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Ibagué ciudad musical

Caycedo hurtado Johan Mauricio


Arenas lozano Brian camilo

Universidad de Cundinamarca
Facultad de ciencias ciencias administrativas y contables
Comunicación II
Girardot
2017
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Ibagué ciudad musical

Caycedo hurtado Johan Mauricio


Arenas lozano Brian camilo

Docente
Diana molina

Universidad de Cundinamarca
Facultad de ciencias ciencias administrativas y contables
Comunicación II
Girardot
20117
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Tabla de Contenidos

Capítulo 1 Contenido
IBAGUE CIUDAD MUSICAL .......................................................................................................... 4
HISTORIA ...................................................................................................................................... 5
CARACTERIZACION .................................................................. Error! Bookmark not defined.
CULTURA ................................................................................................................................... 13
BASE ECONÓMICA ................................................................................................................... 16
ECONOMÍA DE IBAGUÉ ........................................................................................................... 17
Organización social ....................................................................................................................... 20
Necesidades del momento ............................................................................................................. 24
TABLAS Y FIGURAS ..................................................................................................................... 26
grafico 1.1 ..................................................................................................................................... 26
grafico 1.2 .................................................................................................................................... 26
grafico 1.3 ..................................................................................................................................... 27
figura 1.1 ....................................................................................................................................... 27
figura 1.2 ....................................................................................................................................... 28
RESULTADOS Y DISCUSION .................................................................................................. 31
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IBAGUE CIUDAD MUSICAL


Nuestro país está lleno de diversos paisajes y especies, en la ciudad musical de Colombia
podemos encontrar muchos de estos paisajes gracias a su riqueza de fauna y flora,
sobresalen lugares como el nevado del Tolima, payande entre otras, su capital se sitúa en un
punto muy central el cual sirve de conexión entre la capital colombiana y el eje cafetero;
pese a malas administraciones sufridas su progreso y desarrollo ha sido muy lento y pesa
con un vergonzoso título de ser la ciudad con mayor índice de desempleo en toda
Colombia, a continuación conoceremos más a fondo su historia, cultura, progreso,
ubicación, organización y necesidades del momento entre otros temas más. Con esta
información plasmada en el presente trabajo tendremos una visión más clara sobre la
situación económica y social por la que pasa y paso la capital de los tolimenses y con base a
esto podemos opinar con más claridad y por qué no?... aportar soluciones para un mejor
venir de los “Pijaos”.
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Historia
Ante todo, cabe recordar que Ibagué era el nombre de uno de los varios caciques que
señoreaban en la meseta mencionada, y que los españoles capitaneados por Andrés López de
Galarza se lo aplicaron a la población en que aquel ejercía su señorío y a sus alrededores.
Ibagué y sus vasallos recibieron hospitalariamente a los españoles, valiéndose de lo cual estos
terminaron quedándose en esa población y fundándola con título de ciudad el 14 de octubre
de 1.550, pero posteriormente, como consecuencia del trato a que fueron sometidos, los
indígenas hubieron de pasar a la lucha armada.
Dos hechos fundamentales se perpetuaron pues, en la memoria, con el nombre que el capitán
Andrés López de Galarza le dio a nuestra ciudad capital: que la meseta donde fue fundada
estaba habitada, entre otros, por los indios del cacique Ibagué, y que estos eran lanceros, al
igual que los Pijaos. Y la razón que se adujo para dejarlos sometidos al dominio de los
españoles fue la misma que en varias ocasiones se dio para autorizar o el exterminio o la
esclavización de los Pijaos: que eran caníbales y que estorbaban el comercio y la
comunicación entre las ciudades de Santafé de Bogotá y Popayán, es decir, entre la
Gobernación de Popayán y el Nuevo Reino de Granada, según señala fray Pedro de Aguado
en su Recopilación Historial.
Pues este dice, en efecto, que "juntáronse y concertárnosle los vecinos de las ciudades de
Santafé y Tocaima e hicieron que sus procuradores, con otros del Distrito que con ellos
juntaron, pidiesen a la Audiencia que nombrase persona y diese comisión para que entre los
naturales dichos, poblase un pueblo y pacificase el camino real por donde con más comodidad
se tratasen y comunicasen los pueblos del Nuevo Reino con los de la Gobernación", además
de que "los reinos de la corona real se acrecentarían, y las rentas y quintos reales serían más,
porque la tierra tenía (...) grandes insignias y muestra de oro y plata (...)".
Los reales oidores, que fueron los primeros que ostentaron ese cargo en Santafé y por esto
eran llamados "los padres de la patria", y que lo eran los licenciados Juan López de Galarza
y Beltrán de Góngora, oyeron la petición y procedieron a librar autorización para ese efecto,
a favor de un hermano del primero de aquellos (el capitán Andrés López de Galarza), dándole
incluso "poder para que pudiera encomendar los indios de las provincias dichas en las
personas y soldados que con él fuesen y se hallasen en la población y pacificación del pueblo
o pueblos que poblase"
Salidos a su conquista, según sigue narrando Aguado, a comienzos del mes de junio de 1.550
llegaron los españoles comandados por López de Galarza un valle que en idioma vernáculo
era llamado de Combayma y que los peninsulares ya llamaban El Valle de las Lanzas. Allí
fueron recibidos "de paz" por los moradores, quienes "se hicieron amigos con los españoles
y Proveyéronles comida con que se sustentaron el tiempo que allí estuvieron".
López de Galarza, teniendo ya noticias de "cuan briosa y belicosa gente era la de aquel valle,
y con cuanta obstinación peleaban y se defendían si una vez tomaban las armas", no permitió
a sus soldados "entrar en las poblaciones de los indios", y a pocos días "tomó la vía de cierta
población llamada Metaima, que estaba apartada (...) tres leguas". Los moradores de
Metaima, "luego (que) tuvieron noticia y aviso por sus espías y centinelas de la vía y camino
que los españoles llevaban, pretendiendo estorbársela, se juntaron y se congregaron, todos
los más que pudieron, en la montaña de casi dos leguas que los españoles habían de pasar,
derribaron todos los árboles que junto al camino iban asidos, para con ellos embarazar y
ocupar el camino de suerte que por él no pudiesen pasar los caballos".
Es obvio que ese ardid de poco les sirvió a los indios de Metaima: los españoles, que iban
provistos de hachas y machetes, pronto abrieron nuevo camino, por donde pasó el ejército
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con sus caballos y sus carruajes. Entonces los indígenas, comandados por sus caciques
Llobone y Otaque, cambiaron de táctica: recibieron hospitalariamente a Ios hispanos,
saliendo para el efecto "con sus mujeres e hijos y con muchos indios cargados de comidas de
maíz, turmas, ñames y raíces, de apios, guayabas, curas y otras frutas de la tierra", y los
aposentaron en sus bohíos o caneyes, y a la primera petición que les hicieron de guías o
vaquianos para pasar adelante, se los dieron sin pensarlo dos veces: "Le respondieron a
Galarza -dice Aguado- que no sólo le darían guías, pero si fuese menester indios para llevar
las cargas adelante también lo harían, y si querían que al momento se lo traerían todo: tanto
era el deseo de echarlos de su tierra y poblaciones".
López de Galarza, sin embargo, demoró tres días en Metaima, "después de los cuales tomó
guías y lo necesario, y fue con su gente la vía de Ibagué, pueblo de indios enemigo y contrario
de los de Metaima, aunque de una misma nación y lengua". En este trayecto, apenas "salidos
de Metaima", fue cuando "dieron (los españoles) en el río de Tolima, el cual tiene este nombre
de los propios naturales de aquella tierra, que en su lengua llaman a la nieve Tolima, porque
este río baja del cerro nevado de Cartago, donde tenía su principio y nacimiento, y las aguas
de él eran derretidas de la propia nieve, y los españoles lo llamaron río de Tolima".
Señalemos de paso que esta referencia de Aguado al nombre Tolima es, en orden
cronológico, la segunda que hasta ahora se ha encontrado de ese nombre, después de la que
se hace en el Acta de límites entre Ibagué y Tocaima, del 26 de agosto de 1.551. Pero dejemos
digresiones y volvamos a nuestro objeto: los españoles hallaron "muy crecido" el "río de
Tolima" y "de dificultoso pasaje, a causa de ser grande su velocidad y corriente, y no tener
ni hallarse en él ninguna tabla ni vado por donde pudiesen pasar sin temor de perder algunas
piezas del servicio". Pues ocurre que "los naturales de Ibagué, que cerca de él estaban
poblados, aunque para pasarlo tenían y usaban puentes, en sintiendo que los españoles se les
acercaban, las deshicieron y quebraron todas, queriendo con esto excusar el pasaje de los
nuestros".
Tampoco valió esta treta a los indígenas de Ibagué para detener el avance de los españoles.
Pues estos, sin detenerse un momento, metieron sus caballos en la corriente, "y haciendo de
ellos puente pasaron toda la gente y chusma que tenían que pasar y su fardaje", y al siguiente
día ya estaban al pie de la meseta en la cual ejercía su dominio el cacique La Embiteme, que
los esperó con numerosos indios, armados con lanzas y piedras, en la parte superior de la
única cuesta que daba acceso a su poblado. Los españoles se acercaron hasta ponerse a tiro
de piedra, donde, en vez de seguir adelante, se detuvieron y se dedicaron a hacerse, a gritos,
amonestaciones mutuas, pretextando, los indios, que estaban en su patria, y los hispanos, que
no venían a hacerles daño alguno sino a enseñarles que sólo existe un Dios y que este es Uno
y Trino, y que lo representaba el Papa, y a explicarles la ley evangélica y que ellos debían
obedecer al Rey de España, y etc. y etc, y entre tanto se vino la noche y La Embiteme y sus
indios desistieron de oponerse al avance de los españoles y les permitieron subir y
aposentarse en sus propias casas, seguramente convencidos de que serían aves de mero paso,
como lo habían sido respecto de los indios de Metaima.
No fue así, empero. Como allí, al poblado de La Embiteme venían indios no sólo a traerles
comidas a los españoles, sino además chagualas de oro que, trocaban por panes de sal o por
gallinas o por cuentas de vidrio, y la fama de esos trueques fabulosos se extendió de tal modo
que vinieron hasta los caciques y señores de los valles de Matagaima, de Anaima y de
Villacaima, López de Galarza se demoró más de ocho días, hasta cuando se produjo el asalto
de los indios de Anaime o Anaima contra la patrulla que comandaba López de Salcedo.
Este hecho ocurrió así, según se concluye también de fray Pedro de Aguado: habiendo
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mandado López de Galarza al de Salcedo, con varios soldados, a explorar las tierras de
Anaima, a ver "la poblazón y gente que era" y "a descubrir camino para que el resto de los
soldados y carruajes pudiesen pasar adelante", se juntaron gran número de indios de aquel
valle, "y cercando y tornando en medio a Salcedo y a los españoles que con él estaban, les
pusieron en grande aprieto y riesgo de matarlos a todos," habida cuenta de que los españoles
no contaban en ese momento con caballos ni perros, sino con meros arcabuces y espadas...
Para fortuna de López de Salcedo, algunos indios enemigos de los de Anaima fueron a
avisarle al capitán López de Galarza, que inmediatamente "envió mas copia de gente y
soldados, que juntándose con los cercados y acrecentándose a todos con el número, el ánimo,
sacudieron y echaron de sobre sí honrosamente la gente de la tierra (...)".
Vueltos Salcedo y los demás españoles adonde el capitán López de Galarza, este partió al
otro día, con toda la compañía, hacia Anaima. Cuatro mil indios de guerra, armados a su
usanza, los esperaron en el mismo sitio en que habían tenido cercado a Salcedo. Además lo
fortalecieron con gran número de anchos hoyos que en él hicieron, de más de tres metros de
hondo cada uno, y con estacones de palo de palma clavados en el fondo, con las puntas hacia
arriba, y por encima cubiertos con varas delgadas, palma y tierra, todo ello para que allí
cayeran caballos y caballeros, y quedaran ensartados.
Esperaban los indios que los españoles los acometieran al unísono, mas he aquí que mientras
López de Galarza les hacía los requerimientos del caso (aquellos que por mandato real debían
hacerse antes de proceder a masacrar y apresar), el soldado Juan Ortiz de Zarate, queriendo
señalarse, "procuró tomar la delantera de todos sus compañeros y puso las piernas a su
caballo, y encarando a unos indios que lo estaban esperando, fue tan veloz e inconsiderado
en su arremetida y con ella desatinó de tal suerte a los indios, que ellos y él y su caballo,
todos cayeron dentro del hoyo y celada".
El daño no fue igual para todos: como los indios cayeron primero, "con sus cuerpos ocuparon
las estacas que en el hoyo había, metiéndoselas por las carnes, y así Juan Ortiz y su caballo
no recibieron ninguna lesión, y fueron sacados del hoyo sanos y salvos", y la celada quedó
al descubierto, y los indios de Anaima se reservaron para mejor ocasión.
Pero esta jamás se presentó: por más de veinte días "se corrió toda la poblazón y tierra de
este valle de Anaima, sin que los indios osasen venir a las manos, ni en ninguna parte de él
tuviesen pelea ni batalla trabada los unos con los otros, más de ponerse por los altos y
arcabucos a dar gritos; y cuando la comodidad de la tierra les ofrecía la ocasión, desde
algunos altos, junto a la montaña, echaban a rodar contra los nuestros grandísimas piedras"...
Visto por las demás parcialidades indígenas el mal suceso de los Animas, que eran al parecer
los más belicosos del valle de Ibagué, optaron por darse de paz. Entre ellas vino la del cacique
Bombo, que informó a los españoles; sobre la presencia de otros hombres blancos al otro
lado de la cordillera, por lo cual el capitán López de Galarza resolvió no seguir adelante y
regresar la provincia de Ibagué", donde "se alojó con sus compañeros (...) en el mejor sitio y
lugar que les pareció que había en él (...) y asentó y fijó en él el pueblo y ciudad de Ibagué
(...)", según dice fray Pedro de Aguado.
De paso señalemos que la palabra lugar hay que entenderla aquí con el cervantino sentido
antiguo de población mayor que aldea pero menor que ciudad; que, pues, fue una población
de los indios del cacique Ibagué la que el capitán Andrés López de Galarza bautizó con el
apelativo de ciudad el 14 de octubre de 1.550, conforme lo dice claramente fray Pedro Simón:
"(...) donde estaba un razonable pueblo con su cacique que se llamaba Ibagué ( )"
Pero dejemos también esta digresión y volvamos a nuestro objeto. De la ciudad de Ibagué, a
poco de la fundación, pasó López de Galarza a la provincia de Toche, de donde envió a dos
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soldados llamados Ricardo y Hoyos, a una sierra cercana "para que de allí viesen y mirasen
lo que había delante". Los soldados quisieron aprovechar la ocasión "para ranchar algún oro",
lo que es decir saquearlo de los ranchos de los indios, y "se metieron entre unas poblaciones
de los indios" para ese efecto, pero estos los sintieron, "y antes que su codicia y desordenado
deseo tuviese efecto, fueron de los indios muertos miserablemente y desollados los rostros
(...) para traerlos por máscaras en sus bailes y borracheras".
Como pasara mucho tiempo sin que Hoyos y Ricardo regresaran, López de Galarza envió a
un caudillo con otros soldados. Llegados estos, en la búsqueda, a las "poblazones" de los
indios teches, éstos "les salieron a recibir con las armas (...), queriendo hacer en ellos lo que
habían hecho en sus compañeros". Repelidos fácilmente los naturales gracias al poderío de
los perros y los caballos y las armas, en la persecución fueron a dar a una plazoleta, donde
los españoles hallaron los cuerpos de los dos soldados, "con innumerable cantidad de flechas
que les habían tirado, teniéndolos puestos como blanco de terreno". Tomaron los dos cuerpos
muertos, los llevaron y los enterraron en una montañuela, y seguidamente se fueron a dar
noticia de todo lo dicho al capitán López de Galarza, "el cual, sabida la nueva, y daño que
los indios habían hecho, determinó de volverse con su gente a la ciudad de Ibagué" a
pertrecharse de más munición y a traer más soldados para volver a la provincia de Toche "a
nacer castigos en sus moradores del atrevimiento y daño que habían hecho". Y ya provisto y
de vuelta a Toche "fue recibido con las armas en las manos", después de los requerimientos
obligatorios, "arremetió a ellos por la parte e más fortalecida de gente tenían, donde con los
caballos los desbarataron, por ser tierra en la cual podían aprovechar de ellos", y mataron e
hirieron a tantos, que de más de quinientos que eran los indios que fueron a ese combate no
volvieron a sus casas más de cincuenta.
El siguiente hecho de guerra de los naturales de Ibagué contra Ios conquistadores españoles,
a que se refiere fray Pedro de Aguado, es el que tuvo ocurrencia entre los días finales de
1.550 y los iniciales de 1.551, y que determinó el traslado de la ciudad de su antiguo sitio
(donde hoy es Cajamarca) a su ubicación actual. Ni Aguado ni Simón dan los nombres de los
líderes indígenas de esa gesta, pero una larga tradición que se hace partir del cronista Antonio
de Herrera y Tordesillas, afirma que los principales de aquellos fueron los caciques Titamo
y Quicuima.
Dice fray Pedro de Aguado que después de haber sido repartidos los indios de Ibagué y sus
comarcas por parte del capitán López de Galarza (hecho que tuvo ocurrencia poco después
de la campaña de Toche), "como los soldados se quisiesen servir de ellos (de los indios), y
para esto muchas veces los llamasen y trajesen a hacer casas y labranzas, y no contentos con
esto les pidiesen oro y aun hijos e hijas para su servicio", y para obligarlos "algunas veces
era necesario poner los amos las manos en ellos, dándoles algunos palos y azotes", los indios
se agraviaron y trataron entre sí, "diciendo que era mejor morir que pasar y sufrir tales
afrentas y trabajos", y "se trató y comunicó entre ellos que se juntasen todas las provincias
de la comarca y juntas y congregadas diesen un día en el pueblo de los españoles y matasen
e hiriesen a todos los que pudiesen, y se libertasen de tanta servidumbre y trabajos".
Así lo hicieron: más de ocho mil guerreros indígenas, reunidos en asamblea decidieron asaltar
a sus enemigos españoles fortificados en Ibagué, y luego de celebrar su decisión y de darse,
todos ellos, mayor coraje, con generosas libaciones de chicha, dieron sobre la ciudad de
Ibagué.
Los españoles estaban prevenidos, pues no faltaron indios amigos que les informaron.
Empero, no bastaron ni la superioridad enorme de las armas, ni los caballos ni los perros, ni
el coraje indudable de los hispanos, para librarse del asalto. Pero tampoco bastaron la
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inmensa superioridad numérica de los guerreros indígena, ni su valentía, para dar al traste
con las defensas materiales y con los defensores de la ciudad, y fue así como el asalto se
convirtió en asedio: "(...) por espacio de cuarenta días los tuvieron cercados sin dejar salir
por comida ni al servicio por agua para su sustento, dándoles cada día crueles guazábaras y
guerras".
Al paso de los días, más indios se sumaban a los sitiadores, y viendo López de Galarza que
"no tenían remedio ni podían escapar de las manos de sus crueles enemigos", decidió enviar
dos indios amigos, en tiempos diferentes, "cada uno por sí, a la aventura", con cartas a la
Audiencia Real de Santafé, a dar noticias de aquellos hechos y a pedir auxilio. Y no contento
con esto, temeroso del desfallecimiento de su gente por la gran falta de comida, y de que al
demorarse el socorro pedido ya pronto llegaría el momento en que ninguno de los suyos
tendría fuerzas para pelar, "acordó que todos juntos salieran con buen orden a los enemigos
(...), ofreciéndose a morir o a haber la victoria".
Los más de los indios sitiadores estaban en ese momento, expectantes, sobre una cuchilla.
Hacia allá se fueron los españoles, a subirla por su camino, pero aquellos arrojaron tantas
piedras que López de Galarza y su gente debieron "dar vuelta por una ladera de la cuchilla e
irla ganando poco a poco con algunos arcabuceros que delante llevaban". Y era tan grande la
muchedumbre de indios que en la cuchilla estaban, que al ver que los españoles iban
subiendo, desconcertados, unos por impedir la subida de aquellos y otros por huir, "vinieron
en tanta confusión y ceguedad que unos a otros se arrojaban la cuchilla abajo, adonde eran
recibidos de los nuestros con las puntas de las espadas", pero algunos que lograron escapar
se fueron al poblado y pegaron fuego a las casas.
Eso fue el primer incendio de Ibagué, y los españoles que a esta ciudad regresaron después
de echar a todos los indios de la cuchilla con enorme mortandad de estos, desesperados de la
persistente necesidad de comida, y ya agotadas las municiones, y pensando que los dos indios
enviados a pedir auxilio a la Audiencia Real de Santafé habían caído en poder de sus
enemigos y que, por lo tanto, no tendrían socorro alguno, luego de descansar un poco, se
dedicaron a "dar orden cómo irse y dejar el pueblo".
Empero, al día siguiente, por la mañana, llegaron los capitanes Hernando de Salinas y
Domingo Lozano con el socorro implorado, "y juntándose todos pacificaron y allanaron todas
estas provincias y las dejaron muy de paz y en servidumbre, aunque después de cinco o seis
años se tornaron a rebelar en una rebelión que hubo general de ellos".
Esta ultima rebelión a que hace referencia fray Pedro de Aguado fue la que iniciaron, en el
año de 1.556, los indios Panches, y que se extendió rápidamente por gran parte de la región
central del Nuevo Reino de Granada. Sus causas objetivas fueron las de todas las rebeliones
indígenas de entonces, que además de los servicios ordinarios que tenían que prestarles los
indios en encomienda, a sus amos españoles (como era labrar, cavar, sembrar, recolectar,
sustentarlos y hacerles las casas), y de tributarles oro y mantas y otras especies, y darles sus
hijos y sus hijas para que les sirviesen no sólo en sus casas sino en sus minas sacando oro,
etc, etc, tenían que soportar torturas y maltratos y otros vejámenes sin cuento. Aguado
enumera casi todos estos motivos, pero sibilinamente, a párrafo seguido (L.8°, Cap. 14) pone
el acento en el motivo o causa astral: "parece -dice- que por influencias de algún astro o
estrella de pésima constelación, vinieron a un mismo tiempo a conspirar todos, comenzando
desde la provincia de Tocaima y aun desde los confines de Bogotá, donde llega y participa
esta gente Ranche".
La rebelión se extendió pronto a los indios Palenques, y a los de Ibagué y Cartago, y a
Mariquita y sus comarcas y ciudades circunvecinas. En Ibagué, dice la tradición histórica a
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que arriba hicimos referencia, también fue dirigida por el cacique Titamo, quien de nuevo
dio muestras de enorme audacia y don de mando.
La represión española fue inmisericorde. Miles de indígenas, que con sus mujeres y sus hijos
y ancianos se refugiaron en una isla de la provincia de Mariquita, fueron quemados vivos en
sus bohíos o asesinados cuando pretendían rendirse, por orden del capitán improvisado por
los vecinos, encomenderos y autoridades locales, un individuo del cual sólo se sabe que se
llamaba Alonso y que era criado de un vecino de Mariquita.
Para el castigo de Ibagué, Tocaima y Mariquita -agrega Fray Pedro de Aguado-fue designado
por la Real Audiencia el capitán Asensio de Salinas, que enseguida se fue con su tropa y
"pacificó" las dos primeras de las ciudades mencionadas con sus provincias. Y es de imaginar
los excesos y crueldades y masacres, con que actuaría para dar cumplimiento a su objetivo,
si se tiene en cuenta el modo nuevamente sibilino con que lo insinúa fray Aguado: pues dice
que después de pacificar Ibagué y Tocaima, Salinas "se vino con su gente y soldados que a
su cargo tenía a las provincias de Mariquita, y según dicen algunos, a ruego de los propios
vecinos; pero des que junto a su pueblo los vieron, con la turba de soldados que consigo traía,
temiendo los de Mariquita la ruina y asolación de sus naturales, le enviaron a requerir que se
saliese de su tierra con la gente que traía. Salinas, lo más cuerdamente que pudo, sin dar
ocasión de escándalo y tumulto, porque algunos de sus soldados lo deseaban, se fue a la
provincia de Gualí, donde anduvo algunos días pacificando aquellos naturales (...)".
Y cerremos este triste pero verídico relato recordando la conclusión del mismo, según fray
Aguado: "Estas dos rebeliones fueron causa de que de ocho mil indios que había en estas
provincias de Ibagué, quedasen tan pocos que aunque después se han hallado minas de oro y
plata en la tierra, no han tenido los vecinos de Ibagué gente con qué labrarlas"...
Así es siempre la historia, ya que siempre la escriben los vencedores: la culpa fue de los
muertos, no de quienes los explotaron y los masacraron...
Pero dejemos de lado impertinentes y extemporáneos sentimentalismos y recalquemos que
los hechos resumidos ponen de relieve que los indígenas de Ibagué, al contrario de lo que
comúnmente se dice y se cree, no sucumbieron a las primeras embestidas de los españoles,
sino que ofrecieron resistencia a veces fiera y heroica, como se ve particularmente en las dos
rebeliones finales, ampliamente documentadas con cronistas intachables.
Cierto es que esa resistencia no fue tan prolongada como la que ofrecieron Pijaos, pero
también es verdad que, contra estos, los españoles no desplegaron fuerzas poderosas sino
hasta comienzos del siglo XVII, bajo el mando del Presidente Juan de Borja, en tanto que
contra los naturales de Ibagué, conforme queda visto, hubo por lo menos dos arremetidas
arrasadoras desde el comienzo, en 1.550 y 1.556. Ahora bien, si uno se pregunta el porqué
de tan diverso tratamiento, la respuesta es fácil: por una parte, porque con la fundación de
Tocaima e Ibagué quedó asegurado en gran medida un camino para las huestes y el comercio
entre Santafé y en general el Nuevo Reino de Granada con Popayán, Cali y el Perú, que fue
la justificación principal que se dio para dar los poderes que se dieron al capitán Andrés
López de Galarza, y que más tarde se convirtió en disculpa para que se dieran los omnímodos
de que vino investido el General Juan de Borja contra los Pijaos. Y, en segundo lugar, porque
en las regiones agrestes donde principalmente habitaban los Pijaos (el sur del Tolima y el
norte del Huila) no se tuvo entonces conocimiento de que existieran minas de oro y plata, al
contrario de las riquísimas que por esas calendas se descubrieron en Ibagué y Mariquita.
Y en fin, hay que agregar que por la circunstancia de no haberse tenido en cuenta, por algunos
historiadores, esos dos hechos fundamentales, generalmente han optado por decir que los
indígenas de Ibagué eran ramas de la nación o etnia Pijao, como si aquellos necesitaran de la
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gloria de estos para ocupar un lugar en nuestros anales. ¡No! La gesta de los indios nativos
de Ibagué brilla por sí sola, así hubieran sido exterminados primero que los Pijaos, por las
razones dichas. Y si bien unos y otros tuvieron, aunque en distintos tiempos y modos, el
mismo final ya dicho (el exterminio), los genes de todos ellos supervivieron, como se ha
puesto de relieve por investigaciones recientes, a través de sus mujeres.
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Caracterización
Nombre: Ibagué.
Código: 730001-730019
Categoría: Ibagué contaba en 2016 con 558 815 habitantes (octava ciudad más poblada de
Colombia).
Cabecera municipal: Ibagué
Fecha de municipalización: 14 de octubre de 1550
Localización: (ver figura 1)
Geografía: El municipio de Ibagué está enclavada en la vertiente oriental de la cordillera
central de Colombia, en el nacimiento de un amplio valle formado por el río Coello y su
afluente el Combeima, que toma sus aguas de las cimas nevadas del nevado del Tolima y
hacen parte del Parque Nacional Natural Los Nevados de Colombia, que en buena parte
pertenece al Municipio de Ibagué. Por estar situado en la región del ecuador terrestre, no
presenta ciclo estacional, pero su área rural disfruta de todos los niveles térmicos de montaña.
Con cumbres nevadas como el Nevado del Tolima a 5300 msnm llegando a temperaturas
bajo cero o zonas calurosas, en amplios valles por debajo de los 800 metros de altitud en
cercanías del río Magdalena que alcanzan valores térmicos superiores de 30 ºC. (Ver figura
2)
Altura sobre el nivel del mar: 1285 msnm
Temperatura promedio según altura sobre nivel del mar: (ver imagen 3)
Área total de Ibagué: 1.498 km²
Límites municipales: (ver imagen 4)
División política de las comunas en Ibagué: El municipio Ibagué está dividido y cuenta en
su área rural con 17 corregimientos divididos en Inspecciones de Policía y en su cabecera
municipal en trece comunas administrativas conformadas por barrios. (Ver imagen 5)
Comunas de Ibagué:
Comuna 1: Centro
Comuna 2: Calambeo
Comuna 3: San Simón
Comuna 4: Piedrapinada
Comuna 5: Jordán 4, 5, 6, 7, 8,9 etp.
Comuna 6: Vergel
Comuna 7: Salado
Comuna 8: C.S. Bolívar
Comuna 9: Picaleña, Mirolindo
Comuna 10: Estadio
Comuna 11: Ferias
Comuna 12: Ricaurte
Comuna 13: Boquerón.
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Cultura
Está en el centro del país, la Capital Musical de Colombia hace vibrar todos los corazones de
la nación, ciudad Rica, capital de departamento se ha convertido en eje del desarrollo
regional, lugar turístico y de grandes centros de negocios internacionales y comerciales,
almacenes especializados donde las fábricas textileras se dan a conocer a nivel nacional,
catalogándose, Ibagué como centro de la moda y confección, con eventos como Moda
Trópico.
Ubicada sobre una zona montañosa que se va extendiendo por la Cordillera Central,
formando la meseta de Ibagué, rodeada por los municipios de Anzoátegui, Alvarado, Piedras,
Coello, San Luis, Rovira y Cajamarca. Este municipio está bellamente regado por los ríos
Alvarado, Cócora, Coello, Toche y otros más pequeños.
Otros bellos accidentes Geográficos circundantes son los Nevados del Quindío y Tolima,
Páramos de los Alpes y Los Gómez, las cuchillas de Cataima, La Colorada, La Lajita, Las
Palmas, Mirador y los altos de Florida, la Cruz, Loma Alta, y otras.
Dentro de los aspectos más resaltantes de la cultura ibaguereña se destacan su parte folclórica
de hecho es la ciudad anfitriona de una de las muestras folclor-cultural del país.
Dentro de la cultura ibaguereña encontramos distintas celebraciones que lo identifican y lo
posicionan en tal lugar. A continuación se citarán algunos de los aspectos culturales mas
resaltantes de la ciudad:
- Muestra internacional del folclor.
- Fiestas del folclor y la fiesta de san juan.
- Se programa gran variedad de actividades durante la celebración de estas festividades
las que se desarrollan a partir del 24 de junio hasta el 28 del mismo mes.
- Día del tamal.
- Encuentro departamental de bandas de viento. Se lleva a cabo entre entre el 28 y 29
de noviembre de cada año.
- Concurso nacional de duetos (príncipes de la canción). Se realizan en el mes de marzo
en la ciudad de Ibagué
- Fiestas en honor a la fundación de Ibagué.
- Día del Tolima.
- Se celebra cada 12 de abril.

BANDERA

La actual bandera de Ibagué, con los colores amarillos, verde y rojo dispuestos entre franjas
horizontales, de iguales dimensiones, tiene su origen en la bandera que adoptaron las
provincias unidas de la nueva granada. A continuación se describe brevemente en el
significado de los colores que la conforman.
Amarillo: simboliza la riqueza minera que tiene el municipio.
Verde: franja intermedia, que representa la vegetación y color de los cafetales.
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Rojo: representa la sangre derramada por los héroes ibaguereños en las luchas de
independencia nacional.

ESCUDO

El escudo de armas de Ibagué es el emblema heráldico que representa a la


ciudad colombiana de Ibagué, en el departamento del Tolima. El blasón fue otorgado a la
ciudad el 14 de octubre de 1888 por el alcalde de la ciudad. El escudo, junto con la bandera
y el himno, tienen el reconocimiento de símbolos oficiales Del municipio. Además, el blasón
Como símbolo de la ciudad forma parte de la imagen institucional de la administración
municipal, por lo cual está presente en los actos protocolarios, en la papelería oficial, en el
mobiliario urbano y en las obras públicas.

EL BUNDE
Canción tolimense. Es el síntesis del canto de los llanos del Tolima que aprisiono el
campesino en su cotidiano trajinar. Con la letra de Alberto castilla y Joaquín Raiño creadores
de este sublime poema. Pieza musical se perciben compases de bambuco, de valses, de danza,
atados por los hilos armoniosos es la canción folclórica por exlencia del Tolima.

Bunde tolimense
[Coro]
Canta el alma de mi raza
en el bunde de Castilla
y este canto el sol que abraza.
[Estrofa I]
Nacer, vivir, morir
amando el Magdalena
la pena se hace buena
y alegra el existir.
[Estrofa II]
Baila, baila, baila
sus bambucos mi Tolima
y el aguardiente
es más valiente y leal
(bis)
[Estrofa III]
Soy vaquero tolimense
y en el pecho llevo espumas
va mi potro entre las brumas
con cocuyos en la frente
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y al sentir mi galopar
galopa el amor del corazón
[Estrofa IV]
Pues mi rejo va a enlazar
las dulzuras del amor
con la voz de mi cantar.
¡Mi Tolima!

GASTRONOMÍA

ÁRBOL EMBLEMÁTICO

Originario de américa desde el sur de México, Venezuela, Colombia y Ecuador, se le conocen


con los nombres flor morago, guayacán lila, guayacán rosado y roble morado.
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Base económica
Dentro de las trece principales ciudades del país, Ibagué se caracteriza por ser la que tiene la
mayor tasa de desempleo histórica. Entre el primer trimestre de 2001 y el segundo trimestre
de 2014, la tasa de desempleo ibaguereña fue en promedio de 18,7%, mientras que en las
trece principales ciudades y sus áreas metropolitanas el mismo indicador se ubicó en 13,4%.
Algunos autores han argumentado que la persistencia de Ibagué como una de las ciudades
con la mayor tasa de desempleo se debe principalmente a la baja calidad del empleo y la
consecuente alta tasa global de participación (TGP) del municipio (López, 2007; Aldana y
Arango, 2008; Pérez, 2003). Sin embargo, existen ciudades que registran elevadas TGP y
que no presentan índices de desempleo por encima del promedio nacional. Tal es el caso de
Bogotá y Bucaramanga, áreas metropolitanas cuyas TGP entre el primer trimestre de 2001 y
el segundo trimestre de 2014 fueron 66,7% y 66,9% respectivamente, ambas superiores al
promedio de las trece principales áreas (64,7%), pero con tasas de desempleo inferiores al
mismo grupo de ciudades. Para poder entender las causas del alto desempleo en Ibagué es
necesario tener en cuenta que el mercado laboral tiene un componente de oferta y otro de
demanda. La TGP representa la oferta laboral y la tasa de ocupación es una forma de
aproximarse a la demanda. El desempleo se presenta porque existe un exceso de oferta de
trabajo resultado de un desequilibrio en la interacción de ambas fuerzas de mercado. Cada
uno de los componentes tiene sus propios determinantes: la TGP puede depender de la
calidad del empleo y los salarios (Aldana y Arango, 2008), mientras que la ocupación podría
estar relacionada con el crecimiento económico (Seyfried, 2005). Por tanto, la explicación de
la persistencia de la elevada tasa de desempleo ibaguereña no puede quedarse únicamente en
el tema 2 de la participación laboral, sino que debe considerar también los factores de
demanda.
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Economía de Ibagué
evolución y contexto Uno de los acontecimientos más importantes para la economía de
Ibagué durante los años ochenta fue sin duda su inclusión como beneficiaria de las
exenciones tributarias brindadas por la Ley 44 de 1987 (Gómez, 2007; Campos, 2004;
Campos et al., 2004). Con ello se incentivó el establecimiento de empresas después de la
tragedia de Armero. De hecho, según información secundaria, se tiene que durante el año
1988 se inscribieron en Ibagué 834 nuevas empresas, de las cuales el 30% pertenecían al
sector industrial (Gómez, 2014). A continuación se muestra la evolución de PIB de Ibagué y
del Tolima, comparándolo con el promedio nacional con el objetivo de evaluar su
comportamiento a nivel agregado y por sectores económicos. 2.1. Producto interno bruto
(PIB)1 El Gráfico 1 muestra la evolución del índice del PIB (2008 = 100) para Colombia y
el estimado para Ibagué. De acuerdo con este indicador, se pueden establecer dos períodos
con diferencias marcadas en las tendencias del PIB. El primero es el comprendido entre los
años 1984 y 1998, donde el valor agregado en Ibagué mostró un crecimiento real superior al
observado en el promedio nacional. El 1 El PIB para el municipio de Ibagué se estimó con la
participación de los ingresos fiscales del municipio sobre el total de los ingresos
departamentales. 4 índices aumentaron 49 puntos en Ibagué al pasar de 33 a 82, mientras que
en Colombia el crecimiento del mismo indicador fue de 27 puntos pasando de 29 a 56,
respectivamente.

Con la crisis de 1999, se vio más afectada la economía de Ibagué que la nacional. Para ese
año, el índice del PIB fue de 70, reflejando una caída de 12 puntos porcentuales en Ibagué
(Gráfico 1). En el agregado nacional, la caída del índice fue de solo un punto, ubicándose en
55. Según algunos autores, la terminación de los incentivos tributarios otorgados por la Ley
44 de 1987 junto con la más grande crisis económica de los últimos años en Colombia, hizo
que el deterioro de la economía ibaguereña fuera superior al promedio nacional (Campos,
2004). De hecho, según datos de la Encuesta Anual Manufacturera (EAM), el número de
establecimientos industriales cayó un 13% en 1999 en Ibagué y el empleo del sector se redujo
un 18%, mientras que para Colombia la caída fue de 5% y 10%, respectivamente
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Como resultado de lo anterior, el PIB por habitante de Ibagué pasó de ser 1,5 veces el
promedio nacional en 1998, a 0,9 veces en 2012. Antes de 1999 se observa un mayor
crecimiento del valor agregado por habitante en Ibagué, con una caída más pronunciada en
ese año, dejando ver el mayor impacto que tuvo la crisis en el municipio. El departamento
del Tolima y el promedio nacional se vieron afectados pero en menor medida.
Después de 1999, el PIB per cápita de Ibagué creció a una tasa inferior al promedio nacional.
En el año 2000, el municipio tenía un PIB por habitante superior al PIB nacional, mientras
que en el 2012 ya estaba por debajo. La tasa de crecimiento promedio del PIB per cápita en
Ibagué fue superior a la Nacional entre 1988 – 1998, pero inferior a esta entre 2000 y 2012.
El departamento del Tolima también redujo su tasa de crecimiento anual pero no hasta el
punto de ser inferior a la observada en Colombia.
No cabe duda de que la recuperación económica después de la crisis ha sido lenta para Ibagué.
Este cambio en la economía ibaguereña supone un rezago no solo en materia de producción,
sino también en materia de empleo para la población del municipio. La ciudad y el
departamento crecieron económicamente a un ritmo inferior al promedio nacional en el
período 2000-2012, en contraste con la década de los noventa cuando su economía fue más
dinámica. Una de las consecuencias de lo anterior es que, entre las trece principales áreas
metropolitanas, Ibagué tuvo la mayor tasa de desempleo promedio anual entre 2000 y 2013.
Antes de la crisis de 1999, la situación del empleo en el municipio no era significativamente
diferente a lo que se observaba en el promedio nacional. Sin embargo, después de 1999, la
mayoría de las ciudades principales redujeron ampliamente su tasa de desempleo, mientras
que Ibagué la mantenía elevada (López, 2007). Para mostrar más claramente la situación del
municipio, a continuación se presenta una descripción general de la evolución del mercado
laboral ibaguereño, comparado con el promedio nacional. 11 3. Empleo, desempleo y TGP
No existe una única causa que explique el elevado desempleo de Ibagué, pues entran en juego
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hechos como la terminación de los incentivos tributarios de la Ley 44 de 1987, que trajo
consigo el cierre y traslado de algunas empresas y la crisis económica de finales de los años
noventa (Campos et al., 2004; Gómez, 2014). Estos factores en su conjunto hundieron la
economía ibaguereña en un elevado desempleo que no se presentó en ninguna otra ciudad
del país. La pregunta que surge es ¿por qué después de más de una década de haberse
presentado los hechos causantes, no se observan señales de recuperación relativa? Ibagué ha
experimentado un crecimiento económico inferior al agregado nacional acompañado de una
reducción del desempleo que aún no le ha permitido alcanzar valores similares al promedio
nacional.

No obstante, vale la pena resaltar que, para el segundo trimestre del 2014, la tasa de
desempleo de Ibagué no era la más alta del país. Para este período Cúcuta, Pereira y Cali
tenían tasas de desocupación superiores a Ibagué, sin que esto signifique que la ciudad esté
en una buena posición. Cúcuta presenta indicadores económicos desfavorables a causa de la
devaluación del Bolívar y la caída del producto asociado al comercio con Venezuela
(Sánchez, 2014). Pereira, por su parte, se vio afectada por la crisis financiera mundial del
2008, y la población que dependía de remesas internacionales se vio obligada a buscar
empleo, lo que aumentó la TGP y con ello el desempleo (Arango et al., 2011). Por último,
Cali tiene un problema de desempleo estructural impulsado por la inmigración, la
disminución de las remesas al municipio y la inmigración internacional (Rengifo, 2012). Así,
la mejora relativa de Ibagué se debe a que las ciudades que hoy tienen el desempleo más alto
han empeorado su situación.
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Organización social
El grado de efectividad del trabajo que realizan las comunidades depende en gran medida de
la forma como ordenan y coordinan internamente sus acciones, además de la manera de
relacionarse con otras organizaciones sociales y, en general, con la comunidad.
Observaremos cual es la importancia de la organización y de la planeación para el desarrollo
de proyectos o acciones en una comunidad. Hay que tener en cuenta que una comunidad es
un conjunto de personas con elementos característicos, a través de los cuales crean identidad
y pertenencia compartida entre sus integrantes. Dichos elementos pueden ser: costumbres,
idioma, estrato social, tipo de trabajo.
La comunidad se estructura a partir de funciones interdependientes entre sí, con el fin de
alcanzar un desarrollo comunitario, es decir, el agregado de valor del nivel social, económico
y organizacional logrado por los núcleos culturales comunes.
Se trata de unir esfuerzos para adelantar iniciativas locales o regionales con las comunidades
organizadas.
El desarrollo comunitario se caracteriza porque en él se presentan, entre otros, los siguientes
elementos:
Constitución local de la organización, mediante documento que lo confirma.
Unidad de dirección, mediante el establecimiento de políticas de la organización.
Planteamiento de objetivos de la organización.
Definición acerca del manejo de recursos (finanzas), mecanismos de control, seguimiento de
inversiones.
Formación de equipos efectivos, que permitan definir la forma de participación de cada uno
de los integrantes de la organización en los procesos.
Determinación del uso de la tecnología (equipos técnicos): consiste en la definición acerca
de la forma de adquisición y empleo de herramientas.
Definición de acciones continuadas, es decir, la planeación en el tiempo.
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Organización comunitaria
En el lenguaje cotidiano, el término organización se entiende como "una forma de disponer
las cosas para su uso en forma coordinada". En este curso, la organización comunitaria indica
un sistema diseñado para lograr objetivos y metas en forma colectiva, que permitan el
desarrollo de las comunidades. Al tratar el tema de la participación se pretende interrelacionar
el concepto de organización con los principios, normas, estatutos y leyes, con el fin de
disponer sus propósitos con la regulación colectiva de las acciones. No se puede olvidar que
las actuaciones de las organizaciones comunitarias tendrán un mayor impacto si se guían por
principios y reglas de acción. Un ejemplo es la denominada “organización social”, definida
como una estructura de acción en colectividad, formada por personas que interactúan entre
sí para desarrollar acciones, habilidades, técnicas y funciones. La organización de las
comunidades se establece con enfoques diversos, tales como:
- Sostenibilidad de políticas
- Producción y servicio
- Fortalecimiento del capital social y humano
- Mercado y comercialización
- Desarrollo de capacidades comunitarias
- Fines educativos y de capacitación
- Participación y fortalecimiento del sentido de pertenencia Fortalecimiento del
liderazgo y la identidad
- Impacto social, cooperación, solidaridad
- Desarrollo de proyectos, autogestión
- Establecimiento de redes comunitarias
- Obtención de recursos
- Concertación, equidad, aumento de tejido social.
- Aumento del tejido social.
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Planeación comunitaria
Al descomponer el término “planeación” en dos simples palabras, queda definido como: plan
de acción. De esta forma, la planeación es un ejercicio diario de carácter mental y lógico que
precede las acciones presentes y las proyecciones de nuevas iniciativas En términos
concretos, la planeación comunitaria es un proceso dinámico y ajustado a la realidad
cotidiana de una población, con el fin de tomar decisiones mediante una metodología para
prever acciones en colaboración. El plan de acción se puede ejercitar al contestar varios
interrogantes. Sus componentes varían en orden, según las necesidades específicas de la
comunidad o durante la preparación y ejecución de un proyecto. En el siguiente cuadro se
ilustran estos componentes:

A manera de ilustración y sin pretensiones de agotar el tema, observe dichos elementos en la


siguiente descripción de los componentes propios para el montaje y ejecución de un día de
campo: Qué hacer: Definición de los objetivos que se pretenden desarrollar con la estrategia
del día de campo. Para qué: Solución de problema específico. Integración de miembros
grupo. Qué buscamos: Establecimiento de meta, Lograr mayor cohesión del grupo. Cómo
hacerlo: A través de un conjunto de actividades recreativas que estimulen el trabajo en grupo.
Con qué: el aporte de insumos y demás recursos necesarios para el éxito del evento.
Dónde: ubicación geográfica del sitio en el cual se va a desarrollar la actividad. Cuándo:
fechas de realización, horario. De igual forma existen distintos tipos de planeación de acuerdo
con la metodología empleada.

.
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En un programa de fortalecimiento del liderazgo gremial, por ejemplo, la planeación puede


seguir uno o varios de estos tipos:
Participativa: Inscripción libre de personas interesadas en el tema del liderazgo gremial.
Concertada: Selección de los participantes en el programa por acuerdo. Desconcentrada: La
capacidad que todos los participantes tienen de decidir sobre la aceptación o rechazo de los
conceptos evolutivos del liderazgo propuestos en el programa.
Comunitaria: Acciones reales de multiplicadores del liderazgo en las diferentes localidades
para crear una cultura de trabajo en equipo.
El análisis y aplicación de los anteriores componentes y tipos de planeación contribuye a que
el funcionamiento de los grupos sea más autónomo y participativo.
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Necesidades del momento


Para recalcar de forma clara las necesidades de la ciudad de Ibagué es necesario citar de
forma casi que obligatoria el nuevo plan de desarrollo que está desarrollando la alcaldía
municipal junto con los apoyos de las distintas entidades que aportan se cierto modo su ayuda
a el municipio.
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TABLAS Y FIGURAS

grafico 1.1

grafico 1.2
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grafico 1.3

figura 1.0
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figura 1.1

figura 1.2 nevado del Tolima

figura 1.3 climatología de Ibagué


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figura 1.4 limites geográficos del municipio de Ibagué.

figura 1.5 división política de las comunas de Ibagué


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figura 1.6 posición geográfica


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RESULTADOS Y DISCUSION
Los resultados obtenidos a travez de actividad realizada fueron fortalecer de modo interactivo
la fomentación de la comunicación a travez de técnicas implementadas por las diferentes
profesoras del área de ciencias sociales y humanas.
A lo largo de la construcción de nuestro conocimiento en el proceso universitario es
fundamental interactuar en los distintos ámbitos sociales y a travez de este proceso poder
generar un impacto positivo a nuestra región.

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