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TEORÍA DE LOS MEDIOS Y LA CULTURA

Dossier de
material de
análisis

Unidad 4
Segundo cuatrimestre de 2019
Unidad 4

 “Palabras del autor” (Prólogo a Los lanzallamas, 1931) | Roberto Arlt


 “El poeta parroquial” (circa 1920) | Roberto Arlt
 “Disparos al corazón de la edición independiente: un debate sobre políticas
culturales que faltan” (2017) | Luciano Sáliche
 “Feria del Libro: booktubers, bloggers y bookstagrammers, propulsores de la
literatura juvenil” (2019)
 “Eloísa Cartonera: ‘Si no había recursos, se ponía ingenio’” (2013) | Emilio
Ruchansky
 “El artista británico Bansky ofreció de incógnito sus grafitis en el Central Park por
60 dólares” (2013)
 “El Street Art de Bansky se exhibe con calidad de museo” (2016) | Elisabetta
Piqué
 “Mirlo Rocket opina sobre ARTE BA 2017” (fragmentos) (2017) | Mirlo Rocket

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Fuente: Arlt, Roberto (1931) Los lanzallamas. Buenos Aires: Claridad.

Prólogo a Los lanzallamas (1931)

Palabras del autor


► ROBERTO ARLT

Con Los lanzallamas finaliza la novela de Los siete locos.


Estoy contento de haber tenido la voluntad de trabajar, en condiciones bastante
desfavorables, para dar fin a una obra que exigía soledad y recogimiento. Escribí siempre en
redacciones estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidiana.
Digo esto para estimular a los principiantes en la vocación, a quienes siempre les interesa el
procedimiento técnico del novelista. Cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier
parte. Sobre una bobina de papel o en un cuarto infernal. Dios o el Diablo están junto a uno
dictándole inefables palabras.
Orgullosamente afirmo que escribir, para mí, constituye un lujo. No dispongo, como otros
escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es
penoso y rudo. Máxime si cuando se trabaja se piensa que existe gente a quien la
preocupación de buscarse distracciones les produce surmenage.
Pasando a otra cosa: se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no
tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen
correctos miembros de su familia.
Para hacer estilo son necesarias comodidades, rentas, vida holgada. Pero por lo general, la
gente que disfruta de tales beneficios se evita siempre la molestia de la literatura. O la encara
como un excelente procedimiento para singularizarse en los salones de sociedad.
Me atrae ardientemente la belleza. ¡Cuántas veces he deseado trabajar una novela, que como
las de Flaubert, se compusiera de panorámicos lienzos…! Mas hoy, entre los ruidos de un
edificio social que se desmorona inevitablemente, no es posible pensar en bordados. El estilo
requiere tiempo, y si yo escuchara los consejos de mis camaradas, me ocurriría lo que les
sucede a algunos de ellos: escribiría un libro cada diez años, para tomarme después unas
vacaciones de diez años por haber tardado diez años en escribir cien razonables páginas
discretas.
Variando, otras personas se escandalizan de la brutalidad con que expreso ciertas situaciones
perfectamente naturales a las relaciones entre ambos sexos. Después, estas mismas columnas
de la sociedad me han hablado de James Joyce, poniendo los ojos en blanco. Ello provenía del
deleite espiritual que les ocasionaba cierto personaje de Ulises, un señor que se desayuna más
o menos aromáticamente aspirando con la nariz, en un inodoro, el hedor de los excrementos
que ha defecado un minuto antes.
Pero James Joyce es inglés. James Joyce no ha sido traducido al castellano, y es de buen gusto
llenarse la boca hablando de él. El día que James Joyce esté al alcance de todos los bolsillos, las
columnas de la sociedad se inventarán un nuevo ídolo a quien no leerán sino media docena de
iniciados.
En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho
la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches.

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De cualquier manera, como primera providencia he resuelto no enviar ninguna obra mía a la
sección de crítica literaria de los periódicos. ¿Con qué objeto? Para que un señor enfático
entre el estorbo de dos llamadas telefónicas escriba para satisfacción de las personas
honorables:
“El señor Roberto Arlt persiste aferrado a un realismo de pésimo gusto, etc., etc.” No, no y no.
Han pasado esos tiempos. El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra
literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad
libros que encierran la violencia de un “cross” a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y “que los
eunucos bufen”.
El porvenir es triunfalmente nuestro.
Nos lo hemos ganado con sudor de tinta y rechinar de dientes, frente a la “Underwood”, que
golpeamos con manos fatigadas, hora tras hora, hora tras hora. A veces se le caía a uno la
cabeza de fatiga, pero…. Mientras escribo estas líneas pienso en mi próxima novela. Se titulará
El Amor brujo y aparecerá en agosto del año 1932.
Y que el futuro diga.

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Fuente: Arlt, Roberto (2012 [c.1920]) “El episodio perdido de El juguete rabioso: El poeta parroquial” en
Página 12, 17-06. Disponible en
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/subnotas/8011-1739-2012-06-17.html

El episodio perdido de El juguete rabioso

El poeta parroquial
► ROBERTO ARLT

Juan se echó a reír.


—Yo no entiendo de esas cosas... decime ¡querés venir conmigo a ver un poeta! Tiene dos o
tres libros publicados y como soy secretario de una biblioteca, estoy encargado de surtirla de
libros. Por lo tanto, visitamos a todos los escritores. ¡Querés venir! Vamos esta noche.
—¿Cómo se llama?
—Alejandro Villac. Tiene un libro La Caverna de las Musas y otro El Collar de Terciopelo.
—¿Qué tal son esos versos?
—Yo no los he leído. Publica en Caras y Caretas.
—¡Ah! Si publica en Caras y Caretas debe de ser un buen poeta.
—Y en El Hogar le publicaron el retrato.
—¿En El Hogar le publicaron el retrato? —repetí yo asombrado—; pero entonces no es un
poeta cualquiera. Si en El Hogar le publicaron el retrato... caramba... para que le publiquen en
Caras y Caretas y el retrato en El Hogar... esta misma noche vamos —y asaltado de un súbito
temor—; ¿pero nos recibirá?... ¡Porque para que le publiquen el retrato en El Hogar!
—Bueno; claro que nos va a recibir. Yo llevo una carta del bibliotecario. ¡Entonces esta noche
me venís a buscar! ¡Ah! esperá que te traigo Electra y la Cità Morta.
Cuando nos apartamos, yo no pensaba en los libros, ni en el empleo, ni en la sincera
generosidad de Juan el Magnífico; pensaba emocionado en el autor de La Caverna de las
Musas, en el poeta que publicaba en Caras y Caretas y cuyo retrato exhibiera gloriosamente El
Hogar.
El poeta vivía a tres cuadras de la calle Rivadavia en una callejuela sin empedrar, con faroles de
gas, veredas desniveladas, árboles añosos y casitas adornadas de jardines insignificantes y
agradables, es decir, en una de esas tantas calles, que en los suburbios porteños tienen la
virtud de recordarnos un campo de ilusión y que constituyen el encanto de la parroquia de
Flores.
Como Juan no conocía exactamente la dirección del autor de La Caverna de las Musas, tuvimos
que informarnos en el barrio, y una niña apoyada en la pilastra de un jardín nos orientó.
—¿Es la casa del poeta la que buscan, no, del señor Villac?
—Sí, señorita, al que le publicaron el retrato en El Hogar.
—Entonces es el mismo. ¿Ven esa casita de frente blanco?
—¿Aquella con el árbol caído?...

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—No, la otra; esa antes de llegar a la esquina, la de puerta de reja.
—¡Ah! sí, sí.
—Ahí vive el señor Villac.
—Muchas gracias —y saludándola nos retiramos.
Juan conservaba su sonrisa escéptica. ¿Por qué? Aún no lo sé. Siempre sonreía así entre
incrédulo y triste.
Sentíame emocionado; percibía nítidamente el latido de mis venas. No era para menos. Dentro
de pocos minutos me encontraría frente al poeta a quien habían publicado el retrato en El
Hogar y apresuradamente imaginaba una frase sutil y halagadora que me permitiera
congraciarme definitivamente con el vate.
Rezongué:
—¿Nos recibirá?
Como habíamos llegado a la puerta, Juan por toda respuesta se limitó a golpear reciamente la
palma de sus manos, lo que me pareció una irreverencia. ¿Qué diría el poeta? En esa forma
sólo llamaba un cobrador malhumorado.
Se escuchó el roce de suelas en las baldozas, en lo obscuro la criada atropelló una maceta,
después se diseñó una forma blanca a cuyas preguntas Juan respondió entregándole su carta.
En tanto aguardábamos, oíanse ruidos de platos en el comedor.
—Pasen; el señor viene en seguida. Está terminando de cenar. Pasen por aquí. Tomen asiento.
Quedamos solos en la sala iluminada.
Frente a la ventana encortinada, un piano cubierto de funda blanca. Ocupaban los cuatro
ángulos de la habitación esbeltas columnitas, donde ofrecían las begonias en macetas de
cobre, sus hojas estriadas de venas vinosas.
Sobre el escritorio adornado por retratos de marco portátil, veíase en poético abandono una
hoja donde estaba escrito el comienzo de un poema, y olvidadas en cierto taburete color de
rosa un montón de piezas musicales. Había también cuadritos y delicadas chucherías, que en
los ángulos, encima de los muebles, suspendidas de la araña, atestiguaban la diligencia de una
esposa prudente. A través de los cristales de una biblioteca de caoba, los lomos de cuero de las
encuadernaciones duplicaban con sus títulos en letras de oro, el prestigio del contenido.
Yo que curioseaba los retratos dije:
—Mirá una fotografía de Usandivaras, y con dedicatoria. Juan comentó burlonamente:
—Usandivaras... si no me equivoco Usandivaras es un pelafustán que escribe versos
pamperos... algo así como Betinotti, pero con mucho menos talento.
—A ver... éste... José M. Braña.
—Ese es un poeta lanudo. Escribe con herraduras.
En la galería escuchamos los pasos del vate que publicaba en Caras y Caretas. Nos levantamos
emocionados cuando el hombre apareció.
Alto, romántica melena, nariz aguileña, rizado bigote, renegrida pupila. Nos presentamos, y
cordialísimamente indicó los sillones.
—Tomen asiento, jóvenes... ¿Así que Vds. vienen delegados por el centro Florencio Sánchez?
—Sí, señor Villac, y si no tiene Vd. ningún...

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—Nada, nada, con el mayor agrado... ¿Gustan servirse una tacita de café? —Asomose a la
galería y al momento estuvo con nosotros.
—Cenamos algo tarde, porque la oficina, ocupaciones...
—Ciertamente...
—Efectivamente, las exigencias de la vida.
Y conversando, en tanto saboreaba el café en su tacita, con sencillez encantadora, el poeta
dijo:
—Agradan estas solicitudes. No dejan de ser un estímulo para el trabajador honrado. Ya he
recibido varias de la misma índole y siempre trato de satisfacerlas. No se moleste, joven... está
bien así —acomodando la taza en la bandeja—. Cómo les decía, la semana pasada recibí una
carta de una dama argentina residente en Londres. Fíjense Uds. que The Times le pedía si no
los podría informar acerca de mi obra aplaudida en diarios argentinos.
—¿El señor tiene publicados El Collar de Terciopelo y La Caverna de las Musas?
—También otro volumen; fue el primero. Se llama De mis vergeles, pero naturalmente, una
obra con defectos... entonces tenía 19 años.
—Tengo entendido que la crítica se ha ocupado mucho de Ud.
—Sí, de eso no me quejo. Principalmente La Caverna de las Musas ha sido bien acogida... Decía
un crítico que yo uno a la sencillez de Evaristo Carriego el patriotismo de Guido y Spano... y no
me quejo... hago lo que puedo —y con magno gesto desvió el cabello de las sienes hacia las
orejas.
—¿Y ustedes no escriben?
—El señor —dijo Juan.
—¿Prosa o verso?
—Prosa.
—Me alegro, me alegro... Si necesita alguna recomendación... Tráigame algo para leer... Si
gustan visitarme los domingos a la mañana, haríamos un paseíto hasta el Parque Olivera. Yo
acostumbro a escribir allí. ¡Ayuda tanto la naturaleza!
—¡Cómo no! Gracias: vamos a aprovechar su invitación —Juan, viendo empalidecer el diálogo,
preguntó mintiendo:
—Si no me equivoco, señor Villac, he leído un soneto suyo en La Patria degli Italiani. ¿Ud.
escribe también en italiano?
—No, puede ser que lo hayan traducido; no tendría nada de extraño. Juan insistió:
—Sin embargo, voy a ver si encuentro ese número y se lo envío. Bello idioma, ¿verdad, señor
Villac?
—Efectivamente, sonore, grandilocuente... —Yo con candidez pregunté:
—Y a usted, señor Villac, quien lo emociona más, ¿Carducci o D’Annunzio?
—Como novelista, Manzoni... ¿eh? Más vida, ¿no es cierto? Me recuerda a Ricardo Gutiérrez.
—Sí, es verdad: más vida —replicó Juan, mirándole casi asombrado.
—Además, Carducci... qué quiere que le diga... Carducci... eh, no le parece a Ud... yo qué
quiere que le diga... sinceramente... pocos poetas hay que me agraden tanto como Evaristo

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Carriego, esa sencillez, aquella emoción de la costurerita que dio aquel mal paso... esos
sonetos... será porque yo soy sonetista y “El soneto es una lira de hebras de oro”, “Una caja...”.
—Ciertamente —observó Juan impasible—. Ciertamente, me he fijado que la crítica le aplaude
mucho como sonetista.
—”Una caja de encantos”, escribí una vez pasada en Caras y Caretas... y no me he equivocado.
Nuestro siglo prefiere el soneto, como en un estudio indi...
La entrada de la criada con un bulto que contenía La Caverna... y otros volúmenes interrumpió
sus palabras y, desgraciadamente, no pudimos saber lo que indicaba en su estudio el hombre,
del retrato en El Hogar.
Para no pecar de indiscretos, nos levantamos y acompañados hasta el umbral de la puerta, nos
despedimos efusivamente del sonetista. Yo le prometí volver.
Cuando pasamos frente a la casa de nuestra informadora, la niña estaba aún en la puerta. Con
voz tímida preguntó:
—¿Lo encontraron al señor?...
—Sí, señorita... gracias...
—¿No es verdad que es un talento?
—¡Oh!... —dijo Juan— un talento bestial. Fíjese que hasta en el Times se interesan por saber
quién es.

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Fuente: Sáliche, Luciano (2017) “Disparos al corazón de la edición independiente: un debate sobre
políticas culturales que faltan” en Infobae, página web, 13-06. Disponible en
http://www.infobae.com/cultura/2017/06/13/disparos-al-corazon-de-la-edicion-independiente-un-
debate-sobre-politicas-culturales-que-faltan/.

Disparos al corazón de la edición independiente:


un debate sobre políticas culturales que faltan
► LUCIANO SÁLICHE

Sábado de junio por la tarde. Hay sol, pero hace frío. A pocas cuadras de Chacarita, sobre la
calle Santos Dumont, una cola larga de personas llega hasta la esquina. Se trata de la VI Feria
de Editores, que duró todo el fin de semana pasado y agrupó a más de 140 editoriales
pequeñas y medianas de Argentina, Chile, Ecuador, Venezuela, Uruguay, Perú y Brasil. Pero
detrás de esa fachada de abundancia, resistencia y organización hay una evidencia: nadie gana
dinero en este rubro, o bien se gana muy poco. Hay una idea de amor al arte fuertemente
instalada que hace que lo recaudado alcance apenas para sostener lo invertido,
reproduciéndose así las condiciones de precariedad que, muchas veces, confunden la buena fe
con la estafa. Sobre este asunto, en las redes sociales circularon algunos cuestionamientos que
dieron pie al debate. Más allá de la desigualdad de calibre de las editoriales, ¿hay una
desigualdad en la relación entre editor y autor, incluso dentro de las editoriales
independientes? ¿Por qué no hay una regulación formal que establezca, como sí la hay en
otras ramas del arte, condiciones y derechos para todas las partes?
Tres días antes de que comience la Feria, la primera piedra la lanzó Julián López. "Queridas
editoriales independientes, ser independientes no habilita a manejos poco claros y abusivos.
No se enojen, las quiero a todas, pero tenemos que hablar", escribió en su cuenta de Facebook
el autor de Una muchacha muy bella. Con esa sutil ironía desató una oleada de comentarios,
por ejemplo, el de Claudia Piñeiro -autora de la recién salida Las maldiciones-, que aseguró que
"de alguna manera habría que poner en valor que se debe pagar anticipo aunque seas una
editorial independiente y se debe liquidar correctamente con periodicidad razonable en un
país de alta inflación. ¿Por qué naturalizamos que al autor no se le pague o se le pague último
pero a los otros involucrados en la producción de un libro si? (…) Es como que le pidas a un
empleado que espere a cobrar el sueldo porque antes tenés que pagar el alquiler. No me
parece que la variable de ajuste sea el autor". La discusión ya estaba en marcha.

Costos, contratos… mercado


"Creo que el pedido de pago de derechos a las editoriales pequeñas de parte de los autores es
una hipocresía". El que habla es Hernán Vanoli, autor de libros como Cataratas y Pinamar, y
co-autor del reciente ¿Qué quiere la clase media?. También es editor en Momofuku, editorial
que estuvo en la Feria. Como muchos, observó el debate por las redes sociales con paciencia y
pasividad. Ahora, en diálogo con Infobae, explica su posición: "Cuando un autor publica un
libro tiene derecho a pedir un contrato, a firmarlo, y tiene herramientas para hacerlo cumplir,
sea la editorial del tamaño que sea. Cuanto más pequeña es, más desprotegida se encuentra
frente a los autores y a los reclamos. Por eso, si un escritor se queja de que una editorial
pequeña no le paga, yo le preguntaría primero qué contrato firmó. Si no firmó contrato, ya
estamos en el ámbito de la buena fe, y en las microculturas sin retribuciones simbólicas ni
materiales de envergadura, como el de la edición mal llamada 'independiente', es obvio que la

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buena fe va a ser escasa, y que van a primar los abusos. Todos sabemos que Interzona paga
mal y ha hecho firmar contratos irrisorios a los autores de Factotum, que la librería de
Mansalva no paga las pequeñas editoriales, que la librería del Conti tampoco, etc."
"Con China Editora estamos dentro de las editoriales que no cobran a los autores por publicar
sus libros. Eso significa que asumimos el riesgo económico de invertir en su obra. El mayor
costo es el de la imprenta", cuenta Caterina Gostiza, que además, con su editorial, forma un
conglomerado llamado La Coop: una forma de colectivizar y aunar fuerzas. En diálogo con
Infobae, explica los principales gastos y costos del proceso de publicación: "También está el
costo de la distribución (20% del precio de venta al público), la librería (40%), el diseñador, el
corrector, la prensa. En nuestro caso, salvo la impresión de los libros, hacemos todo nosotros.
No tercerizamos nada. En parte porque nos interesa tener ese vínculo con las librerías y los
periodistas, y también por una cuestión económica. Entonces, es mucha la inversión y alto el
riesgo económico que se corre cuando uno decide incorporar un nuevo título al catálogo. Eso
no quiere decir que el autor tenga que hacerse cargo de las decisiones de la editorial. Cuando
un editor apuesta por un libro y un autor, es porque ya hizo las cuentas y decide hacer la
inversión. Por lo tanto, la editorial se compromete también con el autor".
Fernando Pérez Morales de la editorial Notanpuán tiene una posición equilibrista, podría
decirse. "Es una discusión donde todas las partes tienen razón, los escritores quieren cobrar
anticipo y que se les pague en tiempo y forma, los editores independientes en su gran mayoría
no pueden pagar anticipos y doy fe que es así, en mi caso también es cierto que trabajo con
autores jóvenes y con primeras novelas o primer libro de cuentos y en ese caso la apuesta
tiene que ser compartida. El editor se la está jugando por un autor nuevo, desconocido y no es
fácil instalar en el mercado a nuevos escritores. Tampoco ayuda que las multinacionales,
apenas un nuevo autor de editorial independiente se instala, vengan a llevárselo con sus
hermosos anticipos", le dice a Infobae.
Damián Ríos, editor de Blatt & Ríos, también hizo su aporte en las redes: "No me parece un
mal acuerdo recibir libros por regalías, sobre todo en editoriales pequeñas o micro (…) Y, como
publicar en una editorial grande o gigantesca no me cambió para nada la vida, más bien al
contrario, los libros desaparecieron de las mesas y de las librerías a los pocos meses, prefiero
seguir publicando en editoriales chicas que me den libros y que se pongan el libro encima y lo
muevan. Respecto de otras décadas, la situación para los autores ha mejorado mucho.
Pregunten a cualquier escritor que haya publicado en los ochenta, por ejemplo, o en cualquier
otra (…) Se trata de hacer un acuerdo de entrada. Si podés escribir un buen cuento o un buen
poema, podés discutir un acuerdo verbal o escrito, y hacerlo cumplir. Si te estafan, vas a otra
editorial o hacés otra cosa. Ahora, si el autor está desesperado por editar, claro, hay gente que
se aprovecha. Yo creo que falta profesionalización de parte de las editoriales y también de
parte de los autores (…) No se trata de buena voluntad: preguntás cuántos libros van a hacer,
en cuántas librerías van a distribuir, cómo van a hacer con las regalías, si va a tener prensa;
esos son los aspectos básicos de cualquier acuerdo. Lo que pasa es que es más lindo hablar de
la tapa y de los lindos textos que de estas cosas. Pero hay que acordarse de que en una edición
el texto más importante es el contrato."

Repensar la desigualdad en todas sus formas


Quizás pocos usuarios sepan que, además de las fotos de gatitos, flyers de optimismo vacío y
largos textos enojados en mayúsculas, Facebook también sirve para debatir. ¿Utilizar las redes
sociales para generar una discusión que haga posible transformar la realidad? Así parece. "Si
abres el paraguas y hablas derechamente de industria editorial, el 95% de los escritores
estamos desprotegidos, porque en el mejor de los casos te sientas a negociar con una
trasnacional que, claro, te paga, pero al mismo tiempo ante cualquier diferencia tiene

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abogados, contadores, un equipo de prensa que ningún escritor tiene. Pero no sólo eso en la
industria, en el gran mercado eres un número más", le espetó el escritor chileno Gonzalo León
a López.
Selva Almada también fue tajante con su posición e insistió con la necesidad de debatir el
asunto. "Me llamó la atención -escribió la autora de El viento que arrasa, Ladrilleros, Chicas
muertas y El desapego es una manera de querernos debajo del post de López- cómo en los
comentarios parecía que nadie sabía de qué hablabas cuando todos los que estamos cerca de
la escritura y su circulación sabemos perfectamente de qué hay que hablar: de cómo bajo el
aura de lo independiente no se firman contratos o se firman contratos leoninos que el autor
no puede discutir; de cómo la mayoría de las editoriales independientes no pagan regalías a
sus autores; de cómo los autores no saben cuántos de sus libros se venden ni dónde están
distribuidos ni cuántos se mandan a prensa o se regalan o lo que sea… de cómo da la
impresión de que los autores deberíamos estar agradecidos de que alguien nos edite y
callarnos la boca porque con eso alcanza. Etcétera."
Ese posteo y todo el submundo de comentarios que allí se originó fue apenas un comienzo.
Gabriela Cabezón Cámara marcó su posición con un texto publicado en su página de Facebook:
"Amamos a las editoriales medianas y pequeñas, yo no tengo ni una queja de la mediana con
la que trabajé todos estos años, hablo de Eterna Cadencia, y soy fan de muchas pequeñas y
micro editoriales. Pero chicos, ¿por qué piensan que pueden pagarle al imprentero y al autor
no? Pregunto posta, sin ánimos de pelear sino de pensar un poco (…) No tiene por qué ser
tabú, ¿verdad?, podemos hablar de todo. Y ver qué hacemos como colectivo. Hay tremenda
crisis, es difícil para todos. Pongámonos de acuerdo y salgamos a pelearla."
Por otro lado, los números de la economía literaria no cierran: se produjo una caída de la
demanda privada de libros en un 12%. Este dato, otorgado por un estudio reciente de la
Cámara Argentina del Libro, forma parte del interrogante que dejan abierto estos otros: las
grandes editoriales representan apenas el 10%, sin embargo durante 2016 publicaron el 56%
de los títulos. Esto habla, no sólo de una diferencia de producción que es necesario que todo el
sector se ponga a repensar, también una situación desfavorable para los editores y autores de
pocas tiradas.

Cómo nos relacionamos comercialmente


Las paradojas de nuestra época son varias. Entre ellas, la súper producción de un sector
desigual. La Feria de Editores forma parte de una respuesta a este escenario complicado.
¿Cómo organizar todas estas ganas y voluntades sin que el Estado se ponga al frente de los
reclamos y establezca políticas públicas? ¿Hay posibilidades de generar un sindicato de
escritores y editores capaz de defender los derechos de los autores? "Debería existir un
organismo serio que medie (pagos, diferencias, etc.) entre el autor y el editor. Simple. Si tenés
una duda como autor, te acercás al lugar donde oficie el organismo y hacés todas las preguntas
necesarias y, en caso de problemas, que tengan equipo legal a disposición. La posición del
autor es débil aún frente a la editorial más pequeña del mundo", comentó Luis Mey, autor de
La pregunta de mi madre.
"Estoy de acuerdo en que es una discusión que hay que darla si o si. Una editorial
independiente necesita unos 50 títulos para empezar a girar y lograr un punto de equilibrio;
mientras tanto es ponerla y ponerla. Hoy la nueva literatura la encontrás en un 90% en las
editoriales independientes y eso se debería valorar", dice Pérez Morales; mientras que Gostisa
comenta: "Es cierto que muchas editoriales pequeñas y medianas no pagan adelanto, no llevan
las cuentas de cuántos libros venden, en dónde están sus libros, cuántos ejemplares fueron
destinados a prensa, no pagan regalías, etc. Y por ser tan desorganizados no pueden brindarle
esos datos al autor. Pero es al autor al que más hay que cuidar en este proceso. Si no

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valoramos su trabajo, si no le pagamos lo que le corresponde, ni le damos el detalle de dónde
están sus libros, cómo se están vendiendo, no solo perdemos su confianza, y es muy probable
que nunca más quiera publicar en nuestro sello, sino que además bajamos la calidad de
nuestra editorial".

El debate que se generó, nacido en las redes sociales, en torno a la relación editor-autor,
puede extenderse para empezar a pensar las reglas del mercado editorial

¿Cuál es entonces el rol del editor en este sentido? Para Vanoli, que insiste en dejar de lado los
planteos abstractos, "sí deberían existir mecanismos para que, si no pagan, tengan que
suspender la venta de los libros cuyo contrato firmaron, eso me parece básico. También
tendría que haber mecanismos de auditoría para las distribuidoras y para las librerías. También
debería haber un gobierno con políticas culturales serias. Todo eso no existe. Por eso empezar
haciendo hincapié en las miserias de los miserables me parece una forma conventillera e
hipócrita de iniciar un debate. Y si además no se dan nombres, una forma cobarde y
oportunista."
En las redes sociales siguió la ebullición. Posteos, comentarios, declamaciones, respuestas,
ironías. ¿Va hacia algún lado esta discusión? Julián López continuó asegurando que "tenemos
que hablar del lugar de los autores, de la producción de escritura, de la circulación y de los
modos (…) Pertenezco a la escena independiente con pasión y con conflicto, atravesado de
preguntas, de inconsistencias, de todo lo que en general compartimos. Que el debate se abra,
se haga costumbre y que nos fortalezca más allá de lo personal y en buenos términos".
Es necesario que así sea. ¿Para qué serviría (justamente) la literatura si no es para pensar y
debatir los modos, incluso los comerciales, en que nos relacionamos?

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Fuente: SF (2019) “Feria del Libro: booktubers, bloggers y bookstagrammers, propulsores de la
literatura juvenil” en Infobae (Argentina), 03/05/2019. Disponible en
https://www.infobae.com/tendencias/2019/05/03/feria-del-libro-booktubers-bloggers-y-
bookstagrammers-propulsores-de-la-literatura-juvenil/

Feria del Libro: booktubers, bloggers y


bookstagrammers, propulsores de la literatura juvenil
Además de favorecer a los autores, estos fanáticos de la literatura aportan un
dinamismo al mercado editorial mundial. Por qué los "BBB" ganaron popularidad
en las redes sociales y quiénes son los más reconocidos

En el marco de la 45° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires diversos autores
internacionales favoritos entre los adolescentes se dieron cita en la llamada "Movida Juvenil"
que comenzó el pasado sábado 27 de abril.
Las propuestas dirigidas al público joven contaron con la presencia de diversos autores
internacionales como Becky Albertalli, Victoria Schwab, Alexandra Bracken, Mackenzi Lee y
Sara Búho, además de los booktubers mexicanos Claudia Ramírez y Alberto Villarreal.
Independientemente de que alguien se considere bookstagrammer, booktuber o
bookblogger, lo importante es el mensaje que transmita y la fidelidad de sus seguidores. Cada
red social tiene su propio lenguaje y con ellas la literatura se puede analizar desde ángulos
totalmente diferentes.
La realización de cada una de sus publicaciones implica diferentes procesos. Videos
explicativos, fotografías perfectas o exposiciones sobre un libro a reseñar son algunas de las
metodologías que estos entusiastas de las obras escritas utilizan.

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Quienes asistieron a la 45° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires participaron de un concurso para ser el BBB
oficial de la Feria del Libro, en el que los seguidores de cada red debían postular a sus candidatos (Cortesía FEL
Buenos Aires/Oscar A. Verdecchia)

Por su parte, Cristina Alemany, presidenta de la comisión que organiza la "Movida


Juvenil" anticipó: "Este año tenemos un programa más amplio en todo sentido. No solo
hay más actividades, sino que son más diversas, con participación de BBB, autores y
profesionales tanto de Argentina como de todas partes del mundo".
"Los chicos hacen de la lectura su mundo y la Feria es el punto de encuentro, como un
festival de libros y atracciones. Muchos la esperan todo el año y por eso nuestra
comisión se esfuerza por entretenerlos, acompañarlos y si se puede, guiarlos hacia
nuevos descubrimientos literarios. Porque más allá de ser lectores del presente, son
los lectores del futuro", añadió.
El primer sábado de la feria se llevó a cabo en la Sala Julio Cortázar la Convención de
Bloggers, que contó con mesas de debates de las que participaron diversos autores y
la entrega del "premio al blogger de la feria". Además, el sábado 4 de mayo se
realizará el Encuentro de Bookstagrammers en la sala Tulio Halperín Donghi y el 10 de
mayo, por cuarto año consecutivo, el Encuentro Internacional de Booktubers en la sala
José Hernández.
"La 'Movida Juvenil' se consolida con actividades altamente participativas (por eso
siempre hablamos de 'lectores activos') y una presencia cada vez mayor de autores
internacionales y argentinos. De esta manera no solo promocionamos autores y libros:
también fortalecemos y aumentamos una renovada promoción de lectores", aseguró
Oche Califa, director institucional y cultural de la Fundación El Libro sobre esta
propuesta que año tras año toma mayor relevancia.

TMC 2019 | DOSSIER DE MATERIAL DE ANÁLISIS / UNIDAD 4 | 14


Cortesía FEL Buenos Aires/Oscar A. Verdecchia

Dentro de los jóvenes de interés juvenil que forman parte de la edición de este año se
encuentran las estadounidenses Becky Albertalli, Victoria Schwab, Alexandra Bracken y
Mackenzi Lee, la española Sara Búho, el catalán Jordi Sierra i Fabra, el mexicano Benito Taibo,
entre otros. Además, participan de la movida los reconocidos booktubers mexicanos Claudia
Ramírez y Alberto Villarreal. Por Argentina, se destaca la participación de autores como
Antonio Santa Ana y Pamela Stupía.
Por su parte, Villarreal es un joven lector que goza de compartir lo que piensa de los libros en
su canal de YouTube Abriendo Libros. Esta pasión lo ha llevado a presentarse en diferentes
ferias del libro —nacionales e internacionales— donde comparte con sus seguidores la magia
de la literatura y el extraordinario viaje que ha recorrido como booktuber. Cuando se enamoró
por primera vez, y las cosas no resultaron como esperaba, decidió escribir un libro porque para
él esta era la mejor manera de procesar su propia historia de amor.

Mitos y verdades de ser blogger


Un bookblogger usa la platafroma como medio para expresar su agrado (o desagrado)
por una lectura, una reflexión personal que busca generar un debate o simplemente
intercambiar opiniones con sus seguidores. Se cree que fueron los primeros en utilizar
Internet como herramienta para generar debate sobre literatura.
"Editora a cargo, lectora apasionada, proyecto de escritora y blogger desquiciada
pero feliz", así se define Meli Corbetto en sus redes sociales. Junto con Leo Teti,
Cristina Alemany, Vicky Bayona, Fabiana Scherer, Matias Gomez y Tiffany Calligaris,
Corbetto escribió Esos raros relatos nuevos, la flamante obra que presentaron es esta
edición de la feria.

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Además la joven escritora dictó en la convención de bloggers una charla sobre los
mitos y verdades de la práctica. De ella participaron Corbetto, Facu Tedesco, Micaela
França y María Emilia D'Angelo. "Queríamos hacer algo distinto. Existen alrededor de
los bloggeros de libros un montón de mitos como que los blogs ya pasaron de moda
porque ahora están las plataformas como Instagram y YouTube. En realidad no es así,
sucede que hay un público para todo. Y si bien hablamos sobre lo mismo, lo hacemos
de maneras distintas", explicó en diálogo con este medio la bloggera.
Para Corbetto, "se trata de compartir algo que te apasiona para así formar un vínculo
único con los que te leen". "Te sentís acompañado, sentís que siempre hay alguien del
otro lado. El blog me abrió muchísimas puertas. Yo estudié cine pero nunca sentí que
fuera lo mio. Un día agarré una guía y encontré la carrera de Edición Literaria, y así fue
finalmente pude dedicarme a lo que me gustaba", admitió la fanática de La ladrona de
libros, una novela de Markus Zusak.

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Fuente: Ruchansky, Emilio (2013) “Si no había recursos, se ponía ingenio” en Página 12, 19-02.
Disponible en http://www.elortiba.org/notapas1498.html.

Diez años de la cooperativa editorial que nació con lo que juntaban los cartoneros

“Si no había recursos, se ponía ingenio”


Eloísa Cartonera fue un emprendimiento de vanguardia ahora replicado en varios
países de América. Y ya vende a más de 20 librerías porteñas y otras tantas del
interior. Hoy arrancan las celebraciones en el Centro Cultural Los Chisperos. Habrá
debates y una muestra.

EMILIO RUCHANSKY

La cooperativa editorial Eloísa Cartonera cumple diez años sin perder el sabor de lo emergente
ni el compromiso vanguardista de editar, distribuir y vender a bajo precio, priorizando la paga
de los cartoneros, que proveen las tapas que caracterizan sus libros. “Hoy hay alrededor de
cien editoriales cartoneras en América latina, Europa y hasta en China, todas experiencias
inspiradas en la nuestra”, explicó ayer Alejandro Miranda, uno de los integrantes de la
cooperativa, sentado en el Centro Cultural Los Chisperos. En ese lugar, en Carlos Calvo 240,
barrio porteño de San Telmo, podrá dimensionarse la labor de esta década, los stencils de
cartón usados para el catálogo de casi 200
obras, muchas de ellas inéditas, de autores
consagrados como César Aira, Alan Pauls,
Rodolfo Fogwill y Tomás Eloy Martínez. Hoy, a
partir de las 19, habrá una mesa redonda con
uno de sus miembros fundadores, Washington
Cucurto, y otra de sus integrantes, Miriam
Merlo; también se podrán adquirir 80 títulos
de la editorial. El nacimiento de este
emprendimiento, señaló Miranda, se dio en el
contexto de la crisis del 2001 y 2002. “Era muy
caro el papel, que era importado de Brasil, y
un grupo reducido de personas comenzó a
fotocopiar y encuadernar poesías
latinoamericanas que les gustaban. La premisa
era la difusión”, comentó. Más tarde, se sumarían al proyecto las caras más visibles de esas
crisis, las personas que cartonean día y noche. “Ellos eran los únicos que ganaban algo, el
resto, escritores y editores, trabajaban ad honorem”, destacó Miranda.
Hoy, Cucurto es el único de los fundadores originales activo en la editorial, tras los
alejamientos del diseñador Javier Barilaro y la artista múltiple Fernanda Laguna. Hace cinco
años, dijo el entrevistado, pasaron de ser “una cooperativa en los hechos a una en los papeles,
con los derechos y obligaciones que eso implica”. También las librerías comenzaron a
comprarles los ejemplares de tapa de cartón, pintados con témpera. El 26 de febrero varios
escritores contarán su experiencia en la editorial, el 5 de marzo hablarán libreros y hasta el 16
quedarán varios objetos del taller de Eloísa Cartonera en Los Chisperos.

—¿Cómo fue la inserción de los cartoneros a la cooperativa?


—Al principio participaban de todo el proceso, hacían los libros a la par de los editores y
diseñadores, con el espíritu comunitario que había en esa época. Lo mismo pasaba con los
autores, fueran jóvenes o muy conocidos. El cartonero recibía un pago diario por el cartón,

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bajo la concepción del precio justo. Así se rompía la cadena de compradores que obtienen el
cartón a bajo precio y lo venden a un lugar más grande. La idea siempre fue sumar a un sector
postergado, que le terminó dando más repercusión mediática al proyecto. Si no había
recursos, se ponía ingenio.
—Y como ahora vendían libros en distintos eventos.
—Principalmente en ferias y conciertos. Nos costaba más entrar en las librerías. Digamos que
al principio no le gustaba el precio tan bajo, algunos ni siquiera consideraban de que se trataba
de libros. Pero creamos nuestro público a partir de libros breves, fáciles de adquirir, baratos y
con autores de vanguardia, desconocidos como Dani Umpi, Enrique Lihn o José Emilio Pacheco.
Y otros que ahora son más renombrados como Fabián Casas, Pedro Lemebel o Cucurto.
Además, teníamos obras de Horacio Quiroga, Rodolfo Walsh, Julio Cortázar, Copi, Néstor
Perlongher, Ricardo Zelarrayán, Leónidas Lamborghini y Ricardo Piglia, entre otros tantos.
—¿Cuándo pasan a ser una cooperativa “en los papeles”?
—En 2008. Fue una estabilidad grande que implicó más responsabilidad y también una
remuneración fija. Nos permitió tener excepciones impositivas, participar de ferias de
microemprendimientos y aportes de papel y maquinaria del Ministerio de Trabajo nacional. En
2005 ya se había conseguido una imprenta, que ahora está en nuestro taller en La Boca, una
Offset Multilith 1250, y pasamos de tiradas de 200 ejemplares a 500 o 1000.
—¿Y cómo fue la experiencia de dejar ejemplares en las librerías? ¿Los ponían en
consignación?
—Nunca dejamos en consignación porque el precio es muy barato. La verdad es que costó
mucho al principio, pero con el tiempo la editorial se hizo más conocida y se fueron sumando
librerías. En general, aumentan un 40 por ciento el precio que nosotros les cobramos, claro
que es más barato comprar nuestros libros en la avenida Corrientes que en (el barrio de)
Palermo. En este momento, vendemos a más de 20 librerías porteñas y otras 20 en distintos
lugares del país: Santa Fe, Chubut, Tucumán, Río Negro.
—¿A los autores también les resulta conveniente más allá del factor ético y solidario de
participar en el proyecto?
—Para los nuevos es una puerta de entrada a otros públicos. Nosotros no somos los dueños de
los derechos de ninguna obra, aunque tenemos cuentos inéditos de algunos autores como Aira
o Fogwill, que nos dieron impulso y notoriedad. Incluso a veces aparecen por el taller
estudiantes de Letras y piden algo que está descatalogado, como Dani Umpi, y se lo
imprimimos y pintamos a mano en el momento, como una pizza. Tenemos un taller abierto en
Aristóbulo del Valle 666 (La Boca), que se puede visitar de lunes a sábado, de 14 a 19. Ahí
recibimos bastantes pedidos o en nuestro sitio web: www.eloisacartonera.com.ar).
—¿Y cuál es la situación económica de la cooperativa hoy?
—Somos diez personas y no tenemos un sueldo fijo. A fin de mes, separamos los costos de los
materiales y repartimos en partes iguales lo que queda. A diferencia de otras editoriales
cartoneras, que en general son personas que no se pueden publicar y se autopublican como
nosotros al principio, ahora tenemos un pie adentro del mercado y un pie afuera, pero el de
adentro es de madera.

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Fuente: Lona, Ana Virginia (2017) “El libro cartonero de la Universidad Nacional de Córdoba” en Revista
Magna (Argentina), página web, 08-06. Disponible en http://revistamagna.com.ar/nota/el-libro-
cartonero-de-la-Universidad-Nacional-de-Cordoba.

El libro cartonero de la Universidad Nacional de


Córdoba
La Sofía Cartonera es una editorial universitaria, inspirada en Eloísa Cartonera, cuyo
objetivo principal es acercar la literatura contemporánea y latinoamericana a todos
los (potenciales) lectores.

► ANA VIRGINIA LONA

La editorial participa en numerosas ferias y jornadas presentando sus publicaciones.


Imagen: facebook.com/La-Sofia-Cartonera

El espíritu de la primera editorial cartonera del mundo, Eloísa Cartonera, sirvió de base para
gestar La Sofía Cartonera. Este proyecto logra conectar a la universidad con la comunidad de
manera tal que las dos se nutren mutuamente a través de la literatura. No obstante, a veces
este vínculo se ve obstaculizado por la concepción de la institución educativa como un ente
ajeno al resto de la sociedad.
El objetivo de la editorial cartonera de la UNC es el de elaborar un libro que sea el puente que
logre (re)componer el vínculo, un poco agrietado y muchas veces incomprendido, entre la
sociedad y la universidad, pero también se propone desacralizar el libro como objeto al que
sólo se puede acceder con ciertas condiciones socioculturales.

En el principio fue Eloísa


La Sofía Cartonera es la primera editorial cartonera que se proyecta desde la universidad, pero
no es la primera en proponer libros de cartón. Los comienzos de La Sofía Cartonera hay que
buscarlos en la primera editorial cartonera del mundo, Eloísa Cartonera, fundada por
escritores y un artista plástico en el 2003, en Buenos Aires. El panorama para los escritores, al
igual que para la mayoría de los argentinos, era desolador. En aquel entonces, pensar en la
cultura no era una prioridad, el hambre y la necesidad de trabajar para saciarlo era lo urgente.

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De cómo se encadenaron los eslabones
La editorial cartonera encontró la manera de transformar lo que era visto como basura, el
cartón, en un objeto con valor artístico y literario, con el cual los escritores noveles
encontrarían su espacio de difusión. Luego de pensar y repensar la idea, Washington Cucurto y
Javier Barilaro abrieron las puertas a la primera editorial cartonera del mundo.
El libro cartonero se concibió como una respuesta a las necesidades e inquietudes de los
escritores que quedaron fuera de toda posibilidad de ver sus obras publicadas, pero también
de nuevos actores sociales que aparecieron en el escenario de la crisis socioeconómica de
principios del nuevo milenio: los cartoneros.
Esta nueva figura que había surgido hacia finales de la década del 90, y que paulatinamente
comenzaba a formar parte de la cotidianeidad urbana en todo el país, se visibilizó luego de la
crisis del 2001. Familias enteras que buscan cartón entre la basura y algo para comer iba a ser
el nuevo retrato del país desde principios del 2000.
Para Eloísa Cartonera, los cartoneros, vistos por la sociedad como personas con un oficio
menospreciado y estigmatizado hasta el día de hoy, se convirtieron en un eslabón esencial en
la producción de libros. Los hubo quienes sólo vendían el cartón, también los que se ocupaban
de cortar las tapas y hasta las pintaban antes de encuadernar los textos. Eloísa Cartonera tuvo
la idea de comprar directamente a los cartoneros los cartones, a veces ya cortados, a veces no,
a un precio un poco mayor que las empresas de reciclaje. Los invitaban a pintar y a tomar algo
mientras lo hacían1.
Ahora la editorial es una cooperativa pero, en el comienzo, se sostuvo con una verdulería.
Junto a las papas y los duraznos, los libros de cartón se elaboraban, se pintaban y se vendían.
No sólo se trataba de reutilizar el cartón, también se trataba de que todos participaran en la
elaboración de los libros.

De la calle a la universidad y de allí… a la calle


La Sofía Cartonera es un programa de extensión universitaria de la Facultad de Filosofía y
Humanidades (FFyH) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) llamado: "Centro Editor
Cartonero de la Facultad de Filosofía y Humanidades: La Sofía Cartonera"2.
Desde 2012, en los pasillos y aulas de la FFyH, Cecilia Pacella -vicedirectora de la Escuela de
Letras- junto con estudiantes, docentes y egresados de varias carreras de la UNC, trabajan con
el entusiasmo y la dedicación contagiados por la propuesta de Washington Cucurto, quien
visitó Córdoba varias veces y ayudó a que la idea de la editorial en la facultad empezara a
crecer y a convertirse en un programa de mucho éxito para la UNC y la comunidad.

Desacralizar el libro
Una institución como la universidad no podía ignorar lo que estaba pasando, y vio en la
propuesta de la editorial cartonera un modo de acercarse a la comunidad, de nutrirse de ella y
de poner el libro en manos de personas que no podrían costearlo o que creen que sólo cierto
tipo de gente lo hace.

1
Eloísa Cartonera: http://www.eloisacartonera.com.ar/
2
La Sofía Cartonera, la editorial escuela que busca desacralizar el libro.

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El cómo de la editorial cartonera universitaria
El programa de extensión universitaria de la UNC se ocupa de realizar talleres de elaboración
de libros cartoneros en escuelas, cárceles, asociaciones civiles y en cualquier otro espacio en el
que el libro sea considerado inaccesible. También dentro de este programa se contemplan
proyectos de otras facultades, como la de Artes y la de la Facultad de Lenguas3.
El objetivo de La Sofía Cartonera es desacralizar el libro, convertirlo en un bien social, como lo
que realmente debería ser, y al alcance de todos. Las tareas de la editorial se sostienen
principalmente con la venta de los libros, por ello, si les interesa, pueden encontrarlos en
ferias de libros, festivales locales, algunas librerías, o en los mismos espacios donde algunas de
las editoriales funcionan.
Parte de los proyectos ya realizados a través del programa universitario de La Sofía Cartonera
nos lo cuentan Lucía Coppari y Verónica Villada Medina (Facultad de Ciencias de la
Comunicación, UNC) en el video que crearon bajo la dirección de Laura Maccioni y Cecilia
Pacella. El mismo es producto de un proyecto de extensión universitaria del 2014:

¿Y las demás editoriales cartoneras?


Aunque, en los primeros años, Eloísa Cartonera no fue bien recibida por algunos sectores de la
sociedad, la editorial se mantuvo en pie hasta hoy. Cientos de editoriales en todo el mundo
han surgido inspiradas en la primera, aunque, lamentablemente, no todas perduraron. Otras
se sostienen con el entusiasmo, el trabajo en equipo y un público lector ávido de nuevas letras
e ideas.
Este tipo de editoriales se multiplicó rápidamente en casi toda la región latinoamericana4.
Hubo algunas en Europa, más precisamente en Francia, que ya no funcionan más, y otra en
España5. No todas lograron mantenerse, pero las que quedan lo hacen con tesón y con el
apoyo de gran parte de la sociedad. La mayoría no quiere ayuda estatal, ya que eso supondría
ciertas condiciones que quebrantarían y hasta pondrían en jaque la posibilidad de continuar si
esa ayuda desapareciera.
Podés comunicarte con La Sofía Cartonera a través de su página en Facebook y en su perfil en
Instagram. Allí podrás también enterarte en qué lugares comprar los libros y curiosear un poco
de qué se trata.

3
La Sofía Cartonera, el PUC y el Programa de Derechos Humanos realizan el cierre de sus actividades,
Facultad de Filosofía y Humanidades.
4
Red de Editoriales Cartoneras de Latinoamérica.
5
Editoriales cartoneras en Wikipedia.

TMC 2019 | DOSSIER DE MATERIAL DE ANÁLISIS / UNIDAD 4 | 21


Fuente: Agencias AFP, DPA y AP (2013) “El artista británico Banksy ofreció de incógnito sus graffitis en el
Central Park por 60 dólares” en La Nación, página web, 16/10. Disponible en
https://www.lanacion.com.ar/1629556-experiencia-banksy-ofrecio-de-incognito-sus-graffitis-en-el-
central-park-por-60-dolares.

El artista británico Banksy ofreció de incógnito sus


graffitis en el Central Park por 60 dólares
El reconocido graffitero, cuyas obras suelen ser adquiridas por miles de dólares,
recaudó sólo 420 dólares en un día

► Agencias AFP, DPA y AP

NUEVA YORK. | El artista callejero británico Banksy, cuyas obras se venden en cientos de miles
de dólares en las subastas, instaló un puesto el pasado sábado en el Central Park de Nueva
York para vender una veintena de pinturas "auténticas y firmadas" por sólo 60 dólares. Sin
embargo, los transeúntes que pasaron por ahí no notaron que se trataban de obras del
reconocido graffitero y pocos se acercaron a comprarlos.

El enigmático e imprevisible artista británico tuvo la precaución de no anunciar la venta, para


notar cuál sería el alcance de su obra si no se conociera su autor. Los ingresos fueron magros:
de acuerdo con un video publicado en su sitio web, recaudó solamente 420 dólares.
Las pinturas, todas en blanco y negro, fueron vendidas el sábado por un hombre mayor
sentado en una silla plegable, de sombrero, camiseta sin mangas y camisa celeste. El hombre
se instaló a última hora de la mañana y no vendió nada durante algunas horas, de acuerdo con
el video publicado por el artista en su página web.
A las 15.30 una mujer finalmente compró dos pequeños lienzos para sus hijos y negoció un
descuento del 50%, según el video. Media hora más tarde, una chica de Nueva Zelanda
adquirió dos. El vendedor le agradeció con un beso.

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Sobre las 17.30, un joven de Chicago que buscaba "algo para las paredes de su nuevo hogar"
compró cuatro, aparentemente ignorando el valor de lo que estaba comprando. A las 18, el
vendedor guardó la mayoría de las pinturas que había llevado, que no había vendido.
"Fue una venta única. El puesto no estará hoy", anunció Banksy el domingo en su página web,
sorprendiendo a varios. Según algunos expertos, las obras vendidas tienen un valor de decenas
de miles de dólares.

Una obra por día


Banksy está actualmente como "residente" durante un mes en Nueva York y cada día crea un
nuevo evento como parte de su exposición "Better Out than In" (Mejor fuera que dentro).

El artista inglés, cuya verdadera identidad se desconoce, revela todos los días un trabajo nuevo
en una pared diferente en algún lugar de la ciudad, algo que deleita a su fans, que recorren
Nueva York para admirar sus obras.
En una entrevista reciente por correo electrónico con el diario New York Village Voice, Banksy,
cuyas obras combinan el humor y la política, dijo: "Sé que el 'street art' parece cada vez más la
parte de marketing de la carrera de un artista, así que quise hacer arte, sin precio. No hay
galería, película o libro. Eso es inútil. Y espero que esto quiera decir algo".

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Fuente: Piqué, Elisabetta (2016) “El street art de Banksy se exhibe con calidad de museo” en La Nación,
24-05. Disponible en http://www.lanacion.com.ar/1901786-el-street-art-de-banksy-se-exhibe-con-
calidad-de-museo

El street art de Banksy se exhibe con calidad de


museo
Un grupo de 150 obras del misterioso artista británico giran en torno de la guerra, el
capitalismo y la libertad

► ELISABETTA PIQUÉ

ROMA.- Guerra, Capitalismo & Libertad. Es el título de la mayor muestra hasta ahora dedicada
al célebre y misterioso artista británico conocido como Banksy, ícono del arte urbano, que se
inaugura hoy en esta capital y que se extenderá hasta el 4 de septiembre próximo.
Una fundación italiana llamada Tercer Pilar, que ya hizo otras experiencias en campo artístico,
es la que se encargó de juntar y traer hasta la ciudad eterna 150 obras del street artist nacido
en Bristol en 1974, cuyo principal mérito es el de haber logrado mantenerse invisible a lo largo
de las dos décadas en las que dio a conocer su arte.

Palazzo Cipolla: la primera gran muestra de los trabajos más emblemáticos


de Banksy se puede ver en Roma hasta septiembre próximo.

Se adapta bien su anonimato a las obras que a partir de los primeros años del 2000
denunciaron con humor y ferocidad las contradicciones del nuevo siglo. En especial, las
guerras, el capitalismo y la libertad, que fue el título elegido por los curadores -Stefano
Antonelli, Francesca Mezzano y Acoris Andipa- para esta interesantísima muestra. Su mayor
ambición -dicen- es que sea didáctica: que llegue a todo tipo de público y que el arte
contemporáneo, en este caso el street art, el arte de la calle, sacuda conciencias.
De hecho, es difícil quedar indiferente ante las pinturas originales, los stencils, serigrafías,
esculturas y objetos raros -en muchos casos, jamás exhibidos antes-, que pueden verse en la
muestra, como por ejemplo, esa lata de Coca-Cola símil bomba casera...
Todo lo que puede admirarse, incluso el stencil con la firma de Banksy con aerosol, proviene
de colecciones privadas internacionales. De hecho, la fundación que organiza Guerra,
Capitalismo & Libertad se preocupa por aclarar que en esta muestra no-profit, el artista "no

TMC 2019 | DOSSIER DE MATERIAL DE ANÁLISIS / UNIDAD 4 | 24


está asociado ni implicado en esta exposición museal". Y que todas las obras proceden de
coleccionistas privados, entre los cuales hay famosos como Brad Pitt.

Stencil: la chapa con la mítica firma del artista que mantiene


su anonimato desde hace dos décadas integra la exhibición

Lo cierto es que se trata del más grande corpus jamás exhibido antes del artista urbano,
certificado por el organismo denominado "Pest Control", la autoridad londinense que desde
hace tiempo autentica sus obras. Las técnicas utilizadas son pintura sobre tela, aerosol, stencil,
imprenta sobre papel, serigrafía, instalación y el cortometraje.
Al margen de la iconografía relativa a la paz, a la guerra y a la libertad de los años 2000,
presente en la muestra, sus más fervientes admiradores saben que Banksy resucitó una vez
más su espíritu de denuncia callejera en diciembre pasado. Entonces, decidió desalojar sus
propias obras del parque temático Dismaland -una parodia de un parque de diversiones con
animadores deprimidos y tristes-, para alojar a los refugiados que se agolpan en el paso de
Calais, donde realizó en cambio una serie de murales, entre ellos The son of migrant from
Syria, representado cínicamente por Steve Jobs.
Muy discutido, exaltado y ferozmente criticado, dependiendo de las ocasiones, en enero
pasado Banksy realizó un grafiti sobre la parte trasera de la embajada francesa en Londres que
representaba a una joven mujer en lágrimas (probablemente inspirada en Cosette, de Los
miserables, de Victor Hugo), en cuyos pies había una lata de gases lacrimógenos y detrás una
bandera francesa, en otra dura crítica a la política de recepción europea a los refugiados. No
hace falta decir que el grafiti-denuncia fue inmediatamente cubierto.
La sede romana de la muestra es el Palazzo Cipolla. Se trata de uno de los "palacios" históricos
de Roma, que se levanta en la céntrica Via del Corso. El lugar fue reestructurado justamente
para albergar arte contemporáneo, con una cúpula interior y amplias salas.
Allí se despliega la obra iconoclasta de Banksy -incluidas 50 covers de discos- que reserva sin
embargo cierta amabilidad cuando representa a los niños, aun cuando la denuncia es fuerte.
Puede asistirse, así, a la representación de un partido de fútbol en el que el televisor ocupa el
lugar de la pelota.
Dar un nuevo significado a las cosas parece ser lo que hace, con espontánea creatividad, este
artista que capturó la atención mundial desde su Bristol natal, con sus murales que lo llevaron
a la fama.

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Bomba casera: la ironía es un sello de la creación del artista de quien
sólo se sabe que nació en Bristol, en 1974. Foto: Fundación Tercer Pilar

Es así como transforma una célebre escena de Pulp Fiction con John Travolta que empuña una
banana en lugar de una pistola. O desacraliza de una vez por todas a la reina Victoria
sentándola a horcajadas sobre la cabeza de una dudosa e impúdica joven.
No faltan los toques de humor en esta muestra de realizaciones nacidas y pensadas para la
calle, pero que no supieron resistir el halago de los coleccionistas. Es evidente, por ejemplo, en
la obra que representa un camión blindado seguido por su correspondiente custodia de
motociclistas que enarbola orgullosamente un donut (rosquilla) color rosado sobre el techo. Y
parecería un autorretrato la imagen de un joven con expresión furiosa, sorprendido mientras
empuña el spray con el que esta "decorando" un muro.
La ironía acompaña a la muestra en todo su recorrido, desde el principio, hasta el final. La
última obra, un paisaje anónimo con marco dorado a la manera de las obras de arte expuestas
en los museos tradicionales, indica con una flecha y con grandes letras pintadas sobre el vidrio
exit through the gift shop.

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Fuente: Rocket, Mirlo (2017) “Mirlo Rocket opina sobre ARTE BA 2017”, publicación en Facebook, 26-05.
Disponible en https://www.facebook.com/holamafia/posts/1383473418407501.

Mirlo Rocket opina sobre ARTE BA 2017


(fragmentos)
Mirlo Rocket se describe a sí mismo como un "artista de moda". Su eslogan máximo
es: "Soy un gerente de marketing atrapado en el cuerpo de un artista plástico".

► MIRLO ROCKET

ArteBA es un gran congreso reptiliano que se celebra en mayo. Siempre coincide con el
regreso de Tinelli a la televisión. […]
Es el momento ideal para encontrarme con mis envidiosos colegas (no soportan que mi obra
genere el 85% del PBI de Palermo Soho) y chapear que soy jurado de un gran premio, que haré
un mural en Miami, que ampliaré mi línea de producción sumando 84 Millennials en negro
porque tengo miles de pedidos de Dubai.
En el Barrio Joven exponen las primeras camadas de artistas que se criaron con los
Teletubbies. Víctimas de una sociedad que se achupinó y se ukelelizó, los pibes “Ni Ni ”( Ni
pintan, Ni dibujan ) disimulan sus limitaciones abrazando el chamuyo del arte conceptual
(tardan más tiempo en explicar su obra que en producirla).
Mi momento favorito es cuando sube la espuma y llega el charter privado con los ciudadanos
de la Isla de Caras. Ni bien entran suena una chicharra en el galpón y sueltan a Marta Minujín
para que las celebrities se saquen selfies.
ArteBA como feria de decoración no está mal, pero si quieren comprar arte pasen por los
talleres de los artistas porque, como decía el maestro León Ferrari, “No hay nada más lindo
que puentear a tu galerista.”
CC BY-NC-ND 3.0 - M.A.f.I.A

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