Vous êtes sur la page 1sur 15

1

Anamnesis e Hipomnesis
Platón como el primer pensador de la proletarización.

Bernard Stiegler1.

TRADUCCIÓN: Jorge Echavarría Carvajal


Universidad Nacional de Colombia- Sede Medellín
Departamento de estudios filosóficos y culturales
Facultad de ciencias humanas y económicas
Julio de 2009

1. La Exteriorización industrial de la memoria

Todos hemos tenido la experiencia de olvidar dónde hemos colocado un objeto portador
de memoria – un trozo de papel, un libro con anotaciones, una agenda, una reliquia o
fetiche, etc. Descubrimos entonces que una parte de nosotros mismos (nuestra memoria)
está por fuera. Esta memoria material, que Hegel llamó objetiva (1), es parcial, pero
constituye la más preciosa parte de la memoria humana: En ella, la totalidad del
accionar del espíritu, en todas sus maneras y aspectos, toma forma.
Escribir un manuscrito es organizar el pensamiento consignándolo externamente bajo la
forma de trazas, esto es, de símbolos, en los que el pensamiento puede reflexionar sobre
sí mismo, haciéndose repetible y transmisible: se hace conocimiento. Esculpir, pintar,
dibujar, es ir adelante, a un encuentro con el carácter tangible de lo visible, es ver con
las manos, en tanto se da para ser visto, es decir, para ser visto de nuevo: es entrenar el
ojo del espectador y, así, esculpir, pintar y dibujar su ojo, transformándolo. Tal es
también el sentido de lo que Joseph Beuys denomina escultura social.
La memoria humana es, desde el origen, exteriorizada, y ello significa que es técnica
desde sus inicios. Primero, toma forma como herramienta lítica, hace dos o tres
millones de años. La herramienta de piedra, un soporte espontáneo de memoria, no fue
hecha, por supuesto, para almacenar memoria: no hasta que en el paleolítico tardío
aparezcan las mnemotecnias como tales. La escritura ideogramática que surge tras el
período neolítico, conduce al alfabeto, el que aún hoy organiza la agenda del gerente,
pero este objeto calendario es, en adelante, un aparato: un planeador personal, ya no
más mnemotécnico sino una mnemotecnología.
Originalmente objetivada y exteriorizada, la memoria está en constante expansión
técnica, y al extender el conocimiento humano y su poder, simultáneamente escapa a
sus constreñimientos y los sobrepasa, poniendo en cuestión tanto sus organizaciones
físicas como sociales, y ello es particularmente sensible con el paso de las
mnemotecnias a las mnemotecnologías. Hoy, la memoria se ha convertido en el
elemento fundamental del desarrollo industrial, y los objetos cotidianos son más y más
soportes de memoria objetiva, esto es, también formas de conocimiento. Hoy estas
formas tecnológicas de conocimiento, objetivadas bajo la forma de equipos y aparatos,

1
Bernard Stiegler ( Centre Georges Pompidou- Paris). Bochumer Kolloquium
Medienwissenshaft Rurh- Universität Bochum 30 -01-08
2

también, y de forma especial, engendran una pérdida de conocimiento en el mismo


instante en que comienza a hablarse de “sociedades de conocimiento”, “industrias de
conocimiento” y de capitalismo “cognitivo” o “cultural”.

Estamos en constante relación con aparatos mnemotecnológicos de todas clases, desde


la televisión al teléfono, incluyendo el computador y los sistemas GPS. Hoy, las
tecnologías cognitivas, a las que confiamos una cada vez mayor parte de nuestra
memoria, van haciéndonos perder una también cada vez mayor parte de nuestro
conocimiento. Extraviar un teléfono celular es perder el rastro de los números
telefónicos de nuestros relacionados y darnos cuenta de que estos ya no están en nuestra
memoria física sino en la del dispositivo perdido. Es aquí donde debemos preguntar si el
desarrollo masivo e industrial de mnemotecnologías no representa una pérdida
estructural de la memoria, o, más precisamente, un desplazamiento de nuestra
memoria: un desplazamiento que puede llegar a ser el objeto de control del
conocimiento, y constituye la base mnemotecnológica esencial de estas sociedades de
control que Guilles Deleuze comenzó a teorizar hacia el final de su vida. (2)

2. El asunto de la hipomnesis

El telón de fondo de esta hipótesis es una antigua cuestión filosófica, expuesta por
Platón y a la que llamó hypomnesis, y la que reactivó Michel Foucault, también hacia el
final de su vida, como el asunto de la hypomnémata. (3)
Exteriorizamos en equipos mnemotecnológicos contemporáneos cada vez más
funciones cognitivas, y, correlativamente, perdemos más y más conocimiento que es
entonces delegado no sólo a los equipos, sino también a las industrias de servicios que
lo pueden poner en red, controlarlo, formalizarlo, modelarlo, y, tal vez, destruirlo, en el
caso de ese conocimiento que escapa de nuestro alcance, inducir una “obsolescencia de
lo humano” (4), que se siente más y más en pérdida e interiormente vacío. De este
modo, en cuanto más se mejore un automóvil, menos sabremos cómo conducirlo – el
dispositivo GPS que asiste el conductor en su tarea, lo reemplazará por completo:
teleguiará el vehículo por medio de un sistema de conducción automático: perderemos
nuestro esquema sensorio-motor formalizado por el sistema, en tanto este se automatiza.
En tanto más deleguemos la ejecución de una serie de pequeñas tareas que tejen la
trama de nuestras vidas en los aparatos y servicios de la industria moderna, más vanos
nos hacemos: en tanto más perdemos nuestro conocimiento del hacer, más perdemos
también nuestro saber vivir bien. Lo único que se nos delega es el consumir
ciegamente, un tipo de impotencia, sin esos sabores que sólo el saber – de sapere-,
esto es, el conocimiento, puede proporcionar. Nos hacemos impotentes, sino obsoletos,
si es cierto eso de que el conocimiento da poder a la humanidad.
Las economías de servicios que descansan sobre estas tecnologías, en las que el
comportamiento es formalizado y administrado, son características de una época
hiperindustrial, la que de modo singular renueva el análisis de Platón de la hipomnesis.
Porque es verdad que la industrialización en general es la generalización de la
reproducción mnemotecnológica del comportamiento motor de los consumidores.
Del mismo modo que el productor (cuyo gesto es reproducido, y cuyo know-how se
trasfiere a la máquina, la que lo convierte en lo que llamamos un proletario), el
consumidor es enajenado de su savoir-vivre, su saber cómo vivir bien, se encuentra a sí
mismo en la misma traza desindividualizada: ya no es más que una instancia del poder
adquisitivo, lo que equivale a decir, de un consumismo inapelable, que destruye el
mundo inapelablemente.
3

Jacques Derrida en La farmacia de Platón (6), basó la mayor parte de su proyecto de


deconstrucción de la metafísica en su lectura de Fedro (6), mostrando cómo el diálogo
pone en marcha una hypomnesis sofística contra una anamnesis filosófica, donde es
imposible, siguiendo lo que fue descrito en De la gramatología(7) como una lógica del
suplemento que es traza, oponer interior y exterior : es imposible contraponer
memoria viviente a esta memoria muerta que es el hypomnematon, y que constituye la
memoria viviente como cognoscible. Donde la metafísica fijó posiciones inamovibles,
han de rearticularse oposiciones dinámicas : debemos pensar en términos de procesos, a
los que Derrida llama differance.
Por todo esto, es claro que lo que Sócrates describe en el Fedro, a saber, que la
exteriorización de la memoria es una pérdida de esta y del conocimiento, lo que es
experimentado hoy en nuestra vida cotidiana, en todos los aspectos de nuestra
existencia, y más y más frecuentemente, en el sentimiento de impotencia – nuestra- en
el mismo momento en el que el extraordinario poder mnésico de las redes digitales nos
hace más sensibles a la inmensidad de la memoria humana, que parece haberse hecho
infinitamente reactivable y accesible.
Este aparente paradoja significa que el asunto de la hipomnesis es una cuestión política,
y los retos de un combate: un combate por una política de la memoria, y, más
precisamente, por la constitución de un ambiente hipomnésico sustentable. La
exteriorización de la memoria y del conocimiento, una vez alcanzado el estadio
hiperindustrial, es a la vez de promoción de su impacto ilimitado, y de poder
implementar su control – control a través de las industrias cognitivas y culturales de
estas sociedades de control que ahora formalizan la actividad neuroquímica y las
secuencias de necleótidos, y, por tanto, inscribir los sustratos neurobiológicos de la
memoria y el conocimiento en la historia de lo que debe ser analizado como el proceso
de gramaticalización, la etapa más reciente en la que están las biotecnologías, siendo
las nanotecnologías las próximas en línea, planteado de forma nítida la cuestión de una
biopolítica, psicopolítica y tecnopolítica de la memoria.

3) La Gramaticalización como “la historia del suplemento”

La historia de la memoria es aquella misma de su gramaticalización.


No hay interioridad que preceda la exteriorización, , sino, al contrario, la exteriorización
constituye como tal el interior, esto es, lo distinguió y lo configura en el mismo curso de
lo que Leroi-Gourhan describe como un proceso de exteriorización, donde esta
distinción configuradora, que está constantemente desplazándose a sí misma, cada vez
estableciendo nuevas relaciones entre los individuos psíquicos y los colectivos, -nuevos
procesos de formación de individuación psíquica y social, en el sentido mismo que
Gilbet Simondon confiere a esta expresión, cuando plantea que la memoria es el “medio
asociado” de esta individuación (8).
Con el advenimiento de las mnemotécnicas, el proceso de exteriorización, que es
técnico, deviene concretado en una historia de la gramaticalización (9). El proceso de
gramaticalización es la historia técnica de la memoria, en la que la memoria
hipomnésica repetidamente relanza la constitución de una tensión anamnésica de la
memoria. Esta tensión anamnésica se exterioriza a sí misma en forma de las obras del
espíritu, donde las épocas de la individuación psicosocial se configuran a sí mismas: la
gramaticalización es el proceso en el cual las corrientes y continuidades configurando
existencias, son discretizadas : el escribir, como discretización del flujo de
discursividad, es una etapa de la gramaticalización.
4

Hoy, con la revolución industrial, el proceso de gramaticalización repentinamente


sobrepasa la esfera del lenguaje, esto es, la esfera del logos, y viene a investir la esfera
de los cuerpos. Y, primero que todo, el proceso discretiza los gestos de los productores
en vista de la reproducción automática, cuando, al mismo tiempo, la reproducción de lo
mecánico y de los aparatos dependen de la visibilidad y lo aurático, que tanto
impresionaron a Benjamin, hacen su aparición (10) constituyendo la era masmediática.
La gramaticalización del gesto, que es la base de lo que Marx llama proceso de
proletarización, es decir, la pérdida del know-how, que continuará con los aparatos
digitales y electrónicos como gramaticalización de todas las formas de conocimiento, so
pretexto de mnemotecnologías cognitivas, incluidos los conocimientos lingüísticos que
se ha convertido en las tecnologías y las industrias de procesamiento del lenguaje, y
también el saber-como-vivir, el comportamiento en general, trazado desde perfiles de
usuarios hasta la gramaticalización de los afectos, que lleva al capitalismo cognitivo de
las economías hiperindustriales de servicios.
La gramaticalización es la historia de la exteriorización de la memoria en todas sus
formas: memoria cerebral y nerviosa, primero lingüística, luego auditiva y visual,
corporal y muscular, memoria biogenética. Entonces exteriorizada, la memoria se hace
el objeto de controles sociopolíticos y biopolíticos a través de inversiones económicas
de organizaciones sociales, las que reorientan las organizaciones físicas por medio de
órganos mnemotecnológicos, incluyendo las máquinas herramienta ( Adam Smith ya en
1776, analizó los efectos de la máquina en la mente del trabajador (11)), y todos los
autómatas, incluyendo los electrodomésticos.
Es por esto por lo cual pensar en gramaticalización implica una organología general, es
decir, una teoría de la articulación de los órganos corporales, los artificiales y las
organizaciones sociales (12).
Podríamos reformular el asunto expuesto en el Fedro en la época hiperindustrial del
objeto mnemotecnológico hipomnésico, y desde el punto de vista de una organología
general (fundamentando una organología política, económica y estética),
descubriríamos que el asunto de la hipomnesis constituye la primera versión de un
pensamiento sobre la proletarización, permitiendo que el proletariado sea el actor
económico sin conocimiento, ya que no tiene memoria: ella ha pasado a la máquina de
reproducción gestual que ya el proletariado no tiene que conocer, sino sólo tiene que
servir, haciéndose esclavos una vez más.
Examinar el problema de la memoria técnica hoy es señalar otra vez la hipomnesis,
tanto como la cuestión del proletariado, y como el proceso de gramaticalización donde,
de ahora en adelante, el consumidor será privado de su memoria y conocimiento: es
estudiar la etapa de una generalizada proletarización traída por la generalización de
las tecnologías hipomnésicas. La verdad de Platón, por tanto, ha de ser hallada en
Marx, permitiendo esbozar dos conclusiones suplementarias:

- Marx mismo no piensa en la naturaleza hipomnésica de la técnica y la existencia


humanas, lo que quiere decir que no puede pensar la vida humana como ex -
sistencia.
- La lucha inaugural de la filosofía contra la sofística alrededor del problema de la
memoria y de su tecnificación es el corazón de la lucha política que desde
tiempo inmemorial, constituye la filosofía; y la revaluación del ámbito de
aplicación de la hipomnesis en Platón, tanto como la deconstrucción en
Derrida, tiene que convertirse en la base de un renovado proyecto político de
la filosofía, donde lo que primordialmente está en juego es en las técnicas.
5

4) La memoria humana como epifilogénesis

Si estamos de acuerdo en que la filosofía comienza con Platón , esta se concreta en su


combate contra la sofística alrededor del problema de la memoria entendida como
mnemotecnia ( hipomnesis, pero también como retórica y como tecnologías del
lenguaje basadas en la logografía ). Su primera preocupación es la memoria, y esta es
episteme concebida como anamnesis , y es esta época de la gramaticalización la que
provoca esta cuestión en filosofía: esta última se constituye como la afirmación de la
anamnesis como una reacción contra la práctica sofística de esta hipomnesis que es
la escritura, definida como la tecnificación de la memoria lingüística, y, como tal, un
conocimiento falso ( Gorgias – 13-), en tanto la técnica es en general aprehendida por la
filosofía platónica como pseudo conocimiento ( que sólo conoce lo contingente, lo
sensible, lo accidental), mientras que el conocimiento verdadero es entendido como
conocimiento de lo necesario, esto es, de las esencias inteligibles del ser inmutable.

La gramaticalización es impensable en el contexto del emparejamiento concebido


por Platón sobre la base de la oposición entre anamnesis e hipomnesis, que lo llevan
a confrontar 1) ser a llegar a ser, al mismo tiempo que 2) el espíritu y el cuerpo, 3) el
pensamiento inteligible desde la inmortalidad del espíritu y lo sensible, desde la
mortalidad corpórea – que es también asiento de las pasiones, y trampa para la caída-
todo lo cual, al final, viene a 4) la oposición entre logos y tekhné. El oponer la
memoria física viviente y la memoria técnica muerta es inducir toda la serie planteada.
Por ello, el repensar la memoria como un proceso de gramaticalización, donde vivos y
muertos componen sin fin, es intentar moverse de tales oposiciones. La arqueología
humana y la paleontología ofrecen un modo de responder a la oposición platónica entre
anamnesis e hipomnesis, con una teoría de la memoria que plantea el que la tecnicidad
es constitutiva de la vida como ex –sistencia, es decir, como deseo y como
conocimiento: ello permite que la hominización sea caracterizada como la aparición de
una memoria epifilogenética, tanto hipomnésica como anamnésica en su naturaleza.

El Zinjantropo fue descubierto en 1959: este es un australantropo con 1,75 millones de


antigüedad, y cuyo más viejo ascendente bípedo data de 3,6 millones de años. Pesaba
cerca de 30 kilos, y era un verdadero bípedo: tenía un agujero occipital exactamente
perpendicular a la parte superior de su caja craneana, lo que liberó sus extremidades
traseras para la motricidad, siendo destinados, así, a fabricar herramientas y a
expresarse, o sea, a la exteriorización. Su esqueleto fue hallado con sus herramientas en
el barranco de Oldivai. Con base en estos datos, Leroi-Gourhan mostró que lo que
constituye la humanidad del humano, y constituye una ruptura en la historia de la vida,
es el proceso de exteriorización de lo viviente. Lo que hasta entonces era una parte de la
vida, a saber, las condiciones de la depredación y la defensa, pasa fuera del dominio de
la vida: la lucha por la supervivencia – o, mejor, por la existencia-, ya no será
delimitada por la escena darwiniana. El humano conduce su esfuerzo, que podríamos
decir que es espiritual en naturaleza, por medio de órganos no biológicos, o sea, por los
órganos artificiales que son las técnicas.

Esta vida ya no es más simplemente bio – lógica: es una existencia, una economía
técnica del deseo (14), sostenida por entornos técnicos, que son también entornos
simbólicos, de tal forma que los impulsos (drives) se hallan sometidos a un principio de
realidad, o sea, a posponer la satisfacción, que forma una economía libidinal donde la
energía de los impulsos es transformada en energía libidinal, o sea, en deseo y
6

sublimación. La memoria técnica sostiene esta economía alucinatoria a través del objeto
epifilogenético, como fetiche y como soporte del reflejo narcisista. Freud, cuya teoría
del inconciente es una teoría de la memoria y de su censura, constantemente se
preocupa acerca del problema, sin ser capaz de formalizarlo, lo que lleva a un
neolamarkismo (15).

Debemos a Leroi-Gourhan la tesis acerca de la técnica entendida como vector de


memoria (16). De los australantropos a los neardentales se realiza una diferenciación
biológica del córtex cerebral, que es denominada la apertura del abanico cortical. Pero
comenzando con los neardentales, el sistema cortical está prácticamente al final de esta
evolución; el equipamiento neuronal de los neardentales es muy similar al nuestro.
Ahora, de los neardentales a nosotros, la técnica evoluciona con una extraordinaria
extensión, y ello significa que ya la evolución técnica no depende de la evolución
biológica. El espacio de la diferenciación técnica tiene lugar fuera de las dimensiones
bilógicas, e, independientemente de ellas, por fuera de ese “entorno interior” en el cual,
de acuerdo con Claude Bernard, los elementos constitutivos del organismo prosperan.
El proceso de exteriorización es, en este sentido, el proceso de constitución de una
tercera capa de la memoria.

Desde el neodarwinismo, que se deriva de la biología molecular, y a la luz de la


investigación dirigida por Weismann (17), se sostiene que los seres vivos sexuados
están constituidos por dos memorias: la memoria de la especie, el genoma, que
Weismann llama “germen”, y la memoria del individuo, memoria somática, localizada
en el sistema nervioso central, y donde se encuentra la memoria de la experiencia. Esta
memoria existe desde los limnées ( Lymnaea: moluscos gasterópodos de la familia
Lymnaeidae. N. Tr.) del lago Leman estudiados por Piaget (18), incluyendo el
chimpancé tanto como los insectos y vertebrados . Hoy, la humanidad tiene acceso a
una tercera memoria basada y constituida por la técnica. Un pedernal se forma a sí
mismo configurando la materia inorgánica organizada: el gesto técnico engrama una
organización que es trasmitida por vía de lo inorgánico, introduciendo por primera vez
en la historia de la vida la posibilidad de transmitir conocimiento adquirido
individualmente, pero por un medio no biológico. Esta memoria técnica es
epifilogenética: al mismo tiempo, producto de una experiencia individual epigenética, y
el soporte filogenético de acumulación de conocimiento, constituyendo el phylum
cultural intergeneracional (19).
Ya que su conocimiento es una función de su memoria primordialmente exterior, el
niño esclavo Menón (20) dibuja en la arena con el fin de trazar la figura donde el objeto
geométrico se encuentra: para pensarlo, debe exteriorizarlo organizando la
inorganicidad de la arena, la que, al tiempo, se transforma, como una superficie plástica
capaz de recibir y conservar la inscripción, espacio y soporte de la proyección de un
concepto geométrico. Por supuesto, mutable como sería, el dibujo en la arena puede
conservar de forma más durable que en la mente del esclavo una característica de un
elemento de la figura, ya que la mente del esclavo es esencialmente fluida: sus
pensamientos están en constante tránsito y borrándose a sí mismos, su retención es
finita. Su memoria se rompe constantemente, su atención es siempre atraída lejos de su
objeto hacia otros nuevos, y le es difícil “intencionalizar” el objeto geométrico –
tomarlo en perspectiva en su identidad orgánica, su necesidad, su esencia íntima: su
eidos.
El dibujo, como memoria hipomnésica, es así indispensable para este filósofo potencial,
el niño esclavo, y para su paso a la acción, esto es, de dynamis a energeia o enthelekia,
7

o sea, a su anamnesis: este dibujo constituye una muleta para el entendimiento (21), un
espacio de intuición enteramente producido por los gestos del esclavo al trazar en la
arena, a cada paso de su razonamiento, los efectos figurados de este razonamiento – con
la arena atrapándolos como resultados que el esclavo, desde su intuición y su
entendimiento, podrá tenerlos en lo sucesivo a la vista, y con los cuales ellos podrán
extender y construir la prueba geométrica. Ahora, la oposición platónica entre lo
inteligible y lo sensible, o, entre logos y techné, hará esto literalmente imposible, en los
diálogos que vienen después del Menón- y así la metafísica se configura como la
negación de la original tecnicidad de la memoria.
Epifilogénesis, al convertirse en el proceso de gramaticalización, engendra la
mnemotecnia, la que, comenzando con la revolución industrial se configura como
mnemotecnologías análogas y digitales, hasta hoy, donde las últimas se reconfiguran
dentro de micro tecnologías, bio tecnologías y nano tec nologías.

5. De la escritura a la digitalización

Si la técnica constituye para la humanidad un entorno orig inario de memoria


epifilogenética, no todas las técnicas son diseñadas para conservar las trazas de la
memoria. Un pedernal está diseñado para cortar carne, para trabajar sobre materia.
Ocurre que adicional y espontáneamente, es también un vector de memoria. Es por
supuesto sólo en el curso de la era paleolítica tardía que las más antiguas mnemo
técnicas en el estricto sentido del término aparecen con el telón de fondo
epifilogenético: en forma de mitogramas, soportes de narrativas virtuales, pero también
tatuajes sobre los cuerpos de los hechiceros (y) como los primeros instrumentos de
cálculo. Será sólo con el advenimiento de la era neolítica que las condiciones propias
para la gramaticalización como hipomnesis llevan a la letra por vía de la transformación
de sistemas ideográficos de numeración, y que el registro de la memoria social de los
grandes imperios se conforma a partir de la agricultura y el sedentarismo.
La alfabetización constituye a la ciudad estado griega, stricto sensu: como una
comunidad que vive en el conocimiento crítico de sus reglas de vida, hasta el punto de
que las han exteriorizado y objetivado en forma de textos escritos accesibles a todos los
ciudadanos, formando así el entorno político como memoria colectiva – que también es
nacimiento histórico de la sociedad.
El alfabeto es un sistema de signos diacríticos compuesto por menos de 30 caracteres,
que pueden ser usados por cualquiera en los roles de lector y escritor, introduciendo la
posibilidad de ganar de nuevo acceso literal a lo que ha sucedido en la historia de la
sociedad y el pensamiento. Así, aún hoy, leer el Menón en el griego de la época
platónica es tener acceso directo al pensamiento de Platón; el libro lo coloca en una
relación inmediata, hipomnesis alfabética que constituye el pensamiento del filósofo y,
de modo más general, de occidente, como la organización alfabética de acceso a la
memoria- y es esta la conclusión alcanzada por Husserl al final de su vida (22).
El alfabeto es la primera mnemotecnia que es ortotética por naturaleza. Orthotès
significa exactitud, y thesis significa posición: las manifestaciones alfabéticas son
“ortho- theticas” en tanto ellas plantean exactamente en forma espacial el tiempo pasado
del discurso que graban. La escritura alfabética es la síntesis literal de la memoria
lingüística, y ella configura así propiamente la temporalidad histórica.

A fines del siglo XV, la imprenta, como primera técnica mecánica de reproducción,
amplifica y transforma los efectos de la síntesis alfabética: la repentina acumulación de
8

libros rápidamente engendra la necesidad de asistir al lector con el primer sistema de


ayuda en navegación para acceder al pasado inscrito por delegación en instrumentos de
orientación para esta acumulación de conocimiento – catálogos bibliotecarios, index,
bibliografías, archivos que los libros hicieron posibles por la foliación, su paginación,
sus resúmenes, tablas de contenidos y glosarios. Un proceso de teleguianza de la lectura
toma forma, por la implementación de técnicas que hoy resultan en los soportes
editoriales electrónicos y sistemas RAO. Más tarde, con el desarrollo de las premisas de
las técnicas de procesamiento contemporáneo de información, una verdadera actividad
automática de memoria tomará forma, anunciando un proceso de exteriorización de las
funciones del córtex cerebral y, más globalmente, del sistema nervioso. La imprenta
tuvo como consecuencia política la aparición de la Reforma (como ha mostrado
Elizabeth Eisenstein (23), a través de la posibilidad de extender a todos el acceso a la
Biblia traducida por Lutero al alemán. Ahora, Max Weber ha mostrado que la
circulación de material impreso es también lo que permite, a través de la práctica del
cálculo y la circulación de registros contables, el advenimiento del capitalismo (24).
El siglo XIX ve el advenimiento de las mnemotecnias ortotéticas analógicas, que
permiten la síntesis de percepción visual y aurática: como el alfabeto, la fotografía y la
fonografía conservan y transmiten, exactamente, un elemento del pasado, esta vez a
través de grabar las frecuencias de ondas de luz y sonido producidas por un objeto de
percepción por medio de aparatos tecnológicos hipomnésicos. Y justo del mismo modo
que no dudo de mi posibilidad de acceder al verdadero pensamiento de Platón leyendo
el Fedro, si escucho la grabación de la voz de Sarah Bernhardt, mi emoción surge de mi
certeza de que no estoy escuchando una imagen de lo que pudo haber sido su voz, sino
su voz misma. Y pasa del mismo modo cuando miro la cara de Baudelaire fotografiada
por Nadar.

Estas nuevas ortotesis, que pueden reconstruir más vastos niveles del pasado que
aquellos constituidos por el libro - y que se hacen cargo de la función mnésica, función
que hasta entonces se le asignó a la escultura, la pintura, la arquitectura monumental y
las artes de la memoria estudiadas por Frances Yates (25)-, desarrollos hechos sobre
todo en el siglo 20, como la cinematografía, la radio y la televisión: es el nacimiento de
lo que Adorno nombra como las industrias culturales (26). Con la difusión de objetos
audiovisuales temporales, cuyo flujo coincide con el momento de la circulación de las
conciencias a los que se dirigen aquellos de ahora en adelante, y dado que estas
conciencias conforman las masas de conciencias, llamadas público, la industria puede
condicionar la circulación de estos tiempos de conciencia, y, por ejemplo, ellos han de
adoptar nuevas conductas: la conducta favorable al consumo de los productos que el
proceso de innovación permanente (el principio de la gran industria) constantemente se
vende en el mercado mundial.
Técnicas ortotéticas análogas crean la posibilidad de una verdadera industria
audiovisual de los objetos temporales, que favorece la canalización masiva de la
atención y constituye una temible tecnología de los poderes políticos y económicos: es
un poder a-psíquico, que extiende la creación del bio-poder, que surge de la sociedad
disciplinaria estudiada por Foucault, y constituye una nueva etapa de gramaticalización,
equivalente para Adorno, a una masiva regresión social.

Consecuentemente, se marca diferencia con la síntesis literal, donde el escritor y el


lector codifican y decodifican el registro ortotético, y donde cada lector es
potencialmente un escritor, lo que constituye una creación de la anamnesis y
hypomnesis, con equipos analógicos, máquinas para hacer la codificación y la
9

decodificación , y esto es lo que permite la industrialización, es decir, para la separación


de los productores y consumidores. Considerando que con la síntesis literal es imposible
ser un lector sin ser habilitado para poder escribir (no necesariamente como un escritor),
es por el contrario totalmente posible recibir un mensaje audiovisual sin tener la
capacidad de producir lo mismo. Aquí vemos que la memoria humana, que siempre es
tanto psíquica como social, es una competencia técnica.
La industria, desde comienzos del siglo XIX, a fin de amortizar el descomunal aparato
productivo constituido en el desarrollo del maquinismo, progresivamente instala la
sociedad de consumo.
El problema inherente a tal sociedad es que no se prepara espontáneamente para asumir
estas nuevas producciones industriales (27). La sociedad industrial presupone la
permanente modificación del comportamiento de los individuos que se hacen cada vez
menos ciudadanos y más y más consumidores –la mercancía se ha convertido en el
operador principal de la socialización de los individuos-, y es en este sentido que los
media son esenciales a las democracias industriales: son los vectores del proceso de
adopción permanente de novedades consumibles, que es en lo que consiste el
capitalismo.
Ernest Renan mostró que cada sociedad está fundada sobre un proceso de adopción de
un pasado ficticio, que borra las diferencias en el origen de los individuos y que permite
la identificación de un futuro común a través de las políticas de la memoria y el olvido
(28), en lo que la escolaridad, como institución de adopción de programas conductistas
a través del conocimiento que deriva de la síntesis literal, es el nodo central - una
política estudiada también por Pierre Nora como la historia de la constitución de los
lugares de la memoria. Es este proceso de adopción el que es radicalmente
transformado por el psico-poder desarrollado por la sociedad industrial a través
de sus medios de comunicación analógica: las industrias de programación tienden
a sustituir a las instituciones de los programas: escuelas secundarias, escuelas
secundarias y universidades.
En nuestra era, este aparato completo es, sin embargo, redesplegado para que se tenga
en cuenta la convergencia de tecnologías análogas de comunicación y las digitales de
las industrias de la información. Fue durante la segunda mitad del siglo XX que la
síntesis digital ortotética hizo su aparición, en primer lugar en forma de procesamiento
de la información, y hoy, para alcanzar su máximo en el siglo XXI, en forma de
aparatos electrónicos de todo tipo: vídeo, teléfonos móviles o grabadoras de voz ya no
analógicas. Las tecnologías digitales surgieron de las industrias de la información
nacidas en un mundo de constante cambio, cuando la información se convierte en
mercancía estratégica, permitiéndonos orientarnos en esta situación cambiante,
constituyéndose, en este sentido, en un nuevo sistema de signos cardinales

6. Memoria e información

La economía industrial de la información se hace real al comienzo del siglo XIX. Louis
Havas prefigura el dispositivo industrial de esta explotación a través de la creación en
1834, de la primera agencia de prensa en la historia, que explota la red telegráfica tan
pronto como esta fue instalada. Al ser esencialmente una mercancía, la información
correlaciona el tiempo y el valor, y así altera el tiempo histórico. Las redes de los
hechos cotidianos (actualidad), elementos esenciales de un vasto dispositivo en el que la
producción mercantil de información se hace global y diaria, y luego permanente - en
tiempo real - funcionando a la velocidad de la luz, porque los acontecimientos actuales
10

y la información son productos básicos cuyos valores gotean con el tiempo, y esta es la
razón por la que la información no es conocimiento (el valor del conocimiento es
constante, o aumenta, en el tiempo).
Las industrias de la comunicación se desarrollan en asocio con las industrias de la
información. La difusión masiva implica la concentración de medios de producción: el
costo de la imagen televisada no puede ser amortizado por fuera de una difusión dirigida
a millones de espectadores. Un pequeño número de imágenes de eventos actuales se
suministra a la totalidad de estaciones en el globo, produciendo la materia prima para
una selección de lo que debe ser memorable. Desde esta dimensión global en la
selección y difusión, sumados a la transmisión a la velocidad de la luz, resulta la
fabricación industrial de la actualidad: un evento se convierte en un evento y tiene lugar
sólo al ser "cubierto"; incluso si nunca puede reducirse a este puro artificio, el tiempo
industrial es siempre, al menos, co-producido por los medios de comunicación. La
"cobertura" sigue los criterios de selección reunidos con el objetivo de producir
plusvalía. Es una máquina para producir archivos ideas listas para llevar, "clichés". [29]
La información debe ser "fresca" [30], y esto explica por qué el ideal para todos los
órganos de noticias es la eliminación de los retrasos en tiempo de transmisión.
La información se transmite a la velocidad de la luz, esto es, sin demora, lo que las
ortotesis analógica y digital hacen posible – hay una ortotesis literal que implica una
relación esencial entre lo que podemos llamar el evento o su captura de un lado, y su
recepción o lectura, del otro. Pero es en la captura de la información, y en su
procesamiento, que el evento, analógica o digitalmente in-formado, es remitido a esta
lógica de tiempo-luz. El acceso a los vectores-red de la memoria industrial requiere la
existencia de órganos de entrada y salida, llamados también interfaces o terminales: los
avances técnicos de la fotografía rápidamente condujeron de la belinografía
(transmisión de imágenes mediante el belinógrafo o fototelégrafo. Lleva el nombre de
su inventor, el ingeniero francés Edouard Belin (1876-1963) N. del T.), al
cinematógrafo y a la transmisión en vivo de imágenes, pareados con los principios
telegráficos y fonográficos del teléfono, que llevan a la radiotransmisión en vivo. Si la
red de tiempo-luz acaba con el intervalo entre la captura de un acontecimiento y su
recepción, al reducir infinitesimalmente el tiempo de transmisión, el instrumento
análogo o digital lo hará también con la separación entre el evento y su captura.

Se conjuga así, de un lado, un efecto de lo real (de presencia) de la captura informativa,


donde un evento y su captura coinciden en tiempo, y, del otro lado, el tiempo real o en
vivo de la transmisión, donde el evento capturado y la recepción de su captura
inauguran una nueva experiencia individual y colectiva del tiempo, que sería una salida
desde la propia época histórica, dado que esta es definida por un tiempo esencialmente
diferido, esto es, por una oposición constitutiva, planteada, en principio, entre la
narrativa y aquello que es narrado. Así, Pierre Nora podrá escribir acerca de que “una
inmensa promoción de lo inmediato a un estatus histórico” resulta de la velocidad de la
transmisión de las transmisiones análogas y digitales: el alunizaje es el modelo de los
eventos modernos. Su condición sigue siendo la de una re-transmisión en vivo por
Telstar. ... Lo que es propio del evento moderno es que se lleva a cabo de inmediato en
un escenario público, para estar siempre acompañado por el reportero-espectador o el
espectador-reportero, ser vistos en su hacerse, y este "voyeurismo" da a los
acontecimientos actuales su especificidad con respecto a la historia y su ya casi
histórico sabor [31].
11

Al escribir, en el medio que es la historia, la regla es que el evento precede su captura, y


que también precede su recepción o lectura. Esto configura la presentación del pasado,
esto es, el (tiempo) presente – y como retroactividad de un predeterminado originario,
de una demora de la “narrativa” y de la recepción de un evento con respecto al tiempo
de ese evento, que, sin embargo, se autoconstituye solamente en esta acción retardada.
El tiempo de la relación, de la “narrativa”, es siempre postergado con respecto a lo que
es narrado, citado al ser re-citado.
La cotidiana manufactura del tiempo por parte de una agencia de prensa no es un mero
recuento de noticias: las industrias de los sucesos de actualidad no se satisfacen con
registrar “lo que acontece”, porque entonces todo lo que ocurre habría de ser registrado.
Pero este “lo que acontece”, sucede solo si no es todo lo que pasa, al distinguirse del
todo el resto de los acontecimientos, ya que la información tiene valor sólo como
resultado de una jerarquización en “aquello que pasa”: seleccionando lo que amerita el
nombre de evento, estas industrias co-producen, al menos, el acceso de eso “que pasa”
al estatuto de evento, Sólo lo que es “cubierto” tiene lugar o acontece. Esta es la ardua
situación de la memoria en general, que es (debe ser) una selección en el presente, y que
su paso, su hacerse pasado, es su disminución. Este es el tema de Funes el memorioso
de Jorge Luis Borges (32). Pero aquí, el criterio de selección llega a ser industrial – y la
selección toma lugar en un tiempo real, y no a través del trabajo del tiempo que es la
historia qua Historie y Geschichte.
La conservación de la memoria, de lo memorable ( la selección desde dentro de lo
memorizable, que es la retención de esto memorable que lo constituye como tal), es
siempre casi también su propia elaboración: Nunca es la mera presentación de informes
de "lo que ocurre", y lo que tiene lugar sólo lo hace casi sin tener lugar: uno memoriza
sólo el olvido, en el borrar, en seleccionar lo que amerita ser retenido en lo que pudo
haber sido - y así como así, en los mismos tiempos, en la previsión, positiva o
negativamente, lo que podría haber ocurrido (la retención es siempre ya pro atención)- y
esto a pesar del hecho de que Freud señala que esta selección es, también, en el nivel
psíquico, una represión, siendo entonces la cuestión la de la articulación de la memoria
psicológica y de la memoria social, que es, precisamente, la condición para la
constitución del super-ego, al menos mientras exista. Porque un aspecto esencial de la
eliminación del tiempo diferido, esto es, del trabajo de la acción retrasada, es el de crear
un proceso de desublimación, el que es consecuencia de la desindividuación y
desublimación, provocados por la pérdida de conocimiento en la era de la hipomnesis
industrial.
Si puede decirse que los media “co-producen” aquello que sucede, y en este sentido
produciéndolo en sus efectos, y en este respecto anticipando lo que sucederá, esta
situación no es intrínsecamente novedosa: es la propia ley de la memoria el precederse,
y, entonces, como un resultado, el pasado del presente no está situado detrás, sino que
“siempre ya lo precedieron”, como dice Heidegger (33)—sin determinarlo. Sin
embargo, algo totalmente nuevo sucede cuando las condiciones de memorización, es
decir, los criterios de borramiento, selección, olvido, anticipación, retención-
potencialización, o, en una palabra, de temporalización, llegan a concentrarse en un
equipo técnico-industrial cuya finalidad es la producción de plusvalía: entonces, el
imperativo que hegemónicamente gobierna la actividad de la memoria es la ganancia de
tiempo, hasta el punto que la abstracción capitalizable ( dinero) no es más que el crédito
concedido al futuro, anticipadamente.
La retención industrial está gobernada por la ley de la audiencia como fuente de crédito,
en todos los sentidos del término. Esta ley, irresistiblemente, predetermina la naturaleza
12

de los eventos mismos: los “actores” anticipan las condiciones de recordabilidad de sus
actos y actúan en función de las condiciones de esta superficie industrial del tiempo. En
este sentido, los media no están nunca satisfechos “co-produciendo” eventos: con mayor
frecuencia cada vez, los producen a través y mediante ellos. 9/11 habría sido una de
tales producciones.
Hay una verdadera inversión en esto de que los media diariamente relaten la vida con tal
fuerza que esta “relación” de lo vivido parece no sólo anticiparlo sino ineluctablemente
precederlo, esto es, determinar la vida misma. Hoy, ante la rivalidad de estos media,
ellos tienden a convertirse en orientados por los impulsos (drives)- porque esa es la ley
de lo sensacionalista- como en la puesta en escena de actos terroristas o de la ordinaria
pornografía televisiva. En consecuencia, los media tienden en mucho a destruir el super-
ego, el que es condición sine qua non para la transformación de impulsos (drives) en
deseo, es decir, en energía social.

7. La ecología de la hipomnesis: el tiempo de los medios asociados

A diferencia de las ortotesis análogas y digitales, la síntesis literal presupone que el


receptor de un mensaje textual es letrado: puede leer y escribir. El lector letrado es en sí
mismo un aparato, está “equipado”: accede por sí mismo al contenido de un registro
literal - se ha aprovisionado tras pasar el número de años requeridos que habilitan para
instrumentalizar, automatizar y maquinizar el funcionamiento de su memoria,
habiéndose autotransformador por y para sí, en un instrumento de lectura.
Con las tecnologías análogas y digitales, las funciones de codificar y decodificar son
delegadas a máquinas. La grabadora de video “lee” la cinta de video, el computador, los
archivos. La cuestión aquí no es, por supuesto, la repentina instrumentalización de la
memoria, sino la del desplazamiento de su instrumentalización inicial , la cual es
totalmente transformada: con las tecnologías análogas y digitales, emisor y receptor no
coinciden con codificador y decodificador, y ello es obvio no sin consecuencias tanto en
la lectura como en la escritura de la memoria análoga-digital: cuando la memoria
colectiva se convierte en análoga o digital, la relación entre enunciados, emisores y
receptores, se transforma de modo considerable. Estos dos polos corresponden a los que
se encuentran en los extremos de una red: de un lado, productores industriales, y, del
otro, consumidores.
Si el flujo continuo de información puede impulsar un real consumismo de la memoria,
la razón subyace tanto en el delegar las destrezas de lecto escritura a las máquinas, un
resultado de la tendencia técnica, como al convertirse en mercancía de la memoria: la
última razón sería imposible sin la primera. Tal es la organización de la pérdida de
conocimiento por vía de la hipomnesis industrial, desde la cual todas las
oportunidades de anamnesis están ausentes. Estos entornos hipomnésicos sin
anamnesis son ambientes disociados: hay ambientes simbólicos industrialmente
desorganizados, esto es, des-socializados y des-simbolizados: lo simbólico es destruido
aquí por la aplicación de las reglas y regulaciones de la división industrial del trabajo a
la vida simbólica como totalidad, a través del uso de hipomnesis industriales; esta
industrialización de lo simbólico produce una situación en la cual la sociedad es
segregada en productores y consumidores de símbolos.
Un ambiente mnésico simbólico es, en su estructura, un ambiente asociado que
permite la constitución y expresión de singularidades: en interlocución, lo que
constituye la vida del lenguaje, con un receptor, esto es, quien escucha, y así destinado
13

al lenguaje, escucha y oye, solo en tanto puede asumir a su vez la posición de emisor:
haciéndose quien habla, y hablando un discurso que ningún otro podría proferir. En
otras palabras, no se puede oír un lenguaje a menos que se sea capaz de hablarlo, y
hablarlo de una manera completamente singular. El lenguaje es, en este sentido,
consustancialmente dialógico: el discurso es un intercambio simbólico. Este
intercambio constituye un circuito dentro del cual quienes reciben, en forma de
palabras, una dirección simbólica, devuelven lo que han recibido en forma de otras
palabras, y a otros receptores. En el mismo golpe, ellos participan en la
transformación del lenguaje mismo: al hablar, producen un proceso de
individuación.
En este proceso de individuación psíquica y colectiva, puede entenderse que esta
condición es la de que el medio lingüístico sea de permanente interlocución, esto es, de
la participación de todos en el llegar a convertirse en ambiente lingüístico. Este
proceso es en esencia tanto físico como colectivo: el hablante se individua a sí mismo, o
sea, se transforma a sí mismo y se convierte en lo que es, a través de los enunciados
hechos, pero tales enunciados mismos contribuyen a la transformación del lenguaje en
el cual son pronunciados, precisamente a renglón seguido del grado de individuación
del hablante mismo. La individuación psíquica del hablante se da en el mismo
movimiento en el que la individuación colectiva constituye el lenguaje compartido
de los hablantes, que se constituyen a sí mismos en el habla.
La vida del lenguaje está en la interlocución, y es esta interlocución la que los medios
masivos audiovisuales cortocircuitan y destruyen. El entorno social en el que las
existencias psíquicas se individúan a sí mismas, y con ellas los grupos en los cuales
ellas intercambian y se auto transforman en el curso de tales intercambios, son en
general entornos de individuación sólo en la medida en que ellos son participativos :
la individuación del entorno tiene lugar a través de la individuación de aquellos que
viven en tal entorno, y viceversa. Hablando de modo general, la economía de servicios,
de la que los medios son el sector principal, está del lado contrario, privando a las
psiquis individuales de todas las oportunidades de participación en la
individuación colectiva, o sea, en la evolución de su entorno de vida: la economía de
servicios está basada en el cortocircuito del conocimiento de sus usuarios por vía
de la hipomnesis industrial.
Hoy, al final del siglo XX, el advenimiento de las redes de Internet, modifican
profundamente la situación: las tecnologías participativas ven el día en el que la
oposición productor/consumidor ya no se sostiene, en la que las prácticas de auto
producción de memoria audiovisual han llegado como consecuencia del desarrollo
digital. Internet es la era de la hipomnesis constituyéndose a sí misma como
asociada con el entorno técnico, lo que permite una salida de la época de los
entornos disociados, esto es, aquellos en los que la disociación de las funciones de
producción y de consumo privaban a productores y consumidores de su conocimiento,
y, consecuentemente, de sus capacidades de participación en la socialización del mundo
a través de su trans-formación.
Simondon habla de entornos técnicos asociados en su análisis de la planta de
generación eléctrica propulsada por la marea: la planta como medio técnico es
denominada “asociada” porque el objeto técnico que es funcional y estructural del
entorno, “asocia” la energía y los elementos naturales para componer este entorno,
de modo que la naturaleza se hace así función del sistema técnico. Este es el caso de la
turbina Guimbal, que en las plantas propulsadas por la marea, asigna al agua salada, es
decir, al elemento natural, una triple función: proveer energía, enfriar la estructura de la
14

turbina, y asegurar la impermeabilización de las etapas por la presión producida por el


agua.
Hoy, la era de las redes digitales hiponmésicas constituye el advenimiento de un
entorno hipomnésico industrial donde el elemento humano de la geografía está
asociado con el hacerse del medio técnico. Y es por ello que Internet hace posible una
típica economía participativa del software libre y de tecnologías cooperativas. Internet
es un entorno hipomnésico asociado en el que los receptores están situados en la
posición de ser emisores. En este respecto, se constituye una nueva etapa de
gramaticalización, que nos permite avizorar una economía de la memoria que sustente
un modelo industrial ya no basado en entornos disociados o en la desindividuación.
La memoria hipomnésica industrial ha llegado a ser el corazón de las sociedades
contemporáneas, y es asombroso ver los objetos cotidianos hacerse cada vez más
ligados a los media al hacerse comunicativos: Ipod, smartphone, navegadores GPS, y
muchos otros servicios que continúan su desarrollo con tecnologías micro y nano. Estos
objetos comunicativos son objetos hipomnésicos.
Los medios masivos analógicos impusieron un calendario industrial con sus horarios y
programas que también indicaban cardinalidades: un montaje para la orientación en las
imágenes del mundo, por la vía de la jerarquización de las noticias en las
temporalidades de los programas de noticias y por la organización de la programación
basados en las audiencias y públicos en términos de edad, sexo, horario estelar ( prime
time), etc.
La desmasificación de los medios masivos, a través del podcasting y también de los
media personales, y por la supresión de la oposición productor/consumidor, constituye
una nueva era de la memoria – la de la memoria que se hace de nuevo transindividual: si
se dan los entornos asociados en los procesos de individuación física y colectiva, ello
es porque constituyen un proceso de transindividuación, donde se da lo que Simondon
llama el tomar forma de lo individual (34). Y ello constituye la memoria colectiva del
grupo de individuación. La disociación es lo que causa el cortocircuito de la trans-
individuación; y el entorno hipomnésico asociado de las redes digitales es el punto de
ruptura de esta marca: en tanto es cooperativo y participativo, puede reconstituir los
circuitos de esta transindividuación. Tal transformación requiere un cambio del modelo
industrial. Las tecnologías digitales cooperativas pueden ser puestas al servicio de la
individuación, a través de la provisión de una política industrial de la hipomnesis,
puesta al servicio de de una nueva era de la anamnesis.
Llamémosla una ecología de los entornos anamnésicos asociados.

[1] Hegel, Encyclopedia


[2] Deleuze
[3] Foucault
[4]
[5] Derrida. La farmacia de Platón
[6] Derrida La farmacia de Platón
15

[7] Derrida. La gramatología


[8] Gilbert Simondon, L’individuation psychique et collective, Flammarion
[9] Este concepto de gramaticalización está tomado del análisis de Sylvain Auroux de
la historia del conocimiento del lenguaje en L’évolution technique de la
grammatisation, Mardaga, 1993.
[10] Walter Benjamin, La obra de arte en la era de la reproducción técnica
[11] Adam Smith, La riqueza de las naciones
[12] Los fundamentos de organología se exponent en B. Stiegler, Of Symbolic misery 2,
The Catastrophe of the sensible, Galilée, 2004.
[13] Platón, Gorgias
[14] En este asunto, ver especialmente B. Stiegler, Mécréance et discredit 3. L’esprit
perdu du capitalisme, Galilée, 2006.
[15] Esto es particularmente claro en Freud, Moisés y el monoteísmo y en El Ego y el id
[16] Leroi-Gourhan, El Gesto y la palabra
[17] August Weismann,
[18] Jean Piaget,
[19] Esta teoría de epifilogénesis se expone en B. Stiegler, Técnica y tiempo vol. 1,
The Fault of Epimetheus, 1996, Stanford University Press.
[20] Platón, Menon,
[21] B. Stiegler, Técnica y tiempo , vol. 3. The Time of Cinema and the Question of Ill-
Being, Galilée, 2001.
[22] Husserl, El origen de la geometría [23] E. Eisenstein,
[24] Max Weber, the Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism
[25] Frances Yates, Las artes de la memoria
[26] Adorno, La dialéctica de la Ilustración
[27] El velocípedo, cuya fabricación fue confiada a la Compañía parisina de bicicletas,
creada en 1867, no podría haberse desarrollado socialmente sin la creación de varios
periódicos (cinco publicaciones especializadas nacieron entre 1880 y 1900), mientras La
Petit Journal, un diario con una enorme masa lectora, tuvo su propia campaña para la
bicicleta, competencias, y, finalmente el Tour de France, hoy aún ampliamente cubierto
por los medios. Antes que mostrar desempeños, el ánimo de estas manifestaciones
deportivas era mostrar a los futuros ciclistas que rodar en dos ruedas era posible sin
caerse !
[28] Ernest Renan, Qué es una nación ?
[29] El cliché es un proceso inventado por Havas para vender recién publicados
articulos de prensa.
[30] “Laurel ? --Sí ? –Dónde pusiste el periódico? --Adonde pertenece … --Quieres
decir…? –En la nevera … --Y por qué en la nevera? – Para tener noticias frescas …”
[31] P. Nora, Faire de l’histoire 2, p. 295. Telstar, el primer satélite de
telecomunicaciones para “ servir como un relé para el intercambio transatlántico de
programas televisados» también impresionó a Heidegger, autor de esta cita, en su
Langue de tradition, langue technique, p. 19-20.
[32]
[33]
[34] Simondon. …

Vous aimerez peut-être aussi