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Este documento fue elaborado sin fines de lucro por la cual no tiene costo
alguno y tampoco fue hecho con la intención de perjudicar al autor(a).
¡DISFRUTA DE LA LECTURA!
Sinopsis
Capítulo uno
Capitulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capitulo cinco
Capitulo seis
Capitulo siete
Capitulo ocho
Capitulo nueve
Capitulo diez
Capitulo once
Capitulo doce
Capitulo trece
Capitulo catorce
Capitulo quince
Capitulo dieciséis
Epílogo uno
Epílogo dos
Sobre el Autor
Me enamoré de dos hombres. Pensé que estar con ambos, al mismo
tiempo, sería complicado.
Pero era fácil. Era perfecto.
Uno de ellos tenía el doble de mi edad.
El otro era el chico con el que había crecido.
Ambos son muy diferentes, pero me daban exactamente lo que
quería, exactamente lo que necesitaba.
Ryker es un chico malo con miradas que me hicieron dejar caer mis
bragas desde el primer día. Él sabe exactamente dónde tocarme para
hacerme suspirar por más.
También es mi mejor amigo.
Jareth es mayor, refinado y experimentado. Él sabe cómo hacerme
rogar por más con solo una mirada dominante.
También es mi jefe.
Aunque son posesivos y celosos en lo que a mí respecta, aceptaron
que estaba en una relación con los dos.
Ryker y Jareth solo me exigían una cosa: estar solo con ellos.
¿Pero habría elegido estar con uno solo?
¿Qué tan malo sería si me quedo con los dos?
Ellos son muy diferentes entre sí, pero me dan exactamente lo que
necesitaba.
Jareth me jode.
Siempre.
Así que aquí estaba, viviendo dos vidas separadas, teniendo dos
relaciones separadas, y enamorada de Ryker y Jareth.
Tal vez esto no era real. Quiero decir, seguro que sonaba ficticio. Yo
con dos hombres, ambos desesperados por mi atención, posesivos
conmigo...
Pero es que todo ha ido tan bien, tan perfectamente. Una vez que
las cosas se hicieron oficiales entre Ryker y Jareth, todo había encajado
perfectamente, como si así fuera como debía ser siempre.
Dividí mis días de cada semana entre ellos. Tres días continuos, tres
días libres y un día que tenía para mí. Aunque, si era sincera, si pudiera
pasar todos los días de cada semana con ambos, sería el nirvana.
—No me esperes —le digo mientras abro la puerta, sin darle a Ryker
la oportunidad de venir a buscarme.
Esta era su tercera noche, lo que significa que era la última noche
que lo vería hasta la próxima semana. Pero ese es el acuerdo que todos
habríamos conseguido, y hasta ahora había estado funcionando
perfectamente.
Supongo que esa es la similitud entre Jareth y Ryker. Ambos son tan
intensos, tan serios todo el tiempo. Pero me mostraban un lado amable,
uno que era dulce y entrañable, pero que también me decía, me
mostraba y me enseñaba, quién estaba realmente en control.
Podría haber tenido poder sobre ambos, pero ellos empuñaban algo
mucho más fuerte dentro de mí.
Deseo. Amor.
Y era mío.
Y Dios, le suplicaba.
—En cualquier lugar mientras estés allí —le digo. Oye, fue cursi, lo
admito, pero había conocido a Ryker casi toda mi vida. Empezamos como
compañeros de juego, luego como amigos, y ahora estábamos en la
siguiente etapa como amantes. Lo quería mucho, y aunque a veces era
cursi, sabía secretamente que a él le gustaba eso, incluso con su personaje
de chico malo.
Una vez que desmontamos y entramos, nos llevan a una mesa casi
de inmediato. Conseguimos unos vasos de agua, pedimos una botella de
vino y comenzamos a revisar el menú. Levanto la vista para mirarlo. Era tan
grande y de aspecto intimidante, y para los extraños era bastante distante,
tal vez de aspecto casi aterrador. Pero si realmente conocieran a Ryker,
verían que era un gran oso de peluche. O tal vez eso es solo conmigo.
Oh. Dios.
Asiento—Siempre. Tú lo sabes.
Aunque Jareth y Ryker toleraron el hecho de que estaba con los dos,
eran increíblemente posesivos.
Una regla era que nunca hablamos del otro mientras estábamos
juntos. Lo mismo sucedía cuando estaba con Jareth. Pero había momentos
en que surgían cosas como esta. Y cuando lo hacían, trabajamos, y
hablamos a través de ello como adultos.
La primera vez que me mostró este lugar, no pude entender cuál era
el atractivo. Eso fue hasta que fuimos a la parte de atrás y había un garaje
masivo en casi dos acres de tierra.
Me siento extendida para él, siento como el aire fresco se mueve por
la parte más íntima de mi cuerpo.
Tengo las manos envueltas alrededor del cuero, mis uñas clavándose
por el placer que me consume al instante y casi no me ha tocado todavía.
Envuelve sus manos alrededor de mi cintura y me baja para que mi trasero
este colgando del asiento de la silla. Y luego me quita el pie de su hombro
y sitúa mi pierna sobre el otro apoyabrazos.
Estoy obscenamente desparramada para él, mi estómago se hunde
dentro y fuera, dentro y fuera. Exhalo ásperamente, el placer haciéndose
cargo. Mientras, el mantiene su rostro inexpresivo, pero aún así habla.
—No sé si puedo durar hasta que te vuelva a ver, bebé. —Él gruñe
esas palabras y se inclina más cerca, con sus ojos fijos en los míos. —Si estoy
siendo honesto, esos días que no te veo, me masturbo tantas veces que
me duele la polla.
Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, mi boca se abre por sí
sola mientras gimo suavemente. La sensación de él aplanando su lengua y
deslizándola hacia arriba y abajo por mi hendidura, sumergiéndola en el
agujero de mi coño, y luego arrastrándola hacia arriba y chupando mi
protuberancia es casi mi perdición.
Respira más fuerte, más pesado, su amplio pecho sube y baja. Sabía
que estaba a punto de llegar, sabía que se estaba forzando a esperar
hasta que yo llegara primero.
Así que no fue técnicamente “romper las reglas” cuando eran los tres
días de Ryker y yo estaba trabajando con Jareth.
Pero hoy era el comienzo de los tres días de Jareth, y eso significaba
que, después del trabajo, me dirigía directamente a su casa, me quedaba
con él durante las siguientes setenta y dos horas y luego me iba y tenía el
día siguiente para mí.
—Entra, Sofie.
Mis sentimientos por él son diferentes a los que siento por Ryker.
Aunque los amaba por igual y los deseaba tan apasionadamente que a
veces ni siquiera podía respirar, Jareth es un amante dominante. Le gusta
controlar en el dormitorio, controlar todos los aspectos de su vida.
Tal vez por eso me había enamorado de ambos. Tal vez tener dos
hombres muy diferentes que atendían mis deseos igualmente, mis
necesidades duales, era lo que necesitaba para sentirse completa.
Aliso mis manos por mi falda lápiz y comienzo a caminar hacia él.
Cuando llego a su escritorio, me detengo. Y luego simplemente exhalo
lentamente mientras espero que él haga un movimiento, o que me dé una
orden.
—¿Por qué llegaste tarde? —Da un paso adelante, sus manos aún en
los bolsillos de sus pantalones y su atención centrada en mí.
Jareth es mayor que yo, veinte años para ser exactos. A los
veinticuatro años, nunca pensé que me enamoraría de un hombre de la
edad de mi padre. Demonios, tampoco creía que pudiera enamorarme
de dos hombres al mismo tiempo. Es curioso cómo funciona la vida.
—Mi alarma no sonó y había tráfico —digo tan bajo, tan suave, que
mi voz es casi un susurro.
—¿Y cómo sería eso? —Mi voz no es más que un susurro, un susurro
erótico y muy excitado.
Pero pasa un largo momento antes de que diga algo más. Ni siquiera
me toca, ni siquiera hace un movimiento como pensé que lo haría. —
Quítate la falda y muéstrame tus bragas.
Una vez que la tela está por encima de mis caderas, observo
mientras Jareth mira hacia el área entre mis piernas. Tengo medias hasta el
muslo y las correas atadas a una liga, es el atuendo que uso porque sé que
a Jareth le gusta y porque me hace sentir muy sexy.
Aquí está el, vestido impecablemente, sus manos aún en los bolsillos
de sus pantalones, su voz solo muestra el más mínimo indicio de excitación,
y su mirada se centraba en mi coño.
Oh. Dios.
—Mírame —ordena.
Asiento.
—La próxima vez, te daré una recompensa por ser una buena chica,
Sofie. —Lo observo mientras ajusta su polla y se mueve detrás de su
escritorio, sentándose, siendo el CEO que es. —Si eres una buena chica el
resto del día, te recompensaré esta noche, pequeña.
Nunca me sentía más consentida que cuando estoy con ellos. Y era
por diferentes motivos, diferentes sentimientos.
Bombeo mis brazos y piernas más fuerte. Paso junto a una mujer que
pasea a su perro, un labrador que esta ladrándome, tirando de la correa.
Hay una mujer con su hijo en un cochecito, su teléfono celular pegado a su
oído mientras discute con alguien.
Jadeo —Corriendo
Pongo los ojos en blanco y me rio entre dientes. —Mamá, por favor,
no vayas allí.
Me rio suavemente. —Supongo que eso es cierto, pero aún así, nadie
quiere escuchar a su madre ni siquiera mencionar el sexo. —Me encojo
internamente ante la sola idea de eso. Aunque mi madre y yo estamos
cerca y nos acercamos aún más después de que mi padre se fue, mi vida
sexual no fue algo en lo que nos sumergimos. O la de ella.
Pero tratábamos de vernos al menos una vez al mes, a veces una vez
cada dos meses si nuestras vidas están principalmente agitada.
Me centro en la visita con ella. Hacía casi dos meses que no veía a
mi madre, y definitivamente era hora. Aunque había conocido a Jareth
antes, nunca nos sentamos juntos... los cuatro. De hecho, nunca hemos
estado Jareth, Ryker y yo en la misma habitación y al mismo tiempo. No es
que pensé que no se llevarían bien, pero supongo que es porque todo
parece tan... ¿raro y poco convencional?
Aunque sé que los chicos están bien con la forma en que están las
cosas, tener a todos en la sala puede parecer extraño. ¿Estarían las cosas
tensas e incómodas? O tal vez esto era lo mejor. Tal vez tener a todos
nosotros en la sala realmente aclararía si esta tríada relación realmente
funcionaría.
Supongo que solo hay una forma de averiguarlo, y esa era seguir
adelante con esto y esperar que la mierda no golpeara el techo. Porque la
sola idea de que las cosas no funcionaran, de perder a los dos hombres
que me colmaban por completo, era demasiado dolorosa como para
pensarlo.
Ryker deslizó su mano en la mía mientras pasamos por las tiendas. Lo
miré, sintiendo una sonrisa en mi rostro. Me encantaba cuando mi hombre
grande y fuerte hacia pequeños gestos dulces de PDA2 conmigo. Aunque
me encantaría estar en la cama con él, su gran cuerpo envuelto alrededor
del mío, no haciendo nada más que cosas sensuales durante los próximos
tres días, ya que nos perderíamos en el placer, pero no puedo negar que
estas cosas mundanas que hacíamos, también eran bastante
malditamente increíble.
—Ten cuidado, Sofie —Se inclina más cerca para que sus labios estén
justo al lado de mi oreja. —Estoy medio tentado a llevarte de vuelta a la
camioneta y follarte en la parte de atrás como en los viejos tiempos.
—Bueno —dice con su voz profunda, —no creo que algo me encaje
aquí, pero mi chica aquí definitivamente quiere algo.
Pude ver por su expresión que sabe que las cosas no van a ir a
ninguna parte con Ryker, así que coloca una expresión profesional y
comienza a señalar la ropa informal, y luego las cosas más elegantes.
Una vez que me visto, permanezco inmóvil, casi sin respirar. Ryker
lleva sus manos a mis caderas un momento después, levantándome
fácilmente para que mis pies queden planos sobre el asiento. Nuestras
caras se alinean perfectamente, el olor de su colonia, de su necesidad,
golpeándome.
Pude oír su aliento trabarse y dejarlo salir. —Tan mojada. Dios, estás
tan mojada.
Cierro los ojos y apoyo la cabeza contra el espejo, mis rodillas
tiemblan, la única cosa que me sostiene es la mano de Ryker entre mis
muslos y su cuerpo presionado contra el mío.
Abro mis ojos para verlo levantar su mano, y ver el dedo brillante por
ser empujado profundamente dentro de mí. Lo mueve hacia mi boca y
con los ojos fijos en los suyos, abro, chupando el dedo entre mis labios,
quitándole la crema, sabiendo que lo enciende.
—¿Cuál te gustó más? —Mi voz tiembla mientras fuerzo las palabras.
Lo miro y puedo ver que sus manos aún están envueltas alrededor
del volante, su enfoque orientado hacia el frente. Parece tenso, pero no
de una mala manera, más aún al tratar de controlar esos impulsos
sexuales.
La forma en que me vio dijo que su mente estaba allí con la mía.
—¿Te lo pasaste bien? —Su voz era tan ronca, tan profunda, como si
tuviera que forzarla a trabajar.
Si estar con Sofie significaba que tenía que compartirla con otro,
estaba más que bien con eso. Estaba más que dispuesto, porque la quería
feliz. Por encima de todo, eso es lo que importaba.
Puse mis manos en sus brazos, sobre sus hombros, y ahueque ambos
lados de su cuello, inclinando su cabeza ligeramente hacia atrás, mirando
como sus labios se separaban. Sus pupilas estaban dilatadas, sus ojos
medio cerrados cuando el deseo se movió por su rostro, una muestra visual
de lo lejos que estaba realmente.
Deslizando mis manos por sus costados y tomo sus pechos, sintiendo
sus pequeños pezones duros a través de la tela de su camisa, arrastrando
mis dedos hasta la copa, y luego a los lados de su cara. Me aparto y la
miro a los ojos, y me encuentro con esa expresión nebulosa y drogada con
que me mira. Ella es tan hermosa cuando estaba perdida en el placer.
Ella asintió.
Cristo.
—Úsame, bebé.
Ella se movió aún más rápido entonces y todavía tenía mis manos en
su culo, tirando de ella hacia adelante y empujándola sobre mi polla, una
y otra vez.
Abrió la boca con un grito, y supe que se venía para mí. Sabía que
ella estaba a punto de darme finalmente lo que había anhelado todo el
maldito día.
Su rendición.
Para ser honesto, no tenía ni puta idea de cómo nos encontrábamos
en mi habitación. Todo era una maldita mancha de éxtasis y vago deseo,
y mi polla estaba tan dura que la hija de puta sentía que iba a explotar a
menos que me viniera.
Apoyó la parte superior del cuerpo sobre los codos, con las mejillas
enrojecidas y las pupilas dilatadas mientras me miraban.
Di un paso adelante, y luego otro, y uno más hasta que estuve justo
al borde del colchón, el olor de su excitación me golpeó y lance un
gemido desde el centro de mi pecho.
—Acércate y separa tus labios vaginales. Déjame ver qué tan rosa es
tu centro, Sofie. —Ni siquiera reconocí mi propia voz.
Oh, joder.
Deslicé mis manos por sus costados y las rodeé alrededor de los
montículos de su culo, clavando mis dedos contra la suave carne, y luego
separé ligeramente las mejillas. Se extendieron de manera amplia y
obscena para mí, con su diminuto y pequeño agujero en exhibición,
mientras que la perfección rosada de su coño se abría de par en par
porque bombeaba dentro y fuera de ella. Podría haberme corrido solo por
la vista; demonios, podría haberme venido con la expresión de su cara
cuando encontraba su liberación.
—Necesito que te vengas otra vez para mí, Sofie. —Me las arreglé
para decir esas palabras, con mi voz ronca, casi inhumana por la
intensidad.
Abrió los ojos y me miró por encima del hombro, con una expresión
calurosa y casi drogada en su rostro cuando parpadeó, sin decir nada,
pero gimiendo continuamente.
—Estoy allí, Ryker —susurró, y luego cerró los ojos y abrió la boca para
gritar en silencio.
La sentí apretar mi polla una vez más y supe que no iba a poder
contenerme otra vez.
Incliné mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos, sintiendo que mis
músculos se tensaban mientras mi orgasmo seguía corriendo a través de
mí.
Dios, eso era lo más jodido caliente que jamás haya visto.
Nunca lo haría.
Me acuesto de espaldas con un brazo detrás de la cabeza y el otro
envuelto alrededor de Sofie. Podía escucharla respirar suavemente,
probablemente a punto de dormir, pero estaba luchando por mantenerse
despierta en este momento.
Cuando me retiré, ella todavía tenía los ojos cerrados y una pequeña
sonrisa en sus labios. Solo me tomé un momento para mirarla, para
quedarme hipnotizado al verla. Ella era perfecta y hermosa, todo lo que
siempre quise en una mujer. Y ella era mía.
Y respeté por el infierno eso, porque ella había sido sincera desde el
principio.
Por supuesto, sentí envidia de que ella pasara tiempo con otra
persona si nos reuniéramos, pero luego me di cuenta de que nada de eso
importaba. Ella me amaba, y si eso significaba que tenía que compartirla
con alguien, curiosamente, estaba más que de acuerdo con eso.
Humano.
Nunca sentí que no era suficiente para ella, a pesar de que Jareth
podía darle lo que no podía.
—No eres egoísta. —dije que con tal determinación que sabía que
ella podía sentirlo. No había manera de que ella no pudiera. —Todos
necesitamos algo, Sofie.
—Sí, pero si me dijeras que quieres ver a otra mujer... —Se calló, sin
terminar lo que estaba a punto de decir.
Asentí.
—Tal vez, o tal vez ella quiera un joven que pueda mantenerse al día
con su nuevo apetito insaciable.
Luego hubo silencio una vez más, así que comencé a guardar el
resto de la comida, y estaba a punto de cerrar la puerta de la nevera,
cuando escucho un gemido muy claro y muy fuerte.
—Oh, Dios mío —dije en voz baja y puse rápidamente la última caja
en el armario antes de doblar las bolsas de papel y ponerlas a un lado.
—Um —digo en voz baja y aparto la mirada antes de que pueda ver
algo importante. La vergüenza y la incomodidad definitivamente me
llenaron.
Levanto mi mano y la agito, como si ella pudiera verme. —Sí, solo voy
a tomar mis bebidas y salir a la terraza para darles a ustedes... privacidad.
—Vuelvo a la cocina, saco un paquete de seis de la nevera y me dirijo a la
terraza.
Me siento allí por un largo rato, solo mirando a una de las vecinas en
su patio trasero. Esta tomando el sol, vestida con un pequeño bikini rojo
cuando coloca la toalla en la cubierta, se pone las gafas de sol de Jackie
O. y se coloca el pelo en un moño desordenado.
—No, no, la misma fecha está bien. Solo quiero asegurarme de que
tu horario no haya cambiado. Estoy emocionada de que conozcas a
Trevor.
—Sí, todavía estoy bien con el horario —Hubo una pausa, y luego
escuché a mi madre empezar a reírse. Seguido por el susurro de las
sábanas y una voz lejana, baja y profunda.
Ella comenzó a hablar sobre qué traer, aunque la cena no era por un
tiempo.
Mis tres días con cada uno de ellos pasaron tan rápido que fue casi
como si ni siquiera hubieran sucedido. Aquí estaba con Jareth otra vez, mi
tiempo con Ryker había sido increíble, pero aparentemente había
terminado pronto.
Así es como se me siento cada vez que estoy con ellos, y no puedo
evitar comenzar a pensar cómo sería si no tuviéramos que separarnos.
Nuestro tiempo... si estuviéramos todos juntos y no hubiera reglas.
Pero eso es lo que pasa con Jareth y los otros jefes. Trataron a sus
empleados bien y nos bañaron con prodigiosas cosas del infierno cuando
el tiempo lo requería.
Mía.
Dios, se ve bien, con un traje de tres piezas, su cabello cortó color sal
y pimienta peinado, y una expresión arrogante y sofisticada.
Se veía bien, realmente muy bien, y tengo suerte de poder decir que
era mío. Se detuvo a solo un pie de mí, con un gruñido bajo
abandonándolo mientras levanta su mirada de arriba a abajo de mi
cuerpo.
Hizo otro sonido grave, brusco, y luego baja la mirada hacia abajo,
bajó por mi vientre y se detuvo en la parte más íntima de mí. —¿Bragas?
Nada más importa en este momento, ni todas las personas que nos
rodean, ni el hecho de que no estemos realmente solos. Porque se sentía
como si lo estuviéramos. Solo él y yo.
Se acerca e inhala profundamente. Me obligué a no cerrar los ojos y
gemir, el pequeño acto me encendió.
—Escucha, Shawn…
Casi todos tienen sus ojos fijos en nosotros. Algunos tienen grandes
ojos de sorpresa, otros tienen sonrisas en sus rostros, y luego hay algunos
que se inclinan uno hacia el otro, susurrando, probablemente diciéndose el
uno al otro —Te lo dije.
Lo sentí ahuecar mis mejillas y acariciar mi piel con su pulgar. Abrí los
ojos y lo miré a la cara, viendo que estaba enfocado únicamente en mí. Él
había dicho “nuestro lugar”, y así es como me sentía cuando estaba allí,
que aunque no vivía allí completamente, él siempre me hacía sentir como
si nos perteneciera a los dos.
Pero diría que el amor hace que la gente haga cosas divertidas pero
increíbles.
Empuje mis pensamientos y los escondí lejos. Esta noche era sobre
este momento, mi mujer, y hacerla sentir bien. Esta noche era para darle a
ella lo que solo yo podía. El dominio. Su sumisión.
Por un segundo, todo lo que hizo fue pararse allí. Vi su pulso latir
rápidamente justo debajo de su oreja.
—De rodillas, niña, y muéstrame ese bonito trasero. —Lo dije con más
fuerza esta vez, haciéndole saber con mi voz que estaba empezando a
desobedecer.
—Abre las piernas más amplias, déjame ver esos bonitos labios
rosados. —Hizo lo que dije tan jodidamente bien, tan obedientemente. Y
cuando estaba en posición, me obligué a no inclinarme y tocarme.
Necesitaba prolongar esto, necesitaba hacer esto último, o vendría antes
de que empezara. —Mira eso —dije profundamente. —Tan jodidamente
lista para mí. Tan malditamente perfecta.
Asintió.
—Sí, a ti te gusta.
Oh, lo sabía, pero estaba jugando con esa pequeña cosa inocente
en este momento.
—Sí
—Así es, bebé —Mi voz era ronca y tenía un borde de agresión
desenfrenada entrelazada a través de ella. Ambos necesitábamos esto.
Dárselo a ella.
Mi ofrenda.
Extendí la mano y usé mis pulgares para separar suavemente sus
labios vaginales hasta que se estiraron. Y luego me estaba moviendo más
abajo, soplando un chorro de aire caliente a lo largo de la parte más
íntima de ella, amando cómo se sacudía por eso.
Besé sus muslos internos, pasé mi lengua sobre su piel y amé cómo
apretaba sus manos en las sábanas. —Te quiero, Sofie. Te amo lo suficiente
como para compartirte. —No sé por qué dije eso, pero las palabras ya
estaban afuera antes de que pudiera intentar censurarlas.
Ella hizo un pequeño ruido para mí, y yo tiré otro chorro de aliento
cálido sobre su coño perfecto. Arqueó su cuello cuando pasé mi lengua
por su abertura.
—Por favor
—Fóllame ya.
Ella sacudió su cabeza hacia adelante y hacia atrás. —Lo sé, pero
me duele por ti, Jareth.
Mierda.
Deslizando mis manos por sus brazos, rodeé con mis dedos alrededor
de sus muñecas, sujetando sus brazos al colchón cuando encontré un ritmo
que nos hizo gemir a los dos.
Con mis brazos apoyados a cada lado de ella y mis músculos tensos,
no había manera de que pudiera controlarme más.
No pude evitar el calor que subía a mis mejillas ante sus palabras.
Dios, él estaba tan entregado a mí.
—Mi madre viene con su nuevo novio, y Ryker viene. —Miré su rostro
para ver si había señales de cómo lo tomaría, pero todo lo que hizo fue
sonreír suavemente y continuar haciéndome cosquillas en el brazo.
—¿Jareth?
Ryker es el otro.
Mientras más los miro, más me doy cuenta de que ambos hacen latir
mi corazón, mis palmas sudar, y me hacen desear que pudiéramos volar a
una isla privada donde nadie podría lastimarnos con sus palabras, miradas
o juicios.
Puedo ver que ella está feliz con él, puedo decirlo por la forma en
que lo mira. Es agradable verla realmente sonreír. Y parece que Trevor esta
igual de enamorado de ella también, si, el guiño que le da y la forma en
que se inclina para besarla en la mejilla eran algo difícil de pasar por alto.
—Eres tan mala —dice en voz baja, pero no tan suave porque todos
hemos oído. También se está sonrojando, lo que me hace imaginar lo que
Trevor acaba de decirle.
—¿De verdad? —Trevor mira entre Jareth, Ryker y yo, con los ojos
muy abiertos. Mi madre, por otro lado, que está sentada a su lado, parece
disculparse, avergonzada, pero divertida. —Eso es salvaje —dice Trevor
mientras mira entre los tres. Toma otro trago de su copa. —¿Así que todos
ustedes son un trió ? —Coge su copa de vino y toma un largo trago—. Es
como Jerry Springer —agrega después de dejar su vaso. —O
ese espectáculo donde el tipo tiene todas esas esposas, pero se invierte. —
Trevor se echa a reír y alcanza la botella de vino para llenar su copa por
cuarta vez.
—Creo que tal vez has tenido suficiente —dice mi mamá un poco
inquieta.
—Harás bien en cuidar tu boca, hijo. —Jareth dice las palabras tan
bajas, tan profundas, que incluso siento escalofríos a lo largo de mi cuerpo.
Tiene sus manos encima de la mesa, sus dedos curvados hacia sus palmas,
por lo que están en puños apretados y sus nudillos blancos.
Lo miro y trago bruscamente, puedo ver cuán enfurecido esta en
este momento mientras mira a Trevor.
Y como ha estado bebiendo tanto, está claro que sus labios sueltos
lo iban a meter en problemas.
—No solo estás faltando el respeto a la mujer que amamos, sino que
estás faltando el respeto y avergonzando a la mujer que está a tu lado.
—Cariño, creo que es mejor. Trevor tiene que irse, y no voy a dejar
que vaya al hotel en su condición.
—No no. Estoy bien. Y estará bien una vez que se ponga serio. —Mi
madre mira a Trevor mientras se dirige hacia la puerta principal. —A los
jóvenes siempre les gusta vivir la vida al máximo. —Ella suspiró y nos mira. —
Tal vez por eso me siento tan atraída por él, porque me hace sentir joven
otra vez, y ha pasado mucho tiempo desde que me sentí así.
—No, cariño. Tiene una gran boca, pero ahí es donde termina.
Créeme, ningún hombre me va a derribar.
Miro entre mis dos chicos y sé que las cosas iban a funcionar. Puedo
sentirlo
MÁS T AR D E ES A N O C H E .
Así es como me siento, al menos. ¿Se siente así para ellos también?
Dios, ¿por qué no puedo respirar? ¿Por qué la habitación esta tan
caliente? ¿Por qué siento que se están acercando a mí?
Me levanto del sofá y me alejo unos pasos de ellos, girándome para
poder mirarlos la cara cuando mencioné esto. Mi corazón late tan fuerte
que es doloroso, y mientras Jareth y Ryker me miran fijamente, con toda su
atención fija en mí, comienzo a preguntarme si realmente es lo mejor que
podía hacer.
Solos.
O juntos.
Todos nosotros.
Nosotros tres.
Así que respiro hondo, deseo tener fuerzas y salgo y lo digo. —Los
amo a los dos —digo y miro en cada uno de sus ojos, asegurándome de
que saben que estoy hablando en serio, que esto viene del corazón. —Los
amo tanto a ustedes dos. Sé que estar juntos no es convencional, pero los
necesito a los dos en mi vida más de lo que nunca he necesitado otra
cosa. —Tomo una respiración profunda y constante. —Si perdiera a uno de
ustedes… —El pensamiento mismo tiene una emoción que se elevaba
brutalmente en mí. —Sentiría que me falta un pedazo de mí. —Intento
sonar fuerte, pero escucho la forma en que mi voz se quiebra.
—Dinos, niña.
Miro a Jareth después de que habla. Sí, sabía lo que querían
escuchar. Es lo que quería decir.
No quería llorar, pero Ryker estaba diciendo cosas que sentía tan
profundamente que estaba a punto de hacer precisamente eso.
Y mis dos hombres me miran, me dan todo, me dan todo lo que son.
Mis ojos estaban cerrados cuando sentí el calor del sol de la mañana
sobre mí. Solo me puse un albornoz de seda, el que me había regalado
Jareth para mi cumpleaños el año pasado, y un par de zapatillas rusas que
Ryker me había regalado para Navidad.
El sonido de los pájaros cantando me hizo abrir los ojos, pero todo lo
que podía ver eran árboles, árboles por millas. Habíamos comprado esta
propiedad hace dos años, diez acres en el estado de Washington. Era
privado, que es lo que los tres queríamos, abierto y pintoresco.
Me tenían
Y finalmente íbamos a ser una familia e irrevocablemente estar
conectados.
Oí que se abría la puerta trasera y miré por encima del hombro para
ver a Ryker salir, con una bandeja en las manos, cajas de jugo para los
niños y tres vasos de limonada para nosotros y Polly. Sonreí cuando él se
acercó y la dejó sobre la mesa del patio, una ligera brisa moviéndose junto
a nosotros, el viento agitaba los mechones de mi cabello a lo largo de mis
hombros.
—Por supuesto que sí. Eres inteligente como el infierno, niña —dijo
Jareth detrás de nosotros.
—La cena está lista —dijo y me miró, con un brillo posesivo en sus
ojos.
Sentí cálidos zarcillos de deseo que se movían a través de mí, la
misma sensación que tuve cuando Ryker me dio ese guiño sexy.
—Deberíamos decirles a los niños esta noche —Agregó Ryker con voz
baja, y yo asentí. Aunque tal vez deberíamos haber esperado hasta que yo
llegara más lejos, estaba muy emocionada por esto, y podría decir que los
chicos también lo estaban.