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Sinopsis
Capítulo uno
Capitulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capitulo cinco
Capitulo seis
Capitulo siete
Capitulo ocho
Capitulo nueve
Capitulo diez
Capitulo once
Capitulo doce
Capitulo trece
Capitulo catorce
Capitulo quince
Capitulo dieciséis
Epílogo uno
Epílogo dos
Sobre el Autor
Me enamoré de dos hombres. Pensé que estar con ambos, al mismo
tiempo, sería complicado.
Pero era fácil. Era perfecto.
Uno de ellos tenía el doble de mi edad.
El otro era el chico con el que había crecido.
Ambos son muy diferentes, pero me daban exactamente lo que
quería, exactamente lo que necesitaba.
Ryker es un chico malo con miradas que me hicieron dejar caer mis
bragas desde el primer día. Él sabe exactamente dónde tocarme para
hacerme suspirar por más.
También es mi mejor amigo.
Jareth es mayor, refinado y experimentado. Él sabe cómo hacerme
rogar por más con solo una mirada dominante.
También es mi jefe.
Aunque son posesivos y celosos en lo que a mí respecta, aceptaron
que estaba en una relación con los dos.
Ryker y Jareth solo me exigían una cosa: estar solo con ellos.
¿Pero habría elegido estar con uno solo?
¿Qué tan malo sería si me quedo con los dos?

Sofie’s Boys - Jenika Snow


Pensé que sería complicado estar en una relación con dos hombres
al mismo tiempo.

Pero no fue así. Era fácil.

Ellos son muy diferentes entre sí, pero me dan exactamente lo que
necesitaba.

Ryker es el típico chico malo con la chaqueta de cuero, Harley y con


la vibra de MC.

Mi mejor amigo, la única persona con la que había crecido y el


chico al que le había dado mi virginidad.

Y luego esta Jareth. Más viejo y sofisticado, controlaba la sala de


juntas como si fuera su perra.

También es mi jefe. Él me dominaba de maneras que nunca imaginé


y ni siquiera pensé que disfrutaría.

Aquí estaba yo, viéndolos a ambos, en una relación con dos


hombres. Y, para ser honesta, no sé cómo empezó todo, cómo me había
metido en una situación en la que estaba enamorada de dos personas
distintas, casi como si estuviera viviendo dos vidas muy diferentes.

Claro, algunos me habían llamado puta cuando descubrieron que


estaba con dos hombres, pero Ryker y Jareth eran dos que igualaban a
uno.

Un hombre perfecto para mí.

El dominio de Jareth era frío y duro, como el acero pulido


moviéndose sobre mi cuerpo mientras lo dejaba enfriarme.
La familiaridad de Ryker era como la madera lisa calentada por el
sol cuando me acostaba y me gustaba el ardor.

Jareth me jode.

Ryker me hace el amor.

Pero, de nuevo, sabía que me habían cambiado, porque me


mostraban aspectos de sí mismos que nunca había experimentado, de los
que nunca pensé que eran capaces.

Ellos son míos y yo soy de ellos.

Siempre.

Paso el lápiz labial sobre mi labio inferior, pongo su tapa y me miro en


el espejo.

Esta noche es la noche de Ryker, y aunque lo he conocido toda mi


vida, nuestra relación había cambiado drásticamente una vez que las
cosas se volvieron sexuales, una vez que pasamos de ser solo amigos a...
algo más.

Todo había cambiado con el primer beso, el primer toque, luego el


acalorado momento en que le rogué a Ryker que tomara mi virginidad. El
alcohol estaba involucrado, por supuesto. La fiesta a la que asistimos fue
salvaje y cargada de sexo, que luego nos llevó a la parte de atrás de su
camioneta con él encima de mí.

Jareth, por otro lado... bueno, lo atribuí al magnetismo animal que


derrama en oleadas, y a una fiesta de Navidad en la que bebí demasiado
champán. Puesto que había terminado conmigo en la oficina de Jareth
con su cara entre mis muslos.

Y luego llegó el día en que ambos vinieron a mí y querían más,


querían una relación. Aunque solo había estado una vez con cada uno de
ellos, mis sentimientos habían crecido por ambos, y sabía que elegir a uno
sobre el otro era una tarea imposible.
Así que les conté a los dos sobre el otro, les expliqué que no podía
dejarlos ir, que me preocupaba demasiado por ellos. Esperaba que lo
terminaran conmigo en ese momento. Pero sorprendentemente, estuvieron
de acuerdo, me dijeron casi idénticamente que se negaban a dejarme,
que si tenían que compartirme con otro, que así sea.

Eran posesivos y territoriales cuando se trataba de otros hombres,


¿Pero entre ellos? Estaban aceptándolo, admitiéndose que no podía
renunciar a ellos.

Así que aquí estaba, viviendo dos vidas separadas, teniendo dos
relaciones separadas, y enamorada de Ryker y Jareth.

—Qué historia —le digo a mi reflexión.

Termino de prepararme, y siento como se estruja mi vientre con cada


segundo que pasaba. He estado viendo tanto a Jareth como a Ryker
durante meses, y cada día siento que mis sentimientos por ellos crecen. Los
amo. Y aunque sé que ellos también se preocupan por mí, hay una
vocecita en la parte de atrás de mi cabeza que me recordaba que todo
podría terminar horriblemente.

Tal vez esto no era real. Quiero decir, seguro que sonaba ficticio. Yo
con dos hombres, ambos desesperados por mi atención, posesivos
conmigo...

Si era sincera, todo sonaba demasiado bien para ser verdad.

Pero es que todo ha ido tan bien, tan perfectamente. Una vez que
las cosas se hicieron oficiales entre Ryker y Jareth, todo había encajado
perfectamente, como si así fuera como debía ser siempre.

Dividí mis días de cada semana entre ellos. Tres días continuos, tres
días libres y un día que tenía para mí. Aunque, si era sincera, si pudiera
pasar todos los días de cada semana con ambos, sería el nirvana.

Me doy una última y larga mirada en el espejo antes de bajar las


escaleras. Mi compañera de cuarto estaba sentada en el sofá, con un
cubo de helado en su regazo, mientras que el momento en el que Harry
conoce a Sally está jugando en la televisión por centésima vez.

Agarro mi bolso y lo verifico para asegurarme de tener todos los


elementos esenciales: lápiz labial, desodorante, chicle y mi billetera.

Escucho el estruendo de una motocicleta acercándose, y mi pulso


se acelera, con mariposas moviéndose salvajemente dentro de mí.
Camino hacia la ventana, aparto la cortina y veo a Ryker detenerse en el
camino de entrada.

—Siempre sé cuando estás a punto de irte, porque puedo escuchar


su motocicleta o ver al elegante Mercedes detenerse en el camino de
acceso —grita Kati desde la sala de estar y luego mira por encima de su
hombro y sonríe.

A ella le gusta burlarse de mí porque esta celosa, no puede creer


que estaba en una relación con dos hombres y estaban totalmente de
acuerdo con eso.

Siempre le digo—: Tú y yo, ambas. —Porque tampoco podía creerlo.

—No me esperes —le digo mientras abro la puerta, sin darle a Ryker
la oportunidad de venir a buscarme.

Esta era su tercera noche, lo que significa que era la última noche
que lo vería hasta la próxima semana. Pero ese es el acuerdo que todos
habríamos conseguido, y hasta ahora había estado funcionando
perfectamente.

A pesar de que odiaba pasar estos largos trechos sin verlo a él o a


Jareth, no podía mentir y decir que pasar un tiempo aparte también era
agradable, era casi liberador. Les daba a todos tiempo para ellos mismos.

Cierro la puerta principal detrás de mí y doblo la esquina, viendo a


Ryker desmontar, con un casco debajo del brazo y su atención en mí. No
sonríe, no muestra ningún tipo de expresión, pero eso era habitual. Era un
tipo fuerte y silencioso, meditabundo e intenso, serio pero con un lado
juguetón.
Y ese lado juguetón resultó ser cuando estábamos en su cama,
ambos desnudos, su gran cuerpo encima del mío cuando me dirigía como
si me conociera por dentro y por fuera.

Supongo que esa es la similitud entre Jareth y Ryker. Ambos son tan
intensos, tan serios todo el tiempo. Pero me mostraban un lado amable,
uno que era dulce y entrañable, pero que también me decía, me
mostraba y me enseñaba, quién estaba realmente en control.

Podría haber tenido poder sobre ambos, pero ellos empuñaban algo
mucho más fuerte dentro de mí.

Deseo. Amor.

Cuando estoy a una corta distancia, él baja el casco y extiende los


dedos alrededor de mi cadera y me aprieta contra su cuerpo duro. Me
derrito contra él, lentamente arrastrando mi mirada por su cuerpo para
poder mirarlo a la cara.

Tiene seis pies y cuatro pulgadas de pura masculinidad, sin adulterar,


con los brazos y el pecho cubiertos de tatuajes, la descripción de “alto,
oscuro y sexy” se ajusta perfectamente a él. Era brutal, estaba
completamente dedicado a mí, y era lo que consideraría un hombre
completo.

Y era mío.

Me mira a los ojos, con una expresión posesiva en su rostro. Luego,


hace un profundo sonido en su garganta antes de deslizar su mano hacia
mi mejilla, se inclina y me besa. Sus labios sobre los míos como si fueran sus
dueños, me consumen.

Desliza su lengua por la costura de mi boca, instándome a abrir sin


decir nada. Siento la dura evidencia de su excitación presionando contra
mi vientre, y me pongo de puntillas y envuelvo mis brazos alrededor de su
cuello, manteniéndolo cerca mientras me folla la boca.

No hay otra frase para describir lo que está haciendo.


Dentro y fuera, mete su lengua en mi boca, acariciándola con la
mía, sacándome un suave gemido cuando siento que la excitación se
mueve a través de mi cuerpo. Mis bragas se humedecen
instantáneamente, y mis pezones se endurecen. Pero se aleja antes de que
las cosas se calienten demasiado, antes de joderme contra un lado del
garaje. Lo cual sabía que haría, y tuve la tentación de rogarle que hiciera
precisamente eso.

Libera un estruendo profundo que viene de su pecho, su mano


todavía acuna mi mejilla y su enfoque esta en mí.

—¿Por qué te detuviste? —Susurro las palabras y trato de besarlo de


nuevo, pero la pequeña sonrisa que se dibuja en sus labios me hace gemir
de frustración y retroceder.

Aunque Ryker no es un amante dominante, no como Jareth, tiene


mucho poder sexual sobre mí, le gusta jugar con el deseo, retenerlo y
hacerme rogar por ello.

Y Dios, le suplicaba.

—Quiero tomar vino y cenar con mi chica esta noche —Tiene su


mano en la parte baja de mi espalda y la desliza hacia abajo para tomar
mi culo. Curva sus dedos alrededor de cada uno de mis globos, sus dedos
estando peligrosamente cerca del pliegue, las puntas solo necesitan unos
centímetros más antes de que toque entre mis muslos.

Si solo me muevo un poco, apuesto a que ahora estaría tocando mi


vagina. Pienso en hacerlo, actuar como si fuera un accidente, incluso si los
dos sabíamos que eso era una tontería. Pero antes de que pudiera actuar,
retira su mano. Dándome un fuerte golpe en el culo e inclinándose para
reclamar mi boca.

Cuando se retira, alcanza el casco que había puesto en el asiento y


me lo entrega para que me lo ponga.

Estando encendida y caliente, me coloco a horcajadas en la


motocicleta, un poco decepcionada porque me vi obligada a usar jeans.
No me daban fácil acceso, y cuando estoy con Ryker, mis
pensamientos son muy sucios.

Se sube, me mira por encima del hombro antes de encender el


motor y me pregunta dónde quiero comer.

Tiene mis brazos envueltos alrededor de su cintura, la dureza de sus


músculos al instante causa que un suspiro femenino me deje.

—En cualquier lugar mientras estés allí —le digo. Oye, fue cursi, lo
admito, pero había conocido a Ryker casi toda mi vida. Empezamos como
compañeros de juego, luego como amigos, y ahora estábamos en la
siguiente etapa como amantes. Lo quería mucho, y aunque a veces era
cursi, sabía secretamente que a él le gustaba eso, incluso con su personaje
de chico malo.

Todavía me mira por encima del hombro, pero su expresión sigue


siendo estoica. Se inclina un poco, me besa, y lo encuentro a medio
camino, nuestros labios se aprietan suavemente, y otro suspiro sale de mí.

Se retira del camino y nos dirigimos hacia donde él quiera. Yo no era


exigente. De hecho, ni siquiera me importaba si íbamos a cenar. Preferiría
pasar el resto de la noche desnuda y en su cama, abrazándolo mientras
me folla.

Pero cuando se detiene en el estacionamiento de este pequeño


restaurante bistró1 que sabe que me encanta, no me decepciona no
dirigirme directamente a su casa.

Una vez que desmontamos y entramos, nos llevan a una mesa casi
de inmediato. Conseguimos unos vasos de agua, pedimos una botella de
vino y comenzamos a revisar el menú. Levanto la vista para mirarlo. Era tan
grande y de aspecto intimidante, y para los extraños era bastante distante,
tal vez de aspecto casi aterrador. Pero si realmente conocieran a Ryker,
verían que era un gran oso de peluche. O tal vez eso es solo conmigo.

1. Bistró: es un pequeño restaurante con bar.


Me siento sonreír ante ese pensamiento.

Una vez que hacemos nuestro pedido, le pregunto a Ryker cómo


había ido su día. No solo tenía un título en negocios, sino que también es
dueño de su propio taller de reparación de motocicletas. Es inteligente y
talentoso, y Dios... ¿mencione que sabe cómo trabajar con las manos?

Me aclaro la garganta —Entonces, Ryker —Lo observo mientras


coloca el menú en la mesa. La mirada que me da me dice que sabe que
lo que fuera que vaya a preguntar era probablemente la típica Sofie. Lo
que significa que era inútil, cursi o sucio.

—Entonces, Sofie —retumba su voz profundamente y masculina.

—Tengo una pregunta para ti.

Él sonríe. —¿Debería estar nervioso?

Me rio entre dientes y sacudo la cabeza —No. Solo tengo curiosidad


es todo. De hecho, me he estado preguntando esto por un tiempo, pero
creo que no quería meter mi nariz donde no me corresponde.

—¿Pero ahora quieres meter tu nariz donde no te corresponde? —Él


sonríe otra vez.

—Bueno, ya me conoces —Me encojo de hombros y le devuelvo la


sonrisa.

—Está bien —dice y se recuesta en la silla, la charla de los clientes


que nos rodean disfrutando de su comida desapareciendo mientras me
mira sus ojos oscuros.

Dios, podría perderme en esos ojos —Después de que nosotros, ya


sabes, por primera vez... —Miro a mi alrededor para asegurarme de que
nadie pueda escucharme. No sabía por qué estaba mencionando esto
ahora. No es como si importara en el gran esquema de las cosas. Pero es
algo que me he preguntado.
—¿Después de follar por primera vez en la parte trasera de mi
camión?

Siento que mi cara se calienta ante sus palabras contundentes.

Se inclina hacia delante y me da una sonrisa sexy —Sí, pienso en ese


momento cada vez que me masturbo, Sofie.

Oh. Dios.

Tengo la tentación de decirle que se detenga, cenara y volviera a su


lugar.

La camarera viene y vuelve a llenar nuestras bebidas, y estoy


agradecida por la pequeña interrupción.

Una vez que ella se va, me aclaro la garganta —Después de eso, ya


que no estábamos juntos, juntos... —Levanta una ceja. Y dejo de hablar
por un segundo. —Ya sabes, como en una relación o algo así ¿Viste a
alguien?

—¿Vi a alguien? —Todavía tiene una ceja oscura levantada y una


expresión estoica en su rostro.

Me encojo de hombros, sintiéndome incómoda, incluso


mencionando esto, y a pesar de todo, me preocupo, dado el hecho de
que también estaba viendo a Jareth.

—¿Quieres decir que si me tiré a alguien más después de que lo


hicimos?

Una vez más, mis mejillas se calientan. Asiento y miro a mí alrededor.


Pero nadie se preocupa por nosotros o por lo que hablamos.

Él no habla por un largo momento, y desvió mi mirada por mi


vergüenza. Entonces lo miro y lo observo mientras se inclinaba hacia
adelante y apoya sus antebrazos sobre la mesa, enfocándose únicamente
en mí —No, Sofie. No me estaba tirando a nadie más. Ni siquiera estaba
saliendo con nadie para el caso. —Él mantiene su expresión vacía.
Me sorprende eso —¿De Verdad? ¿Puedo preguntar por qué? —No
era de mi incumbencia, pero las palabras se derraman antes de que
pueda detenerlas.

Esta en silencio por un largo rato, mientras se recuesta en la silla una


vez más, mirándome como si tuviera sus propias preguntas —
¿Honestamente?

Asiento—Siempre. Tú lo sabes.

—Porque eras todo lo que quería. Eres todo lo que siempre he


querido.

El mundo se desvanece a mí alrededor después de que habló.

—¿Tengo ofertas? —Él asiente. —Sí. Muchas. Pero nadie más me


ofrece lo que tú, Sof.

Siento todo tipo de cosas en ese momento.

—¿Te follaste a alguien más después de nosotros, aparte de cómo se


llama? —La comisura de su boca se levanta con una sonrisa, pero me doy
cuenta de que no es nada divertido.

Aunque Jareth y Ryker toleraron el hecho de que estaba con los dos,
eran increíblemente posesivos.

Niego con la cabeza —No, no estuve con nadie, no hasta Jareth, e


incluso entonces no lo había planeado ni nada.

Una regla era que nunca hablamos del otro mientras estábamos
juntos. Lo mismo sucedía cuando estaba con Jareth. Pero había momentos
en que surgían cosas como esta. Y cuando lo hacían, trabajamos, y
hablamos a través de ello como adultos.

—Simplemente sucedió —No dice eso para ser condescendiente. Lo


dice como si entendiera.
Trago el grueso nudo en mi garganta, la conversación se volvió
extremadamente seria, aunque esa no había sido mi intención. No
hablamos por un largo momento, esas palabras colgaban entre nosotros.

—Escucha, esto se puso demasiado pesado para lo que planeé en


esta noche —dice con voz profunda. —Ahora que está fuera del camino,
terminemos de comer. —Se inclina de nuevo. —¿A menos que quieras
saltarte la cena e ir directamente al postre?

Y así, enrojezco, me enciendo, y el tema de joder a otras personas es


un recuerdo lejano.
Nos encontramos de nuevo en casa de Ryker. Era una pequeña
casa de dos habitaciones, la típica casa de soltero que uno podría
esperar.

La primera vez que me mostró este lugar, no pude entender cuál era
el atractivo. Eso fue hasta que fuimos a la parte de atrás y había un garaje
masivo en casi dos acres de tierra.

Entonces, todo tuvo sentido.

Ryker es el tipo de persona que trabajaba con las manos, hacía un


trabajo manual sucio y agotador, porque lo disfrutaba. No solo trabaja en
automóviles y motocicletas en su trabajo, sino que también lo hace
durante su tiempo libre, porque realmente lo disfruta.

—¿Cerveza? —Pregunta mientras entramos por la puerta principal.


Arroja las llaves sobre la pequeña mesa del comedor y entra en la cocina.

Aunque habíamos pedido una botella de vino en la cena, él solo


había tomado un vaso con su comida, y yo había terminado el resto. Tenía
un buen zumbido, pero aun así asentí. No soy la mayor bebedora de
cerveza, pero Ryker siempre tenía a mano los mejores artesanos.

Fui a la sala y me senté en su gran sillón reclinable. Aunque caben


dos personas cómodamente, Ryker era un tipo tan grande, que llenaba
todo el asunto. El cuero era suave como la mantequilla debajo de mí, y
olía igual que él.

Escucho que la nevera se abre y se cierra, el sonido de las botellas


de cerveza sonaba fuerte, y un momento después lo siento entrar a la sala
de estar.
Mirando por encima de mi hombro, aprecio la vista que era todo él.

Coloca las botellas en la mesa de café, mirándome con avidez.


Aunque hacíamos cosas como pareja, experiencias casi mundanas que
uno esperaría que hicieran un novio y una novia, ambos también éramos
extremadamente apasionados. Eso significaba que cuando estábamos
solos, darnos placer mutuamente estaba en lo más alto de nuestra lista.

Estoy a punto de alzarme para pararme, pero un momento después


esta delante de mí, cayendo de rodillas y deslizando las manos por mis
muslos. Mantiene su atención enfocada directamente en mis ojos mientras
desabotonaba mis jeans y tira de la cremallera hacia abajo. Rodea los
dedos alrededor de la cintura, quitándome mis pantalones y mis bragas.

Un suave gemido me deja.

Levanto mi trasero para darle un mejor acceso, y una vez que me


fue quitada la ropa y tirada a un lado, se reclina hacia atrás y se sienta
sobre sus talones. Ryker lentamente arrastra su mirada hacia mi
coño. Aunque mis piernas están cerradas, no tengo ninguna duda de que
puede ver mi raja.

Envuelve su mano sin apretar alrededor de mi pierna y levanta mi


pie, se lo pone en el hombro y luego se inclina y pasa su lengua por el
delicado hueso de mi tobillo. Besa y chupa mi piel, moviendo su lengua y
sus labios por mi pantorrilla y luego acercándose a mi muslo interno. Con su
mano libre, levanta mi otra pierna y la coloca sobre el brazo de la silla.

Me siento extendida para él, siento como el aire fresco se mueve por
la parte más íntima de mi cuerpo.

Tengo las manos envueltas alrededor del cuero, mis uñas clavándose
por el placer que me consume al instante y casi no me ha tocado todavía.
Envuelve sus manos alrededor de mi cintura y me baja para que mi trasero
este colgando del asiento de la silla. Y luego me quita el pie de su hombro
y sitúa mi pierna sobre el otro apoyabrazos.
Estoy obscenamente desparramada para él, mi estómago se hunde
dentro y fuera, dentro y fuera. Exhalo ásperamente, el placer haciéndose
cargo. Mientras, el mantiene su rostro inexpresivo, pero aún así habla.

Tenía hambre de mí. Me devoraría.

—No sé si puedo durar hasta que te vuelva a ver, bebé. —Él gruñe
esas palabras y se inclina más cerca, con sus ojos fijos en los míos. —Si estoy
siendo honesto, esos días que no te veo, me masturbo tantas veces que
me duele la polla.

Suelto un pequeño sonido y percibo como mis pezones se


endurecen.

Mira hacia mi coño, y suelta un gruñido bajo —Mira lo mojada que


estás para mí. —Ryker desliza su mano a lo largo de mi muslo interior, la
mueve más cerca del lugar entre mis piernas, y luego desliza sus dedos
arriba y abajo de mi hendidura, acumulando mi excitación. —Empapada.
—Él gruñe esa única palabra justo antes de inclinarse para cerrar su boca
justo en mi centro.

Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, mi boca se abre por sí
sola mientras gimo suavemente. La sensación de él aplanando su lengua y
deslizándola hacia arriba y abajo por mi hendidura, sumergiéndola en el
agujero de mi coño, y luego arrastrándola hacia arriba y chupando mi
protuberancia es casi mi perdición.

—Mírame —exige, las vibraciones de su voz atravesando mi núcleo.

Me obligo a levantar la cabeza, y abrir los ojos. Lo miro fijamente,


viendo esa mirada casi animal en su rostro. Esa es la descripción más
precisa que se me ocurre sobre cómo me mira.

Se retira lo suficiente para poder ver mi vagina, para que yo pueda


ver cuán mojada estoy. Y luego saca la lengua y la hunde una vez más. La
arrastra hacia arriba y hacia abajo otra vez, lamiendo mi clítoris y
moviendo el músculo alrededor del brote endurecido e inflamado. Gruñe
profundamente, como si estuviera en el cielo en este momento.
Me quedo sin aliento ante la sensibilidad.

Tiene sus pulgares a cada lado de mis labios, separando la carne y


extendiéndome hacia él. Mueve su lengua hacia abajo y la empuja en mi
agujero, jodiéndome allí como quiero que lo haga su gran polla.

—Por favor, Ryker —Lamo mis labios, mi voz no es más que un


susurro. Gruñe por lo bajo antes de darle a mi coño una última chupada, y
luego se recuesta.

Nos miramos el uno al otro por un momento prolongado, la


electricidad y la química rebotando entre nosotros.

Con sus manos en mis muslos, manteniéndome extendida, estoy a su


merced.

—¿Qué quieres? —Su voz es un tenor áspero, suena ligeramente


ronca, muy cortada.

—Te quiero —digo honestamente, porque no tiene sentido endulzar


todo esto. Estoy aquí, extendida para él, casi pidiendo que me folle. Lo
quiero desesperadamente, y sé que él también me desea a mí.

Me suelta y se coloca de pie, y observo sin vacilar con una


acalorada mirada mientras busca el botón y la cremallera de sus
pantalones vaqueros. Pero no se quita completamente los pantalones, en
cambio, saca su polla de la bragueta y se acaricia una y otra vez desde la
raíz hasta la corona, antes de acabar con la punta.

Mira entre mis piernas todo el tiempo.

—Fóllame —le suplico.

Aunque no me da lo que quiero. Mientras sigue mirando mi vagina y


se masturba, supe que me lo negaría. Le gustaba eso, le encanta construir
esta anticipación. Se trata de prolongarlo, haciéndome esperar hasta que
lo viera la próxima vez. Y Dios, esa anticipación se sentía tan bien cuando
finalmente nos reunimos.
—Toca tu coño bonito por mí —ordena. —Hazte venir para mí.

No dudo cuando me inclino y paso los dedos por mi hendidura. Estoy


empapada, mis músculos internos se aprietan rítmicamente como si
quisieran algo grueso y largo empujado dentro de mí. Muevo mis dedos
hacia mi clítoris y enmarco el pequeño manojo de nervios, moviendo los
dedos a su alrededor, siento que el placer se eleva más y más. Y aún así,
Ryker se queda allí, moviendo su palma sobre el eje, su mirada rebotando
entre mi vagina y mi cara, volviendo a bajar entre mis piernas, y luego
mirándome a los ojos.

Respira más fuerte, más pesado, su amplio pecho sube y baja. Sabía
que estaba a punto de llegar, sabía que se estaba forzando a esperar
hasta que yo llegara primero.

Deslizo mi dedo hacia abajo y bromeo en el agujero de mi coño


justo antes de meter el dedo dentro. Empujo mis pechos hacia fuera y
jadeo, la sensación es tan fuerte que no puedo guardar el sonido para mí.

—Eso es, Sofie.

Abro mi boca con un sonido silencioso mientras hago eso, empujo mi


dedo dentro y fuera de mi cuerpo, sintiendo mis músculos tirando de él,
tratando de empujarlo más. Observo mientras se acaricia a sí mismo, y miro
el pre semen que se forma en el agujero de la punta. Hay mucho de eso,
del líquido claro que gotea de la corona. Esta tan excitado por mí, eso era
evidente.

Pasa la palma de su mano por la punta de su polla, recogiendo el


pre semen y usándolo como lubricante. Cuando nos tocamos uno frente al
otro, encuentra acabar casi instantáneamente. Todo lo que puedo hacer
es cerrar los ojos e inclinar mi cabeza hacia atrás, gritar mientras el
orgasmo finalmente me reclamaba.

Soy vagamente consciente de que gruñe, siento que su cuerpo me


calienta mientras se acerca. Abro mis ojos y lo miro, veo que ahora está
parado entre mis piernas, todavía trabajando, pero claramente muy cerca
de caer.
—Vamos, Ryker —digo con voz sensual. Veo cómo se tensan los
músculos de su cuello, se que está cerca debido a la feroz mirada en su
rostro. Un segundo después, se viene.

Deja escapar un profundo estruendo cuando un chorro de semen


blanco lechoso sale disparado de su polla y aterriza entre mis piernas. El
líquido cubre mi vagina, pintándola, demostrando que ha estado tan
excitado como yo. A pesar del hecho de que hemos tenido relaciones
sexuales varias veces en nuestros tres días juntos, su carga es enorme, tanta
leche que no me detuve y me froto todo el coño.

La extiendo como si fuera una loción, necesitando que su aroma me


cubriera.

—Eso es. Mierda, frota mi semen en tu piel.

Sigo haciendo eso, mi boca ligeramente abierta mientras jadeo, las


réplicas de placer aun se mueven a través de mí.

Cuando los dos estamos agotados, se mete de nuevo en sus


pantalones y me ayuda a pararme. Ryker me acerca, mis pantalones y mis
bragas que aún siguen fuera y sus manos ahora van y ahuecan mi trasero.
Aprieta los montículos hasta que me pongo de puntillas para acercarme a
él.

—Mía, Sofie. Eres jodidamente mía y te amo. —Desliza su mano por


mi espalda y me ahueca la nuca. Se inclina y reclama mi boca,
haciéndome saborearme en sus labios y lengua.

Me hace tomar su beso.

Y lo tomo, porque cuando se trataba de Ryker, no podía hacer nada


más.
Llevo dos tazas de café, mi bolsa colgada del hombro y los tacones
haciendo clic en el suelo de mármol. Trato de mirar mi reloj para ver qué
tan tarde es en realidad, le echo un vistazo y maldigo internamente
mientras aumento mi velocidad.

Aunque estoy durmiendo con el jefe, y estoy en una relación seria


con él, eso no significaba que pueda llegar tarde cada vez que me
apetece. Pero gracias a que mi alarma no se disparó, junto con el tráfico
de la ciudad, esta mañana me estaba arrastrando del culo.

Presiono el botón para subir el elevador y luego me quedo allí


mientras espero a que se abran las puertas. Repito los últimos tres días en
mi cabeza, todavía con hormigueos por todo lo de Ryker. Aunque no
habíamos dormido juntos la noche anterior, no en el sentido sexual, nos
habíamos metido en su cama y simplemente nos acostamos allí. Mantuvo
sus brazos alrededor de mí y, la conversación fue fácil y relajada. Me
obligué a irme a una hora decente, sabiendo que tenía que levantarme
temprano para ir a trabajar, pero aquí estaba, no obstante tarde.

Debería haber dormido más.

Pero tampoco puedo mentir y decir que no estaba locamente


emocionada de ver a Jareth. A pesar de que es mi empleador, en
realidad no lo veía durante las horas de trabajo. Era una ocasión rara
cuando nuestros caminos se cruzaban en la oficina, y cuando lo hacían,
siempre lo manteníamos profesional. Demonios, nadie en el trabajo sabía
que yo estaba con él. Así de discreto y profesional nos quedamos con esta
mierda.

Así que no fue técnicamente “romper las reglas” cuando eran los tres
días de Ryker y yo estaba trabajando con Jareth.
Pero hoy era el comienzo de los tres días de Jareth, y eso significaba
que, después del trabajo, me dirigía directamente a su casa, me quedaba
con él durante las siguientes setenta y dos horas y luego me iba y tenía el
día siguiente para mí.

Esta relación es como una V, era como una máquina bien


engrasada, donde yo estaba en el punto, y Jareth y Ryker se separaban
de mí pero todavía estaban conectados.

Una vez en el trabajo, sonrió mientras paso por los cubículos y me


dirijo a mi oficina. Aunque tengo mi propio espacio, no era nada
grandioso, nada como un ejecutivo o incluso una suite ejecutiva junior.
Pero funciona para mí, me da privacidad para hacer el trabajo, y si quiero
volverme loca durante el tiempo de Jareth, le enviaría por correo
electrónico algunos mensajes extremadamente inapropiados y no seguros
para el trabajo.

Sitúo un café en el escritorio de mi asistente y ella me da las gracias


mientras sostiene el teléfono contra su oreja.

—Solo dame el resumen del día cuando hayas terminado —le


susurro, y ella asiente.

Tomo mi café y me dirijo a mi oficina, cerrando la puerta con el


tacón de mi zapato y caminando hacia mi escritorio. Tiro mi bolsa sobre la
mesa, voy a sentarme y enciendo mi computadora. Mientras espero a que
se prenda, miro por la ventana mientras tomo un sorbo de mi vaso de café
latte de vainilla casi demasiado caliente para beber.

Estoy perdida en mis pensamientos cuando escucho el ding que me


dice que tengo un nuevo mensaje. Centrándome en la computadora,
muevo el mouse hasta que puedo hacer clic en el pequeño ícono que
tiene un sobre con un punto 1 rojo sobre él.

Abro mi correo electrónico e inmediatamente siento que mi vientre


se tensa de emoción. Es de Jareth. Mi garganta se seca mientras pienso en
lo que me ha escrito. Ni siquiera tengo que verlo para que mi cuerpo se
ilumine, para que la excitación me lamiera la piel y se asiente
profundamente en mi interior.

Para: Sofie Blackwell (Stein Enterprise, Asistente del Director de


Medios)

De: Jareth Stein (Stein Enterprise, CEO)

Señorita Blackwell, ha llegado a mí que llega veinte minutos tarde.


Necesitaré verte en mi oficina durante la hora del almuerzo para revisar el
manual del empleado y las reglas de conducta.

A pesar de que su correo electrónico suena premonitorio, incluso


como una reprehendida, sé que no era nada más que sexual. No tiene
nada que ver con castigarme, y todo que ver con una excusa para
verme. Y ciertamente no estaba perdiendo el tiempo en su primer día.

Ubico mi café y pongo mis manos en el teclado para escribir la


respuesta.

Para: Jareth Stein (Stein Enterprise, CEO)

De: Sofie Blackwell (Stein Enterprises, Asistente del Director de


Medios)

Estimado Sr. Stein, mis disculpas por no ser profesional y estar a


tiempo para trabajar. Estaré en su oficina puntualmente al mediodía para
revisar el manual del empleado, así estoy actualizada e instruida sobre lo
que se espera de mí.

Mi cuerpo se estremece positivamente ante la sola idea de lo que


haremos en su oficina, cómo exactamente me pondrá en mi lugar. Ahora
solo tengo que pasar el resto del día, o al menos hasta la hora del
almuerzo tratando de no dejar que las sucias imágenes de nosotros juntos
consuman mis pensamientos.

Me quedo al otro lado de la puerta de la oficina de Jareth, de


caoba lisa y de grano oscuro. Todos han ido a almorzar, incluido su
asistente personal, y aunque esta no era una nueva relación, siento los
aleteos de mariposas moviéndose en mi estómago, el nerviosismo que se
produce con la primera cita en mi cuerpo. Levanto mi mano y pongo mis
nudillos sobre la madera, y doy tres golpes sutiles que suenan pesados.

—Entra, Sofie.

Puedo escuchar el profundo tenor de su voz, y se estrella justo en mi


centro. La orden habría hecho que mis dedos se encresparan si no fuera
por los tacones de aguja que llevo, del tipo que Jareth ama.

Suelto un suspiro lento, agarro el frío mango de metal y abro la


puerta. Está de pie junto a su ventana que va del piso al techo, con vista a
la ciudad, sus manos metidas en los bolsillos de sus pantalones y sus anchos
hombros que parecen ocupar toda mi vista.

—Cierra la puerta detrás de ti —dice con voz serena y tranquila, pero


con un indicio de autoridad. Se vuelve y me mira, sin decir nada más
mientras me observa durante un largo rato. Siempre siento que estoy bajo
un microscopio cuando estoy cerca de él, su mirada es tan penetrante era
casi... íntima.

Mis sentimientos por él son diferentes a los que siento por Ryker.
Aunque los amaba por igual y los deseaba tan apasionadamente que a
veces ni siquiera podía respirar, Jareth es un amante dominante. Le gusta
controlar en el dormitorio, controlar todos los aspectos de su vida.

Ryker, por otro lado, está concentrado en hacerme venir, como si lo


necesitara antes de que pudiera encontrar su propia liberación.

Tal vez por eso me había enamorado de ambos. Tal vez tener dos
hombres muy diferentes que atendían mis deseos igualmente, mis
necesidades duales, era lo que necesitaba para sentirse completa.

—Ven aquí, Sofie.

Aliso mis manos por mi falda lápiz y comienzo a caminar hacia él.
Cuando llego a su escritorio, me detengo. Y luego simplemente exhalo
lentamente mientras espero que él haga un movimiento, o que me dé una
orden.

Me desconcierta cuando me dice qué hacer, porque aunque


podría parecer que tiene el poder, la verdad es que yo lo tengo todo.

—Llegaste muy tarde esta mañana —dice con naturalidad.

Realmente no lo hice, solo veinte minutos más o menos, pero no lo


corrijo. No me atrevo. En su lugar, asiento y junto mis manos detrás de mi
espalda en un movimiento puramente sumiso.

—¿Por qué llegaste tarde? —Da un paso adelante, sus manos aún en
los bolsillos de sus pantalones y su atención centrada en mí.

Jareth es mayor que yo, veinte años para ser exactos. A los
veinticuatro años, nunca pensé que me enamoraría de un hombre de la
edad de mi padre. Demonios, tampoco creía que pudiera enamorarme
de dos hombres al mismo tiempo. Es curioso cómo funciona la vida.

—Mi alarma no sonó y había tráfico —digo tan bajo, tan suave, que
mi voz es casi un susurro.

Se acerca un paso más y me obligo a no retroceder. Siento que el


calor de su cuerpo me golpea, siento que mi pulso se acelera y que entre
mis piernas me humedezco. Entonces doy un paso atrás, y otro, y otro,
hasta que siento que la pared detiene mi retiro. Y todo el tiempo, Jareth
me sigue.

—Deberías ser reprendida por llegar tarde. —Baja su mirada hacia mi


boca, e involuntariamente lamo mis labios. Un profundo gemido lo
abandona, y mi coño cruje aún más en respuesta. Aprieto mis
muslos juntos, la excitación es tan fuerte que me cuesta respirar.

—¿Reprenderme? —No tiene sentido actuar como si tuviera mi


mierda junta, como si no estuviera completamente perdida en Jareth.
¿Cuál era el punto de fingir que él no podía leerme mejor de lo que yo
podría leerme a misma?

—Se deben tomar medidas disciplinarias —dice y se acerca a mí


para que nuestros cuerpos estén separados por una pulgada.

—¿Y cómo sería eso? —Mi voz no es más que un susurro, un susurro
erótico y muy excitado.

—No lo sé, Sofie. Tal vez debería mostrarte en lugar de decírtelo.

Gimo suavemente después de que habla. Esperaba que él dijera


algo así. Tal vez retendría mi orgasmo, azotándome el trasero hasta que
estuviera rojo y dolorido, o tal vez me hiciera chuparlo, obligándome a
tragar todo su semen como una buena chica. Dios, los pensamientos en mi
cabeza volaban, podrían ser mi perdición.

Pero pasa un largo momento antes de que diga algo más. Ni siquiera
me toca, ni siquiera hace un movimiento como pensé que lo haría. —
Quítate la falda y muéstrame tus bragas.

Mi corazón late tan fuerte y rápido que en realidad es doloroso. —No


llevo bragas. —Dios, ¿era esa mi voz? Era sexy y sensual al mismo tiempo.

Un profundo gruñido lo abandona, y se acerca un centímetro más a


mí —Qué buena chica eres —Observa mi boca otra vez. —Haz lo que te
digo, Sofie.
Me agacho y agarro el borde de mi falda, levantando el material.
Era un diseño lápiz, que se adapta a mi forma, lo que me hace mover mis
caderas para que el material suba por mis muslos.

Una vez que la tela está por encima de mis caderas, observo
mientras Jareth mira hacia el área entre mis piernas. Tengo medias hasta el
muslo y las correas atadas a una liga, es el atuendo que uso porque sé que
a Jareth le gusta y porque me hace sentir muy sexy.

—Abre las piernas —dice exigentemente.

Hago lo que me ordena, extendiendo mis piernas y el aire fresco se


mueve a lo largo de la parte más íntima de mí.

—Sabes que me gusta lo suave que es tu coño.

Asiento. Continuamente me encero el coño porque me gusta cómo


se siente, especialmente durante el sexo.

—Date la vuelta —dice, y hago exactamente eso, mirando por


encima de mi hombro y viendo cómo se dirige su atención hacia abajo —
Mira ese culo. Cuando te vayas de esta oficina, estarás débil de las rodillas
y rogándome que te folle, Sofie.

Cierro los ojos y apoyo la cabeza en la pared, gimiendo


suavemente. Sí. Eso es exactamente lo que quiero.

—Date la vuelta —ordena.

Hago lo que dice.

Durante un largo momento, Jareth no habla; él solo me mira, me


mira a los ojos, el control que tiene sobre esta situación era evidente. Y
aunque yo soy una mujer fuerte por derecho propio, independiente y
exitosa, no puedo evitar admitir que tener a Jareth en control de esta
manera me enciende.
Baja su mirada a mi vagina desnuda, su cara como piedra, su
respiración incluso. Él tiene su deseo y control en jaque; Eso era
evidente. Pero, de nuevo, siempre lo hacía.

—Quiero que te toques, que muevas la mano hacia tu vagina y


extiendas tus labios para mí.

Mi vientre se está hundiendo dentro y fuera por su orden, y


obedezco al instante. Pasando mis dedos por mi vientre, sobre el material
de mi falda, y finalmente sobre mi suave montículo, me detengo justo
antes de tocarme completamente.

—Sé una buena niña para mí, bebé —gruñe bajo.

Aquí está el, vestido impecablemente, sus manos aún en los bolsillos
de sus pantalones, su voz solo muestra el más mínimo indicio de excitación,
y su mirada se centraba en mi coño.

Actúa tan... controlado. Y yo sentía cualquier cosa menos eso.

Toco mi clítoris al principio y un pequeño jadeo me abandona. Bajo


un dedo por mi centro, sintiendo lo empapada que estoy, lo mojado que
esta mi coño para Jareth.

—Muéstrame más —exige, pero su voz es uniforme.

Apoyo la espalda contra la pared, levanto un poco las caderas y


abro mis labios para que pueda verme bien.

Por un momento, no dice nada, no se mueve. Demonios, ni siquiera


pensé que respiraba.

—Estás tan mojada —dice, y en ese momento, no puedo ocultar la


dureza que se une a su voz.

Me muevo para poder sumergir mi mirada en la entrepierna de sus


pantalones, y puedo ver el contorno masivo de su erección presionando
contra el costoso material hecho a medida, lo que me marea.
—Frota tu clítoris. Quiero que casi te vengas, Sofie. —Me mira a los
ojos una vez más. —Pero quiero que esperes mi permiso para pasar del
borde. —Hay un gruñido áspero en su voz. —Quiero que te lleves casi allí y
luego te detengas.

Oh. Dios.

Empiezo a frotarme, cierro los ojos y me rindo al placer.

—Mírame —ordena.

Me obligo a abrir los ojos y a mirar los de Jareth. Da un paso


adelante y siento que el calor de su cuerpo se mueve contra mí. Separo
mis labios y jadeo ante la sensación, amando la emoción, deseando más.
Necesitándolo.

—Frótate más rápido —dice en voz baja y posa su cara en apenas


una pulgada. Puedo sentir su aliento cálido, que huele a menta contra mis
labios y gimoteo por más. —Más duro, Sofie.

Un pequeño grito se derrama de mí cuando siento que el pico se


acerca, casi al alcance. Un brillo ligero de sudor comienza a alinearse en
mi columna vertebral, pero en el fondo de mi mente, sé que no puedo
venirme, no sin el permiso de Jareth.

—Estoy... tan cerca —Susurro las palabras con dureza, suplicando,


rogándole con mis ojos que me de lo que quiero. Pero él no dice nada,
solo me mira, solo me hace continuar frotándome. Intento
desesperadamente, pero en vano, no venirme.

Cuando se que no puedo detenerme, que no puedo controlarlo, su


mano agarra mi muñeca y me detiene. Mis músculos internos se aprietan,
con mi orgasmo justo en la superficie, amenazando con extenderse, y
desobedecer las órdenes de Jareth. El respira con más fuerza, su excitación
es evidente ahora, sin importar cuánto intente controlarla.

Nos miramos a los ojos, y puedo sentir el duro contorno de su polla


contra mi muslo. Presiona su polla contra mí un poco más fuerte, y se frota
en seco contra mí... usándome como quiere.
Pero sé que es un maestro del control, de la espera. Con sus dedos
envueltos alrededor de mi muñeca, saca mis dedos de mi clítoris,
levantando mí mano para que este ahora entre nosotros. Y aún así, me
mira a los ojos mientras abre la boca y chupa mis dedos.

Siento su lengua arremolinándose alrededor de las almohadillas,


lamiendo todos mis jugos, toda mi excitación. Trato de apretar mis muslos
juntos, pero él tiene su rodilla encajada entre ellos, obligándolos a
permanecer abiertos, sabiendo lo que quiero, necesito, pero
negándomelo.

Y Dios, eso me encendía aún más.

Cuando termina de chuparme los dedos, se los quita de la boca,


coloca mi mano sobre su polla, luego se inclina y me besa. Mete su lengua
en mi boca, haciéndome saborearme de él. Enrosco mis dedos alrededor
de su polla y lo froto a través de sus pantalones, deseando hacerlo venirse
para mí.

Me tiene a punto de rogarle que me folle aquí y ahora.

Pero rompe el beso demasiado pronto, da un paso atrás y me deja


sintiéndome privada de valor.

—La próxima vez, llegarás a tiempo, ¿no es así, dulce niña?

Asiento.

—La próxima vez, te daré una recompensa por ser una buena chica,
Sofie. —Lo observo mientras ajusta su polla y se mueve detrás de su
escritorio, sentándose, siendo el CEO que es. —Si eres una buena chica el
resto del día, te recompensaré esta noche, pequeña.

Me desplomo contra la pared y suspiro de decepción.

—Baja tu falda, enseguida, y vuelve al trabajo. —Aunque su tono es


exigente, autoritario, también hay suavidad en el.
Y cuando me ajusto la falda, con el coño y los muslos internos
empapados con mi excitación, y la incomodidad siendo un recordatorio
de lo que casi había tenido, lo que Jareth se había negado a darme, supe
que una vez que estuviéramos solos, en su apartamento, él me daría todo
lo que necesitaba.

Todo lo que quería.


Estaba dolorida, agotada, pero el placer que sentía a través de
cada célula de mi cuerpo, cada sinapsis, me hacía sentir... viva. Pero
siempre me siento así después de estar con Ryker y Jareth.

Tocan mi cuerpo como si fueran maestros y yo era su orquesta.

Nunca me sentía más consentida que cuando estoy con ellos. Y era
por diferentes motivos, diferentes sentimientos.

Me muevo más rápido, mis zapatillas comíendo el asfalto mientras


corro alrededor del lago. Esta era la segunda vuelta, pero no me detendría
hasta que me empapara de sudor y hasta que me dolieran las piernas y
sintiera las rodillas como pudín. Sólo entonces pararía. Sólo entonces me
permitiría tomar un descanso.

Este es mi día de no verlos, mi elección, mi decisión. Creé el horario,


la rutina. Pero funcionó para todos nosotros, funcionó tan perfectamente
que todos éramos como una máquina fluida.

Bombeo mis brazos y piernas más fuerte. Paso junto a una mujer que
pasea a su perro, un labrador que esta ladrándome, tirando de la correa.
Hay una mujer con su hijo en un cochecito, su teléfono celular pegado a su
oído mientras discute con alguien.

Sigo corriendo, sigo pensando en mis hombres, lo complicado pero


fácil que es todo esto. En un mundo perfecto, los tendría a los dos al mismo
tiempo, no sexualmente, pero donde no teníamos que dividir los días,
donde estábamos todos juntos.

Puedo imaginarme uno a cada lado mientras sostengo sus manos y


caminamos alrededor de este mismo estanque. Por supuesto, tendríamos
miradas, miradas fijas. Habría susurros, suposiciones. Pero para ser honesta,
no me importa nada de eso. Solo quiero a Ryker y a Jareth en mi vida
siempre.

Era egoísta, lo admito, y una parte de mí se siente culpable por eso,


por hacer que tengan que estar de acuerdo con compartir porque no
quería dejarlos ir. ¿Pero realmente estaba haciendo que ellos hicieran
algo?

Son hombres adultos, maduros, y pueden tomar sus propias


decisiones sobre si quieren permanecer en esta relación o no, incluso si era
complicado a veces, poco ortodoxo, por decir lo menos.

Estoy completando mi segunda vuelta cuando mi música es


interrumpida por una llamada entrante. Reduzco mi paso a un trote y
reviso mi teléfono, viendo que es mi madre.

—Hola, mamá —digo una vez que respondo a la llamada.

—Hola cariño. ¿Qué estás haciendo?

Jadeo —Corriendo

—Oh Dios. Pensé que había llamado durante algo más.

Pongo los ojos en blanco y me rio entre dientes. —Mamá, por favor,
no vayas allí.

—¿Qué? Quiero decir, ¿cómo se supone que debo saber tu horario


ya que tienes a Ryker y Jareth cada dos días?

Oh Dios mío. Reduzco la velocidad y comienzo a caminar, sin saber


qué decir, lamentando incluso haberle dicho algo a mi madre desde el
principio.

—Mamá, no somos amigas, buen señor —Resoplo y sacudo la


cabeza.
—Bueno, discúlpame. —Mi madre tiene una nota burlona en su
voz. —Además, sabes que solo te estoy haciendo pasar un mal rato. Si no
lo hago, ¿quién lo hará?

Me rio suavemente. —Supongo que eso es cierto, pero aún así, nadie
quiere escuchar a su madre ni siquiera mencionar el sexo. —Me encojo
internamente ante la sola idea de eso. Aunque mi madre y yo estamos
cerca y nos acercamos aún más después de que mi padre se fue, mi vida
sexual no fue algo en lo que nos sumergimos. O la de ella.

Camino por la mitad del estanque mientras escucho a mi madre


hablar sobre su nueva posición en el trabajo, la fiesta en el jardín a la que
había ido durante el fin de semana y cómo aprendió a beber el té de las
tazas de porcelana. Luego comienza a hablar sobre lo buenos que eran los
macarrones franceses y cómo iba a tratar de descubrir cómo hacerlos este
fin de semana.

—Ojalá vivieras más cerca, cariño. Podríamos hacer todas estas


cosas juntas.

—Yo también, mamá.

Después de la universidad, me mudé más cerca de la ciudad, pero


me quedé justo en las afueras. Era un viaje corto en automóvil al trabajo,
pero aún así me daba un poco más de privacidad que si estuviera en
medio de los rascacielos y la multitud de hombro a hombro.

Aunque mi madre estaba a solo cinco horas de viaje en automóvil,


ambas estábamos tan ocupadas que significaba que no había mucho
tiempo para viajar de ida y vuelta.

Pero tratábamos de vernos al menos una vez al mes, a veces una vez
cada dos meses si nuestras vidas están principalmente agitada.

Pero desde que se divorció de mi padre infiel, se ha ocupado de ir a


fiestas en el jardín, de irse de vacaciones con sus amigos y de vivir su vida
mejor. Era como si mi padre la hubiera estado reteniendo de lo que
realmente tenía que ser, y una vez que estuvo fuera de la escena, ella
abrió sus alas y voló.

—¿Así que estaba pensando en ir de visita el próximo mes, tal vez


cenar contigo, Ryker y Jareth? ¿Puedo hacer la cena, tal vez mi
especialidad de pasta? ¿Tal vez incluso traer a alguien?

Me quedo helada. ¿Traer a alguien? Ni siquiera estaba a punto de


ahondar en eso ahora.

Me centro en la visita con ella. Hacía casi dos meses que no veía a
mi madre, y definitivamente era hora. Aunque había conocido a Jareth
antes, nunca nos sentamos juntos... los cuatro. De hecho, nunca hemos
estado Jareth, Ryker y yo en la misma habitación y al mismo tiempo. No es
que pensé que no se llevarían bien, pero supongo que es porque todo
parece tan... ¿raro y poco convencional?

Ni siquiera sé si esa era la palabra correcta para usar, realmente no


conocía las reglas sobre cómo se desarrollaba todo esto. No era como si
hubiera hecho esto antes. Solo había estado con dos hombres toda mi
vida, y esos eran Ryker y Jareth. Estoy locamente enamorada de ambos,
así que por eso era tan egoísta como un demonio cuando se trataba de
elegir a uno solo. Por eso no lo haría, no podía hacerlo.

Aunque sé que los chicos están bien con la forma en que están las
cosas, tener a todos en la sala puede parecer extraño. ¿Estarían las cosas
tensas e incómodas? O tal vez esto era lo mejor. Tal vez tener a todos
nosotros en la sala realmente aclararía si esta tríada relación realmente
funcionaría.

Supongo que solo hay una forma de averiguarlo, y esa era seguir
adelante con esto y esperar que la mierda no golpeara el techo. Porque la
sola idea de que las cosas no funcionaran, de perder a los dos hombres
que me colmaban por completo, era demasiado dolorosa como para
pensarlo.
Ryker deslizó su mano en la mía mientras pasamos por las tiendas. Lo
miré, sintiendo una sonrisa en mi rostro. Me encantaba cuando mi hombre
grande y fuerte hacia pequeños gestos dulces de PDA2 conmigo. Aunque
me encantaría estar en la cama con él, su gran cuerpo envuelto alrededor
del mío, no haciendo nada más que cosas sensuales durante los próximos
tres días, ya que nos perderíamos en el placer, pero no puedo negar que
estas cosas mundanas que hacíamos, también eran bastante
malditamente increíble.

Él me recogió y me sorprendió con el almuerzo en este nuevo bistró a


las afueras de la ciudad, y después de eso, nos dirigimos al nuevo y lujoso
centro comercial. No era el tipo de persona al que le gustaba
especialmente ser social, especialmente en un centro comercial, pero
sabía que me había llevado aquí porque recordaba que había hablado
de eso hacía unos meses. Eran estas pequeñas cosas las que me hacían
quererlo, y notar que mi novio duro y motero me mostraba que tenía un
lado blando, que recordaba las pequeñas cosas que dije al pasar.

Y aunque lo sé y lo he experimentado innumerables veces, había


momentos en que era fácil de olvidar, porque era alfa en todo momento.

—Vamos —dice en esa profunda voz suya que siempre provocaba


escalofríos en mi columna vertebral. Da un pequeño tirón a mi brazo
mientras nos guía en otra dirección.

—¿A dónde vamos?

Me mira y me guiña un ojo, uno que me hace tener pensamientos


completamente inapropiados.

2. PDA (Public Demonstration of Affection): en español significa Demostración Publica de


Afecto.
Antes de darme cuenta, él nos está guiando hacia esta tienda de
ropa de diseño boutique, una que conozco, una en la que me había
obsesionado. También era muy consciente de las etiquetas de precio en la
mayoría de sus artículos.

Entro en la tienda y al instante olí lavanda y pachulí. Arrugo la nariz y


escucho a Ryker reírse a mi lado. Cuando lo miro, lo veo sonriendo.

—¿Ese olor no te llega a ti?

Miro a mi alrededor para asegurarme de que no dije nada lo


suficientemente fuerte como para que alguien pudiera escuchar y
probablemente se ofenda. Patchouli digo en voz baja, irritada. —Me
recuerda al sudor del hombre.

Ryker se ríe de nuevo y envuelve su brazo alrededor de mi cintura,


acercándose a mí. —Pensé que te gustaba el olor del sudor del hombre. —
Hay un tono burlón y acalorado en su voz.

Siento a mis mejillas calentarse ante sus palabras. —Solo me gusta el


olor del sudor del hombre cuando estamos en la cama y estás encima de
mí.

Gruñe de manera baja, y siento un escalofrío en mi espina dorsal.

—Ten cuidado, Sofie —Se inclina más cerca para que sus labios estén
justo al lado de mi oreja. —Estoy medio tentado a llevarte de vuelta a la
camioneta y follarte en la parte de atrás como en los viejos tiempos.

—Ryker —susurro, sorprendida, pero también excitada. Dios, siento


que mi cara se pone aún más caliente mientras miro a mí alrededor para
asegurarme de que los vendedores no escuchan. Echo un vistazo a la
recepción y veo a dos chicas jóvenes de pie detrás de ella, ambas
mirando con anhelo a Ryker. Sin embargo, estoy acostumbrada a que la
gente lo mire. Es grande y tatuado e incluso un poco intimidante. Pero sé
que no es por eso que lo están follando con la mirada. Es tan atractivo y
tiene esta cosa de chico malo. Tendrías que ser ciega para no estar
atraída por eso.
Veo a las chicas comenzar a hablar suavemente entre ellas, pero
luego parece que casi están discutiendo. Entonces una de ellos finalmente
se aleja del mostrador de ventas y caminó hacia nosotros. Sin duda,
estaban peleando por quién podría hablar con Ryker. Todavía tiene su
brazo alrededor de mi cintura, sus dedos curvados posesivamente contra
mi cadera. Yo era pequeña en comparación con él, solo cinco pies y
cuatro en comparación con sus seis pies y medio. Se alza sobre mí como
una bestia, con músculos apilados sobre más músculos.

—Hola —dice la chica con una voz muy alegre —Bienvenido a


Chanel DuBois. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

Aunque esta es una tienda de ropa para mujeres, nunca aparta la


vista de Ryker. Me hubiera reído si no estuviera un poco molesta. Pero no
puedo culpar a la chica. Es decir, míralo.

—Bueno —dice con su voz profunda, —no creo que algo me encaje
aquí, pero mi chica aquí definitivamente quiere algo.

La vendedora finalmente vuelve su mirada hacia mí, subiendo y


bajando los ojos hacia mi cuerpo como si me estuviera evaluando, tal vez
preguntándose por qué está conmigo. Aunque no me ofendo. Es la mirada
que obteníamos principalmente cuando él y yo estábamos juntos.

Los celos eran una cosa fea, especialmente provenientes de otras


mujeres, pero confiaba en el amor que Ryker tenía para mí, sabía que
estaba satisfecho y que estaba dedicado a mí. Otras mujeres y su
mezquindad no me molestaron en absoluto. Ya no, al menos.

—Oh, ¿algo para tu hermana?

Realmente me reí entonces. Esa es la cosa más alejada de la


verdad, cariño. Esta es la primera vez que alguien pensó que yo era su
hermana. No sabía qué tipo de relación de hermanos creía que teníamos,
dado que tenía su brazo envuelto alrededor de mí, pero como sea.

—Ella está lejos de ser mi hermana.


Parece que Ryker está teniendo el mismo proceso de pensamiento
que yo.

Él me atrae aún más contra su cuerpo. Apoyo la cabeza en su brazo


y la miro, sonriendo dulcemente. La joven se aclara la garganta y asiente,
sus mejillas volviéndose rosadas.

—¿Una ocasión especial?

Ryker niega con la cabeza mientras la mira. —Naha Solo quiero


tratar bien a mi chica.

Pude ver por su expresión que sabe que las cosas no van a ir a
ninguna parte con Ryker, así que coloca una expresión profesional y
comienza a señalar la ropa informal, y luego las cosas más elegantes.

—Queremos eso —dice, inclinando la barbilla hacia la sección de


ropa íntima. Ryker desliza su mano en la mía y nos dirigimos hacia la parte
de atrás.

Suelta mi mano y comienza a atravesar los estantes, sacando dos


escasos trozos de encaje y girándose para finalmente mirarme. Mi cara
esta en llamas en este momento, y miro por encima del hombro para ver a
las dos chicas mirándonos con curiosidad.

—Pruébate esto para mí. —Su tono es un poco exigente y muy


excitante.

Me acerco a él y le quito las dos perchas de la mano, mirando cada


pieza —Ryker —digo, mirándolo, con las cejas levantadas. —Estos no son
más que correas y cintas. —Miro hacia ellos. —Esto no cubrirá nada. —
Cuando lo miro, puedo ver que le gusta eso muy bien. Su mirada habla en
volúmenes.

—Ese es el punto, Sofie.

—Oh —digo suavemente. Señor, ¿era yo tan cerrada?


Me aclaro la garganta y miro mis zapatos, sintiéndome avergonzada
aunque sé que no debía estarlo. Veo movimiento por un lado y levanto la
mirada para ver a Ryker saludando a una de las vendedoras.

—Necesitamos un vestidor para que ella pueda probárselo.

La chica mira entre nosotros y las pequeñas piezas de lencería que


tengo en la mano. Se aclara la garganta y asiente, claramente sintiéndose
un poco avergonzada por el tema.

—Hay algunos en la parte trasera. No se necesitas llave para entrar


en ellos. Déjenme saber si necesitan ayuda —dice la vendedora y se
escabulle, como si supiera que no quiere estar aquí para este próximo bit.

Me giro y miro a Ryker, levantando una ceja y dándole una mirada


curiosa. —¿En serio?

Cruza los brazos sobre su amplio pecho y asiente una vez.

—Vamos nena. Déjame ver cómo te ves en ellos.

Dios, realmente estábamos haciendo esto... y me excita.


Lo miro por un momento aturdida, viendo si tal vez cede y no me
obliga a hacer esto. Pero la verdad es que me gusta cómo me empuja a
esto, queriendo verme en la lencería.

Me dirijo a uno de los camerinos. Se ubican en la parte posterior, lo


que nos da cierta privacidad de las vendedoras y la recepción.

Cierro la cortina una vez que estoy dentro de la pequeña habitación


y me miro en el espejo de cuerpo entero. Luego miro la lencería. Siento
que un rubor se mueve sobre mí. Mis pezones hormiguean cuando imagino
la delicada tela en mi piel sensible. Siento que mi coño se moja con la
imagen de Ryker quitándome el material.

Respirando lentamente, con el conocimiento de que está esperando


justo afuera, listo para ver qué aspecto tenía, tenía la excitación
moviéndose rápida y frenéticamente a través de mi cuerpo.

Me desvisto y me pongo el primero, me miro en el espejo y me siento


extremadamente sexy, casi erótica. Aquí estamos en una tienda de ropa,
con solo un pedazo delgado de material que separa a Ryker y a mí, la
gente a solo unos pasos de distancia y yo escasamente vestida.

—Sofie —dice Ryker con una voz claramente enlazada de placer. —


Muéstrame, bebé. —Lo dice un poco más bajo para que solo yo pueda
escuchar, así que solo yo puedo saber adónde iban, obviamente, sus
pensamientos.

Me doy la vuelta y me estiro para agarrar la cortina, apartándola, los


anillos de metal en el palo se deslizan suavemente. Me quedo allí por un
momento, mirándolo fijamente, observando cómo sus ojos suben y
bajaban.
La lencería de encaje negro era literalmente nada más que restos de
material y cuerdas de seda. La seda tejida alrededor de mi cuerpo, estaba
trenzada a lo largo de mis costados de manera femenina, acentuando mis
curvas. Un minúsculo triángulo de encaje cubría mi montículo, y mi trasero
estaba casi colgando. La seda se movía a lo largo de mi columna
vertebral para envolver alrededor de mis senos casi inocentemente.

Ocultando pero mostrando.

Tentador pero negador.

Respiro más fuerte y más rápido, mi vientre se ahueca dentro y fuera


cuanto más tiempo permanezco allí, y más se alarga el silencio. Echo una
ojeada a sus jeans, sintiendo que mis ojos se abren ante la enorme
erección que presiona contra su bragueta. Lamo mis labios y lentamente
arrastro mi mirada en seguida por su abdomen, mirando su cara y viendo
que ya me mira.

—Ryker —Exhalo su nombre.

Y luego da un paso hacia mí, y otro, hasta que está en el camerino,


abarrotándome, ocupando todo el espacio. Sin romper el contacto visual
conmigo, alcanza detrás de él y agarra la cortina, tirando de ella
lentamente para cerrarla.

Me quedo congelada mientras observo a Ryker levantar su mano,


luego lo siento deslizar su dedo ligeramente a lo largo de una de las
correas de seda en mi hombro, siguiéndola sobre mi línea del busto, y
continuando hacia abajo hasta que está trazando el diseño trenzado de
mí costado.

Cada parte de mí hormiguea, y en este momento, no estamos en la


tienda; No estamos solo a pies de distancia de otras personas. Estamos
solos, en este entorno privado y apartado, solo él y yo, la combinación
perfecta para las cosas eróticas que quiero que me haga.

—Muéstrame el siguiente —dice con naturalidad y doy un pequeño


paso hacia atrás. —Desvístete, Sofie.
Quiero que sus manos vuelvan a estar sobre mí, quiero que toque
cada centímetro de mí.

Mantengo mi mirada fija en la suya mientras me desvisto, cuando


coloco la delicada pieza de lencería en el banco detrás de mí y alcanzo la
roja. Estoy completamente desnuda en este punto, mi cuerpo en plena
exhibición para él. Mientras lo miro a los ojos, veo la forma en que mira mis
pechos y luego baja a mi vagina desnuda, siento que un chorro de
humedad me abandona, mi cuerpo preparándose para él.

Esta pieza roja de lencería no tiene entrepierna, y la parte sucia de


mi cerebro no puede evitar imaginar lo que podríamos hacer fácilmente
debido a eso, cómo nadie nos escucharía ni nos vería mientras llevaba
este pequeño pedazo de material y Ryker hacia lo que él quisiera
conmigo.

Una vez que me visto, permanezco inmóvil, casi sin respirar. Ryker
lleva sus manos a mis caderas un momento después, levantándome
fácilmente para que mis pies queden planos sobre el asiento. Nuestras
caras se alinean perfectamente, el olor de su colonia, de su necesidad,
golpeándome.

Se inclina lentamente hasta que sus labios están ahora junto a mi


oreja, sin tocar, pero si su respiración que se mueve a lo largo de la
concha.

—Las cosas que quiero hacerte en este momento —gruñe


suavemente, y siento que la punta de su nariz se desliza ligeramente a lo
largo de la línea de mi mandíbula. Desliza su mano entre mis muslos y su
respiración se incrementa cuando finalmente me toca allí. Un gemido casi
se derrama de mí, pero lo detengo, mordiéndome el labio, diciéndome a
mí misma que no estamos realmente solos.

Pude oír su aliento trabarse y dejarlo salir. —Tan mojada. Dios, estás
tan mojada.
Cierro los ojos y apoyo la cabeza contra el espejo, mis rodillas
tiemblan, la única cosa que me sostiene es la mano de Ryker entre mis
muslos y su cuerpo presionado contra el mío.

—Fóllame —susurro, las palabras salen de mí antes de que pueda


detenerlas. —Aquí y ahora. Jódeme.

Apoya la frente en mi hombro y gime profundamente, deslizando un


dedo grueso dentro de mi coño. Mi boca se abre por sí sola y un sonido sin
aliento me deja.

—Por mucho que quiera, soy demasiado posesivo y egoísta para


hacer esto donde alguien nos pueda escuchar. Te necesito toda para mí,
Sofie. Te necesito sola. —Él retira su dedo de mí, u hago un sonido de
decepción.

Abro mis ojos para verlo levantar su mano, y ver el dedo brillante por
ser empujado profundamente dentro de mí. Lo mueve hacia mi boca y
con los ojos fijos en los suyos, abro, chupando el dedo entre mis labios,
quitándole la crema, sabiendo que lo enciende.

Sin embargo, poco después tiene sus manos en mis caderas y me


ayuda a levantarme del asiento, pero no me suelta por largos segundos.
Lamo mis labios de nuevo, sin confiar en mi voz en este momento.

—¿Cuál te gustó más? —Mi voz tiembla mientras fuerzo las palabras.

No responde por un minuto prolongado, solo me mira a los ojos,


haciéndome sentir tan nerviosa, tan incómoda de la mejor manera.

—Vamos a conseguirte ambos. —Se inclina hacia mí. —¿Cómo me


puedo decidir por uno solo cuando he visto cómo te ves con los dos
puestos? —Toma mi mano y la coloca sobre su polla. —¿Cuándo me has
hecho esto en cuestión de segundos, Sofie? —Esta duro como una roca,
como el granito.

Levanta la otra mano y toma mi barbilla con el pulgar y el índice,


inclinando mi cabeza hacia atrás, mira mi boca. Pienso que me besaría,
pero está prolongando esto, haciéndome esperar.
—Vístete y te veré en la recepción. —Se inclina hacia atrás e intento
recuperar el aliento. —Porque si me quedo aquí contigo, soy capaz de
empujarte contra el cristal, inclinarte, sacar ese perfecto trasero de
melocotón tuyo y empujar mi polla en casa, Sofie. —Me mira a los ojos. —
Esta noche, bebé. Esta noche

Mis labios se separan ligeramente. Antes de que pueda decir algo a


cambio, suplicarle que haga precisamente eso, Ryker está fuera del
vestidor, con la cortina nuevamente en su lugar, y yo, me quedo allí
preguntándome qué demonios paso.

Lo único en mi mente ahora era volver a su lugar para poder cumplir


su promesa.

Ryker se detiene en su camino de entrada, apaga el motor de su


Tahoe, y nos quedamos sentados en silencio por unos momentos. El asiento
trasero está lleno de bolsas de compras, el día lo pase con Ryker
derrochando y mimándome. Pero mi mirada sigue yendo hacia la
pequeña bolsa negra que está colocada a un lado, la que mantiene la
lencería, los recuerdos de ese vestidor se repiten en mi cabeza.

Lo miro y puedo ver que sus manos aún están envueltas alrededor
del volante, su enfoque orientado hacia el frente. Parece tenso, pero no
de una mala manera, más aún al tratar de controlar esos impulsos
sexuales.

Y honestamente, ha sido de la misma manera para mi desde que salí


del camerino.
Eso me emociona, porque sé por qué esta así, sabía que había
estado pensando en eso tanto como yo.

Pero terminamos el día normalmente, sin exceso de PDA, y casi sin


joder en un camerino. Nos portado bien, nos habíamos comportado.

Y maldición ha sido duro.

Pero hacia el final del día, sentí que el control se deslizaba,


especialmente el de Ryker. Me imaginé cómo se veía mientras se sentaba
frente a mí en la mesa cuando habíamos cenado. Me había visto como un
depredador hambriento. Me había mirado como si yo fuera lo único que
quería para saciar su hambre.

Su posesividad había sido tangible. Demonios, incluso se había


enfadado y mirado al camarero cuando me sonrió.

—¿Ryker? —Extendí mi mano sobre su muslo vestido de mezclilla. Me


miró, moviéndose en el asiento para que ahora estuviera frente a mí. —
Gracias por el día hoy. Fue maravilloso pasar tiempo contigo. —Moví mi
mano hacia arriba y abajo de su muslo, no para ser sexual, pero eso era
exactamente a lo que llevaban mis pensamientos.

La forma en que me vio dijo que su mente estaba allí con la mía.

—¿Te lo pasaste bien? —Su voz era tan ronca, tan profunda, como si
tuviera que forzarla a trabajar.

Asiento —Mucho, y se me hizo aún mejor porque estabas allí. —El


tono de mi voz se volvió más sensual, necesitado.

Se queda en silencio por unos momentos, y luego ahueca mi mejilla,


alisando su dedo a lo largo de mi piel.

Ryker es tan amable conmigo, pero lo conocía lo suficientemente


bien como para saber que solo era así conmigo. A lo largo de los años, a
medida que iba creciendo con él, recordé muchas peleas en las que se
había metido. Y todos habían sido porque sentía que un tipo me estaba
faltando el respeto, sexualizándome.
Se había derramado sangre, se habían formado moretones, se
habían roto los huesos. Él no se disculpó por eso tampoco. Él me estaba
protegiendo, mi honor, y ¿cómo podía una chica estar enojada por eso?

Miro de nuevo a su casa, pensando en su dormitorio, el sofá, incluso


la mesa de la cocina. Lo habíamos hecho en casi todas las superficies
imaginables, y cada vez, era como la primera. Cada vez, era
emocionante y nuevo y me tenía ansiosa por más.

Cuando me vuelvo y lo miro, mi boca se abre, pero antes de que


pueda decirle que debemos ir adentro, su expresión hace que las palabras
se detengan en la punta de mi lengua. Desliza su mano alrededor de mi
nuca, me jala hacia adelante y golpea sus labios contra los míos.

Instantáneamente me derrito contra él, abriendo más mi boca y


deslizando mi lengua contra la suya, gimiendo por el sabor y la sensación
de él. Tiene su otra mano en mi cadera, apretándome intermitentemente
como si estuviera tratando de calmarse, tratando de castigarse.

Y antes de que sepa lo que está sucediendo, me coloca encima de


él, el volante presionado contra mi espalda y el pecho duro y musculoso
de Ryker contra el mío.

—He estado deseando esto todo el día —digo después de que


rompiéramos el beso, los dos jadeando, las manos de Ryker en mis caderas
mientras me aprieta, acercándome más. Puedo sentir lo duro que está
entre mis muslos, esa longitud gruesa rogaba ser liberada.

Él no dice nada en respuesta, pero no tuvo que hacerlo. Pude ver


por la forma en que me mira y lo rígido que esta su cuerpo que lo estaba
afectando, que estaba justo aquí conmigo.

Presiono mi mitad inferior contra él, moliéndome en su erección,


amando que mi gran y fuerte motorista intentara en vano actuar como si
tuviera algún tipo de control.
Porque los dos sabeos que una vez que lo soltaba, todas las apuestas
estaban canceladas. Una vez que decía joder e intentaba ir despacio, el
verdadero Ryker salía a jugar.
Quería hacer que esto fuera bueno para ella, que se extendiera en
mi cama, con el pelo como una masa oscura sobre mis fundas blancas. La
quería desnuda y lista para mí, sus piernas abiertas y sus rodillas dobladas.

Quería follarla toda la noche.

Estaba tan ido en este momento. Desde el incidente anterior en el


vestuario, era todo en lo que había estado pensando. Este momento.
Cuando la tuviera sola, toda para mí.

Ansiaba a Sofie como a ninguna otra, la necesitaba como


necesitaba oxígeno. Ella era mía, y yo era suyo. Y así sería siempre. En el
fondo de mi mente, sabía que ella tenía a Jareth, pero nada de eso
importaba. Porque cuando ella estaba conmigo, cuando éramos solo
nosotros... ella era mía.

Si estar con Sofie significaba que tenía que compartirla con otro,
estaba más que bien con eso. Estaba más que dispuesto, porque la quería
feliz. Por encima de todo, eso es lo que importaba.

Puse mis manos en sus brazos, sobre sus hombros, y ahueque ambos
lados de su cuello, inclinando su cabeza ligeramente hacia atrás, mirando
como sus labios se separaban. Sus pupilas estaban dilatadas, sus ojos
medio cerrados cuando el deseo se movió por su rostro, una muestra visual
de lo lejos que estaba realmente.

Esta lista para mí; No tenía ninguna duda al respecto. Demonios,


prácticamente podía sentir lo mojada que estaba con nuestros vaqueros.
La quería empapada, mojaba encima de mí, su excitación deslizándose
por mi polla, los sonidos húmedos de nosotros jodiendo en el interior de mi
Tahoe.
Sí, quería todo eso y más. Así como. Mucho. Más.

Se inclinó y me besó suavemente, casi con dulzura. Y aunque me


encantaba eso de ella, mejor dicho, me encantaba todo sobre ella, en
este momento, quería algo. Realmente. Maldito. Sucio.

Tenía mis manos en sus caderas, apretándola contra mí, tirando de


ella hacia abajo sobre mi polla mientras levantaba mis caderas
ligeramente hacia arriba. Me hinqué contra ella, usé mis manos para
comenzar a balancearla de un lado a otro sobre mi polla, los dos nos
jodiamos en seco mutuamente mientras nos besábamos.

Su gemido era suave, lleno de placer, y es como la gasolina para mi


excitación. Gruñí en respuesta.

La follé con mi lengua, empujando el músculo dentro y fuera de su


boca, haciéndola tomarla antes de retirarla y chupar la suya en mi boca.
Mi polla está dura, cavando contra mi cremallera, exigiendo ser libre. Mis
bolas están preparándose con la necesidad de llenarla con todo mi
semen para que gotee de su coño mientras me monta duro.

Ella se separa y jadea, y todo lo que quiero hacer era jalarla de


nuevo, hacer que me bese de nuevo, darle todo lo que soy.

—Ryker —gime y cierra los ojos, usando su propio impulso para


menearse sobre mí, apretando su coño contra mi erección.

—Eso es, bebé —gimo con dureza.

Nos estamos besando de nuevo cuando muevo mis manos entre


nuestros cuerpos y comienzo a desabrochar el botón de sus jeans y a bajar
la cremallera. Ella se separa, jadeando, levantándose lo suficiente para
que podamos quitarles los jeans y las bragas del culo y los muslos. Era un
escenario de adolescentes incómodo, casi ridículo, tratar de bajarlos en la
cabina de mi Tahoe, pero una vez que el material fue arrancado y
colgaba de una de sus piernas, ella estaba montada sobre mí otra vez.

El calor de su coño penetró justo en mi polla. Joder, podía sentirlo,


prácticamente sentir su humedad empapándome a través de la mezclilla.
—Ryker, fóllame —gimió contra mi boca, y yo gruñí en respuesta.

Me sentí febril, perdido en ella. Me sentí rudo y crudo, y sabía que


esto no iba a ser una sesión de amor dulce y suave en mi habitación. Esto
iba a ser duro, rápido y primitivo. Sucio, sudoroso, y explosivo. En este
momento, eso es lo que ambos necesitábamos.

—¿Qué necesitas, Sofie? Dime exactamente lo que quieres y es tuyo.


—Quiero que sea sucia, que sea burda y vulgar.

Deslizando mis manos por sus costados y tomo sus pechos, sintiendo
sus pequeños pezones duros a través de la tela de su camisa, arrastrando
mis dedos hasta la copa, y luego a los lados de su cara. Me aparto y la
miro a los ojos, y me encuentro con esa expresión nebulosa y drogada con
que me mira. Ella es tan hermosa cuando estaba perdida en el placer.

—Sácalo, Ryker. Saca tu polla y fóllame aquí mismo.

Mi corazón esta acelerado, mi garganta apretada y mis palmas


sudando. Estaba tratando de actuar como si estuviera en control, pero
finalmente acabo de decir que se joda todo.

Tenía mis manos entre nuestros cuerpos y estaba bajando la


cremallera de mis jeans, ni siquiera molestándome con el botón. Me
agaché y saqué mi puta polla, que estaba grande y gruesa, larga y dura
como una roca. El pre-semen se formaba en la punta, mi necesidad por
ella era tan evidente que probablemente podría haberme venido solo por
mirarla.

Se reclinó un poco hacia atrás, tanto como pudo, dado el hecho de


que el volante estaba detrás de ella, y miró mi polla en mi mano.

—¿Te gusta ver lo que me haces?

Ella asintió.

Comencé a acariciarme desde la raíz hasta la punta y luego hacia


abajo, mirando su cara, mirando cómo se separaba su boca, viendo el
placer en su cara mientras me mira. Pero tuve que detenerme o vendría, y
terminaría esto antes de que realmente empezara.

—¿Quieres esto, bebé? —Se lamió los labios, su mirada brumosa


mientras jadeaba su afirmación. —Dime lo mal que lo quieres. Dime lo mal
que quieres que te meta la polla tan profundamente en tu coño que
mañana no podrás sentarte cómodamente.

Su respiración era jodidamente difícil, su pecho subía y bajaba, sus


senos apretados contra su camiseta.

—¿Por qué no tocas mi coño y ves lo mojada que estoy y te enteras


cuánto lo quiero, cuánto te quiero a ti?

Cristo.

Solté mi polla y golpeé mi boca contra ella, besándola


brutalmente. Sentí que tenía sus manos entre mis piernas y era ella la que
ahora me acariciaba el eje, sus dedos pequeños y delicados, suaves y tan
diferentes a los míos.

Agarré su culo desnudo, apretando la suave y perfecta carne. —Pon


ese coño justo sobre mi polla. Desliza ese coño sobre mí, bebé.

Sofie quito sus manos de entre nuestros cuerpos y agarró mis


antebrazos, meciéndose hacia atrás y adelante sobre mi polla. Joder,
estaba tan empapada. Pasé mi lengua por sus labios y el pequeño jadeo
que ella me dio causó que mi polla se sacudiera. Ella sabía jodidamente
bien, increíble. Sofie se meció más rápido y más duro, su placer evidente
en su cara. Todo lo que podía hacer era mirarla, hipnotizado al ver lo bien
que se veía cuando trataba de alcanzar su placer, mientras trataba de
venirse.

—Úsame, bebé.

—Dios, Ryker —gimió mientras echaba la cabeza hacia atrás y


cerraba los ojos mientras su cuerpo se movía fluidamente sobre mí.
—Eso es, bebé. Monta ese pequeño coño dulce en mí. Hazte venir.
—Mi voz era tensa, pesada y cargada con mi propio deseo, mi propia
necesidad de venirme.

Se inclinó y colocó su boca en la mía de nuevo, jadeando y


gimiendo, gritando. Sabía que ella estaba cerca. Quería que usara mi
cuerpo para su placer, para correrse mientras se movía contra mí. Mi
placer podía esperar. Esto era sobre ella. Esto siempre sería sobre Sofie.

Ella se movió aún más rápido entonces y todavía tenía mis manos en
su culo, tirando de ella hacia adelante y empujándola sobre mi polla, una
y otra vez.

Abrió la boca con un grito, y supe que se venía para mí. Sabía que
ella estaba a punto de darme finalmente lo que había anhelado todo el
maldito día.

Su rendición.
Para ser honesto, no tenía ni puta idea de cómo nos encontrábamos
en mi habitación. Todo era una maldita mancha de éxtasis y vago deseo,
y mi polla estaba tan dura que la hija de puta sentía que iba a explotar a
menos que me viniera.

Sofie estaba en la cama, desnuda, con las piernas abiertas y el pelo


oscuro sobre la almohada. Tal como la imaginé, como anhelaba.

Joder, ella era hermosa.

Y así me quedé allí por un largo rato, mi polla en mi mano, mi


enfoque pegado a su coño. Me aseguré de encender las luces tan pronto
como llegamos al dormitorio, porque de ninguna manera en el infierno iba
a tener sombras que la ocultaran.

—Enséñame más, bebé —gruñí, la posesividad en mi voz era


evidente.

Apoyó la parte superior del cuerpo sobre los codos, con las mejillas
enrojecidas y las pupilas dilatadas mientras me miraban.

Y luego se separó para mí, separó esas piernas cremosas y perfectas


de ella, sus pies apoyados en la cama, su coño en plena exhibición.

Volví a acariciar mi polla, moviendo la palma de mi mano sobre la


cabeza, untando el pre-semen alrededor, usándolo para la lubricación.
Podía escuchar lo áspera que era mi respiración, y estaba muy orgulloso
de mí mismo por mantenerme junto todo tanto como lo estaba.

Porque lo que quería hacer era montarla aquí y ahora, empujar mi


polla dentro de ella y llenarla con mi semen, hacerla oler como yo, y ver
cómo se resbalaba de su coño y hacia un punto de humedad en las
sábanas debajo de ella.

Bajé un poco la cabeza, pero mantuve mi mirada concentrada en


ella, sabiendo que probablemente me veía primitivo y desquiciado.
Demonios, así es como me sentía.

Di un paso adelante, y luego otro, y uno más hasta que estuve justo
al borde del colchón, el olor de su excitación me golpeó y lance un
gemido desde el centro de mi pecho.

—Acércate y separa tus labios vaginales. Déjame ver qué tan rosa es
tu centro, Sofie. —Ni siquiera reconocí mi propia voz.

El pequeño sonido que se le escapó me dijo que probablemente


estaba igual de sorprendida por todo esto como yo. Pero ella escuchó tan
bellamente, deslizando su mano por su vientre plano, sobre sus caderas, y
finalmente enmarcando su coño.

Ella tenía sus dedos en sus labios, separando la carne, mostrándome


exactamente cuán rosa era realmente, cuán mojada estaba. Sofie estaba
empapada, mojada. Y era todo para mí.

Por mucho que quisiera comerla, chupar el jugo a su coño y hacer


que se viniera contra mi boca, estaba demasiado encendido para eso.

Tenía que tenerla ahora mismo.

Me arrastré hasta la cama, mis manos a cada lado de su cintura y


mis uñas clavándose en las sábanas. Miré hacia abajo entre sus muslos, y
podía ver mi polla apuntando directamente hacia ella, gruesa y
larga, lista para llenarla. Ella fue a tocarme, pero hice un sonido brusco y
sacudí la cabeza.

—Cariño, si me tocas ahora mismo, es probable que me venga antes


de que incluso me meta dentro de ti. —Arrastré mi mirada hacia arriba por
su vientre y sobre sus costillas, mirando sus tetas perfectas, maravillándome
por la forma en que sus pezones estaban de un color rojo rosado y tan
malditamente duros.
Apuesto a que estaban apretados por mí, rogando por mi boca en
ellos.

Oh, joder.

Me incliné y chupé una punta en mi boca, moviendo mi lengua


alrededor de ella, sintiendo que se fruncía aún más. Ella gimió suavemente,
empujando su pecho hacia afuera como si no pudiera detenerse, como si
estuviera tratando de conseguir más de su pecho en mí.

Tomé su otro pecho, moviendo mi pulgar a lo largo de su pezón,


tirando de él y pellizcándolo. Sentí que el calor de su coño se dirigía
directamente a mi polla, y me obligué a retirarme, su carne saliendo de mi
boca. Miré hacia abajo y vi lo brillante que era su piel, lo roja de mi
succión. Me coloqué entre sus piernas, agarré la base de mi polla y me
acaricié unas cuantas veces con la punta apuntando a su agujero.

Los músculos de mi abdomen se contraían y se relajaban casi


violentamente por la fuerza con que respiraba, por lo mucho que
intentaba controlarme. Era esta batalla interminable dentro de mí, como si
hubiera un tira y afloja con la realidad y mi deseo cada vez que ella
estaba cerca.

Incluso después de todo este tiempo, me sentí como si me estuviera


regalando su virginidad otra vez, como si estuviéramos en la parte trasera
de mi auto siendo unos vírgenes incómodos cuando descubrimos cómo
hacer todo... esto.

Empuñando la base de mi polla, coloqué la punta en su entrada, sin


empujar a pesar del hecho de que lo deseaba desesperadamente. La
miré a la cara, con los ojos bien abiertos, la boca abierta y las mejillas
rosadas. —Mira lo que voy a hacer.

Se apoyó sobre sus codos y miró a lo largo de su cuerpo, justo entre


sus piernas, justo donde estaba posicionado.

—Mira, bebé. Quiero que veas cómo te reclamo. —Aunque esta no


era nuestra primera vez juntos, seguro como la mierda que se sentía así. Se
sentía así todo el tiempo. Y tener a Sofie mirando mientras deslizaba mi
polla en su apretado coño era una puta excitación que tomó cada onza
de autocontrol que tenía para no lanzar una carga en su vientre.

Y luego comencé a empujar lentamente mientras miraba su cara.


Estaba tan apretada y caliente, tan húmeda que un gemido vino de mí
antes de que pudiera detenerlo.

—Joder —resoplé. —Esto es tan jodidamente bueno.

Sofie gimió suavemente y asintió, tumbándose de nuevo y cerrando


los ojos, levantando las manos y metiéndose los dedos en el pelo, el placer
en su rostro era evidente.

—Ryker —gritó mi nombre cuando me empujé completamente en


ella, mi eje quieto dentro de su coño apretado y mis bolas descansando
contra su culo.

Ambos estábamos respirando con dificultad, y yo estaba congelado


en el lugar, lo que le permitió ajustarse a mi tamaño, a mi penetración. Miré
hacia abajo entre nuestros cuerpos y salí lentamente, viendo como mi
polla se revelaba pulgada por pulgada, mi enorme polla brillaba por su
excitación y sus labios vaginales se extendían por toda mi circunferencia.

Juré, la vista lo suficiente como para que el semen casi explotara


fuera de mí, a punto de llenarla por completo.

—Fóllame —susurró ella, con los ojos medio cerrados mientras me


observaba, los iris azules parecían casi brillar.

Enrosqué mis manos alrededor de su cintura ahora, estabilizándola,


manteniéndola inmóvil para lo que estaba a punto de hacer.

Y eso era exactamente lo que ambos queríamos, lo que ella había


pedido: follarla.

Comencé a empujar dentro y fuera de ella, lento y firme al principio,


pero con cada segundo que pasaba, aumentaba mi velocidad,
golpeando más fuerte en ella.
El sudor comenzó a gotear inmediatamente a lo largo de mi
columna vertebral y mi pecho, y todo lo que podía hacer era
concentrarme en ella, concentrarme en el hecho de que mi polla entraba
y salía de su apretado coño y escuchaba los sonidos de sus gemidos
pidiendo más. Era un orgasmo visual y auditivo en sí mismo, era lo suficiente
para que casi me viniera solo con eso. Pero yo quería que ella llegara al
clímax primero. Quería que Sofie gritara cuando se viniera. Quería
escucharla y sentir sus músculos apretándose alrededor de mi polla
mientras encontraba su placer.

—Eso es todo —gruñí y empujé contra ella especialmente fuerte al


escuchar un grito agudo proveniente de ella, y sabiendo que no duraría
mucho más. Yo tampoco.

Seguí mirando mi polla mientras empujaba de nuevo en ella. Estaba


ardiendo, empapada, y toda mía. Una y otra vez, bombeé su cuerpo,
prácticamente probándola en mi lengua, sintiendo que el éxtasis
comenzaba a asentarse en la base de mi columna vertebral, la sensación
inminente de mi orgasmo se acercaba. Salí de ella rápidamente,
escuchando su suave gemido de decepción, pero sin darle la oportunidad
de preguntarle por qué me había detenido.

La puse boca abajo en cuestión de segundos, levantando su mitad


inferior para que se viera obligada a apoyarse sobre sus rodillas. Con mi
mano en el centro de su espalda, mantuve la parte superior de su cuerpo
presionándola contra el colchón. Estaba boca abajo, con el culo en alto, y
volví a meterme en su coño con tanta fuerza que ambos nos quedamos
boquiabiertos al mismo tiempo.

Sofie giró la cabeza hacia un lado, y vi cómo sus ojos estaban


cerrados, su boca se abría mientras jadeaba y se venía. Agarró las
sábanas, tirando de ellas como si no pudiera controlarse, como si intentara
arrancarlas del mismo colchón.

Deslicé mis manos por sus costados y las rodeé alrededor de los
montículos de su culo, clavando mis dedos contra la suave carne, y luego
separé ligeramente las mejillas. Se extendieron de manera amplia y
obscena para mí, con su diminuto y pequeño agujero en exhibición,
mientras que la perfección rosada de su coño se abría de par en par
porque bombeaba dentro y fuera de ella. Podría haberme corrido solo por
la vista; demonios, podría haberme venido con la expresión de su cara
cuando encontraba su liberación.

Ella tenía ese tipo de control sobre mí.

Pero me estaba conteniendo, esperando hasta que ella se viniera


una vez más. Y maldita sea era difícil. Era casi doloroso no dejarlo ir, y
rendirse.

—Necesito que te vengas otra vez para mí, Sofie. —Me las arreglé
para decir esas palabras, con mi voz ronca, casi inhumana por la
intensidad.

Abrió los ojos y me miró por encima del hombro, con una expresión
calurosa y casi drogada en su rostro cuando parpadeó, sin decir nada,
pero gimiendo continuamente.

—Estoy allí, Ryker —susurró, y luego cerró los ojos y abrió la boca para
gritar en silencio.

La sentí apretar mi polla una vez más y supe que no iba a poder
contenerme otra vez.

Comencé a follarla con fuerza y frenéticamente entonces,


levantando mis caderas hacia atrás y golpeando hacia adelante, con mi
polla entrando y saliendo de su perfección.

Y eso es lo que ella era. Absoluta. Maldita. Perfección.

—Te amo —le susurré, follándola y haciéndole el amor a mi mujer de


la manera que ambos necesitábamos desesperadamente. Yo era adicto a
ella y estaba entregado a ella.

Ella era para mí. La única.


—Te amo, Ryker —respondió ella y volvió a cerrar los ojos, gimiendo
suavemente mientras yo continuaba reclamándola.

Miré su culo, moví mi mano más cerca y comencé a frotar el


pequeño agujero con mi pulgar.

—Sí —dijo en voz baja, y me fijé en su cara. —Más —suplicó ella.

La tomé como un loco, hundiendo mi pulgar en la opresión de su


culo, sintiendo el anillo de músculos abierto para mí cuando mi dedo se
deslizó dentro. Y todo el tiempo, seguí empujando mi eje dentro y fuera de
ella. Ese hormigueo en la base de mi espina dorsal abarcaba todo mi
cuerpo ahora, y no había manera de evitar que mi orgasmo se precipitara
a la superficie.

—No puedo contenerme, bebé

—Entonces no lo hagas —gritó ella.

La bombeé una vez, dos veces, y en el tercer empuje, me hundí


hasta la empuñadura, explotando dentro de su cuerpo, llenándola con mi
semilla. La hice tomar todo, hasta la última gota. El sudor cubría su cuerpo,
un ligero brillo de delicia que quería eliminar. Mi lengua se hinchó con solo
pensarlo, y prácticamente pude probar su dulzura salada en la punta.

—Cristo. —La única palabra vino de mí antes de que pudiera intentar


detenerla.

Incliné mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos, sintiendo que mis
músculos se tensaban mientras mi orgasmo seguía corriendo a través de
mí.

Y solo cuando comenzó a desvanecerse, cuando el éxtasis persistió


pero me hizo sentir en control una vez más, solo entonces finalmente me
salí de ella, con mi polla semi dura y húmeda que golpeo mi muslo,
mojada y caliente por estar muy dentro de Sofie.

La mantuve extendida así por un momento, mis manos aún en su


culo, mi enfoque fijo en su coño. Saqué mi pulgar del apretado anillo de
músculos en su parte trasera y separé mis labios mientras observaba cómo
los hilos gruesos de mi semen empezaban a deslizarse lentamente de su
coño, deslizándose por su abertura y clítoris.

Dios, eso era lo más jodido caliente que jamás haya visto.

Dándole un firme golpe en el culo, observé cómo la carne temblaba


por la fuerza, vi el contorno rosa de mi palma a la vista. Entonces se
desplomó sobre el colchón completamente, su cuerpo lucía brillante por la
transpiración que lo cubría, y su respiración estaba dificultosa.

Me acosté a su lado y mi polla saltó mientras descansaba en mi


muslo. El sueño sonaba jodidamente increíble en ese momento, pero
necesitaba abrazarla, necesitaba consolarla después de lo que
acabábamos de hacer.

Lo necesitaba para mí también.

Así que la tomé en mis brazos, cambiándola hasta que su pecho se


apretó a mi lado, y su brazo cubrió mi abdomen.

—Te amo —susurró, el tono soñoliento de su voz me dijo que mi chica


pronto se estrellaría. Eso me hizo sonreír, sabiendo que yo era la causa de
su agotamiento.

—Yo también te amo, Sofie —dije y besé la parte superior de su


cabeza. —Duerme un poco. No voy a ninguna parte.

Nunca lo haría.
Me acuesto de espaldas con un brazo detrás de la cabeza y el otro
envuelto alrededor de Sofie. Podía escucharla respirar suavemente,
probablemente a punto de dormir, pero estaba luchando por mantenerse
despierta en este momento.

Tal como yo.

—Necesitas descansar, bebé —Mi voz salió en un profundo gruñido, y


ella se movió contra mí. Miré hacia abajo a su perfil. Su nariz era pequeña,
delicada, sus labios llenos y rojos. Sus mejillas estaban perfectamente
arqueadas.

Echó la cabeza hacia atrás y me miró, con sus ojos grandes,


azules, hermosos. Levanté mi mano y acuné su rostro, solo mirándola a los
ojos y acariciando mi pulgar a lo largo de su pómulo.

—Eres perfecta —le susurré y me incliné para besarla en los labios


suavemente, pacíficamente. No había necesidad de nada sexual en este
momento. Todo lo que quería era estar con ella, vivir este momento.

—Me das demasiado crédito —dijo en respuesta y apoyó la cabeza


en mi pecho una vez más.

Permanecimos en silencio durante largos minutos, y miré el reloj


frente a la cama, observando cómo la manecilla de los segundos se movía
con fluidez a cada número.

—¿Qué estás pensando?

Dejé que su pregunta se interpusiera entre nosotros durante unos


segundos y dejé que se me ocurriera algo. Siempre fui honesto con ella, y
en este momento no sería diferente.
Me aclaré la garganta y comencé a mover mis dedos hacia arriba y
hacia abajo de su brazo, sintiendo la aparición de la piel de gallina en la
piel. —Estoy pensando en ti y en Jareth juntos. —La sentí tensarse a mi lado.

Ella levantó la vista y frunció el ceño con confusión. —¿Estás


pensando en nosotros juntos?

Me reí entre dientes y sacudí la cabeza. —Así no. Siempre tienes tu


mente en la alcantarilla. —Aunque su expresión se relajó, aún podía ver
que sentía curiosidad por lo que había dicho. —Sólo quise decir, me
pregunto cómo es entre ustedes dos. ¿Es como es contigo y conmigo?

Ella estaba en silencio, y pude ver en su expresión que estaba


tratando de pensar en cómo expresarlo. —No es como es entre tú y yo —
dijo finalmente. Ella me estaba mirando, y pude ver que esto era extraño
para ella.

—No tenemos que hablar de eso…

—No, no es eso —dijo finalmente, y extendí la mano y tomé su mano


en la mía. —Simplemente no sé si todo esto es extraño para ti.

—No lo es —dije de inmediato, de manera significativa. —Quiero


saber, porque tiene que ver contigo, y cualquier cosa que tenga que ver
contigo es mi prioridad. —Ella me sonrió tan jodidamente dulce, y no me
detuve de inclinarme y besarla. Tenía mi mano ahuecada en su mejilla,
manteniéndola cerca mientras devoraba su boca por unos segundos.

Cuando me retiré, ella todavía tenía los ojos cerrados y una pequeña
sonrisa en sus labios. Solo me tomé un momento para mirarla, para
quedarme hipnotizado al verla. Ella era perfecta y hermosa, todo lo que
siempre quise en una mujer. Y ella era mía.

Abrió los ojos y su sonrisa creció. Tenía una expresión somnolienta en


su rostro que hizo que mi corazón saltara en un latido. Nunca había sido un
tipo tonto, pero joder, cuando se trataba de Sofie, simplemente no había
manera de evitar eso.

—No es lo mismo, porque ambos son muy diferentes.


Miré sus labios. —Él te da lo que no puedo y viceversa. —No lo
expresé como una pregunta, y ella asintió. —Lo entiendo —le dije
honestamente.

—¿Puedo preguntarte cómo estás de acuerdo con todo esto? —Ella


sonaba genuinamente curiosa.

Me quedé mirando el techo por un segundo, dejando que su


pregunta jugase en mi cabeza. Cuando la volví a mirar, pude ver que su
atención estaba centrada directamente en mí, podía ver que contiene la
respiración, esperando mi respuesta.

—Claro, al principio estaba celoso, pero realmente nunca me


molestó, si eso tiene algún sentido. —Miré de nuevo a la pared frente a mí,
pensando en cuando hablamos de ser oficiales, entablando una relación.
Sofie había sido abierta y honesta conmigo desde el principio,
contándome que no estaba con Jareth, pero que sentía algo entre ellos.
Esta conexión, lo mismo que ella sentía conmigo.

Y respeté por el infierno eso, porque ella había sido sincera desde el
principio.

Por supuesto, sentí envidia de que ella pasara tiempo con otra
persona si nos reuniéramos, pero luego me di cuenta de que nada de eso
importaba. Ella me amaba, y si eso significaba que tenía que compartirla
con alguien, curiosamente, estaba más que de acuerdo con eso.

Escuché a la gente comentar sobre cómo era “más fuerte que la


mayoría” por dejar que mi mujer estuviera con otro hombre mientras
estábamos juntos. Incluso nos habían llamado “raro”. Pero nada de eso
importaba, porque no pensaba que fuera extraño o loco, o que incluso me
hiciera un hombre fuerte.

Me hizo humano querer hacer feliz a la chica que amaba. Porque si


ella era feliz, yo también.
Y se hizo más fácil con el tiempo, compartiendo a Sofie, mis celos
disminuyeron, antes de desaparecer por completo. No consideré ser
celoso como una debilidad. Era natural

Humano.

Realmente no pensé en ella con Jareth. Me concentré en mi tiempo


con ella, cuando estábamos juntos. Estaba agotado cuando ella estaba
cerca... obsesionado cuando ella se iba.

Nunca sentí que no era suficiente para ella, a pesar de que Jareth
podía darle lo que no podía.

Simplemente... era así.

—Me hace sentir egoísta, si soy sincera —dijo finalmente, y la miré.

—No eres egoísta. —dije que con tal determinación que sabía que
ella podía sentirlo. No había manera de que ella no pudiera. —Todos
necesitamos algo, Sofie.

—Sí, pero si me dijeras que quieres ver a otra mujer... —Se calló, sin
terminar lo que estaba a punto de decir.

—Eso nunca sucederá. Estoy entregado solo a ti. Solo porque


necesitas más no significa que todos lo hagamos. Estoy contento. Me
siento completo contigo. Solo tú. —Envolví mi brazo alrededor de sus
hombros y la jalé, solo abrazándola, porque podía ver que dejaba que
esto la afectara. —¿Qué tal si todos nos juntamos? ¿Nosotros tres?

Ella se rió suavemente. —Es gracioso que lo hayas mencionado,


porque mi madre quería que nos juntáramos todos para poder traer a su
nuevo novio.

—¿Nuevo novio? —Miré a Sofie y la vi sonriendo.

—Sí, finalmente va por lo que quiere, y no puedo esperar a conocer


al tipo que llamó su atención.
No pude evitar sonreír. —Consíguelo, Theresa —dije, y Sofie se echó a
reír, lo que a su vez me hizo reír. —Apuesto a que es más joven.

Sofie me miró. —¿Lo crees?

Asentí.

Ella sacudió su cabeza. —De ninguna manera. Querría un hombre


mayor, más seguro con su vida después de la mierda que pasó con mi
papá.

—Tal vez, o tal vez ella quiera un joven que pueda mantenerse al día
con su nuevo apetito insaciable.

—Oh, Dios mío, Ryker —Ella tenía un ataque de risa, y me encantó


escucharlo. —Puedo lamentar estar de acuerdo en reunirme con ella si es
así. No me refiero a mi madre y si no a su PDA.

Apreté mi agarre en su brazo y me incliné para besarla en la parte


superior de su cabeza. —De cualquier manera, me alegra que haya
encontrado a alguien. Ella se lo merece

—Sí, ella lo hace.

Nos quedamos en silencio, y sentí que Sofie empezaba a quedarse


dormida. Pero estaba completamente despierto, lo cual era perfecto,
porque nada sonaba mejor que sostenerla toda la noche y no perder un
minuto con ella en mis brazos.
Cierro la puerta delantera con mi pie, haciendo malabarismos con
tres bolsas en mis brazos, y entro a la cocina para ponerlas en el mostrador.
Me detuve en la tienda de comestibles después del trabajo. Cuanto más
se acercaba el día de la cena, que, aunque faltaban unas pocas semanas
pareciera que estaba a la vuelta de la esquina, me di cuenta de que
cada vez estaba más nerviosa a medida que pensaba en ello.

Afortunadamente, mi compañera de cuarto me dijo que se iría esa


noche, así que tendría la casa para mí sola cuando todos vinieran, y con
suerte esa mierda no saldría mal. Obviamente, mi madre había conocido a
Ryker antes, ya que habíamos crecido juntos, pero era la primera vez
que conocía a Jareth. Y sería bueno tener a todos en la misma casa, bajo
el mismo techo, aunque todavía tengo que preguntarle a Jareth.

Comienzo a poner cosas en la nevera, pero me quedo inmóvil


cuando escucho golpes en el pasillo. Me enderezo, mi brazo apoyado en
la puerta de la nevera mientras levanto mi cabeza y miro hacia donde
están las habitaciones.

Luego hubo silencio una vez más, así que comencé a guardar el
resto de la comida, y estaba a punto de cerrar la puerta de la nevera,
cuando escucho un gemido muy claro y muy fuerte.

—Oh, Dios mío —dije en voz baja y puse rápidamente la última caja
en el armario antes de doblar las bolsas de papel y ponerlas a un lado.

Salgo de la cocina y echo un vistazo por el pasillo hacia la puerta


cerrada de la habitación de mi compañera de habitación, al escuchar
otro conjunto de gemidos. Los golpes, provenientes de lo que ahora sabía
que era la cabecera que golpeaba la pared, eran fuertes y poderosos, y
sentí que mis cejas se alzaron sorprendida.
—Maldita sea

Pero luego todo se queda en silencio, un poco demasiado tranquilo,


y me enderezo, preguntándome si habían terminado. Estaba a punto de
regresar a la cocina y agarrar los vinos que compré, cuando la puerta de
su habitación se abre y sale un hombre muy desnudo.

—Um —digo en voz baja y aparto la mirada antes de que pueda ver
algo importante. La vergüenza y la incomodidad definitivamente me
llenaron.

—Oh, hey —dice el Sr. desnudo. —Tu debes ser la compañera de


cuarto. —Su voz sonaba como el tipo estereotipado de surfista. — ¿Sofie?

Asiento, pero todavía no lo estoy mirando. Como si esto no fuera lo


más incómodo que haya sucedido.

—Lane, trae tu dulce trasero de nuevo aquí y termina lo que


empezaste —grita mi compañero de cuarto. —Y lo siento por esto,
Sofie. Pensamos que habríamos terminado y nos habríamos ido antes de
que llegases a casa.

Levanto mi mano y la agito, como si ella pudiera verme. —Sí, solo voy
a tomar mis bebidas y salir a la terraza para darles a ustedes... privacidad.
—Vuelvo a la cocina, saco un paquete de seis de la nevera y me dirijo a la
terraza.

Una vez que la puerta trasera se cierra, exhalo lentamente y sacudo


la cabeza. Pensarías que tener una compañera de cuarto significaría más
encuentros con hombres semidesnudos, pero esta era la primera vez que
la “atrapé” en el acto. Y nunca me había visto con Jareth o Ryker, porque
me quedo con ellos en sus lugares.

Pero ahora realmente siento que me estoy entrometiendo en su


espacio. Conseguir mi propio lugar suena cada vez mejor, pero con el
tiempo cuando termine nuestro contrato de arrendamiento, y no quiero
joderla por irme, lo mantendré en los próximos meses. Le he avisado lo
suficiente sobre que encontraría mi propio lugar una vez que termine el
contrato, pero buscar un apartamento me parece estresante y tedioso.

¿Tal vez podría convencer a Jareth y Ryker de que deberíamos


mudarnos juntos?

Resoplé ante ese pensamiento.

Coloco el paquete de seis en la pequeña mesa de mimbre y me


siento, reclinándome hacia atrás y mirando la cerca que rodea nuestro
pequeño patio trasero. Aunque técnicamente no vivo en la ciudad, solo
estoy a unos diez minutos de donde estaban los rascacielos. La pequeña
casa que alquilamos esta en esta pequeña comunidad, y el lugar
realmente solo era lo suficientemente grande para una persona, dados los
pies cuadrados, pero lo hicimos funcionar.

Además, incluso con mi salario, vivir en la ciudad estaba un poco


fuera de mi rango de precios, al menos por todo lo que había visto en
venta o alquiler.

Apoyo la cabeza en la silla y cierro los ojos por un minuto. A pesar de


que aún faltan unas pocas semanas, intento imaginar cómo sería la
cena. Todos éramos adultos, así que no había ninguna razón para pensar
que esto sería extraño o incómodo. ¿Verdad?

Creo que estoy más nerviosa por conocer al nuevo novio de mi


madre, preguntándome si es mayor o menor, si la hace feliz. Esa es mi
principal preocupación, porque ella se lo merece, merece tener un buen
hombre que la cuide por una vez.

Me estiro y agarro una bebida, girando la tapa y dejándola a un


lado. Pero luego vuelvo a tomar la botella y tomo un buen trago de la
bebida alcohólica con sabor a fresa y limón. Honestamente,
probablemente podría haber usado algo mucho más fuerte.

Me siento allí por un largo rato, solo mirando a una de las vecinas en
su patio trasero. Esta tomando el sol, vestida con un pequeño bikini rojo
cuando coloca la toalla en la cubierta, se pone las gafas de sol de Jackie
O. y se coloca el pelo en un moño desordenado.

Noto que sigue mirando por encima de su hombro, y sigo su línea de


visión hasta la casa de al lado, donde un hombre grande y corpulento está
de pie junto a una parrilla, de donde sale humo de lo que fuera que está
cocinando. Lleva una camiseta blanca sin mangas y sus bíceps enormes,
con tatuajes ubicados esporádicamente. Tiene su cabello largo atado en
un moño, similar a la chica de al lado. Tampoco me pierdo la forma en
que él la sigue mirando, tratando de no ser obvio, pero realmente lo es.

Era gracioso ver a la chica antes de acostarse, estirando los brazos


sobre su cabeza, su acto de tratar de ser sexy para el vecino era bastante
claro.

Puedo imaginar cómo serían sus vidas juntas, cómo se encontrarían,


qué dirían si se hablaran entre sí. Supuse que nada de eso había sucedido,
dado el hecho de que parecían tener miedo de decir algo al otro.

Ella estaba captando su atención de una manera llamativa y sexy, y


tuve que darle apoyo por eso. Estaba a cargo de su vida.

Y luego estaba el Sr. Camiseta-Sin-Mangas, tratando de actuar


como si no la hubiera notado. Pero si puedo decir que él la esta revisando,
sin duda ella también podría hacerlo. Las mujeres eran intuitivas de esa
manera.

Traje el vino y tomé otro trago largo. Estaba a punto de dejarlo en la


mesita a mi lado cuando sentí que mi celular vibraba. Sacándolo de mi
bolsillo, vi la cara de mi madre brillar en la pantalla.

—Hola, mamá —dije y observé cómo la pequeña Miss Bikini Rojo


comenzaba a poner loción bronceadora en sus brazos y piernas. En este
punto, Camiseta-Blanca-Sin-Mangas se dio la vuelta y se volvió hacia ella,
con una espátula en la mano y la boca abierta. Quería decirle que vigilara
su carne, porque el humo oscuro que salía de la parrilla empezaba a
recordarme una fogata apagada.
—Hola corazón. Solo revisando que todavía estemos con la cena.

—Por supuesto, pero todavía está lejos, ¿a menos que quieras


hacerlo antes?

—No, no, la misma fecha está bien. Solo quiero asegurarme de que
tu horario no haya cambiado. Estoy emocionada de que conozcas a
Trevor.

Trevor. Era la primera vez que decía su nombre. El nombre de Trevor


sonaba joven.

—Sí, todavía estoy bien con el horario —Hubo una pausa, y luego
escuché a mi madre empezar a reírse. Seguido por el susurro de las
sábanas y una voz lejana, baja y profunda.

Me incorporé y sentí una torpeza que me reclamaba.

Oh Dios mío. ¿Estaba mi madre en la cama con su novio en este


momento? ¿Por qué pensó que llamarme era una buena idea? ¿Por qué
fue esta mi suerte? Dos situaciones sexuales incómodas en el lapso de una
hora.

Pero no estaba a punto de tocar ese tema o sacarlo a la luz.

Saber que mi madre estaba teniendo relaciones sexuales era el


primero de mi lista de demonios. Probablemente de la misma forma en que
ella no quería saber ni pensar acerca de cómo me las ponía.

Ella comenzó a hablar sobre qué traer, aunque la cena no era por un
tiempo.

—Mamá, todavía tenemos mucho camino por recorrer. —Me reí


suavemente.

—Necesitamos estar preparados, cariño.

Volvió de nuevo a hablar sobre si llevar un postre o un plato de


acompañamiento, luego comenzó a hablar sobre todas las cosas que
podrían ser buenas. Y aquí me preocupaba la forma en que todos
interactuarían, y cómo sería su nuevo novio, y ella se preguntaba si debía
hacer un postre helado de frambuesa o traer un pastel de queso con
cerezas.

Tal vez estaba pensando demasiado en esto. Tal vez estaba


preocupada por nada. Tal vez solo necesitaba sacar el palo de mi trasero
e ir con la corriente, como parece que mi madre estaba haciendo.

Porque ¿qué era lo peor que podía pasar?


Un par de semanas después

Quito la tapa de mi pintalabios y miro mi reflejo en el espejo,


pasándolo primero sobre mi labio inferior, y luego la parte superior. Tengo
mi pelo en un moño bajo y pequeñas hebras tenues enmarcadas a ambos
lados de mi cara.

Puedo escuchar el sonido de la música desde el salón de eventos,


toda la compañía empacada dentro de la sala masiva para bailar, beber
y comer. Es una celebración por conseguir uno de los acuerdos más
grandes para la compañía, y Jareth y los otros altos mandos organizaron la
fiesta como agradecimiento a todos. Y todos habían ayudado, de alguna
manera, u otra forma.

No importa cuán pequeña fuera su posición, si era parte del


departamento de mantenimiento o un asistente ejecutivo. Todos éramos
iguales cuando se trataba de trabajar en equipo.

Todos hicimos un impacto en la compañía, y Jareth y los demás jefes


querían mostrar su agradecimiento y gratitud, lo que significaba una gran
revuelta.

Meto mi lápiz de labios en mi pequeño bolso, aparto un trozo de


cabello de mi frente y me doy una sonrisa tentativa. El tiempo realmente
era rápido cuando estás feliz, y así es para mí, con Ryker y Jareth.

Mis tres días con cada uno de ellos pasaron tan rápido que fue casi
como si ni siquiera hubieran sucedido. Aquí estaba con Jareth otra vez, mi
tiempo con Ryker había sido increíble, pero aparentemente había
terminado pronto.

Así es como se me siento cada vez que estoy con ellos, y no puedo
evitar comenzar a pensar cómo sería si no tuviéramos que separarnos.
Nuestro tiempo... si estuviéramos todos juntos y no hubiera reglas.

Caminé por el pasillo, mis tacones chocaron contra el piso de


mármol pulido. El salón de banquetes que la compañía había alquilado
por la noche era adornado y lujoso, con candelabros de cristal colgando
del techo y una ceremonia de precio lo suficientemente grande como
para dar a alguien un ataque al corazón.

Pero eso es lo que pasa con Jareth y los otros jefes. Trataron a sus
empleados bien y nos bañaron con prodigiosas cosas del infierno cuando
el tiempo lo requería.

Aliso mis manos sobre mi vestido y entro en la habitación, el espacio


es enorme, con un techo que se parece a una noche estrellada, las luces
de fibra óptica parpadeaban arriba. Era hermoso, más como una obra de
arte que un lugar para organizar una fiesta. Pero en la ciudad, había
muchas gemas escondidas.

Aunque las gemas ocultas con las que mi billetera y yo estábamos


más familiarizados eran las pizzas de pizzerías que estaban abiertas toda la
noche y servían cerveza con las rodajas.

Eché un vistazo alrededor de la enorme sala, todos se mezclaron,


con bebidas en sus manos, camareros con atuendos en blanco y negro
moviéndose con fluidez entre todos con bandejas de champán y
entremeses en sus manos. Había un DJ a un lado, iluminando todas las
paredes, y todo el lugar que casi daba la sensación de estar en una lujosa
recepción de bodas. Una boda muy cara y muy elaborada.

Vi a Jareth y algunos de los otros ejecutivos a un lado. Sin duda


estaban hablando de negocios. Lo hacían mucho, incluso si no estaban en
el trabajo. Pero supongo que, cuando estás en una posición como ellos, el
trabajo lo es todo. Tenía que serlo, si querían ser y seguir siendo tan exitosos
como lo eran.

Me quedé allí solo mirando a la gente, preguntándome sobre sus


vidas, en qué estaban pensando, qué estarán haciendo después de
esto. ¿Algunos de ellos irán a casa juntos? ¿Permitirán que las copiosas
cantidades de alcohol que habían estado consumiendo esta noche
afectaran sus inhibiciones?

Vuelvo a mirar a Jareth y mi corazón salta en mi garganta cuando


veo que me estaba mirando. Tiene esa expresión intensa en su rostro, su
enfoque grita solo una cosa.

Mía.

Aunque hay reglas oficiales acerca de no tener relaciones dentro de


la compañía, sabía que probablemente estaba mal visto, porque podía
imaginar las complicaciones que causaría una ruptura. Pero nadie habló
de ello, a pesar del hecho de que sabía que había varios empleados que
estaban follando juntos, incluso escapándose durante el almuerzo a
mediodía.

Y aunque Jareth y yo nunca hemos hecho nuestra relación oficial, no


hay ninguna duda en mi mente que la gente sabía. Tiene que. No era
como si las cosas permanecieran en secreto por mucho tiempo. Son lo
suficientemente inteligentes como para no hablar de eso, porque Jareth
era el jefe.

Jareth dijo algo a sus asociados y luego se dirigió hacia mí. Me


enderecé de la pared contra la que estoy recostada, y mi pulso aumentó
instantáneamente a medida que se acercaba.

Dios, se ve bien, con un traje de tres piezas, su cabello cortó color sal
y pimienta peinado, y una expresión arrogante y sofisticada.

Se veía bien, realmente muy bien, y tengo suerte de poder decir que
era mío. Se detuvo a solo un pie de mí, con un gruñido bajo
abandonándolo mientras levanta su mirada de arriba a abajo de mi
cuerpo.

—Maldita sea, Sofie, te ves lo suficientemente bien como para


comerte.

Sabía a qué tipo de “comer” se refería, y Señor, eso sonaba increíble.


Siento que un escalofrío recorre mi columna vertebral, y siento como
mis pezones empiezan a endurecerse cuando mantiene su mirada
enfocada en mis pechos. El vestido que llevo puesto es negro y ceñido, un
material sedoso que era ligero y fluía sobre mi cuerpo, pero seguía siendo
ceñido para que pudieras ver mis curvas. Y aunque no tenía muchas de
ellas, me gusta presumirlas, pero solo para Jareth y Ryker.

Coloco una mano en la pared al lado de mi cabeza y se inclinó un


poco, y aunque esto probablemente parece íntimo como el infierno, todos
estaban demasiado ocupados ahora mismo con sus propias
conversaciones, emborrachándose y probablemente pensando en esta
noche, para prestar algo atención a nosotros

Pero para ser honesta, no me importa lo que piensen.

Me recuesto contra la pared y levanto la cabeza para poder mirarlo


a la cara. —Pensé en ti cuando lo escogí para usarlo esta noche —admití.

Hizo otro sonido grave, brusco, y luego baja la mirada hacia abajo,
bajó por mi vientre y se detuvo en la parte más íntima de mí. —¿Bragas?

Sacudí mi cabeza lentamente. —No estoy usando ninguna.

Él levantó su mirada hacia mí, y prácticamente pude sentir la


posesividad dejándolo. —Qué buena chica, Sofie.

Me ablando ante su alabanza. —Sé lo que te gusta, Jareth. Te tenía


en mente cuando me puse el vestido, sin molestarme con las bragas o el
sostén, porque quería que lo aprobaras.

Cuando estaba con Jareth, eso era lo que quería: su aprobación,


porque eso equivalía a su excitación, que luego lleva a la mía. Es una
relación de dar y recibir, un intercambio de poder. Él me controla, y eso es
lo que necesitaba. No es un acto. Simplemente... es así.

Nada más importa en este momento, ni todas las personas que nos
rodean, ni el hecho de que no estemos realmente solos. Porque se sentía
como si lo estuviéramos. Solo él y yo.
Se acerca e inhala profundamente. Me obligué a no cerrar los ojos y
gemir, el pequeño acto me encendió.

—¿Quieres una bebida?

Lamo mis labios y asiento. Su voz es suave, profunda y gruesa. Me


recuerda al whisky que quiero, el whiskey que sin duda me compraría,
porque me conocía lo suficiente.

Me da una media sonrisa y se aparta de la pared, dándole a mi


cuerpo una mirada más hacia arriba y hacia abajo antes de finalmente
girar y dirigirse hacia la barra. Sus movimientos son fluidos, precisos. Era
como un depredador que se abría paso entre la multitud. La gente en
realidad se separó de él, apartándose del camino. Suspire, un sentimiento
de que estaba cayendo por este agujero de conejo tomando el control.

Pero en este momento, quería caer en la nada con Jareth.

Desaparece detrás del espeso mar de cuerpos, y echo un vistazo


alrededor de la habitación. Pasan varios minutos hasta que siento que
alguien se acerca, mirándome. Mirando a mi derecha, veo a un hombre
caminando hacia mí, no a alguien que haya visto en la oficina antes, pero,
de nuevo, podría ser nuevo, un interno o un plus.

Lleva un simple traje negro con una camisa blanca abotonada


debajo y el cuello desabrochado. Sostiene un vaso en su mano y tiene una
sonrisa en su rostro. Su enfoque se dirige directamente a mí, y me
enderezo, mirando hacia atrás para ver si tal vez había alguien más a
quien le estaba dirigiendo esa sonrisa. Pero no hay nadie detrás de mí,
excepto los socios con los que trabaja Jareth.

—Hola —dijo un poco fuerte, claramente tratando de asegurarse de


que pueda escucharlo por encima de la música.

Le doy una sonrisa amistosa.

—Soy Shawn. —Extiende su mano y la tomo, pensando que querría


sacudirla o algo así, pero en cambio, se la lleva a la boca y me besa los
nudillos. Alejo mi mano rápidamente y con un poco de fuerza y veo la
sorpresa en su rostro. Levantó una mano en señal de rendición. —Lo
siento. No hay daño, no hay falta.

Se aclara la garganta y mira hacia otro lado, y un hombre más


inteligente habría captado la insinuación y se habría ido, pero
prácticamente podía sentir la arrogancia de borracho derramándose de
él. Me devuelve la mirada con una gran y confiada sonrisa en su rostro.
Estoy a punto de decirle que no iría a ninguna parte conmigo, pero antes
de que pueda decir algo, comienza a hablar de nuevo.

—¿Trabajas para la compañía o eres invitada de uno de los


empleados? —Se apoya contra la pared, demasiado cerca para mi
comodidad, así que doy un paso atrás.

—Trabajo para la compañía —digo y lo dejo así. Miro de nuevo a la


barra en busca de Jareth, pero no puedo ver nada más que la pared de
personas que gritan para tomar otra bebida.

—¿Qué haces en la empresa?

Le devuelvo la mirada. Se a dónde va esto y necesito acabarlo,


porque hacerle creer que me interesa de alguna manera es solo una mala
noticia.

—Escucha, Shawn…

—Antes de que me rechaces, escucha lo que tengo para ofrecer. —


Sonríe más ampliamente. Se lleva el vaso a la boca y toma otro trago del
líquido claro, el hielo chocando contra el costado.

—Creo que estás recibiendo la vibra equivocada aquí. —Aunque no


estoy segura de cómo puede pensar eso, ya que estoy segura de que no
le he insinuado nada. Pero conozco a este tipo de chico. Eran los que
había visto en la universidad que son demasiado arrogantes para su propio
bien, y ser rechazados no es algo que acepten fácilmente.

Olía como si ya hubiera tomado alrededor de seis de lo que estaba


bebiendo, el alcohol provenía de sus poros lo suficientemente fuerte como
para emborracharme solo por el arome. Ese era uno de los problemas con
estas reuniones. La gente solía soltarse, dejar sus inhibiciones en la puerta.

—Entonces déjame que te cuente sobre mí —dice y se va directo a


su discurso antes de que pudiera detenerlo. Alejarme simplemente sonaba
bastante bien ahora mismo, o podría intentar perseguir a Jareth, pero con
tanta gente, terminaríamos dando vueltas en círculos tratando de
encontrarnos.

—Soy un subcontrato para la compañía. Así que trabajo para la


compañía, pero también soy un plus. —Sonríe, mostrando sus dientes
blancos y rectos.

Sí, definitivamente es uno de esos tipos arrogantes en la escuela. Sin


duda, él probablemente mostró esos blancos perlados falsos que tenían
todas las bragas de las chicas cayendo.

No sé si él piensa que iba a conseguir algo conmigo, pero estaba


perdiendo el tiempo.

—Estoy enganchada —le dije, pero él siguió hablando. Continuando


con las fusiones y adquisiciones, números y contratos. Su salario. Sí, en
realidad fue allí.

Seguí buscando a Jareth, mi mente estaba en el hombre que amo, y


todo lo demás se desvaneció. Estaba a punto de decirle al señor que
tengo lo que quiero, que no me interesa y que necesitaba seguir adelante,
pero lo observé mientras se levanto de la pared y miro detrás de mí.

Su expresión fue cautelosa... vacilante.

Miro por encima de mi hombro y siento un escalofrío a lo largo de mi


piel cuando veo a Jareth de pie justo detrás de mí, su gran cuerpo se
elevaba sobre el mío, dos tragos en sus manos, su enfoque centrado
directamente en Shawn. Jareth parecía enojado, y si estaba siendo
completamente honesta, la expresión posesiva en su rostro da un poco de
miedo.
Me entrega una de las bebidas, y no me pierdo cómo se asegura de
dejar que su dedo se deslice contra mi mano, un pequeño acto de
propiedad que tal vez solo noto, pero estaba ahí a pesar de todo.

Se coloca a mi lado y envuelve su brazo posesivamente alrededor


de mi cintura, pero me doy cuenta de que su mirada aún esta puesta en
Shawn. No se dice nada, y esta espesa y extraña atmósfera se asienta a
nuestro alrededor.

Shawn finalmente sonríe, actuando como si no fuese la gran cosa,


aunque puedo ver en sus ojos mientras nos mira que se siente un poco
incómodo, que puede sentir la testosterona y el desafío que viene
de Jareth.

Siento que Jareth presiona sus dedos alrededor de mis caderas un


poco más fuerte, y me acerca aún más a su cuerpo. Un gruñido bajo lo
deja, y por la mirada en el rostro de Shawn, se que él también lo escucho.

La forma en que Jareth estaba actuando en este momento podría


haber molestado a una mujer muy independiente, pero la verdad era...
que me gusta. Crece mi excitación. Me encanta cuando se pone todo
territorial sobre mí.

—¿Hay algo que necesites? —Jareth ni siquiera sabe quién es este


hombre, pero no importa. Shawn podría haber sido la persona más
poderosa en esta sala, y Jareth no habría dado dos mierdas al respecto.
Está apostando su reclamo, dejando que Shawn sepa que no estoy
disponible, que ya estoy reclamada.

—Solo estaba hablando con… —Me mira, justo ahora dándose


cuenta de que en realidad no le he dicho mi nombre. Shawn se aclara la
garganta y mira a Jareth. Hay una comunicación silenciosa entre ellos, y
luego Shawn asiente, me sonríe un poco incómodo, se da la vuelta y se va.

Hay una pesada pausa, y miro a Jareth. Su atención se centra en la


retirada de Shawn, y otro sonido grave lo abandona, las vibraciones yendo
directamente a mi cuerpo.
—¿Qué fue eso? —Para ser honesta, me gusta todo lo bárbaro “mío”
que tenía.

Me mira como si no pudiera entender de qué estoy hablando, como


si esto ocurriera todos los días. Pero entonces, supuse que así es.

—¿Sabes qué? No importa —dije y sonreí, levantándome de puntillas


y besándolo delante de todos. Esta es la primera vez que he sido tan
descarada con la PDA con respecto a Jareth, especialmente con las
personas con las que trabajo. Pero en ese momento, ya no me importa.
¿Por qué debería? Yo lo amo, y él me amo. No es como si la gente no
supiera que estamos juntos. Estoy segura de que todos lo hacían.

No sabía si esperaba a que me empujara, para decirme que ahora


no era el momento, pero después de que su pequeño y caótico hombre
de las cavernas actuara solo unos momentos antes, me sentí
extremadamente complacida cuando envolvió su brazo alrededor de mi
cintura y me jaló más cerca de su cuerpo. Un profundo y bajo sonido de
necesidad abandonó su pecho, las vibraciones moviéndose a lo largo de
mi piel.

Y cuando se aparta, todavía lo siento en mis dedos, con mis ojos


cerrados, el placer estalla en mis venas. Todas las cosas que quiero que me
haga me golpean en la cabeza. Es entonces cuando me doy cuenta de
que hay gente observándonos, mirando abiertamente.

Los co-ejecutivos de Jareth. Empleados.

Casi todos tienen sus ojos fijos en nosotros. Algunos tienen grandes
ojos de sorpresa, otros tienen sonrisas en sus rostros, y luego hay algunos
que se inclinan uno hacia el otro, susurrando, probablemente diciéndose el
uno al otro —Te lo dije.

—Volvamos a nuestro lugar, Sofie.

Esto definitivamente cambiara las cosas en la oficina, sin duda.


Porque incluso si no hubieran sabido que estábamos juntos, incluso si
hubiésemos mantenido nuestra relación a un nivel bajo, este momento,
aquí y ahora, acababa de abrir otra puerta.

Lo sentí ahuecar mis mejillas y acariciar mi piel con su pulgar. Abrí los
ojos y lo miré a la cara, viendo que estaba enfocado únicamente en mí. Él
había dicho “nuestro lugar”, y así es como me sentía cuando estaba allí,
que aunque no vivía allí completamente, él siempre me hacía sentir como
si nos perteneciera a los dos.

Ryker y su hogar son de la misma manera. Dios, soy una mujer


afortunada.

No dije nada verbalmente, solo asentí, sintiendo que mi cuerpo se


estremecía con la conciencia, sabiendo lo que iba a venir. Y la mirada
en la cara de Jareth me decía que esta iba a ser una noche que no me
dejaría olvidar mientras afirmaba y me mostraba a quién pertenecía.

Cruzamos la puerta de su apartamento y la cerré suavemente detrás


de mí. Desde que se enfrentó al hombre que me había estado flirteando,
casi comenzando una escena, Jareth había estado de un humor extraño.
Apenas había quitado sus ojos de mí, y aunque no lo negué, me gustaba
mucho, también sabía que se sentía bastante territorial.

Se acerca al bar y nos sirve una bebida a los dos, luego se da la


vuelta y regresa para darme el vaso cuadrado. El líquido ámbar en el
interior huele fuerte, caro. Por otra parte, Jareth solo posee los mejores, los
más raros y más caros licores. No para emborracharse, sino para saborear y
disfrutar.

—Estás molesto —dije con naturalidad.


No dice nada cuando se lleva el vaso a la boca y toma un pequeño
sorbo. Me observa todo el tiempo, sin moverse, su gran cuerpo parece
tenso, como si pudiera romperse en cualquier momento. A pesar de que
ese “estallido” está de lleno en su forma más dominante.

Y ese pensamiento al instante me tiene mojada.

—No estoy enojado —dice finalmente. Un momento de silencio se


extendió entre nosotros. —Soy territorial.

Siento que mis pezones se endurecen dolorosamente y me siento


aún más húmeda. Dios, su voz, sus palabras... son como gasolina en un
fuego abierto.

Se acerca un paso más y me siento congelada en el lugar, su


presencia tan poderosa.

—Esta noche... esta noche, necesito dar a conocer que me


perteneces, Sofie. —Su voz era un gruñido áspero—. Estoy bien contigo y
con Ryker, ¿pero alguien más? —Negó con la cabeza lentamente. —No.
Nadie más te tendrá. Me volvería salvaje si sucede eso, Sofie.

Trago, mi garganta tan apretada, las emociones giran a mi


alrededor tan poderosas. Alguien diría que es extraño que Ryker y Jareth
estuvieran de acuerdo en que yo estuviera con ambos, pero cuando se
trata de otros hombres, son demasiado territoriales para dejarme ir... para
compartirme.

Pero diría que el amor hace que la gente haga cosas divertidas pero
increíbles.

Me encuentro asintiendo con la cabeza, porque quiero que sepa


que estoy de acuerdo, acepto.

Da otro paso hacia mí, y pienso que me tocaría, me empujara hacia


la dureza de su cuerpo, pero en cambio se detiene, mirándome, casi
como si estuviera pensando en lo que me hará, imaginándolo..

Y no pude evitar anticipar cada dulce momento de todo esto.


La miré por unos segundos y luego me acerqué a mi sillón reclinable
de cuero presionado contra la pared del fondo. Senté mi trasero,
observándola, las luces se apagaron, causando que pequeñas sombras
jugaran a lo largo de su cuerpo.

Sabía por su expresión que no estaba segura de cómo se


desarrollaría esto, cómo la haría venirse esta noche.

Traté de mantener mi cuerpo calmado y mis pensamientos claros.


Pero cuando estaba cerca de Sofie, era casi imposible. Ella tenía este
fuego ardiendo dentro de mí, uno que si no se controlaba me quemaría
vivo. Había sido la única mujer que me había hecho sentir así, la única
mujer que me había hecho querer algo... más.

Rechace a las mujeres durante años, incluso antes de que ella


entrara en mi vida, centrado en el trabajo.

Me mantuve solo, construí mi negocio y lo convertí en el imperio


exitoso que era. Era fácil no tener el enfoque de las mujeres en mi vida,
porque la verdad era que nunca habían hecho nada por mí. No hasta que
Sofie comenzó a trabajar para mi compañía y todo lo demás se
desvaneció. Yo daría todo por ella. Sacrificaría cualquier cosa para
asegurarme de que fuera feliz.

Y así es como estaba en esta relación con ella, compartiendo su


compañía con otro hombre, porque sabía que había cosas que
necesitaba y que no podía darle, cosas que su otra pareja podría. Eso era
la vida; eso era humano.

Y para ser honesto, al principio había sido difícil, realmente


jodidamente difícil compartir a mi mujer con otro hombre. Los celos no
eran algo que hubiera conocido antes, porque quise tomar lo que quería
y, si no podía hacerlo, me esforzaba por conseguirlo.

Pero esto era diferente. Esta es mi vida, mi amor.

Y entonces, cuando me contó sobre Ryker, me preguntó cómo me


sentiría si nos viera a los dos al mismo tiempo, no había tenido ninguna
duda en mí, ningún deseo de terminar la relación y detener esto. No había
nada de eso, porque la amaba y quería que fuera feliz.

Empuje mis pensamientos y los escondí lejos. Esta noche era sobre
este momento, mi mujer, y hacerla sentir bien. Esta noche era para darle a
ella lo que solo yo podía. El dominio. Su sumisión.

—Quítate la ropa, Sofie. —Comenzó a respirar más fuerte, su cuerpo


preparándose para mí. —Y ponte de rodillas —dije con una voz tranquila y
profunda que no admitía discusión.

Por un segundo, todo lo que hizo fue pararse allí. Vi su pulso latir
rápidamente justo debajo de su oreja.

—Hazlo, Sofie. Haz lo que digo

Vi cómo le temblaban las manos cuando empezó a desvestirse, con


los ojos fijos en mí todo el tiempo. Ella conocía las reglas, sabía que debía
hacer lo que decía, su mirada nunca abandonó la mía.

Cuando estuvo totalmente desnuda, se quedó allí por un momento,


la incertidumbre de la situación y su lujuria se aclararon en su cara,
haciendo que mi propia excitación aumentara aún más.

—De rodillas, niña, y muéstrame ese bonito trasero. —Lo dije con más
fuerza esta vez, haciéndole saber con mi voz que estaba empezando a
desobedecer.

Y luego se dio la vuelta y se arrodilló.


—Buena chica —alabé y levanté mi mano, frotando mi palma sobre
mi boca mientras la miraba. Tenía curvas femeninas, unas a las que podía
aferrarme mientras la follaba. Su cuerpo hizo agua mi boca, por su sabor.

—Muéstrame lo que es mío. —Mi voz no era más que un gruñido


áspero en este punto. Estaba recostado en la silla, el traje que llevaba se
sentía estrecho, mi pene tan jodidamente duro que se clavaba en la
cremallera de mis pantalones.

Se agachó, su pecho en el suelo, su culo en el aire. Ella sabía lo que


me gustaba ver, sabía qué hacer. La puta en Sofie también quería esto, lo
necesitaba tanto como yo. Dándose a sí misma para mí, como
presentación. Donde ella tenía el control en todos los demás aspectos de
su vida, en este momento, conmigo, yo tenía el control.

—Abre las piernas más amplias, déjame ver esos bonitos labios
rosados. —Hizo lo que dije tan jodidamente bien, tan obedientemente. Y
cuando estaba en posición, me obligué a no inclinarme y tocarme.
Necesitaba prolongar esto, necesitaba hacer esto último, o vendría antes
de que empezara. —Mira eso —dije profundamente. —Tan jodidamente
lista para mí. Tan malditamente perfecta.

La observé mientras respiraba profundamente, tal vez calmándose,


tal vez tratando de controlar sus emociones. Bajó la parte superior del
cuerpo hasta el suelo, por lo que ahora sus senos estaban tocando la
baldosa fría, sin duda. Su trasero estaba en el aire, exhibido obscenamente
para mi placer visual.

Y como una buena chica, esperó la siguiente orden.

La dejé permanecer en esa posición durante largos segundos y


luego me aclaré la garganta. —Date la vuelta y mírame, pero mantente
en tus manos y rodillas.

Cuando estaba en la posición que quería, nuestras miradas se


encontraron, mi polla estaba tan jodidamente dura que era físicamente
dolorosa, solo entonces me permití el placer de inclinarme y ajustarme. La
hija de puta cavó contra mi cremallera, como si intentara atravesar la
maldita cosa.

—Gatea. —No me disculpaba por quién era ni por lo que me


gustaba. Este era yo. Así era como estaba con Sofie. Solo con ella. —Dije
gatearas hacia mí. No me hagas decirlo de nuevo. —Pero esto era lo que
ella necesitaba, lo que ambos necesitábamos. Yo al mando, y ella
escuchando.

La observé mientras respiraba para tranquilizarse y comenzó a


moverse hacia mí. Cuanto más se acercaba, más la deseaba. Comencé a
desabrocharme el cinturón y luego fui a la cremallera de mis pantalones.
Mientras la miraba fijamente a los ojos, saqué mi polla solo a través de la
solapa, sin siquiera molestarme en deshacer el botón, y comencé a
acariciarme desde la raíz hasta la punta. Estaba solo a un pie de mí ahora,
todavía en sus manos y rodillas, y luciendo tan deliciosa que podría
haberme venido solo con la vista.

—¿Cómo te sientes ahora, bebé? —Estaba tratando de controlar mi


voz, para no demostrarle que estaba a punto de perderlo. —¿Cómo te
sientes? —Vi como su garganta se movía cuando tragaba.

—Me siento barata —susurró, y yo sonreí.

—Pero estás excitada, ¿no? —No lo planteé como una pregunta.

Asintió.

—Sí, a ti te gusta.

Se lamió los labios.

Sostuve mi polla en mis manos, apuntándola a su cara y ella se puso


de rodillas. —Abre esa bonita boca tuya y chupa mi polla. —Miró mi
erección y se lamió los labios de nuevo. —Haz lo que digo ahora, se que
quieres mi polla en tu boca, porque estás muy hambrienta de eso.

Cuando se levantó y apoyó las manos en mis muslos, contuve la


respiración. Y entonces ella se inclinó hacia delante y abrió la boca.
Extendí la mano y agarré un trozo de su cabello, tirándola hacia
adelante y hacia abajo hacia mi polla. —Ponme en tu boca. —Siento sus
labios rozar la punta de mi polla. —Sí, eso es jodidamente bueno, Sofie. —
Abrió la boca aún más y tomó más de mí. Descansé mi cabeza hacia atrás
y cerré los ojos, dejando que el placer me inundara. —Eso es. Buena niña.

Sofie comenzó a lamer la punta, lamiendo el pre semen que se


derramó. Zumbé con aprobación, mis bolas aprontándose mientras mi
orgasmo amenazaba con terminar esto antes de que realmente
empezara.

—Dime cómo sabe —Exigí.

—Bien —murmuró contra mí. —Salado.

Me dio gusto oírla decir esta mierda.

Aplanó su lengua y la pasó por la parte inferior de mi longitud, hasta


la vena gruesa debajo de la piel.

—Más, niña —susurré ásperamente. —Quiero que tomes todo hasta


que la punta golpee la parte de atrás de tu garganta —gimió después de
que dije eso.

Ella comenzó a chuparme con fervor, agarrando la raíz de mi eje


con su mano y acariciándola a tiempo con su boca.

—Eso es. Hazme venir. —Todavía tenía mi mano en su cabello y


mantuve su cabeza inmóvil mientras me chupaba más fuerte y más rápido.
Comencé a levantar mis caderas a tiempo con sus movimientos,
empujando mi polla entre sus labios, amando cómo la punta golpeaba la
parte posterior de su garganta. El sonido de sus arcadas casi me hizo
descargar dentro de su boca.

Abrí los ojos y levanté la cabeza, mirándola, encendido por la vista.


—Joder, te ves tan caliente con mi polla en tu boca. —Comencé a
empujar a tiempo con su cabeza meneando y aumenté mi velocidad. —
Cristo. Eso es tan jodidamente bueno.
No podía aguantar, no a este ritmo. Comencé a respirar más fuerte y
apreté mi agarre sobre su cabello. Ronroneó alrededor de mi longitud, y un
profundo gemido me dejó.

—Joder —gruñí, sabiendo que no podía evitar que el orgasmo me


alcanzara. Solo dejé que sucediera, dejé que el placer me recorriera.
Empujé su cabeza hacia abajo, dejando que mi polla quedara
completamente dentro de su boca, y solo entonces dejé salir mi carga.

La hice tragar todo mi semen, la hice tomar hasta la última gota.


Cuando estaba semi duro, la saqué de mi eje y me quedé mirando su
boca. Sus labios estaban rojos e hinchados, brillantes. Y la vista de una
pequeña gota de mi semen en la comisura de su boca hizo que mi polla se
pusiera dura de nuevo. Extendí la mano y limpié la gota antes de presionar
el dígito en la costura de sus labios. —Límpialo.

Y cuando abrió para mí y me lamió el dedo, pensé que me vendría


en ese momento. Tenía este mal camino hacia ella, uno que me hacía
perder todo el autocontrol, toda racionalización. Cuando estaba con ella,
todo lo que quería hacer era follarla hasta que no pudiera caminar recta,
hasta que solo pensara cuándo se moviera que tan doloroso esta su coño
porque me la había follado al máximo.

Estaba de pie y la tuve levantada del suelo y en mis brazos un


segundo después. Con mi mano ahuecando su nuca, instándola a inclinar
su cabeza hacia atrás para mirarme, miré sus labios.

—Espero que estés lista —susurré.

—¿Lista para qué?

Oh, lo sabía, pero estaba jugando con esa pequeña cosa inocente
en este momento.

Yo sonreí —Lista para ser follada.

Porque acabábamos de empezar.


La tuve en mi habitación antes de que pudiera pronunciar una
palabra, y luego me incliné y capturé su boca con la mía, agarré la parte
posterior de su cabeza, enredando su cabello en mi mano, y la besé hasta
que estuvo sin aliento.

Presione mi dura polla contra su vientre. —¿Sientes eso? —murmuré


contra sus labios. —¿Ves lo que me haces? ¿Me haces venir y luego me
pones duro otra vez?

Asintió, y tomé la parte superior de sus brazos, apartándola de mí,


mirando su cuerpo desnudo y gimiendo como un animal salvaje.

En este momento, estaba sobre ella, mi cuerpo todo músculo y


masculinidad y ella una pequeña hembra pequeña que estaba a punto
de ser devorada por mí. Levanté mi mirada a sus pechos y a lo largo de sus
pezones fruncidos. Ella lamió sus labios, y contuve mi gemido ante la vista.
Comencé a caminar hacia adelante, haciendo que se moviera hacia
atrás, hasta que el colchón la detuvo. Y luego la empujé suavemente
hacia abajo. Se sentó en la cama y me miró, su cabello oscuro enmarcado
alrededor de su cara, sus grandes ojos azules muy abiertos y confiados.

—Inclínate hacia atrás. —Mi voz era oscura y casi premonitoria.

Ella puso sus manos detrás de ella y se recostó un poco hacia


atrás. La posición tenía sus senos empujados hacia afuera, y mi boca se
hizo agua. Me incliné hacia abajo para que mi boca estuviera a una
pulgada de la de ella. Nuestra respiración se mezcló, coexistió, y mi
excitación aumentó. Podía sentir su necesidad por mí como si fuera la mía.

—Dime lo que quiero escuchar. —Estaba siendo un bastardo sádico


en este momento, pero necesitaba escuchar las palabras de ella. —
Vamos, Sofie. Dime lo que quiero escuchar. —Mi voz era baja y tensa, y me
estaba costando mucho incluso pronunciar las palabras.

Ella respiró hondo para calmarse antes de hablar. —Jódeme.


Fóllame duro, como me gusta.

Deje que una sonrisa lenta se extienda por mi boca. La satisfacción


me llenó, y mi polla se sacudió en respuesta a sus palabras.

Me enderecé, concentrándome en ella y empecé a quitarme la


ropa. Una vez que me quité la camisa y la tiré a un lado, fui a por mis
pantalones, nunca aparté mi mirada de ella, nunca dejé que vacilara.

Y luego me estaba subiendo a la cama, trepando sobre ella y


obligando a Sofie a inclinarse todo el camino de regreso. Ella gimió
cuando puse mi peso completamente sobre ella, dejando que su cuerpo
se hundiera en el colchón, haciéndole saber quién era el más fuerte aquí.

Sostuve un lado de su cara y pasé mi pulgar por su mejilla, solo


mirándola a la cara, maravillándome de que ella estaba aquí, que era
mía. —Tócame —dije en voz baja, saliendo del papel dominante y
endurecido y solo necesitando sentir su toque.

Levantó los brazos y los envolvió alrededor de mi cuello, su parte


superior del cuerpo se elevó ligeramente y sus pechos se apretaron contra
mi pecho.

Moví mi otra mano sobre su cadera y bajé su muslo, apretando


suavemente su carne. Mi cuerpo, mi piel... demonios, la médula en mis
huesos estaba llena de placer, y todo era por culpa de Sofie.

Cuando moví mi mano hacia adentro, tan cerca de su vagina, la


sentí temblar debajo de mí. —¿Te gusta eso? —pregunté suavemente.

—Sí

Tratar de no irme de lleno como un hombre de las cavernas con ella


era un trabajo duro. Moví mis dedos sobre su coño, su calor resbaladizo
causó que cada músculo de mi cuerpo se tensara en respuesta.
—¿Sabes por qué encajamos tan bien? —Mi voz se había
endurecido, y dejé que mis dedos suavizaran su rendija.

—Porque soy suave y tu duro —respondió ella instantáneamente.

Ambos sabíamos que eso no era en un sentido literal. Ella necesitaba


mi dominio como yo necesitaba su sumisión. Pero esto no era solo por
nosotros follando. Antes de ella, me mantenía célibe, centrándome en
desarrollar mi carrera, mi imperio. Luego vino y supe que ella era la única
para mí.

Ella era la única.

—Así es, bebé —Mi voz era ronca y tenía un borde de agresión
desenfrenada entrelazada a través de ella. Ambos necesitábamos esto.

Dárselo a ella.

—Te quiero —suplicó ella.

— Shhh, niña. Tú no exiges, yo soy el que doy. ¿Entiendes?

Asintió y cerró los ojos, gimiendo suavemente, una súplica no verbal


por más.

—Mírame, Sofie. —Cuando me miró una vez más, moví mi dedo


hacia su clítoris y comencé a frotar círculos lentos alrededor del manojo de
nervios. —Más amplio. Extiende tus piernas más amplias para mí.

Su pecho subía y bajaba frenéticamente, pero hizo lo que le dije.


Cuando miré hacia abajo, vi que sus pezones estaban apretados, duros.
Las areolas eran de un rosa intenso, su excitación evidente justo debajo de
su piel.

—Ríndete a mí —gemí y me incliné para besar y lamer su garganta.


—Pon tus manos sobre tu cabeza. Una vez que obedeció, me eché hacia
atrás y solo la miré. Era como una ofrenda.

Mi ofrenda.
Extendí la mano y usé mis pulgares para separar suavemente sus
labios vaginales hasta que se estiraron. Y luego me estaba moviendo más
abajo, soplando un chorro de aire caliente a lo largo de la parte más
íntima de ella, amando cómo se sacudía por eso.

Besé sus muslos internos, pasé mi lengua sobre su piel y amé cómo
apretaba sus manos en las sábanas. —Te quiero, Sofie. Te amo lo suficiente
como para compartirte. —No sé por qué dije eso, pero las palabras ya
estaban afuera antes de que pudiera intentar censurarlas.

Se quedó sin aliento, y no sabía si era por mi toque o mis palabras.

—Dime que me quieres. Dilo. —Agregué presión a sus muslos internos,


mis manos como vicios en su carne.

—Te amo. —Esas palabras no eran más que un pequeño gemido de


respiración.

Ella hizo un pequeño ruido para mí, y yo tiré otro chorro de aliento
cálido sobre su coño perfecto. Arqueó su cuello cuando pasé mi lengua
por su abertura.

—Por favor

—¿Por favor, bebé? —Seguí moviendo mi lengua hacia arriba y


abajo de su centro, pero tenía mi enfoque fijo en su cara, observando sus
expresiones, viendo su placer.

—Fóllame ya.

Gruñí. —Tú no das las órdenes, Sofie. Yo lo hago. Tú lo sabes, niña.

Ella sacudió su cabeza hacia adelante y hacia atrás. —Lo sé, pero
me duele por ti, Jareth.

Mierda.

Todos los músculos de mi cuerpo estaban tensos, listos para explotar.


Cuando pasé mi lengua a lo largo de su coño, dibujando círculos, ella
jadeó. Y cuando empujé el músculo contra ella, la espalda de Sofie se
arqueó y gritó.

—¿Como eso? ¿Así es como lo quieres?

—Sí —gimió. —Dios, sí, Jareth.

Mientras la follaba con mi lengua, froté mi dedo de un lado a otro


sobre su clítoris. Lamí y chupé, y luego moví mi boca hacia su clítoris. El
sabor de ella explotó en mi lengua y me dio hambre de más. La chupé,
burlando alrededor de ese pequeño manojo de nervios hasta que ella se
arqueó aún más para mí, empujando sus pechos hacia afuera.

—Mira lo que te estoy haciendo —murmuré contra su coño. Cuando


ella levantó la parte superior de su cuerpo y miró a lo largo de ella, gruñí en
agradecimiento.

Me recliné solo una pulgada hacia atrás, lo suficiente para que


pudiera ver completamente lo que le estaba haciendo. Y luego saqué mi
lengua y la moví en pequeños círculos alrededor de su clítoris, mi mirada
nunca la abandonaba. La lamí como si fuera un maldito cono de helado
en un caluroso día de julio y no había forma de perder una gota.

Moviendo mi lengua más abajo, me burlé del agujero de su coño


justo antes de empujar dentro de ella. Ella separó sus labios en un suave
gemido, y sentí que abría los muslos aún más, permitiéndome entrar más.

—¿Quieres saber cómo sabes? —Mis palabras fueron amortiguadas


contra su pulida y suave carne. No esperé a que ella respondiera. —Sabes
como la puta vainilla y la miel, como mi futuro y todo lo que yo llamo mío,
Sofie. —Pude haberla comido toda la puta noche, pero en cambio le di
una última lamida a su coño y me moví a lo largo de su cuerpo, besando
cada centímetro que podía alcanzar hasta llegar a su boca.

Forcé mi lengua en su boca, haciéndola saborearse, haciéndola


tomar todo. Ella gimió cuando comencé a molerme lentamente contra
ella, y la dura y dolorosa longitud de mi polla presionó justo entre su raja.
—Vamos, niña —murmuré contra su boca —Frota ese pequeño
coñito dulce en mí.

Cuando comenzó a levantar sus caderas y empujar su coño contra


mi longitud, podría haberlo perdido allí mismo.

Nuestro ritmo lo tomamos juntos y, a medida que pasaban los


segundos, nuestro beso se profundizo y la presión de la molienda
aumentaba hasta que tuve que romper el beso e inhalar bruscamente.
Enterré mi cara en el hueco de su cuello y comencé a bombear mi polla
contra ella más fuerte y más rápido.

Deslizando mis manos por sus brazos, rodeé con mis dedos alrededor
de sus muñecas, sujetando sus brazos al colchón cuando encontré un ritmo
que nos hizo gemir a los dos.

Ella jadeó cuando empujé mi polla especialmente fuerte contra ella.


Estaba alimentando el fuego dentro de mí, provocándome hasta el borde
sin siquiera hacer nada más que tomar lo que tenía para darle.

Tenía mis labios en su cuello, lamiendo y mordisqueando su carne,


mientras seguía bombeando contra ella. Estaba hinchada para mí, tan
húmeda que podía sentir sus jugos cubriendo mi eje y formando un
lubricante perfecto para mi empuje.

No tendría jodidamente problemas metiendo mi polla en ella; eso


era seguro.

Ella comenzó a levantar sus caderas ligeramente, empujando contra


mí. Gemidos idénticos nos dejaron a los dos.

—Por favor, Jareth. Por favor. Fóllame. —Los gemidos de respiración


que se derramaban de ella hicieron que mi polla se volviera
increíblemente más dura. —Necesito que estés dentro de mí.

Dejé escapar un sonido sordo de placer y alcancé entre nuestros


cuerpos para agarrar mi polla y colocar la punta en su entrada. La cabeza
bulbosa empujó en su agujero, con ganas de entrar, necesitando sentir ese
estrangulamiento que tendría sobre él.
Sabía que se vendría para mí pronto. Podía sentirlo, prácticamente
probarlo. No había más esperas, no solo para ella, sino para mi propia
cordura. Empujé la cabeza dentro de ella y me incliné hacia atrás lo
suficiente como para mirar hacia donde estábamos unidos. Levantó las
caderas, arqueó la espalda, y empujé otro par de centímetros en su coño,
caliente y apretado.

Mis manos estaban en sus caderas ahora, manteniéndola inmóvil


mientras me hundía pulgada por pulgada de forma lenta y agonizante.

Y cuando mis bolas estaban al ras con su culo redondo, gemí y


calmé mis movimientos. Ella jadeó y sus pechos temblaban ligeramente
mientras sostenía sus manos sobre su cabeza como una buena chica.

Mirando hacia atrás a donde estábamos unidos, extendí la mano,


presioné mi pulgar contra su clítoris, y corrí pequeños círculos a lo largo del
pequeño brote hinchado. Ella seguía moviéndose debajo de mí, tratando
de conseguir algo de fricción. Apoyé una mano en su cintura, calmándola.

—Tengo el control —le recordé a ella, y se quedó inmóvil. Comencé


a retirarme lentamente de ella entonces, sabiendo que la molestaba y la
atormentaba. —Tócame. —Necesitaba tener sus manos sobre mí mientras
la reclamaba.

Sofie curvó sus dedos alrededor de mi antebrazo, con la otra mano


en su pecho, pellizcando el pezón mientras me observaba.

Y luego, cuando la punta estaba en su entrada, la empujé con


fuerza.

—Sí —gritó, cerró los ojos y clavó las uñas en mi brazo.

—Abre los ojos y mírame cuando te folle.

Y justo cuando me miraba, sentí que su coño se apretaba contra mi


polla cuando se vino.

Gruñí por lo bajo y comencé a follarla, entrando y saliendo. Una y


otra vez. Más rápido y más duro.
Los sonidos del sexo abandonado y caliente llenaban el dormitorio.

Sus mejillas estaban rosadas, sus pupilas dilatadas y su respiración


errática cuando se vino por mí.

—Eres tan jodidamente hermosa cuando te vienes para mí.

—Jareth —gritó mi nombre mientras echaba la cabeza hacia atrás y


claramente cabalgó el placer.

Observé cómo se quedaba sin aliento cuando su orgasmo alcanzó


su punto máximo, e inhalé bruscamente, con esta visión no había manera
de que pudiera contenerme.

Los temblores llenos de placer nunca terminaron en su embestida


cuando otro clímax alcanzó su punto máximo dentro de ella, y luego
explotó como mil pequeños pedazos de vidrio.

—Verte así, tan jodidamente desquiciada por mi causa, me dan


ganas de llenarte con mi semen. —Mi voz estaba estrangulada y rechiné
mis dientes, queriendo que estuviera completamente saciada antes de
encontrar mi propia liberación.

—Entonces hazlo. Lléname

Maldije después de que dijo eso.

Mis manos estaban a ambos lados de su cabeza cuando me estrellé


contra ella y me retiré.

Me estrelle contra ella y me retire.

Hice los mismos movimientos una y otra vez, el sudor goteaba de la


línea de mi cabello y mi pecho y se posaba en sus pechos. El peso
completo de mis bolas golpeó contra su culo repetidamente cuando la
follaba. Agarré su pantorrilla y la levanté sobre mi hombro, y luego me
recliné un poco hacia atrás. Mi enfoque estaba en donde nuestros cuerpos
se unían una vez más.
—Me encanta ver mi polla entrar en tu dulce coñito. Esto es mío. —
Empujé los centímetros restantes hacia ella y luego salí. Hice esto con
movimientos medidos y constantes. Mi atención estuvo en ella todo el
tiempo. No podía apartar la mirada de Sofie, incluso si hubiera querido.
Cabeza abajo, con la mirada fija directamente en ella, y esta sensación
de estar drogado me consume, sabía que podría parecer una locura.

Con mis brazos apoyados a cada lado de ella y mis músculos tensos,
no había manera de que pudiera controlarme más.

Se levantó y miró hacia donde la follaba, con un gemido de


asombro dejándola por la vista. Observé la barra de mi polla dentro y fuera
del agujero de su coño. Ella estaba extendida alrededor de mi longitud.
Me moví más rápido dentro de ella, retirándome y volviendo a bombear. El
sonido de nuestra piel húmeda golpeando juntos llenó la habitación,
haciendo que mi necesidad aumentara.

—Perfectamente hecha para mí —dije para mí mismo, mi voz se


quebró al final cuando el éxtasis me robó la cordura, una señal reveladora
de que estaba a punto de sobrepasarme.

—Estoy tan cerca de nuevo, Jareth.

Gruñí—: ¿Vas a venirte otra vez para mí, bebé?

Asintió y se recostó en la cama, con las manos en el pelo mientras


tiraba de las hebras.

Moví mi pulgar hacia su clítoris y comencé a frotarlo de nuevo


rápidamente. El sonido de su coño succionando mi polla era un orgasmo
auditivo.

Tan cerca. Así de. Malditamente. Cerca.

Y luego abrió la boca para gritar para sí misma su segundo clímax. Su


coño se apretó alrededor de mi polla, ordeñándola hasta que me perdí
en... ella.
Mi respiración se detuvo, y salí de ella, agarrando mi polla y
acariciándola mientras mi orgasmo corría a la superficie. Los jugos de su
coño me empaparon, y lo usé como lubricante para masturbarme.
Aunque la idea de llenarla con mi semen era tentadora, me encantaba
ver a mi semilla cubriendo su bonita piel de melocotón.

La tensión en la base de mi columna vertebral aumentó y luego sentí


que explotaba fuera de mí. Abrí mis ojos y la miré fijamente, viendo una tira
tras otra de semen saliendo de mí y aterrizando sobre su vientre y pechos.
Ella tenía la boca abierta mientras me dejaba pintarla, mientras lo tomaba
todo.

Cuando estuve agotado, me derrumbé junto a ella y respiré con


fuerza. —Joder, me cansas, bebé.

Se rió suavemente a mi lado y rodó, presionando su pecho contra un


lado de mi cuerpo, la sensación de su piel húmeda otra vez encendida.

Mía. Sí, ella era mía.


—Entonces, esto es realmente de último minuto, pero ¿estás libre este
fin de semana, como el domingo? —Técnicamente es mi “día libre”, por
eso lo elegí, por lo que no interferiría con mi tiempo con los chicos.

—Por ti, dejaría todo, cualquier cosa. —Se mueve en la cama y


ahueca mi mejilla, mirándome a los ojos. —Tú lo sabes. Dime cuándo y
dónde, y estoy allí, no importa qué.

No pude evitar el calor que subía a mis mejillas ante sus palabras.
Dios, él estaba tan entregado a mí.

Pensé en cómo nos acostábamos allí, presionándome


contra el cuerpo de Jareth, su brazo alrededor de mis hombros, sus dedos
moviéndose arriba y abajo de mí brazo. Tenia la piel de gallina por su
toque, y el silencio que se extendió entre nosotros era cómodo...
reconfortante.

—Mi madre viene con su nuevo novio, y Ryker viene. —Miré su rostro
para ver si había señales de cómo lo tomaría, pero todo lo que hizo fue
sonreír suavemente y continuar haciéndome cosquillas en el brazo.

Luego se inclinó más cerca y me besó en la frente. —Lo que quieras,


bebé —Su voz era áspera.

Nos quedamos en silencio otra vez, y escuché el latido constante de


su corazón justo debajo de mi oído.

—¿Te molesta? —pregunta después de varios momentos cómodos y


silenciosos que habían pasado.

—¿Qué me molesta? —Me levanto un poco para poder prestarle


toda mi atención.
Me mira a los ojos y me pierdo en los suyos oscuros y marrones. Son
como el chocolate derretido, suave y delicioso.

—¿Te molesta que sea mucho mayor que tú?

Sacudo la cabeza al instante. —No. Ni siquiera lo pienso. —Y esa es


la honesta verdad. Aunque tiene la edad suficiente para ser mi padre,
había experimentado y logrado tanto para cuando tuvo mi edad, y solo lo
veo como Jareth, el hombre que amo.

—A veces me preocupa que estar conmigo pueda complicar las


cosas aún más. —Él alza su dedo a lo largo de mi mejilla. —Pero soy
demasiado egoísta para alejarme.

Me duele el pecho ante la sola idea de perderlo. —Bien, porque soy


demasiado egoísta para dejarte ir —Me baja suavemente de nuevo, así
que estoy recostada en su pecho una vez más. —¿Te molesta que también
esté con Ryker? —Supuse que si lo estábamos compartiendo todo,
también podría preguntarle.

Se prolonga un largo momento de silencio, pero no se siente tenso, y


yo no sentí ningún tipo de ira por parte de él. Simplemente me abrazó,
pasando sus dedos por mi piel, relajándome aún más.

—¿Jareth?

Finalmente sacude la cabeza lentamente. —El pensamiento de ti


con cualquier otro hombre me enfurece, tiene esta rabia protectora
llenándome. Quiero matar a cualquier hijo de puta que incluso te mire,
Sofie, que incluso piensa que puede hablar contigo.

Me quedo mirando sus cálidos ojos marrones.

—Pero luego pienso en ti con Ryker, y tan loco como es todo, no


siento nada de esa rabia celosa. Sé que te protegerá, cuidará de ti. Tanto
como yo lo haré. Tan fuerte como lo haré. Eso me tranquiliza, me hace
sentir seguro de que siempre te cuidarán. —Levanta su mano y me
acarició por un lado de la cabeza, recogiendo un mechón de mi cabello y
pasándolo entre sus dedos. —Es una locura, ¿no?
Sonrió suavemente y niego con la cabeza. —No, creo que es
exactamente cómo se supone que deben funcionar las cosas. Creo que es
por eso que las cosas son tan fáciles y fluidas entre nosotros tres. Es el
destino, y por más cursi y presuntuoso que parezca, realmente creo que
todos estamos destinados a estar juntos.

—¿Sabes cuánto te quiero, Sofie?

Dejo que mis dedos se deslicen por su estómago y su paquete de seis


se flexiona bajo mi toque. —Probablemente tanto como te amo —bromeo
cariñosamente.

Se mueve para poder mirarme de nuevo, inclinando mi cabeza y


mirando mi cara.

—Te amo —digo de nuevo. Es uno de los grandes amores de mi vida.

Ryker es el otro.

Apoyo la cabeza en su pecho y cierro los ojos. No tengo idea de


cómo he tenido tanta suerte, cómo las cosas parecían encajar en su lugar.

Solo falta que todo lo demás caiga en su lugar fácilmente.


LA NO C H E D E L A C E N A

Me limpio las manos en el delantal. Estoy corriendo por todo el lugar,


y probablemente podría haber ordenado comida para llevar para esta
noche, tal vez debería haberlo hecho así no estaría corriendo como un
pollo con la cabeza cortada. Aunque mi madre se había ofrecido a
cocinar su plato especial de pasta, insistí en ser la que la tratara con una
comida casera. Quería que todo fuera perfecto y especial.

Miro hacia la mesa, he alquilado una gran mesa de banquete para


todos, porque el biplaza que teníamos en la cocina no estaba ni cerca de
encajar a todos.

Un mantel de lino blanco lo cubre, con forros de verde azulado y


blanco perfectamente ubicados. Los había comprado hace meses y hasta
ahora no tuve ocasión para usarlos. Pero supongo que ahora era la
situación perfecta para darles un buen uso. Incluso tuve que salir a
comprar cubiertos, porque la mierda que teníamos y los de plástico para
llevar no iban a cortar.

Revisé la lasaña, manteniéndola caliente en el horno. La casa olía a


condimentos italianos y pan de ajo. Con una ensalada en el centro de la
mesa, queso parmesano, crutones, aceite de oliva y vinagre de vino tinto
como aderezo junto a eso, sentí una sonrisa en mi cara.

—No está mal, Sofie. No está mal.

El vino tinto se estaba enfriando en la nevera, así como el helado de


fresa y arándanos que había preparado rápidamente. Había prestado
mucha atención a los detalles, porque sentía que esta noche era una
situación decisiva. No sé por qué me siento así. Es como si fuera a mi
primera entrevista de trabajo, o tal vez fuera a la fiesta de graduación.
Nunca pensé que habría estado tan nerviosa en toda mi vida.
Me quito el delantal y lo llevo a mi habitación, arrojándolo a la cesta
y revisando mi apariencia en el espejo que colgaba en la parte de atrás
de mi puerta. Todos estarían aquí pronto, y después de limpiar una
salpicadura de salsa marinada de mi mejilla, me acomodo el lápiz de
labios y me paso los dedos por el pelo. Exhalo y me digo que esto es lo
mejor que puedo hacer.

En este momento, oí que las puertas de autos se cerraban y mi


corazón saltó a mi garganta. —Aquí vamos —susurré.

Camino hacia la sala de estar y aparto la cortina, mirando hacia


afuera. El elegante y lujoso automóvil negro de Jareth está en el camino
de entrada, y justo al lado está la Tahoe de Ryker. Los dos hombres se
miran, y aunque tal vez para un extraño podría parecer que se están
evaluando mutuamente, yo sabía mejor.

Estaban reflexionando sobre todo esto, aceptándolo.

Jareth camina alrededor de la parte delantera del vehículo de Ryker


y extiende su mano. Ambos son hombres de hombres, alfas. Son iguales
pero muy diferentes.

Y sé que por eso me había enamorado de ambos.

Mientras más los miro, más me doy cuenta de que ambos hacen latir
mi corazón, mis palmas sudar, y me hacen desear que pudiéramos volar a
una isla privada donde nadie podría lastimarnos con sus palabras, miradas
o juicios.

Ambos finalmente comenzaron a dirigirse hacia la puerta principal, y


la abrí antes de que pudieran tocar. Antes de que cualquiera de nosotros
pudiera decir algo, vi a un Jeep Wrangler blanco detenerse en el bordillo
frente a la casa. Las ventanas estaban demasiado teñidas para ver quién
era el conductor, pero sabía que eran mi madre y su nuevo novio.

Vuelvo mi atención a Ryker y Jareth. Ryker está frente a mí primero, y


no duda en pasar su mano alrededor de mi cuello y tirar de mí para
besarme. Un beso de combustión lenta, apasionado y consumidor. Me
derrito contra él y gimo, mi cuerpo se calienta apasionadamente.

Se separa demasiado pronto, y un pequeño sonido de decepción


me deja. Pero Jareth está avanzando de inmediato, colocando su mano
alrededor de mi cintura, y tirando de mí contra su cuerpo duro.

Me besa tan intensamente, reclamándome tan plenamente como


lo ha hecho Ryker. De hecho, enrosco mis dedos alrededor del marco de
la puerta para estabilizarme.

Cuando Jareth se aparta, aspiro una bocanada de aire, sintiéndome


mareada. Mi corazón esta acelerado cuando me doy cuenta de que
ambos me miran como si apenas estuvieran aferrándose a su control.
Expresiones de párpados pesados, pupilas dilatadas y el inicio de tiendas
en sus pantalones.

Sí, si no se hubieran detenido, estaríamos en mi habitación follando


ahora mismo, sin duda.

El sonido de las puertas del auto cerrándose me hace recordar el


Jeep. Veo a mi madre caminando hacia nosotros, con un hombre detrás
de ella pero protegido por su forma, lo que no puedo entender.

Mi mamá levanta la mano y saluda con entusiasmo. Nunca antes la


he visto tener un brillo en su cara, nunca la he visto sonreír tan
ampliamente. Se ve hermosa, con el pelo recogido y el vestido ajustado
que muestra sus curvas.

Saludo, todavía tratando de ver al hombre detrás de ella. Cuando


estaba justo al lado de nosotros, Jareth y Ryker se giraron para mirarla. Ella
es tan alta como yo, así que tiene que estirar el cuello para mirar sus caras.

Primero, mira a Jareth de arriba a abajo y luego se enfoca en Ryker.


Esta es la primera vez que se reúne con Jareth, y puedo ver que, aunque
está un poco curiosa de conocerlo mientras que Ryker también estaba allí,
no hay ninguna condena por parte de ella.
Ella envuelve sus brazos alrededor de Jareth y le da un gran abrazo
de oso, y reprimo una risa cuando veo lo grandes que se vuelven sus ojos.
Parece rígido, inseguro. Probablemente no sabe qué demonios hacer.

—No voy a morder —dice con una sonrisa y se retira.

—No, a menos que lo solicites —El sonido burlón de una voz de


hombre me recuerda que no está sola. Mientras le daba un abrazo a
Ryker, me concentro en el chico con el que ha venido.

Siento que mis ojos se ensanchan cuando lo miro bien. Tiene mi


edad, es joven y atractivo, y tiene una expresión arrogante en su rostro. Mi
madre da un paso atrás, y su nuevo novio envuelve su brazo alrededor de
su cintura, acercándola a él.

—Sofie —dice —Me gustaría que conocieras a Trevor, el tipo que he


estado viendo durante los últimos dos meses.

Trevor sonríe y extiende su mano para que la sacuda. Doy un paso


adelante, y tanto Ryker como Jareth hacen lo mismo, y me flanquean
como si estuvieran preocupados de que toque a Trevor. Sacudo la cabeza
y sonrío, tomando la mano de Trevor y sacudiéndola.

—Puedo ver de dónde se ve bien Theresa —dice Trevor.

Jareth y Ryker emiten un sonido bajo y de desaprobación.

—No te preocupes por ellos —digo y suelto su mano. —Sus ladridos


son peor que la mordida.

Jareth gruñe, y Ryker resopla.

Luego hay un momento de incómodo silencio con todos solo


mirándonos los uno a los otros. —Bueno, ¿deberíamos entrar y comer? —
Finalmente se rompe la extraña situación que de repente cae sobre
nosotros.
Mi madre sonríe y la veo inclinarse para tomar la mano de Trevor. —
Planeamos ir a un bar esta noche, y Trevor alquiló una habitación de hotel
elegante con vista a la ciudad.

Realmente no quiero escuchar cómo mi madre se emborracha, se


queda con su novio en un hotel y hacía... no dormir.

Puedo ver que ella está feliz con él, puedo decirlo por la forma en
que lo mira. Es agradable verla realmente sonreír. Y parece que Trevor esta
igual de enamorado de ella también, si, el guiño que le da y la forma en
que se inclina para besarla en la mejilla eran algo difícil de pasar por alto.

Nos dirigimos hacia adentro y puedo escuchar a mi mamá riéndose


detrás de nosotros. Miro por encima de mi hombro y veo a Trevor
susurrándole algo al oído.

—Eres tan mala —dice en voz baja, pero no tan suave porque todos
hemos oído. También se está sonrojando, lo que me hace imaginar lo que
Trevor acaba de decirle.

Y mientras nos dirigimos hacia adentro, todo lo que puedo pensar


era que esperaba que esta noche no terminara con el trasero de alguien.

—¿De verdad? —Trevor mira entre Jareth, Ryker y yo, con los ojos
muy abiertos. Mi madre, por otro lado, que está sentada a su lado, parece
disculparse, avergonzada, pero divertida. —Eso es salvaje —dice Trevor
mientras mira entre los tres. Toma otro trago de su copa. —¿Así que todos
ustedes son un trió ? —Coge su copa de vino y toma un largo trago—. Es
como Jerry Springer —agrega después de dejar su vaso. —O
ese espectáculo donde el tipo tiene todas esas esposas, pero se invierte. —
Trevor se echa a reír y alcanza la botella de vino para llenar su copa por
cuarta vez.

—Creo que tal vez has tenido suficiente —dice mi mamá un poco
inquieta.

Sacude la cabeza y mira a mi madre. —Estoy bien, Teresa.

Mi madre exhala cansada.

—Entonces, como... ¿cómo funciona? —Pregunta, y la mesa se


queda en silencio.

Puedo sentir la ira de Jareth y Ryker, que están sentados a ambos


lados de mí. Sé que están llegando a su punto de ruptura con Trevor. Creo
que todos lo estamos. Siento una ira posesiva que prácticamente se
derramaba de ellos.

—Como, ¿Ustedes se intercambian cada dos días? ¿Solo duermen


en una gran cama King de California? Detalles. Dennos algunos detalles. —
Trevor deja la mitad de su copa de vino antes de soltar el vaso y el hipo.

—Trevor, es muy inapropiado hacerle esas preguntas a mi hija —dice


mi madre con voz severa. Ella me mira y yo niega con la cabeza,
silenciosamente diciéndome—: Está bien, no es tu culpa.

No espero que nadie esté bien con mi relación, ni siquiera que la


entendieran. Ni siquiera me importa lo que alguien piense al respecto. Pero
esperaba respeto, especialmente en mi propia casa.

Y estaba a punto de decir eso cuando sentí que Jareth


se ponía tenso a mi lado.

—Harás bien en cuidar tu boca, hijo. —Jareth dice las palabras tan
bajas, tan profundas, que incluso siento escalofríos a lo largo de mi cuerpo.
Tiene sus manos encima de la mesa, sus dedos curvados hacia sus palmas,
por lo que están en puños apretados y sus nudillos blancos.
Lo miro y trago bruscamente, puedo ver cuán enfurecido esta en
este momento mientras mira a Trevor.

—¿Hijo? —Trevor se echa a reír y mira a mi madre. Cuando vuelve a


mirarnos, tiene una expresión de ojos vidriosos en la cara.

—Tal vez has tenido suficiente vino—digo en voz baja, tratando de


mantener mi tono relajado. No era su madre, pero se está pasando de la
línea.

Y como ha estado bebiendo tanto, está claro que sus labios sueltos
lo iban a meter en problemas.

—Puedo sostener mi alcohol —responde con un insulto en su voz y


me sonríe, casi desafiándome a que lo probara en su admisión. Mira de
nuevo a Jareth. —Supongo que soy lo suficientemente joven para ser tu
hijo... y el de ella. —Trevor comenzó a reírse otra vez y me miró. —Dime,
Sofie —Trevor indica y se inclina hacia delante, bajando la voz como si
estuviera a punto de contarme un secreto. —¿Cuál te gusta más? ¿Cuál
sabe realmente cómo presionar los botones... si sabes a qué me refiero? —
Él levantó las cejas de arriba abajo y sonrió.

—Es suficiente, Trevor —dice mi madre de nuevo, su ira clara. —


Respetarás a mi hija y a sus invitados.

Oigo un sonido grave y áspero dejar a Ryker. Dirijo mi cabeza hacia


él, y siento que mis ojos se ensanchan mientras se levantaba lentamente
de la silla, su enorme cuerpo de seis pies se enderezaba mientras dirige a
toda la habitación.

—No solo estás faltando el respeto a la mujer que amamos, sino que
estás faltando el respeto y avergonzando a la mujer que está a tu lado.

Veo cómo Trevor traga saliva, dándose cuenta de cómo ha


arruinado la cena.

—Creo que es hora de que nos vayamos —dice mi madre y me


ofrece una sonrisa de disculpa y tristeza.
—No tienes que irte —digo y me pongo de pie cuando mi madre lo
hace.

—Cariño, creo que es mejor. Trevor tiene que irse, y no voy a dejar
que vaya al hotel en su condición.

Trevor se coloca de pie y sus mejillas están enrojecidas, ya que sin


duda la vergüenza lo inunda. —Lo siento —murmura. Sale de la cocina, y
nos quedamos en silencio.

—Puedo llevarlo al hotel si no te sientes cómoda haciéndolo —


Parecen decir Jareth y Ryker al mismo tiempo.

—No no. Estoy bien. Y estará bien una vez que se ponga serio. —Mi
madre mira a Trevor mientras se dirige hacia la puerta principal. —A los
jóvenes siempre les gusta vivir la vida al máximo. —Ella suspiró y nos mira. —
Tal vez por eso me siento tan atraída por él, porque me hace sentir joven
otra vez, y ha pasado mucho tiempo desde que me sentí así.

—Lo entiendo, pero si te trata como a una mierda, mamá…

—No, cariño. Tiene una gran boca, pero ahí es donde termina.
Créeme, ningún hombre me va a derribar.

Sonrió, porque sé que mi madre es una galleta dura.

—Pero lo siento mucho, cariño. No quise arruinar la noche y


avergonzar a todos.

Niego con la cabeza —No lo hiciste, mamá. Está bien. El vino


también intervengo, y no es como si esperara que entendiera esta
situación completamente después de solo encontrarnos. Se necesita un
poco de tiempo para acostumbrarse.

—Fue irrespetuoso —dice Jareth.

—Estaba a punto de estallarlo en la mandíbula —inserta Ryker


a continuación, y le doy una pequeña sonrisa, sabiendo que ambos tienen
buenas intenciones.
Lo siguiente que se es que Trevor camina de regreso hacia nosotros
con una mirada tímida en su rostro. —Escucha, quería disculparme.
Debería haber mantenido la boca cerrada. No es asunto mío sobre nada
de esto. Supongo que deje que el vino, mi ego y la curiosidad se llevaran lo
mejor de mí. —Se pasó las manos por sus Dockers, sus nervios evidentes. —
Realmente lo siento, sin embargo.

Me doy cuenta de que está siendo genuino, se que esta


avergonzado. —Está bien. Está hecho y terminado con eso. —Y quise decir
eso. —Simplemente no dejes que se convierta en un hábito, especialmente
con mi madre —digo en serio, ferozmente protectora con mi madre.

No quiero nada agrio entre nosotros, especialmente si mi madre se


preocupa por él. Se gira y se va, y mi madre nos abraza a los tres antes de
seguirlo hacia la puerta principal. Una vez que escucho que se cierra,
camino hacia la ventana de la sala y aparto la cortina, observando
mientras se dirigen hacia su Jeep.

Pero antes de que ella se suba al vehículo, pude verla comenzar a


darle una mirada, apuntando a la casa y sacudiendo la cabeza. Solo
puedo imaginar lo que le está diciendo, cómo lo está poniendo en su lugar
por ser irrespetuoso. A mi madre no le falta la capacidad de hacer que
alguien sepa y entienda que lo que han hecho era absolutamente
inaceptable.

—Tiene suerte de que no le hayamos golpeado el puto culo —


dice Ryker.

—Estaba a dos segundos de abofetearle la jodida curiosidad —Está


de acuerdo Jareth.

Resoplo y sacudo la cabeza. —Ustedes son tan grandes y malos,


¿no? —Antes de que supiera lo que estaba pasando, Jareth tiene su brazo
alrededor de mis hombros, y Ryker curva sus dedos alrededor de mi cintura.
Estaba en un emparedado entre ellos, y el calor me llena, la satisfacción
me hacía sentir completa.
—Ella se ve feliz, ¿no? —Me estoy hablando más a mí misma que a
cualquier otra persona, pero siento que mis muchachos me apretaban un
poco más.

—Así se ve ella —murmura Ryker.

—Será mejor que la trate bien —dice Jareth.

Ryker gruñe de acuerdo. —O veo un burro en su futuro.

Miro entre mis dos chicos y sé que las cosas iban a funcionar. Puedo
sentirlo
MÁS T AR D E ES A N O C H E .

Me acurruco contra el pecho de Ryker y mis piernas se estiran


sobre el regazo de Jareth mientras él me masajea perezosamente los pies
descalzos, su toque me relaja, me calienta. Ryker tiene su brazo alrededor
de mis hombros, con sus dedos curvados alrededor de mi bíceps.

Mi madre y Trevor se han ido hace horas, y después de que todos


hubiéramos limpiado, Ryker había corrido a la heladería y nos había traído
un helado gigante de tres personas que devoramos, riéndonos mientras
terminábamos con otra botella de vino. Ahora nos encontramos
perezosamente viendo una comedia. Tener a mis chicos a mi lado se
siente bien. Todos nosotros jugando a la casa sentimos que deberíamos
haberlo hecho hace años.

Así es como me siento, al menos. ¿Se siente así para ellos también?

Sé de qué quiero hablar, y ¿qué mejor momento que ahora cuando


me siento entre Ryker y Jareth? Estoy nerviosa y asustada por sus
respuestas, por sus reacciones. Pero si no hago esto ahora, nunca lo sabré.

—¿Puedo hablar con ustedes? —Hay un cambio en la atmósfera, la


habitación parecía estar en calma, el aire se estaba volviendo espeso. La
seriedad nos rodea ahora.

—Absolutamente, Sofie. —Ryker es el primero en hablar.

—Siempre tienes toda nuestra atención, niña —dice Jareth a


continuación.

Dios, ¿por qué no puedo respirar? ¿Por qué la habitación esta tan
caliente? ¿Por qué siento que se están acercando a mí?
Me levanto del sofá y me alejo unos pasos de ellos, girándome para
poder mirarlos la cara cuando mencioné esto. Mi corazón late tan fuerte
que es doloroso, y mientras Jareth y Ryker me miran fijamente, con toda su
atención fija en mí, comienzo a preguntarme si realmente es lo mejor que
podía hacer.

Pero no hay tiempo como el presente, ¿verdad?

Solo vivimos una vez, y ninguno de nosotros nos volvemos más


jóvenes. Lo peor que podían decir era que no, que no era una buena idea.
Pero no lo sabría a menos que preguntara. Tomar esta oportunidad es lo
mejor que pude hacer en este momento. Y ya he pasado demasiado
tiempo sin que supiera cómo iban a pasar nuestros futuros.

Solos.

O juntos.

Todos nosotros.

Nosotros tres.

—Quería hablar de todos nosotros… —Tragué, un bulto grueso


decidiendo establecerse en mi garganta.

—¿Qué es, bebé? —pregunta Ryker, pareciendo preocupado de


repente.

—Sofie, me estás preocupando, y estoy seguro de que a Ryker


también —dice Jareth y se endereza. Ryker suelta un profundo sonido de
acuerdo.

Yo puedo hacer esto. Yo puedo. Tengo que.

Así que respiro hondo, deseo tener fuerzas y salgo y lo digo. —Los
amo a los dos —digo y miro en cada uno de sus ojos, asegurándome de
que saben que estoy hablando en serio, que esto viene del corazón. —Los
amo tanto a ustedes dos. Sé que estar juntos no es convencional, pero los
necesito a los dos en mi vida más de lo que nunca he necesitado otra
cosa. —Tomo una respiración profunda y constante. —Si perdiera a uno de
ustedes… —El pensamiento mismo tiene una emoción que se elevaba
brutalmente en mí. —Sentiría que me falta un pedazo de mí. —Intento
sonar fuerte, pero escucho la forma en que mi voz se quiebra.

He sido honesta con ellos individualmente, y ellos saben cómo me


siento, pero colocando a ambos sentados frente a mí mientras hablo sobre
los sentimientos que tenía por los dos me hace querer derramar todo mi
corazón. —Siento esta conexión con ustedes dos, una que nunca antes
había sentido, que nunca sentiré con nadie más. Sé con todo lo que hay
en mí que ambos están destinados a ser míos, al igual que yo estoy
destinada a ser de ustedes.

Nadie dice nada durante largos segundos, sus expresiones estoicas, y


su atención se centrada en mí.

—Pero entiendo si esto no es algo que vean para ustedes mismos,


vean por su futuro. Y tanto como los quiero, quiero que tengan esa opción.
Comprendo si esto es demasiado complicado, si lo que buscan es una
relación monógama. —Dios, ¿podrían escuchar lo rápido y fuerte que latía
mi corazón? —Pero lo que quiero es a ustedes dos. Y sé que dijeron que
están de acuerdo con esto. Pero, ¿de verdad? —Pasó un momento
suspendido, y espero a que uno de ellos, ambos, responda.

Ryker se aclara la garganta, y Jareth se mueve en el sofá.

—¿Qué es lo que realmente ves, Sofie? —Ryker es el primero en


hablar una vez más.

Trago. —Te lo dije. Los quiero a los dos.

Sacude la cabeza lentamente. —No, me refiero a lo que realmente


quieres.

Por un momento, no sé lo que quiere decir. Les he derramado mi


corazón, les he contado todo. Y luego, mientras lo miro a los ojos, miro a
Jareth, se lo que quiero. Se lo que ambos querían.

—Dinos, niña.
Miro a Jareth después de que habla. Sí, sabía lo que querían
escuchar. Es lo que quería decir.

—Quiero que nosotros tres estemos juntos. Quiero que durmamos


bajo el mismo techo, no más días divididos entre nosotros, no más rebotes
de un lado a otro. No quiero un ménage à trois3. —Una larga pausa llena el
aire. —Quiero dos relaciones separadas, con los dos hombres que más
amo. Pero quiero que todos vivamos juntos. Y quiero que ustedes también
quieran eso.

Y luego más silencio, incomodidad me llena mientras espero a que


me digan si eso es lo que quieren también. Dios, estaba en alfileres y
agujas. Me habían dicho muchas veces que no les importaba que
estuviera con el otro, pero lo que les estaba diciendo, preguntándoles, era
muy diferente de lo que probablemente habían negociado.

Una relación poli.

No me interesa que estemos juntos sexualmente al mismo tiempo. Me


gusta cómo son las cosas ahora, y sospecho que también lo hacen. Y trato
de no pensar en la idea de que me digan que no quieren eso, que han
estado pensando en este arreglo y que no es lo que quieren, después de
todo.

Ryker es el primero en ponerse de pie. Se acerca a mí pero no me


toca, y contengo el aliento mientras inclina mi cabeza hacia atrás y miro su
cara.

—Di algo. Cualquier cosa—susurro.

—Sofie. —dijo mi nombre tan suavemente que me pregunto si


realmente lo he escuchado decirlo. —Te he conocido toda mi vida. Te he
amado casi tanto tiempo. —Se detuvo un momento y puedo ver en su
rostro que está reuniendo sus pensamientos. —Lo único que siempre he
querido es hacerte feliz.

3. Ménage À Trois: es un término que describe un acuerdo doméstico de tres personas


para mantener relaciones sexuales y formar un hogar.
Él extiende la mano y ahueca mi mejilla, alisando su pulgar justo
debajo de mis ojos. —No hay nada de mí sin ti. No hay vida si no estás en
ella. —Se acerca un paso más a mí. —Soy lo suficientemente hombre,
seguro de mi masculinidad y nuestro amor mutuo, para saber que
necesitas a Jareth. Sé que no es un reemplazo para mí, sino una extensión
de lo que necesitas.

No quería llorar, pero Ryker estaba diciendo cosas que sentía tan
profundamente que estaba a punto de hacer precisamente eso.

—Entonces, mi punto es que no voy a ninguna parte, bebé. Estás


atrapada conmigo de por vida, y eso es todo lo que siempre he deseado.
—Se inclina y me besa, y me colocó de puntillas para reunirme con él,
envolviendo mis brazos alrededor de su cuello y dejando que me acerque
más. Después de un largo momento, se retira y sonríe. —Además, Jareth no
es tan malo —dice y guiñó un ojo, mirando por encima del hombro y
mirando al otro hombre del que estoy desesperadamente enamorada.

Ryker se echa hacia atrás y se aleja, moviéndose para pararse en el


respaldo del sofá, dejando que Jareth tome su lugar.

Jareth se levanta y se mueve hacia mí. No está en el traje de tres


piezas en el que normalmente lo veía, sino que usa un par de jeans y una
camisa con botones. Tiene esta expresión intensa en su rostro, algo que
estoy acostumbrada a ver, algo que siempre hace que mi corazón se
acelere.

Esta a solo a un pie de mí, mirándome a los ojos, ambos


compartiendo el mismo aire. Aunque no lo conozco desde que tenía a
Ryker, y aunque no le he dado mi virginidad a él como lo había hecho con
el hombre que está a pocos metros de él, le di una parte diferente de mí
misma a él.

Me había sometido a él por completo y le abrí mi corazón por


completo.

Compartimos algo especial también. Me ha dado experiencias que


nunca creí posibles. Me da cosas que Ryker no tenía, y viceversa. Y así fue
como supe que se suponía que todos estuviéramos juntos, todos hechos el
uno para el otro.

Pero contuve la respiración, esperando a que él hablara.

—Sofie —dice en voz baja, y yo contengo la respiración. —Se dijeron


tantas cosas esta noche —continua con una voz profunda y ronca. —
Tantas cosas que sabía, tantas cosas que no sabía. —Levanta su oscura
mirada y me miró a la cara. —Mi ángel de ojos azules. —Su voz no es más
que un profundo gruñido. —Lo único que quiero para ti es que seas feliz,
vivir tu vida de la manera que quieras. —Veo emoción en su rostro. —Y
tengo la suerte de ser parte de ese futuro que quieres. Ambos lo somos. —
Levanta la mano y aparta un poco de pelo de mi mejilla, dejando que sus
dedos jugaran por mi sien. —Estoy bien con no tenerte completamente.
Pero solo estaré de acuerdo con que te entregues a Ryker. Sólo con él.

Trago y miro por encima de su hombro hacia donde estaba Ryker.


Sus manos estaban enroscadas alrededor de la parte de atrás del sofá, su
mandíbula apretada, un músculo haciendo tictac debajo.

—Creo que es seguro decir que los dos te queremos lo suficiente,


que te queremos incondicionalmente, y estamos dispuestos a compartirte,
Sofie —dice Ryker y se mueve alrededor del sofá para pararse junto
a Jareth. Levanta su mano y desliza sus dedos por mi cuello, los dígitos se
arrastran a lo largo de mi punto de pulso. Él ahueca un lado de mi
garganta mientras Jareth sostiene el otro.

Y mis dos hombres me miran, me dan todo, me dan todo lo que son.

—Para ser nuestra esposa —dice Jareth.

—Ser la madre de nuestros hijos. —Ryker es el siguiente en hablar.

—Para ser solo nuestra. Siempre, Sofie.

Parecen decir esa última parte al unísono, sincronizados, como si


estuvieran pensando lo mismo, queriendo lo mismo.
Y luego me atraen para un abrazo, e inhalo ambos de sus olores. El
aroma es fuerte y masculino, suave y cariñoso. Es el olor de todo lo mío.

Todo mezclado en perfecta armonía, conduciendo a lo más


profundo de mi corazón, a mi alma.

Y mientras me sostienen, mientras me dejo caer de lleno en este


primer lugar, se que todo estará bien.

Sé que todo es exactamente como se supone que debe ser.


DOS A ÑO S D E SP U É S

Me senté en el solárium, mirando los árboles y las montañas,


respirando el aire fresco de la mañana mientras entraba por la ventana
abierta.

Mis ojos estaban cerrados cuando sentí el calor del sol de la mañana
sobre mí. Solo me puse un albornoz de seda, el que me había regalado
Jareth para mi cumpleaños el año pasado, y un par de zapatillas rusas que
Ryker me había regalado para Navidad.

El sonido de los pájaros cantando me hizo abrir los ojos, pero todo lo
que podía ver eran árboles, árboles por millas. Habíamos comprado esta
propiedad hace dos años, diez acres en el estado de Washington. Era
privado, que es lo que los tres queríamos, abierto y pintoresco.

Nuestra casa había sido hecha a medida, tan grande y espaciosa


que nos mantenía a los tres cómodamente. Tenía una casa principal en el
centro y dos edificios separados unidos a ella. Desde el exterior, parecía
una gran finca rústica, pero en el interior albergaba a tres personas, dos
familias separadas, tres relaciones diferentes.

Una esposa y sus dos maridos.

Ryker tenía una sección a la derecha, Jareth a la izquierda. Y el


centro era para todos nosotros, nuestra sala de estar principal donde
podríamos cenar juntos, visitarnos, y un lugar donde podría estar con
ambos al mismo tiempo.

Miré mi mano izquierda, mi dedo anular adornado por dos bandas


de platino. No había querido diamantes, no quería flash. Así que cuando
Jareth y Ryker se propusieron, el mismo día, al mismo tiempo, me sentí muy
feliz de ver las bandas simples pero elegantes que presentaron.
Y la inscripción en el interior de cada banda era personal, de ambos,
algo que apreciaría por siempre.

Sonreí, sintiendo como si tuviera el mundo en mis manos. ¿Quién


sabía que una chica como yo podría tener una vida como esta?

Oí que alguien se acercaba y miré por encima de mi hombro para


ver a Ryker entrar con una taza en la mano. Me la dio y miré hacia abajo
para ver el té caliente y la leche. Le sonreí y llevé la taza a mi boca,
tomando un pequeño sorbo y cerrando los ojos, tarareando por el dulce
sabor a miel.

Se sentó en la silla a mi izquierda y no dijimos nada. Nos limitamos a


mirar la hermosa vista. Pero no hacía falta decir nada. Fue un silencio
perfecto, maravilloso.

Tomé otro sorbo de té y luego lo puse sobre la mesa de café frente a


mí. Extendí mi mano y tomé la de Ryker, entrelazando nuestros dedos
mientras descansaba completamente. No pasó mucho tiempo después
para que Jareth entrara, con un pequeño plato en la mano, un pastel
encima de el. Tenía una sonrisa en su rostro, y podía decir que no tenía
nada que ver conmigo sexualmente, y todo que ver con amarme.

Dejó mi pastel al lado de mi taza y se instaló en la pequeña silla de


peluche en el lado opuesto a mí. Extendí mi mano y tomé la suya,
sosteniendo las manos de mis dos esposos, sintiéndome como la mujer más
afortunada del mundo.

Pero luego se soltaron, pasaron sus palmas sobre mi vientre y las


apoyaron en el ligero oleaje. Tenía cuatro meses de embarazo de nuestro
primer bebé. Este fue el mejor regalo que jamás podría haber tenido, que
podríamos tener. Y aunque no sabía quién era el padre biológico, no
importaba. Ambos amarían a este bebé como si fuera el suyo.

Porque era de ellos. Sangre o no, estábamos todos juntos en esto.

Tenía a mis dos maridos.

Me tenían
Y finalmente íbamos a ser una familia e irrevocablemente estar
conectados.

Y aunque no fue perfecto todo el tiempo, aunque tuvimos nuestros


desacuerdos, nuestras diferencias, la única cosa que tuvimos que nunca se
desvanecería... era el uno del otro.

Tuvimos nuestro amor.


D I EZ A ÑO S D E SP U É S

—Deacon y Victor, es mejor que dejen a Polly sola o no hay un postre


para ustedes después de la cena —les grité a los gemelos, que, aunque
eran más jóvenes que su hermana por dos años, la atormentaron hasta
que supe que estaba lista para gritar.

—Lo siento, mamá —dijeron los chicos al unísono y salieron corriendo.

Polly resopló, pero había una expresión de agradecimiento en su


rostro.

—Cena en veinte, cariño.

Ella asintió y volvió a cuidar las flores que estaba plantando.

Me senté de nuevo y observé a los chicos correr hacia el columpio


que Ryker y Jareth habían juntado el año pasado. Deacon y Victor,
gemelos idénticos, ambos arrojando imágenes de Ryker. Y Polly, nuestra
primogénita, se parecía exactamente a Jareth. Demonios, incluso tenía su
personalidad y su perra en reposo a la perfección.

Aunque nunca habíamos hecho una prueba de ADN, francamente


porque no nos importaba, todos sabíamos quiénes eran los padres
biológicos.

Pero para ser honesta, no nos importaba quién era su padre de


sangre. Jareth y Ryker cuidaron a los tres, los amaron y apreciaron, y los
protegieron con sus vidas como si no hubiera duda de que los habían
engendrado a todos.

Oí que se abría la puerta trasera y miré por encima del hombro para
ver a Ryker salir, con una bandeja en las manos, cajas de jugo para los
niños y tres vasos de limonada para nosotros y Polly. Sonreí cuando él se
acercó y la dejó sobre la mesa del patio, una ligera brisa moviéndose junto
a nosotros, el viento agitaba los mechones de mi cabello a lo largo de mis
hombros.

—Cariño, ven y toma algo de beber —Ryker llamó a Polly.

Se puso de pie y se sacudió las rodillas y luego se acercó. Una vez


que estuvo a solo un pie de distancia, Ryker envolvió su brazo alrededor de
sus hombros y la atrajo para un abrazo. Luego se inclinó y le besó la
cabeza.

Volví a sonreír, sintiendo que mi corazón se calentaba al ver el


vínculo que tenían. Ryker me guiñó un ojo y sentí que mi corazón daba un
vuelco.

—Gracias, papá —Polly tomó un vaso de limonada y se sentó a mi


lado, y aparté un poco de pelo de su cara.

—¿Cómo van las flores? —preguntó Ryker mientras se sentaba en la


silla a nuestro lado.

Empujo el vaso hacia atrás y tomó un pequeño sorbo. —Bien,


sorprendentemente. Tal vez tengo todo este pulgar verde abajo después
de todo.

Ryker y yo nos reímos.

—Por supuesto que sí. Eres inteligente como el infierno, niña —dijo
Jareth detrás de nosotros.

Jareth tenía una cerveza en una mano mientras se inclinaba y


besaba a Polly en la parte superior de la cabeza. Se quedó a su lado
mientras miraba a los chicos. —No tienen miedo —dijo, y todos
murmuramos nuestros acuerdos.

—La cena está lista —dijo y me miró, con un brillo posesivo en sus
ojos.
Sentí cálidos zarcillos de deseo que se movían a través de mí, la
misma sensación que tuve cuando Ryker me dio ese guiño sexy.

—Polly, ¿puedes meter a los chicos adentro?

Ella me miró y asintió. —Deséame suerte —bromeó, y le palmeé la


rodilla. Mientras se levantaba y se dirigía al columpio, Deacon y Victor la
vieron y jugaron a gritar, solo pude sonreír y sacudir la cabeza.

—¿No tienes sed, bebé? —preguntó Ryker.

Miré la limonada intacta sobre la mesa. Mi estómago dio un


pequeño vuelco y lo miré, y luego volví mi atención a Jareth. Ambos
hombres ya me estaban mirando. Y cuanto más tiempo permanecí en
silencio, más veía la preocupación en sus caras.

—No, me gusta la limonada, simplemente no ahora. —Observé


mientras las cejas de Jareth se fruncían confusas. Cuando miré a Ryker , él
tenía la misma expresión. Puse mi mano en mi vientre y dejé que una
sonrisa lenta se extendiera por mi cara. Miré entre los dos. —Ustedes saben
que durante mis primeros trimestre los limones me hacen marear —Hubo un
momento de shock me sentí venir de ellos, pero entonces vio que sus caras
se iluminaron de felicidad.

—No estás jodiendo con nosotros, ¿verdad? —preguntó Ryker


con sorpresa en su voz, pero sonreía de oreja a oreja.

Sacudí la cabeza lentamente y miré a Jareth.

—¿Sofie? Estás... —Bajó los ojos a mi vientre, donde mi mano aún


descansaba.

Asentí de nuevo. —Todavía no he ido al médico, pero las tres


pruebas de embarazo que tomé me dijeron que estaba embarazada. —
Sentí que me dolían las mejillas por lo amplia que era mi sonrisa. —Sin
embargo, supongo que no más de seis semanas. —Antes de saber lo que
estaba pasando, fui levantada de la silla y estuve en los brazos de Ryker.
Cubrió mi rostro con besos, murmurando lo feliz que era.
Jareth me apartó de Ryker , y luego estuve en sus brazos, sus manos
ahuecando mis mejillas, sus labios en los míos. El olor de ambos se clavó en
mí.

—Otro pequeño —dijo Jareth contra mi boca.

Aunque no era como si estuviéramos intentándolo activamente,


tampoco habíamos estado usando ninguna protección.

Jareth me dio un beso más largo antes de retroceder. Ryker estaba


allí para ocupar su lugar, besándome, devorando mi boca, y después de
un momento alejándose para sonreír de felicidad.

—Otro bebé. —Apoyó su frente contra la mía, y al mismo tiempo,


sentí que Jareth frotaba círculos lentos a lo largo de mi espalda baja.

Tenía dos manos en mi vientre ahora y miré hacia abajo. —Bastante


loco ¿eh?

—No es una locura, pero es jodidamente perfecto —dijo Ryker.

—Dios, bebé —murmuró Jareth. —Es increíble. —Tomó mi mano y


entrelazó sus dedos con los míos, dándome un apretón.

—Deberíamos decirles a los niños esta noche —Agregó Ryker con voz
baja, y yo asentí. Aunque tal vez deberíamos haber esperado hasta que yo
llegara más lejos, estaba muy emocionada por esto, y podría decir que los
chicos también lo estaban.

Ryker tomó mi otra mano, apretándola con fuerza, y luego nos


giramos y miramos a nuestros tres hijos. Polly estaba huyendo de los chicos
y riendo mientras la perseguían por el columpio. Un sentimiento de
perfección y gratitud me rodeaba.

Miré hacia arriba y entre Ryker y Jareth, sintiendo mi sonrisa


perpetua. A través de los altibajos a lo largo de los años, a través de todas
las cosas maravillosas que sucedieron en nuestras vidas, estos dos hombres
a mi lado siempre me apoyan. Siempre estarían en nuestras vidas, serían
nuestros más grandes partidarios y defensores.
Y una vez más, no pude evitar pensar en cómo fui la chica más
afortunada del mundo.
Jenika Snow es una escritora best seller del USA Today, vive en el
noreste con su esposo y sus dos hijas.

Le gustan los días sombríos, comer primero el borde de la pizza y usar


calcetines durante todo el año.

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