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El efecto Pigmalión y su propósito de Bienestar.

Como introducción al presente trabajo quiero retomar lo mencionado por García (2015) en su
artículo El efecto Pigmalión y su efecto transformador a tráves de las expectativas, en dicho texto
se plantea que el efecto tiene su origen en la figura del escultor griego llamado Pigmalión, quien
entre sus creaciones dio origen a Galatea, la cual poseía tal belleza y perfección, que su autor se
enamoró perdidamente de ella. El mito griego continúa cuando Pigmalión conoce a la bella
Afrodita, entonces descarga en ella todo el amor que previamente sentía por la estatua. Este
momento representa el cumplimiento de la expectativa.

Asimismo dicho autor señala que también conocemos al efecto Pigmalión, como la profecía de
autorrealización, otra común denominación en el campo de la psicología. Dicha profecía puede
tener un origen externo, cuando los docentes o padres de familia depositan creencias sobre la
mente del individuo; e interno, cuando el mismo individuo se crea creencias acerca del futuro de
su trayectoria, ya sean estas de carácter positivo o negativo.

Un ejemplo de la vida real probablemente muy conocida es la historia de Tomas Alba Edison
donde su madre recibe una carta del director de la Escuela de Tomas donde le notifica la noticia
de que su hijo tiene serias dificultades para aprender y que no lo pueden aceptar en su escuela. La
profecía auto cumplida en el sentido negativo sería que Edison de acuerdo a la percepción del
Director no tiene capacidades para desarrollarse y por ende la madre tiene que aceptar que su hijo
es deficiente y es el destino de ese niño y de la familia.

Pero al contrario de lo esperado, la madre le dice a Edison que le notificaron de la escuela que es
un niño muy brillante y que no puede estar en la escuela por ser muy destacado en relación con
los demás niños. Que le recomendaron que ella misma le de clases, entonces la madre toma la
profecía auto cumplida desde el punto de vista positivo y sobre todo demuestra una actitud
positiva ante la vida y ante el destino incierto capacitando a su hijo con una actitud respetuosa y
hace que el niño descubra todo su potencial. Se forma en el niño una imagen positiva y se
transmite la creencia de ser capaz de lograr cualquier meta, es entonces que la historia es muy
conocida donde ese niño resulta ser una de las mentes más influyentes del mundo.

Todo surge a raíz de una percepción o creencia que hace que pueda cambiar el destino de una
persona, y el querer o no querer cargar con etiquetas predestinadas esto desde los padres del
menor o los profesores. Otro ejemplo muy claro es cuando un niño(a) o joven vive violencia en su
entorno familiar ¿cuál es su destino? ¿Víctima o agresor?, el entorno social influye desde luego en
el aprendizaje del niño o niña pero cuando se llega a la etapa de adulto(a) esa persona decide su
destino y su responsabilidad pero basado en quitarse etiquetas tradicionales que causan daño a su
bienestar que viene cargando desde su infancia.

Por lo tanto considero que infancia no es destino, desde luego que influyen los aprendizajes
tempranos de la infancia en el proceso de asimilación y repetición para favorecer o no la
capacidad resiliente del niño, y el cobijo de su familia(apego) o entorno para favorecer su
desarrollo personal y social.
En el caso que mencionábamos de Tomas Alba Edison, un factor que pudo influir de muchos en su
desarrollo y en el llamado efecto Pigmalion puede ser el vínculo de apego con su madre que fue
muy positivo y seguro, y la no resignación de está a que su sufra un destino incierto y cruel. Por
ello, considero como esencial además de formarse creencias y actitudes positivas en las relaciones
con los hijos, establecer vínculos de apego continuos que respeten la autonomía de cada individuo
pero que garantizen el desarrollar seguridad y bienestar, y con ello potencializar en los menores
formas de afrontamiento a la realidad desde el reconocimiento de sus capacidades personales y
con ello se puede generar factores de protección resilientes a cualquier contexto adverso.

Autores como García(2015) señalan que una de las funciones de los padres y de los docentes al
momento de analizar el fenómeno pigmalion, es la de transformar a los jóvenes o niños, esto es
incentivándolos a construir intelectos capaces de resolver problemas relacionados con su
formación profesional, como ciudadanos responsables con su entorno y contribuir a su formación
integral.

Por otro lado es importante retomar lo que dice el autor Bisquerra (2009) en cuanto a su
definición de competencias emocionales donde lo refiere como el conjunto de conocimientos,
capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y
regular de forma apropiada los fenómenos emocionales. Y que dicho señala que es un aspecto
muy importante de la ciudadanía activa, efectiva y responsable.

En lo laboral es fundamental el efecto pigmalion para no generar estigmas, prejuicios o etiquetas


en empleados(as) que puedan influir en el desarrollo de su práctica profesional. Al contrario si
desarrollamos actitudes y creencias positivas acerca de los empleados(as) daremos la oportunidad
de que el empleado(a) se comprometa más con su trabajo y sea más productivo y eficaz,
permitiendo que ellos y ellas se sientan con mayor arraigo y sentido de pertenencia.

Como una conclusión propia me parece fundamental desarrollar en los niños y jóvenes
perspectivas de aprendizaje basadas en el respeto, en el amor propio y a los demás, el
autocuidado, y en los padres cambiar creencias tradicionales y quitar etiquetas que causen daño a
la dignidad personal, así como el desarrollo de competencias emocionales para la vida que
permitan la búsqueda de una interioridad responsable con su entorno.

Es por ello, que las creencias que nos formamos y transmitimos pueden ser definitivas en la forma
como nos relacionamos con los demás por lo cual de manera consciente o inconsciente tenemos
que estar alertas de nuestros prejuicios para poder trabajarlos y no afectar el destino de un menor
o joven en el cual podamos ser un agente de cambio, sino favorecer positivamente entornos de
amor propio y respeto a la vida, sumando potencialidades que aporten a una sociedad diversa.

Bibliografía

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6349231.pdf

Bisquerra, R. (2013). Cuestiones sobre bienestar. Madrid: Síntesis.


Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis.

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