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INTRODUCCION

Desde los inicios de la organización humana, cuando los primeros pobladores descubren la
agricultura y con ello se crean las comunidades y familias surgen los procesos sociológicos que sin
lugar a duda son representativos y determinantes para el orden y funcionamiento de un
colaborativo. Algunos de los factores indispensables para considerar en una sociedad es el
establecimiento y cumplimiento de reglas de convivencia que permitan una acorde y congruente
convivencia pacífica y complementaria.

A través de la historia podemos hacer análisis y reflexionar sobre un sinfín de eventos


determinantes para la humanidad y que dan respuesta a condiciones de interacción social, regidos
en su mayoría por la necesidad de generar control y poder sobre las mayorías. En este tipo de
casos podemos identificar algunos altamente trascendentes como fue la revolución industrial, la
primera y segunda guerra mundial y el muro de Berlín y sus implicaciones. Si ahondáramos en las
problemáticas sociales que fueron determinantes para estos hechos caeríamos en conclusión es la
constante e inamovible ambición por el poder sobre los pueblos y el establecimiento concreto de
una postura inflexible. Sin dudarlo un momento son ejemplos claros de problemas sociales que no
tuvieron espacio o cavidad de reflexión desde las pequeñas células sociales: la familia y la escuela.

Desde mi perspectiva como educadora considero que estas dos células sociales son las que
generan y fortalecen las dinámicas de integración e interacción social y de las cuales dependen las
grandes sociedades. Es decir, como primer factor de conversión social se debe identificar a la
familia, ya que al ser el núcleo de formación inicial en la que los valores, las normas y la
identificación de roles se establecen desde muy corta edad, generando acción de conducta en
correspondencia a principio de convencimiento y no de imposición. Y en un segundo plano la
escuela, ya que como su naturaleza lo marca es un laboratorio social por excelencia, en el que los
alumnos tiene la oportunidad de participar en procesos de intercambio, mediación y acuerdos a
través de múltiples experiencias de interacción social.

En nuestro caso, en México, actualmente nos enfrentamos ante grandes problemáticas de


índole social que están impactando no solo en los procesos formativos de la educación formal sino
de la convivencia diaria de los diferentes ámbitos y contextos que conforman la sociedad
mexicana.
DESARROLLO

Como docente de educación primaria existen un sinfín de problemáticas que observamos,


enfrentamos y tratamos en nuestras aulas que hacen referencia a las dinámicas sociales que
estamos enfrentando, y en la mayoría de los casos jugamos el único factor mediador y formativo
en el alumno. Siendo este el más significativo desde mi perspectiva, se ha tornado altamente difícil
sustituir y en muchos casos corregir la influencia de la familia en nuestros alumnos para los
factores de convivencia e intercambio social dentro de las aulas. Posiblemente por la naturaleza
de mi contexto de trabajo, urbano de nivel socioeconómico de medio a bajo, es común
enfrentarnos con alumnos que carecen de la formación básica asociada a valores de convivencia
como respeto, tolerancia, empatía y se denotan autoritarios, indiferentes e incluso crueles ante
sus compañeros. A través de los años de servicio he podido confirmar que en este contexto
nuestros pequeños son formatos con total desapego social, es decir, centrados en un proceso
egoísta e inflexible.

Una de las frases que demuestras esta problemática ha sido siempre las frases que los
propios alumnos hacen con referencia a los modelos y procesos de educación informal que sus
padres cumplen con ellos, como por ejemplo: “Si te pegan, pégale más fuerte”, “si te lo
encuentras es tuyo”, “no levantes la basura, para eso hay un intendente”, “no le hagas caso a la
maestra, está loca”. Estos son algunos ejemplos que los alumnos expresan como el consejo
principal de sus padres para lo que tiene que ver con el proceso correctivo de conductas
incorrectas, y es muy difícil hacerles entender con palabras lo que con el ejemplo les han inculcado
desde el nacimiento. En estos casos, desde hace algunos años suelo integrar en mis proyectos de
aprendizaje ejercicios de intercambio y de involucramiento de los padres de familia con carácter
emotivo o afectivo, existen varios casos en los que las respuestas han sido nulas pero
satisfactoriamente me atrevo a enunciar que ha sido una práctica exitosa en la mayoría de los
casos.

Algunos ejemplos dignos de su mención, es cuando trabaje en el primer grado el tema de


los juegos y juguetes del pasado, organice una abuelogimnasia, donde invitamos a los abuelitos a
compartir con sus nietos un juego de los que ellos practicaban durante su infancia,
agradablemente los abuelitos estuvieron dispuestos y llevaron a la escuela juguetes como baleros
hecho con latas de chiles y un palito, un anafre y un comalito con masa, cuerdas para saltar, aros,
y durante espacio de dos horas jugamos, durante el cierre emotivo, realizamos una reflexión de
como el juego era determinante en nuestra formación social, ya que al vernos en la necesidad de
ponernos de acuerdo con nuestros amigos y vecinos para jugar estábamos poniendo en práctica
las habilidades comunicativas y organizativas, nos hacíamos empáticos y crecían fuertes lazos
afectivos.

Esta experiencia me ancla directamente a la siguiente problemática que me gustaría


mencionar en esta oportunidad, considero que muchas de las problemáticas sociales actuales es
precisamente las condiciones de deshumanización que se está dando a través del uso de la
tecnología a través de las redes sociales, en la que se ha perdido la capacidad de convivencia
presencial, siendo mucho más fácil observar en nuestros alumnos mantener una conversación
ordenada y congruente a través de un chat, a lo que he cuestionado a mis alumnos de sexto grado
la razón y su respuesta es, generalmente, “porque si me aburro o me enojo, con salir del chat
quedó”, “porque no me están observando”, “porque es más fácil mentir”. Definitivamente este es
un factor que ha limitado la capacidad de comunicación y congruencia de dialogo, haciendo a
nuestros alumnos unas personas con dificultad de integración social.

Una estrategia que me ha favorecido mucho ante esta problemática ha sido el mantener
en constante dinámica el trabajo por equipo y la constante resolución de conflictos de clase a
través del dialogo y la resolución pacífica, permitiendo desde esta perspectiva una diversidad de
opiniones y la aceptación de las mismas sin que esto signifique un desequilibrio de derechos y
oportunidades de integración grupal.

Finalmente no quisiera dejar de mencionar la discriminación que entre niños se suele dar a
los niños que tienden a ser diferentes o extraños a la apariencia común de sus compañeros. Para
poder manejar con niños y padres de familia me permito generar acciones de integración grupal
que involucran desde los niños hasta los padres de familia desde el primer momento, haciendo
una reunión de integración en el que los hago corresponsables del proceso formativo de sus hijos
desde una perspectiva motivacional afectiva. Posteriormente como grupo seleccionamos un
eslogan que nos brinde identidad, el ciclo escolar pasado con un grupo de quinto gado,
seleccionaron el identificados de “los emojis de quinto C” y a través de esta temática se generó la
decoración del aula y actividades permanentes de convivencia en el que se promovía y reconocía
las capacidades y habilidades de cada uno de los integrantes del grupo, y l manera en que nos
complementábamos para funcionar mejor finalmente realizamos el cierre del proyecto “emojis”
con la entrega del emoji del año, para el cual se hicieron reconocimiento sus cualidades que a
través de encuestas fueron asignados en una convivencia grupal. Me siento muy satisfecha y
orgullosa de los resultados de ese proyecto ya que considero el objetivo se logró y las acciones de
aislamiento y discriminación se redujeron totalmente en este grupo de niños.

CONCLUSIÓN.

Podríamos enunciar muchos ejemplos más de problemas de condición social que se


enfrentan en nuestras aulas, sin embargo considero que el punto medular de este trabajo es el
general la conciencia responsable y congruente de los docentes frente a grupo con las acciones de
formación no solo intelectual sino humana e incluso espiritual en nuestros alumnos, en
correspondencia total y absoluta con la necesidad de trabajo congruente a la formación de seres
humanos, no estamos trabajando con madres, acero o tela son personas que piensan, sientes y
viven y que en un pasar de los años serán los ciudadanos activos y forjadores de la sociedad de
nuestro país.

En una sociedad tan desvalorizada caemos en total correspondencia de responsabilidad de


tomar la profesión docente como un compromiso de vida en el que nuestros alumnos deberán
recibir de nosotros esa influencia positiva y de interacción para generar la conciencia cívica y ética.

No dejemos de continuar intentándolo, posiblemente seamos la única célula social


formativa que tenga congruencia y peso formativo para las sociedades siguientes.

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