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El dragón del miedo

“Dragón y caballero se miraron a los ojos y, aunque la intensidad de la mirada del monstruo era casi cegadora, el joven se mantuvo
firme y lo desafió:

-¿Quién sois, quién sois? –gritó con toda la fuerza de sus pulmones.

-Soy un dragón, soy esa pesadilla que se oculta en tu alma y deberás vencerme para seguir adelante.

Desconcertado, el Joven Caballero sacudió la cabeza. No entendía aquellas palabras.

-Soy el Dragón del Miedo, aquel que cierra el paso a quien quiere crear su destino, aquel capaz de producir lo que se teme. He oído la
llamada de tu voz interior. Vengo a destruir tu futuro, a hacerte perder todo aquello que puedes perder. He sentido tu miedo a perder, y
estoy aquí para complacer ese deseo que tantos humanos albergáis sin saberlo: el miedo a perder… Cuanto más teméis, más fácil es
mi trabajo.

Fue entonces cuando el Joven Caballero, mirando a los ojos del Dragón del Miedo, comprendió que, en realidad, era él quien
alimentaba al dragón con su temor. Decidió dar un paso al frente y plantarle cara. De pronto, el dragón empezó a mutar, disminuyó de
tamaño y empezó a perder aquella rabia demoledora.”

Más que vencer nuestros miedos, escuchémoslos y convenzámoslos. Siempre tienen algo importante que decirnos, pues nos hablan
de nuestros anhelos más profundos.

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