por razón de sexo son evidentes: tasa de desempleo relación con la igualdad entre hombres y
muy superior entre mujeres que entre hombres, mayor mujeres, no puede ignorarse que, en este pun-
presencia de la mujer en trabajos sumergidos, trabajos
to, no se aprecia diferencia esencial reseñable
temporales y a tiempo parcial, feminización de trabajos
sometidos a condiciones más precarias, menor repre- entre la regulación contenida en dicho texto y
sentación de las mujeres en puestos cualificados y de la tradición normativa europea, de suerte que
dirección, diferencias retributivas en perjuicio de las el principio a que se alude, si bien con un
mujeres por puestos de trabajo de igual valor, acoso
laboral y sexual con especial incidencia sobre las muje-
res, protección social menos favorable entre estas últi-
mas como consecuencia de Sistemas de Seguridad 13
Se denomina así al texto resultado de la introduc-
Social de naturaleza contributiva y constituidos sobre ción de las modificaciones incorporadas al Tratado
modelos de empleo fuertemente masculinizados que constitutivo por el Tratado de Ámsterdam, y cuya nueva
dejan fuera a colectivos no asalariados entre los que la numeración se corresponde con lo establecido en su
presencia de la mujer es más elevada, por citar algunos art. 12, así como en el cuadro de equivalencias incorpo-
ejemplos conocidos. rado como anexo.

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ESTUDIOS

alcance significativamente más reducido y formaba con esa declaración de no discrimi-


limitado inicialmente, está presente desde nación en materia salarial, el citado Texto
los orígenes mismos del ordenamiento comu- Consolidado del Tratado CEE, fruto con segu-
nitario y es objeto de referencia explícita en ridad de la anterior firma de la Carta Social
sus fuentes de derecho originario desde la Europea y, sobre todo, de la Carta Comunita-
primera norma constitutiva de la Comunidad ria de los Derechos Sociales Fundamentales
Económica Europea. En efecto, la presencia de los Trabajadores15, extiende el expreso
del principio de igualdad de trato entre hom- reconocimiento de la igualdad por razón de
bres y mujeres aparecía ya en el art. 119 del sexo a una declaración genérica que incluye
Tratado de Roma, aun cuando quedaba for- todas las cuestiones relacionadas con el mer-
malmente reducido a la igualdad retributiva, cado laboral y el trato en el trabajo, encomen-
prohibiendo la discriminación en este ámbito dando a las directivas la adopción de las dis-
entre trabajadores masculinos y femeninos; posiciones mínimas que aseguren dicho prin-
mandato que pasaría más tarde al ya citado cipio (art. 137); directivas efectivamente
art. 141 del Texto Consolidado del Tratado aprobadas y aplicadas con tal objetivo con
CEE, aunque ampliado, en este caso, a cual- anterioridad a la fecha de adopción de dicho
quier aspecto relacionado con el empleo y la texto16, y a las que se aludirá después de for-
ocupación, lo que extiende, en cuanto a la ma más concreta.
materia laboral se refiere, al salario, al acce-
so al empleo, a las condiciones de trabajo, con
especial proyección en este terreno sobre los 15
La Carta Social Europea se refiere al principio de
aspectos relacionados con la conciliación de la igualdad por razón de sexo, de una parte, en el art. 4.4,
limitada a la materia retributiva; de otra, en el art. 8, res-
vida familiar y laboral, que evidencian un cla-
pecto de otras condiciones de trabajo, incluida la salud
ro componente sexual14, y, en fin, a la seguri- laboral, la conciliación de vida familiar y laboral y la pro-
dad social. Pero si el Tratado de Roma se con- tección social; y, finalmente, en el art. 10, en relación
con la formación profesional. Por su parte, la Carta de
los derechos sociales fundamentales contiene una explí-
14
No es extraño que las políticas europeas relativas cita referencia a la igualdad de trato entre hombres y
a la conciliación de la vida familiar y laboral que, objeti- mujeres en su núm. 19, aludiendo oportunamente al
vamente analizado, transcienden el género, se enmar- desarrollo de la igualdad de oportunidades, mediante la
quen en las políticas de igualdad entre mujeres y hom- intensificación de las acciones destinadas a garantizar
bres, como resultado de advertir, según expone clara- dicha igualdad, en particular, en materia de remunera-
mente el reiterado Informe 2004 de la Comisión, que ciones, acceso al empleo, protección social, educación,
son las mujeres quienes de forma abrumadoramente formación profesional y evolución de la carrera profe-
mayoritaria se ocupan de las tareas domésticas y familia- sional, aludiendo, finalmente, a la obligación de facilitar
res. De ahí que la Res. del Consejo y de los ministros de la compaginación entre actividades profesionales y
trabajo y asuntos sociales reunidos en el seno del Con- familiares.
sejo, de 29 jun. 00, relativa a la participación equilibra- 16
Hasta 1997, fecha del Tratado de Ámsterdam, y
da de hombres y mujeres en la actividad profesional y en sin perjuicio de ulteriores modificaciones de directivas
la vida familiar (Diario Oficial C 218 de 31 jul. 00), tras ya aprobadas o elaboración de nuevas, cfr. las Dirs.
constatar la desventaja de las mujeres en las condiciones 75/117/CEE, del Consejo, de 10 feb., relativa a la apro-
de acceso y participación en el mercado de trabajo y la ximación de las legislaciones de los Estados miembros
desventaja de los hombres en la participación de la vida en cuanto a la aplicación del principio de igualdad de
familiar, abogue por un reequilibrio de tales circunstan- retribución entre los trabajadores masculinos y femeni-
cias, que constituyen una barrera a la estrategia comuni- nos; 76/207/CEE, del Consejo, de 9 feb., relativa a la
taria en materia en igualdad entre ambos sexos, de suer- aplicación del principio de igualdad de trato entre hom-
te que la Dir. 96/34/CE del Consejo, modificada por la bres y mujeres en cuanto al acceso al empleo, a la for-
Dir. 97/75/CE, del Consejo, de 15 dic. 97, parta de que mación y a la promoción profesional y a las condiciones
el establecimiento de condiciones mínimas en relación de trabajo, modificada por la Dir. 2002/73/CE del Parla-
con los permisos parentales y por razones familiares pro- mento Europeo y del Consejo, de 23 sep.; 79/7/CEE, del
mueven la igualdad de trato y de oportunidades entre Consejo, de 24 jul., relativa a la aplicación del principio
las mujeres y los hombres. de igualdad de trato entre hombres y mujeres en mate-

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202
YOLANDA VALDEOLIVAS GARCÍA

Conforme a lo anterior, quedaba vetada, ordenamientos internos o las prácticas nacio-


aun antes de redactarse el texto constitucio- nales pudieran producir y sobre todo el citado
nal europeo, toda discriminación en el traba- principio de subsidiariedad que impide
jo por razón de género, e igualmente quedaba actuaciones más incisivas a nivel europeo17.
comprometida la acción positiva de favoreci- Lo que obliga a vetar cualquier discrimina-
miento de la ocupación y condiciones de tra- ción sexual, de carácter directo o indirecto,
bajo de la mujer, en términos, contenido y entendiendo por la primera aquel criterio
alcance idénticos a los que aquel primero con- diferenciador por razón de sexo que produce
templa, estando desarrollada además por un
cuerpo normativo que cabe calificar de ade-
cuado y suficiente, sin perjuicio de las even- 17
De ahí que no haya de producir extrañeza la
tuales quiebras que la transposición a los abundante jurisprudencia dictada por el Tribunal de Jus-
ticia de las Comunidades Europeas (en adelante, TJCE)
en esta materia, de la que cabe extraer en buena medi-
ria de Seguridad Social; 86/378/CE, del Consejo, de 24 da el verdadero alcance del principio de igualdad entre
jul., relativa a la aplicación del principio de igualdad de mujeres y hombres en el derecho europeo. Sobre la
trato entre hombres y mujeres en los regímenes profe- cuestión, pueden consultarse las sentencias que resuel-
sionales de Seguridad Social, modificada por la Dir. ven los casos 43/75 (Asunto Defrenne) y 69/80 (Asunto
96/97/CE, del Consejo, de 20 dic.; 86/613/CEE, del Worringham y Humphreys), que reconoce el efecto vin-
Consejo, de 11 dic., relativa a la aplicación del principio culante directo del antiguo art. 119 del Tratado de Roma
de igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejer- reclamando la aplicación inmediata y directa en el
zan una actividad autónoma, incluidas las actividades ámbito comunitario de la igualdad en las retribuciones
agrícolas, así como sobre la protección de la materni- de ambos sexos; 96/80 (Asunto Jenkins) y 12/81 (Asunto
dad; y, en fin, 97/80/CEE, del Consejo, de 15 dic., rela- Garland), sobre el efecto directo horizontal y vertical de
tiva a la carga de la prueba en los casos de discrimina- la Directiva 75/117 si, careciéndose de transposición en
ción por razón de sexo, modificada por la Dir. 98/52/CE un Estado, donde se alega discriminación salarial directa
del Consejo, de 13 jun.. Ello por referirse a las Directivas por razón de sexo; 222/84 (Asunto Johnston), 150/85
que expresan en su propia denominación su objetivo (Asunto Drake) y 109/88 (Asunto Danfoss), 400/93,
igualador por razón de género, aunque no debe olvi- 309/97, 234/96 (Asunto Vick), 235/96 (Asunto Conze),
darse que algunas otras, no menos esclarecedoras en su 270/97 (Asunto Sievers), 271/97 (Asunto Sherage),
rotulación, persiguen también idéntica finalidad; así, las 381/99 (Asunto Brunnhofer), que declaran la igualdad
Dirs. 96/34/CEE, del Consejo, de 3 jun., relativa al retributiva como un derecho fundamental del derecho
Acuerdo Marco sobre el permiso parental celebrado por originario europeo y un elemento esencial de la estruc-
la UNICE, el CEEP y la CES, modificada por la Dir. tura jurídica comunitaria; 400/95 (Asunto Larsson),
97/75/CE, del Consejo, de 15 dic. y la 92/85/CEE, del 39/96 (Asunto Brown), 66/96 (Asunto Pedersen, Ander-
Consejo, de 19 oct., relativa a la aplicación de medidas sen y Sorensen), 439/99 (Asunto Jiménez Melgar) y
para promover la mejora de la seguridad y de la salud en 109/00 (Asunto Brandt-Nielsen), sobre despido de la
el trabajo de la mujer trabajadora, que haya dado a luz mujer embarazada; y, en fin, 170/74 (Asunto Bika),
o en el período de lactancia. Asimismo, recuérdese la 171/88 (Asunto Rinner-Kühn), 33/89 (Asunto Kowalska),
Rec. 92/241/CEE, del Consejo, de 31 mar., sobre el cui- 184/89 (Asunto Nimz), 262/88 (Asunto Barber), 450/93
dado de los hijos, donde se promueve un reparto de (Asunto Kalanke), 409/95 (Asunto Marshall) y 158/97
responsabilidades al respecto entre hombres y mujeres (Asunto Badeck) sobre el significado de la igualdad de
para garantizar una asunción más equitativa de las car- trato en otros ámbitos laborales, donde se consolida la
gas familiares que impiden a la mujer su eficaz partici- prohibición de las discriminaciones sexuales indirectas.
pación en el mercado de trabajo, a la que ha seguido un Vid., analizando pormenorizadamente la jurisprudencia
Informe de la Comisión de 4 feb. 98, relativo a la apli- del TJCE, A. ÚBEDA DE RAMOS, «El principio de igualdad
cación de dicha Recomendación [C (1998) 237 final; no de trato y la prohibición de discrminación por razón de
publicado en el Diario Oficial], donde, tras advertir de la sexo a la luz de la jurisprudencia del TJCE», RFDUC,
escasez de iniciativas incisivas de los Estados para apli- 2002, pp. 171 y ss., y S. SANZ CABALLERO, «Contribución
car dicha Recomendación, se advierte de la poca pro- del TJCE a la igualdad de oportunidades entre hombres
clividad de los padres, allí donde existen mecanismos y mujeres», en Mª.J. RIDAURA MARTÍNEZ y M.J. AZNAR
de reparto de responsabilidades para el cuidado de los GÓMEZ (Coords.), Discriminación versus diferenciación
hijos, a utilizar las posibilidades que aquellos les ofre- (Especial referencia a la problemática de la mujer). Valen-
cen. cia (Tirant lo blanch), 2004, pp. 265 y ss.

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ESTUDIOS

un resultado discriminatorio entre hombres y mativas europeas, constituye un incuestiona-


mujeres y por la segunda todo criterio de dife- ble avance normativo y un espaldarazo cierto
renciación que, aparentemente neutro y ale- a la construcción de una Europa igualitaria y
jado de factores sexuales, produce ese mismo social.
resultado de desfavorecimiento de las perso-
nas pertenecientes a uno de los dos sexos18. Y Desde este planteamiento, en suma, hay
es que el principio de igualdad de trato no que resaltar que el TCE incorpora los más
puede ignorar la realidad fáctica de las muje- elementales y decisivos instrumentos para el
avance de la igualdad entre mujeres y hom-
res, que parte de su desfavorable posición en
bres que, tras su definición como objetivo de
las relaciones sociales y, en particular, en las
la Unión, es igualmente un valor de la ciuda-
relaciones de trabajo, recomendando, para la
danía europea al que se atribuyen garantías
efectiva eliminación de las trabas que impi-
para su eficaz defensa, afianzando los progre-
den la igualdad real y plena, el desarrollo de
sos y avances logrados en los últimos años y
medidas de discriminación positiva que com-
comprometiendo a las instituciones europeas
pensen sus desventajas de partida en el acce-
y a cada uno de los Estados miembros a tra-
so al mercado de trabajo y en el ejercicio de
bajar en pos de la igualdad de género. Lo
actividades profesionales, como ahora reitera
anterior no evita afirmar que la consecución
el señalado art. II-83 TCE.
real de la igualdad y la lucha contra las des-
No obstante, si de buscar diferencias se igualdades que el género determina resultan
tratara en la situación normativa anterior y difícilmente alcanzables desde la sola decla-
posterior al TCE, no cabe duda de que la ración del texto constitucional, como sucede,
igualdad entre hombres y mujeres, incluida en relación con nuestro ordenamiento inter-
la que importa a la materia laboral, ha veni- no, con las propias previsiones de la CE al
do a encontrar ahora un explícito refuerzo en respecto, requeridas del necesario comple-
línea de principios esenciales de la Unión mento del legislador ordinario que haga efec-
Europea, al encontrarse expresamente decla- tivos los derechos proclamados a nivel consti-
rada dicha igualdad, a nivel constitucional, tucional y emprenda las acciones necesarias
como un valor intrínseco y un objetivo de para su promoción. De ahí que, volviendo al
actuación y promoción desde todas sus ins- ámbito europeo, resulte imprescindible, para
tancias. En este sentido, su carácter jurídica- la real aplicación de este valor social que
mente vinculante para todos los Estados encarna el principio de igualdad entre muje-
miembros, así como la apertura de la posible res y hombres, contar con la inexcusable cola-
impugnación ante el Tribunal de Justicia boración del derecho derivado que imponga
europeo de las vulneraciones que se produz- obligaciones a los Estados en la lucha contra
can a aquel derecho dentro de los Estados, y las desigualdades y en la previsión de fórmu-
no corregidas por los tribunales nacionales, las de discriminación positiva como instru-
aun por obra de las políticas y acciones nor- mento apto para alcanzar una verdadera
igualdad de oportunidades entre ambos
sexos. Es deseable que la nueva Constitución
18
Véase sobre el tema, ampliamente, C. SÁEZ LARA, europea promueva actuaciones tanto o más
Mujeres y mercado de trabajo. Las discriminaciones incisivas que las emprendidas hasta ahora,
directas e indirectas. Madrid (CES), 1994, pp. 47 y ss; E. pero, entre tanto, ya se cuenta con un rele-
SIERRA HERNAIZ, Acción positiva y empleo de la mujer,
vante acervo comunitario que, adecuadamen-
cit., pp. 33 y ss. y 75 y ss. y R. SIERRA CRISTÓBAL, «La dis-
criminación indirecta por razón de sexo», en Mª.J. te trasladado a nuestro derecho interno, ha
RIDAURA MARTÍNEZ y M.J. AZNAR GÓMEZ (Coords.), Discri- determinado unos parámetros normativos de
minación versus diferenciación (Especial referencia a la igualdad por razón de sexo que, en el ámbito
problemática de la mujer), cit., pp. 365 y ss. de las relaciones de trabajo, y al margen la

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YOLANDA VALDEOLIVAS GARCÍA

realidad social reconocible, cuenta con previ- abarcan todos los ámbitos19. A modo de ejem-
siones que pasan holgadamente el más plo, y por lo que afecta a la CE, su art. 14 ya
estricto juicio crítico, tanto en lo relativo al proclama –con el valor de derecho fundamen-
derecho sustantivo –declaración de la igual- tal y libertad pública, pórtico de todos los que
dad por razón de sexo, prohibición de discri- le suceden– el principio de igualdad, concre-
minación por esta causa en sus diversas pro- tamente por razón de sexo, confirmado en el
yecciones o previsión de acciones positivas y plano de las relaciones de trabajo, también a
trato preferencial para las mujeres– como en nivel constitucional, por el art. 35.1; si a ellos
lo que afecta al derecho procesal –inversión se suma el genérico y ya aludido art. 9.2 CE,
de la carga de la prueba, sanción de los se comprenderá que, también al máximo ran-
incumplimientos o efectos de la resolución go jurídico interno, queda garantizada la
judicial que declara la existencia de discrimi- posibilidad de emprender acciones positivas
nación, entre otros–. en favor de las mujeres destinadas a prevenir
o compensar las desventajas que padecen en
relación con el empleo. Ya se ha dicho con
LA AFECTACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN anterioridad que esta declaración constitu-
EUROPEA AL ORDENAMIENTO cional, que en nada se aleja ni reduce las pre-
ESPAÑOL EN MATERIA DE IGUALDAD visiones del TCE, viene acompañada de una
POR RAZÓN DE SEXO legislación de desarrollo que incorpora las
más avanzadas técnicas antisdiscriminato-
A la vista de cuanto antecede, y en aten- rias, ya se trate de reaccionar frente a discri-
ción a la incidencia que los preceptos del TCE minaciones de carácter directo o indirecto, e
relativos al principio de igualdad por razón incluidas, en la interdicción de la desigualdad
de sexo pudieran desplegar sobre nuestras no justificada, las medidas de discriminación
previsiones constitucionales, incluso sobre el inversa y de acción positiva, dándose con ello
eventual desarrollo legal al respecto, cabe fiel cumplimiento, además, a las Directivas
anticipar que, en el estricto plano normativo europeas ya citadas que contemplaban expre-
y, desde luego, igualmente en el de principios samente tales conceptos20. Partiendo de estas
y valores, ninguna especial consecuencia se consideraciones, parece fácilmente presumi-
deriva para el legislador interno de la apro- ble que no ha de derivarse ninguna particular
bación y futura vigencia de aquel texto, más incidencia en nuestro ordenamiento interno
allá de la que representa en nuestro ámbito el como consecuencia de la aprobación del Tra-
indiscutible refuerzo declarativo del principio tado constitucional en lo que afecta al princi-
en cuestión. Por lo demás, parece poco discu- pio de igualdad por razón de sexo en el ámbi-
tible que nuestro sistema ya contiene las to jurídico-laboral, en la medida en que, en
necesarias previsiones e instrumentos de este último, nuestro ordenamiento resulta
garantía y tutela de la igualdad de género y perfectamente homologable a los más avan-
de interdicción de los comportamientos dis-
criminatorios por razón de sexo, al tiempo 19
Por aludir a normas recientes, puede consultarse
que, como se dijo, también nos son propias, la Ley 30/2003, de 13 oct., sobre medidas para incorpo-
aunque pudieran estimarse insuficientes, las rar la valoración del impacto de género en las disposi-
acciones positivas dirigidas a modificar una ciones normativas que elabore el Gobierno.
realidad social desigual que impide una ver-
20
De cita obligada resultan los arts. 4.2.c), 16.2, 17,
22.4, 24.2 y 28 ET, 8.12 LISOS y 96 LPL. Sobre la ade-
dadera igualdad de oportunidades entre
cuación de nuestro ordenamiento interno a las Directi-
hombres y mujeres en relación con el empleo; vas aprobadas en esta materia, vid. Y. VALDEOLIVAS GAR-
del mismo modo que, también en nuestro CÍA, «Las directivas como instrumento de política social y
caso, las políticas de igualdad por razón de su relación con el ordenamiento laboral español», cit.,
género se abordan con carácter transversal y pp. 75 y ss.

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205
ESTUDIOS

zados en el plano jurídico en materia de los hombres compartan las responsabilidades


igualdad de trato y de oportunidades entre familiares. Por el contrario, más dudosa
mujeres y hombres, sin perjuicio de la función sería, en línea de principios, la posibilidad de
pedagógica y de reforzamiento de valores y imponer por ley a las empresas una cuota
principios a que se aludió. porcentual mínima de mujeres en sus planti-
llas que, además de contrariar, muy proba-
No obstante lo anterior, aunque en el pla- blemente, el art. 38 CE y la libertad de con-
no normativo queda poco margen para la tratación que del mismo se deriva, obligaría
duda de que nuestro sistema supera el más al empleador a adoptar medidas de acción
estricto juicio, tampoco hay que ignorar que positiva que sólo incumben a los poderes
la amenaza al principio de igualdad y no dis- públicos, siendo exigible de aquel únicamente
criminación por razón de sexo está claramen- el trato igualitario y la eliminación de com-
te presente y encuentra en el empleo y en los portamientos discriminatorios por razón de
empleadores su principal riesgo. Por ello, no sexo. En este sentido, lo más adecuado parece
resultan suficientes las declaraciones retóri- ser estimular la adopción voluntaria por las
cas y se muestran como imprescindibles, de empresas de medidas de acción positiva que
una parte, los controles y la sanción de las revistan la forma de incentivos económicos a
infracciones a las normas que incorporan la contratación u otras ventajas derivadas de
mandatos de igualdad y prohíben la discrimi- la misma, tales como preferencias para con-
nación y, de otra, las medidas de acción posi- tratar con la Administración o para acceder a
tiva y promoción que favorezcan, desde las subvenciones públicas cuando se acrediten
políticas públicas, la incorporación de la buenas prácticas en materia de igualdad
mujer al mercado de trabajo y la contratación entre hombres y mujeres o planes de acción
de mujeres por parte de los empresarios. Por positiva en este terreno.
poner un ejemplo, no basta con prohibir for-
De igual modo, y por lo que respecta a las
malmente que la maternidad o la preferente
condiciones de trabajo de las mujeres, tampo-
asunción por parte de las mujeres de las car-
co se han ensayado con rigor las acciones
gas familiares sea un elemento de diferencia-
positivas, siendo el mecanismo de sanción de
ción en el acceso al empleo o en su manteni-
los actos contrarios al principio de igualdad y
miento en el mismo, permitiendo la concilia-
no discriminación por razón de sexo el instru-
ción de la vida familiar y laboral, sino que es
mento preferido por el legislador, sin perjui-
necesario promover incentivos para que el
cio de existir importantes parcelas de medi-
nacimiento de hijos no se convierta en una
das de fomento de la igualdad de oportunida-
causa que desanime al empleador a contratar
des que sirven al objetivo de superar la tradi-
mujeres21, y promoviendo, igualmente, que
cional desventaja de la mujer en la relación
laboral que no cabe corregir con la sola pari-
dad de trato. De suerte que cuantas disposi-
21
Ello justifica la adopción de medidas como la
bonificación de las cuotas de los contratados interinos ciones se han venido aprobando en relación
para sustituir a trabajadores (generalmente, trabajado- con el tiempo de trabajo o la suspensión y
ras) en baja por maternidad o excedencia por cuidado extinción de la relación laboral, al hilo de las
de familiares (DA 2ª Ley 12/2001, de 9 jul., de medidas actuaciones dirigidas a facilitar la concilia-
urgentes de mejora del mercado de trabajo para el ción de la vida laboral y familiar, en la medi-
incremento del empleo y la mejora de su calidad y DA
da en que las responsabilidades familiares
14ª ET, respectivamente). Así como, en otro orden de
consideraciones, los incentivos a la contratación de cargan mayoritariamente a las mujeres, se
mujeres desempleadas con menor índice de participa-
ción en determinadas profesiones o de edad compren-
dida entre 16 y 45 años, de nuevo, mediante bonifica- Social, ex DA 47ª Ley 2/2004, de 27 dic., de Presupues-
ciones en la cuota patronal a ingresar en la Seguridad tos Generales del Estado para 2005.

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YOLANDA VALDEOLIVAS GARCÍA

han mostrado como expresiones favorecedo- En síntesis, la idea se circunscribe a la


ras de la actividad profesional de las mujeres, apreciación de que la acción positiva, a dife-
promoviendo el no abandono y la permanen- rencia del mandato antidiscriminatorio que
cia de este colectivo en el mercado de trabajo, ha de ser imperativo para todos, sólo puede
aun cuando pueden determinar para los tener carácter voluntario en el sector privado,
empresarios, ahora en sentido inverso, la per- de suerte que ha de articularse a través de
cepción de que el trabajo de la mujer resulta sistemas de incentivos económicos, fiscales y
más oneroso y menos flexible para la empre- sociales para los empleadores que libremente
sa. Por ello, la eficacia de este tipo de medidas implanten aquellas medidas. Se trata, pues,
pasa inexcusablemente por alcanzar otro de un refuerzo de la prohibición de discrimi-
reparto de roles sociales, así como la modifi- nar, cuyas carencias, y la recurrente realidad
cación de los estereotipos masculinos y feme- social de segregación por sexo que muestra,
ninos en relación con estas actividades, requieren de elementos que contribuyan a la
fomentando que los hombres asuman obliga- superación de la desigualdad. Para ello, hay
ciones tradicionalmente encomendadas y que trascender el concepto clásico de igual-
asumidas por las mujeres como elemento dad que se limita a reconocer el derecho de los
capaz de evitar el referido efecto boomerang individuos a no ser discriminados por sus cir-
contra el colectivo menor representado al que cunstancias personales, utilizando medios
se intenta favorecer. adicionales para quienes, por su pertenencia
a un grupo social marginado o perjudicado
Algo similar ocurre, en fin, en lo que se –las mujeres–, se hallan desfavorecidos, per-
refiere a los derechos económicos y profesio- mitiendo restaurar la igualdad de oportuni-
nales de las mujeres si contrastados con los dades de cada una de tales mujeres, aun a
de los hombres. Tampoco aquí se han practi- costa de sacrificar expectativas del hombre
cado medidas positivas que vayan más allá que, por una realidad sexista fácilmente
de la prohibición de discriminación y de la visualizable, se hubieran visto satisfechas,
declaración del principio de igualdad que recolocando a este último en la situación que
impide pagar menos por un mismo puesto o habría debido ocupar de no pertenecer a un
un puesto de igual valor, o establecer crite- grupo social favorecido. Si a lo anterior se
rios de promoción profesional que diferen- suma que, como se señaló, la medida positiva
cien por razón del sexo el ascenso a puestos sólo resulta posible si supera el juicio de razo-
más cualificados y de mayor responsabili- nabilidad y proporcionalidad que está implí-
dad, aunque es evidente que en ambos casos cito en los arts. 9.2 y 14 CE –ha de ser ade-
estamos en presencia de áreas abonadas al cuada y eficaz para evitar la desigualdad
tratamiento injustificadamente desigual. En material, al tiempo que debe producir un
este sentido, tampoco serían desdeñables resultado paliativo de la discriminación
aquí medidas positivas que otorgaran a las social–, la legitimidad y adecuación de la mis-
empresas incentivos por la demostración de ma queda asegurada, mostrando su necesi-
buenas prácticas en el marco de referencia, dad como actuación temporal en tanto subsis-
haciendo, una vez más, de la igualdad sus- ta la situación de desigualdad que la justifica.
tancial entre ambos géneros un elemento de
incentivo económico o fiscal para los emplea- Por lo demás, ocioso es señalarlo, no se
dores susceptible de remover, bajo la condi- olvide que en torno a este planteamiento, y en
ción de libertad y voluntariedad en todo lo relación con nuestro escaso desarrollo norma-
que exceda de la estricta prohibición de dis- tivo al respecto, cuenta de modo relevante no
criminación, los obstáculos que la realidad sólo el hecho de que la acción positiva está
de la empresa representa para el tratamien- poco practicada y es compleja en su funciona-
to paritario de las mujeres. miento, sino, sobre todo, que es mal compren-

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ESTUDIOS

dida y, con frecuencia, injustamente conside- sideración de que es el sexo el factor constitu-
rada como un privilegio intolerable; situación tivo y origen de la situación de desigualdad
a la que no ha sido ajena la negativa influen- entre ambos grupos, situándose, entonces, a
cia que en su día determinó la ya citada sen- las mujeres en la posición que les hubiera
tencia del TJCE sobre el asunto Kalanke, en correspondido naturalmente de no existir dis-
el que el candidato masculino recurrente fue criminación.
desplazado en la promoción a un puesto en un
Ayuntamiento alemán en favor de la candida- En suma, ya estaban –y se mantienen– los
ta que, en igualdad de méritos, accedió al cimientos de la legislación europea para
mismo por la vía de la menor representación emprender actuaciones estatales garantiza-
femenina en el sector en que se encuadraba la doras y promotoras de la igualdad material
plaza, negando el tribunal semejante solu- por razón de género en sus múltiples proyec-
ción, que estimó de preferencia absoluta y ciones. No es esperable, pues, salvo por el alu-
automática de las mujeres, considerando que dido valor simbólico que ahora tiene su reco-
tal medida excedía del fomento de la igualdad nocimiento en el Tratado constitucional, que
sustituyéndola por un resultado que sólo se vayan a dar pasos sustancialmente diver-
debía lograrse a través de la aplicación del sos de los que hasta aquí se han sucedido, ni,
trato paritario22. Aunque a esa sentencia han desde luego, la vinculación a dicho texto por
seguido otras del mismo Tribunal que han los Estados miembros ha de determinar obli-
gaciones jurídicas añadidas en este ámbito
proporcionado mayor claridad sobre la cues-
para nuestro ordenamiento, perfectamente
tión que se debate (los también citados asun-
ajustado al acervo comunitario y, en ocasio-
tos Marshall, Abrahamsson y Badeck), y que
nes, superador de sus contenidos antidiscri-
confirman la legalidad de las medidas estata-
minatorios. Para confirmarlo, baste a conti-
les de acción positiva siempre que no se con-
nuación un breve recorrido por las medidas
viertan en preferencias automáticas o discri-
legislativas aprobadas a nivel europeo y su
minaciones injustificadas de la mujer y se
correspondiente concreción en nuestro dere-
valoren objetivamente las candidaturas
cho interno.
teniendo en cuenta las situaciones personales
de la totalidad de candidatos, ya había prendi-
do a nivel general un cierto recelo y se habían
LAS ACTUACIONES NORMATIVAS
manifestado cautelas hacia este tipo de previ-
EUROPEAS EN MATERIA DE IGUALDAD
siones. Resultado que debe superarse por la
ENTRE MUJERES Y HOMBRES
vía de interpretar, en línea con lo que pro-
mueve ahora la Unión en el propio Tratado
Como quedó dicho, son abundantes las
constitucional, un nuevo paradigma de la
intervenciones que en el seno de la actuación
igualdad por razón de sexo, que admite, y aun
legislativa de los órganos europeos se han
recomienda, tratamientos desiguales entre
emprendido para reconocer la igualdad por
hombres y mujeres como resultado de la con-
razón de sexo y sancionar las discriminacio-
nes que, en el ámbito del empleo y de las con-
22
No en vano, a raíz de esta resolución, y la incerti- diciones de trabajo, se evidencian entre muje-
dumbre creada sobre la legitimidad de las medidas posi- res y hombres. Con origen en los Tratados
tivas, la Comisión aprobó una Comunicación al Consejo constitutivos de derecho originario, ahora res-
y al Parlamento Europeo sobre la interpretación de paldado por el Tratado constitucional en los
dicha sentencia [COM (96) 88 final], en la que se consi-
diversos preceptos ya reseñados, existen
deraba adecuada la modificación de la Directiva de la
que traía causa el supuesto litigioso en el sentido de directivas que abarcan los distintos terrenos
autorizar claramente las acciones positivas que no con- en que se desenvuelve el principio de igualdad
sistan en cuotas rígidas. por razón de sexo en el empleo y las condicio-

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YOLANDA VALDEOLIVAS GARCÍA

nes de trabajo, convenientemente transpues- debe pagar idéntico salario a hombres y


tas a nuestro derecho interno o previamente mujeres cuando tengan el mismo trabajo o
asumidas por nuestro ordenamiento laboral, realicen un trabajo de igual valor. Como esta-
como pone de manifiesto la siguiente exposi- blece el art. III-214 TCE, se entiende por
ción que atiende a criterios de orden cronoló- retribución el salario o sueldo normal de base
gico en la aprobación de las normas europeas. o mínimo, y cualesquiera otras gratificaciones
satisfechas, directa o indirectamente, en dine-
En materia de retribuciones, una de las ro o en especie, por el empresario al trabaja-
principales manifestaciones de la desigual- dor en razón de la actividad laboral, signifi-
dad de trato entre hombres y mujeres justifi- cando que la retribución establecida para un
cativa de su pronta ordenación europea, la mismo trabajo remunerado por unidad de
Dir. 75/117/CEE, del Consejo, de 10 de febre- obra realizada se fija sobre la base de una mis-
ro, relativa a la aproximación de las legisla- ma unidad de medida y que la retribución
ciones de los Estados miembros que se refie- establecida para un trabajo remunerado por
ren a la aplicación del principio de igualdad unidad de tiempo es igual para un mismo
de retribución entre los trabajadores y las puesto de trabajo24. Con ello, quedan vetadas
trabajadoras, reforzada con la posterior apro- tanto las discriminaciones retributivas direc-
bación de la Dir. 97/80/CEE, del Consejo, de tas como indirectas, dado que la clasificación
15 de diciembre, relativa a la carga de la profesional que determina las retribuciones
prueba en los casos de discriminación por ha de basarse en criterios comunes a los tra-
razón de sexo, modificada por la Dir. bajadores y trabajadoras y establecerse de for-
98/52/CE del Consejo, de 13 de junio, vino a ma que excluya las discriminaciones por razo-
prohibir cualquier discriminación por razón nes de sexo, como confirma nuestro art. 24.2
de sexo, extendiendo el principio de igualdad ET, en una nueva concreción del principio de
no sólo a trabajos iguales, sino también a tra- igualdad de sexo en las condiciones de trabajo.
bajos de igual valor, como reconoce expresa- Asimismo, los Estados miembros se compro-
mente nuestro art. 28 ET, facilitándose, ade- meten a suprimir las discriminaciones sexua-
más, la prueba en el proceso cuando se mues- les retributivas existentes en las disposiciones
tran indicios de discriminación23. En el marco legales, reglamentarias, convencionales y
jurídico sucintamente descrito, la empresa contractuales, así como a garantizar la protec-
ción contra el despido de un trabajador que
reclame una discriminación en su retribución.
23
A estos instrumentos han de sumarse, primero, la
Comunicación de la Comisión de 17 jul. 96, relativa al La única novedad que el TCE añade en
Código práctico sobre la aplicación de la igualdad de este contexto, como en todos lo que se señalan
retribución entre hombres y mujeres para un trabajo de a continuación en los que pueden darse por
igual valor [COM(96) 336 final], que ofrece consejos reproducidas las siguientes consideraciones,
prácticos a los empleadores y a los agentes sociales para
es la aludida aprobación de una ley o ley mar-
garantizar el principio de igualdad, invitando a los
empresarios a seguir las recomendaciones contenidas co europea para el establecimiento de las
en la misma y adaptadas a la dimensión y estructura de
la empresa; segundo, las Res. del Parlamento Europeo
sobre la Comunicación anterior (DO C 200, de 30 jun. nueva base de datos europea (SILC) para la recogida y
97) y sobre igual salario a igual trabajo (DO C 77 E de 28 procesamiento de estadísticas que abarcan las condicio-
mar. 02), que insiste en el llamamiento a los actores nes salariales.
sociales y a los países candidatos a dar un nuevo impul- 24
La sentencia del TJCE en el caso 262/88 (Asunto
so a la política de igualdad retributiva entre trabajadores Barber) amplió el contenido de la definición de retribu-
y trabajadoras; finalmente, el Reg. (CE) 1177/2003, del ción, al considerar como tal también las indemnizacio-
Parlamento Europeo y el Consejo, de 16 jun., relativo a nes por causa de despido y las prestaciones sociales
las estadísticas comunitarias sobre la renta y las condi- financiadas exclusivamente por contribución de los
ciones de vida (DO L 165, de 3 jul. 03), que crea una empresarios.

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ESTUDIOS

medidas que garanticen la aplicación del toda discriminación sexual existente en las
principio de igualdad de oportunidades y de disposiciones legales, reglamentarias, con-
trato por razón de sexo en materia de empleo vencionales y contractuales, así como en la de
y ocupación, incluido el principio de igualdad garantizar la protección contra el despido de
de retribución por un mismo trabajo o un tra- un trabajador que invoque discriminación.
bajo de igual valor, insistiendo en reconocer Normativa ésta reforzada en el plano proce-
la posibilidad de que los Estados miembros sal, en idéntico sentido al enunciado con oca-
mantengan o adopten medidas que ofrezcan sión de la igualdad retributiva, mediante las
ventajas concretas destinadas a facilitar al Dirs. 97/80 y 98/52. Por lo demás, la modifica-
sexo menos representado el ejercicio de una ción introducida en 2002 incorpora un marco
actividad profesional o a prevenir o compen- general para la igualdad de trato en el
sar desventajas en sus carreras profesiona- empleo, definiendo por vez primera el acoso
les. Medidas positivas que, en lo relativo a la sexual25, constitutivo de una forma de discri-
retribución, no han sido objeto de articulación minación por motivo de género, e insistiendo
en nuestro derecho interno, ni sobre las que en el derecho de la mujer que disfruta de un
resulta fácil encontrar criterios fiables en el permiso de maternidad a reintegrarse a su
derecho europeo. puesto finalizado el mismo, beneficiándose de
cualquier mejora que hubiera podido corres-
Por su parte, en lo que afecta al acceso al ponderle durante su ausencia. No cabe duda
empleo y a las condiciones de trabajo, la Dir. de que estos contenidos están asumidos por la
76/207/CEE, del Consejo, de 9 de febrero, legislación laboral española, tanto a nivel
relativa a la aplicación del principio de igual- genérico [arts. 14 y 35.1 CE y 4.2.c) y 17 ET],
dad de trato entre hombres y mujeres en como más particular (arts. 22.4, 24, 53.4 y
cuanto al acceso al empleo, a la formación y a 55.5 ET, por ejemplificar).
la promoción profesional y a las condiciones
de trabajo, modificada por la Dir. 2002/73/CE En relación con la Seguridad Social, se han
aprobado las Dirs. 79/7/CEE, del Consejo, de
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23
24 de julio, relativa a la aplicación del princi-
de septiembre, viene a prohibir cualquier dis-
pio de igualdad de trato entre hombres y
criminación por razón de sexo, directa o indi-
mujeres en materia de Seguridad Social,
recta, en el acceso al empleo y en las condicio-
86/378/CE, del Consejo, de 24 de julio, relati-
nes de trabajo, salvo en supuestos excluidos
va a la aplicación del principio de igualdad de
por los Estados miembros para actividades
trato entre hombres y mujeres en los regíme-
profesionales en las cuales el sexo constituya
nes profesionales de Seguridad Social, modi-
una condición determinante debido a la natu-
ficada por la Dir. 96/97/CE, del Consejo, de 20
raleza de las mismas o a las condiciones de su
de diciembre y 86/613/CEE, del Consejo, de
ejercicio, tales como la protección de la mater-
11 de diciembre, relativa a la aplicación del
nidad y protección de la mujer para corregir
principio de igualdad de trato entre hombres
desigualdades de hecho. Acción positiva,
y mujeres que ejerzan una actividad autóno-
pues, admitida por la norma europea en el
mismo sentido que hoy contempla el art. III-
214 TCE, en el que esa directiva vendría a 25
Sin perjuicio de que ya contenían definiciones,
enmarcarse, que involucra las ofertas de aunque jurídicamente no vinculantes, la Rec.
empleo, los criterios de selección, la promo- 92/131/CEE, de la Comisión de 27 nov., sobre la protec-
ción profesional en todos los niveles jerárqui- ción de la dignidad de las mujeres y los hombres en el
trabajo (DO L 49, de 24 feb 92) y la Declaración del
cos, la formación, así como cualquier condi-
Consejo de 19 dic. 91, relativa a la aplicación de la ante-
ción laboral y toda modalidad de terminación rior Recomendación, incluido el código práctico enca-
del contrato de trabajo, comprometiendo a los minado a combatir el acoso sexual (DO C 27, de 4 feb.
Estados miembros en la tarea de suprimir 92).

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YOLANDA VALDEOLIVAS GARCÍA

ma, incluidas las actividades agrícolas, así tiendo a los Estados miembros, no obstante,
como sobre la protección de la maternidad. excluir su aplicación a la fijación de la edad
En todas ellas, la finalidad perseguida es la de jubilación, las ventajas concedidas a las
implantación del principio de igualdad de personas que han educado hijos, la concesión
trato entre hombres y mujeres en los regíme- de derechos a prestaciones de vejez o invali-
nes legales y profesionales de Seguridad dez como derechos derivados de la esposa, la
Social y, en particular, en lo relativo a las concesión de aumentos de las prestaciones de
actividades autónomas, así como la protec- larga duración de invalidez, vejez, accidente o
ción social de la maternidad. Primero, con enfermedad por la esposa a cargo, así como
apoyo en el art. 119 del Tratado de Roma, que las consecuencias resultantes del ejercicio de
pasaría a ser luego el art. 141 del Texto Con- un derecho previo a la directiva de no adqui-
solidado del Tratado, y ahora con base en los rir derechos ni contraer obligaciones en el
arts III-209, III-210.1.c) y III.231.d) TCE, marco de un régimen legal. Este principio es
aquellas normas vienen a proyectar sobre la aplicable también a los regímenes de activi-
protección social de los trabajadores europeos dades autónomas y actividades profesionales
el reiterado principio de igualdad por razón que tienen por objeto ofrecer a los trabajado-
de sexo. Así, con el aludido carácter de trans- res asalariados o independientes prestacio-
versalidad que caracteriza dicho principio, nes destinadas a completar las ofrecidas por
implícitamente conectado, pues, con los pre- los regímenes legales de Seguridad Social o a
ceptos relativos a la materia de seguridad sustituirlas, sea facultativa u obligatoria la
social, tales instrumentos normativos consa- afiliación a dichos regímenes, ofreciéndose
gran el mandato de igualdad de trato entre una lista de conductas discriminatorias en la
mujeres y hombres y la ausencia de toda dis- materia, entre las que destaca, a diferencia
criminación, directa o indirecta26, basada en de la Directiva 79/7, el establecimiento de
el género, estado matrimonial o familiar, edades distintas de jubilación entre hombres
especialmente en lo que afecta al ámbito de y mujeres. Normativa toda la expuesta que se
aplicación de los regímenes protectores, a la haya plenamente incorporada a nuestro orde-
obligación contributiva y su contenido y, en namiento de la Seguridad Social, no exigien-
fin, al cálculo de las prestaciones y las condi- do del Estado español medidas distintas a las
ciones de duración y mantenimiento del dere- ahora vigentes.
cho a la protección, sin perjuicio de las espe-
cialidades relativas a la protección de la Finalmente, en lo relativo a la conciliación
mujer en razón de su maternidad. Tal man- de las responsabilidades familiares y profe-
dato se reconoce frente a los riesgos de enfer- sionales que, como se dijo, constituye un
medad, invalidez, vejez, accidente laboral, ámbito de especial incidencia del principio de
enfermedad profesional y desempleo, permi- igualdad por repercutir negativamente en el
empleo de la mujer como consecuencia de su
mayoritaria asunción por ésta de las cargas
26
El TJCE ha declarado prohibidas las discriminacio-
del cuidado de los hijos y de la familia, se
nes indirectas, que, utilizando un criterio de diferencia-
ción neutro, provocan un resultado discriminatorio en la
aprobó la Dir. 96/34/CEE, del Consejo, de 3 de
protección social [casos 102/88 (Asunto Ruzius) y junio, relativa al Acuerdo Marco sobre el per-
343/92 (Asunto Roks)], aunque el Estado miembro pue- miso parental celebrado por la UNICE, el
de superar el test de justificación de la medida social si CEEP y la CES, modificada por la Dir.
prueba que el medio escogido responde, de manera 97/75/CE, del Consejo, de 15 de diciembre,
razonable y proporcional, a un objetivo legítimo de polí-
que tiene por finalidad expresa promover la
tica social interna [casos 444/93 (Asunto Megner-Schef-
fel) y 317/93 (Asunto Nolte). También los casos 170/84 igualdad de oportunidades y de trato entre
(Asunto Bilka), C-171/88 (Asunto Rinner-Khün) y 33/89 hombres y mujeres, y que se completa con la
(Asunto Kowalska). Res. del Consejo y de los ministros de trabajo

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ESTUDIOS

y asuntos sociales, reunidos en el seno del tomado expresa conciencia, como se aprecia
Consejo, de 29 de junio de 2000, relativa a la en la actual redacción del art. 4.2.e) ET y los
participación equilibrada de hombres y muje- preceptos que lo desarrollan.
res en la actividad profesional y en la vida
familiar, que proclama la necesidad de com- Además, a nivel de políticas públicas, des-
taca igualmente la iniciativa comunitaria
pensar la desventaja de las mujeres por lo
EQUAL, nacida de la Comunicación de la
que se refiere a las condiciones de acceso y
Comisión a los Estados miembros de 14 de
participación en el mercado de trabajo y la
abril de 2000, donde se promueve la coopera-
desventaja de los hombres en las condiciones
ción transnacional sobre los métodos de lucha
de participación en la vida familiar. Sobre
contra las discriminaciones y desigualdades
estas mismas premisas actúa la Rec.
de toda clase en relación con el mercado de
92/241/CEE, del Consejo, de 31 de marzo.
trabajo, entre cuyo contenido destaca de modo
Normativa que ahora encuentra su respaldo
particular la discriminación por razón de sexo,
en los antes citados preceptos del Tratado
que constituye uno de los pilares de su actua-
constitucional, aun sin exigir, tampoco aquí,
ción, y con la que se utilizan fondos estructu-
de nuestro ordenamiento interno medidas
rales conforme al Reglamento 1260/1999, con
adicionales a las ya aplicables conforme a la
una financiación de 2.847 millones de euros
normativa laboral vigente.
entre los años 2000-2006. En este contexto, se
Desde luego, no se agotan en las recién pretende hacer compatible la vida familiar y
mencionadas las acciones emprendidas en el profesional, promover el empleo de los hom-
seno de la Unión Europea dirigidas a implan- bres y las mujeres que han abandonado el
mundo laboral, así como reducir las diferen-
tar la igualdad de trato y de oportunidades en
cias de trato por razón de sexo promoviendo la
el empleo y las condiciones de trabajo entre
eliminación de la segregación profesional.
hombres y mujeres, tanto en lo relativo a la
España participa en la acción europea a tra-
protección de la maternidad y la salud de la
vés de un Programa de Iniciativa Comunita-
mujer trabajadora, que exige un tratamiento
ria (PIC) aprobada por Decisión C/2001/36, de
desigual por depender de una situación
22 de marzo. Sin olvidar, igualmente, los
estrictamente biológica que afecta en exclusi-
diversos programas de acción comunitaria
va a la mujer sobre la que se han aprobado
para la igualdad de oportunidades, del que
directivas de las que ya se ha dado cuenta27,
ahora está vigente su quinta edición 2001-
como en otros ámbitos que, indirectamente,
2005, así como la estrategia marco comunita-
tienen en las mujeres sus destinatarios prin-
ria sobre la igualdad entre hombres y mujeres
cipales. Así, puede citarse la Comunicación
(2001-2005), dirigidas a la promoción y difu-
de la Comisión de 24 de julio de 1996, relativa
sión de los valores y prácticas en que se basa la
a la consulta de los interlocutores sociales igualdad entre ambos sexos, mejorando la
sobre la prevención del acoso sexual en el tra- comprensión de las diversas formas de discri-
bajo, seguida de la de 19 de marzo de 1997, minación y de tutela antidiscriminatoria,
que lanzaba la segunda fase de consultas, así potenciando el intercambio de información y
como el Código práctico de conducta de la buenas prácticas a nivel supranacional y el
Comisión para combatir el acoso sexual de 4 establecimiento de redes comunitarias.
de febrero de 1992, textos todos ellos en los
que se contempla a las mujeres como un En definitiva, tanto a nivel europeo –y rei-
colectivo especialmente sensible. Situación terando las poco apreciables diferencias que
de la que nuestro derecho interno también ha el TCE supone sobre la configuración del
principio de igualdad por razón de sexo en la
Unión Europea que ya se encuentra suficien-
27
Vid. supra nota 16. temente reconocido y regulado– cuanto en lo

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YOLANDA VALDEOLIVAS GARCÍA

relativo a nuestro derecho interno, cabe espe- valores del Tratado constitucional. Y es que,
rar que las previsiones al respecto y su decla- aunque se ha constatado por la Comisión que
ración a ese máximo nivel permitan profundi- todos los países candidatos a la integración
zar en la lucha contra las desigualdades de superan el test constitucional de reconoci-
género y en la consecución de una igualdad miento del principio, sus legislaciones labora-
material entre mujeres y hombres en el mer- les, en no pocos casos, no están adaptadas a
cado de trabajo. Sólo resulta criticable, por las exigencias de promoción y de actuación en
las razones ya expresadas, la exclusión entre favor de la igualdad material. Si la igualdad
las actuaciones normativas comunitarias de real entre sexos sigue siendo una asignatura
toda armonización de las disposiciones lega- pendiente aun en los sistemas que, a imagen
les y reglamentarias de los Estados miem- de la normativa europea, trascienden el reco-
bros emprendidas para la consecución del nocimiento jurídico, al más alto nivel, del
citado principio (art. III-124.2 TCE). Ello sig-
principio en cuestión, incorporando en sus
nifica que la Unión Europea sólo puede adop-
ordenamientos los más eficaces medios de
tar medidas de fomento y apoyo de las accio-
lucha contra la discriminación y de acción
nes emprendidas por los Estados miembros,
positiva en favor de la igualdad de oportuni-
mediante leyes o leyes marco adoptadas, a
dades entre mujeres y hombres, no parece
propuesta de la Comisión, conjuntamente por
que deba perderse oportunidad alguna de
el Parlamento Europeo y el Consejo, según el
incidir desde la Unión en las políticas legisla-
procedimiento previsto en el art. III-396
TCE, conforme señala el art. I-34 del mismo tivas y acciones públicas de los Estados
texto, sin poderse adoptar dicha norma si no miembros. El gran cambio que debe producir-
existe acuerdo entre ambas instituciones. Ha se en esta situación de desigualdad real entre
de insistirse nuevamente en que, a la vista ambos sexos en relación con todos los ámbitos
del desafío que representa el proceso de y, en particular, con el empleo y las condicio-
ampliación de la Unión Europea para la apli- nes de trabajo seguramente pasa por la
cación en este ámbito de la política social y voluntad de los Estados de atribuir a la
del principio de igualdad de trato y de oportu- Unión una mayor fuerza política y una mayor
nidades entre mujeres y hombres, puede capacidad de asumir competencias que, hasta
estarse abandonando por esta vía un espacio ahora, ceden en favor de los poderes estatales
de intervención de especial vulnerabilidad y y a cuya armonización las instancias europe-
de enfrentamiento con uno los más esenciales as renuncian de antemano.

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