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Martin Heidegger

(Messkirch, Alemania, 1889 - Todtnauhaberg, actual Alemania, 1976)


Filósofo alemán. Discípulo de Edmund Husserl, su indiscutible preminencia
dentro de la filosofía continental se ha visto marcada siempre por la polémica,
sobre todo la de su adhesión al régimen nacionalsocialista, manifestada en
el discurso que pronunció en la toma de posesión de la cátedra en la
Universidad de Friburgo (1933).
Martin Heidegger

La renuncia a la cátedra muy poco después de ocuparla no evitó que en 1945,


finalizada la Segunda Guerra Mundial con la ocupación de Alemania por los
aliados, fuera destituido como docente en Friburgo. Sólo en el año 1952 se
reincorporó, si bien su actividad académica fue ya mucho menos constante.
Aunque recibió de algunos de sus discípulos, como Herbert Marcuse, la
sugerencia insistente de que se retractara públicamente de su discurso de
1933, el filósofo desestimó el consejo y nunca quiso dar explicaciones.
Si bien para algunos es imposible abordar su obra sin reservas, la mayoría
de filósofos y estudiosos actuales prefieren tomar el trabajo de Heidegger en
su sentido estrictamente filosófico, que no resulta menos controvertido.
Desde la filosofía analítica, su obra ha sido criticada con dureza, sobre todo
por Rudolf Carnap. Pero el pensamiento heideggeriano también ha suscitado
adhesiones entusiastas: así, la filosofía francesa de las décadas de 1960 y
1970 (Jacques Derrida, Emmanuel Levinas, Paul Ricoeur) admiró la capacidad de
precisión de su lenguaje, así como su aportación al discurso humanístico.
La obra de Heidegger suele entenderse como separada en dos períodos
distintos. El primero viene marcado por Ser y tiempo, obra que, pese a quedar
incompleta, plantea buena parte de las ideas centrales de todo su
pensamiento. En ella, el autor parte del presupuesto de que la tarea de la
filosofía consiste en determinar plena y completamente el sentido del ser, no
de los entes, entendiendo por «ser», en general, aquello que instala y
mantiene a los entes concretos en la existencia, aunque la definición de este
concepto ocupa toda la obra del autor, y es en cierto sentido imposible.
En la comprensión heideggeriana, el hombre es el ente privilegiado al que
interrogar por el ser, pues sólo a él «le va» su propio ser, es decir, mantiene
una específica relación de reconocimiento con él. La forma específica de ser
que corresponde al hombre es el «Ser-ahí» (Dasein), en cuanto se halla en
cada caso abocado al mundo, lo cual define al «ser-ahí» como «Ser-en-el-
mundo». La distinción de la filosofía moderna, desde Descartes, entre un sujeto
encerrado en sí mismo que se enfrenta a un mundo totalmente ajeno es
inconsistente para Heidegger: el ser del hombre se define por su relación con
el mundo, que es además práctica («ser a-la-mano») antes que teórica («ser
ante-los-ojos»).

Estas categorías le sirven para comprender por dónde pasa la diferencia entre
una vida auténtica, que reconozca el carácter de «caída» que tiene la
existencia, es decir, la imposibilidad de dominar su fundamento (el ser), y
una vida inauténtica o enajenada, que olvide el ser en nombre de los entes
concretos. La dimensión temporal del ser, en cuanto proyecto del «ser-ahí»
y enfrentamiento a la muerte (el ser-ahí es también «ser-para-la-muerte»),
sería el otro gran olvido de la filosofía clásica. El esfuerzo de Heidegger por
pensar el ser como relación de los entes en el tiempo está en la base del
posterior movimiento hermenéutico.

En la segunda etapa de su pensamiento, el filósofo estudia la historia de la


metafísica desde Platón como proceso de olvido del ser, y como caída
inevitable en el nihilismo (cuando se piensa el ente tan sólo, éste termina
por aparecer vacío). En sus últimas obras, realiza un acercamiento al arte
como lugar privilegiado donde se hace presente el ser. Para Heidegger, se
hace también necesario rehabilitar los saberes teórico-humanísticos, a fin de
mostrar que lo que constituye a todo hombre en cuanto tal no es su
capacidad material de alterar el entorno, sino la posibilidad que tiene de
hacer el mundo habitable: el hombre debe comprender que no es «el señor
del ente sino el pastor del ser» y que «el lenguaje es la casa del ser». Antes
que la técnica, el lenguaje, y en general la conciencia (la capacidad de
interrogarse del Dasein), son los dos elementos que constituyen al hombre
en cuanto existente o, lo que es lo mismo, en cuanto hombre.

Martin Heidegger
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Martin Heidegger

Rector de la Universidad de Friburgo

21 de abril de 1933-27 de abril de 1934

Predecesor Wilhelm von Möllendorff

Sucesor Eduard Kern

Información personal

Nacimiento 26 de septiembre de 1889


Messkirch, Imperio
alemán(actual Alemania)

Fallecimiento 26 de mayo de 1976


(86 años)
Friburgo de Brisgovia, Alemania Occidental
Lugar de
Messkirch (Alemania)
sepultura

Nacionalidad Imperio alemán, República de Weimar, Tercer


Reich y Alemania Occidental

Partido  Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (desde


político 1933)

Familia

Padres Friedrich Heidegger


Johanna Kemp

Cónyuge  Elfride Heidegger

Educación

Educación doctorado

Educado en  Universidad de Friburgo (Teología y Filosofía)


 Universidad de Friburgo (Ph.D.en Filosofía)

Supervisor Heinrich Rickert


doctoral

Alumno de  Edmund Husserl

Información profesional

Ocupación filósofo, escritor

Empleador  Universidad de Marburgo

Alumnos Hannah Arendt, Carlos Astraday Hans-Georg


Gadamer

Lengua de
producción Alemán
literaria

 Ser y Tiempo
Obras notables
 Introducción a la Metafísica
 Kant y el problema de la metafísica
 Aportes a la filosofía. Acerca del evento
 Caminos de bosque
 Nietzsche
 Cuadernos negros

Participó en Primera Guerra Mundial

Miembro de Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán


 Academia de Ciencias y Humanidades de
Heidelberg (desde 1958)

Firma

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Martin Heidegger (Messkirch, Baden-Wurtemberg, Alemania; 26 de


septiembre de 1889 - Friburgo de Brisgovia, Baden-Wurtemberg, Alemania; 26 de
mayo de 1976) fue un filósofo alemán, considerado como el pensador más influyente del siglo
XX y de la filosofía contemporánea. Tras sus inicios en la teología católica, desarrolló una
filosofía que influyó en campos tan diversos como la teoría literaria, social y política, el arte y
la estética, la arquitectura, la antropología cultural, el diseño, el ecologismo, el psicoanálisis y
la psicoterapia.

Índice

 1Biografía
 2Obras
o 2.1Etapas
o 2.2Ser y tiempo
 3Polémica en torno al nacionalsocialismo
o 3.1El discurso del rectorado
o 3.2La controversia
 4Véase también
 5Referencias
 6Enlaces externos

Biografía[editar]
Nació en Messkirch, distrito de Baden, el 26 de septiembre de 1889, hijo de Friedrich
Heidegger, tonelero y sacristán, y de Johanna Heidegger (Johanna Kemp de soltera).1
Estudió teología católica, ciencias naturales y filosofía. Pronto se aleja del catolicismo, al que
considera una influencia "extrafilosófica"2, para pasar de la teología católica "primero a la
filosofía y después al protestantismo, tal y como se desprende de su carta al párroco católico
que le había casado, Engelbert Krebs del 9 de enero de 1919 en la que manifiesta su ruptura
con el «sistema del catolicismo», el cual «se le hace inadmisible», y su preferencia por un
«cristianismo libre»3. Se comprende así que Bultmann afirmara a su vez de Heidegger:
«procede del catolicismo, pero es completamente protestante»"4.
En la Universidad de Friburgo de Brisgovia (donde estudió filosofía) fue discípulo de Carl
Braig5 y de Heinrich Rickert, uno de los máximos exponentes del neokantismo de la Escuela
de Baden y luego asistente de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología. Comenzó
su actividad docente en Friburgo en 1915, para luego enseñar durante un período (1923–
1928) en Marburgo. Retornó a Friburgo en ese último año, ya como profesor de filosofía.
Es una de las figuras protagónicas de la filosofía contemporánea: fue uno de los primeros
pensadores en apuntar hacia la «destrucción de la metafísica» (movimiento que sigue siendo
repetido), en «quebrar las estructuras del pensamiento erigidas por la Metafísica (que domina
al hombre occidental)», que planteó que «el problema de la filosofía no es la verdad sino el
lenguaje», con lo que hizo un aporte decisivo al denominado giro lingüístico, problema que ha
revolucionado la filosofía. Mantuvo vigencia en muchos pensadores europeos —y con el paso
del tiempo en los no europeos—, a partir de la publicación de Ser y tiempo (1927). El estilo
innovador, complicado y aún oscuro que utiliza Heidegger con el fin de abrir-mundos según el
pensador (y que muchos consideran que es terriblemente oscuro y casi místico) influyó
en Hans-Georg Gadamer, el estilo singular y difícil que utiliza Jean-Paul Sartre en El ser y la
nada, el de Jacques Lacan cuando redacta sus Escritos, el de Jacques Derrida con su crítica a
la Presencia, Gianni Vattimo y a una gran parte de pensadores envueltos en el debate sobre la
muerte de Dios y el Ser, el nihilismo, la postmodernidad y la época post-capitalista.[cita requerida]
Ahora bien, la obra de Heidegger, aborda, al tratar problemas ontológicos, también problemas
de tipo semiótico; es de este modo que influye directamente en los hermenéuticos: Paul
Ricoeur, Rüdiger Bubner y Hans-Georg Gadamer.

Obras[editar]
Artículo principal: Anexo:Bibliografía de Martin Heidegger

Etapas[editar]
La obra de Heidegger suele entenderse como separada en dos períodos distintos cuya ruptura
se encontraría en el viraje (Kehre) experimentado por su enfoque filosófico, por lo que es
habitual hablar de dos etapas o momentos en su pensamiento[¿según quién?]. Digamos que esta
decisión señalada por estudiosos y críticos de su obra, el filósofo nunca la aceptó:

 Momento en que se sirve de la analítica existencial como instrumento o «prolegómeno»


para replantear la pregunta tradicional de la metafísica, la pregunta por el «ser», como
pregunta por el «sentido de ser» (claramente desde los primeros párrafos de Ser y
tiempo). En esta etapa se concluye que el sentido de ser es íntimamente dependiente del
tiempo, por esto podemos considerar la primera etapa como marcada por una búsqueda
del «ser del tiempo».
 Un segundo periodo en el que, como el propio autor señala, concibe su pensamiento
como el desarrollo de una «historia del ser». El objetivo fundamental de esta «historia del
ser» radica en la comprensión de los vínculos entre el desarrollo de la cuestión del ser en
la filosofía y la historia de Occidente (aunque no señalado por muchos, encarar este
momento según este enfoque, nos lleva a reminiscencias hegelianas). Esta segunda
etapa ya no pretende abordar el «ser del tiempo» sino que se encara frente a los «tiempos
del ser», en este sentido puede ser comprendido el viraje que se produce en su filosofía.
La Mesmerhaus, en Messkirch, casa en la que se crio Heidegger.

El primer periodo viene marcado por su principal obra, Ser y tiempo (1927), obra que pretende
abordar la pregunta por el sentido de ser pero que, quedando inconclusa, se centra en el
estudio de la existencia humana. En esta obra confluyen, principalmente, tres tradiciones
filosóficas: historicismo y hermenéutica a través de la lectura
de Dilthey, irracionalismo (Kierkegaard) y fenomenología (Husserl).
En la segunda etapa de su pensamiento, cuyos primeros síntomas se perciben en su texto
sobre La esencia de la verdad, el filósofo estudia la historia de la metafísica6 como proceso de
olvido del ser, desde Platón, y como caída inevitable en el nihilismo (cuando se piensa el ente
tan sólo, éste termina por aparecer vacío). En este sentido será fundamental su
obra Nietzsche, obra donde se define su concepto de nihilismo.
De esta época son especialmente interesantes las obras en que revisa la historia de la
filosofía, a través de las que irá aflorando una «nueva metafísica» cuyo germen ya estaba
presente en su obra Ser y tiempo, sólo que allí permaneció oculta entre los diversos y
penetrantes análisis sobre el hombre entendido como Dasein —ser-ahí o ser-el-ahí—, que
llevó a cabo. Dasein, en su especificidad, comienza el interrogatorio. Dasein es el ser que en
cada situación investiga y cuestiona adecuadamente.
Ser y tiempo[editar]
Artículo principal: Ser y tiempo
Diagrama de Ser y tiempo (en alemán).

Vista de la cabaña de Heidegger en Todnauberg. Allí escribió la mayor parte de Sein und Zeit.

En Ser y Tiempo, pese a ser una obra que quedó incompleta, Heidegger plantea ideas
centrales de todo su pensamiento. En ella, el autor parte del supuesto de que la tarea de la
filosofía consiste en determinar plena y completamente el sentido del ser, no de los entes,
entendiendo por «ser», en general, aquello que instala y mantiene a los entes concretos en su
entidad.7
En la comprensión heideggeriana, el hombre es el ente abierto al ser algo menudo, pues sólo
a él «le va» su propio ser, es decir, mantiene una explícita relación de co-pertenencia con él.
La forma específica de ser que corresponde al hombre es el «ser-ahí» (Dasein), en cuanto se
halla en cada caso abocado al mundo, lo cual define al «ser-ahí» como «ser-en-el-mundo»
(según traduce José Gaos) o «estar-en-el-mundo» (según vierte Jorge Eduardo Rivera).7 De
esa estructura parte la analítica existencial del Dasein, que en Ser y tiempo juega el papel
de ontología fundamental.8
La distinción de la filosofía moderna, desde Descartes, entre un sujeto encerrado en sí mismo
que se enfrenta a un mundo totalmente ajeno es inconsistente para Heidegger: el ser del
hombre se define por su relación con el mundo, relación cuya forma de ser no consiste en un
«comercio» entre sujeto y objeto, o en una teoría del conocimiento que también los implique,
sino que es propia de la existencia (Dasein) como «ser-en-el-mundo», y encuentra su
fundamento ontológico en el «Cuidado» (Rivera) o «Cura» (Gaos) (Sorge). Estas categorías
(en rigor, existenciales o existenciarios [Existenzialien]) le sirven para comprender por dónde
pasa la diferencia entre una vida auténtica, que reconozca el carácter de «caída» que tiene la
existencia (propiedad), es decir, la imposibilidad de dominar su fundamento (el ser), y una vida
inauténtica o enajenada, que olvida el ser en nombre de los entesconcretos (impropiedad).7
La dimensión temporal del ser y la dimensión temporal del hombre —en cuanto proyecto del
«ser-ahí» y enfrentamiento a la muerte (el ser-ahí es también «estar vuelto hacia la muerte»
[Sein zum Tode])—, sería el otro gran olvido de la filosofía clásica. El esfuerzo de Heidegger
por pensar el ser como relación de los entes en el tiempo está en la base del posterior
movimiento hermenéutico.7

Polémica en torno al nacionalsocialismo[editar]


Su importancia dentro de la filosofía —llamada filosofía continental por algunos autores
angloamericanos— se ha visto marcada por la polémica, sobre todo la de su adhesión
al Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP: Nationalsozialistische
Deutsche Arbeiterpartei) al cual estuvo afiliado desde 1933 hasta 1945.9 Entre los
especialistas la relación de Heidegger con el nazismo ha venido siendo un tema de discusión
en el cual no hay consenso.
El discurso del rectorado[editar]
Según algunos, el discurso que pronunció en la toma de posesión del rectorado de
la Universidad de Friburgo (1933), así como sus conferencias en los seminarios de la
Universidad entre 1933 y 1935,10 son una clara muestra de su apoyo intelectual inicial al
nazismo. La renuncia al rectorado, muy poco después de ocuparlo, no evitó que en 1945 fuera
destituido como docente en Friburgo, tras la ocupación de Alemania por los aliados al final de
la Segunda Guerra Mundial. El mismo Heidegger se refiere a su rectorado en escritos como
los siguientes: El rectorado, 1933–1934. Hechos y reflexiones; «Entrevista del Spiegel:
Conversación de Spiegel con M. Heidegger:11 "Ya sólo un Dios puede salvarnos"».12 Estos
textos han sido recogidos en esta obra: Martin Heidegger: Escritos sobre la universidad
alemana, Editorial Tecnos, Madrid, 2ª edición, 1996. Estudio preliminar, traducción y notas de
Ramón Rodríguez García.
Sólo en el año 1951 se reincorporó, si bien su actividad académica fue ya mucho menos
constante. Su primer curso en la Universidad tras su reincorporación —para cuya concreción
tuvo que ser nombrado profesor emérito, tal como lo indica Heinrich Wiegand Petzet
en Encuentros y diálogos con Martin Heidegger, 1929–1976(Katz Editores, Buenos Aires,
2007)—, ha sido recogido en el libro ¿Qué significa pensar? —Was heißt denken?—,
publicado por la Editorial Trotta de Madrid, en 2006; traducción de Raúl Gabás Pallás (hay una
versión previa, publicada por la Editorial Nova de Buenos Aires;13 segunda edición, 1964;
traducción de Haraldo Kahnemann). Aunque recibió de algunos de sus discípulos,
como Herbert Marcuse, la sugerencia insistente de que se retractara públicamente de su
discurso de 1933, el filósofo desestimó el consejo y nunca quiso dar explicaciones en los
términos pedidos por Marcuse. Sin embargo, la relación entre ambos culmina de una manera
especial, según relata Franco Volpi:
In uno dei suoi ultimi viaggi in Germania, il 12 agosto 1976, di passaggio dalla rinomata libreria di Fritz
Werner, di cui anche Heidegger era cliente, Marcuse vergava nel quaderno degli ospiti le seguenti
parole: «In ricordo dell'ammirevole dignità con cui Heidegger ha terminato i suoi giorni. Che anche a noi
possa essere accordata la grazia di invecchiare con dignità, lucidità e serenità».
En uno de sus últimos viajes a Alemania,el 12 de agosto de 1976, pasando por la famosa librería de
Fritz Werner, de la que también fue cliente Heidegger, Marcuse anotaba en el libro de visitas las
siguientes palabras: «En memoria de la admirable dignidad con la que Heidegger terminó sus días. Que
también a nosotros nos pueda ser concedida la gracia de envejecer con dignidad, lucidez y serenidad».

La controversia[editar]
La controversia sobre el papel político de la filosofía de Heidegger fue lanzada en 1946
por Karl Löwith.14 El artículo posterior de Löwith sobre el "decisionismo",15 los de Nicolas
Tertulian sobre las Contribuciones a la Filosofía,16 así como la publicación de los
libros Heidegger y el Nazismo de Víctor Farías,17 Martín Heidegger en camino a su
biografía del historiador Hugo Ott18 y Heidegger: La introducción del nazismo en la
filosofía de Emmanuel Faye,10 han avivado la polémica.
Entre quienes han confrontado o atacado frontalmente a Heidegger por una mera cuestión
ideológica se encuentran Jürgen Habermas, Theodor Adorno, Hans Jonas, Pierre
Bourdieu, Maurice Blanchot, Emmanuel Levinas, Richard Rorty, Luc Ferry, Alain
Renaut, Hassan Givsan, Jean-Pierre Faye, Richard Wolin y Henri Meschonnic.
Entre quienes en la actualidad han venido desarrollando la crítica de la obra de Heidegger y
los vínculos filosóficos entre su pensamiento, el nazismo, el antisemitismoy el
movimiento völkisch se encuentran, además de los ya citados Víctor Farías y Emmanuel Faye,
al lingüista François Rastier,19 a los investigadores Sidonie Kellerer,2021 Stéphane
Domeracki,22 Johannes Fritsche23 y Gaëtan Pegny. En el ámbito hispanohablante se
encuentran el filósofo Julio Quesada Martín24 y Nicolás González Varela.
Si bien para algunos no es posible abordar su obra sin reservas de carácter político, la
mayoría de los filósofos, estudiosos e investigadores actuales prefieren tomar el trabajo de
Heidegger en su sentido estrictamente filosófico[cita requerida], que también es controvertido,
aunque de otra manera. Desde la filosofía analítica, su obra ha sido criticada con dureza,
sobre todo por Rudolf Carnap. Otros representantes de la filosofía analítica, como Richard
Rorty y Hubert L. Dreyfus han dado, posteriormente, una buena acogida a su pensamiento,
sobre todo este último. Pero el pensamiento heideggeriano también ha suscitado adhesiones
entusiastas: así, una serie de representantes de la filosofía francesa— Jean-Paul
Sartre, Maurice Merleau-Ponty, Michel Foucault, Jacques Derrida, Paul Ricoeur, Jean
BeaufretFrançois Fédier y Jean-Luc Nancy. Entre los que han comprendido la filosofía de
Heidegger —aunque polemicen con ella— están también Walter Biemel, Otto Pöggeler, Jan
Patocka, José Ortega y Gasset, Xavier Zubiri, Julián Marías, Jean Grondin e innumerables
otros— que admiraron la capacidad de precisión de su lenguaje, así como su aportación al
discurso poshumanista.

Pidió ser enterrado en el cementerio católico de Messkirch. En lápida brilla una estrella: “Ir hacia una
estrella. Sólo eso”, dijo una vez.

Según Heleno Saña, hay quienes "imitan a su maestro Heidegger y sus juegos malabares con
las palabras, que sobre todo en el Heidegger tardío reemplazan una y otra vez a los conceptos
rigurosos. De ahí que, con plena razón —desde el punto de vista de los detractores del gran
pensador—, Pierre Bourdieu haya podido acusar al filósofo de la Selva Negra de "doble juego"
y de valerse de una "alquimia filológico-filosófica" (L'ontologie politique de Martin Heidegger).25
Y concluye: "El producto final del discurso de Heidegger y de sus discípulos es un galimatías
abstracto y desligado totalmente de los problemas, preocupaciones y retos de la vida real".
Víctor Farías —uno de los principales detractores del filósofo—, intenta poner de manifiesto la
función vitalizadora que Heidegger tiene en las formas totalitarias y extremistas en la
actualidad. El subtítulo de su libro más reciente, Heidegger y su herencia, es muy expresivo
respecto del punto de vista y de las intenciones del autor de dicha obra: "Los neonazis, el
neofascismo y el fundamentalismo islámico".26
Domenico Losurdo considera que los orígenes del nazismo de Haidegger se encuentran en la
"ideología de la guerra" (Kriegideologie) defendida por la generación de intelectuales que
vivieron la I Guerra Mundial, desde liberales como Marianney Max Weber o Naumann, hasta
los exponentes del movimiento revolucionario conservador, como Sombart y Jünger,
desarrollada en un nominalismo filosófico, inspirado en Burke, que rechazó las categoría
universales de "humano" y "humanidad", así como el deseo de paz como decadencia, según
las teorías de Jaspers o Spengler; y finalmente convertido en base de los teóricos del régimen
y del "destino" de Alemania, como Schmitt, Baeumler y el propio Heidegger.27
Emmanuel Faye —otro de los mayores detractores del filósofo, junto con Víctor Farías y Julio
Quesada, a los que se ha agregado últimamente Peter Trawny— considera que en su
conjunto la obra de Heidegger continúa difundiendo a escala planetaria los fundamentos del
nazismo.10 Para Faye hay continuidad en el pensamiento heideggeriano anterior a 1933, entre
1933 y 1945 y después de 1945. En 1935 en la Introducción a la metafísica Heidegger había
elogiado la "verdad interna y la grandeza" del movimento nazi, "como el encuentro de la
técnica determinada planetariamente y del hombre moderno"; Faye relaciona la concepción
heideggeriana de la tecnología con su apología del nazismo, tal y como Heidegger la expresa
en una entrevista de 1966:28
"veo la situación del hombre en el mundo de la técnica planetaria no como un destino inextricable e
inevitable, sino que, precisamente, veo la tarea del pensar en cooperar, dentro de sus límites, a que el
hombre logre una relación satisfactoria con la esencia de la técnica; el nacionalsocialismo iba sin duda
en esa dirección, pero esa gente era demasiado inexperta en el pensamiento como para lograr una
relación realmente explícita con lo que hoy acontece".11
Desde 1949 Heidegger equiparó "en su esencia" los campos de exterminio y la bomba de
hidrógeno con la agricultura convertida en industria motorizada, con lo cual, según Faye, trató
de negar el genocidio e invisibilizar sus responsables.28 Faye recuerda que en el curso de
invierno 1933-1934 titulado De la esencia de la verdad, Heidegger presentó a sus estudiantes
los objetivos de “explotar las posibilidades fundamentales de la estirpe original germánica y
conducirla al poder" y "enfrentar al enemigo" externo o interno, para lo cual la exigencia radical
es encontrar el enemigo y enfrentarlo hasta exterminarlo totalmente (völligen Vernichtung),
"para que la existencia no sea entorpecida".28
Faye documenta la ruta de lo que según él es una codificación del nazismo en términos
filosóficos.28 Parte de las conferencias de 1925 "El actual combate por una visión del mundo
histórica", en las cuales Heidegger afirmó que para interrogarse sobre "el carácter del ser" es
necesario un "suelo" (Boden) y que se requiere apropiarse de un pasado, allí donde sea
posible "encontrar las raíces auténticas de nuestra existencia". Continúa con Ser y
Tiempo donde rechazó cualquier esclarecimiento de la existencia apoyado en culturas
extranjeras, pues conduce a la pérdida del "suelo" y consideró que la existencia auténtica sólo
se realiza como "destino común" de un pueblo.10 En el curso del invierno de 1934-1935 sobre
la Germania de Hölderlin, Heidegger exclamó subrayando el texto editado: "La Patria es ‘el
ser’ mismo" (Das Vaterland ist ‘das Seyn’ selbst).28 En la entrevista de 1966 declaró:
Sé, por la experiencia e historia humanas, que todo lo esencial y grande sólo ha podido surgir cuando el
hombre tenía una patria y estaba arraigado en una tradición.11
Faye anota que el cambio de Heidegger después de 1946 radicó en que la historicidad que en
1933-1934 identificaba con el presente, con lo "actual", pasa a relacionarse con el pensar el
futuro a partir de los rasgos decisivos de la época actual, en diálogo con el "destino del
mundo"; Hölderlin, a quien buscó convertir en "potencia agitadora del pueblo alemán", pasó a
ser para Heidegger el poeta que enseña el futuro, el “pensamiento venidero” (die künftige
Denken) que asume la tarea de pensar la pérdida de la tierra natal y de la patria.28
Para Emmanuel Lévinas, la ontología heideggeriana abre la posibilidad del "Mal elemental",
que se inscribe en la ontología del ser preocupado sólo por el ser, "para el cual en su ser está
en juego ese mismo ser",29 sin conseguir abrirse paso hacia la alteridad. La ontología
heideggeriana, según Lévinas, permanece interna al ser, dominada por su "inter-es", pues
abre el yo al mundo, pero cierra la existencia y el ser al "Otro", a la trascendencia, que es una
real exterioridad pues no está al servicio del ser, sino que es responsabilidad ética y amor.30
De manera que Heidegger así no percibió que la posibilidad esencial del "Mal elemental"
puede acceder por la lógica, posibilidad "para la cual la filosofía occidental no estaba
suficientemente precavida".29
En 2014 se inició la publicación de los Cuadernos negros (Schwarze Hefte), treinta y cuatro
cuadernillos con cubiertas enceradas de color negro en los que el filósofo redactó una serie de
apuntes entre 1931 y 1976, permitiéndo así arrojar nueva luz sobre su nivel de compromiso
personal con el nacionalsocialismo y revaluar la dimensión política de su pensamiento.31 El
año 2016 se publicó la correspondencia entre Martin y su hermano Fritz Heidegger con bajo el
título de Martin Heidegger und der Antisemitismus32 en donde se confirma que su adhesión al
nazismo es tan temprana como desde 1931, así en la carta fechada el 18 de diciembre de
1931 Martin Heidegger escribe:
Espero que vayan a leer el libro de Hitler; los primeros pocos capítulos autobiográficos son débiles. Este
hombre tiene un instinto político seguro y remarcable, y lo tuvo incluso cuando el resto de nosotros
estábamos aún en la niebla, no hay manera de negarlo. El movimiento Nacional Socialista pronto
ganará una fuerza completamente diferente. No se trata de la mera política partidista —se trata de la
redención o caída de Europa y la civilización occidental. Cualquiera que no lo entienda merece ser
aplastado por el caos333435.

Véase también[editar]

 Portal:Filosofía. Contenido relacionado con Filosofía.


 Bibliografía heideggeriana

Referencias[editar]
1. ↑ Safranski, R. (2003). «Cronología de Martin Heidegger». Un maestro de Alemania. Martin
Heidegger y su tiempo (1ª edición). Tusquets. p. 543. ISBN 8483108666.
2. ↑ «Consideraciones sobre la religión en la fenomenología del joven Heidegger.». César
Lambert. Consultado el 15 de abril de 2018.
3. ↑ Denker, A.; Gander, H.H.; Zaborowski, H. (2004). Heidegger und die Anfänge seines
Denkens. Heidegger - Jahrbuch 1. Freiburg/München: Verlag Karl Alber. p. 67.
4. ↑ Maestro Cano, Ignacio C. «Protestantismo, pensamiento y cultura en Alemania». Biblio3W.
Revista bibliográfica de geografía y ciencias sociales. Consultado el 29 de septiembre de 2016.
5. ↑ Heidegger, Zur Sache des Denkens, 81f; s. auch Heidegger: Frühe Schriften 11, GA 1, 57;
Thomas Sheehan: Heidegger's Lehrjahre, en: John Sallis et al. (Hg.): The Collegium
Phaenomenologicum, Dordrecht/Boston/London: Kluwer 1988, 77-137, hier 94f.
6. ↑ M. Heidegger: Conferencias y artículos, “Superación de la metafísica”, Barcelona,
1994 Consultado: 25-06-2.011
7. ↑ Saltar a:a b c d Biografías y Vidas. «Martin Heidegger». Consultado el 4 de septiembre de
2004.
8. ↑ Vigo, Alejandro. Arqueología y aleteiología. Estudios heideggerianos, pág. 117. Logos Verlag,
Berlin 2014. En Google Books.
9. ↑ En la polémica obra de Víctor Farías —que fue alumno de doctorado de
Heidegger— Heidegger y el nazismo se profundiza en este tema y se aportan diversas
pruebas.
10. ↑ Saltar a:a b c d Faye, Emmanuel (2009) Heidegger. La introducción del nazismo en la filosofía.
Madrid: Akal. ISBN 978-84-460-2584-9
11. ↑ Saltar a:a b c Entrevista del Spiegel a Martin Heidegger; traducción y notas de Ramón
Rodríguez, en Tecnos, Madrid, 1996.
12. ↑ M. Heidegger: “El último dios”, Revista de Filosofía. Cordoba. Año VI. N° 8-9, nov.
96. Consultado: 25-06-2.011
13. ↑ M. Heidegger: “¿Qué significa pensar?”, Buenos Aires, Nova 1964. Consultado: 25-06-2.011
14. ↑ Löwith, Karl (1946) "Les implicatios politiques de la philosophie de l'existence de Martin
Heidegger"; Les Temps modernes (noviembre 1946): 346.
15. ↑ Löwith, Karl (1984) "Der okasionelle Dezisonismus von c. Schmitt"; Sämlitche schriften 8: 61-
71.
16. ↑ Tertulian, Nicolas (1990) "Histoire de l'être et révolution politique. Réflexions sur un ouvrage
posthume de Heidegger"; Les Temps modernes 45 (523): 109-136. "Qui ha peur du
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La teoría existencialista de Heidegger
La principal obra de Heidegger es “Ser y tiempo”. En ella el autor trata de
responder a una pregunta clave: ¿qué significa exactamente “ser”? ¿En qué
consiste la existencia, y cuál es su característica fundamental, si es que existe
una? De este modo recuperó una cuestión que, en su opinión, había sido dejada
de lado por la filosofía desde el periodo clásico.
En este libro Heidegger plantea que esta pregunta debe ser reformulada en busca
del sentido del ser, más que de éste en sí mismo. En torno a esto afirma que no es
posible separar el sentido del ser de un contexto espacial y temporal (con la
muerte como elemento estructurador) determinado; así, habla de la existencia
humana como “Dasein” o “ser-en-el-mundo”.
A diferencia de lo que planteaban Descartes y otros autores previos, Heidegger
consideraba que las personas no somos entes pensantes aislados del mundo que
nos rodea, sino que la propia interacción con el entorno es un aspecto nuclear del
ser. Es por esto que no es posible dominar el ser e intentar hacerlo lleva a una
vida carente de autenticidad.
En consecuencia, la capacidad humana para pensar tiene un carácter
secundario y no debe ser entendida como aquello que define nuestro ser.
Descubrimos el mundo a través del ser-en-el-mundo, es decir, de la existencia en
sí misma; para Heidegger la cognición es tan sólo un reflejo de ésta, y por tanto
también lo son la reflexión y otros procesos similares.
La existencia no depende de la voluntad, sino que somos “arrojados” al mundo
y sabemos que es inevitable que nuestra vida termine. La aceptación de estos
hechos, así como la comprensión de que somos una parte más del mundo,
permite dar sentido a la vida, que Heidegger conceptualiza como el proyecto del
ser-en-el-mundo.
Posteriormente los intereses de Heidegger se trasladaron a otros temas. Destacó
la relevancia del lenguaje como herramienta fundamental para entender el
mundo, exploró la relación entre el arte y la búsqueda de “la verdad” y criticó la
actitud despectiva e irresponsable de los países occidentales con respecto a la
naturaleza.
Qué es el existencialismo?
El existencialismo es una corriente filosófica en la que se ha categorizado a
pensadores tan dispares como Søren Kierkegaard, Friedrich Nietzsche, Martin
Heidegger, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Miguel de
Unamuno, Gabriel Marcel, el psicólogo Karl Jaspers, el escritor Fiódor
Dostoievski o el director de cine Ingmar Bergman.
Todos estos autores tienen en común su focalización en la naturaleza de la
existencia humana. En particular se centraron en la búsqueda del sentido como
motor de una vida auténtica, para lo cual destacaban la importancia de la libertad
individual. También los unieron sus críticas a la abstracción y a la concepción del
pensamiento como aspecto central.
Martin Heidegger, el filósofo que nos ocupa, negó su vinculación con la
filosofía existencialista; de hecho se han distinguido dos periodos en su obra, y
el segundo de ellos no se puede clasificar dentro de esta corriente de
pensamiento. No obstante, las propuestas y los objetos de estudio de su primera
etapa tienen un carácter existencialista evidente.

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Biografía de Martin Heidegger


Martin Heidegger nació en el año 1889 en Messkirch, un pueblo de Alemania.
Sus padres eran católicos romanos devotos; esto llevó a Heidegger a estudiar
teología en la Universidad de Freiburg, aunque finalmente decidió dedicarse a la
filosofía. En el año 1914 se doctoró con una tesis sobre el psicologismo, corriente
que destaca el rol de los procesos mentales.
En la década de 1920 trabajó como profesor de filosofía en la Universidad de
Marburg y posteriormente en la de Freiburg, en la que ejercería durante el
resto de su carrera. Durante esta época empezó a dar charlas centradas en sus
ideas sobre la existencia humana y el sentido de esta, que desarrollaría en su libro
“Ser y tiempo”, publicado en el año 1927.
En 1933 Heidegger fue nombrado rector de la Universidad de Freiburg, cargo
que abandonó 12 años después. Cabe destacar su afiliación y su participación
activa en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán -más conocido como
“Partido Nazi”-; de hecho, Heidegger intentó sin éxito convertirse en el filósofo
de referencia de este movimiento.
Heidegger murió en 1976 en la ciudad de Friburgo de Brisgovia; en ese momento
tenía 86 años. A pesar de las críticas que ha recibido por su colaboración con los
nazis, por las contradicciones entre sus obras y por su desconocimiento de otros
autores de su misma época, en la actualidad este filósofo es considerado uno de
los más importantes del siglo XX.

La teoría existencialista de Martin Heidegger es considerada uno de los


principales exponentes de este movimiento filosófico, asociado sobre todo a
autores de finales del siglo XIX y principios del XX. A su vez, el existencialismo
ha sido un movimiento que ha influido mucho a la corriente de la Psicología
Humanista, cuyos principales representantes fueron Abraham Maslow y Carl
Rogers y que durante las últimas décadas se ha transformado en la Psicología
Positiva.
En este artículo analizaremos los principales planteamientos del controvertido
filósofo alemán Martin Heidegger en sus contribuciones a la filosofía de corte
existencialista, incluyendo la propia comprensión de su obra como parte del
existencialismo. Empecemos viendo qué es exactamente esta corriente filosófica.

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básicos
Martin Heidegger
Martin Heidegger nació en Alemania en 1889. Estudió teología católica y filosofía en la Universidad de
Friburgo, donde fue alumno de Husserl, fundador de la fenomenología. Comenzó su actividad docente
en Friburgo (1915). Desde un principio su tarea docente llamó la atención extendiéndose su fama por
toda Alemania. En 1927 publicó su obra más famosa, Ser y Tiempo, en la que parte del presupuesto de
que la tarea de la filosofía consiste en determinar plena y completamente el sentido del ser
Su vasta influencia se ha visto eclipsada en ocasiones por la polémica suscitada por su breve adhesión al
partido nazi en 1933, manifestada en el discurso que pronunció en la toma de posesión de la cátedra en
la Universidad de Friburgo (1933). La posterior renuncia a la cátedra no evitó que fuera destituido como
docente tras la ocupación de Alemania por los aliados al final de la Segunda Guerra Mundial. No
obstante, posteriormente recuperaría parte de su prestigio al empezar a distinguirse entre su actitud
política y su labor como filósofo.

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