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ANALISIS DEL PROTOCOLO DE ESTAMBUL

Introducción
El Protocolo de Estambul es un manual de las Naciones Unidas en lo referente
a documentación médica y psicológica sobre la tortura y otros tratos crueles,
inhumanos y degradantes o penas y su aplicación en el proceso de
investigación y los procedimientos judiciales en el contexto de la lucha contra la
impunidad y la prevención de la tortura y los malos tratos. La siguiente
presentación se enfoca en la perspectiva médica.

Teniendo en cuenta la validez y utilidad del Protocolo de Estambul como un


instrumento de Derecho indicativo, el Subcomité de Prevención de la Tortura es
de la opinión de que los Estados deben promover, difundir y aplicar el Protocolo
como un instrumento jurídico para documentar casos de tortura de las
personas privadas de su libertad a través de informes médicos y psicológicos,
elaborado bajo normas técnicas adecuadas.

Estos informes no sólo puede constituir una prueba importante en los casos de
tortura, pero, más importante aún, pueden contribuir a la prevención de los
tratos crueles, inhumanos y degradantes. La Subcomisión de Prevención de la
Tortura señala que es fundamental que los médicos y otros profesionales de
salud sean efectivamente independientes de la policía y las instituciones
penitenciarias, tanto en su estructura - recursos humanos y financieros – como
en la función - el nombramiento, ascenso y remuneración.

El SPT es de la opinión que, dado que el Protocolo de Estambul es un


documento de las Naciones Unidas, las disposiciones de la Convención de las
Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos
o Tratos o Penas Degradantes deben ser un estándar mínima para la definición
de tortura.

El artículo 1 de la Convención establece que "la tortura todo acto por el cual el
dolor o sufrimientos graves, sean físicos o mentales, se inflige intencionalmente
...".
1. Así, se extiende la definición, por ejemplo, añadiendo que la vida de la
víctima o la función de órganos vitales que se han puesto en peligro es
inapropiado.
2. El Protocolo de Estambul proporciona una guía detallada para profesionales
médicos o psicológicos para el mejor estándar del examen de una persona
que alegue haber sido torturados o maltratados.
3. El principio básico en la valoración de la veracidad de las denuncias de
tortura y malos tratos es el de investigar:
A) La historia clínica y la historia de la tortura;
B) El estado subjetivo de salud o la presencia de síntomas durante la tortura
y en el siguiente período de tiempo, y
C) Realizar un examen médico y psicológico profundo, y si es necesario
efectuar a la persona los exámenes especializados como varios tipos de
exploraciones;
D) En conclusión, se determina el grado de concordancia entre todos esos
elementos.
4. El resultado del examen médico / psicológico puede ser graduado desde, por
ejemplo: la exposición a la tortura fuera de toda duda razonable; alto grado
de acuerdo o acuerdo parcial entre las diversas categorías de información -
con o sin signos objetivos de patologías (física y mental o ); al desacuerdo.
5. Sin embargo, una serie de reservas deben ser tomados en consideración,
por ejemplo, disminución de la memoria de la víctima y las inhibiciones
psíquicas, enfermedades que son frecuentes en muchas de las víctimas de
la tortura.
6. El SPT nota que con los métodos de tortura utilizados normalmente en
tiempos de paz, marcas físicas suelen ser inespecíficos o incluso
inexistentes. La presencia, la naturaleza y el grado de severidad de los
síntomas físicos y psicológicos después de la tortura varían, dependiendo no
sólo de la naturaleza de la tortura, sino también, por ejemplo, sobre la
constitución física y psicológica y antecedentes de la víctima y la existencia
de comorbilidad.
7. Así, el SPT es de la opinión de que a menudo la existencia de la tortura no
puede ser probada ni refutada a través de un examen médico-psicológico
llevado a cabo de acuerdo con el Protocolo de Estambul.
Contextualización del Protocolo de Estambul
En la lucha contra la impunidad del Protocolo de Estambul es una herramienta
útil en la evaluación de las denuncias de tortura. El resultado del examen
médico-psicológico es una pieza de evidencia, junto con otras pruebas.

El examen no puede jamás identificar a los torturadores. Este se basaría en


otras pruebas.

En un caso judicial, el juez puede decidir que la totalidad de la evidencia no es


suficiente para condenar a los funcionarios implicados.

El SPT nota que la absolución de un funcionario implicado no significa


necesariamente que las declaraciones de la tortura eran falsas, sino que la
totalidad de las pruebas no fueron lo suficientemente fuertes para llevar a la
convicción. La decisión del juez se basa en la suma de las pruebas en dos
niveles:
• Si la tortura había ocurrido
• Si las pruebas eran lo suficientemente fuertes para condenar a determinadas
personas

El SPT considera necesario que los jueces, abogados y fiscales que se ocupan
de casos de posible tortura tengan conocimientos básicos de los principios del
Protocolo de Estambul para que puedan evaluar el cumplimiento del examen
de los principios del Protocolo y entender la conclusión de los exámenes
psicológicos / médicos y la base para ello.

Sin embargo, la conclusión final del examen sólo deben ser impugnada por
médicos y psicológicos expertos con referencia a las deficiencias objetivas y
errores.

A menos que los expertos médicos / psicológicos concluyan que hubo


desacuerdos graves entre las diversas piezas de información, que no puedan
ser atribuidos a, por ejemplo el estado mental de salud de la demandante, la
absolución de los agentes acusados nunca debe tomarse como una indicación
de que las acusaciones eran falsas, sólo que la prueba no era suficiente para
dar lugar a la condena.

En la prevención de la tortura el Protocolo de Estambul puede ser una


herramienta importante, dado que se contextualiza en las actividades diarias de
los médicos que trabajan en lugares de riesgo, en primer lugar de todos los
médicos que trabajan en instituciones donde se encuentran los detenidos
durante la primera fase de la investigación criminal.

El principio de las Naciones Unidas 24 del Conjunto de Principios para la


Protección de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención
o Prisión, de 1988 establece que "un examen médico apropiado, se ofrecerá a
un detenido o preso lo antes posible después de su ingreso al lugar de
detención "

En muchos países, este principio se implementa. Este examen médico de


rutina debería:
• Llevarse a cabo de acuerdo a un formato
• El formato debería incluir todos los temas que se detallan a continuación y
debería ser completado por el médico con el consentimiento del detenido
• Un historial médico
• Las denuncias de la exposición a la violencia reciente y los malos tratos por la
policía u otras personas
• Una descripción de la salud presente y síntomas subjetivos en el momento del
examen, y
• Un examen médico completo, con una inspección de toda la superficie del
cuerpo
• Sobre la base de esto, el médico debe evaluar si la presunta tortura / malos
tratos graves podría haber ocurrido

En el examen y la evaluación de la posibilidad de exposición a la tortura y los


malos tratos graves, el médico debe tener una actitud proactiva.
El médico que trabaja en la policía y los centros de detención tiene un papel
clave y debe tener una formación en los principios de la documentación y la
denuncia de torturas y malos tratos.

Debe haber líneas de mando claras sobre cuándo, cómo ya quién deben
informar los casos de presuntas torturas y malos tratos. El primer paso en la
presentación de informes del médico debe enviar una copia del informe a su
superior - con el consentimiento del detenido.

Si no hay ningún consentimiento de la persona detenida, el médico debería


quitar cualquier información que pudiera identificar a la persona detenida e
informar a un registro central, citado a continuación.

El superior debe decidir - junto con el fiscal general - si hay motivos para una
investigación disciplinaria o una investigación criminal por organismos
independientes.

El superior deberá informar del caso y la decisión de averiguar o investigar al


Ministerio responsable de la policía y al registro central.

No sólo en los casos de denuncias de tortura, sino también en los casos en que
el detenido presenta notables lesiones o un alto número de lesiones sin
denuncias de tortura y malos tratos, el médico debe tomar nota de la cuenta del
detenido de su origen en el expediente médico y enviar una copia del
expediente médico a su superior.

Tales informes deberán cargarse en la base de datos nombrada a continuación


y clasificarse como un caso de violencia distinto de la tortura o de origen
incierto.

En todos los casos en que el médico evalúa que podría haber existido tortura o
malos tratos graves, se le debe ofrecer al detenido un completo exámen
medico/psicológico de expertos entrenados de acuerdo con el Protocolo de
Estambul que tendrá lugar dentro de un plazo que permita a los expertos
evaluar las lesiones físicas superficiales posiblemente causadas por la tortura y
malos tratos graves, por ejemplo, en el plazo no mayor a una semana.

El SPT es de la opinión de que todas las denuncias de tortura y malos tratos


graves, y los casos de múltiples traumas de origen incierto, antes citados,
deben ser registrados en una base de datos con información sobre - entre otros
temas -:
 Fecha hora y lugar de presuntos malos tratos
 El cuerpo de seguridad implicados y si es posible las características de los
oficiales involucrados
 Lugar de aprehensión y detención
 Naturaleza de las denuncias
 Los hallazgos más importantes y la conclusión del examen médico efectuado
por el médico en las instalaciones de la policía
 Los hallazgos más importantes y la conclusión del experto en el exámen
médico / psicológico
 Detalles de una investigación y el resultado del mismo

El SPT es de la opinión de que un cumplimiento proactivo de dicho programa


por los médicos de la policía y los centros de detención tendría un impacto
considerable sobre la prevención de la tortura. La actitud proactiva para
examinar los casos de posible tortura y malos tratos deben darse a conocer a
todos los agentes de policía y la aplicación impediría a muchos oficiales de
recurrir a la tortura y los malos tratos.

Una base de datos como la que se indicó sería una herramienta útil para las
autoridades para analizar el problema de la tortura, incluida la identificación de
factores de riesgo, para una mejor prevención de la tortura y los malos tratos.

Observaciones finales.
La SPT subraya que el número de denuncias de tortura no es un indicador
fiable de la prevalencia real del problema. Los complicados procedimientos de
reclamo y el riesgo de represalias puede disminuir el número de forma drástica.

El SPT nota que uno de los objetivos de la tortura es el de hacer “quebrar” a la


víctima, por ejemplo, para hacerle confesar un delito o para dar información. De
ello se deduce que la mayoría de las víctimas de la tortura no tienen la fuerza
mental necesaria para entrar en tecnicismos burocráticos y largos
procedimientos, con entrevistas de varios días. También se desprende que el
médico que trabaja en las instalaciones policiales, además de ser proactivo
siempre - sobre una base informada – debería respetar el deseo de una posible
víctima de la tortura de no efectuarse el examen de expertos y de un eventual
deseo de que la información para la base de datos sea enviada de forma que
no puede identificar el detenido directamente.

Bajo custodia policial un demandante debe tener protección contra represalias


directas de los oficiales implicados a través de la confidencialidad médica.

En el sistema de justicia el demandante debe protegerse contra las represalias,


por ejemplo, los cargos de difamación de las autoridades en caso de que el
exámen médico / psicológico no pueda demostrar positivamente la exposición a
la tortura más allá "de cualquier duda razonable" (véase la clasificación
anterior).

En 2013, mil 505 denuncias de tortura: seis veces más que hace 10 años
El informe sobre Tortura que presenta hoy Amnistía Internacional denuncia que
las autoridades mexicanas siguen usando impunemente esta práctica para
arrancar confesiones, así como detenciones arbitrarias y malos tratos. En el
primer año de gobierno de Peña Nieto, la CNDH recibió mil 505 denuncias por
tortura y sólo emitió 13 recomendaciones.
septiembre 4 2014 07:00

El relator de la ONU concluye que la tortura es generalizada en México: Éstas


son sus razones
La tortura como ‘medio de investigación’ prevalece en México
Si un detenido denuncia tortura, juez debe investigar, ordena Corte
Tortura en México: el caso de los hermanos Aranda Ochoa
"Tortura a un hombre y dirá lo que sea", la nueva campaña de Amnistía
Internacional
La tortura debe investigarse de oficio, resuelve SCJN
Era de madrugada. Juan Gerardo Sánchez dormía en su cama cuando
unos policías vestidos de civil irrumpieron en la casa. Lo detuvieron,tenía
19 años. Junto a otros siete hombres pasó 30 horas incomunicado.Les
vendaron los ojos, les dieron palizas, los amenazaron, les aplicaron
descargas eléctricas, les pusieron bolsas de plástico en la cabeza y les
sumergieron la cabeza en el agua hasta casi la asfixia, para obligarles a
confesar que habían robado unas armas pertenecientes a la policía municipal.
Juan Gerardo fue uno de los ocho hombres que la policía del Estado de
Méxicodetuvo el 28 de julio de 2013 en diferentes partes de San Martín
Malinalco, acusados de robo y delitos relacionados con posesión de
drogas y armas.Tardaron 30 horas a presentarlos a la Procuraduría General
de Justicia.

Sus confesiones forzadas se utilizaron como prueba para procesarlos, a pesar


de que se retractaron cuando comparecieron ante el juez y denunciaron las
torturas.El Ministerio Público no investigó las denuncias y la Comisión
Estatal de Derechos Humanos del estado de México aún no ha emitido un
informe.

El parte policial asegura que los agentes patrullaban una zona rural y
detuvieron a un grupo de hombres que portaban armas y drogas. Este parte
fue la prueba con la que los procesaron. Ni los fiscales ni los jueces han
tenido en cuenta los testigos y las pruebas que presentaron los
procesados para defenderse.Su denuncia no ha progresado.

Es solo uno de los casos que recoge el informe Fuera de Control, Tortura y
Otros Malos tratos en México que hoy presenta la organización Amnistía
Internacional (AI) quién denuncia el incumplimiento de los derechos
humanos en el mundo.Cuando se redactó el informe, Juan Gerardo Sánchez
y otro de los detenidos estaban en libertad condicional por cargos menores
relacionados con la mariguana. Cinco detenidos más fueron declarados
culpables en casos federales de posesión de armas, basándose en la
declaración policial y en sus confesiones forzadas. Se ha presentado una
apelación.
En 2013, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) recibió
3 mil 842 denuncias de violaciones de derechos humanos cometidas por
instituciones federales de seguridad pública –el ejército, la marina, la PGR,
la policía federal y el personal penitenciario federal–, en relación
con detenciones arbitrarias, malos tratos, allanamientos ilegales,
intimidación y uso ilegal de la fuerza. Sólo emitió 35 recomendaciones
contra las autoridades implicadas en estos abusos. De las 3 mil 842, mil 505
fueron por tortura y desembocaron en 11 de las 35 recomendaciones
citadas. Es decir, menos del 1% de las denuncias ante la autoridad autónoma
encargada de vigilar el cumplimiento de los derechos humanos en el
país, ocasionaron un informe público que documenta los abusos y
recomienda medidas concretas.

Las víctimas, persiste la impunidad


Como Juan Gerardo Sánchez, la mayoría de las víctimas de los casos que
ha documentado Amnistía Internacional son hombres de comunidades
marginadas y otros grupos vulnerables, como los migrantes en situación
irregular. En las semanas pasadas se conoció el caso de Ángel Amílcar Colón,
hondureño detenido en Tijuana cuando intentaba cruzar la frontera a los
Estados Unidos y que confesó, bajo tortura, formar parte del crimen
organizado.

Aunque las mujeres son menos, también son blanco de tortura y son más
vulnerables ante las agresiones sexuales como método de tortura. El
Estado mexicano enfrenta un juicio ante la Corte Interamericana por tortura
sexual a 11 mujeres detenidas en una manifestación en San Salvador
Atenco en 2006. El informe, además, también señala casos de litigantes de
víctimas de tortura que han sufrido ataques y represalias por ello.

El presidente de la CNDH, Raúl Plascencia ha manifestado en reiteradas


ocasiones que el número de quejas por tortura y malos tratos recibidas se ha
reducido en la administración de Enrique Peña frente a la anterior. Sin
embargo, las mil 505 quejas registradas en 2013 por tortura son un 600%
más que hace diez años, antes del estallido de violencia que se produjo a
partir de diciembre de 2006. En 2003 la CNDH registró 219 quejas por
tortura y otros malos tratos, y en 2004 fueron 273.

Entre 2010 y 2013 en cambio, la CNDH recibió 7 mil 164 quejas por tortura y
otros malos tratos. Según la organización, ninguna desembocó en una condena penal por
tortura.
Número de quejas Número de
por tortura y otros recomendaciones
Año malos tratos formuladas por la
recibidas por la CNDH que confirman
CNDH denuncias de tortura
2003 219 1
2004 273 1
2010 1524 11
2011 2021 9
2012 2114 11
2013 1505 13
Ene/jun 2014 N/D 2

Amnistía Internacional señala que el registro de quejas de la CNDH no es una


medida exacta de los incidentes de tortura y otros malos tratos ocurridos en el
país, ya que “muchas personas no presentan denuncia y la CNDH es
responsable sobre todo de tramitar las quejas contra las agencias
federales, pero no las dirigidas contra agentes estatales y municipales”.

AI también critica que el reducido número de casos en los que se hacen


recomendaciones públicas “no refleja el nivel real de la tortura y los malos
tratos, sino los defectos en la tramitación de los casos por parte de la
CNDH”.

Por otro lado, el Consejo de la Judicatura Federal (CJF), inició, entre 2005 y
2013, 3 mil 749 juicios de amparo indirecto en los que reclamaban actos
relacionados con tortura. Se desconoce en cuántos casos se concedió el
amparo. Este año, cuando el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro
Juárez (Prodh) solicitó al Consejo de la Judicatura Federal cuántas
sentencias federales por tortura hubo entre 2005 y 2013, el Consejo
respondió que el número de sentencias condenatorias por tortura entre
2005 y 2013 es de cuatro, y únicamente dos de ellas serían firmes.

En 2003, la Procuraduría General de la República (PGR) adoptó un


procedimiento de dictamen médico para detectar tortura que se basa en el
Protocolo de Estambul, un manual internacional para investigar y erradicar
la tortura por parte del Estado.

Según la PGR, a finales de 2013 había 162 médicos y 49 psicólogos


capacitados para realizar el peritaje. Sin embargo entre 2003 y el final de
2013, la PGR solo había realizado 472 de estos peritajes y concluido que
había indicios de tortura en 57 casos. Entre 2002 y 2012 la PGR abrió mil
219 investigaciones por tortura, pero al finalizar 2013 sólo había
presentado cargos en 12 casos.

Además, la PGR creó un Comité de Monitoreo y Evaluación del Dictamen y un


grupo consultivo con funciones de asesoramiento, cuyos miembros pertenecen
todos a la PGR. Amnistía Internacional criticó que no incluyan expertos
independientes o representantes de la sociedad civil y que sea la misma
institución acusada de tortura la que dictamine si la hubo.

Menos acceso a la justicia en los estados


Las 32 Comisiones Estatales de Derechos Humanos (CEDH) son las
encargadas de recibir las quejas por tortura u otros malos tratos contra
funcionarios estatales o municipales. Según solicitudes de información
tramitadas por AI, 26 Comisiones de las entidades recibieron un total de 2
mil 323 quejas por tortura y otros malos tratos entre 2008 y 2013, que
desembocaron en 392 recomendaciones. Los 6 estados restantes no
facilitaron información.

El Instituto Nacional de Estadística (Inegi) recoge que, en el ámbito


estatal, hasta 2013, sólo se habían registrado cinco condenas por tortura.
Las definiciones de tortura varían en los 32 códigos penales locales de México,
pero AI denuncia que en general “las leyes de los estados proporcionan
menos protección que la ley federal y no cumplen las normas
internacionales, sobre todo en lo relativo a la lista restrictiva de fines y a
la participación indirecta de funcionarios públicos en la tortura”.

Por ejemplo, explican que como no existe un delito específico de malos tratos,
si se considera que los actos no constituyen tortura, se formulan cargos menos
graves, como “abuso de autoridad” o “lesiones”. Y citan el caso de Yucatán,
donde la CEDH había confirmado casos de tortura en al menos 12 de las 122
denuncias recibidas entre 2011 y 2013. Sin embargo, no emitió ni una sola
recomendación para que se investigase por torturas a los funcionarios
del estado implicados.

Nuevo sistema de justicia penal


El Código Nacional de Procedimientos Penales, aprobado en marzo de este
año,anula cualquier prueba obtenida con violación de derechos
fundamentales. Sin embargo, Amnistía Internacional señala que el Código “no
formula recomendaciones específicas sobre la tortura y otros malos
tratos y la obligación de investigarlos”.

Este nuevo código entrará en vigor en todo el país en julio de 2016, pero
ya se encuentra vigente en algunos estados como Chihuahua o en el
Estado de México. No obstante, a Juan Gerardo no le sirvió de nada. Y solo
en el estado de Chihuahua, AI ha documentado al menos 4 casos en los que
se pasaron por alto denuncias de detención arbitraria y confesiones bajo
tortura.

Ante estas cifras AI hizo una encuesta a la ciudadanía el pasado mayo y


encontró que 64% de los mexicanos encuestados declararon tener miedo
de sufrir tortura en caso de ser puestos bajo custodia.

http://www.animalpolitico.com/2014/09/1505-denuncias-de-tortura-en-2013-
6-veces-mas-que-hace-10-anos/
AJA CALIFORNIA | 12 DE NOVIEMBRE DE 2015
SE DISPARAN MÁS DE 700 POR CIENTO QUEJAS POR TORTURA EN BC

De 27 recomendaciones que emitió la CEDH por tortura y tratos crueles e


inhumanos o degradantes, desde 2010, en menos de 25% de casos repararon
el daño.

Tijuana, 12 de noviembre.- En solo nueve meses, de enero a septiembre de


2015, las quejas por tortura y tratos crueles e inhumanos o degradantes se
dispararon 712 por ciento en Baja California, y lo cuestionable: las
corporaciones señaladas se niegan a reconocer cabalmente las
recomendaciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos

En el repunte de este delito, considerado un crimen de lesa humanidad porque


agravia directamente la esencia del ser humano, el Comité Contra la Tortura de
las Naciones Unidas (ONU) emitió por primera vez en la historia una
recomendación contra el Estado mexicano, por el caso de cuatro hombres
torturados por soldados del Ejército Mexicano en el cuartel militar de Tijuana,
en junio de 2009.

Melba Adriana Olvera Rodríguez, titular de la CEDH, informó que en 2015, al


último día de septiembre, esta comisión estatal recibió 228 quejas por tortura y
tratos crueles, cuando en 2014 el número de casos apenas llegó a los 32.

Destacó que las denuncias presentadas en estos meses ya rebasan la cantidad


de denuncias recibidas anualmente de 2010 a la fecha.
–¿Qué sucede en el estado? ¿Por qué aumentaron tanto los casos de tortura?
–Puede deberse a varios factores, que incluyen a la propia institución de la
Procuraduría de Derechos Humano –nombre anterior de la CEDH–. Es
revelador que en 2015 hay más quejas y es sintomático que desde el primer
mes aumentó más de 30 por ciento; en Ensenada se cuadriplicó la cifra.

El problema no solo es el aumento en las quejas, subrayó, sino el desinterés de


las instituciones señaladas por erradicar esas conductas delictivas.

De las 27 recomendaciones que emitió la CEDH por más de 500 casos


denunciados por tortura y tratos crueles e inhumanos o degradantes, desde
2010, en menos de 25 por ciento las autoridades repararon el daño.

Incluso la Procuraduría Ge-neral de Justicia del Estado (PGJE), bajo el mando


de Perla del Socorro Ibarra Leyva, rechazó la queja 528/2014, donde agentes
de la Unidad Antisecuestros fueron acusados de torturar y abusar sexualmente
de una mujer, identificada como la novia de un hombre señalado como
secuestrador.

Raúl Ramírez Baena, director de la Comisión Ciudadana de Derechos


Humanos del Noroeste, considera que “la impunidad de la que gozan las
corporaciones” permite que los abusos continúen. Claro ejemplo, dijo, son las
investigaciones que han tenido que llegar a cortes internacionales por la falta
de respuestas en territorio mexicano.
La Corte Penal Internacional (CPI) actualmente analiza 30 casos de Baja
California, que incluyen más de 100 víctimas de tortura y crímenes de lesa
humanidad; como los 25 policías torturados hace seis años y la detención de
Adrián Vázquez Lagunes, a quien los policías confundieron con un
lugarteniente del cártel de Sinaloa apodado el Macho Prieto, y lo torturaron
brutalmente dejándole lesiones de por vida, dijo el abogado.

“Las familias han tenido que salir y peregrinar todo un camino en busca de
justicia fuera del país, porque aquí no encuentran respuestas. Estamos ante un
Estado mexicano que ha caído en omisiones y negligencias reiteradamente, y
hay que decirlo, en ocasiones hasta encubrimientos”, lamentó.

Ramírez Baena dijo que las autoridades señaladas aseguran que las denuncias
son para esquivar la justicia y acusan a los defensores de derechos humanos
de defender delincuentes, pero lo que no entienden es que aunque hubiera un
delito que perseguir, eso no justifica que ellos cometan iguales o peores delitos;
además, observó, es común que acusen gente inocente y la obliguen mediante
tortura a incriminarse cuando necesitan crear “chivos expiatorios”.

El director de la CCDHN informó que más de 30 organizaciones civiles del país


se reunirán en la ciudad de México con la Subprocuradora de Derechos
Humanos de la PGR para revisar la integración de sus propuestas a la Ley
General sobre Tortura que será sometida a la aprobación de la Congreso de la
Unión. Se trata, dijo, de una ley que cumple con todos los estándares
internacionales para la prevención y la sanción de este delito de lesa
humanidad.

La ONU pone a BC como evidencia de tortura en México


Ramiro apenas terminaba de trabajar cuando dos soldados lo golpearon y le
arrebataron el celular mientras platicaba con su esposa. Le preguntaron con
quién hablaba, le asestaron un puñetazo e insistieron: “¡¿A quién le estás
avisando, cabrón?!”.
Ese 16 de junio de 2009, Ramiro López fue detenido y acusado con otros tres
hombres de secuestro. El Ejército Mexicano los había presentado con más de
17 armas decomisadas y como integrantes del cártel de Sinaloa. Tras su
arresto, un teniente pidió que se lo llevaran, luego de unas preguntas y otro par
de golpes, gritó el militar:
–¡Este pendejo no sabe nada!
Ramiro se ilusionó, pensó que lo dejarían ir, pero no.
–Ni modo, ya mamaste, no eres pero ya te traigo.

Y así decidieron llevarlo a diferentes casas de seguridad y al cuartel militar en


Tijuana, donde por más de 40 días, según el expediente integrado por el
Comité Contra la Tortura (CAT) de la ONU, Ramiro López sufrió choques
eléctricos, ahogamientos y golpizas brutales hasta que perdió el sentido del
oído.

Este organismo de la ONU, en su recomendación plantea cinco puntos


fundamentales que el Estado Mexicano debe cumplir:
Liberar de inmediato a 4 jóvenes torturados en el cuartel militar de Tijuana en
2009; sancionar a los militares responsables; reparar el daño a las víctimas;
eliminar de la legislación nacional la figura del arraigo y desahogar en la justicia
ordinaria los casos de violaciones a los derechos humanos cometidas por
militares contra civiles.

La ONU otorgó un plazo de 90 días al Estado mexicano, que vencen a


mediados de diciembre, para responder la recomendación.
Mayra López, hermana de Ramiro, habló con La Jornada Baja
California después de que el CAT emitió en agosto pasado una recomendación
contra México.
–¿Cómo les cambia la vida esta recomendación?
–Todos estos años negaron la atención médica a mi hermano. Después de la
resolución, al día siguiente me hablaron del órgano desconcentrado del
Cefereso donde está recluido Ramiro, para decirme que ese jueves ingresaba
a cirugía y pedían una disculpa porque no tenían presupuesto.
–¿Cuáles fueron las irregularidades?
–Plagiaron un pliego petitorio de otra averiguación previa, le ajustaron algunas
cosas. No coinciden tres domicilios (de la detención). No hubo ni un dictamen
pericial positivo, ni testimonios, nada.
–¿En qué se basa el juez para declararlos culpables?
–Básicamente en sus declaraciones ministeriales, que fueron obtenidas bajo
tortura. El juez jamás revisó los dictámenes emitidos por la PGR y los médicos
les decían que había lesiones en ellos.
–¿No las vieron por omisión o por negligencia?
–Es su obligación revisar el expediente. Pregunté al Ministerio Publico qué
estaba pasando, y en ese momento me dijo: “tú puedes presentar 10 mil
pruebas… pero aquí no hagas nada porque no lo voy a liberar, la orden es que
se van los cuatro”.
–¿Qué ha comentado su hermanos sobre el tiempo que lo tuvieron en el
cuartel?
–A veces podía ver o escuchar cuando los estaban torturando; ellos estaban en
el mismo cuarto, pero se dieron cuenta de otras personas que también
torturaban, eran detenidos y les hacían lo mismo. Los del Ejército le llaman a
ese lugar “el cuarto de la risa”.
–¿El sistema judicial los decepcionó?
–Sí, porque nunca consideraron todas las pruebas que había en el expediente.
Simplemente querían cumplir con una orden de trabajo.
–¿Para ustedes es suficiente esta recomendación?
–A nivel moral y sicológico es insuficiente, todo este tiempo no va a regresar. Mi
hermano no ha visto a su familia, no miró crecer a su hijo, que tenía 6 años,
pero el hecho de que ya se vislumbra la libertad para él, es algo bueno.
Desde que se emitió la recomendación, Mayra y su familia se han reunido en
dos ocasiones con el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de
Gobernación (SG), Roberto Campa. La instrucción, dice, es que se le otorguen
los servicios de salud; del dinero todavía no hablan, porque la prioridad es su
liberación.

Las otras tres víctimas de tortura son los hermanos Rodrigo y Ramiro Ramírez
Martínez, y Orlando Santaolaya Villarreal, quienes permanecen, junto con
Ramiro, en el Centro Federal de Reinserción Social de Tepic, Nayarit, desde el
31 de julio de 2009.

http://jornadabc.mx/tijuana/12-11-2015/se-disparan-mas-de-700-por-ciento-
quejas-por-tortura-en-bc

Agentes estatales y los de Tijuana, los más señalados: ombudsman


En seis meses, 63 denuncias contra policías de BC por tortura y abusos
ANTONIO HERAS
Periódico La Jornada
Viernes 15 de julio de 2016, p. 31
Mexicali, BC.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos (Cedhbc) dio a conocer que en el
primer semestre documentó 46 quejas por tortura y 17 por tratos crueles,
degradantes o inhumanos perpetrados por policías municipales y estatales.

Ochenta y uno por ciento de los abusos denunciados fueron cometidos en


Tijuana, donde gobierna el priísta Jorge Astizarán (37); 9 por ciento (cuatro
casos) en Mexicali, cuyo alcalde es el panista Jaime Díaz; asimismo se
reportaron tres quejas en Rosarito y dos en Ensenada, municipios que
gobiernan, respectivamente, el panista Silvano Abarca y el priísta Gilberto
Hirata.

La Policía Estatal Preventiva de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado


fue la corporación con más denuncias ante la Cedhbc; en segundo lugar, la
policía municipal de Tijuana, y en tercero la policía ministerial de la
Procuraduría General de Justicia del Estado.

El ombudsman estatal informó que entre enero y junio inició 17 expedientes por
tratos crueles, inhumanos o degradantes, de los cuales ocho corresponden a
Tijuana y tres a cada uno de los municipios de Ensenada, Mexicali y Rosarito.
Las quejas por tratos degradantes se presentaron contra las secretarías de
Seguridad Pública estatal y de Tijuana, así como contra funcionarios del
Sistema Educativo Estatal. Este caso resultó en una recomendación y una
denuncia penal por abuso de autoridad en contra de un prefecto y un conserje
de una secundaria de Playas de Rosarito, por trasquilar a un estudiante de 13
años.

Al menos tres casos de tortura en Baja California fueron incluidos en informes


de la Organización de Naciones Unidas y de Amnistía Internacional. No
obstante, no se ha procedido penalmente contra los policías involucrados,
quienes siguen activos en sus respectivas cosporaciones.

http://www.jornada.unam.mx/2016/07/15/estados/031n3est

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