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CASO # 1

Marcos, abogado de 30 años, acude a consulta porque se siente con un estado de ánimo bajo,
apático y porque “su vida se le hace muy cuesta arriba”. Pide ayuda presionado por su familia y
por su novia, porque cada vez se está aislando más socialmente y muestra bastante desinterés por
lo que le rodea. Tenía previsto casarse en seis meses pero su pareja ha decidido aplazar la boda,
ya que no le nota nada ilusionado con el proyecto.

Cumple con todas sus obligaciones y actividades cotidianas. Nunca ha faltado a su trabajo, pero
siente que por su dificultad para concentrarse, rinde poco. Va al gimnasio semanalmente y tiene
vida social, pero cada vez le cuesta más y su tendencia es a aislarse y a la inactividad los fines de
semana.

Considera que ha tenido una vida bastante estable, sin acontecimientos vitales significativos que
le hayan podido alterar. Solo refiere el fallecimiento de su abuela, cuando él era
adolescente, como una época muy negativa ya que estaba muy unido a ella.

Marcos se define a si mismo como una persona inteligente, pesimista, distante, trabajador y
meticuloso pero con poca energía y motivación. Manifiesta tener sentimientos de abatimiento y
tristeza desde hace años y siente que tiene poco que ofrecer a los demás. Se sorprende siempre
que alguien le reconoce algún mérito o le hace algún halago.

Nunca ha tenido ideas de suicidio significativas, pero siente mucha desesperanza y “sensación de
vacío”, cuando piensa en el futuro. Marcos refiere que le gustaría volver a sentir el placer o la
energía que sentía cuando estudiaba la carrera.
CASO # 2Gema, de 52 años, acude a consulta por primera vez acompañada de su hija. Su motivo
de consulta es que tiene muchísima ansiedad y que se encuentra, según ella, agotada; tiene fuertes
dolores de cabeza y trastornos del sueño.

“Pensé que tenía alguna enfermedad grave, pero tras un riguroso chequeo el medico me ha
aconsejado que me ponga en tratamiento psicológico”
Manifiesta que tiene una vida muy estable y organizada. Esta casada, tiene 2 hijas, es profesora
de universidad y su nivel económico familiar es bueno. Su marido tiene que viajar mucho por
temas laborales. Las hijas se han independizado ya.
Cuenta que pasa los días angustiada. “todo me preocupa, le doy vueltas a todo y para mi
cualquier noticia por muy positiva que sea, la convierto en negativa”. Su hija mayor acaba de
tener un hijo y para Gema ese es su tema actual de preocupación. “Temo que al niño le pueda
ocurrir algo malo, me da miedo que en la guardería no le atiendan bien, que se ponga malo, que
se les pueda caer… ¡en fin! todo…”
También manifiesta que cada vez que su marido tiene que viajar, le genera una gran angustia.
Insiste en que su marido le llame cuando llegue a los sitios, que no coma nada fuera del hotel y
que tenga el móvil siempre disponible por si ocurre algo malo y hay que avisarle…
Aunque las hijas tiene trabajos buenos y estables, también le preocupa que “con todo lo que está
sucediendo, se queden en paro y no pueden salir adelante”
Los padres de Gema, tienen alrededor de 70 años, tienen buena salud, están jubilados y viajan a
menudo. Viajan en exceso, según ella, para la edad que tienen.”Siempre me estoy preparando
mentalmente para cuando se pongan enfermos o falten, creo que de esta manera, al pensarlo
mucho, me voy fortaleciendo psicológicamente para cuando ocurra algo malo. Mi familia ha
insistido en que me ponga en tratamiento porque dicen que me paso la vida sufriendo
innecesariamente, sin tener un motivo objetivo para ello…yo tampoco lo veo de esa manera, es
verdad que tiendo a preocuparme mucho pero también considero que ellos son demasiado
relajados para algunos temas y yo soy más cauta, eso me ayuda a estar mas preparada por si
ocurre algo malo…”

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