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Este era un pobre campesino cuya única riqueza consistía en un pequeño campo sembrado de maíz. Trabajaba
todo el día en él, arrancando la hierba y enderezando las matas. El campesino estaba triste porque, por falta de
agua, las milpas estaban marchitas y temía que se secaran. Un día, mientras veía el cielo con tristeza, desde una
buena nube dos gotas de agua lo miraron y una de ellas le dijo a la otra:
- El campesino está muy triste porque sus milpas se mueren de sed. Quiero hacerle algún bien.
- Si – contestó la otra -, pero piensa que eres solo una gota y no conseguirás humedecer siquiera una
mata de maíz.
1. La única riqueza del campesino era: 5. Según el relato el campesino estaba triste
a) Un campo sembrado de chía por:
b) Un campo sembrado de maíz a) La falta de agua
c) Un campo sembrado de albahaca b) La falta de semillas
d) Un campo sembrado de guisantes c) La cosecha se arruinó
d) No encontraba a sus animales
2. Qué son las siguientes palabras: 6. En la oración: “desde una buena nube” la
Pobre, pequeño, marchitas palabra destacada cumple la función:
a) Sustantivos a) adjetivo
b) Verbos b) sustantivo
c) Adjetivos c) verbo
d) Pronombres d) preposición
3. La palabra “trabajaba” es un: 7. Las palabras destacadas en el párrafo son:
a) Verbo a) verbos
b) Sustantivo b) sustantivos
c) Pronombre c) adjetivos
d) Adverbio d) preprosiones
4. El trabajo del campesino era: 8. En el párrafo quienes son los personajes
a) Arrancar hierbas y regar la tierra a) el campesino y los animales
b) Arrancar hierbas y enderezar las matas b) el campesino y dos gotas de agua
c) Arrancar hierbas y moler el trigo c) el campesino y su familia
d) Arrancar hierbas y juntar leche d) el campesino y la nube
Responde:
1. ¿Por qué crees tú que el campesino se puso triste al saber que no tenía agua?
Respuesta completa.
2. ¿Qué idea podrías darle al campesino para tener agua para sus siembras?
Cuando en Milán llovieron sombreros
Una mañana, en Milán, el contable Bianchini iba al banco enviado por su empresa. Era un día precioso, no
había ni siquiera un hilillo de niebla, hasta se veía el cielo, y en el cielo, además, el sol; algo increíble en el mes
de noviembre. El contable Bianchini estaba contento y al andar con paso ligero canturreaba para sus adentros:
“Pero que día tan bonito, que día tan bonito, que día tan bonito, realmente bonito y bueno…”
Pero, de repente, se olvidó de cantar, se olvidó de andar y se quedó allí, con la boca abierta, mirando el aire,
de tal forma que un transeúnte se le echó encima y le cantó las cuarenta:
- Eh, usted, ¿es que se dedica a ir por ahí contemplando las nubes? ¿es que no puede mirar por dónde
anda?
- Pero si no ando, estoy quieto… mire.
Escribe los números según la secuencia que ocurren los hechos del relato