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OCCIDENTAL
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persona se mueve hacia la no división o _"p~reza" de corazón. A los ojos del
observador puede parecer que ese crec1m1ento sucede por su propio dina.
mismo, como el florecer de ~na p~anta2, pe~o cada_uno ~e- nosotros sabe que
el progreso espiritual es posible solo a traves del s1stemahco descubrimiento
y neutralización de sucesivas capas de es~~rio individuali~mo. Nadie que
busca a Dios puede evitar el combate esp1ntual, algo que mdudablemente
todos querríamos sortear.
Para entender el énfasis occidental en el deseo de Dios como propulsor
de toda tentativa espiritual, es necesario verlo en el contexto de una antro-
pología teológica desarrollada durante más de centenares de años, que pro-
curó reunir los datos de la experiencia y unificarlos dentro de una estructu-
ra teórica coherente. Para nosotros, personas del siglo XX, puede ser difícil
. ., ' apreciar el trabajo realizado, desde que el resultado es más poético que pre-
ciso, y es expresado en términos que son más morales que metafísicos. Nece-
sitamos recordar que esta antropología ha sido completamente testeada por
la experiencia y no es meramente una serie de conclusiones teóricas deduci-
das de premisas que probablemente consideraríamos dudosas.
, 1
104
a menudo, . al relato del Génesis sobre la creaci·ón h umana b uscan d o un mo-
d~lo teonco par_~ entend~r a quien recibe la gracia divina - la persona no-di-
vm~ en I_a relacion de alianza. La experiencia pastoral demostró que se ne-
c~s1ta mas que de la teología para comprender la complejidad del viaje espi-
ntual.
La idea_enc~ntrada en Génesis 1, 27 que el hombre y la mujer fueron
creado~ ad zmagmem_f!ei , en la imagen de Dios, llegó a ser el concepto de
fundacional de la esp1ntualidad sistemática. El tema es extraordinariamente
rico: expresado en una red de sub-temas, con distinto énfasis dado por dife-
rentes autores. Lo que mejor podemos hacer es describir brevemente la se-
cuencia de las proposiciones que, para el siglo XII, eran generalmente consi-
deradas de brindar suficiente seguridad como para servir de base en la prác-
tica y cuidado pastoral.
a) Hay una compatibilidad o armonía básicas entre humanidad y Dios. No
hay una hostilidad innata que debe ser vencida. La salvación no impli-
ca un cambio en la naturaleza humana, sino su restauración.
b) Esta compatibilidad no fue destruida por el pecado, pero la armonía
esta suspendida. La compatibilidad se mantiene intacta siempre que
exista la posibilidad que elecciones de pecado puedan ser revertidas.
Una explicación es que, aunque la semejanza a Dios (similitudo) ha
sido perdida, la imagen permanece.
c) La imagen no es estática - un mero adorno de la naturaleza. Toma la
forma de una tendencia hacia Dios que constituye nuestra humanidad y
se distingue la naturaleza humana de eso de otras criaturas sensibles. La
relación con Dios es la condición y la forma de realización humana. La
unión final con Dios fue vista como la meta de todo esfuerzo humano.
d) Nuestra añorada realización toma la forma de deseo de Dios (cual-
quiera el modo como "Dios" sea entendido). Este deseo no implica una
intuición clara de su objeto, sólo el conocimiento de lo que es dejado
atrás y de un inmenso, trascendente Desconocido. Se experimenta
como un extenderse más allá de los límites de la individualidad hacia el
Misterio. Es un movimiento de ektasis, más allá de definición alguna y
más allá del control del ego.
e) La realidad de este anhelo ontológico es atestiguada por el placer ? de-
leite (delectatio) experimentado por el alma en contacto con Dios o
105
<
3 Agustín cita a Virgilio en apoyo de su postura, que es el deleite que ejerce la mayor
atracción sobre nosotros: trahit sua quemque voluptas. En loan 26-4; CChr 36, p. 261.
4 /lle placer Deo cui placet Deus. Agustín, En Ps. 32bis. 1; CChr 38, p. 247. Bernard ve 1~
misma dinámica espiritualizante trabajando mientras la práctica de la virtud progresa mas alla
de la disciplina hacia la esfera del buen hábito, y de allí deviene no una carga sino un plac r.
De d1ciplina ~ natura a g~atia. Ver SC 23.6; SBO p 1.141-142. E!
Magnífico es, yo digo, que todo lo que vemos Dios lo ha hecho para nosotros; que
·
nos 1mag1~ · ó . par~ ser nac1'd os,_v1v1T,
· · ser capaces de movemos,
' para conocer a nues~ro Creador·
ei
que nos d1stmgu1ó de las bestias de carga; que las hizo tener que doblarse para mtrar sobre _
terreno, pero a nosotros nos hizo erectos para poder mirar hacia los cielos ... Cuando cual
·
qmera ·
tiene una en fenne d a d causada por un espíritu, el se dobla, mira hacia abaJo, · !umbra
· vis
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i) El encuentro de aquellos que niegan de su conexión con el mundo es-
piritual crea un ambiente, auto-perpetuante, de indiferencia o la hosti-
lidad a Dios, que contradice la naturaleza humana. Esta zona de aisla-
miento entre uno y Dios fue llamada, siguiendo la tradición Platoni-
sante, la " Región de la D es-similitud", regio dissimilitudinis. 6
j) todos los que moran en esta Región son susceptible a la tentación a tra-
-ü vés de los agentes del " mundo", la "carne" y el " diablo" - "la lujuria de
la carne y la lujuria de los ojos y el orgullo de la vida" (1 Jn 2,16)7. El
hecho concreto de comprometerse en una lucha que amenaza la vida
tiene un efecto inhibidor en el impulso espiritual - el entusiasmo y es-
pontaneidad se pierde n y el sentido de trabajo pesado a menudo inter-
viene.
eJ suelo, es incapaz de mirar hacia arriba al cielo ... Jerónimo, Homilías sobre los Salmos 29.4;
Padres de la Iglesia 48, p. 220. Ver ta mbién Agustfn En Ps 32bis. 3 (CChr 38, p.248) , (38-1; p. 346):
"_Si no deseas aquello que Dios quiere estas doblegado y tu debilidad no te permite ir en rec-
titud." Aquellos que están doblegados son descriptos como los que " tienen sus corazones [fijos]
en lo terrenal", (37.10; p. 389), y quienes tienen " bajos pensamientos y ponen su esperanza en
las cosas transitorias" (38.1 ; 402). "Por mi propia acción la rectitud de mi espíritu ha envejeci-
d? Yse ha doblegado ... y cuando la persona cae en los deseos terrenales (ad terrenas concu-
Plscentias) se convierte n de algún modo en un doblez- pero cuando ascienden hacia cosas que
están arriba, sus corazones devie nen rectos." (50.15; pp. 610- 611) . Agustín también contrasta
la rec~itud divina con la dobleza humana (35,16; p. 35).
Para el tratamie nto de este tema con bibliografía ver M. Casey, Athirst for God: Spiritu-
~l D~sire in Bernard of Clairvaux 's Sermons on the Song of Songs (Kalamazoo: Cistercian Pub-
cati~ns, 1988), pp. 171-182.
t' Ver S. Wenzel, " The Three Enemies of Man ", Medieval Studies 29 (1967), pp. 47-66. Agus-
e\º propone un esquema diferente : Estos tres tipos de vicios incluyen todos los pecados, esto es
placer de la carne, el orgullo y la curiosidad". In Ps 8, 13 (CCHr 38, p. 56).
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.nión sobre un significado textual particular sea pos·b¡
antes que u na Opl . , 1 e-
E n segundo lug ar , tal dualidad
, .
como existe es mas moral y exhortatoria
. . 1M . ., que
ont olo'g1·ca , metafísica
· ' o cosm1ca. El gnost1c1smo
. y e
d an1que1smo en sus
· \,,((.
rias formas fueron vigorosa y repet_1damente co? enados. T~rcero, el típico
dua lismo de la filosofía post-Cartesiana no podna ser retro-myectada sigl LO\
más temprano. 8 . .,
El proceso de divinización prefigurado en la creac1on humana a la im
gen de Dios y la semejanza no es un proceso simple _Y_llano. Porque la m:
yoría de las personas experimentan el ?e~arroll~ esp1ntual como un a lucha
dentro de sí mismos y no de progreso sm 1mped1mentos, llega a ser entonce<.;
pastoralmente importante identificar a los protagonistas de esta contienda
\.
1
Cuando San Pablo exclama,"me deleito en la ley de Dios dentro de mi s r
más íntimo, pero veo en mis miembros otra ley que trabaja con la ley de 01 1
.
,
<
. ..
" 1
mente" (Romanos 7:22-23). Varios otros pares de palabras han sido utili 7 a
dos, algunos de ellos con sus raíces en otras partes del Nuevo Testamento:
\
.
·"" . J
La nueva criatura de la gracia / la persona vieja del pecado
El hijo libre / la hija esclava
.;' ,I
Lo terrenal / lo celestial
',l Lo visible / lo invisible
Lo carnal / lo espiritual
Lo material / lo inmaterial
Lo interior / lo exterior
Lo profundo / lo superficial
El "ser generoso"/ el "ego detestable"
Dios Mammón
En una manera más sistemática, el monje Sirio del siglo VI, que va por el
apodo de (Pseudo) Denis el Areopagita, distinguía entre lo que esta al alcan-
ce de la razón y discurso humanos (<inó~a.01.<;) y lo que están más allá de ello
Y, por lo tanto, indefinible (Ka.'tá~a.ou;). Tales distinciones indican eso, cual-
8 ~or ejemp_lo, desd~ el siglo XVI ha sido fácil confundir la dualidad cuerpo-alma en el
~ens_anuento clásico Tomis!a _co~o una interacción de dos cosas en vez de dos principios con~-
titutlvos._Solo cuando la distrnci?n esc~lástica entre un principium quod y un principiwn quo
e.s apre~1ada que ent~nces la sutil pero importante diferencia se vuelve visible. Leer textos an-
tiguos sm los necesanos antecedentes puede llevar a sinceras pero erróneas conclusiones.
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quier idio~a e~plicativ~ que adoptemos, parecería haber una tendencia doble
en la expenencia reflexiva de la persona humana que toma seriamente la bús-
queda espiritual. 9 Hasta que alcancemos la integración, llevamos la carga de
ser una alma doble, óíwuxoc; (Santiago 1:8) -un reflejo de la noción rabínica de
los dos yetserim (0'1::f>) tendencias-. El discernimiento y la libertad de elec-
ción presuponen que entendemos -por lo menos intuitivamente- quienes son
los dos maestros que no podemos servir simultáneamente.
El Ser Profundo
9 El proceso por el cual una voluntaria dirección en la vida parece automáticamente evo-
car en conciencia su exacto opuesto, Aldous Huxley lo llamó 'inducción". Según él entendió
esta dinámica, cada paso positivo tiene una ambivalencia inherente. Una vez que un acto de la
voluntad es realizado la opción no elegida pareciera afirmarse. Por lo tanto, un sentido de di-
visión interior parece co-extensivo con la seriedad en perseguir un ideal espiritual. Ver HUX-
LEY, Aldous: Los demonios de Loudun. Barcelona: Planeta, 1972.
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de donde surge nuestro deseo por Dios. En otras ~alab,:as, necesitamos per-
·t· que el deseo de Dios de forma a nuestras
ITll ir . vidas.
_ La ~voluntad
. deberá
ser confinada para que no se disipe en obJetos extranos a s1 misma. El amor
debe ser preservado, para que no sea ensuciado. Porque fue s~lo por el amor
que fuimos creados y vivimos, para que podamos ser como Dios, porque fu i-
. d D. " io
mos creados a imagen y semeJanza e 10s .
Las personas que ha aceptado e interiorizado una definición externa de
lo que ellos son, necesitan descubrir una identi~ad .~ás profund_a. Esto im-
plica encontrar un alter u otro aspecto del ser. S1?n1f~ca consegmr pasar de-
trás de la fachada, quitar la máscara, escapar la tirama de las categorizacio-
. \
nes.11 Típicamente la experiencia de las crónicas esta relacionada con la pe-
-.t .~.., ·,
,
ripeteia . La liminalidad relativiza todo que previamente fue conside rado
como esencial, los elementos conspiran en desestabilizar la "coalición frágil ''
que había hasta ese momento gobernado, y la de-construcción radical em-
pieza.12 Para los pequeños es posible que haya menos drama, pero la reali-
dad es similar.
/2 "Ahora la raza humana entera posee tanto un hombre interior y exte-
rior, el de adentro esta hecho a la imagen de Dios; el de afuera formad o por
el fango de la tierra. 13 Disciplinas diferentes utilizan diferentes términos para
describir el lado no aparente de la realidad humana y su encuentro o con-
,. ,'
V
. 10 William 0 / St Thierry, Golden Epistle 259; SChr 223, p. 250 ( Carta de Oro y Oraciont's
medztadas, Ed. Monte Carmelo, Burgos, 2003).
11 "Po . t ras h· emos s1'd o creados a imagen
·
rq~e ~u~n y semejanza de Dios , por medio de
st
nue f~S propms VICIOS nos cubrimos con muchas máscaras." Jerónimo, Carta 43.2; PL 22. 47911.
13 Ver M ..Casey, "The Deconstruction of Prayer", Tjurunga 51 (1996) , pp. 91-102.
Caesanus de Arles, Sermon 8.2; Fathers of the Church 31. p. 51 .
110
abras, necesitam
os Per
s. "La voluntad d b -
años a sí misma. El e erá
a111or
que fu e solo por el
D . ªlllor
r como 10s' porq Ue fu¡ _
b) El Alma es interior
Mientras posea dos hombres dentro, uno interior hecho a la imagen de Dios
y uno exterior formado por el fango de la tierra, el hombre pareciera mo -
trar tanta más disponibilidad para el cuerpo que será devorado por gusanos
en la tumba. Sin embargo, el hombre interior que fue hecho a la imagen de
Dios es atormentado por el hambre y la sed como un esclavo sin valor. si n
el alimento de palabra de Dios. El descuida a Dios hasta tal punto que ridi-
culiza y desprecia Su imagen dentro del mismo. 16
14 SC 27:10; Stop 1.188-189. Sobre el alma como "cielo", ver Agustín En Ps 2.3 (CChr 38.
p.4), 32bis. 6 (p. 260).
15 Sobre esto ver la tesis no publicada de Doctorado de Louis B. Pascoe, Saint Bemard 0 /
Clairvaux: The Doctrine ofthe !mago and its re/ationship to Cistercian Monasticism (New York:
Fordham University, 1960).
16Cesario de Arles, Sermon 7,4; Fathers of the Church 31, p. 48.
17Agustín insiste que Cristo nos enseña introspección; Magister interior; En loan 20.3
(CChr 36, p. 209), 96,4 (p. 571), 97,1 (p. 573).
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Te he amado demas_iado tarde, oh Belleza siempre antigua y siempre nueva:
te he ama_d o dema,siado tarde! Tú estabas dentro, y yo fuera [ecce intus eras
et ego fons] ; Y aqui era donde te buscaba y en mi carencia de amor , me lan-
zaba sobre aquellas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo y yo
no estaba contigo. 18
Dios es a menudo descripto como "el alma de mi alma" 19 y asi una doble
interioridad es postulada. Las profundidades del alma misteriosamente dan
el acceso a las aún más grande profundidades de Dios. Sin embargo, Bernard
insiste que aún al nivel más profundo no podemos contener a Dios, nuestro
conocimiento de Dios es entonces negativo - sabemos lo que Dios no es. 2º
Subí a lo más alto en mí y, percibo, la Palabra que emerge más alta. Intensa-
mente exploré en las profundidades de mi ser, y él fue encontrado estar toda-
vía más profundo. Si miraba hacia afuera lo veía más allá de mí mismo. Si fija-
ba mis ojos hacia mi interior, él estaba aún más adentro. 2 l
Los seres humanos que buscaban cosas fuera de sí mismos llegaron a ser exi-
liados de sí mismos. Así fue que una ley escrita se entregó a ellos. No porque
la ley no hubiera sido escrita en sus corazones, pero mas bien porque ell?s ~u-
yeron del corazón. Sin embargo, El que está por todas partes, _no lo_s deJó tr Y
volvió a llamarlos dentro del propio ser. Por lo tanto la ley escnta gnta a aque-
llos que han desertado la ley grabada en sus corazones: "Pecadores, vuelvan al
corazón" . 22
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