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Unidad 4
Segundo cuatrimestre de 2019
Unidad 4
El poeta parroquial
► ROBERTO ARLT
Sábado de junio por la tarde. Hay sol, pero hace frío. A pocas cuadras de Chacarita, sobre la
calle Santos Dumont, una cola larga de personas llega hasta la esquina. Se trata de la VI Feria
de Editores, que duró todo el fin de semana pasado y agrupó a más de 140 editoriales
pequeñas y medianas de Argentina, Chile, Ecuador, Venezuela, Uruguay, Perú y Brasil. Pero
detrás de esa fachada de abundancia, resistencia y organización hay una evidencia: nadie gana
dinero en este rubro, o bien se gana muy poco. Hay una idea de amor al arte fuertemente
instalada que hace que lo recaudado alcance apenas para sostener lo invertido,
reproduciéndose así las condiciones de precariedad que, muchas veces, confunden la buena fe
con la estafa. Sobre este asunto, en las redes sociales circularon algunos cuestionamientos que
dieron pie al debate. Más allá de la desigualdad de calibre de las editoriales, ¿hay una
desigualdad en la relación entre editor y autor, incluso dentro de las editoriales
independientes? ¿Por qué no hay una regulación formal que establezca, como sí la hay en
otras ramas del arte, condiciones y derechos para todas las partes?
Tres días antes de que comience la Feria, la primera piedra la lanzó Julián López. "Queridas
editoriales independientes, ser independientes no habilita a manejos poco claros y abusivos.
No se enojen, las quiero a todas, pero tenemos que hablar", escribió en su cuenta de Facebook
el autor de Una muchacha muy bella. Con esa sutil ironía desató una oleada de comentarios,
por ejemplo, el de Claudia Piñeiro -autora de la recién salida Las maldiciones-, que aseguró que
"de alguna manera habría que poner en valor que se debe pagar anticipo aunque seas una
editorial independiente y se debe liquidar correctamente con periodicidad razonable en un
país de alta inflación. ¿Por qué naturalizamos que al autor no se le pague o se le pague último
pero a los otros involucrados en la producción de un libro si? (…) Es como que le pidas a un
empleado que espere a cobrar el sueldo porque antes tenés que pagar el alquiler. No me
parece que la variable de ajuste sea el autor". La discusión ya estaba en marcha.
El debate que se generó, nacido en las redes sociales, en torno a la relación editor-autor,
puede extenderse para empezar a pensar las reglas del mercado editorial
¿Cuál es entonces el rol del editor en este sentido? Para Vanoli, que insiste en dejar de lado los
planteos abstractos, "sí deberían existir mecanismos para que, si no pagan, tengan que
suspender la venta de los libros cuyo contrato firmaron, eso me parece básico. También
tendría que haber mecanismos de auditoría para las distribuidoras y para las librerías. También
debería haber un gobierno con políticas culturales serias. Todo eso no existe. Por eso empezar
haciendo hincapié en las miserias de los miserables me parece una forma conventillera e
hipócrita de iniciar un debate. Y si además no se dan nombres, una forma cobarde y
oportunista."
En las redes sociales siguió la ebullición. Posteos, comentarios, declamaciones, respuestas,
ironías. ¿Va hacia algún lado esta discusión? Julián López continuó asegurando que "tenemos
que hablar del lugar de los autores, de la producción de escritura, de la circulación y de los
modos (…) Pertenezco a la escena independiente con pasión y con conflicto, atravesado de
preguntas, de inconsistencias, de todo lo que en general compartimos. Que el debate se abra,
se haga costumbre y que nos fortalezca más allá de lo personal y en buenos términos".
Es necesario que así sea. ¿Para qué serviría (justamente) la literatura si no es para pensar y
debatir los modos, incluso los comerciales, en que nos relacionamos?
En el marco de la 45° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires diversos autores
internacionales favoritos entre los adolescentes se dieron cita en la llamada "Movida Juvenil"
que comenzó el pasado sábado 27 de abril.
Las propuestas dirigidas al público joven contaron con la presencia de diversos autores
internacionales como Becky Albertalli, Victoria Schwab, Alexandra Bracken, Mackenzi Lee y
Sara Búho, además de los booktubers mexicanos Claudia Ramírez y Alberto Villarreal.
Independientemente de que alguien se considere bookstagrammer, booktuber o
bookblogger, lo importante es el mensaje que transmita y la fidelidad de sus seguidores. Cada
red social tiene su propio lenguaje y con ellas la literatura se puede analizar desde ángulos
totalmente diferentes.
La realización de cada una de sus publicaciones implica diferentes procesos. Videos
explicativos, fotografías perfectas o exposiciones sobre un libro a reseñar son algunas de las
metodologías que estos entusiastas de las obras escritas utilizan.
Dentro de los jóvenes de interés juvenil que forman parte de la edición de este año se
encuentran las estadounidenses Becky Albertalli, Victoria Schwab, Alexandra Bracken y
Mackenzi Lee, la española Sara Búho, el catalán Jordi Sierra i Fabra, el mexicano Benito Taibo,
entre otros. Además, participan de la movida los reconocidos booktubers mexicanos Claudia
Ramírez y Alberto Villarreal. Por Argentina, se destaca la participación de autores como
Antonio Santa Ana y Pamela Stupía.
Por su parte, Villarreal es un joven lector que goza de compartir lo que piensa de los libros en
su canal de YouTube Abriendo Libros. Esta pasión lo ha llevado a presentarse en diferentes
ferias del libro —nacionales e internacionales— donde comparte con sus seguidores la magia
de la literatura y el extraordinario viaje que ha recorrido como booktuber. Cuando se enamoró
por primera vez, y las cosas no resultaron como esperaba, decidió escribir un libro porque para
él esta era la mejor manera de procesar su propia historia de amor.
Diez años de la cooperativa editorial que nació con lo que juntaban los cartoneros
EMILIO RUCHANSKY
La cooperativa editorial Eloísa Cartonera cumple diez años sin perder el sabor de lo emergente
ni el compromiso vanguardista de editar, distribuir y vender a bajo precio, priorizando la paga
de los cartoneros, que proveen las tapas que caracterizan sus libros. “Hoy hay alrededor de
cien editoriales cartoneras en América latina, Europa y hasta en China, todas experiencias
inspiradas en la nuestra”, explicó ayer Alejandro Miranda, uno de los integrantes de la
cooperativa, sentado en el Centro Cultural Los Chisperos. En ese lugar, en Carlos Calvo 240,
barrio porteño de San Telmo, podrá dimensionarse la labor de esta década, los stencils de
cartón usados para el catálogo de casi 200
obras, muchas de ellas inéditas, de autores
consagrados como César Aira, Alan Pauls,
Rodolfo Fogwill y Tomás Eloy Martínez. Hoy, a
partir de las 19, habrá una mesa redonda con
uno de sus miembros fundadores, Washington
Cucurto, y otra de sus integrantes, Miriam
Merlo; también se podrán adquirir 80 títulos
de la editorial. El nacimiento de este
emprendimiento, señaló Miranda, se dio en el
contexto de la crisis del 2001 y 2002. “Era muy
caro el papel, que era importado de Brasil, y
un grupo reducido de personas comenzó a
fotocopiar y encuadernar poesías
latinoamericanas que les gustaban. La premisa
era la difusión”, comentó. Más tarde, se sumarían al proyecto las caras más visibles de esas
crisis, las personas que cartonean día y noche. “Ellos eran los únicos que ganaban algo, el
resto, escritores y editores, trabajaban ad honorem”, destacó Miranda.
Hoy, Cucurto es el único de los fundadores originales activo en la editorial, tras los
alejamientos del diseñador Javier Barilaro y la artista múltiple Fernanda Laguna. Hace cinco
años, dijo el entrevistado, pasaron de ser “una cooperativa en los hechos a una en los papeles,
con los derechos y obligaciones que eso implica”. También las librerías comenzaron a
comprarles los ejemplares de tapa de cartón, pintados con témpera. El 26 de febrero varios
escritores contarán su experiencia en la editorial, el 5 de marzo hablarán libreros y hasta el 16
quedarán varios objetos del taller de Eloísa Cartonera en Los Chisperos.
El espíritu de la primera editorial cartonera del mundo, Eloísa Cartonera, sirvió de base para
gestar La Sofía Cartonera. Este proyecto logra conectar a la universidad con la comunidad de
manera tal que las dos se nutren mutuamente a través de la literatura. No obstante, a veces
este vínculo se ve obstaculizado por la concepción de la institución educativa como un ente
ajeno al resto de la sociedad.
El objetivo de la editorial cartonera de la UNC es el de elaborar un libro que sea el puente que
logre (re)componer el vínculo, un poco agrietado y muchas veces incomprendido, entre la
sociedad y la universidad, pero también se propone desacralizar el libro como objeto al que
sólo se puede acceder con ciertas condiciones socioculturales.
Desacralizar el libro
Una institución como la universidad no podía ignorar lo que estaba pasando, y vio en la
propuesta de la editorial cartonera un modo de acercarse a la comunidad, de nutrirse de ella y
de poner el libro en manos de personas que no podrían costearlo o que creen que sólo cierto
tipo de gente lo hace.
1
Eloísa Cartonera: http://www.eloisacartonera.com.ar/
2
La Sofía Cartonera, la editorial escuela que busca desacralizar el libro.
3
La Sofía Cartonera, el PUC y el Programa de Derechos Humanos realizan el cierre de sus actividades,
Facultad de Filosofía y Humanidades.
4
Red de Editoriales Cartoneras de Latinoamérica.
5
Editoriales cartoneras en Wikipedia.
NUEVA YORK. | El artista callejero británico Banksy, cuyas obras se venden en cientos de miles
de dólares en las subastas, instaló un puesto el pasado sábado en el Central Park de Nueva
York para vender una veintena de pinturas "auténticas y firmadas" por sólo 60 dólares. Sin
embargo, los transeúntes que pasaron por ahí no notaron que se trataban de obras del
reconocido graffitero y pocos se acercaron a comprarlos.
El artista inglés, cuya verdadera identidad se desconoce, revela todos los días un trabajo nuevo
en una pared diferente en algún lugar de la ciudad, algo que deleita a su fans, que recorren
Nueva York para admirar sus obras.
En una entrevista reciente por correo electrónico con el diario New York Village Voice, Banksy,
cuyas obras combinan el humor y la política, dijo: "Sé que el 'street art' parece cada vez más la
parte de marketing de la carrera de un artista, así que quise hacer arte, sin precio. No hay
galería, película o libro. Eso es inútil. Y espero que esto quiera decir algo".
► ELISABETTA PIQUÉ
ROMA.- Guerra, Capitalismo & Libertad. Es el título de la mayor muestra hasta ahora dedicada
al célebre y misterioso artista británico conocido como Banksy, ícono del arte urbano, que se
inaugura hoy en esta capital y que se extenderá hasta el 4 de septiembre próximo.
Una fundación italiana llamada Tercer Pilar, que ya hizo otras experiencias en campo artístico,
es la que se encargó de juntar y traer hasta la ciudad eterna 150 obras del street artist nacido
en Bristol en 1974, cuyo principal mérito es el de haber logrado mantenerse invisible a lo largo
de las dos décadas en las que dio a conocer su arte.
Se adapta bien su anonimato a las obras que a partir de los primeros años del 2000
denunciaron con humor y ferocidad las contradicciones del nuevo siglo. En especial, las
guerras, el capitalismo y la libertad, que fue el título elegido por los curadores -Stefano
Antonelli, Francesca Mezzano y Acoris Andipa- para esta interesantísima muestra. Su mayor
ambición -dicen- es que sea didáctica: que llegue a todo tipo de público y que el arte
contemporáneo, en este caso el street art, el arte de la calle, sacuda conciencias.
De hecho, es difícil quedar indiferente ante las pinturas originales, los stencils, serigrafías,
esculturas y objetos raros -en muchos casos, jamás exhibidos antes-, que pueden verse en la
muestra, como por ejemplo, esa lata de Coca-Cola símil bomba casera...
Todo lo que puede admirarse, incluso el stencil con la firma de Banksy con aerosol, proviene
de colecciones privadas internacionales. De hecho, la fundación que organiza Guerra,
Capitalismo & Libertad se preocupa por aclarar que en esta muestra no-profit, el artista "no
Lo cierto es que se trata del más grande corpus jamás exhibido antes del artista urbano,
certificado por el organismo denominado "Pest Control", la autoridad londinense que desde
hace tiempo autentica sus obras. Las técnicas utilizadas son pintura sobre tela, aerosol, stencil,
imprenta sobre papel, serigrafía, instalación y el cortometraje.
Al margen de la iconografía relativa a la paz, a la guerra y a la libertad de los años 2000,
presente en la muestra, sus más fervientes admiradores saben que Banksy resucitó una vez
más su espíritu de denuncia callejera en diciembre pasado. Entonces, decidió desalojar sus
propias obras del parque temático Dismaland -una parodia de un parque de diversiones con
animadores deprimidos y tristes-, para alojar a los refugiados que se agolpan en el paso de
Calais, donde realizó en cambio una serie de murales, entre ellos The son of migrant from
Syria, representado cínicamente por Steve Jobs.
Muy discutido, exaltado y ferozmente criticado, dependiendo de las ocasiones, en enero
pasado Banksy realizó un grafiti sobre la parte trasera de la embajada francesa en Londres que
representaba a una joven mujer en lágrimas (probablemente inspirada en Cosette, de Los
miserables, de Victor Hugo), en cuyos pies había una lata de gases lacrimógenos y detrás una
bandera francesa, en otra dura crítica a la política de recepción europea a los refugiados. No
hace falta decir que el grafiti-denuncia fue inmediatamente cubierto.
La sede romana de la muestra es el Palazzo Cipolla. Se trata de uno de los "palacios" históricos
de Roma, que se levanta en la céntrica Via del Corso. El lugar fue reestructurado justamente
para albergar arte contemporáneo, con una cúpula interior y amplias salas.
Allí se despliega la obra iconoclasta de Banksy -incluidas 50 covers de discos- que reserva sin
embargo cierta amabilidad cuando representa a los niños, aun cuando la denuncia es fuerte.
Puede asistirse, así, a la representación de un partido de fútbol en el que el televisor ocupa el
lugar de la pelota.
Dar un nuevo significado a las cosas parece ser lo que hace, con espontánea creatividad, este
artista que capturó la atención mundial desde su Bristol natal, con sus murales que lo llevaron
a la fama.
Es así como transforma una célebre escena de Pulp Fiction con John Travolta que empuña una
banana en lugar de una pistola. O desacraliza de una vez por todas a la reina Victoria
sentándola a horcajadas sobre la cabeza de una dudosa e impúdica joven.
No faltan los toques de humor en esta muestra de realizaciones nacidas y pensadas para la
calle, pero que no supieron resistir el halago de los coleccionistas. Es evidente, por ejemplo, en
la obra que representa un camión blindado seguido por su correspondiente custodia de
motociclistas que enarbola orgullosamente un donut (rosquilla) color rosado sobre el techo. Y
parecería un autorretrato la imagen de un joven con expresión furiosa, sorprendido mientras
empuña el spray con el que esta "decorando" un muro.
La ironía acompaña a la muestra en todo su recorrido, desde el principio, hasta el final. La
última obra, un paisaje anónimo con marco dorado a la manera de las obras de arte expuestas
en los museos tradicionales, indica con una flecha y con grandes letras pintadas sobre el vidrio
exit through the gift shop.
► MIRLO ROCKET
ArteBA es un gran congreso reptiliano que se celebra en mayo. Siempre coincide con el
regreso de Tinelli a la televisión. […]
Es el momento ideal para encontrarme con mis envidiosos colegas (no soportan que mi obra
genere el 85% del PBI de Palermo Soho) y chapear que soy jurado de un gran premio, que haré
un mural en Miami, que ampliaré mi línea de producción sumando 84 Millennials en negro
porque tengo miles de pedidos de Dubai.
En el Barrio Joven exponen las primeras camadas de artistas que se criaron con los
Teletubbies. Víctimas de una sociedad que se achupinó y se ukelelizó, los pibes “Ni Ni ”( Ni
pintan, Ni dibujan ) disimulan sus limitaciones abrazando el chamuyo del arte conceptual
(tardan más tiempo en explicar su obra que en producirla).
Mi momento favorito es cuando sube la espuma y llega el charter privado con los ciudadanos
de la Isla de Caras. Ni bien entran suena una chicharra en el galpón y sueltan a Marta Minujín
para que las celebrities se saquen selfies.
ArteBA como feria de decoración no está mal, pero si quieren comprar arte pasen por los
talleres de los artistas porque, como decía el maestro León Ferrari, “No hay nada más lindo
que puentear a tu galerista.”
CC BY-NC-ND 3.0 - M.A.f.I.A