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PODEMOS CAMBIAR

HABÍA dos niños que patinaban sobre una laguna congelada. Era una
tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación.

Cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.

El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomo
una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logro
quebrarlo y así salvar a su amigo. Cuando llegaron los bomberos y vieron
lo que había sucedido, se preguntaron:

¿Como lo hizo?

El hielo está muy grueso, es imposible que lo haya podido quebrar, con
¡esa piedra y sus manos tan pequeñas!

En ese instante apareció un anciano y dijo:

“Yo sé como lo hizo "..... ¿Cómo ?..... Le preguntaron al anciano y el


contesto:

“No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo ".

Podemos cambiar nuestra forma de vida

El arrepentimiento de Dios implica un cambio de circunstancias y


relaciones. El hombre puede cambiar su relación hacia Dios al cumplir las
condiciones que le devolverán el favor divino, o puede, por su propia
acción, colocarse fuera de la condición favorecedora; pero el Señor es el
mismo " ayer, y hoy, y por los siglos " (Hebreos 13: 8 ).

La desobediencia de Saúl cambió su relación para con Dios; pero


quedaron sin alteración las condiciones para ser aceptado por Dios: los
requerimientos de Dios seguían siendo los mismos; pues en él " no hay
mudanza, ni sombra de variación " (Santiago 1: 17 ).

La vida es como un viaje. Hay tormentas y luz del sol, pero recordemos
que nos estamos acercando al puerto deseado. Pronto estaremos más allá
de las tormentas y tempestades. Nuestro deber actual es prestar atención
a la voz que dice:
”Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón " Mt.11: 29

Debemos aceptar diariamente esa invitación. El pasado está en el libro


donde se anotan todas las cosas. No podemos borrar el registro, pero
podemos aprender muchas cosas, si así lo queremos. El pasado debiera
enseñarnos sus lecciones. Al traer a la mente lo que en el pasado nos ha
sido desagradable, que nos enseñe a no repetirlo. No se registre nada en
el futuro que nos cause remordimiento después...

Cada día que vivimos estamos haciendo nuestra historia. Hoy es nuestro,
ayer está más allá de nuestra posibilidad de enmendarlo o controlarlo.

Los deseos naturales del alma deben cambiar. Se debe renunciar a todo
engaño, toda falsificación y toda maledicencia. Hay que vivir una vida
nueva, que hace de hombres y mujeres seres semejantes a Cristo.
Debemos nadar, por así decirlo, contra la corriente del mal.

El camino que conduce al cielo es angosto, cercado por la ley divina de


Jehová. Los que lo siguen deben negarse constantemente a sí mismos.
Deben obedecer las enseñanzas de Cristo. . .

No confiemos en el hombre, sino en Jesucristo, que murió para que


pudiéramos obtener justicia.

Todos los hacedores de la Palabra de Dios serán bendecidos


abundantemente. Cualesquiera sean las cruces que deban cargar, las
pérdidas que puedan tener o la persecución que deban afrontar, aun
cuando ésta significara la pérdida de la vida temporal, serán ampliamente
recompensados, porque se les asegura la vida que se mide con la vida de
Dios.

Caminan bajo la dirección del Padre de las luces, en el cual no hay


mudanza ni sombra de variación. Verán su rostro y su nombre estará en
sus frentes.

Para Pablo en Damasco, la visión del Crucificado cambió todo el curso de


su vida. El perseguidor se convirtió en discípulo, el maestro en alumno.
Los días de oscuridad pasados en la soledad, en Damasco, fueron como
años para su vida. Su estudio lo constituían las Escrituras del Antiguo
Testamento, atesoradas en su memoria, y Cristo era su Maestro.

Pablo no pensó que estaba haciendo ningún sacrificio real al cambiar el


fariseísmo por el Evangelio de Jesucristo. . .

Cuando Pablo comprendió que estaba en el camino equivocado, se unió,


de acuerdo con la luz divina, con un pueblo al cual había pensado borrar
de la tierra. . .

Enseñó a Cristo y vivió como Cristo, y sufrió el martirio por causa de


Cristo.

Cualesquiera hayan sido sus experiencias, si se entregan a Dios de todo


corazón, con humildad y contrición, El los recibirá.

A todos los que por la fe reciben a Cristo como su Salvador personal, les
dará poder para llegar a ser hijos e hijas de Dios victoriosos. Llegan a ser
participantes de la naturaleza divina, y captan plenamente su
misericordia y la gracia de su Santo Espíritu.

Gloriosa será la liberación de los que lo han esperado pacientemente y


cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

Otra pequeña historia muy simple

Había una vez un hombre que tuvo un sueño, en el cual Dios le


encomendaba una importante misión: Debes cambiar el mundo, para
convertirlo en un mundo mejor... le dijo.

Al día siguiente cuando el hombre despertó, se dijo, Y ahora por donde


empiezo?

Entre todos los países del mundo?, pues empiezo con mi país.

Y de todas las ciudades?, empiezo con la mía.....


Y entre todos los barrios?, pues empiezo con el mío, y entre todas las
viviendas?, pues empiezo por mi casa......

Y entre todos los miembros de mi familia?, pues empezaré conmigo


mismo...

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