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RELACiÓN DE SABERES

o VARIACIONES SOBRE El MISMO TEMA


Prof. JUAN FERNANDO PÉREZ
Psicólogo - Psicoanalista
Universidad de Antioquia

LEER Y PENSAR

1
a lectura, ese singular vínculo con el otro y con el mun-
do, que los hombres idearon, sin saberlo, como un ho-
menaje a lo que define su ser, la palabra, se vive hoy en
general al margen del pensar. En ello, masas de lectores
de nuestro tiempo sólo siguen a tanto escribano que regularmente
invade, y aún orienta, el vivir a través de sus publicaciones]. Se pro-
duce allí otra constatación más de la tesis de Heidegger, quien define
la época a partir de su radical olvido del pensar.
Ese olvido del pensar, instalado en las actitudes y hábitos de lec-
tura, resulta tanto más significativo si se tiene en cuenta el volumen
casi inimaginable de textos que hoy circula por doquier, y que sin
embargo a menudo halla lectores. Y allí, como siempre acontece en
la época/prima el criterio de cantidad como garante definitivo de los
propósitos del leer.
El pensar, entendido como la posibilidad de develar el sentido 11

que impera en todo cuanto es", se vive ya como penosa empresa, y


es sustituido por el pensamiento calculador que, inhábil para la me-
ditación y esclavo de sus fascinaciones, supone su tarea definida por
la producción de un rendimiento creciente e insaciable, sea cual sea
el orden donde se ejerza, o por el pensamiento mecánico regido por
la simple manipulación de informaciones, aceptadas o rechazadas,
en función de la negación radical de todo empeño que implique cues-
tionamiento de sí y de las formas de goce adoptadas ya para siempre.
Es sabido: el pensamiento calculador, propio de la época, exami-
na individuos y pueblos por el volumen de aquello que producen y
consumen. Ese principio es aplicado también a la lectura; en lo rela-
tivo al lector, de lo que se trata es de establecer cuánto ha conseguido

1. Quizás sería más adecuado aquí emplear el neologismo pube/icación (poubellication), cons-
truido por Lacan para referirse a la difusión escrita en el mundo actual. Publicación se dice
en francés publication, palabra que queda deformada allí al conjugar con ella la palabra
poubelle, basura. Con él Lacan quiere designar, entre otros hechos, cuál es la posición más
corriente tanto de quien escribe como de quien lee hoy. Es evidente que en el mundo con-
temporáneo el texto se halla finalmente destinado a ser más consumido que leído y por tanto
que su fin es el de terminar en la basura, destino que marca de una u otra manera la actitud
de quien escribe, así como de quien lee.

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BOGOTA, D.C.
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consumir. Y así se lee; o mejor, éste ocasionalmente lo sea en ciertos ca- mueve o al que llama a su puerta,
es el ideal que se propone y aún sos, podrá llegar a ser justo. Pero que éste ha leído con la ceguera apenas
del que se dispone. Se difunden sea norma y exclusión de un leer di- de la mirada física. (...) Leer bien
estadísticas, se otorgan calificacio- ferente, es lo que merece ser pensa- significa arriesgarse a mucho. Es
nes, se adoptan decisiones y polí- do. Porque esa lógica, lógica que fi- dejar vulnerable nuestra identi-
ticas. Todo esto bajo la primacía nalmente se traduce en pasión por la dad, nuestra posesión de nosotros
del pensamiento calculador. Y en- afirmación de sí, mera afirmación de mismos" (Steiner, pp. 32).
tonces no es posible eximirse de creencias, ideales, posiciones y hábi- El acto fallido es una referen-
contrastar, por ejemplo, al lector tos, donde la escucha atenta de la pa- cia freudiana capital para estable-
de hoy, casi cualquiera sea su ori- labra distinta no tiene cabida, solo cer la fuerza de esa tendencia a la
gen y condición, con antiguos lec- confirma la disposición al olvido del repetición en la conducta humana,
tores, digamos Platón o Aristóteles, pensar. tendencia ésta que se convierte en
quienes seguramente nunca sobre- Leer es ante todo prestarse a la obstáculo primordial a la produc-
pasaron una pequeñísima cantidad escucha atenta de la palabra de otro. ción de actos verdaderos por parte
de lecturas hechas en sus vidas. Ca- Ello no implica en forma alguna del sujeto, es decir de actos que
bría entonces preguntarse por esa obligación de comunidad con ella, consigan lo que supuestamente se
primacía de los criterios cuantitati- pero sí en primer lugar, la decisión proponen. Ahora bien, si leer es un
vos, al menos para el leer. de intentar establecer lo que esa pa- acto, y ese acto pretende en primer
y la pregunta interesa por labra dice. Sin esa escucha y sin esa lugar establecer qué dice un texto,
cuanto podrían desde allí llegar a decisión no hay lectura pensante. acto que a su vez supone definirse
interrogarse no solo los ideales De lo contrario leer es un simple for- por su relación con el pensar, es pre-
que hoy se propalan para la lectu- talecer el bastión donde se vive, el ciso reconocer que generalmente
ra, sino aún más, los criterios que cual así adquiere el carácter de trin- solo se lee como acto fallido.
orientan los procesos de forma- chera. Por esa vía, el malentendido, Leer, se dijo, es arriesgarse, es
ción y educación, y lo que desde constituyente estructural de la co- arriesgarse a que a partir de la lec-
ellos se induce. Esos ideales, guia- municación humana y por tanto tura que se emprende, suceda algo
dos por el cálculo y por la cifra, se asedio incesante del bien leer, se in- en el sujeto que, incluso, le obligue
afirman y se traducen en posicio- crementa, y ninguna ética de la dis- a dejar de ser quien era; que las for-
nes ante el saber, en estrategias de cusión, indispensable a aquel, en- mas regulares y ya establecidas de
formación, en formas de relación cuentra lugar para establecer juicios mirar el mundo, sean interroga-
con los textos. Una de la más sig- e interpretaciones. das. Un leer pensante implica eso:
nificativas de ellas es la erudición, Steinen ese certero crítico de la riesgo; por tanto pregunta por las
que, en esta lógica y bajo alguna de relaciones que el hombre contem- formas de goce en las cuales el
sus formas, ha llegado a ser idén- poráneo sostiene con lo escrito, re- pensamiento se fascina, apertura a
tica a la sabiduría. Y así entonces sulta necesario cuando dice: "Un lo esencial, disposición a la medi-
se consigue definir la ignorancia hombre que haya leído el canto tación, esfuerzo de reducción del
como lo opuesto a cierta forma de XXIV de La Ilíada -el encuentro noc- campo del malentendido.
la erudición. Se coloca de esta ma- turno de Príamo y Aquiles- o el ca- Es claro, que la lectura, tal
nera en la cima del espíritu a esas pítulo en que Alejo Karamazov se como lo propone Chartier, es por
bellas almas, doctas y eruditas, definición rebelde y vagabunda y
arrodilla ante las estrellas, que haya
pero atiborradas de ignorancia de que son infinitos los procedimien-
leído el capítulo XX de Montaigne
sí y carentes de disposición a la tos y astucias tendientes a no some-
(Que philosopher cest apprendre lart de
meditación serena. terse a la voluntad que propone el
mourir) y el empleo que de éste hace
La lectura ha llegado a ser solo creador de un texto. Por ello tam-
Ham1et y que no se inmute, que la
recreación circunstancial, mero apo- bién parece pertinente examinar al-
aprehensión de su propia vida per-
yo de incuestionados fantaseos, so- ternativas al leer ligero y postrado,
manezca inalterable, que de alguna
lución dudosa al tedio, triste recurso desde donde hoy se asume en gene-
manera sutil pero radical no mire de
para exhibicionismos de todo tipo, ral todo texto. Propongo darle un
modo distinto el cuarto en que se
penosa continuación de la lugar prioritario a lo que
tarea que significó ins- 2. En otro texto, próximo a aparecer en la revista Utopía 2001, # 1, publi- es posible llamar lectura
truirse, simple instru- cación de la Universidad de Antioquia, ya he empleado ampliamente los intraiextuai".
mento para acceder a in- conceptos de lectura intratextual, intertextual y extratextual. Allí se hacen La lectura intratex-
formación requerida. Que mayores precisiones al respecto; los aspectos centrales de esta problemá- tual consiste en pensar el
tica son objeto de los dos escritos.

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que es así como se colman las du- cal), en qué registro, implica mu- que casi todo texto provoca. Cada
das y vacíos que suscita la lectura. chas otras cosas, y sobre todo pe- lector propone los suyos, generán-
Es pertinente discutir un tanto netrar en la lógica interna del texto dose así Babeles de interpretacio-
más esa costumbre no solo de lec- en cuestión" (Lacan, 1969. p. 95). nes, que finalmente hacen difícil
tura sino también de la educación Lo anterior seguramente permite toda decisión no sectaria acerca de
y la formación. valorar mejor el sentido, la impor- la validez de un juicio.
Es cierto que resulta muy exi- tancia y las implicaciones que tie- De esta manera se engendran
gente para muchos lectores cuan- ne interrogar las formas de lectura y sostienen esas castas de eruditos,
do leen, intentar poner en suspen- que hoy se practican. que se asumen, en última instan-
so momentáneamente sus concep- ¿Debería indicar que con exce- cia, como las únicas autorizadas
tos, saberes y posiciones. Por con- siva frecuencia se hace violencia para leer con legitimidad. Uno de
tradecir esto las más variadas tra- sobre los textos a través de múlti- los recursos habituales de tales
diciones, prácticas y teorías de la ples procedimientos, para obturar castas en su legitimación, es el de
lectura, se torna indispensable el reconocimiento de lo que un au- mentir diciendo la verdad, procedi-
sospechar del procedimiento pro- tor propone? Ahora se le atribuye miento a través del cual tantas veces
puesto. No obstante, un leer intra- al texto algo que no considera; en el propio sujeto consigue no sólo en-
textual ha mostrado validez y fe- otro momento se coloca como con- gañar al otro sino también engañar-
cundidad como forma de pensar dición previa y sine qua non de toda se a sí mismo. Y así, a menudo, la
un texto, y aún más cuando se tra- lectura, el conocimiento de contex- erudición, obtura la verdad.
ta de una obra. Exige como condi- tos teóricos, históricos o de cual- Poner un suspenso erudición,
ción mínima, pero no única, una quier otro tipo, dado, por ejemplo, prejuicios y demás no implica en
posición ética como lector, esfuer- su carácter de objeto histórico; etc. forma alguna pretender hacer de-
zo para la real escucha de la pala- Así, se subraya entre otros hechos, saparecer el sujeto. Se trata de in-
bra del otro. Seguramente una de- la necesidad de conocer, antes de troducir como premisas de la lec-
mostración formidable de esto lo toda lectura, el conjunto de las in- tura una escucha rigurosa, el
es el trabajo de Lacan con la pro- fluencias que pesan sobre un texto. esfuerzo por reducir el malenten-
ducción freudiana, donde lector y Parece pertinente al menos dido propio de la comunicación,
analista concilian su método y sus preguntarse aquí: ¿cuáles, serían una ética de la discusión; también
concepciones. las influencias que se deberían in- y en especial, colocar un límite a
En una entrevista con Paolo vocar, para que al leer se respeten las formas establecidas del goce,
Caruso Lacan indica: "Mi retorno a las exigencias que se suponen para en particular del goce del pensa-
Freud significa simplemente que una lectura correcta? ¿Las filosófi- miento. Para todo ello se hace ne-
los lectores se preocupen por saber cas, las psicológicas, las antropoló- cesario un sujeto, un sujeto dis-
qué es lo que Freud quiere decir, y gicas, las históricas, las sociológi- puesto al pensar y no solo a una
la primera condición para ello es cas, las literarias, ...? Si se omite gimnasia mental y / o a una afir-
que lo lean con seriedad. Y no bas- alguna, ¿qué sucede? ¿O acaso mación de sí.
ta, porque como una parte de la existe el supuesto implícito de que He podido constatar en ámbi-
educación secundaria y superior algunas de éstas disciplinas son tos diversos que lectores diferen-
consiste en impedir que la gente indispensables, y las otras, son tes que intentan un leer intratex-
sepa leer, es necesario todo un pro- sólo "interesantes"? ¿Y cómo co- tual serio y riguroso ante todo
ceso educativo que permita apren- nocer de antemano esas influen- refrendan al efecto liberador que
der a leer de nuevo un texto. Hay cias? ¿A través de otros textos? ¿Y ello implica. El peso del Otro se
que reconocerlo, antes no se sabía cómo leer éstos que estarán, a su torna ligero y aún a veces inexis-
hacer otra cosa, pero al menos se vez, regidos por otras influencias, tente. Y el enriquecimiento de la
hacía bien; en cambio, actualmen- que también deberán ser conoci- lectura, desde la literalidad del
te tampoco sabemos hacer otras das, para poder leer válidamente texto mismo, hace de ésta una em-
cosas, aunque estamos convenci- éstos, los que parece que serían presa alegre, aún se trate de textos
dos de ello; no basta con hablar de condición para leer el primero? .. herméticos, densos o banales.
método experimental para saberlo Normalmente cada lector in- Permítaseme una breve anota-
practicar. Sentado esto, saber leer voca, desde su erudición y / o des- ción complementaria a propósito
un texto y comprender lo que conocimiento, elementos diver- de la intervención del sujeto en la
quiere decir, darse cuenta en qué sos, con los cuales pretende lectura y de ese gran obstáculo al
modo está escrito (en sentido musi- colmar los vacíos de comprensión leer pensante como es la erudi-

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ción. Umberto Eco, ese singularísi- lación a la naturaleza y función de Bibliografía


mo intelectual contemporáneo, la escritura.
autor de una novela casi iniguala- Finalmente estimo necesario ECO, Umberto. (1979). Lector in Fabula.
ble en la letras de la segunda mitad indicar que en todos los lugares Lumen, Barcelona, 1993.
del siglo, semiólogo de un justo re- donde se pretende proporcionar FREUD, Sigmund. (1901). "Psicopatolo-
conocimiento internacional, hom- formación y enseñanza, se debería gía de la vida cotidiana". En Obras
bre obsesionado con la interpreta- discutir más y mejor sobre qué sig- Completas, tomo I. Biblioteca Nue-
nifica leer. En una época (época va, Madrid, 1973.
ción textual, erudito no pocas
también de la informática), donde HEIDEGGER, Martín. (1951-1952).
veces abusivo e inútil y ejemplo ¿ Qué significa pensar? Nova, Buenos
notable, en ciertos planos de su la "lectura rápida" no sólo es pro-
Aires, 1978.
trabajo, para tener en cuenta en el posición sino ideal, cuasi-exigen-
LACAN, Jacques. (1966). Conversaciones
cuestionamiento que aquí se hace cia y aún deseo, la degradación del con Lévi-Strauss, Foucault y Lacan.
de una función que adquieren leer es casi inevitable. A esta de- (Entrevistas de Paolo Caruso). Ana-
ciertas formas de la erudición en la gradación se está contribuyendo grama, Barcelona, 1969.
lectura, ha discutido con argu- decisivamente desde las universi- PEREZ, Juan Fernando. "Elementos
mentos lúcidos y variados, la ine- dades, de las más variadas mane- para una teoría de la lectura". En
vitable intervención del lector en ras; piénsese si no en la función Utopfa 2001, revista de la Facultad
que éstas le han llegado a conceder de Ciencias Sociales y Humanas de
la interpretación de un texto. Exa-
al manual en procesos llamados la Universidad de Antioquia, # 1.
minar los planteamientos de Eco Medellin, 1997.
de formación y enseñanza, en la
al respecto puede resultar de gran 5TEINER, Georges. (1976). Lenguaje y si-
confusión promovida entre edu-
interés en diversos sentidos, entre lencio. Gedisa, (Col. Hombre y So-
cación e información, en la trans-
otros, en la medida en que pone de ciedad, Serie Mediaciones, # 7),
formación de las universidades en
presente la posibilidad de estable- Barcelona. 1982.
institutos politécnicos, en los obs-
cer, al lado de lo que aquí se ha ex-
táculos que se elevan también allí
puesto, dos maneras diferentes, de
contra la investigación, devaluan-
ubicar la participación del sujeto
do explícita o implícitamente las
en la interpretación de un texto.
posibilidades de la lectura y por
Esto implica que suponer la parti- consiguiente del pensar.
cípacíón del sujeto tampoco con-
La lectura ha pasado a ser sim-
duce simple y llanamente a idénti- plemente una "actividad útil", es
cos resultados. decir, de interés. De esta manera
Antes de finalizar quisiera llega a equiparársela con otras co-
destacar otro punto que da lugar a sas más hacia las cuales se torna
diversos equívocos: la exposición hoy nuestro interés. Y se tiene que
de los resultados de un trabajo de recordar que no es señalamiento
lectura como el que aquí se ha des- desacertado decir que "para el in-
crito no equivale al trabajo mismo terés de hoy sólo vale lo interesan-
de lectura. La exposición puede in- te, que es aquello que permite ser
cluir, además de diversos aspectos indiferente un instante después,
de una lectura, los comentarios, las para ser suplantado por otra cosa,
tesis o elaboraciones que el lector, que nos toca tan poco de cerca
(ahora convertido en expositor, como la anterior", como lo indica
autor si se quiere), considere nece- algún pensador fundamental de
sario indicar, productos éstos de nuestro tiempo.
actividades cuyo origen puede ser Se tiene así, que leer raras ve-
muy diverso. La exposición de re- ces significa pensar. Aún más, que
sultados puede ser examinada en para muchos leer jamás ha signifi-
otro contexto, por ejemplo con re- cado pensar \f1

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