Vous êtes sur la page 1sur 3

Bioética: Dr. Álvaro Olivera Díaz.

Facultad de Medicina Universidad de Cartagena - II semestre.


-ricardo alviz montes
-sebastian calderon
-luis carlos Yepes
-juan camilo sanguinette
-lina jimenez
Las primeras declaraciones de bioética surgen con posterioridad a la Segunda Guerra
Mundial, cuando el mundo se escandalizó tras el descubrimiento de los experimentos
médicos llevados a cabo por los facultativos del régimen hitleriano sobre los
prisioneros en los campos de concentración. Ello determina la publicación de diversas
declaraciones y documentos bioéticos a nivel mundial. En 1979, los bioeticistas Tom
L. Beauchamp y James F. Childress, definieron los cuatro principios de la bioética:
autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia. En un primer momento
definieron que estos principios son prima facie, esto es, que vinculan siempre que no
colisionen entre ellos, en cuyo caso habrá que dar prioridad a uno u otro, dependiendo
del caso. Sin embargo, en 2003 Beauchamp considera que los principios deben ser
especificados para aplicarlos a los análisis de los casos concretos, o sea, deben ser
discutidos y determinados por el caso concreto a nivel casuístico. El principio de
beneficencia se traduce en que se tiene que hacer el bien a las personas, teniendo en
cuenta que el concepto de “bien” es subjetivo, con lo cual “nuestro bien” no tiene por
qué coincidir con el “bien” del otro; por eso es preciso comunicarse de forma efectiva
con la persona, descifrar su voluntad y respetarla. Según la teoría de las necesidades
de Maslow, después de las necesidades fisiológicas, hay otra cómo la seguridad, amor,
pertenencia y respeto. Los médicos podemos complementar y/o facilitar la
satisfacción de estas necesidades, pero no podemos sustituirlas; por ello es necesario
que desde las instituciones socio-sanitarias y residencias se reclame a las familias una
implicación en el soporte emocional y en el acompañamiento del paciente, sobre todo
si este padece algún grado de dependencia.

Estamos ante una nueva situación de la medicina donde existe avances


biotecnológicos que amplían el horizonte para la resolución de problemas de salud,
hasta ahora irresolutos. Sin embargo, dichos avances conllevan a la generación de
tecnócratas de la salud que saben mucho de moléculas, pero se han olvidado de la
persona a quien se debe ayudar, curar, cuidar o al menos consolar. En ese sentido, los
médicos, tienen el gran compromiso con la sociedad de ejercer la profesión con
calidad humana, científica y ética. Por ello, no basta que el médico conozca los
principios bioéticos en los cuales debe sustentar el ejercicio de su profesión, sino que
resulta imprescindibles que dedique su mejor esfuerzo en aplicarlos y cumpla con su
cometido social. Éste compromiso exige, capacitación permanente, sensibilidad
bioética y capacidad de razonamiento moral para la adecuada toma de decisiones en
su desempeño profesional y brindar una atención de calidad, donde se considere al
paciente como eje primordial para proporcionarle un cuidado humanista, oportuno,
seguro e individualizado. Y quien mejor evaluador de nuestras acciones que los
pacientes a quienes brindamos la atención personalizada. En los últimos años el
incremento de las demandas judiciales contra médicos refleja que el compromiso de
la medicina no está siendo asumido en forma íntegra. Casos como los de negligencia
cometidos en instituciones de salud, surgida por la mala praxis de procedimientos, la
tendencia a la deshumanización en el trabajo. Así mismo, la deficiente aplicación de
los principios bioéticos en el cuidado del paciente puede conllevar al incremento de
las demandas. En estudios recientes, se ha identificado que la deshumanización en la
atención de la medicina sigue siendo latente y la relación médico-paciente muchas
veces es asimétrica, donde la ignorancia del paciente se encuentra con la seguridad y
la ciencia del profesional, que guiado por sus conocimientos, decide el tratamiento a
realizar con el confiado beneplácito del paciente. Si a ello agregamos "el poco
cumplimiento del Código de ética y las deficientes relaciones médico-paciente" son
los principales problemas éticos que atraviesa el médico.

Por otro lado, los profesionales de la salud se encuentran preparados para brindar una
atención óptima, puesto que en su mayoría reciben cursos de actualización en diversas
áreas entre ellos los relacionados a principios éticos y bioéticos. Sin embargo el
número de pacientes que se encuentran a su cargo y complejidad de casos (patologías
diversas, diferentes grados de dependencia y edades de los pacientes) a los que tiene
que atender en muchas ocasiones hacen que la atención que brinda este orientada a
resolver primordialmente el problema de salud con el que vino el paciente, dejando
postergado la atención en otras áreas como es el psicoespiritual. Ello estaría
corroborado por la opinión de algunos pacientes que señalan que la atención del
médico ayudó a recuperar su salud. Sin embargo era corto el tiempo que les dedicaba
para conversar con ellos.

Después de leer muchos de los textos asignados por el tutor a lo largo del semestre
llegué a una conclusión muy personal: EL PRINCIPIO MÁS IMPORTANTE ES EL
DE LA BENEFICENCIA. ya que aunque los demás tienen un valor extraordinario
y cada uno se complementa con él otro, fue el que más robó mi atención y siempre
tendré en cuenta a la hora de brindar mis servicios, nunca debemos olvidarlo,
especialmente nosotros los estudiantes de medicina, ya que algún día seremos
profesionales de la salud, y en nuestras manos estará la vida e integridad de nuestros
pacientes, debemos tenerlo en cuenta al estudiar, analizar e investigar cada caso esto
permitirá que no cometamos errores e injusticias; aclaro que los demás también
debemos ponerlos en cuenta a la hora de la praxis médica. Los grandes maestros,
escritores y renombrados doctores de la bioética como Van Rensselaer Potter, T.
Beauchamp, J. Childress, Ed. Masson, Álvaro Olivera Díaz, etc. Insisten en la
necesidad de aplicar estos principios, y en la interrelación de los mismos, y llama la
atención sobre la importancia que pueden tener y debe existir en dependencia de los
casos tratados, de las características y condiciones de los mismos. En la actualidad la
bioética se ocupa de la elaboración de una serie de principios que tienen sus
fundamentos en valores morales y culturales que han surgido y se han desarrollado
con la sociedad, principios como el amor, el bien, el respeto, la dignidad, la
honestidad, el humanismo y la solidaridad. Estos y otros que podrían plantearse,
sumados al principio de beneficencia y los otros principios, constituyen una ayuda
inapreciable para transformar la actuación y la conducta de los trabajadores de la salud
al enfrentar la gran cantidad de situaciones y tareas que debemos resolver en el
tratamiento del complejísimo proceso salud-enfermedad; además, urge que la
educación superior incluya la formación en valores, generando una cultura de respeto
por la vida e influyendo en todos los escenarios de actuación del ser humano y en sus
relaciones con los seres bióticos y abióticos del planeta. Resulta imperativo revisar
los currículos para identificar lo que nos permitirá formar no sólo profesionales
exitosos, sino ciudadanos comprometidos con el desarrollo y el capital social.

Vous aimerez peut-être aussi