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New Deal (literalmente en español: «Nuevo trato») es el nombre dado por el presidente

de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt a su política intervencionista puesta en


marcha para luchar contra los efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos. Este
programa se desarrolló entre 1933 y 1938 con el objetivo de sostener a las capas más
pobres de la población, reformar los mercados financieros y redinamizar una economía
estadounidense herida desde el crac de 1929 por el desempleo y las quiebras en cadena.

Comúnmente, se distinguen dos New Deals.nota 1 Un primero, marcado particularmente


por los «Cien Días de Roosevelt» en 1933,1 que apuntaba a una mejoría de la situación a
corto plazo. Se pueden encontrar, pues, leyes de reforma de los bancos, programas de
asistencia social urgente, programas de ayuda para el trabajo, o incluso programas
agrícolas. El Gobierno realizó así inversiones importantes y permitió el acceso a
recursos financieros a través de las diversas agencias gubernamentales. Los resultados
económicos fueron moderados, pero la situación mejoró.2 El «Segundo New Deal» se
extendió entre 19353 y 1938, poniendo por delante una nueva distribución de los
recursos y del poder en una escala más amplia, con leyes sindicales de protección,3 la
Ley de Seguridad Social,3 así como programas de ayuda para agricultores y trabajadores
ambulantes.nota 2 No obstante, la Corte Suprema determinó como inconstitucionales
numerosas reformas legales, pero algunas partes de los programas fueron reemplazadas
rápidamente, a excepción de la National Recovery Administration. El segundo New
Deal fue mucho más costoso que el primero, y aumentó el déficit público. Por otro lado,
a pesar de programas como la Public Works Administration, el desempleo todavía
alcanzaba a 11 millones de estadounidenses en 1938.4

La lucha contra la crisis perduró hasta que Estados Unidos movilizó su economía con la
Segunda Guerra Mundial.5 El éxito del New Deal es innegable en el plano social. La
política llevada por el presidente Franklin D. Roosevelt cambió el país mediante
reformas y no mediante una revolución.6 Por otra parte, los programas del New Deal
eran abiertamente experimentales, manifiestamente perfectibles,7 y dados los costes de
este proceso, se podría haber preferido un programa de cambio más completo. Sin
embargo, el carácter imperfecto del New Deal permitió una crítica constructiva y una
reflexión más pausada que abrió la vía a un mejoramiento de la democracia
estadounidense en los años siguientes y que perdura hasta la actualidad.7 En materia
sindical, la adopción de la llamada Wagner Act permitió hacer de los sindicatos unos
colectivos poderosos.

Numerosos programas del New Deal todavía permanecen activos, entre los que han
mantenido su nombre original están la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC),
la Federal Housing Administration (FHA), la Tennessee Valley Authority (TVA), pero
también el Social Security System, la primera experiencia estadounidense de estado del
bienestar así como la Securities and Exchange Commission (SEC) en el ámbito de la
regulación financiera.

Índice
 1 Orígenes del New Deal
o 1.1 La Gran Depresión y el Crac del 29
o 1.2 La debacle de Hoover
o 1.3 Un nuevo presidente audaz
 2 Las grandes líneas del New Deal
o 2.1 Voluntarismo e intervencionismo
o 2.2 ¿Cómo regular la economía?
 3 Los «Cien Primeros Días»
o 3.1 Las reformas de urgencia
o 3.2 Las reformas estructurales
 3.2.1 Una reforma profunda del sistema bancario y monetario
 3.2.2 La Ley de Ajuste Agrícola
 3.2.3 La National Industrial Recovery Act
o 3.3 La política de reactivación y de ayudas sociales
 3.3.1 La acción presupuestaria
 3.3.2 Los primeros programas de lucha contra el desempleo
o 3.4 El balance de los Cien Días
 4 De la política económica a la social: de un New Deal a otro
o 4.1 Los grandes programas de lucha contra el desempleo
o 4.2 Dos novedades: las libertades sindicales y el reconocimiento del
consumidor
o 4.3 La cuestión de las jubilaciones y las ayudas sociales
 5 Hacia el fin del New Deal
o 5.1 El crecimiento de la oposición
o 5.2 Las críticas crecientes de la prensa
o 5.3 1937: una nueva recesión
o 5.4 Las nuevas prioridades de Roosevelt
 6 Balance del New Deal
o 6.1 Progresos en lo político y social
o 6.2 Fracaso relativo en lo económico
o 6.3 La herencia política y social del New Deal
 7 Controversias en torno al New Deal
o 7.1 El New Deal y el keynesianismo
o 7.2 Visión liberal clásica
 7.2.1 Milton Friedman y la Escuela de Chicago
 7.2.2 Friedrich Hayek y la Escuela austriaca
 8 Véase también
 9 Notas y referencias
o 9.1 Notas
o 9.2 Referencias
 10 Bibliografía
 11 Enlaces externos

Orígenes del New Deal


La Gran Depresión y el Crac del 29

Artículos principales: Gran Depresión y Crac del 29.


Evolución del Producto Interno Bruto de los Estados Unidos entre 1920 y 1940. Se
aprecia claramente el punto mínimo de la crisis en 1932.8

Una multitud de inversores agolpada a las puertas de la Bolsa de Nueva York el Jueves
Negro, inicio del Crac del 29.

La Gran Depresión, considerada una de las crisis económicas más grandes del siglo
XX,9 comenzó el jueves 24 de octubre de 1929 con el crac de la Bolsa de Nueva York,
hundiendo a esta para expandirse progresivamente por todos los sectores económicos y
posteriormente por la totalidad de los países industrializados, con la excepción de la
Unión Soviética de Iósif Stalin. Estados Unidos, «país de origen» de la crisis, fue
lógicamente el primer afectado tras el crac y tocó fondo en 1932, con una tasa de
desempleo del 25 %.10 Lo cierto es que la economía estadounidense sufría diversos
desequilibrios, principalmente en el reparto de la riqueza y los recursos:10 se estima que
treinta y seis familias ricas poseían unos ingresos equivalentes a los del 42 % de la
población. Igualmente, de 27,5 millones de familias, 21,5 no poseían ninguna clase de
ahorros.10

Durante los años 1920, las empresas estadounidenses habían incrementado sus ventas
de forma considerable gracias a la expansión del consumo por parte de una emergente
clase media, apoyada por un crecimiento del crédito por parte de los bancos.
Paralelamente, la rápida industrialización que siguió a la reconversión de fábricas de
armamento en fábricas civiles tras la Primera Guerra Mundial condujo a una
sobreproducción de bienes industriales y de consumo por parte de muchas empresas.
Igualmente, el sector agrícola vivió una serie ininterrumpida de excelentes cosechas
entre 1925 y 1928, lo que condujo a un exceso de oferta de bienes agrícolas.11

Este excedente monetario en circulación condujo a una espiral inversionista en la bolsa:


millones de pequeños y medianos ahorradores invirtieron su dinero en la especulación
bursátil, por lo que tras el crac, multitud de ahorradores llevados por el pánico acudieron
a las entidades bancarias para retirar su dinero, generado la quiebra en cadena de estos.11
10
Por otra parte, los fondos de los bancos, invertidos en la especulación, disminuyeron
progresivamente.10 Debido a la deflación, los agricultores comenzaron a pasar
dificultades al ver mermado su poder adquisitivo:11 15 millones de campesinos estaban
al borde de la ruina.10 En la industria, la crisis se manifestó con la quiebra de empresas y
la reducción de la producción a un 38 %.1110

La debacle de Hoover

En el momento del estallido de la crisis, Herbert Hoover ocupaba la presidencia de los


Estados Unidos. Contrariamente a lo que se dijo, en particular por su rival, Franklin D.
Roosevelt, Hoover no fue inoperante, sino que trató de encauzar la crisis.12 Sin
embargo, la política llevada a cabo por Hoover fue un fracaso, como lo demuestran las
consecuencias de la adopción de la ley proteccionista Hawley-Smoot, que provocó una
recesión. Su voluntad de animar los negocios también fue un fiasco: el país se hundió en
la recesión y las quiebras se multiplicaron. En 1932, ambos candidatos a la presidencia
organizaron su campaña: Hoover, republicano, se enfrentó al demócrata Roosevelt,
quien había ganado notoriedad como gobernador del Estado de Nueva York. Roosevelt,
que inspiraba confianza al electorado, ganó de manera amplia las elecciones de 1932
con el 57,4 % de los votos y el 89 % de los votos electorales.13 Sus promesas de
reactivar la economía sedujeron a los estadounidenses: cuatro meses después de su
elección, el New Deal echó a andar.

Un nuevo presidente audaz

Harry Hopkins fue uno de los consejeros más próximos de Roosevelt en la elaboración
de su New Deal.
El 2 de julio de 1932, Roosevelt prometió en un discurso de su campaña electoral «un
nuevo trato para el pueblo estadounidense»: pronunció por primera vez la expresión
New Deal a lo largo de su discurso a la Convención Demócrata de Chicago en 1932.nota 3
14
Asimismo, existen fuentes que señalan como autores de la acuñación del término New
Deal a Raymond Moley (consejero del presidente) o a Samuel Rosenman (autor de sus
discursos).15 Treinta años antes, Theodore Roosevelt, su primo lejano, había iniciado el
Square Deal, programa nacional que pretendía sostener a la clase media y llamado así
por Theodore Roosevelt y sus socios para designar al conjunto de políticas de su
administración.nota 41617 Este Square Deal habría inspirado a Franklin D. Roosevelt. De
hecho, le había interesado el contraste entre Theodore Roosevelt y Woodrow Wilson:

Theodore Roosevelt no fue atraído como Woodrow Wilson por los problemas de fondo
y no supo, como este último, estimular las convicciones sociales y morales profundas,
escribió un día. Wilson, en cambio, no sabía, contrariamente a Theodore Roosevelt,
suscitar el entusiasmo acerca de acontecimientos individuales precisos aunque podían
parecer superficiales comparados con los principios fundamentales.
18

En 1927, un cierto número de liberales estadounidenses,nota 519 John Dewey, Stuart


Chase y Rexford Tugwell, visitaron la Unión Soviética de Stalin.20 Tugwell,21 quien
posteriormente sería miembro del «Brain Trust» de Franklin D. Roosevelt tras el
adjunto de Henry Wallace en agricultura, se vio interesado por la planificación como
instrumento de regulación económica. En realidad, si la Unión Soviética se vio poco
afectada por la crisis es porque nunca había conocido el boom económico de la década
de 1920 y porque sus intercambios comerciales con Occidente fueron reducidos.22

Roosevelt, considerado como un progresista y un reformista,23 fue elegido con una


mayoría amplia con la esperanza de que supiera hacer frente a la crisis económica allí
donde Herbert Hoover había fracasado. Sin embargo, llegó al poder sin tener un plan
preconcebido para salvar la economía de su país. Su New Deal no era ideológico, sino
más bien pragmático, lo que condujo a algunas contradicciones. Aplicó ideas
experimentadas durante el período progresista de Wilson y se valió de su experiencia
política adquirida durante los años 1920. La idea central de Roosevelt era la
experimentación:24 estaba convencido de la necesidad de llevar a cabo una política
audaz e innovadora.

También observó que una de las principales prioridades era levantar el ánimo de los
estadounidenses, presos de la duda frente a la generalización de la crisis en toda la
economía. El 4 de marzo de 1933, su discurso de investidura quedó impregnado de
tópicos comunes, contentándose con advertir a los estadounidenses contra un exceso de
pesimismo. Pronunció así una frase célebre: «The only thing we have to fear is fear
itself» («lo único que debemos temer es al propio temor»).25262724 Para llevar a cabo su
política se rodeó de consejeros brillantes e imaginativos que le siguieron en
Washington. Puede citarse a Raymond Moley, Adolf Berle, Cordell Hull (Asuntos
Exteriores), Henry A. Wallace (Agricultura) y Frances Perkins (Trabajo), primera mujer
que accedió a un puesto ministerial. Harry Hopkins, uno de sus consejeros más
próximos, fue por otra parte uno de los arquitectos del New Deal. Él mismo fue
considerado consecuentemente una eminencia gris.28
Las grandes líneas del New Deal

Acto de firma del Tennessee Valley Authority Act por Roosevelt y sus consejeros en
1933.

Algunos historiadores29 distinguen dos o tres New Deals.30 El análisis que privilegia a
dos tipos de New Deals considera que el primero corresponde al primer mandato de
Roosevelt (lo que incluye «Cien Días» en el primer New Deal) y que el segundo
corresponde al período 1936-1938, durante el segundo mandato. En el segundo análisis
que distingue tres tipos de New Deals, el primero correspondería a los «Cien Días»
(entre el 9 de marzo y 16 de junio de 1933) y comprende un gran número de medidas en
favor de la moneda y del sistema bancario en general, de la agricultura, de la industria y
de la lucha contra el desempleo.31 El segundo New Deal se presentó en noviembre de
1934 y correspondería al período 1936-1937.30 El tercero, que no siempre se considera
como tal (se incluye a veces simplemente en el segundo) se aplicó en 1937 y 1938. Sin
embargo, la política de Roosevelt en los años 1930 se caracterizó más por su
continuidad que por rupturas radicales.30

Voluntarismo e intervencionismo

Roosevelt se alzó con la victoria en las elecciones gracias a sus promesas de cambio que
se apoyaban en una política voluntarista e intervencionista. Así, el Estado federal
desempeñó un papel esencial en el New Deal, poniendo a disposición de los
estadounidenses numerosas agencias relacionadas en su mayoría con programas
naturales y de funciones variadas: los agricultores gozaron de ayudas y de subvenciones
condicionadas por una disminución de su producción; las empresas fueron conminadas
a adoptar un «código de buena competencia» con el fin de redinamizar la red industrial
y de reducir la «competencia destructora».23 Por último, el Estado también atacó a los
problemas de orden social con la cuestión de las jubilaciones, los sindicatos y sobre
todo del desempleo que fue a lo largo de los años 1930 uno de los indicadores más
visibles de la crisis. Los numerosos programas que pretendían crear empleo se lanzaron
en 1933, y las reformas se encadenaron rápidamente. El New Deal también presenció la
aparición de las primeras formas de estado del bienestar en los Estados Unidos.32

¿Cómo regular la economía?


En el entorno de Roosevelt se confrontaron, en parte, dos modos de regular la
economía.

Por un lado estaba la «economía brandeisiana»,33 llamada así en honor a los juristas e
intelectuales del Este. Junto a Louis Brandeis, Felix Frankfurter, un jurista formado en
Harvard, eran los más eminentes representantes del entorno de Roosevelt. La economía
brandeisiana desconfiaba de los «proyectos grandiosos de los planificadores»34 y
preconizaba «una estrategia rápida y flexible que permita al Gobierno federal usar su
autoridad para reformar las prácticas de la libre competencia».35 Louis Brandeis, su
fundador, había sido consejero de Woodrow Wilson y ambos se habían puesto de
acuerdo sobre el hecho de que «la competencia podía y debía ser mantenida en todas las
ramas de la industria privada».36 Para Brandeis, las reglamentaciones debían pretender
mantener la competencia limitando el tamaño de las empresas.37 De manera general
según Schlesinger, para Brandeis «la centralización debilitaba la sociedad, asfixiando la
experiencia y concentrando en un punto los talentos necesarios para las comunidades».38

Rexford Tugwell, Adolf Berle, Hugh Samuel Johnson y Raymond Moley se situaban en
contra de la corriente precedente. Inspiraron parte de la doctrina del primer New Deal, la
cual insistía en el hecho de que «no se podía confiar más en la libre competencia para
salvaguardar los intereses de los grupos sociales» y que «la estabilidad residía en la
fusión de las empresas y en la cooperación bajo control federal».39 Se puso un mayor
énfasis sobre la administración de la economía que sobre la producción.40 Si Moley
había sido influido por Theodore Roosevelt, Tugwell lo había sido por el
institucionalismo de Simon Patten,41 quien había sido su profesor en Wharton School.
Para él, el dirigismo gubernamental debía impulsarse más que para Raymond Moley.37
Esta corriente fue particularmente influyente en la Agricultural Adjustment
Administration (AAA) con Rexford Tugwell y en la National Recovery Administration
(NRA) que administró Hugh Samuel Johnson.42 Estos programas, además de que a
menudo eran contrarios a la visión de la corriente brandeisiana, también implicaban un
cierto matiz proteccionista, lo que trajo la oposición de Cordell Hull, quien había sido
siempre partidario de la apertura económica y del librecambismo.43 La influencia de los
miembros claves de esta corriente decayó de manera bastante acelerada. Raymond
Moley dejó las esferas de influencia hacia mediados de 1933, Hugh Samuel Johnson
abandonó la NRA en septiembre de 1934 para ingresar en la Works Progress
Administration (WPA) y Rexford Tugwell fue nombrado en 1934 jefe de la
Resettlement Administration, para dejar en 1937 la esfera gubernamental. Ocupó más
tarde diversos puestos, como el de gobernador de Puerto Rico de 1942 a 1946.

Los «Cien Primeros Días»


Las reformas de urgencia
Roosevelt, y su mujer, Eleanor, el día de la investidura de Franklin D. Roosevelt como
presidente. Las reformas comenzaron el día siguiente, el 5 de marzo de 1933.

A menudo se hace referencia, para hablar del período inicial de New Deal, de los «Cien
Días» que correspondieron a la adopción de numerosas leyes vinculadas a campos
diversos de la economía estadounidense. Conforme al método empírico de Roosevelt,
basado en las tres erres: Relief, Recovery and Reform (Asistencia social, Recuperación y
Reforma), la inmensa mayoría de las medidas se tomaron rápidamente para solucionar
así lo más urgente. Así, al día siguiente de su investidura presidencial, celebrada el 4 de
marzo de 1933, Roosevelt lanzó su primera medida y decidió un cierre excepcional de
todos los bancos del país, la conocida como United States bank holiday. El 9 de marzo,
el Congreso fue llamado a sesión y se propuso la Ley de Emergencia Bancaria o
Emergency Banking Act, la primera propuesta por su administración. Redactada durante
la noche, se presentó al Congreso a mediodía y se ratificó aquella misma tarde.24 El 12
de marzo, Roosevelt se dirigió a la nación por radio con el propósito de explicar su
política y sus objetivos.24

A partir de ahí, otras quince leyes se votaron en el transcurso de los «Cien Días» que
constituyeron el episodio más importante del primer New Deal. Se trataba ante todo de
proyectos más o menos improvisados,24 enfocados a la mejora de la situación a corto
plazo. Las reformas concernieron a todos los sectores, de la agricultura a la industria,
particularmente por el sesgo de programas de grandes trabajos. Al mismo tiempo,
vieron la luz proyectos de lucha contra el desempleo, como Civilian Conservation Corps
que movilizó a 250 000 jóvenes. En definitiva, dos millones de personas fueron
contratadas.24

Las reformas estructurales

Una reforma profunda del sistema bancario y monetario

Su aplastante victoria en las elecciones presidenciales de 1932, unida a la del Partido


Demócrata en las elecciones al Senado y en la de la Cámara de Representantes del
mismo año, así como la gravedad de la crisis, permitieron a Roosevelt y a su
administración ejercer una gran influencia sobre el Congreso durante los primeros
meses de su mandato. Esto hizo fácil y rápida la adopción de una serie de medidas
destinadas a restablecer el equilibrio del sistema bancario y del mercado financiero y a
ayudar a los parados.
La Federal Deposit Insurance Corporation permitía asegurar los depósitos de hasta 5000
dólares de los ahorradores en los bancos.

De golpe, Roosevelt acusó las prácticas de los hombres de negocios y los banqueros en
una frase que se convirtió en célebre: «Practices of the unscrupulous money changers
stand indicted in the court of public opinion» («Las prácticas de los cambistas sin
escrúpulos son acusadas en la corte de la opinión pública»).44 La medida del United
States bank holiday, un feriado bancario de cuatro días a nivel nacional, pretendía
restablecer la confianza hasta la ratificación de una nueva ley, la Ley de Emergencia
Bancaria, votada el 9 de marzo. Esta última impuso que solamente se abrieran los
bancos que hubieran pasado con éxito un examen de su solvencia bajo el control del
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Tres cuartos de los bancos reabrieron
en los tres días que siguieron la adopción de la ley. Mil millones de dólares en moneda
y oro, retenidos hasta entonces, regresaron a los bancos, permitiendo una estabilización
del sistema bancario. Durante todo 1933, varios miles de bancos cerraron sus puertas,
otros se fusionaron para dar origen a establecimientos más grandes (los depositarios
cobraron así aproximadamente un 85 % por cada dólar ahorrado). Con el fin de prevenir
crisis futuras, el Gobierno creó la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) en
junio, lo que permitió asegurar los depósitos de hasta 5000 dólares. El primer New Deal
asistió también al nacimiento de la Securities and Exchange Commission (SEC), creada
por la Securities Exchange Act, iniciada durante los «Cien Días». Para apaciguar en
parte al mundo de las finanzas, Roosevelt puso al frente de la SEC a Joseph Kennedy,
un hombre que conocía los entresijos de Wall Street.45

En marzo y abril, en una serie de leyes y de decretos ley, Roosevelt y el Congreso


hicieron salir al dólar del patrón oro, que imponía que el Sistema de Reserva Federal no
disminuyera las tasas de interés, y realizando lo contrario al aumentarlas con el fin de
proteger al dólar.46 Tres textos fundadores participaron en este movimiento: la Ley de
Emergencia Bancaria, la Orden Ejecutiva 6102 y la Ley Glass-Steagall. Estos tres textos
son considerados por los conservadores como un atentado al derecho de propiedad y
como ataques importantes contra la constitución:4748 toda persona que guardaba una
suma importante de oro fue obligada a cambiarlo así por dólares a un índice fijado.49
Pasado un cierto plazo, el Gobierno pudo exigir la restitución del oro sin contrapartida.
Además, el oro perdió su curso legal en el pago de los créditos y de las deudas en la
misma época. Los contraventores se vieron incluso sancionados con multas.50 Desde
entonces, el dólar pudo fluctuar libremente en el mercado de divisas sin contrapartida de
oro. Solo en 1934 el oro volvió a ser convertible, a un precio netamente inferior al
precedente. Globalmente, los mercados reaccionaron bien al abandono del patrón oro,
aunque en un comienzo era solamente provisional.51

El punto álgido económico de la crisis se alcanzó en marzo de 1933. El historiador


Broadus Mitchell anota así que la inmensa mayoría de los indicios indican un
empeoramiento de la situación hasta el verano de 1932, que puede considerarse el punto
álgido de la crisis, tanto en el plano económico como psicológico.52 Los indicadores
económicos indican un punto mínimo en el transcurso de los primeros días de marzo de
1933, antes de que se presentara una recuperación rápida.

La Ley de Ajuste Agrícola

Artículo principal: Ley de Ajuste Agrícola

Florence Owens Thompson en la fotografía Madre emigrante de Dorothea Lange, quien


trabajaba para la Farm Security Administration del New Deal recorriendo el país para
fotografiar los efectos de la Gran Depresión en el mundo rural estadounidense.

Bajo las recomendaciones de Henry Wallace, la administración Roosevelt buscó


igualmente proteger a los agricultores de los riesgos del mercado distribuyendo
subvenciones federales y controlando la producción mediante la Ley de Ajuste Agrícola
(Agricultural Adjustment Act o AAA), destacando Rexford Tugwell entre sus
redactores. El 12 de mayo de 1933 la ley entró en vigor.46 Se decidió reducir la
producción para reanimar el sector agrícola según los simples pretextos de la ley de
oferta y demanda. Por ello, una gran parte de las cosechas y de las reservas fueron
destruidas y las tierras se dejaron en baldío, y mediante una política de indemnización
se fomentó la reducción de las superficies cultivadas, algo financiado de manera
especial mediante el añadido de tasas aplicadas a la cadena de producción de
alimentos.53 Los primeros resultados, apreciables al cabo de tres años, fueron
alentadores, ya que el beneficio de los agricultores aumentó. Asimismo, se inició el
intervencionismo estatal en el sector primario. A pesar de estas medidas, los precios
agrícolas apenas aumentaron ligeramente, y el alza constatada de los ingresos de los
agricultores fue en gran parte resultado de las subvenciones acordadas por el Gobierno
federal.54 En paralelo, Roosevelt atacó al problema del endeudamiento en un momento
en el que 15 millones de agricultores estadounidenses estaban próximos a la ruina.3 Las
deudas de los agricultores fueron así renegociadas mediante la Farm Credit Act, del 16
de junio de 1933, lo que permitió devolver cierto poder adquisitivo a cerca de 30
millones de estadounidenses.55

La base sólida de este tipo de política, que iba incluso a subvencionar a los agricultores
que aceptaran quemar toda o parte de sus cosechas, fue cuestionada sin embargo por
algunos economistas liberales, que consideraban que con el fin de alcanzar un objetivo
en términos de empleo y de precio, el Gobierno efectuaba una destrucción efectiva de
riqueza, cuyas contrapartidas, bajo su punto de vista, fueron insuficientes para
justificarla. Ciertos historiadores como Cushing Barry aseguraron posteriormente que
los consumidores no habían apoyado el alza de los precios y la política de limitación de
producción forzada.56 Un sondeo de The Washington Post llegó a afirmar que la
mayoría de los estadounidenses estaban en contra de la Ley de Ajuste Agrícola.56

La National Industrial Recovery Act

Artículo principal: National Industrial Recovery Act

El águila azul (Blue Eagle), símbolo de las empresas adheridas a la National Recovery
Administration (NRA), creada con la National Industrial Recovery Act (NIRA).

En materia industrial, la National Industrial Recovery Act (Ley de Rescate Industrial


Nacional) fue aprobada por el Congreso en 1933, para instaurar dos tipos de reformas.
Por un lado, animó a los industriales a firmar códigos de competencia leal, y por otra
parte, les concedió a los obreros la libertad de sindicarse y de negociar convenios
colectivos.55 La ley creó a la vez un organismo de regulación, la National Recovery
Administration (NRA), que fomentó la adhesión de las sociedades. Las empresas que
voluntariamente siguieron este código tenían la posibilidad de fijar un logotipo en forma
de águila azul (Blue Eagle), símbolo de su adhesión al programa. La NRA también
contribuyó creando puestos de trabajo con el fin de luchar contra el desempleo.

La NIRA fue principalmente realizada por numerosos hombres de negocios de primer


plano que llegaron incluso a participar en algunos puntos de su redacción. Gerard
Swope, presidente del directorio de General Electric, fue por otra parte uno de los
primeros defensores de la ley, que legalizaba los cárteles y alentaba al Gobierno a que
emprendiera numerosas obras públicas. Este incremento en los gastos lo veía como un
regreso de la prosperidad y de los beneficios tanto como para General Electric como
para otras empresas. Harry Harriman, presidente de la Cámara de Comercio de los
Estados Unidos y ferviente partidario de la medida, explicó que se trataba de uno de los
pasos más importantes hacia la rehabilitación de los negocios. Por el contrario, la
Asociación Nacional de Fabricantes (National Association of Manufacturers) se opuso
duramente al proyecto. Henry Ford se convirtió así en uno de sus principales
detractores.57

La National Recovery Administration tenía como misión propia estabilizar los precios y
los salarios cooperando con las empresas y los sindicatos. Fue administrada
primeramente por Hugh Samuel Johnson. Luego, creó la Public Works Administration
(PWA), que debía controlar la puesta en marcha de la política de grandes obras
públicas. Todas estas disposiciones fueron aclamadas por el empresariado y los
sindicatos y fueron populares para el conjunto de los estadounidenses.

La política de reactivación y de ayudas sociales

La acción presupuestaria

Otras dos iniciativas legislativas principales fueron llevadas a cabo por Roosevelt en el
transcurso de los «Cien Días». La primera fue una ley, la Economy Act, concebida por el
secretario de Presupuestos, Lewis Douglas. Fue aprobada el 14 de marzo de 1933.30 La
ley consideraba dos presupuestos diferentes: el presupuesto regular y el presupuesto de
urgencia para equilibrar el regular, reduciendo notablemente el salario de los
funcionarios y disminuyendo las pensiones de los veteranos en un 40 %. La segunda
iniciativa fue una revisión constitucional, relativa a la ley seca, impuesta en Estados
Unidos por la XVIII Enmienda en 1919. El 22 de marzo de 1933, la Ley Volstead sobre
la prohibición del alcohol fue derogada, tras la XXI Enmienda a la Constitución que
anuló la ley seca.

Los primeros programas de lucha contra el desempleo

Logo del Civilian Conservation Corps, una de las primeras medidas de la


administración Roosevelt y que dio trabajo a miles de jóvenes estadounidenses.

La lucha contra el desempleo también movilizó la administración Roosevelt desde los


meses que siguieron a su toma de posesión. Roosevelt se interesó primeramente por la
cuestión de los parados más necesitados: creó así la Federal Emergency Relief
Administration (FERA) que permitió sostener financieramente los programas de ayuda
a los parados de los diversos Estados.58 Pero Roosevelt pensaba que para devolver la
confianza a los estadounidenses no había que contentarse con simples ayudas sin
contrapartidas, sino conseguirles un trabajo.59
Varios programas vieron la luz rápidamente. Consciente del hecho de que los jóvenes
representaban de manera potencial a futuros propietarios y que su propensión a caer en
la delincuencia o la pobreza era más elevada,60 Roosevelt creó el Civilian Conservation
Corps («Cuerpo Civil de Protección Medioambiental»), financiado con bonos del
tesoro, el 31 de marzo de 1933.3061 Permitió, gracias a trabajos de repoblación forestal,
de lucha contra la erosión y las inundaciones, la contratación de miles de jóvenes
parados en todo el país: 250 000 empleos fueron creados para personas entre los 18 y 25
años, y en ocho años, el CCC garantizó un salario de 30 dólares mensuales a cerca de
dos millones de hombres jóvenes.62

Igualmente, los primeros programas de grandes trabajos también recibieron luz verde en
1933. El más célebre, el de la Tennessee Valley Authority (TVA), se ocupó de la
construcción de presas con vistas a acondicionar el territorio de la cuenca del río
Tennessee, a limitar las inundaciones y a aumentar la producción hidroeléctrica,
otorgando empleo a los parados con todas estas acciones. También pretendía hacer más
atractiva esta zona de los Estados Unidos, totalmente deprimida. Este programa afectó a
finalmente siete Estados.63

El balance de los Cien Días

Los «Cien Días» se caracterizaron por los importantes gastos presupuestarios


comprometidos en los diversos programas gubernamentales. Desde 1931, el presupuesto
federal era deficitario a causa de las reformas de Herbert Hoover. Sin embargo, no
recobró el equilibrio durante el periodo completo de aplicación del New Deal. En 1933,
el presupuesto fijó así un déficit de 1,3 millones de dólares.64 En resumen, el primer
New Deal no fue el más costoso: en 1936, el déficit alcanzó los 3,5 millones de dólares.

Los Cien Días se apoyaron esencialmente en medidas urgentes, pretendiendo realizar


dos objetivos ambiciosos: la recuperación económica y el retorno a la confianza de la
población estadounidense. El objetivo de la recuperación económica solo se alcanzó
muy sumariamente. De hecho, debido a la numerosa resistencia de una parte del
empresariado así como de ciertos agricultores y a pesar de las medidas que les habían
sido concedidas, la recuperación fue muy lenta. Por otra parte, el desempleo se mantuvo
a un nivel muy elevado y afectaba al 24,9 % de la población en 1933.65 En cambio, este
primer New Deal fue un éxito en el plano popular y para el retorno de la confianza: el
saneamiento de la situación bancaria permitió a los estadounidenses depositar de nuevo
sus ahorros en los bancos. De igual modo, Roosevelt gozó de un verdadero «estado de
gracia», tanto en el Congreso como en la prensa apoyaron sus medidas.66

Este balance provocó, a pesar de todo, descontentos, sobre todo algunos meses después
del fin del primer bloque de reformas, a principios de 1934.24 La polémica llegó incluso
a las filas demócratas, donde los partidarios originales del New Deal mostraron signos
de impaciencia. Así, el senador demócrata por Luisiana, Huey Long, agrupó a los
descontentos del Sur y del Medio Oeste y lanzó el movimiento Share Our Wealth para
oponerse a Roosevelt. En un suburbio de Detroit, Charles Coughlin, sacerdote católico,
conocido por su influencia en la radio con 40 millones de oyentes,24 utilizó un discurso
demagógico y fundó su propio movimiento político, profundamente anti New Deal y
xenófobo.24 Fueron luego los círculos de negocios, formados por industriales
capitalistas y demócratas de tendencia más conservadora, quienes acusaron a Roosevelt
de defender un programa socialista.24
El presidente no cedió. Las elecciones legislativas de 1934, por el contrario, reforzaron
la mayoría demócrata y lo animaron en sus opciones políticas.24 El acento se puso esta
vez en la satisfacción de los descontentos, pero la voluntad de buscar soluciones
permanecía. Como consecuencia, el segundo New Deal puso un mayor énfasis en el
aspecto social.

De la política económica a la social: de un New Deal a


otro
Mientras que los cien primeros días vieron la aplicación de medidas que apuntaban
hacia la estabilización de la economía estadounidense, que tocó fondo en 1932, las
diversas medidas llevadas a cabo en el transcurso del fin del primer New Deal (de
finales de junio de 1933 a 1934) y en el segundo New Deal correspondieron más a la
voluntad de devolver la confianza al pueblo estadounidense, golpeado particularmente
por el desempleo. Es pues, a partir de este momento, cuando aparecieron los primeros
programas nacionales de lucha contra el desempleo, que apuntalaban las bases del
intervencionismo del Estado, principalmente en materia de jubilaciones, de condiciones
de trabajo, en particular con la ampliación de las prerrogativas sindicales, y finalmente
en materia de asistencia social, para ayudar a los más desprovistos. El aspecto
económico del New Deal cedió así de forma progresiva su protagonismo a los aspectos
sociales.67

Sin embargo, esta nueva prioridad consagrada a la población estadounidense víctima de


la crisis fue acompañada de una voluntad por estabilizar y consolidar los sistemas
bancarios (depósitos y créditos) y monetarios mediante la prolongación de las profundas
reformas que se emprendieron durante los «Cien Días».67 Los medios empleados para
cumplir este objetivo desempeñaron un papel esencial en el fin de la Gran Depresión.68

Los grandes programas de lucha contra el desempleo

La Works Progress Administration, creada en 1935, se convirtió rápidamente en una de


las principales agencias del New Deal en materia de empleo.

Los Cien Días ya presenciaron la puesta en marcha de los primeros programas en favor
del empleo y con vistas a reducir las tasas de desempleo. Así, la Federal Emergency
Relief Administration, nacida de la Reconstruction Finance Corporation o los Civilian
Conservation Corps, permitió la creación de puestos de trabajo, pero en proporciones
limitadas debido al reducido número de personas a las que se dirigían estos programas,
como la franja de edad entre los 18-25 años hacia la que se enfocaban los CCC.

Pero ya desde el inicio de esta política de lucha contra el desempleo aparecieron los
problemas. El primero concernía al presupuesto concedido a las diferentes instituciones
gubernamentales dedicadas al empleo, como el de la Federal Emergency Relief
Administration, dirigida por Harry Hopkins.69 En efecto, mientras que el presupuesto de
la Public Works Administration de Harold Ickes, destinada a la renovación industrial,
ascendía 3,3 millones de dólares (el 5,9 % del PIB estadounidense de la época),69 el de
la agencia de Hopkins era mucho más reducido, a pesar de que los objetivos eran de
importancia similar. Hopkins incitó entonces a Roosevelt a que creara una agencia que
permitiera contratar directamente a parados. Fue en este contexto cuando nació la Civil
Works Administration el 8 de noviembre de 1933,69 con el objetivo de proporcionar
empleo a cuatro millones de estadounidenses. El objetivo se alcanzó en enero de 1934.
Hopkins realizó así su deseo de devolver su valor a la asistencia social por el trabajo.69

A pesar de los muy positivos resultados de estos programas, el presidente Roosevelt se


inquietó por los crecientes gastos de los Estados y los gobiernos locales, por lo que
decidió desmantelar progresivamente la Civil Works Administration.70 Pero no renunció
por ello al papel del trabajo en la distribución de la asistencia social, sobre todo de cara
a las críticas de la población, según las cuales una asistencia social limitada en el tiempo
era aún peor que ninguna.71 Viendo a finales de 1934 que el espectro de la depresión
estaba todavía presente, Roosevelt pidió a su administración concebir un nuevo plan de
asistencia social por el trabajo.70 En la primavera de 1935, la Emergency Relief
Aproppiation Act concedió cinco mil millones de dólares al Gobierno para ejecutar
nuevos proyectos. Así es como nació el 6 de mayo la Works Progress Administration,
que tomó el relevo de la Federal Emergency Relief Administration y sucedió con éxito a
la Civil Works Administration, convirtiéndose pues en una de las agencias clave del
New Deal.70

Dos novedades: las libertades sindicales y el reconocimiento del


consumidor

Robert F. Wagner fue uno de los más importantes defensores de las libertades
sindicales. Dio su nombre a la célebre Wagner Act, firmada en julio de 1935.

La legalización de los sindicatos se topó con la reticencia de los círculos de negocios y


de los empresarios. Por esta razón, en 1934 estallaron huelgas en numerosas empresas
para protestar contra la negativa de los patrones a reconocer los sindicatos,
disminuyendo así la actividad en las ciudades. Las empresas utilizaron medios diversos
para intimidar a sus empleados, como el espionaje o las amenazas sobre sus empleos.72
Con el propósito de regular los litigios, Roosevelt decidió en 1934 crear una nueva
entidad encargada de velar por el cumplimiento de las normas laborales, la National
Labor Relations Board, consecuencia de la adopción de la National Labor Relations
Act.72

Desde 1934, líderes sindicales de primer plano como John L. Lewis, presidente de la
poderosa United Mine Workers of America (UAW), no vacilaron en anunciar: «El
presidente quiere que usted se afilie a un sindicato».73 Sin embargo, Roosevelt no
apreció el ser visto como un enemigo de los empresarios, quienes debían permitir la
reconstrucción del país.72 El senador Robert F. Wagner se manifestó como un pionero
de las libertades sindicales en los Estados Unidos en el momento de la redacción de una
ley que declaraba permanente la actividad del National Labor Relation Board,
considerado como impedimento a las intimidaciones de una parte, y a los sindicatos de
empresa por otra.72 Así fue como el 6 de julio de 1935, poco tiempo después de la
declaración de inconstitucionalidad por parte de la Corte Suprema de la National
Industrial Recovery Act, se aprobó la Wagner Act, que repetía parte del texto de la
NIRA y alcanzaba el objetivo de la administración Roosevelt de contrarrestar fuerzas
entre empleados y empresarios.72

A partir de entonces, Roosevelt deseó que los empleados se afiliaran a un sindicato.


Rápidamente, los índices de sindicalización aumentaron: pasaron del 9 % en 1930 a más
del 33 % en 1940 en la industria manufacturera, y del 51 % en 1930 a más del 75 % en
1940 en las industrias mineras. En otros sectores, las cifras fueron similares.74

Las políticas federales también estudiaron la situación del consumidor con la creación
del Consumers Advisory Board, encargado de recoger las quejas de los consumidores
contra los precios elevados. Una «guía del consumidor» (Consumer's Guide) fija un
precio teórico de los bienes de consumo de base, y permite a los compradores señalar
las desviaciones del precio entre el teórico y el real.72 El movimiento de los
consumidores contribuyó también en menor medida a contrarrestar la influencia del
empresariado.75 Rexford Tugwell influenció en la adopción de normas sanitarias y en la
lucha contra los productos peligrosos.

La cuestión de las jubilaciones y las ayudas sociales

La redistribución de la riqueza figuraba entre las prioridades de Roosevelt.76 Sin


embargo, no utilizó al Estado como principal medio para realizar dicha redistribución.
En la misma época, en otros países de tradición más intervencionista, el impuesto sobre
las fortunas más grandes constituía uno de los medios más directos de reparto de la
riqueza.76 Pero a pesar del carácter directo de la intervención, Roosevelt rechazó
utilizarla, en beneficio de un impuesto creado en 1932 por Hoover, el cual añadía tasas
de funcionamiento de la AAA pagadas por los productores a los impuestos regresivos
sobre el alcohol y otros bienes considerados como conductores a la lujuria y al vicio.
Desafortunadamente, esta medida se convirtió en una carga para los estadounidenses
más desfavorecidos.76 Como consecuencia, la administración Roosevelt buscó un medio
para redistribuir la riqueza sin pasar por la política fiscal.
El presidente Roosevelt y sus colaboradores durante la firma de la Ley de Seguridad
Social el 14 de agosto de 1935.

Al margen de la formación de asociaciones de consumidores, el Gobierno deseaba


garantizar a la población estadounidense una cierta independencia y medios para
prevenirse contra disminuciones brutales de las rentas, ya fueran a corto plazo por el
desempleo cíclico, o permanentes por minusvalía o vejez.75 En un primer momento,
Roosevelt decidió crear una «Comisión de Seguridad Económica» (Committee on
Economic Security) encargada de esbozar los planes de una seguridad social. La CES
preconizaba en un informe enviado a Roosevelt75 un sistema de jubilación pagado
primeramente por los futuros jubilados y luego progresivamente por las rentas del
Tesoro. Pero Roosevelt se opuso a este principio que constituía según sus declaraciones
una mera variante del modelo británico, conocido como dole.nota 6 Por el contrario,
Roosevelt deseaba un sistema que los empresarios y los empleados financiaran
mediante una deducción sobre su salario y donde el Estado no interviniera. Pero frente a
las numerosas críticas que se alzaron contra el proyecto, particularmente a causa de la
situación inestable del empleo que hacía ilusoria una deducción estable sobre el
conjunto de la masa salarial, Roosevelt y su administración realizaron algunos cambios,
inspirándose en sistemas ya experimentados en otros países, con la prioridad particular
de cubrir a un número más elevado de estadounidenses.75

El texto clave de este período fue la Ley de Seguridad Social o Social Security Act,
aprobada el 14 de agosto de 1935.31 Estableció un sistema de protección social a nivel
federal: jubilación para mayores de 65 años, seguro contra el desempleo y ayudas
diversas para minusválidos, las enfermedades y la invalidez quedaban sin cubrir. Los
ciegos y los niños minusválidos recibieron ayudas financiadas por subvenciones
federales concedidas en los Estados.31 El New Deal puso así las bases del estado del
bienestar. Progresivamente, el sistema cubrió una parte más amplia de la población,
particularmente gracias a las enmiendas de 1939 y de 1950, pero al principio, quedó
acantonado en los límites inicialmente impuestos por Roosevelt.75

En los Estados Unidos, el sistema de las jubilaciones por redistribución de la riqueza se


inició también durante el New Deal, con el fin de proteger a las personas de edad
avanzada de la miseria. En 2005, este sistema daba más de la mitad de sus rentas a dos
tercios de los jubilados del país.77

Hacia el fin del New Deal


El crecimiento de la oposición
Ya en 1934 surgieron las primeras críticas. En primer lugar, contra Roosevelt, acusado
por un lado de dar pruebas de conservadurismo particularmente en materia fiscal, a
pesar de su propensión hacia experimentar, y por otro lado de querer encontrar un
contrapeso en el poder a los círculos de negocios y del empresariado.78 Roosevelt
también fue criticado cuando prometió declarar la guerra «A los príncipes privilegiados
de estas nuevas dinastías económicas».79 Se vio así acusado de traicionar a «su clase», y
aunque siempre había defendido al capitalismo estadounidense como la base de la
recuperación, obtuvo sólo un apoyo parcial y limitado de los círculos de negocios entre
los que, sin embargo, él mismo había nacido.78

Roosevelt también se encontró desde 1934 confrontado con la «cuestión racial», dado
que los demócratas no podían olvidarse del voto de los segregacionistas blancos de los
Estados del Sur en la óptica de una reelección. Sin embargo, ciertos colaboradores del
New Deal se preocuparon al mismo tiempo de la situación de las minorías, apoyadas
entre otras por la mujer del presidente, Eleanor Roosevelt, quien defendía los intereses
de asociaciones en defensa de los derechos de los negros tales como la National
Association for the Advancement of Colored People (NAACP), Asociación Nacional
para el Progreso de las Personas de Color. Una oposición se desarrolló así en los
Estados del Sur, que se sintieron perjudicados, particularmente a través de la American
Liberty League (ALL), Liga Estadounidense por la Libertad, creada con el fin de
«educar al pueblo en el carácter gratificante de animar a la gente a trabajar».80

En 1935, Roosevelt debió hacer frente a otro opositor, la Corte Suprema, que invalidó
varias medidas, posicionando así al Gobierno en una difícil situación.78 En
consecuencia, la NRA fue condenada unánimemente por nueve jueces, que consideraron
que los códigos de competencia leal iban en contra las disposiciones comerciales de la
Constitución. En enero de 1936, la AAA fue invalidada por haber creado una tasa ilegal
a favor de los agricultores.78 A pesar de estas dificultades, la administración Roosevelt
continuó aprobando leyes como la Wagner Act que compensaron en parte lo perdido
con la ilegalización de la NRA. Roosevelt, testigo de una situación cada vez más tensa
entre el Congreso y los Estados que reclamaban más autoridad, decidió no anunciar más
sus acciones políticas de manera pública.81 Mientras que los republicanos hicieron
campaña apoyando al Congreso, Roosevelt hizo un llamamiento a los que le habían
apoyado en 1932 y los que seguían apoyándole en un discurso pronunciado el 31 de
octubre en el Madison Square Garden.81 En las elecciones, la victoria de Roosevelt fue
aplastante, ya que consiguió el voto de 46 de los 48 Estados,82 con una diferencia de 11
millones de votos,83 contradiciendo todos los sondeos y las previsiones de la prensa.
Esto indicó un apoyo fuerte y popular de la política del New Deal, lo que se tradujo en
una mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso. Gracias a una reforma de la
Corte Suprema, en la que desplazó a los jueces conservadores por otros elegidos por él
mismo para garantizar que las reformas salieran adelante,84 Roosevelt llegó a obtener
más apoyo, al reafirmar la Corte su apoyo a la Wagner Act y a la Ley de Seguridad
Social.

Las críticas crecientes de la prensa


John T. Flynn criticó duramente a la administración Roosevelt y su New Deal en su
libro The Roosevelt Myth, tachando las políticas del presidente como «dictatoriales» y
«socialistas».

Los historiadores tanto de izquierda como de derecha se han visto en general


decepcionados por el segundo mandato de Roosevelt. Los numerosos periodistas,
provenientes de diversos panoramas políticos, tomaron así posición contra las reformas
del New Deal. Entre estos autores, se pueden citar a los de derecha, como John T.
Flynn. De hecho, en 1948, Flynn escribió un libro, The Roosevelt Myth (El Mito
Roosevelt) que relataba los mandatos presidenciales de Roosevelt, desde 1932 hasta su
muerte en 1945. Flynn fue un fuerte opositor del New Deal, el cual llegó a calificar en
1943 como «forma degenerada de socialismo, y degradación del capitalismo».85 Por
otra parte, consideraba que Roosevelt y su administración gozaban de una imagen
heroica engañosa transmitida por la prensa, la radio y la televisión.86 Su obra, revisada
en 1956, apuntaba, según sus propias palabras, a Franklin Delano Roosevelt tal y como
fue verdaderamente entre 1932 y 1945. Flynn denunció así una tendencia «dictatorial» y
«socialista» de Roosevelt.

Por el contrario, otros periodistas como Barton J. Bernstein encontraron el New Deal
demasiado conservador. Así, en los años 1960, la nueva izquierda americana se mostró
muy crítica hacia la política de Roosevelt: Barton J. Bernstein, en 1968, hizo una lista
de las oportunidades perdidas y de las soluciones inadecuadas a los problemas
económicos y sociales de los años 1930. Paul K. Conkin en The New Deal (1967)
denunció una política favorable para los empresarios. Howard Zinn, en un ensayo de
1966, reprochó al New Deal el haber servido para preservar el capitalismo en los
Estados Unidos.87

En otro registro, los periodistas libertarios Garet Garrett y Henry Hazlitt se encontraban
entre los principales críticos del New Deal. En efecto, Garrett, en la línea del
libertarismo, consideraba que todo hombre era responsable de su propia existencia, y
que ningún hombre podía esperar delegarle su libertad a otros, a la inversa de lo que
sucedía en sistemas que forzaban la redistribución de riqueza tales como el socialismo o
el comunismo.88 Así pues, consideraba que cambiando su autonomía y su
responsabilidad por programas socialistas, los estadounidenses renunciaban a su
derecho inalienable a la libertad.88 Por esta razón, publicó de 1933 a 1940 en las
columnas del Saturday Evening Post los artículos que ponían en duda las opciones
políticas escogidas por el presidente.89 El conjunto de estos artículos fue reunido
posteriormente en una colección nombrada Salvos against the New Deal: Selections
from the Saturday Evening Post: 1933-1940.

1937: una nueva recesión


A pesar de la reforma de la Corte Suprema, los demócratas se dividieron en el
transcurso de 1937, mientras el país conocía su primera recesión desde el punto bajo de
1932, lo que puso en peligro la credibilidad del New Deal.90 Varias posiciones se
confrontaron entonces: los círculos de negocios acusaron a la administración Roosevelt
de impedirles realizar inversiones productivas y castigar las actividades económicas con
las tasas de la seguridad social, efectivas a partir de 1937. Por el contrario, los
partidarios del New Deal denunciaron una «huelga del capital»91 llevada a cabo por los
círculos de negocios para desacreditar al New Deal, responsabilizando también a
Roosevelt, que a causa de su conservadurismo fiscal tomó la decisión de reducir ciertos
gastos de obras públicas para equilibrar el presupuesto, provocando de esta forma un
recrudecimiento del desempleo.90

En una carta particular dirigida al presidente el 1 de febrero de 1938, es decir, dos años
después de la aparición de la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero,
John Maynard Keynes sugirió a Roosevelt considerar todas las críticas que recibió
como válidas. Keynes explicó así que la disminución del gasto público representaba un
error, y que era necesario estimular a las empresas del sector privado con el fin de
facilitar la recuperación. Conforme a estos principios, Roosevelt reclamó pues una
recuperación del gasto público desde el segundo trimestre de 1938. Con este fin, se
desbloqueó un fondo de tres mil millones de dólares.92 Pero Roosevelt había salido
debilitado por la recesión y el litigio con la Corte Suprema. La última gran ley del New
Deal, la Fair Labor Standards Act (Ley de Normas Justas del Trabajo), que prohibía el
trabajo infantil e instituía un salario mínimo, fue votada el mismo año.90 Con
posterioridad, ningún otro texto legal superior fue ratificado en el Congreso, y el New
Deal fue cediendo progresivamente su lugar a una nueva cuestión: la guerra.

Las nuevas prioridades de Roosevelt

La evolución de la deuda pública revela el paso a una economía de guerra a partir de


1941 y de manera más pronunciada desde 1943. Durante el periodo del New Deal
(1933-1938), la deuda se había mantenido estable.

En noviembre de 1938, es decir, unos meses después de la firma de la Fair Labor


Standards Act, Roosevelt explicó en una reunión privada con el secretario del Tesoro
Henry Morgenthau que la guerra que se avecinaba en Europa podía ser beneficiosa para
Estados Unidos en general y para los demócratas políticamente. Al mismo tiempo,
Roosevelt empezó a pensar en los medios para construir la fuerza militar estadounidense
con el objetivo de disuadir a otros países, evitando tener que negociar con Hitler.93 A
pesar de las difíciles elecciones para su partido, Roosevelt fue reelegido para el tercer
mandato en las elecciones de 1940, y declaró ante la prensa que no le gustaba el término
de New Deal, ni su sobrenombre de «Doctor New Deal», dado que aunque hubiera
solucionado los numerosos males de su país, los Estados Unidos debían enfrentarse a
nuevos riesgos.94 Declaró así que su compañero el «Doctor Gana la Guerra»95 iba a
tomar el relevo.

El fin del New Deal fue manifiesto en la evolución de los gastos presupuestarios, que
tradujeron claramente la transición hacia una economía de guerra. En 1943, el Civilian
Conservation Corps, la Works Projects Administration y otras agencias del New Deal
fueron suprimidas.96 Al mismo tiempo, la partida de defensa y gastos militares del
presupuesto pasó del 8 % en 1938 al 40 % en 1943. Finalmente, hubo que esperar hasta
1943 para que el desempleo cayera a niveles inferiores a los de 1929. Para entonces, el
New Deal ya no contaba con ninguna prioridad.97

A pesar de todo, las ideas del New Deal no desaparecieron totalmente con la Segunda
Guerra Mundial, y desde 1944 Roosevelt reafirmó que la libertad individual no podía
existir sin una cierta seguridad económica. Hasta concibió una segunda Carta de
Derechos97 que garantizara las nuevas bases de prosperidad y de seguridad para todos,
cualesquiera que fuera su condición, su raza o sus creencias.97 Entre estos derechos,
donde figuraban la seguridad contra los azares de la coyuntura económica, derecho al
empleo, precios agrícolas correctos, o derecho a un salario digno, la inmensa mayoría
eran ya prioridades del New Deal.

Balance del New Deal


Progresos en lo político y social

Cartel de 1940 mostrando los proyectos de la Works Projects Administration. Se pueden


apreciar las piscinas, el alcantarillado, los edificios administrativos, los aeropuertos, el
metro y las escuelas. Se trata de una de las agencias más eficaces del programa.

En el plano político, el poder ejecutivo y el gabinete presidencial reforzaron su


influencia sin inclinar por ello al país a la dictadura. Roosevelt supo instaurar un vínculo
directo con el pueblo por las numerosas conferencias de prensa que tuvo, pero también
por la utilización de la radio en sus célebres «Charlas junto a la chimenea» y sus
numerosos desplazamientos.98 El New Deal permitió una democratización de la cultura
así como la reconciliación de los artistas con la sociedad y su espíritu impregnó el país:
el cine y la literatura se interesaron más por los pobres y por los problemas sociales.99
La Works Projects Administration llegó a poner en marcha numerosos proyectos en el
campo de las artes y la literatura, en particular con los cinco programas del Federal
Project Number One en favor de los artistas. La WPA permitió la realización de 1566
nuevas pinturas, 17 744 esculturas, 108 099 pinturas al óleo y desarrollar así la
enseñanza artística.100 Pero hasta en este campo, el balance ha de matizarse: aunque los
artistas estadounidenses fueron mantenidos por fondos públicos y adquirieron un
reconocimiento nacional,101 esta política cultural se vio interrumpida por la Segunda
Guerra Mundial y por la posterior muerte de Roosevelt. Desde el punto de vista de las
agencias del New Deal, puede también citarse la Public Works Administration, que
gastó 13 000 millones de dólares en 1942, y empleó hasta un total de 3,5 millones de
parados en 1938.102 En cuanto a las obras públicas realizadas, se pueden citar 285
aeropuertos, 1 millón de kilómetros de carreteras, 77 000 puentes y 122 000 edificios
públicos en el periodo de siete años.102

Fracaso relativo en lo económico

El Dust Bowl es uno de los casos más conocidos de la difícil situación de los
agricultores estadounidenses durante los años 1930. El agravamiento de las condiciones
de estos constituyó uno de los principales fracasos del New Deal.

En el plano económico, la situación era mejor al albor de la Segunda Guerra Mundial


que en 1933: la producción industrial recobró su nivel de 1929.6 Contabilizando como
«100» la situación de 1929, el PNB en precios constantes era «103» en 1939, «96» si se
tiene en cuenta el PNB/hab.6 Sin embargo, el desempleo siempre se mantenía en unas
cifras masivas: el 17 % de la población activa estadounidense se encontraba
desempleada en 1939, o sea 9,5 millones de personas.6 Sin embargo, recibían un
subsidio de desempleo, lo que representa una novedad en relación con la situación
precedente al New Deal. La población activa aumentó en 3,7 millones de personas entre
1933 y 1939.6 El New Deal inauguró además un período de intervencionismo estatal en
numerosos sectores de la economía estadounidense: aunque no hubo nacionalizaciones,
las agencias federales desarrollaron sus actividades y emplearon a más funcionarios con
título universitario.103 Las medidas del New Deal pusieron así las bases de la futura
superpotencia estadounidense.104

A pesar de todo, el New Deal no llegó a hacer volver la prosperidad de la década de


1920, y en 1941, seis millones de estadounidenses todavía esperaban un empleo.102 El
pleno empleo no se consiguió antes del ataque japonés a Pearl Harbor, pues recién la
entrada de Estados Unidos en la guerra contra el Eje generó un gran estímulo para que
la industria pesada estadounidense, una de las más amplias y diversificadas del mundo,
se lanzara a participar del esfuerzo propio de la economía de guerra; el reclutamiento de
tropas y la demanda de obreros en las fábricas causaron una dinamización de la
economía que paulatinamente redujo el número de desempleados. Desde el punto de
vista de la inversión, los resultados también fueron regulares: la oposición de los
círculos empresariales a la acción de Roosevelt, e incluso su voluntad de obstaculizar el
proceso, provocaron una caída de la inversión privada, que la pública no pudo
compensar.102 Con todo, las medidas de Roosevelt permitieron sostener la demanda
global, frenando su caída. La recesión económica de 1937 también jugó en contra de
Roosevelt, traduciéndose particularmente por un descenso del 50 % del valor de las
acciones, y por una subida del desempleo que afectó a 11 millones de estadounidenses
ese mismo año.102

En cuanto a la agricultura, Roosevelt no llegó a ofrecer una paridad entre los precios
agrícolas e industriales, debido particularmente a la reticencia del Congreso a otorgar
costosos créditos en 1938 para detener la caída de los precios agrícolas.102 En un
contexto de un nuevo incremento de la producción, los precios de los productos
agrícolas disminuyeron de nuevo, causando graves pérdidas de dinero entre los
pequeños campesinos. El problema del empobrecimiento rural se agravó aún más, como
lo muestra John Steinbeck en su novela Las uvas de la ira.

En materia comercial, los resultados fueron distintamente inferiores a los registrados


antes de la crisis.102 La situación del equilibrio de las cuentas se degradó
progresivamente, y la balanza comercial pudo recobrar el equilibrio solamente gracias a
una contracción neta de las importaciones, que pasaron de 4400 millones de dólares en
1929 a 2100 millones en 1939.102 Pese a todo, Estados Unidos aumentó la compra de
oro, de tal modo que en el país se encontraba el 70 % de las existencias de oro mundial
en 1939.102

La herencia política y social del New Deal

Lyndon B. Johnson durante la firma de la Ley de Derechos Civiles en 1964. Se inspiró


principalmente en Roosevelt y su New Deal.

Desde el punto de vista político, el New Deal dejó una fuerte huella, creando una amplia
gama de agencias gubernamentales, protegiendo a diversos grupos de ciudadanos
(obreros, agricultores, entre otros) que sufrieron la crisis, permitiéndoles hacer
contrapeso al poder del empresariado y de los círculos de negocios. La administración
Roosevelt generó así numerosas ideas políticas, conocidas por las generaciones
siguientes bajo el nombre de «Reforma liberal del New Deal»nota 7105 que han
permanecido como fuentes de admiración tanto para críticos como para generaciones
posteriores, y que contribuyeron a formar la gran ola de reformas liberales que continuó
con la «Gran Sociedad» de Lyndon B. Johnson en la segunda mitad de los años 1960.
Siguiendo el modelo de su mentor, Franklin D. Roosevelt, Johnson procuró extender el
programa del New Deal más allá de la simple seguridad económica, tomando en
consideración los derechos civiles, la educación, la vivienda, y el sistema de cobertura
médica, es decir los temas ya abordados por Roosevelt en su particular Carta de
Derechos.

En cuanto a los derechos civiles, las órdenes ejecutivas tales como la Fair Employment
Practices Comission, adoptada el 25 de junio de 1941 por Roosevelt, y que prohibía la
discriminación a la hora de la contratación en contra de los afroestadounidenses, las
mujeres, y las minorías, constituyó un avance que aportó mejores empleos y salarios a
millones de personas que pertenecían a minorías. Globalmente, el New Deal se
correspondió con una fase de reconocimiento de las poblaciones minoritarias, años antes
del inicio del Movimiento por los derechos civiles. La influencia de Eleanor Roosevelt,
considerada la primera mujer de un presidente que recuperó el papel activo de la
primera dama, se mantuvo cerca de organizaciones como la NAACP, siendo crucial
desde 1933.106 Sin embargo, hay que recordar que el New Deal no fue el disparador del
Movimiento por los derechos civiles. De hecho, la inmensa mayoría de las grandes
asociaciones en defensa de las minorías tales como la Asociación Universal de
Desarrollo Negro y la Liga de Comunidades Africanas (NAACP) fueron creadas a
comienzos del siglo XX. Por otra parte, el hecho de que una proporción creciente de
afroestadounidenses tuviera un empleo a finales de los años 1930 también valora el
hecho de que la economía de guerra implicaba dar trabajo al mayor número posible de
personas.

Controversias en torno al New Deal


El New Deal y el keynesianismo

Aunque la noción de estado del bienestar ya aparecía en el New Deal, la influencia de


John Maynard Keynes sobre este es casi inexistente. De hecho, la Teoría general de la
ocupación, el interés y el dinero no fue publicada hasta 1936, es decir, cerca de tres
años después del inicio del New Deal. Por otra parte, al final de una entrevista entre
Roosevelt y Keynes, el primero habría declarado no haber comprendido nada de las
declaraciones realizadas por Keynes.107 Finalmente, autores estadounidenses condujeron
desde finales de los años veinte su propia investigación. Foster y Catchings,108 por
ejemplo, en sus obras Business Without a Buyer (1927) y, sobre todo, The Road to
Plenty (1928), pusieron el énfasis en la importancia del consumo y cuestionaron la ley
de Say, que quería que la oferta creara su propia demanda. Marriner Eccles, presidente
de la Reserva Federal de 1934 a 1948, fue según Arthur Meier Schlesinger109 uno de los
más marcados discípulos de Foster. No obstante, el segundo New Deal, cuyas medidas
fueron elaboradas por la llamada escuela de los coyunturistas (Alvin Hansen y Foster en
particular), fue fuertemente influenciado por los trabajos de Keynes, particularmente por
el principio del pump priming («preparado de la bomba»), indispensable para la
recuperación económica y para el apoyo de la demanda global.

En cambio, Keynes contribuyó a la creación del Sistema Monetario Internacional al


concluir la Segunda Guerra Mundial, y en respuesta a los Acuerdos de Bretton Woods.7
De hecho, mientras que el ambicioso programa nacional del New Deal comenzaba a
apagarse, Roosevelt se dio cuenta de la importancia de la política exterior
convenciéndose, particularmente a partir de las teorías de su secretario de Estado
Cordell Hull y de Keynes, de que un comercio sin impedimentos podía ser un camino
de paz y prosperidad.110 Sin embargo, al día siguiente de la firma de los acuerdos, el
plan de Keynes no fue el elegido, sino el de su homólogo estadounidense Harry Dexter
White, ya que proponía, a ejemplo del modelo de seguridad social del New Deal, la
creación de un fondo al que cada país aportaría su contribución. Fue así como se
sentaron las bases del Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento.nota 8 Estas dos instituciones se inspiraban pues en agencias
del New Deal, por un lado por su carácter experimental, y por otro por su incapacidad
de adaptarse a las necesidades de la economía, extendiendo sus prerrogativas. Así, la
incapacidad del FMI para abastecer de fondos con el objetivo de combatir la subida del
comunismo condujo a la creación del Plan Marshall.7

Visión liberal clásica

Milton Friedman y la Escuela de Chicago

Milton Friedman, dirigente de la Escuela de Economía de Chicago, fue en su momento


favorable al New Deal. Aunque era portavoz del Tesoro, defendió una política
keynesiana.111 En cambio, en 1962, en su obra Capitalismo y libertad, se entregó a una
defensa del capitalismo, y a una crítica del New Deal y del estado del bienestar. Él y
Anna Schwartz criticaron entonces el New Deal explicando que «el remedio había
estado a punto de ser peor que la enfermedad».112 Para Friedman, de hecho, la Gran
Depresión provenía principalmente de una mala gestión monetaria, cuya oferta debería
haber sido aumentada y no reducida.113 En su Historia monetaria de los Estados Unidos
publicada en 1963, desarrolló esta tesis explicando aquella grave crisis económica por
las políticas de contracción monetaria llevadas a cabo.114 Así, Friedman explicó que:
«La FED era muy responsable de la amplitud de la crisis de 1929. En lugar de usar de
su poder para compensar la crisis, redujo en un tercio la masa monetaria entre 1929 y
1933 … Lejos de ser un fracaso del sistema de libre empresa, la crisis fue un fracaso
trágico del Estado.»115 Friedman denunciaba así el nefasto papel de la intervención del
Estado en la economía, y en particular en la política monetaria, llevada a cabo, en su
opinión, en el New Deal.

Friedrich Hayek y la Escuela austriaca

Friedrich Hayek, conocido por su liberalismo en la línea de la Escuela austriaca de


economía, criticó vivamente el intervencionismo estatal, rechazando la intervención
económica en las economías capitalistas. Hayek también criticó el keynesianismo,
juzgando que John Maynard Keynes no poseía más que conocimientos limitados en
teorías económicas.116 Mostró así que las políticas keynesianas de reactivación
económica, basadas en la utilización del presupuesto público, conducían a la vez a la
inflación, al estancamiento económico y al desempleo.

Pero más allá de estas críticas generales, lo que específicamente más molestó a Hayek
fue que los principales consejeros de Roosevelt hubieran sido clasificados entre los
liberales. Hayek no estaba de acuerdo con John Dewey, uno de sus principales
inspiradores,19 ni sobre la concepción de la libertad,117 ni en el vínculo entre libertad y
limitación,118 ni en lo que llama su «pragmatismo constructivista».119 Igualmente, en
esta óptica, Friedrich Hayek criticó las cuatro libertades de Franklin Delano Roosevelt
en su libro Derecho, legislación y libertad.120

Véase también
 Portal:Estados Unidos. Contenido relacionado con Estados Unidos.
 Historia económica de los Estados Unidos.
 Keynesianismo.
 Política económica anticíclica.

Notas y referencias
Notas

1.

 La inmensa mayoría de los análisis tienen en cuenta dos tipos de New Deal, sin
embargo, ciertos críticos de Roosevelt como John T. Flynn en The Roosevelt Myth
(Chapter Eight - The Shock Troops of the Third New Deal), y algunos historiadores
como Barry D. Karl de la Universidad de Chicago (The Supreme Court Review, 1988,
pp. 163-201; The Third New Deal revisited) hablan de tres New Deals.
  Generalmente, de un Estado a otro, es decir, en función de las leyes interestatales.
  El discurso original de Roosevelt fue el siguiente: «I pledge you, I pledge myself,
to a new deal for the American people», es decir «Yo os prometo que me comprometo a
realizar un nuevo trato para el pueblo estadounidense.» (Fuente: http://www.u-s-
history.com)
  Se trataba de una política de lucha contra la plutocracia y los trusts, y al mismo
tiempo de un programa de protección de las empresas frente a las exigencias extremas
de los sindicatos no organizados.
  En lo concerniente al liberalismo estadounidense de aquellos años, Schlesinger
anota:

El instrumentalismo de Dewey dio a la síntesis liberal su filosofía, el institucionalismo


de Veblen su doctrina económica y el análisis histórico de Beard su comprensión del
pasado y sus certezas de futuro.

  La dole, llamada oficialmente Jobseeker's Allowance («Subsidio para el


demandante de empleo») era un subsidio para el desempleado otorgado por el gobierno
británico.
  En inglés, el término Liberal se emplea para hablar de aquello que posibilita la
reforma y ofrece nuevas vías para el progreso.

8.  El BIRF estaba en destinado en un primer momento a las regiones más pobres


del mundo, de igual manera que los programas del New Deal como la TVA, la
PWA o la WPA se destinaron en un primer momento a las regiones menos
desarrolladas de Estados Unidos: el sur y el oeste.

Referencias

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  Schlesinger, 1971a, p. 38.
  Schlesinger, 1971b, p. 203.

  En uno de sus discursos, Roosevelt había introducido la idea de Adolf Augustus


Berle, según la cual Estados Unidos no necesitaba más constructores y pioneros: en el
futuro, la economía se preocuparía menos de producir que de administrar lo que ya
había.

(Schlesinger, 1971b, p.205)


  Schlesinger, 1971b, p. 204.
  Schlesinger, 1971a, p. 119.
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de California en Davis y conferenciante en la universidad de Oxford).
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  Eric Rauchway, The Great Depression and the New Deal, Oxford Press, Reflation
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  Ibid, A public work half done is worse than one never begun.
  Rauchway, Eric. The Great Depression and the New Deal, Oxford Press,
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  Ibid, The President wants you to join a Union.
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  Cuando John Dewey define la libertad como «el poder efectivo de hacer cosas
determinadas» esto puede ser considerado como un procedimiento deshonesto para
engañar a inocentes

citado por Friedrich Hayek, Droit, législation et liberté, PUF, collection « Quadrige »,
2007, p. 844.
  Friedrich Hayek, Droit, législation et liberté, PUF, collection « Quadrige », 2007,
p. 161.
  Hayek, Friedrich. Droit, législation et liberté, PUF, collection « Quadrige », 2007,
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120.  Hayek, Ibid, p. 522.

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