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SESIÓN SEGUNDA

CAPITULO IV

Vocación sucesoral

No solo se requiere ser sujeto de derechos en el momento de la muerte del causante sino que
se exige además tener vocación para participar en la sucesión del causante.

Se entiende por vocación hereditaria el hecho concreto de que alguien sea llamado a recoger
bienes de una determinada sucesión, ya sea como heredero, ya como legatario.

La vocación hereditaria tiene dos fundamentos únicos en nuestro Código Civil, los cuales
son la ley y el testamento. En primer término, el Código faculta a las personas para hacer
testamento, esto es, para distribuir sus bienes por causa de muerte. La finalidad esencial del
testamento es otorgar vocación hereditaria a aquellas personas que son llamadas por el
testador a recoger sus bienes. En segundo término, a falta de testamento la ley crea vocación
hereditaria a favor de ciertas personas, mediante los denominados órdenes hereditarios, que
establecen quiénes son los herederos del causante, en tratándose de sucesión intestada. En
caso de no dejar herederos recoge la herencia el Estado a través del Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar.

El último nexo con la vocación hereditaria es la delación de la cual dice el artículo 1013 del
Código Civil: “La delación de una asignación es el actual llamamiento de la ley a aceptar o
repudiarla”, y este llamamiento se hace a quienes estén provistos de vocación hereditaria.

4.1. Dignidad sucesoral

La dignidad sucesoral es aquella calidad jurídica valorativa que califica a un asignatario que
ha sido llamado a recibir una herencia dejada por el causante por su normal comportamiento
para con el causante por haberle sido fiel en sus sentimientos como respetarlo, no injuriarlo,
no calumniarlo, no haber falsificado ningún documento en los bienes pertenecientes al
causante. Conductas que también debido observar el asignatario con los padres del causante
y con sus hermanos, así como con su cónyuge o compañero permanente.

La dignidad significa se es apto para recibir una herencia. De ahí que existan unas causales
de indignidad que una vez demostradas por un heredero en contra del otro, lo imposibilitan
para recibir su cuota hereditaria.
4.2. Indignidad

La indignidad está definida como “aquella sanción civil de pérdida total o parcial del derecho
sucesoral, impuesta por la ley. Debe ser declarada judicialmente contra aquel asignatario que
ha cometido ciertos actos u omisiones en contra del causante, que eliminan o disminuyen su
mérito para recoger o retener la asignación que le ha sido deferida con respecto a cierto
causante (Pedro Lafont Pianetta. Derecho de Sucesiones teórico práctico).

Las causales de indignidad son taxativas y de interpretación restrictiva.

4.2.1. Causales de indignidad

En cuanto a las causales de indignidad, comenzamos por mencionar aquellas que son
comunes a la sucesión testada y a la intestada; estas causales están soportadas en los artículos
1025, 1026, 1027, 172, 338 del Código Civil.

4.2.2. Primera causal

La primera causal de indignidad está consagrada en el numeral 1° del artículo 1025 del
Código Civil, el cual expresa: “Son indignos de suceder al difunto como heredero o legatario:
El que ha cometido el crimen de homicidio en la persona del difunto o ha intervenido en este
crimen por obra o consejo, o lo dejó perecer pudiendo salvarlo”. Se refiere al homicidio
cometido por acción u omisión.

4.2.3. Segunda causal

Está contemplada en el numeral 2° del artículo 1025 del Código Civil y expresa: “El que
cometió atentado grave contra la vida, el honor o los bienes de la persona de cuya sucesión
se trata, o de su cónyuge o de cualquiera de sus ascendientes matrimonial o extramatrimonial,
con tal que dicho atentado se pruebe por sentencia ejecutoriada”.

Atentado grave contra la vida, tentativa de homicidio, lesiones personales.

El atentado contra el honor se refiere a la injuria, la calumnia, el rapto, el incesto; estas


conductas deben tenerse como causales de indignidad solamente cuando se trate de un delito,
pero el juez civil en el proceso verbal, conforme a la Ley 1395 de enero 12 del 2010 será
quien las juzgue como causales de indignidad.

4.2.4. Tercera causal


Consignada en el numeral 3° del artículo 1025 del Código Civil, que dice: “El consanguíneo
dentro del sexto grado inclusive que en el estado de demencia o destitución de la persona de
cuya sucesión se trata, no la socorrió pudiendo hacerlo”.

Con relación a esta causal podemos decir que no se trata de aquella falta de socorro que
ocasiona el fallecimiento de la persona de cuya sucesión se trata. Es preciso que el causante
hubiere requerido de socorro o auxilio porque carecía de los medios necesarios de
subsistencia.

La persona que se hace indigna debe ser un consanguíneo dentro del sexto grado inclusive,
que no prestó el socorro debido. Este puede ser en línea recta o colateral (hermanos, sobrinos,
primos, tíos). La ley prescribió el grado sexto de consanguinidad entre parientes, como
máximo, para que se configure esta causal.

En nuestro sentir nos parece que el legislador cometió un error al no incluir en el numeral 3°
del artículo 1025 del Código Civil como persona indigna de suceder al causante, al cónyuge
supérstite, por cuanto aunque no es su pariente, por mandato legal del artículo 176 del Código
Civil los cónyuges están obligados a guardarse fe, a socorrerse y ayudarse mutuamente en
todas las circunstancias de la vida. Además, la Ley 29 de 1982 estableció que a partir del
segundo orden hereditario los cónyuges son herederos, es decir, se heredan el uno al otro de
acuerdo con las circunstancias; por lo tanto, debió incluirse al cónyuge entre quienes pueden
ser tachados de indignos.

La falta de socorro debe ser probada ante el juez por quien la alega, y debe ser de tal magnitud
que demerite a la persona poder suceder al causante.

4.2.5. Cuarta causal

Prevista en el numeral 4° del artículo 1025 del Código Civil, que expresa: “El que por fuerza
o dolo obtuvo alguna disposición testamentaria del difunto o le impidió testar”.

La fuerza, siempre que esta causal sea demostrada en un juicio, anula inclusive el testamento.

El dolo anula la asignación que se obtenga por este medio, pero es claro manifestar que no
habrá indignidad cuando aquellos vicios no fueron eficaces para generar el otorgamiento del
respectivo testamento.

Los terceros afectados en la conducta del indigno solamente podrán exigir indemnización de
perjuicios al victimario.

4.2.6. Quinta causal


Consignada en el numeral 5° del artículo 1025 del Código Civil, que dice así: “El que
dolosamente ha detenido u ocultado un testamento del difunto, presumiéndose dolo el mero
hecho de la detención u ocultación”.

Requisito de esta causal es que debe tratarse de un testamento cerrado con plena eficacia, que
se encuentre en poder material de la persona.

No se incurre en esta causal cuando se trata de un testamento público, ya que de este pueden
tomarse las copias pertinentes de la notaría en la cual se corrió la escritura.

Las conductas típicas son la detención o la ocultación del testamento. La primera indica
retención pública. Se considera ocultamiento la falsificación total o parcial de un testamento
con la cual se pretende ocultar la ejecución de la voluntad del difunto.

Creemos que esta causal, tratándose de un testamento cerrado, solamente podría imputarse
al notario, al cónsul o a uno de sus amanuenses o empleados, por cuanto el Decreto 960,
artículo 59, de junio 20 del año 1970, otorgó la guarda o custodia de los testamentos a los
notarios o cónsules que hayan autorizado el testamento.

La Ley 1893 del 24 de mayo de 2018, adicionó 3 causales más.

Décimo quinta causal.

Abandono a persona cuya sucesión se trata

El que abandonó sin justa causa a la persona de cuya sucesión se trata, esta obligado por ley
a suministrarle alimentos. Para los efectos de este artículo, entiéndase por abandono: la falta
absoluta o temporal a las personas que requieran de cuidado personal en su crianza o que,
conforme a la ley, demandan la obligación de proporcionar a su favor habitación, sustento o
asistencia médica.

Se exceptúan al heredero o legatario que habiendo abandonado al causante, este haya


manifestado su voluntad de perdonarlo y de sucederlo, lo cual se demostrará por cualquiera
de los mecanismos probatorios previstos en la ley, pero previo a la sentencia judicial en la
que se declara la indignidad sucesoral y el causante se encuentre en pleno ejercicio de su
capacidad legal y libre de vicio.

Décimo sexta causal.

Condena por delitos contra la familia.


El que hubiese sido condenado con sentencia judicial ejecutoriada por la comisión de alguno
de los delitos contemplados en el Título VI Capítulo primero del Código Penal, siendo sujeto
pasivo de la conducta la persona de cuya sucesión se trata.

Décima Séptima causal.

Abandono en situación de discapacidad.

Quien abandonó sin justa causa y no prestó las atenciones necesarias al causante, teniendo
las condiciones para hacerlo, si este en vida se hubiese encontrado en situación de
discapacidad.

4.2.7. Sexta causal

Omisión de denuncia

Es indigno de suceder quien siendo mayor de edad no hubiere denunciado a la justicia, dentro
del mes siguiente al día en que tuvo conocimiento del delito, el homicidio de su causante, a
menos que se hubiere iniciado antes la investigación.

Esta indignidad no podrá alegarse cuando el heredero o legatario sea cónyuge, ascendiente o
descendiente de la persona por cuya obra o consejo se ejecutó el homicidio, o haya entre ellos
vínculos de consanguinidad hasta el cuarto grado, o de afinidad o de parentesco civil hasta el
segundo grado inclusive.

4.2.8 Séptima causal

Omisión de solicitud de guardador.

Esta causa está contemplada en el artículo 1027 del Código Civil, en concordancia con la
Ley 1306 del 5 de junio de 2009, que expresa: “Es indigno de suceder al impúber y al
discapacitado el ascendiente o descendiente que siendo llamado a suceder ab intestato no
pidió que se le nombrara un guardador, tutor o curador, y permaneció en esta omisión un año
entero, a menos que parezca haberle sido imposible hacerlo por sí o por procurador.

“Si fueren muchos los llamados a la sucesión, la diligencia de uno de ellos aprovechará a los
demás.

“Transcurrido el año, recaerá la obligación antedicha en los llamados en segundo grado a la


sucesión intestada. Esta obligación no se extiende a los menores ni a los que viven bajo tutela
o curaduría. (Artículo 58 decreto 2820 de 1974)”.
4.2.9 Octava causal

Participación en el falso parto o suplantación.

El artículo 338 del Código Civil, en concordancia con el artículo 335 de la misma obra en
cita, establece: “A ninguno de los que hayan tenido parte en el fraude de falso parto o de
suplantación aprovechará de manera alguna el descubrimiento del fraude, ni aun para ejercer
sobre el hijo los derechos de patria potestad, o para exigirle alimentos o para sucederle en sus
bienes por causa de muerte.

“Si la verdadera madre de ese hijo participa en la actuación tendiente a hacerlo pasar como
hijo de otra, es ahí cuando pierde todos los derechos sobre él y se hace indigna para sucederlo
en sus bienes”.

4.2.10. Novena causal

Rechazo del cargo de tutor, curador o albacea.

Esta causal de artículo 1028 del Código Civil expresa: “Son indignos de suceder el tutor o
curador que nombrados por el testador se excusan sin causa legítima.

“El albacea que nombrado por el testador se excusare sin demostrar inconveniente grave, se
hace igualmente indigno de sucederle. No se extenderá esta causa de indignidad a los
asignatarios forzosos en la cuantía que lo son, ni a los que desechada por el juez la excusa
entren a servir el cargo”.

4.2.11. Décima causal

Promesa de pasar bienes a incapaces.

El artículo 1029 del Código Civil establece: “Es indigno de suceder el que a sabiendas de la
incapacidad haya prometido al difunto hacer pasar sus bienes o parte de ellos, bajo cualquier
forma, a una persona incapaz. (Norma que, a mi parecer, no tiene aplicación, en razón a que
los incapaces pueden ser representados por su curador o representante legal según la Ley
1306 de 2009).

“Esta causa de indignidad no podrá alegarse contra ninguna persona de las que por temor
reverencial hubieren podido ser inducidas a hacer la promesa al difunto, a menos que hayan
procedido a la ejecutoria de la promesa”.

4.2.12. Undécima causal


Contraer matrimonio sin el consentimiento debido.

Se encuentra prescrita en el artículo 124 del Código Civil y constituye una causal de
indignidad parcial, por cuanto solo acepta la mitad de la cuota hereditaria del indigno. Por
ello manifiesta: “El que no habiendo cumplido la edad de casarse sin el consentimiento de
un ascendiente, estando obligado a obtenerla, podrá ser desheredado no solo por aquel o
aquellos cuyo consentimiento le fue necesario, sino por todos los otros ascendientes. Si
alguno de estos muriere sin hacer testamento, no tendrá el descendiente más que la mitad de
la porción de bienes que le hubiera correspondido en la sucesión del difunto”.

4.2.13. Duodécima causal

Ejercicio irregular del cargo de albacea.

El albacea que haya sido removido por ser responsable por dolo en el ejercicio del
albaceazgo, no solamente se hace indigno de tener en la sucesión parte alguna, sino que
también queda obligado a indemnizar cualquier perjuicio a los interesados, y a restituir todo
lo que haya recibido a título de retribución. (Artículo 1335 del Código Civil).

4.2.14. Decimotercera causal

Responsabilidad del partidor.

La responsabilidad del partidor se extiende hasta la culpa leve, y en el caso de prevaricato,


declarado por el juez competente, además de estar sujeto a la indemnización de perjuicios y
a las penas legales que correspondan al delito, se constituirá indigno (artículo 1386 del
Código Civil).

4.2.15 Decimocuarta causal

Rechazo del cargo de partidor.

El partidor no es obligado a aceptar el cargo contra su voluntad, pero nombrado en testamento


y no aceptado el cargo, se hace indigno, de la misma manera que el albacea cuando no ejerce
bien el cargo.

4.2.16. Características y efectos de la indignidad

Entre las características y efectos de la indignidad podemos mencionar:


- Pertenece a la institución del derecho privado y se crea a favor de la persona del
difunto.
- Representa un vicio o anomalía en la vocación sucesoral asignada, que impide retener
la asignación que ha sido deferida.
- Se refiere a una asignación determinada bien testada, pero afecta toda la asignación
que ha sido deferida, como podría ser la intestada o ambas, tal como sucede con la
indignidad del artículo 124 del Código Civil.
- La indignidad solamente existe cuando ha sido declarada judicialmente. Así lo
dispone el artículo 1031 del Código Civil al expresar: “La indignidad no produce
efecto alguno, si no es declarada en juicio, a instancia de cualquiera de los interesados
en la exclusión del heredero o legatario indigno.

“Declarada judicialmente, es obligado el indigno a la restitución de la herencia o legado


con sus accesiones y frutos”.

Sobre el particular es importante tener presente los siguientes aspectos:

- Se requiere previamente la existencia de una sentencia judicial ejecutoriada.


- Se requiere sentencia penal cuando se trate de algunos de los delitos del artículo 1025
del Código Civil.
- Las causales de indignidad deben estar consagradas al momento de deferirse la
asignación, y al momento de cometerse el hecho.

El indigno adquiere la asignación por el hecho de la posesión legal que tiene sobre la
herencia, pero con el mismo vicio de la indignidad, y en caso de muerte de este a los
herederos se trasmite la herencia o legado de que su autor se hizo indigno, por todo el
tiempo que falte para completar los diez años.

Así lo establece el artículo 1034 del Código Civil cuando expresa: “A los herederos se
trasmite la herencia o legado de que su autor se hizo indigno, pero con el mismo vicio de
indignidad de su autor, por todo el tiempo que falte para completar los diez años”.

La indignidad igualmente se trasmite a los terceros de mala fe.

La acción de indignidad no pasa contra terceros de buena fe. Así lo establece el artículo
1033 del Código Civil.

La indignidad se purga en el término de diez años de posesión de la herencia o legado.

El verbo purgar viene del latín purgare, que significa liberar o purificar. En consecuencia,
hace referencia a que el asignatario se libera de la indignidad.

4.2.17. Saneamiento de la indignidad


Las causales de indignidad no podrán alegarse contra disposiciones testamentarias
posteriores a los hechos que la producen, aun cuando se ofreciere probar o demostrar que
el difunto no tuvo conocimiento de esos hechos al tiempo de testar ni después.

El perdón del causante subsana la indignidad; puede ser tácito o expreso, contenido en el
acto testamentario posterior al hecho causante de la indignidad, y redime a su autor de
la falta y la pena, es decir, lo libera de la falta o la pena cometida porque el causante lo
perdonó.

Lo importante respecto de la indignidad es aclarar que se trata de una sanción civil y no


penal, es decir, los interesados una vez exista la causal pueden presentar la demanda ante
el juez de familia competente, por cuanto no existe indignidad de pleno derecho, así haya
la causal. Si no se presenta la demanda civil el indigno tendrá derecho a recoger su
alícuota parte en la sucesión del causante.

Ya hemos mencionado que existen causales de indignidad propias de la sucesión testada


y otras particulares de la sucesión intestada; por consiguiente, hay diferencias entre las
causales de indignidad, aunque ambas persiguen el mismo fin. La pretensión de los
interesados es presentar la demanda de indignidad para que el juez competente declare
indigno al asignatario y por consiguiente quitarle a quien cometió actos u omisiones en
contra del causante la cuota que le corresponde como heredero suyo.

Pero igualmente, es importante decirlo, la indignidad no se trasmite a los herederos del


indigno y estos pueden iniciar la acción de representación y recoger la herencia del
indigno. El ejemplo, para una mejor claridad, podría ser:

Fallece Pedro, padre de Juan, quien a la vez ha procreado dos hijas, Luisa y Olga. Juan
fue declarado indigno; las hijas de Juan pueden recoger la herencia de su padre dejada
por su abuelo acudiendo para ello a la acción para hacer valer su derecho de
representación. Es decir, Luisa y Olga representarían a su padre que fue declarado indigno
y recogerían la herencia para ellas, porque no fueron indignas y mal podría la ley
sancionar al inocente. El indigno fue el padre de ellas, y es a él a quien por ley le
corresponde asumir su responsabilidad.

CAPITULO V

Desheredamiento

Se define el desheredamiento como la disposición testamentaria que ordena que un


legitimario sea privado del todo o parte de su legítima.

Pero no valdrá el desheredamiento que no esté ajustado a la ley.


El desheredamiento es una sanción que el testador le impone a un legitimario por haber
disminuido o eliminado el mérito para sucederle en todo o parte de su cuota (Artículo
1265 del Código Civil).

5.1. Requisito de eficacia

Para que valga el desheredamiento debe haber hecho testamento el causante. Por lo tanto,
es inexistente el desheredamiento cuando no existe testamento o este fue declarado nulo.

Igualmente, no existe desheredamiento cuando se consagra en un acto distinto al


testamentario, por más que se trate de una escritura pública.

El desheredamiento es un fenómeno exclusivo de la sucesión testada, a diferencia de la


indignidad, que puede predicarse tanto de la sucesión testada como de la intestada. De
ahí que una persona puede haber incurrido en una causal de desheredamiento, como
empleo de la fuerza para impedir que una persona testara voluntariamente, y sin embargo
no ser considerada como desheredada si el causante no otorgó testamento y en él
expresamente lo desheredó.

En este evento no queda otra alternativa que la de establecer judicialmente, si fuere el


caso, la causal de indignidad para excluirlo de la sucesión del causante, pero no se podría
hablar de desheredamiento.

El desheredador ha de ser el testador, y puede ser ascendiente o descendiente. El


desheredado debe ser un titular de la asignación forzosa de la legítima, es decir, un
legitimario.

El legitimario debe existir al momento del desheredamiento y haber sobrevivido al


causante.

El sujeto pasivo del desheredamiento puede ser tanto el legitimario que sucede
personalmente, como el que lo hace por representación.

5.2. Causales de desheredamiento

Todo desheredamiento debe fundarse en una de las cuatro causales que consagra el
artículo 1266 del Código Civil, las cuales son de interpretación restrictiva.

Los descendientes pueden ser desheredados por cualquiera de las cuatro causales
consignadas en la ley, a diferencia de los ascendientes quienes solamente pueden serlo
por las tres primeras causales de ley.
5.2.1. Primera causal

Esta causal está prescrita en el numeral 1° del artículo 1266 del Código Civil, que
expresa: “Por haber cometido injuria grave contra el testador en su persona, honor o
bienes, o en la persona, honor o bienes de su cónyuge o cualquiera de sus ascendiente
matrimonial o extramatrimonial”.

5.2.2. Segunda causal

Mencionada en el numeral 2° del artículo 1266 del Código Civil, que dice: “No haberle
socorrido en el estado de demencia o destitución, pudiendo”.

Lo anterior significa que la persona legitimaria del causante y a quien por ley le
corresponde ser heredero de él, debió ayudarlo en su crianza y educación si en esos
momentos se trataba de un menor de edad, por cuanto si se trataba de un adulto la ayuda
debió consistir en brindarles alimentos, salud, educación, es decir, socorrerlo
integralmente.

El estado de destitución consiste en que la persona no podía sustentar por sí misma sus
alimentos o lo necesario para su subsistencia, por ser incapaz, por edad avanzada o por
grave enfermedad.

5.2.3. Tercera causal

El numeral tercero del artículo 1266 del Código Civil expresa: “Por haberse valido de
fuerza o dolo para impedir testar”. Aquí debe considerarse en forma clara que por impedir
testar debe entenderse la conducta dolosa violenta que obstruye el otorgamiento de un
testamento con las exigencias legales.

5.2.4. Cuarta causal

El numeral 4° del artículo 1266 del Código Civil manifiesta: “Por haberse casado sin el
consentimiento de un ascendiente o sin el de la justicia en subsidio, estando obligado a
obtenerlo”.

En el numeral 5° del artículo 1266 del Código Civil solamente quedó lo concerniente a
que los ascendientes podrán ser desheredados por cualquiera de las tres primeras causales
de artículo en comento, al igual que los descendientes; en consecuencia, descendientes y
ascendientes están inmersos en las tres primeras causales de desheredamiento. Y la otra
parte, la principal del numeral quinto del artículo mencionado, fue derogada por sentencia
del 27 de mayo del año 2003 de la Corte Constitucional.

5.2.5. Efectos del desheredamiento


Si el testador no limitó el desheredamiento, este se extiende tanto a la legítima como a
todas las asignaciones por causa de muerte y a todas las donaciones que le haya hecho al
desheredado, pero no a los alimentos necesarios, excepto en los casos de injuria atroz
(Artículo 1268 del Código Civil).

El desheredamiento podrá ser revocado, igual que cualquier otra disposición


testamentaria, total o parcialmente, pero no se entenderá la revocación tácita porque las
partes se hayan reconciliado.

5.2.6. Invalidez del desheredamiento

El artículo 1267 del Código Civil preceptúa en cuanto al desheredamiento, que no vale
ninguna causal de desheredamiento mencionada en la ley si no se expresa en el
testamento específicamente, y si además no se hubiere probado jurídicamente en vida del
testador, o las personas a quienes interese el desheredamiento no lo probaren después de
su muerte.

Sin embargo, no será necesaria la prueba cuando el desheredado no reclame su legítima


dentro de los cuatro años siguientes a la apertura de la sucesión, o dentro de los cuatro
años contados desde el día que haya cesado su incapacidad de administrar, si al tiempo
de abrirse la sucesión era incapaz.

Como ya se mencionó, no existe desheredamiento si el testador no lo hace a través de una


disposición testamentaria y necesariamente debe existir la causal, requisito fundamental
para poder el testador impugnarlo en su testamento, causal que debió existir en vida del
testador y haberse probado, so pena de que a la muerte del testador esa causal no prospere.

Si el testador no desheredó a la persona en el testamento, a los herederos les corresponde


iniciar la acción de indignidad para poderla excluir de la cuota que le corresponda en la
herencia.

CAPITULO VI

Apertura de la sucesión

La apertura de la sucesión por causa de muerte indica que un patrimonio ha quedado sin
sujeto por la muerte de su titular, que en ese momento se extinguen todos los derechos
intransmisibles, y que los derechos transmisibles se unen para formar un todo o conjunto que
da lugar a la herencia. En consecuencia, la expresión apertura de la sucesión señala
únicamente la necesidad de que la herencia se trasmita a otra u otras personas actualmente
vivas.
El artículo 1012 del Código Civil preceptúa: “La sucesión en los bienes de una persona se
abre al momento de su muerte en su último domicilio, salvo los casos expresamente
exceptuados”.

La sucesión se regla por la ley del domicilio en que se abre, salvo las excepciones legales.

6.1. Reglas de los conmurientes

Existen casos en que no puede determinarse la hora de fallecimiento de varias personas, sobre
todo cuando están llamadas a sucederse mutuamente. Supongamos dos hermanos casados
que no tienen hijos y sus padres han muerto; cada hermano tiene como herederos a su
cónyuge y al otro hermano, y fallecen en un mismo acontecimiento (naufragio, incendio,
batalla, accidente automovilístico). Si no se determina cuál falleció primero, se procederá
como si dichas personas hubiesen perecido en un mismo momento y ninguna de ellas hubiese
sobrevivido a la otra (Artículo 95 del Código Civil). El artículo 1015 de la misma obra en
cita agrega que si dos o más personas llamadas a suceder una a otra se hallan en el caso del
artículo 95 del C.C, ninguna de ellas sucederá en los bienes de la otra.

Para que tenga plena aplicación la regla de los conmurientes en nuestro derecho se requiere:

- Fallecimiento de varias personas en un mismo siniestro.


- Que dos o más de esas personas estén llamadas a sucederse.
- Que tengan distintos herederos.

Faltando cualquiera de esos supuestos, carece de aplicación la regla de los citados


artículos 95 y 1015 del Código Civil.

6.2. Importancia de la apertura sucesoral

La apertura sucesoral es importante porque:

- Establece las normas sucesorales que la rigen desde un punto de vista determinado.
- Nace la herencia y la indivisión hereditaria entre los coasignatarios (Artículo 1374
del Código Civil).
- Comienza la eficacia de las leyes sucesorales y la del testamento para una sucesión
determinada.
- Fija el momento en que por lo general debe existir la capacidad o dignidad sucesoral.
- Es el momento al cual se retrotraen los efectos de la aceptación o repudiación
(Artículo 1296 del Código Civil).
- Precisa lo concerniente a la realización del proceso de sucesión.
- Abre paso al fenómeno de la delación.

6.2.1. Efectos de la apertura de la sucesión


El momento de la apertura de la sucesión señala quiénes son los sucesores.

El lugar donde se efectuó la apertura de la sucesión indica cuál es el juez que ha de conocer
del proceso de sucesión, conforme al artículo 23, numeral 14, de C.P.C.

- Indica qué bienes tienen la calidad de herenciales y cuáles no.

6.2.2. Delación de la herencia

La delación de la herencia es el actual llamamiento que se hace a quienes tienen vocación


hereditaria de aceptarla o repudiarla.

La delación indica no solo el llamamiento u ofrecimiento de la herencia; señala también la


adquisición de los derechos sucesorales o hereditarios por los herederos o legatarios. El
nacimiento de estos derechos es adquisición provisional, que con la aceptación se convierte
en definitiva (Artículo 1282 del Código Civil).

La herencia se defiere a quienes tienen vocación hereditaria en el momento de la muerte del


causante. Esta vocación, según hemos advertido, se adquiere en virtud del testamento o por
ley.

La herencia, y en general cada una de las asignaciones, se defieren a los herederos o legatarios
en el momento de fallecer la persona de cuya sucesión se trata si el heredero o legatario no
es llamado condicionalmente; o en el momento de cumplirse la condición si el llamamiento
es condicional.

No siempre coinciden los momentos de la apertura de la sucesión y la delación de la herencia.


La apertura coincide siempre con la muerte, pero la delación puede hacerse en algunos casos
en un momento posterior, como en el propio ejemplo que propone el artículo 1013 del Código
Civil, o sea las asignaciones condicionales, cuando la delación se realiza al cumplirse la
condición. El caso más elocuente a este respecto es el de la herencia del hijo póstumo: solo
cuando se produce el nacimiento tiene lugar la delación de la herencia. Pero en la mayoría de
los casos la apertura de la sucesión y la delación se efectúan en un mismo momento, esto es,
a la muerte del causante.

La apertura de la sucesión y la delación obedecen a conceptos diferentes. En la apertura de


la sucesión se toma en cuenta el hecho de un patrimonio que queda sin titular y que es
necesario transmitir a otra u otras personas actualmente vivas; en la delación se hace un
llamamiento a las personas dotadas de vocación hereditaria para que acepten o repudien la
herencia.

Obsérvese: La delación de la herencia constituye algo más que un simple llamamiento a


recibir una herencia, ya que por ella se otorga a los herederos o legatarios la facultad de
aceptar o repudiar la herencia o legado y se les atribuye provisionalmente los derechos
hereditarios.

La facultad de aceptar o repudiar una herencia o legado es un derecho reconocido por las
legislaciones modernas, frente a la concepción romana, en la cual existían herederos
necesarios, esto es, sujetos de la herencia que carecían de la facultad de repudiar.

La atribución provisional de la herencia a los herederos en un nuevo derecho que no tuvo


plena vigencia en las antiguas legislaciones. Por el hecho de la delación se convierte el
heredero o legatario en heredero o legatario provisional; posteriormente puede aceptar, y
entonces su posición provisional se torna definitiva. También puede repudiar, y se supone,
entonces, que jamás tuvo la calidad de heredero.

La delación es un derecho transmisible en virtud del cual el heredero o legatario tiene la


facultad de aceptar o repudiar la herencia.

6.2.3. Derecho de opción del asignatario

Este derecho de opción del asignatario radica en cabeza del heredero o de su representante
legal, y consiste en que, una vez ocurrida la delación de la herencia, puede escoger entre una
de estas dos situaciones: aceptar la herencia, o repudiarla.

Lo anterior conforme al artículo 1282 del Código Civil, que habla de la aceptación y repudio
de la herencia. Pero conforme al artículo 1283 del mismo estatuto sólo se puede aceptar la
asignación después de que esta se ha deferido, o se pueda repudiar con posterioridad a la
muerte de la persona de cuya sucesión se trata.

Obsérvese: El derecho de opción del asignatario es fundamental en el proceso de sucesión,


porque precisamente es a partir de la muerte de la persona de cuya sucesión se trata cuando
los herederos entran a tener esa opción de aceptar o repudiar la herencia del causante. Esa
aceptación o repudio es discrecional de los herederos (“No la acepto porque no es onerosa,
es decir, no tengo interés en el dinero dejado por el causante”). Y es entonces cuando el
heredero o herederos pueden repudiar la cuota que les haya correspondido en la herencia,
porque precisamente la ley les da la opción de aceptar o repudiar, sin que exista norma alguna
que los obligue a que desistan de su determinación.

Pero es muy importante tener presente que la opción surge únicamente a partir de la muerte
del causante, no antes, por cuanto mientras él viva los interesados tienen sólo la expectativa
de heredar sus bienes; expectativa que se concreta solamente cuando la persona fallece.

6.2.4. Término para aceptar o repudiar la asignación


No se puede aceptar o repudiar asignación alguna sino después de que se ha deferido, pero
luego de la muerte de la persona de cuya sucesión se trata. Se podrá repudiar toda asignación
aunque sea condicional y esté pendiente la condición (Artículo 1283 del Código Civil).

6.2.5. Capacidad para ejercer el derecho de opción

Conforme al inciso 2° del artículo 1282 del Código Civil, sólo las personas que tienen la libre
administración de sus bienes pueden aceptar o repudiar libremente. Quienes no la tengan
podrán ejercer este derecho por conducto de sus representantes legales.

6.2.6. Aceptación y repudio de la herencia

Todo asignatario puede aceptar o repudiar libremente. Se exceptúan las personas que no
tienen la libre administración de sus bienes, las cuales no podrán aceptar o repudiar sino por
medio de sus representantes legales, o con su consentimiento. (Artículo 1282 del C.C.).

6.2.7. Aceptación tácita

Si un asignatario vende, dona o transfiere de cualquier modo a otra persona el objeto que se
le ha deferido, o el derecho de suceder en él, se entiende que por el mismo hecho acepta.
(Artículo 1287 del C.C.).

6.2.8. Clases de aceptación

La aceptación puede ser pura y simple, o con beneficio de inventario.

El artículo 1284 de C.C., nos habla de la improcedencia del repudio o aceptación condicional;
por lo tanto, no se puede aceptar o repudiar condicionalmente ni hasta después de cierto día.

6.2.9. Declaración de repudio o aceptación de la herencia

Todo asignatario está obligado, en virtud de demanda de cualquier persona interesada en ello,
a declarar si acepta o repudia, y hará esta declaración dentro de los cuarenta días siguientes
al de la demanda. En caso de ausencia del asignatario o de estar situados los bienes en lugares
distantes, o de otro grave motivo, podrá el juez prorrogar este plazo, pero nunca por más de
un año. Los acreedores podrán hacerse autorizar por el juez para aceptar por el deudor. En
este caso la asignación no se rescindirá sino a favor de los acreedores y hasta la concurrencia
de sus créditos, y subsistirá el sobrante.

6.2.10. Rescisión de la aceptación

La aceptación una vez producida con los requisitos legales no podrá rescindirse o revocarse
sino en el caso de haber sido obtenida por fuerza o dolo, o de lesión grave, en virtud de
disposición testamentaria de que no se tenía noticia al tiempo de aceptarla. Esta regla se
extiende aun a los asignatarios que no tienen la libre administración de sus bienes. La lesión
grave es aquella que disminuye el valor total de la asignación en más de la mitad.

La repudiación no se presume de derecho sino en los casos previstos por la ley.

Características del derecho de opción

Al derecho de opción del asignatario se le pueden señalar las siguientes características:

- Es transmisible
- Es puro y simple
- Es indivisible
- Debe manifestarse
- Es irrevocable
- Produce efectos retroactivos

Efectos de la aceptación y repudio de la herencia

Estos efectos de la aceptación o repudio de la herencia se retrotraen al momento en que la


herencia fue deferida. (Artículos 1291 a 1296 del C.C.).

La repudiación de la herencia también se retrotrae al momento de la apertura, es decir, que


se extingue la situación provisional del heredero existente entre el día de la apertura y el día
del repudio.

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