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Anamnesis e Hipomnesis
Platón como el primer pensador de la proletarización.
Bernard Stiegler1.
Todos hemos tenido la experiencia de olvidar dónde hemos colocado un objeto portador
de memoria – un trozo de papel, un libro con anotaciones, una agenda, una reliquia o
fetiche, etc. Descubrimos entonces que una parte de nosotros mismos (nuestra memoria)
está por fuera. Esta memoria material, que Hegel llamó objetiva (1), es parcial, pero
constituye la más preciosa parte de la memoria humana: En ella, la totalidad del
accionar del espíritu, en todas sus maneras y aspectos, toma forma.
Escribir un manuscrito es organizar el pensamiento consignándolo externamente bajo la
forma de trazas, esto es, de símbolos, en los que el pensamiento puede reflexionar sobre
sí mismo, haciéndose repetible y transmisible: se hace conocimiento. Esculpir, pintar,
dibujar, es ir adelante, a un encuentro con el carácter tangible de lo visible, es ver con
las manos, en tanto se da para ser visto, es decir, para ser visto de nuevo: es entrenar el
ojo del espectador y, así, esculpir, pintar y dibujar su ojo, transformándolo. Tal es
también el sentido de lo que Joseph Beuys denomina escultura social.
La memoria humana es, desde el origen, exteriorizada, y ello significa que es técnica
desde sus inicios. Primero, toma forma como herramienta lítica, hace dos o tres
millones de años. La herramienta de piedra, un soporte espontáneo de memoria, no fue
hecha, por supuesto, para almacenar memoria: no hasta que en el paleolítico tardío
aparezcan las mnemotecnias como tales. La escritura ideogramática que surge tras el
período neolítico, conduce al alfabeto, el que aún hoy organiza la agenda del gerente,
pero este objeto calendario es, en adelante, un aparato: un planeador personal, ya no
más mnemotécnico sino una mnemotecnología.
Originalmente objetivada y exteriorizada, la memoria está en constante expansión
técnica, y al extender el conocimiento humano y su poder, simultáneamente escapa a
sus constreñimientos y los sobrepasa, poniendo en cuestión tanto sus organizaciones
físicas como sociales, y ello es particularmente sensible con el paso de las
mnemotecnias a las mnemotecnologías. Hoy, la memoria se ha convertido en el
elemento fundamental del desarrollo industrial, y los objetos cotidianos son más y más
soportes de memoria objetiva, esto es, también formas de conocimiento. Hoy estas
formas tecnológicas de conocimiento, objetivadas bajo la forma de equipos y aparatos,
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Bernard Stiegler ( Centre Georges Pompidou- Paris). Bochumer Kolloquium
Medienwissenshaft Rurh- Universität Bochum 30 -01-08
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2. El asunto de la hipomnesis
El telón de fondo de esta hipótesis es una antigua cuestión filosófica, expuesta por
Platón y a la que llamó hypomnesis, y la que reactivó Michel Foucault, también hacia el
final de su vida, como el asunto de la hypomnémata. (3)
Exteriorizamos en equipos mnemotecnológicos contemporáneos cada vez más
funciones cognitivas, y, correlativamente, perdemos más y más conocimiento que es
entonces delegado no sólo a los equipos, sino también a las industrias de servicios que
lo pueden poner en red, controlarlo, formalizarlo, modelarlo, y, tal vez, destruirlo, en el
caso de ese conocimiento que escapa de nuestro alcance, inducir una “obsolescencia de
lo humano” (4), que se siente más y más en pérdida e interiormente vacío. De este
modo, en cuanto más se mejore un automóvil, menos sabremos cómo conducirlo – el
dispositivo GPS que asiste el conductor en su tarea, lo reemplazará por completo:
teleguiará el vehículo por medio de un sistema de conducción automático: perderemos
nuestro esquema sensorio-motor formalizado por el sistema, en tanto este se automatiza.
En tanto más deleguemos la ejecución de una serie de pequeñas tareas que tejen la
trama de nuestras vidas en los aparatos y servicios de la industria moderna, más vanos
nos hacemos: en tanto más perdemos nuestro conocimiento del hacer, más perdemos
también nuestro saber vivir bien. Lo único que se nos delega es el consumir
ciegamente, un tipo de impotencia, sin esos sabores que sólo el saber – de sapere-,
esto es, el conocimiento, puede proporcionar. Nos hacemos impotentes, sino obsoletos,
si es cierto eso de que el conocimiento da poder a la humanidad.
Las economías de servicios que descansan sobre estas tecnologías, en las que el
comportamiento es formalizado y administrado, son características de una época
hiperindustrial, la que de modo singular renueva el análisis de Platón de la hipomnesis.
Porque es verdad que la industrialización en general es la generalización de la
reproducción mnemotecnológica del comportamiento motor de los consumidores.
Del mismo modo que el productor (cuyo gesto es reproducido, y cuyo know-how se
trasfiere a la máquina, la que lo convierte en lo que llamamos un proletario), el
consumidor es enajenado de su savoir-vivre, su saber cómo vivir bien, se encuentra a sí
mismo en la misma traza desindividualizada: ya no es más que una instancia del poder
adquisitivo, lo que equivale a decir, de un consumismo inapelable, que destruye el
mundo inapelablemente.
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Esta vida ya no es más simplemente bio – lógica: es una existencia, una economía
técnica del deseo (14), sostenida por entornos técnicos, que son también entornos
simbólicos, de tal forma que los impulsos (drives) se hallan sometidos a un principio de
realidad, o sea, a posponer la satisfacción, que forma una economía libidinal donde la
energía de los impulsos es transformada en energía libidinal, o sea, en deseo y
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sublimación. La memoria técnica sostiene esta economía alucinatoria a través del objeto
epifilogenético, como fetiche y como soporte del reflejo narcisista. Freud, cuya teoría
del inconciente es una teoría de la memoria y de su censura, constantemente se
preocupa acerca del problema, sin ser capaz de formalizarlo, lo que lleva a un
neolamarkismo (15).
o sea, a su anamnesis: este dibujo constituye una muleta para el entendimiento (21), un
espacio de intuición enteramente producido por los gestos del esclavo al trazar en la
arena, a cada paso de su razonamiento, los efectos figurados de este razonamiento – con
la arena atrapándolos como resultados que el esclavo, desde su intuición y su
entendimiento, podrá tenerlos en lo sucesivo a la vista, y con los cuales ellos podrán
extender y construir la prueba geométrica. Ahora, la oposición platónica entre lo
inteligible y lo sensible, o, entre logos y techné, hará esto literalmente imposible, en los
diálogos que vienen después del Menón- y así la metafísica se configura como la
negación de la original tecnicidad de la memoria.
Epifilogénesis, al convertirse en el proceso de gramaticalización, engendra la
mnemotecnia, la que, comenzando con la revolución industrial se configura como
mnemotecnologías análogas y digitales, hasta hoy, donde las últimas se reconfiguran
dentro de micro tecnologías, bio tecnologías y nano tec nologías.
5. De la escritura a la digitalización
A fines del siglo XV, la imprenta, como primera técnica mecánica de reproducción,
amplifica y transforma los efectos de la síntesis alfabética: la repentina acumulación de
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Estas nuevas ortotesis, que pueden reconstruir más vastos niveles del pasado que
aquellos constituidos por el libro - y que se hacen cargo de la función mnésica, función
que hasta entonces se le asignó a la escultura, la pintura, la arquitectura monumental y
las artes de la memoria estudiadas por Frances Yates (25)-, desarrollos hechos sobre
todo en el siglo 20, como la cinematografía, la radio y la televisión: es el nacimiento de
lo que Adorno nombra como las industrias culturales (26). Con la difusión de objetos
audiovisuales temporales, cuyo flujo coincide con el momento de la circulación de las
conciencias a los que se dirigen aquellos de ahora en adelante, y dado que estas
conciencias conforman las masas de conciencias, llamadas público, la industria puede
condicionar la circulación de estos tiempos de conciencia, y, por ejemplo, ellos han de
adoptar nuevas conductas: la conducta favorable al consumo de los productos que el
proceso de innovación permanente (el principio de la gran industria) constantemente se
vende en el mercado mundial.
Técnicas ortotéticas análogas crean la posibilidad de una verdadera industria
audiovisual de los objetos temporales, que favorece la canalización masiva de la
atención y constituye una temible tecnología de los poderes políticos y económicos: es
un poder a-psíquico, que extiende la creación del bio-poder, que surge de la sociedad
disciplinaria estudiada por Foucault, y constituye una nueva etapa de gramaticalización,
equivalente para Adorno, a una masiva regresión social.
6. Memoria e información
La economía industrial de la información se hace real al comienzo del siglo XIX. Louis
Havas prefigura el dispositivo industrial de esta explotación a través de la creación en
1834, de la primera agencia de prensa en la historia, que explota la red telegráfica tan
pronto como esta fue instalada. Al ser esencialmente una mercancía, la información
correlaciona el tiempo y el valor, y así altera el tiempo histórico. Las redes de los
hechos cotidianos (actualidad), elementos esenciales de un vasto dispositivo en el que la
producción mercantil de información se hace global y diaria, y luego permanente - en
tiempo real - funcionando a la velocidad de la luz, porque los acontecimientos actuales
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y la información son productos básicos cuyos valores gotean con el tiempo, y esta es la
razón por la que la información no es conocimiento (el valor del conocimiento es
constante, o aumenta, en el tiempo).
Las industrias de la comunicación se desarrollan en asocio con las industrias de la
información. La difusión masiva implica la concentración de medios de producción: el
costo de la imagen televisada no puede ser amortizado por fuera de una difusión dirigida
a millones de espectadores. Un pequeño número de imágenes de eventos actuales se
suministra a la totalidad de estaciones en el globo, produciendo la materia prima para
una selección de lo que debe ser memorable. Desde esta dimensión global en la
selección y difusión, sumados a la transmisión a la velocidad de la luz, resulta la
fabricación industrial de la actualidad: un evento se convierte en un evento y tiene lugar
sólo al ser "cubierto"; incluso si nunca puede reducirse a este puro artificio, el tiempo
industrial es siempre, al menos, co-producido por los medios de comunicación. La
"cobertura" sigue los criterios de selección reunidos con el objetivo de producir
plusvalía. Es una máquina para producir archivos ideas listas para llevar, "clichés". [29]
La información debe ser "fresca" [30], y esto explica por qué el ideal para todos los
órganos de noticias es la eliminación de los retrasos en tiempo de transmisión.
La información se transmite a la velocidad de la luz, esto es, sin demora, lo que las
ortotesis analógica y digital hacen posible – hay una ortotesis literal que implica una
relación esencial entre lo que podemos llamar el evento o su captura de un lado, y su
recepción o lectura, del otro. Pero es en la captura de la información, y en su
procesamiento, que el evento, analógica o digitalmente in-formado, es remitido a esta
lógica de tiempo-luz. El acceso a los vectores-red de la memoria industrial requiere la
existencia de órganos de entrada y salida, llamados también interfaces o terminales: los
avances técnicos de la fotografía rápidamente condujeron de la belinografía
(transmisión de imágenes mediante el belinógrafo o fototelégrafo. Lleva el nombre de
su inventor, el ingeniero francés Edouard Belin (1876-1963) N. del T.), al
cinematógrafo y a la transmisión en vivo de imágenes, pareados con los principios
telegráficos y fonográficos del teléfono, que llevan a la radiotransmisión en vivo. Si la
red de tiempo-luz acaba con el intervalo entre la captura de un acontecimiento y su
recepción, al reducir infinitesimalmente el tiempo de transmisión, el instrumento
análogo o digital lo hará también con la separación entre el evento y su captura.
de los eventos mismos: los “actores” anticipan las condiciones de recordabilidad de sus
actos y actúan en función de las condiciones de esta superficie industrial del tiempo. En
este sentido, los media no están nunca satisfechos “co-produciendo” eventos: con mayor
frecuencia cada vez, los producen a través y mediante ellos. 9/11 habría sido una de
tales producciones.
Hay una verdadera inversión en esto de que los media diariamente relaten la vida con tal
fuerza que esta “relación” de lo vivido parece no sólo anticiparlo sino ineluctablemente
precederlo, esto es, determinar la vida misma. Hoy, ante la rivalidad de estos media,
ellos tienden a convertirse en orientados por los impulsos (drives)- porque esa es la ley
de lo sensacionalista- como en la puesta en escena de actos terroristas o de la ordinaria
pornografía televisiva. En consecuencia, los media tienden en mucho a destruir el super-
ego, el que es condición sine qua non para la transformación de impulsos (drives) en
deseo, es decir, en energía social.
al lenguaje, escucha y oye, solo en tanto puede asumir a su vez la posición de emisor:
haciéndose quien habla, y hablando un discurso que ningún otro podría proferir. En
otras palabras, no se puede oír un lenguaje a menos que se sea capaz de hablarlo, y
hablarlo de una manera completamente singular. El lenguaje es, en este sentido,
consustancialmente dialógico: el discurso es un intercambio simbólico. Este
intercambio constituye un circuito dentro del cual quienes reciben, en forma de
palabras, una dirección simbólica, devuelven lo que han recibido en forma de otras
palabras, y a otros receptores. En el mismo golpe, ellos participan en la
transformación del lenguaje mismo: al hablar, producen un proceso de
individuación.
En este proceso de individuación psíquica y colectiva, puede entenderse que esta
condición es la de que el medio lingüístico sea de permanente interlocución, esto es, de
la participación de todos en el llegar a convertirse en ambiente lingüístico. Este
proceso es en esencia tanto físico como colectivo: el hablante se individua a sí mismo, o
sea, se transforma a sí mismo y se convierte en lo que es, a través de los enunciados
hechos, pero tales enunciados mismos contribuyen a la transformación del lenguaje en
el cual son pronunciados, precisamente a renglón seguido del grado de individuación
del hablante mismo. La individuación psíquica del hablante se da en el mismo
movimiento en el que la individuación colectiva constituye el lenguaje compartido
de los hablantes, que se constituyen a sí mismos en el habla.
La vida del lenguaje está en la interlocución, y es esta interlocución la que los medios
masivos audiovisuales cortocircuitan y destruyen. El entorno social en el que las
existencias psíquicas se individúan a sí mismas, y con ellas los grupos en los cuales
ellas intercambian y se auto transforman en el curso de tales intercambios, son en
general entornos de individuación sólo en la medida en que ellos son participativos :
la individuación del entorno tiene lugar a través de la individuación de aquellos que
viven en tal entorno, y viceversa. Hablando de modo general, la economía de servicios,
de la que los medios son el sector principal, está del lado contrario, privando a las
psiquis individuales de todas las oportunidades de participación en la
individuación colectiva, o sea, en la evolución de su entorno de vida: la economía de
servicios está basada en el cortocircuito del conocimiento de sus usuarios por vía
de la hipomnesis industrial.
Hoy, al final del siglo XX, el advenimiento de las redes de Internet, modifican
profundamente la situación: las tecnologías participativas ven el día en el que la
oposición productor/consumidor ya no se sostiene, en la que las prácticas de auto
producción de memoria audiovisual han llegado como consecuencia del desarrollo
digital. Internet es la era de la hipomnesis constituyéndose a sí misma como
asociada con el entorno técnico, lo que permite una salida de la época de los
entornos disociados, esto es, aquellos en los que la disociación de las funciones de
producción y de consumo privaban a productores y consumidores de su conocimiento,
y, consecuentemente, de sus capacidades de participación en la socialización del mundo
a través de su trans-formación.
Simondon habla de entornos técnicos asociados en su análisis de la planta de
generación eléctrica propulsada por la marea: la planta como medio técnico es
denominada “asociada” porque el objeto técnico que es funcional y estructural del
entorno, “asocia” la energía y los elementos naturales para componer este entorno,
de modo que la naturaleza se hace así función del sistema técnico. Este es el caso de la
turbina Guimbal, que en las plantas propulsadas por la marea, asigna al agua salada, es
decir, al elemento natural, una triple función: proveer energía, enfriar la estructura de la
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