Vol. 29, No.

98 (2008) 139

Recibido: 1 de agosto de 2007

Aprobado: 15 de febrero de 2008

NOVELA: DE LA PERCEPCIÓN
DEL MUNDO SOCIAL A LA
PUESTA EN FORMA LITERARIA

NOVEL: FROM THE PERCEPTION OF THE SOCIAL

WORLD TO THE CRATION OF THE LITERARY FORM

Hernando Escobar Vera1

Resumen
Entre la obra literaria y la realidad social median dos procesos llevados a cabo por el
escritor: percepción-evaluación de la realidad y puesta en forma literaria de esa percepción-
evaluación más o menos sistemática. De modo que los sistemas de percepción-evaluación
política constituyen un horizonte válido para interpretar el sentido social de la obra literaria.
Éstos se traducen dentro de ella a través de sistemas simbólicos, a los cuales, a pesar de
su carácter no prosaico y su tendencia a la no convencionalidad, puede acceder el analista
literario sensible al texto y los sentidos que desde éste apuntan al mundo social.

Palabras clave
Macrosistemas, sistemas paradigmáticos, sistemas concretos, Sistemas concretos, sistemas
simbólicos.

Abstract
The writer undertakes two different processes that take place between the literary work
and the social reality: The perception-evaluation of reality and the more or less systematic
shaping in literary form of this perception-evaluation process. Therefore, the systems of
this political perception-evaluation constitute a valid horizon for interpreting the social

1
Docente de la Universidad del Rosario de Bogotá, pertenece al grupo de investigación literaria
“Heterodoxias”.
140 Cuadernos de filosofía latinoamericana

sense of the literary work. Those systems are translated into the literary work by means
of symbolic systems which in spite of their non prosaic or non conventional character
can be reached by a sensitive literary analyst who finds access to the sense that from the
inside of the literary work points out to the social world.

Key words
Macrosystems, paradigmatical systems, concrete systems, concrete systems, symbolic
systems.

En este trabajo se entienden las axiologías
como sistemas de percepción-evaluación
política, y la política, en sentido amplio,
incluyente de lo macropolítico y lo micropolí-
tico. De modo que también se entienda como
política, por ejemplo, la decisión de un vecino
de rodear su casa de rejas, porque percibe
riesgos de seguridad en el barrio o porque
considera que si no lo hace pierde estatus ante
los vecinos que ya lo han hecho. Los sistemas
de percepción-evaluación política pueden ser
considerados en tres niveles:
* Macrosistemas de percepción-evaluación
política: estilos de vida, sensibilidades y
corrientes de pensamiento asociadas a cate-
gorías de análisis socio-histórico: premoder-
nidad, modernidad, posmodernidad.
* Sistemas de percepción-evaluación política
paradigmáticos: sistemas descritos teórica-
mente a través de estudios sistemáticos (como
lo hace Elías con la estructura romántica) o
desarrollados programáticamente o a través
de manifiestos políticos o filosóficos (epicu-
reísmo, conservadurismo, feminismo, etc.).
Difieren de los macrosistemas porque son
más complejos que ellos, poseen más dimen-
siones, se inscriben en coordenadas sociales
más específicas y responden a discursos
sociales más concretos. Estructuralmente
se les puede caracterizar por: a) enfrentar
críticamente un aspecto político, b) ejercer
sobre él un tipo particular de crítica c) una
tensión o conflicto de valores específicos y d)
genera un tipo de salida o cierre, característi-
co (en el que no necesariamente se resuelve
la tensión).
* Sistemas concretos de percepción y eva-
luación política: sustentos éticos del estilo
de vida y el accionar concretos de grupos
o individuos, más o menos coherentes con
una posición discursiva y que, en lo que
concierne a este trabajo, es posible rastrear
a partir de correlatos literarios. Pueden
diferir de los sistemas paradigmáticos por
su mayor complejidad. Al trascender de los
discursos a las prácticas sociales, como la
creación novelística, pueden involucrar más
de un sistema paradigmático y elementos de
percepción-evaluación no conscientes, y, por
tanto, no vinculados directamente con discur-
sos sociales paradigmáticos, a los que, más
bien, tienden a ‘erosionar’. A través de la obra
de arte es posible observar el resultado de ese
continuo debatirse y desvelar la capacidad
erosiva de lo verdaderamente subjetivo, lo
subjetivo no consciente sobre las ideologías
individuales y sociales (Tabla 1).
Vol. 29, No. 98 (2008) 141

Tabla 1. Niveles para abordar los sistemas de percepción-evaluación política

Nivel Características Ejemplo

Categoría de análisis
Macrosistemas
socio-histórico
Nivel ideal de un discurso
Sistemas
social, es decir, en tanto
+ Ideal paradigmáticos
discurso
+ Afirmativo Discurso social reivindi-
cado o problematizado
+ Ideológico en una acción concreta
Sistemas
individual que puede estar
+ Coherente concretos
inscrita en una acción co-
munitaria o respaldada u
orientada a un grupo
Sistema muy complejo
+ Concreto que puede involucrar tanto
Sistemas concre- elementos afirmativos de
+ Desestabilizador tos rastreables a discursos individuales y
partir de la obra sociales, como percepcio-
+ Complejo
literaria nes-evaluaciones no cons-
cientes que los ‘erosionan’
o desestabilizan
Premodernidad,
Burguesía
Desesperanza
Abyección
Expresión de la
desesperanza en el
abstencionismo de
un ciudadano o un
grupo social
Expresión concreta
del sistema crítico
del fatalismo en el
cuento “Es que so-
mos muy pobres”,
de Juan Rulfo, in-
cluido en El llano en
llamas

Pero debe quedar claro que el escritor no dice,
simplemente, sus percepciones-evaluaciones
como lo haría en un discurso prosaico (aun-
que también puede hacerlo) y los sistemas
de percepción-evaluación política no ad-
quieren forma mediante una transposición
directa de contenidos, sino por la mediación
de un proceso de puesta en forma artística
de los discursos, experiencias, intenciones,
del autor. En este proceso, dichos sistemas
de percepción-evaluación política son ‘tra-
ducidos’ (refractados) mediante sistemas
simbólicos inscritos en modos de significa-
ción, principalmente connotativos. Los ele-
mentos sociales de los sistemas concretos de
percepción-evaluación política, encuentran
como correlatos elementos artísticos que los
simbolizan y que, integrados al sentido global
de la obra, configuran líneas de sentido. Así,
el mundo ficcional que se teje en ella cons-
tituye el correlato de la forma como el autor
implícito percibe-evalúa el mundo real.
Los elementos que conforman e interactúan
mediante lazos de sentidos en los sistemas
simbólicos son, evidentemente, los símbo-
los. Pero como el símbolo se debate entre la
originalidad y la convencionalidad, en unos
sistemas simbólicos será más notoria la bús-
queda experimental de nuevas tensiones en
el lenguaje y en otros, más evidente la sus-
cripción a la convencionalidad. Igualmente,
cada sistema alojará símbolos originales,
símbolos convencionales y símbolos cuya
fuerza expresiva interna originalmente era no
convencional, pero que se fueron extendiendo
en su uso hasta volverse de dominio común
y quedar más o menos absorbidos por el len-
142 Cuadernos de filosofía latinoamericana
guaje convencional. Entre ellos, por supuesto,
los originales son los más vinculados a la
liberación del inconsciente y los convencio-
nales pueden estar más subordinados a las
ideologías.
En cualquier caso, el sistema simbólico teje
“un universo con sus leyes y con los proble-
mas que se plantean en él”, en palabras de
Goldmann (1967), universo correlativo al
percibido-evaluado sistemáticamente por el
ciudadano-autor. Que sea correlativo signi-
fica que no es idéntico sino homólogo y que
representa2 tanto como refracta el universo
social. En la obra, con Iser, “el concepto como
caso de la utilización del símbolo posibilita
el conocimiento mediante la traducción de
lo dado en aquello que no es” (Goldmann,
1967 p. 107).
Pero la homología de la obra no es con el
mundo real sino con el mundo percibido-
evaluado por el ciudadano-autor3, a partir
Tabla 2. Concreciones literarias y extraliterarias de los
sistemas de percepción-evaluación política
Concreciones
extraliterarias
Nivel no
Acciones políticas
sistemático
Nivel
Tomas de posición
sistemático
Sistema como Conjunto sistemático
totalidad de tomas de posición
2
Para Iser, en “la representación llevada a cabo
por el habla de ficción”, las señales icónicas
“copian las condiciones de representación y
de percepción a fin de que el objeto pretendido
pueda ser constituido mediante signos” (p.
109).
3
Habitante de la realidad social - creador de
universos ficcionales homólogos.
de las estructuras mentales, experiencias y
procesos específicos de socialización que han
definido su sistema concreto de percepción-
evaluación política. En la obra, el tejido de
los símbolos forma líneas de sentido que
apuntan hacia el sentido global de la obra y
hacia percepciones-evaluaciones concretas
del mundo social, y ambos hacia el sistema
concreto de percepción-evaluación política
que organiza las percepciones-evaluaciones y
explica el entramado ético-estético de la obra,
sobre el cual se levanta el sentido global. Las
líneas de sentido y el sentido global, además,
significan, fuera de la obra, tomas de posición
política (Tabla 2). Como la novela es una ac-
ción política que porta el sistema en sí misma,
al tiempo que es correlativa a una toma de
posición, en particular una toma de posición
estética, encierra un conjunto sistemático
de líneas de sentido correlativas a tomas de
posición parciales, organizadas como parte
de una totalidad: el sentido global de la obra
(más o menos polisémico).
Abstracciones Concreciones literarias
Percepciones-
Símbolos aislados
evaluaciones
Percepciones- Símbolos
contextualizados
evaluaciones
sistemáticas Líneas de sentido
Sistema concreto Sistema simbólico
de percepción-
Sentido global de la obra
evaluación política
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Cabe anotar que, además de los sistemas de
percepción-evaluación política, es posible
hallar correlatos literarios de las estructuras
mentales (flexibles o rígidas, autoritarias o
resistentes, dogmáticas o no, entre otras), por
ejemplo, en los tipos argumentativos y los
tipos de estructuración del discurso: más o
menos jerárquicos, inscritos en una lógica tra-
dicional o en una lógica otra, bipolares o no,
monológicos o dialógicos, maniqueos o no,
más connotativos o más denotativos, etc.
A continuación se describe un sistema pa-
radigmático y algunas generalidades acerca
del tipo de sistema simbólico que le puede
ser correlativo, para ejemplificar la relación
y la diferencia entre uno y otro.
Crítica de la dominación masculina y
la estructura patriarcal
Sistema de percepción-evaluación política
paradigmático. El machismo ha sido estu-
diado como una dimensión del autoritarismo.
La presunción, según Craig y Cornelius, ha
sido que el machismo probablemente afecta
el estilo de liderazgo político, la participa-
ción en política –limitando la participación
de las mujeres– y la socialización familiar
–haciéndola de tipo autoritario– (p. 348). En
esta línea, Pateman muestra cómo el sexo,
igual que el nivel socioeconómico, es un
factor de exclusión en la “cultura cívica”.
Para ella, “the balance of the civic culture is
also based on sex. The civic culture is a male
culture” (p. 77). En cuanto a las relaciones de
género, la estructura patriarcal es la expresión
de la jerarquía que se ha postulado como
base de los sistemas social y político (autori-
tario) contemporáneos; y se considera que
ésta fundamenta la dominación masculina.
Teniendo en cuenta tal vinculación, su crítica
no siempre se restringe a la dominación de los
hombres sobre las mujeres, sino que a veces
se extiende a otros modos de dominación
naturalizados por la estructuración jerárquica:
la dominación (política) de unos hombres
sobre otros y la dominación del hombre sobre
la naturaleza.
La crítica de los sistemas de valores masculi-
nos hegemónicos, las estructuras patriarcales
y la dominación masculina es heredera de la
reflexión feminista, pero como se aborda en
este trabajo, no es específica ni únicamente
feminista. El enfoque feminista aborda el
género desde la perspectiva de la diferencia
y concentra su atención en los estudios so-
bre la mujer. Trabajo de orientación política
que denuncia teóricamente una estructura
patriarcal que oprime a las mujeres y procura
movilizarlas hacia la toma de conciencia del
lugar en el que la sociedad machista las ha
colocado, hacia la resistencia frente a esa
dominación y hacia la búsqueda solidaria de
reivindicaciones sociales y políticas. Según
Segarra y Carabí (p. 6), el feminismo es “un
movimiento político que lucha contra la ex-
clusión de las mujeres en todos los ámbitos,
cultural, social, político e intelectual y que
incorpora ideas de procedencias diversas que
comparten tres percepciones básicas: que el
género es una construcción social que oprime
a las mujeres más que a los hombres, que el
patriarcado ha modelado esta construcción y
que la experiencia y el acceso de las mujeres
a la producción del conocimiento son la base
para garantizar la existencia de esa futura
sociedad no sexista” (p. 14).
Sin embargo, hoy existen posibilidades de
crítica desde varias corrientes que no se con-
sideran a sí mismas como feministas y que
no son pensadas como tales desde el femi-
nismo más ortodoxo. El enfoque de género,
por ejemplo, aborda la dominación desde la
perspectiva de la equidad (que no consiste
en dar a todos lo mismo sino en dar, en oca-
siones, ventajas a algunos para compensar
las desventajas acumuladas históricamente)
y la inclusión.
144 Cuadernos de filosofía latinoamericana
El enfoque no es exclusivo de mujeres y en él
no se aborda la dominación masculina como
una relación de opresión víctima-victimario
en la que a las mujeres les corresponde el
primer rol, sino como secuela de una estruc-
tura mental, política, social, discursiva, etc.,
que incide en la construcción identitaria de
todas las personas y que genera un sistema
jerárquico de ofertas estilísticas y simbólicas
que conducen a algunas personas a preferir
lo masculino frente a lo femenino (adoptar
el sistema de valores hegemónico) y generan
una tendencia misógina en la sociedad. En
todo caso, la perspectiva de género denun-
cia que la equidad y la universalidad de los
derechos son supuestas y contrasta la visión
patriarcal de la ‘naturalidad’ de la diferencia
con estudios que evidencian su convencio-
nalidad. Igualmente, procura hacer notar la
otredad silenciada (la perspectiva femenina)
e introduce los estudios sobre la construcción
social de la masculinidad.
Este enfoque, que inicialmente se basó en
las categorías estereotípicas de lo masculi-
no-femenino, ha sido complementado por
perspectivas teóricas, como las teorías queer
y de las identidades móviles (Butler), que
señalan una complejidad que sobrepasa el
modelo bipolar. Se reconoce que hay dife-
rentes formas de ser hombre y mujer (mas-
culinidades, feminidades), se hace un estudio
cultural del sexo reconociendo la diversidad
de posibilidades de expresión cultural que
posee en diferentes niveles (cuerpo, género,
orientación y prácticas sexuales) y se hacen
aproximaciones teóricas a sus expresiones
no hegemónicas (nuevas masculinidades y
feminidades, transexualidad, transgénero,
homosexualidad, parafilias). Estos enfoques
permiten estudiar, en particular, la relación de
cada expresión del género (en tanto individual
o en tanto subcultural) con las expresiones
hegemónicas (más cercanas al estereotipo).
La crítica de la estructura patriarcal, como
sistema de percepción-evaluación política, se
ha concretado en obras literarias y criterios
de análisis literario a partir de oposiciones
más básicas (hombre-mujer) o más sofisti-
cadas. Desde el primer extremo, en la obra
se evidencia negativamente la dominación de
modos que tienden a ser más explícitos, y en
el análisis se privilegia el sexo de los perso-
najes y/o las autoras. En el segundo, el género
se expresa en sus niveles desde estereotípicos
hasta simbólicos, sin amarrarlo exclusiva-
mente a la oposición hombre-mujer, y, para
el análisis, el sexo de los personajes o los au-
tores deja de ser lo más relevante, dando paso
a una búsqueda de los mecanismos sutiles a
través de los cuales lo femenino subvierte los
cánones masculinos hegemónicos. Es decir,
se considera que la capacidad subversiva del
género no es exclusiva de las mujeres ni todas
las mujeres la poseen.
Selden cuenta que, según Ellman (p. 7), “las
escritoras [...] suelen establecer de modo sub-
versivo una perspectiva diferente al socavar la
precisión del juicio y la estabilidad del centro
de atención”, pero añade que la misma Ellman
considera que “no todas las escritoras adoptan
un estilo de escritura femenino” (p. 164). Por
su parte, opina que “esa sutil y demoledora
preciosidad estilística que Ellman valora se
halla en Óscar Wilde y [...] Joe Orton” (p.
164). Igualmente, recuerda que el punto de
vista de teóricas como Julia Kristeva y Hélène
Cixous, es que “la sexualidad femenina está
directamente asociada con la productividad
poética, con los impulsos psicosomáticos que
desbaratan la tiranía del significado unitario
y el discurso logocéntrico (y, por tanto, fa-
locéntrico)” (p. 170). Pero aclara que, para
Kristeva, “el poeta o la poetisa vanguardista
penetra en el Cuerpo-de-la-Madre y resiste
el-Nombre-del-Padre. Mallarmé, por ejem-
plo, cuando subvierte las leyes de la sintaxis,
subvierte la Ley del Padre” (p. 171). El punto
de encuentro de estos enfoques es, pues,
Vol. 29, No. 98 (2008) 145
la crítica de la dominación masculina y la
estructura patriarcal ‑o androcéntrica como
prefiere denominarla Bourdieu (1998).
Sistema simbólico
Pero hasta ahora sólo se ha abordado la
crítica de la dominación masculina como
un discurso social: prosaico e ideológico. A
continuación se quiere dar pistas sobre cómo
ciertos símbolos pueden inducir a pensar que
el sistema simbólico de una obra tiende a estar
vinculado ética y estéticamente (aunque no
sea de modo exclusivo) con esta posición
discursiva.
Segarra y Carabí explican que, mientras que
“en general, la crítica feminista tiene que ver
con las ideologías sociales [...] la práctica de
la crítica literaria feminista atiende a cómo
estas ideologías y prácticas modelan los tex-
tos literarios” (p. 19). El sistema de correlatos
novelesco de la crítica de la dominación
masculina toma una forma alegórica que parte
de la oposición básica masculino-femenino,
puede involucrar elementos alusivos a la
simbología4 de los dos géneros (estereotipos,
mitos, etc.) y extender las relaciones simbóli-
cas de oposición a los planos político, moral,
ambiental, entre otros.
4
Desde el estereotipo, los mitos y la historia de la
construcción social de la diferencia genérica se
puede extraer una larga lista de características
y símbolos de lo masculino y lo femenino. Ver
Bourdieu (1998) y García de Diego.
El padre es el símbolo más característico (a
veces ‘el hombre’ o ‘el esposo’) de este sis-
tema. Es símbolo de la dominación, como el
hijo lo es de la perdurabilidad o no del poder
patriarcal. Complementando la simbología
y los tipos de estructuración argumentativa
y narrativa, algunos de los tópicos caracte-
rísticos de este sistema son: la familia, la
relación de pareja, la relación de transferencia
del poder masculino de padre a hijo y, en
general, el peso de la imagen del padre para
los protagonistas. Con frecuencia los relatos
familiares son alegóricos a las relaciones
genéricas universales o a esferas más amplias
de influencia de la estructura patriarcal como
el sistema político, la situación ambiental o
social.
A continuación se plantean ocho aspectos
que permiten diferenciar los sistemas para-
digmáticos a través de sus correlatos y, en
específico, la forma como se problematizan o
resuelven en las obras correlativas a la crítica
de la dominación masculina.
146 Cuadernos de filosofía latinoamericana
Tabla 3. Matriz bipolar masculino – femenino
Masculino
Hombre
Hombre, símbolo de la humanidad
Tierra, dominio del hombre
El yo (el Uno)
Narcisismo
Androcentrismo y misoginia
Amor y obediencia al padre
Orden (statu quo)
Líder
Dominante (poderoso)
Hegemónico
Centro
Jerárquico
Mente y racionalidad
Heterosexualidad
Homosexualidad narcisista
Separación de sexos
Narración centrada en la anécdota, las
peripecias, los puntos de giro, los argu-
mentos centrales y los protagonistas
5
El tema de la mujer y lo femenino como símbolo
de la otredad es desarrollado por Soler a partir
de la teoría sicoanalítica freudiana y, luego,
lacaniana. Según Selden, esta idea también es
recogida por Kristeva: “la mujer es el silencio
del ‘inconsciente’ que precede al discurso. Es
el ‘Otro’, que permanece fuera y amenaza con
interrumpir el orden consciente (racional) del
discurso” (p. 171).
6
Según Butler (p. 45), “la mente no sólo subyuga
al cuerpo, sino que ocasionalmente juega con la
fantasía de huir por completo de su corporeidad.
Las asociaciones culturales que se hacen de la
mente con la masculinidad y el cuerpo con la
feminidad están bien documentadas dentro del
Femenino
Mujer
Tierra (dominada por los hombres)
Mar, otredad indómita y misteriosa
La otredad5
Amor a la otredad
Equidad de género y filoginia
Amor y solidaridad con el hermano
Subversión del orden
Pueblo
Dominados (subyugados)
Subalterno
Periferia
Horizontal
Cuerpo6 y formas alternativas de cono-
cimiento
Homosexualidad
Homosexualidad filógina
Androginia7
Narración de procesos, gestaciones, co-
tidianidades, tendencia a la desaparición
de las anécdotas y los protagonistas
campo de la filosofía y el feminismo”. Y refiere
el texto: Spelman, Elizabeth. (1982). “Woman
as body: ancient and contemporary views”,
publicado en Feminist studies, 1 (8).
7
De Diego desarrolla la dimensión simbólica
de la androginia. La caracteriza como “un
arquetipo del inconsciente colectivo que se
enraíza con el Absoluto y que aparece en el
ser humano como sentido innato de la unidad
cósmica” (p. 28) y cita a Busst, para quien,
“la imagen ideal del andrógino, símbolo de la
rehabilitación del hombre, es también símbolo
de la igualdad social y de la emancipación de
la mujer” (p. 32).
Vol. 29, No. 98 (2008) 147
* Relación individuo – comunidad: se repre-
senta como una relación de dominación (La
casa de los espíritus), prevalece la incomu-
nicabilidad intergenérica y/o los personajes
están subordinados a la dominación patriarcal
y alienados en esa relación.
Tabla 4. Transformación de la autonomía en los sistemas críticos de la dominación masculina
Statu quo
a. Las mujeres aparecen evidentemente como
no autónomas
b. Los hombres parecen ser autónomos pero se
insinúa que están tan sujetos a una estructura
atávica e incuestionada como ellas. Ni él ni
ella son héroes positivos, son seres alienados
que reproducen la estructura
* Amor - sexualidad: se muestra la infelici-
dad en la convencionalidad de las relaciones
intergenéricas o el recurso de la violencia
para lograr los encuentros. En este plano,
la impotencia sexual del hombre aparece
como símbolo de la incomunicabilidad y la
ausencia de erotismo (impotencia de Fushía,
predador de la naturaleza y las personas en
Casa verde; impotencia de La Araña, símbolo
de la opulencia y la corrupción en Delirio).
* Tipo de héroe: el rol protagónico puede
tenerlo una mujer que busca su liberación o
su construcción autónoma (Mal de amores),
un homosexual que se libera de las expectati-
vas paternas y libera a personajes femeninos
(De carne y hueso, Delirio), un antihéroe
dominador, cuyo poder finalmente sucumbe y
retorna a las manos del pueblo (La casa de los
espíritus) o un hombre heterosexual en trán-
sito hacia la feminidad (Aguilar en Delirio,
Valentín en El beso de la mujer araña).
* Tipo de ruptura: las relaciones asimétricas
intergenéricas constituyen el statu quo que
requiere algún tipo de ruptura por parte de los
personajes. Esta ruptura genera un cronotopo
* Autonomía de los personajes: se muestra
un estado de cosas inicial y un proceso en el
que los personajes se transforman en algún
grado, como ilustra la tabla:
Desarrollo
Liberación de lo femenino (al menos como
toma de conciencia de la dominación)
Lo femenino aparece como vía de liberación
para los hombres (el papel de Molina en la
toma de conciencia de género de Valentín en
El beso de la mujer araña)
de la aventura (Mal de amores), un estado de
caos que llama la atención sobre la dificultad
para crear un orden alterno al patriarcal (De-
lirio) o para considerar un orden mundano
alterno (la preeminencia de la alternativa
suicida en Las horas) o la insubordinación (el
exilio del hijo y el reto al padre en Delirio, la
infidelidad en Deseo)
* Desenlace: el tipo de desenlace puede ser
muy variado y tiene implicaciones axiológi-
cas que diferencian tipos de críticas a la domi-
nación masculina. Los tipos registrados son
la salida utópica, a través de la cual se logra
la plenitud de las aspiraciones de liberación
del protagonista en el marco de un estado
de cosas caracterizado por la viabilidad de
las relaciones de equidad entre hombres y
mujeres (Mal de amores); el sacrificio de
lo femenino que funcionó como agente de
transformación (muerte de Molina en El
beso de la mujer araña, suicidio de la hija
en La casa de Bernarda Alba); muerte del
padre (La casa de los espíritus), ruptura por
parte de la protagonista con la figura paterna
o con la línea de continuidad padre – hijo
(asesinato del hijo por parte de la madre en
148 Cuadernos de filosofía latinoamericana
Deseo, fin de la locura y acogimiento del
hermano homosexual bajo el símbolo del
retorno del andrógino en Delirio), desgaste
y desaparición de lo masculino dominante
como evidencia de su inautenticidad (muerte
del nieto que heredará la virilidad del patriar-
ca en De carne y hueso).
* Locus amenus: se trata de un ámbito feme-
nino, liberado de la dominación masculina o
erótico, como símbolo de la equidad inter-
genérica (los juegos esotéricos de la infancia
de Agustina con el Bichi en Delirio, las at-
mósferas femeninas construidas por Molina
para Valentín y simbolizadas en el cuerpo de
la mujer-araña en El beso de la mujer araña).
La abundancia o ausencia de locus amenus
deja conocer el tipo de crítica que se presenta:
radicalmetne crítica y desesperanzada, como
en Deseo, novela en la que no hay locus ame-
nus, o utópica, como en Mal de amores, en
la que abundan los escenarios de felicidad y
satisfacción para la protagonista.
* Tipo de tensión: masculino – femenino;
padre – madre; padre dominador – hijo (a)
que reta su mandato.
* Cronotopo: se hace énfasis en el tipo de
transformación que tienen los personajes y,
con ellos, el sistema: transformación posible
(El beso de la mujer araña), transformación
utópica (Mal de amores), transformación
mínima o aislada (Deseo).
Conclusiones
Se ha partido de la noción de que cada sis-
tema de percepción-evaluación política es
la concreción de los procesos y tensiones
sociohistóricos acumulados, frente a los
cuales establece una posición más o menos
crítica. Si cada acto humano (entre ellos, las
obras literarias) se inscribe y se fundamenta
en la forma como la persona percibe-evalúa
la realidad, comprender los sistemas de per-
cepción-evaluación política, su sociogénesis
y su significado social permitirá interpretar
la relación entre los actos y el mundo social,
sacar a la persona de su aislamiento e insertar
su comportamiento en la historia social. Y una
teoría sociopolítica de los correlatos u homo-
logías podría llevar, además de sus alcances
específicamente literarios, a que se busque
la correlación entre aspectos objetivos de la
estructura cultural, como el autoritarismo,
con aspectos también objetivos del funciona-
miento del sistema político, como la baja mo-
vilización social, y, en el plano subjetivo, con
sistemas concretos de percepción-evaluación
política, como la desesperanza o el cinismo,
y con sus concreciones literarias.
Se ha dicho que los sistemas de percepción-
evaluación política se traducen dentro de la
obra literaria, a través de sistemas simbólicos.
De modo que, ambos son el soporte del tejido
indisoluble entre forma y contenido, el entra-
mado ético-estético. La base de esta noción
parte de la consideración que hacen varios
teóricos, entre ellos Bajtín (1973), cuyas pala-
bras recogen con precisión la cuestión acerca
de que “entre el mundo real que representa
y el mundo representado en la obra pasa una
marcada frontera de principios. Esto nunca
puede ser olvidado; no se puede mezclar [...]
el mundo representado con el ‘representador’
(realismo ingenuo), el autor-creador de la
obra con el autor-hombre (biografismo in-
genuo)” (p. 463). Pero él añade que también
“es totalmente inadmisible la comprensión de
esta frontera de principios como absoluta e
infranqueable”. “A pesar de toda la no fusión
del mundo representado y el representador”,
aclara, “ambos están inseparablemente uni-
dos entre sí y se encuentran en interacción
constante” (p. 464). La correlación entre
sistemas simbólicos y sistemas concretos de
percepción-evaluación política es la base del
método que aquí se propone para cruzar con
el sentido, a través de la frontera entre obra
y realidad.
Vol. 29, No. 98 (2008) 149
Pero son necesarias un par de precisiones: pri-
mera: el escritor, como cualquier ciudadano,
porta un sistema de percepción-evaluación
política, pero éste difícilmente corresponde
en exactitud con un sistema paradigmático;
se trata de un sistema cuya especificidad con-
lleva alta complejidad, tal que puede parecer
en ocasiones que raya en la asistematicidad
o la incoherencia. Adicionalmente, en la
obra no aparece el sistema de percepción-
evaluación política del autor en estado puro:
su sensibilidad especial y la “ubicuidad so-
cial” (Bourdieu, pp. 56-57) que obtiene en
la escritura permiten que su propio sistema
sea problematizado por otras voces, otros
discursos dentro de la obra.
Los sistemas simbólicos que se pueden des-
cribir con anterioridad a la obra son sólo los
paradigmáticos, igual que en el caso de los
sistemas de percepción-evaluación política.
La riqueza de la obra radica precisamente,
en gran medida, en la particularidad (¿origi-
nalidad?) de su sistema simbólico (cada una
de las obras referidas, por ejemplo, posee
sistemas simbólicos diferentes). De modo que
ambos conceptos –sistema de percepción-
evaluación política y sistema simbólico– no
pueden abarcar la diversidad de sentidos de
las obras sin que el analista las deje expresar-
se más allá de cualquier metodología. Mucho
menos, se trata de obligar a las obras a decir
todo lo que exige la metodología y nada más
que eso. Estos conceptos son sólo ayudas
para objetivar el análisis literario de una
obra, hasta donde sea posible, y para hacerlo
comparable con los análisis de otras, en los
que se apliquen metodologías compatibles.
En cualquier caso, el punto de partida del
análisis y la interpretación literarios no puede
ser otro que la obra, si bien el dominio previo,
por parte del analista de horizontes teóricos
y construcciones y deconstrucciones de la
historia social le permitirán comprender e
interpretar mejor los sentidos que proponen
las obras.
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