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Es por esto que a continuación se describirán los distintos factores de riesgo que
rodean a un cantante, y así poder considerarlos al momento de trabajar con este
grupo de personas y evitar desarrollar un problema de voz a futuro.
La voz profesional
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Fig.1: El cantante profesional. Un cantante profesional no aquel que más estudios tenga sino que aquel
que use su voz como herramienta de trabajo y que en caso de alterarse su voz, buscaría otra fuente
laboral donde ésta no sea requerida para su desempeño.
Definiciones
Por otro lado, la música comercial contemporánea (CCM) se define como cualquier
tipo de música distinta a la clásica, es decir, incluye estilos como Cabaret, Country,
Experimental, Folk, Gospel, Jazz, Teatro Musical, Rock, Rhythm and Blues (R&B), entre
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otros (LoVetri & Weekly, 2003; LoVetri & Weekly, 2009; Kob, Henrich, Herzel, Howard,
Tokuda & Wolfe, 2011). Actualmente la MCC es el género musical más amplio, y
posiblemente, el más popular en los Estados Unidos (Gilman, Merati, Klein, Hapner &
Johns, 2009). A este tipo de música nosotros la conocemos también como música
popular. Cabe destacar que los cantantes de CCM requieren de amplificación a través
de la microfonía, a diferencia de un cantante clásico (Sataloff, 2005; McCoy, S. &
Halstead, 2012).
Fig.2: El canto clásico y el popular. Es necesario considerar las diferencias técnicas y estilísticas de los
cantantes al momento de trabajar con ellos.
La situación de riesgo
Antes de definir los factores de riesgo, es muy importante considerar que no todos los
cantantes profesionales comprenden la situación de riesgo, es decir, la relación que
existe entre las conductas de riesgo y las consecuencias de éstas en la salud vocal y los
cambios potenciales que pueden generar en la voz. Del mismo modo, no todos los
cantantes conocen en profundidad la anatomía y fisiología del sistema de producción
vocal, y además manejan muchas veces información errada o mitos acerca de estos
aspectos. Por lo tanto, independiente de lo acabada que pueda ser su técnica, las
conductas de riesgo son muchas veces las que causan los problemas de voz que esta
población presenta, más que la técnica en sí (Stemple et cols., 2010).
Retomemos la analogía del atleta. Los atletas están en constante riesgo de presentar
algún daño muscular o articular debido a la naturaleza física de su trabajo. En relación
a esto, un cantante depende de su voz para su actividad, por lo que realizará una
mayor demanda de ella que el resto de las personas y por lo tanto está expuesto a un
gran riesgo de presentar algún tipo de patología laríngea (Phyland et cols., 1999;
Stemple et cols., 2010).
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La diferencia en esta comparación se manifiesta en el hecho de que el atleta con una
lesión realiza reposo y sigue un tratamiento para así poder superar su lesión. No
obstante, el cantante ante la misma dificultad tiende a minimizar el problema para
evitar cancelar presentaciones o compromisos laborales, por lo que continúan
utilizando su voz, propiciando la presencia de un riesgo permanente de daño (Stemple
et cols., 2010).
Fig.3: El cantante como un atleta. Al considerar a los cantantes como deportistas de alto rendimiento,
debemos pensar en toda la preparación y cuidados que éstos requieren. La producción del canto es un
acto motor neuromuscular, por lo que al igual que un atleta , al cantante debe preparase y entrenarse
permanentemente, independiente del estilo musical al que éste se dedique.
Por lo tanto se puede interpretar que como grupo, los cantantes son más sensibles a
estos cambios debido a que su voz es efectivamente su fuente laboral. Es por esto que
se piensa que los cantantes desarrollan una mayor conciencia en relación a su voz a lo
largo de su experiencia y de su entrenamiento, y debido a esto suelen buscar
tratamiento médico más frecuentemente que los sujetos que no son cantantes
(Phyland et cols., 1999; Achey, He & Akst, 2015).
No obstante, existen algunas diferencias al comparar a los cantantes clásicos con los
cantantes populares en relación a la preocupación ante un problema vocal, la
búsqueda de ayuda médica y a las estrategias que utilizan para encontrar información
sobre la salud vocal. Cabe destacar que la información que se presenta a continuación
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es sólo referencial, puesto que se requiere de mayor investigación en relación a este
tema a nivel nacional, sin embargo desde la experiencia clínica esta información es
bastante similar a lo que sucede en nuestro país.
En relación a los cantantes clásicos, tanto profesionales como aquellos que están
estudiando, ante un problema o cambio en su voz demuestran un gran interés por
conocer y comprender más dicha dificultad y buscan información consultando a su
profesor de canto como primera fuente de información, lo que demuestra el
importante rol que tienen el entrenador vocal o profesor de canto en este contexto, lo
que lo enfrenta a la necesidad de tener y manejar un conocimiento acabado en
relación a la fisiología y fisiopatología de la voz (Braun-Janzen & Zeine, 2009; Petty,
2012; Kwak, Stasney, Hathway, Minard & Ongkasuwan, 2014).
Por otro lado, cabe mencionar que para superar los problemas o dificultades en su voz,
la mayoría de los cantantes optan por remedios caseros y no por resoluciones médicas
o terapéuticas de un especialista (Petty, 2012).
A pesar de que los médicos y fonoaudiólogos son quienes manejan mayor información
relacionada con la salud vocal, son consultados por los cantantes en última instancia,
es decir, los cantantes no sienten mayor necesidad por acudir a ellos. Sin embargo,
dicha necesidad cambia en relación a la experiencia y formación del cantante, es decir,
aquellos con más experiencia consultan más a un especialista que aquellos que se
encuentran en un periodo de formación inicial (Petty, 2012; Kwak et cols., 2014).
De lo anterior se puede deducir que los cantantes profesionales tienen mucho más
que perder ante un problema vocal que aquellos cantantes en formación. Aún así,
como grupo tienden a consultar más a un especialista que el resto de la población, sin
embargo, se enfrentan a la dificultad de no saber dónde y a quién consultar (Kwak et
cols., 2014).
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sucede con los profesores de canto y directores corales. La información que más
buscan se relaciona a los cuidados vocales, demostrando preocupación por la salud del
mecanismo vocal. No obstante, se ha observado que a pesar de sentir un buen manejo
de la información, presentan un conocimiento poco acabado y es frecuente encontrar
“mitos” en relación a la fisiología y fisiopatología de la voz (Braun-Janzen & Zeine,
2009).
A pesar de que manifiestan que sus voces son muy importantes para su contexto
laboral, suelen consultar más a médicos generales que a un otorrinolaringólogo. Las
explicaciones ante esto pueden ser la baja toma de conciencia, desconocimiento,
problemas financieros, poca cobertura de los programas de salud, la ansiedad que les
produce consultar a un especialista, miedo a realizarse exámenes endoscópicos de la
laringe y miedo a lo que pueden encontrar como diagnóstico (Gilman et cols., 2009;
Kwak et cols., 2014).
Con todo lo anterior, los cantantes populares suelen ignorar el problema real de voz y
lo asocian a gripes, alergias o ronqueras temporales, sin embargo desconocen que el
problema vocal que están presentando muchas veces puede ser algo más y que puede
detener sus carreras (Gilman et cols., 2009).
Por otro lado, los cantantes de CCM generalmente presentan un escaso entrenamiento
vocal a nivel formal, como también se ha visto que presentan un menor conocimiento
y entendimiento de los aspectos fisiológicos y fisiopatológicos de la producción vocal
que los cantantes de música clásica (Gilman et cols., 2009; Phyland et cols., 2012).
Incluso, como grupo sienten que sus entrenadores o profesores de canto no
comprenden los estilos y sus necesidades vocales relacionados al canto popular
(Gilman et cols., 2009).
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• Los cantantes, a pesar de interesarse en saber más, poseen conocimientos
poco acabados y confusos respecto del funcionamiento de la voz, existiendo
aún muchos mitos.
• Los cantantes expuestos a un entrenamiento formal y que poseen mayor
experiencia poseen un mejor manejo de la información, tanto de la anatomía y
fisiología de la voz, como sobre la acceso a la salud vocal que aquellos que se
no poseen entrenamiento formal o se autoentrenan y que además poseen
menor experiencia.
La deshidratación
Para la producción de una voz sana, con una perfecta sincronización entre la
configuración glótica y el flujo del aire que pasa a través de la laringe, se hace
necesaria la presencia de un movimiento ondulatorio de la cubierta de los pliegues
vocales sin esfuerzo, el cual depende tanto de los tejidos propios de las cuerdas
vocales como también de la viscosidad del moco (Barbosa & Maliska, 2012).
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Fig.4: Deshidratación. En la imagen de la izquierda se puede observar una laringe bien hidratada,
mientras que en la imagen de la derecha, se advierte cómo aumenta la secreción de moco espeso en los
pliegues vocales durante la fonación.
Por otro lado, para que los 3 subsistemas de la producción vocal trabajen de manera
eficiente y sin esfuerzo, se requiere además de esta adecuada hidratación sistémica, es
decir, de todo el organismo, entendiendo que el cuerpo funciona de manera óptima
cuando se encuentra hidratado. La deshidratación causa la pérdida de humedad a nivel
celular, por lo que una deshidratación sistémica puede aumentar o empeorar la
situación (Stemple et cols., 2010). Por lo tanto, la hidratación sistémica adecuada
ayudaría a mantener una hidratación laríngea adecuada (Barbosa & Maliska, 2012).
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Fig.5: Hidratación. Existen 2 mecanismos para la hidratación laríngea: la hidratación sistémica o
indirecta (imagen de la izquierda) y la hidratación de la superficie de los tejidos de los pliegues vocales o
hidratación directa (imagen de la de derecha).
La irritación
Existen sustancias o partículas que se denominan irritantes, debido a que causan una
serie de respuestas en la laringe, dañando la mucosa (cubierta) de los pliegues vocales
e interfiriendo en el movimiento oscilatorio de éstos (Marcelino & Oliveira, 2005).
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Fig.6: Irritación laríngea. Existe una respuesta inflamatoria de la laringe ante determinadas sustancia
irritantes, producto de lo cual los tejidos sufren de eritema (enrojecimiento) e inflamación.
Los factores asociados a irritación laríngea son variables y pueden incluir: tabaquismo,
uso de drogas, la cafeína, procesos alérgicos, químicos del ambientes, reflujo
faringolaríngeo (RFL), entre otros. Estos factores son los responsables de cambiar el
mecanismo de vibración de los pliegues vocales (Marcelino & Oliveira, 2005; Sataloff,
2005; Aronson & Bless, 2009; Stemple et cols., 2010).
El uso de drogas
Por otro lado, existen medicamentos que pueden producir mayor riesgo de
hermorragia en los pliegues vocales por su acción vasodilatadora, por lo que si el
cantante se expone a mayor demanda vocal durante el uso de este tipo de drogas
puede presentar un daño de este tipo. Este es el caso de medicamentos como la
aspirina, antiinflamatorios no esteroidales (como el ibuprofeno), algunos
complementos vitamínicos, entre otros (Stemple et cols., 2010; McCoy & Halstead,
2012; Titze & Verdolini, 2012).
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Fig.7: Medicamentos. No todos los medicamentos son nocivos para la laringe, sin embargo algunos
pueden provocar efectos adversos en ella como la deshidratación o aumentar el riesgo de hemorragia.
Ahora bien, existen también drogas conocidas como “recreacionales”, las cuales
también pueden generar tanto un efecto secante o irritante, como también aumentan
el riesgo de hemorragia en los pliegues vocales. El uso de estas drogas en los cantantes
muchas veces se relaciona con el estrés y la presión de las audiciones, el estrés de la
presentación en vivo, sentirse responsable de complacer al público, horarios exigentes,
problemas personales y para establecer relaciones interpersonales, y conflictos
emocionales, entre otros (Stemple et cols., 2010).
Fig.8: Otras drogas. El consumo de otro tipo de drogas también tiene potenciales riesgos sobre el
sistema de producción vocal, ya sea por sus efectos secantes, irritantes y de vasodilatación.
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El Fonotrauma
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Fig.9: Conductas hiperfuncionales. Las conductas hiperfuncionales se cracterizan por una fuerte
aducción de los pliegues vocales, aumentando la fuerza de colisión entre estos. A esta fuerza de colisión
se le denomina “estrés de impacto”.
Ahora bien, en relación al contexto del cantante, el fonotrauma se asocia a las mismas
conductas presentes en la población en general, sin embargo el impacto de dichas
conductas en la vida profesional marca la diferencia para los cantantes y, por otro
lado, los estilos de vida y exigencias vocales a las cuales están expuestos facilita la
presencia de conductas fonotraumáticas constantes, como: hablar ante ruido
ambiente, hablar fuerte en fiestas o celebraciones, la alta demanda vocal en el habla y
el canto (interpretación de personajes y emociones), cantar en tonos que no son
cómodos o que escapan a su tesitura, escasos periodos de descanso vocal, cantar en
espacios con características acústicas inapropiadas y la falta de entrenamiento y
técnica vocal, entre otros (Braun-Janzen & Zeine, 2009; Stemple et cols., 2010).
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A continuación se presenta un esquema con los pilares del cuidado vocal adaptado
desde la propuesta de la Dra. Katherine Verdolini (2008) y que serán revisados en la
videoclase correspondiente:
Fig.10: Los pilares del cuidado vocal. La Dra. Katherine Verdolini propone 3 principios de cuidado vocal,
que para efectos de este curso hemos denominado como “pilares” por su importancia dentro del
funcionamiento óptimo del sistema de producción vocal: favorecer conductas de hidratación, controlar
la exposición a irritantes y controlar las conductas de hiperaducción cordal.
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