Problematización / Problema-eje / Apertura La problematización se constituye en una
instancia crucial en este proceso de apertura, puesto que permite reconocer y, eventualmente, controlar los condicionamientos valóricos, teóricos y/o experienciales sometiéndolos a un exigente proceso de interrogaciones que apunta a detectar las relaciones que establecen con la existencia del problema y las características que le son propias (Cfr. Zemelman, 1987:38, 51; 1996:68). El momento de la apertura también da lugar a una instancia importante en la conceptualización del fenómeno, denominado aprehensión. Esta consiste en la: “capacidad del razonamiento para reconocer campos de objetividades posibles, antes que circunscribirse a la organización en contenidos estructurados teóricamente ” (Zemelman 1992a, cursiva mía). Este reconocimiento de objetividades posibles se logra en razón de que la aprehensión: “ (...) consiste de una forma articulada de razonar sin precipitar ninguna jerarquización sobre los contenidos. No predetermina una jerarquía sino que se restringe a delimitar campos que son posibles de transformarse en objetos de conocimiento. En este sentido es preteórica. Su exigencia sine qua non es que no precipite conclusiones que contradigan su naturaleza preteórica, como sería conformar una determinada jerarquía sin supeditarse a la lógica de construcción del objeto. Su función, por lo tanto, es concebir lo real como niveles en proceso de articulación, por medio de los cuales se manifieste el dinamismo que pueda estar determinado por cualesquiera de esos niveles en su relación recíproca” (Zemelman 1992a:185, cursivas mías). Es importante aquí diferenciar entre aprehensión y momento de la explicación teórica, puesto que la aprehensión no se inicia con esta sino que conduce a ella. Por otra parte, se resalta en esta instancia la importancia de construir la relación de conocimiento, puesto que a partir del establecimiento de la misma es posible iniciar la aprehensión y luego llegar a la explicación teórica (Zemelman, 1992a:185) La consideración del contexto de ocurrencia supone considerar la idea de concatenación de niveles con una configuración probablemente distinta en cada momento del devenir, por lo que la comprensión de los determinantes o condicionantes del fenómeno varían con el movimiento. Esto es lo que hace necesario especificar el fenómeno a cada momento y plantea un interrogante fundamental al investigador: ¿ cómo captar la “ esencia ” (12) del fenómeno sin congelarlo ni tampoco quedar inmerso en un permanente esfuerzo de captación que le impida dar un cierre que permita teorizarlo?
Atendiendo a lo señalado más atrás, respecto de la idea de inclusividad, podemos
vincularlo con la de reconstrucción articulada. En tal sentido: “se podría postular que, en la medida en que el movimiento de la realidad sirve de fundamento a la articulación de los procesos reales, el criterio de inclusividad fundamenta el criterio de lectura articulada pues, de no ser así, la única posibilidad lógica de lectura articulada sería realizable mediante un sistema de hipótesis ” (Zemelman 1987:42-43, resaltado mío). La formulación de hipótesis, al conducir la investigación a la búsqueda de datos relevantes para confirmarlas o rechazarlas, puede llevar a soslayar, en esta etapa, elementos importantes en la conformación de la articulación que daría existencia a un cierto fenómeno. Si se asume la idea de realidad como movimiento y, consecuencia de ello, en permanente mutación, y a los fenómenos cuya apariencia apreciamos en primera instancia como producto de la articulación de distintos (y no siempre conocidos) elementos; sería coherente con tal visión la de que, entonces, el conocimiento de tales fenómenos requiere que se reconstruya articuladamente en el pensamiento aquello que existe articulado en el dándose de su movimiento. Esto es, si un fenómeno que interesa aparece en un contexto dado, en un determinado momento con ciertas características, no es que las mismas “ estaban ” allí, sino que se vienen gestando en el devenir del mismo, encontrando razón de ser en la articulación de diferentes elementos de distintos niveles, cuyo movimiento lo va reconfigurando permanentemente. Tal como fue señalado, la conciencia de esta situación obliga a no quedarse en lo que una teoría denota, si no que exige su apertura para captar lo real. Esta es, diría Zemelman, una exigencia de objetividad, de “atrapar” lo que queda afuera. La idea de reconstrucción articulada se apoya en un uso crítico de la teoría y de los conceptos que esta contiene, que ya no pueden usarse en su mera función denotativa, si no que es necesario abrirlos para ir más allá de los límites de lo denotado, cumpliendo de este modo una función epistemológica, en la búsqueda de anudar nuevas relaciones. Este proceso de re-construcción articulada que conjuga la dinámica propia de la dimensión vertical (niveles) con la del devenir de la realidad y con ella del fenómeno (momento), se realiza según la lógica partetodo en ese momento, en tanto es un fenómeno en un contexto de atravesamientos múltiples y donde, simultáneamente, están ocurriendo otros fenómenos. La lógica parte-todo, en este planteo, supone que: “ la mayor objetividad se encuentra en la articulación más compleja, esto es, más inclusiva, por lo que obliga a especificar los contenidos traspasando los límites de las determinaciones. Por tal razón, se transforma la noción de límite para concebirlo como contorno, rompiendo con la idea de límite de contenido. Cuando la conciencia teórica se abre a la articulabilidad de la parte-todo, como horizonte, recupera su historicidad. La inclusividad de la relación parte-todo rompe con la lógica de determinaciones: implica pensar en puntos de inclusión de relaciones, más que en contenidos resultado de una relación de determinación” (Zemelman 1992b:134, cursiva mía). De esta articulación de elementos en el acaecimiento del fenómeno es vital la consideración del fenómeno en sí mismo como un todo, esto supone no considerar todos los elementos observables en el momento, sino la consideración de aquellos que permitirán que tengamos una idea bastante ajustada de los elementos que inciden y se relacionan con la manifestación del fenómeno de un modo determinado. Esto supone que el fenómeno podría ser leído de muchas otras maneras según sean los elementos que se pongan en relación. Esta primera instancia de configuración del fenómeno puede ir siendo ajustada con “aproximaciones sucesivas” que permitan a la mirada ir ganando en precisión en la aprehensión del fenómeno y sus elementos relevantes. Quizás este momento suponga una serie de pequeños ciclos que posibiliten un ajuste en la reconstrucción, antes de avanzar hacia el cierre. Esto es lo que puede apreciarse cuando el ciclo de “inmersión” en lo empírico (que incluye el análisis crítico de los conceptos) se repite más de una vez, ganando con cada una de ella mayor claridad en la visión.