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BIBLIOTECA CLASICA
TOMO CLVII
OBEAS HISTÓEICAS
l'I
T R A D U C I DA 8 D E L I T A L I A N O
D. L U I S H À Y A R R O
T O M O II
MADRID
L I B R E R I A D E L A V I U D A D E H E R N A N D O Y C.»
calle del A r e n a i , n ù m . 11
u
ÌCJL
p
HISTORIA DE FLORENCIA.
Í 2 LIBRO SEXTO.
O SUMARIO.
I. Consideraciones sobre el objeto d e las guerras y la utilidad
de las victorias. — I I . El duque de M ü á n negocia con el
ESTABLECÍMIKKTO TIPOGRÁFICO «SUCESORES DE M V A D B S E X R À »
conde Francisco Sforza, cuyas negociaciones producen rece-
Paseo de Sun Vicente, 20. los y disgustos e n t r e el Conde y los venecianos.—III. E a v e n a
se somete á la dominación d e Venecia (1440). E l P a p a vende
el Burgo de San Sepolcro á los florentinos. Nicolás Picci-
nino hace libremente correrías, d u r a n t e el invierno, en los
i
dominios v e n e c i a n o s . - I V . Llegada la primavera, y comen-
. z a d a s l a s hostilidades, obliga á Sforza á levantar el sitio de
Martmengo. Se enorgullece después t a n t o por esta victoria,
que el duque d e Milán, p a r a vengarse d e ¡él, hace la paz con
los aliados (1441). Francisco Sforza, conforme al convenio,
se casa con la h i j a del Duque y recibe en dote Cremona.—
V. Alfonso d e Aragón emprende de nuevo la guerra por la
posesión de Nápoles, d e Benevento y de otras ciudades y co-
marcas del reino. P a c t a n alianza con él y contra Sforza el
duque de Milán y el P a p a , y nombran general del ejército
á Nicolás Piccinino (1442). Á P e n a t o de A n j o u , rey d e Ná-
poles, expulsado por Alfonso, le reciben honrosamente los
florentinos, que hacen causa común con él y con Sforza.—
VI. Nuevas discordias en Florencia. Animosidad contra Neri
d e Gino Capponi (1443).—VII. Por traición de Bartolomé
Orlandini es muerto Baldaccio d e Anghiari. Reforma del
gobierno en favor del partido d e los" Médicis (1444).—
Í
V I I I . Muerte d e Piccinino. F i n de la guerra. — I X . Bau-
tista Canneschi m a t a á Aníbal Beliti voglio en Bolonia, y el
sucede su hijo Fernando. E l papa Calixto I I I muere cuando
pueblo mata á Canneschi, produciendo estas muertes graves proyectaba dar el reino de Nápoles á su sobrino Pedro Luis
disturbios en aquella ciudad (1445).—X. Es llamado al go- Borgia, Le sucede en el pontificado el sienés Eneas Silvio Pic-
bierno de Bolonia Santi, supuesto hijo de Hércules Bentivo- colomini, con el nombre de Pío II.—XXXVII. Discordia en
glio.—XI. Guerra general en Italia con daño del duque de Génova entre Juan de Anjou y los Fregosos que resulta en
Milán.—XII. El Duque hace un convenio con Sforza.— daño de éstos (1459). — Anjou invade el reino de Nápoles y
X I I I . Muerte del duque de Milán Felipe Yisconti. Los Mila- vence al rey Fernando. — X X X V I I I . El rey Fernando, con
neses nombran á Sforza su general (1447).—XIV. Negocia- el auxilio del Papa y del duque de Milán, recupera el trono
ciones del Pontífice para pacificar Italia. Opónense á ellas (1460). Génova sacude el yugo de los franceses. J u a n de
los venecianos.—XV. Alfonso de Aragón ataca á los floren- Anjou, abandonado por Jacobo Piccinino, es derrotado en el
tinos.—XVI. Es obligado á pedir la paz y á partir (1448).— reino de Nápoles, refugiándose en Ischia, desde donde vuelve
XVI r. El conde Sforza guerrea con ventaja contra los ve- á Francia (1462).
necianos.—XVIII. Continúa la guerra.—XIX. El Conde
obliga á los venecianos á pedir la paz.—XX. No pareciendo I . E l propósito de c u a n t o s e m p r e n d e n u n a g u e r r a
bieu la paz pactada á los milaneses, se alian con los vene- siempre f u é , y es n a t u r a l que s e a , enriquecerse y empo-
cianos contra el Conde.—XXI. Sforza sitia á Milán.— brecer al e n e m i g o . L a s victorias y l a s conquistas se ape-
X X I I . Finge retirarse del asedio de Milán. — X X I I I . Di-
versas opiniones en Florencia sobre la conducta que se debe tecen p a r a a u m e n t a r el poderío del vencedor y debilitar
observar con Sforza. - XXIV. Los milaneses son sitiados de al adversario. D e a q u í r e s u l t a q u e , c u a n d o la victoria
nuevo y, reducidos á extremas penalidades, se sublevan con- empobrece ó la c o n q u i s t a d e b i l i t a , se t r a s p a s a ó n o se
tra los"magistrados, entregándose á Sforza (1450). - X X V . l l e g a al fin con que f u é la g u e r r a e m p r e n d i d a .
Liga entre el nuevo duque de Milán y los florentinos de
una parte, y el rey de Nápoles y los venecianos de otra.— L o s m o n a r c a s ó las repúblicas se enriquecen con la
XXVI. Consecuencias de estas alianzas.—XXVII. Llega á g u e r r a c u a n d o , e x t e n u a d o el e n e m i g o , son d u e ñ o s del
Florencia el emperador Federico I I I (1451). Guerra en Lom- botín y d e los t r i b u t o s ; pero la victoria empobrece á
bardia entre el duque Milán y los venecianos.—XXVIII. los q u e , venciendo, n o d e s t r u y e n á s u s enemigos, y si el
Fernando.hijo de Alfonso, rey de Nápoles, en gueria contra
botín y los t r i b u t o s n o es p r e s a de los gobiernos vence-
los florentinos, invade la Toscana (1452).—XXIX. Conju-
ración de Esteban Porcari en Roma contra el Gobierno pon- dores , sino d e los soldados. Q u i e n e s se e n c u e n t r a n en
tificio, descubierta y castigada. — X X X . Gherando Gamba- este caso son d e s d i c h a d o s si en la g u e r r a p i e r d e n , y
corti, señor de Val de Bagno, negocia con el rey de Nápoles desdichadísimos si t r i u n f a n ; p o r q u e , p e r d i e n d o , s u f r e n
entregarle su Estado, pero el valor y firmeza de Antonio l a s ofensas d e los e n e m i g o s , y v e n c i e n d o , l a s q u e les
Gualandi perturba sus proyectos (1453).—XXXI. Renato de
Anjou vuelve á Italia llamado por los florentinos, y poco ocasionan los a m i g o s , q u e , por ser m e n o s razonables,
después regresa á Francia. — X X X I I . Por intervención del son m á s i n s u f r i b l e s , ocasionando la necesidad de i m p o -
Papa se ajusta la paz entre los príncipes beligerantes (1454).— ner nuevos g r a v á m e n e s y t r i b u t o s á los súbditos; de
X X X I I I . Jacobo Piccinino ataca á los sieneses. Los Turcos suerte q u e , si el gobierno vencedor tiene s e n t i m i e n t o s
son derrotados en Belgrado.— XXXIV. Espantoso huracán
h u m a n o s , n o puede alegrarse d e victorias que e n t r i s t e -
en Italia.—XXXV. Genova se da al rey de Francia (1458).—
XXXVI. Muerte de Alfonso de Aragón, rey de Nápoles. Le cen á los g o b e r n a d o s .
L a s a n t i g u a s y bien ordenadas repúblicas a c o s t u m - nuevo ejército cuando aun no se sabía en Italia su de-
braban , después de sus victorias, á llenar de oro y p l a t a rrota, haciendo mayor g u e r r a á sus enemigos que antes.
el Tesoro público, á distribuir donativos al p u e b l o , á P o r ello, después del desastre de Temía (1440) pudo
perdonar tributos á los ciudadanos y á festejar los t r i u n - ocupar á Y e r o n a ; despojados y dispersos sus soldados
fos con juegos y ceremonias solemnes; pero en la época e n Y e r o n a , venir con grueso ejército á T o s c a n a ; de-
que historiamos se empezaba por agotar el erario p ú - rrotado en A n g h i a r i , antes de volver á la Romaña, estar
blico , después se empobrecía al pueblo, y se acababa p o r ya más fuerte que a n t e s , dando al duque de Milán la
no tener seguridad n i n g u n a contra los enemigos. esperanza de poder defender la Lombardía q u e , por su
Todo esto nacía del desorden con que se practicaba l a ausencia, creía el D u q u e haber perdido. P u e s mientras
guerra; porque despojando á los enemigos vencidos, p e r o Piccinino perturbaba la Toscana, veíase Visconti redu-
no prendiéndoles ni m a t á n d o l e s , t a r d a b a n en atacar a l cido al extremo de temer la pérdida de sus Estados,
vencedor sólo el tiempo que empleaba el E s t a d o al q u e y, juzgando que pudiera llegar antes su ruina que el so-
servían en proporcionarles n u e v a s armas y caballos. corro de aquel á quien había llamado, para contener el
Además, siendo el botín y los t r i b u t o s para los soldados, ímpetu del conde Sforza y ganar tiempo con la indus-
no aprovechaban al príncipe ó gobierno vencedor p a r a tria, ya que con la fuerza no podía conseguirlo, acudió
los nuevos gastos y nuevos sueldos, que sacaban de l a s á los medios que en semejantes circunstancias le pro-
entrañas de sus pueblos; de suerte que las victorias, l e j o s dujeron buenos resultados, y envió á Nicolás de E s t e ,
de resultar en beneficio de los subditos del vencedor, h a - marqués de F e r r a r a , á Peschiera, donde estaba el Conde,
cía á los príncipes m á s solícitos y menos respetuosos p a r a para inducirle, por cuenta propia, á a justar la paz; mos-
acrecentarles los gravámenes. trándole que 110 le convenía aquella g u e r r a , porque si
Á t a i punto habían conducido l a guerra los soldados, el Duque llegaba t a n á menos que no pudiera mantener
que lo mismo el vencedor que el vencido, sólo á f u e r z a d e su influencia, Sforza sería el primero en participar de
dinero se hacía obedecer de los ejércitos, porque é s t e esta mala suerte, á causa de que, no necesitándole los ve-
tenía que equiparlos de nuevo y aquél premiarlos. S i n necianos ni los florentinos, no le estimarían. E n prueba
nuevo equipo los derrotados no podían c o m b a t i r , y l o s -de que el Duque deseaba la p a z , le ofreció la realización
vencedores, sin nuevos premios, n o querían. De aquí n a c í a del matrimonio con su h i j a , que enviaría á Ferrara para
que el vencedor gozaba poco de l a victoria, y el vencido que se casase con é l , terminada la guerra.
sentía menos la d e r r o t a , porque éste tenía tiempo p a r a Respondió Sforza que, si verdaderamente deseaba Y i s -
rehacerse, y aquél nunca podía continuar la v e n t a j o s a conti la paz, le era fácil conseguirla, por quererla tam-
campaña. bién los venecianos y los florentinos; pero no se podía
I I . E s t e desorden y esta deplorable disciplina f u é darle crédito, sabiéndose que nunca había ajustado la
causa de que Nicolás Piccinino estuviera ya al frente d e paz sino por necesidad y, pasada ésta, renacían sus deseos
belicosos; que ni aun á lo del casamiento debía prestar A s í estaban las cosas, no pensando nadie en ajustar
fe, después de haber sido t a n t a s veces burlado; sin e m - la paz, porque todos creían que l a llegada del invierno
bargo , a j u s t a d a l a paz, haría respecto al matrimonio lo les aseguraba contra las operaciones militares de sus
que sus amigos le aconsejaran. enemigos, y más que todos el duque de Milán, por con-
I I I . A los venecianos, que á veces sin f u n d a m e n t o t a r para su defensa, además del invierno, con Nicolás
sospechaban d é l a fidelidad de su ejército, con razón Piccinino. P o r ello había roto las negociaciones para la
alarmaron estas negociaciones, y el conde Sforza, para paz con Sforza, y con suma diligencia reparaba el ejér-
que confiaran en él, determinó proseguir la guerra vigo- cito de Piccinino y hacía las demás provisiones necesa-
r o s a m e n t e ; pero de u n a parte la ambición del C o n d e , y rias para la próxima guerra.
de o t r a las sospechas de los venecianos, entibiaron de Sabido esto por el Conde, fué á Venecia para ponerse
t a l suerte la actividad de Sforza, que nada importante de acuerdo con el Senado respecto á las operaciones en
emprendió en el resto de la c a m p a ñ a , y volviendo á el año inmediato.
L o m b a r d í a N i c o l á s Piccinino, cuando empezaba el in- Nicolás, por su parte , teniendo dispuesto su ejército
vierno, los ejércitos se retiraron á sus cuarteles: el Con- y viendo desordenado al enemigo, no esperó la llegada
de se situó en Y e r o n a , el duque de Milán en Cremona, de la primavera y en el rigor del invierno ( 1 4 4 1 ) pasó
los florentinos en Toscana y las tropas pontificias en l a el A d d a , entró en el Bresciano, ocupando todo aquel
Romana. país, excepto A d u l a y Acri, y desvalijando y prendiendo
É s t a s , después de la victoria de A n g h i a r i , atacaron á m á s de dos mil caballos de Sforza, sorprendidos en esta
F o r l i y Bolonia, para quitar ambas poblaciones á F r a n - acometida. Pero lo que más desagradó á Sforza y asustó
cisco Piccinino que, á nombre de su padre Nicolás, l a s más á los venecianos fué que Ciarpellone, uno de los
gobernaba, y no lograron tomarlas, porque Francisco las mejores capitanes del Conde, se rebeló.
defendió valerosamente. Cuando supo Sforza estos sucesos, salió inmediata-
Sin embargo, la llegada del ejército pontificio difundió mente de Venecia y, al llegar á Brescia, vió que Piccinino,
t a l temor á los de Ravena de caer bajo el poder del P a p a , . después de causar aquel d a ñ o , había vuelto á sus cuar-
que de acuerdo con su señor, Ostasio de P o l e n t a , pusié- teles. A p a g a d a p u é s la guerra, no juzgó Sforza conve-
ronse bajo la potestad de los venecianos. E s t o s , en recom- niente encenderla de nuevo; prefiriendo, ya que la esta-
pensa de la entrega de la ciudad, y para que Ostasio no ción y el enemigo se lo permitían, reorganizar su ejército,
pudiese nunca recobrar por fuerza lo que por poca p r u - y esperar la llegada el buen tiempo para vengar las
dencia había dado, le enviaron con su hijoá morir á Candía. ofensas recibidas. Hizo además que los venecianos recla-
Como, á pesar de la victoria de A n g h i a r i , faltaba di- maran las tropas que en Toscana servían á los floren-
nero al P a p a , vendió el castillo del Borgo de S a n Sepol- tinos, y en reemplazo de su general G a t t a m e l a t a , que
cro en veinticinco mil ducados á los florentinos. había muerto, pidió á Miguel A t t e n d u l o .
I V . A l llegar la p r i m a v e r a , Piccinino fue' el primero
que, considerando debía tener seguro premio u n a victoria
en salir á campaña, y acampó en Cignano, fortaleza dis-
segura, deseaba le concediese la ciudad de P i a c e n z a ,
t a n t e de Brescia doce m i l l a s , en cuyo socorro acudió
para gozar allí de reposo, después de tanto guerrear.
Sforza. A m b o s generales dirigieron la g u e r r a según su
acostumbrado método. •No tuvo, finalmente, reparo en amenazar al D u q u e con
el abandono de la empresa, si no accedía á su p r e t e n -
Temiendo el conde Sforza p o r la seguridad de Bér-"*
sión.
g a m o , acampó, delante del castillo de Martinengo, desde
E s t a forma insolente é injuriosa de pedir ofendió
donde, u n a vez tomado, podía socorrer sin dificultad
tanto al duque de Milán y le produjo t a n t a i n d i g n a -
dicha plaza, enérgicamente a t a c a d a por Piccinino, quién,
ción, que determinó perder la campaña antes que acceder
viendo que sólo podía venir el enemigo por aquella vía,
á la exigencia; y este príncipe, imperturbable a n t e los
había fortitificado á M a r t i n e n g o con toda clase de obras
peligros y las amenazas de sus enemigos, cambió de pro-
de defensa, tanto que el Conde t u v o que combatirlo con
pósito por los insolentes procedimientos de los amigos,
todas sus fuerzas.
determinando ponerse de acuerdo con Sforza, á quien
Piccinino situóse en p u n t o q u e impedía la llegada de envió á Antonio Guidobuono, de Tortona, ofreciéndole,
víveres al ejército de S f o r z a , y con zanjas y bastiones se como condición de la paz, el casamiento con su h i j a . E l
fortificó de tal modo, que el C o n d e no podía atacarle conde Sforza y los aliados aceptaron ávidamente esta
sin manifiesto peligro. R e d u j o así las cosas á términos proposición y, firmado secretamente el convenio entre
que el sitiador de M a r t i n e n g o corría m á s riesgo que los ellos, ordenó el duque de Milán á Piccinino que p a c t a r a
sitiados, no pudiendo permanecer allí por f a l t a de víve- t r e g u a por un año con el Conde, alegando que, a g o -
res, ni levantar el campo sin riesgo. E r a , pues, evi- biado por t a n t o s gastos, prefería segura paz á d u d o s a
dente la victoria del d u q u e de M i l á n y la ruina de S f o r - victoria.
za y de los venecianos.
A d m i r ó á Piccinino esta determinación, i g n o r a n d o el
P e r o la f o r t u n a , que siempre tiene medios de favore-
motivo que inducía al D u q u e á prescindir de t a n glo-
cer á sus amigos y de d a ñ a r á s u s enemigos, hizo que
rioso triunfo, y sin poder creer que, por no premiar á
creciera tanto la ambición de Piccinino, por l a esperan-
sus amigos, quisiera salvar á sus enemigos. P o r ello,
za de esta victoria, y que llegara su insolencia al extre-
en la forma que juzgaba m á s conveniente, se oponía á
mo de que, sin 'respeto al D u q u e ni á sí m i s m o , envió
esta determinación, tanto que el Duque tuvo necesidad,
á decirle que militaba largo tiempo bajo sus banderas
para obligarle á obedecer, de amenazarle con e n t r e g a r á
sin haber obtenido la tierra necesaria para su sepultura,
él y á sus soldados como presa á los enemigos, si no
por lo cual quería saber cómo serían premiados sus es-
cumplía sus órdenes.
fuerzos, estando, como estaba, en su m a n o hacerle Señor
Obedeció Piccinino con sentimiento igual al que sufre
de L o m b a r d í a y entregarle todos sus enemigos. A ñ a d í a
quien por fuerza abandona los amigos y la patria ; do-
liéndose de su mala suerte, pues u n a s veces la fortuna t a n t a desventaja suya, é hizo saber al papa E u g e n i o
y otras el D u q u e le impedían t r i u n f a r de sus enemigos. que había llegado el momento de recobrar las tierras de
Hecha la tregua, celebróse la boda d e Sforza y Blanca la Iglesia ocupadas por Sforza, ofreciéndole para ello á
Yisconti, dando el Duque pon dote á su hija l a ciudad Nicolás Piccinino, paga 1 © mientras durase la guerra, el
de Cremona. D e s p u é s firmaron la p a z en Noviembre de cual, hecha la paz, estaba con sus tropas en la R o m a n a .
1441, por los venecianos Francisco Barbarico y Pablo. Aceptó con ansia el P a p a aquel consejo, t a n t o por el
Trono. y por los florentinos maese A g n o l o Acciajuoli odio que tenía á Sforza, como por el deseo de recobrar lo
L o s venecianos adquirieron por e s t a paz Peschiera, suyo, y aunque Piccinino le había engañado en otra
Asóla y L o n a t o , poblaciones fortificadas del marqués de ocasión que intentó realizar este proyecto, creía que, in-
Mantua. terviniendo el Duque, no era probable nuevo engaño.
Y . Terminada la guerra en L o m b a r d í a , continuaba en R e u n i ó , pues, sus tropas con las de Piccinino é invadió
el reino de Ñapóles, y el no poder a c a b a r allí, fué causa la Marca. Sorprendido Sforza por el inesperado a t a q u e ,
de que renaciera en Lombardía. marchó al f r e n t e de sus tropas contra el enemigo.
Alfonso de A r a g ó n había quitado t o d o el reino á Re- E n t r e t a n t o el rey Alfonso se apoderaba de Nápoles
nato de A n j o u , excepto N á p o l e s , m i e n t r a s duraba la (1442), quedando en su poder todo el reino, menos Cas-
guerra en Lombardía, Creía Alfonso t e n e r segura la vic- telnuovo, donde dejó R e n a t o buena guarnición, y diri-
toria y determinó, mientras sitiaba á Ñapólas, quitar al gióse á Florencia. A q u í le recibieron con muchas h o n -
conde Sforza Benevento y los otros E s t a d o s que enton- ras; pero , á los pocos d í a s , convencido de que no podía
ces poseía, por juzgar que n i n g ú n p e l i g r o había en ello, sostener más la guerra, se fué á Marsella.
estando ocupado el Conde en la g u e r r a en L o m b a r d í a . Alfonso había ya tomado á Castelnuovo, y Sforza en-
Fácilmente realizó Alfonso aquella empresa y con contrábase en la Marca, inferior en fuerzas al P a p a y á
poco t r a b a j o ocupó toda la comarca; p e r o llegada la noticia Piccinino, por lo cual acudió á los venecianos y á los
de la paz de Lombardía, temió que, p o r recobrar sus po- florentinos, pidiéndoles auxilio de g e n t e y dinero y mos-
sesiones, tomara Sforza partido por A n j o u , y así lo espe- trándoles que, si no pensaban refrenar entonces al P a p a
raba éste por igual motivo. Envió, pues, R e n a t o emisa- y al rey de N á p o l e s , mientras él estuviera vivo, poco
rios al Conde para que fuera á socorrer á un amigo y á después tendrían que pensar en la propia salvación, por-
vengarse de un enemigo. P o r su p a r t e , A l f o n s o rogó á que se pondrían de acuerdo con Felipe Yisconti y divi-
Felipe Yisconti q u e , por la amistad q u e les u n í a , pro- dirían entre sí la I t a l i a .
porcionara á Sforza dificultades de t a l importancia que Florentinos y venecianos estuvieron dudosos a l g ú n
le obligaran á renunciar á todo i n t e n t o en Nápoles. tiempo, t a n t o por no saber si les convendría enemistarse
Determinó Yisconti servir á A l f o n s o , sin tener en con el P a p a y con el R e y , como por estar ocupados con
cuenta que t u r b a b a la paz firmada p o r él poco antes con los asuntos de los boloñeses.
H a b í a arrojado A n í b a l Bentivoglio á F r a n c i s c o Picci-
de muchos y temer de los que no deseaban partícipes en
nino de Bolonia, y p a r a poder defenderse del d u q u e de
el gobierno.
M i l á n , que favorecía á F r a n c i s c o , pidió a u x i l i o á los
E n t r e otros muchos capitanes del ejército florentino
venecianos y florentinos, quienes no se lo n e g a r o n . Ocu-
figuraba Baldaccio de A n g h i a r i , tan excelente militar
pados en esta empresa n o podían decidirse á a u x i l i a r á. que no había en aquel tiempo en Italia quien le superase
Sforza. en valor y fuerza corporal. Tanta era su f a m a en la in-
P e r o ocurrió que A n í b a l derrotó á F r a n c i s c o y , p a r e - fantería, fuerza siempre á sus órdenes que, en opinión
ciendo asegurada la t r a n q u i l i d a d por a q u e l l a p a r t e , d e - de todos, le seguiría en cualquier empresa que intentara.
terminaron los florentinos a y u d a r al conde S f o r z a ; a u n - Tenía Baldaccio íntima amistad con N e r i , á quien
que primero, para a s e g u r a r s e del d u q u e d e M i l á n , amaba por sus virtudes, de las que constantemente era
renovaron la alianza con él, á lo cual se p r e s t ó el D u q u e , testigo. E s t a intimidad infundía sospechas á otros ciu-
asegurando que consintió atacaran al c o n d e S f o r z a dadanos, quienes, considerando que prescindir de sus
mientras el rey R e n a t o d e A n j o u estaba c o n l a s a r m a s servicios militares era peligroso y tenerle en ellos pe-
en la mano; pero, vencido ya y privado de t o d o el r e i n o , ligrosísimo, determinaron matarle. L a fortuna favoreció
no le parecía bien que d e s p o j a r a n á Sforza d e s u s E s t a - esta determinación.
dos, por lo cual no sólo consintió en a y u d a r l e , s i n o q u e
. E r a Confaloniero de justicia maese Bartolomé Orlan-
escribió al rey A l f o n s o p a r a que volviera á s u r e i n o , y
d i m , encargado de la defensa de M a r r a d i cuando, como
cesara en las hostilidades. A u n q u e esta p e t i c i ó n d i s -
antes dijimos, pasó á Toscana Nicolás Piccinino,'y que
g u s t ó al rey Alfonso, sin e m b a r g o , por l a s o b l i g a c i o n e s
abandonó cobardemente este castillo, aunque, por su
que tenía con el D u q u e , l a a t e n d i ó , r e t i r á n d o s e c o u su
posición, era de fácil defensa. Tanto desagradó á B a l d a -
ejército al otro lado del río T r o n t o .
daccio esta cobardía, que en sus conversaciones y cartas
VE. Mientras ocurrían tales sucesos en l a R o u i a ñ a . 110
hizo público el poco ánimo de Orlandini, cosa que causó
gozaban tranquilidad los florentinos . E n t r e l o s c i u -
á éste g r a n vergüenza y disgusto, y le infundió vehe-
dadanos de mayor reputación en el gobierno d e F l o r e n -
mentísimo deseo de vengarse, pensando borrar l a i n d i g -
cia figuraba Neri de Gino Capponi, cuya f a m a t e m í a m á s
nidad de su conducta con la sangre del acusador.
que n i n g ú n otro Cosme de Médicis, porque á s u c r é d i t o
V I I . Conocían otros ciudadanos el deseo de Orlan-
en la población u n í a s e el que t e n í a entre l o s s o l d a d o s
dini, y sin t r a b a j o le convencieron de que debía m a t a r á
por haber sido varias veces jefe del e j é r c i t o florenti-
Baldaccio, vengándose él de la injuria recibida y li-
n o , ganándose l a estimación por su valor y m é r i t o .
brando al E s t a d o de un hombre á quien, no sin peligro,
A d e m á s , las victorias que todos s a b í a n , a l c a n z a d a s ñ o r
m a n t e n í a ni, sin daño, podía licenciar. Determinó, pues,'
él y por su padre G i n o , p u e s éste tomó á P i s a , y ISV-ri
Orlandini matarle, y al efecto reunió en u n a de sus ha-
venció á Nicolás Piccinino en A n g h i a r i , le h a c í a n a m a r
bitaciones varios jóvenes armados. Vino Baldaccio á la
TOMO i r .
a
plaza de la Señoría, como lo liacía diariamente, para t r a - corto número de ciudadanos el derecho de elegir la Se-
t a r con los magistrados de los sueldos de sus tropas; le ñoría y renovó la Cancillería de las reformas, privando de
llamó el Confaloniero, y sin recelo alguno fué á verle; ella á Felipe Peruzzi y sustituyéndole con u n o que go-
salió á su encuentro Orlandini y dieron dos ó tres vuel- bernara á satisfacción del partido dominante. P r o l o n g ó
t a s por las salas de la Señoría hablando de los sueldos. el tiempo del destierro á los desterrados; m e t i ó en la
Cuando al Confaloniero pareció momento oportuno, es- cárcel á J u a n de Simón Vespucci; privó de sus cargos á
tando próximos á la habitación donde había escondido á los funcionarios del partido contrario, y con ellos á los
los hombres a r m a d o s , hizo la señal convenida, salieron h i j o s de P e d r o Baroncelli, á todos los Serragli, á Bartolo-
éstos y, encontrando á Baldaccio solo y desarmado, le m é F o r t i n i , á maese Francisco C a s t e l l a n i , y á muchos
asesinaron y arrojaron su cadáver por l a ventana del otros. Con tales medios reforzaron su autoridad y crédi-
palacio que da á la aduana. De allí lo llevaron á la plaza, t o , privando á sus enemigos y á los sospechosos de toda
cortáronle la cabeza y d u r a n t e todo el día la mostraron esperanza.
al pueblo ( 1 4 4 3 ) .
V I I I . Conseguida así la dominación en el interior,
Quedó de Baldaccio un h i j o , que pocos años antes atendieron á los asuntos de fuera.
había dado á luz su mujer A n n a l e n a , y que murió E l rey Alfonso, según antes hemos dicho, h a b í a aban-
al poco tiempo. Annalena, sin hijo y sin marido, y no d o n a d o á Nicolás Piccinino, y el conde S f o r z a , con l a
queriendo la compañ'a de n i n g ú n otro h o m b r e , hizo ayuda de los florentinos, estaba poderoso, por lo cual
de su casa un monasterio, encerrándose en él con otras atacó á Piccinino junto á F e r m o , y le derrotó de tal
muchas nobles señoras, donde vivió y murió s a n t a m e n t e . suerte que, con pocos de los suyos, se refugió en M o n -
E l monasterio que fundó ha conservado y perpetuará su tecchio. Allí se fortificó y defendió con t a n t a tenacidad,
nombre. q u e , al poco tiempo, todas sus tropas se le h a b í a n unido
E s t e suceso aminoró la influencia de N e r i Capponi, y contó con fuerzas para hacer frente al Sforza. Llegó
privándole de crédito y amigos, y no bastó á los ciuda- en esto el invierno, y los dos ejércitos se acuartelaron.
danos poseedores de la gobernación. Diez años habían D u r a n t e el invierno se ocupó Piccinino en reforzar
transcurrido desde su victoria sobre los A l b i z z i ; había s u s t r o p a s , ayudándole para ello el P a p a y el rey A l -
expirado el poder de la Balía, y, porque muchos con pa- fonso, t a n t o que, al llegar la primavera, y saliendo ambos
labras y actos mostraban m á s ánimos de lo que á los generales á c a m p a ñ a , la superioridad del ejército de Pic-
gobernantes conviniera , j u z g a r o n los jefes del gobierno cinino puso al Conde en g r a n d e aprieto, y habría sido
que, para no perder su posición, necesitaban afirmar la vencido, de n o determinar el duque de M i l á n contra-
influencia de sus amigos y d e s t r u i r l a de sus adversarios. rrestar los propósitos de Piccinino. Rogóle Y i s c o n t i que
P a r a esto en el año 1444 crearon, por medio del C o n - f u e r a inmediatamente á verle, porque tenía que decirle
sejo, nueva B a l í a , que reformó los cargos, dando á d e palabra cosas importantísimas. Ansioso Piccinino de
escucharle, abandonó por u n b i e n d u d o s o u n a segura
arrojó de aquella ciudad á Francisco Piccinino; y sa-
victoria y, d e j a n d o al f r e n t e del e j é r c i t o á su hijo F r a n -
biendo Bautista lo mucho que deseaba el duque de M i -
cisco, f u é á M i l á n .
lán la amistad de aquella ciudad, trató con e'1 de ma-
Súpolo S f o r z a , y aprovechó l a ocasión de atacar al
t a r á Aníbal y de establecer su dominación en Bolonia.
enemigo m i e n t r a s Piccinino e s t a b a a u s e n t e , librando la
Convenido el modo de realizarlo, el 24 de J u n i o de 1445
batalla, j u n t o al castillo de M o n t e L o r o , derrotándolo y
atacó Bautista Canneschi con su gente á Aníbal y le
cogiendo prisionero á F r a n c i s c o P i c c i n i n o . m a t ó , recorriendo en seguida la ciudad y proclamando
L l e g ó Nicolás Piccinino á M i l á n , y a l verse engañado- al duque de Milán.
por el d u q u e Visconti y saber l a d e r r o t a de su ejército-
Había entonces en Bolonia Comisarios venecianos y
y la prisión de su h i j o , m u r i ó d e s e n t i m i e n t o en 1445, á.
florentinos que, al principiar el alboroto, se retiraron á
los sesenta y cuatro años de e d a d . F u é capitán más va-
s u s casas; pero viendo después que el pueblo no favore-
leroso q u e afortunado. D e j ó dos h i j o s . F r a n c i s c o y Jaco- cía á los asesinos, y que, reunidos en g r a n número y
bo, que tuvieron menos valor y p e o r f o r t u n a que el padre, armados los boloñeses en la p l a z a , se dolían de la muerte
de suerte q u e este ejército, o r g a n i z a d o p o r Braccio, casi d e Aníbal, cobraron ánimo y , con las tropas que tenían,
quedó d i s u e l t o , y el de S f o r z a , f a v o r e c i d o siempre por uniéndose al pueblo, atacaron á los Canneschi, ven-
la f o r t u n a , adquirió gran f a m a . ciéndoles en seguida, matando á muchos y arrojando de
A l ver el P a p a derrotado el e j é r c i t o d e Piccinino y la ciudad á los demás. N o pudo escapar Bautista C a n -
muerto é s t e , no esperando m u c h o d e l a a y u d a del rey de neschi, ni sus enemigos m a t a r l e , escondiéndose en su
A r a g ó n , negoció la paz con el c o n d e S f o r z a que, por casa en u n a fosa destinada á conservar grano. Buscá-
mediación de los florentinos, f u é c o n v e n i d a , quedan- ronle sus enemigos todo el día, sabiendo que no había
do el P a p a con Osimo, F a b r i a n o y R i c a n a t i en l a M a r - salido de la ciudad y, t a n t o asustaron á sus criados, que
ca, y el resto del país en poder d e S f o r z a . u n muchacho de los que servían en la casa declaró el
I X . A j u s t a d a la paz en l a M a r c a , t o d a I t a l i a hu- escondite, de donde le sacaron cubierto aún con la ar-
biese quedado t r a n q u i l a , á n o i m p e d i r l o l o s de Bolonia. m a d u r a ; matáronle y arrastraron y quemaron su ca-
H a b í a en esta ciudad dos p o d e r o s a s f a m i l i a s , los Cannes- dáver.
chi y los Bentivogli. E r a el jefe d e é s t a A n í b a l , y el de
F u é bastante la autoridad del duque Visconti para
aquélla, B a u t i s t a y, para fiarse m e j o r u n a de otra, con-
hacerle acometer aquella empresa, pero no su poder para
t r a j e r o n parentesco por m e d i o d e m a t r i m o n i o s ; pero socorrerle á tiempo.
entre h o m b r e s que aspiran á l a m i s m a g r a n d e z a se ¡'ue-
X . Terminado el t u m u l t o por la muerte de Bautista y
de contraer fácilmente p a r e n t e s c o , n o a m i s t a d .
la fuga de los Canneschi, quedaron los boloñeses en g r a n
Tenía alianza Bolonia con l o s v e n e c i a n o s y los flo- confusión, por no haber ninguno de la casa de los Benti-
r e n t i n o s , a j u s t a d a por A n í b a l B e n t i v o g r l i o después que vogli apto para desempeñar el gobierno, pues A n i b a l
sólo había dejado u n hijo de seis años de edad, l l a m a d a de esta casa y de tu p a d r e , y si lo eres de A g n o l o de
J u a n . Temíase, pues, que entre los partidarios de lo» Cáscese, continuarás en Florencia consumiendo tu vida
Bentivogli hubiera discordias capaces de facilitar la vuel- en un vil telar de lana.»
t a de los Canneschi, causando la r u i n a del partido c o n - E s t a s palabras conmovieron al joven y, aunque al
trario á ellos y de la patria. principio se había negado á acceder á la pretensión de
E s t a n d o en estas d u d a s , Francisco, que liabia sido los boloñeses, ofreció hacer lo que Cosme y N e r i deter-
conde de Poppi y se encontraba en Bolonia, manifestó- minaran. Pronto se llegó á un acuerdo con los Comisa-
á los principales de la ciudad que si querían ser gober- rios de Bolonia y, provisto de t r a j e s , caballos y servido-
nados por u n descendiente del linaje de A n í b a l , él l o r e s , fué Santi, acompañado de muchos á esta ciudad,
mostraría, y dijo que, estando H é r c u l e s , primo de A n í - donde le entregaron la guarda del hijo de Aníbal y el go-
b a l , hacía unos veinte años en P o p p i , tuvo amores c o n bierno de Bolonia. T a n t a f u é su prudencia en la gober-
u n a joven de este pueblo y de ella un hijo l l a m a d o ción que, habiendo muerto todos sus antepasados á ma-
S a n t i , que Hércules le aseguró ser suyo, lo cual ade- nos de sus enemigos, él vivió en paz y respetado por
m á s no podía n e g a r , por la extraordinaria semejanza de- todos h a s t a su muerte.
ambos. X I . Después de la muerte de Nicolás Piccinino y de
Creyeron los ciudadanos á Francisco, y enviaron á- la paz a j u s t a d a en la M a r c a , deseaba tener Felipe V i s -
Florencia emisarios para reconocer al joven y pedir á- conti u n general para su ejército, y negoció secreta-
Cosme de Médicis y á N e r i que se le concedieran. m e n t e con Ciarpellone, uno de los mejores tenientes de
E l que figuraba como padre de S a n t i había muerto, y S f o r z a , llegando á un acuerdo.
vivía el joven con u n tío suyo llamado A n t o n i o de Cas- Pidió Ciarpellone licencia al conde Sforza para ir á
cese, hombre rico, sin hijos y amigo de Neri q u i e n , al Milán y tomar posesión de algunos castillos que en l a s
saber el caso, juzgó que no era prudente despreciar la p a s a d a s guerras le había donado Visconti. Sospechó
oferta, n i temerariamente aceptarla, opinando que S a n t i Sforza el motivo del viaje y , para que el duque de Mi-
hablara con los enviados de Bolonia á presencia de C o s - lán no se sirviera de Ciarpellone contra é l , hizo prender
me de Médicis. A s í se convino, y los boloñeses no sólo- á éste y, al poco tiempo, matarle pretextando que le
h o n r a r o n , sino casi adoraron á S a n t i : ¡tanto podía en. hacía traición.
ellos el espíritu d e partido! Mucho indignó á Felipe este suceso, y no poco satis-
N o se convino, por lo pronto, nada. Cosme llamó fizo á los venecianos y florentinos, temerosos de que se
aparte á S a n t i y le dijo: «Nadie mejor que tú mismo- uniera al poder del duque de Milán el ejército de Sforza.
puede aconsejarte en este caso, porque has de a d o p t a r l a Aquella indignación produjo nueva g u e r r a en la M a r c a .
determinación á que t u ánimo te incline. Si eres hijo de- E r a señor de Rímini Gismondo M a l a t e s t a que, por ser
H é r c u l e s Bentivoglio, acometerás las empresas dignas- yerno de Sforza, esperaba la Señoría de Pésaro; pero al
sólo había dejado u n hijo de seis años de edad, l l a m a d a de esta casa y de tu p a d r e , y si lo eres de A g n o l o de
J u a n . Temíase, pues, que entre los partidarios de lo» Cáscese, continuarás en Florencia consumiendo tu vida
Bentivogli hubiera discordias capaces de facilitar la vuel- en un vil telar de lana.»
t a de los Canneschi, causando la r u i n a del partido c o n - E s t a s palabras conmovieron al joven y, aunque al
trario á ellos y de la patria. principio se había negado á acceder á la pretensión de
E s t a n d o en estas d u d a s , Francisco, que había sido los boloñeses, ofreció hacer lo que Cosme y N e r i deter-
conde de Poppi y se encontraba en Bolonia , manifestó- minaran. Pronto se llegó á un acuerdo con los Comisa-
á los principales de la ciudad que si querían ser gober- rios de Bolonia y, provisto de t r a j e s , caballos y servido-
nados por u n descendiente del linaje de A n í b a l , él l o r e s , fué Santi, acompañado de muchos á esta ciudad,
mostraría, y dijo que, estando H é r c u l e s , primo de A n í - donde le entregaron la guarda del hijo de Aníbal y el go-
b a l , hacía unos veinte años en P o p p i , tuvo amores c o n bierno de Bolonia. T a n t a fué su prudencia en la gober-
u n a joven de este pueblo y de ella un hijo llamado- ción que, habiendo muerto todos sus antepasados á ma-
S a n t i , que Hércules le aseguró ser suyo, lo cual ade- nos de sus enemigos, él vivió en paz y respetado por
m á s no podía n e g a r , por la extraordinaria semejanza de- todos h a s t a su muerte.
ambos. X I . Después de la muerte de Nicolás Piccinino y de
Creyeron los ciudadanos á Francisco, y enviaron á- la paz a j u s t a d a en la M a r c a , deseaba tener Felipe V i s -
Florencia emisarios para reconocer al joven y pedir á- conti un general para su ejército, y negoció secreta-
Cosme de Médicis y á N e r i que se le concedieran. m e n t e con Ciarpellone, uno de los mejores tenientes de
E l que figuraba como padre de S a n t i había muerto, y S f o r z a , llegando á un acuerdo.
vivía el joven con u n tío suyo llamado A n t o n i o de Cas- Pidió Ciarpellone licencia al conde Sforza para ir á
cese, hombre rico, sin hijos y amigo de Neri q u i e n , al Milán y tomar posesión de algunos castillos que en l a s
saber el caso, juzgó que no era prudente despreciar la pasadas guerras le había donado Visconti. Sospechó
oferta, n i temerariamente aceptarla, opinando que S a n t i Sforza el motivo del viaje y , para que el duque de Mi-
hablara con los enviados de Bolonia á presencia de C o s - lán no se sirviera de Ciarpellone contra é l , hizo prender
me de Médicis. A s í se convino, y los boloñeses no sólo- á éste y, al poco tiempo, matarle pretextando que le
h o n r a r o n , sino casi adoraron á S a n t i : ¡tanto podía en. hacía traición.
ellos el espíritu d e partido! Mucho indignó á Felipe este suceso, y no poco satis-
N o se convino, por lo pronto, nada. Cosme llamó fizo á los venecianos y florentinos, temerosos de que se
aparte á S a n t i y le dijo: «Nadie mejor que tú mismo- uniera al poder del duque de Milán el ejército de Sforza.
puede aconsejarte en este caso, porque has de a d o p t a r l a Aquella indignación produjo nueva g u e r r a en la M a r c a .
determinación á que t u ánimo te incline. Si eres hijo de- E r a señor de Rímini Gismondo M a l a t e s t a que, por ser
H é r c u l e s Bentivoglio, acometerás las empresas dignas- yerno de Sforza, esperaba la Señoría de Pésaro; pero al
ocupó éste y la dio á su hermano Alejandro. Tal pre-
L o m b a r d í a . Prometió Alfonso enviarle auxilio, que difí-
ferencia irritó el á n i m o de Gismondo, a u m e n t a n d o su in-
cilmente podía pasar sin consentimiento del conde
dignación el ver q u e Federico Montefeltro, su enemigo,
Sforza.
por el favor del c o n d e Sforza había ocupado la Señoría
X I I . Rogó Felipe Visconti al Conde que no abando-
de Urbino.
n a r a á su suegro, viejo ya y ciego. E l Conde estaba ofen-
P o r tales motivos tomó Gismondo el partido del d u -
dido con el D u q u e por haberle éste movido la g u e r r a ;
que de Milán, y excitaba al P a p a y al rey de Ñ a p ó l e s para
m a s . por otra parte, no le agradaba el engrandecimiento
que declararan la g u e r r a al conde Sforza. E s t e , á fin
d e los venecianos. Además, empezaba á faltarle dinero, y
de que conociera Gismondo los primeros f r u t o s de la
la L i g a era parca en dárselo, porque los florentinos no
guerra que tanto deseaba, determinó prevenir el ataque
t e n í a n ya al Duque el miedo que les obligaba á estimar
y le acometió de improviso. L a perturbación f u é inme-
á Sforza, y los venecianos deseaban la ruina de éste, por
diata en la R o m a ñ a y en la M a r c a , porque Yisconti, el
creer que era el único capaz de poderles quitar la L o m -
rey de N á p o l e s y el P a p a enviaron poderoso auxilio á
bardía. Sin embargo, mientras Visconti procuraba atraér-
Gismondo, y los florentinos y venecianos dieron al conde
sele, ofreciéndole el mando de todas sus tropas si resti-
Sforza, si no g e n t e , dinero.
t u í a la Marca al P a p a y abandonaba á los venecianos,
No bastó á Y i s c o n t i la guerra en la R o m a ñ a , é in- éstos le enviaron embajadores, prometiéndole Milán si lo
t e n t ó quitar á Sforza Cremona y P o n t r e m o l i ; pero
t o m a b a n , y el mando de todo su ejército á perpetuidad,
los florentinos defendieron esta p l a z a , y los venecianos
con tal que continuara la guerra en la Marca é impidiera
aquélla.
la llegada á Lombardía de las tropas del rey Alfonso.
De esta suerte se renovó la guerra en L o m b a r d í a y , G r a n d e s eran las promesas de los venecianos y g r a n -
después de algunos combates en los alrededores de Cre- dísimos sus servicios, por haber intervenido en aquella
mona, los florentinos, al mando de Micheletto, y los ve- g u e r r a para salvar á . Cremona, que era de Sforza. E n
necianos derrotaron en Casale á Francisco Piccinino, que cambio las injurias del duque de Milán eran recientes, y
m a n d a b a el ejército del duque de Milán (1446). sus ofrecimientos no grandes y nada dignos de fe. E s -
Esperando los venecianos, por esta victoria, q u i t a r al taba, sin embargo, dudoso el Conde acerca del partido
duque sus Estados, enviaron u n Comisario á C r e m o n a , que debería tomar, porque de una parte le obligaban sus
é invadieron la G h i a r a d a d d a , ocupando todo aquel terri- compromisos con la Liga, la fidelidad jurada, los recien-
torio, menos Crema. P a s a r o n después el A d d a y llega- t e s servicios que la L i g a le había hecho y las promesas
ban en sus correrías h a s t a Milán. p a r a lo f u t u r o ; de otra le detenían los ruegos de su sue-
E l duque Yisconti acudió á Alfonso, rey de N á p o l e s , gro, y, sobre todo, el veneno que sospechaba encubrían
rogándole que le socorriera, y mostrándole el peligro que los venecianos con sus promesas; comprendiendo que, si
correría aquel reino si los venecianos se apoderaban de e r a n vencedores, á discreción suya quedaba el realizar-
las, y á este peligro sólo por necesidad debía exponerse venecianos, sólo del ejército que él m a n d a b a podían va-
un hombre prudente. lerse. P o r ello, cobrando ánimo, pasó al territorio de B o -
Con la incertidumbre de Sforza en resolverse acabaron lonia, y después á Módena y Reggio, deteniéndose con el
por ambición los venecianos, quienes, esperando ocupar ejército junto al río L e n z a , y ofreciendo desde allí sus
á Cremona por secretas negociaciones que tenían con servicios á los milaneses.
gente de dicha plaza, con distinto pretexto acercaron á É s t o s á la muerte del D u q u e se dividieron, queriendo
ella su ejército. P e r o los que á nombre de Sforza guar- unos vivir libres, y otros bajo el m a n d o de un príncipe.
daban á Cremona descubrieron el complot y fracasó, re- D e los que preferían un príncipe, unos deseaban al conde
sultando que no se apoderaron de Cremona y perdieron Sforza y otros al rey Alfonso. E s t a n d o los que amaban la
la ayuda del conde Sforza, que, dejando á un lado t o d o libertad unidos, prevalecieron de sus adversarios, y orga-
género de consideraciones, se unió al duque de M i l á n nizaron un gobierno republicano, que no obedecieron
(1447). muchas ciudades del Ducado, porque cada u n a deseaba
X I I I . Había muerto el papa E u g e n i o y sido elegido gozar de su libertad como Milán, y las que no aspiraban
para sucederle Nicolás V . á ser repúblicas independientes, rechazaban la soberanía
E l conde Sforza tenía ya reunido todo su ejército de los milaneses. Lodi y Piacenza se entregaron á los ve-
en Cotignola para pasar á Lombardía, cuando recibió la necianos; P a v í a y P a r m a se declararon independientes y,
noticia de la muerte de Felipe Yisconti, ocurrida á fines viendo Sforza esta desorganización, marchó á Cremona,
de A g o s t o de 1447. donde sus comisionados llegaron á un acuerdo con los d e
Milán para que Sforza fuera jefe de todo el ejército, con
E s t e suceso alarmó á Sforza, porque debía p a g a s á
l a s mismas condiciones que había pactado con el D u q u e
sus tropas y no estaba seguro de la subordinación del
Yisconti, añadiendo que Brescia fuera del Conde y, si
ejército. Temía á los venecianos, que contaban entonces
conquistaba Verona, se quedase con esta ciudad, restitu-
con numerosas fuerzas, y de los cuales se había separado
yendo Brescia á los de Milán.
recientemente para unirse al duque de M i l á n ; t e m í a
también al rey Alfonso, su perpetuo enemigo; nada es- X I Y . A n t e s de que muriera el d u q u e de Milán, el
peraba del P a p a , porque ocupaba tierras de l a Iglesia, y papa Nicolás, al ocupar el solio pontificio, procuró resta-
nada de los florentinos, aliados con los venecianos. blecer la paz entre los príncipes italianos. A l efecto ne-
Determinó, sin embargo, arrostrar la mala fortuna y goció con los embajadores que le enviaron los florentinos
dejarse guiar por los sucesos, porque en la actividad se para felicitarle por su elección, que se reuniera u n a D i e t a
encuentran oportunidades que en la quietud nunca se en F e r r r a r a , á fin de convenir larga tregua ó a j u s t a r
hallan. la paz.
SUMARIO.
I. Relación que tienen con la historia de los florentinos los ne-
gocios de los demás principes de Italia. Discordias que dañan
á la República. Carácter de estas discordias.—II. Cosme de
Médicis y Neri Capponi llegan por diverso camino á ser po-
derosos. Reforma en la elección de los magistrados favorable
á Cosme. Descontenta á los poderosos esta reforma.—II [.
(1458) Acudenéstos á Cosme que les niega su apoyo, con el in-
tento de hacerse más necesario.—IV. Tiranía y soberbia de
Lucas Pitti y de su partido.—V. Muerte de Cosme de Médicis
(1464). Su magnificencia. Su política.—VI. Su elogio.—
V I L E l duque de Milán toma á Génova. Fernando de Ara-
gón se apodera por traición de los barones que le eran enemi-
gos.— VIII. Jacobo Piccinino es preso y muerto. — IX. Es-
fuerzos infructuosos del papa Pío I I para excitar á los
cristianos contra los turcos (1465). Muerte del duque Fran-
cisco Sforza (1466).—X. Conjuración de Diotisalvi Neroni
contra Pedro de Médicis.—XI. Prosigue el mismo asunto.—
X I I . Fiesta en Florencia.—XIII. Inconstancia de los floren-
tinos con Pedro de Médicis.—XIV. Nicolás Soderini elegido
confaloniero. Grandes esperanzas que en él se tienen para el
restablecimiento de la tranquilidad.—XV. Los dos partidos
toman las armas.—XVI. La mayoría de los ciudadanos se
pone del lado de Médicis.—XVII. Reforma del gobierno
á favor de Pedro de Médicis. Dispersión de sus enemigos.
Decadencia de Lucas Pitti.—XVIII. Carta de Agnolo Ac-
76 nicolís maqüiavelo.
SUMARIO.
I. Situación de la familia Médicis en Florencia.—II (1473),
Desavenencias entre las familias Pazzi y Médicis.—III. Con-
juración de los Pazzi, en la cual entran el papa Sixto IV y el
rey de Nápoles.—IV. Continúa el mismo asunto.—V. Orga-
nización de la conjura.—VI. Ejecución del complot. J u l i á n
de Médicis es muerto; Lorenzo se salva.—VII. E l Arzobispo
Salviati, al intentar apoderarse del Palacio, es preso y ahor-
cado.—VIII. Suerte que corren los demás conjurados.—
IX. E l peligro á que estuvo expuesto y el amor de los floren-
tinos aumentan el poder de Lorenzo de Médicis. Fin que t u -
vieron los conjurados.—X. E l Papa excomulga á Florencia
y, aliado al rey de Nápoles, envia el ejército contra esta Re-
pública. Lorenzo de Médicis habla á los ciudadanos reunidos
en el Palacio.—XI, Los florentinos apelan al f u t u r o Concilio.
Solicitan la alianza de los venecianos.—XII. Los venecianos
niegan la alianza. Empieza la guerra.—XIII. Desórdenes
en Milán. Génova se rebela contra el duque de Milán.—
XIV. Siendo ineficaces las tentativas de acuerdo, los floren-
tinos combaten contra los ejércitos pontificio y napolitano, y
los rechazan al territorio de Pisa.—XV. Invaden los do-
minios del Papa y derrotan sus tropas en Perusa (1179).—
XVI.—Victoria del duque de Calabria contra los florentinos
en Poggibonsi.—XVII. Lorenzo de Médicis determina ir á
Nápoles para t r a t a r la paz con el Rey.—XVIII. Luis Sforza,
apodado el Moro, y sus hermanos, son llamados á Milán. Va-
riaciones en el gobierno de aquel Estado.—XIX. Lorenzo d a d . P e r o siendo asunto que exige m u c h a s consideracio-
de Médicis ajusta la paz con el rey de Nápoles, pero no asien- n e s a n t e s expuestas, nos referimos á lo dicho, y p a s a n d o
ten á ella el Papa y los venecianos.—XX. Los turcos asaltan
y toman á Otranto (1480).—XXI. Los florentinos se recon- á otro, diremos la situación d e los Médicis en F l o r e n c i a .
cilian con el Papa.—XXII. Nuevos procedimientos de guerra Victoriosa esta familia de todos s u s enemigos decla-
en Italia. Discordia entre el marqués de Ferrara y los vene- rados, p a r a superar á las d e m á s y ser la primera en el
cianos (1481).—XXIII. E l rey de Nápoles y los florenti- gobierno d e la c i u d a d , necesitaba vencer á los que ocul-
nos atacan los Estados del Papa con daño de aquéllos.—
X X I V . E l rey de Nápoles, el duque de Milán, los florentinos t a m e n t e conspiraban contra e l l a ; porque m i e n t r a s l o s
y el Papa se alíau contra los venecianos (1482).—XXV. De- Médicis rivalizaban con otras familias en autoridad y
rrota de los venecianos en el Bondeno (1483).—XXVI. Se crédito, los ciudadanos, envidiosos d e su influencia, p o -
rómpela alianza ( 1 4 8 4 ) . - X X V I I . Discordias entre los Co-
dían oponerse abiertamente á ellos, sin temor á los d a ñ o s
lonnas y los Orsini.—XXVIII. Muerte de Sixto IV; elección
de Inocencio VIII.—XXIX. Origen y estado del banco de de su e n e m i s t a d ; pues, g o z a n d o de libertad los m a g i s -
San Jorge.—XXX. Guerra entre los florentinos y los ge- t r a d o s , n i n g u n o de los p a r t i d o s corría p e l i g r o , sino
noveses por la ocupación de Sarzana,—XXXI. Bendición c u a n d o era vencido.
de Pietrasanta.—XXXII. Guerra entre el Papa y el rey de
Nápoles por la posesión de la ciudad de Aquila (1485). Ter- P e r o después de la victoria d e 1 4 7 6 adquirieron tanta-
mina con la paz (1486).—XXXIII. Benévolo el Papa con los a u t o r i d a d los Médicis en el gobierno, que los desconten-
florentinos, á pesar de que habían ayudado en la última gue- tos e s t a b a n precisados á sufrir con paciencia aquel r é g i -
rra al rey de Nápoles, interviene como mediador entre ellos
m e n ó á combatirlo por medio d e secretas conjuraciones;
y los genoveses, pero infructuosamente. Los genoveses son
derrotados por los florentinos: pierden á Sarzana y se entre- y como é s t a s difícilmente l o g r a n b u e n é x i t o , l a s m á s
gan al duque de Milán (1487).—XXXIV. Boccolino de veces ocasionan la ruina de los c o n j u r a d o s y el a u m e n t o
•Oísimo entrega la ciudad al Papa. Jerónimo Biario, se- de poder de aquel contra quien la c o n j u r a c i ó n se f r a g u a .
ñor de Forli, muere víctima de una conjuración (1488).—
X X X V . Galeotto Manfredi, señor de Faenza, es muerto por D e aquí que siempre que el soberano de u n a ciudad es
traición de su mujer, á quien expulsan los faentinos, reco- objeto d e u n a conspiración, si n o perece, como sucedió
mendando el gobierno de la ciudad á los florentinos (1492). al d u q u e de M i l á n , lo cual rara vez ocurre, resulta con
—XXXVI. Muerte de Lorenzo de Médicis. Su elogio. mayor poder y , con f r e c u e n c i a , d e bueno se convierte
en malo, porque la conspiración f r a c a s a d a le i n f u n d e te-
I . Colocado el principio de este octavo libro e n t r e dos mor, el temor deseo de a s e g u r a r la vida, y p a r a lograrlo,
c o n j u r a c i o n e s , u n a ocurrida en M i l á n , que y a h e m o s r e - el empleo d e la violencia, ocasionando los odios y m u c h a s
ferido, y la o t r a en F l o r e n c i a , q u e v a m o s á n a r r a r , sería veces su pérdida. R e s u l t a , pue3, que l a s conspiraciones
c o n v e n i e n t e , siguiendo n u e s t r a c o s t u m b r e , h a b l a r d e d a ñ a n p r i m e r o á quien l a s f r a g u a y d e todas suertes
la índole d e l a s conspiraciones y de su importancia; lo con el t i e m p o , al que es objeto d e ellas.
q u e haríamos d e buen g r a d o , d e n o haberlo hecho y a en I I (1478). E s t a b a I t a l i a , según a n t e s d i j i m o s , d i -
o t r o sitio y si la materia p u d i e s e ser t r a t a d a con breve- vidida en dos g r a n d e s b a n d o s . E n uno de ellos el P a p a -
y el rey de Ñapóles; en el otro los venecianos, el duque
P o r esto no se concedían á Jacobo Pazzi ni á sus so-
de Milán y los florentinos; y aunque no hubiera esta-
brinos los honrosos cargos que, en opinión de sus conciu-
llado entre ambos la g u e r r a , diariamente opurrían moti-
dadanos, merecían. D e aquí nació el primer rencor de los
vos para comenzarla, procurando, sobre todo el Pontífice
P a z z i y el primer temor de los Médicis y, creciendo aquél,
en todas sus empresas, perjudicar á los florentinos. P o r
justificaba el crecimiento de éste. D e aquí también que
ello, á la muerte de Felipe de Médicis, arzobispo de Pisa,
los magistrados miraran mal á los P a z z i cuando concu-
e l P a p a , contra la voluntad de la Señoría de Florencia,
rrían á algún acto con los otros ciudadanos. E l Consejo
nombró para reemplazarle en dicho arzobispado á F r a n -
de los Ocho, estando Francisco P a z z i en Roma, por moti-
cisco Salviati, cuya enemistad con los Médicis era cono-
vo insignificante y sin guardarle la consideración que se
cida; y, por no querer la Señoría darle posesión del cargo,
debe á los ciudadanos de importancia, le obligó á volver á
mediaron nuevas ofensas entre el P a p a y el gobierno flo-
Florencia. L o s P a z z i quejábanse en todas partes con
rentino. A d e m á s , hacía el Pontífice en Roma grandes
palabras ofensivas, las cuales aumentaban las sospechas
favores á la familia P a z z i , y todo los perjuicios que po-
y los rigores contra ellos de sus adversarios.
d í a á la de Médicis.
J u a n de P a z z i estaba casado con la hija de J u a n
F i g u r a b a la familia P a z z i en Florencia por sus rique- Buonromei, persona r i q u í s i m a , cuyos bienes, por haber
zas y noble origen entre l a s primeras, y jefe de ella era muerto, correspondían á su hija, que era única. A pesar
J a c o b o , á quien el pueblo, por su fortuna y nacimiento, d e ello, su sobrino Carlos se apoderó de parte de aquellos
hizo caballero. N o tenía éste más hijos que una h i j a na- bienes y, entablado el pleito, hízose una ley en virtud de
tural, pero sí muchos sobrinos nacidos de sus hermanos l a cual quedó privada de la herencia de su padre la mu-
P e d r o y Antonio. L o s principales de ellos eran Guiller- jer de J u a n de P a z z i , concediéndosela á Carlos. L o s
mo, Francisco, Renato y J u a n , y después de éstos A n - P a z z i atribuyeron esta injusticia á los Médicis, y J u l i á n
d r é s , Nicolás y Galeotto. de Médicis se quejó varias veces á su hermano L o r e n -
Cosme de Médicis, teniendo en cuenta la opulencia y z o diciéndole que temía lo perdieran todo por el deseo
f o r t u n a de esta familia, había casado á su nieta Blanca de tener demasiado.
c o n Guillermo, esperando que esta alianza sería lazo de I I I . Lorenzo de Médicis, en la fuerza de la e d a d , y
unión de los P a z z i con los Médicis y prevendría enemis- lleno de ambición, quería entender de todos los asuntos
t a d e s y rencores que muchas veces nacen de simples sos- y que en todo se reconociera su autoridad.
pechas. P e r o sucedió lo contrario ( ¡ t a n inciertos y fala- N o pudiendo los P a z z i , t a n opulentos y ricos, sufrir
ces son nuestros designios!) porque los que aconsejaban t a n t a s ofensas, empezaron á meditar el modo de ven-
á Lorenzo de Médicis mostrábanle cuán peligroso y per- garse de los Médicis. E l primero en hablar de ello
judicial para su autoridad era permitir que reunieran f u é Francisco, el más valiente y susceptible de todos
a l g u n a s familias el poder y la riqueza. ellos, t a n t o que determinó, ó adquirir lo que le faltaba
ó perder los que tenía. P o r la manifiesta mala voluntad
que la cosa era difícil y expuesta, dificultad y peligro
del gobierno florentino hacia él, vivía casi siempre en
que el Arzobispo procuraba desvanecer, mostrando el
R o m a , donde, según la costumbre de los comerciantes
auxilio que el P a p a y el rey de Ñapóles darían á la em-
venecianos, acumulaba g r a n d e s riquezas. E r a í n t i m o
p r e s a , y además el odio que los florentinos tenían á los
amigo del conde J e r ó n i m o , y a m b o s se quejaban m u t u a -
Médicis; el apoyo de los parientes que los Salviati y les
mente de los Médicis, h a s t a el p u n t o de llegar á conve-
Pázzi tenían dentro de Florencia; la facilidad de m a t a r
nir en que, para que el Conde pudiera vivir seguro en sus
á los Médicis, que andaban por las calles de Florencia
E s t a d o s , y Francisco de P a z z i en su ciudad, era necesa-
sin acompañamiento ni precaución alguna y , una vez
rio que cambiara el gobierno de F l o r e n c i a , lo que no se
m u e r t o s , la seguridad de cambiar el gobierno. M o n -
podría conseguir sin la muerte de J u l i á n y de L o r e n z o
tesecco no creía nada de esto, porque á otros muchos flo-
de Médicis.
rentinos les había oído hablar de distinta manera.
Creyeron que el P a p a y el rey de Ñapóles acogerían
I Y . Mientras se preparaba esta conjuración enfermó
de buen grado el proyecto cuando les mostraran la facili-
Carlos, Señor de F a e n z a , de tanto peligro, que se temió
dad de realizarlo. Conformes ya en su ejecución, comu-
por su vida. Pareció entonces oportuno al Arzobispo y al
nicaron el intento á Francisco Salviatí, arzobispo d e
Conde enviar á Montesecco á Florencia y de allí á l a
Pisa, que, por ser ambicioso y haberle ofendido los M é -
R o m a n a , bajo pretexto de que recobrara algunas pose-
dicis poco tiempo a n t e s , prometió voluntariamente su
siones del Conde que el Señor de F a e n z a había ocupado.
concurso y, discutiendo los tres sobre los medios de rea-
E n c a r g ó el Conde á Montesecco que, al pasar por F l o -
lizar fácilmente el propósito, acordaron atraer á la con-
rencia, hablara de parte suya con Lorenzo de Médicis,'
juración á Jacobo de P a z z i , sin el cual creían no poder
y le pidiera consejo sobre lo que debía hacer en la R o -
realizar cosa alguna. P a r a conseguir esto fué F r a n c i s c o
m a ñ a ; que después hablase con Francisco de P a z z i y
de P a z z i á F l o r e n c i a , quedando en R o m a el Arzobispo
vieran los dos de qué modo podían meter en la conjura-
y el C o n d e , á fin de t r a t a r con el P a p a , cuando fuera,
ción á Jacobo de Pazzi. P a r a que, á este fin, alegara la
tiempo oportuno de comunicarle el proyecto.
voluntad del Papa, quiso que antes de su partida confe-
E n c o n t r ó Francisco á Jacobo m á s circunspecto y di- renciara Montesecco con el Pontífice, quien hizo las mayo-
fícil de lo que esperaba; lo hizo saber en R o m a , y cre- res ofertas que pudo en favor de la conjuración.
yóse que era preciso emplear persona de mayor auto-, Llegó Montesecco á Florencia y habló con Lorenzo
ridad para decidirle, por lo cual manifestaron el Arzo- de Médicis, que le recibió cariñosamente, dándole sen-
bispo y el Conde todo el proyecto á J u a n B a u t i s t a M o n - satos y amistosos consejos, tanto, que Montesecco, a d -
tesecco, capitán á sueldo del P a p a . mirado, creía encontrar un hombre distinto del que le
E r a Montesecco muy reputado como militar, y estaba, habían dicho, al verle t a n benévolo, prudente y amigo,
muy obligado al Conde y al P a p a . Opinó, sin embargo,. del Conde. Quiso, sin embargo, hablar con Francisco de
TOSIO I I . JQ
HISTORIA DE FLORENCIA
T
Sf
i
Vinieron, pues, el conde Carlos Braccio y Deifebo con á su adversario y separar la plaza de la obediencia á la
buen número de liombres de armas, y añadieron todas las S a n t a Sede.
t r o p a s que pudieron adquirir del ejército que á las órde- A l principio pareció que la f o r t u n a quería favorecer á
nes del m a r q u é s de F e r r a r a bacía frente al del duque los florentinos, porque el conde Carlos hacia grandes
d e Calabria, Dirigiéronse hacia Pisa en busca de R o - progresos en el territorio de P e r u s a ; y aunque Nicolás
berto de S a n Severino que, con su gente, estaba j u n t o al Vitelli no había podido entrar en Ciudad del Castillo,
río Serchio, y aunque aparentó querer esperar nuestro dominaba la comarca con sus tropas, haciendo presas
ejército, no lo a g u a r d ó , retirándose á la Lunigiana y á h a s t a junto á la población sin que nadie se le opusiera.
los mismos alojamientos que tenía cuando salió de allí L o s que estaban en Poggibonzi hacían diariamente co-
para l a comarca de P i s a . Después de su partida el conde rrerías h a s t a los muros de Siena.
Carlos recobró todas las poblaciones que en el territorio Todas estas esperanzas quedaron al fin vanas. P r i m e -
de P i s a había ocupado el enemigo. ramente el conde Carlos, cuando más se confiaba en el
X V (1479). Libres los florentinos de enemigos por resultado de sus victorias, murió. Su m u e r t e , sin em-
l a parte de Pisa, pusieron todas sus tropas entre Colle y bargo, hubiera mejorado la situación de los florentinos si
S a n Giminiano. P e r o habiendo en aquel ejército, por l a supieran aprovecharse de la victoria que ocasionó, por-
llegada del conde Carlos, soldados que fueron de Sforza que, al saber la muerte del Conde, el ejército pontificio,
y otros de Braccio, renacieron las antiguas enemistades que se había concentrado en Perusa, esperando vencer al
entre ellos, y se temía que, de estar mucho tiempo reuni- florentino, salió inmediatamente á c a m p a ñ a , situándose
dos, vinieran á las manos. P o r m e n o r mal, se determinó junto al lago, á tres millas del enemigo. Por su parte,
dividir el ejército, y mandar u n a parte de él á l a s órdenes •Jacobo Guicciardini, Comisario en aquel ejército floren-
del conde Carlos al P e r u s i n o , y la otra situarla en P o g - t i n o , de acuerdo con Roberto de Rimini, que sucedió al
gibonzi, donde hiciera fuerte atrincheramiento para im- conde Carlos en el mando de las tropas y era el jefe de
pedir al enemigo entrar en la comarca florentina. mayor importancia, sabida la causa de la presunción de
Calcularon también que esta división de fuerzas obli- los enemigos, determinó esperarles. Vinieron ambos
garía además al enemigo á dividir las suyas, porque ejércitos á las manos junto al lago donde antiguamente
creían que el conde Carlos ocuparía á P e r u s a , supo- el cartaginés Aníbal alcanzó el memorable triunfo contra
niendo tenía allí muchos partidarios, ó que el P a p a se los romanos y quedó derrotado el pontificio.
viera precisado á enviar numerosas tropas para defen- E s t a victoria produjo grande alegría en Florencia,
derla, Ordenaron además, para poner en mayor aprieto al siendo muy elogiados los jefes y , además de suceso glo-
P a p a , que Nicolás Vitelli, expulsado de Ciudad del Cas- rioso, hubiera sido útil á la causa de la República , de no
tillo, donde mandaba su enemigo maese Lorenzo, se perturbarlo todo los desórdenes ocurridos en el ejército
acercara con tropas á la plaza, procurara arrojar de allí de Poggibonzi. E l bien que hizo uno de los ejércitos lo
Vinieron, pues, el conde Carlos Braccio y Deifebo con á su adversario y separar la plaza de la obediencia á la
buen número de liombres de armas, y añadieron todas las S a n t a Sede.
t r o p a s que pudieron adquirir del ejército que á las órde- A l principio pareció que la f o r t u n a quería favorecer á
nes del m a r q u é s de F e r r a r a bacía frente al del duque los florentinos, porque el conde Carlos hacia grandes
d e Calabria. Dirigiéronse hacia Pisa en busca de R o - progresos en el territorio de P e r u s a ; y aunque Nicolás
berto de S a n Severino que, con su gente, estaba j u n t o al Vitelli no había podido entrar en Ciudad del Castillo,
río Serchio, y aunque aparentó querer esperar nuestro dominaba la comarca con sus tropas, haciendo presas
ejército, no lo a g u a r d ó , retirándose á la Lunigiana y á b a s t a junto á la población sin que nadie se le opusiera.
los mismos alojamientos que tenía cuando salió de allí L o s que estaban en Poggibonzi hacían diariamente co-
para l a comarca de P i s a . Después de su partida el conde rrerías h a s t a los muros de Siena.
Carlos recobró todas las poblaciones que en el territorio Todas estas esperanzas quedaron al fin vanas. P r i m e -
de P i s a había ocupado el enemigo. ramente el conde Carlos, cuando más se confiaba en el
X V (1479). Libres los florentinos de enemigos por resultado de sus victorias, murió. Su m u e r t e , sin em-
l a parte de Pisa, pusieron todas sus tropas entre Colle y bargo, hubiera mejorado la situación de los florentinos si
S a n Giminiano. P e r o habiendo en aquel ejército, por l a supieran aprovecharse de la victoria que ocasionó, por-
llegada del conde Carlos, soldados que fueron de Sforza que, al saber la muerte del Conde, el ejército pontificio,
y otros de Braccio, renacieron las antiguas enemistades que se había concentrado en Perusa, esperando vencer al
entre ellos, y se temía que, de estar mucho tiempo reuni- florentino, salió inmediatamente á campaña , situándose
dos, vinieran á las manos. P o r m e n o r mal, se determinó junto al lago, á tres millas del enemigo. Por su parte,
dividir el ejército, y mandar u n a parte de él á l a s órdenes •Jacobo Guicciardini, Comisario en aquel ejército floren-
del conde Carlos al P e r u s i n o , y la otra situarla en P o g - t i n o , de acuerdo con Roberto de Rimini, que sucedió al
gibonzi, donde hiciera fuerte atrincheramiento para im- conde Carlos en el mando de las tropas y era el jefe de
pedir al enemigo entrar en la comarca florentina. mayor importancia, sabida la causa de la presunción de
Calcularon también que esta división de fuerzas obli- los enemigos, determinó esperarles. Vinieron ambos
garía además al enemigo á dividir las suyas, porque ejércitos á las manos junto al lago donde antiguamente
creían que el conde Carlos ocuparía á P e r u s a , supo- el cartaginés Aníbal alcanzó el memorable triunfo contra
niendo tenía allí muchos partidarios, ó que el P a p a se los romanos y quedó derrotado el pontificio.
viera precisado á enviar numerosas tropas para defen- E s t a victoria produjo grande alegría en Florencia,
derla. Ordenaron además, para poner en mayor aprieto al siendo muy elogiados los jefes y , además de suceso glo-
P a p a , que Nicolás Vitelli, expulsado de Ciudad del Cas- rioso, hubiera sido útil á la causa de la República , de no
tillo, donde mandaba su enemigo maese Lorenzo, se perturbarlo todo los desórdenes ocurridos en el ejército
acercara con tropas á la plaza, procurara arrojar de allí de Poggibonzi. E l bien que hizo uno de los ejércitos lo
destruyó el otro completamente porque, habiendo cogido
desorden, ordenaron á las tropas victoriosas en el P e r u -
botín en el territorio de los sieneses, por su reparto
sino dejar aquella empresa contra P e r u s a y venir á V a l
hubo discordia entre los marqueses de F e r r a r a y M a n t u a ;
d ' E l s a , para hacer frente al enemigo que, después de l a
acudieron á las a r m a s ; se prodigaron toda clase de ofen-
victoria, sin obstáculo alguno recorría el país.
sas, y llegaron á p u n t o de que juzgaran los florentinos
A u n q u e tenían de tal suerte sitiada á P e r u s a que de
no poder valerse de ambos, consintiendo que el marqués
un momento á otro esperaban tomarla, prefirieron los
de F e r r a r a con sus t r o p a s volviera á su país.
florentinos defender lo suyo á ocupar lo ajeno, t a n t o ,
X V I . Debilitado aquel ejército, que quedó sin general
que aquel ejército, apartándole de la tierra de sus triun-
y gobernándose en todo desordenadamente, el duque de
fos, fué conducido á S a n Casciano, castillo á ocho millas
Calabria, que se encontraba con el suyo cerca de Siena,
d e Florencia, y opinaban que no se podía contrarrestar al
decidió acometerle, y sucedió lo que había pensado. L a s
duque de Calabria h a s t a reunir las reliquias del ejército
tropas florentinas, al verse a t a c a d a s , no confiaron en
derrotado.
sus armas, ni en su número, superior al del enemigo, ni
Por su parte los enemigos que quedaron libres en P e -
en la posición ocupada, que era fortísima, pues sin espe-
rusa por la partida de las tropas florentinas, cobrando
rar la llegada de sus adversarios, á la vista del polvo que
á n i m o , hacían diarias correrías por el Aretino y el Cor-
levantaban en la m a r c h a , echaron á correr, dejándoles
tones, cogiendo botín; y los que á las órdenes de A l f o n -
las municiones, los carros y los cañones. T a n t a era la
so, duque de Calabria, habían vencido en Poggibonzi,
cobardía y el desorden en los ejércitos de entonces, que
se apoderaron primero de este pueblo, después de Vico,
el volver un caballo la cabeza ó la g r u p a decidía la vic-
saquearon á Certalo, y hechas estas conquistas y presas
toria ó la pérdida de u n a batalla.
fueron á acampar junto al castillo de Colle, que e n t o n -
E s t a victoria llenó de botín á los soldados del rey de ces era considerado fortísimo. P o r ser su guarnición
Nápoles, y á los florentinos de espanto, porque su ciudad fiel al gobierno florentino, esperaba éste que contuviera
no sólo estaba afligida por la guerra, sino por una peste al enemigo h a s t a reunir los dispersos del ejército de-
gravísima t a n extendida en Florencia, que los ciudada- rrotado.
nos, huyendo de la muerte, se habían retirado á sus casas
Concentradas las tropas florentinas en S a n Casiano,
de campo. I l i z o la derrota más espantosa el ver acudir
y expugnando los enemigos con toda, su fuerza á Colle,
á Florencia á los que tenían sus posesiones en V a l di
determinaron acercarse á esta plaza para animar á la
Pesa y V a l d ' E l s a , llevando consigo sus hijos y efectos,
defensa á su guarnición y para que los sitiadores se con-
y h a s t a los cultivadores de las tierras. Parecía temerse
tuvieran en el ataque, teniendo al adversario t a n cerca.
á cada momento que se presentara el enemigo á las puer-
Tomado este acuerdo, levantaron el campo de S a n
t a s de la ciudad.
Casciano y lo pusieron en San Giminiano, á cinco mi-
L o s nombrados para dirigir la c a m p a ñ a , viendo este llas de Colle, desde donde con caballería y soldados li-
f
í-
geros diariamente molestaban el campamento del Duque. amigos nueva fortuna, pero dudaban en qué manos po-
Pero á los de Colle no era bastante este socorro, porque nerse, si las del P a p a ó las del rey de Nápoles.
les faltó lo necesario y se rindieron el 1.° de Noviem- E x a m i n a d a la cuestión, prefirieron la amistad del Rey,
bre, con disgusto de los florentinos y grandísima alegría como m á s estable y segura; porque l a brevedad de la
del enemigo, sobre todo de los sieneses que, además del vida de los Papas, las variaciones que hacen los suceso-
odio que profesaban á los florentinos en general, lo te- res, lo poco que la Iglesia teme á los soberanos tempo-
nían muy especial á los de Colle. rales y la facilidad con que cambia de partido, hacen que
X V I I . E l rigor del invierno era grande y el tiempo los príncipes no puedan confiar completamente en el
malísimo para la guerra, t a n t o , que el P a p a y el rey de Pontífice, ni unir su fortuna á la del P a p a . Quien en
Ñapóles, ó por querer d a r esperanzas de paz, ó para go- guerras y peligros es amigo de éste, tiene compañero
zar tranquilamente de la victoria alcanzad a, ofrecieron tre- en las victorias, pero no en los desastres, porque el po-
g u a á los florentinos por tres meses, y dieron término de der espiritual sostiene y defiende siempre al Pontífice.
diez días para saber la respuesta, siendo aquélla acep- Acordado que lo más provechoso era ganarse la amis-
t a d a inmediatamente. tad del R e y , juzgaron por lo mejor y m á s seguro
P e r o como sucede siempre que las heridas abiertas que fuese Lorenzo de Médicis á verle, porque c u a n t a
duelen más cuando se enfrían que cuando se reciben, este mayor liberalidad se usara con el Rey, m á s fácil sería el
breve descanso dio á conocer á los florentinos la e x t e n - remedio á las pasadas enemistades.
sión de sus desdichas, y los ciudadanos se acusaban p ú - Determinado el viaje á Nápoles, recomendó Lorenzo
blicamente y sin consideración unos á otros, manifes- los cuidados de la ciudad y de la República á Tomás So-
tando los errores cometidos en la guerra, mostrando los derini, que era entonces Confaloniero de justicia. Al prin-
g a s t o s hechos inútilmente y las contribuciones i n j u s t a s ; cipio de Diciembre partió de Florencia y, al llegar á P i s a
de cuyas cosas no sólo en círculos privados, sino en escribió á la Señoría el motivo de su viaje. L o s Señores,
las sesiones de los Consejos, se discutía con calor. Y por honrarle y para que pudiera t r a t a r con más autori-
tanto atrevimiento tuvo uno que, dirigiéndose á Loren- dad la paz con el Rey, le nombraron embajador del pue-
zo de Médicis, le d i j o : « L a ciudad está fatigada y no blo florentino, con poder para pactar las alianzas que
quiere más guerra; necesario es, por tanto, pensar en la creyera más provechosas á la República.
paz.» X V I I I . A l mismo tiempo Roberto de S a n Severino,
Conoció Lorenzo esta necesidad ; reunióse con los uniclo á L u i s y Ascanio Sforza, porque Octavio, her-
amigos que juzgaba m á s fieles y sensatos, y acordaron mano de estos Sforza, había muerto, invadió de nuevo
primeramente, en vista de la frialdad y escasa fe de los el ducado de Milán, á fin de apoderarse del gobierno.
venecianos y de que el duque de Milán era un niño, y Ocupada Tortona, y estando en armas todos los milane-
agitaban el Ducado discordias civiles, buscar con nuevos ses, aconsejaron á la duquesa Bona que repatriase á
los Sforza para quitar p r e t e x t o de guerras civiles. E l au- que allí defendían la autoridad de Florencia. E s t e suceso
t o r principal de este consejo fué A n t o n i o Tassino, de desagradó sobremanera á los j e f e s del gobierno floren-
Ferrara. E r a Tassino de humilde origen y, cuando fué á tino, por creer que se debía á órdenes del rey de Ñapó-
Milán, se presentó al d u q u e Galeazzo, quien le nombró les, y se quejaron al duque de Calabria, que estaba con
ayuda de cámara de la D u q u e s a . Ó por la belleza de su el ejército en Siena, por que, d u r a n t e la tregua, les pro-
cuerpo ó por cualquier otra secreta virtud, después de la moviesen nueva guerra. E l D u q u e dió toda clase de se-
muerte del D u q u e tuvo t a n t a influencia con la Duquesa, guridades, por cartas y embajadores, de que aquello había
que casi gobernaba él solo el Ducado. Disgustaba esto ocurrido sin consentimiento suyo, ni de su padre el Rey.
á maese Cecco, persona de u n a prudencia y de una prác- Pero los florentinos juzgaban su situación deplorable,
tica consumadas, por lo cual, siempre que podía, procu- por estar exhaustos de dinero, el jefe de la República en
raba disminuir la autoridad de Tassino con la Duquesa, poder del rey de Nápoles; u n a g u e r r a antigua con este
y con los d e m á s miembros del gobierno. Rey y con el P a p a , u n a nueva con los genoveses y no
Tassino, que sabía esta c o n d u c t a , para vengarse de contar con aliados; porque de los venecianos n a d a espe-
Cecco y tener auxiliares contra él, aconsejó á la D u - raban y el gobierno de Milán, por lo incierto é inestable,
quesa abrir las puertas de la patria á los Sforza. A s í más bien les inspiraba temor que confianza. Su única
lo hizo ésta, aceptando el consejo, y sin decir nada á esperanza consistía en las negociaciones de Lorenzo de
Cecco. Médicis con el rey de Nápoles.
Cuando éste lo supo l a dijo: «Habéis tomado una de- X I N . Llegó á Nápoles por mar Lorenzo de Médicis,
terminación que me costará la vida, y á vos el E s t a d o . » donde no sólo el Rey, sino toda la ciudad, le recibió con
A m b a s cosas ocurrieron pronto. L u i s Sforza hizo g r a n d e s h o n r a s y suma curiosidad; porque, promovida la
morir á Cecco, y poco tiempo después, expulsó del D u - guerra sólo por derribarle, la g r a n d e z a y poder de sus
cado á Tassino, t a n t o i n d i g n ó á la D u q u e s a esta última enemigos a u m e n t a b a n su importancia. A l estar en pre-
medida, que salió de M i l á n , renunciando en m a n o s de sencia del Rey, habló de tal modo de las condiciones de
L u i s Sforza la curatela de su hijo el Duque. Italia, del carácter de los príncipes y los pueblos, y de
Quedó, pues, L u i s Sforza gobernador del castillo de lo que se podía esperar de la paz ó temer de la guerra,
Milán, y f u é , como se demostrará, la causa de la ruina que el Rey, después de oirle, quedó m á s maravillado de
de Italia. la grandeza de su ánimo, de la sagacidad de su ingenio
I b a Lorenzo de Médicis camino de Ñapóles, y se acer- y de la solidez de su juicio, de lo que estaba al verle
caba el término de la tregua, cuando, sin que nadie lo sostener por sí solo el peso de t a n gran guerra. D e s d e
esperara, L u i s Fregoso, que estaba de acuerdo con algu- este momento le prodigó mayores honras y empezó á
nos habitantes de Serezana, sorprendió con gente ar- meditar tenerle en seguida m á s bien por amigo que
mada esta plaza, apoderándose de ella y prendiendo á los por enemigo. Sin embargo, con diferentes pretextos le
entretuvo desde Diciembre b a s t a Marzo para conocerle Publicada esta paz, indignó al P a p a y á los venecia-
mejor, y ver lo que entretanto pasaba en Florencia, nos; porque el primero se creía desatendido por el Rey,
donde no faltaban á Lorenzo enemigos deseosos de que y los segundos por los florentinos, á causa de haberles
el Rey le impidiera volver y aun le t r a t a r a como á J a - auxiliado en la guerra, y no conseguir n a d a con la paz.
cobo Piccinino, hablando de ello por toda la ciudad, Cuando esta indignación f u é conocida en Florencia, te-
como si lo sintieran, pero al mismo tiempo oponiéndose mieron muchos que el t r a t a d o originara mayor guerra.
en l a s discusiones públicas, á los que defendían á L o r e n - L o s principales del gobierno juzgaron entonces opor-
zo. Con tales procedimientos dieron ocasión á que co- tuno disminuir el n ú m e r o de los que tuviesen la direc-
rriera la noticia de que, si el Rey detenía más tiempo á ción de los negocios, y también el de los miembros de
Lorenzo de Médicis, cambiaría el gobierno en Florencia, asambleas deliberantes en los asuntos de importancia.
E s t o s rumores originaron la determinación del monarca Nombraron, pues, un Consejo de setenta ciudadanos,
de diferir la partida de Lorenzo por si estallaban des- dándole plenos poderes para t r a t a r los asuntos de E s t a -
órdenes en Florencia; pero al ver que continuaba la ciu- do. E s t a reforma contuvo á los que deseaban novedades,
dad tranquila,, el 6 de Marzo de 1480 le permitió partir, y el nuevo Consejo, para adquirir ante todo reputación,
después de ganarse su voluntad con toda clase de bene- aprobó la paz hecha por L o r e n z o de Médicis y envió al
ficios y demostraciones de cariño, y de haber firmado un P a p a y al rey de Nápoles embajadores; á aquél, Pedro
tratado de paz y alianza perpetua en beneficio de am- Nasi, y á éste, Antonio Ridolfi.
bos E s t a d o s . A pesar de la paz firmada, A l f o n s o , duque de Cala-
Volvió Lorenzo á Florencia lleno de gloria y m á s po- b r i a , no se apartaba con su ejército de Siena, so pre-
deroso y grande que había partido, siendo recibido con texto de que le detenían las discordias entre los sieneses,
las pruebas de alegría y cariño que merecían sus grandes las cuales llegaron á tal extremo q u e , estando el Duque
cualidades y recientes servicios, puesto que expuso su alojado fuera de la ciudad, pidiéronle que entrara y fuese
vida por devolver la paz á su patria. árbitro en sus cuestiones. Aprovechando la ocasión, el
D o s días después de su llegada publicóse el tratado Duque castigó con multa á muchos de aquellos ciuda-
hecho por él entre la república de Florencia y el reino danos, á otros con prisión, á otros con destierro y á al-
de Ñapóles . Comprometíanse ambas partes , respecti- gunos con la pena de muerte. E s t e proceder le hizo sos
vamente, á garantizar sus Estados, quedaba al arbitrio pechoso, no sólo á los sieneses, sino también á los floren-
del Rey la devolución de las plazas ocupadas á los flo- tinos, de que pretendía ser Señor de aquella ciudad, á lo
rentinos d u r a n t e la guerra; serían puestos en libertad cual no podía oponerse Florencia, á causa de su reciente
los Pazzi encerrados en el castillo de Volterra, y paga- amistad con el rey de Nápoles y la enemistad con el
rían los florentinos al duque de Calabria u n a suma de P a p a y con los venecianos. Dicha prevención era general
dinero por determinado tiempo. en el pueblo florentino, que con g r a n sagacidad interpre-
taba todas las cosas, y t a m b i é n la hacían los jefes del nente de perderla. Confirmó dicha opinión el sentimiento
E s t a d o , afirmando cada cual q u e nunca había estado más con que el D u q u e partió de S i e n a , acusando á la for-
expuesta Florencia á perder su libertad. Pero Dios, que t u n a porque, con t a n inesperado suceso, que racional-
siempre, en t a n extremas necesidades, h a tenido de ella mente no se podía prever, le había quitado el imperar en
particular cuidado, produjo u n accidente inesperado, el Toscana.
cual dió al rey de Ñapóles, al P a p a y á los venecianos mu- E s t e mismo accidente hizo al P a p a mudar de propósi-
cho más en qué pensar que los sucesos de Toscana. tos y, no habiendo querido dar antes audiencia á nin-
X X . E l emperador de T u r q u í a , M a h o m e t , había si- g ú n embajador florentino, ahora escuchaba complacien-
tiado á R o d a s con grandísimo ejército, combatiéndola te á cuantos le hablaban de la paz general. L o s floren-
d u r a n t e algunos meses; pero, aunque sus fuerzas fuesen tinos recibieron, por t a n t o , la seguridad de que, si pedían
grandes y la obstinación en el asedio g r a n d í s i m a , fué perdón al P a p a , éste lo concedería. Creyeron no deber
mayor la de los sitiados en defenderse, haciéndolo con desaprovechar esta ocasión y enviaron al Pontífice doce
t a n t o valor é ímpetu, que M a h o m e t tuvo que abandonar embajadores. A n t e s de recibirlos en audiencia, el P a p a
el sitio, declarándose en vergonzosa retirada, A l sepa- habló con ellos sobre diversos asuntos. A l fin se pusieron
rarse de Rodas, una parte de la a r m a d a turca, á las órde- de acuerdo respecto á las f u t u r a s relaciones de Florencia
nes del bajá Aclimet, vino hacia V a l o n a , y porque viera con el Pontificado, y á la parte con que cada uno de am-
la facilidad de la empresa ó porque su señor se lo man- bos E s t a d o s contribuiría en la guerra y en la paz. F u e -
d a r a , costeando Italia, desembarcó de pronto cuatro mil ron después los embajadores á postrarse á los pies del
soldados y tomó por asalto la ciudad de O t r a n t o , sa- P a p a , que los recibió rodeado de sus cardenales y con
queándola y matando á todos los habitantes (1480). He- grandísima pompa. E x c u s a r o n lo que había ocurrido en
cho esto, fortificó lo mejor que pudo la ciudad y el puerto, Florencia, echando la culpa á las circunstancias y á la
reunió buena caballería y recorrió y devastó las tierras malignidad de los conjurados de u n a parte y, de otra, al
inmediatas . A s u s t ó al rey de Ñapóles este inesperado f u r o r y justa ira popular, advirtiendo la triste situación
ataque, hecho por fuerzas de u n soberano tan poderoso, y de los que se ven precisados á matar ó morir. Y porque
envió correos á todas partes p a r a decir lo que ocurría y todo se debía sufrir para evitar la muerte, habían sopor-
pedir ayuda contra el común enemigo. A d e m á s , mandó tado la guerra, la excomunión y las demás calamidades
llamar con grande instancia al d u q u e de Calabria y á su que originó el atentado, para que su república se librara
ejército, que estaban en Siena. de la servidumbre, que suele ser la muerte de toda ciudad
X X I . T a n t o como alarmó esta empresa de los turcos libre. P e r o si, forzados, habían cometido algunas faltas,
al duque de Calabria y al resto de Italia, alegró á Flo- prometían la enmienda y confiaban en la clemencia del
rencia y á S i e n a , pareciendo á ésta que había recobrado P a p a que , siguiendo el ejemplo del sumo Redentor,
su libertad, y á aquélla que se libraba del peligro inmi- abriría piadosamente los brazos para recibirles.
TOMO n . • J2
E l P a p a contestó á estas excusas con soberbias é ira- niendo muchos favores del P a p a , lo cual f u é señal de
-cundas frases, reprobando cuanto en los pasados tiempos m á s íntima reconciliación.
habían hecho contra la Iglesia; sin embargo, para obe- X X I I . Arreglados los asuntos de los florentinos con
decer los preceptos de Dios, consentía en concederles el el P a p a , y libres del miedo Siena y ellos por la partida
perdón que demandaban; pero haciéndoles entender que -de Toscana del duque de Calabria , como continuaba la
estaban obligados á obedecer á la Iglesia y, si faltaban guerra con los turcos, aprovecharon la ocasión los floren-
á esta obediencia, la libertad que ahora babían estado á tinos para pedir al rey de Ñapóles les devolviera los cas-
p u n t o de perder, la perderían después, y j u s t a m e n t e , pues tillos ocupados d u r a n t e la guerra y que el duque de Ca-
sólo merecen ser libres los que emplean la libertad en labria había dejado en m a n o s de los sieneses. Temía el
buenas y no en malas obras; que la libertad mal ejercida Rey que, en el apuro en que se encontraba, se separara
d e él Florencia y , moviendo guerra á los sieneses, im-
se ofende á sí misma y ofende á los demás. Añadió que
pidieran el auxilio que del P a p a y de los otros italia-
amar poco á D i o s y menos á la Iglesia no es propio de
nos esperaba. Accedió por ello á la restitución, é hizo
hombres libres, sino de libertinos más inclinados al mal
nuevo convenio de más estrecha amistad con los floren-
que al bien, mereciendo la corrección, no sólo de los prín-
t i n o s . Véase, pues, que l a fuerza y la necesidad hacen á
cipes, sino de cualquier cristiano; y que debían acusarse
los príncipes más fieles á sus promesas que los tratados
á sí mismos de los males sufridos, porque con sus malas
y los compromisos escritos.
obras habían dado motivo á l a guerra y, con pésimas, la
habían alimentado, terminando m á s bien por la benigni- Recobrados los castillos y hecho el nuevo convenio
dad de otros que por sus propios méritos. con el rey de Ñapóles, volvió á adquirir Lorenzo de
F u é después leída la fórmula del acuerdo y la bendi- Médicis la reputación que le había quitado primero la
ción pontificia. E l P a p a había añadido á aquélla, además guerra y después la paz, cuando se dudaba de las inten-
de lo convenido, que si los florentinos querían gozar el ciones del Rey. P e r o no faltaba en aquel tiempo quien le
calumniara abiertamente, diciendo que, por salvarse, había
f r u t o de la bendición habían de armar y mantener con
vendido su patria y que, del mismo modo que en la guerra
su dinero quince galeras, mientras los turcos guerrearan
se habían perdido los castillos, en la paz se perdería la
en el reino de Nápoles.
libertad.
Quejáronse amargamente los embajadores de este gra-
vamen añadido al convenio, pero no pudieron por nin- Pero, devueltos los castillos y hecho con el R e y hon-
g ú n medio ni favor aligerarlo. C u a n d o volvieron á Flo- roso acuerdo, recuperó Florencia su antiguo poder, y en-
rencia, la Señoría, para consolidar esta paz, envió como tonces esta ciudad, ávida de hablar y aficionada á juzgar
e m b a j a d o r al P a p a á Guido A n t o n i o Vespucci, que poco los sucesos por el éxito y no por los motivos, mudó°de
antes había vuelto de Francia ( 1 4 8 1 ) . É s t e , con su pru- -opinión, elevando la f a m a de Lorenzo de Médicis h a s t a
dencia, redujo las cosas á términos soportables, obte- las nubes, diciendo que su prudencia le había hecho g a n a r
en la paz l a que la m a l a f o r t u n a le hizo perder en l a gue- d o s s e t e n t a años, q u e d a r a la ciudad libre d e a m b a s
r r a , y q u e su consejo y juicio pudieron m á s que l a s armas c a r g a s . R e p l i c a b a n los venecianos que m i e n t r a s el M a r -
y la f u e r z a del e n e m i g o . q u é s t u v i e r a el Polesino estaba obligado á recibir al
E l a t a q u e de l o s t u r c o s solamente difirió la guerra Y i s d o m i n o y á e n t r e g a r la s a l . N o consintiéndolo el
que hubiese e s t a l l a d o á causa d e la i n d i g n a c i ó n q u e M a r q u é s , creyeron los venecianos t e n e r justo m o t i v o
al P a p a y á los v e n e c i a n o s p r o d u j o el t r a t a d o de paz p a r a t o m a r las a r m a s y ser el t i e m p o á propósito p a r a em-
e n t r e los florentinos y el rey d e N á p o l e s . P e r o de igual p r e n d e r esta g u e r r a , por la indignación del P a p a con-
modo q u e lo i n e s p e r a d o de aquella a g r e s i ó n ocasionó mu- t r a los florentinos y el R e y .
chos bienes, su t é r m i n o , t a m b i é n imprevisto, f u é motivo- H a b i e n d o ido el conde J e r ó n i m o á V e n e c i a ( 1 4 8 2 ) ,
d e g r a n d e s males; p o r q u e el s u l t á n M a h o m e t m u r i ó c u a n - los venecianos, p a r a g a n a r s e m á s la voluntad del P o n t í f i -
d o m e n o s se creía y , p o r nacer discordia e n t r e sus hijos r ce, le recibieron con m u c h o s honores, concediéndole de-
los t u r c o s que e s t a b a n en la P u l l a , viéndose abandona- rechos de ciudadanía y de n o b l e z a , que era s i e m p r e
d o s de su S e ñ o r , c o n v i n i e r o n con el rey d e N á p o l e s la s e ñ a l de g r a n d e h o n r a t r i b u t a d a á los favorecidos.
entrega de Otranto. P a r a e s t a r preparados á aquella g u e r r a h a b í a n esta-
C u a n d o se disipó el miedo que la t o m a d e Otranto- blecido nuevos impuestos y n o m b r a d o j e f e de sus t r o p a s
por l o s turcos p r o d u j o al P a p a y á los venecianos, todos á R o b e r t o de S a n Severino, el cual, i n d i g n a d o con L u i s
t e m í a n en I t a l i a n u e v o s t r a s t o r n o s . D e u n a p a r t e estaba S f o r z a , g o b e r n a d o r del d u c a d o d e M i l á n , se f u é á Tor-
l a l i g a del P a p a con los venecianos, y con ellos los de t o n a y, por ocurrir allí a l g u n o s desórdenes, se t r a s l a d ó
Génova, S i e n a y o t r o s E s t a d o s m e n o r e s ; d e o t r a los á Génova, d o n d e estaba cuando le llamaron los venecia-
florentinos, el rey d e N á p o l e s y el d u q u e de Milán, nos p a r a ponerle al f r e n t e de su ejército.
á cuyo lado e s t a b a n l o s boloñeses y l o s Señores d e otros- X X I I I . E s t o s preparativos y nuevos m o v i m i e n t o s
pequeños Estados. f u e r o n causa d e que, al conocerlos la liga adversa, se
.. D e s e a b a n los v e n e c i a n o s apoderarse d e F e r r a r a , p a - d i s p u s i e r a t a m b i é n ésta á la g u e r r a . E l d u q u e d e M i -
deciéndoles f u n d a d a la empresa y t e n i e n d o esperanza de l á n n o m b r ó general d e su ejército á Federico, señor de
realizarla con b u e n éxito. E l motivo consistía en que el U r b i n o ; los florentinos, á C o n s t a n z o de P é s a r o , y p a r a
m a r q u é s d e F e r r a r a a s e g u r a b a n o e s t a r obligado á reci- •sondear el á n i m o del P a p a y a v e r i g u a r si los venecianos
-bir al Y i s d o m i n o ( 1 ) y á proveer de sal á los venecia- e m p r e n d í a n la g u e r r a con consentimiento del mismo, el
nos; p u e s los convenios hechos d e t e r m i n a b a n que, p a s a - rey F e r n a n d o envió al duque de Calabria con su ejér-
cito á orillas del T r o n t o , y pidió paso al Pontífice p a r a ir
á L o m b a r d í a en socorro del m a r q u é s de F e r r a r a , n e g á n -
(1) El Yisdomino era una especie de cónsul que Venecia te- dolo el P a p a r o t u n d a m e n t e .
nía en F e r r a r a p a r a resolver las cuestiones entre los veneciano»
residentes en esta ciudad. Convencidos el R e y y los florentinos de la disposición
en la paz l a que la m a l a f o r t u n a le hizo perder en la gue- d o s s e t e n t a años, q u e d a r a la ciudad libre d e a m b a s
r r a , y q u e su consejo y juicio pudieron m á s que l a s armas c a r g a s . R e p l i c a b a n los venecianos que m i e n t r a s el M a r -
y la f u e r z a del e n e m i g o . q u é s tuviera el Polesino estaba obligado á recibir al
E l a t a q u e de l o s t u r c o s solamente difirió la guerra V i s d o m i n o y á e n t r e g a r la s a l . N o consintiéndolo el
que hubiese e s t a l l a d o á causa d e la i n d i g n a c i ó n q u e M a r q u é s , creyeron los venecianos t e n e r justo m o t i v o
al P a p a y á los v e n e c i a n o s p r o d u j o el t r a t a d o de paz p a r a t o m a r las a r m a s y ser el t i e m p o á propósito p a r a em-
e n t r e los florentinos y el rey d e Ñ a p ó l e s . P e r o de igual p r e n d e r esta g u e r r a , por la indignación del P a p a con-
modo q u e lo i n e s p e r a d o de aquella a g r e s i ó n ocasionó mu- t r a los florentinos y el R e y .
c h o s bienes, su t é r m i n o , t a m b i é n imprevisto, f u é motivo- H a b i e n d o ido el conde J e r ó n i m o á Y e n e c i a ( 1 4 8 2 ) ,
d e g r a n d e s males; p o r q u e el s u l t á n M a h o m e t m u r i ó c u a n - los venecianos, p a r a g a n a r s e m á s la voluntad del P o n t í f i -
d o m e n o s se creía y , p o r nacer discordia e n t r e sus hijos, ce, le recibieron con m u c h o s honores, concediéndole de-
los t u r c o s que e s t a b a n en la P u l l a , viéndose abandona- rechos de ciudadanía y de n o b l e z a , que era s i e m p r e
d o s de su S e ñ o r , c o n v i n i e r o n con el rey d e Ñ a p ó l e s la s e ñ a l de g r a n d e h o n r a t r i b u t a d a á los favorecidos.
entrega de Otranto. P a r a e s t a r preparados á aquella g u e r r a h a b í a n esta-
C u a n d o se disipó el miedo que la t o m a d e Otranto- blecido nuevos impuestos y n o m b r a d o j e f e de sus t r o p a s
por l o s turcos p r o d u j o al P a p a y á los venecianos, todos á R o b e r t o de S a n Severino, el cual, i n d i g n a d o con L u i s
t e m í a n en I t a l i a n u e v o s t r a s t o r n o s . D e u n a p a r t e estaba S f o r z a , g o b e r n a d o r del d u c a d o d e M i l á n , se f u é á Tor-
l a l i g a del P a p a con los venecianos, y con ellos los de t o n a y, por ocurrir allí a l g u n o s desórdenes, se t r a s l a d ó
Génova, S i e n a y o t r o s E s t a d o s m e n o r e s ; d e o t r a los á Génova, d o n d e estaba cuando le llamaron los venecia-
florentinos, el rey d e N á p o l e s y el d u q u e de Milán, nos p a r a ponerle al f r e n t e de su ejército.
á cuyo lado e s t a b a n l o s boloñeses y l o s Señores d e otros- X X I I I . E s t o s preparativos y nuevos m o v i m i e n t o s
pequeños Estados. f u e r o n causa d e que, al conocerlos la liga adversa, se
.. D e s e a b a n los v e n e c i a n o s apoderarse d e F e r r a r a , p a - •dispusiera t a m b i é n ésta á la g u e r r a . E l d u q u e d e M i -
deciéndoles f u n d a d a la empresa y t e n i e n d o esperanza de l á n n o m b r ó general d e su ejército á Federico, señor de
realizarla con b u e n éxito. E l motivo consistía en que el U r b i n o ; los florentinos, á C o n s t a n z o de P é s a r o , y p a r a
m a r q u é s d e F e r r a r a a s e g u r a b a n o e s t a r obligado á reci- •sondear el á n i m o del P a p a y a v e r i g u a r si los venecianos
-bir al Y i s d o m i n o ( 1 ) y á proveer de sal á los venecia- e m p r e n d í a n la g u e r r a con consentimiento del mismo, el
nos; p u e s los convenios hechos d e t e r m i n a b a n que, p a s a - rey F e r n a n d o envió al duque de Calabria con su ejér-
cito á orillas del T r o n t o , y pidió paso al Pontífice p a r a ir
á L o m b a r d í a en socorro del m a r q u é s de F e r r a r a , n e g á n -
(1) El Yisdomino era una especie de cónsul que Venecia te- dolo el P a p a r o t u n d a m e n t e .
nía en Ferrar¶ resolver las cuestiones entre los venecianos-
residentes en esta ciudad. Convencidos el R e y y los florentinos de la disposición
del P a p a , determinaron obligarle por fuerza á ser amigo h a s t a las puertas de la ciudad; lo cual indignó tanto á
suyo, ó si no, crearle t a n t o s obstáculos que no pudiera los romanos, que voluntariamente se ofrecían á Roberto
ayudar á los venecianos, quienes estaban ya en c a m p a ñ a para defender la ciudad. E s t e aceptó y agradeció el ofre-
contra el m a r q u é s de F e r r a r a , devastando sus tierras y cimiento.
poniendo después sitio á Figarolo, fortaleza importante-- A l saber el duque de Calabria estos preparativos, se
en el marquesado de F e r r a r a . apartó algo de Roma, pensando que de este modo no se
E l rey de Ñapóles y los florentinos decidieron a t a - atrevería á atacarle Roberto, y porque esperaba á su her-
car al Pontífice, y el duque de Calabria emprendió el mano Federico que, con nuevas tropas, le enviaba el Rey
camino de R o m a . C o n ayuda de los Colonnas que se su padre.
habían unido á él, porque los Orsini estaban de p a r t e Cuando Roberto hubo reunido t a n t o s hombres de armas
del P a p a , causaba g r a n d e s daños en el país. P o r su par- como el duque de Calabria y mucha más infantería, sa-
t e , los florentinos, m a n d a d o s por Nicolás Yitelli, a t a - lió de Roma en orden de batalla y acampó á dos leguas
caron y tomaron á C i t t á del Castello, expulsando de allí, del enemigo. Teniendo el D u q u e el adversario junto á
á maese Lorenzo, que la gobernaba á nombre del P a p a él, contra lo que había creído, j u z g ó indispensable, ó d a r
y que dieron como en señoría á Yitelli. la batalla ó retirarse como vencido, sin combatir. C a s i
Encontrábase, pues, el P a p a en grave compromiso,, obligado á lo primero, por no hacer cosa indigna del hijo
porque en el interior de R o m a había desórdenes, y fuera de un R e y , determinó pelear, haciendo rostro al ene-
de ella recorrían el país los enemigos; pero como hombre- migo. Cada general ordenó su ejército como entonces se
animoso que deseaba vencer y no ceder al enemigo,, acostumbraba y lo condujo á la lucha, que duró h a s t a
tomó por general de sus fuerzas á Roberto de Rímini,. cerca de mediodía.
haciéndole venir á Roma, donde estaban reunidos todos- Se combatió en esta batalla con m á s valor que en
sus hombres de armas. A l l í le mostró lo honroso que- ninguna o t r a , desde cincuenta años a n t e s , pues entre
sería para él librar á la Iglesia de los apuros en que se ambas partes murieron m á s de mil hombres, siendo la
encontraba, combatiendo contra el ejército de un Rey, y victoria para la Iglesia, porque la multitud de su infan-
cuán obligados le quedarían él y todos sus sucesores,, tería ofendió de tal modo á la caballería del duque de
recompensándole, no sólo los hombres, sino Dios. Ro- Calabria que tuvo que volver grupas, y hubiese quedado
berto examinó primero los hombres de armas y los re- el D u q u e prisionero si no le salvaran muchos turcos de
cursos militares que tenía el P a p a , y le aconsejó que los que habían estado en O t r a n t o y ahora militaban á
reuniera toda la infantería que pudiese, lo que fué eje- sus órdenes.
cutado con g r a n celo y actividad. Alcanzada la victoria, volvió Roberto triunfador á
E l ejército del duque de Calabria estaba t a n inme- Roma, gozando poco de su triunfo, porque, á causa de
diato á Roma, que diariamente hacía correrías y presas. beber mucha agua por la fatiga en aquel día, se le de-
claró u n a disentería que le ocasionó la muerte al poco
unión de Italia. E l Pontífice, por temor, y también al
tiempo. E l P a p a mandó e n t e r r a r su cuerpo con grandes
ver que la grandeza de los venecianos era la ruina de la
honras.
Iglesia y de Italia, envió sus nuncios á Nápoles para
A fin de aprovechar esta victoria, envió el P a p a inme- unirse á la liga, haciéndola por cinco años el P a p a , el
diatamente al conde J e r ó n i m o hacia C i t t á del Castello Rey, los florentinos y el duque de Milán, reservando á
para procurar la restitución de esta plaza á maese Lo- los venecianos el derecho de aceptarla.
renzo, y hacer algunas t e n t a t i v a s en R í m i n i ; porque, U n a vez hecha esta alianza, el P a p a notificó á los ve-
quedando, al morir Roberto, Señor de esta ciudad, y en necianos que cesaran en la guerra contra F e r r a r a ; pero
g u a r d a de su esposa, u n hijo que tenía de corta edad, no quisieron hacerlo, antes con mayores fuerzas conti-
creyó el Pontífice que sería fácil ocupar á R í m i n i ; lo que nuaron la guerra y, habiendo derrotado el ejército del
consiguiera, sin duda, si los florentinos no hubiesen de- d u q u e de Milán y del marqués de F e r r a r a en A r g e n t a ,
fendido á l a viuda, oponiéndose con sus fuerzas al se acercaron t a n t o á F e r r a r a , que en el parque del M a r -
Conde de t a l modo que, ni contra C i t t á del Castello ni q u é s pusieron el campamento.
contra Rímini pudo hacer n a d a de provecho. X X V . L a liga juzgó llegado el momento de socorrer
X X I V . Mientras ocurrían estos sucesos en R o m a y eficazmente al Marqués, é hizo pasar á F e r r a r a al duque
en la R o m a n a , los venecianos habían tomado á F i g a - de Calabria con sus tropas y las del P a p a (1483). L o s
rolo y sus tropas pasado el P o . florentinos enviaron también toda su gente.
L o s ejércitos del d u q u e de Milán y del m a r q u é s de P a r a organizar bien la guerra, los aliados reunieron
F e r r a r a estaban en desorden, porque Federico, conde de un consejo en Cremona, al que asistieron el L e g a d o del
Urbino, enfermó y, llevado á Bolonia para curarse, mu- P a p a , el conde J e r ó n i m o , el duque de Calabria, L u i s
rió allí. Sforza, Lorenzo de Médicis, y muchos otros príncipes
L o s a s u n t o s del m a r q u é s de F e r r a r a iban, pues, de- de Italia, quienes discutieron los diferentes medios de rea-
clinando, y en los venecianos crecía diariamente la espe- lizar la f u t u r a guerra. Creyendo que la mejor manera de
r a n z a de ocupar á F e r r a r a . defender F e r r a r a era distraer las fuerzas del enemigo,
P o r su parte el Rey y los florentinos hacían todo lo querían que L u i s Sforza consintiese en promover la
posible para obligar al P a p a á que estuviera de su lado guerra contra los venecianos por el E s t a d o del duque
y, no habiéndolo podido conseguir con las armas, le d e Milán, lo que rehusaba Sforza, temeroso de atraer á
amenazaban con el Concilio que el E m p e r a d o r había los E s t a d o s del D u q u e u n a lucha que no pudiera domi-
convocado ya en Basilea. nar. Convínose, pues, en reunir en F e r r a r a todas l a s
L o s E m b a j a d o r e s que tenían en R o m a y los principa- fuerzas, y con cuatro mil hombres de armas y ocho mil
les cardenales, que d e s e á b a n l a paz, persuadieron y obli- infantes, ir en busca de los venecianos, que sólo tenían
g a r o n por fin al P a p a á que pensara en ella y en la dos mil doscientos hombres de armas y seis mil infantes.
NICOLÁS MAQU1AVELO. HISTORIA DE FLORENCIA
M u c h o desagradó esto á los demás aliados cuando lo d e n ó muchas veces á los Colonna que lo restituyeran;
supieron, sobre todo al ver q u e t e n í a n que devolver á los pero éstos, ni por los ruegos de los Orsini, ni por l a s
venecianos todas las poblaciones conquistadas, dejarles amenazas del P a p a , hicieron l a restitución: en cambio,
Rovigo y el Polesino, y permitirles conservar en Ferrara con nuevas presas y otras parecidas injurias, ofendieron
los a n t i g u o s privilegios. T o d o s opinaban haber hecho á los Orsini.
tina guerra en la cual se g a s t ó y conquistó b a s t a n t e , pe- N o pudiendo sufrir el P a p a estos abusos, envió t o d a s
leando con honra, para t e r m i n a r l a con ignominia, puesto sus tropas, con las de los Orsini, contra los Colonna, y
q u e las ciudades t o m a d a s se devolvían y las perdidas no las casas que éstos tenían en R o m a fueron saqueadas,
se recuperaban. P e r o viéronse los aliados en la precisión siendo muertos ó presos quienes querían defenderlas.
d e aceptar la paz, porque r o podían hacer m á s gastos, También les privó el P a p a de casi todos sus castillos;
ni querían exponerse á ser víctimas de la mala fe ó am- terminando estos desórdenes, no por la paz, sino por l a
bición ajena. ruina de un partido.
• X X V I I . M i e n t r a s en L o m b a r d í a ocurrían estos su- X X V I I I . N o reinaba tampoco entonces tranquilidad
cesos, el P a p a , secundado por maese Lorenzo, estre- en Génova y Toscana, porque los florentinos tenían al
chaba cada día m á s á C i t t á del Castello, para echar de conde A n t o n i o de Marciano con tropas en la frontera d e
allí á Nicolás Vitelli, a b a n d o n a d o por los aliados á fin de Serezzana; y, mientras duró la guerra en Lombardía, m o -
atraerse al Pontífice á su causa. L o s de dentro de la ciu- lestaba á los de Serezzana con correrías y escaramuzas.
d a d , que eran partidarios d e Vitelli, hicieron u n a salida E n Génova el d u x B a t t i s t i n o F r e g o s o fué preso con
y derrotaron á los enemigos. A causa de esto, llamó el su mujer é hijos por el arzobispo P a b l o Fregoso, que
P a p a al conde Jerónimo, que estaba en Lombardía, para abusó de su confianza y se hizo Señor de la ciudad.
reorganizar su ejército y volver á sitiar á C i t t á del Cas- L a a r m a d a veneciana atacó también el reino de N á p o -
tello; pero, juzgando después que sería mejor ganarse á les, ocupando á Gallípoli y devastando las inmedia-
Vitelli con la paz que atacarle de nuevo, púsose de ciones de esta población.
acuerdo con él, reconciliándole lo mejor que pudo con P e r o hecha la paz en Lombardía, cesaron todos los
s u adversario maese L o r e n z o . M á s le obligó á esto el te- desórdenes, excepto los de Toscana y Roma, porque, á l o s
mor á nuevos desórdenes que el amor á la paz, porque cinco días de publicada la paz, murió el P a p a , ó por lle-
veía nacer entre los Colonna y los Orsini perniciosas ri- g a r el término de su vida, ó porque le matara el disgus-
validades. E l rey de N á p o l e s había quitado á los Orsini to por aquel convenio.
e n la g u e r r a con el P a p a el castillo de Tagliacozzo, dán- Dejó este Pontífice á I t a l i a en paz, aunque, en vida,
dolo á los Colonna, que seguían su partido. H e c h a des- siempre la tuvo en guerra. A su muerte todos los roma-
p u é s l a paz entre el P a p a y el Rey, los Orsini, en virtud, nos empuñaron las armas y el conde Jerónimo se retiró
d e los artículos de la misma, lo reclamaron. E l P a p a or- con sus tropas junto al castillo de S a n t ' Angelo. Temían
los Orsini que los Colonna quisieran vengar las recientes Desde que los genoveses hicieron la paz con los vene-
ofensas: los Colonna pedían que les devolvieran sus casas cianos, para terminar la importantísima guerra que m u -
y castillos, y de aquí nacieron, á los pocos días, muertes, chos anos antes tuvieron, no pudiendo satisfacer el go-
robos é incendios en muchos sitios de la ciudad. P e r o los bierno á los ciudadanos la g r a n suma de dinero que le ha-
cardenales persuadieron al conde Jerónimo para que les bían prestado, concedióles la renta de la aduana, determi-
e n t r e g a r a el castillo de S a n t ' A n g e l o , se f u e r a á sus n a n d o que cada cual fuera cobrando en proporción á sus
E s t a d o s y librara á Roma de su ejército; y el Conde, de- créditos, hasta que todas estas deudas quedaran extin-
seando conquistarse la benevolencia del nuevo Pontífice, guidas. P a r a las reuniones de los acreedores se les dió
obedeció, entregando el castillo, y yéndose á Imola. el palacio que hay junto á la aduana.
Libres los cardenales del miedo que tenían al Conde, E s t o s acreedores organizaron u n a especie de gobierno,
y privados los barones del auxilio que de él esperaban formando un consejo de cien de ellos que deliberase so-
en sus querellas, se procedió á l a elección de nuevo P o n - bre los asuntos de interés general, y otro de ocho miem-
tífice y, después de a l g ú n debate, fué elegido J u a n Bau- b r o s , que eran los directores de la corporación, y divi-
t i s t a Cibo, cardenal de Molfetta, genovés, que tomó el dían entre todos lo recaudado, formando partes ó cupones
nombre de Inocencio V I I I . E r a de carácter dulce, afa- que llamaban lugares (luoghi). L a corporación la t i t u -
ble y pacífico, é hizo deponer las armas, restableciendo laron de S a n J o r g e . E s t a fué su organización y forma
l a paz en R o m a . de regirse.
X X I X . Después de la paz de Lombardía, los floren- P e r o tuvieron necesidad las autoridades de la ciudad
t i n o s no podían estar en reposo, parecie'ndoles cosa in- d e acudir á la corporación de S a n J o r g e en demanda de
d i g n a y vergonzosa que un noble sin autoridad les hu- nuevos auxilios y , siendo ésta rica y bien administrada,
-biera despojado de la plaza de Serezzana, Y como e n el pudo prestarlos.
t r a t a d o de paz se estipulaba que 110 sólo se pudiera re- E l E s t a d o , que le había dado ya la renta de aduanas,
clamar lo perdido, sino hacer la guerra á quien impidiese le dió después sus terrenos, en fianza del dinero que.re-
reconquistarlo, se proveyeron en seguida de dinero y tro- cibía. L a s necesidades de la República y los servicios de
pas para recuperar á Serezzana. esta corporación h a n llegado á punto que San J o r g e
N o pareciendo á A g u s t í n Fregoso, que era quien ha- tiene en su administración la mayoría de l a s tierras y
bía ocupado á Serezzana, que podría defenderse con sólo ciudades sometidas á la República genovesa, las cuales
s u s fuerzas, dió la plaza al banco de San J o r g e . gobierna y defiende, y cada año les e n v í a l o s Rectores
. Como he de hablar diferentes veces del banco de San elegidos por público sufragio, sin que el E s t a d o inter-
J o r g e y de los genoveses, creo á propósito r e f e r i r l a s venga para nada.
instituciones, leyes y usos de Génova, que es u n a de las D e aquí ha nacido que los ciudadanos consideren t i r á -
principales ciudades de Italia. nica la administración pública, prefiriendo la de S a n
J o r g e por su equitativo y honrado proceder, que siempre menos que sus vecinos ú otros que estuvieran dentro d e
es igual, en medio de los fáciles y numerosos cambios ella se opusieran á su empresa contra Serezzana. A fin de
que ha sufrido esta República, sometida á veces á uno de comprometerles á ello, enviaron desde Pisa al campa-
sus ciudadanos, y á veces á un príncipe extranjero. mento g r a n cantidad de víveres y municiones con pe-
A s i , p u e s , cuando los F r e g o s o s y l o s A d o r n o s comba- queña escolta, para que los de P i e t r a s a n t a , por la debi-
ten por la soberanía, la mayoría de los ciudadanos n o lidad de é s t a , no la temieran, y por la importancia de l a
toma parte en la lucha, dejando que el gobierno sea presa presa excitara su codicia de apoderarse de ella.
del vencedor. S a n J o r g e sólo interviene cuando éste h a Sucedió lo que habían proyectado, porque los de Pie-
tomado posesión de la autoridad, para hacerle jurar la t r a n t a , viendo ante sus ojos t a n g r a n p r e s a , la arreba-
observancia de sus leyes, que h a s t a ahora h a n sido inva- taron ; lo cual dio á los florentinos justo motivo de
riables, porque, teniendo la corporación a r m a s , dinero y agresión y , prescindiendo por lo pronto de Serezzana,
gobierno, no, se puede tocar á ella sin riesgo de peligrosa acamparon junto á P i e t r a s a n t a , cuya guarnición era n u -
rebelión. E j e m p l o verdaderamente r a r o , no encontrado merosa y la defendía valerosamente.
por los filósofos en t a n t a s repúblicas como h a n visto ó Colocaron los florentinos en el llano su artillería, é
i m a g i n a d o , es el de que figure dentro del mismo E s t a d o , hicieron un reducto en la m o n t a ñ a para batir también la
entre los mismos ciudadanos, la libertad y la t i r a n í a , la plaza por aquella parte. E r a Comisario en el ejército J a -
pureza y la corrupción de las costumbres, la justicia y l a cobo Gaicciardini.
licencia; porque este establecimiento es el único que Mientras se combatía en P i e t r a s a n t a , la armada g e -
conserva en Génova las a n t i g u a s y venerables costum- novesa tomó y quemó el castillo de V a d a y , saltando á
bres. Y si ocurriera, lo que con el tiempo sucederá sin tierra la gente que conducía, corría y desvastaba las
d u d a , que S a n J o r g e sea dueño de todo el E s t a d o , será inmediaciones. A l encuentro de estas tropas fué enviado
Génova más memorable que Yenecia. con infantería y caballería Bongianni Gianfigliazzi que,
X X X . Cedió, pues, A g u s t í n Fregoso Serezzana á en p a r t e , contuvo su a u d a c i a , no pudiendo hacer l a s
S a n J o r g e , que la recibió de buen g r a d o , y tomó á su correrías con t a n t a impunidad.
cargo defenderla, alistando apresuradamente u n a a r m a d a L a a r m a d a , para seguir molestando á los florentinos,
y enviando tropas á P i e t r a s a n t a para impedir la comu- fué á L i o r n a , y con pontones y otros artefactos, se
nicación con el campamento de los florentinos, que es- aproximó á la torre n u e v a , batiéndola varios días con
t a b a ya cerca de Serezzana. sus cañones; pero, viendo que no conseguía n i n g ú n re-
L o s florentinos, por su p a r t e , deseaban apoderarse de sultado , se retiró vergonzosamente.
P i e t r a s a n t a , porque, sin tener dicha plaza, situada entre X X X I . E n t r e t a n t o en P i e t r a s a n t a se combatía dé-
P i s a y Serezzana, la ocupación de esta última no era de bilmente, por lo cual, animados los enemigos, a b i t a r o n
g r a n utilidad; pero no tenían pretexto para atacarla, á y tomaron el reducto de la m o n t a ñ a . E s t o l e s d i ó m u c h a
TOHO u . 1 3
fauia y tanto miedo á los florentinos, que estuvieron á t u n o Lorenzo de Médicis ir al campamento y , á los po-
p u n t o de dispersarse sin que les atacaran. Apartáronse cos días de llegar, fuá tomada la plaza.
cuatro millas de la plaza, y los jefes opinaron que, es- Se estaba ya en el invierno, y pareció á los jefes que
t a n d o ya en Octubre, debían tomar cuarteles de in- no debían seguir adelante su e m p r e s a , sino esperar la
vierno, dejando para la primavera la expugnación de primavera, máxime que aquel otoño, por el mal aire que
Pietrasanta. r e i n a b a , tenía lleno de enfermos el ejército, y muchos
A l saberse en Florencia este fracaso, produjo la ma- jefes lo estaban de g r a v e d a d , entre ellos A n t o n i o Pucci
yor Indignación á los principales miembros del gobierno. y Bongianni Gianfigliazzi, que, no sólo enfermaron, sino
P a r a reorganizar inmediatamente el ejército y restable- m u r i e r o n , con g r a n sentimiento de t o d o s : tanto f u é el
cer su reputación y su f u e r z a , eligieron por nuevos Co- afecto general q u e , sobre todo P u c c i , adquirió por su
misarios á A n t o n i o Pucci y & Bernardo del Ñero, que conducta en P i e t r a s a n t a .
con g r a n suma de dinero, fueron al campamento mos- Cuando los florentinos conquistaron á P i e t r a s a n t a ,
t r a n d o á los jefes la indignación de la Señoría, del go- enviaron los de Luca embajadores á Florencia á pedir
bierno y de toda la ciudad, si no regresaban con el ejér- esta plaza, como perteneciente á su república, alegando
cito al ataque de P i e t r a s a n t a , y el descrédito que que, entre las obligaciones impuestas por el tratado de
tendrían si t a n t o s capitanes con t a n t o ejército, sin paz de L o m b a r d í a , era u n a la de restituir á sus primiti-
tener enfrente más que u n a pequeña guarnición, no vos Señores todas las plazas que unos ú otros ocuparan.
podían tomar t a n débil plaza. Hiriéronles ver también N o negaron los florentinos la obligación; pero res-
la utilidad presente y las ventajas futuras que por esta pondieron que no sabían si, en la paz que negociaban con
conquista debían esperar, de t a l m o d o , que todos de- los genoveses, tendrían que devolverla á é s t o s , por lo
cidieron volver al ataque, empezando por reconquistar el c u a l no podrían disponer de ella h a s t a entonces. A d e -
reducto. A s í se h i z o , dándose á conocer entonces cuánto m á s , para el caso de tenerla que restituir á los de L u c a ,
pueden en el ánimo de los soldados la b o n d a d , afabili- era preciso que éstos pensaran en satisfacerles los g a s t o s
dad y cariñosas frases; porque A n t o n i o Pucci, ani- hechos y los daños ocasionados por la muerte de t a n t o s
mando á unos, prometiendo á otros, á este estrechando ciudadanos. Sólo cuando esto hicieran podían tener es-
la mano, abrazando á aquel, les hizo marchar al asalto peranzas de recobrarla.
con tanto í m p e t u , que reconquistaron el reducto en Transcurrió todo aquel invierno en las negociaciones
u n momento; pero no sin pérdidas, porque una bala de •de paz entre genoveses y florentinos q u e , mediando en
cañón mató á Antonio de Marciano. T a n t o asustó este ellas el P a p a , se practicaban en B o m a ; pero, no habiendo
ataque á los de dentro, que empezaron á t r a t a r de ren- terminado al llegar la primavera, los florentinos hubiesen
dirse. atacado á Serezzana, de 110 impedirlo la enfermedad de
P a r a dar m á s importancia á la victoria, juzgó opor- Lorenzo de Médicis y la guerra que estalló entre el
P a p a y el rey F e r n a n d o de Nápoles. Porque L o r e n z o , n o t r a el Rey, y así lo hicieron inmediatamente los prínci-
sólo padecía la enfermedad de la g o t a , heredada de su pes de Altemura, de Salerno y de Bisignano.
p a d r e , sino que le atacaron gravísimos dolores de estó- Metido el Rey en esta guerra imprevista, acudió á los
mago , siendole preciso tomar baños para curarse. florentinos y al duque de Milán en d e m a n d a de ayuda.
X X X I I . P e r o el motivo principal fué la guerra, que D u d a b a n los florentinos lo que debían hacer, porque pa-
tuvo el siguiente origen: recíales muy dañoso abandonar sus intereses por favore-
L a ciudad de Aquila, aunque sometida al reino de cer los ajenos, y muy peligroso empuñar de nuevo las ar-
mas contra la S a n t a Sede. Sin embargo, pospusieron su
Nápoles, vivía como libre, y tenía en ella grande autori-
utilidad y los peligros á los deberes de la alianza; toma-
dad el conde de Montorio (1485). Encontrábase cerca
Ton á sueldo á los Orsini y enviaron todas sus tropas, al
del Tronto con sus hombres de armas el duque de Cala-
m a n d o del conde de Pitigliano, hacia Roma, en auxilio
bria, con pretexto de apaciguar algunos tumultos ocurri-
del Rey.
dos entre los campesinos de aquellas comarcas y, proyec-
t a n d o someter por completo á A q u i l a á la obediencia del Organizó éste entonces dos ejércitos: el uno, mandado
Rey, mandó llamar al conde de Montorio, corno si qui- por el duque de Calabria, lo envió con dirección á R o m a ,
siera valerse de él en algo de lo que estaba ejecutando. y , unido al florentino, hizo frente al pontificio: el otro, á
Obedeció el Conde sin recelo alguno y, al llegar donde las órdenes del Rey, operó contra el de los barones su-
estaba el Duque, fué preso y enviado á Ñapóles. blevados. E n ambos campos se hacía la guerra con varia
C u a n d o en Aquila se supo esta prisión, se alarmó toda fortuna, h a s t a que, adquiriendo el Rey superioridad en
l a ciudad y, acudiendo tumultuosamente á las armas, f u é m u c h a s partes, en Agosto de 1486, por mediación de los
muerto A n t o n i o Concinello, comisario del Rey, y algu- •embajadores del rey de E s p a ñ a , se ajustó l a p a z , que
nos otros ciudadanos conocidos por ser partidarios del -aceptó el P a p a por haber sufrido reveses y no querer ex-
Monarca. P a r a tener quien en su rebelión les apoyara, ponerse más á los caprichos de la fortuna.
enarbolaron la bandera de la Iglesia y enviaron embaja- Uniéronse, pues, entonces todos los potentados de
dores al P a p a , concediéndole la ciudad y rogándole que, Italia, dejando únicamente fuera de la unión á los geno-
como cosa suya, la defendiera de la tiranía real. veses, como rebeldes del E s t a d o de Milán y usurpadores
Tomó el P a p a animosamente l a defensa de Aquila de propiedades de los florentinos.
porque, por motivos públicos y privados, odiaba al Rey, y H e c h a la paz, Roberto de S a n Severino, que en la
estando Roberto de San Severino enemistado con el go- g u e r r a había sido, como amigo, poco fiel, y como ene-
bierno de Milán, y sin compromiso de servir á ningún migo, poco peligroso, fué casi echado de R o m a por el
otro, lo tomó el P a p a á sueldo, haciéndole venir apresu- P a p a . Perseguido por los florentinos y por las tropas
r a d a m e n t e á Roma. Además, excitó á todos los amigos y •del duque de Milán, cuando pasó Cesena, viéndose casi
parientes del conde de Montorio á que se rebelaran con- alcanzado, emprendió la f u g a , y con menos de cien ca-
P a p a y el rey F e r n a n d o de Nápoles. Porque L o r e n z o , n o t r a el Rey, y así lo hicieron inmediatamente los prínci-
sólo padecía la enfermedad de la g o t a , heredada de su pes de Altemura, de Salerno y de Bisignano.
p a d r e , sino que le atacaron gravísimos dolores de estó- Metido el Rey en esta guerra imprevista, acudió á los
mago , siendole preciso tomar baños para curarse. florentinos y al duque de Milán en d e m a n d a de ayuda.
X X X I I . P e r o el motivo principal fué la guerra, que D u d a b a n los florentinos lo que debían hacer, porque pa-
tuvo el siguiente origen: recíales muy dañoso abandonar sus intereses por favore-
L a ciudad de Aquila, aunque sometida al reino de cer los ajenos, y muy peligroso empuñar de nuevo las ar-
mas contra la S a n t a Sede. Sin embargo, pospusieron su
Ñapóles, vivía como libre, y tenía en ella grande autori-
utilidad y los peligros á los deberes de la alianza; toma-
dad el conde de Montorio (1485). Encontrábase cerca
Ton á sueldo á los Orsini y enviaron todas sus tropas, al
del Tronto con sus hombres de armas el duque de Cala-
m a n d o del conde de Pitigliano, hacia Roma, en auxilio
bria, con pretexto de apaciguar algunos tumultos ocurri-
del Rey.
dos entre los campesinos de aquellas comarcas y, proyec-
t a n d o someter por completo á A q u i l a á la obediencia del Organizó éste entonces dos ejércitos: el uno, mandado
Rey, mandó llamar al conde de Montorio, corno si qui- por el duque de Calabria, lo envió con dirección á R o m a ,
siera valerse de él en algo de lo que estaba ejecutando. y , unido al florentino, hizo frente al pontificio: el otro, á
Obedeció el Conde sin recelo alguno y, al llegar donde las órdenes del Rey, operó contra el de los barones su-
estaba el Duque, fué preso y enviado á Ñapóles. blevados. E n ambos campos se hacía la guerra con varia
C u a n d o en Aquila se supo esta prisión, se alarmó toda fortuna, h a s t a que, adquiriendo el Rey superioridad en
l a ciudad y, acudiendo tumultuosamente á las armas, f u é m u c h a s partes, en Agosto de 1486, por mediación de los
muerto A n t o n i o Concinello, comisario del Rey, y algu- •embajadores del rey de E s p a ñ a , se ajustó l a p a z , que
nos otros ciudadanos conocidos por ser partidarios del aceptó el P a p a por haber sufrido reveses y no querer ex-
Monarca. P a r a tener quien en su rebelión les apoyara, ponerse más á los caprichos de la fortuna.
enarbolaron la bandera de la Iglesia y enviaron embaja- Uniéronse, pues, entonces todos los potentados de
dores al P a p a , concediéndole la ciudad y rogándole que, Italia, dejando únicamente fuera de la unión á los geno-
como cosa suya, la defendiera de la tiranía real. veses, como rebeldes del E s t a d o de Milán y usurpadores
Tomó el P a p a animosamente l a defensa de Aquila de propiedades de los florentinos.
porque, por motivos públicos y privados, odiaba al Rey, y H e c h a la paz, Roberto de S a n Severino, que en la
estando Roberto de San Severino enemistado con el go- g u e r r a había sido, como amigo, poco fiel, y como ene-
bierno de Milán, y sin compromiso de servir á ningún migo, poco peligroso, fué casi echado de R o m a por el
otro, lo tomó el P a p a á sueldo, haciéndole venir apresu- P a p a . Perseguido por los florentinos y por las tropas
r a d a m e n t e á Roma. Además, excitó á todos los amigos y del duque de Milán, cuando pasó Cesena, viéndose casi
parientes del conde de Montorio á que se rebelaran con- alcanzado, emprendió la f u g a , y con menos de cien ca-
ballos llegó á R a v e n a . L o s d e m á s s o l d a d o s , en p a r t e , n a d a , sino que los genoveses, m i e n t r a s se p r a c t i c a b a n
f u e r o n recibidos por el d u q u e de M i l á n , y en p a r t e d e s - estas negociaciones en R o m a , a r m a r o n muchos d e s u s
valijados por los campesinos. barcos y, sin que en F l o r e n c i a se supiera cosa a l g u n a ,
A j u s t a d a la p a z y reconciliado el rey d e Ñ a p ó l e s con desembarcaron tres mil i n f a n t e s y asaltaron el castillo
los barones, m a n d ó m a t a r á J a c o b o C o p p o l a y á A n t o - d e Serezanello, situado sobre Serezzana, y en poder d e
nello ( P e t r u c c i ) de A versa, con sus bijos, p o r q u e d u r a n - los florentinos. E s t o s reunieron i n m e d i a t a m e n t e sus t r o -
t e la g u e r r a revelaron s u s secretos al P o n t í f i c e . p a s en P i s a , al m a n d o de Virgilio Orsino, y se q u e j a -
X X X I I I . P o r el ejemplo que dieron en esta guerra, r o n al P a p a d e que, m i e n t r a s él negociaba la paz, los
conoció el P a p a la actividad y el celo de los florentinos genoveses les habían declarado la g u e r r a .
en c u m p l i r s u s deberes d e a m i s t a d , y á c a u s a d e ello em- E n v i a r o n después á P e d r o Corsini á L u c a p a r a m a n -
pezó á c a m b i a r en afecto la aversión q u e les tenía, pri- t e n e r la amistad de esta ciudad y á P a b l o A n t o n i o Sode-
mero por ser el P o n t í f i c e a m i g o de los genoveses, y des- rini á Yenecia p a r a sondear l a s intenciones de aquella
pués por el auxilio q u e dieron al rey d e Ñ a p ó l e s , é hizo- república; pidieron auxilio al rey de N á p o l e s y á L u i s
á s u s e m b a j a d o r e s m á s favores que d e costumbre. Sforza, y de n i n g u n o de a m b o s lo obtuvieron, p o r q u e el
Lorenzo de M é d i c i s conoció esta inclinación del P a p a , Iíey dijo estar receloso de la a r m a d a de los turcos, y
y procuró h á b i l m e n t e f o m e n t a r l a , porque j u z g a b a que Sforza, con d i f e r e n t e s p r e t e x t o s , excusó m a n d a r l o . A s í
convendría m u c h o á su a u t o r i d a d u n i r á l a a m i s t a d del sucede casi siempre á los florentinos, que se e n c u e n t r a n
R e y la del Papa. solos en la g u e r r a , n o h a l l a n d o en nadie el a r d i m i e n -
to con que ellos procuran acudir en auxilio de los otros.
Tenía el P o n t í f i c e ( 1 ) u n hijo, l l a m a d o F r a n c i s c o , y
deseaba procurarle E s t a d o s y aliados que le a y u d a r a n á • N o por ser a b a n d o n a d o s esta vez de los aliados se
defenderlos d e s p u é s d e su m u e r t e . N a d i e le pareció en a l a r m a r o n , p o r q u e n o era p a r a ellos u n a novedad este
I t a l i a m á s á propósito p a r a este objeto que L o r e n z o d e abandono. O r g a n i z a r o n u n ejército numeroso, á l a s ó r -
Médicis, y por ello obró de modo que éste diera á F r a n - denes de J a c o b o Guicciardini y P e d r o V e t t o r i , y lo e n -
cisco por esposa u n a de sus hijas. C o n t r a í d o este paren- viaron contra el enemigo, yendo á acampar j u n t o al río
tesco, deseaba el P a p a q u e los genoveses, p o r convenio, de la M a g r a .
cedieran á los florentinos Serezzana, m o s t r á n d o l e s que- E n t r e t a n t o los genoveses estrechaban el asedio d e
n o podían conservar lo que A g u s t í n F r e g o s o h a b í a ven- Serezanello, e m p l e a n d o contra él m i n a s y los d e m á s r e -
d i d o . ni éste pudo tampoco dar á la corporación de S a n cursos que t e n í a n en su p o d e r , por lo cual los C o m i s a r i o s
J o r g e lo que n o era suyo. N o sólo n o p u d o conseguir d e t e r m i n a r o n socorrerlo. E l enemigo n o esquivó la b a -
talla y, llegando á las m a n o s , fueron derrotados los g e -
noveses, q u e d a n d o prisioneros L u i s del Fiesco y o t r o s
(1) Fué casado antes de recibir órdenes sagradas y tuvo va-
rios hijos. m u c h o s c a p i t a n e s del ejército enemigo (1487).
N o asustó á los de Serezzana esta victoria, de tal
necianos, conforme á su constante fortuna, a j u s t a r o n la
modo que quisieran rendirse; al contrario, se prepararon
paz con los tudescos, no como vencidos, sino como ven-
obstinadamente á la defensa, y los Comisarios florentinos cedores: ¡tan honrosa f u é para su república! (1488).
al ataque, combatiendo valerosamente por ambas partes.
H u b o entonces también importantísimos disturbios
D u r a n d o mucho este asedio, decidió Lorenzo de Me- en la R o m a ñ a . Francisco de Orso, vecino de Forli, era
dirás ir al campamento. Con su llegada, nuestros solda- persona de grande autoridad en esta ciudad y llegó á
dos cobraron ánimo, y los de Serezzana lo perdieron ser sospechoso al conde Jerónimo, que repetidas veces
al ver la obstinación de los florentinos en el ataque y la le amenazó. Vivía Orso atemorizado, y sus parientes y
frialdad de los genoveses en socorrerles, por lo cual se a m i g o s le aconsejaron que, puesto que temía ser muerto
rindieron á discreción de Lorenzo, volviendo al poder de por el Conde, lo m a t a r a él primero, salvando de este
los florentinos. Todos, menos los autores de la rebelión, modo su vida.
fueron benignamente tratados. Tomada esta determinación, y decididos á realizarla,
D u r a n t e el asedio de Serezzana, L u i s Sforza envió su eligieron para su ejecución el día de mercado en Forli,
ejército á Pontremoli, para indicar que venia en nuestro porque, viniendo, durante él, muchos amigos suyos de
favor; pero, estando en inteligencia con algunos genove- las inmediaciones pensaron valerse de ellos, sin necesi-
ses, sublevóse el partido opuesto á los gobernantes y, dad de llamarles.
con el auxilio de aquel ejército, se entregaron al duque E r a el mes de M a y o , y la mayoría de los italianos
de Milán. tienen la costumbre de cenar con luz del día. Creyeron
X X X I V . Por entonces los tudescos declararon la los conjurados que el mejor momento para m a t a r al
guerra á los venecianos, y Boccolino de Osimo, en la Conde era el de la cena porque, mientras cenaba su fa-
M a r c a de Ancona, había hecho rebelar Osimo contra el milia, permanecía solo en su habitación. Acordado así,
P a p a , convirtiéndose en Señor absoluto de esta ciudad. f u é Orso á casa del C o n d e , dejó á sus compañeros en las
D e s p u é s de muchos accidentes, á persuasión de Lorenzo primeras habitaciones, llegó á la en que el Conde es-
de Médicis, devolvió Boccolino dicha ciudad al Pontífice taba, y dijo á su ayuda de cámara que le anunciara que-
y vino á Florencia, donde, bajo la garantía de Lorenzo, ría hablarle. F u é Orso introducido y, encontrando al
vivió muy considerado durante bastante tiempo. Después Conde solo, después de algunas frases sobre fingido
f u é á Milán, donde no encontró igual respeto á la pro- a s u n t o , le mató y , llamando á los cómplices, también
mesa de seguridad, porque le mataron por orden de L u i s m a t a r o n al ayuda de cámara.
Sforza. P o r acaso se presentó el comandante de la plaza en
E n su guerra contra los tudescos, fueron derrotados aquel momento para hablar con el Conde y , al llegar á la
los venecianos junto á Trento y muerto su general Ro- sala con pocos que le acompañaban, también le mataron
berto de San Severino. Después de este desastre, los ve- los asesinos.
Hechos estos homicidios, promovieron g r a n alboroto,
J u a n Bentivoglio, Señor de Bolonia, y , por celos ó por
arrojaron por u n a v e n t a n a el cadáver del Conde y, gri-
malos tratos del marido, ó por su mala índole, odiaba á
tando Iglesia y Libertad, armaron á todo el pueblo, que su esposo, h a s t a el punto que determinó quitarle los E s -
odiaba la avaricia y crueldad del C o n d e , saquearon la tados y la vida.
casa de éste y prendieron á la condesa Catalina y á sus
F i n g i e n d o enfermedad, se metió en la cama y ordenó
hijos.
que cuando Galeotto fuera á visitarla, le asesinaran algu-
Quedaba sólo por t o m a r la fortaleza para que esta em- nos de sus confidentes, escondidos en la habitación. A d e -
presa tuviera completo éxito; pero n o quería entregarla m á s dió cuenta del proyecto á su padre, que esperaba l a
el gobernador y r o g a r o n á la Condesa que le aconsejara muerte de su yerno para apoderarse del Señorío d e
rendirla. Prometió ella hacerlo si le permitían ir al cas- Faenza.
tillo y , en prenda de su promesa, les dejó sus hijos.
Llegado el momento fijado para este homicidio, e n t r ó
Creyeron los conjurados lo que les prometía y le permi-
Galeotto en la habitación de su esposa, según su cos-
tieron entrar en la fortaleza; pero, t a n pronto como es- t u m b r e , y estaba hablando con ella cuando los asesinos
tuvo dentro, les amenazó con la muerte y todo género salieron del escondite y , sin que él pudiera evitarlo, le
de suplicios en venganza del asesinato de su marido. L e mataron.
dijeron que m a t a r í a n á sus hijos y respondió que estaba
F u é grande el tumulto después de esta m u e r t e , y la
en edad de procrear otros.
esposa con un hijo pequeño que tenía, llamado A s t o r r e ,
A s u s t a d o s los conjurados al ver que el P a p a no les se refugió en el castillo. E l pueblo tomó las armas, y
ayudaba y al saber que L u i s Sforza, tío de la Condesa, J u a n Bentivoglio, con un tal Bergamino, capitán á sueldo
m a n d a b a tropas en auxilio de ésta, con todos los efectos del duque de M i l á n , con bastantes tropas preparadas
y bienes que pudieron llevar consigo se refugiaron en Cit- de antemano, entró en F a e n z a , donde estaba a ú n de Co-
t á del Castello. C u a n d o la Condesa recobró la posesión misario florentino A n t o n i o Boscoli.
de sus E s t a d o s vengó la muerte de su esposo con todo E n medio del desorden todos aquellos jefes se reunie-
género de crueldades. ron para convenir el gobierno de la ciudad; pero los
Sabida la m u e r t e del Conde, los florentinos aprove- hombres de V a l de L a m o n a , que al saber lo ocurrido
charon la ocasión para recobrar el castillo de Pancaldolir acudieron precipitadamente, atacaron á Bentivoglio y
que les había quitado hacía tiempo y, m a n d a n d o allí sus B e r g a m i n o , m a t a n d o á éste, ¡prendiendo á aquél y pro-
tropas, lo tomaron, pero murió en la empresa el famosísi- clamando la dominación de Astorre y de los florentinos,
mo arquitecto Cecca. á cuyo Comisario entregaron l a ciudad.
X X X V . Á este desorden ocurrido en la B o m a ñ a su- A todos desagradó en Florencia este suceso cuando lo
cedió otro no menos importante. supieron; sin embargo, hicieron poner en libertad á J u a n
L a esposa de Galeotto, señor de F a e n z a , era h i j a d e Bentivoglio y á su h i j a , y tomaron á su cuidado A s t o r r e
y la ciudad de F a e n z a , p o r v o l u n t a d de todo el pueblo. L a s hijas las casó u n a con J a c o b o S a l v i a t i , o t r a con
Á este desorden s i g u i e r o n o t r o s , d e s p u é s que termina- F r a n c i s c o Cibo, y la tercera con P e d r o Ridolfi. L a c u a r t a ,
r o n l a s g u e r r a s g r a n d e s e n t r e l o s E s t a d o s m á s podero- que, p o r t e n e r á su f a m i l i a u n i d a , la h a b í a casado con-
sos. D u r a n t e m u c h o s a ñ o s h u b o t u m u l t o s en la Romana, J u a n de Médicis, m u r i ó .
•en la M a r c a y en S i e n a , que, p o r su escasa importancia, Respecto á s u s d e m á s a s u n t o s p r i v a d o s , en el c o m e r -
j u z g o superfluo referir. V e r d a d es que los de S i e n a , cio f u é desgraciadísimo, p o r q u e l a s i r r e g u l a r i d a d e s d e
d e s p u é s que el d u q u e d e C a l a b r i a , e n la guerra de 1488, s u s d e p e n d i e n t e s , que a d m i n i s t r a b a n los negocios de
partió de aquel p u n t o , f u e r o n m á s f r e c u e n t e s , ocasio- L o r e n z o , no como h o m b r e p r i v a d o , sino como príncipe,
n a n d o rápidos c a m b i o s , e n l o s cuales u n a s veces domi- le hicieron s u f r i r g r a n d e s p é r d i d a s en d i f e r e n t e s p u n t o s ,
n a b a la plebe y o t r a s los n o b l e s . Q u e d a r o n éstos al fin siendo preciso que su p a t r i a le a y u d a r a con cuantiosa
d u e ñ o s d e la c i u d a d , y con m á s a u t o r i d a d que los demás s u m a de dinero del Tesoro público.
P a n d o l f o y J a c o b o P e t r u c c i , quienes, el uno por su pru- D e a q u í que, p o r n o exponerse de nuevo á los trances-
dencia y el otro por su v a l o r , llegaron á ser Señores de de la f o r t u n a , d e j ó l a s operaciones mercantiles y adquirió
•ella. dominios territoriales, como riqueza m á s sólida y segura.
X X X V I . T e r m i n a d a l a g u e r r a de Serezzana, vivieron E n las c o m a r c a s d e P r a t o , P i s a y V a l de P e s a c o m p r ó
los florentinos h a s t a el a ñ o d e 1 4 9 2 , en que ocurrió la g r a n d e s p o s e s i o n e s , cuyas r e n t a s y edificios y m a g n i f i -
m u e r t e de L o r e n z o de M é d i c i s , en g r a n d í s i m a prosperi- cencia no parecían de h o m b r e privado, sino de soberano.
d a d , p o r q u e L o r e n z o , u n a vez a s e g u r a d a la paz por su D e s p u é s de esto se dedicó á embellecer y a g r a n d a r su
influencia y a u t o r i d a d , dirigió s u s esfuerzos á engrande- ciudad; y, habiendo en ella g r a n d e s espacios sin edificar,,
c e r su casa y su patria. C a s ó á su hijo primogénito, P e - los llenó de n u e v a s calles y casas, que e n s a n c h a r o n y
d r o , con A l f o n s i n a , h i j a del caballero O r s i n o , y después h e r m o s e a r o n F l o r e n c i a , P a r a a s e g u r a r la t r a n q u i l i d a d d e
logró que á su s e g u n d o h i j o , J u a n , le concedieran la dig- sus h a b i t a n t e s y poder combatir desde lejos á los enemi-
n i d a d del cardenalato. L l e g ó é s t e á ser t a n famoso como gos, fortificó el castillo d e F i o r e n z u o l a , s i t u a d o en medio
e x t r a o r d i n a r i o f u é su n o m b r a m i e n t o de cardenal antes de los A l p e s , hacia Bolonia; en la dirección de Siena c o -
d e cumplir catorce a ñ o s ( l ) . E s t e f u é uno de los honores m e n z ó la r e s t a u r a c i ó n ele P o g g i o I m p e r i a l p a r a h a c e r l o
que m á s t a r d e elevaron la r e p u t a c i ó n de los Médicis has- i n e x p u g n a b l e s , y cerró á todo enemigo el c a m i n o d e G é -
t a l a s nubes. n o v a con l a c o n q u i s t a d e P i e t r a s a n t a y S e r e z z a n a . A d e -
N o le f u é posible a s e g u r a r e x t r a o r d i n a r i a fortuna á m á s , m a n t e n í a con subsidios y pensiones la amistad y
s u tercer h i j o , J u l i á n , p o r lo joven q u e era y lo poco que a d h e s i ó n d e los Baglioni en P e r u s a , d e los V i t e l l i en
L o r e n z o vivió. C i t t á d e C a s t e l l o , y el gobierno d e F a e n z a estaba en su
poder. T o d a s e s t a s disposiciones c o n s t i t u í a n u n a especie
( I ) Llego á ser Papa con el nombre de León X. d e b a l u a r t e p a r a la s e g u r i d a d de F l o r e n c i a .
D u r a n t e este período de paz procuró que abundaran
bas de su estimación y aprecio, y el Sultán de E g i p t o le
las fiestas en la ciudad, haciendo celebrar con frecuencia cumplimentó y envió regalos por medio de sus embaja-
torneos y representaciones de triunfos y sucesos de la dores. E l G r a n Turco le entregó á Bernardo Bandini,
antigüedad. Su propósito era mantener la abundancia en asesino de su hermano.
su patria, unido al pueblo y h o n r a d a l a nobleza.
Todas estas cosas le atraían la admiración de Italia.
E s t i m a b a g r a n d e m e n t e á los que sobresalían en cual- S u prudencia aumentaba diariamente su reputación, por-
quiera de las a r t e s ; favorecía á los literatos, de lo cual que era en discutir los asuntos elocuente é ingenioso,
pueden testificar A g n o l o de ^ l o n t e p u l c i a n o , Cristóbal en resolverlos sensato, y en ejecutar lo resuelto activo y
L a n d i n i y el griego Demetrio. E l conde J u a n de la Mi- animoso.
rándola, hombre casi divino, atraído por la magnificencia N o le censuraron vicios que obscurecieran sus virtu-
de Lorenzo de Médicis, prefirió Florencia á todas las otras d e s , aunque era aficionado á los placeres del amor y le
ciudades que había recorrido, p a r a fijar su residencia. deleitaba oir á los burlones y maldicientes y los j u e g o s
E r a n de su especial agrado l a m ú s i c a , la arquitectura pueriles más de lo que convenía á t a n grande hombre,
y la poesía, y compuso y comentó varias composiciones pues muchas veces se le veía tomar parte en los entrete-
poéticas. nimientos de sus hijos é h i j a s . Considerando estas afi-
P a r a que la juventud florentina pudiera ejercitarse en ciones unidas á las graves de los negocios públicos, pare-
el estudio de la literatura, f u n d ó la Universidad de Pisa, cía haber en él dos personas unidas por lazos incompren-
llamando á la enseñanza en ella á los hombres más sa- sibles.
bios que había entonces en Italia. E n sus últimos tiempos vivió lleno de molestias, cau-
P a r a f r a y Mariano de Chinazzano, de la orden de San sadas por la enfermedad que le afligía, produciéndole
A g u s t í n , porque era predicador notabilísimo, edificó un grandes dolores de estómago. Tanto se exacerbaron éstos,
monasterio junto á Florencia. que falleció en Abril de 1 4 9 2 , á los cuarenta y cuatro
L a fortuna y Dios le protegieron, y por ello todas sus años de edad.
empresas tuvieron feliz t é r m i n o , y las de sus enemigos Nadie murió, no sólo en Florencia, sino en Italia, con
desgraciado; porque, además d e la conjuración de los mayor fama de prudencia, ni fué más sentido. Vié-
Pazzi, quiso asesinarle B a u t i s t a Frescobaldi en el Car- ronse en el cielo muchos presagios de que su muerte
men, y Baldinotto de Pistoya en su casa de campo; pero sería principio de grandes calamidades, entre ellos un
todos recibieron, como también sus cómplices, el justo rayo que cayó en lo alto de la iglesia de S a n t a S e p a r a -
castigo por t a n malvados designios. t a , con t a n t a violencia que destrozó g r a n parte de la Ne-
N o sólo los príncipes de I t a l i a , sino los de países le- vadísima techumbre, con estupor y admiración de todos.
janos, conocieron con admiración su modo de vivir y su Lamentaron su muerte todos los ciudadanos y todos
fortuna. E l rey de H u n g r í a , M a t t í a s , le dió muchas prue- los príncipes de I t a l i a , dando de ello pruebas manifiestas,
p o r q u e todos, sin excepción, enviaron e m b a j a d o r e s á
F l o r e n c i a p a r a e x p r e s a r su sentimiento á esta República.
Y de que t e n í a n j u s t o motivo p a r a sentirlo, m u y p r o n t o
se conoció por l o s e f e c t o s ; porque, f a l t a n d o á I t a l i a s u s
consejos, no e n c o n t r a r o n los gobiernos medio de s a t i s f a -
cer ó r e f r e n a r l a ambición de L u i s S f o r z a , g o b e r n a d o r FRAGMENTOS HISTÓRICOS W
del d u q u e de M i l á n , por lo cual, i n m e d i a t a m e n t e d e s p u é s
d e la m u e r t e d e L o r e n z o d e Médicis, empezaron á n a c e r
las m a l a s semillas que, al poco t i e m p o , por no vivir q u i e n
sabía d e s t r u i r l a s , a r r u i n a r o n y a r r u i n a n todavía á I t a l i a .
AÑO DE 1494.
f
&
F u é enviado á Cortona L u c a s A n t o n i o de Albizzi, y diligencia del Comisario y , creyendo haber sido descu-
á Poggibonsi Braccio Martelli, y también se proveyó bierto, huyó sin dar aviso alguno. Pablo Orsino regresó
Yaliano, porque se ignoraba por dónde acometería el ene- á Castillo de la Pieve.
-migo; y para hacer frente á muchos que estaban en Ro- A l día siguiente supo el Comisario q u e , durante la
m a ñ a , mandaron á Lorenzo de Médicis á Mugello y á noche, se había visto entrar en Cortona á algunos rebel-
P e d r o Corsini á Castracaro. Temían por Cortona m á s des; que se había encontrado á corta distancia de la
que por n i n g ú n otro punto, á causa de saberse que Vir- ciudad caballería de los Orsini dirigiéndose á Castillo de
ginio Orsino estaba en Paniclierola y había dado dinero la Pieve y , hallando no lejos de los muros muchos
á Braccio, á sus hombres de armas y á su infantería; pedazos de escala, conjeturó que el enemigo fué con
pero comprendiendo 1a. necesidad de socorrerla, el reali- ánimo de apoderarse de la plaza, y le asustó tal intento,
zarlo era difícil y peligroso. Cortona era fuerte; pero, mal por no tener confianza en los habitantes; pero, por otra
aprovisionada s u c i u d a d e l a y sin poder batir la población, parte, le tranquilizó la idea de que no debían ser muy
ni había medio de obligar á l a obediencia á los h a b i t a n - fuertes los que vinieron , cuando no se atrevieron á
tes, n i convenía dejar así las cosas. Se determinó que el atacarla. Supuso, sin embargo, la existencia de un com-
conde Ranuccio, J u a n Pablo Baglione y la caballería li- plot, y puso t a n t a s guardias y espías h a s t a que al fin ave-
gera se dirigieran á aquel punto, y llevar además infan- riguó ser A n t o n i o Marcelli, uno de los principales ciuda-
tería de Valiano y de las guarniciones de todas las pla- danos de Cortona, quien había ayudado á e n t r a r á C o n s -
zas del Valle de Chiana, añadiendo otras tropas para tanzo. L a llegada de los hombres de armas y de la in-
formar un ejército que mantuviera obedientes á los de fantería alojados en las inmediaciones, le animó á des-
C o r t o n a y contrarrestara al enemigo. cubrir á los culpados, excitándole el pueblo mismo á
L o s Orsini con los rebeldes de Florencia habían prender y castigar á los traidores. Aprovechando la
a v a n z a d o ya en el Perusino h a s t a Castillo de la Pieve- ocasión y por el deseo de vivir seguro, ó al menos de
con esperanza de que Constanzo Beccaio, rebelde corto- conocer las verdaderas disposiciones de los habitantes,
nes, les hiciera entrar secretamente en C o r t o n a , para lo reunió el Consejo y dijo: « M e habéis rogado muchas
cual entraría primero Constanzo u n a noche y con sus veces que descubra á los culpados, etc.» Después de al-
amigos suscitaría un t u m u l t o que permitiera entregar guna discusión, dijo L u c a s que maese A n t o n i o Marcelli
u n a puerta á los Orsini. era quien había hecho entrar en la ciudad á Constanzo.
Convenido este complot, Pablo Orsino con unos cien A l oir estas palabras, ob mutuere omnes; pero avergon-
caballos ligeros y doscientos infantes se dirigió á Cor- zados de no determinar nada, después de t a n t a s prome-
t o n a . P u e s t o de acuerdo con él en lo que h a b í a de ha- sas, encargaron á dos de ellos buscar á Marcelli y, al
cerse, se le adelantó Constanzo Beccaio; pero, ya dentro volver éstos, dijeron que le habían encontrado en casa de
de la población, encontró la ciudad bien g u a r d a d a por la u n a m i g o suyo y ordenado venir ante el Comisario, pero
no quiso, por t e m e r , según decía, al C o m i s a r i o , á c a u s a
de haber hecho e n t r a r á C o n s t a n z o en C r e m o n a . E l
i n t e n t a r u n o s sublevar la ciudad y no querer otros q u e
NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE 1495.
se c a s t i g a r a á l o s culpados, convenció al Comisario d e
que n o podía fiar en los h a b i t a n t e s , y le i n d u j o á e m - t
plear la f u e r z a p a r a sujetarles, etc.
N o pudiendo los O r s i n i ocupar á C o r t o n a por sor-
A l m i s m o t i e m p o que presentaban á D ' A n t r a i g u e s la
presa como habían i n t e n t a d o , volvieron á G u a l d o con
c a r t a del rey de F r a n c i a , fué enviado A n t o n i o Mellini á
sus t r o p a s p a r a vivir á c o s t a de los que h a c í a n alarde d e
la L u n i g i a n a p a r a m o s t r a r l a también á los que ocupaban
n o ser s u s amigos, y creíase que V i r g i n i o O r s i n i dife-
las plazas de S e r e z a n a , Serezanello y P i e t r a s a n t a . E l
riría atacarnos resueltamente, d a n d o t i e m p o á que ocu-
castellano de S e r e z a n a respondió que n o le b a s t a b a la
rriera algo que e x c u s a r a su conducta, p o r q u e se n o t a b a
c a r t a del R e y p a r a e n t r e g a r la plaza, y que la d e L i g n y
su f a l t a d e deseo en c o n t i n u a r la g u e r r a . P o r otra, parte,
no t e n í a la c o n t r a s e ñ a que h a b í a n convenido. E l de Se-
sin g r a n d e s motivos n o podía r o m p e r s u s relaciones con
rezanello dijo q u e n o tenía encargo de rendirlo sino
P e d r o de Me'dicis, de quien era p a r i e n t e y con cuyo di-
c u a n d o h u b i e r a n sido e n t r e g a d a s Serezana y P i e t r a -
nero h a b í a equipado sus t r o p a s .
s a n t a , C u a n d o se debatía este negocio llegó orden d e
C u a n d o éste le i m p u l s a b a m á s á obrar, supo V i r g i n i o
L i g n y á dichos castellanos prohibiéndoles e n t r e g a r las
que el Comisario de C o r t o n a había descubierto la t r a i -
f o r t a l e z a s p o r q u e , hecho el acuerdo e n t r e F r a n c i a y la
ción en la ciudad, i n t e n t a n d o en vano c a s t i g a r á los cul-
L i g a , y necesitando él volver á Ñ a p ó l e s , quería, por s e -
pados, y que los cortoneses 110 c o n s e n t í a n la e n t r a d a en
g u r i d a d propia, poseer aquellos castillos, y a u n q u e al
la población de los h o m b r e s d e a r m a s .
m i s m o tiempo l l e g a r o n nuevas c a r t a s del Rey, tamen n o
E s t a s noticias hicieron confiar á los Me'dicis en que,
p r o d u j e r o n efecto alguno.
si se presentaban ante los m u r o s d e C o r t o n a , fácilmente
P o r e n t o n c e s vino F r a c a s s a á P i s a , y á l a condesa d e
se sublevarían sus h a b i t a n t e s y, a l e n t a d o s por esta espe-
I m o l a se le h a b í a muerto maese J a c o b o ( 1 ) , g o b e r n a d o r
r a n z a , determinaron m a r c h a r adelante, viniendo á a c a m -
de l a p l a z a y a m a n t e suyo, según se decía, n o sin escán-
par á Penicale, y d e s p u é s se p r e s e n t a r o n u n a m a ñ a n a en
dalo.
Orsaía, á dos millas de C o r t o n a , donde e s t u v i e r o n en v a n o
S e f u g ó t a m b i é n en aquel t i e m p o del c a m p a m e n t o
h a s t a la noche, p o r q u e el C o m i s a r i o reunió s u s f u e r z a s al
R i n i e r d e la S a s s e t a , convirtiéndose en rebelde d e los
pie del m o n t e y echó f u e r a de la población á los h a b i -
florentinos.
t a n t e s de Cortona, con lo cual quitó á los e n e m i g o s los
medios de a p r o x i m a r s e m á s á la población, y á los cor-
, toneses los d e sublevarse. E n vista d e ello, V i r g i n i o
(1) Jacobo Fei de Savona, su segundo marido.
TOMO I I . j5
Orsini se r e t i r ó ccn sus tropas, pasó al día siguiente el
puente de C k i a s i , y estableció su campamento entre Cal- g u e s y los písanos por mediación de los luqueses y, cuando
cione y L u c i g n a n o . llegó á Pistoya, enviaron á su encuentro á Pablo A n t o n i o
P o r el t e m o r que inspiraban los Médicis, la mayoría Soderini y á Lorenzo de Médicis, para que, sin dejarle
de nuestras t r o p a s estaban del lado por donde amenaza- pasar adelante, le indujeran á cumplir su misión en nues-
ban, y por l a p a r t e de P i s a se habían dejado sólo las in- tro favor.
dispensables p a r a g u a r d a r las poblaciones, siendo nombra- Persuadido Gimel, envió un emisario á P i s a con copia
do Comisario d e ellas A n t o n i o Canigiani q u e , c o n f o r m e d e las órdenes que tenía, la promesa del Rey de perdo-
á las órdenes d e l Consejo de los Diez, las distribuyó en n a r á D ' A n t r a i g u e s su desobediencia hasta entonces, y
guarniciones, p o r q u e había regresado á Florencia P a b l o la de los florentinos de darle las seguridades que quisiera
A n t o n i o Soderini, y antes fué relevado Francisco Y a - para su persona; pero el emisario, a p e n a s había salido de
lori. L o mejor, pues, de nuestro ejército estaba hacia la L u c a , f u é atacado en el m o n t e de S a n Julián, derribado
R o m a n a , á l a s órdenes de P e d r o Y e t t o r i , hombre prác- del caballo y , no sin peligro, salvó la vida. A l saberlo
tico y de g r a n reputación entre los soldados, que con Gimel, se trasladó con los demás franceses venidos de
suma diligencia observaba los movimientos del enemigo Florencia para el arreglo de estos negocios á L u c a , punto
cuya dirección era incierta, no sabiéndose por dónde aco- m á s cómodo para las negociaciones. E n t r e t a n t o se reci-
metería si por Y a l d ' A m b r a ó por Cl.ianti, porque P e d r o bieron nuevas cartas de la corte de Francia, diciendo que
de Medicis se h a b í a situado con sus tropas en Arezzo
el Rey había enviado otro emisario á D ' A n t r a i g u e s , para
para estar p r ó x i m o á la vía que se eligiera. N o m b r a d o
apresurar la rendición de Pisa, y el emisario era un cu-
\ ettori c o m a n d a n t e de Pistoya, le sucedió en el mando
ñado del dicho D ' A n t r a i g u e s , llamado monseñorButeaux,
Bernardo Ñ a s i que, con igual diligencia, vigilaba á los
quien, por el parentesco, esperaba convencerle. A l llegar
enemigos.
B u t e a u x á Toscana, se apresuraron á enviarle á L u c a y
de allí á Pisa, pero encontró que D ' A n t r a i g u e s había ca-
A s í las cosas, ocurrió la tregua entre F r a n c i a é I t a -
pitulado ya con los písanos.
lia; el Castelletto de Génova fué entregado en mano« del
A n t e s de salir B u t e a u x de Florencia se convino con
d u q u e de F e r r a r a , y el rey Carlos Y I I I volvió á F r a n -
é l en las señales que h a r í a al ejército florentino, cuando
cia. Hizo éste después nuevo t r a t a d o con Florencia y
D ' A n t r a i g u e s decidiera entregar á Pisa, y fué enviado
envío á Toscana á monseñor Gimel, con dinero para los
Pablo A n t o n i o Soderini á P o n t e d e r a , para concen -
i \ T S 1 0 , ' S m Í ' á fin d e 1 u e P e e r á n invadir el t r a r las tropas y acercarse con ellas, al ser llamado. E s -
reino de Ñ a p ó l e s , y con orden para que les devolvieran
t a n d o Pablo A n t o n i o observando sin cesar si veía ú oía
a los florentinos sus plazas aun ocupadas. L a venida de
m f u n d l
a l g u n a señal del lado de Pisa, advirtió que llevaban ar-
° esperanzas á los florentinos de poder in-
tillería á la ciudadela y hacían fuego. Creyó que era
terrumpir las negociaciones entabladas entre D ' A n t r i a -
señal de D ' A n t r a i g u e s en demanda de auxilio, y seguida-
mente avanzó con sus tropas. P a r a avisar á D'Antraigues
salir con nuestro ejército de Arezzo, y se dirigió á Civi-
que iba en su socorro, envió alguna infantería y caballe-
tella. Con esto, no sólo quitó al enemigo el ánimo de
ría á tomar la abadía de Sansovino, situada entre Cascina
avanzar, sino le hizo atender á su propia seguridad por
y P i s a , ordenando al resto del ejército dirigirse á dicho
el temor de ser atacado, temor que le obligó á retirarse
punto; pero llegó entonces uno de Pisa, y dijo que el
al B a g n o en Rapolano.
día anterior se había, verificado en esta ciudad uno pro-
N o estuvo allí mucho tiempo porque, desesperado
cesión solemne, con una bandera de Nuestra Señora de-
monseñor Gimel de poder cumplir su primera misión,
lante y todo el pueblo t r a s ella y que, al llegar la cabeza
que consistía en lograr nos fueran restituidas nuestras
de la procesión á la ciudadela, salió de ésta D ' A n t r a i g u e s
plazas, volvió á Florencia con Camilo Vitelli, y fué des-
con las llaves en las manos y, arrodillado ante el estan-
pués al encuentro de los Orsini para darles dinero y ha-
darte de N u e s t r a Señora, reprobó la tiranía de los flo-
cerles entrar al servicio del rey de Francia. L o s Orsini,
rentinos, recomendando á la Virgen la libertad de los
obedeciendo las órdenes del Rey, levantaron inmediata-
písanos y atestiguando con lágrimas en los ojos que si
m e n t e el campo y se dirigieron al reino de Nápoles.
ponía aquella ciudadela en manos de éstos, era por el
E n t r e t a n t o J u a n de Médicis se había apoderado de
convencimiento de la justicia de su causa y de la iniqui-
Vernio para prevenir que el Señor de aquel p u n t o , si
dad de sus adversarios. A ñ a d i ó que, hecho esto, los pí-
llegaba á ponerse de acuerdo con el enemigo, le dejara
sanos celebraron la posesión de la ciudadela con fuegos
pasar por él.
artificiales y g r a n d e s muestras de regocijo.
L a condesa de Imola tenía entonces desavenencias
Comprobadas dichas noticias por otros conductos, re-
con Astorre, Señor de F a e n z a , á quien no quería dar su
nunciaron los Comisarios á su empresa; retiraron las
hija, que pocos meses antes le había prometido, y favo-
tropas de Sansovino, y comprendieron que era indispen-
recía á Octavio de Manfredi que, con su auxilio y los de
sable acudir á la fuerza, puesto que la autoridad del Rey
Vicente y Dionisio de Naldo, entró en Berzighella y ganó
de Francia no bastaba para que cumplieran sus vasallos
para si todo el V a l de L a m o n a , procurando desde allí
los compromisos contraídos.
e n t r a r en F a e n z a ; pero no podía, sin el auxilio de los flo-
Mientras ocurrían estos sucesos en Pisa, no eran me-
rentinos, y lo reclamaba con grandes instancias. P o r los
nores los trabajos por otros lados á causa de la alarma
apuros en que estaban, no accediéronlos florentinos á fa-
que infundían las tropas de los Orsini, las cuales, per-
vorecerle, y permanecieron neutrales, sin auxiliarle ni
maneciendo en el territorio de Siena, mantenían la in-
prohibirle que intentara la fortuna de las armas, por lo
certidumbre y las sospechas en nuestros capitanes. P e r o
cual Astorre y los que gobernaban á F a e n z a , temerosos
á fin de que los Orsini tuvieran también que cuidar de
d e ser vencidos por Octavio de Manfredi, auxiliado por
su seguridad, y para ocupar sitio desde donde mejor pu-
los florentinos, se echaron en brazos de Venecia, Los
dieran impedir sus designios, determinó Bernardo N a r d i
venecianos aceptaron inmediatamente esta empresa y,
con p r e t e x t o de p a g a r los sueldos de cien h o m b r e s d e y los d e m á s que g o b e r n a b a n resolvieron enviar comisio-
a r m a s , les p r o m e t i e r o n diez mil ducados, recibiendo en n a d o s del gobierno á Capponi p a r a negociar con él, á fin
cambio F a e n z a u n g o b e r n a d o r veneciano. A causa d e d e g a n a r t i e m p o y con la e s p e r a n z a de que, si las nego-
esto, Octavio d e M a n f r e d i , que e s t a b a en B e r z i g h e l l a , s e ciaciones d u r a b a n a l g u n o s días, los florentinos se verían
retiró al territorio d e F l o r e n c i a , y sus p a r t i d a r i o s á las a p u r a d o s para defenderse de la l i g a , sabiendo que el d u -
p l a z a s f u e r t e s del valle. L l e g a d o á F a e n z a el g o b e r n a d o r que d e M i l á n y los d e m á s aliados iban á atacar á F l o -
veneciano, f u é i n m e d i a t a m e n t e á B e r z i g h e l l a , p a r a e s t a r rencia, como a m i g a de F r a n c i a (1).
s e g u r o , é hizo lo posible por atraerse á los de N a l d o ; pero F u e r o n , pues, á S t a g g i a , enviados p o r l a B a l i a , P a n -
n o p u d o conseguirlo y q u e m ó y a r r u i n ó sus casas, decla- dolfo P e t r u c c i y Nicolás B o r g h e s i , y con ellos L u c i o
r a n d o rebelde su p a r t i d o . B e l a n t i . Q u e j á r o n s e á C a p p o n i de que l a s cosas de Tos-
C u a n d o los O r s i n i salieron de Toscana p a r a ir al reino c a n a hubieran llegado á t é r m i n o s que, sin paciencia y
de Ñapóles, q u e d a r o n los sieneses sin t r o p a s . E s t a b a n en prudencia, n o se podían pacificar, y a m b a s v i r t u d e s d e -
F l o r e n c i a los d e s t e r r a d o s d e e s t a ciudad, y se pensó en bían ejercitarlas los m á s sensatos y m e n o s aficionados
valerse de ellos p a r a c a m b i a r el g o b i e r n o de Siena, á fin á a v e n t u r a s peligrosas. D e s p u é s de otros m u c h o s a r g u -
de que, agradecidos á este favor, q u e d a r a n aliados d e mentos, ofrecieron convenir en que, d u r a n t e t r e s a ñ o s ,
Florencia y les devolvieran Montepulciano. N e g o c i á b a s e n a d a se h a b l a r í a de Montepulciano, y pasado este tér-
para ello, f u e r a de S i e n a con los desterrados, y d e n t r o m i n o serían n o m b r a d o s dos á r b i t r o s , a m i g o s d e a m b a s
con Lucio B e l a n t i , d e s c o n t e n t o del Gobierno, que se e n - p a r t e s , que d e t e r m i n a r a n u n a indemnización p a r a l o s
florentinos. A u n q u e la proposición pareció a b s u r d a á
tendía con los florentinos por medio d e Braccio M a r t e l l i .
C a p p o n i , no quiso i n t e r r u m p i r las negociaciones, p a r a
D e s e a b a B e l a n t i , a n t e s d e acudir á la f u e r z a , g a n a r s e l a
que los sieneses confiaran en ellas y no temiesen que l o s
v o l u n t a d del mayor n ú m e r o de ciudadanos, p a r a q u e la
florentinos acudieran á la f u e r z a .
cosa f u e r a m á s fácil; pero á los florentinos pareció la
dilación d e m a s i a d o l a r g a y, excitados por los d e s t e r r a d o s D e s p e d i d o s los comisionados, aquella m i s m a noche
sieneses, d e t e r m i n a r o n concentrar i n m e d i a t a m e n t e t o d a s partió con s u s t r o p a s y, situándose en Fontebicci, a v a n z ó
s u s f u e r z a s y llevarlas a n t e los m u r o s d e Siena. A u n q u e h a s t a las p u e r t a s d e S i e n a y estuvo allí a l g ú n t i e m p o á
Braccio M a r t e l l i e s t a b a en l a s inmediaciones d e la ciu- caballo y con el ejército en orden de batalla, p a r a ver si
dad, enviaron h a c i a S i e n a á P e d r o C a p p o n i , y o r d e n a r o n los a m i g o s de los desterrados promovían a l g ú n d e s o r d e n
á B e r n a r d o N a s i que, con todas s u s t r o p a s , se t r a s l a d a r a d e n t r o de l a ciudad. P e r o nadie se movió en favor d e l o s
á S t a g g i a , y á P e d r o J u a n de Ricasoli que alistara en
(1) E n el original de este fragmento hay una nota de Ma-
el territorio de P i s a c u a n t o s soldados p u d i e r a .
quiavelo, que dice: La buena Jiirtuna de los franceses nos ha
A l saber en S i e n a todo lo o r d e n a d o , la llegada d e quitado el gobierno, y la mala nos quitará la libertad. Los
C a p p o n i á S t a g g i a y el m o v i m i e n t o de t r o p a s , P a n d o l f o acontecimientos realizaron esta predicción.
expatriados, fuera por falta de valor de Belanti fporque
de Serezana y Serezanello á quienes reclamó la devo-
los hombres son m á s atrevidos con la imaginación que
lución de estas plazas, á lo cual les inducía con buenas
con las obras), ó porque creyera demasiado numeroso el
razones y con dinero; pero aquéllos, sin negarse rotun-
ejército florentino, ó porque temiera que, con aquel pre-
damente á entregarlas, diferían con varios pretextos su
texto, procurara apoderarse de Siena. E l ejército se re-
rendición.
tiró á Fontebicci y, reunidos en consejo los Comisarios,
E n medio de esta incertidumbre, los genoveses, bien
los capitanes y los desterrados, para determinar lo qué
fuera por acuerdo secreto con los gobernadores de las
debía hacerse, se advirtió en los capitanes disgusto y te-
citadas plazas, ó bien por creer que, cerrando el camino
mor, y en los desterrados desilusión de que pudieran
á los florentinos obligarían á alguno de aquéllos á abrir-
realizarse sus brillantes promesas y positivas esperanzas
les las puertas, enviaron con dos Comisarios á Serezana
a n t e la admirable unión que había producido en Siena
unos mil infantes y doscientos caballos, que se situaron
el miedo á perder la libertad. Resultando, pues, la em-
entre Serezana y San Francisco. Llevaban bastante di-
presa difícil y dudosa, convinieron en que no debían per-
nero para asoldar más infantería y para someter á su
manecer allí, sino retirarse, siendo imposible a p a r t a r de
voluntad al gobernador. E s t e envió uno de los suyos á
esta opinión á los capitanes, tanto que, sin licencia de los
Galeotto para pedirle auxilio y manifestarle que, si no
Comisarios empezaron á enviar sus tropas hacia S t a g g i a ,
lo recibía, pronto tendría que rendirse.
volviendo á los dominios de Florencia, y regresando C a p -
Sabido esto en Florencia, envió inmediatamente el
poni á esta ciudad.
gobierno á Fivizzano á Lorenzo Morelli, con orden de
P a r a continuar las negociaciones que se tenían con
asoldar tropas en el territorio de Pisa y en el de Pistoya,
los sieneses quedaron sólo Braccio Martelli y J u a n Sa-
y de valerse de los recursos de la comarca y de los favo-
vello, á fin de que, perdida la e m p r e s a . n o se perdiera
res de los marqueses, que eran amigos. Ordenóse t a m -
también el crédito.
bién que D ' A n t r a i g u e s escribiera á aquel gobernador in-
P o r entonces fué concedida la gabela á los de Cor-
duciéndole á obedecer al rey de Francia, lo cual hizo,
tona, pero no á los de Arezzo, que también la querían.
porque los florentinos le prometieron que, si por su in-
tervención les restituían Serezana, procurarían ellos que
el Rey le perdonara su desobediencia.
F u é con Morelli un Comisario francés encargado por
FEBRERO DE 1496.
el Rey de hacer que le entregaran la plaza y, deseando
el Comisario entrar en Serezanello, determinó Morelli
que le acompañaran mil hombres de infantería, después
A l g u n o s meses antes había sido enviado Galeotto de
de obtener del m a r q u é s Gabriello que le dejara libre el
P a z z i á la Lunigiana para negociar con los gobernadores
paso por sus tierras. Salieron de Certano y, al llegar á
las posesiones del marqués Gabriello y ser descubiertos
que ab initio había proyectado entregarla á los genove-
oyeron que hacían fuego de artillería en Fosdovino.
ses y que supo disimularlo mejor que el de Serezana. E l
L l e g a d o s junto á esta plaza, observaron que estaban to-
día 4 de Marzo la entregó por seis mil ducados para él
mados el paso y algunos de los montes inmediatos, de
y sus compañeros.
suerte que los nuestros, por no poder seguir adelante,
Pareció á Lorenzo Morelli que nada tenía que hacer
retrocedieron. E l comandante de Serezana creyó enton-
allí y, dejada la guardia conveniente, después de fortale-
ces la excusa legítima y entregó la fortaleza á los geno-
cer el ánimo de los aliados, regresó.
veses, que le recompensaron con u n a cantidad de dinero.
Cuando partieron los florentinos del territorio de
E s t o puso t é r m i n o á las negociaciones, de acuerdo con
Siena, los sieneses, porque no tuvieran motivo para vol-
el m a r q u é s Gabriello.
ver y para ganar tiempo h a s t a que Milán ó Yenecia se
declararan contra ellos, reanudaron las negociaciones.
Vino J u a n Savello y enviaron algunos ciudadanos
MARZO D i 1496. sieneses á Braccio; pero, no resultando nada provechoso,
ni prestándose fe á l o s de Siena, fué llamado Braccio á
Florencia.
E n aquel tiempo atacó Criaco á V a d a y la tomó p o r
Tomada Serezana, quedaba Serezanello, y se creía po-
capitulación. E s t e p u n t o era importante para cortar el
derlo recuperar fácilmente, porque el gobernador siem-
camino de Liorna á P i s a .
pre se había mostrado amigo; pero juzgábase difícil con-
Se ordenó, para no perder tiempo, que fuera el ejér-
servarlo, y, por otra parte, se veía que, perdiéndolo, arries-
cito á B u t i . Bernardo de Biacceto, que era el Comisario,
gábase la pérdida de toda la L u n i g i a n a .
fué con las tropas el 10 de M a r z o , y el 12 la tomó, por-
D u r a n t e estas vacilaciones, el gobernador hizo saber
que los butieses, apenas vieron derribado el muro, se
á los Comisarios que, si dentro de tres días no iban en su
rindieron después del primer asalto, con condición de
socorro, entregaría la plaza á los genoveses, porque la te-
salvar la vida y los bienes.
nían sitiada y carecía de víveres.
Determinóse ir inmediatamente contra V i c o , pero l a
Los florentinos determinaron enviar u n a noche al Co-
negligencia y malas costumbres de los soldados obliga-
misario francés para persuadir al gobernador de que
ron á diferirlo. P a r a aumentar el ejército y atacarlo con
tuviera la plaza, al menos u n m e s , á nombre del Rey,
mayor ímpetu, sacaron los florentinos infantería de P i s -
ofreciendo pagarle la guarnición. Esperaban que, en este
toya y de P r a t o , á fin, de qué, en unión con Bernardo de
plazo, ocurriera algo favorable á ellos. F u é el Comisario,
Diacceto, hicieran todos los esfuerzos posibles. Llegados
pero no pudo vencer la obstinación del gobernador, aun-
los jefes y los Comisarios, juzgaron que no tenían g e n t e
que tenía víveres para dos meses. Por esto se conoció
b a s t a n t e para apoderarse de Vico, y fueron á Calci.
P u e s t a la artillería. y dado u n asalto, la tomaron por
donde hubiese estado casi sitiada si no acudieran, por or-
capitulación.
den del Comisario, J u a n Pablo Baglione, Carlos del
P a r a asegurar la conducción de los víveres dejaron los
Monte y Octavio de F a e n z a , que estaban con sus tro-
Comisarios en los montes, cerca de la Verrucola, cuatro-
pas entre Pontedera y Bientina,
cientos soldados. L o s písanos, con {«-opósito de socorrer
Aprovechando los pisanos el favor de la fortuna, mien-
á B u t i ó de cortar el ejército, atacaron y vencieron este
tras los nuestros estaban batidos unos, y ocupados otros
destacamento, apoderándose de un convoy que estaba á
en reorganizarse, saquearon una noche á Tremoleto
p u n t o de pasar. L o s Comisarios, que ya se habían apo-
(Mayo de 1496); y lo que infundió más terror, fué el
deradoMe Calci, para recuperar el puesío de la Verru-
recibir los pisanos nuevos socorros de infantería y caba-
cola, enviaron dos regimientos y tras de ellos todo el
llería, enviados por los venecianos.
ejército, después de desmantelar á Calci tanto como lo
N o fiando los florentinos en la fe de los comandantes
permitió el tiempo que allí estuvieron. Determinaron
franceses de las plazas fuertes, y descuidando el negocio
t o m a r por fuerza la Verrucola por creer que, privados los
de P i e t r a s a n t a , fué más lícito á los luqueses realizar
pisanos de Buti, Calci y l a Verrucola, quedaría Vico á
su deseo de poseer esta plaza. P a r a ello, convinieron con
discreción de los florentinos, que podrían estrechar m á s
el gobernador entregarle 25.000 ducados, y se apodera-
á sus defensores. P o r ser la Verrucola sitio áspero, acor-
ron de ella, á despecho de florentinos y genoveses.
daron los jefes quedar allí sólo con la infantería, y en.
E n t r e t a n t o , nuestro ejército, que en gran parte estaba
viaron los hombres de a r m a s á alojarse al B u r g o de B u t i .
en Bientina, provocado y atacado casi diariamente por
L o s florentinos colocaron un mortero frente al muro por los pisanos que había en Vico, salió u n día contra ellos
donde pensaban dar el asalto. L o s pisanos temían per- y, poniéndoles u n a celada en que cayeron, mataron 'y
der la plaza, y su general L u c i o , sabiendo cuán desor- prendieron á muchos. De nuestra parte murió Francisco
denadamente se alojaban sus hombres de a r m a s en el Secco.
B u r g o de Buti, determinó atacarles. A l efecto, después Nuestro campamento estaba entonces en Cecina, y l o s
de hacer descansar sus tropas, salió una tarde de Vico, pisanos vengaron pronto esta derrota porque, á los pocos
y á media noche, cuando dormíanlos hombres de armas,' días, puestos de acuerdo con algunos de P o n t e de Sacco-
cayó sobre ellos, les desvalijó y les hizo prisioneros á para repartirse el botín, asaltaron de improviso esta plaza
casi todos. L o s que pudieron escapar sobre los caballos y desvalijaron dentro de ella cincuenta caballos y tres-
sin sillas, huyeron por los m o n t e s , uniéndose á nuestra cientos infantes, saqueando además toda la comarca;
infantería. pero, desconfiados de poder conservarla en su poder, se
A l saber los pisanos la victoria de Luzio. atacaron con retiraron con el botín á P i s a .
el resto de su ejército á la infantería que,' asustada por E l ejército florentino se trasladó de Cecina al lado de
la derrota de la caballería, huyó hasta dentro de Buti, acá de Bientina, por bajo de Montechio.
z a s y pocos p u u t o s q u e g u a r n e c e r , podían ofendernos, y
empezaron á recorrer los dominios de Florencia, pene-
t r a n d o p r i m e r o por V a l d e Nievole. Temió el Comisario
J I I O DE 1196.
por P e s c i a , y acudió con cien caballos, l l e g a n d o á t i e m p o
d e impedir el incendio del B o r g o en B u g g i a n o . E l ene-
migo volvió a p r e s u r a d a m e n t e á P i s a y, para impedir á
V i n o corno e m b a j a d o r de F r a n c i a m o n s e ñ o r de A i x .
los n u e s t r o s c o n c e n t r a r s e , y en v i s t a de que e s t a b a defen-
E n el m e s de M a y o h u b o u n a t e n t a t i v a de desorden,
dido V a l d e Nievole, salieron los pisanos por las colinas,
c a p i t a n e a d a p o r J u a n Benizi, que quiso o r g a n i z a r á su
y a t a c a r o n v i g o r o s a m e n t e á L a r i , que rechazó el a t a q u e .
g u s t o l a S e ñ o r í a ; pero los conspiradores f u e r o n encerra-
A l regresar, i n t e n t a r o n , con i g u a l infeliz é x i t o , a p o d e -
dos en l a cárcel como locos.
rarse d e S a n t o R e g o l o . Imposible f u é evitar estas corre-
P i d i e r o n licencia B e r n a r d o de Diacceto y P e d r o P o - rías de los pisanos, y la R e p ú b l i c a t u v o que rescatar l a s
poleschi, y se les concedió, reemplazándoles en el cam-
presas que en ellas hicieron.
p a m e n t o P e d r o J u a n d e Ricasoli. E n t r e t a n t o los pisa-
nos a u m e n t a r o n s u s f u e r z a s con n u e v a s t r o p a s enviadas
p o r los venecianos, á l a s órdenes de u n nuevo proveedor.
E s t a s t r o p a s e r a n seiscientos estradiotas (1) y, por su JULIO DE 1196.
l l e g a d a , j u z g a r o n los nuestros que e r a peligroso conti-
n u a r en Calci. P a r a que el enemigo n o se aprovechara
d e e s t a p l a z a , d e s t r u y e r o n s u s fortificaciones. L e v a n -
L o s pisanos se a p o d e r a r o n de la Y a i a n a .
t a n d o el c a m p a m e n t o d e M o n t e c h i o , se retiró el ejército
N u e s t r o ejército, a d e m á s d e t e n e r que g u a r d a r m u -
d e t r á s d e P o n t e d e r a , á posición que le pareció m u c h o m á s
f u e r t e y á propósito p a r a a g u a r d a r r e f u e r z o s . c h a s poblaciones y de ser inferior en n ú m e r o al enemigo,
era presa d e no pocas discordias. E l Conde, m a e s e H é r -
E s t a b a la p l a z a de B u t i bloqueada, y quisieron los cules, los j e f e s t o d o s y el partido d e cada cual de ellos
florentinos proveerla de víveres; pero a p e n a s salió el con- e r a n t a n o p u e s t o s u n o s á otros, que lo poco bueno que
voy de B i e n t i n a , acometieron los p i s a n o s á la escolta de pudiera hacerse impedíanlo estas rivalidades. A c a u s a d e
t a l modo, que t u v o necesidad de r e g r e s a r al p u n t o de
ellas, y por el t e m o r de la g u a r n i c i ó n de B u t i , que n o
partida.
h a b í a sido socorrida, j u z g a r o n oportuno los p i s a n o s i n -
L o s pisanos, por su p a r t e , t e n i e n d o n u m e r o s a s f u e r - t e n t a r la r e c o n q u i s t a de e s t a plaza y, a p e n a s se presen-
t a r o n a n t e ella, los d e d e n t r o capitularon. T o m a d a B u t i ,
(1) Los estradiotas eran tropas ligeras, reclutadas en la Al- volvieron á Cecina.
bania y en Grecia para el servicio de Venecia, Movióse el ejército florentino p a r a socorrer á B u t i ;
pero no llegó á tiempo, sirviendo su marcha t a n sólo
dos, no pudieron escapar, como quisieron, y muchos fueron
para mantener en alarma á los písanos é impedirles rea-
desvalijados. A l saber lo ocurrido, los que estaban de-
lizar su deseo de ir á Bientina.
lante del castillo huyeron, sin esperar que les echaran.
P o r entonces murió en el reino de Ñapóles Camilo
Desde entonces, y durante algún tiempo, nada i n t e n t a -
Vitelli.
ron contra los florentinos.
L o s venecianos, para infamar á los florentinos y pri-
Nuestro eje'rcito contra P i s a fué entretanto á V a i a n a
varles de la compasión que ya inspiraban, hicieron co-
y, acometido por el en emigo, le rechazó vigorosamente,
rrer fama de que trabajábamos p a r a que el turco empren-
y tomó la plaza. E n esta acción murieron Nicolás de
diera guerra contra ellos y contra la cristiandad.
Marciano y dos hombres de armas franceses.
D e s p u é s de esta conquista, vino un nuevo proveedor
veneciano á Pisa con dinero, asoldó bastante gente de
AGOSTO DE 1496. infantería, que animó mucho á los písanos, y los nues-
tros, no j u z g á n d o s e bastantes para tomar la ofensiva, de-
terminaron estar á la defensa.
(1) Refiérese al proceso y muerte de Frav Jerónimo Savona- (1) El Duque de Orleans estuvo sitiado en Novara cuando la
rola.
expedición del rey Carlos V I H á Italia.
que a t a c a r o n n u e s t r a r e t a g u a r d i a y , por e s t a r los solda-
dos dispersos, se p u s i e r o n e n f u g a , n o librándose de todo
el ejército m á s de 2 0 caballos. C a y e r o n prisioneros bas-
t a n t e s j e f e s . E l G o b e r n a d o r d e L i o r n a , el Comisario y JUNIO DE 1498.
a l g u n o s otros se r e f u g i a r o n e n S a n R e g o l o , que les sir-
vió de asilo.
E s t a d e r r o t a c o n s t e r n ó á l o s florentinos, quienes, p a r a N o a n d u v i e r o n t a n de prisa los florentinos, como las
poner p r o n t o r e m e d i o y l e v a n t a r n u e v a s t r o p a s , n o m b r a - órdenes que d e V e n e c i a recibieron los p í s a n o s , q u i e n e s
ron c a p i t a n e s de ellas á P a b l o V i t e l l i y á Vitellozzo, con se dirigieron al a t a q u e de P u e n t e de Sacco. P e r o el g e -
3 0 0 l a n z a s , e n c a r g a n d o á J u l i á n G o n d i que a j u s t a r a s u s neral estaba y a en F l o r e n c i a , y Vitellozzo iba directa-
servicios. T o m a r o n á sueldo á Octavio de I m o l a con 125 m e n t e á P i s a por V a l d e E l s a . A l llegar éste al p u e n t e ,
liombres d e a r m a s ; escribieron á J u a n B e n t i v o g l i o p a r a los pisanos, que t r o p e z a b a n con serias dificultades p a r a l a
que enviara s u s t r o p a s ; solicitaron los servicios d e los e x p u g n a c i ó n de P u e n t e de S a c c o , en vista del socorro
Baglioni, que acudieron en s e g u i d a ; concedieron á Vitelli que a c u d í a , se r e t i r a r o n .
que llevara 1.200 i n f a n t e s de Castello; y, p a r a q u e t o d a s F u é t o m a d o á sueldo P a b l o Vitelli con c i n c u e n t a ca-
estas f u e r z a s n o e n c o n t r a r a n el ejército desordenado, e n - ballos, y el 1.° de J u l i o llegó á F l o r e n c i a , d o n d e era
viaron á Benedicto d e N e r l i á C a s e í n a con dinero y en- Confaloniero V e r i de Médicis. L e recibieron con g r a n d e s
cargo de reunir á l o s d i s p e r s o s por la f u g a y o r d e n de sa- h o n r a s y se le dió en la t r i b u n a el bastón d e g e n e r a l
car d e P i s t o y a y V a l de A r n o el m a y o r n ú m e r o posible de n u e s t r o e j é r c i t o , conforme á las costumbres de l a
d e soldados de i n f a n t e r í a . ciudad.
castillo de M a r r a d i y d e haberle cañoneado inútilmente siendo pocos los que fraguaron el complot. Se había
levantaron el sitio en l o s primeros días d e Octubre reti' tenido anticipada noticia, y por ello fué enviado allí
rándose á Bèrzighella, y desde allí urdieron la traición Cappone Capponi para descubrir y castigar la conspira-
de Bibbiena realizada el 24 de este m e s . Francisco de ción. Cayó en sus manos Dovizi, primo de Pedro de
Nerli había dado aviso desde Bolonia d e esta traición Médicis y principal autor de la c o n j u r a ; por misericor-
muchos días antes de q u e ocurriera, y t a m b i é n la anunció dia ó compasión no quiso aplicarle el tormento, y nada
desde B o m a Gualterotto, aunque sin especificar el sitio- descubrió. E l complot se realizó de este modo. U n o s
pero nuestra imprevisión y el escaso v a l o r de Cappone cuantos soldados de la caballería ligera de Alviano ca-
Capponi, enviado á Bibbiena, ocasionaron n o poderla im- minaron toda la noche, y sólo cuatro se presentaron dis-
pedir ni remediar. frazados de campesinos en u n a de las puertas de la
ciudad al abrir é s t a , apoderándose de ella. A s i die-
Mucho tiempo a n t e s el duque de M i l á n había tomado
ron tiempo á que llegaran los demás, y en menos de
á sueldo al m a r q u é s de M a n t u a ; pero ocurrían dificulta-
dos horas toda la ciudad estaba en su poder, sin que
des para el cargo que debiera ejercer, p o r q u e habiendo
muchos de los habitantes hubieran aún despertado. E s t a
dado el D u q u e el de general en jefe al conde de Gaiaz-
audacia, m á s afortunada que sensata, tuvo éxito por lo
zo no lo podía d a r á otro. Se titubeó l a r g o tiempo en
escasa que era la guarnición y por su negligencia y falta
concederle el título de general de las f u e r z a s imperiales
de orden. N a d a de esto es extraño, teniendo en cuenta
en Italia y jefe honorario d e nuestras t r o p a s . N o tomán-
que nadie esperaba una operación de guerra t a n teme-
dose al fin n i n g u n a determinación, porqiie los florentinos raria, entrando en un valle, fuerte por ambas laderas, sin
no podíamos conceder este título, á causa de la enormidad salida, al principio del invierno y con los Alpes cubier-
de nuestros gastos y de tener otro g e n e r a l , decidió e[ tos de nieve. E l mismo día llegó Alviano, é inmediata-
Marqués entrar al servicio de los venecianos, y fué á mente, con su actividad acostumbrada, se presentó delante
Venecia, poniéndose á sueldo de esta R e p ú b l i c a . Se le de Poppi ; pero llevaba pocas tropas, la plaza era f u e r t e :
ordenó venir á P i s a al f r e n t e de un ejército numeroso, los defensores fieles y prevenidos por la sorpresa de
y hubiera venido sin d u d a de no ocurrir lo de Bibbiena, Bibbiena, que ya sabían, por todo lo Cual no pudo hacer
por cuyo suceso creyeron los venecianos no necesitar nada. A d e m á s encontró allí á J u a n Antonio, que cayó
TOMO I I . 21)
herido combatiendo en l a puerta. Los enemigos se dedi-
F r a n c i a , casándola con el duque de Angulema, y ella,
caron entonces á apoderarse de los pueblos de las inme-
por tanto, suegra del Rey.
diaciones de Bibbiena.
A principios de Noviembre, conociendo los venecianos
E l divorcio del rey de Francia fundóse en cuatro cau-
cuáu difíciles y costosas eran las empresas que tenían
s a s : la primera, que los esposos eran parientes en segun-
entre manos, comenzaron en Milán, por medio de sus
do grado; la segunda, que el rey Luis, padre de J u a n a ,
embajadores con los nuestros, y en F e r r a r a con el Duque,
esposa del Rey, había sido padrino de e'ste en el bautis-
á insinuar negociaciones de paz, acaso por librarse de
mo; la tercera, que fuerat matrimonium coactum, pero
los embarazos presentes, para quedar más expeditos en
que nunca había sido consumado per copulan carnalem; los asuntos con F r a n c i a . Sea de ello lo que quiera, lo
la cuarta, que la R e i n a era contrahecha, utrinque gibbo- •cierto es que alegaron dificultad de dinero, y en M a r z o
sa, y este'ril. E l conocimiento si vera essent, de estas siguiente acudieron á tres de los principales bancos
causas, f u é sometido á las personas antes citadas, quienes para hacer frente á los gastos. Siendo éstos también
citaron á la Reina, y después juzgaron tanquam non legiti- gravosos á nosotros y al duque de M i l á n , empezaron
mum, nec sancitum, matrimonium esse solvendum ob prce- las negociaciones, yendo á F e r r a r a Alejandro Strozzi, y
dictas causas, y el P a p a , por un Breve, refiriéndose á este poco tiempo después dos embajadores á Venecia.
juicio, concessit solutionem fieri, et permissionem alterius
P e r o ilusionados los venecianos por sus prósperos su-
matrimonii. E s t a dispensa la dió al duque Valentino
cesos en el Casentino, continuaban enviando allí nuevas
(César Borgia) cuando f u é á Francia, sin que lo supiera
tropas, llegando á reunir setecientos hombres de a r m a s
n i n g ú n otro, con orden de que la vendiera cara al Rey,
y más de seis mil hombres de infantería, además del
no entregándola antes d e obtener la esposa que solici-
conde de Pitigliano, que vino de Castel d ' E l c i casi
taba y la realización de sus demás pretensiones. como á sueldo de ellos.
M i e n t r a s se ponían en juego estas intrigas, supo el E l duque de Urbino y P e d r o Marcello, proveedor ve-
Rey por el obispo de Seez, á quien el duque Valentino neciano, se encerraron en Bibbiena é hicieron de esta
mandó m a t a r por haberlo dicho, que la dispensa estaba plaza el centro de las operaciones militares. Su propósito
concedida, y sin tenerla ni haberla visto consumó el ma- era llevarse cuanto pudieran de Poppi, Romena, P r a t o -
trimonio con la Reina viuda del rey Carlos V I I I . Los vechio y Camaldoli; pero á P o p p i no llegaron á tiempo,
demás a s u n t o s arregláronse después á gusto de todos. á Bomena no fueron, Pratovechio lo socorrió nuestro
E l litigio terminó pronto, á causa de que la Reina, per- general, pues el mismo día que venían á atacarlo, el
suadida por su h e r m a n a la princesa de Borbón, no lo ejército de Vitelli plantaba sus banderas en aquellas al-
siguió, es decir, no contradijo las causas alegadas. E l t u r a s . A Camaldoli lo defendió el abate Basilio cujus
Rey le prometió el ducado de Berri con treinta mil fran- fuit summa manus in bello et amor et fules in patriam.
c o s ^ á la princesa d e Borbón que su hija sería reina de P o r estos sucesos tuvimos que a p a r t a r de Pisa y de
NICOLÁS MAQÜIAVELO.
Y a l de Serchio á n u e s t r o general y lo m á s fuerte del permaneciendo allí para su seguridad algunos soldados, y
ejército. E s t o ocurrió hacia el 6 de Noviembre. E l gene- F r a c a s s a vino á Arezzo.
ral partió después d e haber provisto á la defensa de U n a de las causas m á s poderosas, ó mejor dicho, la
Vico y de L i b r a f a t t a , y de t e r m i n a r el atrincheramiento principal y única de precipitar al P a p a á aliarse con
de la Berrucola. F r a n c i a , fué obtener esposa y E s t a d o s p a r a el duque
P o r entonces, el P a p a y nosotros procurábamos en- V a l e n t i n o , que no encontraba en I t a l i a quien satisfa-
torpecer las negociaciones de los venecianos con el rey ciese su g r a n d e ambición, ni tampoco quien lo preten-
de F r a n c i a , i m p o r t á n d o n o s mucho que no se aviniera d i e r a , como lo d e m o s t r ó , entre otros, el rey Federico,
con Venecia el R e y a n t e s de que le entregáramos Pisa, •que le negó la mano de su hija C a r l o t a , persuadido de
con objeto de que nos l a s restituyera después. E l Rey que no podía satisfacer l a s aspiraciones de dicho D u q u e
apremiaba para q u e t o m á r a m o s este partido. P o r estar con la mitad de su reino. P o r ello, desesperando de to-
comprometidos en l o s a s u n t o s del duque de Milán, á dos los d e m á s , se dirigió á nosotros, y las circunstancias
causa de que u n o s odiaban á los franceses y otros de- le favorecieron, porque encontró un rey que, con tal de
seaban la alianza con el citado D u q u e , decidimos tan divociarse de su antigua esposa, le prometía y daba m á s
mal en este negocio, que los venecianos tuvieron tiempo -que n i n g ú n otro príncipe.
para ajusfar el t r a t a d o con el rey de Francia, haciendo Necesitando aliados en I t a l i a , proyectó que lo f u é r a -
comprender al D u q u e que el único camino de salvación mos nosotros por necesidad, y para ello indujo á Francia
era reconciliarnos con Venecia. A d o p t ó este partido, á que privara á los venecianos de Pisa y la pusiera en
aconsejándonos, 6 m á s bien, forzándonos á pactar la s u s m a n o s , mientras n o s o t r o s , por el contrario, deseá-
paz con los venecianos, lo q u e no impidió que conti- bamos que quedara en las del Rey. E n esta confusión
n u a r a expuesto al m i s m o peligro. de ideas y diversidad de aspiraciones, ocasionadas por
Temieron algo los florentinos entonces por la parte de ser unos florentinos partidarios de los franceses y otros
Arezzo, á causa de descubrirse que u n o estaba en nego- n o , se creyó encontrar el medio de recobrar á Pisa, pro-
ciaciones con el enemigo, por lo cual fué ahorcado. E n poniendo que quedara en poder del Colegio de Carde-
vista de ello, cuando el general llegó al Casentino, fueron n a l e s , y negociando al mismo tiempo con el duque de
enviados hacia la p a r t e de A r e z z o el conde Ranuccio F e r r a r a para confiarle el depósito.
y F r a c a s s a , al f r e n t e de las tropas del duque de Milán .. E l verdadero objeto de estas gestiones era continuar
E s t a determinación impidió al enemigo invadir el Val- aliados con el duque de M i l á n , sin advertir que cami-
darno como tenia proyectado. naba á su r u i n a , y por ello, ni sobre este asunto, ni so-
A l venir las tropas del duque de Milán de la R o m a n a bre ningún otro, convinimos nada con F r a n c i a , dando
á Toscana, á las órdenes de F r a c a s s a y Carazolo, éste ocasión á los venecianos para hacer cuanto querían y
quedó enfermo en [_Forli en el palacio de la C o n d e s a p a r a acusarnos de inteligencias con el duque de M i l á n ;
las cuales tenían por f u n d a m e n t o , no sólo los motivos
siones, en S t i a , Monte Mignaio, Montalone y Maronaio,
referidos, sino el odio que inspiraban los franceses por
perdiendo m á s de tres mil caballos; no quedóles de sus
su pasada c o n d u c t a . A d e m á s , con el duque de Milán
conquistas más que Bibbiena, que no hubieran podido
m a n t e n í a m o s las c a m p a ñ a s de Pisa y del Casentino y ,
conservar, de portarse mejor nuestros soldados y querer
ayudándonos él con t r o p a s y d i n e r o , temíamos el peligro
terminar la guerra.
y nos avergonzaba l a i n g r a t i t u d de abandonarle. Así
A s í las cosas, llegó el Conde de Pitigliano á Castel
empeoraban poco á poco n u e s t r o s asuntos.
d ' E l c i , no atreviéndose á pasar de allí. Tan bloqueados
L a sentencia de la disolución del matrimonio del Rey
estaban los enemigos, que necesitaban enviar soldados
de Francia f u é dictada el 20 d e de Octubre de 1498.
de infantería con cincuenta libras de harina acuestas
A l llegar el d u q u e V a l e n t i n o á la corte de Francia,
para aprovisionar Vernia y Bibbiena, y un día en Cava
que fué el 18 de O c t u b r e , entregó el capelo al cardenal
de Vellano fué batido un cuerpo numeroso de esta in-
de R ú a n .
f a n t e r í a , cogiéndoles un convoy considerable de harina
P o r entonces f u é enviado á M i l á n , por las gestiones
y de dinero enviado al ejército.
de los partidarios de n u e s t r a alianza con el duque Sforza,
Pablo Vitelli permaneció bastantes días en P o p p i , y
el cardenal de V o l t e r r a , y además á causa de la im-
después de arrojar al enemigo de aquella comarca, fué á
portancia de las negociaciones con el duque de Ferrara
San S t e f a n o , en la P i e v e , para tener en j a q u e á los que
que se practicaban en M i l á n .
se encontraban por aquella p a r t e , y hacer f r e n t e al ene-
E l P a p a excitaba de continuo al rey de Francia á que
migo que viniera. Aquella guerra en el rigor del invierno
se aliase con los v e n e c i a n o s , y estas excitaciones, uni-
y en lo alto de las m o n t a ñ a s , fué r u d a y difícil, y cier-
das á las otras causas, le decidieron á hacerlo.
tamente, de haber tenido alguna más paciencia, n o pre-
E l miedo que esta alianza inspiraba al duque de Mi-
cipitándose t a n t o el duque de M i l á n , y reuniendo los
lán , y la vana esperanza de apartarles de las negociacio-
•florentinos a l g ú n m á s dinero, hubiese terminado hon-
nes con F r a n c i a , indujeron á Sforza á obligarnos á la
rosamente, quedando al fin P i s a depositada en manos
paz con los venecianos, de quienes esperó más de lo con-
del R e y , porque los venecianos, además de estar ago-
veniente. E m p e z a d a s las gestiones, quedó ajustada la paz
biados por esta l u c h a , tenían al turco en L e p a n t e con
inmediatamente, y los v e n e c i a n o s , privando al Rey de
numerosa escuadra, y necesitaban prepararse para l a
F r a n c i a de la realización del deseo de tener Pisa en su
guerra de M i l á n , á la cual no podían atender mientras
p o d e r , aumentaron su reputación de hábiles, pues deja-
ésta durase.
ron P i s a de un modo h o n r o s o , obteniendo un crédito
E n t r e otros motivos que nos impidieron depositar la
contra la ciudad de ciento ochenta mil ducados. Tales
ciudad de P i s a en manos del rey de Francia (1499) y
beneficios los consiguieron después de haber sido derro-
continuar las negociaciones con el duque de F e r r a r a ,
tados en el C a s e n t i n o , y v a r i a s veces en distintas oca-
e r a uno que el duque de Milán no quería la tuviéramos
por esta vía, juzgando que en t a l caso seríamos amigos
d o s , y el duque de F e r r a r a extremó las complacencias
de !os f r a n c e s e s , y él quedaría sólo y sin nuestra ayuda
p a r a agradar á unos y á otros.
frente á los venecianos.
L a s condiciones que Venecia propuso y apoyó con in-
E n esta g u e r r a del Casentino quedaron prisioneros
sistencia en favor de los písanos, eran cuatro: que la
muchos nobles, entre ellos J u a n C o n r a d o , sobrino de
administración d e justicia, al menos la criminal, no es-
Alviano.
tuviera en n u e s t r a s m a n o s ; que los fuertes quedaran en
E l cardenal de S a n P e d r o in Vincula favoreció mu-
poder de los p í s a n o s ; que pagáramos todos los gastos
cho las negociaciones entre los venecianos, el rey de
hechos por ellos en la g u e r r a , y que los derechos de en-
F r a n c i a , el P a p a , Trivulzio, el Sr. Constanzo y muchí-
t r a d a en P i s a , es decir, las gabelas y demás arbitrios,
simos otros italianos que se encontraban en Venecia,
f u e r a n para los písanos; teniendo al principio la m i s -
juzgando m u y útil la amistad de aquella Señoría y pro-
m a exigencia respecto á L i o r n a ; pero al fin acepta-
metiéndose de ella grandes ventajas.
r o n las condiones estipuladas en el juicio arbitral que
La paz entre el rey de Francia y los venecianos
hubo.
quedó firmada el 9 de Febrero en A n g e r s . L a s cláusulas
E l 3. de M a r z o fué firmado el compromiso, y el 6 de
secretas no se supieron nunca sino por lo que los efectos
A b r i l dictada la sentencia arbitral. L o s venecianos, es
demostraron.
decir, la multitud de los ciudadanos, clamaron contra la
E l 14 de F e b r e r o salió el duque de U r b i n o de Bib-
sentencia, que suponían contraria á sus intereses, porque
biena con salvoconducto de Vitelli, previo consenti-
deseaban que P i s a y su territorio quedaran libres y que
miento del Comisario, que era P e d r o J u a n de Bicasoli.
Venecia, con cualquier nombre, pudiera mantener allí
Díjose entonces con bastante crédito que esta salida la
tropas. P e r o los menos consiguieron lo que deseaban.
ordenó ó consintió el duque de Milán.
Convendrá referir aquí el apasionamiento con que
F u i m o s g r a n d e m e n t e imprevisores en estas circuns- u n o s ciudadanos defendían á los Vitelli y otros á los
t a n c i a s , no haciéndose caso en Florencia de los suce- Marcioni.
sos, ni t o m a n d o , por t a n t o , n i n g u n a medida do precau- P o r lo gravoso de los gastos y por el temor á F r a n c i a ,
ción.
entró el duque de Milán en la alianza, y accedimos nos-
D e s p u é s que fueron á Venecia los embajadores, que otros por creer qíic el rey de Francia no insistía en
eran P a b l o A n t o n i o Soderini y J u a n B a u t i s t a Bidolfi pedir se le entregara en depósito Pisa, pues en el acuerdo
(debe comprobarse la fecha de su partida y las instruc- hecho en Venecia nada se dijo de esta condición; porque
ciones que l l e v a b a n ) , no cesaron las caricias ó las ame- además teníamos que abonar todos los gastos y por des-
zas del d u q u e de Milán para que se hiciera el t r a t a d o , animación, á causa de los sucesos ocurridos, sin espe-
y después, p a r a satisfacer á la Señoría de Venecia, no r a n z a de que, aislados y desunidos, pudiéramos hacer
se cuidó de que nuestros derechos quedaran perjudiea- otra c o s a ; máxime no esperando del rey de Francia
más que u n a suspensión de hostilidades con los vene-
además, por su elevada categoría, daba importancia a los
cianos, y aun esto era dudoso.
pisanos -y ocasión para vender más cara su ciudad al
L o s t u r c o s , mientras t a n t o , hacían grandes arma- P a p a y á los Orsini, á quienes ya habían pedido que les
mentos, y Venecia, alarmada, tambie'n los hizo, nom- tomaran bajo su protección.
brando general de su escuadra á Antonio Grimano, quien C u a n d o las tropas enemigas partieron de P i s a , el co-
no desempeñó mal el cargo. misario de Pontedera hizo saber á los Pisanos que en
Publicado y ratificado el arbitraje, el duque de Milán el término de seis días, respondieran si aceptaban el laudo
envió á Yisconti á P i s a para aconsejar é inducir á los arbitral y estaban dispuestos á observarlo; pues, de lo
písanos á que aceptaran el laudo. L o mismo hizo el duque contrario, se procedería contra ellos.
de F e r r a r a , y ordenó á un tal H é c t o r Bellingerio venir á Visconti estaba en L u c a , y los pisanos le enviaron
Florencia, procurando ambos recibir de los florentinos embajadores, ofreciéndole la ciudad para el duque de
comisión é instrucciones para lo que debían hacer en Milán , al que deseaban enviar también comisionados
P i s a . No fué permitido ir al de Ferrara. E s t a declara- para quejarse de la pérdida de algunas naves que habían
ción se hizo el 7 de Abril, u n día después de la fecha sido quemadas en la embocadura del Arno, y pedirle q u e
del laudo, y se fundó en que, por medio de su enviado, hiciera prorrogar el plazo de los seis días.
el duque de F e r r a r a dió á entender que había hecho en E l 4 de Mayo de 1499 el duque Valentino tomó por
Venecia a l g u n a s adiciones y aclaraciones al laudo que esposa á la hija del duque de A l b r e t , y dió la dote á
desagradaron grandemente en Florencia. L a copia está éste, porque se obligó á emplear cien mil florines en l a
coleccionada en la fecha correspondiente. Si l a multitud compra de algún g r a n dominio en Francia y á conseguir
se quejó al principio del fallo arbitral, mucho más clamó que nombraran cardenal al hermano de su suegro, a u n -
después contra él, á pesar de que las adiciones se hicie- que esto era muy difícil, porque el duque Valentino de-
ron para satisfacer á los venecianos favorables al acuerdo, cía no tener facultad para prometerlo, siendo al fin preci-
quienes se quejaban sin razón, porque aquéllas 110 tenían so que el Rey diera á los de A l b r e t promesa de que el
importancia alguna, P a p a lo haría.
Hiciéronse entonces algunas gestiones para apartar al P o r entonces, es decir, hacia las calendas de Mayo,
P a p a de la alianza francesa, y éste, disimulando, pres- decididos los pisanos á sublevarse, enviaron comisiona-
tábase á negociar con todos, h a s t a que al fin se pactó la. dos á Siena y á los demás p u n t o s de donde podían espe-
l i g a entre Milán, Nápoles, la Iglesia y nosotros. E l tra- ' rar auxilio, reconstruyendo y preparando las fortificacio-
tado está coleccionado en la fecha correspondiente. nes de la ciudad para defenderla.
N o f u é Visconti á P i s a , por impedirlo los florentinos Debe recordarse que también en esta época, es decir,
diciénclole que era mejor fuera desde otra parte; pues, hacia fines de A b r i l , fueron destruidos los muros de
yendo de Florencia, él mismo se privaba de autoridad, y Bibbiena en castigo de la rebelión de sus habitantes.
E n Yenecia quebraron las casas de Lippomani y Gar-
zoni, y la de P i s a n i estuvo á p u n t o de quebrar. empresa proyectada, aunque los venecianos procuraban
E n Mayo de este año se hizo nueva reforma en los disimularla con todos los medios posibles.
cargos públicos, reducida á algunos reglamentos, espe- E l duque de M i l á n , comprendiendo el peligro que le
cialmente para el C o n s e j o de los Diez. amenazaba, nos excitaba con apremio á unirnos á él y
obligarnos en su defensa y, para conseguirlo, no sólo
C u a n d o salieron las t r o p a s de Bibbiena, el duque de
agradecía le pidiéramos apoyo en los asuntos de P i s a ,
Milán censuraba a los venecianos el tener sus tropas en
sino lo ofrecía con la m á s amplia generosidad y se en-
pie de guerra, alimentando las esperanzas de los rebel-
trometía á buscar medios de reconciliación entre nos-
des, y los venecianos al D u q u e d e que retrasaba el arre-
otros y los písanos, y, en último caso, á resolver la cues-
glo de las cosas de P i s a . De esta suerte, nuestra incons-
tión por medio de las armas.
tancia y perpetuo d e s c o n t e n t o añadía disgustos á las
P o r nuestra parte, en nuestra situación, era imposible
calamidades de aquella época.
aliarnos con él, porque veíasele ya próximo á su ruina,
P o r entonces cesaron de nombrar el Consejo de los
y en Florencia estaba t a n dividida la opinión pública,
Diez en Florencia, ordenándose que en lo porvenir no se
que era imposible tomar u n a determinación cualquiera,
restablecería si no lo determinaba el Consejo de los
Tampoco convenía exasperarle con u n a negativa, porque
O c h e n t a por tres cuartas partes de votos.
también en ello había el peligro de que, desesperado, en-
A s í las cosas, perseveraban los písanos en su obsti-
torpeciera el negocio de P i s a , negocio fácil de t u r b a r
nación, sin ocultar sus intenciones; pero presumiéndose
y dificultar con mucho m e n o s ingenio y fuerzas de l a s
e n Florencia que los socorros esperados por aquéllos
que el D u q u e tenía. I n s i s t í a , pues, impaciente por nues-
llegarían tarde, ordenóse á los Vitelli que m o n t a r a n á
tras dilaciones, recordándonos los pasados servicios y
caballo é invadieran el territorio de P i s a . Después del
amenazándonos para lo porvenir, cosas ambas que pro-
convenio de Y e n e c i a , los Vitelli se habían retirado de
ducían g r a n turbación en F l o r e n c i a , avergonzando á
S a n Stefano de l a Pieve á sus casas. Ordenóse también
muchos la i n g r a t i t u d , y temiéndole no pocos. L o que
á todos los demás h o m b r e s de a r m a s que se prepararan
él pedía eran trescientos hombres de armas y dos mil
para el ataque de C a s c i n a , que se realizó en el mes de
soldados de infantería. L a dificultad era grande p a r a
J u n i o inmediato.
contemporizar con Sforza y con Francia, de donde t a m -
E n t r e t a n t o , se activaban los proyectos de los f r a n -
bién se nos incitaba á que nos declaráramos contra el
ceses contra el ducado de M i l á n . H a b í a n salido con
Duque, pidiéndonos además hombres de armas y tres
dirección á A s t i cuatrocientas diez lanzas francesas, y
mil infantes. Respondíamos nosotros á ambas partes que
Trivulzio, á nombre del Rey, rompió la tregua con los
la empresa de P i s a nos impedía tomar partido por
genoveses hecha á su instancia. E l rey de F r a n c i a se
cualquiera de ellas, y prometíamos á las dos que, t o m a d a
preparaba para venir á L y o n , no cabiendo ya duda de la
esta ciudad, contaran con nosotros.
Tales vacilaciones fueron causa de no servir á Dios ni
al diablo, procurándonos, sobre todo, el rencor de los
franceses, que era peligroso, por estar convencidos de
que, con su victoria, habían ganado la amistad de los que
n o estaban antes con ellos, y el mismo Rey dijo en u n a
conversación: « A cette heure tout est gagrié:»
VIDA
DE
C A S T R U C C I O CASTRACANI
3D E L U C A
C A S T R U C C I O CASTRACANI
3D E L U C A
H a b í a vuelto el d u q u e V a l e n t i n o (2) de L o m b a r d i a ,
donde f u é á vindicarse d e l a s m u c h a s calumnias p r o p a l a -
d a s contra e'1 por los florentinos, á causa de la rebelión de
A r e z z o y de o t r a s p l a z a s d e V a l d e C h i a n a . L l e g a d o á
I m o l a , d e t e r m i n ó realizar con su ejército la empresa
• contra J u a n B e n t i v o g l i o , t i r a n o de Bolonia, porque d e -
seaba a p o d e r a r s e de e s t a ciudad y hacerla capital de su
d u c a d o de la B o m a ñ a .
Sabedores del proyecto los Vitelli, los Orsini y s u s
secuaces, parecióles q u e el D u q u e era ya demasiado p o -
deroso, y que, si t o m a b a á Bolonia, deberían temer q u e
p r o c u r a r a acabar con ellos, á fin d e ser el único que que-
dase en I t a l i a con las a r m a s en la m a n o .
»
(1) Esta descripción está tomada de un despacho oficial que
Maquiavelo escribió al Consejo de los Diez cuando estaba co-
misionado cerca del duque Valentino.
(2) César Borgia.
TOMO II. 23
P a r a t r a t a r <le esto celebraron u n a j u n t a en Magione,
Cuando éstos supieron la rebelión de U r b i n o opinaron
cerca de P e r u s a , concurriendo á ella el cardenal Orsino,
que no debía desaprovecharse aquella ocasión y, reunidas
Pablo, el D u q u e de Gravina Orsini, Yitellozzo Yitelli,
sus tropas, avanzaron para tomar las poblaciones de
Oliverio de Ferino, J u a n P a b l o Baglione, tirano de
este E s t a d o que quedaban en poder del duque Valen-
P e r u s a , y niaese Antonio de Yenafro, enviado por P a n -
tino. De nuevo enviaron emisarios á Florencia en de-
dolfo Petrucci, jefe del gobierno de Siena, en la cual se
m a n d a de que esta República se uniera á ellos, á fin de
deliberó acerca del engrandecimiento del duque Valen-
apagar el incendio que á todos amenazaba, puesto que el
tino, de sus intentos y de la necesidad de refrenar su
partido del duque Valentino estaba vencido, y la ocasión
ambición, si querían evitar el peligro de ser víctimas
no podía- ser m á s propicia.
de ella.
P e r o los florentinos, que por diversos motivos odia-
Acordaron no abandonar á Bentivoglio y procurar la
ban á los Yitelli y á los Orsini, no sólo no se unieron á
ayuda de los florentinos. P a r a esto enviaron emisarios á
ellos, sino enviaron á su secretario, Nicolás Maquiavelo,
aquél, prometiéndole auxilio, y á los florentinos pidién-
para ofrecer al duque Valentino refugio y auxilio contra
doles que se unieran á ellos contra el enemigo común.
estos nuevos enemigos suyos.
P r o n t o se supo en toda Italia esta asamblea, y los-
E s t a b a el D u q u e lleno de temor en Imola, pues, por
pueblos disgustados por la dominación del Duque, entre
la repentina é inesperada defección de sus soldados, en-
los cuales estaba el de Urbino, cobraron esperanza de
contrábase desarmado y con la guerra inminente. P e r o
cambiar de gobierno.
animáronle los ofrecimientos de los florentinos, y deter-
A s í las cosas, algunos de Urbino determinaron apo-
minó entretener la guerra con las pocas tropas que le
derarse del castillo de San Leo, que pertenecía al D u -
quedaban, distrayendo, además, al enemigo con proposi-
que, valiéndose, para ello, de la siguiente estratagema. E l
ciones de arreglo, mientras le llegaban socorros que se
gobernador del castillo mejoraba las fortificaciones, y al
procuró de dos modos: uno, pidiendo gente al rey de
efecto hacía llevar gran cantidad de maderos. L o s con-
F r a n c i a , y otro, asoldando algunos hombres de armas y á
jurados consiguieron echar muchos de ellos sobre el
cuantos pudieran guerrear á caballo; á todos los cuales
puente levadizo para que los de dentro no pudieran levan-
daba dinero.
tarlo; entonces los que estaban apostados ocuparon el
A pesar de ello, los enemigos avanzaron, viniendo
puente y en seguida la fortaleza.
hacia Fossombrone, donde les hizo f r e n t e alguna tropa
Tan pronto como se supo esta conquista, sublevóse
del Duque, que los Vicelli y los Orsini derrotaron. P o r
todo el ducado de Urbino y proclamó á su antiguo D u -
ello el D u q u e decidió ver si podía salvar las dificultades
que. M á s esperanzas que en la ocupación del castillo
apelando á un acuerdo. Siendo maestro en disimular y
tenían los sublevados en los de la junta de Magione, que
fingir, apeló á todos los medios para hacerles compren-
juzgaban habían de socorrerles.
der que empleaban injustamente las a r m a s contra él,
porque lo que había conquistado era para ellos y, bastán-
por toda la R o m a ñ a , el duque Valentino fué á fines de
dole el título de príncipe, quería dejarles el principado.
Noviembre, con los hombres de armas franceses, á Ce-
T a n t o persuadió á les aliados de este intento, que le
sena, donde estuvo muchos días discutiendo con los emi-
enviaron para negociar el acuerdo al señor Pablo y al sarios de los Vitelli y de los Orsini (que estaban al frente
duque de Gravina O r s i n i , y suspendieron las hostili- de sus tropas en el ducado de Urbino) que empresa
dades. debería realizarse de nuevo. N o convinieron en nada, y
Mientras tanto, el duque Valentino no cesaba en sus los aliados le enviaron á Oliverio de F e r m o para decirle
preparativos, y con g r a n actividad aumentaba su caba- que, si quería invadir Toscana, estaban dispuestos á se-
llería é infantería, distribuyéndola por diferentes puntos guirle, y si no, atacarían á Sinigaglia.
de l a R o m a ñ a p a r a no alarmar al enemigo. También Contestó el "Duque que 110 quería mover guerra en
llegaron entonces quinientas lanzas francesas; y aunque Toscana, porque los florentinos eran amigos suyos; pero
reunía ya fuerzas bastantes para vengarse de sus enemi- le parecía bien que fuesen contra Sinigaglia.
gos.en guerra abierta, creyó que era m á s seguro y útil A l poco tiempo llegó noticia de que habían tomado
engañarles, y continuó las negociaciones para el acuer- esta ciudad; pero el gobernador del castillo se negaba á
do, con t a n t a eficacia, que ajustó la paz, confirmándoles rendirlo, por deseo de entregarlo personalmente al b u q u e
los antiguos contratos para tenerles á su servicio, dán- y no á otro. A causa de ello pedíanle los aliados que
doles cuatro mil ducados al contado, prometiéndoles no fuera. Pareció al Duque ocasión oportuna para no i n f u n -
molestar á los Bentivogli y h a s t a emparentar con J u a n , dir sospechas á los Vitelli y los Orsini, puesto que ellos
el jefe de esta casa. Además, convino en que no podría mismos le llamaban y no iba de propia voluntad y, para
obligarles á presentarse á él sino cuando ellos qui- confiarles más, licenció todos los soldados franceses, que
sieran. volvieron á L o m b a r d í a , excepto cien lanzas de su cu-
L o s aliados le prometieron restituirle el ducado de ñado monseñor de Candale.
U r b i n o y las d e m á s tierras que habían ocupado; servirle A mediados de Diciembre partió de Cesena y fué á
en todas sus expediciones, y no hacer guerra, ni contra- F a n o , donde, con toda la astucia y sagacidad que le
tar con otros sus servicios sin licencia suya. eran propias, persuadió á los Vitelli y á los Orsini para
H e c h o este convenio, Guido Ubaldo, duque de Urbino, que le esperaran en Sinigaglia, mostrándoles que el con-
se refugió de nuevo en Venecia, mandando arrasar antes venio hecho con ellos 110 podía ser duradero ni fielmente
todas las fortalezas de aquel Estado, por no poder de- observado si persistían en desconfiar de él, cuyo deseo
fenderlas, ni querer que las ocupara el enemigo, sirvién- era servirse de los consejos y de las armas de sus
dose de ellas para tiranizar á su pueblo, que le era amigos.
adicto. A u n q u e Vitellozzo seguía desconfiando de César B o r -
F i r m a d o el acuerdo, y habiendo repartido sus tropas gia, porque la muerte de su hermano le había enseñado
que no se debe ofender á un príncipe y fiarse después de pues, que andar b a s t a n t e camino por los montes para ir
él, sin embargo, persuadido por Pablo Orsino, á quien á Sinigaglia y, al llegar al arroyo que bordea esta ciudad,
los regalos y las promesas de César Borgia habían sedu- se camina por su orilla izquierda el espacio de un tiro
cido, consintió en esperarle. de ballesta, hasta un puente que está casi enfrente de la
E l día antes de partir de F a n o , que fué el 30 de Di- puerta de la población, no en línea recta, sino transver-
ciembre de 1502, comunicó el D u q u e su proyecto á ocho sal. D e l a n t e de la puerta hay un caserío con u n a plaza,
de sus más fieles amigos, entre ellos á D . Miguel y á uno de cuyos lados lo forma la orilla del arroyo.
monseñor de E u n a , que fué después cardenal, y les dijo L o s Vitelli y los Orsini habían dado las órdenes ne-
que t a n pronto como Vitellozzo, Pablo Orsino, el duque cesarias para a g u a r d a r al Duque y hacerle honroso re-
de Gravina y Oliverio de F e r m o salieran á recibirle, dos cibimiento y, á fin de dejar espacio á las tropas de César
de aquéllos se colocaran á cada lado de u n o de éstos, de- Borgia, retiraron las suyas á algunas fortalezas distantes
signando los q u e debían ser, y les entretuvieran en con- seis millas de Sinigaglia, y dejaron sólo en esta ciudad á
versación, no separándose de ellos hasta llegar al aloja- Oliverio con su gente, compuesta de mil infantes y ciento
miento del D u q u e , en Sinigaglia, donde serían presos. cincuenta caballos, alojados en el caserío antedicho.
Ordenó en seguida que todas sus tropas de á pie y á A s í ordenadas las cosas, se dirigió el d u q u e Valentino
caballo, que eran más de dos mil caballos y diez mil in- á Sinigaglia y, al llegar los primeros caballos al puente,
fantes, estuvieran al amanecer del día siguiente á orillas no lo pasaron, formando unos hacia el río y otros hacia
del río Metauro, que corre á cinco millas de F a n o , y allí el campo, y quedando entre ellos el camino'•por donde
le esperaran. E l último día de Diciembre llegó el Duque desfilaba la infantería, que, sin detenerse, entró en la
al sitio donde estaba su ejército y mandó avanzar unos ciudad.
doscientos caballos. Después movió la infantería, siguién- Vitellozzo, Pablo Orsino y el duque de Gravina salie-
dola él con sus demás hombres de armas. ron á caballo al encuentro del Duque, acompañados de
F a n o y Sinigaglia son dos ciudades de la Marca, si- pocos jinetes. Vitellozzo iba sin armas, con u n a capa fo-
tuadas en la costa del mar Adriático y que distan entre rrada de verde, y abatido, como si presintiera su próxima
sí quince millas. Yendo á Sinigaglia, quedan á la dere- muerte, tanto, que causaba admiración á los conocedores
cha l a s montañas, cuyos estribos llegan á veces t a n cerca de su valor y anterior fortuna.
del mar, que entre ellos y el agua casi no queda paso, y Dícese que cuando se separó de los suyos para venir
donde éste es más ancho, apenas tiene dos millas. Sini- á Sinigaglia al encuentro del Duque, despidióse de ellos
gaglia dista de las montañas poco m á s de un tiro de ba- como por última vez. A sus capitanes les recomendó su
llesta, y próximamente una milla de la costa. J u n t o á familia y bienes, y á sus sobrinos que recordaran, más
ella corre un arroyo que baña sus muros por la parte que que la f o r t u n a de su casa, el valor de sus padres.
da hacia F a n o y frente al camino de esta población. H a y , A l llegar los tres a n t e el duque Valentino y saludarle
respetuosamente, recibióles César B o r g i a con amabilidad,
D u q u e matar á Vitellozzo y Oliverio; lleváronles juntos
y en seguida los designados para ponerse á los lados de
á un sitio apartado, y los estrangularon. N i n g u n o de
ellos cumplieron la orden. P e r o al ver el D u q u e que fal-
ellos dijo al morir nada digno de su pasada vida; por-
taba Oliverio, el cual quedó con sus tropas en Sinigaglia
que Vitellozzo rogó t a n sólo que pidieran al P a p a indul-
ejercitándolas en la plaza delante de su alojamiento in-
gencia plenaria para sus pecados, y Oliverio, llorando,
mediato al arroyo, bizo señas á D . Miguel, encargado de
acusaba á Vitellozzo de ser el causante de las ofensas
la custodia de Oliverio, p a r a que impidiera se escapase.
hechas al D u q u e .
D . Miguel se adelantó, llegó junto á Oliverio y le dijo
Pablo Orsino y el d u q u e de Gravina quedaron vivos
que no era momento oportuno de tener las tropas fuera
h a s t a que César B orgia supo que el Papa había preso en
del cuartel, porque podrían ocupar éste las del D u q u e ;
Roma al cardenal Orsino, al arzobispo de Florencia y
por tanto le aconsejaba acuartelarlas é ir con él á recibir
á maese Jaeobo de S a n t a Cruz . Cuando tuvo certeza de
al Duque. Oliverio siguió el consejo y llegó á donde es-
ello, el 18 de E n e r o , en Castel de la Pieve, fueron t a m -
taba César Borgia, quien, al verle, le llamó. Después de
bién, por orden suya, estrangulados.
saludar á César, se unió á los que le acompañaban.
E n esta forma entraron en Sinigaglia; echaron pie á
tierra delante del alojamiento del Duque, y llegaron con
"él á u n a habitación interior, donde fueron presos.
César Borgia m o n t ó en seguida á caballo y ordenó des-
valijar á los soldados de Oliverio y de los Orsini. L o s de
Oliverio fueron saqueados, por estar más cerca. L o s de
Vitelli y los Orsini, que se encontraban m á s lejos y ha-
bían presentido la r u i n a de sus jefes, tuvieron tiempo
para unirse y, recordando el valor y disciplina de los
Orsini y Vitelli, marcharon e s t a s tropas u n i d a s por me-
dio del país enemigo, salvándose, á pesar de los esfuer-
zos de los h a b i t a n t e s y del ejército contrario.
P e r o los soldados del d u q u e Valentino, no satisfechos
con el saqueo de los de Oliverio de F e r m o , empezaron á
saquear la ciudad de Sinigaglia, y á no ser porque el
Duque, matando á algunos, contuvo á los demás, la sa-
quean por completo.
Llegada la noche y reprimido el tumulto, ordenó el
DICTAMEN
SOBRE LA R E P O M A DE LA CONSTITUCIÓN DE FLORENCIA
J
í
S u s defectos fueron, e n t r e otros, h a c e r los escrutinios toridad y r e p u t a c i ó n de los m a g i s t r a d o s y funcionarios
p a r a l a r g o s plazos (1), en los que e r a n fáciles los f r a u d e s públicos. Tal c o s t u m b r e es contraria á todo buen orden
y la elección podía n o sor b u e n a , p o r q u e los sorteables político. A estos vicios añadíase otro a u n m á s i m p o r t a n -
n o d e s e m p e ñ a b a n los c a r g o s sino b a s t a n t e t i e m p o des- te, cual era el que el pueblo no tenía intervención a l g u n a
pués del escrutinio y, por los f r e c u e n t e s cambios d e con- en el g o b i e r n o .
diciones y s e n t i m i e n t o s , a u n siendo buenos cuando el Todos estos d e f e c t o s ocasionaban infinitos desórdenes,
escutrinio, podían no serlo al t i e m p o d e ejercer los em- y á no ser, como h e indicado, por la g u e r r a exterior, h u -
pleos, r e s u l t a n d o en tal caso el escrutinio b u e n o y la elec- bieran arruinado aquella f o r m a d e gobierno m u c h o m á s
ción, p o r suerte, mala. A d e m á s , n a d a se estableció p a r a pronto.
i m p e d i r á los poderosos f o r m a r sectas y b a n d o s , que son Sucedió á esta constitución la de Cosme de M é d i c i s ,
l a r u i n a d e cualquier E s t a d o . T e n í a t a m b i é n l a Señoría con m á s t e n d e n c i a s á l a m o n a r q u í a que á la república, y
poca consideración y s o b r a d a a u t o r i d a d , p u e s podía dis- su mayor d u r a c i ó n f u é p o r dos condiciones: u n a , e s t a r
p o n e r , sin apelación, de la v i d a y h a c i e n d a d e los c i u d a - hecha con el apoyo del pueblo, y o t r a , dirigir el gobierno
d a n o s , y convocar al pueblo, s e g ú n su v o l u n t a d , á a s a m - dos hombres p r u d e n t e s , cuales f u e r o n C o s m e de M é d i c i s
bleas e x t r a o r d i n a r i a s ; convirtiéndose, p o r t a n t o , n o en y su nieto L o r e n z o . S i n embargo, la necesidad d e some-
defensora del E s t a d o , sino en i n s t r u m e n t o de su r u i n a , t e r á deliberación las e m p r e s a s que C o s m e se proponía
siempre que un ciudadano i m p o r t a n t e l o g r a r a d o m i n a r l a ejecutar, hizo este gobierno t a n débil, que m u c h a s veces
ó dirigirla. A d e m á s , s e g ú n h e dicho, su r e p u t a c i ó n era estuvo á p u n t o de perecer. P o r ello las f r e c u e n t e s convo-
escasa, por figurar en ella con frecuencia hombres abyec- catorias de las asambleas del pueblo y los m u c h o s destie-
t o s o demasiado jóvenes, y p o r q u e los Señores lo eran rros que se hicieron d u r a n t e este orden de cosas, que al
por t a n poco tiempo, que n o lo t e n í a n p a r a realizar las fin desapareció cuando el accidente del paso por F l o -
g r a n d e s empresas q u e d a n crédito y f a m a , rencia del rey de F r a n c i a , Carlos Y [ I I .
H a b í a , además, en esta constitución u n vicio g r a v e , D e s p u é s de este suceso quiso la ciudad t e n e r f o r m a d e
cual era que los p a r t i c u l a r e s i n t e r v e n í a n en los Consejos gobierno republicana, y n o atino á establecerla de s u e r t e
d o n d e se t r a t a b a de los a s u n t o s públicos. E s t o d a b a i m - que fuese d u r a d e r a ; p o r q u e las nuevas instituciones, n i
p o r t a n c i a a a l g u n o s hombres privados á costa d e la au- satisfacían las pasiones populares, ni servían p a r a conte-
nerlas; a p a r t á n d o s e t a n t o d e las que son propias de u n a
verdadera república que u n confaloniero vitalicio, si
(1) Estos escrutinios consistían en encerrar en una bolsa los era hábil y ambicioso, con facilidad podía ser príncipe, y
nombres de los ciudadanos á quienes se juzgaba aptos para des-
si bueno y débil, con m a y o r facilidad podía caer, a r r a s -
empeñar cargos públicos, que se proveían después por suerte,
entre las personas cuyos nombres estaban en las bolsas electo- t r a n d o con él la r u i n a d e l a s instituciones.
rales. Y porque sería l a r g a m a t e r i a la de exponer t o d a s l a s
razones, sólo diré' u n a , cual es que el confaloniero no años, es imposible q u e , m a n t e n i d o el m i s m o gobierno, no
t e n í a á su alrededor q u i e n pudiera defenderle siendo s u b s i s t a n l a s m i s m a s costumbres, siendo pocos los que
bueno, ni refrenarle ó corregirle si era malo. se o p o n g a n , y a u n éstos, por el h á b i t o de la sumisión,
L a c a u s a de que t o d a s e s t a s instituciones hayan sido cederían sin dificultad. A ñ a d e n á estas r a z o n e s la de la
defectuosas, consiste en q u e l a s r e f o r m a s n o se hacían necesidad, p o r q u e , en su opinión, n o puede estar F l o r e n -
a t e n d i e n d o al bien común, sino el dominio y la seguridad cia sin jefe, y vale m á s tenerlo d e estirpe r e s p e t a d a ya
d e los p a r t i d o s , lo cual t a m p o c o se conseguía, porque e n tal cargo, que carecer de él y vivir en la a n a r q u í a ú
siempre quedaba a l g u n o d e s c o n t e n t o y constituía exce- obedecer á u n e x t r a n j e r o , menos considerado y m e n o s
lentísimo i n s t r u m e n t o p a r a los deseosos de m u d a n z a s . a g r a d a b l e á los ciudadanos.
R é s t a m e h a b l a r del r é g i m e n que ha existido desde L o s adversarios de e s t a opinión sostienen q u e el g o -
1 5 1 2 (1) h a s t a a h o r a y de su fuerza ó debilidad; pero, bierno o r g a n i z a d o d e tal suerte es peligroso por su de-
por ser cosa reciente y d e todo el m u n d o sabida, n a d a bilidad: que si el de C o s m e de M é d i c i s era t a n débil
diré de él. Y e r d a d e s que, ocurrida la m u e r t e del duque c o m o a n t e s h e dicho, el de ahora lo sería m u c h o m á s ,
de U r b i n o (2), y t r a t á n d o s e del establecimiento de nuevo porque l a ciudad, los ciudadanos y los t i e m p o s h a n cam-
gobierno, creo que, en prueba de mi buena f e con S u biado. N o sería, pues, posible organizar en Florencia u n
S a n t i d a d , debo decirle c u a n t o pienso. gobierno sólido que se pareciera al de C o s m e . E n primer
E m p e z a r é por m a n i f e s t a r l e la opinión d e otros m u - l u g a r , e n t o n c e s le favorecía la opinión p ú b l i c a , v a h o r a
chos, según la h e oído, y después e x p o n d r é la m í a , ro- le sería c o n t r a r i a . L o s florentinos de aquel tiempo n o
g a n d o á V u e s t r a S a n t i d a d que, si yerro, m e e x c u s e , por h a b í a n t e n i d o gobierno a l g u n o que satisficiese mejor s u s
ser mayor mi celo que mi h a b i l i d a d . intereses, y los d e a h o r a h a n gozado d e u n o que j u z g a n
S e g ú n unos, no puede establecerse gobierno mejor que m á s respetuoso de s u s derechos y q u e les g u s t a m á s .
el habido en tiempo de Cosme y d e L o r e n z o d e Médicis. N o h a b í a e n t o n c e s en I t a l i a ni ejército ni potencia ó
O t r o s lo quisieran m á s liberal. A q u é l l o s sostienen que las E s t a d o á quien los florentinos con sus t r o p a s , a u n sin
cosas vuelven fácilmente á su estado n a t u r a l y , siendo aliados, n o p u d i e r a n c o n t r a r r e s t a r . A h o r a , d o m i n a d a
n a t u r a l en los florentinos h o n r a r v u e s t r a c a s a , gozar d e I t a l i a p o r E s p a ñ a y F r a n c i a , preciso es vivir en amistad
los beneficios que é s t a h a d i s p e n s a d o á Florencia, a m a r lo con u n a de estas dos ¡potencias, y si es vencida, los
q u e ella a m a b a , a c o s t u m b r á n d o s e á ello d u r a n t e sesenta aliados son i n m e d i a t a m e n t e presa por el vencedor; peli-
g r o que en t i e m p o de C o s m e n o existía, L o s ciudadanos
e s t a b a n a c o s t u m b r a d o s entonces á p a g a r b a s t a n t e s t r i -
(1) Desde la vuelta de los Médicis á Florencia y el restable-
cimiento de su poder. b u t o s ; hoy, por impotencia ó f a l t a de c o s t u m b r e , se ven
libres de e s t a s cargas, y s u j e t a r l e s á ellas de nuevo sería
(2) Lorenzo de Médicis, que, con título de general de los flo-
rentinos, habia gobernado á Florencia. inconveniente y peligroso. L o s Médicis, q u e entonces
R E F O R M A D E LA CONSTITUCIÓN* D E F I / ' R K N ' C I A . 369
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i
r o s , pidiendo d e continuo que se organice otro nuevo,
n e r los hombres son los q u e v o l u n t a r i a m e n t e les concede
s e g ú n u n o s m á s l i b e r a l , según otros m á s r e s t r i n g i d o ,
su patria, como el m a y o r bien que p u e d e hacerse y el
sin que n i n g u n o d i g a l a a m p l i t u d ó l a restricción que h a
m á s g r a t o á D i o s es el que se hace á la patria. A p a r t e d e establecerse, por reinar e n t r e ellos la m a y o r c o n f u -
d e esto, los h o m b r e s m á s enaltecidos por s u s actos son sión. C o m p r e n d i e n d o la inseguridad del r é g i m e n actual,
los que con instituciones y leyes r e f o r m a n l a s repúblicas n o saben cómo r e f o r m a r l o , ni confían en que h a y a quien
y los reinos. D e s p u é s d e los deificados, merecieron siem- lo r e f o r m e . T a n t a confusión es capaz de enloquecer el
pre las m a y o r e s a l a b a n z a s . P o r ser pocos los que h a n cerebro mejor organizado.
t e n i d o ocasión de hacer e s t a s r e f o r m a s y poquísimos los
Sólo h a y dos m a n e r a s d e evitar estos d i s g u s t o s : ó su-
que h a n sabido h a c e r l a s , la g l o r i a de reformadores al-
p r i m i r l a s a u d i e n c i a s , n o p e r m i t i e n d o á n i n g ú n ciuda-
c a n z a á corto n ú m e r o de p e r s o n a s , siendo t a n e s t i m a d a
d a n o d i r i g i r o s , ni a u n por los procedimientos ordinarios,
q u e algunos, i m p o s i b i l i t a d o s d e o r g a n i z a r prácticamente n i n g u n a p e t i c i ó n , n i siquiera hablar si n o se les p r e -
« n a república, la o r g a n i z a r o n p o r escrito. A s í lo hicieron g u n t a , como lo h a c í a el D u q u e ( 1 ) de i l u s t r e memoria,
Aristóteles, P l a t ó n y o t r o s m u c h o s , queriendo demostrar ú o r g a n i z a r el E s t a d o d e m o d o que se a d n m i s t r e por sí
a l m u n d o que si, como Solón y L i c u r g o , n o crearon un m i s m o , b a s t a n d o á V u e s t r a S a n t i d a d dirigirle media
r é g i m e n político, no f u é por ignorancia, sino p o r impo- ojeada.
1611C1&.
D e a m b o s recursos, el p r i m e r o libra á V u e s t r a S a n t i -
N o puede d a r el cielo á u n h o m b r e mayor beneficio ni d a d de d i s g u s t o s , y el s e g u n d o de d i s g u s t o s y peligros.
m o s t r a r l e m á s gloriosa vía; y e n t r e t a n t a s felicidades I n s i s t i e n d o en los peligros á que e x p o n e el a c t u a l o r -
como ha proporcionado D i o s á vuestra casa y á la per- d e n d e c o s a s , quiero hacer u n pronóstico. Si sobreviene
s o n a de V u e s t r a S a n t i d a d , e s t a es la mayor;' porque os
u n accidente y el gobierno 110 e s t á r e f o r m a d o , o c u r r i r á
d a ocasión y medios de i n m o r t a l i z a r v u e s t r o nombre
u n a de estas dos c o s a s , ó a m b a s á la v e z : que en el t u -
superando la gloriosa f a m a d e v u e s t r o p a d r e y de vues-
m u l t o a p a r e z c a u n jefe i n e s p e r a d o , el cual con l a s a r -
t r o abuelo.
m a s y la violencia defienda el E s t a d o , ó que u n a p a r t e
Considere V u e s t r a S a n t i d a d q u e , m a n t e n i e n d o el ac-
del pueblo se apodere d e la sala del Consejo y convierta
t u a l orden de cosas en F l o r e n c i a , al m e n o r accidente se
á la o t r a en v í c t i m a suya. S i cualquiera d e a m b a s cosas
p u e d e n correr mil p e l i g r o s , y sin que esto suceda , V u e s -
sucede (Dios 110 lo q u i e r a ) , piense V u e s t r a S a n t i d a d
t r a S a n t i d a d t e n d r á que s o p o r t a r mil insufribles disgus-
c u á n t a s m u e r t e s , c u á n t o s d e s t i e r r o s , c u á n t o s atropellos
t o s d e a l g u n o s de los cuales p u e d e d a r o s f e monseñor
s e r á n su consecuencia, capaces d e hacer morir d e dolor
el C a r d e n a l , que acaba de p a s a r varios meses en F l o -
r e n c i a , d i s g u s t o s que n a c e n en p a r t e de l a s exigencias
p r e s u n t u o s a s y excesivas d e m u c h o s c i u d a d a n o s , v en
(1) Probablemente Lorenzo de Mediéis, duque de Urbino.
p a r t e de creer que, con el l é g i m e n actual, no viven segu-
a l h o m b r e m á s c r u e l y, con m a y o r m o t i v o , á V u e s t r a
S a n t i d a d , que es p i a d o s í s i m o .
E l único medio d e evitar eg£os males es o r g a n i z a r en
F l o r e n c i a un g o b i e r n o sólido , y lo será c u a n d o todos
i n t e r v e n g a n en é l , s a b i e n d o cada cual lo q u e tiene que
hacer y lo que debe esperar; cuando n i n g u n a clase d e
c i u d a d a n o s , por f a l t a de seguridad ó por a m b i c i ó n , de- ÍNDICE.
see innovaciones ó r e f o r m a s en el gobierno.
HISTORIA D E FLORENCIA.
Págs.
HISTORIA DE FLORENCIA.
Págs.
Í
del duque Francisco Sforza (1466). — X . Conjuración
de Diotisalvi Neroni c o n t r a Pedro de Médicis XI.
Prosigue el mismo a s u n t o . — X I I , Fiesta en Florencia.
— X I I I . Inconstancia d e los florentinos con Pedro de
Médicis —XIV. Nicolás Soderini elegido Confaloniero. ücapitado por el verdugo 75
Grandes esperanzas que en él se tienen para el resta- jjRO OCTAVO.—SUMARIO: I. Situación d é l a fami-
blecimiento de l a tranquilidad.—XV. Los dos partidos a Médicis en Florencia.— I I (1473). Desavenencias
toman las armas.— X V I . L a mayoría de los ciudadanos i t r e l a s familias Pazzi y Médicis.—III. Conjuración
se pone del lado d e Médicis.—XVII. Reforma del go- e los Pazzi, en la cual entran el papa Sixto IV y el
bierno á favor de Pedro de Médicis. Dispersión de sus rey de Nápoles.—IV. Continúa el mismo asunto.—V.
enemigos. Decadencia de Lucas P i t t i . — X V I I I . Carta Organización de la conjura.—VI. Ejecución del com-
de Agnolo Acciaiuoli á Pedro de Médicis.—XIX. Los plot. J u l i á n de Médicis es m u e r t o ; Lorenzo se salva.
desterrados florentinos excitan á los venecianos á de- —VII. E l arzobispo Salviati, al i n t e n t a r apoderarse
clarar la guerra á F l o r e n c i a . — X X . Guerra entre vene- del Palacio, es preso y ahorcado.—VIII. Suerte que
cianos y florentinos (1467), terminada con la paz (1468). corren los demás conjurados.—IX. E l peligro á que
Muerte de Nicolas Soderini.—XXI. Casamiento de Lo- estuvo expuesto y el amor de los florentinos aumentan
renzo de Médicis con Clarice Orsini.—XXII. Sixto IV, , el poder de Lorenzo de Médicis. Fin que tuvieron los
elegido papa. Su c a r á c t e r . — X X I I I . I n t e n t a Pedro de conjurados.—X. E l Papa excomulga á Florencia y,
Médicis refrenar las violencias q u e se cometían en aliado al rey de Nápoles, envía el ejército contra esta
Florencia, pero sus esfuerzos los i n t e r r u m p e la muerte República; Lorenzo de Médicis habla á los ciudadanos
(1469).—XXIV. Maese Tomás Soderini, ciudadano de reunidos en el Palacio.—XI. Los florentinos apelan al
gran reputación, se declara partidario d é l o s Médicis.— f u t u r o Concilio. Solicitan la alianza de los venecianos.
XXV. Tumulto que en Prato mueve Bernardo Nardi. — X I I . Los venecianos niegan la alianza. Empieza la
X X V I . Bernardo h a c e prender al podestà de Prato, i guerra.—XIII. Desórdenes en Milán. Genova se re-
Petrucci, pero deja á medio ejecutar su empresa ' bola contra el duque de M i l á n — X I V . Siendo inefi-
XXVIT. E s preso y se restablece- la tranquilidad caces las tentativas de acuerdo, los florentinos com-
baten contra los ejércitos pontificio y napolitano, y los
(1470).— X X V I I I . Relajación' de las costumbres en
rechazan al territorio de Pisa.—XV. Invaden los do-
Florencia. Incendio de l a iglesia del Espíritu Santo
minios del Papa y derrotan sus tropas en Perusa
(1471).— X X I X . Rebelión de V o l t e r r a . — X X X . E s
(1479).—XVI.—Victoria del duque de Calabria contra
t o m a d a Volterra por fuerza y saqueada (1472).—XXXI.
los florentinos en Poggibonsi.—XVII. Lorenzo de Mé-
Origen de la enemistad entre Sixto IV y Lorenzo de
dicis determina ir á Nápoles para t r a t a r la paz con el
Médicis (1473).—XXXII. Carlos de Braccio, de Perusa,
Rey.—XVIII. Luis Sforza, apodado el Moro, y sus her-
ataca á los sieneses, y después, por consejo de los flo-
manos, son llamados á Milán. Variaciones en el go-
rentinos, se retira (1476). — X X X I I I . Conjuración con-
bierno de aquel Estado.—XIX. Lorenzo de Médicis
t r a Galeazzo, duque de Milán.—XXXIV. J u a n Aa«'
ajusta la paz con el rey de Nápoles, pero no asienten á
Lampognano, Carlos Visconti y Jerónimo /"" "
ella el Papa y los venecianos — X X . Los turcos asal-
t a n al duque en San Esteban, y ellos son.i an y toman á Otranto (1480).—XXI. Los florentinos
" f i l i a n con el Papa.—XXII. Nuevos procedi-
, m e r r a en Italia. Discordia entre el mal-
los venecianos (1481). — X X I I I .
" los florentinos atacan los Es-
388 ÍNDICE.
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