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En la actualidad, existen situaciones (trabajo, familia, circunstancias personales,

incluso sucesos graves provocados por desastres naturales, actos delictivos o


violencia) que generan presiones, demandas y grandes dosis de tensión, lo que
produce un estado de inquietud y malestar llamado estrés y que en muchos casos
desencadena graves problemas de salud.
El estrés suele tener como manifestación diversas emociones como la ansiedad,
el miedo, la tristeza, incluso el enojo. Estas emociones desempeñan una función
muy importante en el ser humano para la supervivencia y para procurarnos
mejoría en nuestra vida diaria al afrontar el estrés, por lo que son emociones
indispensables, por ejemplo, para evitar el peligro.
Sin embargo, estas emociones que genera el estrés comienzan a causar
problemas cuando su intensidad es desmedida o desproporcionada a la situación
que se está viviendo.
En estos casos es mejor aprender a afrontar las situaciones que producen estrés
para tener una mejor relación con los demás, sentirse más seguros y prevenir
problemas de salud.

¿Te has sentido ansioso? ¿Últimamente has estado muy irritable?


¿Constantemente tienes pensamientos que te generan angustia? ¿Has tenido
dolores en el cuerpo que no tienen explicación?
Si respondiste sí a más de una de las preguntas anteriores, es posible que tu
salud esté afectada por los síntomas del estrés, aun cuando no te des cuenta.
Quizá piensas que una enfermedad es la culpable, por un dolor de cabeza
persistente; probablemente tienes insomnio frecuente o quizá tu productividad esté
disminuida en el trabajo o la escuela, pero posiblemente el estrés sea en realidad
el responsable.
En ocasiones las tensiones que generan los problemas en la escuela, en el trabajo
o la familia, pueden llevarte a presentar estrés. Aunque el estrés es una reacción
natural que nos ayuda a la adaptación y sobrevivencia, si no sabemos controlarlo
puede generarnos problemas de salud física y mental importantes.
Los síntomas de estrés pueden afectar tu cuerpo, tus pensamientos, tus
emociones y tu comportamiento. Ser capaz de reconocer las características
principales del estrés puede darte una ventaja para manejarlas.
Una de las características del estrés es su capacidad para poder regularse. La
respuesta del cuerpo al estrés generalmente regresa a la normalidad por sí
misma. A medida que disminuyen las tensiones, nuestros niveles de hormonas, el
corazón y nuestra presión arterial vuelven a la normalidad.
Todos necesitamos una cierta cantidad de estrés o presión para vivir bien. Por
ejemplo, una cantidad de estrés es lo que nos saca de la cama por la mañana y
nos motiva durante todo el día. Sin embargo, el estrés se vuelve problemático
cuando hay demasiado o muy poco.

Salud fisica
La falta de estrés puede provocar que nuestro cuerpo esté poco estimulado y con falta de
energía, mientras que cuando el estrés es demasiado intenso o prolongado hace que el
cuerpo libere hormonas durante un periodo extenso. Esto aumenta el riesgo de una
variedad de problemas:
La falta de estrés puede provocar que nuestro cuerpo esté poco estimulado y con falta de
energía, mientras que cuando el estrés es demasiado intenso o prolongado hace que el
cuerpo libere hormonas durante un periodo extenso. Esto aumenta el riesgo de una
variedad de problemas:
Salud mental:

El estrés también puede afectar nuestra salud mental, ya que juega un papel clave en el
desarrollo de los trastornos de ansiedad y la depresión; además, puede hacer que las
personas sientan desconfianza, enojo, ansiedad y miedo, lo que a su vez puede afectar
en nuestra vida cotidiana, como en las relaciones del hogar y en el trabajo.

Puntualizando algunos ejemplos de malestares que puedes relacionar con el


estrés como señales para tener en cuenta se encuentran los siguientes:
Existen situaciones que vivimos habitualmente dentro de nuestra rutina diaria, que
pueden producirnos estrés. En general, son tres situaciones de tensión que
pueden generar el estrés:

1. Las relacionadas con las presiones del trabajo, la escuela, la familia y otras
responsabilidades diarias.
2. Las provocadas por un cambio negativo repentino, como la pérdida de un
trabajo, el divorcio o una enfermedad.
3. Las situaciones traumáticas que se experimenten en un acontecimiento,
como un accidente grave, la guerra, un asalto o un desastre natural en el
que las personas pueden estar en peligro de sufrir heridas graves o morir.

Como señalábamos, según las situaciones que se te presenten, tendrás que hacer
frente a ellas, y dependiendo de cómo manejes tu estrés podrán o no afectar tu
salud.
Cuando se está expuesto a constante estrés, nuestro cuerpo genera un deterioro y
agotamiento.

eustrés
Balazs, C. (2006). Tranquilidad [fotografía]. Tomada de https://unsplash.com/photos/q9URsedw330

distrés
Nieto, A. (2016). Estrés [fotografía]. Tomada de https://www.flickr.com/photos/anieto2k/27247021692

Pamela, en las últimas semanas, ha tenido mucha carga de trabajo. Ella empezó a
sentirse mal; incluso, se desató nuevamente su gastritis. Pamela tiene que entregar un
reporte en un par de horas, pero la han mandado a reunión y no cree acabar a tiempo.
Mientras se encuentra en la junta empieza a pensar que no terminará y que su jefe podría
incluso despedirla. Durante la junta inicia con un ataque de migraña que no le permite
poner atención. Se siente tan mal que finalmente la tienen que llevar de urgencia al
hospital.
En el caso de Pamela se presenta un estrés excesivo, el cual le produce una fuerte
ansiedad y angustia, que hace que rompa la armonía entre su cuerpo y sus
pensamientos, lo que le impide responder de forma adecuada a su situación laboral.
• Este tipo de estrés es conocido como distrés, y es considerado como el estrés negativo,
porque activa a nuestro cuerpo hasta tal punto que es contraproducente

• Este tipo de estrés se presenta ante situaciones amenazantes o que consideramos fuera
de control durante un periodo de tiempo.

• Cuando tenemos distrés nuestro cuerpo empieza a trabajar más de lo normal y a realizar
un sobreesfuerzo que deriva en reacciones como hipertensión, pérdida de concentración,
sudor excesivo, enfermedades, etcétera.

Andrea había estado postergando su trabajo final; ayer se enteró que lo debe entregar
hoy mismo antes del mediodía. Ella sólo tenía la mitad del trabajo, porque se distraía
mucho, sin embrago, al saber que ya no tenía tiempo, se concentró y evitó todas las
distracciones para concluirlo. Al final pudo entregar el trabajo con éxito.

El caso de Andrea se encuentra en el otro extremo, ya que el estrés le facilitó


desarrollar su máximo potencial. Este tipo de estrés se conoce como eustrés, el
cual ayuda al desarrollo de la persona e impulsa al crecimiento individual.
Ante determinados contextos, nuestro organismo entra en estado de alerta y se
activa de tal manera que nos facilita a afrontar con mayor éxito una situación
puntual o una problemática determinada.
Cuando se presenta el eustrés nuestros sentidos se agudizan:
Es por ello que a este tipo de estrés se le llama también estrés positivo.

El estrés involucra tres fases:


Alarma

Se presenta de inmediato ante la percepción de un estímulo (cosa, persona o


situación) y constituye el aviso claro de la presencia de un agente estresante. Las
reacciones fisiológicas como taquicardia, sudoración, tensión de músculos, etc.,
son las primeras que aparecen y advierten a la persona que debe ponerse alerta;
por ejemplo, cuando hay exceso de trabajo o estudio.
En esta fase se le puede hacer frente obteniendo buenos resultados y en muchas
ocasiones los cambios en el cuerpo pasan inadvertidos.
Pero cuando la barrera estresante supera a la persona y ésta se da cuenta de que
sus fuerzas no son suficientes, sé es más consciente del estrés existente y se
sitúa en la fase de alarma.
Resistencia
En esta fase el cuerpo mantiene una activación fisiológica máxima, tratando de
superar la amenaza o adaptarse a ella. La persona continúa enfrentando la
situación, y se da cuenta de que su capacidad tiene un límite y en consecuencia
se frustra y sufre.
En esta fase la persona sabe que pierde mucha energía y su rendimiento es
menor, lo cual la hace tratar de salir adelante, pero no sabe cómo hacerlo; esto
hace que esta situación se convierta en un círculo vicioso.
Esta fase puede durar semanas, meses y años; si es muy larga se le considera
como estrés crónico. Sin embargo, si el estrés acaba en esta fase, el organismo
puede retornar a un estado normal.
Agotamiento
Esta fase se presenta sólo si el estímulo estresante es continuo o se repite
frecuentemente. Se caracteriza por la fatiga, que incluye un cansancio que no se
restaura con el sueño nocturno, y generalmente va acompañada de nerviosismo,
irritabilidad, tensión e ira.
El cuerpo agota sus recursos y pierde su capacidad de activación o adaptación.
Sobrevienen entonces las enfermedades relacionadas con el estrés, como
insomnio, falta de concentración, abatimiento, fatiga, extenuación, patologías
inmunológicas, patologías cardiovasculares, patologías metabólicas y endocrinas,
depresión, problemas gastrointestinales, infartos cardiacos, infartos cerebrales,
etc. (Camargo, 2005).
Además de las respuestas anteriores es importante que tengas presentes cuatro aspectos
fundamentales con respecto a las respuestas del estrés.
Cantidad
Se refiere a la suma de respuestas fisiológicas, emocionales, cognitivas y conductuales
que se presentan por el evento estresante, que puede ir desde una o varias (irritabilidad,
tensión muscular, falta de atención).

Joaquín trabaja en un restaurante de comida rápida. Desde que ingresó su jefa le ha


demandado cubrir más tiempo del estipulado. Esto le ha generado mal humor y ansiedad,
porque le quita tiempo para hacer las tareas de su escuela, las cuales son muy
importantes, ya que está por terminar la universidad.

En el caso de Joaquín, presenta dos respuestas ante el estrés:

1. Mal humor
2. Ansiedad

Es importante que, ante la primera respuesta ocasionada por el estrés,


apliques estrategias para evitar que la cantidad se incremente.

Intensidad
Se refiere a la gravedad de dichas respuestas. No es lo mismo tener dificultades para
concentrase en una sola actividad que en todo lo que realizas día a día. Puedes incluso
tener una baja cantidad de respuestas ante las situaciones de tensión, pero una que sea
de gran intensidad puede afectar seriamente tu salud.
Fermín debe dinero en el banco desde hace un año; esto le ha provocado falta de
concentración en todo lo que hace; olvida cosas de su trabajo, además de las
obligaciones con su familia, amigos y conocidos. Esta distracción se presenta también al
manejar y ha estado a punto de chocar en tres ocasiones.
En el caso de Fermín, la respuesta de su estrés es la falta de concentración, la cual es tan
intensa que ya le afectó en diversas áreas de su vida.
Duración
También es importante que tomes en cuenta la duración de las respuestas, ya que
pueden durar desde un corto tiempo (una hora) o estar presentes por un periodo
prolongado (por ejemplo, más de dos semanas consecutivas).
Karla presentó sus exámenes en tiempo y forma, y si bien al inicio tuvo preocupación y
ansiedad, ésta no duró más de un día, ya que se sintió preparada para hacerlos. En este
ejemplo el estrés no tuvo una larga duración.

Es muy importante que identifiques si el estrés está presente por periodos


prologados, ya que puede generar consecuencias importantes en la salud física,
además de la mental.

Frecuencia
Algunos síntomas del estrés, como dolores de cabeza, irritabilidad, falta de concentración,
etc., son intermitentes; es decir, no están presentes todo el tiempo; a veces estarán
presentes y otras veces no, por lo que es importante que identifiques cuándo se están
presentando, ya que puede estar ocurriendo una vez cada mes, lo cual no supone una
alta frecuencia, pero, por ejemplo, si se presentan cinco veces al día podrían traer mayor
malestar.
Fernanda se encuentra desempleada desde hace más de seis meses. Durante el día, por
momentos, se encuentra irritada, triste y llega a ser agresiva con sus hijos y su esposo.
Estos eventos se presentan varios días a la semana; además, le cuesta trabajo dormir
todos los días y piensa diariamente que esto no tiene solución, ya que siente mucha
frustración porque todos los días no duerme bien.

Recuerda que, si observas con frecuencia respuestas de estrés de alta intensidad


y duración, es importante que apliques estrategias que te permitan controlarlas
mejor para evitar problemas de salud y perder la armonía en tu vida.
Es importante que sepas que el estrés es indispensable en la vida; es consecuencia de
las actividades de las personas, por lo que a cada persona le conviene conocer su nivel,
sus límites y capacidad de adaptación, así como la dosis de presión que puede soportar,
para evitar situarse en condiciones que superen su umbral de tolerancia al estrés.
Ahora ya conoces más sobre el estrés y sabes que no es una situación necesariamente
negativa; lo importante es aprender a controlarlo.
El primer paso para aprender a controlarlo es saber identificarlo. En nuestra siguiente
sesión revisaremos las estrategias que te permitirán identificar tus principales síntomas de
estrés y las situaciones que lo desencadenan.

Camargo, B. (2004). Estrés, síndrome general de adaptación o reacción general


de alarma. Revista Médico Científica, 2(17).

Documentos electrónicos

Benito, M. P., Simón, M. J., Sánchez, A. y Matachana, M. (2011). Estrés y


ansiedad. En Promoción de la salud y apoyo psicológico al paciente (2.ª ed.).
Madrid: McGraw-Hill Interamericana de España. Consultado
de http://assets.mheducation.es/bcv/guide/capitulo/8448176391.pdf

Naranjo, M. (2009). Una revisión teórica sobre el estrés y algunos aspectos


relevantes de éste en el ámbito educativo. Educación, 33(2), 171-190. Consultado
el 03 de diciembre de 2017 de http://oai.redalyc.org/articulo.oa?id=44012058011
National Health Service. (2013). What is stress? BBC Science. Consultado el 03
de diciembre de 2017 de http://www.bbc.co.uk/science/0/21685448

OMS. (2014). Evaluación y manejo de condiciones específicamente relacionadas


con el estrés. Consultado el 03 de diciembre de 2017
de http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/102869/1/9789275318294_spa.pdf?ua=
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