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BUENAS PRÁCTICAS PARA EL CONTROL DE PLAGAS

Las buenas prácticas están orientadas al uso racional de los plaguicidas, tanto sintéticos
como no sintéticos, en especial haciendo uso de los umbrales de acción, la especificidad,
etapas de aplicación en los cultivos, mecanismo y modo de acción y comportamiento
posterior a su aplicación.

Resulta imprescindible llevar a cabo un buen uso con el fin de, por un lado, realizar un
efectivo control de plagas, y por otro, evitar el daño ambiental o contaminación de los
productos agropecuarios.

Buenas Prácticas

■ Utilizar productos registrados y autorizados para el cultivo de interés, cumpliendo con


las recomendaciones expresadas en las etiquetas.
■ Conocer el ciclo de vida de las plagas existentes en el sitio de producción y
programar los controles en las etapas de mayor vulnerabilidad.
■ Establecer un programa preventivo de control de plagas en los campos de
producción, infraestructura y equipo utilizado para el acopio y proceso de productos.
■ Inspeccionar periódicamente las áreas de producción y la infraestructura para acopio
y proceso de productos, a fin de identificar los brotes de plagas y aplicar las medidas
de control requeridas.
■ Verificar la eficacia de las medidas correctivas y preventivas aplicadas.
■ Utilizar el Manejo Integrado de Plagas para evitar la incidencia de estas.
■ Hacer uso de los umbrales de acción para la aplicación de plaguicidas.
■ Tener conocimiento de los mecanismos y modos de acción de los plaguicidas para
evitar incompatibilidades y resistencias de las plagas a las moléculas utilizadas.
■ Aplicar, cuando proceda, las medidas sanitarias preventivas descritas en los
programas específicos de plagas de importancia cuarentenaria que amenacen el
patrimonio vegetal y animal y otras que se encuentren presentes.
■ Realizar labores de higiene y saneamiento de las áreas de cultivo, acopio, transporte
y procesamiento de los productos agropecuarios para evitar que se generen
condiciones favorables para el establecimiento de plagas.
■ Tratar los residuos de cosecha y desechos orgánicos mediante tecnologías que
permitan eliminar o reducir el riesgo de proliferación de plagas en los sitios de
producción o las instalaciones para el acopio y procesamiento de los productos.
■ No aplicar plaguicidas en presencia de alimentos y durante la cosecha o
almacenamiento.

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