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Monografía sobre las Necesidades

Educativas Especiales de estudiantes con


Discapacidad Intelectual.

Integrantes: Juan Flores


Paula Salgado
Profesora : Angélica Corrales
Fecha : 27/07/2019
Asignatura: Orientación Escolar

Introducción.
Al iniciar, un estudio sobre la Educación Especial en Chile o sobre algún otro tema
relacionado con la Educación como tal, resulta ser una tarea compleja y controversial, debido a
que tanto en Chile como otros países, se caracterizan por el dinamismo de su evolución como
sistema, es decir, que está ligado a cambios de manera permanente y muchas veces
contradictorios. Cómo ocurre en el caso de la Educación Especial, donde en sus primeros
tiempos, funcionaba como un sistema paralelo a la educación regular, mientras que ahora ha
pasado a ser concebida como una modalidad del sistema educativo, cuya acción es transversal a
los distintos niveles educativos (MINEDUC, 2009).

Es por esto, que la historia de la Educación Especial se convierte así en una historia de la
antropología y más en concreto de la antropología cultural, ya que se trata con ello de poner de
manifiesto cómo la acción educativa, se ha aplicado a sujetos que presentan características
“diferentes”. Y todo ello con un propósito claro y firme: afirmar que el derecho a la educación, y
más en concreto a una educación especial.

El derecho a una Educación Especial es por encima de todo y antes que nada un principio
insoslayable, emanado de la virtualidad misma de la condición humana, que exige y demanda
perfeccionar y actualizar en sus máximas posibilidades la condición irrenunciable del ser.

No obstante, antes de tener una postura frente a este tema es fundamental tener una
comprensión global de lo que es la Educación Especial y sus aspectos básicos, donde se debe
analizar su desarrollo histórico, es decir, conocer los antecedentes que permitan comprender su
evolución, desde sus inicios hasta llegar al concepto de inclusión, debido a que, la Educación
Especial ha soportado, a lo largo de los siglos, diferentes tratos, actuaciones y definiciones
dependiendo de cada periodo histórico del que se analice.

Es por esto, que este estudio monográfico debería ayudarnos a comprender que la
educación, para ser educación, debe considerar a la inclusión educativa, como un proceso y
componente fundamental, y que llevarlo a la práctica, beneficia a cada uno de nuestros
estudiantes. Cuyo proceso, se define como un proceso sistémico de mejora e innovación
educativa que promover la presencia (acceso) , el rendimiento ( o aprendizaje) y la participación
de todo el alumnado en la vida escolar de los centros en que son escolarizados, detectando y
eliminando, para ello, las barreras que limitan dicho proceso.( Ainscow, M., Booth, T., & Dyson,
A.,2006)
Cabe destacar que su foco ha estado en estudiantes vulnerables a la exclusión, el fracaso
escolar, la marginación o en reiterados casos a quienes que presentan Necesidades Educativas
Especiales (NEE), un estudiante que presenta NEE, es aquel que precisa ayudas y recursos
adicionales, ya sean humanos, materiales o pedagógicos, para conducir su proceso de
aprendizaje, y contribuir al logro de los fines de la educación (Decreto170, 2009)

No obstante, antes de tener una postura frente a este tema controversial es fundamental
tener una comprensión global de lo que es la Educación Especial y sus aspectos básicos, donde
se analice su desarrollo histórico, es decir, conocer los antecedentes que permitan comprender su
evolución, desde sus inicios hasta las épocas actuales. Debido a que, la Educación Especial ha
soportado, a lo largo de los siglos, diferentes tratos, actuaciones y definiciones dependiendo de
cada periodo histórico del que se analice.
En cuanto, a la historia de la Educación Especial en Chile, es posible señalar que en 1852
en Santiago se creó la primera escuela para niños y niñas sordos en Latinoamérica, marcando así
un gran hito dentro de la Educación Especial.
Luego en 1928 durante el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo se creó la primera
escuela especial para niños con deficiencia mental en Chile y pasa a conformarse como parte del
sistema educativo chileno debido a la reforma educativa impulsada por la Asociación General de
Profesores y la Federación Obrera de Chile.
Más tarde en 1950 el Ministerio de Educación toma medidas para ampliar la cobertura y
el acceso a la educación para personas con discapacidad, surge el electivo en “pedagogía
terapéutica” en las escuelas normales de formación de profesores, posteriormente en la década de
1964 surge en la Universidad de Chile el centro de formación de especialistas en Deficiencia
Mental orientado a formar profesores normalistas en la atención a la diversidad, junto con nuevas
investigaciones en el campo de la discapacidad y la enseñanza.
Mientras que en 1965 durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva y en consecuencia a
los altos niveles de deserción escolar y analfabetismo, se realizaron una serie de medidas para
mejorar la educación en Chile y los procesos de enseñanza-aprendizaje, en el campo de la
Educación Especial se designó una comisión para estudiar el cómo dar una mejor respuesta
educativa a estudiantes en situación de discapacidad, logrando grandes avances en al área de
infraestructura, perfeccionamiento docente, investigación y políticas. Procurando mejorar la
calidad de vida de estas personas en las áreas de previsión de servicios sociales, trabajo, salud y
asistencia legal además de la jefatura de Educación Especial en el Ministerio de Educación para
ayudar a sentar las bases y lineamientos por los cuales se regirán las escuelas especiales y los
profesores de esta especialidad.
Ya en 1975 consolidando el enfoque clínico y el educativo, surgen los Centros de
Diagnóstico Psicoeducativos principalmente en hospitales con servicios psiquiatría y neurología
infantil, donde además de prestar servicios a los estudiantes se estudió por parte de profesionales
del área de la salud las incidencias psicobiológicas de algunos trastornos específicos del
aprendizaje como la dislexia
Esta situación propició uno de los primeros acercamientos multidisciplinarios a la
atención de la diversidad, ya que los psiquiatras y psicólogos que trabajaban con los estudiantes
se reunían con sus profesores para compartir sus conocimiento disciplinares sobre el
funcionamiento del cerebro, la mente y la atención especializada, reforzando así una de las áreas
más débiles de los profesores de aquella época, la cual era la transdisciplina, sin embargo, esto
marcó que la intervención dada por profesionales del área de la educación y la salud, fuera
principalmente bajo el enfoque médico-rehabilitador.
En cuanto al currículo y la formación de los docentes, en 1976 se publicó el primer
programa de estudio para atender a la discapacidad y para entonces ya existía la oferta de post
títulos en trastornos de la visión y del lenguaje.
Luego en 1976 durante la Dictadura militar las autoridades del momento exigieron al
Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP), realizar
un Seminario sobre Educación Especial, con todos los actores involucrados en la respuesta
educativa a la discapacidad, los resultados de este trabajo coordinado fue la aprobación del
Decreto exento Nº 185, grupos diferenciales en escuelas regulares, gabinete técnico en escuelas
regulares, centros educativos privados.
Tiempo después, en la década de los 80 comenzó el proceso de normalización integrando
a la escuela regular a aquellos estudiantes que pudieran sobreponerse a sus propias dificultades
para 1985 ya habían 31.017 estudiantes con discapacidad matriculados en establecimientos
educacionales.
Lo cual dio paso, a que en 1989 se conformaran equipos de trabajo para elaborar los
nuevos planes y programas de estudio para las distintas discapacidades, los que serían aprobados
a principios del año 1990. Estos planes se realizaron con un enfoque centrado en el déficit,
descontextualizado del curriculum común. Por otra parte la Ley Orgánica Constitucional de
Enseñanza (LOCE), dictada en marzo de 1990, aún bajo el Gobierno Militar, no se pronuncia
respecto del rol que debe jugar la Educación Especial como parte de la oferta educativa nacional,
ya que en ella no se plantean estrategias y recursos educativos necesarios para dar respuesta a los
alumnos con discapacidad en el marco del sistema regular ni especial. (Godoy, Meza y Salazar,
2004)
En la década del 90, la integración educativa se formaliza por primera vez, en Chile, a
través del Decreto N° 490 que señala “Apruébense, a contar del año escolar de 1990, normas
mediante las cuales puedan incorporarse alumnos discapacitados a una escuela común en los
niveles pre-básico, básico o medio en la forma y condiciones que más adelante se establecen”.
(Decreto N° 490,1990)
Para estos efectos, según el Decreto N° 490, artículo 6 del año 1990 las escuelas debían
contar con una serie de condiciones:
 Se favorezca una integración social positiva.
 Se propicie el máximo desarrollo de sus capacidades
 Su participación en las actividades curriculares del grupo alcance su mayor grado.
 Su edad no se distancie excesivamente de la del grupo a que se incorpora (no más de dos
años de diferencia).
 Exista una actitud de apertura de la comunidad escolar a la cual se integra el alumno.
 La Unidad Educativa cuenta con un mínimo de recursos educativos apropiados a la
necesidad o limitación específica del niño.

Como puede apreciarse el énfasis del concepto de integración educativa, estuvo puesto en la
incorporación de los estudiantes en situación de discapacidad a las escuelas regulares,
representando un importante cambio puesto que ellos hasta esa fecha sólo podían asistir a las
escuelas especiales.
No obstante lo señalado, existían objetivos implícitos, como que esta integración fuera motor
de cambio en las escuelas para que se produjera una valoración de la diversidad y una
transformación en las formas de enseñar, que enriqueciera el aprendizaje de todos los
estudiantes.
En perspectiva hoy día, se puede comprender que era muy ambicioso pedir estos objetivos
cuando ya el solo tránsito de estudiantes con discapacidad de escuelas especiales a las escuelas
regulares, en las mejores condiciones posibles, era un enorme cambio.
Más tarde, en el año 1994, la ley N° 19248, estableció normas para la plena integración
social de personas con discapacidad, para todos los ámbitos de su vida , no solo educación en su
Título IV, relativo a la Equiparación de Oportunidades, capítulo II, del acceso a la educación.,
Artículo 27 señala “Los establecimientos públicos y privados del sistema de educación regular
deberán incorporar las innovaciones y adecuaciones curriculares necesarias para permitir y
facilitar, a las personas que tengan necesidades educativas especiales, el acceso a los cursos o
niveles existentes, brindándoles la enseñanza complementaria que requieran, para asegurar su
permanencia y progreso en dicho sistema” y en este contexto, como reglamento para educación ,
de dicha ley, el Ministerio de Educación, recogió y actualizó los planteamientos del Decreto N°
490,de 1990, normando a través del Decreto N° 1 del año 1998 y definiendo el proceso de
integración en los siguientes términos “ consiste en educar niños y niñas, jóvenes y adultos con y
sin discapacidad durante una parte o la totalidad del tiempo en establecimientos de educación
común, el que comenzará preferentemente en el período preescolar pudiendo continuar hasta la
educación superior”.
Esta integración, que parte con las personas en situación de discapacidad, se amplía luego
con la ley N° 20.201 del 2007 a los estudiantes que presentan necesidades educativas especiales
transitorias.
A nivel de Educación en general se cambia la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza
(LOCE) que no tenía ninguna mención a la educación especial , por la Ley General de Educación
,( LGE) Ley N° 20.370 del año 2009 que reconoce por primera vez a la Educación Especial
como una modalidad de enseñanza , transversal al sistema educativo y mandata al MINEDUC a
normar el proceso de diagnóstico , lo que se hace el 2009 mediante el Decreto N° 170 y
orientaciones para construir adecuaciones curriculares, las que se norman a través del Decreto N°
83 del año 2015 para educación parvularia y educación básica en primera instancia.
En el año 2010 ,surge la Ley 20.422 que Establece normas sobre Igualdad de Oportunidades
e Inclusión Social de Personas con Discapacidad , planteando que ya no se busca la plena
integración social, sino la inclusión social y lo explicita en el Artículo 1º que nos dice “El objeto
de esta ley es asegurar el derecho a la igualdad de oportunidades de las personas con
discapacidad, con el fin de obtener su plena inclusión social, asegurando el disfrute de sus
derechos y eliminando cualquier forma de discriminación fundada en la discapacidad”.
Años más tarde, el Ministerio de Educación, por su parte avanza con la ley de inclusión (Ley
N° 20.845 del año 2015) la cual modifica varios cuerpos legales, entre esos la LGE y cambia el
principio de integración por el principio de integración inclusión
Tabla 1
Modificación en la Ley General de Educación

Principio de Integración de LGE Principio de integración inclusión de la


LGE modificado por la Ley de
Inclusión.
Integración: El sistema propiciará la Integración-Inclusión: El sistema
incorporación de estudiantes de diversas propenderá a eliminar todas las formas
condiciones sociales, étnicas, religiosas, de discriminación arbitraria que
económicas y culturales. impidan el aprendizaje y participación
de los y las estudiantes. Asimismo, el
sistema propiciará que los
establecimientos educativos sean un
lugar de encuentro entre los y las
estudiantes de distintas condiciones
socioeconómicas, culturales, étnicas, de
género, de nacionalidad o de religión.

Si bien sabemos, cuando se habla de integración e inclusión, lo habitual es utilizar estos


conceptos como sinónimos, ya que semánticamente tienen significados muy parecidos. No
obstante, ambos términos representan realidades muy diferentes, como se puede apreciar en la
tabla presentada anteriormente. Es por esto que autores relevantes en el tema, como Ainscow,
Booth y Dyson (2006), han distinguido que el concepto de inclusión origina confusiones, por lo
tanto es importante, clarificar conceptualmente su significado, para poder avanzar en el
desarrollo de prácticas inclusivas. Una de las principales confusiones ocurre entre integración
escolar e inclusión educativa. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO) aclara el concepto de la siguiente manera: "La educación
inclusiva, más que un tema marginal que trata sobre cómo integrar a ciertos estudiantes a la
enseñanza convencional, representa una perspectiva que debe servir para analizar cómo
transformar los sistemas educativos y otros entornos de aprendizaje, con el fin de responder a la
diversidad de los estudiantes" (Unesco, 2005). Mientras que la integración es el mecanismo que
busca realizar la inserción de las personas con Necesidades Educativas Especiales, creando
mecanismos externos a la educación regular que reciben a los demás estudiantes del contexto
escolar. En cambio, en la inclusión, la escuela o unidades educativas se adaptan a las
características individuales de los alumnos. Como señala Porras, "La integración se basa en la
normalización de la vida del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo; sin
embargo, la inclusión se presenta como un derecho de todos los individuos, presenten o no algún
tipo de necesidad" (Porras,2010).Es por esto que, la integración se focaliza en apoyar
educativamente a los alumnos con necesidades educativas específicas, y en base a eso desarrolla
innovaciones de apoyos, recursos y profesionales capacitados en el área de la educación especial;
en cambio, la inclusión se fundamenta en un modelo donde toda la comunidad educativa y
escolar está preparada para acoger la diversidad a través de un proceso comunitario. Donde la
integración propone la adaptación curricular, como medida de superación de las diferencias del
alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo; mientras que la inclusión propone un
currículo común para todos, en el que implícitamente vayan incorporadas esas adaptaciones.

En concordancia con lo anterior, la escuela como un lugar de acogida, que brinda


oportunidades de desarrollo y aprendizajes a la diversidad, debiese implementar una cultura
inclusiva como pilar fundamental para dar respuestas educativas significativas a todos y cada
uno de los y las estudiantes, atendiendo a sus particularidades y cualidades, sin hacer distinciones
ni adaptaciones curriculares de ningún tipo, como se utiliza en el modelo de integración; sino,
por el contrario, proponer un currículo común, donde implícitamente se realicen adaptaciones
para los y las estudiantes como una estrategia inclusiva del sistema escolar ,cuyo propósito es
entregar apoyos adicionales (en el contexto del aula común) a los estudiantes que presentan
NEE, sean éstas de carácter permanente que se definen como barreras para aprender y participar,
que determinados estudiantes experimentan durante toda su escolaridad como consecuencia de
un déficit o trastorno asociado a una discapacidad o transitorias que se caracteriza por sus apoyos
y recursos adicionales están acotados a un período determinado de la escolaridad, favoreciendo
con ello la presencia y participación en la sala de clases, el logro de los objetivos de aprendizaje
y la trayectoria educativa de “todos y cada uno de los estudiantes”, contribuyendo con ello al
mejoramiento continuo de la calidad de la educación en el establecimiento educacional.
(Mineduc,2013)

Cabe destacar, que esta estrategia, no es sólo responsabilidad de los profesores de


educación diferencial y equipos interdisciplinarios de apoyo, sino de toda la comunidad
escolar, partiendo por sus directivos y que al ser así debe plasmarse en todos los
instrumentos normativos de la Escuela, como por ejemplo, en su proyecto educativo
institucional, plan de mejoramiento educativo, reglamento Interno, reglamento de
convivencia, reglamento de evaluación, entre otros. Y por lo tanto el foco pasa de estar en el
“estudiante diferente” a la institución educativa, a sus aulas, a sus valores, a su creencias, a
sus formas de enseñar y evaluar. De esta forma, ante la clásica pregunta si es el estudiante es
el que debe adaptarse a la escuela o es la escuela la que debe adaptarse a los estudiantes, bajo
la óptica de la inclusión, evidentemente debe ser la escuela la que adapte sus políticas, su
cultura y sus prácticas a la diversidad de los estudiantes. Donde el currículum, debe utilizarse
de manera flexible, ya que, tal como nos dice Porras” el currículum no debe entenderse
como la posibilidad de que cada alumno aprenda cosas diferentes, sino más bien que las
aprenda de diferente manera “(Porras, 2010)
Es por esto que ante frente a los escenarios de esta gran diversidad debemos entender la
Educación Especial como el conjunto de recursos personales y materiales de que dispone el
sistema educativo para satisfacer las necesidades educativas de carácter transitorio como
permanente, a través de ayudas que son necesarias proporcionar al estudiante para optimizar
su proceso de enseñanza aprendizaje.
Ahora bien, ¿qué significa que un alumno tenga necesidades educativas especiales? Di-
versos autores así como diferentes documentos nos ofrecen la respuesta.
El Libro Blanco para la Reforma del Sistema Educativo sostiene: “decir que un determinado
estudiante presenta necesidades educativas especiales es una forma de decir que para el logro de
los fines de la educación precisa disponer de determinadas ayudas pedagógicas o servicios. De
esta manera, una necesidad educativa se describe en términos de aquello que es esencial para la
consecución de los objetivos de la educación. Así pues, las necesidades educativas especiales se
contemplan conformando un continuo y la respuesta educativa, en consecuencia, puede
considerarse también con un continuo de actuaciones que van desde las más ordinarias a las más
específicas e incluyen tanto la ayuda temporal como las medidas y servicios más permanentes”.
Para Echeita, un estudiante tiene necesidades educativas especiales si tiene dificultades de
aprendizaje que hacen necesario disponer de recursos educativos especiales para aten- der a tales
dificultades.
Otros autores, señalan que un estudiante tenga necesidades educativas especiales, quiere
decir, que presentan algún problema de aprendizaje a lo largo de su escolarización que demanda
una atención más específica y mayores recursos educativos de los necesarios para compañeros de
su edad.
Como podemos apreciar, el concepto de necesidades educativas especiales es un término
referido a aquellas dificultades de aprendizaje que no pueden ser resueltas a través de las
personas y medios ordinarios, aquellas necesidades requieren una ayuda adicional.
Investigaciones y proyecciones de la temática

Referencia Bibliográfica.
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