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Mariano Mataix
Ludopatía matemática

Sección: Ciencias
© Mariano Mataix
© Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1991 Madrid
ISBN: 84-206-0548-4
Depósito legal: M. 39.813/1991
Printed in Spain

Edición digital: Sargont (2019)


Introducción

En el prólogo de mi libro anterior, «La manzana de la


discordia», advertía a mis lectores de haber alcanzado la
meta de los 1.000 problemas y pasatiempos que me ha-
bía propuesto, pero ello no suponía mi retirada, antes
bien, pensaba continuar. Este libro es la prueba de lo di-
cho y de mi voluntad alcoyana —mi familia paterna era
de Alcoy— de perseverar hasta que la muerte nos separe.
O quizá hasta que los lectores me apliquen la muerte por
ostracismo, por el simple procedimiento de no comprar
mis libros. Si ello llegase a suceder, ni los editores ni yo
mismo tendríamos interés en continuar. Así, pues, al es-
tilo que hoy predomina en los espectáculos, desde aquí
mi aplauso a los fíeles lectores y mi apoyo incondicio-
nal... para que sigan leyéndome. Vale.

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Enunciados
1. Adición literal

Como siempre, las cifras han sido sustituidas por le-


tras.
Y Z R M
B R C P
T P R M
B T C P
X L X X
(Solución)

2. San Agustín y los números

Aunque San Agustín vivió bastantes siglos después


de Pitágoras, sus elucubraciones con los números natu-
rales permiten establecer un cierto paralelismo entre am-
bos, si no en los descubrimientos matemáticos, sí en la
asignación de un simbolismo, según podemos apreciar
en el siguiente párrafo tomado del Sermón 41.
El número setenta y siete simboliza la abolición de todos
los pecados por el bautismo... El número diez significa justicia
y beatitud, resultando de la criatura, la cual hace siete, con la
Trinidad, que es tres: es por ello que los mandamientos de
Dios son diez. El setenta y siete es el producto de once, sím-
bolo del pecado, multiplicado por siete, y no por diez, pues
siete es el número de la criatura. El tres representa al alma, la
cual es en alguna manera una imagen de la Divinidad; y cuatro
representa el cuerpo, en razón de sus cuatro cualidades...

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3. Un criptograma inusual

Resulta que entre TEN y TWENTY hay ONE cua-


drados perfectos.
Por otra parte, TWO, TEN, TWELVE y TWENTY
son pares. Con la particularidad de que tanto el último
como el primer dígito de TWENTY son pares.
Por último, TEN no es divisible por 3.
¿Cuánto vale NOW?
(Ni que decir tiene que las letras sustituyen a las ci-
fras que hay que determinar.)
(Solución)

4. Unas cuantas expresiones matemáticas, con sus


definiciones

harpedonaptas (del griego, estiradores de cuerdas).


Hombres del antiguo Egipto, y probablemente de
otros lugares, que medían las tierras con ayuda de una
cuerda con nudos que la dividían en secciones de 3,
4 y 5 unidades de longitud. Una cuerda tal, con esta-
cas fijadas en cada nudo, forma un triángulo rectán-
gulo.

Nicolás Bourkaki, en Elementos de Historia de las


Matemáticas, nos cuenta que «en un célebre fragmento
atribuido a Demócrito (pero cuya autenticidad ha sido
puesta en duda), se dice: Nadie me ha superado nunca
en la construcción de figuras por medio de pruebas, ni
siquiera los “harpedonaptas” egipcios, como les lla-
man».

estenorritmia. Parte de la aritmética que se ocupa de la


abreviación y simplificación de los cálculos.

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ángulo agudo. Angulo muy listo. (Enviado por uno de
mis lectores.)
decena. Unas judías, y a la cama. (Tomado de Gutiérrez,
una vieja y excelente revista de humor.)

5. ¡Fuera de la Tierra!

No podían faltar en esta colección varios de los pasa-


tiempos más famosos de Sam Loyd. Entre todos ellos
este de Get off the earth es, quizá, el mejor de todos.
Loyd lo vendió para que sirviese de propaganda a Berg-
sen Beach, un lugar de recreo en New Jersey. Iba dis-
puesto en una cartulina de modo que el círculo que re-
presenta la Tierra pudiese girar. Así, mediante un senci-
llo giro de 30°, se pasa de la posición marcada con NE a
la NW y en el giro se pierde un chino. El lector puede
entretenerse en ver cuál es el que desaparece. Después,
una vez asimilada la técnica, podrá aplicarla utilizando
mesas circulares en las reuniones para hacer desaparecer
al pelma de los participantes.

(Solución)

―8―
6. Fácil

* * * * * 9 * *
* * * * * *
* * *
* * *
* * *
* *
7 * *
* * *
0
(Solución)

7. Qué risa, Pepe falta

G G P P F A
F A L T A
P D P
P P P
T C P
P G B
B
(Solución)

8. Philolaos y el número 7

Philolaos fue el primer pitagórico que dejó algo es-


crito. Se refiere al número 7 diciendo que es el símbolo
de la sabiduría, es Palas, en tanto que en la Década es el
único número que no es engendrado por ninguno de los
otros que él abarca, y que no engendra ninguno.
Dicho en otros términos, en la serie de los primeros
diez números el 7 es el único que es primo y su primer

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múltiplo es mayor que diez; los demás no cumplen una
de las dos condiciones.

9. Variaciones sobre un mismo tema

Hay que hallar un número acabado en 2, que cumpla


la condición de que si este 2 se lleva a ocupar el primer
lugar de la izquierda el número resultante es doble del
primitivo.
(Solución)

10. Mal oficio el de futurólogo

Diderot escribía en 1754:


En el tiempo presente vivimos una gran revolución en las
ciencias. A juzgar por la preferencia que muestran nuestros
escritores hacia la moral, la ficción, la historia natural y la fí-
sica experimental, me siento casi convencido de que antes de
que transcurran 100 años no se hallarán tres grandes geóme-
tras en Europa. Esta ciencia se detendrá muy pronto cuando
los Bernoullis, los Eulers... y D’Alemberts hayan desapare-
cido.

Conclusión: Siempre conviene ser optimista.

11. Don Félix sigue apostando

Don Félix, cada vez más seguro de sí mismo tras su


ampliación de conocimientos matemáticos, llegó un día
a la Universidad de Salamanca, y viendo que en la clase
estaban 22 alumnos en total —él incluido— les hizo la
apuesta de que había al menos dos de los presentes cuyo

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cumpleaños tenía lugar el mismo día. Arquímedes Gar-
cía, que era uno de los presentes, pensó, calculó y...
¿aceptó la apuesta?
(Solución)

12. Sacha Guitry y las matemáticas

El famoso actor y autor teatral francés nunca fue buen


estudiante en matemáticas. Con su peculiar ingenio ha-
cía el siguiente comentario: «Nunca he entendido nada.
Para mí las matemáticas son lo mismo que el chino. ¿Y
de qué me serviría aprender el chino?»

13. Celsius y Fahrenheit

HEAT Y HOTS son dos temperaturas, una en grados


Celsius (o centígrados), la otra en grados Fahrenheit;
pero no sabemos cuál es la que está en cada escala. Lo
que sí sabemos es que si hacemos la transformación de
cualquiera de ellas a la otra escala obtenemos, en cada
caso, las mismas letras en diferente orden. E igual ocurre
con la temperatura TOP. ¿Puede usted hallar las tres
temperaturas?
Sobra advertir, una vez más, que las letras han susti-
tuido a los números de las temperaturas buscadas.
(Solución)

14. Euler y la Reina Madre de Prusia

A su regreso de Rusia, Leonard Euler se mostraba ta-


citurno y poco hablador. En cierta conversación con la
Reina Madre de Prusia se excusó de este aspecto de su

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carácter: «Señora, acabo de regresar de un país donde a
la gente se la ahorca si habla.»

15. Criptograma sumativo

R E N G A
R I E R A
(+) R I E G A
A A R U U R
(Solución)

16. El peligro de las estadísticas

Los estudiantes de Ciencias Exactas saben muy bien


que una de las ramas de su carrera es la Estadística. Lo
que seguramente no conocen tan bien es los riesgos a que
se exponen los que eligen esta especialidad. Por ello tra-
taré de informarles.
Una de las tareas más íntimamente relacionadas con
la estadística es la de hacer un censo de la población.
Esto es lo que quiso hacer David, el rey de Israel, sin
darse cuenta de que ello era mal visto por Jehová; y he
aquí lo que ocurrió, según leemos en 1 Crónicas, 21.
Censo del pueblo
Pero se levantó Satanás contra Israel, e instigó a David a
que hiciese el censo de Israel. Por lo que dijo David a Joab y
a los príncipes del pueblo: Id y contad a Israel desde Bersabee
hasta Dan, y traedme la suma; que quiero saberla. A lo que
respondió Joab: Aumente el Señor su pueblo, cien veces más
de lo que es, pero ¿no es así, ¡oh mi rey y señor!, que todos
son siervos tuyos? ¿A qué fin pretende mi señor hacer una
cosa que será perniciosa y acarreará el castigo a Israel? Sin
embargo, prevaleció el parecer o antojo del rey, y Joab hubo
de salir, y anduvo girando por todo Israel, y volvió después a

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Jerusalén y entregó a David la lista de los lugares qué había
recorrido; y hallóse ser toda la suma de Israel un millón y cien
mil hombres de armas tomar, y de la tribu de Judá cuatrocien-
tos setenta mil; si bien Joab no hizo el censo de las tribus de
Leví y de Benjamín; por cuanto ejecutaba de mala gana la or-
den del rey.
El castigo de la peste
En efecto, desagradó a Dios lo mandado, y por ello castigó
a Israel. Y dijo David a Dios: He pecado gravísimamente en
hacer esto; perdona, ¡Oh, Señor!, la iniquidad de tu siervo,
porque he procedido neciamente.

El final, como el lector puede comprobar leyendo el


pasaje de la Biblia, es que el Señor envió la peste a Israel
y murieron setenta mil hombres.

17. Si las alturas no le dan vértigo

Se pide construir un triángulo, dadas las tres alturas,


utilizando la regla y el compás únicamente.
(Solución)

18. La modestia de Wolfgang Bolyai

Wolfgang Bolyai, que fue gran amigo de Gauss y pa-


dre de Johann Bolyai, uno de los pioneros de las geome-
trías no euclidianas, «era —según nos cuenta F. Cajori
en su History of Elementary Mathematics (Historia de
las Matemáticas Elementales)— extremadamente mo-
desto. Dejó dicho que ningún monumento debía elevarse
sobre su tumba, solamente un manzano en memoria de
las tres manzanas: las dos de Eva y París, que hicieron
de la tierra un infierno, y la de Newton, que elevó de
nuevo a la tierra al círculo de los cuerpos celestes».

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Es curioso cómo al cambiar las costumbres cambia
también el sentido de las palabras; hasta un cierto punto,
al menos. Así, al escribir esta anécdota, la expresión
«dejó dicho que ningún monumento debía elevarse sobre
su tumba», juzgando por los estándares actuales no re-
sulta muy humilde, porque ya ha pasado la costumbre de
elevar un pequeño monumento en las tumbas, lo que por
entonces era algo corriente y normal.

19. Cartones de bingo

La figura representa un cartón de bingo algo diferente


de los acostumbrados, pero para el caso es igual. Los nú-
meros de la primera columna se toman de los que existen
entre el 1 y el 15, ambos comprendidos; los de la 2.a,
entre el 16 y el 30; los de la 3.a, entre el 31 y el 45; los
de la 4.a, entre el 40 y el 60; y los de la 5.a, entre el 61 y
el 75.
¿Cuál es el máximo número de tarjetas que pueden
hacerse sin que se repita ninguna fila, columna o diago-
nal?

NOTA: Hay que tener en cuenta que en cada columna


el orden de los números va de acuerdo con su magnitud.
Es decir, que si, por ejemplo, los cinco elegidos para la

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primera columna fuesen 1, 2, 3, 4 y 5, irían en este orden
de arriba abajo, no pudiendo ir nunca un número antes
de otro menor que él.
(Solución)

20. El estudio de las matemáticas en Rusia

Bertrand Russell narra que en cierta ocasión se en-


contró con un profesor ruso de matemáticas, quien le
contó que se había atrevido a sugerir en su clase que las
matemáticas no debían valorarse únicamente por su po-
der para mejorar las máquinas, pero esta observación —
según dijo el profesor— solamente halló un desprecio
compasivo por parte de toda la clase, como un cierto re-
manente de la ideología burguesa.

21. Potencias de 10 expresadas con ochos

Se pide hallar las dos potencias de diez más pequeñas


que puedan expresarse como sumas de números cuyas
cifras son todas ochos, y que cumplen además la condi-
ción de que el total de todos los ochos que intervienen
en la suma da por resultado otro número que no contiene
más que ochos.
Como el enunciado del problema casi resulta un tra-
balenguas, voy a simplificárselo al lector dándole la so-
lución para la primera de dichas potencias, pero sin de-
cirle cómo la he hallado. Es esta:
1000 = 888 + 88 + 8 + 8 + 8
ya que el número total de ochos que intervienen es 8.
Ahora el lector debe hallar el valor n de la siguiente
potencia de diez 10n, en la que se cumplen las mismas

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condiciones. Si antes comienza por encontrar el desarro-
llo que he dado para 103, el resto le será más fácil.
(Solución)

22. Palíndromo napoleónico, y otros

Uno de los palíndromos ingleses más conocidos hace


referencia a Napoleón, quien supuestamente preguntado
si hubiese podido invadir Inglaterra, habría dado por res-
puesta:
Able was I ere I saw Elba
(Yo era capaz antes de que viese Elba)
Es decir, que cuando fue vencido por las tropas alia-
das y desterrado en Elba perdió, evidentemente, toda po-
sibilidad de invadir Inglaterra.
Por otra parte, probablemente el palíndromo más
largo e inteligible en inglés es debido a James Michie:
Doc, note, I dissent. A fast never prevents a fatness. I
diet on cod.
(Doctor, tome nota, yo disiento. Un ayuno nunca evita
la gordura. Yo sigo una dieta de bacalao)
Otro, debido a John Phillips, que vivió a comienzos
del siglo XVIII es interesante, pero requiere utilizar el
signo & para and como es costumbre; claro que igual
resulta sustituyéndolo por una coma:
Lewd did I live & evil I did dwel
(Lujurioso viví y depravado moré)
Conviene notar que la grafía de dwel, utilizando una
sola l es distinta de la actual y hace posible el palín-
dromo.

Seguidamente, he aquí dos más.

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Dog a devil deified, deified lived a dog
(Un diablo deificó a un perro, deificado vivió un perro)
A man, a plan, a canal: Panama
(Un hombre, un plan, un canal: Panamá)

23. Rectángulos entrelazados

En la figura los dos rectángulos iguales se solapan


formando la región sombreada. Cada rectángulo tiene un
perímetro de 12 m, y el de la región sombreada es 3 m.
¿Cuál es la longitud total del perímetro marcado con raya
gruesa?
(Solución)

24. Problemas sobre divisores

¿Cuál es el menor número con exactamente 100 divi-


sores?

NOTA: El 1 y el número en sí se cuentan como divi-


sores.
(Solución)

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25. Haga uno fácil con Karpov

Un torneo de ajedrez. El número de jugadores es 22.


Se dividen en dos grupos cuyos componentes deben ju-
gar una vez entre sí. En el segundo grupo se jugaron 21
partidas más que en el primero. Karpov —que no perdió
ningún partido y jugaba en el primer grupo— obtuvo 6½
puntos. ¿En cuántas partidas hizo tablas?

(Recordemos: la partida ganada supone un punto; la


empatada —eso quiere decir hacer tablas—, medio
punto; la perdida, cero puntos.)
(Solución)

26. Grupo colegial

Los alumnos de una clase son:

TOM IAN
SAM BEN
BOB ROB
TIM ROD
KEN VIC
PAT

Se han enumerado en dos columnas porque los de la


izquierda, esto es: TOM, SAM, BOB, TIM y KEN, más
uno de la columna de la derecha, que no sabemos cuál es
y el lector habrá de determinar, han formado una banda,
con las siguientes características:

1. Cada uno tiene un número distinto de tres cifras, pero


todos ellos utilizan las mismas (naturalmente, en di-
ferente orden).

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2. Si sus miembros tienen al menos una letra común, sus
números tienen común un factor mayor que la uni-
dad. Por ejemplo: TOM y SAM tienen un factor co-
mún, ya que ambos comparten la M; BOB y TIM, por
el contrario, no tienen ningún factor común.
3. KEN tiene asignado un número primo.
4. El sexto de la banda, como ya queda dicho, es uno de
los incluidos en la segunda columna.

¿Quién es el sexto hombre y cuál es el número de


BOB?
(Solución)

27. Suma, divide y la terminación no cambia

Hay que hallar un número tal que, si le sumamos una


unidad y lo dividimos por dos, el número que resulta ter-
mina en la misma cifra que el original. Repitiendo la
operación con el resultado obtenido ocurre lo mismo, es
decir, el nuevo número acaba en la misma cifra. Si-
guiendo así, durante diez veces se obtiene siempre la
misma cifra, pero en la undécima vez ya la terminación
es diferente. Un dato más: el número buscado ha de ser
el más pequeño que cumple la condición.
(Solución)

28. El anagrama de Poncio Pilato

La definición de anagrama que da el Diccionario de


la Real Academia es: «Transposición de las letras de una
palabra o sentencia, de que resulta otra palabra o senten-
cia distinta.» Pero, añadiremos, para que haga efecto es
condición fundamental que ambas estén relacionadas.

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Probablemente el anagrama latino más famoso es el
que hace referencia a la respuesta oportuna que surge de
la burla de Pilato, cuando según San Juan, 18, 38, pre-
gunta: «¿Qué es la verdad?», lo que en latín es:
Quid est veritas?
La respuesta,
Vir est qui adest
(Es el hombre que está aquí)
La referencia exacta —para que el lector no tenga ne-
cesidad de recurrir al evangelio de San Juan— a que nos
hemos referido, trata del diálogo entre Jesús y Pilato:
Yo para esto nací, y para esto vine al mundo, para dar tes-
timonio de la verdad, escucha mi voz. Dícele Pilato: ¿Qué es
la verdad?

29. De la última hornada de criptogramas

E D W A R D
W E N T
T O
L O N D O N
(Solución)

30. Tres círculos entrelazados

En la figura se pide determinar si el área rayada es


mayor o menor que la cuarta parte de uno de los círculos.

― 20 ―
(Solución)

31. Variación del problema 27

Ahora el número que hay que hallar cumple con que


cada vez que se hace la operación de sumarle una unidad
y dividir por dos, el resultado acaba en una cifra dife-
rente y, por supuesto, es el más pequeño que cumple la
condición. Esto se hace 10 veces con el resultado dicho,
pero al repetir la operación la undécima vez la última ci-
fra del resultado es una unidad menor que la del penúl-
timo número (es decir, el que da lugar a la última divi-
sión por dos, tras sumarle 1).
(Solución)

32. Dos anagramas

En otras ocasiones nos hemos referido a los anagra-


mas formados con las mismas letras que componen un
nombre. Vamos ahora a referirnos a dos muy particula-
res: Uno es el que hizo el Dr. Burney sobre Horado Nel-
son, el famoso almirante inglés que recibió el título de

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barón Nelson del Nilo por su victoria de Abukir sobre la
flota francesa. El anagrama es:
Honor est a Nilo
El segundo es más curioso. Se refiere a un francés de
nombre André Pujom quien, tomando la j como i, cosa
bastante común en tiempos pasados, formó con su nom-
bre este anagrama:
Pendu à Riom
(Ahorcado en Riom)
Riom era la sede de la corte de justicia del departa-
mento de la Auvernia, y el pobre hombre, impelido por
un exceso de jactancia ante su creación, cometió un cri-
men capital en el mencionado departamento —por el que
fue condenado a la horca y ejecutado en Riom— de
modo que el anagrama se cumpliese.

33. Zeus es mía

Mi amigo, constructor de pararrayos, ha creado su


propia empresa, a la que muy propiamente ha llamado
Zeus, y con su nombre ha confeccionado este cripto-
grama.

Z E U S E S
N A M I A
A A U
A U N
E S
E S
(Solución)

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34. Curiosidad literaria

Cayetano Fernández (1820-1901) fue un sacerdote


que escribió Fábulas ascéticas, y entre ellas, cosa rara,
figura una de tema aritmético. Hela aquí:

El uno y el dos
Graves autores contaron
Que en el país de los ceros
El Uno y el Dos entraron,
Y desde luego trataron
De medrar y hacer dineros.

Pronto el Uno hizo cosecha,


Pues a los ceros honraba
Con amistad muy estrecha
Y dándoles la derecha
Su valor así aumentaba.

Pero el Dos tiene otra cuerda;


¡Todo es su orgullo maldito!
Y con táctica tan lerda,
Los ceros pone a la izquierda
Y así no medraba un pito.

En suma, el humilde Uno


Llegó a hacerse millonario,
Mientras el Dos, importuno,
Por su orgullo cual ninguno.
No pasó de perdulario.

Luego ved con maravilla


En esta fábula ascética
Que el que se baja, más brilla,
Y el que se exalta, se humilla
Hasta en la misma Aritmética.

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35. Una ligera variación del problema 15

R U E G A
R I E R A
R I E G A
A A R F F R
(Solución)

36. El cuadrado desaparecido

Un juego de magia matemático, de gran efecto, es el


siguiente:

En un rectángulo de 13 × 5, tal como se indica en la


figura, se trazan las 5 partes A, B, C, D, E, y el cuadrado
negro. Se cortan todas ellas y se reagrupan tal como se
muestra a continuación.

― 24 ―
Como vemos, el cuadrado se ha esfumado. ¿Cuál es
la explicación?
(Solución)

37. Lo que se ha dicho sobre las matemáticas y los


matemáticos (I)
CARL FRIEDRICH GAUSS
«La matemática es la reina de las ciencias.»
«Puede ser cierto que quienes son solamente mate-
máticos tengan ciertas limitaciones específicas; sin em-
bargo, ello no es la falta de las matemáticas, sino que es
cierto de cada ocupación exclusiva.»
BENJAMIN PIERCE
«La matemática es la ciencia que saca conclusiones
necesarias.»
HAVELOCK ELLIS
«El matemático ha alcanzado el peldaño más alto en
la escala del pensamiento humano.»
ALFRED NORTH WHITEHEAD
«La ciencia de la matemática pura, en sus modernos
desarrollos, puede pretender ser la creación más original
del espíritu humano.»
GALILEO GALILEI
«La filosofía está escrita en este gran libro —quiero
decir el Universo— que permanece continuamente
abierto a nuestra vista, pero no puede entenderse a me-
nos que uno aprenda primero la lengua e interprete los
caracteres en que está escrito. Está escrito en el lenguaje
de las matemáticas y sus caracteres son triángulos, círcu-

― 25 ―
los y otras figuras geométricas, sin las cuales es huma-
namente imposible entender una sola palabra de él; sin
ellas uno vagabundea en un oscuro laberinto.»
WILLIAM JAMES
«La unión del matemático con el poeta, fervor con
medida, pasión con exactitud, esto, seguro que es el
ideal.»
SIR JAMES HOPWOOD JEANS
«Todos los cuadros que la ciencia dibuja de la natu-
raleza, y que parecen ser los únicos capaces de ajustarse
a los hechos observados, son cuadros matemáticos. De
la evidencia intrínseca de su creación, el Gran Arquitecto
del Universo empieza ahora a manifestarse como un ma-
temático puro.»
EMILE LEMOINE
«Una verdad matemática no es ni sencilla ni compli-
cada, simplemente es.»
JOHANN VON GOETHE
«Los matemáticos son como los franceses: cuando
les hablas trasladan lo dicho a su propio lenguaje, e in-
mediatamente se convierte en algo completamente dis-
tinto.»

38. Atalo (como casi siempre, en inglés)

I T E
I T
S A V E
S P A R
S T E V E
(Solución)

― 26 ―
39. De gran efecto

Otro juego de magia de gran efecto, utilizando nai-


pes, es como sigue:
Se toma una baraja de 52 cartas y se pide a uno de los
presentes que elija tres, las cuales separará y guardará en
su mano. Seguidamente se dice que del resto del paquete
de cartas vamos a elegir una que será igual en valor y
color a la que el participante sacará. Es decir, que si, por
ejemplo, el participante saca un 7 de tréboles la carta que
nosotros habremos elegido y que pondremos boca abajo
en la mesa será el 7 (igual número) de picas (igual color).
Hecho esto se dirá a quien guarda las tres cartas de
ponerlas boca arriba sobre la mesa, y tomando el paquete
que vaya contando y depositando sobre cada carta el nú-
mero de las que faltan hasta sumar 15. Por ejemplo, si la
primera es una dama, cuyo valor es 12, irá poniendo la
13, 14 y 15. Si la siguiente es un 10, seguirá con 11, 12,
... y 15. Si la tercera es un As, seguirá con 2, 3, ... y 15.
Hecho esto se le pedirá que vea cuánto suman las tres
cartas elegidas, lo que en nuestro ejemplo será: 12 + 10
+ 1 = 23. Entonces ha de ir sacando cartas del paquete
una a una, y al llegar a la que hace 23 le dará la vuelta,
por ser la carta elegida. Finalmente, daremos la vuelta a
la nuestra que quedó boca abajo en la mesa y ambas
coincidirán en número y color.
Para llevarlo a cabo el mago no tiene más que fijarse
en la que hace el número cuatro del paquete, empezando
por abajo, cuando selecciona una para ponerla tapada en
la mesa. Ni que decir tiene que elegirá la que coincida
con ella en color y número. Si no encontrase su pareja
porque está entre las tres que eligió el participante, pro-
cederá distraídamente a barajarlas para cambiar la co-
rrespondiente a dicha cuarta posición. Otra solución para
este caso particular es fijarse entonces en la que ocupa el

― 27 ―
lugar 3.° y pedir al participante que levante la siguiente
a la que da la suma de las cartas.
La facilidad verbal del mago es, como siempre, de
gran ayuda para «atontar» a los espectadores.
(Solución)

40. Anagrama histórico múltiple

Quizás el anagrama más curioso de cuantos se han


escrito es el que compuso Jablonsky, que fue rector de la
escuela de Leszno, una ciudad de Polonia central, fun-
dada en el siglo xv por la familia Lescinsky.
Con ocasión de la visita del joven heredero de la co-
rona, Estanislao, toda la familia de la casa de Lescinsky
se reunió para dar la bienvenida al joven heredero y pa-
riente suyo. Jablonsky preparó un programa para la oca-
sión, en el que el número final consistía en un ballet eje-
cutado por 13 discípulos que daban vida a otros tantos
jóvenes héroes. Cada uno era portador de un escudo en
el que estaba inscrita una de las letras de la sentencia la-
tina: Domus Lescinia, es decir, casa de Lescinia. Los
alumnos ejecutaron siete bailes, y al final de cada uno
quedaban alineados en un orden diferente de tal modo
que se pudieron leer las siguientes frases:

Domus Lescinia (Casa de Lescinia)


Ades incolumis (Bien que estés aquí)
Omnis es lucida (Eres completamente brillante)
Lucida sis omen (Brillante es el presagio)
Mane sidus loci (Permanece, estrella de nuestro
país)
Sis columna Dei (Sé una columna de Dios)
I! scande solium (¡Ve!, sube al trono)

― 28 ―
41. Veamos cómo está su lógica

¿Qué letra falta? (Repetidamente, por supuesto.)


CLMNTSLDMNTDNFRNT
(Solución)

42. Un nueve y un tres solamente


* * * * * * * * 9 * * *
* * * * * * * * * , * * *
* * * *
* * *
3 * * *
* * * *
* * * *
* * * *
*
(Solución)

43. Grabado en la piedra

Sir William Rowan Hamilton, que vivió de 1805 a


1865, fue probablemente el matemático anglosajón más
importante después de Newton. Durante mucho tiempo
trabajó para plasmar su idea de los cuaternios, que no
obedecen a la propiedad conmutativa de la multiplica-
ción, hasta el punto que, en su casa, sus hijos solían pre-
guntarle a la hora del desayuno: «Qué, papá, ¿puedes
multiplicar tripletes?»
Un día, cuando por fin se le ocurrió la idea, el 16 de
octubre de 1843, mientras caminaba por Dublín, grabó
en una piedra del puente Brougham, sobre el canal Real,
las fórmulas que gobiernan la multiplicación de los cua-
ternios:

― 29 ―
i2 = j2 = k2 = –1

44. Problema espacial

Como ya es habitual en mis últimos libros, quiero


ahora intercalar un problema de física. Y puesto que las
investigaciones espaciales están a la orden del día y el
lector seguramente habrá oído hablar de la velocidad de
escape, que es la velocidad que se necesita darle a un
cohete para que sea capaz de abandonar el campo de
atracción terrestre y así llegar a la Luna, Marte o Venus,
lo que se pide del lector es que calcule el valor de esta
velocidad de escape.
(Solución)

45. Lo que se ha dicho sobre las matemáticas y los


matemáticos (II)
FONTENELLE
«Los matemáticos son como las amantes... Concede
a un matemático el menor principio y deducirá de él una
consecuencia que también habrás de concederle, y de
esta consecuencia otra.»
AUGUSTUS DE MORGAN
«Es más fácil cuadrar el círculo que engañar a un ma-
temático.»
Se ve que De Morgan era un matemático optimista.
A. N. WHITEHEAD
«Siento que me haya sido necesario en esta conferen-
cia emplear una dosis tan grande de geometría cuadri-
dimensional. No me disculpo, porque no soy realmente

― 30 ―
responsable de que la naturaleza, en su aspecto más fun-
damental, sea cuadri-dimensional. Las cosas son como
son...»
H. L. MENCKEN (Periodista americano)
«Ahora es completamente legal para una mujer cató-
lica evitar el embarazo recurriendo a las matemáticas,
aunque todavía le es prohibido recurriendo a la física o a
la química.» «
WINSTON CHURCHILL
«Una vez tuve un sentimiento acerca de las matemá-
ticas —que comprendía todo—. Abismo tras abismo me
eran revelados... Vi—como uno podría ver el paso de
Venus o incluso la fiesta del Alcalde de Londres— una
cantidad que pasaba a través del infinito y cambiaba su
signo de más a menos. Vi exactamente cómo sucedía y
por qué la tergiversación era inevitable; pero fue después
de cenar y lo dejé correr.»
GEORGE SANTAYANA
«La gran gloria de las matemáticas, como la de la vir-
tud, es la de ser útiles permaneciendo libres.»
JEAN D’ALEMBERT
«A quienes dudaban del cálculo diferencial les daba
este consejo: “Perseverad, y la fe volverá”.»

46. Kart Friedrich Gauss

Los griegos ya sabían construir con regla y compás


los polígonos regulares de 3, 4, 5, 6, 8, 10, 12, 15 y 16
lados. Pero fue Gauss quien descubrió que también era
posible para el polígono de 17 lados. Tan orgulloso es-
taba de su descubrimiento que pidió que se grabase sobre

― 31 ―
su tumba un polígono regular de 17 lados. Su deseo no
se cumplió, pero sí se inscribió un tal polígono sobre un
monumento erigido en su honor en su villa natal, Bruns-
wick.

47. A ojo de buen cubero

David Fischer en su libro Rules of Thumb, que po-


dríamos traducir por algo así como Reglas a ojo de buen
cubero, da la siguiente: Si usted coloca su dinero a un
interés del x por cien, se le duplicará en 72/x años.

Evidentemente, una regla a ojo de buen cubero es so-


lamente aproximada. Teniendo esto en cuenta, ¿puede
deducirla? (Dedúzcala suponiendo que la fórmula a apli-
car es 70/x, y haga después una corrección empírica.)
(Solución)

48. Dos refranes matemáticos

Aunque nuestro país no fue nunca muy aficionado a


las matemáticas, el refranero recoge este tema en, al me-
nos, dos refranes:
«Guarismo eres y no más; según te pongan así valdrás.»
«Un cero a la izquierda no vale una mierda; pero al otro
lado puede valer un ducado.»

Se ve que lo del cero a la izquierda tuvo gran atractivo


(véase el n.° 34).

― 32 ―
49. Múltiplos de 11, de diez cifras diferentes

¿Cuántos números hay de diez cifras distintas que


sean múltiplos de once? Considérense dos casos: a) El
cero puede ser la 1.a cifra de la izquierda, lo que en pura
aritmética no tiene sentido, pero se emplea en muchos
casos, como es el de números de teléfonos (p. ej. 091 es
el de la policía; aunque sólo tiene 3 cifras, empieza por
cero); b) el cero no puede ocupar el primer lugar de la
izquierda.
(Solución)

50. Un problema de física sencillo y muy actual

Con frecuencia habrá leído en los periódicos que los


satélites geoestacionarios, es decir, aquellos que mantie-
nen constante su posición respecto a la Tierra, han de ser
colocados en una órbita a 35.800 km de su superficie.
¿Puede usted deducir esta distancia?
(Solución)

51. Cuatro telares

En una fábrica textil hay cuatro telares. El más rápido


de los cuatro fabrica x metros de tela en 7 horas, y el más
lento fabrica x metros de tela en 8 horas. ¿Cuál de los
siguientes números no puede ser el tiempo medio por te-
lar, para cada uno de los telares, para fabricar x metros
de tela?

7,2
7,3
7,5
7,6

― 33 ―
7,7
(Solución)

52. Curiosidad histórica


Un hecho curioso es que, de los cinco primeros pre-
sidentes de los Estados Unidos, Washington, Adams,
Jefferson, Madison y Monroe, tres de ellos murieron el
4 de julio. ¿Puede dar el nombre de uno de los tres?
(Solución)

53. Palilleando, palilleando

En la siguiente representación con palillos de una


casa, se pide cambiar el lado desde el que queda repre-
sentada moviendo solamente dos palillos.

(Solución)

54. Otra división críptica

t t p b a m r
r h x t h m
h t b
p g b
m k a
a r b
h b
(Solución)

― 34 ―
55. Otro más de J. A. H. Hunter

Este criptograma —o alfamétrico como lo llamaría su


autor— es una multiplicación sencilla.

G E T
× O N
R O N
G E T
G R A N
(Solución)

56. Magia potagia

Este problema, muy sencillo, servirá de introducción


al que le sigue.
Existe un juego de prestidigitación con cartas que es
el siguiente. Se distribuyen 21 cartas boca arriba en tres
montones, dando cada vez una carta a un montón dife-
rente, siempre en el mismo orden.
Se pide a uno de los presentes que se fije en una carta
—sin decirnos cuál es— y al terminar el reparto señale
en qué montón ha caído. Recogemos los tres montones
y ponemos en el centro aquel en que está la carta elegida.
Repetiremos la misma operación dos veces más. Final-
mente, contaremos diez cartas y levantaremos la si-
guiente o undécima, que será la carta elegida. La pre-
gunta al lector es que explique por qué es ello así.
(Solución)

57. Magia potagia embarullada

Si el problema anterior le pareció fácil, este otro, aun-


que trata del mismo tema, ya no lo es.

― 35 ―
Al hacer el juego de las 21 cartas me equivoqué, re-
cogiendo los montones en orden distinto al correcto y,
como era de esperar, me falló el truco.
El número elegido por el espectador terminó en el lu-
gar 10, no en el 11. El que estaba en el 11 al finalizar el
juego era, precisamente, el que originalmente se hallaba
en un lugar cuyo número de orden era la mitad del ele-
gido. Y el número que inicialmente ocupaba un lugar do-
ble del elegido terminó en el mismo lugar que empezó.
¿Cuál fue el número elegido?
Una advertencia muy importante, que le evitará que-
braderos de cabeza, es que durante todo el juego las car-
tas están siempre boca arriba tanto al dar los montones
como al recoger éstos y volver a dar.
(Solución)

58. Si es usted congruente

Un número par, x, dividido por 7 da un cierto cociente


más un resto de 6. ¿Cuál de los siguientes números, aña-
dido a x, da una suma divisible por 14?

1, 3, 7, 8 o 13
(Solución)

59. Comprobación del teorema de Pitágoras

El rompecabezas que aquí ofrezco al lector es una


comprobación —no cabe decir demostración— del fa-
moso teorema. Evidentemente, si los dos cuadrados de
la figura corresponden a los formados con los catetos de
un triángulo rectángulo, lo que siempre es posible, la

― 36 ―
suma de las áreas es igual a la del cuadrado de la hipote-
nusa. Pues bien, con las partes en que se indica descom-
puesto el primer cuadrado, más el segundo cuadrado, se
puede formar otro que corresponderá al que se formaría
con la hipotenusa por lado.

(Solución)

60. Magia y matemáticas

Este juego de prestidigitación con naipes se lo pro-


pongo al lector como un problema matemático, pero para
que lo resuelva fácilmente le diré que se basa en el pro-
blema n.° 35 de Divertimentos lógicos y matemáticos,
que titulé «Problemas de las dos jarras». El juego se rea-
liza de la siguiente forma.
El prestidigitador o mago, como queramos llamarle,
coge un paquete de cartas, cuenta un montón de 20 y las
pone boca arriba procediendo seguida
mente a barajarlas con el resto. Cuando la operación
se termine tendremos una baraja completa de cartas en
la que todas estarán boca abajo, excepto 20 que estarán
boca arriba.

― 37 ―
A continuación, uno de los espectadores coge la ba-
raja y ocultándola bajo la mesa procede a separar un pa-
quete de 20, que le entrega por debajo de la mesa al mago
—es decir, sin que éste las vea—, quien las mantiene
siempre en igual posición, ocultas a las miradas de todos,
incluida la suya. Seguidamente el mago dirá más o me-
nos: «Tengo un montón de cartas en el que algunas pro-
bablemente estarán boca arriba, pero seguramente serán
menos que las que hay boca arriba en el resto de la baraja
que usted conserva. Sin embargo, como por el tacto yo
puedo descubrir si una carta está en una u otra posición
voy a proceder a volver boca arriba cuantas sean necesa-
rias para tener, en mi montón, el mismo número de cartas
vueltas que tiene usted en el suyo.»
Seguidamente procede a manipularlas bajo la mesa y
cuando finalmente las expone a la vista del público se
comprueba que existe el mismo número de cartas boca
arriba en su montón que en el resto de la baraja.
¿Cómo lo consigue el mago?
(Solución)

61. Admisiones escolares

En un colegio hubo 25 admisiones. Todos los niños


admitidos correspondían a las edades 2, 3, 5 y 7 años,
habiendo al menos uno de cada edad. La suma de las
edades del total de los niños era 100 años. Los niños de
5 años eran más que los de 3 años. Si usted conociese el
número de los de 2 años —que por cierto eran menos de
10— podría saber cuántos había de cada edad. Con estos
datos, ¿puede decir el reparto por edades?
(Solución)

― 38 ―
62. Nuevas aportaciones a la belleza en las
matemáticas
Seguidamente reseño una nueva serie de opiniones
acerca de la belleza en las matemáticas.
BERTRAND RUSSELL
«Las matemáticas poseen no solamente verdad, sino
belleza suprema —una belleza fría y austera, como la de
la escultura.»
KARL WEIERSTRASS
«Un matemático que no es también algo poeta nunca
será un matemático completo.»
GODFREY HAROLD HARDY, en su interesante libro Apología de un
matemático
«Un matemático, como un pintor o un poeta, es un
creador de modelos; si sus modelos son más permanen-
tes que los de ellos, es porque están hechos con ideas.»
ARTHUR CAYLEY
«Como para todo lo demás, igualmente para una teo-
ría matemática, la belleza puede percibirse pero no ex-
plicarse.»
FENELON
«¡Desconfiad de los hechizos y los atractivos de la
Geometría!» El famoso abate se pasaba, vamos, creo yo.

63. El producto de tres números naturales


consecutivos

Si x es el producto de tres números naturales conse-


cutivos, ¿cuál/es de las siguientes suposiciones es/son
cierta/s?

― 39 ―
x es múltiplo de 3
x es múltiplo de 4
x es múltiplo de 6
(Solución)

64. Las continuas contradicciones del origen de las


anécdotas

En Historias de matemáticos y algunos problemas, al


hablar de la fuente griega de la historia de las matemáti-
cas, recogía el texto de Proclo, en el que cuenta la anéc-
dota según la cual el rey Tolomeo I le pidió a Euclides si
no tenía un camino más corto para aprender la geometría
que el de los Elementos. Euclides, al parecer, le dio la
famosa contestación: «No hay en Geometría un camino
expreso para los reyes.»
Eric Temple Bell —no precisamente un profano— en
su libro The Handmaiden of the Sciences (El Servidor de
las Ciencias), cuenta la misma anécdota, pero protagoni-
zada por Alejandro Magno y el matemático griego Me-
necmo. Lo mismo lo repite en una nota en otro de sus
libros, Men of Mathematics (Hombres de Matemáticas).
Por su parte W. W. Rouse Ball, en A Short Account of
the History of Mathematics (Una breve historia de las
matemáticas) también atribuye la anécdota a Menecmo
y Alejandro Magno.
Por lo que se ve, uno de los matemáticos debió equi-
vocarse y el otro le siguió en el error, ya que no parece
haber duda de que la referencia a Euclides y Tolomeo I
la da, efectivamente, Proclo. Lo más probable es que el
error inicial provenga de W. W. Rouse Ball, que era 33
años mayor que Eric Temple Bell.
Por su parte, los profesores Rouché y Camberouse,
en el prólogo de su bien conocido —especialmente entre

― 40 ―
los Ingenieros de Caminos de mi época— Traité de Geo-
metrie (Tratado de Geometría), citan correctamente la
anécdota como ocurrida entre Euclides y Tolomeo Fila-
delfio, rey de Egipto.

65. Forma de trazar (aproximadamente) una espiral

Disponiendo tan sólo de compás, puede dibujarse


aproximadamente una espiral. ¿Se le ocurre cómo?
(Solución)

66. La preferencia por los números impares en el


refranero

Nuestro popular refranero también se hace eco de la


preferencia por los números impares, que exponíamos en
el punto 82 de mi anterior libro La manzana de la dis-
cordia. He aquí el refrán que expresa esa preferencia:
«Los números nones son los mejores; y el número
tres, el mejor de todos es.»
Aunque este otro refrán ya no se refiere a los números
impares, sino a los números en general, también vale la
pena citarlo:
«Números y cuernos, sólo quien los pone sabe enten-
derlos.»

67. Cuestión de edades

El enfermo estaba en la consulta del médico, que le


dijo:

—Vamos a ver, ¿qué edad tiene usted? Bueno, no, dé-


jeme adivinarlo; usted debe tener unos 48 años.

― 41 ―
—Qué va, tengo 70.
—Caramba, está usted muy bien. Seguro que su padre
viviría muchos años.
—¿Cómo, viviría? Mi padre vive y está perfectamente.
—Bueno, se ve que es usted de una familia de longevos.
Seguramente que su abuelo también vivió muchos
años.
—¿Cómo, que vivió? Vive todavía, tiene 118 años y
acaba de casarse la semana pasada.
—¡Es fantástico, tener 118 y querer casarse!
—¿Y quién ha dicho que quisiera casarse?

En realidad, el protagonista de la historia anterior no


era tan viejo. Su mujer me contó que las dos cifras de la
edad de su marido eran las mismas que las suyas, pero
en distinto orden, siendo él mayor que ella. La diferencia
de edad entre ambos era la onceava parte de la suma de
las dos edades. Ahora ya puede calcular la edad del ca-
ballero con abuelo pirandón.
(Solución)

68. Los fallos de la lógica

En «El País» del sábado 16 de febrero de 1989 se pu-


blicó lo que sigue, en su sección Gente:
Entre tanto, el marqués declaró que «cualquier cosa que se
publique que yo haya dicho es falso. Ni he dicho, ni diré
nada».

Al leer esta noticia vemos que estamos ante un nuevo


caso como el del barbero del pueblo que afeitaba a todos
los que no se afeitaban ellos mismos. Porque si lo publi-
cado por «El País» es cierto, lo dicho por el marqués no
lo es. Si el marqués no se contradice, entonces es «El

― 42 ―
País» quien lo hace. En todo caso, uno de los dos ha co-
metido un desliz...

69. El trazado de la línea telegráfica

Hace años, el Servicio de Telégrafos iba a levantar


una línea de postes entre dos pueblos separados por una
colina. El camino a través de la colina que habían de se-
guir los postes tenía una longitud de 5 km. Sin embargo,
el Servicio de Ferrocarriles estaba haciendo un corte en
la colina para hacer pasar su vía entre los dos pueblos
evitando desniveles, y se pensó utilizar este mismo tra-
zado para la línea telegráfica. De esta manera el trayecto
se veía reducido a 4,5 km. Sabiendo que los postes se
colocaban a una distancia entre ellos de 50 m, ¿cuántos
postes se ahorrarían utilizando el segundo trazado?
(Solución)

70. Tangram

El legendario chino Tan dio origen a los tangramas,


construcciones que se forman con el agrupamiento ca-
prichoso de las siete piezas que resultan de cortar un cua-
drado tal como indica la figura. En ella, A y B son los
puntos medios de los lados correspondientes.

― 43 ―
Las figuras que pueden formarse son innumerables, y
algunas notablemente curiosas. A continuación, vemos
dos semejantes, excepto por el hecho de que una tiene
pie, la otra no; sin embargo, ambas se componen de siete
piezas. Al lector corresponde ahora buscar la explica-
ción.

(Solución)

71. George Berkeley

El Obispo de Cloyne fue uno de los críticos más du-


ros del cálculo diferencial inventado por Newton —si-
multáneamente con Leibniz—. Newton lo concibió en
términos de lo que llamó fluxiones. He aquí lo que decía
Berkeley:

― 44 ―
¿Y qué son estas fluxiones? Las velocidades de evanescen-
tes incrementos. ¿Y qué son estos mismos evanescentes incre-
mentos? No son ni cantidades finitas ni cantidades infinita-
mente pequeñas, ni nada. ¿No podemos llamarlas fantasmas
de cantidades desaparecidas?

72. Un anagrama sobre Dalí

Uno de los anagramas más populares y que ha apare-


cido profusamente en los periódicos es el debido al pin-
tor Bretón, que conocía bien a Salvador Dalí y su avidez
por el dinero. Con las letras de su nombre formó este
anagrama:
Avida Dollars

73. Una definición excesiva de Martin Gardner

Martin Gardner es, con toda probabilidad, el número


uno en el terreno de los pasatiempos matemáticos. Por
eso me tranquiliza —pensando en los fallos propios—
encontrar, de vez en cuando, pequeños errores o fallos
en alguien de tan merecida fama. Este que ahora reseño
corresponde a un problema que figura en su libro Nuevos
pasatiempos matemáticos y en él Martin Gardner da da-
tos excesivos, lo que le lleva luego a complicar la solu-
ción sin necesidad. El problema dice así:
Tres personas, de apellidos Blanco, Rubio y Castaño, se
conocen en una reunión. Poco después de hacerse las presen-
taciones, la dama hace notar:
«Es curioso que nuestros apellidos sean Blanco, Rubio y
Castaño, y que nos hayamos reunidos aquí tres personas con
ese color de cabello.»

― 45 ―
«Sí que lo es —dijo la persona que tenía el pelo rubio—,
pero habrás observado que nadie tiene el color de pelo que co-
rresponde a su apellido.»
«¡Es verdad!» —exclamó quien se apellidaba Blanco.
Si la dama no tiene el pelo castaño, ¿de qué color es el
cabello de Rubio?

La frase última, anterior a la pregunta, la he subra-


yado yo mismo, y es la que, en mi opinión, sobra. ¿Puede
usted resolver el problema sin tenerla en cuenta?
(Solución)

74. Un error de Martin Gardner (salvo opinión en


contra)

En este problema, que apareció en el número de In-


vestigación y Ciencia de febrero de 1980, y Gardner le
llama «el problema imposible», hay un error. Veamos si
es así. Copio textualmente de la citada revista.
1. El problema imposible. Este hermoso problema, que ca-
lifico de imposible porque parece no contener suficiente infor-
mación para poder resolverlo, empezó a dar tumbos por sim-
posios y reuniones de matemáticos hace cosa de un año. Ig-
noro cuál sea su origen. Mel Stover, de Winnipeg, fue el pri-
mero en dármelo a conocer.
Se eligen dos números, no necesariamente distintos, en el
conjunto de números enteros positivos mayores que 1 y no
mayores que 20. Al matemático S se le da solamente la suma
de estos números. Y al matemático P se le hace saber única-
mente su producto.
Por teléfono, S le dice a P: «No veo cómo vas a poder ave-
riguar mi suma.»
Una hora más tarde, P devuelve la llamada a S y le comu-
nica: «Ya sé cuánto vale tu suma.»
Más tarde S llama otra vez a P y le informa:

― 46 ―
«Ahora ya conozco tu producto.»
¿De qué números se trata?

Dos páginas después, Gardner da la solución en la si-


guiente forma:
La solución del problema n.° 1, el problema «imposible»,
es la siguiente: Los dos números son 4 y 13, fáciles de recordar
porque la baraja (francesa) tiene cuatro palos de trece naipes
cada uno. Por consiguiente, la suma de S es 17, y el producto
de P es 52. He aquí un procedimiento para obtener la solución:
Cuando S dijo que «no veía cómo iba P a poder determinar
su suma», P se dio cuenta inmediatamente de que tal suma no
podría ser suma de dos números primos. Para ver por qué, su-
pongamos que la suma fuese 14. Entonces S podría razonar
así: «Quizá los dos números fuesen 3 y 11. Como su producto,
33, solamente tiene el par de factores 3 y 11 (los factores 1 y
33 pueden despreciarse, porque cada número ha de ser mayor
que 1), P sabría en seguida que mi suma es 3 más 11, o sea
14.» Por consiguiente, cuando S afirma que P no podrá cono-
cer su suma, está informando a P de que la suma no puede ser
suma de dos números primos.

El fallo en este razonamiento está en que S ha de ex-


tenderlo al caso en que uno de los factores pueda ser un
número primo mayor de 10 —es decir, 11, 13, 17 o 19—
, ya que en tal caso, la descomposición en dos factores
está determinada exactamente igual que si los dos fueran
primos, puesto que el primo mayor de 10 es uno de los
números y el producto de los demás factores el otro (no
olvidemos que el primo multiplicado por 2, el número
primo más pequeño, daría un número mayor de 20).
Por tanto, S, al encontrarse con una suma de 17, pudo
pensar que el producto cabía que fuese 52, en cuyo caso
P tenía el problema resuelto inmediatamente.
Dicho en otras palabras, en cuanto a P le dan el pro-
ducto 52 = 13 × 22 sabe que los dos números son 13 y 4

― 47 ―
y recomendará a S que repase sus conocimientos de Dio-
fante.

75. Otra paternidad discutida

Siguiendo con la dificultad de atribuir ocurrencias fe-


lices a personajes diferentes, quiero dar aquí otro caso
curioso con el que me he encontrado.
J. Parton, en Life and Times of Benjamin Franklin
(Vida y Tiempo de Benjamín Franklin), Pt IV, cuenta la
siguiente anécdota:
En los comienzos de la aerostación, Joseph Montgolfíer
consiguió construir un globo que tripularon, el 5 de junio de
1783, Pilátre de Rozier y el Marqués de Arlandés. Alguien
dijo: «¿Para qué sirve?» A lo que Benjamín Franklin respon-
dió: «¿Para qué sirve un niño recién nacido?»

Sin embargo, como es típico de esta clase de anécdo-


tas, el físico Víctor F. Weisskopf, en el Bulletin of Ato-
mic Scientists de abril de 1980, se la atribuye a Faraday,
con motivo de una conferencia en la que explicó sus re-
sultados experimentales sobre la electricidad.
Tras la famosa conferencia sobre la electricidad dada por
Faraday a la Royal Society, un miembro Británico del Parla-
mento preguntó: «¿Cuál es la utilidad de sus bellos experimen-
tos?» Y Faraday replicó: «¿Cuál es la utilidad de un niño re-
cién nacido?» El niño creció hasta convertirse en la industria
eléctrica.

A su vez, Isaac Asimov es otro de los que atribuye la


anécdota a Faraday. En su libro Momentos estelares de
la ciencia da dos versiones. Según la primera, cuando
hizo la bien conocida demostración de la inducción elec-

― 48 ―
tromagnética, una dama se le acercó y le dijo: «Pero se-
ñor Faraday, ¿para qué va a servir la electricidad estable-
cida tan sólo durante una fracción de segundo por ese
imán?» A lo que habría respondido Faraday: «Señora, ¿y
para qué sirve un niño recién nacido?»
En la segunda versión fue un político quien le hizo la
pregunta, y su respuesta fue: «Señor, dentro de veinte
años estará usted cobrando impuestos sobre la electrici-
dad.» Como así fue.
En fin, todo parece inclinarse hacia la versión que
atribuye la anécdota a Faraday, pues acabo de encon-
trarme con otra referencia. Robert Silverberg, en su libro
Light for the World cuenta que entre los visitantes del
laboratorio de Faraday estuvo William Gladstone, por
entonces Chancellor of the Exchequer. Gladstone ob-
servó la elemental dinamo de Faraday y a poco, dijo:
«Pero, después de todo, ¿para qué sirve?» Faraday, res-
pondió: «Cómo, Sir, un día cobrará impuestos de ella.»
Por otra parte, en el libro Longing for the Harmonies,
publicado en 1988, y cuyos autores son Frank Wilczek y
Betsy Devine, una vez más la anécdota es atribuida a Fa-
raday, pero con una ligera variante. He aquí lo que dicen
los autores:
Un visitante de los salones alumbrados con gas de la Ex-
posición de Londres de 1851 preguntó a Michael Faraday qué
posible aplicación podía surgir de sus experimentos sobre la
electricidad. Faraday replicó con una pregunta: «¿De qué sirve
un niño recién nacido?»

― 49 ―
76. En blanco nuevamente

* * * * * * * *
* * * * * * *
* * *
* * *
* *
* *
* *
* *

He aquí otro criptograma en el que todas las cifras


han desaparecido. Como las posibilidades de solucio-
narlo parecen remotas, le damos tres ayudas al lector:
1. El cero y el uno no aparecen en el problema.
2. Las demás cifras aparecen al menos dos veces.
3. Las cuatro cifras del cociente son distintas.
(Solución)

77. Don Félix de Montemar y las deudas

Don Félix de Montemar, el impenitente jugador, le


decía a un amigo: «Mi padre, como era militar, me in-
culcó de tal modo el sentido del deber, que ahora no
tengo más que deudas.»
Para que sus deudas no aumentasen decidió abando-
nar los juegos de envite y pasarse al bridge. Refiriéndose
a una partida que había mantenido con sus amigos Juan
Tenorio, Luis Mejías y José Centellas decía lo siguiente:

—Jugamos solamente tres partidas, cada vez con un


compañero diferente. Yo gané 25 duros. Don Juan
Tenorio fue el que tuvo peor suerte, pues perdió las
tres partidas.

― 50 ―
—¿A cómo se pagaba el punto?
—Un cierto número de duros el centenar de puntos, en
la primera partida; el doble, para la segunda partida;
y aún se dobló de nuevo el valor de los 100 puntos,
en la tercera. La segunda partida, afortunadamente
para Tenorio, totalizó 300 puntos menos que la pri-
mera, y la tercera otros 300 puntos menos que la se-
gunda. Yo fui el compañero de Tenorio en esta ter-
cera partida.
—Caramba, Tenorio debió perder más de 2.000 duros.
—Ca, hombre, el punto no se pagaba tan alto.

¿Cuánto perdió Tenorio?


(Solución)

78. No concuerdan las áreas

Entre los numerosos problemas de seccionamiento y


reagrupación de figuras uno de los más interesantes, por
su gran sencillez, es el siguiente:

― 51 ―
En la figura (a) vemos cómo se divide un cuadrado
de 8 unidades de lado en tres piezas: A, B y C. En la
figura (b) a la pieza A se la ha hecho resbalar, descen-
diendo una unidad, y la pieza triangular C se ha llevado
de la esquina inferior derecha a la superior izquierda; to-
das las piezas encajan perfectamente. Ahora bien, el área
de la figura cuadrada (a) es 8 × 8 = 64; la de la figura
rectangular (b), 7 × 9 = 63. Un cuadrado ha desapare-
cido, ¿dónde está?
(Solución)

79. Computer Aided Design, en el divisor

* * A B * A C A D
C * * B E *
F E F *
* * A *
* * E A
* * D F
B E
(Solución)

80. En contra de las matemáticas

SIR WILLIAM HAMILTON —a quien no se debe con-


fundir con el gran matemático William Rowan Hamil-
ton— fue profesor de lógica y metafísica en Edimburgo.
Era una persona con una gran formación prácticamente
en todo, excepto matemáticas. Así que cuando Whewell,
el creador de la palabra ciencia con su sentido actual,
publicó una obra en la que mantenía la tesis de que las
matemáticas eran mejores que la lógica como medio
para una educación liberal, se sintió un tanto molesto y

― 52 ―
pasó al ataque. Ataque que consistió en recoger una serie
de opiniones adversas o restrictivas acerca de las mate-
máticas, de las que él decía que su utilidad como ejerci-
cio intelectual, llevado más allá de una extensión mode-
rada, había sido negada por la mayoría de los jueces
competentes. De él vamos a recoger un ramillete de esas
opiniones que servirán para contrarrestar las muy nume-
rosas y favorables que ya hemos citado.

ARISTÓTELES había observado «que no solamente los


jóvenes, sino simples muchachos, fácilmente devenían
matemáticos, mientras se mostraban incapaces para la fi-
losofía práctica o especulativa».

Según CICERÓN «casi nadie que se haya interesado


por esta ciencia ha fallado en lograr el adelanto que le
pluguiese».

ROGER BACON había señalado que «estudiosos muy


modestos son competentes para aprender matemáticas,
aunque incapaces de alcanzar cualquier conocimiento de
las otras ciencias».

D’ALEMBERT, un gran matemático él mismo, había


dicho que las matemáticas «solamente secan y embotan
las mentes ya preparadas para esta operación por la na-
turaleza». (Verdaderamente me gustaría comprobar
cuándo dijo tal cosa d’Alembert, que suena un poco ex-
traña. La frase en sí resulta oscura, pues no se sabe bien
a qué se refiere «esta operación».)

DESCARTES escribió en 1636 que «estaba ansioso en


no perder más tiempo con las estériles operaciones geo-
métricas y aritméticas», estudios que no conducían a
nada importante.

― 53 ―
A su vez, BERKELEY dudaba «que cálculos tediosos
en álgebra y fluxiones fuesen el mejor método para me-
jorar la mente».

De PASCAL incluyó la siguiente cita: «Los matemáti-


cos que son puramente matemáticos comprenden correc-
tamente, provisto siempre que cada cosa les sea bien ex-
plicada por definición y principio, pues de no ser así son
falsos e insoportables.»

En cuanto a Madame STAËL, la autora de «Corinne


ou l’Italie», he aquí la referencia: «Nada es menos apli-
cable a la vida que un argumento matemático.»

DUGALD STEWART, colega de Hamilton, que había


sido profesor de matemáticas y filosofía, le echaba una
mano diciendo que «mientras los estudios matemáticos
ejercitan la facultad de razonar o deducir, no dan utiliza-
ción para los otros poderes de comprensión que intervie-
nen en la investigación de la verdad». Además, daba una
opinión completamente opuesta a la que sobre igual
tema expresaba AUGUSTUS DE MORGAN, y que está re-
cogida en otra parte de este libro: «Nunca me encontré
con un matemático que no fuese extremadamente cré-
dulo.»
Sobre la credulidad de los matemáticos, observaba:
«Basta decir que la astrología fue la menos visionaria de
las creencias de Kepler, y que Napier y Newton buscaron
y encontraron sus ilusiones en el Apocalipsis.»

Finalmente, los padres de la Iglesia también están


contra las matemáticas. SAN AGUSTÍN decía que «aleja-
ban de Dios»; SAN JERÓNIMO, que no eran ciencias pia-
dosas; y SAN AMBROSIO, que «cultivar la astronomía y

― 54 ―
la geometría es abandonar la causa de la salvación y se-
guir la del error».

81. Uno sencillo

b b b g p x
s p t h k
p s b
p s t
t g
t e
e

Sobra decir que las letras han sustituido a las cifras,


que hay que determinar.
(Solución)

82. Para la colección de palíndromos

En un lugar, no sé dónde,
había no sé qué santo,
que rezando no sé qué,
concedía no sé cuánto.

Un poema que Johannes a Lasco —poeta del que no


sé nada— escribió sobre el conde Karl von Süderman-
land —tan conocido como el santo del verso—, empieza
con estos dos palíndromos latinos —cuyo significado no
sé cuál pueda ser:

Aspice! nam raro mittit timor arma, nec ipsa.


Si se mente reget, non tegeret Nemesis.

Y un palíndromo francés,

― 55 ―
L’áme des uns jamais n’use de mal
(El alma de los unos jamás utiliza el mal)

Como ya advertí en otra ocasión, la j y la i se consi-


deraban equivalentes en tiempos pasados.

83. División con decimales

* * 2 * * * *
* * * * * , * *
* *
* *
* * *
* 5 *
* * *
* * *
* * *
* * *
0
(Solución)

84. La razón demostrativa, según De Morgan

El famoso matemático Augustus de Morgan escribía


en su libro «Un puñado de paradojas»:
La razón demostrativa nunca profiere el grito de ¡La igle-
sia están en peligro!, y no puede tener un Diccionario de He-
rejías sino un Puñado de Paradojas. Los pretendientes equivo-
cados son dejados a merced del Tiempo y su exterminador,
con la aprobación de todos los no pretendientes: no es necesa-
rio una serie de manifestaciones, el tiempo lleva a cabo la tarea
en su hábil manera.

― 56 ―
85. Para expertos

* * * * 0 * 1 * *
* * * * * * * , * *
* * *
* 5 *
* *
* *
* * *
* * *
* * *
* * *
0
(Solución)

86. Técnica de apuestas

Un amigo, gran aficionado a apostar en las carreras


de caballos, tenía un sistema para salir bien
librado. Haciendo un estudio estadístico para cada ca-
ballo de los resultados obtenidos con cada jinete y el
hándicap aplicado, había llegado a dar una valoración
numérica en kilogramos a los caballos participantes y so-
lamente tenía que hacer una simple suma de caballo +
jinete + hándicap para deducir el ganador, basándose en
la teoría de que el mejor caballo, suficientemente car-
gado, pierde ante un caballo peor. Al fin y al cabo, el
hándicap lo que hace —o hacía, que no sé si las reglas
actuales son las mismas— es tratar de igualar las posibi-
lidades de todos los participantes, variando los pesos que
han de llevar.
Bueno, todo lo anterior puede interesar a algún afi-
cionado a los hipódromos, pero para el problema que
quiero plantear sólo nos interesa saber que tres caballos:

― 57 ―
Amoroso, Bailarín y Clavileño tenían su correspon-
diente valoración cada uno, en número exacto de kilo-
gramos. Se cumplían las siguientes condiciones:

1. Amoroso, más dos veces el peso de Bailarín, daban un


peso menor que el de Clavileño más 10 kg.
2. Diez veces el peso de Amoroso más once veces el de
Bailarín, más dos veces el de Clavileño sumaban me-
nos de 107 kg.
3. Tres veces el peso de Amoroso, más dos veces el de
Bailarín, más el peso de Clavileño sumaban menos
de 30 kg.
4. Finalmente, ocho veces Amoroso, más siete veces
Bailarín, más dos veces Clavileño excedían de 79 kg.

Se trata de determinar los pesos asignados a cada ca-


ballo, sabiendo que ninguno es cero.
(Solución)

87. Es mejor cabalgar que conducir

Este criptograma es debido a J. A. H. Hunter, un es-


pecialista en el tema. La traducción de las palabras que
en él intervienen dan origen al encabezamiento elegido.

N E V E R
D R I V E (–)
R I D E
(Solución)

― 58 ―
88. Empresarios

En tiempos de crisis económica las personas se vuel-


ven susceptibles. Dos empresarios se encuentran por la
calle y uno le dice al otro:

—¿Cómo va tu negocio?
—¡Pues anda que el tuyo!

No hay que ser así. El tiempo es fugaz —lo dicen los


poetas— y las crisis efímeras como la vida misma. El
empresario de nuestra historia había comprado un lote
de bicicletas, pagando 7.000 ptas. por cada una, con el
ánimo de revenderlas.
Tardó 9 meses en darles salida, pues al principio cos-
taba venderlas. Por ello, cada mes redujo el precio de
venta —que era un número exacto de miles de pesetas—
en mil pesetas. El resultado es que cada mes vendió 4
bicicletas más que el anterior. En total recibió 3.153.000
por el total de las bicicletas.
¿En qué mes hizo mayor beneficio?
(Solución)

89. El aparejo del loco

Este es un curioso problema de mecánica acerca de


las relaciones entre fuerzas y desplazamientos con po-
leas.
Hay que decir qué peso se levanta aplicando una
fuerza de 10 kg por parte de quien tira del cabo de la
polea.

― 59 ―
(Solución)

90. Una pregunta de física muy interesante (y que


alguno de mis lectores se habrá planteado)

¿Por qué es azul el cielo?


(Solución)

91. Amores y desamores

En una reunión hay cuatro hombres y cuatro mujeres.


Cada hombre ama a una de las mujeres y es, a su vez,
amado por una mujer. Además, se cumple que:

1. Alberto ama a la mujer que está enamorada de Ber-


nardo.
2. Carlos quiere a la mujer que ama al hombre que quiere
a Ada.
3. Beatriz es amada por el hombre que es amado por la
mujer que ama Darío.
4. Corina odia a Darío y es odiada por el hombre que
ama Diana.

― 60 ―
¿Quién ama a quién?
(Solución)

92. Suma feliz

S A M
S E E M S
H A P P Y
(Solución)

93. Excursión turística

Una excursión turística estaba compuesta de 120 per-


sonas, ente hombres, mujeres y niños. Al llegar a un pue-
blo manchego, conocido por sus quesos, todos se bajaron
a comprar.
Cada hombre compró 5 kg, cada mujer 2 kg y cada
niño 100 g. En total compraron 120 kg. ¿Cuántos hom-
bres, mujeres y niños había en la expedición?
(Solución)

94. El problema de Napoleón

En otra ocasión ya he hablado de la gran estima en


que Napoleón tenía a los hombres de ciencia. Su interés
por las matemáticas hizo que trajera de Italia el famoso
problema de hallar el centro de un círculo ya trazado,
utilizando tan sólo el compás, y que a veces se conoce
como problema de Napoleón —en Francia, especial-
mente—. Al parecer aún tiene más en su haber: encontró
una demostración del área de la cicloide. Todo ello no
hace sino confirmar su extraordinaria capacidad de tra-
bajo, ya que pasó casi toda su vida guerreando y cuesta

― 61 ―
imaginar que le quedara tiempo para otra cosa. Pero es
bien sabida la anécdota de que la noche siguiente a la
entrada de las tropas francesas en Moscú, estuvo redac-
tando el reglamento de la Comedia Francesa.
Proponemos al lector que resuelva el problema de
Napoleón: «Hallar el centro de un círculo utilizando el
compás solamente.»
(Solución)

95. Los tres hermanos y el pozo

Este problema es extraordinariamente sencillo, si se


orienta bien. Y esto es lo que debe hacer el lector, buscar
el método más rápido (¡casi instantáneo!).

Tres hermanos han heredado un campo cuadrado que


se dividen como indica la figura, pues en A existe un
pozo que todos quieren usar. ¿Dónde deben estar M y N
para que las tres superficies, ABM, AMCN y AND ten-
gan igual área?
(Solución)

― 62 ―
96. Problema de circulación

Mi amigo tomó un taxi en la calle Balmes, de Barce-


lona, en dirección de la playa de Cataluña. Al llegar a la
primera bocacalle el disco estaba en rojo y el taxista lo
pasó como una exhalación.
—Oiga —dijo mi amigo—, tenga cuidado, que se ha
saltado un disco en rojo y podríamos tener un accidente.
—No se preocupe —respondió el taxista—, así hay
que hacerlo. Tengo un hermano que está en el taxi desde
hace veinte años y siempre lo hace así. Y jamás ha tenido
un accidente.
—Bueno, bueno, déjeme de historias de su hermano
y no se despiste otra vez.
Al decir esto se hallaban en el cruce de otra bocacalle
con el disco rojo. El taxista siguió impasible, sin pres-
tarle la más mínima atención. Esta vez mi amigo ya no
pudo más.
—¿Está usted loco? Lo ha vuelto a pasar en rojo.
—No se preocupe —insistió el taxista—. Ya le digo
que mi hermano lo hace así siempre y jamás ha tenido
accidente alguno.
—¡Basta! Ya he tenido bastante de esa historia. Pare
en cuanto pueda, porque me bajo.
En este momento se aproximaban a un disco en verde
y el taxista metió un frenazo de los que hacen época.
—Pero, bueno, ¿y ahora qué pasa? ¿Por qué ha tenido
que frenar de esta manera, cuando podía seguir tranqui-
lamente y parar una vez pasado el disco?
Y el taxista a su vez, con gran paciencia ante la in-
comprensión de que era objeto, señalando a la bocacalle
que tenían delante:
—Sí, claro, y si viene mi hermano por ahí, ¿qué?

― 63 ―
Como vemos, este es un problema de circulación, en-
tendida un tanto arbitrariamente por el taxista. En el si-
guiente problema de circulación le será más práctico
buscar una solución racional.
En vista de los accidentes en las carreteras, el Go-
bierno ha decidido que cada coche mantenga siempre
una distancia en metros, con el que le precede, que sea
igual, numéricamente, a la velocidad del coche que va
detrás, en km/h. Es decir, que si usted va a 50 km/h de-
trás de un coche, deberá mantener una distancia de 50 m;
si su velocidad es de 100 km/h, la distancia habrá de ser
de 100 m y, en general, si la velocidad es v km/h, la dis-
tancia será v m. Suponiendo que un coche que está pa-
rado justamente delante del suyo, arranca acelerando
uniformemente desde el reposo hasta 50 km/h en 5 se-
gundos, ¿cuál es la máxima aceleración que puede usted
aplicar a su coche arrancando inmediatamente después
que él? ¿Y arrancando 1 segundo después?, ¿2 segundos
después?, ¿3 segundos después?
(Solución)

97. Dos números impares

Veamos, una vez más, cómo está su teoría de núme-


ros. Han de determinarse dos números, cada uno de 6
cifras impares. Ambos son capicúas y cumplen la condi-
ción de que ninguna cifra se repite más de dos veces.
Además, cada número es divisible por cada una de sus
cifras.
(Solución)

― 64 ―
98. Los mismos ingredientes para tres números

Se tienen tres números, cada uno de tres cifras, las


cuales son las mismas para los tres números, pero en dis-
tinto orden. En otras palabras, los tres números son per-
mutaciones diferentes de las mismas cifras. Además, uno
de ellos es la suma de los otros dos. Hallar los tres nú-
meros.
(Solución)

99. Círculos inscrito y circunscrito a un hexágono

Un amigo mío, no matemático sino embajador, pero


muy aficionado al tipo de pasatiempos matemáticos de
los que llevo ocupándome en los libros que han prece-
dido a éste, me habla de que le ha intrigado la particula-
ridad de que los círculos circunscrito e inscrito a un he-
xágono regular guardan relación tal que si haciendo cen-
tro en un punto cualquiera del radio del círculo inscrito,
trazamos un arco con radio igual al del círculo circuns-
crito, hasta que lo corte en dos puntos, este arco dividirá
al primer círculo en dos partes de áreas iguales. Mi pro-
puesta es que el lector lo demuestre.

(Solución)

― 65 ―
100. Intercambio de manecillas

En un período de 12 horas, ¿cuántas veces se da el


caso de que el intercambio de las posiciones de las dos
manecillas del reloj dé lugar a una hora posible?
Para que no haya confusión, insistiré en que se trata
de que al considerar la manecilla pequeña como si fuese
la grande y viceversa, la posición obtenida es una de las
que se obtendrían en el funcionamiento normal del reloj.
(Solución)

― 66 ―
Soluciones
1. Adición literal

1. Si nos fijamos en la primera columna de la derecha


vemos que X ha de ser par, ya que es la suma de 2M +
2P.
2. En la primera columna de la izquierda, cuya suma
es menor de diez, tomando los menores valores posibles
para B, T e Y, se tiene: 2 – 1 + 2 + 3 = 7, lo que nos
indica que X vale 8.
3. La segunda columna de la derecha da suma par —
puesto que lo es X— y como 2R + 2C también lo es,
puede decirse que el arrastre proveniente de la columna
anterior es cero o dos.
4. Veamos el caso de que el arrastre sea 2.
2M + 2P = 28
M + P = 14
M = 9, P = 5 (o viceversa)
No existe otra combinación de valores.
Si la segunda columna suma 28, en cuyo caso: R = 7,
C = 6, o inversamente, solamente nos quedan para Z
y L las cifras cero y cuatro, que no dan solución posible.
Si hacemos que la segunda columna sume 18, ten-
dríamos:
2 + 2R + 2C = 18, R + C = 8,
lo que supone R = 5, C = 3 (o viceversa). Pero entonces
la Y o la T habría de ser un cuatro y no debería haber
arrastre de la segunda columna de la derecha; lo que no
es posible.
5. Finalmente veamos con
2M + 2P = 8
M = 4, P = 0

― 68 ―
(recordemos que cualquiera otra combinación nos deja-
ría sin cifras apropiadas para la primera columna de la
izquierda).
Teniendo en cuenta que se utilizan las 10 cifras, ya
que éste es el número de letras diferentes en el cripto-
grama, es fácil terminar de rellenar las columnas, que
quedan así:

3754
1590
2054
1290
8688
(Volver)

― 69 ―
3. Un criptograma inusual

Como O, N, E, Y, T son todas cifras pares, quiere


decirse que TEN está formado por tres cifras pares, cuya
suma no es múltiplo de 3.
Las 10 formas diferentes en que pueden tomarse tres
cifras pares diferentes son:

8, 6, 4
8, 6, 2
8, 6, 0
8, 4, 2
8, 4, 0
8, 2, 0
6, 4, 2
6, 4, 0
6, 2, 0
4, 2, 0

De ellas descartamos:

8, 6, 4
8, 4, 0
6, 4, 2
4, 2, 0

porque la suma de las cifras es múltiplo de 3.


Ahora fijémonos en que si TEN empieza por 2, el nú-
mero de cuadrados existentes entre 2.. y 2….. debe em-
pezar por 4, ya que la raíz cuadrada de 299999 es 547,72,
y la de 200000 es 447,21.
Por igual razonamiento si TEN empieza por 4 la O =
6. Si T = 6, O = 8. Que la T sea un 8 no es posible, pues
exigiría el mismo valor para la O.

― 70 ―
Como de los grupos de tres cifras pares para el nú-
mero TEN, aquellos que no incluyen el cero dan lugar a
6 números distintos, mientras las que incluyen un cero
solamente producen 4 (un número no puede empezar por
cero), en principio tendríamos 28 posibles números. Esta
cantidad se reduce, ya que si TEN comienza por 2, ONE
debe comenzar por 4, y quiere decirse que TEN no puede
incorporar ningún 4. Igual razonamiento para los casos
de T = 4, 6 nos permite reducir los números posibles a
los que figuran en la tabla donde también se han escrito
los obligados de TEN y TWENTY.

TEN ONE TWENTY


206 460 2W0628
260 406 2W6028
208 480 2W0826
280 408 2W8026
268 486 2W6820
286 468 2W8620
428 682 4W2840
482 628 4W8240
604 840 6W0462
640 804 6W4062
602 820 6W0264
620 802 6W2064

Nótese que Y viene determinada por ser la única cifra


par que queda libre después de fijadas las tres de TEN y
la O.
El resto consiste en ver cuál es la raíz cuadrada de
TEN, en cada caso. No será, en general, un número en-
tero, así que tomaremos el entero inmediatamente infe-
rior, se lo sumaremos a ONE y veremos si cabe que un
posible TWENTY, de entre los que cabe formar con W

― 71 ―
impar, tenga una raíz cuadrada cuyo entero inmediata-
mente inferior dé el número de raíces que supone la suma
indicada. Todo lo dicho quedará más claro aplicándolo a
un caso; el caso elegido es, precisamente, el que da la
única solución:
√428 = 20,69
Tomamos 20, valor entero inmediatamente inferior.
Para TEN = 428, ONE = 682
Sumamos 682 + 20 = 702, cuyo cuadrado es 492804 y
como 7032 =494209, quiere decirse que TWENTY =
492840. Nótese que el 4 y el cero últimos están cambia-
dos, lo que puede hacerse al no incluirse ningún cua-
drado perfecto más al aumentar el número.
Así tenemos:

TEN = 428
ONE = 682
TWENTY = 492840
y NOW = 869
(Volver)

― 72 ―
5. ¡Fuera de la Tierra!

Para ver por qué desaparece un chino fijémonos en


que en la posición NE hay 12 medios chinos en el exte-
rior del círculo y 12 medios chinos en el interior, enten-
diendo por «medio chino» una parte de chino, aunque
ésta pueda ser mayor o menor de la mitad en cada caso.
Las 12+12 mitades debieran sumar 12 chinos, pero en un
caso, en que se enfrentan dos medios chinos cada uno de
los cuales es casi un chino completo, cuentan como dos,
no como uno, y la suma total es 13. Con el giro, los dos
«casi chinos» se desplazan yendo a caer ante dos peque-
ñísimos trozos de chino, con lo que ahora seguimos te-
niendo, claro está, 12 y 12 medios chinos, pero con un
total de 12 chinos completos.
A fin de aportar alguna contribución propia a este clá-
sico de Sam Loyd, a riesgo de ser pesado quiero exten-
derme más en la explicación, tratándola de una forma
general, y, en cierto modo, matemática, lo que permitirá
al lector, si es buen dibujante, construirse su propio mo-
delo.
Supongamos que un monigote consta de 10 partes, tal
como indicamos a continuación, cabeza, cuerpo, 2 bra-
zos, 2 manos, 2 piernas y 2 pies.

En el interior del círculo vamos disponiendo en el


sentido contrario a las manecillas del reloj e igualmente
espaciados, es decir, a 40°, nueve monigotes incomple-
tos. El primero carecerá de un pie; el segundo, de un pie
y una pierna; el siguiente de pie - pierna - mano, etc. El
último será solamente un décimo de monigote.

― 73 ―
En la parte exterior del círculo haremos lo mismo,
pero en sentido de las manecillas del reloj. Así, enfrente
del monigote interior con 9 décimas partes, quedará en
el exterior el que tiene 1 parte solamente. Enfrente del
que tiene 8 décimas partes quedará el que tiene 2 déci-
mas partes. Quedarán así los nueve monigotes perfecta-
mente completados.

Si ahora damos un giro de 40° al círculo interno en el


sentido de las manecillas del reloj, los monigotes queda-
rán enfrentados en la forma que da la tabla siguiente, en
la que las cifras indican las partes de cada monigote que
se enfrentan.
Círculo Círculo
exterior interior
9 9
1 8
2 7
3 6
4 5
5 4
6 3
7 2
8 1

― 74 ―
En total vemos que con excepción del primero de la
tabla los demás quedan completos a 9 décimas partes,
viéndose, por tanto, como monigotes completos, aunque
no lo son. En cambio, en la primera posición se enfrentan
dos monigotes de 9 partes cada uno, por lo que se ven
como dos muñecos, no como uno. En total son 10, uno
más que inicialmente. Como vemos todo ha consistido
en ir limando una décima parte a cada uno, lo que apenas
se aprecia con un dibujo apropiado, para formar muñe-
cos de 9/10 cada uno.
(Volver)

― 75 ―
6. Fácil

1. Fijándonos en el último producto parcial, 7*9, la


única posibilidad es 81 × 9 = 729, ya que para acabar en
nueve y tener tres cifras, el siete resulta demasiado pe-
queño: 97 × 7 = 679.
2. Visto esto, la primera y tercera cifra del cociente
son unos, ya que el producto es, en cada caso, de dos
cifras. La cifra restante del cociente —un tres— se de-
termina fácilmente, rehaciendo la división a partir de los
productos parciales conocidos. El resultado final es

1 0 6 8 3 9 8 8
8 1 1 3 1 9
2 5 8
2 4 3
1 5 3
8 1
7 2 9
7 2 9
0
(Volver)

― 76 ―
7. Qué risa, Pepe falta

1. Evidentemente L = 1, C = 0.
2. Fijémonos en que B es la cifra final del cuadrado
de A. Ello excluye 0, 1, 5 y 6 como valores de A, ya que
sus respectivos cuadrados acaban en esa misma cifra.
3. Tanto T como A, multiplicados por el divisor dan
un producto de tres cifras en el que la primera es la
misma en ambos casos. Además, el producto de T tiene
las tres iguales.
4. Como P – B = B o 10 + P – B = B, podemos ver
qué valor de A es el válido.
Si A = 2, B = 4, P = 8, T = 9. Imposible, ya que no se
puede tener 888 como producto de T por el divisor.
Si A = 3, B = 2, P = 8, T = 6. Imposible por análoga
razón.
Si A = 4, B = 6, P = 2, T = 3, F = 7. Todo correcto.
Si A = 7, B = 9, P = 8, T = 4. Imposible.
Si A = 8, B = 4, P = 8, T = 6. Imposible.
Si A = 9, B = l, P = 2, T = 2. Imposible.
Comprobemos la solución,

9 9 2 2 7 4
7 4 1 3 4
2 5 2
2 2 2
3 0 2
2 9 6
6
(Volver)

― 77 ―
9. Variaciones sobre un mismo tema

Se trata de una variación del problema del doctor


Bronowski que admite fácilmente dos formas distintas
de solucionarlo, aparte de las otras dos que di en Cajón
da sastre matemático. Omitiré repetir las ya conocidas y
explicaré las dos nuevas, que son, además, las más rápi-
das en este caso, pues no requieren hacer más que lo que
indica el resultado empezando por la izquierda —en
cuyo caso dividiremos por 2— o por la derecha —mul-
tiplicando por 2—. Veámoslo.
1. a SOLUCION
Puesto que el número que resulta tras la transposición
comienza por un dos y es doble del primitivo, la primera
cifra de éste, y segunda del número modificado es un 1,
resultado de dividir la 1.a por 2. Ahora dividimos la 2.a
—un 1— por 2 y hallamos la tercera, que será un cero.
La cuarta resultará de dividir 10 por 2; un cinco, por
tanto. Seguimos así hasta que nos aparezca un 4, que ter-
mine la división, en cuyo caso habremos llegado al final,
ya que el número primitivo, que acababa en un 2, al mul-
tiplicarle por 2 debe acabar en 4. El lector puede hacer la
división iterada hasta hallar,
10526315789473684
que con un 2 añadido al final, es el número buscado.
2. a SOLUCION
Empezando por el final, que es un 2, iremos multipli-
cando hasta hallar un producto que empiece por 2. Así
diremos: dos por dos, cuatro. Esta es la última cifra del
número modificado y la penúltima del original. Dos por
cuatro nos da 8 para la siguiente cifra. Dos por ocho nos
da un 6 para la nueva cifra y una unidad de arrastre para

― 78 ―
el siguiente producto. Evidentemente el resultado es
ahora
210526315789473684
que, tras llevar el 2 a su posición original, da la misma
solución.
(Volver)

― 79 ―
11. Don Félix sigue apostando

Sí aceptó la apuesta, pues una vez más don Félix ha-


bía fallado. La probabilidad de que no coincidan dos
cumpleaños viene dada por la forma en que pueden ele-
girse días diferentes para los 22 participantes. Evidente-
mente para el primero hay 365 días entre los que elegir;
para el segundo 364; para el tercero 363... En total,
365 × 364 × 363 × … × 344
Este producto dividido por 36522 da la probabilidad a
favor de Arquímedes García. Su valor es
365 × 364 × … × 344
= 0,5243
36522
Si hubiesen estado presentes 23 personas, la probabi-
lidad sería 0,4927 y don Félix habría estado justificado
en hacer su apuesta.
(Volver)

― 80 ―
13. Celsius y Fahrenheit

Empecemos por TOP, que al tener sólo tres cifras, ha


de ser más fácil de hallar. Como las tres cifras son dife-
rentes, podemos escribir,
TOP = l,8C + 32
aunque puede que al final TOP haya de ir en la posición
de C, y una permutación diferente de TOP en el primer
miembro. Ello dependerá de que TOP sea una tempera-
tura en grados centígrados o en grados Fahrenheit. Pero
eso solamente lo sabremos cuando los valores que ob-
tengamos para sus letras los apliquemos a HOTS y
HEAT. Por el momento no cabe decidir, ya que siendo
distintas las tres letras de TOP es indiferente que vaya en
uno u otro miembro de la ecuación. Lo que conviene ad-
vertir es que C es TPO, PTO, POT, OTP u OPT, un nú-
mero, por tanto, de tres cifras.
Como 1,8 × C ha de ser entero, C llevará un 5 o un
cero como última cifra y el producto será múltiplo de 9,
lo que permite deducir:
TOP ≡ 32 (mód. 9)
De aquí sacamos la conclusión de que la suma de las
cifras de TOP ha de ser 5 o 14 (23 no puede ser, pues,
con un 5 para la última cifra de C, las otras dos habrían
de ser iguales a 9; supuesto a descartar ya que las tres
cifras son diferentes). Por otra parte, si tenemos en
cuenta que C viene multiplicado por 1,8, TOP ha de ser
próximo al doble de C. Veamos las combinaciones posi-
bles para C y TOP.

― 81 ―
C TOP
230 302, 320 (demasiado pequeños)
275 572, 527
365 635, 653
590 905, 950

De ellas, solamente 275 para C y 527 para TOP satis-


facen a la ecuación
TOP= l,8C + 32
Es decir,
527 = 1,8 × 275 + 32
Claro que igual podría ser,
PTO = 1,8 TOP + 32
que corresponde al caso de que TOP venga en grados
Celsius.
Todo quedará resuelto al aplicar los dos posibles pa-
res de valores para O y T al problema de HOTS.
Si TOP = 527 , T=5 , 0=2
Si TOP = 275 , T=2 , 0=7
Falta comprobar que para TOP = 527°F no hay solu-
ción con HOTS en grados centígrados y HEAT en Fah-
renheit. Así, como que tampoco hay solución para TOP
= 275°C. Para,
F = 1,8 H25S + 32
se necesita que S sea un cero, a fin de ser divisible por 5.
F –32 = 9 ; F = 5 (mód. 9)
lo que nos fija, H = 7; y el número 7250 para HOTS no
satisface la igualdad.
Por último vemos TOP = 275. Entonces, HOTS =
H725.
H725 = l,8C + 32

― 82 ―
H + S = 15 o 14
y no hay ninguna solución válida.
Con HOTS en grados centígrados la comprobación es
más rápida, ya que al ser S igual a 5 o a cero, el valor de
H queda inmediatamente determinado, pues ha de ser
cero o 5. De ellos el cero se descarta inmediatamente,
pues en H725 habría de ir en el primer lugar; con HOTS
igual a 5720 tampoco hay solución.
Por tanto,
HOTS = H25S
o
HOTS = H72S
Consideremos el primer caso:
H25S = l,8C + 32
H25S ≡ 32 (mód. 9)
luego
H + S = 7 o 16
Esto nos conduce a:
H=4 , S=3
H=3 , S=4
H=9 , S=7
Otros valores no se han tenido en cuenta por no poder
cumplir la condición:
HOTS = 2 × C
La solución para HOTS es:
HOTS = 4253 = 1,8 × 2345 + 32
Veamos si todo lo hallado nos encaja para HEAT. La
ecuación ha de ser:
F = 1,8 × 4EA5 + 32

― 83 ―
Como anteriormente: F = 9 + 5, que nos proporciona
los posibles valores,
E + A = 5 o 14
con
E=2 , A=3
E=3 , A=2
E=6 , A=8
E=8 , A=6
Hallando, finalmente:
F = 8465 = 1,8 × 4685 + 32
lo que da la solución al problema:
TOP = 527°F
HOTS = 4253°F
HEAT = 4685°C
(Volver)

― 84 ―
15. Criptograma sumativo

1. Como el arrastre máximo de una columna es 2, la


A solamente puede ser un uno o un dos. Si fuese un 2,
tendríamos R = 7, pero entonces la suma de la primera
columna de la derecha sería incorrecta. Con A=l, R = 3;
lo que es correcto. Tenemos así:

3 E N G 1
3 I E 3 1
3 I E G 1
1 1 3 U U 3

2. Fijándonos en la segunda columna, veamos qué


combinaciones son válidas para G y U. Pondremos tam-
bién el arrastre que resulta a fin de hacerlo intervenir en
la suma de la columna siguiente:

G U Arrastre
0 3 N.V. (no válida; el 3 es la R)
0 7 0
4 1 N.V. (el 1 es la A)
5 3 N.V. (el 3 es la R)
6 5 1
7 7 N.V.
8 9 1
9 1 N.V.

Las tres únicas posibilidades que quedan son:


G = 2 , U = 7 , Arrastre = 0
G = 6 , U = 5 , Arrastre = 1
G = 8 , U = 9 , Arrastre = 1
Veamos cada caso. Con G = 2, U = 7, arrastre = 0,
tenemos para N y E.

― 85 ―
┌ 7
2E + N = ┤ 17
└ 27

Formamos como antes una tabla, teniendo en cuenta


que N ha de ser impar.

N E Arrastre
5 6 1
9 4 1

La siguiente columna ha de sumar 23, a fin de que dé


dos unidades de arrastre para la última, ya que R = 3, y
3R + arrastre = 11. De las dos posibilidades, la segunda
de la tabla se descarta, pues exigiría que la I fuese tam-
bién un 9. Con N = 5, E = 6, hay solución,

3 6 5 2 1
3 8 6 3 1
3 8 6 2 1
1 1 3 7 7 3

Nos falta por ver los casos de G = 6, U = 5 y G = 8,


U = 9. En el primero tendríamos:
G = 6 , U = 5 . Arrastre = 1
┌ 5
2E + N + 1 = ┤ 15
└ 25

┌ 4
2E + N = ┤ 14
└ 24

― 86 ―
Formando una tabla como anteriormente, teniendo en
cuenta que N ha de ser par, resultan como posibles valo-
res:

N E Arrastre
0 2/7 0/1
4 0/5 0/1

Ahora, como 21+ E + arrastre = 23, tendríamos E = 7


o E = 5. Ambos casos se rechazan porque 23 menos el
arrastre, que es una unidad, y menos el valor de E, que
también es impar, daría un número impar, lo que es in-
compatible con un valor entero para I.
Sólo resta ver el caso: G = 8, U = 9, arrastre =1. Como
antes, N ha de ser par.

┌ 9
2E + N + 1 = ┤ 19
└ 29

┌ 8
2E + N = ┤ 18
└ 28

Y la tabla de valores posibles que resulta es:

N E Arrastre
0 4 0
4 2/7 0/1

Llevando el valor de E y el arrastre obtenido a la si-


guiente columna, que ha de sumar 23, se ve inmediata-
mente que ninguno es válido. En consecuencia, la solu-
ción única, es:

― 87 ―
3 6 5 2 1
3 8 6 3 1
3 8 6 2 1 (+)
1 1 3 7 7 3
(Volver)

― 88 ―
17. Si las alturas no le dan vértigo

Puesto que el área del triángulo es igual a la mitad del


producto de la altura por el lado opuesto, la longitud de
los lados es inversa a la de las alturas. Si formásemos un
triángulo tomando como lados las alturas conocidas, las
del nuevo triángulo serían directamente proporcionales
a los lados del triángulo que queremos construir. Una
vez construido este triángulo proporcional, no tendría-
mos más que prolongar el lado b hasta que la altura h'a
fuese igual a la ya dada, con lo que tendríamos que el
triángulo ABC sería el buscado.

La construcción indicada funcionará en muchos ca-


sos, pero no en todos. Porque las tres alturas dadas no
tienen por qué formar un triángulo. No hay más que pen-
sar en un triángulo isósceles, con el ángulo desigual muy
pequeño. Una de las alturas será mayor que la suma de
las otras dos.

― 89 ―
Se plantea, por tanto, la necesidad de hallar directa-
mente tres magnitudes inversamente proporcionales a
las alturas dadas, magnitudes que formarán un triángulo
semejante al original.

Si las alturas son ha, hb y hc, en el sentido descendente


de sus valores, podremos hallar tres magnitudes hc, x, ha
que les sean inversamente proporcionales, con tal de que
hb × x = ha × hc. La solución mediante regla y compás
consiste en trazar un círculo y en él una cuerda igual a ha
+ hc (la cuerda, para mayor comodidad, puede ser el diá-
metro). Desde el punto M, con radio hb trazaremos un

― 90 ―
arco que cortará al círculo en N, lo que nos determina la
cuerda NR. Como los triángulos PMR y MNQ son se-
mejantes, por tener iguales los tres ángulos, se verifica:
ha 𝑥
= o ha × hc = hb × 𝑥
hb hc
Ahora no tenemos más que trazar un triángulo con las
magnitudes hc, x, ha, procediendo al igual que dijimos
anteriormente para hallar el triángulo ABC, que solu-
ciona el problema.

(Volver)

― 91 ―
19. Cartones de bingo

Aunque a primera vista pueda parecer complicado, la


realidad es que el número de tarjetas diferentes vendrá
dado por el de las diferentes combinaciones distintas que
puedan formarse para la columna central, que es la que
15
menos opciones tiene. Estas serán: C ( ) = 1.365.
4
(Volver)

― 92 ―
21. Potencias de 10 expresadas con ochos

Veamos cómo se halla el desarrollo de 103. La posi-


ción del 8 con mayor valor ha de ser la de las centenas,
y como todas las cifras han de ser ochos podemos ir for-
mando la suma de izquierda a derecha, razonando como
sigue.
Al primer ocho habrá que sumarle dos unidades de
arrastre para que sumen 10. Luego en la columna si-
guiente (decenas) deberá haber el mayor número posible
de ochos inferior a veinte, es decir, dos. Como dos ochos
suman 16 necesitamos 4 unidades de arrastre de la co-
lumna de las unidades, luego ha de haber cinco ochos en
esta columna. En total habrá 5 ochos de las unidades, 2
de las decenas y 1 de las centenas, que dan un total de 8.
Claramente se sigue el razonamiento en la disposición
sumatoria:

8 8 8
8 8
8
8
8
1 0 0 0

Pasemos a ver cuál será la potencia siguiente, porque


en ésta hemos tenido mucha suerte de que precisamente
interviniesen 8 ochos. Ahora habrán de intervenir 88,
888, ... Es decir, un número tal de ochos que su suma sea
𝑛
⏞. . . 8.
de la forma 8
Empezamos viendo que en la suma la primera cifra
será un 8, en la segunda dos ochos —pues se quiere la
menor potencia de 10—. A partir de aquí, en la siguiente,

― 93 ―
en vez de 5 ochos pondremos solamente 4, y la columna
anterior habrá de sumar 80, para tener un arrastre de 8.
Pero como, lógicamente, no dará un total de ochos de la
𝑛
forma 8⏞. . . 8, pondremos un número de columnas inde-
finido con 9 ochos y una final a la derecha con 10, tal
como se indica.
𝑥
8 8 8 8 ⏞. . . 8
8 8
8 8 8 8 ... 8 8
8 8 8 ... 8 8
8 8 8 ... 8 8
9 8 8 ... 8 8
8 8 ... 8 8

Tenemos ahora, para el número total de ochos:


𝑛
⏞. . . 8
1 + 2 + 4 + 9x + 10 = 8
𝑛−2
⏞. . . 8
9x = 8
Como el miembro de la derecha ha de ser el menor
múltiplo de nueve, n – 2 = 8 y x = 987.654.319. La solu-
ción es, 1010, y el número total de ochos:
8.888.888.888
Se podría pensar que con el siguiente esquema tal vez
se hallase una solución más pequeña:

8 8 ┌ 8 … 8 8 ┐
│ : : │
14 ┤ : : ├ 15
│ : : │
└ 8 8 ┘
8

pero pronto vemos que es imposible, ya que

― 94 ―
𝑛
⏞. . . 8
1 + 1 + 15 + 14𝑥 = 8
𝑛−2
⏞. . . 8 71
14𝑥 = 8
y, evidentemente, un número impar no es divisible por
14.
(Volver)

― 95 ―
23. Rectángulos entrelazados

No es preciso mezclar a Pitágoras en este problema


elemental; el perímetro del triángulo es, precisamente, lo
que ha quedado excluido de la totalidad de los períme-
tros de los dos rectángulos. Por consiguiente, la solución
es:
Perímetro buscado = 2 × 12 – 3 = 21 m.
(Volver)

― 96 ―
24. Problemas sobre divisores
α α α
Sea el número: N = p1 1 × p2 2 × … pnn , según la
normal descomposición en factores primos p1, p2, … pn.
En tal caso el número de sus divisores viene dado por
(α1 + 1)(α2 + l)(α3 + 1) … (αn + l)
Esta fórmula se deduce fácilmente sin más que fijarse
en que cualquier divisor de N vendrá dado por un cierto
producto de los factores primos que lo componen. Estos
factores pueden entrar con cualquier exponente, desde
cero (lo que equivale a que el factor primo en cuestión
no interviene), hasta el α correspondiente. Por lo tanto,
p1 puede tomarse con (α1 +1) exponentes distintos, y
puede combinarse con p2 en (a2 + 1) potencias distintas,
y así sucesivamente para los demás factores; de donde se
desprende la fórmula.
Visto esto, si buscamos el menor número con 100 di-
visores habremos de descomponer 100 en factores pri-
mos y ver después las diversas maneras de combinarlos,
aplicándolos a los números primos más pequeños, para
hallar así el número buscado. Hagámoslo, con lo que
quedará claro.

100 =2×2×5×5
= 2 × 5 × 10
= 2 × 2 × 25
= 2 × 50
=4×5×5
= 4 × 25
= 5 × 20
= 10 × 10

― 97 ―
Aplicados estos exponentes (rebajados en una uni-
dad, de acuerdo con la fórmula) a los menores primos,
hallamos:
N1 = 24 × 34 × 5 × 7 = 45.360
N2 = 29 × 34 × 5 = 207.360
N3 = 224 × 3 × 5 = 251.658.240
N4 = 249 × 3 = 1,68885 × 1015
N5 = 24 × 34 × 53 = 162.000
N6 = 224 × 33 = 452.984.832
N7 = 219 × 34 = 42.467.328
N8 = 29 × 39= 10.077.696
De todos ellos el menor es, obviamente, el primero:
45.360.
(Volver)

― 98 ―
25. Haga uno fácil con Karpov

En el primer grupo hay m jugadores; en el segundo,


22 – m.
Número de partidas jugadas en el primer grupo: [m(m
– 1)]/2. En el segundo grupo: [(22 – m)(21 – m)]/2.
Podemos establecer la siguiente igualdad:
[m(m – l)]/2 + 21 = [(22 – m)(21 – m)]/2
42m = 420
m= 10
Como en el primer grupo hay 10 jugadores, cada uno
jugó 9 partidas. Luego, para Karpov, llamando x al nú-
mero de las partidas en que hizo tablas, tendremos:
0,5x + (9 – x) = 6,5
x=5
Karpov empató 5 partidas, que le dieron 2,5 puntos,
y ganó las 4 restantes.
(Volver)

― 99 ―
26. Grupo colegial

Sobra advertir que las permutaciones de las tres cifras


dan los 6 números que intervienen.
Fijémonos en que IAN no puede ser, pues al compar-
tir la N con KEN, éste no podría ser primo. Lo mismo
ocurre con BEN.
BOB y ROD también se descartan, pues guardan
exactamente las mismas relaciones con los otros chicos
de la banda y el problema sería indeterminado. Queda
por decidir si el sexto componente es VIC o PAT.
Con una tabla de números primos de tres cifras, en
seguida vemos que los únicos que pueden entrar en la
solución son los siguientes: 257, 263, 269, 431, 487, 523,
541, 827, 829, 853, 859. Los demás se descartan por una
de las tres razones: a) incluir un cero; b) repetir cifra; c)
existir otro número primo con las mismas cifras en dis-
tinto orden.
Si se tratase de VIC, la agrupación de los chicos con
cifras comunes sería así:
(TOM, SAM, TIM), (VIC, TIM), (BOB, TOM), (KEN)
ello excluye los primos con dos cifras, ya que en tal caso
habría cuatro chicos con un factor común. Hay que ana-
lizar solamente 257, 431, 523, 541, 853, 859.
Para cada uno de ellos tenemos los cinco números
con las mismas cifras, descompuestos en factores, que
indicamos a continuación:

257 = primo 431 = primo


527 = 17 × 31 341 = 11 × 31
572 = 22 × 143 134 = 2 × 67
752 = 24 × 97 314 = 2 × 157
275 = 52 × 11 143 = 11 × 13
725 = 52 × 29 413 = 7 × 59

― 100 ―
523 = primo 541 = primo
253 = 11 × 23 451 = 11 × 41
352 = 25 × 11 145 = 5 × 29
532 = 22 × 133 415 = 5 × 83
235 = 5 × 47 154 = 2 × 76
325 = 52 × 13 514 = 2 × 257

853 = primo 859 = primo


583 = 11 × 53 589 = 19 × 31
358 = 2 × 179 598 = 2 × 13 × 23
538 = 2 × 269 958 = 2 × 479
385 = 5 × 7 × 11 985 = 5 × 197
835 = 5 × 167 895 = 5 × 179

De todos estos seis grupos ninguno cumple las con-


diciones requeridas. Por lo tanto, el sexto chico del grupo
ha de ser PAT. En este caso los grupos con factor común
son:
(TOM, SAM, TIM, PAT), (TOM, BOB), (KEN)
Haciendo la misma descomposición para los primos
con dos números pares, es claro que cuatro —aquellos
acabados en cifra par— tendrán un factor común. El
resto de las condiciones sólo se cumplen para el número
primo 269 y los números que de él se forman mediante
permutación; a saber:

269 = primo
629 = 37 × 17
962 = 2 × 13 × 37
692 = 22 × 173
296 = 22 × 37
926 = 2 × 463

― 101 ―
Inmediatamente vemos que el número de BOB es el
629, que comparte un factor común con TOM, cuyo nú-
mero es el 962.
La respuesta a la pregunta inicial es, por tanto: el
sexto componente es PAT y el número de BOB es el 629.
(Volver)

― 102 ―
27. Suma, divide y la terminación no cambia

Puesto que tras sumar una unidad y dividir por dos


hemos de obtener la terminación inicial, ésta ha de ser
impar, y forzosamente en uno, ya que las restantes cifras
impares dan terminaciones distintas. (El tres daría 2 o 7;
el 5 daría 3 u 8; el 7 daría 4 o 9; el 9 daría 0 o 5.)
Ahora ya no hay más que tomar la correspondiente
potencia de 2 —es decir, 210— y multiplicarla por 10
para que nos dé las cifras del número a partir de las de-
cenas. Este número, sumándole una unidad, es el bus-
cado.
N = 210 × 10 + 1 = 10.241
Si no se hubiese puesto la condición de ser el menor
número, fácilmente podríamos hallar otros. Por ejemplo:
100.000.000.001
(Volver)

― 103 ―
29. De la última hornada de criptogramas

1. Como la D más el arrastre de la columna anterior


—que no puede ser mayor de una unidad— ha de dar 10,
ya que si no habría de ser E = L, tenemos:
D = 9, O = 0, E + 1 = L
2. De la primera columna de la derecha:
9 + T = 10 + N ; T=N+1
Esto implica R + 2N + 2=10 o 20.
3. A + E + arrastre = 9.
2W = 10 + N (ya que debe dar arrastre)
4. En virtud de la última igualdad tenemos como ca-
sos posibles:
W = 6, N = 2, T = 3, R = 4, E = 7, L = 8, A = 1 (co-
rrecto)
W = 7, N = 4, T = 5, R = 0 (imposible)
W = 8, N = 6, T = 7, R = 6 (imposible)
Luego la solución, única, es:

7 9 6 1 4 9
6 7 2 3
3 0
8 0 2 9 0 2
(Volver)

― 104 ―
30. Tres círculos entrelazados

Indudablemente el problema se resuelve fácilmente


procediendo a calcular el valor del área, lo que no es di-
fícil, teniendo en cuenta que el arco de circulo es de 60°.

πR2 √3 2 √3 2 πR2 √3 2
S=( − R )3 + R = − R
6 4 4 2 2
R2
= (π − √3)
2
Comparemos esta área con (πR2)/4, que es la cuarta
parte del círculo, y veremos que es menor, ya que
πR2 R2
> (π − √3)
4 2
pues simplificando da:
2√3 > π o 3,46 > 3,14
lo que es cierto.
Sin embargo, el problema tiene una solución muy ori-
ginal, sin necesidad de hacer cálculo alguno.
Para ello no hay más que seguir trazando círculos al-
rededor de uno de ellos, tal como la figura indica mejor
que cualquier explicación.
Ahora vemos que, en total, el círculo central com-
prende 12 husos y 6 triángulos curvilíneos, tales como
los marcados con A y B en la figura. Un cuarto de círculo

― 105 ―
incluye, por tanto, 3 husos y 1,5 triángulos curvilíneos,
mientras la figura cuya área se ha de determinar com-
prende solamente 3 husos y 1 triángulo curvilíneo; luego
ésta es menor que la cuarta parte del círculo.

(Volver)

― 106 ―
31. Variación del problema 27

En este caso la solución es más sencilla, especial-


mente si tenemos en cuenta lo que ya hemos aprendido
en el problema anterior. La última vez deberá dar 2, ya
que se quiere que sea el menor número. No tenemos más
que proceder hacia atrás deshaciendo las operaciones, es
decir, tendremos llamando xn y xn–1 a dos números suce-
sivos en la operación,
xn = 2xn–1 – 1
Hallamos así:
2, 3, 5, 9, 17, 33, 65, 129, 257, 513, 1025, 2049
La solución es, por tanto, 2049.
Conviene advertir que partir de 1 resulta imposible,
pues daría siempre 1.
(2 × 1)/2 – 1 = 1
(Volver)

― 107 ―
33. Zeus es mía

1. Evidentemente, A = 1.
2. De la primera sustracción parcial, E = 2.
3. Como el producto de M por el cociente tiene tres
cifras, esta letra solamente puede ser un 3 o un 4 (el 1 y
el 2 están ya asignados). Pero como el producto es impar
—acaba en 1— solamente puede ser 3, lo que determina
asimismo el valor de S, que es 7.
4. Ahora, lo demás es inmediato: Z = 9, U = 0 e I =
4. Y la solución completa:

9 2 0 7 2 7
8 1 3 4 1
1 1 0
1 0 8
2 7
2 7
(Volver)

― 108 ―
35. Una ligera variación del problema 15

A ha de ser 2 o 1. Pero no puede ser 2 porque ello


requeriría R = 7 y de la 1.a columna de la derecha vemos
que es imposible.
Tenemos pues, A = 1, R = 3, y la suma ahora está así:
3 U E G 1
3 I E 3 1
3 I E G 1
1 1 3 F F 3
Veamos las combinaciones posibles para G y F:
G F
0 3 imposible (el 3 está ya utilizado)
2 7 3E = 27, E = 9, correcto
4 1 imposible
5 3 imposible
6 5 3E + 1 = 25, E = 8, correcto
7 7 imposible
8 9 3E –1 – 1 = 19, E = 6, correcto
9 1 imposible

Hemos de analizar los tres casos posibles:


G = 2, F = 7, E = 9
G = 6, F = 5, E = 8
G = 8, F = 9, E = 6
Empecemos con G = 8, F = 9, E = 6:

3 U 6 8 1
3 I 6 3 1
3 I 6 8 1
1 1 3 9 9 3

― 109 ―
Como las cifras disponibles son 0, 2, 4, 5 y 7 no hay
combinación que dé una suma de 23 (con una unidad de
arrastre).
Veamos G = 6, F = 5, E = 8:

3 U 8 6 1
3 I 8 3 1
3 I 8 6 1
1 1 3 5 5 3
Las cifras disponibles son 0, 2, 4, 7 y 9 con las cuales
no se puede conseguir la suma de 23 (teniendo en cuenta
las dos unidades de arrastre).
Finalmente, con G = 2, F = 7 y E = 9 obtenemos U =
5, I = 8. El resultado final es así:

3 5 9 2 1
3 8 9 3 1
3 8 9 2 1
1 1 3 7 7 3
(Volver)

― 110 ―
36. El cuadrado desaparecido

El problema es una variación mejorada del n.° 22 que


apareció en El discreto encanto de las matemáticas. Hay
muchas otras que se han utilizado con éxito en juegos de
magia. El secreto está en que las figuras no son correctas.
Realmente, según se aprecia en la que damos a continua-
ción, podemos, al separar las piezas, dar el corte vertical
por AB, en cuyo caso las alturas de las piezas D y E son
exactas, pero la anchura horizontal de la D queda redu-
cida, o darlo por MN, en cuyo caso lo que se reduce es
la altura de ambas piezas, D y E. Las dos figuras últimas
indican donde queda el hueco al recomponer las piezas,
según se corte por AB o por MN.
Visualmente es difícil apreciar esta ligera incorrec-
ción, especialmente si el corte lo hacemos por MN, ya
que el área perdida se difunde en una franja más larga y
estrecha, y de aquí el éxito en su aplicación al mundo del
espectáculo.

― 111 ―
(Volver)

― 112 ―
38. Atalo (como casi siempre, en inglés)

1. T es distinta de 1, luego T × E solamente puede ser:


impar × 5, o 6 × par.
2. Como V + R = V, R = 0. Esto nos fija que si E vale
5, I es par; si E es par, I vale 5.
3. Teniendo en cuenta que los productos parciales de
T e I tienen igual número de cifras y la primera es la
misma para ambos, vemos que solamente caben dos po-
sibilidades para el caso E = 5:
T=3,S=1,1=4
T=7,S=5,1=6
Es fácil comprobar que ninguna es correcta. Por
tanto, E es par e I = 5.
4. El problema queda resuelto, puesto que, según vi-
mos al comienzo, en este caso T = 6. Y ya podemos ter-
minar la multiplicación, que requiere E = 8:

6 5 8
5 6
3 9 4 8
3 2 9 0
3 6 8 4 8
(Volver)

― 113 ―
39. De gran efecto

Hemos quitado 4 cartas del paquete, las 3 elegidas


por el participante y la elegida por nosotros; quedan 48.
Las tres cartas más sus complementos a 15 suman 45,
luego al descontar este número habremos dejado tres en
la baraja, y la última que sequemos será la 4.a contando
por abajo. Fijémonos que siempre descontamos 45, por-
que quitaremos primero las necesarias para complemen-
tar a 15 cada una de las que se eligieron, y luego se qui-
tará la suma de las elegidas, que es lo que falta para hacer
45.
Por otra parte, si el juego va a repetirse y no se quiere
dejar siempre tres cartas en la cuenta final, cabe sumar
hasta 14, por ejemplo, en vez de 15. En tal caso, en vez
de fijarnos en la carta que ocupa el cuarto lugar por abajo
tendremos que fijarnos en la séptima.
(Volver)

― 114 ―
41. Veamos cómo está su lógica

Evidentemente la E. (Había de ser una vocal.) Tras la


inserción resulta:
Clemente es el demente de enfrente
(Volver)

― 115 ―
42. Un nueve y un tres solamente

1. En la segunda resta parcial, la primera cifra del mi-


nuendo ha de ser un uno.
2. Por consiguiente, para que la primera resta parcial
dé uno como resto, se precisa que sea

1 0 0 0
9 9 9
1

3. El cociente solamente puede ser 999, 333 o 111.


Pero teniendo en cuenta que la 3.a y la 4.a restas parciales
tienen sustraendos de cuatro cifras, la opción 111 queda
descartada.
4. Por último, como en la tercera división parcial, con
el minuendo empezando por 3 y acabando por 9, da un
resto de una sola cifra, hemos de descartar el 333, ya que
333 × 9 = 2997, que restado de 3009 (menor número em-
pezando por 3 y acabando por 9) da 12, con dos cifras.
Ahora ya podemos rehacer la división, con 999 en el
divisor
1 0 0 0 0 3 8 9 9 9 9 9
9 9 9 1 0 0 1 0 4 , 0 0 3
1 0 3 8
9 9 9
3 9 9 9
3 9 9 6
3 0 0 0
2 9 9 7
3
(Volver)

― 116 ―
44. Problema espacial

Llamando m a la masa del cohete, M a la de la Tierra,


G a la constante universal de gravitación y r a la distancia
desde el cohete al centro de la Tierra, podemos escribir
que la fuerza de atracción es igual a la masa del cohete
por la aceleración
d2 r Mm
m 2 = −G 2
dt r
Si hacemos r igual al radio de la Tierra, R, tenemos
d2 r GM
2
= −g = − 2
dt R
en donde g es el valor de la gravedad en la superficie
terrestre (g = 9,81 m/s2). Ahora podemos eliminar G, ya
que
gR2
G=
M
La ecuación queda así
d2 r gR2
= −
dt 2 r2
Ahora solamente necesitamos integrar esta ecuación
entre ∞ y R, lo que nos dará la velocidad que adquiriría
en la superficie terrestre un cohete proveniente de una
distancia infinita, con velocidad inicial cero. Esta velo-
cidad, con signo contrario, será evidentemente la de es-
cape.
Para llevar a cabo la integración podemos notar que
d dr 2 dr d2 r 2gR2 dr
( ) =2 = −
dt dt dt dt 2 r 2 dt
lo que nos permite integrarla

― 117 ―
R
dr 2 2gR2
( ) =[ ] = −2gR
dt r ∞
Y la velocidad de escape —de dirección contraria—
valdrá
Ve = √(2gR) = √(2 × 9 × 81 × 6.366.197) = 11.176 m/s
= 40.233 km/h.
(Volver)

― 118 ―
47. A ojo de buen cubero

Para que su dinero se le duplique en dos años, a un


interés del x% se ha de cumplir la condición
𝑥 𝑛
(1 + ) =2
100
Tomando logaritmos naturales
𝑥
𝑛L (1 + ) = L × 2 = 0,693
100
Podemos desarrollar en serie la expresión L(1 +
x/100)
𝑥 𝑥 1 𝑥2
L (1 + )≃ − +⋯
100 100 2 1002
Tomando el primer término únicamente, ya que x/100
<1
n(x/100) = 0,693
n = 69,3/x
Ahora bien, la fórmula de Fischer es algo diferente,
resultado de comparar los resultados con los que se ob-
tienen haciendo el cálculo exacto, según indica la si-
guiente tabla, en la que damos también el de Fischer.
Años que se
precisan para
duplicar el Valor según Valor según
Interés dinero 69,3/x 72/x
1 69,7 69,3 72
2 35 34,7 36
3 23,5 23,1 24
4 17,7 17,3 18
5 14,2 13,7 14,4
6 11,9 11,6 12

― 119 ―
7 10,3 9,9 10,3
8 9 8,7 9
9 8 7,7 8
10 7,3 6,9 7,2
11 6,6 6,3 6,5
12 6,1 5,8 6
13 5,7 5,3 5,5
14 5,3 5,0 5,1
15 5,0 4,6 4,8

Como vemos, para los valores más usuales hoy día,


resulta algo más conveniente utilizar 72/x.
(Volver)

― 120 ―
49. Múltiplos de 11, de diez cifras diferentes

En este problema hay que notar que como la diferen-


cia entre las sumas que ocupan los lugares pares y las
que ocupan los lugares impares ha de ser múltiplo de 11,
solamente cabe que unas sumen 28 y las otras 45, con lo
que la diferencia es 11. No cabe que la diferencia sea 22,
porque 45 menos 22 es impar y no podría distribuirse por
igual entre ambas partes a fin de tener una diferencia de
22. Por último, tampoco puede ser 33 la diferencia, por-
que las 5 cifras menores dan una suma superior a 6, que
es la mitad de la diferencia entre 45 y 33.
Visto lo anterior, hemos de hallar todas las combina-
ciones de cinco cifras diferentes que sumen 17. Son es-
tas:

0+1+2+5+9
0+1+2+6+8
0+1+3+4+9
0+1+3+5+8
0+1+3+6+7
0+1+4+5+7
0+2+3+4+8
0+2+3+5+7
0+2+4+5+6
1+2+3+4+7
1+2+3+5+6

En total son 11 posibles elecciones. Ahora bien, en el


caso en que se admite que el cero puede ir a la izquierda,
cada uno de estos grupos de cifras da lugar a 5! posibles
ordenaciones, y como las 5 cifras restantes que irán en

― 121 ―
los lugares pares/impares, si éstas van en los impares/pa-
res, dan lugar a otras tantas combinaciones, tendremos
en total para cada grupo:
5! × 5! = (5!)2
Como hay 11 grupos, hemos de multiplicar por 11.
Pero además el grupo de cifras que suman 17 puede ir en
los lugares pares o en los impares, lo que nos da un
nuevo factor 2. En total:
2 × 11 × (5!)2 = 316.800
Si el cero no puede ir a la izquierda ya no podemos
multiplicar por 2, sino que hemos de distinguir la mitad
de los casos en que el grupo de cifras que incluye el cero
ocupa los lugares impares de cuando ocupa los pares. En
un caso el número de combinaciones será, como antes
11 × (5!)2
mientras que en el otro, cuando el grupo de cifras que
suman 17 ocupan los lugares pares empezando a contar
por la derecha, será
11 × 4 × 4! × 5!
ya que para el primer lugar de la izquierda hay solamente
4 elecciones, a saber, las cifras distintas de cero. El total
en este segundo caso resulta, por tanto:
11 × (5!)2 + 11 × 4 × 4! × 5! = 285.120
(Volver)

― 122 ―
50. Un problema de física sencillo y muy actual

Llamando x al radio de la órbita geoestacionaria, se


cumplirá, como para cualquiera otra, que la aceleración
centrífuga será igual a la aceleración de la gravedad para
dicho radio.
𝑣 2 GM
= 2 (1)
𝑥 𝑥
donde G = constante de gravitación universal.
Por otra parte, en la superficie de la Tierra,
GM
g= 2
R
donde R = radio de la Tierra, g = 9,81 m/s2.
El radio de la Tierra vale:
40 × 106
R= = 6.366 km

Podemos despejar el valor de G,
2
40 × 106 9,81
G=( ) ×
2π M
Sustituiremos ahora este valor en la igualdad (1), con
lo que se eliminará el valor de M, masa de la tierra,
𝑣 2 gR2 M
= (2)
𝑥 M 𝑥2
Finalmente, para que el satélite conserve la misma
posición respecto a la Tierra, ha de describir una órbita
en 24 horas. La velocidad angular ha de ser, por tanto,
2π 2π
ω= =
T 24.360
Como
v=ω×x

― 123 ―
sustituiremos el valor de ω y despejaremos el valor de x
de la ecuación (2)
2
40 × 106
9,81 × ( 2π )
𝑥3 = 2 = 7,52 × 1022 m3

(24 × 3.600)

x = 42.205 km
Restando ahora el radio de la Tierra, que vale 6.366
km, obtenemos,
h = distancia a que está la órbita = x – R = 35.839 km
(Volver)

― 124 ―
51. Cuatro telares

Puesto que 7 y 8 horas son los tiempos mínimo y má-


ximo por telar, el valor medio de los cuatro telares estará
comprendido entre
3×7+8
= 7,25 horas
4
caso éste en que tres de los telares son tan rápidos como
el que más, y
3×8+7
= 7,75 horas
4
caso en que tres de los telares son tan lentos como el que
más lo es.
Por consiguiente, el valor 7,2 no es posible.
(Volver)

― 125 ―
52. Curiosidad histórica

Este es un problema lógico, no matemático. Puesto


que estoy mencionando un hecho curioso, esto es, que
de los 5 primeros presidentes 3 muriesen en la misma
fecha, es claro que uno de ellos ha de ser Monroe, pues
en caso contrario hubiese dado como curiosidad que, de
los cuatro primeros presidentes, tres habían muerto en la
misma fecha.
En efecto, Adams, Jefferson y Monroe murieron el 4
de julio; Adams y Jefferson del 1826, y Monroe del
1831.
(Volver)

― 126 ―
53. Palilleando, palilleando

La figura, para que quede igual pero vista desde el


lado opuesto, requerirá cambiar aquellos palillos que no
presentan simetría alguna, es decir, los marcados con 1
y 2.

Retirando dos pali-


llos la figura es simé-
trica.

Colocándolos al revés de como estaban, la


casa cambia de orientación.
(Volver)

― 127 ―
54. Otra división críptica

Aunque al primer intento puede parecer difícil, no lo


es si nos fijamos en que r = t – 1, y el producto t × mr es,
por tanto, un número que comienza por una cifra inferior
en una unidad a ttp.
Así, si t = 9, el producto 9 × m8 no podría empezar
por 8, aun haciendo m = 7, que es el mayor valor dispo-
nible.
Si t = 8; 8 × m7 = 8 × 97 = 776, no nos vale porque
habría de ser h = r = 7. Con m = 6, resulta demasiado
pequeño el producto.
Si t = 7; 7 × 96 = 672, imposible porque sea necesi-
taría h = t = 7. Para 7 × 86 = 602 no vale porque el cero
es la k según se ve de la segunda resta parcial, en donde
b – d = k.
Si t = 6, sería r = 5, y como 6 × 5 acaba en cero, ello
es imposible pues se precisaría x = k.
Si t = 5, r = 4, y se desecha por igual razón.
Si t = 4, r = 3, m puede ser 8 o 9. El primer caso se
descarta pues 4 × 83 = 332, y ello no encaja con el pro-
ducto, que tiene todas sus cifras distintas. Con el 9 todo
es correcto.

4 4 p b a 9 3
3 7 2 4 7 9
7 4 1
6 5 1
9 0 a
8 3 7
7 1

Como vemos p = 6, b = 1, a = 8 terminan el problema,


que queda así

― 128 ―
4 4 6 1 8 9 3
3 7 2 4 7 9
7 4 1
6 5 1
9 0 8
8 3 7
7 1

Finalmente, para ver que la solución es única nos


falta verificar los casos t = 3 y t = 2.
Si t = 3 podríamos tener m × r = 92, 82 o 72. En el
primer caso 276 restado de 33p no puede dar 7 en la pri-
mera cifra. En el segundo caso 246 no puede dar 4 como
primera cifra al restarlo de 33p. Y lo mismo pasa con
216.
Con t = 2, r = 1 y el primer producto parcial habría de
terminar en t, no en x.
(Volver)

― 129 ―
55. Otro más de J. A. H. Hunter

1. Evidentemente O = 1.
2. Como el producto de N por T acaba en N, y T no
puede ser un 1, T ha de ser un 6 y N < 5 para que su
producto por G —que ha de ser al menos un 2— tenga
solamente tres cifras.
3. N podría ser un 4 o un 2. El 4 se descarta porque
su producto por T sería 24, y con un arrastre de 2 unida-
des la O no podría ser un 1. Por tanto, N = 2, T = 6.
4. E ha de ser cero, ya que sumada con R ha de dar R
(sin arrastre).
5. Finalmente G no puede ser 1 ni 2, por estar ya asig-
nados. Tampoco puede ser un 3, porque la R habría de
ser un 6 —utilizado para la T—. Como no puede ser 5 o
mayor, porque el producto tendría una cifra más de las
necesarias, es, forzosamente, 4.

4 0 6
× 1 2
8 1 2
4 0 6
4 8 7 2
(Volver)

― 130 ―
56. Magia potagia

Tras la primera recogida, la carta buscada quedará en


la columna central, en la misma posición que tuviese en
la suya inicialmente. Por tanto, tendrá siete cartas de la
primera columna delante de ella, más las correspondien-
tes de su columna; es decir, que al repartirlas nueva-
mente en tres montones ocupará uno de los lugares que
van del 8 al 14, ambos incluidos.
Primer Segundo Tercer
montón montón montón
1 2 3
4 5 6
7 8 9
10 11 12
13 14 15
16 17 18
19 20 21

Al recoger de nuevo las cartas, el número en que esté


la elegida irá a parar al correspondiente según la tabla
siguiente:

9 → 12
9 → 12
10 → 11
11 → 11
12 → 11
13 → 10
14 → 10

Conviene observar que las cartas que están a la


misma altura en los montones —por ejemplo, 8 y 9—

― 131 ―
dan el mismo lugar en la tabla de correspondencia por-
que si 8 es la elegida el segundo montón se recogerá en
segundo lugar, pero si es la 9, es el tercer montón el que
se recogerá en segundo lugar.
Finalmente, en la vez siguiente es claro que la carta
elegida irá al lugar undécimo, ya que los lugares 10, 11
y 12 son equivalentes según lo dicho.
(Volver)

― 132 ―
57. Magia potagia embarullada

Empecemos por fijarnos en que tras recoger las cartas


y darlas de nuevo, la que ocupa una cierta posición podrá
provenir de tres formas diferentes de recoger las cartas.
Por ejemplo,

1 2 3 19 16 13

4 5 6 10 7 4

7 8 9 1 20 17

10 11 12 14 11 8

13 14 15 5 2 21

16 17 18 18 15 12

19 20 21 9 6 3

en la figura de la izquierda vemos las cartas que aparecen


en las 21 posiciones por primera vez. Si las recogemos
en el orden: 1.a columna, 2.a columna, 3.a columna, al
darlas de nuevo quedarán como en el esquema de la de-
recha. Pero cualquier carta, pongamos por caso la que
tras el nuevo reparto ha caído en el lugar 6, que es la 4,
podría provenir igualmente del lugar 5 o del 6, si hubié-
semos recogido en primer lugar la columna 2 o la co-
lumna 3. En consecuencia, vemos que cada carta puede
provenir de uno cualquiera de tres lugares previos, y po-
demos levantar una tabla en la que figuren a la izquierda
las 21 posiciones y, a la derecha, las tres posiciones pre-
vias desde las cuales se puede llegar a cada una de las

― 133 ―
correspondientes de la izquierda. Esto parece un traba-
lenguas, pero resultan ineludibles las repeticiones si se
quieren evitar confusiones.

1 19, 20, 21
2 16, 17, 18
3 13, 14, 15
4 10, 11, 12
5 7, 8, 9
6 4, 5, 6
7 1, 2, 3
8 19, 20, 21
9 16, 17, 18
10 13, 14, 15
11 10, 11, 12
12 7, 8, 9
13 4, 5, 6
14 1, 2, 3
15 19, 20, 21
16 16, 17, 18
17 13, 14, 15
18 10, 11, 12
19 7, 8, 9
20 4, 5, 6
21 1, 2, 3

― 134 ―
Ahora fijémonos en que en el problema intervienen
tres posiciones: la de la carta elegida, la que es mitad de
la elegida y la que es doble de ella. Por tanto, sólo caben
cinco posibles casos:
1, 2, 4
2, 4, 8
3, 6, 12
4, 8, 16
5, 10, 20

Haciendo uso de la tabla que hemos dado anterior-


mente y notando que la posición doble acaba en el
mismo lugar, podemos establecer para cada caso un ár-
bol de procedencia, empezando por la posición final. Por
ejemplo:

― 135 ―
Es decir, que la posición 4 solamente puede alcan-
zarse, partiendo de esa misma posición, siguiendo el ca-
mino 4 - 13 - 10 - 4. Igual se hace para los cuatro casos
restantes, que dan:

8 - 5 - 20 - 8
12 - 18 - 9 - 12
16 - 16 - 16 - 16
20 - 8 - 5 - 20

Ahora, ya sólo falta ver si en alguno de estos casos, y


teniendo en cuenta las dos posibles alternativas que se
producen al dejar una columna fijada —la que lleva la
carta 4, 8, 12, 16 o 20— se puede obtener que las cartas
que terminan en los lugares 10 y 11 provengan de los
lugares x y x/2, llamando x al lugar de la carta elegida
inicialmente. El lector no tendrá dificultad en comprobar
que el caso buscado es el que corresponde a la combina-
ción 20 - 8 - 5 - 20, según el esquema siguiente:
1 2 3 19 16 13 6 15 2 13 8 3
4 5 6 10 7 4 11 20 7 1 18 7
7 8 9 1 20 17 16 9 18 2 17 12
10 11 12 14 11 8 5 14 1 10 5 16
13 14 15 5 2 21 10 19 3 11 6 4
16 17 18 18 15 12 12 21 8 21 19 14
19 20 21 9 6 3 17 4 13 9 20 15

Y la carta elegida fue la 10.


(Volver)

― 136 ―
58. Si es usted congruente

Podemos escribir
𝑥 = 2𝑝 = 7̇ + 6
y para que se cumpla la igualdad, 7̇ ha de ser un múltiplo
par de 7, o lo que es lo mismo, múltiplo de 14. Por con-
siguiente, 6 más el número que le sumemos ha de ser
múltiplo de 14. Ello se cumple con 8 como sumando.
(Volver)

― 137 ―
59. Comprobación del teorema de Pitágoras

El secreto radica en que el ángulo a es recto y forma


una esquina del nuevo cuadrado.

(Volver)

― 138 ―
60. Magia y matemáticas

El mago simula que está distinguiendo las que están


boca arriba de las que están boca abajo, pero en realidad
se limita a dar la vuelta al montón completo con lo que
se cumplirá lo dicho. Es el caso de la jarra con agua y la
jarra con vino; al final de las manipulaciones, si la can-
tidad de líquido en cada jarra es el mismo que inicial-
mente el vino que falta de la jarra llena con este líquido
inicialmente, ha de aparecer en la jarra que sólo tenía
agua al comienzo. Aquí las dos jarras son los dos paque-
tes. Si el de 20 cartas tiene n boca arriba, el resto de la
baraja tiene 20 – n; luego, dando la vuelta a las 20, que-
dará igualado el número de las cartas vueltas.
Una advertencia al lector: En realidad se puede dis-
tinguir por el tacto si una carta está boca abajo o boca
arriba. Al menos en el paquete de cartas con el que lo
ensayé; pero esto es puramente anecdótico.
(Volver)

― 139 ―
61. Admisiones escolares

Llamemos x, y, z, w al número de niños de edades 2,


3, 5 y 7 años, respectivamente. Las condiciones del
enunciado del problema nos permiten escribir:

x + y + z + w = 25 (1)
2x + 3y + 5z + 7w = 100 (2)
x, y, z, w > 0 (3)
z>y (4)
x < 10 (5)

Despejando el valor de w en la ecuación (1) y susti-


tuyéndolo en la (2) obtenemos:
5x + 4y + 2z = 75

Como x ha de ser menor que 10 e impar, dado que el


segundo miembro de la ecuación lo es, hemos de probar
para x los valores 1, 3, 5, 7 y 9.

x=1
4y + 2z = 70
No hay solución válida, ya que para y = 11, z = 13 y
se precisaría w = 0, en contra de la condición (3). Si dis-
minuimos el valor de z, resulta y > z, no cumpliéndose
(4).

x=3
4y + 2z = 60
y = 10 z = 10 no válida por (4)
y=9 z = 12 w = 1 correcto
y=8 z = 14 w = 0 no válida

― 140 ―
x=5
4y + 2z = 50
y=8 z=9 w = 3 correcto
y=7 z = 11 w = 2 correcto
y=6 z = 13 w = 1 correcto
x=7
4y + 2z = 40
y=6 z=8 w = 4 correcto
y=5 z = 10 w = 3 correcto
y=4 z = 12 w = 2 correcto
y=3 z = 14 w = 1 correcto
x=9
4y + 2z = 30
y=4 z=7 w = 5 correcto
y=3 z=9 w = 4 correcto
y=2 z = 11 w = 3 correcto
y=1 z = 13 w = 1 correcto

Finalmente, como sabiendo el valor de x podríamos


decir la distribución de las edades, quiere decirse que x
= 3, ya que para los demás valores de x o no hay solución
o hay varias, caso este último en que sabiendo el valor
de x no podríamos decir cuál fuese la solución.
Así el reparto de las edades es:

niños de 2 años = 3
niños de 3 años = 9
niños de 5 años = 12
niños de 7 años = 1

Comprobación:
2 × 3 + 3 × 9 + 5 × 12 + 7 × 1 = 6 + 27 + 60 + 7 = 100
(Volver)

― 141 ―
63. El producto de tres números naturales
consecutivos

De los tres números consecutivos uno será siempre


par y otro múltiplo de 3; por tanto x es siempre múltiplo
de 6 (y de 3, claro). De 4, puede o no serlo.
(Volver)

― 142 ―
65. Forma de trazar (aproximadamente) una espiral

Empecemos por hacer un doblez en el papel a fin de


marcar una línea. A partir de dos puntos próximos en
ella, A y B, trazaremos semicírculos alternativamente
desde uno y otro, cuidando que los extremos coincidan
perfectamente. El resultado, aunque no una espiral co-
rrecta, tendrá una apariencia muy semejante, como po-
demos ver en la figura.

(Volver)

― 143 ―
67. Cuestión de edades

Llamando y a la cifra de las decenas del marido, y x


a la de las unidades:
1
10y + x − 10x − y = (11y + 11x) = x + y
11
8y = 10x
Ahora bien, siendo el segundo miembro múltiplo de 10,
la única posibilidad para y es cinco, en cuyo caso x = 4.
Las edades son: 54 y 45.
(Volver)

― 144 ―
69. El trazado de la línea telegráfica

Ninguno, según podemos ver en el dibujo. Aunque la


separación de los pies de los postes es mayor en la línea
que monta por la colina, la distancia entre postes, que
viene dada por la perpendicular común a cada dos de
ellos, es la misma.1

(Volver)

1
Creo que esta solución es tramposa. Según entiendo, el enunciado establece
que, en el trayecto más largo, los postes también están separados 50 m, por lo
que la solución es una regla de 3 simple:
5 km 100 postes 4,5 × 100
= ; 𝑥= = 90 postes
4,5 km 𝑥 5

― 145 ―
70. Tangram

La disposición de las piezas en uno y otro caso es la


que se indica.

El lector puede entretenerse en ver dónde se com-


pensa, en la segunda figura, el área correspondiente al
pie de la primera.
(Volver)

― 146 ―
73. Una definición excesiva de Martin Gardner

Empecemos por establecer una tabla de verdad.

Color del pelo


Nombres blanco rubio castaño
Blanco NO NO SI
Rubio SI NO NO
Castaño NO SI NO

Puesto que ninguno tiene el pelo del color que corres-


ponde a su apellido, colocaremos un NO en las tres casi-
llas de la diagonal, como se ha indicado.
Por otra parte, la persona que se apellida Blanco no
puede tener el pelo rubio, según se desprende de la se-
gunda y tercera afirmaciones, luego lo ha de tener cas-
taño. Ello nos fija un SI en la tercera casilla de la primera
línea horizontal, lo que soluciona el problema, pues, evi-
dentemente, da un NO para la segunda casilla de la
misma fila, e igualmente un NO para la tercera casilla de
la segunda línea, ya que el color castaño ha quedado
asignado a Blanco. Las restantes casillas vienen ya obli-
gadas al no poder haber más de un SI en la misma línea
o columna. Por tanto, la persona que se llama Rubio
tiene el pelo blanco.
Para lo que sí sirve la frase sobrante es para determi-
nar que Rubio es la dama (si solamente hay una), pues al
no tener el pelo castaño ni rubio, en virtud de que la se-
gunda afirmación la hace una persona distinta de la
dama, ha de tenerlo blanco; luego se llama Rubio. Hago
esta aclaración, porque en la versión original inglesa el
texto es algo distinto, la versión española no es muy fi-
dedigna; pero el fondo de la cuestión no cambia. Tam-
bién cabe añadir, que tal como está redactado el texto —

― 147 ―
en ambas versiones— puede decirse que la persona que
hace la tercera afirmación es distinta de quien hace la
primera —la dama—, en cuyo caso queda inmediata-
mente determinado quién es la dama, sin necesidad tam-
poco de la frase subrayada del texto. Pero este punto es
discutible (es decir, si es evidente o no que quien hace la
tercera afirmación es persona distinta de quien hace la
primera).
(Volver)

― 148 ―
76. En blanco nuevamente

1. Puesto que hay dos productos de dos cifras, la pri-


mera del divisor ha de ser un 2 o un 3, ya que un 4 daría
producto de tres cifras multiplicado por 3. (No olvide-
mos que las cuatro cifras del cociente son diferentes.)
2. Al tener el producto en dos casos tres cifras, ello
nos limita mucho la elección de las cifras altas del co-
ciente. Veámoslo.
Con el 2 para la primera cifra del divisor, las dos del
cociente han de ser 8 y 9, ya que el 7 siempre daría un 1
o un 0 en el resultado. Pero el único número posible para
el divisor es el 28, pues el 29 multiplicado por 9 produ-
ciría un 1, que es cifra prohibida. Para ver si el 28 es
válido hay que rehacer la división, empezando por el fi-
nal, para cuatro valores del cociente: 8932, 8923, 9832,
9823. Mostraremos el camino a seguir con uno de los
casos:

* * * * * * 2 8
* * * 8 9 3 2
* * 0
2 5 2
8 9
8 4
5 6 Imposibilidad
5 6

Los demás casos, el lector comprobará que son tam-


bién imposibles.
Nos queda ver los casos en que el divisor empieza por
3. La segunda cifra puede ser 2 o 3 (con 4 ya el producto
por 3 no tiene dos cifras). Si es 3, solamente caben 8 y 9
para las altas del cociente; si es 2, el 7 es cifra válida.

― 149 ―
Hay que proceder ordenadamente para ensayar los di-
ferentes casos, lo que no lleva mucho tiempo. Siempre
procediendo a partir del final. Así, con 33 para el divisor
se excluyen 8923, 9823, 9832 y 8932 por dar lugar a la
aparición de un cero. Con 32 para el divisor se excluye
9823 por producir un solo 4, en lugar de dos al menos,
como indica la ayuda n.° 2.
El 8923 y el 9723 dan lugar a la aparición de un 1...
Finalmente, con el 7923 todo va bien.

2 5 3 5 3 6 3 2
2 2 4 7 9 2 3
2 9 5
2 8 8
7 3
6 4
9 6
9 6
(Volver)

― 150 ―
77. Don Félix de Montemar y las deudas

Llamando x al valor de los 100 puntos, y T al total de


centenares de puntos de la primera partida, lo ganado por
don Félix fue
xT + 2x(T – 3) – 4x(T – 6) = 25
ya que perdió la última partida.

Simplificando, llegamos a
(18 – T)x = 25
lo que implica
x = 5 y 18 – T = 5 , T = 13
o
x = 25 y 18 – T = 1 , T = 17
En el primer caso, lo perdido por Tenorio hubiese
sido
xT + 2x (T – 3) + 4x (T – 6) = x (7T – 30) = 305 duros
y en el segundo,
25(7 × 17 – 30) = 2.225 duros
Como en el segundo caso la cantidad resultante es
mayor de 2.000, hay que rechazarla, quedando como
única solución 305 duros.
(Volver)

― 151 ―
78. No concuerdan las áreas

En realidad, el lado vertical mide más de 9 unidades.


Si cuadriculamos ambas figuras lo veremos inmediata-
mente, ya que quedan así:

Y la franja sombreada es la que completa el cuadrado


desaparecido.
(Volver)

― 152 ―
79. Computer Aided Design, en el divisor

1. Evidentemente, el primer producto parcial ha de


ser CAD, con B = 1.
2. De
* * A B
C A D
F E F
al ser B = 1, D ha de ser mayor que B y, por tanto, E =
9, ya que hay arrastre de la primera columna.
3. Fijándonos en la última resta parcial, F = A + 1,
luego D = 7. Tenemos pues, B = 1, E = 9, D = 7, y como
en la primera resta parcial B + 10 – D = F, resulta F = 4
y, consecuentemente, A = 3.
4. Como el divisor es C37, para que el último pro-
ducto parcial acabe en 4, la última cifra del cociente ha
de ser un 2.
5. Sólo nos falta determinar C, lo que es inmediato,
ya que en la segunda resta parcial
4 9 4 *
* * 3 3
* * 9 3
se precisa tener un 4 en el sustraendo. Luego C = 5.
La solución queda así
1 0 3 1 2 3 5 3 7
5 3 7 1 9 2
4 9 4 2
4 8 3 3
1 0 9 3
1 0 7 4
1 9
(Volver)

― 153 ―
81. Uno sencillo

Fijándonos en la segunda resta parcial deducimos in-


mediatamente que b = 2t. Ahora bien, puesto que el pro-
ducto de px por t ha de restarse de bb, p solamente puede
ser un 1 (si fuera un 2 —la otra posibilidad— en vez de
una s tendríamos una b en el producto parcial).
En principio t puede ser 2, 3 o 4, pero como su pro-
ducto por x es impar (p = l) sólo nos vale el 3. Ello a su
vez fuerza que la x sea un 7.
El resto es inmediato, ya que al ser el segundo pro-
ducto parcial de tres cifras y acabado en 3, la h es un 9.
La e queda determinada por ser la mitad de g y estar ago-
tadas todas las posibilidades excepto e = 4.
La solución
6 6 6 8 1 7
5 1 3 9 2
1 5 6
1 5 3
3 8
3 4
4
(Volver)

― 154 ―
83. División con decimales

1. Quitemos la coma del cociente añadiendo dos ce-


ros a la derecha del dividendo. Como éste es ahora múl-
tiplo de 100 y la división es exacta, el 4 y el 25 deben ser
factores: del divisor, uno; del cociente el otro. Un 2 y un
5 no pueden formar parte bien del cociente, bien del di-
visor, porque el que los tuviese acabarla en cero, y ello
no es posible.
2. Para que la primera resta parcial dé un resto con
una sola cifra, la única posibilidad es que el producto de
la primera cifra del cociente por el divisor sea 96 (el di-
visor contiene el 4), ya que 100 (caso de que el divisor
contuviese el 25) tiene tres cifras.
3. Reconstruyendo esta primera resta parcial, tene-
mos:

1 0 2
9 6
6 *

Esto nos indica que el divisor no puede ser 12, pues


cabría a 5, dando un resto de una cifra. Solamente nos
quedan, como posibilidades para el divisor 32 y 48. (El
96 se rechaza porque habría que bajar una cifra más del
dividendo.)
4. Pero como el divisor ha de ser capaz de dar un pro-
ducto de tres cifras, en el que la central sea un 5, no
queda más opción que 32, ya que 32 × 8 = 256. Ahora
ya podemos reconstruir la división a partir del primer
producto parcial, 96, y del último, 160.

― 155 ―
1 0 2 0 0 3 2
9 6 3 1 8 , 7 5
6 0
3 2
2 8 0
2 5 6
2 4 0
2 2 4
1 6 0
1 6 0
0
(Volver)

― 156 ―
85. Para expertos

1. Para facilitar la resolución, fijémonos en que pode-


mos suprimir la coma del cociente añadiendo dos ceros
a la derecha del dividendo.
2. Como el dividendo es múltiplo de 100, entre el di-
visor y el cociente deben figurar los factores 4 y 25, pero
uno de ellos en el divisor/cociente y el otro en el co-
ciente/ divisor, puesto que si hubiese un 2 y un 5 juntos,
el número que los contuviese acabaría en cero, y ello es
imposible en nuestro caso.
3. El 4 no puede estar en el divisor, porque un número
acabado en 4 no puede dar dos ceros terminales al mul-
tiplicarle por 5, como requiere la última resta parcial.
4. Es, por tanto, el factor 25 el que entra en la com-
posición del divisor. Teniendo esto en cuenta solamente
caben dos posibilidades: 25 y 75.
5. Si el divisor es 25 la segunda cifra del cociente es
un 6, para que el segundo producto parcial tenga un 5 en
la cifra central. Si el divisor es 75, la segunda cifra del
divisor ha de ser un 2 o un 6. Pero un 2 no puede ser,
porque la primera cifra del primer resto parcial sería al
menos un 2, y como el segundo sustraendo parcial es 150
sería imposible que el resto tuviese una cifra solamente.
6. Sólo nos falta tratar de reconstruir la división en
las dos posibilidades citadas, de ser 25 o 75 su valor, con
un 6 en la segunda cifra del cociente.
En el caso de que el divisor sea 25 pronto encontra-
mos la imposibilidad. Lo exponemos en el comienzo de
la reconstrucción de la división, que el lector puede se-
guir fácilmente

― 157 ―
1 0 0 * 0 * 1 2 5
7 5 3 6 * * * , * *
2 5 *
1 5 0

imposible que el resto tenga una cifra, con el 75 todo va


bien

1 2 0 8 0 3 1 7 5
7 5 1 6 1 0 7 , 0 8
4 5 8
4 5 0
8 0
7 5
5 3 1
5 2 5
6 0 0
6 0 0
0
(Volver)

― 158 ―
86. Técnica de apuestas

Evidentemente, las cuatro condiciones se traducen en


otras cuatro desigualdades. Llamando x, y, z a los pesos
de Amoroso, Bailarín y Clavileño las cuatro desigualda-
des son

x + 2y < z + 10 (1)
10x+ 11y + 2z < 107 (2)
3x + 2y + z < 30 (3)
8x + 7y + 2z > 79 (4)

Sumando la (1) y la (3) obtenemos

x + y < 10

Restando la (3) —tras multiplicarla por dos— de la (4),


el resultado es

2x + 3y > 19 (5)

que podemos escribirla

2(x + y) + y > 19 (6)

De estas desigualdades deducimos que si x + y vale 6


o menos existe una incompatibilidad con la condición
(6). Por ejemplo, para x + y = 6, sustituyendo en (6) ob-
tenemos y > 7, una contradicción evidente.
Por tanto, solamente hay que considerar los casos x +
y = 7, 8 o 9.

― 159 ―
Para x + y = 7 la (6) exige y > 5, luego solamente
cabe que sean x = 1 y = 6.
Para x + y = 8, y > 3, luego caben las posibilidades

x=4 y=4
x=3 y=5
x=2 y=6
x=1 y=7

Para x + y = 9, y > 1, dando lugar a las siguientes


posibilidades

x=7 y=2
x=6 y=3
x=5 y=4
x=4 y=5
x=3 y=6
x=2 y=7
x=1 y=8

En total son 12 casos a considerar, de los cuales pue-


den eliminarse los dos últimos, ya que sumando la (2)
con la (1) multiplicada por 2, se obtiene

12x + 15y < 127

12(x + y) + 3y < 127


y para (x + y) = 9 da y < 6.
Ahora hemos de ver si no existen contradicciones
para z, en cada uno de los casos, para lo cual nos fijare-
mos en las desigualdades (3) y (4), que nos permiten
desechar todos los casos menos el que constituye la so-
lución. Por ejemplo, para x = l, y = 6, la (3) da z < 15; la
(4), z > 14. Una contradicción manifiesta. Para x = 1, y

― 160 ―
= 7, la (3) exige z < 13; la (4), z > 11. Pero el valor 12,
sustituido en la (2) con x = 1 e y = 7 da un valor mayor
de 107.
Siguiendo así, en un momento se examinan los diez
casos, de los cuales solamente x = 5, y = 4, con z = 6,
satisfacen todas las condiciones.
(Volver)

― 161 ―
87. Es mejor cabalgar que conducir

1. E ha de ser menor que R, puesto que se necesita


tener arrastre en la penúltima columna (empezando a
contar por la derecha) para que D +1 = N. Por tanto, ca-
ben dos posibilidades:

10 + E – R = R 10 + E = 2R (I)
10 + E – R – I = R 9 + E = 2R (II)

2. De la primera columna,

R–E=E R = 2E (III)

Combinemos (III) con (I). Se obtiene,

10 = 3E (imposible)

Hagamos lo mismo con (III) y (II), lo que da,

9 = 3E E = 3

Así, tenemos, E = 3, R = 6, y la suma

N 3 V 3 6
D 6 I V 3 (–)
6 I D 3

Veamos ahora los posibles valores de V,

V = 0 (imposible, requeriría D = 4)
V = 1, D = 2, N = 3 (imposible)
V = 2, D = l, N = 2 (imposible)
V = 3 (imposible; el 3 es la E)
V = 4, D = 9 (imposible, precisaría N=10)
V = 5, D = 8, N = 9, 1 = 7 (todo correcto)

― 162 ―
V = 6 (imposible, el 6 es la R)
V = 7, D = 6 (imposible; requiere I = 3)
V = 8, D = 5 (imposible, ya que 8 – 1 = 7 impar,
y no cabe que 7 – I = I o 17 – I = 1)
V = 9, D = 4 (imposible, ya que I = 4 o I = 9)

La solución, única, es:

9 3 5 3 6
8 6 7 5 3
6 7 8 3
(Volver)

― 163 ―
88. Empresarios

Lo mejor es llamar m al número de bicicletas vendi-


das al quinto mes, y x al precio a que las vendió. Enton-
ces las cantidades obtenidas cada mes fueron

l.er mes: (m – 16)(x + 4)


2.do mes: (m – 12)(x + 3)
3.er mes: (m – 8)(x + 2)
4.to mes: (m – 4)(x + 1)
5.to mes: m×x
6. to mes: (m + 4)(x – 1)
7. mo mes: (m + 8)(x – 2)
8. mo mes: (m + 12)(x – 3)
9. no mes: (m + 16)(x – 4)
Total: 9 mx – 240

Igualando esta expresión con el total obtenido


9 mx – 240 = 3.153
expresando x en miles de pesetas.
De la última expresión obtenemos
mx = 377 = 13 × 29
Como 13 y 29 son los únicos factores de 377, quiere
decirse que x = 13, m = 20 o al revés.
Ahora sólo falta expresar la ganancia de un mes cual-
quiera, en función del número ordinal del mes. Sea p este
número (con p = l, 2, 3, ..., 9).
El beneficio B, hecho en el mes p, expresado en miles
de pesetas es:
B = [m – 16 + 4(p – 1)] [x + 4 – (p – 1) – 7] =
= (m + 4p – 20) (x – p – 2)
Para m = 29, x = 13, la expresión se convierte en

― 164 ―
B = (9 + 4p)(11 – p)
Hallando la derivada e igualando a cero para hallar el
valor máximo
dB/dp = 44 – 4p – 9 – 4p = 0
p = 35/8 = 4,375
luego ha de ser en el mes cuarto o en el quinto cuando
hizo el mayor beneficio. Sustituyendo los valores 4 y 5
en la expresión de B, obtenemos: B4 = 175, B5 = 174,
que nos soluciona la duda; en el cuarto mes el beneficio
fue máximo.
La posibilidad m = 13, x = 29 se descarta inmediata-
mente, ya que se obtendría un número negativo para las
bicicletas vendidas en el primer mes.
(Volver)

― 165 ―
89. El aparejo del loco

El calificativo dado al aparejo habla por sí solo. Si lo


ha resuelto sin grandes quebraderos de cabeza, enhora-
buena. Si se le ha ocurrido coger tres poleas y ver lo que
ocurre, igualmente enhorabuena. Como en virtud de la
teoría de la polea a la roldana A se la aplican 2F hacia
abajo y F hacia arriba, se desplazará hasta quedar ato-
chada contra la B y no servirá para levantar ningún peso.

(Volver)

― 166 ―
90. Una pregunta de física muy interesante (y que
alguno de mis lectores se habrá planteado)

La razón es que las moléculas de la atmósfera terres-


tre dispersan la luz de una forma selectiva en cuanto a la
frecuencia. La luz azul es dispersada mucho más eficaz-
mente que los otros colores. De esta manera, los fotones
correspondientes a la luz azul, que viajan del Sol a la
Tierra, interaccionan con las moléculas de la atmósfera
y terminan llegándonos de todas las direcciones, lo que
da al cielo su color azul. Los demás colores, cuando el
sol está alto, son poco dispersados al atravesar la atmós-
fera y nos llegan directamente, dando al Sol su color más
o menos blanco. Sin embargo, en las puestas de sol suele
aparecer como rojizo, porque el camino seguido por los
rayos a través de la atmósfera es mucho más largo de-
bido a su oblicuidad, lo que hace que sean dispersados
no solamente los fotones correspondientes al azul, sino
también al verde y amarillo; solamente la luz naranja y
roja nos llega directamente.
Si alguno de mis lectores quiere estudiar a fondo el
problema, en la página 353 del libro Atomic Physics, de
Harnwell y Stephens, hallará el tratamiento matemático.
(Volver)

― 167 ―
91. Amores y desamores

El problema se simplifica si imaginamos a las ocho


personas sentadas alrededor de una mesa, alternando
hombres y mujeres, de tal modo que cada comensal
tenga a su izquierda aquel a quien ama.
Examinemos las diversas condiciones. La afirmación
n.° 1 nos indica que Alberto y Bernardo se sientan a la
mesa con una mujer por medio.
De la afirmación n.° 2 podemos deducir que entre
Carlos y Ada hay dos comensales.
Igualmente ocurre con Darío y Beatriz en virtud de la
afirmación n.° 3.
Ahora tenemos que imbricar estas tres combinacio-
nes en una mesa de ocho comensales, sin que exista con-
tradicción. Solamente caben dos posibilidades: Alberto
es el hombre siguiente a Carlos en el sentido de las ma-
nillas del reloj —con una mujer por medio, se sobreen-
tiende— o es el siguiente a Ada.
En el primer caso resulta:

Faltan por colocar Corina y Diaria. Como Corina


odia a Darío, no puede estar a su derecha. Habrá de estar
Diana, pero Darío será el hombre amado por Diana, que
odia a Corina y no puede estar a su derecha.
En el segundo caso, todo resulta correcto:

― 168 ―
Corina y Diana encajan al lado de Carlos y Darío.
Hasta resulta muy lógico que el odio de Corina hacia Da-
río sea correspondido con igual odio de Darío hacia ella.
(Volver)

― 169 ―
92. Suma feliz

Evidente: E = 9, A = 0, H = S + 1.
Por otra parte, la 2.a columna por la derecha no da
arrastre, ya que si lo hubiera la P de la 3.a columna habría
de ser una S. Luego, P = S – 1. Además, de la 2.a co-
lumna, por ser A = 0, se tiene P = M + 1. Todo ello se
traduce en que P es el número siguiente a M, S el si-
guiente a P y M el siguiente a S. En la primera columna
de la derecha, resulta
M + M + 2 = 10 + Y
(recordemos que es preciso que haya arrastre para la 2.a
columna).
Deducimos
2(M + 1) = 10 + Y
P = 5 + Y/2
Ello nos indica que Y ha de ser par y menor de 6, pues
para ese valor tendríamos P = 8, S = 9, lo que no puede
ser, ya que anteriormente obtuvimos E = 9.
Para Y = 2, P = 6, M = 5, S = 7, H = 8. Todo correcto.
Para Y = 4, P = 7, M = 6, S = 8, H = 9 (imposible).
La suma queda así:

7 0 5
7 9 9 5 7
8 0 6 6 2
(Volver)

― 170 ―
93. Excursión turística

Llamemos x al número de hombres e y al de las mu-


jeres. Se cumple:
5x + 2y + (120 – x – y)0,1 = 120
o, simplificando
49x + 19y = 1.180
Nos hallamos, una vez más, ante una ecuación dio-
fántica. (Cuando a Diofante se le ocurrió la idea de re-
solver ecuaciones con un número excesivo de incógni-
tas, puso la primera piedra para el edificio de los pasa-
tiempos matemáticos.)
Como 1.180 = 22 × 5 × 59, vemos que es primo con
49 y 19. Podemos escribir: 1.180 = 19 × 62 + 2, y como
49 = 19 + 11, cada vez que restemos 49 de 1.180 obte-
nemos una diferencia de 11 respecto a un múltiplo de 19,
debiendo de conseguir que dicha diferencia sea de 2 uni-
dades. En seguida vemos que

restando 2 veces 49, la diferencia es 22 – 19 = 3


restando 4 veces 49, la diferencia es 6
restando 6 veces 49, la diferencia es 12
restando 8 veces 49, la diferencia es 12
restando 10 veces 49, la diferencia es 15
restando 12 veces 49, la diferencia es 18
restando 14 veces 49, la diferencia es 2

Luego, 1.180 = 14 × 49 + 26 × 19.


Y la expedición turística se componía de 14 hombres,
26 mujeres y 80 niños.
(Volver)

― 171 ―
94. El problema de Napoleón

Sea el círculo de la figura. Comencemos por marcar


un punto A, desde el que trazaremos un arco de círculo,
BB', con un radio cualquiera. Desde B y B', puntos de
intersección del arco trazado con el círculo, y con el
mismo radio AB, tracemos dos arcos que se cortarán en
C. Desde C, y con radio AC trazamos un arco que cortará
en D y D' al arco BB'. Finalmente, desde D y D', con
radio AD se trazan dos arcos, cuya intersección M, es el
centro buscado.

La demostración es como sigue. A, M y C caen, por


simetría, en un diámetro sobre el que estará el centro.
Los triángulos ACD y AMD son semejantes, por ser
isósceles y tener común el ángulo en A. En consecuen-
cia, podemos escribir
AC AD
=
AD AM

― 172 ―
̅̅̅̅2
AD
AM =
AC
Pero, siendo O el centro del círculo (que veremos que
coincide con M, pero no lo establecemos de entrada) los
triángulos AOB y ABC son semejantes por la misma ra-
zón que antes (son ambos isósceles, con el ángulo en A
común. Así, pues,
AC AB
=
AB OA
̅̅̅̅
AB 2
OA =
AC
y como AB = AD, ha de cumplirse que OA = AM y el
punto M coincide con el O.
Una vez visto el modo de solucionar el problema, po-
demos decir que el lector que haya leído el n.° 97 de «El
discreto encanto de las matemáticas», se limitará a decir:
«Marco tres puntos en el círculo, y me encuentro en el
problema 97 del libro citado.»
(Volver)

― 173 ―
95. Los tres hermanos y el pozo

Como el área ABM (y la AND) ha de ser un tercio


del total, siendo BM = x y 1 el lado del cuadrado
1/2x × I = 1/3 I3
x = 2/3 I
(Volver)

― 174 ―
96. Problema de circulación

La aceleración del coche delantero, que llamaremos


a, vale:
50.000
a= = 2,78 m/s2
5 × 3.600
En el tiempo t, la distancia entre los dos coches val-
drá:
d = ½at2 – x
siendo x la distancia al origen del coche trasero y, evi-
dentemente, ½at2, la distancia al mismo origen del coche
delantero.
Esta distancia ha de ser en todo momento igual a la
velocidad del segundo coche, dx/dt.
Por consiguiente
dx/dt = ½at2 – x
Diferenciando dos veces y llamando b a la acelera-
ción del segundo coche, eliminaremos el tiempo t.
db/dt = a – b
db/dt + b = a
La solución es:
b = a(1 – e–t) = 2,78(1 – e–t)
que el lector puede comprobar derivando ambos miem-
bros.
Sólo nos falta poner valores para t. Para t = 0, es claro
que b = 0. En los otros tres casos:

si t=1 b = 1,76 m/s2


t=2 b = 2,4 m/s2
t=3 b = 2,64 m/s2

― 175 ―
Luego 0; 1,76; 2,4 y 2,64 son las aceleraciones per-
mitidas para los tiempos 0, 1, 2 y 3, expresadas en m/s2.
(Volver)

― 176 ―
97. Dos números impares

Como son capicúas solamente tienen tres cifras dife-


rentes. Una de ellas no puede ser el 9, porque el número
no podría ser múltiplo de nueve, ya que

2×1=2
2×3=6
2 × 5 = 10
2 × 7 = 14

y tomando cualquier pareja de estos valores no se tiene


múltiplo de 9.
Si el 5 interviene ha de estar en los extremos, para
que el número sea divisible por cinco. Si el 3 interviene,
se necesita que se cumpla 10 + 2x = 3, siendo x la tercera
cifra. Como tanto 7 como 1 cumplen la condición, sola-
mente nos queda ver si el 537735 y el 573375 son divi-
sibles por 7. No lo son y por ello los dos números busca-
dos serán
531145 y 513315
Cabe, para verificar que la solución es única, ver si
con 1, 3 y 7 se puede tener otra solución. Ello es impo-
sible, ya que 2 × (1 + 3 + 7) no es múltiplo de 3.
(Volver)

― 177 ―
98. Los mismos ingredientes para tres números

Llamemos ABC al número suma de los otros dos. Las


únicas sumas posibles son:

BAC BAC BAC BCA BCA CAB


BCA CBA CAB CBA CAB CBA
ABC ABC ABC ABC ABC ABC
(1) (2) (3) (4) (5) (6)

De ellas las (1), (2) y (3) se desechan inmediata-


mente, ya que la 1.a columna de la derecha supone una
imposibilidad. Tenemos así tres casos que se resuelven
inmediatamente. Veámoslo.

Caso (4)

2A = 10 + C
C+B+1= 10 + B
B+C+1= A

luego C = 9; A = (10 + 9)/2 (imposible).

Caso (5)

A+B= 10 + C
C+A+1= 10 + B
B+C+1= A

de donde obtenemos B = 9/2 (imposible).

Caso (6)

B+A= 10 + C
A+B+1= 10 + B
2C + 1 = A

― 178 ―
cuya solución da: A = 9, B = 5, C = 4, quedando así la
suma

4 9 5
4 5 9
9 5 4
(Volver)

― 179 ―
99. Círculos inscrito y circunscrito a un hexágono

El problema se demuestra de forma directa calcu-


lando el área AB'CB (o la ACB, que es la mitad), que se
compone de las siguientes:
S1 = área limitada por el arco AB y los radios AO y
AB, iguales ambos al radio del círculo inscrito que lla-
maremos r. Más S2 = área limitada por el arco CB y los
radios AC y AB, iguales a R, llamando así al radio del
círculo circunscrito. Menos S3 = área del triángulo OAB.
El área S3 entra con signo menos porque al calcular
las áreas de los dos sectores circulares, y S2, la del trián-
gulo OAB se ha contabilizado dos veces; por eso hemos
de restarla, y el resultado ha de ser —si la propiedad del
enunciado es correcta— un cuarto del área total del
círculo inscrito.
θ
S1 = πR2
360
2
α
S2 = πr
360

― 180 ―
1
S3 = R × h
2
√3
r= R
2
θ = arctg √2 = 54°,74
α = 180° – 2θ = 70°,53
S1 = 0,48R2 +
S2 = 0,46R2 +
S3 = 0,35R2 –
Total = 0,59R2

que ha de ser igual ―y lo es― a

1 2 1 3R2
πr = π = 9,59R2
4 4 4
Sin embargo, el resultado obtenido merece que haga-
mos una crítica. La fórmula obtenida es
θ 3π α 2 1 2 3
πR2 + R − R = πR2
360 4 360 2√2 16
y en ella todos los términos, menos el que entra con
signo menos, incluyen n como factor, luego nunca la
igualdad podrá ser exacta, aunque sí todo lo aproximada
que queramos.
(Volver)

― 181 ―
100. Intercambio de manecillas

Considerando las posiciones de las dos manecillas re-


presentadas por h (horas) y m (minutos) contadas en mi-
nutos a lo largo de los 60 de la esfera, habrá de verifi-
carse que al intercambiar h y m, la relación de los ángu-
los sea de 12 a 1, que es la de las velocidades de las ma-
necillas
h = 12 m – 60 n
El término 60 n expresa el número de múltiplos de 60
en que 12 m exceda del recorrido total de la esfera.
Pero
m = 12 h – 60 r
lo que nos proporciona, sustituyendo este valor en la
ecuación anterior
h= 144 h – 60(n + r)
h = [60(n + r)]/143
Esto nos da un total de 144 posiciones, para n + r =
0, 1, 2, ..., 143. De ellas n + r = 0 y n + r = 143 represen-
tan la misma. Luego hay exactamente 143 posiciones en
las que invirtiendo las manecillas se obtiene una posi-
ción «real» en el normal funcionamiento del reloj.
(Volver)

― 182 ―
Índice

INTRODUCCIÓN
ENUNCIADOS
1. Adición literal
2. San Agustín y los números
3. Un criptograma inusual
4. Unas cuantas expresiones matemáticas, con sus
definiciones
5. ¡Fuera de la tierra!
6. Fácil
7. Qué risa, Pepe falta
8. Philolaos y el número 7
9. Variaciones sobre un mismo tema
10. Mal oficio el de futurólogo
11. Don Félix sigue apostando
12. Sacha Guitry y las matemáticas
13. Celsius y Fahrenheit
14. Euler y la Reina Madre de Prusia
15. Criptograma sumativo
16. El peligro de las estadísticas
17. Si las alturas no le dan vértigo
18. La modestia de Wolfgang Bolyai
19. Cartones de bingo
20. El estudio de las matemáticas en Rusia
21. Potencias de 10 expresadas con ochos
22. Palíndromo napoleónico, y otros
23. Rectángulos entrelazados
24. Problemas sobre divisores
25. Haga uno fácil con Karpov
26. Grupo colegial
27. Suma, divide y la terminación no cambia
28. El anagrama de Poncio Pilato
29. De la última hornada de criptogramas
30. Tres círculos entrelazados

― 183 ―
31. Variación del problema
32. Dos anagramas
33. Zeus es mía
34. Curiosidad literaria
35. Una ligera variación del problema
36. El cuadrado desaparecido
37. Lo que se ha dicho sobre las matemáticas y los
matemáticos (I)
38. Atalo (como casi siempre, en inglés)
39. De gran efecto
40. Anagrama histórico múltiple
41. Veamos cómo está su lógica
42. Un nueve y un tres solamente
43. Grabado en la piedra
44. Problema espacial
45. Lo que se ha dicho sobre las matemáticas y los
matemáticos (II)
46. Karl Friedrich Gauss
47. A ojo de buen cubero
48. Dos refranes matemáticos
49. Múltiplos de 11, de diez cifras diferentes
50. Un problema de física sencillo y muy actual.
51. Cuatro telares
52. Curiosidad histórica
53. Palilleando, palilleando
54. Otra división críptica
55. Otro más de J. A. H. Hunter
56. Magia potagia
57. Magia potagia embarullada
58. Si es usted congruente
59. Comprobación del teorema de Pitágoras
60. Magia y matemáticas
61. Admisiones escolares
62. Nuevas aportaciones a la belleza en las matemáticas
63. El producto de tres números naturales consecutivos
64. Las continuas contradicciones del origen de las
anécdotas
65. Forma de trazar (aproximadamente) una espiral

― 184 ―
66. La preferencia por los números impares en el refranero
67. Cuestión de edades
68. Los fallos de la lógica
69. El trazado de la línea telegráfica
70. Tangram
71. George Berkeley
72. Un anagrama sobre Dalí
73. Una definición excesiva de Martin Gardner.
74. Un error de Martin Gardner (salvo opinión en contra)
75. Otra paternidad discutida
76. En blanco nuevamente
77. Don Félix de Montemar y las deudas
78. No concuerdan las áreas
79. Computer Aided Design, en el divisor
80. En contra de las matemáticas
81. Uno sencillo
82. Para la colección de palíndromos
83. División con decimales
84. La razón demostrativa, según De Morgan
85. Para expertos
86. Técnica de apuestas
87. Es mejor cabalgar que conducir
88. Empresarios
89. El aparejo del loco
90. Una pregunta de física muy interesante (y que alguno de
mis lectores se habrá planteado)
91. Amores y desamores
92. Suma feliz
93. Excursión turística
94. El problema de Napoleón
95. Los tres hermanos y el pozo
96. Problema de circulación
97. Dos números impares
98. Los mismos ingredientes para tres números
99. Círculos inscrito y circunscrito a un hexágono
100. Intercambio de manecillas
SOLUCIONES

― 185 ―
― 186 ―

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