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El actor considera que el numeral 7 del artículo 140 del Código Civil, consagra una
diferenciación injustificada entre hombres y mujeres, al vincular distintas
consecuencias civiles para el adulterio cometido por uno y otro. A la mujer se le
prohibe establecer una nueva relación marital con quien fue su amante, mientras
que al hombre se le permite rehacer su vida matrimonial con la persona que elija.
Afirma, entonces, que dicho precepto viola la Constitución pues las causales de
nulidad del matrimonio no pueden "edificarse" sobre la base de una clara
discriminación entre el hombre y la mujer, sino únicamente "desde la perspectiva de
la igualdad de derechos y deberes para cada uno de los cónyuges dentro de la
relación marital".
Sin lugar a duda, la respuesta tiene que ser negativa pues se trata de una situación
jurídica equiparable, en la que incurren personas que la Constitución reconoce como
iguales. Como bien lo ha sostenido esta Corporación, "el principio de igualdad se
traduce en el derecho a que no se consagren excepciones o privilegios que
"exceptúen" a unos individuos de lo que se concede a otros en idénticas
circunstancias,
I. ANTECEDENTES
Fundamentos de la demanda
Según el demandante, la norma impugnada, al disponer que es nulo el matrimonio
cuando uno de los contrayentes haya matado o hecho matar al cónyuge con quien
estaba casado anteriormente, está consagrando una sanción civil imprescriptible,
que le impide al conyugicida rehacer su vida aun después de haber saldado su
deuda con la sociedad y con el Estado de derecho a través del cumplimiento de la
condena.
RESUELVE : Declarar EXEQUIBLE el numeral 8 del artículo 140 del Código Civil,
condicionado a que se entienda que la nulidad del matrimonio civil por conyugicidio
se configura cuando ambos contrayentes han participado en el homicidio y se ha
establecido su responsabilidad por homicidio doloso mediante sentencia
condenatoria ejecutoriada; o también, cuando habiendo participado solamente un
contrayente, el cónyuge inocente proceda a alegar la causal de nulidad dentro de
los tres meses siguientes al momento en que tuvo conocimiento de la condena.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
Se plantea ante la Corte un caso que involucra dos tendencias naturales del ser
humano: la unión matrimonial y la religiosidad. La Constitución Política en su artículo
42 reconoce a la familia como "núcleo fundamental de la sociedad", y al matrimonio
como uno de sus elementos constitutivos.
Para responder las dos tedencias, la corte señalas que Cabe anotar que al
reconocer ella los efectos civiles de los matrimonios religiosos y de las sentencias
de nulidad de esos matrimonios dictadas por las autoridades de la respectiva
religión, en los términos que establezca la ley, está protegiendo, por una parte, la
esfera espiritual de la persona, y de paso garantizando sus derechos a la libertad
de conciencia y a la libertad de cultos y por otra parte, la convivencia social cuya
garantía corresponde por esencia a la potestad civil.
En segundo lugar, La ley sub examine no desconoce que todos los matrimonios
cesan en sus efectos civiles por el divorcio, de acuerdo con la ley civil; es por eso
que la Corte no considera que exista inconstitucionalidad alguna, porque la ley no
está consagrando ninguna situación que vulnere el derecho a la igualdad ante la
ley.
LA DEMANDA
Asi mismo considera que la expresión “o de hecho”, que hace parte del numeral 8° del artículo 6
de la Ley 25 de 1992, quebranta el artículo 29 de la Constitución Política, porque basta que la
separación de hecho hubiere perdurado por más de dos años para que el divorcio se decrete,
sin que para el efecto importe la defensa esgriminada por el demandado. Que por lo anterior
carecen de importancia el ejercicio del derecho de defensa de éste así pueda justificar su
ausencia del hogar, por razones de salud, secuestro, pena privativa de la libertad, trabajo o
estudio, porque la causal no admite modalidades, no considera imputaciones, ni permite
establecer responsabilidades.
Por lo anterior afirma que como probada la interrupción de la vida en común durante dos años,
el juez tiene que declarar el divorcio, sin que para el efecto interese lo que hubiese alegado el
cónyuge demandado.
CONSIDERACIONES
cabe afirmar que, acorde con el ordenamiento civil, el matrimonio es un contrato en virtud del
cual “un hombre y una mujer se unen con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse
mutuamente y que de conformidad con la Constitución Política es el vínculo que da origen a la
familia jurídica de tal suerte que el matrimonio es la única fuente obligacional que permite que
los derechos y las obligaciones generadas recaigan sobre la persona misma de los contratantes,
aunque el matrimonio es un contrato, porque resulta esencial el consentimiento de los
contratantes para su conformación, el incumplimiento de la obligación que los cónyuges hacen
de si mismos, no puede estar sujeta a la coacción de los operadores jurídicos es decir, el estado
no puede exigir la obligación de convivir porque este debe de respetar la dignidad humana y la
intimidación de la pareja.
Tampoco el Estado puede mantener el vínculo cuando las circunstancias denotan un claro
resquebrajamiento y ambos, o uno de los cónyuges, así lo pide, de tal suerte que los
ordenamientos han previsto causales subjetivas y objetivas, que permiten a los cónyuges
acceder a la disolución extrínsica del vínculo.
Las causales subjetivas conducen al llamado divorcio sanción porque el cónyuge inocente invoca
la disolución del matrimonio como un castigo para el consorte culpable, mientras que las causales
objetivas llevan al divorcio como mejor remedio para las situaciones vividas.
Tampoco procede la sentencia condicionada invocada por el actor, por cuanto la Corte considera
que la expresión en estudio en cuanto permite al demandante invocar el divorcio sin demostrar
la culpa del otro ni su inocencia, con independencia de los hechos o circunstancias que motivaron
o prolongaron la interrupción de la vida en común, de tal manera que no resulta necesario
condicionar en ningún sentido la decisión.
DEMANDA
FUNDAMENTO DE LA DEMANDA
CONSIDERCIONES
Por lo tanto, la exigencia de los dos años de separación corporal de los cónyuges
para su invocación como causal de divorcio, es una limitación temporaria y no una
medida que vacíe o anule la dignidad o el derecho del cónyuge separado,
ni representa una restricción desproporcionada de su autonomía para elegir libre
y responsablemente el estado civil que le plazca u optar por la conformación de una
nueva relación sentimental o de familia.