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y Constitución Europea
L
a igualdad es un elemento constituti- que no respondan a razones objetivas, justifi-
vo del valor de justicia, que se en- cadas y proporcionales, sino también por la
cuentra en la base del principio de li- obligación que impone a las instancias públi-
bertad y dignidad humana1. Es, pues, cas de remover cuantos obstáculos se opongan
al desarrollo de una igualdad plena y real de
expresión de un derecho subjetivo inaliena-
los individuos y de los grupos en que se inte-
ble que limita y delinea la actuación de los
gran (arts. 14 y 9.2 CE, respectivamente).
poderes públicos, siendo principio inspirador
Ello predica la consecución de una igualdad
y fundamento de cualquier orden constitu-
material, que excede de la de carácter formal,
cional conformador de una arquitectura de-
mediante la adopción de medidas suscepti-
mocrática y de derecho. Así lo reconocen las
bles de eliminar las barreras que se oponen a
Constituciones de nuestro entorno y, desde aquella primera, exigiendo el reequilibrio de
luego, la española de 19782, que ya en su art. 1 situaciones objetivamente desiguales; objeti-
vo que se procura tanto por la obligación de
tratar igual a los iguales, cuanto por la nece-
* Profesora Titular de Derecho del Trabajo y Seguri-
dad Social. Universidad Autónoma de Madrid. sidad de diferenciar a quienes son desiguales
1
Como se ha afirmado, aquí está afectada la esencia por su propia naturaleza, en la medida en
misma de los derechos del hombre, por lo que la discri- que, frecuentemente, resulta imprescindible
minación constituye un ataque contra la propia digni- diferenciar para no discriminar, para hacer
dad de la persona [M. RODRÍGUEZ-PIÑERO y Mª.F. FERNÁN- efectivo el principio de igualdad como ideal
DEZ LÓPEZ, Igualdad y discriminación. Madrid (Tecnos),
de justicia social3.
1986, p. 82].
2
Conviene recordar, con carácter previo, que el
principio de igualdad tiene el rango de derecho funda-
mental universal reconocido expresamente por cuantos Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de 19 dic.
instrumentos internacionales se refieren a los derechos 66; y los arts. 2 y 3 del Pacto Internacional de Derechos
humanos. En este sentido, cfr., por ejemplo, los arts. 2 y Económicos, Sociales y Culturales, de igual fecha que el
7 de la Declaración Universal de los Derechos Huma- anterior.
nos, de 10 dic. 48; el art. 14 del Convenio Europeo de
3
Este planteamiento se ha expuesto de manera diá-
Protección de los Derechos Humanos y de las Liberta- fana por nuestro Tribunal Constitucional a partir de la
des Fundamentales, de 4 nov. 50; el art. 26 del Pacto STC 128/1987, unánimemente considerada como la
A partir de las anteriores premisas, que de ciertas diferencias entre uno y otro que
apuntan claramente al ámbito que aquí inte- han de ser consideradas en aras de la igual-
resa, esto es, la discriminación por razón de dad material, ahonda en otras muchas que
sexo o, dicho de otra forma, el elemento dife- carecen de una justificación tolerable en tér-
renciador que dificulta alcanzar la igualdad minos jurídicos. De ahí que resulte más que
sustancial que se reclama entre hombres y discutible la aplicación de un tratamiento
mujeres4, conviene reiterar que dicha causa igualitario ignorante de una realidad tozuda
de discriminación es una de las más extendi- y crónica que diferencia entre ambos sexos y
das y universales, produciendo una situación que actúa a modo de barrera infranqueable
de genuina marginación de la mujer en todos para alcanzar un verdadero equilibrio en la
los ámbitos de la vida que impiden su acceso posición de hombres y mujeres a todos los
a las diversas esferas de actuación pública y niveles y en todos los ámbitos.
privada. Ello permite identificar una visible
separación por motivos sexuales entre ambos Siendo el discurso de la interdicción de la
grupos sociales que, al margen la relevancia discriminación por razón de sexo válido e
imprescindible en cualquier aspecto de la
vida social donde se analice la real participa-
precursora de los tratamientos favorables hacia determi-
ción de la mujer respecto de la que represen-
nados colectivos y, más específicamente, las mujeres,
como modo de poner fin a desigualdades históricas; con ta el hombre, resulta especialmente significa-
tal doctrina se reorienta la anterior jurisprudencia cons- tivo en el mercado de trabajo y en el terreno
titucional, más apegada a una perspectiva neutra del de las relaciones laborales, donde cobra
principio de igualdad. De ahí que RODRÍGUEZ-PIÑERO dimensiones y perfiles propios que traspasan
afirmara que suponía un «giro copernicano» en la inter-
fronteras y sistemas jurídicos, convirtiéndose
pretación del principio de igualdad por razón de sexo
(«Igualdad entre los sexos y discriminación de la mujer»,
en un fenómeno de trascendencia universal,
RL, 1992, núm. 2, pp. 1 y ss.). A partir de la susodicha producto de una vieja atribución de roles
sentencia, y sin perjuicio de que sigan pronunciándose sociales, de estereotipos masculinos y femeni-
otras que se mantienen en una visión más apegada a la nos y de la consecuente y global posición de
igualdad formal (tal es el caso de las SSTC 253/1988, 144 partida desventajosa y desconsiderada de la
y 176/1989, 142 y 158/1990 y 58/1991), no es menos
mujer que arranca de circunstancias históri-
cierto que se abre paso una doctrina que, partiendo de la
constatación de una realidad social que tozudamente co-culturales largamente asentadas en la
deja traslucir una clara desventaja de la mujer, y en tanto sociedad frente a las que es necesario reforzar
que esa realidad perdure, reconoce el trato diferencial la acción legislativa, judicial y aun de los
como instrumento antisdiscriminatorio; pueden consul- actores sociales. Porque la lucha por la igual-
tarse, en este sentido, las SSTC 19/1989, 216/1991,
dad sustancial de la mujer en las sociedades
28/1992, 229/1992, 3 y 109/1993 y 16/1995. Posición
que ha calado en la jurisprudencia del Tribunal Supre- avanzadas pasa inexcusablemente por el ree-
mo, como ponen de manifiesto las SSTS 20 mar. 97, Ar. quilibrio de su posición en el mundo laboral.
2592 y 15 abr. 97, Ar. 3200. Así lo entendió ya nuestra CE, cuyo art. 35.1
4
Quede constancia de que las expresiones «sexo» y reitera, en el específico marco de las relacio-
«género» se utilizan indistintamente para apuntar a una
nes laborales, la prohibición de discrimina-
misma causa discriminatoria, aunque esta segunda se
prefiera ahora a la primera que es la que aparece tex-
ción por razón de sexo que ya es predicable,
tualmente recogida en la CE. En todo caso, aun emplea- con carácter general, de su art. 14; con ello, se
das generalmente como sinónimos, parece claro que el evidenciaba la singular proclividad que
primer concepto guarda correspondencia con un factor manifiestan las relaciones de trabajo a la per-
puramente biológico, mientras que el segundo remite a petuación de diferencias injustificadas entre
una noción más dinámica que incorpora elementos
mujeres y hombres. Tal planteamiento se
sociales, económicos, políticos y culturales que identifi-
can roles, actitudes y valores reconocibles en uno u otro confirma, como se verá de inmediato, en el
sexo capaces de mostrar los comportamientos y motiva- Tratado por el que se establece una Constitu-
ciones esperables en hombres y mujeres. ción Europea (en adelante, TCE), que trasla-
lidad de la medida de que se trate8, aun cuan- latinamente creciente, siendo su último hito
do la cuestión sigue radicando en su mayor o la redacción del TCE, que viene a reflejar una
menor eficacia, toda vez que son incapaces de visión de la acción europea que, ya desde sus
garantizar, de modo absoluto, una igualdad inicios, ha contado con múltiples expresiones
de resultados, entendidas ambas facetas de progresivamente reforzadas en su alcance
la igualdad en una relación de medios y fines9 pero que, en lo que a aquel texto afecta, se
y, desde luego, en su contenido. manifiesta en una declaración de principios y
valores que no tiene parangón en el anterior
En el marco de los anteriores debates doc- derecho comunitario. Principio que ha conta-
trinales, en nuestro sistema son reconocibles do entre sus más claros reflejos no sólo con
plurales manifestaciones de medidas de acciones normativas, sino también económi-
acción positiva en favor de la mujer en mate- cas, toda vez que el Fondo Social Europeo y los
ria laboral, que incluyen desde incentivos a la Fondos Estructurales Europeos han incluido
contratación de mujeres infrarrepresentadas la dimensión de la igualdad por razón de sexo
en determinadas profesiones, hasta la prohi- entre sus actuaciones y objeto de financiación,
bición de despedir a la mujer embarazada o sin olvidar tampoco los sucesivos planes plu-
durante el disfrute de períodos de suspensión rianuales para la igualdad de oportunidades,
o de permisos relacionados con el cuidado de de los que en este año 2005 finaliza la vigencia
hijos o la asunción de responsabilidades fami- del que hace su quinto programa.
liares, pasando por medidas de conciliación
A continuación se procede a analizar el
de la vida familiar y laboral y, fuera del ámbi-
reflejo más puntual de estas políticas, a par-
to estrictamente normativo, la implementa-
tir de su último hito normativo, el Tratado
ción de planes de igualdad de oportunidades
constitucional, para conectar después con las
que, desde diversas instancias europeas,
actuaciones comunitarias en esta materia,
nacionales y regionales, dejan sentir sus efec-
tanto a nivel legislativo, como en lo relativo a
tos en heterogéneos planos con mayor o
los programas de acción, analizadas por blo-
menor incidencia en el mundo del trabajo.
ques temáticos.
Acciones positivas que, como a continuación
se verá, encuentran serio respaldo en la nor-
mativa europea, tras alguna vicisitud y posi- LAS PREVISIONES
ción controvertida, luego matizada y clarifi- EUROCONSTITUCIONALES
cada, del Tribunal de Justicia europeo a la SOBRE EL PRINCIPIO DE IGUALDAD
que se hará posterior referencia. ENTRE MUJERES Y HOMBRES
En lo que aquí interesa en relación con el
ordenamiento europeo, parece claro que la El principio de igualdad entre mujeres y
integración de la igualdad de oportunidades hombres aparece expresamente consagrado
entre mujeres y hombres en las políticas en el TCE como uno de los valores de la Unión
comunitarias se ha hecho sentir de forma pau- (art. I-2), tratándose, además, de un objetivo
explícito de actuación y promoción en su seno
(art. I-3.3.2º). De esta forma, la Constitución
8
Como reiteran las SSTC 19/1989, 28/1992, 3 y europea se alinea con las concepciones clási-
109/1993 y 16/1995. Sobre los caracteres conceptuales cas sobre esta materia, atribuyendo al citado
de las medidas positivas y su juicio de adecuación como principio, y a su concreta expresión por razón
medida de trato preferencial que no incurre en discrimi-
de género, la categoría de ideal de justicia y
nación, ahora en perjuicio del sujeto más fuerte, vid. D.
GIMÉNEZ GLUCK, op. ult. cit. dignidad sobre el que deben pivotar cuales-
9
Como señala Mª.A. BARRERE UNZUETA, Discrimina- quiera actuaciones emprendidas en la Unión,
ción, derecho antidiscriminatorio y acción positiva a aun cuando su explícita alusión en el TCE le
favor de las mujeres. Madrid (Civitas), 1997, p. 47. atribuye una relevancia de la que hasta aho-
dad entre mujeres y hombres y a la no discri- Principio de igualdad por razón de sexo
minación por razón de sexo; si acaso, aquellas que, declarado como valor y objetivo, como
invocaciones tienen el significado de meras pilar, pues, de convivencia y de identidad
aspiraciones éticas o pretensiones ideales europea, no se limita a establecer un trata-
que ni identifican al sujeto obligado a permi- miento igualitario entre hombres y mujeres
tir su satisfacción, ni definen su alcance y o, si se quiere, una igualdad de derechos, sino
garantías de protección. En este sentido, la que representa un reto superior que compro-
igualdad a que se hace referencia deja de ser mete el fomento y promoción de políticas y
mera regla moral y valor ideal para conver- acciones que aseguren una igualdad real por
tirse en verdadero derecho subjetivo positivo razón de género, obligando a un efectivo equi-
en las otras Partes del Tratado constitucio- librio entre ambos sexos que conlleva la
nal. Así, han de citarse, en lo que a los dere- introducción de la noción de igualdad de opor-
chos fundamentales hace referencia, los arts. tunidades, a la que ya se ha hecho referencia.
Por ello, cabe reproducir para el marco euro-
II-81, que prohíbe toda discriminación y, en
peo los argumentos sobre la admisibilidad de
particular, la ejercida por razón de sexo, y,
la adopción de medidas que supongan venta-
sobre todo, II-83, rotulado precisamente
jas concretas para el sexo menos representa-
«igualdad entre hombre y mujeres», en el que
do, como dispone de manera expresa el citado
se prevé con carácter singularizado la garan-
art. II-83, y que afectan, como puede adivi-
tía de la igualdad entre ambos sexos en todos
narse, al sexo femenino. Lo anterior se tradu-
los ámbitos, incluido el relativo al empleo,
ce en la consideración de que ambos géneros
trabajo y retribución, que también serán
disponen de particularidades sociales y eco-
objeto de posterior previsión en la Parte III nómicas que no se conforman con un trato
del TCE. En efecto, tras señalar aquellos dos igualitario desde la perspectiva del derecho,
primeros preceptos que la Unión Europea se sino que exigen políticas activas para la con-
fundamenta, entre otros valores, en el de res- secución de la igualdad real entre los sexos,
peto a la igualdad, genéricamente reconocida consciente también el legislador europeo de
y, por tanto, en sus muy diversas facetas, se que hay que traspasar la igualdad formal
sigue disponiendo que aquel es un valor para alcanzar la de carácter material
común a los Estados miembros en una socie- mediante políticas transversales que inte-
dad caracterizada por la no discriminación gren la igualdad por razón de sexo en todos
de nuevo en su sentido más amplio, omni- los ámbitos. Como advierten los abundantes
comprensiva de la de naturaleza sexual que documentos europeos relativos a esta cues-
aquí más interesa, para añadir poco des- tión, el principio de igualdad entre hombres y
pués, como objetivo de la Unión, y ahora espe- mujeres debe tomarse en consideración de
cíficamente, el fomento de la igualdad entre manera sistemática en el conjunto de políti-
hombres y mujeres. Desde esta considera- cas y acciones comunitarias, a partir de su
ción, no parece exagerado concluir, una vez forma activa y visible, utilizándose a estos
más, que el principio de igualdad por razón de fines el concepto de «transversalidad» como
sexo adquiere una posición singular, inde- estrategia marco, interpretado en el sentido
pendizándose en buena medida del genérico de atender de forma sistemática a las dife-
principio de igualdad y no discriminación, rencias entre las condiciones, situaciones y
para cobrar aquella primera carta de natura- necesidades de mujeres y hombres en el con-
leza propia, elevándose a categoría autónoma junto de las políticas y acciones europeas10.
con la que enlazan, después, otras declaracio-
nes a lo largo del articulado del TCE a las que 10
Así se expresan, de forma más o menos amplia,
se hará más puntual referencia en lo que pero siempre desde esa premisa de actuación transver-
sigue. sal, las Comunicaciones de la Comisión de 21 feb. 96,
En el contexto descrito, no será, pues, acha- Sin perjuicio de lo anterior, las declaracio-
cable a la Constitución Europea la falta de nes mencionadas no dejan de constituir un
estímulos para la consecución de este objetivo, serio recorte apriorístico a la actuación euro-
toda vez que, ya se dijo, no se conforma con su pea en un terreno que, como el de la igualdad
mera inclusión dentro del conjunto de valores por razón de género, muestra, siguiendo los
que la inspiran y que consagra, sino que avan- criterios definidores europeos, una clara reti-
za en la garantía de actuaciones de discrimi- cencia a enmarcarse en una dimensión nacio-
nación positiva que permitan hacer efectiva la nal, regional o local, traspasando fronteras
igualdad plena entre los dos sexos, debiendo estatales y afectando, en un mercado único, a
buscarse la mayor responsabilidad en el dere- todo el espacio europeo. Se trata de una cues-
cho derivado y, desde luego, en los derechos tión social derivada de las inercias de género
internos de los países miembros. Máxime si se que debiera formar parte, también a nivel de
advierte que el propio TCE, ahora en su arts.
III-116 y III-118, compromete a las políticas y
al funcionamiento de la Unión para tratar de dor de las competencias europeas y estatales cuando de
ámbitos compartidos o no exclusivos de la Unión se tra-
eliminar las desigualdades entre mujer y
ta. Conforme al mismo, la Unión intervendrá sólo en la
hombre y promover su igualdad, de suerte que medida en que los objetivos de la acción pretendida, ya
luego su art. III-124 anuncia una ley o una ley por razón de su dimensión, ya por razón de sus efectos,
marco europea del Consejo, adoptada por no puedan ser alcanzados de forma suficiente o más
unanimidad, previa aprobación del Parla- satisfactoria por los Estados miembros ni a nivel central
ni a nivel regional y local, sino que puedan lograrse
mento Europeo, para establecer las medidas
mejor a escala de la Unión. Así, a través de este princi-
necesarias para luchar contra toda discrimi- pio se va a reemplazar la armonización hacia arriba por
nación, entre otras causas, por razón de sexo, la armonización a la baja, esto es, protegiendo o garan-
estableciendo los principios básicos de las tizando sólo los derechos mínimos o esenciales de los
medidas de fomento de la Unión y definiendo trabajadores. En este sentido, la subsidiariedad se des-
dichas medidas para apoyar las acciones pliega en dos fases diversas. De una parte, la interven-
ción europea es subsidiaria en los ámbitos que no son de
emprendidas por los Estados. Ello no obstan-
su exclusiva competencia, prevaleciendo, si la compe-
te, ha de señalarse que también se refiere tencia es concurrente entre legislación estatal y europea,
expresamente en este último precepto, ahora la primera en relación con la segunda; se trata de una
en sentido restrictivo, y como ya adelanta el manifestación de la tensión entre soberanía nacional y
art. I-12.5 en relación con el art. I-14.2.b) europea, que se vence en favor de la primera. De otra,
la subsidiariedad supone que sólo en defecto de dere-
TCE, que se excluye toda armonización de las
cho interno procederá la aplicación del derecho euro-
disposiciones legales y reglamentarias de los peo, lo que implica que la acción prioritaria compete a
Estados miembros en la consecución de dicho los Estados, y sólo quedará sustituida por la acción comu-
objetivo, lo que supone renunciar a un ámbito nitaria cuando aquellos no actúen (Y. VALDEOLIVAS GARCÍA,
de garantía de mínimos especialmente exigi- «Las directivas como instrumento de política social y su
relación con el ordenamiento laboral español», RMTAS,
ble. En este sentido, sólo los principios que
1999, núm. 17, pp. 59 y ss.). No obstante, el problema
reglan el funcionamiento de la Unión Europea mayor resulta de la difícil identificación de las materias
y el respeto a las legislaciones internas en concurrentes o de no competencia exclusiva de la Unión
todo lo que no se atribuye como competencia que sirve de premisa a la operatividad del principio de
exclusiva de las instancias comunitarias subsidiariedad, dado que éstas no venían claramente
explica el no haber sido más incisivo en la definidas en los Tratados constitutivos, sin perjuicio del
nuevo art. I-14.2 TCE, más clarificador que la regulación
materialización del que se enuncia como un
vigente al respecto. Sobre el principio a que se alude,
elemental valor europeo11. más ampliamente, Mª.E. CASAS, «Doble principio de
subsidiariedad y competencias comunitarias en el ámbi-
to social», RL, 1993, núm. 8, pp. 1 y ss.; A. OJEDA, «Sub-
11
Se alude al principio de subsidiariedad, consagra- sidiariedad y competencias concurrentes en el Derecho
do en el art. I-11 TCE, como principal criterio delimita- Social Comunitario», RL, 1994, núm. 10, pp. 81 y ss.
realidad social reconocible, cuenta con previ- abarcan todos los ámbitos19. A modo de ejem-
siones que pasan holgadamente el más plo, y por lo que afecta a la CE, su art. 14 ya
estricto juicio crítico, tanto en lo relativo al proclama con el valor de derecho fundamen-
derecho sustantivo declaración de la igual- tal y libertad pública, pórtico de todos los que
dad por razón de sexo, prohibición de discri- le suceden el principio de igualdad, concre-
minación por esta causa en sus diversas pro- tamente por razón de sexo, confirmado en el
yecciones o previsión de acciones positivas y plano de las relaciones de trabajo, también a
trato preferencial para las mujeres como en nivel constitucional, por el art. 35.1; si a ellos
lo que afecta al derecho procesal inversión se suma el genérico y ya aludido art. 9.2 CE,
de la carga de la prueba, sanción de los se comprenderá que, también al máximo ran-
incumplimientos o efectos de la resolución go jurídico interno, queda garantizada la
judicial que declara la existencia de discrimi- posibilidad de emprender acciones positivas
nación, entre otros. en favor de las mujeres destinadas a prevenir
o compensar las desventajas que padecen en
relación con el empleo. Ya se ha dicho con
LA AFECTACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN anterioridad que esta declaración constitu-
EUROPEA AL ORDENAMIENTO cional, que en nada se aleja ni reduce las pre-
ESPAÑOL EN MATERIA DE IGUALDAD visiones del TCE, viene acompañada de una
POR RAZÓN DE SEXO legislación de desarrollo que incorpora las
más avanzadas técnicas antisdiscriminato-
A la vista de cuanto antecede, y en aten- rias, ya se trate de reaccionar frente a discri-
ción a la incidencia que los preceptos del TCE minaciones de carácter directo o indirecto, e
relativos al principio de igualdad por razón incluidas, en la interdicción de la desigualdad
de sexo pudieran desplegar sobre nuestras no justificada, las medidas de discriminación
previsiones constitucionales, incluso sobre el inversa y de acción positiva, dándose con ello
eventual desarrollo legal al respecto, cabe fiel cumplimiento, además, a las Directivas
anticipar que, en el estricto plano normativo europeas ya citadas que contemplaban expre-
y, desde luego, igualmente en el de principios samente tales conceptos20. Partiendo de estas
y valores, ninguna especial consecuencia se consideraciones, parece fácilmente presumi-
deriva para el legislador interno de la apro- ble que no ha de derivarse ninguna particular
bación y futura vigencia de aquel texto, más incidencia en nuestro ordenamiento interno
allá de la que representa en nuestro ámbito el como consecuencia de la aprobación del Tra-
indiscutible refuerzo declarativo del principio tado constitucional en lo que afecta al princi-
en cuestión. Por lo demás, parece poco discu- pio de igualdad por razón de sexo en el ámbi-
tible que nuestro sistema ya contiene las to jurídico-laboral, en la medida en que, en
necesarias previsiones e instrumentos de este último, nuestro ordenamiento resulta
garantía y tutela de la igualdad de género y perfectamente homologable a los más avan-
de interdicción de los comportamientos dis-
criminatorios por razón de sexo, al tiempo 19
Por aludir a normas recientes, puede consultarse
que, como se dijo, también nos son propias, la Ley 30/2003, de 13 oct., sobre medidas para incorpo-
aunque pudieran estimarse insuficientes, las rar la valoración del impacto de género en las disposi-
acciones positivas dirigidas a modificar una ciones normativas que elabore el Gobierno.
realidad social desigual que impide una ver-
20
De cita obligada resultan los arts. 4.2.c), 16.2, 17,
22.4, 24.2 y 28 ET, 8.12 LISOS y 96 LPL. Sobre la ade-
dadera igualdad de oportunidades entre
cuación de nuestro ordenamiento interno a las Directi-
hombres y mujeres en relación con el empleo; vas aprobadas en esta materia, vid. Y. VALDEOLIVAS GAR-
del mismo modo que, también en nuestro CÍA, «Las directivas como instrumento de política social y
caso, las políticas de igualdad por razón de su relación con el ordenamiento laboral español», cit.,
género se abordan con carácter transversal y pp. 75 y ss.
dida y, con frecuencia, injustamente conside- sideración de que es el sexo el factor constitu-
rada como un privilegio intolerable; situación tivo y origen de la situación de desigualdad
a la que no ha sido ajena la negativa influen- entre ambos grupos, situándose, entonces, a
cia que en su día determinó la ya citada sen- las mujeres en la posición que les hubiera
tencia del TJCE sobre el asunto Kalanke, en correspondido naturalmente de no existir dis-
el que el candidato masculino recurrente fue criminación.
desplazado en la promoción a un puesto en un
Ayuntamiento alemán en favor de la candida- En suma, ya estaban y se mantienen los
ta que, en igualdad de méritos, accedió al cimientos de la legislación europea para
mismo por la vía de la menor representación emprender actuaciones estatales garantiza-
femenina en el sector en que se encuadraba la doras y promotoras de la igualdad material
plaza, negando el tribunal semejante solu- por razón de género en sus múltiples proyec-
ción, que estimó de preferencia absoluta y ciones. No es esperable, pues, salvo por el alu-
automática de las mujeres, considerando que dido valor simbólico que ahora tiene su reco-
tal medida excedía del fomento de la igualdad nocimiento en el Tratado constitucional, que
sustituyéndola por un resultado que sólo se vayan a dar pasos sustancialmente diver-
debía lograrse a través de la aplicación del sos de los que hasta aquí se han sucedido, ni,
trato paritario22. Aunque a esa sentencia han desde luego, la vinculación a dicho texto por
seguido otras del mismo Tribunal que han los Estados miembros ha de determinar obli-
gaciones jurídicas añadidas en este ámbito
proporcionado mayor claridad sobre la cues-
para nuestro ordenamiento, perfectamente
tión que se debate (los también citados asun-
ajustado al acervo comunitario y, en ocasio-
tos Marshall, Abrahamsson y Badeck), y que
nes, superador de sus contenidos antidiscri-
confirman la legalidad de las medidas estata-
minatorios. Para confirmarlo, baste a conti-
les de acción positiva siempre que no se con-
nuación un breve recorrido por las medidas
viertan en preferencias automáticas o discri-
legislativas aprobadas a nivel europeo y su
minaciones injustificadas de la mujer y se
correspondiente concreción en nuestro dere-
valoren objetivamente las candidaturas
cho interno.
teniendo en cuenta las situaciones personales
de la totalidad de candidatos, ya había prendi-
do a nivel general un cierto recelo y se habían
LAS ACTUACIONES NORMATIVAS
manifestado cautelas hacia este tipo de previ-
EUROPEAS EN MATERIA DE IGUALDAD
siones. Resultado que debe superarse por la
ENTRE MUJERES Y HOMBRES
vía de interpretar, en línea con lo que pro-
mueve ahora la Unión en el propio Tratado
Como quedó dicho, son abundantes las
constitucional, un nuevo paradigma de la
intervenciones que en el seno de la actuación
igualdad por razón de sexo, que admite, y aun
legislativa de los órganos europeos se han
recomienda, tratamientos desiguales entre
emprendido para reconocer la igualdad por
hombres y mujeres como resultado de la con-
razón de sexo y sancionar las discriminacio-
nes que, en el ámbito del empleo y de las con-
22
No en vano, a raíz de esta resolución, y la incerti- diciones de trabajo, se evidencian entre muje-
dumbre creada sobre la legitimidad de las medidas posi- res y hombres. Con origen en los Tratados
tivas, la Comisión aprobó una Comunicación al Consejo constitutivos de derecho originario, ahora res-
y al Parlamento Europeo sobre la interpretación de paldado por el Tratado constitucional en los
dicha sentencia [COM (96) 88 final], en la que se consi-
diversos preceptos ya reseñados, existen
deraba adecuada la modificación de la Directiva de la
que traía causa el supuesto litigioso en el sentido de directivas que abarcan los distintos terrenos
autorizar claramente las acciones positivas que no con- en que se desenvuelve el principio de igualdad
sistan en cuotas rígidas. por razón de sexo en el empleo y las condicio-
medidas que garanticen la aplicación del toda discriminación sexual existente en las
principio de igualdad de oportunidades y de disposiciones legales, reglamentarias, con-
trato por razón de sexo en materia de empleo vencionales y contractuales, así como en la de
y ocupación, incluido el principio de igualdad garantizar la protección contra el despido de
de retribución por un mismo trabajo o un tra- un trabajador que invoque discriminación.
bajo de igual valor, insistiendo en reconocer Normativa ésta reforzada en el plano proce-
la posibilidad de que los Estados miembros sal, en idéntico sentido al enunciado con oca-
mantengan o adopten medidas que ofrezcan sión de la igualdad retributiva, mediante las
ventajas concretas destinadas a facilitar al Dirs. 97/80 y 98/52. Por lo demás, la modifica-
sexo menos representado el ejercicio de una ción introducida en 2002 incorpora un marco
actividad profesional o a prevenir o compen- general para la igualdad de trato en el
sar desventajas en sus carreras profesiona- empleo, definiendo por vez primera el acoso
les. Medidas positivas que, en lo relativo a la sexual25, constitutivo de una forma de discri-
retribución, no han sido objeto de articulación minación por motivo de género, e insistiendo
en nuestro derecho interno, ni sobre las que en el derecho de la mujer que disfruta de un
resulta fácil encontrar criterios fiables en el permiso de maternidad a reintegrarse a su
derecho europeo. puesto finalizado el mismo, beneficiándose de
cualquier mejora que hubiera podido corres-
Por su parte, en lo que afecta al acceso al ponderle durante su ausencia. No cabe duda
empleo y a las condiciones de trabajo, la Dir. de que estos contenidos están asumidos por la
76/207/CEE, del Consejo, de 9 de febrero, legislación laboral española, tanto a nivel
relativa a la aplicación del principio de igual- genérico [arts. 14 y 35.1 CE y 4.2.c) y 17 ET],
dad de trato entre hombres y mujeres en como más particular (arts. 22.4, 24, 53.4 y
cuanto al acceso al empleo, a la formación y a 55.5 ET, por ejemplificar).
la promoción profesional y a las condiciones
de trabajo, modificada por la Dir. 2002/73/CE En relación con la Seguridad Social, se han
aprobado las Dirs. 79/7/CEE, del Consejo, de
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23
24 de julio, relativa a la aplicación del princi-
de septiembre, viene a prohibir cualquier dis-
pio de igualdad de trato entre hombres y
criminación por razón de sexo, directa o indi-
mujeres en materia de Seguridad Social,
recta, en el acceso al empleo y en las condicio-
86/378/CE, del Consejo, de 24 de julio, relati-
nes de trabajo, salvo en supuestos excluidos
va a la aplicación del principio de igualdad de
por los Estados miembros para actividades
trato entre hombres y mujeres en los regíme-
profesionales en las cuales el sexo constituya
nes profesionales de Seguridad Social, modi-
una condición determinante debido a la natu-
ficada por la Dir. 96/97/CE, del Consejo, de 20
raleza de las mismas o a las condiciones de su
de diciembre y 86/613/CEE, del Consejo, de
ejercicio, tales como la protección de la mater-
11 de diciembre, relativa a la aplicación del
nidad y protección de la mujer para corregir
principio de igualdad de trato entre hombres
desigualdades de hecho. Acción positiva,
y mujeres que ejerzan una actividad autóno-
pues, admitida por la norma europea en el
mismo sentido que hoy contempla el art. III-
214 TCE, en el que esa directiva vendría a 25
Sin perjuicio de que ya contenían definiciones,
enmarcarse, que involucra las ofertas de aunque jurídicamente no vinculantes, la Rec.
empleo, los criterios de selección, la promo- 92/131/CEE, de la Comisión de 27 nov., sobre la protec-
ción profesional en todos los niveles jerárqui- ción de la dignidad de las mujeres y los hombres en el
trabajo (DO L 49, de 24 feb 92) y la Declaración del
cos, la formación, así como cualquier condi-
Consejo de 19 dic. 91, relativa a la aplicación de la ante-
ción laboral y toda modalidad de terminación rior Recomendación, incluido el código práctico enca-
del contrato de trabajo, comprometiendo a los minado a combatir el acoso sexual (DO C 27, de 4 feb.
Estados miembros en la tarea de suprimir 92).
ma, incluidas las actividades agrícolas, así tiendo a los Estados miembros, no obstante,
como sobre la protección de la maternidad. excluir su aplicación a la fijación de la edad
En todas ellas, la finalidad perseguida es la de jubilación, las ventajas concedidas a las
implantación del principio de igualdad de personas que han educado hijos, la concesión
trato entre hombres y mujeres en los regíme- de derechos a prestaciones de vejez o invali-
nes legales y profesionales de Seguridad dez como derechos derivados de la esposa, la
Social y, en particular, en lo relativo a las concesión de aumentos de las prestaciones de
actividades autónomas, así como la protec- larga duración de invalidez, vejez, accidente o
ción social de la maternidad. Primero, con enfermedad por la esposa a cargo, así como
apoyo en el art. 119 del Tratado de Roma, que las consecuencias resultantes del ejercicio de
pasaría a ser luego el art. 141 del Texto Con- un derecho previo a la directiva de no adqui-
solidado del Tratado, y ahora con base en los rir derechos ni contraer obligaciones en el
arts III-209, III-210.1.c) y III.231.d) TCE, marco de un régimen legal. Este principio es
aquellas normas vienen a proyectar sobre la aplicable también a los regímenes de activi-
protección social de los trabajadores europeos dades autónomas y actividades profesionales
el reiterado principio de igualdad por razón que tienen por objeto ofrecer a los trabajado-
de sexo. Así, con el aludido carácter de trans- res asalariados o independientes prestacio-
versalidad que caracteriza dicho principio, nes destinadas a completar las ofrecidas por
implícitamente conectado, pues, con los pre- los regímenes legales de Seguridad Social o a
ceptos relativos a la materia de seguridad sustituirlas, sea facultativa u obligatoria la
social, tales instrumentos normativos consa- afiliación a dichos regímenes, ofreciéndose
gran el mandato de igualdad de trato entre una lista de conductas discriminatorias en la
mujeres y hombres y la ausencia de toda dis- materia, entre las que destaca, a diferencia
criminación, directa o indirecta26, basada en de la Directiva 79/7, el establecimiento de
el género, estado matrimonial o familiar, edades distintas de jubilación entre hombres
especialmente en lo que afecta al ámbito de y mujeres. Normativa toda la expuesta que se
aplicación de los regímenes protectores, a la haya plenamente incorporada a nuestro orde-
obligación contributiva y su contenido y, en namiento de la Seguridad Social, no exigien-
fin, al cálculo de las prestaciones y las condi- do del Estado español medidas distintas a las
ciones de duración y mantenimiento del dere- ahora vigentes.
cho a la protección, sin perjuicio de las espe-
cialidades relativas a la protección de la Finalmente, en lo relativo a la conciliación
mujer en razón de su maternidad. Tal man- de las responsabilidades familiares y profe-
dato se reconoce frente a los riesgos de enfer- sionales que, como se dijo, constituye un
medad, invalidez, vejez, accidente laboral, ámbito de especial incidencia del principio de
enfermedad profesional y desempleo, permi- igualdad por repercutir negativamente en el
empleo de la mujer como consecuencia de su
mayoritaria asunción por ésta de las cargas
26
El TJCE ha declarado prohibidas las discriminacio-
del cuidado de los hijos y de la familia, se
nes indirectas, que, utilizando un criterio de diferencia-
ción neutro, provocan un resultado discriminatorio en la
aprobó la Dir. 96/34/CEE, del Consejo, de 3 de
protección social [casos 102/88 (Asunto Ruzius) y junio, relativa al Acuerdo Marco sobre el per-
343/92 (Asunto Roks)], aunque el Estado miembro pue- miso parental celebrado por la UNICE, el
de superar el test de justificación de la medida social si CEEP y la CES, modificada por la Dir.
prueba que el medio escogido responde, de manera 97/75/CE, del Consejo, de 15 de diciembre,
razonable y proporcional, a un objetivo legítimo de polí-
que tiene por finalidad expresa promover la
tica social interna [casos 444/93 (Asunto Megner-Schef-
fel) y 317/93 (Asunto Nolte). También los casos 170/84 igualdad de oportunidades y de trato entre
(Asunto Bilka), C-171/88 (Asunto Rinner-Khün) y 33/89 hombres y mujeres, y que se completa con la
(Asunto Kowalska). Res. del Consejo y de los ministros de trabajo
y asuntos sociales, reunidos en el seno del tomado expresa conciencia, como se aprecia
Consejo, de 29 de junio de 2000, relativa a la en la actual redacción del art. 4.2.e) ET y los
participación equilibrada de hombres y muje- preceptos que lo desarrollan.
res en la actividad profesional y en la vida
familiar, que proclama la necesidad de com- Además, a nivel de políticas públicas, des-
taca igualmente la iniciativa comunitaria
pensar la desventaja de las mujeres por lo
EQUAL, nacida de la Comunicación de la
que se refiere a las condiciones de acceso y
Comisión a los Estados miembros de 14 de
participación en el mercado de trabajo y la
abril de 2000, donde se promueve la coopera-
desventaja de los hombres en las condiciones
ción transnacional sobre los métodos de lucha
de participación en la vida familiar. Sobre
contra las discriminaciones y desigualdades
estas mismas premisas actúa la Rec.
de toda clase en relación con el mercado de
92/241/CEE, del Consejo, de 31 de marzo.
trabajo, entre cuyo contenido destaca de modo
Normativa que ahora encuentra su respaldo
particular la discriminación por razón de sexo,
en los antes citados preceptos del Tratado
que constituye uno de los pilares de su actua-
constitucional, aun sin exigir, tampoco aquí,
ción, y con la que se utilizan fondos estructu-
de nuestro ordenamiento interno medidas
rales conforme al Reglamento 1260/1999, con
adicionales a las ya aplicables conforme a la
una financiación de 2.847 millones de euros
normativa laboral vigente.
entre los años 2000-2006. En este contexto, se
Desde luego, no se agotan en las recién pretende hacer compatible la vida familiar y
mencionadas las acciones emprendidas en el profesional, promover el empleo de los hom-
seno de la Unión Europea dirigidas a implan- bres y las mujeres que han abandonado el
mundo laboral, así como reducir las diferen-
tar la igualdad de trato y de oportunidades en
cias de trato por razón de sexo promoviendo la
el empleo y las condiciones de trabajo entre
eliminación de la segregación profesional.
hombres y mujeres, tanto en lo relativo a la
España participa en la acción europea a tra-
protección de la maternidad y la salud de la
vés de un Programa de Iniciativa Comunita-
mujer trabajadora, que exige un tratamiento
ria (PIC) aprobada por Decisión C/2001/36, de
desigual por depender de una situación
22 de marzo. Sin olvidar, igualmente, los
estrictamente biológica que afecta en exclusi-
diversos programas de acción comunitaria
va a la mujer sobre la que se han aprobado
para la igualdad de oportunidades, del que
directivas de las que ya se ha dado cuenta27,
ahora está vigente su quinta edición 2001-
como en otros ámbitos que, indirectamente,
2005, así como la estrategia marco comunita-
tienen en las mujeres sus destinatarios prin-
ria sobre la igualdad entre hombres y mujeres
cipales. Así, puede citarse la Comunicación
(2001-2005), dirigidas a la promoción y difu-
de la Comisión de 24 de julio de 1996, relativa
sión de los valores y prácticas en que se basa la
a la consulta de los interlocutores sociales igualdad entre ambos sexos, mejorando la
sobre la prevención del acoso sexual en el tra- comprensión de las diversas formas de discri-
bajo, seguida de la de 19 de marzo de 1997, minación y de tutela antidiscriminatoria,
que lanzaba la segunda fase de consultas, así potenciando el intercambio de información y
como el Código práctico de conducta de la buenas prácticas a nivel supranacional y el
Comisión para combatir el acoso sexual de 4 establecimiento de redes comunitarias.
de febrero de 1992, textos todos ellos en los
que se contempla a las mujeres como un En definitiva, tanto a nivel europeo y rei-
colectivo especialmente sensible. Situación terando las poco apreciables diferencias que
de la que nuestro derecho interno también ha el TCE supone sobre la configuración del
principio de igualdad por razón de sexo en la
Unión Europea que ya se encuentra suficien-
27
Vid. supra nota 16. temente reconocido y regulado cuanto en lo
relativo a nuestro derecho interno, cabe espe- valores del Tratado constitucional. Y es que,
rar que las previsiones al respecto y su decla- aunque se ha constatado por la Comisión que
ración a ese máximo nivel permitan profundi- todos los países candidatos a la integración
zar en la lucha contra las desigualdades de superan el test constitucional de reconoci-
género y en la consecución de una igualdad miento del principio, sus legislaciones labora-
material entre mujeres y hombres en el mer- les, en no pocos casos, no están adaptadas a
cado de trabajo. Sólo resulta criticable, por las exigencias de promoción y de actuación en
las razones ya expresadas, la exclusión entre favor de la igualdad material. Si la igualdad
las actuaciones normativas comunitarias de real entre sexos sigue siendo una asignatura
toda armonización de las disposiciones lega- pendiente aun en los sistemas que, a imagen
les y reglamentarias de los Estados miem- de la normativa europea, trascienden el reco-
bros emprendidas para la consecución del nocimiento jurídico, al más alto nivel, del
citado principio (art. III-124.2 TCE). Ello sig-
principio en cuestión, incorporando en sus
nifica que la Unión Europea sólo puede adop-
ordenamientos los más eficaces medios de
tar medidas de fomento y apoyo de las accio-
lucha contra la discriminación y de acción
nes emprendidas por los Estados miembros,
positiva en favor de la igualdad de oportuni-
mediante leyes o leyes marco adoptadas, a
dades entre mujeres y hombres, no parece
propuesta de la Comisión, conjuntamente por
que deba perderse oportunidad alguna de
el Parlamento Europeo y el Consejo, según el
incidir desde la Unión en las políticas legisla-
procedimiento previsto en el art. III-396
TCE, conforme señala el art. I-34 del mismo tivas y acciones públicas de los Estados
texto, sin poderse adoptar dicha norma si no miembros. El gran cambio que debe producir-
existe acuerdo entre ambas instituciones. Ha se en esta situación de desigualdad real entre
de insistirse nuevamente en que, a la vista ambos sexos en relación con todos los ámbitos
del desafío que representa el proceso de y, en particular, con el empleo y las condicio-
ampliación de la Unión Europea para la apli- nes de trabajo seguramente pasa por la
cación en este ámbito de la política social y voluntad de los Estados de atribuir a la
del principio de igualdad de trato y de oportu- Unión una mayor fuerza política y una mayor
nidades entre mujeres y hombres, puede capacidad de asumir competencias que, hasta
estarse abandonando por esta vía un espacio ahora, ceden en favor de los poderes estatales
de intervención de especial vulnerabilidad y y a cuya armonización las instancias europe-
de enfrentamiento con uno los más esenciales as renuncian de antemano.