ÍNDICE GENERAL

ESTUDIO PRELIMINAR
FRIEDRICH SPEE, EL PADRE DE LA CRIMINOLOGÍACRÍTICA
Por E. Raú~ Zaffaroni
1. ¿Qué es este libro? 13
1. El carácter crítico de la obra 13
2. ¿Contra quiénes fue escrita? 16
Spee, Friedrich.
Cautio ~rimi~alis (Cautela criminal) I Friedrich Spee; dirigido
3. El procedimiento inquisitorial romano y la recepción 20
por Euqenio Raul Zaffaroni -1" ed. - Ciudad Autónoma de Buenos 4. La inquisición medieval...... 22
Aires: Ediar, 2017.
336 pp. ; 24 x 17 cm 5. La inquisición española ·.. 29

ISBN 978-950-574-361-2 6. La inquisición romana 33

7. El contexto cultural mágico................................................... 37
;. Derecho. 2. Derecho Penal. 1. Zaffaroni, Eugenio Raúl, dir.
".Tltulo. 8. Las olas letales del mar mágico. 43
CDD 345
II. ¿Quién fue el autor? 51
9. Una vida fascinante 51
la. La elaboración y publicación de la Cautio 57
ll. Las dificultades en la orden 62
IMPRESO EN LA ARGENTINA 12. El final de Spee .. 12
13. Poeta y teólogo 67
Queda hecho el depósito que exige la Ley 11.723
14. ¿Creía Spee en las brujas? 72
Copyright by Editora Ar S. A.
15. Spee y el Iluminismo 76
Tucumán 927,6° piso
Ciudad Autónoma de Buenos Aires 16. Obras y bibliografía. 83
www.ediar.com.ar III. Spee y el debate penal de medio milenio 85
2017 17. Las estructuras ideológicas básicas 85
18. El retribucionismo penal 86
 FRIEDRICH SPEE
EL PADRE DE LA CRIMINOLOGÍA CRÍTICAl

Por E. Raúl Zaffaroni

Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires

A Antonio Beristain Ipiña (1924-2009):

misión cumplida.

l. ¿Qué es este libro?

1. El carácter crítico de la obra. Llamará poderosamente la atención la

publicación en nuestra lengua de un libro de casi cuatro siglos de antigüe-
dad. No obstante, a poco que se revisen sus páginas se verá que se trata de
una severa y descarnada crítica a todo un sistema penal que, con las debidas
equivalencias en la sociedad contemporánea, apenas se descontrola muestra
su peligrosa tendencia a renovar similares caracteres estructurales.
Esto, por sí mismo, le otorga una validez permanente, pero además, cabe
agregar que este libro no deja de señalar a ninguno de los responsables de la
masacre, sea cual fuere su jerarquía en la escala social y política de su tiempo
y lugar, lo que le añade el valor complementario de la radicalidad critica.
Es verdad que hubo otros críticos de la persecución de brujas, incluso
antes de esta obra y aún dentro de la misma orden religiosa que su autor.
Cuando Spee comenzó a leer sobre el tema, en la biblioteca de la ciudad de
Espira, dio con las obras de dos jesuitas, los tiroleses Adam Tanner (1572-
1632) YPaul Layrnann (1564-1635), cuya lectura le dio fuerzas y argumentos.

1 Debemos agradecer al Max Planck lnstiiut fúr europáisciie Rechtsgeschichtede Frankfurt a.M.
ya su director, PROF. DR. THOMASDUVE, como también al Max Planck Institut.fü.r uusldndtsches
und Internationales Strafrecht de Freiburq i. Br. y a sus directores PROFS. DREs. ULRlCHSIEBERy
HANS-JORGALBREClIT,por hospedarnos y facilitarnos el acceso a sus bibliotecas, de donde proviene
buena parte de la información de este estudio.
 1

14 FRIEDRICHSPEE CAUTIOCRIMINALIS(CAlTfElACRIMINAL) 15

En este texto se cita con frecuencia y gran respeto a Tanner, que había
publicado su obra unos años antes". Los airados reproches contra quienes
calumniaban a Tanner, formulados en este libro, obedecen a que, después
de su muerte, se lo acusó de maestro de brujería, en base a que en su última
casa se había encontrado un frasco con un mosquito diabólico encerrado".
La lectura de Tanner decidió a Layrnann a rehacer el libro tercero de su
propia obra, publicada en 1625, incluyendo un capítulo contra los procesos
a brujas".
En este texto Spee siguió a Layrnann en cuanto a su rechazo frontal a la
opinión de Binsfeld, un jesuita inquisidor terrorífico, a quien se lo llamaba
el Sufragante de Tréverís", que afirmaba que Dios no permitiría la condena de
un inocente", como también en la advertencia de que, de continuar mucho la
persecución de brujas, serían aniquiladas aldeas, ciudades y estados",
Tanner, Layrnann y Spee fueron los tres jesuitas que se pronunciaron
contra los procesos a brujas".
los escritos de otros predecesores, como el libro del franciscano Samuel de
Cassini, que consideraba herejes a quienes creían en el vuelo de las brujas
(1505), el Tractatus de Lammis de Giovanni Francesco Ponzinibbi o Johannes
Franciscus Ponzíníbíus (1520), que consideraba que ningún jurista razona-
ble podía conceder alguna validez a la confesión obtenida por tortura, o la
diátriba airada de Bartolomé de Spina (1522) contra Ponzíníbíue'".
Una lectura superficial da la impresión de que el texto pasa bastante
por alto la cuestión teórica acerca de la existencia misma de las brujas y
de su poder, a diferencia de otros críticos que lo precedieron y sucedieron.
En realidad, el autor se valió de un discurso que, como veremos más ade-
lante!', deja más que dudas acerca de su verdadera intención y convicción,
pero que no responde -como suele decirse- solo a prudencia o temor, sino a
su descarnada metodología crítica. Conforme a esa metodología, en el texto
no polemiza ni se apoya en quienes negaban la existencia de brujas, en espe-
cial Wíer ", cuya obra no podía desconocer.

Si bien también entre los protestantes se habían alzado algunas voces Es casi seguro que no conocía el trabajo de Cornelius Loos, que había sido
contra los procesos por brujería, seguramente por obvia prudencia, Spee no un sacerdote holandés que escribió un libro donde directamente consideraba
hizo referencia a ellas", aunque tampoco sabemos a ciencia cierta si conoció infantiles las creencias en brujas. Nadie se animó a imprimirlo, el libro fue
quemado y Loos fue perseguido por el jesuita al que critica con dureza Spee
en toda su obra -Binsfeld-, quien lo sometió a tortura. Loos logró escapar
2 Adami Tanneri Societate Iesu ... Theologiae scholasticae tomus tertius: De fide, spe, chartiaie,
a Bruselas, donde insistió en su posición y también fue incriminado, hasta
iustitia, religione, cateristique virtutibus & uiiiis ac uariis hominum statibus, Ingolstadt, Johannes que murió en la cárcel".
Bayr, 1627. Ver: WOLFGANG BEHRINGER,Van Adam Tanner zu Friedrich Spee. Die Entwicklung einer
Argumentationsstrategie (1590-1630) vor der Hintergrund zeitgenóssischer gesellschaftlicher De toda forma, el valor particular de este libro radica, entre otras cosas,
Konjlikte, en FRlEDRlCHSPEE (1591-1635). Düsseldorfer Symposion, Bíelefeld, 1993, p. 154 Y SS.; en que es el único exclusivamente dedicado a criticar al sistema penal, descri-
JOHANNDIEFENBACH, Der Hexenwahn vor und nach der Glaubensspaltung in Deutschland, Mainz,
1886, pp. 276-277; ANNEMARlEHARTMANN,Der Hexenwahn im Herzogtum und Kurjürstentum biendo crudamente cómo funciona y selecciona, cuál es su escandaloso grado
Bayern im 16. und 17. Jahrhundert, en "Teufelsglaube und Hexenprozesse" (hrg. GEORGSCHWAI- de corrupción y cómo se reproduce, la aberración del procedimiento empleado,
GER),Hamburg, 2007, p. 120.
HEpPE GEB.SOLDAN,Geschichte der Hexenprozesse, Neu bearbeitet und herausge-
3 Cfr. HENRIETTE

geben van MaxBauer, München. 1911, TIl, p. 179.

Christliche Bedenken und Erjnnerung van Zauberey. Era profesor en Heídelberg, pero por calvi-
4 Sobre LAYMANN,
también HENRIETTEHEPPE GEB.SOLDAN.op. cit, Il, p. 184. nista fue expulsado por el luterano Luis VI y solo pudo volver a Heidelberg a su muerte, donde
5 HENRYBOGUET,Discours execrable des sorciers avec six advis en Jaict de sorcellerie et une permaneció como profesor.
instruction pour unjuge en semblable matiere. H. Boguet, grand juge en la terre de Saínt-Oyan- 10 HANS-JCRGNESNER. "Hexenbulle" (1484) und "Hexenhammer" (1487), en "Teufelsglaube und
de-Joux, dicte de Saínt-Claude au Comté de Bourgogne, Se conde Edition, París, 1603. Hexenprozesse" (hrg. GEORGSCHWAlGER), Hamburg, 2007, p. 102.
6 En rigor, este argumento proviene del Malleus maleficarum. cfr. Infra, 21.
11 Cfr. Infra, 10.
7 Cfr. KARI.-JORGENMIESEN,Friedrich Spee, Pater. Dicbier, Hexen-Anwalt, Droste Verlag, Düssel-
12 Cfr. Infra, 14.
dorf, 1987. pp. 136-137. Sobre LAYMANN, JOHANNDIEFENBACH. op. cii., pp. 277-278.
13 Los primeros libros de su obra fueron hallados en la biblioteca de la universidad de Kóln por el
8 DUHR, Die Stellung der Jesuiten in den deutschen Hexenprozessen, KCLN, 1900.
Cfr. BERNAHRD investigados norteamericano George Burr en 1886 (cfr. KARI.-JÜRGENMIESEN,op. cit, pp. 145-146).
9 Entre los principales protestantes que escribieron contra estos procesos se cuentan: JOHANN El titulo original de la obra. escrita hacia 1591, era De Vera et ficta magia. cambiado en el ~exto
MATIHAusMEYFART(1590-1642), contemporáneo de SPEE, que fue profesor en Gotha y luego en disponible por De vera etfalsa magia. En la Universidad y en la Bibliotec<l; Estatal de Coloma se
Jena, cuyo escrito se llama Christliche Erinnerung. ANroN PREroRIUS (1560-1613) fue un teólogo conservan pliegos impresos incautados al impresor. pero no el manuscnto enVl,:-do a _Coloma.
calvinista que, con el pseudónímo de Johannes Scultetus publicó en 1598 Von Zauberey und El manuscrito de Tréveris contiene el texto de los dos primeros libros, pero segun el índíce se
Zauberem Grúndlicher Bericht, la segunda edición con su nombre verdadero apareció en 1602 han separado otros dos libros (cfr. ANnREASHEINZ.pp. 16 Y ss. en AA.W .. Friedrich Spee Dichter.
yen 1603 una tercera. HERRMANN WILKEN(1522-1603), humanista y escritor, profesor de griego y Seelsorger. Bekámpfer des Hexenwahns. Zum 350. Todestag, Tríer, 1985, p. 55). Sobre esto tam-
de matemáticas, en 1585, con el pseudónímo de Augustin Lercheimer van Steinfeuier, publicó bién WALTERRur=, Friedrich van Spee. Dichier und KiimpJer gegen den Hexenwahn, Maínz, 1986.
 16 FRIEDRICHSPEE
los efectos monstruosos de la tortura, la indefensión de las mujeres y, en espe-
- los señores o príncipes locales. Este crimen se cometía por aplicación de la ley
cial, la totalidad de sus responsables, incluyendo a los príncipes y a lo que hoy
llamaríamos opinión pública.
Todo esto hace de este libro un texto único en su tiempo y claramente pio-
nero en la crítica criminológica, cuya originalidad y trascendencia la iremos
perfilando mejor a medida que nos adentremos en la original personalidad
de su autor, en las peripecias de su vida, en los conflictos que afrontó, en
las vicisitudes de su publicación, en las características de su época y en la
realidad social y cultural en que había crecido y en que le tocó actuar.
2. ¿Contra quiénes fue escrita? En el penalismo -y en la opinión pública
en general- suele primar la idea de que solo los tribunales eclesiásticos lle-
varon a cabo la caza de brujas europea, al mismo tiempo que se confunde
esta con las diferentes inquisiciones. En el plano fáctico, también se cree que
la gran mayoría de las mujeres ejecutadas lo fueron en la edad media. Ade-
más, se confunde inquisición y tortura con todo lo anterior, como si el proceso
ínqutsitorío hubiese sido inventado en el medioevo y solo con esta finalidad.
En modo alguno se puede ignorar el triste papel de la inquisición medieval
~n la persecución de las brujas y el crimen cometido por ella contra mujeres
mocentes, que algunos pretenden minimizarlo hasta la disculpa, pero es in-
eludible situar aquí históricamente su verdadera incidencia y dístínguírla
institucionalmente de otras inquisiciones, obviamente no porque alguna de
ellas haya sido buena, sino porque de lo contrarío no será posible comprender
contra quiénes se dirigió esta obra.
En efecto: Spee escribe en 1631 y 10 hace contra el sistema penal de los
tribunales y policías de los estados de la Alemania de su tiempo, y no ya
contra los tribunales eclesiásticos, porque estos en esa época respondían a la
llamada inquisición romana, que estaba limitada a Italia y se ocupaba central-
mente de otros menestreres y víctimas, en función también de otros conflictos
~ intereses. Obsérvese que cuando Spee invoca una autoridad suprema para
Impetrar un freno a este crimen contra la humanidad, menciona al Empera-
dor, al César, etc., o sea al jefe político formal del fragmentado y debilitado
Sacro Imperio Romano Germánico>.
Por ende, debe quedar claro que las brujas en la Europa central alemana
eran quemadas en ese momento por orden de la autoridad política, por jue-
ces, policías, verdugos, carceleros y demás burocracia, bajo las órdenes de
14 El ~acr? Imperio Romano Germánico fue desapareciendo con la disolución paulatina de
sus msutucrones. por lo que se afirma que sufrió una "muerte natural" (cfr. ULRICHEISENHARDT,
Deutsche Recht~geschichte, München, 2008, p. 276). Su extinción formal se produjo en 1806,
con la declaraclOn de Francisco II de Austria.
CAUTIOCRIMINALIS
(CAUTELACRIMINAL) 17
imperial de Carlos V, que era la Constitutio Criminalis Carolina'",
La posibilidad de torturar ante el déficit de prueba, era regla establecida
en esta ordenanza (arts. 44 y 52). Su arto 58 disponía que la cantidad de
tortura quedaba librada al criterio de un buen juez razonable (eyns guten ver-
nünfftigen Richiersi'", El arto 109 de la Constitutio penaba con la muerte por
fuego la hechicería que había causado un daño y, según las circunstancias,
aún la que no lo había causado": Varios autores hacen notar que Spee jugó
con el nombre latino de la Constitutio Crimínalis, oponiéndole el de Cautío
Cttminalis'",
La imputación que Spee dirige a los eclesiásticos se refiere, por un lado,
a los escritores, o sea, a los teóricos, que legitimaban este crimen con su
discurso y, por otro, a la inobservancia de los deberes de los confesores y a
la violación de su mandato de piedad. Justamente, imputa a sus colegas más
próximos -los confesores-, el vicio de confundir la corte externa (estatal) con
la interna (de conciencia), olvidando que esta última debía ser de su exclusiva
competencia. Los acusa abiertamente de mediar con los jueces y no con Dios.
Más adelante veremos que su distinción entre las cortes trasciende la crítica
coyuntural, abriendo la hendidura entre moral y derecho, que habría de ser
tema central del Iluminismo del siglo siguiente 19.
No es de poca monta esta imputación a los eclesiásticos, pero se refiere a
la perversión de su propia función -como escritores o como confesores-, y no
a la responsabilidad por el juzgamiento y condena a muerte de las mujeres
inocentes, que en su tiempo dependía de los príncipes, de sus asesores y de
sus burocracias policiales, al parecer bastante mafiosas. Cabe hacer notar
aquí, que muchos príncipes eran también dígnataríos de la Iglesia.
15 Peinliche Kaiser Kat/s V. von 1532 (Carolina). Stuttgart.
Gerichtsordnung 1975. SobrelaCaro-
Iína. EBERHARDSCHMIDT.Eiriführungin die Geschichte der deutschen Strajrechtspfiege. Gottmgen.
1951. p. 125; GUSTAVRAoBRUCH.
Gesamtausgabe. Strajrechtsgeschichte. hrsg, vonARTHURKAuFMANN.
Heídelberg, 2001. p. 255.y ss. La Carolina fue derecho común de todo el Sacro Imperio I:asta
su extiNción. En buena medida su aplicación se fue atenuando porque se le reconOCla caracter
"subsidiario" respecto de las legislaciones locales (cfr. Wolfgang Schíld, en Justíz in alter Zeit. Band
VI der Schriftenreihe des MittelaIterlichen Kriminalmuseums Rothenburg ob der Tauber. p. 129).
16 Cfr. GüNTERJEROUSCHEK.Friedrich Spee a/s Justizkritiker. Die Cautio Criminalis im Lichte des
gemeinen Strajrechts der frühen Neuzeii. GUNTHERFRANZ(Hg.). "Fríedrích Spee zum 400. Geburts-
tag. Kollokium der Friedrich-Spee-Gesellschaft Tríer", Paderborn. 1995. pp. 115 Y ss.(130). El
mismo autor hace notar que en el derecho común italiano la VerdachtsstraJe o pena de sospecha
no parece haber sido admisible. según surge de ARETINOy GANDINO(p. 130).
17 Cfr. también. J OACHIM-FRIEDRICH RrITER. Friedrich: van Spee 1591-1635, Ein Edelmann. Mahner
und Dichier, Spee-Verlag Tríer, 1977. pp. 53-54.
18 V. ALEXANDER LoICHINGER.Friedrich van Spee und seine "Cautia criminalis", en "Teufelsglaube
und Hexenprozesse" (hrg. Georg Schwaíger), Hamburg, 2007. p. 134.
19 V. infra. 15.
 18 FRIEDRICHSPEE
Para quienes se hallan familiarizados con la historia de esa época, con
el derecho medieval y moderno y con lo que en general se ha dado en lla-
mar inquisición, las etapas y variables del poder punitivo y de sus actores
y víctimas están claras y las diferencias entre los historiadores -en la parte
que interesa al derecho penal y a su historia- son menores. Pero para los
penalistas en general, se hace menester poner un mínimo de orden acerca
de los hechos históricos, aunque más no sea mediante una brevísima indica-
ción diferencial, puesto que la manualistica penal comente no remonta sus
referencias históricas más allá de unos dos siglos, dejando todo lo anterior
en una nebulosa.
En cuanto a la persecución del delito de brujería en particular, no debe
olvidarse que esta también se llevó a cabo con singular celo en los territorios
de los reformados, cuyos teóricos alimentaban los mismos prejuícíos'". Lutero
había afirmado que las brujas deben ser quemadas, aun cuando no hayan
causado ningún daño, por haber pactado con el diablo, en tanto que Calvino
sostenía que la quema de brujas estaba ordenada por la Bíblía-'. El terrorífico
jurista Benedict Carpzov (1595-1666). que era luterano y contemporáneo de
Spee, afirmaba que si la Biblia no quería a las brujas vivas, los tribunales
alemanes tampocow,
A efectos de esclarecer mínímamente esta confusión, es necesario dete-
nerse en dos aspectos: (a) en primer lugar acerca de la cuestión fáctica del
crimen mismo de la quema de brujas y, en segundo lugar, (b) acerca de la
cuestión institucional de la nebulosa que suele englobarse en la expresión
inquisición.
(a) En cuanto al aspecto fáctico, debe quedar claro que la quema de bru-
jas no fue ningún fenómeno exclusivo de la edad media, sino que se extendió
hasta entrado el siglo XVIII, puesto que las últimas ejecuciones de brujas en
Europa tuvieron lugar casi contemporáneamente con la Revolución Francesa.
La hoguera se suprimió en Alemania en 1775, en Suiza la última ejecución
fue en 1782 y en Polonia en 179323•
20 En definitiva se trata de un capítulo más de la intolerancia, que ha sido una constante
en la tradición europea (v. Italo Mereu, Storia dell'intolleranza in Europa Sospettare e punire
Milano, 1979). " UNAM, México, 1997, p. 142.
21 Cfr. WALTERRus=, Friedrich von Spee. Dichter und Kiunpfer gegen den Hexenwahn, Maínz,
1986; le atribuyen a Carpzov, directa o indirectamente, la responsabilidad de 20.000 muertes
(cfr. ROSSEi:LHOPE ROBBINS,Enciclopedia de la brujeria y demonología, Madrid, 1988, p. 173).
Lutero creia firmemente en el poder de los maleficios, cfr. JULIO CAROBAROJA,Las brujas y su
mundo, Alianza, Madrid, 1993, p. 145.
22 Cfr. ROLANDMODRAS,A Jesuii in the Crucible. Friedrich Spee and the Witchcraft Hyteria in
Seventeenth-CenturyGerman, en "Studíes in the Spirituality of Jesuits", vol. 35/4, setiembre
de 2003, p. 11.
23 Cfr. WALTERRur=, op. cit., p. 56.
CAlmo CRIMINALIS(CAlJrELACRIMINAL) 19
La mayoría de las brujas fueron ejecutadas en Alemanía'", aunque algu-
nos elevan ese porcentaje hasta el 90% sumando Alemania, Suiza, Austria
y Lombardía, porque allí católicos y protestantes estuvieron de acuerdo
en perseguir brujas, algo menos en Francia, excepcionalmente menos y
por poco tiempo en Inglaterra y Suecia. Su punto más alto fue en torno de
1630, es decir, al tiempo de la publicación de la Cautio y en la Alemania
católíca'". En Maguncia, entre 1626 y 1629 se registraron 442 condenas
a muerte; en Miltenberg, una pequeña ciudad de 3.000 habitantes en la
diócesis de Maguncia, solo en 1629 hubo 334 ejecucíones'".
En síntesis, la verdad histórica es que desde fines del siglo XV fueron
los tribunales laicos los que comenzaron a quemar brujas, y en el siglo XVI
la mayoría de las ejecuciones fueron decididas por jueces ordínaríos'". Entre
1550 y 1650 se ejecutaron por los tribunales laicos muchas más mujeres que
en la edad media. En toda Europa el porcentaje de mujeres en ejecuciones
por brujería oscila entre el 75 y el 90%. También está claro que fue usada
como instrumento político contra algunos personajes ímportantes'",
El número total de víctimas es dificil de precisar, porque algunos lo
minimizan a cien mil y otros lo extienden a seiscientos mil y hasta un mi-
llón o más. De cualquier forma, como en todo crimen masivo de estado, si
bien no es un dato menor, no puede reducirse su gravedad a una cuestión
numérica o de contabilidad cadavérica, cuando queda clara la masividad
y, por ende, se descarta toda hipótesis de hecho aislado, extraordinario o
accidental.
(b) En cuanto a lo institucional, se hace necesario distinguir con algún
mínimo detalle, entre: 1) el proceso inquisitorial que provenía de los romanos
(el Digesto de Justiníano); 2) la inquisición papal medieval, primero contra
herejes (cátaros, valdenses, humillados y otros) y luego contra las brujas;
3) la inquisición española (que dependía de los reyes y se dirigía contra los
judíos y conversos); 4) la inquisición romana, vigente en Italia en tiempos
de contrareforma y 5) la inquisición que podemos llamar laica o estatal, en
24 Cfr. ELlANATHAN
BRAVO,Territorios del mal, Un estudio sobre la persecución europea de brujas,
25 Cfr. KLAus SCHATZ,Friedrich Spees Kampf gegen den Hexenwahn, en Michael Sievernich,
F. v. Spee, Priester; Poei, Prophet. Frankfurt, 1986, p. 35; sobre la quema de brujas en Alemania
en tiempos de Spee, Elena Brambilla, La giustizia intollerante. Inquisizione e tríbunali confes-
sionali in Europa (secoli N-XVIII), Roma, 2006, p. 141; BRlANP. LEVACK,La caccia alle streghe in
Europa, Laterza, 2004, p. 198.
26 Cfr. GIORDANO
BERTI, Storia della stregoneria, Milano, 2010, p. 166.
27Cfr. ELlANATHAN
BRAVO,op. cit. p. 159; CRISTOPHDAXELMOLLER,
Storia sociale di un 'Idea, Milano,
1997, p. 194.
28 Cfr. ROLANDMODRAS,op. cii, pp. 7-8.
 20 FRlEDRlCHSPEE CAVTIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 21

manos de los príncipes, como sucedía en Francia y Alemania. Contra esta como derecho común35. Este paso del derecho de la edad romano-germamca
última versión germana escribe Spee=. a la del renacimiento jurídico o recepctoré", respondió también a un cambio
económico, que provocó un nuevo interés predominante en lo jurídico: el
3. El procedimiento inquisitorial romano y la recepción. El procedi- problema ya no era la reconquista de la tierra, sino el tráfico comercial a
miento inquisitorial -incluyendo la tortura- provenia del derecho romanos". mediano y largo plazo'".
En la recopilación de leyes romanas, opiniones, dictámenes y consejos que,
Este momento coincidió con el pleno resurgimiento del poder punitivo en
muy asístemátícamente, se llevó a cabo en el siglo V1 por orden de Justi-
Europa." y con el comienzo de la ciencia juridica'", entendida como saber de
niano (emperador de Bizancio entre 525 y 565) Y conocida como el Digesto losjuristas o jurisprudencia técnica.
(que significa resumen o compendio), se incorporaron en sus libros 47" Y 48°
-conocidos como los libris terribilisér-, las leyes penales romanas provenientes El nuevo saber jurídico se expandió a partir de las universidades del
del imperio, incluyendo el periodo más autoritario de este, en que los césares norte ítalíano?", en especial la de Bolonía:", con la escuela de los glosadores,
solían ser jefes militares que se daban golpes de estado entre ellos y se procla- fundada por Warner, ítalíanízado como Guarnerius y latinizado como Irnerio
maban emperadores=, El interrogatorio por tortura estaba allí expresamente (alrededor de 1120), cuyos trabajos reunió Accursius (1183-1263) en la lla-
regulado=, aunque se sostenía que no era aplicable a los ciudadanos, lo que mada Glossa ordinaria.
no era del todo cierto>.
En tiempos de Irnerio se recopilaron también las disposiciones canóni-
Los residuos de derecho romano entonces conocidos y, sobre todo, sus cas en el célebre Decretum Gratiani, y en la época de Accursius, Gregario IX
principales libros, redescubiertos en el norte de Italia en el siglo XII, van a ser agregó al derecho canónico los cinco libros de las Decretales. El derecho de la
asumidos como derecho del Imperio, de vocación universal, y, seguidamente, Iglesia se independizó de este modo de la teología y pasó también a ser objeto
de los estudios de los juristas.
Estos primeros juristas, ante la caótica legislación europea romano-ger-
mánica y la carencia misma de leyes, iniciaron la creación de una sistemática
29 Sobre estas distinciones, entre muchos, RINO CAMMILERI,La vera storia dell'inquisizione, jurídica -ciencia del derecho-, comenzando por glosar e interlinear el Digesto
Casale Monferrato, 2001, p. 20; también JEAN-PIERREDEDIEu, L'Inquisizione, Torillo, 1990.
y, aunque su labor se centró en el derecho privado, no por eso dejaron de
30 La inquisitio es el interrogatorio. Hoy se entiende por modelo inquisitivo en el derecho
procesal penal el que no distingue claramente las funciones de acusación, defensa y juz-
resucitar el derecho penal romanov.
g~miento. Es bien conocida la tesis de M. Foucault sobre la mudanza del procedimiento para la
busqueda de la verdad, que de la lucha (ordalía o prueba de Dios del combate o duelo) pasó en
esos siglos a la investigación por interrogación (M. FOUCAULT,La verdad y lasformasjurídicas).
El duelo persistió durante mucho tiempo, pese a que los juristas cultos ya habían trabajado 35 ANróNlO MANuELHESPANHA.Culturajuridica europea, Síntesis de un milenio, Madrid, 2002,
sobre el proceso romano imperial (cfr. GIORGIAALESSI, n processo penale. Profilo storico, Laterza, p. 85; sobre esto también, DARlo IPPOLITO,La rinascita della scienza giuridi.ca e la genesi del diJitto
2005, pp. 23-24). comune, en "Il Medievo" a cura di Umberto Eco, Milano, 2011, pp. 192 Y ss.
31 C.fr. El Digesto del Emperador Justíniano en castellano y latín traducido y publicado en el siglo 36 Cabe hacer notar que en Alemania, en el siglo XIX, los llamados germanistas y en especial
antenor por Don Bartolomé Rodríguez de Fonseca del Colegio de Abogados de esta Corte,
Agustín Georg Beseler (1809-1888), al revalorar el derecho germánico, consideraron a la recepción como
Madrid, 1874, T. III. Sobre el derecho penal romano, ver las obras clásicas de THEODORMOMMsEN, una desgracia para el derecho alemán (sobre esto, ULRlCHEISENHARDT, op. cit, p. 352).
El derecho penal romano, trad. de Pedro Dorado, Madrid, La España Moderna, s.f.; y el extenso 37 Cfr. PAOLOGROSSI,Le situazioni reali nell'esperienzagiuridica medievale, Padova, 1968, 132.
y detallado estudio de CONTARDO FERRlNI,Esposizione storica e dottrínale del diritto penale romano,
en "Enciclopedia del diritto penale italiano. Raccolta di rnonograñe a cura di Enrico Pessína". 38 El derecho de cuño germánico y sus diversas fuentes y leyes, impedían la formación de
vol. I. Milano, 1905, pp. 3 a 427. un cuerpo de doctrina. Sobre las diferentes versiones medievales, ver PAOLOVINOGRADOFF. Diritto
Romano nell'Europa Medioevale, Milano, 1950; JOSE ORLANDIS, Las consecuencias del delito en el
32 Cfr. THEODORMOMMsEN, Compendio del derecho público romano, trad. de Pedro Dorado, derecho de la alta edad media, Madrid, 1947.
Madrid, La España Moderna, s.f., p. 593.
39 Con el uso de esta expresión no abrimos juicio sobre la naturaleza del saber jurídico en general.
33 Entre otros dispositivos, en el n. 1, párrafo del título 18 del libro 48° se dice: A los siervos se
les puede dar tormento cuando el reo es sospechoso, y hay otros Úldi.cios para la prueba, de modo 40Cfr. ROLANDOTAMAYOy SALMoRÁN,La universidad epopeya medieval, México, 1987; JOAQUlM
que solo parezca quefalta la confesión de los siervos (El Digesto, cít., 686). En n. 18: Si muchos VERlSSIMOSERRAO,História das universidades, Porto, 1983.
cometieron un mismo delito, han de ser atormentados empezando por el que es más tímido, o 41 En esa universidad, en el 1200, había cerca de mil jurístas formándose, provenientes de
parece de menos edad (El Digesto, cit., p. 691). todos los paises europeos (cfr. COlNG, Handbuch der Quellen und Literatur der neueren europiiis-
•34 No era verdad que los hombres libres estaban excluidos de la tortura, porque podia impo- chen Privatrechtsgeschichte, T. 1, 1973, p. 81) .
nersela en caso de traición, concepto que se fue extendiendo (cfr. GEORGERILEYSCQTI, Storia della 42 No es verdad la opinión difundida de que eran insensibles al derecho público, cfr. VINCENZO
tortura, Mondadori, 1999, p. 63). PIANOMORTARI,Dogmatica e interpretazione. 1 giuristi medievali, Nápoles, 1976, p. 29.
22 FRIEDRICHSPEE CAlITIOCRIMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 23

Con criterio delimitador discutible, los historiadores distinguen entre los
glosadores y los posqiosadores=, señalando entre estos últimos a Bartolo de
Sassoferrato (1313-1357) y a Baldo de Ubaldis (1327-1400)44, citados con
frecuencia por Spee en este libro. A los posglosadores siguieron los prácticos,
algunos de los cuales son citados también en este libro.
Estos Juristas (ya no se llamaban iwis peritus, como en Roma). con su
redescubrimiento del derecho romano ímperíal'" extendieron por media
Europa un derecho común basado en Justiniano que, como vimos, preveía en
su proceso la tortura' como medio de prueba, extendido en función de la
referida recepción del derecho romano":
Consistía, básicamente, en la nominación de jueces que dependían direc-
tamente del Papa y su competencia jurisdiccional era ratione materiae, es
decir, en el territorio de cualquier estado, desentendiéndose de la ratione loci:
Con esta inquisición, la Iglesia profundizaba la contradicción que arrastraba
desde la romanización, es decir, cuando cerca de un milenio antes pasó de
perseguida a perseguidora, debido a que, en menos de cien años, el cristia-
nismo había pasado de ser víctima a ser reconocido, sufriendo la reacción
pagana de Juliano el Apóstata, hasta que, finalmente, con Teodosio fue con-
vertido en religión de estado y, desde esta posición de poder, emprendió siglos
después la persecución de los herejes".

Queda claro, pues, que en el siglo XIII el proceso inquisitorial-incluyendo
la tortura-, de origen romano, se iba introduciendo en el derecho común en
Europa, con la instrucción ex olficio, que respondía a un ideal de estado
organizado en que ningún delito quedaría ímpune?", siendo teorizado por
los primeros juristas de Bolonia y de las otras universidades del siglo XIII. Los
juristas que cita Spee (Bartolo, Farinacci, Baldo, etc.) comentaban o elabora-
banjustamente este derecho comúrr",
4. La inquisición medieval. La inquisición medieval comenzó como una
campaña fortalecedora de la autoridad central papalt? dirigida, por un lado,
contra la corrupción imperante en la propia Iglesia, pero por otro, contra la
reacción espontánea provocada por esa misma corrupción, es decir, contra
los múltiples movimientos que despreciaban a los corruptos y reivindicaban
el derecho a comunicarse directamente con lo absoluto, prescindiendo de
toda mediación eclesiástica, y que fueron calificados de heréticosi",
Esta inquisición medieval careció de un órgano central. La persecución a
los herejes comenzó con investigaciones de los propios obispos locales (jurts-
dicción eclesiástica ordinaria). que se valían del proceso inquisitorio, pero
luego los Papas consideraron que eran necesarias medidas extraordinarias
y comenzaron a nombrar inquisidoresr", que juzgaban en función de la auto-
ridad papal (jurtsdíccíón eclesiástica extraordinaria) y que, como limitaban
las atribuciones jurisdiccionales de los obispos y de las autoridades laicas,
generaron frecuentes conflictos de competencia o de poder.
Las autoridades laicas locales debían ejecutar las sentencias de esos
jueces eclesiásticos extraordinarios o inquisidores, que se limitaban a decidir
la excomunión, lo que implicaba dejar a los condenados librados al brazo
secular, que se encargaba de matarlos, pues la jurisdicción eclesiástica tenía
prohibido emitir condenas que implicasen verter sangre o quemar=. Esta
singular y contradictoria delicadeza -por no decir hipocresía- no debe con-
fundirse con lo que sucedía en tiempos de Spee, en que los mismos jueces y
tribunales laicos eran los que condenaban y ejecutaban.

43 Eb. SCHMIDT,op. cit., p. 102, ubica a los primeros entre 1100 y 1250 Y a los segundos entre
1250 y 1450. A los posglosadores siguieron los prácticos, aunque el momento en que se produce
esta distinción también es poco neto.
44 Cfr. UWEWESEL, Geschichte des Rechts in Europa, München, 20 !O, p. 234. ella, cfr. MICHAELFRASSETTO.Los herejes. De Bogomito y los cátaros a Wydify y Hus, Barcelona,
45 Cfr. ULRICHEISENHARDT,
Deutsche Rechtsgeschichte, cit., p. 83. 2008; GRADOGIOVANNI MERLo, Eretici ed eresie medieval~ Bologna, 1989; MICHELTHÉRON,Piccola
encidopedia deUe eresie cristiane, Genova, 2006. Es curioso recordar que el hereje en alemán
46 Cfr., entre muchos, también GUILLERMO F. MARGADANT,
Panorama de la historia universal del es Ketzer, que deriva de cátaro, Katharern, Cfr. WALTRAUT JILG, "Hexe" und "Hexe:,ei" ats kultur-
derecho, México, 1984, pp. 139 Y ss.; ULRICHEINSENHARDT,
op. cit., pp. 76 Y ss. und religionsgeschicht1iches Phéinomen, en "Teufelsglaube und Hexenprozesse (hrg. GEORG
47 Se atribuye al Tractatus de malejiciis de Alberto Gandino la teorización legitimante del ínquí- SCHWAlGER), Hamburg, 2007, p. 52.
sítorío. Cfr. H. KANrOROWICZ, Albertus Gandinus und das Strafrecht der Scholastik, Berlin, 1926; 51 Cfr. GIOVANNI
FILORAMO,
La croce e it potere, I cristiani da martiri a persecutori; Laterza, 2011.
MAsSIMOVALLERANI, La giustiziapubbtica medievale, Bologna, 2005, pp. 52 Y ss.
52 El primero fue nombrado en 1227 por Gregorio IX para el norte de Alemania: Conrad von
48 Valga por todo el comentario de ANTONlOMATTHEI:De criminibus ad lib. XLVII et XLVIII Dig. Marburg (cfr. J. H. ARNOLD,en Díztonarto Storico deU'Inquisizione, diretto da Adnan~ Prospen
Commentarius Antonii 2' ed., Amsterdam,
Mcuthiaei; 1661. De confessione extorta, pp. 704 Y ss.; con la collaborazione di VINCENZOLAVENlA e JOHN TEOESCHl,Scuola Normale Superiore, PIsa, 2010,
son de suma importancia las investigaciones de PIERO FIORELLI,La tortura giudiziaria nel diritto
vol. II, p. 8ll). Los documentos y disposiciones acerca de la formación de la inquisición y en
comune, Milano, 1954; ISABELLA ROSONl, Quae singula non prosunt coUecta iuvant. La teoria deUa especial contra brujas, fueron recopilados por JOSEPH HANSEN,QueUen und Untersuchungen zur
prova indizziaria neU'eta medievale e moderna, Milano, 1995.
Geschichte des Hexenwahns und Hexenverfolgung im Mittelalter, 190 I ',
49 Esta autoridad se había formado lentamente, desde la independencia del emperador con el
53 El Concilio Lateranense IV de 1215 había prohibido al clero la emisión de sentencias que
feudalismo (cfr. J. F. LEMARIGNlER,Autoritapubbtica e Chiesa nell'eta feudale. Roma, 1989).
implicasen verter sangre o quemar con fuego. El propio Inocencio III decía que la Iglesia no po~a
50 "Herejía", proviene del griego hairesis, significaba solo una doctrina diferente de la oficial quemar, pero al mismo tiempo afirmaba que esa era la pena acorde con el crimen de herejía
de la Iglesia. Las hubo combatidas por la inquisición medieval y también antes y después de (cfr. R1CCARDO CAUMANI,L'inquisizione a Venezia, Mondadorí, 2003, p. 7).
24 FRlEDRlCHSPEE CAlmo CRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 25

La jurisdicción eclesiástica extraordinaria de los inquisidores medievales La inclusión de algunos franciscanos resulta llamativa, dado que los
se separó nítidamente de la ordinaria (de los obispos) en 1209, con motivo de caminos de Santo Domingo de Guzmán y de San Francisco parecían ser muy
la cruzada contra los cátaros o clbiqensesr", Tuvo decisiva importancia para diferentes. La aparente contradicción se explica porque San Francisco murió
eso el especial empeño antiherético de Inocencia III (1198-1216). de quien en 1226 y tres años después de su muerte, en 1229, Gregario IX emitió una
emanaron varias cartas, dando fuerza a la Ad abolendam (de Lucio III en bula por la que declaraba nulo el testamento del Santo y suprimía la regla
1184). que disponía la confiscación de los bienes de los herejes condenados. de pobreza y otras parecidas de su fundador"; no sin resistencia de algunos
franciscanos (los espirituales), que fueron prisioneros y luego enviados a
Las medidas centralizadoras papales fueron dando forma a una suerte
Armenia6I, en tanto que otros, llamados de diferente forma (fraticelH, beghini,
de totalitarismo, aunque en verdad no se cumplían estrictamente. El concilio
fratres de paupera vitae, etc.) fueron perseguidos como herejes por conservar
lateranense de 1215 fue un momento clave de este proceso de totalítaríza-
ción, porque dispuso medidas drásticas: los judíos debían vestirse de modo y pretender respetar la regla y el testamento de San Francísco'P.
diferente a los cristianos, los conversos debían abstenerse de cualquier rito Los dominicos, con cuyo nombre se jugaba llamándolos canes Domini
anterior, los herejes eran severamente condenados, cualquier omisión en (perros del Señor)63 y de cuya fidelidad con los principios del fundador tam-
el celo persecutorio o de vigilancia era sancionada, los funcionarios debían bién se duda'", pronto se convirtieron en los más grandes teóricos de la
prestar juramento de ortodoxia, etc.55 inquisición contra las brujas, dando altísimo vuelo a la demonología, como
Para combatir a los herético s (además de los cátaros-" a los uaidenses/' y veremos más adelante'". Fueron principalmente los dominicos quienes, con
a los humillados58). se fueron multiplicando las medidas con las disposiciones el paso de los años, crearon una importante burocracia inquisitorial y, sin
de los Papas Honorio III, Gregario IX e Inocencia JV59. Estos últimos pusie- dejar de lado a los herejes, reorientaron la inquisición medieval hacia la
ron esta jurisdicción eclesiástica extraordinaria en manos de los dominicos y persecución de la brujetia.
en menor medida de los franciscanos. No fueron pocos los actos de corrupción investigados contra inquisidores
en los siglos XIII Y XIV en Italia. La confiscación de bienes despertaba la
codicia. La práctica de incoar procesos incluso contra los muertos, no se
54 Aunque se discute, la herejía cátara parece provenir de Bulgaría y se extendió en el siglo XII limitaba a sacarlos de la tumba y mutilar los cadáveres o quemarlos, sino
por el Languedoc, Flandes, algo en España y el centro y norte de Italia. El nombre alternativo
de albigenses proviene de la ciudad de Albi. Sostenían una visión dualista evolutiva. cercana al
que importaba también la confiscación de sus herencias.
maniqueísmo. Las campañas para su exterminio fueron consideradas cruzadas (cfr. Andrea Del
Col. L'Inquisizione in Italia dal XII al XXI secolo, Mondadorí, 2006, pp. 52 Y ss.).
Esta inquisición tampoco estuvo exenta de un uso político puntual, que
en algunos casos fue muy transparente, como a comienzos del siglo XIV, con
55 Cfr. R. I. MooRE, La formacioti de una sociedad represora. Poder y disidencia en la Europa
occidental. 950-1250, Barcelona, 1989, p. 15. el famoso aniquilamiento de la orden de los Templarios y la ejecución de sus
.56 V. ELENABONOLDIGATIERMAYER, n processo agli ultimi catarí. Inquisitori. conJession~ siorie, dirigentes, después de oblígarlos a admitir aberraciones mediante torturas.
Milano, 2010; JESUS MESTRE,Cathari. Problema religioso, pretexto político, Barcelona, 1995; HOFF- Este episodio, si bien fue conducido por Felipe el hermoso, rey de Francia que
MANNICKERSON, La Inquisición, Buenos Aires, 1946, pp. 211 Y ss.; HOFFMAN NICKERSON,La inquisición
y el genocidio del pueblo cátaro, Barcelona, 2005; GIUSEPPELA-FARlNA,Gli albigesi. Storia delle
Crocmre Ccroüche contro gli eretici della Linguadoca, Genova, 1875; MARKGREGORYPEGG, The
corruption oJ anqels, The Great Inquisition oJ 1245-1246, Pinceton University Press, 200 l.
60 Fue la bula Quo elongati. El general de los franciscanos, Bagnoregío (1257-1274), sepultó
57 Los valdenses seguían en principio a su fundador, el lionés Valdesio o Valdo. sin ser un definitivamente la orígínaría regla de pobreza franciscana (cfr. ANoREADEL COL, op. cit., p. 72).
movimiento disidente, sino de predicadores. Más tarde se dividieron en hermanos ultramontanos
fieles a las enseñ~as orígínarías de Valdesio, y hermanos itálicos, que se consideraban deseen- 61 Cfr. LAURENT
ALSARET,L'Inquisizione, Baluardo dellaJede?, Gallimard, Trieste, 1999, p. 40.
dientes de los apostoles o apóstoles ellos mismos (cfr. ANoREADEL COL, op. cii; p. 59). • 62 Cfr. MARtALuz Ríos RODRlGUEZ,Franciscanismo y movimientos heréticos, en ·Cristianismo
58 Los humillados no parecen haberse apartado mucho de la ortodoxia, salvo por predicar sin marginado", .Jose ÁNGELGARCÍADE CORTÁZAR (Ed.), Palencia, 1999, pp. 71 Y ss.
ser sacerdotes, aunq~e tuvieron contacto con los valdenses en algunos lugares. Su origen no 63 V. ATTILIOAGNOLETIO,en la introducción a Abbiatti-Agnoletto-Lazzati, La streqotieria. Diavoli.
es conocido y su accion fue en el norte de Italia. Inocencio III los volvió a la Iglesia reconocíén-
streghe, inquisitori dal Trecento al Settecento, Mondadorí, 2003. p. 6; JAMES PRESrONJR. titula
dolos como una orden (cfr. Andrea Del Col, op. cit p. 62; J. H. ARNOLD,op. et loco cit.). Sobre el
su libro en torno de la inquisición española, precisamente Os caes do Senhor (Río de .Janeíro,
origen. la orden y su disolución en el siglo XVI, después de un atentado al cardenal Borromeo:
REMOMAsCIOCCHI,n castello di Lurago Marínone, 2012. 2008).
64 En su origen tenían regla de pobreza. según su fundador. A diferencia de los franciscanos, se
59 Una completísima bibliografía acerca de la persecución de herejes hasta 1966, en HERBERT
dedicaron al estudio de la teología, convirtiéndose en demonólogos. Santo Domingo de Guzmán
GRUNDMANN. Bibliographie zurKetzergeschichte des Mittelalters (1900-1966), Edizioni di Storia e
murió en 1221 y se pone en duda que sus seguidores hayan seguido fielmente sus principios.
Letteratura, Roma, 1967. Sobre la campaña iniciada por Inociencia IV, GRADOGIOVANNI MERLO
Inquisitori e Inquisizione del Medioevo, Bolonía, 2008. p. 59. ' 65 V. ínfra, 19.
 26 FRlEDRlCHSPEE
CAUTlOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 27

parece que no era hermoso, tuvo corno claro objetivo apoderarse de los bienes
intrigante inquisidor llamado Heinrich Institoris o Heínrích ~funer~3, ~ue
de la orden más rica de su tiempo, contó con la coautoria de Clemente ys6.
había hecho ejecutar a unas doscientas mujeres?", Esta bula rntensifico la
La práctica judicial de la inquisición medieval tuvo sus modalidades persecución de brujas en 18.Europa central alemana, con el ~gume.nto .de su
particulares, impuestas por su objetivo central, es decir, la persecución de frecuencia alarmante en esas regiones, donde justamente Kramer eJercla sus
herejes primero y de brujas después, lo que dio lugar a la aparición de algu- funciones 75.
nos manuales en el siglo XIV, entre los que se recuerdan dos con mayor
frecuencia, que son los escritos por Gui y Ayrnerích respectivamente. Inmediatamente después de la bula, Kramer se dedicó a redactar un
manual especializado en brujas -que completó en 1486- y que es ~un-
Bernard Gui (1261-1332) fue un dominico francés, autor de varias obras, dialmente conocido corno el Malleus maleficarum (Mamila de las bnyasJ,
que ejerció corno inquisidor en Toulouse entre 1308 y 1323, años en los que legitimado por un dictamen, al parecer falso", emitido presuntamente por la
parece haber escrito su obra, donde se ocupaba de las formas particula- Universidad de Colonia.
res de interrogación, según las personas contra las que se dirigía, o sea, si
eran cátaros, valdenses, falsos apóstoles, beghini., judíos, magos, adivinos y El Malle~ es fundamental para entender el libro de Spee, porque, con
evocadores de demonios. Recogía en general la práctica de las herejías que razón, se ha dicho que es el monstruoso antónimo de la Cauüo, que bien
combatía en su regtorr", puede considerarse corno un Anii-Kriutier'",

Nicolau Aymerích (1320-1399)68, originario de Girona, tuvo dificultades
con el rey de Aragón por querer condenar a los seguidores de Rairnundo
69
Lull0 , marchándose al exilio en Roma, donde escribió su obra. Volvióa Ara-
gón a la muerte del rey, pero por dificultades con el nuevo monarca regresó al
exilio, para volver a pasar sus últimos años en Aragón, donde murió.
El Manual de Ayrnerich es más universal que el de Guí?" y en los siglos
posteriores a la muerte de su autor alcanzó general difusión, pues fue amplia-
mente usado por la inquisición española, en tanto que la inquisición romana
lo adoptó en la versión actualizada por el canonista Francisco Peña.
E19 de diciembre de 1484, el Papa Inocencio VIII -de dudosa memoríat'-,
emitió la bula Summis desederantes affectibust>, al parecer instigado por un
66 Cfr. ANDREA DEL COL, op. cii., pp. 163-169. En torno de este hecho hay una amplísima
ratura. Ver la bibliografía indicada por E. BRAMBILLA, en Dizionario Storico dell'Inquisizione, cít.,
vol. IIl, p. 1569; H. T. F. RHODES,La messa nera. Milano, 1960, p. 20; PIERREDOMINIQUE,
sición, Barcelona, 1969. pp. 99 Y ss.; NORMANCOHN,Los derrwniosfamiliares de Europa. Madrid,
Heinrich Institoris o Kramer (1430-1505), era un dominico alsaciano
originario de Schlettstadt, que se ganó la confianza de S~o ~' quien en
1479 le encargó la conducción de todos los procesos de brujería de Ale~a-
nia y también algunas gestiones diplomáticas y financieras. ~~ 1482 ~ixto
N emitió una orden de detención contra Krámer por retención de. d:nero
de índulgencías?", es decir, por lo que hoy seria una Untreue [adminístra-
ción fraudulenta). En tiempos en que escribió el libro estaba apartado ?e
su tarea de inquisidor por las protestas de los obispos locales en razon
de sus excesos.
73 Institor significa tendero, vendedor ambulante, viajante (cfr. Dicciona.n.0ilustrado latino-espa-
ñol, Spes, Barcelona, 1960, p. 253), que se traduce c?mo Krdmeren aleman. Acerca del Malleus,
tambiénJuuo CAROBAROJA,Las brujas y su mundo, cít., p. 127.
lite- Die Hexen. Eine kulturgeschichtliche Analyse, MARIxVERLAG,
74 Cfr. MARco FRENSCHKOWSKl, 2012,
p.129.
La Inqui-
75 Cfr. WALTERNigg, Fliedrich van Spee. Ein Jesuit kámpf ge,.genden Hexen:;vahn, Padernborn,

1980, pp. 109 Y ss. Hay múltiples publicaciones y leyendas al respecto, v. por ej., BARBARA FRALE, 1991, pp. 46-54; HANS-JORGNESNER, "Hexenbulle" (l484) und Hexenhammer (l487), en "Teufel-
Os templários e o Pergaminho de Chinon encontrado nos arquivos secretos do Vaticano, Sáo Paulo, sglaube und Hexenprozesse" (hrg. GEORGSCHWAlGER). cít., p. 92. . .
2007: según este libro Clemente V perdonó secretamente a los templarios.
76 Sobre su posible falsedad, JOSEPH HANSEN.Zauberwahn. Inquisition un~ Hexenprozess un MI~'
67 BERNARDGUI, Manuale dell'inquisitore, cornmento di FRANCOCARDINI,Milano, 1998. telalter. reímpresíón de la edición de 1900 (1998). p. 462; del mismo, Der Malleus"malejicaru~,
Seine Druckausqabeti und die gefdlschte Kólner Approbation vom Jahre 1487, en. Westdeutsc e
68 También se lo escribe EymericlL Sobre este personaje, COLEITEARNOULD,La stregoneria. Storia
de unafolliapro.fundamente umana. Barí, 2009, p. 186. Z. f. Geschichte u. Kunst", cit. en p. 12); GERHARDSCHORMANN, Hexenproze~~e In Deutschland,
Góttíngen. 1981, p. 31. Malleus es un título no raro en libros contra las herejías, por ejemplo, el
69 Sobre RAiMUNDoLULLO,el estudio preliminar de Luca Obertello a la traducción italiana de:fl libro de JOHANNESVONFRANKFURT, Malleus iudeorum. 1420 c. (cfr. MARco FRENSCHKOWSKl,.Dte Hexen;
libro di Natale - fl lamento dellajilosojia. Fírenze, 1991. Eine kulturgeschichtliche Analyse, MARIxVERLAG, 2012, p. 130; HANS-JORGNESNER,op. CIt., en "Teu-
felsglaube und Hexenprozesse" (hrg. GEORGSCHWAlGER), p. 89).
70 Sobre estos manuales, también JULIO CAROBAROJA,Las brujas y su mundo, Alianza, Madrid,
1995, p. 124.
77 Cfr. GONTERJEROUSCHEK, FTiedrich Spee als Justizkritiker. Die C:au~o Criminalis im Lichte des
gemeinen Strafrechts der.frühen Neuzeit, en: GUNTHER FRANZ(Hg.), FTiednch Speezum 400. Geburts-
71V. HENRlEITEHEPPE GEB. SOLDAN.Geschichte der Hexenprozesse, Neu bearbeitet und herausge-
tag Kollokium der FTiedrich-Spee-Gesellschajt Trier, Paderborn, 1995, p. 115 Y ss., p. 1~5 '. Sobre
geben vonMaxBauer, München, 1911, T. I, pp. 245 Y ss.; también la novela histórica de GERARDO
UVEAGA,El sueño de Inocencio, México, 2006. el Martillo, también COLEITEARNOULD,La streqoneria; cit., p. 191; E~. NATHAN BRAVO,Temtonos del
mal. Un estudio sobre la persecución europea de brujas, UNAM, México, 1997, pp. 79 Y ss.
72 Der Hexenwahn in Deutschland, Maínz,
Cfr. JOHANNDIEFENBACH, 1886, p. 222.
78 HANS-JORGNESNER,en "Teufelsglaube und Hexenprozesse" (hrg. GEORGSCHWAlGER).
cít., p. 90.
 28 FRlEDRlCHSPEE CAUTIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 29

Es curioso que hasta hoy se mencione al Malleus como producto de dos
autores, Jacob Sprenger y Heinrich Krámer, porque en verdad, todo indica
que el primero contribuyó muy poco a su redacción.
En ~fect~, Sprenger (l~36-1495) era un importante teólogo dominico
de .la ,":ruverslda~ de Colorua, que desde 1480 era inquisidor en Maguncia,
Trev~ns y Colorua. Al parecer, prestó su nombre para prestigiar lo que se
consídera la obra maestra de lnstitoris'". La autoría casi exclusiva de Krárner
se refuerza, c~n.siderando que Sprenger tenía a su cargo importantes tareas
entre l~s dornínícos, de los cuales era províncíal y, parece evidente que esas
OcuP~cIOnes le llevaban mucho tiempo y hacían poco verosimil que hubiese
traba!a~o en la obra junto a Krámers", pero para este último el prestigio
acadérníco de Sprenger era altamente conveníente=. Se afirma que el li-
bro ~p::rrecióen 1486 con el nombre de Sprenger y solo a partir de 1490 se lo
publicó con los dos nombres=.
I?espués de ~a n:uerte de Inocencia VIII, Sprenger fue marginado, por
c?~sIderarl~ un íntrígante=, aunque un siglo más tarde se le atribuyeron
VISIOnesy CIerta aureola de santidad.
El Ma.lleus f~e ~ best seller de su tiempo, dado que en esos años fue el
seg~do libro mas Impreso, solo aventajado por la Bíblía=. Esta difusión se
debió a que prestamente fue adoptado en toda Europa central, en especial en
la de lengua alemana.
. La manualística de las inquisiciones posteriores se dividió entre las que
mvocaban a Aymerich (española y romana) y las que seguían a Krámer (cen-
troeuropeas, sea católica, protestante o de autoridades laicas).
1;;.;wu-~~~G~N M~EN, Friedrich Spe~, Patet; Dichiet; Hexen'Anwalt, Droste Verlag, Düsseldorf,
' p. . ambíén, KARLKELLER,Friedrich: Spee von Langenjeld. Seelsorger. Dichter. Humanist
B utzon & Bercker, 1968, p. 13. ' ,
La propia inquisición medieval llevada a cabo por tribunales eclesiásticos
decayó rápidamente después de Inocencia VIII, pues fue dejando de centrarse
en las brujas y debilitándose: en el siglo XVI el Papado no habría de preocu-
parse mucho por las brujas, sino por la contrareJorma. Bajo este sello renació
en el siglo siguiente como inquisición romana, con otro carácter y otros
actores, sin apelar al Malleus, sino a la versión de Aymerich, actualizada por
Peña. De toda forma, en tiempos de Spee, el Malleus seguía siendo de uso
corriente en los tribunales laicos alemanes, tanto en los estados católicos
como en los protestantes.
5. La inquisición española. La inquisición española no tuvo nada que
ver con la medíeval'", porque sus orígenes, su manejo y su razón fueron
otros, como también su objetivo: el enemigo era el judío y en especial, el judío
converso, cristiano nuevo o marrano, sospechado de seguir fiel en secreto a
su religión.
La expulsión de los judíos de España en 1492 provenía de un marcado
antisemitismo anterior, jalonado por diversos actos de bandidaje a lo largo
de casi todo el siglo XV86, aunque fue objeto de fuertes intrigas también en
Roma, donde incluso Alejandro VI no dejaba de recibir judíos españoles y
reconciliarlos, para lo cual tenía razones económicas. Su actitud chocaba con
la de Torquemada, con quien entró en conflicto, aunque este siguió siendo
poderoso en España'".
Los judíos representaban a una incipiente burguesía activa y econó-
micamente dínámíca'" y, por ende, su expulsión significó un triunfo de la
nobleza y la reafirmación de su poder, pero tambien el refugio de los judíos
expulsados en Roma constituía una competencia para la propia comunidad
burguesa romana=. Como los conversos se quedaron en España y la nobleza
,

d 80 ~fr. JOSEP~ HANSEN,op. cii, p. 460; JOSEPHHANSEN,Quellen und Untersuchungen zur Geschichte 85 La inquisición medieval se había establecido en España en el reino de Aragón, en 1232,
er exemva ns und der HexelverJolgung im Mittelalter, Bonn, 1901, pp. 360 Y SS.; un impor- dependiendo directamente del Papa y controlada por los dominicos, pero se debilitó, hacia el
t ante sernmano mterdlsciplinario sobre el Malleus tuvo lugar en Bayreuth (v PETERSEGL Der
Hexenhammer, Kóln, 1988). . , siglo XV prácticamente no funcionaba y en Castilla nunca había existido. Esta inquisición
medieval aragonesa se dedicaba a perseguir cátaros, aunque condenó otros hechos, algunos de
81 Sobre esto pueden verse las diferentes presentaciones a traducciones del Malleus: ARMANDo brujería, y su burocracia se fue complicando, lo que dio lugar a la aparición de los manuales que
VERDIG~I?NE,en n martello delle streghe, Marsilio, Venecia, 1977; MIGUELJIMÉNEZMONfE;ERlN,pre- se han mencionado, en especial el de Ayrnerich (cfr. JOSEPH M. WALKER,Historia de la inquisición
sentacíón de El martillo de las brujas, para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa española. Madrid, 2001, 23).
~~~;t~l~ar, Ma?n:l. 1976 y Valladolid, 2004; ROSE MAmE MURARo,Breve IntrodU9éio histórica a 86 Cfr. HENRYKAMEN,La Inquisición española. Madrid, 1973, p. 35 (este autor .publicó una
e o as feiticeiras, Malleus maleficarum, Rio de .Janeíro 1991' ERMANNOGALLO n marchi segunda edición revisada, con el subtítulo Una revisión histórica. Barcelona, 1999); JOSEPH M.
della strega. Malle 1 ,A il '" urcruo
. . Pí us ma eJ,carum, manuale dell'Inquisizione sulla caccia alle streghe e sue apli- WALKER,op. cit, p. 48. Las investigaciones acerca de la inquisición española son muchísimas y
cczioru, iemme, 2005.
muy cuidadosas. Además de la monumental obra en tres volúmenes de H. CH. LEA, Historia de ia
82 Cfr. MIGUELJIMÉNEZMONTESERlN,loco cit. Inquisición española, Madrid, 1983, es importantísima la obra de BENZIONNETANYAHU, The Origins
ojthe Inquisition in the Fijteenth Century Spain, New York, 1995, su comentario en .Joss ANTONIO
83 Cfr. ERMANNO
GALLO,op. cit., p. 39.
ESCUDERO,Estudios sobre la Inquisición, Marcial Pons, 2005. p. 127.
Y :;, Las 1~~~asl ediciones fueron en Estrasburgo, y hasta 1669 hubo 34 ediciones, 15 en el 1400 87 PIERREDOMINIgUE,La Inquisición, Barcelona, 1969, pp. 217 Y ss.
N - ~n e y as restantes en el SIglo XVII. Fue reeditado en Paris Colonia Venecía Frankfurt
n:;:;te~:g~t\(enld~t~e, dERMANNOGALLO,p. 75). Según Hansen fuero~ treinta'las edici~nes lo qu~ 88 Cfr. KAMEN,op. cit, p. 23.
uc o e ec o e su amplísima difusión (Cfr. JOSEPHHANSEN,op. cit., p. 460). ' 89 Cfr. RlCCARDOCALIMANI,
Storia del pregiudizio contro gli ebret, Mondadorí, 2007, p. 90.
30 FRIEDRICHSPEE CAlITIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 31

temía a su poder económico activo. se los tenía por sospechosos. La sospecha
de judaizante o falso converso sobrevolaba sobre todos ellos'"; lo que provocó
una sobreactuación de los verdaderos conversos y entre ellos. nada menos
que los grandes ínquísídores, Tomás de Torquemada y Diego de Deza'".
A pedido de los monarcas españoles y motivada en la lucha contra la
burguesía conversa. la inquisición española se estableció en 1478 mediante
la bula Exigit sinceras devotionis affectus de SUdo IV. Francesco della Róvere
(1414-1484)92. La creación del consejo supremo de la inquisición fue solicitada
al Papa por los Reyes Católicos y fue autorizada por un Breve en 148293. aun-
que se demoró el nombramiento real de los primeros inquisidores. En 1483
se nombró inquisidor general a Tomás de Torquemada'", que era sobrino del
cardenal Juan de Torquernada'".
La particularidad de esta inquisición fue que el nombramiento y la desti-
tución de los inquisidores quedaron en manos de la Corona. de modo que en
realidad fue un instrumento monárquico ajeno por completo al dominio de
Roma'"; con el que varias veces entró en competencia y conflícto'". Con razón
se ha afirmado que la Bula de SUdo IV era. sin ningún género de dudas. una
bula extraordinaria. porque al otorgar a los príncipes el nombramiento de los
ínquísidores, usurpaba claramente la competencia de los obispos a favor de
la monarquía 98.
Al parecer. la demora en el nombramiento de los primeros inquisidores
respondió a que el propio SUdo IV trató de limitar los poderes regios. pero
a su muerte. con Inocencia VIII y por presión de Fernando el Católico. se
terminó nombrando a Torquemada'". Es posible también. como afirman
otros autores. que hayan sido las presiones de quienes se inclinaban por
catequizar a los judíos en lugar de perseguírlos -a lo que no parecía extraña
la reina Isabel-, las que hayan demorado la decisión de poner la inquisición
en marcha 100
Como instrumento político de una potencia colonialista. la inquisición
española se extendió a América con la conquista 101. aunque no se dedicó a
perseguir a los indios. porque no se les podía acusar de herejía. dado que
no estaban crtstíanízadosw" (eran infieles. peron no herejes), salvo a los
que una vez convertidos y bautizados volvían a sus creencias. Pero incluso
a estos era poco conveniente someterlos a la inquisición. pues las penas
severas podían disuadir a los otros indios de la conversión. Lo cierto es que
la persecución de indios tampoco era negocio. porque no había bienes que
confiscarles-?",
Como toda inquisición. este instrumento político se asemejaba más a
una policía que a una función judicial y. como toda corporación policial. ten-
dió a autonomizarse. como lo demuestran algunos episodios de considerable
corrupción. Uno de los más significativos fue el escándalo del inquisidor
Lucero en Córdoba. que determinó la renuncia de Díego de Deza, a causa de
una matanza de judíos llevada a cabo solo para enriquecerse con sus bienes.

99 Cfr. DORls MORENO,op. cii; p. 32.

90 V. HENIT MÉcHOULAN,Gli ebrei e l'inquisizione spagnola, Eroismo e mascheramento all'epoca 100 Cfr. PILARHUERTAS,JESÚS DEMIGUEL,ANTONIO
SÁNCHEZ,La inqusición, Tribunal contra los delitos
del "Siglo de Oro", Genova, 2003. deje, Madrid, 2003, p. 153.
91 Cfr. "KAMEN,
op. cii. p. 43. 101 El primer inquisidor fue el franciscano JUANDE·ZUMÁRRAGA (cfr. RICHARDE. GREENLEAF,Zumá-
rraga y la inquisición mexicana 1536-1546, México. 1988). V. BOLESLAO LEWIN.Singular proceso de
92 Cfr., JOSEPHM. WALKER,op. cit., p. 51; RICARDO JUANCAVALLERO. Justicia inquisitorial, El sistema
Salomón Machorro (Juan de León) isralelita liornés condenado por la inquisición (México, 1650),
dejusticia criminal de la Inquisición española, Buenos Aires, 2003. pp. 31 Y ss.
Buenos Aires. 1977; Inquisición en Veracruz, Catálogo de documentos novohispanos en elAGN.
93 Cfr. WALKER,op. cit p. 54; -Joss ANroNlo ESCUDERO,Estudios ...• op. cit., p. 175. estudio preliminar y notas JUAN MANuELLóPEZ MORA, Universidad Veracruzana, 2009; AAW.
94Sobre este triste personaje hay una bibliografia enorme y de dispar calidad. V .• por ej., ABELARDO LEVAGGI(Coordinador), La Inquisición en Hispanoamérica, UMSA, Bs. As., 1999; MARy
THOMASHOPE, Torquemada, Buenos Aires. 1944; MANuELBARRIOS,Torquemada inquisidor y hereje, E. GILES (ed.), Mujeres en la Inquisición, La persecución del Santo Oficio en España y el Nueuo
Almuzara ed .. 2006; FRANCOINGEGNERI,
Atrocitd e segreti dell'Inquisizione spagnola, Milano, 1966. Mundo, Barcelona. 2000; .Joss TORIBIOMEDINA,Historia del tribunal del Santo oficio de la inquisi-
ción en México. Santiago de Chile, 1905; sobre la inquisición portuguesa en el Brasil colonial.
95 El tio de Torquemada, cardenal e hijo de conversos, fue autor de un tratado donde los LAURADE MELLOE SOUZA. O diabo na terra de Santa Cruz, Sáo Paulo, 2000. Hubo un tratado
defendía ante los tumultos de Toledo a mediados del siglo XV. V. Tratado contra los medianitas escrito en México: FRAYANDRÉSDE OLMOS, Tratado de hechicerias y sortilegios, 1553, edición
e ismaelitas, de Juan de Torquemada (Contra la discriminación conversa), con contríbucíones de de GEORGESBAUDOT,UNAM, México, 1988. Sobre la inquisición en Cartagena, PABLOL. CRESPO
varios autores, Aben Ezra ed., Madrid, 2002. VARGAS,La Inquisición española y las supersticiones en el Caribe hispano a principios del sigloo
96 Cfr. "KAMEN,
p. 48. También TOBYGREEN, Inquisi9ao, O reinado do medo, Rio de Janeiro, 2011, XVII: Un recuento de creencias según las relaciones de je del tribunal de Cariagena de Indias,
pp. 135 Y ss.; MICHAELBEIGENfANORICHARDLEIGH, The Inquisition. Penguin Books, 2000. pp. 62 Y Bloomíngton, 2011.
ss.; JEAN-PIERREDEDIEU,L'Inquisizione, Torino, 1990. p. 97.
Cabe aclarar que si lo indios eran infieles o herejes fue discutido,
102 en base a la leyenda de
97 Sobre la resistencia de Carlos Vy de Felipe II a bulas pontificias, amenazas a los obispos que Tomás de América o Tomás-Quetzalcoatl (sobre esto el pionero de la antropología argentina,
las cumpliesen. y prohibiciones de publicación en España, cfr. RIcCARDOCALIMANl, L'Inquisizione a ADÁNQUIROGA,La Cruz en América, Buenos Aires. 1977. y n. Criminología. Aproximación desde
Venezto, Eretici e processi 1548-1674, Mondadorí, 2003. pp. 40-41. un margen, Bogotá, 1988, p. 63).
98 Cfr. DORls MORENO,La invención de la Inquisición, Marcial Pons, 2004. p. 31. 103 Cjr. MICHAELBEIGENf& RICHARDLEIGH.A Inquisi9ao. Río de Janeiro, 2001, p. 102.
32 FRlEDRlCHSPEE CAUTIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 33

Acerca de la crueldad de este instrumento político es posible que -como
afirman algunos autores- se haya exagerado con la leyenda negra, aunque no
dernasíado '?'. pues la tortura fue empleada con singular empeño':".
La inquisición española no dejó de condenar brujas, cuyo estereotipo
presentaba los caracteres propios de la cultura ibérica 106, pero seria un error
confundir su objetivo principal y atribuirlo a la caza de brutas'?', En el orden
político interno -como acabamos de señalar-, fue una institución usada en
favor de la nobleza y en detrimento de las incipientes semillas de burguesía,
representadas por los judíos y conversos, lo que a la larga provocó a España
la inmovilidad económica que la hizo incapaz de la flexibilidad necesaria pa-
ra adaptarse a las condiciones de la revolución industrial, llevándola en poco
más de tres siglos a la ruina de su imperio.
Es curioso señalar la obstinación con que la monarquía española sostuvo
su inquisición, llegando a límites casi ridículos, pues su supresión fue un
proceso que se inició a comienzos del siglo XIX,pero siguiendo los vaivenes de
liberales y monárquicos absolutos y la pobre disposición del inepto Fernando
VIP08,apenas en 1834 -y después de cuatro intentos anteriores- se llegó a su
abolición definitiva, en la regencia de Maria Crtstína-?",
Cabe aclarar -por último- que no puede hablarse de una inquisición ibé-
rica, porque en Portugal la situación fue bastante diferente a la de España,
dado que no hubo allí inquisición medieval y, si bien sus reyes reclamaron
un controlo hegemonía inquisitorial como en España, no pudieron torcer el
brazo del Papa, que incluso en algún momento retiró la autorización para
su establecimiento. Tampoco pudo la inquisición portuguesa perseguir a los
104 Las opiniones dívergen: una versión excesivamente benigna es la de A. S. TuRBERVlLLE,
L'inquisizione spagnola, Milano, 1965.
105 Cfr. ANALuctx SABADELL,Tortnenta juris premissione. Tortura e Processo Penal na Península
Ibérica (séculos XVI-XVIIIJ, Río de Janeiro, 2006.
106 Puede verse el detallado y magnífico libro de JULIO CAROBAROJA,Vidas mágicas e inquisición,
Madríd, 1992., como también la ínvestígacíón de FABIÁNALEJANDROCAMPAGNE.Strix hispánica,
Demonología cristiana y culturaJolklórica en la España moderna, Buenos Aires. 2009.
107 Salvo en Aragón, el porcentaje de condenas por brujería siempre parece que fue bastante
ínferíor al 10% del total (cfr. RiCARDOGARcIACÁRCEL-Dorus MORENOMARTiNEZ.Inquisición. Historia
critica, Madrid. 2001.
cristianos nuevos con el mismo celo que en España, porque por lo general,
las finanzas de los reyes dependían de estos-!",
Esta brevísima referencia deja en claro que la inquisición española fue
una institución política, de la que Spee en su critica crímínológtca solo pudo
tomar en cuenta sus manuales y teóricos, puesto que él confrontaba con la
práctica corrupta de otros tribunales políticos y con un claro fenóm,en~ de
lo que hoy llamariamos autonomización policial, funcional a los pnncipes
y dignatarios y, en definitiva, a las clases hegemónicas de la Alemania del
siglo XVII.
6. La inquisición romana. Debe distinguirse de las dos inquisiciones
anteriores, lo que se conoce como inquisición romama., establecida en 1542
con la creación del Santo Oficio, del que dependían tribunales repartidos por
toda Italia, a cuyo territorio, malgrado los deseos de los Papas, debió limitar
su acción, fundamentalmente dirigida a perseguir a reformados y disidentes.
La persecución de brujas en el norte italiano a comien::o~ ,del sigl~ XVI
estaba decayendo marcadamente, a diferencia de lo que síguio sucediendo
con los tribunales laicos de Alemania. Mientras en Roma ya casi no se que-
maban brujas, en Alemania cundía la práctica, en particular en la región
de Speelll.
No solo las brujas habían dejado de ser el principal interés del Papa, sino
que se habían levantado serias protestas por su persecución que, s~vo bro-
tes esporádicos, no era popular. También dio motivo a varios conflictos con
las autoridades Iocales-P y, en general, puede afirmarse que los restos de la
inquisición medieval italiana agonizaban en una institución muy debilitada
y escasamente activa.
En 1541 se intentó una reconciliación con los reformados en Regensburg
(Ratisbona), pero fracasó, lo que aumentó la alarma del papado de Roma, que
experimentaba el avance de la reforma como una amenaza gr~vísima para su
hegemonía continental, porque parecía que la Iglesia esta:Hana en un plura-
lismo eclesiático de nacionalidades. No obstante, en Italia no solo penetraba
la reforma, sino que en ese siglo cundían también múltiples manifestaciones

108 Sobre estos estertores de la ínquístcíón española. Dorts Moreno. op. cit. pp. 44-45.
110 Hay una obra clásica de un historiador liberal portugués del siglo ~. frecuentem~n!e
109 En esos años fue JUAN ANToNIOLLORENTEuno de los criticos liberales más fuertes de la citada: ALExANDRE HERCULANo.Obras Completas, História da origem e estabelecrmento da Inqusl9C:0
ínstítucíón, que adhirió a los franceses y al rey José 1 y que luego debió marchar a Francia. em Portugal. Lívraría Bertrand, 1975. tres volúmenes. También, RiNO CAMMILLERI. La vera stona
donde escríbíó la hístoría detallada de la ínquísícíón española (reeditada como Historia crítica dell'ínquisizione, 2001. pp. 78-85.
de la Inquisición española, Madríd, 1980). Notable fue su discurso de 1812 en la Academia de la
Hístoría (Memoria histórica sobre qual ha sido la opinión nacional acerca del Tribunal de la Inquisi- 111 Sobre esto WALTERRusr, Friedrích uon Spee. Dichter und KiimpJer gegen den Hexenwahn,

ción leída en la Real Academia de la Historia. Madrid. 1812). En los tiempos de los afrancesados. Maínz, 1986. p. 81.
pueden verse las ironías de LEANDROFERNÁNDEZ DE MORATINen un comentaIio a las actas de un 112 Cfr. CHRlSTOPHER
F. BLACK,Storia dell'Inquisizione in Italia.. Tribunali, eretici, censura, Roma.
Auto de Fe en Logroño, Quema de brujas, Valencia. 1999. 2013. pp. 32-39.
 34 FRIEDRICH SPEE
CAlJI10 CRIMINALIS (CAl.JfELA CRIMINAL) 35

disidentes, ~lgunas provenientes de siglos anteriores y otras rruevast!", No
solo no• habla
.,
desaparecido la tendencia a deíar:J
de lado a la IgleSla
. en 1a
cornurucacion con el ~~soluto, sino que se intensificaba, dando lugar a lo que
se conoce como la CnsLS del Renacimiento.
Este c~eciente fenómeno -y consecuente temor-, decidió a Paolo III a
tomar ~edldas con urgencia y, en consecuencia, en el mismo año del fracaso
de Ratisbona (1541) encargó al cardenal Gian Pietro Carafa ya otr _
d 1 g . ., d o purpu
ra o .~ or anlZacIOn. e u~a aC~ión inquisitorial centralizada y fuerte, que le
permitiese tener la díreccíón, ejecución y control de toda la campaña contra
los reformados y otros dísídentesu-,
A poco esta comisión fue ampliada, incorporando al español Juan Alva-
rez d: Toledo, que ap?rt~ba el conocimiento y experiencia de la inquisición
~spano.la. Carafa habla sído nuncio en España, 115y estaba profundamente
I~pr~sIOnado por el funcionamiento de la inquisición española, cuya efi-
clen~Ia era muchisimo mayor que los restos de la inquisición medieval que
funcionaba en Italia.
~e inmediato C~afa logróliderar y hegemonizar la comisión y en 1542,
medíante la ~ula Licet: ,ab ulltiO, se centralizó la inquisición acercándose al
m.odelo esp~ol.. Se. creo el Santo Oficio, o sea, una compleja burocracia con
tribunales dIStribUIdos por toda Italia, lo que generaró considerable des-
co~~a en las autoridades locales y entre los propios eclesíástícos-w, El
objetivo del Papa era extender el poder del Santo Oficio a toda Europa pero
no ~o C.O~Sig~ó,1~7ebiendoconformarse con limitarlo en la práctica s~lo al
terntono ítalíano , que fue donde realmente funcionó la inquisición romana
Cuando Carafa pasó a ser Paolo IV (1555-1559), como era natural, se ocupó
de reforzar su obra sobre el admirado modelo español.
L~bula que creaba el famoso Santo Oficio, lo ponía a cargo de una comisión
de seis carde~ales ~or:
amplísima autoridad, nunca antes vista en la Iglesia.
El S~~~ OfiCIOpO~Ia íntervenír en cualquier cuestión relativa a la fe, desde la
de1!-mcw~ de los mas completos problemas teológicos hasta la salvaguardia de
la mtegndad y pureza de su, patrimoni? dogmático, respecto de cualquiera
que lo amenw:as~ '.El rasgo mas caractenstico del Santo Oficio fueron los enor-
mes poderes judlclales. Los miembros de la comisión estaban autorizados a
llevar a cabo investigaciones en materia de herejía autónomamente, sin tomar
en cuenta a los inquisidores locales ni a los obispos, o a delegarlas en los
eclesiásticos de su confianza, incluso por períodos breves. Nadie, ni siquiera
los más altos exponentes de la Iglesia ni del estado, estaba exento de la juris-
dicción de los inquisidores generales II 8 •
La inquisición romana, conforme a su objetivo, no se centró en la hechi-
ceria ni en otros contactos menores con Satán, sino en los reformados y
dísídentes-!". La acción de los tribunales del Santo Oficio ha sido estudiada
con detenimiento por regiones de la penínsdula y se observa que en todas
ellas su celo principal recaía en esos casos 120.
Se afirma que tuvo cierto grado de prudencia respecto de las brujas, más
bien de contención del furor persecutorio agitado a veces entre el pueblo,
aunque hubo brotes de persecución en el tardío quinientos, en especial el
comandado por Carlo Borromeo, pero fueron excepcionales en toda Italía!".
Cabe hacer notar que en los dominios españoles del sur de Italia actuó
también la inquisición española que, por expreso mandato de su central
madrileña, tampoco fue demasiado severa con la magia y la hechiceria, aun-
que impuso penas detentivas de larga duración, pero en general se abstuvo
de quemar brujas->.
Puede decirse que, si bien la inquisición romana no dejó de perseguir el
delito de brujería, se movió en este terreno con marcada prudencia en com-
paración con la inquisición medieval y la práctica laica de la Europa central
alemana. Incluso desde el centro se le recomendó no ceder a las presiones
populares+", Los casos que presentan los historiadores suelen mostrar que
fueron tratados con cierta benignidad, en comparación con la práctica de
otras ínquísícíonea'?".
El fenómeno más difundido que enfrentó esta jurisdicción fue el de los lla-
mados benandanti, que creían que el alma salia de sus cuerpos y les permitía
!lB GIOVANNI ROMEO, op. cit, pp. 4-5.
!l9 Cfr. El.ENA BRAMBIl.LA, La giustizia intollerante, Inquisizione e tribunali corifessionali in Europa
(secoli N-XVIII), Roma, 2006, pp. 65 Y ss.
120 A este respecto es importante el extenso trabajo de ROMANO CANOSA, Storia dell'Inquisizione
in Italia dalla meta. del Cinquecento allafine del Settecento, Sapere, 1998, vol. 1 (Modena). vol. II
(Venezia). vol. III (Torino y Genova), vol. IV (Milano e Fírenze), vol. V (Napoli e Bologna),

!l3 Cfr. DELlo CANTIMORI, Eretici italiani del Cinquecento, Einaudi, 1992, pp. 37 Y ss. 121 Cfr. GIOVANNl ROMEo, Inquisitori. esorcisti estregue nell'Italia della ControriJorma, Fírenze,
1990, pp. 59 Y ss.
!l4 Debe recordarse que la condena al coperniCanismo (1616) y a Galileo (1633) f . .'
tas por e ta b ueron impues-
í '"

s a mquisicíon
• (

so re esto, Annibale Fantoní, n Caso Galileo, Milano, 2003). 122 ROMANO CANOSA, Storia dell'Inquisizione spagnola in Italia, Sapere, 2002, p. 86 Y ss.; sobre su
!lS CHRIsrOPHER F. BLACK, op. cit, p. 50. acción con las brujas, MAmA SOFlA MESSANA, Inquisitori. negromanti e streghe nella Sicilia moderna
(1500-1782), Palermo, 2007, pp. 23yss.
!l6Idem., p. 53.
123 Cfr. ROMANO CANOSA, op. cito vol. 1, p. 60.
!l7 Cfr. GIOVANNIROMEo, L'Inquisizione nell'Italia moderna, Laterza, 2010, p. 5.
124 Lo confirma el caso relatado por RICCARDOCALlMAN!, L'Inquisizione a Venezia, ctt., p. 237.
 36 FRIEDRICHSPEE
volar para proteger y defender los sembrados de los maleficios, lo que primero
fue considerado superficialmente como inofensivo, pero luego se pasaron a
juzgar sus vuelos anímícos como obra de Satánl25.
En cuanto a los materiales usados por la inquisición romana, cabe des-
tacar que no fue el Malleus Maleficarum su principal fuente, sino el manual
de Aymerích, actualizado por el canonista Francisco Peña, lo que dio lugar a
su versión de 1578126.
Al parecer, Peña era un sujeto de mal carácter, no obstante lo cual llegó
a integrar los más altos órganos de la inquisición romana. En estos órganos
-como suele suceder en los tribunales colegiados- sus miembros, en lugar de
ponerse de acuerdo contra los reformados, se dedicaron a imputarse recípro-
cam~nte herejías. Peña odiaba a los jesuitas y quería ser cardenal, por lo que
entro en dura competencia y conflicto con su colega, el cardenal Bellarrníno,
de la ordenjesuítica127•
. . ,De ~ual~uier manera, queda claro que no debe confundirse esta ínquí-
sI,cIOn:ejercida por los jueces inquisitoriales, con la de los jueces laicos y sus
complices, que era la que enfretaba Spee, lo que, aunque fuese notorio, ha
sido expresamente señalado por otros autoresl28.
Después de breve recorrido precedente por las diversas inquisiciones,
podemos afirmar sintéticamente, que desde la Roma imperial se proyectó el
procedimiento inquisitorio a la Europa medieval y moderna y se trasladó a
América, siendo usado por instituciones y poderes diferentes, también con
objetivos y víctimas diferentes, con diversos grados de crueldad y de número
de víctimas.
No obstante, la particularización acerca de cada una de sus manifesta-
ciones nos permite ahora saber con claridad quiénes eran y dónde ubicar a
los enerr.u~os con que confrontaba el autor de este libro, lo que nos coloca
en condICIOnes de recorrer su vida y, por ende, de valorar mucho mejor la
S. BLACK.op. cii, p. 358. El caso fue motivo del importante
12.5 Cfr. CHRISTOPHER estudio antro-
pOIOglCO de CARLOGINZBURG,1 Benandanti. Stregoneria e culti agrari tra Cinquecento e Seicenio
Eínaudí, 2002.
• NIC?LAUEYMERICH/F'RANCISCO
126 PEÑA. n manuale dell'inquisttore, a cura di LoUIs SALA-MouNs.
mtrod~ZlOne di VALERIOEVANGELISTA. Roma. 2000; NICOLAUEMÉRIco. O Manual dos Inquisidores.
traducáo e raco~~ de textos. de MANuELJOAo GoMES. Lisboa. 1973; Directorium Inquisitorium.
Manual ct.,osInqUlsldores. escnto por Nicolau Eymerich em 1376. Revisto e ampliado por Francisco
e
ct. La Pen.aem 1578. prefácío de LEONARDO BOFF. BRASfUA.1993; Manual de Inquisidores. Directo-
num Inquisíiorium de Fray Nicolas Eymeric. traducción. selección e introducción de JOSE ANrONlO
FORmA. Madrid. 2006.
127 Cfr. PETERGODMAN,1secreti dell'Inquisizione. Milano, 2004. p. 86.
• 128 REINERDECKER.Die Cautio Criminalis und die Hexenprozess-Ordnung der rómischen Inqui-
sItian. en Spee-Jahrbuch. hrg. von der Arbeitsgemeinschaft der Friedrtch-Spee'Gesellschaften
Dusseldorfund Tríer, 1996, pp. 89 Y ss.
CAUTIOCRIMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 37
angustia que impulsó a su autor a escribir la obra, los riesgos que corrió,
sus miedos y obvias reservas, sus aparentes contradicciones, los poderes
que enfrentaba y, además, a la luz d~ sus datos biográficos, la n~cesidad
de leer la obra cuidadosamente entre líneas, aunque no es necesana dema-
siada penetración, porque Spee perdía fácilmente la paciencia al correr de
su pluma. Por cierto, su vida no es menos sorprendete que su obra. De toda
forma, tampoco será posible esta valoración, sin una referencia al contexto
cultural de su tiempo.
7. El contexto cultural mágico. No es posible creer que la Cautio solo
fue la denuncia contra una policía autonomizada, puesto que las cazas de
brujas hubiesen sido imposibles sin un fondo cultural que las legitimase.
No cabe admitir la tesis de algunos de los grandes historiadores de la inqui-
sición, como Joseph Hansen o Henry Charles Lea, según la cual las brujas
no habrían existido, sino que la brujería habría sido inventada por la propia
inquisición a partir de al,go aSI como repercusiones
. me díleve
al S129
.
Es verdad que hubo diferentes momentos e inquisiciones, que ellas
actuaron con mayor o menor crueldad, que en algunos casos la matanza de
mujeres fue el objetivo primordial y en otros excepcional, según mutables
intereses coyunturales, que hubo brotes de persecución y tiempos más cal-
mas. También es cierto que la propia inquisición medieval, como vimos, saltó
de la persecución de herejes a la de brujas.
Pero todas estas son olas de un mar, y no podemos explicar las olas sin
el mar y tampoco sin el viento. Ese mar era una cultura europea irracional:
Spee no se batía solo contra una policía corrupta y sus cómplices, insti~~-
dores, mandantes y complacientes, sino que al denunciar a estos también
estaba enfrentando a esa cultura. No en vano emplea cientos de veces la
palabra razón en este libro, vinculando el derecho y la razón naiurolv".
Spee era consciente de esto, en especial cuando se refería al vulgo que
atribuía cualquier desgracia a hechicería: la cultura que alimentaba el pre-
juicio contra las brujas y que creía en Satán y su poder sobrehumano, era
ampliamente dominante en lo que hoy llamaríamos opinión pública.
.
La utilización y el reforzamiento o retroalimentación que las autoridades
hacían de los prejuicios culturales en beneficio de sus intereses concre-
tos y coyunturales, fue una prematura manifestación de política criminal
129 Se refiere en especial a la magna obra de HENRYC. LEA, M~terials Tow,ard a Histonj oJ
Witchcraft, New York. 1957. En sentido crítico. MiRCEAELlADE.Ocultismo. brujeriá y.modas cultu-
rales. Buenos Aires, 1976. p. 11; MICHAELA JOHANNWIER. Agli albori della cntica razonale
VALEi'ITE,
dell'occulto e del demoniaco nell'Europa del Cinquecento. Ftrenze, 2003. p. 3 .
130 Cfr. OLIVIERMAUREL.introducción a la edición francesa de la Cautio Criminalis. París,
2000, p. 42.
 38
l31
volkisch , es decir, de la táctica tan usada en el siglo XX y en lo que va del
presente, que consiste en reforzar prejuicios para manipular la opinión con
finalidad política. Pero nunca debemos olvidar que lo volkisch no crea los
prejuicios, sino que los utiliza.
Spee nadaba contra la corriente volkisch de su tiempo, braceando en un
mar de irracionalidad cultural, a cuya naturaleza solo podemos tratar de apro-
ximamos en este ensayo, sin la menor pretensión de tratamiento exhaustívot-e,
A tal efecto, ante todo debemos referírnos a su cimiento histórica-
mente más profundo, que fue la religiosidad europea, su configuración y la
multiplicidad de cosmovisiones que coexistían bajo una aparente capa de
homogeneidad cristiana. Desde la sociología, una religión es una síntesis
cultural, y en Europa convivían las más dispares culturas, solo formalmente
unificadas por el cristianismo.
Es casi imposible imaginarnos hoy el pluralismo cultural que provenía
de múltiples tribus, cada una con sus propias creencias y supersticiones,
mitos y talísmanes-e>, La religiosidad popular, o sea, el cristianismo popular
europeo, era síncrétíco, como lo es hoy el latinoamericano.
No podía ser de otro modo, puesto que después de la caída del imperio
romano, al cristianizar a los bárbaros, la Iglesia, previamente romanizada,
también se había qermanizado-», Los pueblos vívencíaban un mundo de
significados plagado de espíritus, buenos y malos, de muertos que se mani-
festaban, de fantasmas, de ángeles y demonios, de seres extraordinarios y
míticos, algunos de procedencia germánica y otros provenientes de Grecia
y Roma o incluso mucho más lejanos en el tiempo.
La hechicería era parte de ese mundo generado por todas esas díversísí-
mas fuentes, pues existió en todas las culturas: era perfectamente conocida
desde Grecia y Roma en la tradición clásica y pagana, como también en la ger-
mana y eslava 135, perdiéndose sus orígenes en el campo de la antropologia, de
131Fue claramente
lo que genera confusiones.
la técnica aplicada por Hitler. Suele traducirse
El populistno es una modalidad
la expresión por populismo,
de ampliación de ciudadanía
mertcana, lo vólkisch. que quizá pudiese traducirse por populacherismo, es una técnica política
despreciable, pero no exclusiva de ningún sistema.
132 Seria imposible profundizar más un tema que debe ser objeto de investigaciones complejas
de antropología cultural, como las de Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos. El cosmos según
un molinero del siglo XVI, Barcelona, 1981; Storia notturna, Una decifrazione del sabba, Einaudi,
1995; sobre la tradición común de la magia medieval, R1cHARDKrECKHEFER, La magia nel Medioevo,
Laterza, 2004, pp. 71 Y ss.
133 Cfr. A. H. VERRlLL,L'Inquisition. París, 1932, p. 129.
134 Cfr. HANs KONG,La Iglesia Católica, México, 2014, pp. 73-75.
135Cfr. DANIELOGDEN- GEORGLUCK- R1CHARD GORDON- VALERIEFLINr, Bruxaria e magia na Europa.
Grécia Antiga e Roma, Sáo Paulo, 2004; RAFAELM. MÉRlDAJIMÉNEZ, El gran libro de las brujas,
México D. F., 2004, pp. 47 Y ss.; HENRIE'ITEfuPPE GEB. SOLDAN,Geschichte der Hexenprozesse.
CAlmo CRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 39
la arqueología y del inconsciente. La idea europea d~ la hec~cerí.a y del ?o~er
de las brujas reconoce, directa e indirectament~, infl~encIa onental, l~dIa,
persa, egipcia, celta, germánica, eslava y de la míto logia greco-romana ..
Desde tiempos remotos se consideró que por la noche la vida se paraliza,
1 sueño aparece como vinculado a la muerte y el mal acecha+". El Fuero
~UZgode los vísígodos, que fijó nuestra lengua castellana, condenaba .~odas
las formas de adivinación, magia y hechícería+", Nada de esto fue c~eacI~n de
la edad media europea, sino resultado de su ~~cr~tismo cultural smtetizado
en las más variadas manífestacíones de la relígíosídad popular.
El cristianismo expandió la idea de un Satán con enorme poder maléfico,
casi inmenso':". cuya existencia se desprendía de la autoridad de.la Bíblía+?".
Pero tampoco Satán era una creación original, puesto ~ue Platon (4~7 -34 7
a. C.) en el Symposium se había referido a sere~ que estan en~e los díoses y
los humanos, Jenócrates (396-314 a. C.) dividia a l?s de~ornos en buenos
malos, para el estoicismo tardío cada humano terna un ángel protect~r,. la
idea dualista de espíritus buenos y malos era sostenida por el neoplat~rnco
Porfirio (234-305). Al mismo tiempo, no pued~ Ignorarse qu~ l~ cre~~cIa en
demonios permitió la combinación del monoteísmo con el politeísmo .
Semejante enredo e inextricable cruzamiento cultural hizo que inclu~o
tre los teóricos no reinase mucho acuerdo sobre la identidad del demon~o,
lo que dio por resultado que se le asignasen las más diversas re~resentacIO-
nes y los más dispares nombres'<. Si bien los dos nombr~s mas co~unes
son Diablo, de origen griego, que significa acusador, calumniador, y Satan, de
. 1 ss.: P. G. MAxwELL-STUART, Storia delle streghe e della stregoneria, R?ma: 2003,
cít., Ji 1, ~tierIont~ la historia de la brujería a los babíloníos, JEFFREYB. RUSSELL,Historta de la
1~erui H~chiceros, herejes y paganos, Buenos Aires, 1998, p. 39. _
136 Cfr. WALTRAUTJILG, Hexe" und "Hexerei" ais kultur- ~d religionsgeschichtliches Phanomen,
en "Teufelsglaube und Hexenprozesse (hrg. Georg Schwaíger), pp. 40-41.
137 Cfr. JULIO CAROBAROJA,Las brujas y su mundo, cit., pp. 23, 36, 71.
lationoa-
13.Fuero Juzgo en latin y castellano, cotejado con lo~ más antiguos y preciosos códices por
Real Academia Española, Madrid, 1815, en especial el titulo II del líbro VI, p. 104, donde extien
J~
la pena a quienes tomasen consejo de los brujos.
139 Cfr JEFFREYBURTONRUSSELL,Il diavolo nel Medioevo, Laterza, 1999; JOHANNESBOHLER,~
cultura ~n la edad media, El primer renacimiento de Occidente, Barcelona, 2005, pp. 46 Y ~si:
MARGARET A. MURRAY,Il dio delle streghe, Roma, 1972; COLETIEARNOULD,La.stref!0nena, cít., p. ,
Vrrroruo DORNETTI,Il Diavolo in pulpito, Spettrí e demoni nelle predrche medIeval!, Milano, 199 l. .
140 Cfr. ELAINEPAGELS,As oriqetis de Satanás, Um estudo sobre o poder q~:.r;:(olas irr:;C;¡~7t~~
exercem na sociedade modema, Rio de Janeiro, 1996; REINERBRAUN,Teufe g a e un
Schrijt. en "Teufelsglaube und Hexenprozesse", cit., pp. 121 Y ss. "
141 Cfr. ROLAND GO'n, Der Déimonenpakt bei Agustinus, en "Teufelsglaube und Hexenprozesse
(hrg. GEORGSCHWAIGER).
cit., pp. 59-61.
142 V LUTHER LINK O DIABO A máscara sem rosto, Sáo Paulo, 1998: ALBERTOCOUSTÉ.Biograjia do
Diabo . O Diabo como
" a sombra de Deus na hIStorIa,
. _. Ri o d e J aneiro,
. 1997
.,. pp 26 Y ss ". ALBERTO
Cousrs, De los nombres del Diablo, Barcelona, 2000; RAINERBRAUN,op. cü, p. 26.
 CAUTIOCRIMlNALIS(CAUTELACRIMINAL) 41
40 FRIEDRICHSPEE

Era muy sencillo mostrar al que pactaba con el señor de la ciudad del
origen hebreo, que significa enemiqo=", cabe recordar la pluralidad nominal mal como el máximo traidor, como alguien que incurría en la abyección de
q~e emerge solo del Nuevo Testamento: Belialo Beliar (2 Coro 6, 15), el ene-
violar el pacto con Dios. La idea del pacto satánico cundió, reforzada por
migo (Lucas, lO, 19), el mal (Mateo, 13, 19), el señor de este tiempo del mundo
la leyenda de Teofilo del siglo IX o quizá del VI150 y dando lugar al vuelo
(2. Coro 4, 4), el asesino mentiroso padre de la mentira (Juan, 8, 44), el dragón
imaginativo que habrá de prolongarse en la figura del Dr. Fausto, aparecida
o la vieja serpiente'=,
también en pleno siglo XVp51.
De toda forma, no creemos que las múltiples especulaciones teóricas
Si este era el verdadero sentido de La Ciudad de Dios, complementado
-producto del intelecto de los escritores- tuviesen gran influencia sobre los pue-
con la impaciencia de Agustín en la lucha contra los pelagíanos, donatistas y
blos':", en los que se agregaba el indiscutible peso de las variables no europeas
otros (el obligadles a entrar), es algo acerca de lo que no estamos seguros ni
del diablo 146 , que se entremezclaban en la cultura multiétnica de la edad media
mucho menos, puesto que el pensamiento de Agustin es muy denso y motivo
En el plano teórico fue sin duda San Agustín quien realizó el máximo de muchas discusiones especializadas. Lo que en verdad es claro es que en
esfuerz~ de síntesi~ en una visión general de la historia humana, en especial el curso de los siglos y con demasiada frecuencia se leyó a Agustin torcida-
en ~ Ciudad de Dios, aunque también en otros textos!". El Obispo de Hipona mente: no olvidemos que también se usó ese texto para contraponer el poder
h~bIa estado cercano al maniqueísmo, que es incompatible con todo mono- del Papa con el de los emperadores germanos, lo que Agustin nunca hubiese
teísmo y creacionismo divino 148 , y los demonólogos escudriñaban en sus obras pensado en su visión de la historia. Agustin vivió casi un mílenío antes de la
los posi~le.~ restos de e~~~ ideas, para explotarlos a la hora de legitimar la caza de brujas y, por desgracia, el que escribe no puede desmentir lo que
contradIcclO~ de una religión no consagrada a un Dios guerrero, sino vencido, le hacen decir después de muerto y, por ende, en un contexto que nada tiene
torturado y ejecutado por el poder punitivo de su tiempo, cuyos representan- que ver con el mundo en que vivió.
tes montaban un poder punitivo tan brutal, cruel y sanguinario. No parece
Pero los pueblos europeos, al margen de estas especulaciones teóri-
hab~~le~ quedado otro recurso que ínventarle un enemigo armado, una suerte
de ejército con legiones, o sea, lo que hoy sería una criminalidad organizada. cas, veían a Satán por todos lados, cualquier desgracia le era atribuible.
Todo lo accidental o anormal era sospechoso. Cabellos rojos, ser bizco, voz
A p~ ~e los textos de San Agustin y de otros, se trató de imaginar un ronca, cicatrices en la cara o irregularidad en la dentadura, eran todas
mu~do dívídído entre la ciudad del bien y la del mal, la primera guiada por señas que, conforme a la creencia popular, podían hacer reconocibles a
Jesus y la segunda por Satán, o sea, un mundo compacto y sin posibilidad quienes se encontraban vinculados al díablo'P. Los datos físicos sirvieron
alguna de neutralidad. para configurar estereotipos criminales a lo largo de toda la historia, desde
Es sabi~.a que en tiempos de Agustin (que vivió entre los años 354 y 430) la vieja jisiognómica hasta nuestros días, pasando por Lombroso y otros
la persecu.clOn de supersticiones, profesías y astrologías no estaba en poder muchos. .
de la Iglesia, pero al proponer la coerción contra los donatistas y con su con- Había mal de ojo153 y personas endemoniadas (poseídas), y especialistas
cepto de las dos ciudades opuestas, dejó escritos textos que fueron usados en hacer expulsar del cuerpo los espíritus malignos -exorcistas-, que se
en siglos posteriores y en otros contextos, inimaginables para Agustin, con convirtieron en competidores de los médicos, y que defendieron su profe-
consecuencias funestas 149. sión incluso frente a los inquisidores romanos; alguna vez sus tratamientos
llegaron a manipulaciones en los órganos sexuales. Los sacerdotes que prac-
ticaban exorcismos sin estar habilitados eran penados -si bien, levemente-,
143 ALBERTOCOUSTÉ,BiDgrafia do Diabo, cit., p. 12; RAINERBRAUN,op. cit, p. 17.
144 REINERBRAUN,TeuJelsglaube und Heiliqe Schrijt, cit., pp. 11 Y SS., p. 26.
145 So?re SU rt~ueza en el prímer ~enio. v. la magnífica selección de textos de RENZOLAvATORI,
ISO Cfr. ALAtNBOUREAU,Satana eretico. Nascita della demonologia nell'Occidente medievale
Antologla diaboltca, Raccolta dI testi sul dlavolo nel prono millenio cristiano, Tortno, 2007.
(1280-1330), Milano, 2004, p. 96.
14~ ~obre =v= MIRCEAEUADE, MefistóJeles e o Andrógino, Comportamentos religiosos e valores
151 Fue en 1587, en Frankfurt, cuando apareció ellibrtto con la hístoría de Johann Fausto:
esptrliuais nao-europeus, Silo Paulo, 1999. _
Historia del Doctor Johann Fausto, edición a cargo de Juan José del Solar, Madrid, 2003.
147 Cfr. ROLANDGOTZ, Der Ddmonenpakt bei Augustinus, cit., pp. 57 Y SS.; ver los reproducidos
por Renzo Lavatort, op. cit, pp. 381 Y ss. 152 WALTERRurr, Friedrich von Spee, cít., p. 65.
148 Cfr. ROLANDGOTZ, en "Teufelsglaube und Hezenprozesse", p. 62. 153V. ENRIQUEDEVILLENA,Tratado deJascinación también conocido como Jecho o mal de ojo, con
un estudio introductorio de CARMENDE LAMAzA,Barcelona, 2004.
149 Cfr. ROLANDGOTZ, Der Ddmonenpakt beiAgustinus, p. 75.
42 FRIEDRICH SPEE
CAlJI10 CRlMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 43

es decir, que a los exorcistas profesionales se les reconocieron intereses Esta cultura era el mar que de repente se agitaba y producía las olas
corporativos frente a los írnprovísadoa'>'. de caza de brujas. Durante míleníos las brujas y el mal existieron -y Satán
Los animales fueron jerarquizados desde amtíguo: desde el pseudoaris- también-, pero no se alzaban hogueras ni cadalsos para la hechicería y sus
tótelesl55 hasta Gianbattista della Porta'P, pasando por Lavater y otros'V, acciones eran consideradas infracciones menores o estafas.
asígnándoles valoraciones positivas y negativas exclusivamente humanas+",
que luego se revirtieron sobre los mismo humanos y dieron base a las clasifi- 8. Las olas letales del mar mágico. Las teorías acerca de las razones
caciones racistas de estos, eclosionando en la criminología con la tesis de la que dispararon la caza de brujas y sus oscilaciones son muchas y no es
degeneración y los trabajos de Lombroso y otros reduccionistas bíológícístas. ocasión ni espacio para desarrollarlasv", aunque bueno es advertir que en
El zoológico también fue re clasificado conforme a lo que se suponia de Satán algunas de ellas se mezclan el mar con las olas y el viento. Por nuestra parte,
y además, junto a la clasificación satánica de los animales existentes, se preferimos distinguir entre el contexto cultural con su cosmovisión poblada
inventaron otros, inexistentes y fantástícoa'>". de sincretismos, las olas letales de masacres y el viento político pletórico de
intereses concretos y coyunturales que impusaba cada una de ellas.
La metamorfosis del humano en animal (corporum mutatio in bestias) era
una creencia extendida: las valkirias (servidoras de Odín) se convertían en Desde esta perspectiva, creemos que se trató de un fenómeno multífac-
cisnes. El lobizón llegaba con los germanos, aunque la licantropía la mencio- torial, como todo proceso social complejo, y cada teoría particular cae en el
naron Herodoto (484-425 s. C.) y Platón y la refiere Vírgílío (70-19 a. C.) en reduccionismo, aún cuando todas tengan un fondo de verdad parcial, lo que
la 8a égloga. Las brujas germánicas gustaban convertirse en liebres y gatos es bastante común en las teorías crímínológícas, particularmente las de viejo
de tres patas, en sapos, zorros, conejos y ratones, casi siempre sin rabo. cuño etíológíco.
Las mariposas y las libélulas se consideraban vinculadas al diablo, pero los
Además, todo parece indicar que cada una de las teorías particulares
animales que simbolizan la pureza cristiana, como el cordero y la paloma,
imagina un estereotipo único de bruja, adecuado a su interpretación, lo que
eran prohibidos para las brujas, que no podían asumir su formal6o•
no solo nos parece muy poco probable, sino casi seguramente falso.
Por supuesto que tampoco faltaban quienes estuviesen del todo con-
vencidos de mantener relaciones reales con Satán, como el caso de un Sobre el mar de una cosmovisión poblada de magia y espíritus, viven-
ciada como realidad cotidiana, las diferentes manipulaciones vólkisch de esa
joven enamorado de la mujer de su patrón, que creía haber hecho un pacto
realidad creada, respondieron a intereses particulares, a factores de poder
con el diablo, o el de una monja que aseguraba tener relaciones sexuales con
el diablo, en las que gozaba y sufría al mismo tiempo':". coyunturales, a avidez, corrupción, afán de poder y riqueza, luchas hegemó-
nícas, búsqueda urgente de chivos expiatorio s frente a catástrofes, desviación
de la atención pública, afán de prestigio y una larga lista de imponderables.
154 Cfr. GAETANA MAzzA, Streghe, quariiori; istigatori, Casi di Inquisizione diocesana in Etá Es imposible reducir todo esto a un único factor o causa, pero es evidente
moderna, Roma, 2009, pp. 48-49; GIOVANNl ROMEO, Inquisitori, esorcisti e streghe nell'Italia della que lo que desataba las matanzas contra las que escribía Spee, era algo que
Controriforma, Firenze, 1990, p. 135. V. el manual de GIROLAMO MENGHI, Compendio dell'arte
essorcistica, et posibilita delle mirabili & stupende operaiioni delli Demoni, & de Malefici; ristampa no respondía a los mismos motivos políticos e intereses que movieron a las
del!'Edizione Bologna, G. ROSSI, 1576, Génova, 1987. otras ínquísícíones a quemar mujeres.
155 Pseudoaristóteles, Fisiognomia, Madrid, 1999.
Tampoco es verdad que el mar crease la ola sin necesidad de viento, como
156 Dellajisonomía dell'uomo, Con illustrazion dell'anima 'edizione del 1610. Parma, 1988.
lo pretende algún autor-?", afirmando que la persecución no era obra de las
157 V. LAVATER,JOHANN - LICHTENBERG. GEOOG, Lo specchig dell'anima. Pro e contro lajisiognomica. autoridades, sino un reclamo de la población, pues invariablemente estos
Un debattito settecentesco, a cura di Giovanni Gurisati, Padova, 1991.
reclamos fueron siempre incentivados por intereses concretos y, cuando fue-
158 Cfr. ARMELLE LE BRAS-CHOPARD, El zoo de los filósofos. De la bestialización a la exclusión,
ron generados desde el pueblo mismo, si no eran funcionales no los dejaron
Madrid, 2003; al respecto, Lucix RODLER, n corpo specchio dell'anima, Teoria e storia dellajisiog-
nomica, Mondadorí, 2000. avanzar mucho, sin contar con la retroalimentación entre el pueblo y las
159 V. IGNACIO MALAxECHEVERRiA, Bestiario medieval, Madrid, 2002; MassímcCentini, Le bestie autoridades, que potenciaba la creencia en historias fantásticas y prejuicios.
del diavolo, Gli animali e la stregoneria tra fonii storiche e folklore, Milano, 1998; JESUS CALLEJO,
Bestiario mágico, Madrid, 2000.
160 Cfr. WALTRA\Jr JILG, op. cit en Teufelsglaube und Hexenprozesse", (hrg. Georg SchwaigerJ,
162 Una buena sistematización en ELlA NATHAN BRAVO, Territorios del mal, cit., pp. 183 Y ss.
Hamburg, 2007, pp. 48-50.
163 Ast, ACffiM R. BAUMGARTEN, Hexenwahn und Hexenveifolgung im Naheraum. Ein Beitrag zur
161 Cfr. CHRISTOPHERE. BLACK, Storia dell' Inquisizione in Italia, cít., p. 360.
Sozial- und Kulturgeschichte. Frankfurt, 1987, p. 405.
 44 FRIEDRICHSPEE
Ante todo, el surgimiento de la inquisición medieval y su primera caza
de brujas está claro que respondió a la voluntad papal de reforzar el poder
central de Roma y evitar la dispersión propia de una Europa plurícultural, lo
que de diferente modo se continuó en el tiempo en forma de guerra contra el
pluralismo sincrético, a medida que se hundía el feudalismo e iban surgiendo
los estados nacionales fuertes y absolutos.
No en vano los príncipes más conservadores eran algo más tolerantes y se
inclinaban a creer que el poder de las brujas era más fantasía que realidad,
porque se mantenían fieles a la cultura feudal, en tanto que los más avanza-
dos eran absolutistas y, por ende, necesitaban creer en el poder real de las
brujas, como empresarios morales que creaban el delito mismo en base a una
dañosidad supuestamente real, con el objeto de reafirmar su propio poder
político absoluttstaw-. Con frecuencia la historia del poder punitivo muestra
estas paradojas de conservadores menos represivos que los progresistas.
Al combatir la brujería y en general las supersticiones, la Iglesia quería
sustituir, con una ortodoxia radical y consciente, la vieja cultura popular, pro-
fundamente arraigada, que había sobrevivido a la cristianización y que, más
aún, se había fundido con el nuevo credo. Es posible que los protestantes, en
su afán por restituir el cristianismo primitivo en su pureza, hayan sido más
duros con el sincretismo que los católicos, que le permitían esconderse en el
culto a sus santos y relíquías-'".
La urgencia por crear un chivo expiatorio por parte de los poderosos
(nobles y alto clero), no era un factor menor, dado que de eso dependía la
estabilidad y continuidad de su poder. Guerras, hambrunas, invasiones y
pestes demandaban un chivo expiatorio. No se trataba de la mímesis de René
Girard, de la voluntad de tener bienes escasos, sino que eran los bienes de
supervivencia los que estaban en juego, era de toda urgencia dar con alguien
a quien imputar las catástrofes, pues todos los tiempos han planteado la
contradicción del mal con un Dios bueno-s".
Satán, el enemigo, estaba lejos, se necesitaba alguien más cercano y tan-
gible: seres tan inferiores que se atreviesen a traicionar a Dios y al príncipe,
pactando con Satán.
La peste negra (bubóníca), generada por la pulga de roedores y traída
de oriente a Europav", entre 1347 y 1351 mató a un tercio de la población
164 Cfr. FRANCOCARDINI,Magia, brujería y superstición en el Occidente medieval. Barcelona, 1999,
pp. 103-104. _ 172 V. MAmo A. CATIANEO,Carlo Goldoní e Alessandro Manzoni, muminismo e diritto penale,
165 Cfr. FRANCOCARDINI,op. ctt, pp. 108 Y 105.
Cfr. REINERBRAUN,op. cit en .Teufelsglaube
166 und Hexenprozesse", (hrg. Georg Schwaíger),
Hamburg, 2007, p. 12.
167 Al parecer, la peste btlbÓnica comenzó en el interior del continente asiático hacia 1333, para
pasar a la India y otros paises de Asia. Siguió la vía del comercio de la época, una por Crimea y el
CAUTIOCRIMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 45
europea. Si se considera que en la Segunda Guerra Mundial murieron en
Europa cerca de sesenta millones de personas, lo que representó alrededor de
un 5% de la población europea, la peste negra, en esos cuatro años, eliminó
a unos veinte millones de habitantes, lo que equivalía a un tercio del total
poblacional, con algunas variantes por cíudades+".
Estas catástrofes continuaron 169, si bien no en la misma medida, pero
con análogos efectos. En vida de Spee, en 1634, se desató una terrible epi-
demia a la que él mismo sucumbió, y nadie dudaba que fuese un producto
de brujas y hechiceras 170. En esos mismos años, en Milán, se ejecutaron a
unos infelices acusados de ser untadores de la peste, episodio absurdo pero
que nadie se animó a revisar hasta un siglo y medio más tarde, en que lo hizo
Píetro Verri en su libro sobre la tortura, pero ni siquiera en pleno siglo XVIH
Verri se animó a publicarlo, por temor a la censura autríaca!". Este episodio
milanés dio lugar, en 1840, a la publicación de la famosa Storia della colonna
infame de Alessandro Manzoní!".
La vida era breve, en promedio inferior a los cuarenta años 173 , la medi-
cina era empírica y pobrísima, a la peste bubónica se sumaba la sífilis, la
lepra, etc. Apenas en ese siglo Andrés Vesalio (1514-1564) inauguraba los
estudios anatómicos corrigiendo a Galeno, para escándalo de los galenistas,
que lo denunciaban al emperador en términos muy parecidos a los que se
destinaron a Spee: pésimo ejemplo de ignorancia, falta de agradecimiento
e irrespetuosidad, debe penárselo gravemente, hacerlo callar para que su
pestilentisima respiración no contamine al resto de Europa'?", El hospital, tal
Mar Negro hasta Constantinopla, la otra por la Mesopotarnía y Arabia a través de Egipto. Entre
1346 y 1347 el Asia inferior, Egipto y casi toda la Europa meridional estaban invadidas y en los
años siguientes pasó a todo el resto de Europa (cfr. ARTUROCASTIGLIONI, n volto di Ippocrate, Istorie
di medici e medicine d'altri tempi, Milano, 1935, p. 147).
168 Cfr. KLAus BERGDOLT, La peste nera e lafine del Medioevo, Edizioni Piemme, 2002; sobre los
comportamientos colectivos en las pestes, JEANDELUMEAU, El miedo en Occidente (Siglos XIV-XVIII).
Una ciudad sitiada, Madrid, 2012, pp. 129 Y ss ..
169 EpIFANIO Enfermos, medicosy sociedades en la historia, Feudalismo, Edad Media, Buenos
PALERMO,
Aires, 1992, pp. 127 Y ss.; ARTUROCASJ1GUOM, Encantamiento y magia, México, 1947, pp. 232 Y ss.
170 Cfr. ANNEMARIE
HARTMANN, Der Hexenwahn im Herzogtum und Kw:filrstentum Bayem im 16.
und 17. Jahrhundert, en "Teufelsglaube und Hexenprozesse" (hrg. GEORGSCHWAlGER),
Hamburg,
2007, p. 121.
171 La publicación Estudio
del libro de PIEmO VERRIfue póstuma, en 1803, cfr. EZEQUIELMALARINO,
preliminar a Verrí. Observaciones sobre la tortura, Buenos Aires, 2012.
Milano, 1987; sobre la común imputación de la peste a judíos, JEAN DELUMEAU,El miedo en
Occidente (Siglos XIV-XVIII). Una ciudad sitiada, Madrid, 2012, pp. 170 Y ss.
173 Cfr. JACQUESLE GOFF - Nicolas Truong, Una historia del cuerpo en la Edad Media, Barcelona,
2005, p. 79.
174 H. SCHOIT - R. TÚLLE, Geschichte der Psychiatrie, Krankheitslehren, Irrwege. Behandlungs-
formen, München, 1996, p. 187.
 46 FRIEDRICH SPEE CAUTIO CRIMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 47

como lo conocemos hoy, no existió hasta el siglo XVIII, pues antes eran solo
instituciones de caridad, que recogían a enfermos y pobres '?".
Ese mundo en que la muerte prematura tenía presencia constante se
caracterizaba por ~na tónica de melancolía y pesímísmo-:", en conson~cia
con ~na ~scatologIa, tanto protestante como católica, que ponía el acento
en el mmmente advenimiento de un juicio eterno y final, con la salvación de
unos pocos elegídos-?", pero nadie tenía la certeza de serIo.
. .Los campesinos l~;
refugiab~ en creencias paganas en medio de la fuerte
cnSIS de 1590-1640 ,en especial en Europa central, extendiéndose al nor-
te de Italia, donde la Lombardía y en particular la ciudad de Como, mantenía
mayores contactos con el mundo gerrnáníco-w,
¿A quién estigmatizar y convertir en chivo expiatorio? Como es habitual a
lo largo de toda la historia del poder punitivo y de su estructural selectividad
cabe suponer que, salvo venganzas políticas o pugnas de poder -como en
el caso de los templarios u otros disidentes considerados peligrosos o dignos
de se~ e~o~iados:-, ,debían ser seres de las clases subalternas y, entre estos,
los ~as d~b~lese idóneos conforme a los prejuicios populares: preferentmente
mujeres viejas y pobres.
La mujer como portadora de un poder secreto es un pensamiento ele-
mental de muchos pueblos-w, pero en concreto en los siglos de la inquisición
ocup~ba ~na PO~ición :xtremadamente subordinada, tal como lo presCribí~
Gracíano: la mujer no nene poder, sino que en todo está sometida al dominio
del maridol8l.
En la sociedad jerarquizada en forma de ejército, el patriarcado hacía del
ho~b~e el sub~~cial qu~ controlaba a todos los seres inferiores en su propie-
dad. SIervos, mnos, mujeres y animales, y la misoginia patriarcal dominaba
201 7S VK. AAL.HEINZ LEVEN, Geschichte der Medizin. Van der Antike
0 ,p.33.
8
la cultura europeav". La fuerza de la bruja nace y se alimenta de la debilidad
de la m0er, sobre todo de la perteneciente a un estrato social humilde, y por
tanto rebajada por partida doble en una sociedad androcrática y rígidamente
jerarquizada como la medievaZI83.
Por otra parte, si de paso se quería erradicar una cultura sincrética,
no podía menos que advertirse que la mujer es la transmisora de cultura
por excelencia. Tampoco descartamos que también haya sido funcional para
reforzar la subordinación de las mujeres, dado que estas habían asumido
algunos roles masculinos como resultado de las cruzadas y de las calami-
dades, pero sin asígnarle el valor de motivación determinante y única, ni
mucho menos-s". Quizá, en sentido semejante, no podría pasarse por alto
que casi todos los movimientos heréticos habían reconocido una posición de
mayor igualdad a la mujer, pues podían predicar igual que los hombres y en
algunos grupos administrar sacramentos, al punto que se dice que Valdo se
separó definitivamente de la Iglesia porque el obispo no permitia predicar a
las mujeres!".
A todo lo anterior se suma que la brujería se asociaba a actividades pro-
fesionales propias de las mujeres (comadrona, curandera). como también a
que alrededor del año mil se habían establecido o consolidado reglas riguro-
samente detalladas de regulación de la sexualidad, que cumplían la función
de garantizar la pureza de la estirpe y, por ende, la mujer era precisamente
quien podía amenazarla mediante el adulterio, introduciendo hijos extrama-
trímoníales+".
San Agustín había hecho de la castidad la garantía de la salvación: en el
sexo se reproducía el pecado original y la perdición estaba en la mujer, Satán
atacaba por el sexo, la mujer era la tentación permanentev", aunque esto
quedó en buena medida en el plano especulativo, porque parece haber sido
apenas en el siglo XI cuando se generalizó la vinculación del pecado original
con el sexo, ecuación que no figuraba en la Bíblía-?".
bis zu Gegenwart, München,

176Cfr '. Jo~ H.UI~NGA, El otoño de la edad media, Madrid, 2005; GEORGE ROSEN, Locura socie-
dad. Socwlogla hlStorica de la enfermedad mental, Madrid, 1974, p. 184. Y 182V. por ejemplo, MERcÉ Puro RODRiGUEZ-EsCALONA, Poesía misógina en la edad media latina
(ss. XI-XIII), Universidad de Barcelona, 1995.
Cfr. JEAN DELUMEAU, Il peccato e lapaura,
1177 L'idea di colpa in occidente dalXIII al XVIII secolo
B o ogna, 1987, p. 941 Y ss. ' 183 FRANco CARDINI, op. cit, p. 93.

184 Parece ser la tesis sostenida por ROSE MARIE MURANo en la introducción histórica a la traduc-
. 178V. la referencia a la crisis general europea en VIcrOR SKlPP, Crisis and Development An ecolo-
qical. case study ofthe Forestof Arden 1570-1674, Cambridge University Press, 1978, pp, 99 Y ss.
ción portuguesa, Ci Mcuteio dasfeiticeiras, Río de Janeiro, 1991, pp. 5 Y ss.
179 G T 185 Cfr. SILVlS FEDERICI, Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, Buenos
IOR~O ERRAGNI, Le streghe, Como, 1993, p. 27; AA.VV., Streghe diavoli e sibille Atti del
di Como, 2003; AA.VV.
Aires, 2011, p. 72.
bcondvengo. amo, 18-19 maggio 2001, Comune Processi di stregh~ inLom.-
ar la, Milano, 2006.. '
186V. GEORGESDUBY, I peccati delle donne nel Medioevo, Laterza, 2005.
180 Cf W J .
r.
b urg, 2007, ALTRAUT ILG, op. cit en Teufelsglaube und Hexenprozesse
p. 37.
[hrg GEORG SCHWAlGER) Ham
" -
187Cfr. TuLLlO GREGORY, Príncipe di questo mondo, n diavolo in Occidente, Laterza, 2013, p. 31;
ROMANO CANOSA, Sessualita e inquisizione in Italia tra cinquecento e seicento, Roma, 1994.
181Cít J
- . 1 '20PO oAMES A. BRUNDAGE, La. ley, el sexo y la sociedad cristiana en la Europa. medieval
or 188V. JACgUES LE GOFF - NICOLAS TRUONG, Una historia del cuerpo en la Edad Media, Barcelona,
M eXlCO, , p. 263. '
2005, p. 45.
48 FRlEDRlCH SPEE
El miedo a la mujer también había sido incentivado con la leyenda de
la papisa Juana, que se ubicaba temporalmente en el siglo IX, pero que fue
difundida justamente en el siglo XIIp89. En el Renacimiento, los médicos
seguían viendo a la mujer como una criatura inacabada, un macho incom-
pleto, lo que daba por resultado su fragilidad y su ínconstancía=", idea
que parece extenderse en los siglos hasta Lombroso en la crímínología'P!
y la famosa envidia del pene freudiana en la psicología. Nada menos que
Ambroise Paré (1510-1592), considerado el padre de la cirugía moderna, no
se podía librar del peso aristotélico y decía que la mujer era más húmeda
que el hombre, padecía una imbecilitas natural, porque sus órganos eran in-
teriores y por eso más húmedos, por lo que sus acciones no eran tan perfec-
tas como las del hombrew-.
Por un extraño juego de combinaciones la mujer y el pecado sexual se
vinculaban al sabbat y a la estigmatización de judíos. Al parecer, los mal-
ditos de la historia -judíos, mujeres y gays- aparecen entrelazados en la
leyenda de las brujas y el sabbat. El origen de esta extraña amalgama se
remonta al antijudaísmo de algunos Padres de la Iglesia, como Orígenes
y Juan Crisóstomo, que desembocó en la fuerte discriminación judía del
concilio lateranense de 1215. Juan Crisóstomo decía que las sinagogas eran
lugares de demonios, donde se practicaban impudicias, al tiempo que todas
las descripciones del sabbat lo vinculaban con los cultos de la primavera, las
celebraciones de la montaña y en especial los cultos de fertilidad, órficos,
en general vinculados con la sexualidad, es decir, con el pecado original
reiterado por culpa de la mujer'?".
En los siglos inquisitoriales, el principio femenino de igualdad, solo se
reivindicaba públicamente por algunos herejes y secretamente por los alqui-
mistas. El origen de la disposición ígualítaría de estos últimos se pierde en
la leyenda, remontándose a una profetisa llamada María, a quien la alquimia
atribuía la instalación de la combinación de los principios masculino y feme-
nino, teorizados en el siglo XX por la psicología profunda de JungI94.
189V. JAQUES LE GOFF, Héroes, maravillas y leyendas de la edad media, Madrid,
190ROBERT MUCHEMBLED, Historia del diablo, Siglos XII-XX, México,
191V. C. LoMBROSO - G. Ferrero, La donna delincuente. La prostituta
1915.
192Cfr. JEAN DELUMEAU, El miedo en occidente, cit., p. 406.
193Cfr. WALTRAUT JILG, op. cit en "Teufelsglaube und Hexenprozesse"
Hamburg, 2007, p. 52.
194A esa profetisa nombramos hasta hoy cuando nos referimos al bañomaria, cfr. MICHELA
PERElRA, Arcana sapienza, L'alchimia dalle origine a Jung, Roma, 2001, pp. 47 Y ss. A comba-
tir este principio parece que atribuye la caza de brujas CARLOS AMAoEU B. BYlNGroN, O Martelo
das feiticeiras - Malleus maleficarum a luz de uma teoria simbólica da história, en O martelo das
feiiiceiras, Rio de Janeiro, 1991, pp. 19 Y ss.
CAUTIO CRlMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 49
Todos los autores que tratan el tema del asesinato masivo de mujeres en
esos siglos, destacan con mayor o menor énfasis su aspecto de discriminación
de género, pero en general pasan por alto la discriminación etaria, es decir,
que las víctimas solian ser mujeres viejas, ciegas, inválidas, de vista desagra-
dable para los vecinos, que vivían rodeadas de animales doméstícosv", raras
en el sentido de que en ese tiempo la longevidad era excepcional. La opinión
corriente de que en esa época era de rigor un gran respeto por los ancianos,
al menos en este sentido, no deja de ser falsa.
En 1862, Michelet publicó una obra que no es histórica, sino literaria,
en que ensayó una visión romántica de la brujería, según la cual las brujas
serían subversivas, en la forma de una resistencia popular ingenua a la opre-
sión medíeval'?", Aunque no se trata de una obra rigurosamente histórica, SP.
la consideró intuitiva y, siguiendo su senda, se ha sostenido que si bien,
por un lado, las brujas fueron un chivo expiatorio, por otro deben considerarse
un producto de la clase desheredada, o sea, subversivas que encarnaban a
quienes se volvían contra Dios en medio de las desgracias de su tiempo, como
auxiliares de los proletarios de su época':".
Desde una perspectiva análoga, se sostiene que las brujas habrían sido
mujeres estigmatizadas como parte de una cruzada contra la resistencia de
creencias paganas y de la sabiduría ancestral, que representarían una suerte
de movimiento inorgánico pero de reivindicación de la libertad y del femi-
nismo. En definitiva, desde esta posición, se considera que la caza de brujas
inquisitorial habría tenido por objeto erradicar toda una cultura'?".
Creemos que esta y otras teorías similares, son resultado de la gene-
ralización del estereotipo víctímológíco de la inquisición contra brujas. La
Cautio demuestra acabadamente que las víctimas no se consideraban brujas,
sino que, bajo ese procedimiento aberrante -como lo señala Spee-, cualquier
persona podía ser condenada por hechicería, de modo que el cuadro víctímo-
lógico no puede reducirse a un estereotipo.
La interpretación, más o menos real o idealizada, de la bruja como resis-
tente de una cultura, no debe ser descartada, pero teniendo en cuenta que
2010, p. 163. solo cabe aceptarla a condición de otorgarle validez respecto de algunas de
2002, p. 92. las víctimas de la inquisición, y en modo alguno de todas ellas.
e la donna norrnnle, Toríno,
\
(hrg. GEORG SCHWAlGER). 195V. los casos citados por GEOFFREYPARRINDER,La brujeria, EUDEBA, Bs. As., 1965, p. 71.
196JULES MICHELET, La strega, La rivolta delle donne nel romanzo-verita dell'Inquisizione, Roma,
2005, presentación de STEFANOLANuZZA.
197Cfr. MAsSIO SEImNI, La stregoneria, Milano, 1995, p. 45.
198Cfr. CORRADOMORNESE/ ROBERTA Asroru, L'eresia delle streghe, Due letture del "Malleus Mole-
jicarum", Milano, 2004.
50 FRlEDRlCHSPEE
CAUTIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 51

En efecto: víctima de la inquisición podía ser cualquier mujer de las cla-

ses subalternas, sobre todo si era vieja y fea. Esto no obsta a tener por cierto
que había mujeres estigmatizadas como brujas, que conocían de hierbas y
ungüentos, pero su mundo era la margínacíón de la edad media, donde esta-
ban los sicarios, los ladronzuelo s , los falsarios, los mendigos profesionales,
los falsos tullidos, las prostitutas, los limosneros, etc.199 Las mismas mujeres
estigmatizadas con frecuencia eran prostitutas envejecidas. Por supuesto
que la brujería también se difundía entre las clases altas, pero estas solo
excepcionalmente fueron perseguidas, por efecto natural de la selectividad
estructural del poder punítívo-?''.
Si bien no puede generalizarse el estereotipo de la bruja, y menos afir-
mar que ni siquiera la mayoría de las asesinadas por la inquisición fuesen
mujeres que tuviesen los conocimientos especiales que se les atribuyen como
parte de la resistencia cultural, debe admitirse que por lo menos hubo una
minoría que disponía de recetas para todo, pero en especial para resolver pro-
blemas sexuales: facilitar la erección, afrodisíacos, aumentar el placer, variar
la cantidad y calidad seminal, frenar las tentaciones, verificar la virginidad,
estimular y regular la menstruación, provocar impotencia y que, además,
disponían y sabían de venenos=".
Si bien es verdad que algunas mujeres manipulaban sustancias de dis-
tinta naturaleza, en general productos vegetales -aunque también otras un
tanto fantásticas-, cuya composición se conoce, y teniendo en cuenta que
incluso la medicina actual se maneja con una cantidad de componentes bá-
sicos del mismo origen202, esto no puede generalizarse en cuanto a todas las
víctimas de los aberrantes procesos inquisitoriales y atribuir a todas ellas
haber padecido los efectos de alucínógenos.
Como bien lo demuestra la Cautio, sabemos que con la tortura y los in-
terrogatorios intencionados o sugerentes, las respuestas reproducían las
mismas historias, por lo cual no podemos tener por cierto que todas hayan
padecido las mismas alucinaciones.
Avanzando un paso más adelante, se ha llegado a patologízar a toda la
brujería, considerándola producto de la hístería=" o de la maniar", lo que
si bien se remonta a Wier20S, también es resultado de otra generalización de
estereotipo: no cabe duda acerca de la enfermedad mental de muchas muje-
res asesinadas, pero eso tampoco autoriza a considerar que todas fueran
enfermas, histéricas o psicóticas.
En síntesis: en un mar de magia irracional, que cubría toda Europa como
resultado de su sincretismo cultural, hubo vientos de intereses no siempre
iguales, que generaron olas letales de asesinatos inquisitoriales de mujeres,
aprovechando su posición social subordinada, la misoginia generalizada y
el fuerte patriarcado imperante, pero que no pueden ser encasilladas en un
estereotipo único.
Si bien no es hoy posible reconstruir el perfil de los diferentes tipos de
víctimas, los datos disponibles muestran que las hubo por viejas y poco agra-
ciadas, por manipuladoras de ungüentos y venenos, por raras, por enfermas
mentales, por odios vecinales y, también, por simple azar selectivo, con la
única salvedad de la selectividad victimizante, estructuralmente propia de
todo poder punitivo en todas la épocas.
11. ¿Quién fue el autor?
9. Una vida fascinante. El autor de este libro fue un personsaje polifa-
cético, en cuya existencia la Cautio Criminalis fue un episodio no menor, pero
no fue un jurista, sino unjesuita, pensador, intelectual, profesor de teología y
poeta. Se lo ha destacado como poeta, teólogo, luchador contra los prejuicios
de la hechicería, sacerdote, abogado de brujas, noble, profeta=". Se lo calificó
como defensor de la patria, de la verdad y de la justicia, de la caridad, de la
humanidad y de la fe207• El famoso teólogo Karl Rahner lo evocó recordando
que se vio forzado a publicar la Cautio en forma anónima, que sus obras que-
daron inéditas durante toda su vida, que años después lo rescató Leibniz del
olvido, y que su propia muerte es una prueba de infinito amor por el prójimo,
sin distinción de partido, concluyendo que no debemos olvidar 10socialmente
apremiante, como amarga y agonizante que fue la vida de este hombre-".
Beristain afirmó que se trata de una persona históricamente paradiqmátuxr'".

199 Sobre esto, con muy amplia información. la investigación de NILDAGUGLIELMI,

Marginalidad 205 V. ínfra, 22.
en la Edad Media, EUDEBA, 1986.
206Cfr. BRUNOKRESING,Ein Mann van immenser Spannweite des Wirkens, en "Fríedrích Spee von
200 Cfr. FRANCOCARDINI,op. cit, pp. 106-107. Langenfeld Jesuit Wissenschaftler Dichter Menschenrechtler", Padernborn, 1991, p. 6.
201 V. ENRICOMAlmA, Ricetiarto delle streghe, Roma, 2003, pp. 127 Y ss., sobre venenos, pp. 267 Y ss, 207 KARLKELLER,Friedrich Spee van LangenJeld. Seelsorqet; Dicbtet; Humanist, Butzon & Bercker,
202 Así, MARVlNHARRrs, Vacas, cerdos, guerras y brujas, Madrid, 2008, pp. 188 Y ss. 1968, pp. 15-19.
208 KARLRAHNER,Was hat Friedrich Spee uns heute sagen?, en Sievernich, op. cit p. 130.
203 V. TH. DE CAUZONZ,La magie et la sorcellerie en France, París, 1910, T. IV, pp. 85 Y ss.
204 CHARLESMACKAY,
flusoes populares e a loucura das massas, Río de Janeiro, 2001, p. 315 Y ss. 209 Así en el trabajo
de ANTONIO BERlSfAIN,publicado póstumamente en Un derecho penal compro-
metido. Libro homenaje al Prof. Dr. Gerardo Landroue Díaz, Valencia, 2011, p. 149.
52 FRlEDRlCHSPEE
Sin embargo, hasta hace unas décadas había recibido poca atención
por parte de los historiadores y de los juristas y, dentro de su propia orden
apenas si se lo recordaba. Modras cuenta que, precisamente a raíz de una
cita de Rahner, preguntó a los jesuitas acerca de Spee, pero nadie lo conocía
e incluso alguno le respondió que nada sabía de naves de guerra. A renglón
seguido, acota que la historia eclesiástica tiende a pasar por alto la cues-
tión de las brujas y hasta la relega a los cuentos ínfantíles-!".
Walter Rupp se plantea el interrogante acerca de esta secular indiferencia
histórica y la explica del siguiente modo: Los historiadores se han interesado
poco en él. Los estudiosos de la literatura lo han considerado como el padre de
la poesíafina, como un escritor de versos sentimental e ingenuo. Los religiosos,
desde hace trescientos años cantan sus canciones de iglesia, sin saber quién
las ha escrito. Los jesuitas nunca se han ocupado de sus reflexiones; han
debido anteponer la cuestión de por qué no había alcanzado los más altos gra-
dos de la orden. Y la Iglesia no habla de él, quizá por miedo a que el recuerdo
vuelva sobre un capítulo oscuro de su historia. Incluso los seguidores de los
movimientos feministas y de los derechos humanos, cuyos reclamos asumió
largo tiempo antes que ellos, y casi como ningún otro se comprometió por las
mujeres y por la abolición de la tortura, no reparan el él y sólo lo mencionan
como un pionero de su maoimienur+. Lo cierto es que fueron los protestantes
Leibniz y Thomasius quienes revaloraron su obra y, en el siglo pasado, fue
cobrando interés su vída-'-.
Spee nació el 15 de febrero de 1591 en Kaiserwerth, que hoy pertenece
a Düsseldorf, aunque algún autor señala el 25 de febrero. Se sabe muy poco
acerca de su infancia, pues no hay documentos al respecto-".
Si bien pertenecía a una familia acomodada del lugar, existe una dis-
cusión -que no parece del todo zanjada- acerca de la nobleza de su familia,
puesto que, aunque la historia de sus ancestros se remonta a siglos ante-
riores, el título de Freiherr les fue otorgado después de la muerte de Spee,
en tanto que la rama familiar de Langenfeld se extínguíó-". Debido a esta
discusión, algunos lo mencionan como Friedrich van Spee y otros suprimen
210 ROlANDMODRAS.A Jesuit in the Crucible. Friedrich Spee and the Witchcraft Hyteria in Seveneen-
th-Century Gennan, en "Studie in the Spirituality of Jesuits", vol. 35/4, setiembre de 2003, p. 19.
211 WALTERRtn=, Friedrich von Spee, cit., p. 9.
2.12 Puede considerarse pionera la biografía de JOHANNESDIEL, Friedrich von Spee. Eine biogra-
phlSche und literarische Skizze, Freíburg, 1872 (2a. ed. Freíburg, 1901).
213 Cfr. W ALTER
NIGG, Friedrich von Spee. Ein Jesuit kiunpf gegen den Hexenwahn, Padernborn,
1991,p.11.
214Cfr. KAru.-JÜRGENMIESEN, Friedrich Spee, Pater, Dichier; Hexen-Anwalt, DROSTEVERlAG, Dos-
SELDORF,1987, p. 31. Sobre loa antecesores de Spee y la rama de Langenlfeld, JOACHIM-FRlEDRlCH
RrlTER, Friedrich von Spee 1591-1635, Ein Edelmann, Mahner und Dichter, Spee-Verlag Tríer,
1977, p. 9. WALTERRur=, op. cít, p. 11, afirma que la familia era noble.
CAUTIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 53
el van, dejándolo solo antepuesto a Langenjeld, de modo que sería indicador
de procedencia o rama y no de nobleza. Nos inclinamos a creer que llevan
razón quienes observan que su familia fue noble apenas en el siglo siguiente
y, por tanto, lo correcto es no anteponer el van al apellido Spee215.
La confusión obedece también a que todo parece indicar que existe cierto
parentesco lejano con el almirante Maxilian Grafvon Spee, el de la batalla del
Atlántico en la primera guerra, con cuyo nombre de bautizó luego al acorazado
que protagonizó en la segunda guerra la famosa batalla del Rio de la Plata.
Spee cursó sus estudios secundarios en Colonia e inició su noviciado en
Tréveris el 22 de noviembre de 1610. En 1612 fue a Fulda con la orden, y
de allí pasó a Würzburg, ciudad con tradición literaria desde la edad media,
debida al poeta del siglo XIII Walthers van der Vogelweide (1170-1228), que
había sido inspirador de trovadores y fuerte defensor de los emperadores ale-
manes contra el papado. Allí se había instalado la universidad en 1582, cuya
facultad de filosofía y teología estaba confiada a los jesuitas. Los siete años
siguientes los pasó en las ciudades de Espira, Worms y Maguncia, donde
enseñó y a la vez estudió. En Worms fue profesor de poétíca-".
Si bien Spee obtuvo premios escolares en latín, lo cierto es que en las
escuelas de su adolescencia no enseñaban alemán, o sea, que el manejo de
la lengua en que logró volar tan alto se debe más a su talento personal que
a la docencia. No puede decirse lo mismo del arte de argumentar, que por esa
época se enseñaba con particular énfasis en las escuelas-".
Cuando a los veinte años ingresó a la compañía, esta tenía unos quince
mil miembros, lo que indica que seleccionaba muy bien a los novicios que, en
general, llegaban movidos por la idea de convertirse en misioneros en oriente
o en Paraguay, lo que también motivaba profundamente a Spee, que desde
joven mostraba una sincera vocación al sacrificio.
Como era de esperar, a los veintiséis años solicitó a los superiores ser des-
tinado a la India. Se dirigió para esto al General de la orden, Muzio Vitelleschi
(1563-1645), con cartas extensas en las que exponía su inquietud y vocación. Al
igual que a muchos otros jesuitas, el pedido le fue denegado, con el argumento
de que en ese momento la India era Alemania, donde el catolicismo estaba ame-
nazado por los conflictos cada vez más abiertos con los protestantes=".
215 Sobre esto. KAru.KELLER,Friedrich Spee von Lanqenfeid; cit., ; ROLANDMODRAS.op. cito
216 Cfr. KAru.-JÜRGENMIESEN, op. cito
217 Cfr. WALTERRtn=, op. cit. p. 13.
218 A este respecto son coincidentes todos los biógrafos: Kixus SCHATZ,Fiiedrich Spee und seine
Zeit, en F. Spee zum 400. Jahre, cít., pp. 17 Y ss.; AmON ARENS, Fiiedrich Spee von LangenJeld.
Jesuii; Wissenschaftler, Dichiet; menschenrechtler, en "Friedrich Spee von Langenfeld Jesuit
Wissenschaftler Dichter Menschenrechtler", Padernborn, 1991, p. 9; Walter Rupp, op. cit, p. 14.
 FRIEDRICHSPEE
54
Como nota curiosa, cabe acotar que su pedido de misionar en la India
parece haber competido con otra solicitud, la del-joven jesuita Adam Schall
von Bell (1592-1666), quien finalmente marchó a China, donde llegó a pre-
sidir el directorio del observatorio astronómico e incluso a ser consejero
del emperador y hasta regente. Aunque parece exagerado, algunos autores
afirman que si el joven principe al que asistía no hubiese muerto, gracias a
Schallla China hubiese sido católíca-".
Spee volvió a Mainz para enseñar retórica en el gimnasio (colegio secun-
dario) y al mismo tiempo estudiar teología, lo que hizo durante cuatro años,
siendo consagrado sub diácono , diácono y finalmente sacerdote, el 28 de
mayo de 1623. La teología se dividía en escolástica, teología moral y exégesis
bíblica. Su interés principal se hallaba en la teología moral, y entre los gran-
des teólogos morales de los jesuitas estaba su admirado tirolés Adam Tanner
(1572-1632).
Por teología moral, que fue lo primero que Spee enseñó, se entiende toda
la casuística que se emplea para la confesión (los manuales de teología moral
son los que usan los confesores) y que en los tiempos de Spee era harto discu-
tida. Sus clases de esta materia en Paderborn deben haber sido muy buenas,
porque veinte años después, uno de sus alumnos, Hermann Busenbaum,
considerado un eximio teólogo, publicó una obra titulada Medula Theologiae
Moralis, que le dedica junto a su predecesor Nünníng, considerándolo su
maestro=". Todos los profesores de esta materia escribían por lo menos unos
apuntes y se supone que Spee hizo lo mismo, pero por desgracia no se han
conservado.
Una vez ordenado pasó a Paderborn como profesor de lógica y en el
tiempo que le restaba se dedicaba a misionar, lo que en ese momento signi-
ficaba convencer a protestantes para que volviesen a la Iglesia Católica. En
esta tarea se tiene memoria de su gran elocuencia y de un caso en que logró
convencer a una joven luterana en unas pocas horas, lo que provocó asombro
en la comunídad=".
Pero como Spee no había abandonado su vocación misionera más pro-
funda ni tampoco sus deseos en este sentido, pensó que podía ocuparse de
misionar entre los soldados extranjeros, para lo cual proyectó marcharse a
Italia y aprender la lengua. Esta tentativa también fracasó, por lo que la orden
le obligó a permanecer en Alemania, en medio de las guerras de religión, el
219 Así, KLAus Schatz, op. cii, p. 69; sobre esto también Anton Arens,
220 Joachim-Friedrtch Ritter, Friedrich von Spee 1591-1635. cít., p. 49.
221 Cfr. KARL-JORGENMIESEN, op. cit, p. 123; este episodio fue relatado décadas después de su
muerte por el padre Jakob Masen (cfr. TH. G. M. VANOORSCHOT,Zur Geistigen Biographie Spees. en
"FríedríchSpee. Díchter, Theologe und Bekámpfer der Hexenprozesse", p. 19).
CAUTIOCRIMINALIS
(CAUTELACRIMINAL) 55
hambre, la peste y la obsesión por las brujas, lo que terminó asumiendo
como un destínc=".
Este nuevo fracaso tuvo un curso que -de alguna manera-, marcaria su
derrotero posterior. En efecto: como queria estudiar lenguas para mísíonar
entre los soldados extranjeros, nuevamente se dirigió al general Vitelleschi
solicitando que le autorizase su traslado a Italia para estudiar italiano, pero
el famoso general derivó la cuestión al provincial de la orden, que era tal
Hermann Baving, que no le guardaba ninguna simpatía y que, natural-
mente, le negó la autorización y lo destinó a la ciudad de Espira, para que
se encargase de las brujas.
Entre otras cosas, cabe suponer que, además de las intrigas internas
de cualquier corporación, Baving -que provenía de una familia burguesa-
le tenía antipatía a Spee por pertenecer a una familia de cierta raigambre,
pero a poco el futuro autor de la Cautio tomó este rechazo y su nuevo des-
tino como una prueba de misionario y de obediencia y se fue acomodando
a Espira, que había sido ciudad de descanso de varios emperadores y era
la sede del más importante y afamado tribunal del imperio (el Reichkam-
mergericht) .
Fue precisamente en Espira que Spee comenzó a introducirse en la
literatura juridica y teológíca acerca de la persecución y quema de brujas,
encontrando que la opinión en esta materia estaba dividida entre los propios
jesuitas y también entre los juristas.
Dado que era la sede del tribunal, tuvo a su disposición una enorme
biblioteca, donde lo sorprendió la confusión de opiniones. Allí, paso a paso,
Spee dio con los mejoresjuristas del imperio. Tuvo una bibliotecajurídica como
ninguna otra en Alemania. Se sorprendió al comprobar que la cuestión de la
persecución de brujas también dividía a los juristas laicos. Por todas partes
había confusión e tnsequrídad+',
¿Qué leyó Spee en la biblioteca de Espira? Seguramente a sus predece-
sores, pero también a Nikolaus Rernígíus (Daemonolatriae libri tres, Lyon,
1594) y la respuesta de Bodin a Wíer, traducida al alemán por una especie
de pequeño comejesuitas protestante que satíricamente se llamaba indigno
miembro de la congregación de los fieles de Cristo, publicada en Estrasburgo
en 1591.
Allí se topó también con la obra de Peter Binsfeld (1540-1598), que será
uno de sus blancos de ataque en esta obra. Binsfeld había sido vicario gene-
ral en Tréveris y dos veces rector de la universidad, terrible impulsor de
loco cit.
222 Cfr. WALTERRur=, op. cit, p. 17.
223 KARL-JÜRGEN
MIESEN, op. cit. p. 131.
56 FRIEDRICHSPEE
condenas por brujería en esa ciudad. Su Tractatus se publicó en 1589224, y
entre 1587 y 1593 hizo ejecutar por lo menos 273 personas+".
Fue Adam Contzen, profesor de Biblia de Spee, quien lo puso en contacto
con las obras de Binsfeld y también con las de los jesuitas españoles Gregor
de Valentia (1541-1603) y Martin Anton Del Rio (1551-1606).
Gregario de Valencia, en un dictamen dirigido al duque Guillermo de
Bavíera en 1590, como también en el tercer tomo de su Commentari Theolo-
gici (Ingolstadt, 1591), seguía acriticamente la opinión de Binsfeld y, si bien
por un lado aconsejaba la atenuación de los procesos de brujas, por otro lado
sostenía la increíble afirmación de Binsfeld, en el sentido de que el juez, aun
cuando estuviese personalmente convencido de la inocencia del acusado,
igualmente deberia condenar si hubo confesión en la tortura y un tercero
testigo, es decir, atenerse a la llamada prueba tasada.
A pesar de esto, Gregario de Valencia parece un hombre de derecho rela-
tivamente sensato, en comparación con su compañero de orden Martín Del
Rio, hijo de padres españoles nacido en Amberes.
Del Rio había sido el máximo fiscal y vicecanciller del consejo de Bravante
y durante treinta años procurador general de la orden jesuítica. Se había
ordenado sacerdote, estudió teología y fue profesor en varias universidades
europeas. Se dice que dominaba nueve lenguas. Justus Lipsius (1547-1606),
que había estudiado con Del Rio en Lovaina y que es considerado el padre de
la lingüística moderna, afirmaba que era una maravilla de nuestro tiemp0226•
En su obra, publicada en Lovaina en 1599227, Del Rio daba por cierta
cualquier historia fantasmal acerca de las brujas, por absurda que fuese,
224PETRU5BlNSFELD,Tractaius de ConJessionibus Maleficorum et Sagarum, an, el quantafide sys
adhibenda sit. Auctore Petro BinsJelio Su.tfraganio Treuirensi Doctore Theologo, Heínrích Bock,
1589, p. 45. En 1590 apareció su traducción alemana: Tractat Von Bekantm(/3 der Sauberer vnnd
Hexen, HEINRICHBOCK, 1590.
225 Cfr. KARL-JÜRGEN MrEsEN, op. cito p. 135. Sobre BlNSFELD,Juuo CAROBAROJA,Las brujas y su
mundo, cít., p. 158: CRIsroPH DAXElMÚLLER, Storia sociale di un'Idea, Milano, 1997, p. 195: STUART
CURK, Pensando com Demónios, Sáo Paulo, 2006, pp. 602 Y701: Dizionario Storico dell'Inquisizione,
Pisa, 2010, T. l., p. 199. WOLFGANG BEHRINGER (Le streghe, Bolonia, 2008, p. 51) calcula que en toda
la región en tiempos de la gestión de Binsfeld fueron ejecutadas por lo menos unas 2.000 personas.
226 Idem, p. 136. Sobre DEL RIo, V. P. G. MAxwELL-STUART, Martín Del Rio: istituzione delle regole,
en Storia Della caccia alle streghe, Roma, 2005, pp. 8 Y ss.: Dizionario Storico dell'Inquisizione,
Pisa, 2010, T.l, p. 462: STUARTCLARK,Pensando comDemónios, ctt., p. 556: ALOISHAHN,Die Cautio
Criminalis, en AA.VV., Friedrich Spee Dichter. Seelsorger. Bekámpfer des Hexenwahns. Zum 350.
Todestag, Trter, 1985 pp. 57 Y ss. Cabe recordar que para Del Rio los jueces que no condenaban
a muerte a las brujas incurrían en pecado mortal y todo aquel que se opusiera o criticara la
sentencia de muerte era un hereje (cfr. ROLANDMODRAS,A Jesuit in the Crucible. Friedrich Spee and
the Witchcraft Hyteria in Seveneenth-Century Gerrnnn, en "Studie in the Spirituality of .Jesuíts",
vol. 35/4, setiembre de 2003, p. 19).
227 Magicarum Disquisitionum tomus secundus, in quo agitur De maleficio, vana observatione,
divinatione, & de coniectitatione, Louvain, Gerard Rivius, 1600.
CAUTIOCRIMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 57
en especial las obtenidas bajo tortura por efecto de las preguntas ínten-
cionales y sugerentes de los inquisidores. Se trata de un autor que parece
ser inmensamente crédulo y, además, no solo tenía por cierto lo que
relataban los documentos y libros, sino, sobre todo, llegaba a tomar por
verdaderas todas las declaraciones inverosímiles obtenidas por tortura y
que re referían.
Como no podía ser de otra manera, Menéndez y Pelayo se ocupó de Martín
Del Rio extensamente y en términos encomiables, considerándolo una gloria
insigne de la compañía de Jesús, portento de erudición y doctrina, aunque en
pleno siglo XIX no pudo dejar de resaltar su absurda credulidad, lo que en el
siglo XX y en Cuba, Fernando Ortíz no pudo menos que íronízar+".
Cabe suponer que Spee también dio con el libro del jurista J ohann Georg
Gódelmann (1559-1611), Disputatio de magis, maleficis et lamis, publicado
en 1584 y en alemán en 1592, que parece haber influido en otros.
10. La elaboración y publicación de la Cautio. Spee siguió siendo
confesor y profesor en Paderborn, donde seguramente comenzó a escribir
la Cautio, teniendo a mano la biblioteca de la Universidad. Se supone que
trabajó en su redacción entre 1629 y 1631229•
En la época y circunstancias de Spee, escribir y publicar este libro demos-
traba una valentía personal muy considerable. Es obvio que la indignación
frente a la injusticia y a la corrupción, a la insensibilidad de acomodaticios
y extorsionadores y de sus encubridores y cómplices, llevó a Spee a afrontar
riesgos que no podía dejar de prever.
Estos riesgos no son otros que los que debe sortear cualquiera que, en
todas las épocas y en referencia al poder punitivo, deslegítírna su actuación,
pone de manifiesto sus vicios y enfrenta a corporaciones corruptas y a una
invención de realidad que es funcional al establishment.
La indignación y el dolor de Spee eran enormes, tal como lo expresa
varias veces en el libro. Johann Philipp van Schórnborn, obispo de Würz-
burg, contó a Leibniz que Spee tenía el aspecto de un hombre mucho mayor,
de unos sesenta años, y que cuando le preguntó por qué tenía los cabe-
llos canosos, respondió que a causa de las muchas mujeres que tuvo que
acompañar a la hoguera. Según el testigo, Spee al confesarlas, cuando las
228 MARCELlNO MENÉNDEZy PELAYO,Historia de los heterodoxos españoles, Madrid, 1880-1882,
T. II, pp. 648 Y ss.: FERNANDO
ORTIZ,Brujas e inquisidores, La Habana, 2003, pp. 94 Y ss.
229 Cfr. GÚNTER JEROUSCHEK, Friedrich Spee als Justizkritiker. Die Cautio Criminalis im
Lichte des gemeinen Strafrechts der frühen Neuzeit, en: Gunther Franz (Hg.). Friedrich Spee
zum 400. Geburtstag, Kollokium der Friedrich-Spee-Gesellschaft Tríer, Paderborn, 1995,
pp. 115 Y ss.
 CAUTIO CRlMlNALIS (CAUTELA CRIMINAL) 59
58 FRIEDRICH SPEE

-y aunque la ciudad estuviese en poder católico-, no requería del imprimatur

mujeres no tenían nada que temer frente al confesor, le relataban la verdad y
descubría la tremenda crueldad de los jueces-",
Cabe imaginar el efecto que podía producir en el ánimo de un hombre
con sensibilidad de poeta, la tarea de acompañar a mujeres inocentes a
ser quemadas en una hoguera, solo para beneficio de unos corruptos des-
preciables y del poder de los príncipes. A medida que iba cumpliendo su
función de confesor de las infelices víctimas, más convencido estaba de que
esos procedimientos solo conseguían mandar cada vez más inocentes a esa
horrible muerte=",
El dolor no lo expresa su rostro al óleo en la imagen que habitualmente
se difunde, porque es probable que se haya pintado siendo Spee muy joven,
cuando aún no estaba consagrado. Catorce años después de su muerte se
reconoció ese retrato por la orden y se lo incluyó en las ediciones de sus
libros232.
Spee era sin duda consciente del grave riesgo en que se colocaba con esta
obra. Un autor que se pregunta qué movió a asumido, señala dos motivos:
en primer término, la perplejidad producto de su auténtica piedad humana
y, en segundo lugar, el deber de verdad, aunque no deja de señalar también
la caritas cristiana (christliche LiebeJ233. Beristain cita el Eclesiastés, cuando
dice que en el trono de la justicia encontró a la injusticia, pensando que esto
fue lo que impulsó decididamente a Spee234.
Dadas las señaladas circunstancias, la primera edición de este libro, que
se hizo en Rinteln en 1631, apareció en forma anónima, lo que no dejaba de
ser un signo de prudencia. Téngase en cuenta que ciento treinta y tres años
más tarde, Beccaria publicó también anónimamente Dei delitti e delle pene.
La primera edición -de 1631-, se dice escrita por un incerto theologo
romano y la hizo Peter Lucius, que era el typographus academicus, o sea,
el impresor oficial de la Universidad de Rinteln, quien como protestante
230 JOACHIM-FRIEDRlCH RrITER. Fliedrich von Spee 1591-1635, cít., p. 50; KLAus SCHATZ, Fliedrich
Spees Kampj gengen den Hexenwahn, en MICHAEL SIEVERNICH, op. cii., pp. 33 Y ss. El relato de
LEIBNIZ, según lo que le había contado Sch6nborn, se transcrtbe en HENRlETIE HEPPE GEB. SOLDAN,
Geschichte der Hexenprozesse, cít., T. II, p. 189; sobre la relación con Schónbeorn, W. GORDON
MARlGOLD, Beziehungen zwischen Frietinch: von Spee und Johann Philipp von Schónbom, en "Frie-
drích Spee. Dichter, Theologe und Bekámpfer der Hexenprozesse", pp. 277 Y ss.
o nihil obstat eclesíástíco=". Rinteln es una pequeña ciudad de la actual Baja
Sajonia, a orillas del Weser, que en tiempos de Spee era sede de universidad
de Schaumburg, burgo que ahora corresponde a Rinteln.
No tardó en saberse quién era el autor del libro, puesto que Spee habia
divulgado sus opiniones entre los jesuitas y otras personas, con lo cual era
casi inevitable que se le atribuyese. Spee argumentó que no había autorizado
su publicación sino que, habiendo repartido cierta cantidad de manuscritos,
alguien lo había hecho imprimir sin su consentimiento.
Si bien es muy difícil saber la verdad, la afirmación de Spee parece poco
verosímil, pues su alegato de que la publicación había sido resultado de un
hurto piadoso (frommen Diebstahl o piumfurtum)236, más bien parece que su
respuesta encuadra mejor en la categoría de las mentiras piadosas (frommen
Lüge). La afirmación de que había hecho circular el manuscrito pero no había
autorizado la publicación, parece transparentar la intención de escamotearlo
a la censura. Tampoco es del todo seguro que los propios superiores de la
orden no lo supiesen y lo hubiesen autorizado discretamente, teniendo en
cuenta que Tanner un poco antes, en su obra general, había sostenido la
misma crítica, aunque en un estilo mucho menos jurídico y polémíco=".
Lo que está fuera de toda duda es que, sabiendo cómo funcionaba la cen-
sura en su tiempo, de cumplirse todas las formalidades requeridas por esta,
el libro no hubiese podido imprimirse. No en vano ninguno de los escritos de
este autor pudo aparecer con su nombre durante su vida.
La mayoría de los biógrafos y comentadores de la obra del jesuita piensa
que Spee dio la autorización para la publicación de la obra. En uno de los
tres originales de la primera edición que se conservan, ha desaparecido el
prólogo escrito por Spee, lo que parecería indicar que este lo retiró cuando
estaba el texto imprimiéndose. En segundo lugar, si no hubiese querido que
se publique, tampoco hubiese corregido y ampliado la segunda edición de
Frankfurt="; cuya traducción es la que aquí se publica. La segunda edición
en 1632 parece una provocación, pues no contento con las dificultades de la
edición del año anterior, se apresuró a dar a luz una nueva, ante la cual no
resiste el menor análisis su mentira piadosa, pues no había forma de expli-
car con qué otro objetivo podía haberla corregido y ampliado personalmente.
Nadie corrige y amplía una obra para que no se publique.

231 Cfr. JOHANN DIEFENBACH, Der Hexenwahn in Deutschland, Mainz, 1886, p. 278.
El cuadro pertenece
232 a un artista desconocido y todos los retratos posteriors de Spee provie- 235 Cfr. WALTER Rur=. p. 59.
nen de él. Cfr. AA.VV., Fliedrich Spee Dichter, Seelsorger; Bekiímpjer des Hexenwahns. Zum 350. 236 V. JOACHIM-FRlEDRlCH RnTER, Friedrich. von Spee 1591-1635, cít., p. 53.
Todestag, Tríer, 1985, p. 15.
237 Cfr. GÜNTERJEROUSCHEK, op. cit, p. 121.
233 ALEXANDER LoICHINGER, Fliedrich von Spee und seine "Cautio criminalis", en "Teufelsglaube
und Hexenprozesse" (hrg. Georg Schwaígerl, Hamburg, 2007, p. 129. 238 KLAus SCHATZ, Friedrich: Spees Kampj gengen den Hexenwahn, en Michael Síeverriích, op cít.,
pp. 33 Y ss., p. 50.
234 ANTONIO BERlSTAlN, Criminología, victimología y cárceles, Bogotá, 1996, T. I, p. 379.

FRlEDRlCHSPEE
60
No faltan quienes lanzan la hipótesis de que Nickel, que era s~ ~upe-
rior local, autorizó esta segunda edición. Es posible que se haya lírnítado
a respetar la autonomía de conciencia de Spee, pe!o lo. cierto es ~~e llama
la atención la forma en que lo protegió durante anos, mcluso omítíendo el
239
cumplimiento de disposiciones del general de la orden •
Es claro también que Spee no estaba completamente solo, sino que
incluso fuera de la orden contaba con algunos apoyos importantes. Si bien la
ciudad rebozaba de rumores y cuchilleos acerca de las brujas y de la tortura,
no en vano en el prefacio a esta edición se dice que, ante el agotamiento de
la Rintemer Erstaujlage de 1631, varios miembros del Reichkammergericht
e incluso de la corte imperial sostenían que era aconsejable rápidamente una
nueva edícíón=".
En la segunda edición de 1632 se hizo constar una approbatione Faculta-
tis Juridicae Rinthelensis y la autoría se atribuye a un incerto theologo orthod,
tólí 241
de lo que se concluye que e1 autor es ea o co .
La identidad de su segundo editor es otro tema misterioso, pues todo
indica que Johannes Groneaus era un pseudónimo. Se piensa que pudo ser
un jurista austríaco. El editor de la segunda edición, <:Juese da el nombr~ de
Ioannes Gronaeus Austrius I. C. (Iuris consultor), segun algunos fue el vice-
canciller de Hessen, Theodor Reincking, con quien tuvo bastante relación
en sus tiempos de Espira, que habría facilitado el vinculo con el anónimo
impresor de Frankfurt, si es que realmente no se imprimió en Colonia, lo que
también se pone en duda, pues Spee se hallaba en ese momento e.n Colo~a
y en un catálogo antiguo de la orden se señala como lugar de impresion
FrankJurt & Kóln242•
Veremos seguidamente las dificultades que tuvo Spee dentro de la orden,
pero en general es bueno observar que en Roma, Vitl::lleschi no pareció preo-
cupado por el contenido del libro, puesto que no sabían ~uc~o. ~~erca de los
procesos a brujas en Alemania y que, enfrascados en la ~nqUlslCIOnr~mana,
las brujas los tenían sin mayor cuidado. Lo que molesto fue que el líbro ?e
un jesuita se hubiese publicado sin su paso por la censura, que era.un delito
conforme a la ley imperial y ponía en peligro a la orden en sus relaciones cO,n
las autoridades laicas. El impresor se disculpaba, aduciendo que no sabía
que el libro había sido escrito por un jesuita.
239 Cfr. ROlANDMODRAS,op. cit, p. 26.
240 Cfr. KARL-JÜRGEN
MIESEN,op. cit, p. 13I.
241 GUNTHERFRANZ,Friedrich Spee und die Bücherzensur, en "Fríedrích Spee zum 400. Geburts-
tag, Kollokium der Friedrich-Spee-Gesellschaft Tríer", Paderborn, 1995, pp 82-83.
242 Sobre esto, ALOISliAHN, Die Cautio Crimina[is, en AA.VV., "Fríedrtch Spee Díchter, Seelsorger.
Bekámpfer des Hexemwahns. Zum 350. Todestag", Tríer, 1985 pp. 57 Y ss.
CAUTlOCRlMINALIS[CAlITELACRlMINAL) 61
Esto y la posterior decisión de llamarle la atención demuestran que, a
diferencia de lo que sucedía en Colonia, a la cúpula romana de la orden no
le importaba mucho lo que se dijese sobre los procesos a brujas, mientras se
observasen las disposiciones de la censura, para no molestar al emperador.
En Colonia la situación era completamente diferente, pues intentaban
poner el libro en el index, lo que si bien no tuvo lugar, no era imposible que
sucediese, puesto que unos tres siglos más tarde -en 1900-, había en el index
unos ochenta escritos de autores de la orden jesuítíca>".
La reacción completamente diferente de Colonia se debía al poder de la
mafia policial, de sus encubridores y de la funcionalidad política en toda
la zona de Alemania en que actuaba Spee244• Como bien se ha señalado, lo
que molestaba en la orden era que la desacreditaba al enrostrarle negligencia
ante la conducta vergonzosa de sus confesores, pero también al generarle
roces con los príncipes, que eran sus protectores=".
Al tiempo del nacimiento de Spee, el tristemente famoso obispo Binsfeld
hizo llegar al máximo el número de ejecuciones por brujería=", que luego
decayeron pero brotaron de nuevo, precisamente entre 1626 y 1631, Y el
epicentro de esta matanza fue Colonia, que estaba regida por Ferdinand van
Bayern, un príncipe fanático.
Spee escribió y publicó en medio de una oleada de ejecuciones y publici-
dad=", con procesos escandalosos, como el que llevó a la muerte a Katharina
Henot, acusada por una enferma mental. Spee expresó claramente su juicio
contra esta aberración en el seno de la casa de la compañía, lo que dividió a
sacerdotes y estudtantes-". También los jesuitas enemigos de Spee aprove-
charon la publicidad dada a la posesión de una joven histérica, Arma Segens,
hermana de un canónico, para reavivar la cuestíón=",
Las dos ediciones de la Cautio, por ende, tuvieron lugar en medio de un
brote brutal de ejecuciones, con toda la opinión pública paranoide, dando
lugar a una constante amenaza de denuncia. La experiencia de confesor de
243 Idem. p. 88.
Sobre la caza de brujas en tiempos de Spee en el principado
244 de Tríer o Tréverts, GUNTHER
FRANZ,pp. 41 Y ss., en AA.VV., Friedrich Spee Dichter, Seelsorger, BekdmpJer des Hexenwahns.
Zum 350. Todestag, Tríer, 1985, p. 55.
LoICIfiNGER,Friedrich von Spee und seine "Cauno creruncüs". en "Teufelsglaube
245 Cfr. ALExANoER
und Hexenprozesse" (hrg. GEORGSCHWAIGER). Hamburg, 2007, p. 133.
246 Sobre la acción de Blnsfeld y los principes de su tiempo en Baviera, ANNEMARIE
HARTMANN,
en
"Teufelsglaube und Hexenprozesse" (Hrg. GEORGSCHWAIGER). Hamburg, 2009, pp. 103 Y ss.
247 Cfr. KLAus SCHATZ,Friedrich Spee und seine Zeit; en F. Spee zum 400. Jahre, cit., pp. 17 Y ss.
248 Cfr. KARL-JÜRGEN
MIEsEN, p. 162.
249 Rrrrss, op. cit
Cfr. JOACHIM-FRlEDRlCH
62 FRIEDRICH SPEE
Spee lo enfrentaba no solo con los casos de las supuestas brujas. sino con
los de todos los que tenían miedo a la denuncia. de los que habían confesado
bajo tortura y se sentían culpables de algo que no habían hecho y de los que
siendo declarados sospechosos ya debían prepararse para morír=".
El medio delirante era usado también en competencias de poder. es decir.
que se había convertido en un recurso político. pues un tercio de ejecutados
eran hombres. entre los que había sacerdotes. burgomaestres, diáconos de
catedral. consejeros>'. Al parecer. ocho párrocos de Tréveris fueron quema-
dos por proteger a sospechosas. y también un abate de la misma ciudad
fue considerado brujo y quemado por criticar los procesos por brujería=".
El sacerdote no estaba para nada exento de este riesgo en esa época. sino
que. por el contrario. había una ambivalencia sagrada del sacerdote'», que
lo hacía también sospechoso de brujería y que llevó a muchos a la hoguera.
Si se nos permite una observación psicológica. creemos que es necesario
defender a Spee de un posible juicio de desvalor. porque bien podría pensarse
que su valentía era producto de un grave sentimiento de culpa. que lo llevaba
a una suerte de suicidio inconsciente. La permanente vocación de servicio y
sacrificio de Spee podría dar lugar a una interpretación de esta naturaleza.
No obstante. Spee no fue ningún suicida inconsciente. puesto que era per-
fectamente consciente de que los jesuitas poseían privilegios papales, que no
permitían a los inquisidores laicos aproximarse a ellos='.
Esto explica que Spee no haya sido quemado por la mafia policial de su
tiempo y que se haya negado siempre a salir de la orden. como también que
quien comandaba la orden desde Roma (Vttelleschí) solo se preocupase por
no malquistarse con el emperador. sin dar importancia a la opinión sobre los
procesos a brujas. sino cuidando solo de no generar un conflicto que hubiese
puesto en riesgo los privilegios de sus hombres en medio de las pugnas con
los protestantes.
11. Las dificultades en la orden. Los conflictos de Spee en el interior
de la orden dieron lugar a múltiples cartas e intrigas de toda clase. Si la
primera edición generó bastante resistencia interna. la segunda alteró más
la paz de la casa de los jesuitas hasta que en algún momento. desde Roma.
el general de la orden dio la instrucción de separar a Spee de la compañía.
250 WALTER Rur=. op. cit. pp. 46-50.
251 Cfr. KLAus SCHATZ. Friedrich Spees KampJ gengen den Hexenwahn,
op. cít .. pp. 33 Y ss .• p. 46.
252 Cfr. WALTER Rur=, op. cit. p. 55.
253 Así lo explica MICHEL FOUCAULT. Dits et écrits (1954-1975). París.
254 Cfr. WALTER Rupp. op. cit. p. 56.
CAunO CRIMINALIS [CAUTELA CRIMINAL)
63
lo que se dice que no podía hacerse. en razón de que Spee tenía voto de
ínseparabíhdad de la orden.
El 28 de agosto de 1632 el general de los jesuitas Vitelleschi impartió
la orden al provincial Goswin Nickel de expulsar al Padre Friedrich. Spee de la
orden. El 6 de octubre de 1632. Vitelleschi reiteró la orden. El 2 de julio de
1633, por tercera vez el general se dirigió al provincial para que diese cumpli-
miento a su instrucción. ¿Qué habrá afectado a Roma para ser tan paciente?
¿ y a Nickel? Este estaba curado respecto de Spee y decidió algo diferente al
general de Roma: mandó a Spee al colegio de Tréueris=".
~l provincial Goswín Nickel (1582-1664). superior inmediato a Spee
n::
y as tarde general de la orden. había sido su compañero de estudios y
creia que las denuncias eran infundadas. por lo cual hizo caso omiso de
las instrucciones que recibía desde Roma. Creemos que estas ín struccío-
nes ya no obedecían a una decisión por el contenido del libro de Spee y ni
siquiera por la violación del mandato de someterse a la censura, sino que
todo parece indicar que en Roma estaban hartos de las dificultades con
Spee y no entendían muy bien qué pasaba. pero deseaban ponerle fin para
quitarse de encima a un sujeto molesto.
También cabe suponer que la reacción contra Spee no fue tan fuerte.
debido a un dato que no podemos pasar por alto: hacia 1632. las ejecuciones
por hechicería no se limitaban a las mujeres estigmatizadas. sino que -como
vímos-, habían pasado a ser un instrumento de eliminación política. Un
recaudador de impuestos. dos burgomaestres. algunos señores del consejo.
canónicos de diferente jerarquía, párrocos y deanes, fueron condenados a
la hoguera, en tanto que el verdugo se paseaba en un caballo ricamente
ataviado y su mujer competía en lujosos atuendos con las damas de la elite
local. Los bienes de los condenados eran confiscados y sus hijos entregados.
Todo eso influyó para que en la casa de los jesuitas de Tréverís, Spee encon-
trase buena acogida y relativa calma para escríbír=", Finalmente. el 25 de
febrero de 1635 Vítelleschí le escribió a Goswín Nickel, acusándole recibo
de un informe acerca de Spee y alegrándose de la buena noticia de que este
haya decidido permanecer en la orden. Decía en esa comunicación que espe-
raba que no fuese necesario formularle nuevas advertencias y que Spee se
comportase como colaborador de la orden en forma inteligente y cauta=",
No obstante, este aparente final feliz estuvo jalonado de muchísimas
dificultades. En Colonia, Spee se había encontrado con jesuitas muy compro-
metidos con la caza de brujas y que se consideraban directamente agredidos
en Michael Síeverních,
255 KARL-Jürgen MIEsEN. op. cír., p. 224.
2001. p. 787.
256 Cfr. JOACHIM-FRIEDRICH Rrrrsa, op. cit. pp. 80-81.
251JOACHIM-FRIEDRICH Rrrrsa, op. cito p. 131.
64 FRlEDRlCHSPEE CAlITIOCRlMINALIS(CAlJfELACRIMINAL) 65

por el libro, como Hermann Mohr, nuevo rector del Gymnasium Tricoronatum, molesto en Roma, como sucede en toda corporación cuando alguien altera
Adrian Horn, y el más viejo profesor de teología, Petrus Roestius, que pedía la calma burocrática y, además, como molestaba a la autoridades laicas,
que pusiesen el libro en el index258• se volvia problemáttco=". Probablemente, en esos años Vitelleschi se haya
arrepentido de no haberlo destinado a oriente.
En ese tiempo Vitelleschi le escribía al provincial Nickel, sugiriépdole
el traslado de Spee a otra provincia, porque estaba siendo acosado por una El mayor peligro de vida que afrontó Spee, tuvo lugar antes de la primera
mujer de cuya impertinencia no podía defenderse y de la cual no se decía su publicación de la Cautio, en 1628, cuando esperaba tener una cátedra en
nombre. Así estaban las cosas cuando explotó la segunda edición corregida y Colonia. El provincial de la orden -Bavíng, que precedió a Nickel- quien,
aumentada de la Cautio. como vimos, no le tenía ninguna simpatía y prefería tenerlo alejado, debido a
los problemas que este causaba en razón de su opinión sobre los procesos por
Hermann Bavíng odiaba a Spee y puso en marcha una investigación, sus-
brujería, decidió mandarlo a Peine, donde el día de su llegada y en función de
pendiéndolo de la cátedra. Spee se quejó al general por haber sido separado
un súbito cambio de posición del conde, se informó al pueblo que debía ser
de la cátedra a mitad del curso, como un delincuente. La investigación se
católico y dejar de ser evangélico, por lo que el jesuita, al llegar, se encontró
diluyó sin consecuencias, pero en ese mismo momento apareció la segunda
con una iglesia vacía-?".
edición.
Al parecer, Spee se las arregló bastante bien en Peine, comenzando por
En mayo de 1631, un obispo auxiliar de Padeborn, Johannes Pelcking,
repudiar el cobro de sus servicios, afirmando que mientras estuviese en esa
en una carta al arzobispo de Osnabrück, decía que se trataba de un pesti-
función, no recibiría un solo centavo por los sacramentos=". Pero con esto no
lentissimus libero Agregaba que por recomendación había sido comprado por
pudo evitar sufrir un atentado: un sujeto a caballo y al grito de [Te tengo! lo
profesores y estudiantes y también por autoridades, difundiendo un conside-
arrolló en un desfiladero y le provocó lesiones que tardaron varios meses en
rable mal, y adjuntaba a la carta dos ejemplares al arzobispo con el siguiente
curar, y de las que incluso se reconocieron huellas en sus restos funerarios.
recado: Le envío dos ejemplares de la Cautio Criminalis cuyo incuestionable
autor es el padre Friedrich Spee, quien registra una cantidad de faltas y ade- Pero cabe aclarar que no solo en la orden ni exclusivamente con los cató-
más es de carácter sospeciioscr'". En realidad, Spee confesaba a las brujas y licos tuvo Spee enemigos declarados, pues la cuestión se planteó en las dos
las absolvia, las comparaba con los mártires cristianos, y esto fue demasiado religiones. Después de su muerte, en 1647, un luterano publicó una réplica a
para Pelcking, que lo calificó de pestúeniissimd'", Spee, a quien calificaba como hijo del diablo, pero en 1701, otro protestante,
Thomasius, acabó desbaratando totalmente los argumentos de los defensores
El rector del colegio jesuita de Padernbor, un tal Christian Lennep, que
de los juicios a brujas=".
disentía fuertemente con las opiniones de Spee, en la primavera de 1630
mandó a Roma una carta de protesta, aunque sin precisar los puntos de
12. El final de Spee. Spee había hallado su refugio en Tréveris, que
acusación: La influencia de Spee sobre losjóvenes miembros de la orden no es
pese a que se trataba de una ciudad que reconocía una larga tradición jesuí-
adecuada para la observancia de las constituciones de esta. Es aconsejable
tica267, no resultó nada pacífica, puesto que quedó en medio de la guerra.
separarlo de sufunción de profesor'",
Estas denuncias y reclamos, si bien no tuvieron consecuencias graves,
se fueron haciendo más frecuentess'", por lo que el nombre de Spee resultaba 263 Se dice que un comisario de Kóln había ordenado que níngún jesuíta asistiese a las brujas,
considerando que todos ellos estaban bajo sospecha de brujería, aunque se trata de una noticia
rara y aislada. (cfr. KLAus SCHATZ,Fliedrich Spees Kampj gegen den Hexenwahn, en Michael Síe-
verntch, op. cit., pp. 33 Y ss .. p. 51).
258 Rrrrss, op. cit.. p. 73.
Cfr. JOACHIM-FRlEDRlCH
2.4 Cfr. WALTERRur=, op. cit, p. 23.
Axro» ARENS, en Fliedrich Spee von Langenjeld Jesuii Wissenschaftler Dicnier Menschenre-
259
2.5 Cfr. TH. G. M. VANOORSCHOT,Zur Geistiqen Biographie Spees, en "Frtedrích Spee. Díchter,
chtter, Padernborn, 1991. pp. 9 Y ss .. p. 13. WALTERRurr atribuye a este obispo el nombre de
Theologe und Bekampfer der Hexenprozesse", p. 29. Con detalle sobre su acción en Peine, la
Wilhelm Grafvon Wartenberg y transcrtbe los mismos párrafos (op. cit,p. 85).
"recatolízacíón" y el atentado, ROLANDMORCHEN,"Ein Pater 1camnach Peine. Fliedrich Spee und
260 ROLANDMODRAS,op. cít, p. 45. die, Rekatnoiisíerunq", en Sievemich, op. cii, pp. 100 Y ss. Sobre el atentado hay una novela de
WOLFGANG LoHMEYERllamada Der Hexenanwalt (El abogado de brujas).
2., WALTERRur=, op. cit, p. 21.
266 KLAus SCHATZ, Fliedrich Spees Kampj gegen den Hexenwahn. en Michael Sievernich,
No tiene caso penetrar en las minucias de estos conflictos. Más detalles: cartas y respuestas
2.2
op. cit., p. 56.
de Roma en WALTERRupp, p. 86; la carta de Hermann Saving contra Spee en Walter Nígg, Fliedrich
von Spee. Ein Jesuit 1cdmpjgegen den Hexenwahn, Pademborn, 1991, p. 17; sobre la denuncia 2.7 Sobre la tradición Jesuita en Tríer, Andreas Heinz, pp. 16 Y ss. de AA.VV., Fliedrich Spee
de Lennep, el mismo. p. 18; Dicnter, Seelsorqer; Bekiunpfer des Hexemweahns. Zum 350. Todestag, Tríer, 1985.

66 FRlEDRlCHSPEE
Tréveris se volvió entonces una especie de pelota de fútbol entre las tropas
francesas e tmpertalesv".
Como consecuencia de la batalla de Nórdlíngen, en la que fueron derro-
tados los suecos, cambió el panorama europeo y, finalmente, en Tréverís se
produjo un sangriento encuentro, después del cual Spee se ocupó de atender
heridos y enfermos, hasta que se contagió y súbitamente sufrió una alta
fiebre, muriendo aparentemente a la una de la madrugada del 7 de agosto de
1635. Dado que cundía la peste y Spee había muerto contagiado, por miedo a
la infección fue enterrado de urgencia el mismo día e su muerte=".
El súbito sepelio de Spee hizo que sus restos se perdiesen durante más de
tres siglos, hasta que con la dirección de Anton Arens, canónico de la catedral
de Tréveris, se descubrió su tumba en 1980. Arens dejó el cuerpo en un ata-
úd de piedra en la cripta de la catedral, donde desde entonces se lo vísíta'?''.
El itinerario geográfico de Spee fue relativamente sencillo, siendo posible
seguírlo fácilmente en el mapa, pues no se desplazó mucho fuera de Renania.
Se lo resumió de la siguiente forma: nacimiento y adolescencia en Kaíserwerth
1591-1601/2; Colonia (K6ln) desde 1601/2 hasta 1610. Tréveris (Trier) de
1610 a 1612. Fulda en 1612. Wurzburgo (Wüzburg) de 1612 a 1615. Espira
(Speyer) de 1615 a 1617. Worms de 1617 hasta 1618. Maguncia (Maínz) de
1618 a 1623. Paderborn de 1623 a 1626. Espira (Speyer) de 1626 a 1627.
Colonia (K6ln) de 1627 a 1628. Peine de 1628 a 1629. Paderborn de 1629
a 1631. Colonia (K6ln) de 1631 a 1632. Tréveris (Trier) de 1632 hasta su
fallecimiento, en 1635271•
La ciudad de Tréveris (Trier). unida al destino de Spee, pertence a
Renania-Palatinado sobre el rio Mosela y fue fundada por los romanos con
el nombre de Augusta Treverum. Durante la guerra de las treinta años fue
tomada dos veces por los españoles (1634). luego la ocuparon los franceses y
en 1814 Prusia. En esa misma ciudad nació Karl Marx en 1818.
Spee murió a los cuarenta y cuatro años y cinco meses, sin que todos
sus deseos se hubiesen cumplido. Si bien estaba consagrado, poseía el titulo
de Magister Artium y era titular de la cátedra de Teología Moral en el colegio
268 WALTERNIGG, Fiiedrich van Spee, op. cit, p. 74.
269 KARI.-JÜRGENMIESEN,ap. cit, p. 242.
270ANroN ARENS, Fiiedrich Spee van Lanqenfeld. Zur Wiederauffindung seines Grabes im Jahre
1980, Tríer, 1981.
271 EOGARBRENNlNKMEYER, Pater Fiiedrich Spee - ein Lebenslauf, en Michael Sievernich, "Frtedrtch
von Spee, Prtester, Poet, Prophet", Frankfurt, 1986, pp. 15 Y ss. Sobre esas tierras en tiempos
de Spee, HEINZFínger, Das Rheinland zu Lebzeiten Fiiedrich Spees, en .Frtedrích Spee und das
nordísche Rheinland: eine Austellung der Unrversítats- und Landesbibliothek Düsseldorf", Düs-
seldorf, 2000, pp. 9 Y ss.
CAUTIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 67
trinitario de Tréveris, no había alcanzado los más altos grados de la com-
pañía. En cuanto a sus libros, solo la Cautio se había publicado y en dos
ediciones anónimas, cuya autoria solo era conocida por un limitado círculo
de teólogos e intelectuales. Inciuso sus poesías religiosas, si bien incluidas en
los cancioneros jesuitas entre 1623 y 1634, no aparecían con su nombre'?".
Su interesantísima vida no podía menos que excitar la imaginación artís-
tica y, en consecuencia, el destino póstumo lo convertiría también en un
personaje literario, central en varias novelas hístórícas-?",
Su deseo -tal como lo expresó en su obra teológíca- era seguir cantando,
aunque estuviese muerto, y, pese a que otros fuesen quienes cantasen, siem-
pre él estaria aHí274• Por cierto que su deseo se ha cumplido, aunque quizá en
escenarios algo diferentes de los que hubiese soñado.
13. Poeta y teólogo. Es obvio que no es el objetivo de este trabajo pro-
fundizar en los dos campos por los que además de la criminología incursionó
Spee, o sea, su figura como poeta y teólogo. No obstante, no pueden ser
pasados por alto sin, cuanto menos, proporcionar una idea de su actividad
en estos terrenos, para valorar en toda su dimensión la alta sensibilidad de
este personaje, que le llevó a asumir el rol de criminólogo crítico con más
de tres siglos de anticipación.
La sociedad europea central del siglo XVII se hallaba dominada por un
miedo paranoide que se canalizaba contra mujeres indefensas y muchas
veces ignorantes y débiles mentales, deterioradas o enfermas. Esa sociedad
de la Alemania de tiempos de Spee normalizaba el horror y generaba una
absoluta insensibilidad a la crueldad y, por consiguiente, al sufrimiento de
víctimas inocentes. Sus juristas repetian sus letanías burocráticas conforme
a recitados de siglos anteriores, y todo eso era aprovechado por una mafia
272 Cfr. JOACHIM-FRlEORlCH
RrrTER, op. cít, pp. 132-133.
273 Así, FRANZ-RuDOLFREICHERT,Fiiedrich Spee als literarische Figur, en AA.W., "Fríedrích Spee
Dichter, Seelsorger, Bekampfer des Hexemwahns. Zum 350. Todestag", Tríer, 1985, pp. 152 Y ss.
Entre ellas se mencionan las siguientes: EOUARDDULLER,Die Feuertaufe, Erzéihlung, Frankfurt,
1834 (presenta a Spee como uno de los fundadores del colegio de Würzburg y se ocupa también
del atentado); ANTONlEHAUPT,Hexe und Jesuit. Erzahluru; aus der Zeit des DreiJ3igjührigenKrieges,
Trter, 1893. (comienza con el atentado a Spee en Woltorp, aunque la autora desarrolla la obra
en Tréverts); RICARDAHUCH, Der groJ3eKrieg in Deutschland. Roman, Frankfurt, 1980 (hay una
edición de más de mil páginas ortgínal de 1937, que la propia autora redujo para esta edición de
Frankfurt); HANsEschelbach, HexenkampJ Fiiedrich-Spee-Raman. Bonn, 1939; WOLFGANG LoHME-
YER,Die Hexe / Der Hexenanwalt / Das KólnerTribunal (trílogía). 1976, 1979 Y 1981, München:
CLAUS-PETER LIECKFELD,Anwalt der Hexen, München, 2011.
274 "Nach mir will ích verlajsen /In meinem Testament,/Ein liedlein schón ohn massen/Zum
Gotteslob verwendt./Da.0 wird noch wol erklingen,/Ob ich schon storben bírr/Es werdens andre
singen,/Wan ích schon bin dahín" (Güldenes Tuqetui-Bucn; Hrsg. VONTHEo G. M. VANOORSCHOT,
München, 1968, p. 473).
68 FRlEDRlCHSPEE
policial autonomizada y funcional a la clase hegemónica de la nobleza y del
alto clero local y, en tanto, los confesores, el clero humilde y de menor jerar-
quía, era coautor de esas atrocidades.
¿Cómo se explica que un simple sacerdote, que bien hubiese podido dis-
frutar de la relativa comodidad que le brindaba su posición social, tomase
consciencia de tamaña situación y se indignase de tal forma que llegase a
hacer pública, con todos los riesgos que eso implicaba, una crítica social tan
abierta como la que expone en este libro?
Solo una sensibilidad exaltada por otras vivencias pudo permitirle tomar
distancia de las valoraciones y sentidos generales de su lugar y tiempo,
haciéndole percibir la realidad desde otro atalaya, metiéndose a estudiar y
desbaratar las intrincadas letanías de los juristas de la época y de siglos
anteriores, para sacar a luz las perversiones de sus torcidas racionalizacio-
nes. Sin duda que esa era la sensibilidad de un verdadero poeta, destinado
a tocar y alterar los sentidos del mundo, los para qué consagrados por la
opinión de todos y de nadie y nada.
Pero no basta la sensibilidad poética para provocar la santa indignación
que se manifiesta en esta obra: esa surgió también de alguien que vivenciaba
el escándalo de un Dios vencido, torturado y ejecutado en una cruz, sacri-
ficado por el poder punitivo mediante un instrumento de tortura y muerte,
pero cuyo nombre se invocaba para reiterar el sacrificio sobre inocentes. Esa
indignación provenía de su condición de teólogo, '0 mejor, directamente de su
religiosidad.
Las dos condiciones se dieron en Spee, en feliz coincidencia, para dar a
luz la primera obra orgánica de crímínología crítica. Pero las tres activida-
des -criminólogo crítico, poeta y teólogo- no se dieron estancas, sino que al
desarrollar cada una de ellas, lo hizo por completo, es decir, poniendo la fibra
que provenía de las otras.
Algunos lo consideran el mayor poeta del barroco alemán de su tiempo.
Sobre la importancia de la poesía de Spee en el campo literario se ha
escrito muchísímo=", se ha dicho que en el Trutz-Nachtigalllega al tono del
275 AmON ARENS,en Friedrich Spee von Lanqenfeld Jesuit Wissenschaftler Dichter Menschenrecht-
ler, Padernborri, 1991. p. 9; WALTERNIGG.op. cit. pp. 30-40; RElNERMoHR. LiedervonFriedrichvon
Spee in Bearbeitungen von Herrmann Schróder. Zur Rezeption: eines barocken Dichters in det Chor-
und OrgelmusUceines Komponisten des 20. Jahrhundens. en KirchenmusUcalisches Jahrbuch. 95.
2011. pp. 103 Y ss.; GERI-IARDSCHAUB.Die Trutz-Nachtigall. Friedrich Spee: Volksdichter, Minnesdn-
qet; Naturlyriker oder poeta doctus? en. AA.VV .. Friedrich Spee Dichtet; Seelsorger, Bekámpfer
des Hexenwahns. en Zum 350. Todestag. Tríer, 1985 pp. 115 Y ss.; PAUL-WERNER SCHEELE."In Spe
spes". Friedirch Speesfrühe Dichtungen als Hoffnunqsimpuise, en Síeverruch, op. cit. pp. 65 Y ss.;
KURTKÜPPERS.Trutz-Nacniiqal; en Sievemich. op. cii., p. 83 Y ss.; lRINGFETSCHER.Ein Tafebtid, en
Síeverních,op. ctr,pp. 97 Y ss.: JORG-ULRlCHFECHNER.Friedrich Spee, poeta sacer et doctus. Zur
geistlichen Dichtung in der Trutz-Nachtiqall. en "Fríedrtch Spee. Díchter, Theologe und Bekámpfer
CAlmo CRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 69
sentimiento y en la Cautio al de la razón?": por la lengua y el ritmo se lo
comparó con Vírgílío, llamándolo el Virgilio olemaré?', No faltan quienes no le
otorgan semejante jerarquía, pero el juicio equilibrado de Gustave Arlt parece
imponerse entre los críticos: En un periodo en que la literatura alemana se
hallaba deprimida, Friedrich van Spee surgió como uno de los más notables
representantes de la lírica espirituaL Quizá no al mismo nivel de los mayores
líricos alemanes, pero en el cuadro general de la historia literaria, ocupa un
lugar de preeminencia'?",
De cualquier modo, es claro que el Spee poeta no dejaba de ser unjesuita.
Su obra poética es el Ttuiz-Nachtiqalñ", Dado que Spee era afecto aljuego de
palabras y, en tal sentido -como hemos visto-, el título de la Cautio Ctiminalis
pareciera contraponerse a la Constitutio Criminalis, también es muy probable
que en el título de su obra poética hubiese una referencia a Lutero, a quien
habían llamado el ruiseñor de Wittenberif80. No en vano se ha lanzado la hipó-
tesis de que este título, indicaría una contraposición con esa denomínacíón=".
Además, en el manuscrito de las cincuenta y una piezas (canciones, poesías
o Lieder) de esta obra -que ha sido objeto de muchos estudios literarios282-
junto a cada una de ellas Spee había dibujado un rectángulo, seguramente
dedicado a la ilustración, conforme a la estética jesuita de su tíempo=".
der Hexenprozesse", pp. 63 Y ss.; KONRADAMELN.Die Melodien zu Friedrich Spees Liedem. en el
mismo. pp. 207 Y ss.; RICHARDFABER.Friedrich von Spee - Josef von Eichendo¡1f - Friedrich von
Hardenberq. Zur Metamorphose geistlicher Lyrik. en el mismo. pp. 343 Y ss.; fuera del círculo de
estudiosos de Spee, GÜNTERGRASS.Das Treffen. in Telgte. Darmstadt, 1979. p. 228.
276 WALTERNIGG. op. cit. p. 58.
KARLKELLER.Friedrich Spee von Langenfeld. Seelsorqet;Dichiet; Humanist. Butzon
277 & Bercker,
1968. p. 88.
278 GUSTAVE O. ARLT.Friedrich von Spee Trutznachtigall: The Edition and a Biography. en Modem
Philology. The University of Chicago Press, 1935. p. 159.
279 Aproximativamente podría traducirse como competencia con el ruiseñor. Se trata de un
sentido antiguo de la voz Trutz. que en la actualidad significa resistencia. Fuera de esta obra
existen poesías anónimas que se le atribuyen. cfr. PETERKEYSER.Die anonym erschieneneti Lieder
von Spee, en Sievemich. op. cit. 78 Y ss.
280 Así, Die Wittenbergisch Nachtigall. die man yetz hóret überall. de HANs SACHSde 1523.
281 ROLANDMODRAS(op. cit. p. 36). hace notar el ya referido posible juego con Lutero (p. 36).
282 Por ejemplo, Earc JACOBSON.Die Metamorphosen der Liebe und Friedirch Spees Trutznach-
tigall. Copenhagen, 1954. Un extenso análisis de la poesía de Spee en el capítulo Zu einem
geistlichen PamaJ3.pp. 81 a 130 de JOACIflM-FRlEDRlCH Rrrrsn, Friedrich von Spee 1591-1635. Ein
Edelmann. Mahner und Dictüer. cit.
DIMLER.Friedrich Spee und diefrühe jesuitische Emblem-Tradition. en Gunther
283 Cfr. G. RICHARD
Franz (Hg.). FrtedríchSpee zum 400. Geburtstag. Kollokium der Fríedrích-Spee-Gesellschaft
Trter, Paderborn, 1995. pp. 151 Y ss. V. La bibliografía citada acerca de su obra poética. En el
mismo volumen puede verse la discusión acerca del valor literario de la obra poética de Spee:
BERNHARD SCHNEIDER.Die Wirkungsgeschichte der Lieder Friedrich Spees in katholisches Gesangbü-
chem vom Barok bis zu Gengenwart. p. 265. Además: KURTKÚPPERS.Friedrich Spee und Wilhelm
Na1catenus.en GUNTHERFRANZ(Hg.). p. 181; HANS-GEORGKEMPER.Bann-Srrahlen der Poesie. Magie
70 FRIEDRICH SPEE
CAUTIO CRIMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 71

La importancia literaria de Spee fue revalorada por los románticos del

siglo x:I.X284, que lo descubrieron como devoto poeta católico. Achim van
Arnims (1781-1831) y Clemens Brentano (1778-1842) lo incluyeron en sus
recopilaciones de Lieder. Se ocupó de Spee nada menor que Friedrich van
Schlegel, como también Joseph van Eíchendorff y Joseph van Górres. Bren-
tano editó elTrutz-NachtigaHen 1817 y el Güldene Tugend-Buch en 1829. Este
último tuvo más de 30 edtcíones=",
Además, cabe destacar el significado de su poesía para la lengua ale-
mana. Al respecto Rítter dice: Con este nuevo libro Spee toma partido decidido
en la disputa que entonces tenía lugar acerca del empleo del alemán en las
ciencias y en la alta literatura, que se prolongó incluso en el siglo XVIII. Por
vez primera en 1688, Christian Thomasius impartió clases en alemán en una
universidad alemana en Leipzig, ante el desprecio de todos los intelectuales,
en lugar de hacerla, como era habitual, en latín o enfrancés. Incluso el 'filósoJo
de Sanssouci", Federico 11de Prusia, no le podía creer a Lessing que se pudiese
educar y escribir poesía en lengua alemancr'",
Este es otro aspecto en que Spee poeta no deja de ser teólogo y menos
jesuita, pues si bien desde la llegada del humanismo se pensaba en Alema-
nia que tanto la ciencia como la poesía debían hacerse en latín, se sabía
que las Lieder eran importantes no solo para el culto sino también para la
catequesis y, al parecer, fueron primero los luteranos quienes en el siglo XVI
descubrieron que era vital que estuviesen en la lengua del pueblo y no en
latín. Con su obra poética Spee se hizo cargo de esta tarea, impulsándola
entre los católícosv".
De cualquier manera, su condición de poeta tampoco desaparece en la
Cautio: Heínrích Bóll observó que la quema de brujas era la destrucción de
la poesía288, afirmación que no dista mucho de la cuestión de la posibilidad
de la poesía después de la Shoá. Quizá Spee se planteó el mismo interrogante.
und Mystik in Spees Trutz-Nachtigal, p. 197; DIETER BREUER, Weil unser Fantasey
kraift hat". Spees manieristische Poetik des immenvéihrenden Gotteslobs, p. 213; FRANZ GÜNIER
SIEVEKE, Die Paternoster-Paraphrase der Trutz-Nachtigall. Überlegungen zum theologischen Argu-
mentationsstil bei Friedrich Spee, p. 229. Se discute si hay más poesías de Spee: THEO G. M. VAN
OORSTCHOT,Welche geistlichen Lieder hat Friedrich Spee wirlclich verfaj3t?, p. 245.
Cabe recordar que como poeta, Spee tampoco tuvo suerte con la orden
a la que pertenecía. El Trutz-NachtigaH no se' publicó durante su vida, pero
mucho antes, en tiempos de sus estudios teológícos en Mainz, dirigió una
carta al general solicitando autorización para publicar algunas poesías, la
que le fue negada, en razón de que le faltaba madurez=".
El Spee teólogo, por su parte, tampoco dejó de ser poeta ni sociólogo
crítico, pues la obra religiosa más importante de Spee, que fue el Güldenes
Tugend-Buch -que terminó en 1631, aunque no fue publicado durante su
vida- está dedicado a mujeres.
El Güldenes Tugend-Buch lleva el siguiente subtítulo: Esto es, obra y ejer-
cicio de las tres virtudes divinas, de la fe, de la esperanza y del amor; muy útii
para todas las almas amantes de Dios, devotas, pías y, en particular; para las
personas espirituales monacales y laicas290•
Se ha ponderado su creatividad relígíosa=" y se ha comparado su mística
con la de Tomás de Kempis, estableciendo díferencías=".
Resultan muy interesantes las reflexiones de Klaus Mertes, con motivo
de la teología de Spee293• Hace notar que Spee se enfrentaba con la creen-
cia de una Europa devastada por la peste que había eliminado a más de la
mitad de la población, por la guerra de los cien años, por las guerras de reli-
gión, por el desorden y el hambre, con un delirio metido con la autoridad de
los escolásticos, infiltrado por tradiciones paganas, sostenido por teólogos
que afirmaban apoyarse en la Biblia, etc. En esas condiciones, la religión
como fuente o medio de salvación se hallaba en peligro. ¿Era este el Dios
misericordioso? ¿Esto era lo que les destinaba a esos habitantes europeos?
A esto lo denomina el oscurecimiento de la imagen de Dios (die Verdunkelung
des Gottesbildes).
Esta reflexión de Mertes, aunque está referida a la teología de Spee, es
susceptible de poner de manifiesto un mecanismo que, con resultados geno-
cidas, suele quitar del medio a Dios y poner en su lugar a cualquier ídolo
eine solche
289 W ALTERNIGG, Friedrich uon Spee. Ein Jesuit kámpf gegen den Hexenwahn, cít., p. 14.

290 Sobre esta obra, JOACHIM-FRIEDRICH RIrrER, op. cit, pp. 25-47.
284 Cfr. BERNHARD SCHNElDER, op. et loco cit.; GUNTHER FRANZ, Spee-Lieder in evangelischer Gesan-
gbüchern, en op. cit, pp. 349 Y ss.; también MICHAEL SIEVERNICH, Friedrich von Spee, Ptiestet; Poet, 291 BALTHAZAR FISCHER, Die Schopfungsfrommigkeit Friedrich Spees, en GUNTHER FRANZ (Hg.),
Prophet, Frankfurt, 1986, p. 10. op. cit; pp. 33 Y ss.; un interesante estudio de JORG JOCHEN BERNS, Zum Verhéiltnis von Mystik
und Mechanik: bei Spee, en Friedrich Spee. Dichter, Theologe und Bekiunpfer der Hexenprozesse,
285 Cfr. KAm,-JÜRGEN MIESEN, op. cit
pp. 101 Y ss., vincula su mística y su poesía con la mecánica del reloj y del corazón.
JOACHIM-FRIEDRICH RITTER, op. cit, p. 88. Sobre el "alto alemán"
286 de Spee, ADOLF BECKER, Die
292 WALTER NIGG, op. cit, pp. 19 Y ss.; KARL KELLER, op. cit, pp. 21 Y ss.; JOSEF SUDBRACK,Mystik und
Sprache Friedrichs von Spee. Ein Beitrag zur Geschichte der neuhochdeutschen Schrijtsprache,
Methode. Ganzheitliches Beteri bei Friedrich Spee von Lariqenfeld, en Sievernich, op. cit. pp. 107
Halle, 1912.
Y ss.; GUNTHER FRANZ, Das Güldene Tugenbuch, en Gunter Franz (Hg), cit., p. 100 Y ss.; HELMUT
287 Cfr. WALTER Rurs, op. cit, pp. 33-40. WEBER, Spee als Moraltheologe, idem., pp. 110 Y ss.
288 Cit. por MICHAEL SIEVERNICH, op. cit, p. 10. 293 KLAus MERTES, Hexenverfolgung und Gottesbild, Zur Mystik Friedrich Spees, en Sievernich,
op. cit, pp. 119 Y ss.

72 FRlEDRlCHSPEE
inventado. En efecto: ante todas' esas calamidades que el autor recuerda,
lo mejor era atribuirlas a Satán, para que no se las atríbuyesen a Dios. De
este modo, los eclesiásticos se quitaban la cuestión de encima, tirándosela a
Satán. Creemos que en esto los principes los acompañaban, sin duda.
Es obvio que esto era directamente una herejía, una concepción maní-
quea, pero eso era cuestión reservada a los teólogos, que se refugiaban en
el misterio o en el funcionalismo para el reconocimiento del mal, pero en el
plano de la religiosidad popular, era eficaz. Y creemos que no solo en ese
nivel, sino que también lo era para la conciencia de algunos eclesiásticos,
que en su mentalidad estrecha, para seguir creyendo en la bondad de Dios,
preferían optar por creer más en la maldad de Satán, su enemigo. Para ellos
el hereje era Spee, porque debilitaba la fe en Dios al descreer de la inmensa
maldad de su enemigo.
Mertes introduce en su trabajo otra reflexión interesante para nuestro
tiempo: cita al filósofo de la religión Clive Staples Lewis, quien dice que si hoy
no perseguimos más a las brujas es porque no creemos en ellas, afirmando
que si bien sin duda, desde un punto de vista, es un gran avance no quemar
brujas, lo cierto es que desde la perspectiva ética no significa lo mismo: un
sujeto que deja de poner trampas para ratones en su casa porque sabe que ya
no hay más ratones, no por eso es un hombre mejor. Efectivamente: no lo ha-
cemos por amor al prójimo, sino porque sabemos que no hay peligro, pero
podemos inventarnos otros peligros y proceder de la misma forma. ¿O acaso no
se lo hizo reiteradamente una vez cerrado y olvidado el capítulo de las brujas?
Fuera de toda duda, es certera y justa la apreciación que respecto del
Spee religioso formula otro autor: Existe una figura de católico realmente
próxima a la santidad, que se encontró con una experiencia de esta naturaleza
y que, por fortuna nuestra y de la Iglesia misma, nos ha legado testimonio de
ella. De su obra aprendemos que los más furiosos perseguidores de mujeres
inocentes eran por cierto principes, pero principes-obispos. Eclesiásticos, en
definitiva. Y también aprendemos que los juicios se inspiraban en manuales
que otros eclesiásticos habían escrito (Binsfeld, Del Rio, Institoris y Sprenger),
difundidos en toda Europa con pleno consentimiento del papadcr'":
14. ¿Creía Spee en las brujas? De la lectura de la Cautio surge cla-
ramente que su autor no se enfrenta con la comunis opinio acerca de la
existencia de los brujas, pero desmiente que Alemania sea un país lleno de
brujas, con lo cual puede decirse que, por lo menos, asumió decididamente
la defensa del prestigio de su pueblo=".
294 I volontariosi
VALERlOEVANGELISTI, carnefici del Papa, introducción a Nicolau
cisco Peña, n manuale dell'inquisitore, Roma, 2000, p. VII.
295Cfr. GÜNTERJEROUSCHEK,Friedrtcti Spee ats Justiz1criti1cer, en: Gunther Franz (Hg.), op. cit,
pp. 115 Y ss., p. 126; también ALOISHAHN, Die Cautio Criminalis aus soziologischer Sicht, en el
CAUTIOCRlMlNALIS(CAUTELACRIMINAL) 73
A diferencia del muy posterior discurso de Thomasius, a Spee se le imputa
cierta contradicción, pues comienza afirmando que cree en la existencia de
las brujas, pero a lo largo del libro va destruyendo todas las pruebas y, final-
mente, cabe preguntarse cómo probaban su existencia los defensores de la
caza de brujas, si ninguna de las condenadas lo había sido.
Se ha considerado que, inspirándose en Tanner, por razones tácticas, es
decir, para no ser imputado de ateísmo y herejía, centró su crítica contra el
proceso y las prácticas procesales, desestimando el peso probatorio de las
denuncias y de las declaraciones bajo tortura, lo que permitió en los años pos-
teriores criticar desde la razón la creencia misma en las brujas=", Conforme
a esto, se ha afirmando que para Spee la creencia en brujas era un delirur?',
Esta opinión se refuerza con el hallazgo del llamado Rinteler Hexeritrosts-
chrift (escrito de consuelo de brujas de Rinteln). En 1879, G. Balke -que editó
el Trutznachtigall-, dio a conocer un escrito de treinta y dos páginas, que
estaba unido a la edición de la Cautio (la de Rinteln) con el siguiente título:
Proceso teológico. Cómo habrá de procederse con brujas y personas hechice-
ras. Divino escrito compilado para pastores que a esas personas deban tratar,
absolver y consolar. Rinteln, 1631.
Tanto BaIke en 1879 como Emmy Rosenfeld en 1955 y Zwetsloot en 1954,
dieron por cierto que este escrito es de Spee, aunque no conste el nombre.
Zwetsloot dice que en este texto se ve con mayor claridad que en la Cautio
que su autor no creía en la posibilidad de que las brujas causasen ningún
mal, pero que no lo habría dado a publicidad, en atención a los problemas
que le hubiese acarreado, incluso el propio riesgo para su vida. Su actitud no
respondería a cobardía ni a falta de coraje cívico, sino que, por el contrario,
sería una conducta realista conforme a las posibilidades de su tiempo, pero
pese a eso, pone claramente de manifiesto el objetivo de destruir directa-
mente el deliro de brujas. Habla a favor de su autoría la consideración antes
formulada, acerca de que Spee no era un suicida, como también que en el
escrito se insiste en que el confesor no debe ser un mediador entre el reo
y el juez, sino entre el reo y Dios, expresión muy cara a Spee, como puede
observarse en la Cautio.
De ser realmente este escrito de Spee, resultaría claro que pensaba que
los efectos de la hechicería eran puros productos de la fantasía, entendiendo
mismo, pp. 104 Y ss. Hay una curiosa respuesta a este autor por parte de Gunther Franz, en
el mismo libro, pp. 111-113, donde le critica la afirmación de que la mayoría de las personas
habían sido parcialmente maníacas (wahnsinnig) por creer en brujas.
296 Cfr. JOACHlM-FRlEDRlCH Rrrrea, op. cit. pp. 57-58 Y 138. También lo considera una táctica,
AmON ARENS,en Friedrtch. Spee von Langenfeld Jesuit Wissenschaftler Dichter Menschenrechtler,
Eymerích/Fran-
Padembom, 1991, pp. 9 Y ss., p. 20; en igual sentido, WALTERNIGG, op. cit. p. 61.
297 Cfr. WALTERRur=, op. cit, p. 57.
74 FRlEDRlCH SPEE
que no habría un crimen de competencia del príncipe, sino solo un delito de
apostasía que dalia lugar a un proceso teológico de competencia eclesiástíca=".
La tesis de que Spee no creía en el poder de las brujas se refuerza además,
con su posición respecto de la mujer. Si bien la considera débil, no por ello se
hace eco de las misoginia del Malleus ni mucho menos, sino que la revaloró.
En el plano literario se ha evaluado que Spee mantiene una coherencia
entre su obra poética y la Cautio en cuanto a la imagen de la mujer, pues en
el Trutz-Nachtigall recupera la leyenda de María Magdalena, con lo que saca
a la mujer del puesto de bruja al que la habían degradado el Malleus y los
demonólogos, para elevarla al de místonera=".
En efecto: la idea de que masculino y femenino son principios contrapues-
tos, es sabido que proviene de Oriente y, en definitiva, acaba identificando a
la mujer con la naturaleza y al hombre con la cultura, tesis que en síntesis
suscribe y desarrolla el Malleus con su discurso de repugnante misoginia, en
que la mujer es concebida como un mal de la naiuralezoi'",
La tesis contraria, según la cual ambos principios son complementarios,
defendida secretamente los por alquimistas -como vimos-, fue retomada en
la psicología profunda por Jung en el siglo pasado.
El autor de un ensayo publicado hace pocas décadas, trata de reconstruir
una biografia espiritual de Spee301 y para eso adopta el esquema jungíano, en
particular para explicar la especial sensibilidad de Spee respecto de la mujer,
definiéndolo como una personalidad con el ánima integrada.
Para corroborar su hipótesis, el autor va reconstruyendo, a través del aná-
lisis bastante pormenorizado de sus cartas, del Trutz-Nachtigall, del Güldenes
Tugend-Buch, de la permanente referencia a ella y no a él en la descripción
de víctimas de la Cautio, una parte femenina del inconsciente de Spee, per-
fectamente integrada en sentido jungíano, descubriendo, entre otras cosas,
una descripción de su experiencia interior inusual para un hombre. También
toma en cuenta la impresión causada en los demás, como fue el caso del
padre Johannes Grothaus, al describirle en una carta al padre Jakob Masen,
en 1661, o sea, veintiséis años después de la muerte del jesuita, la fuerza
de atracción que irradiaba y que le permitió la recordada conversión de la
joven protestante. Afirma que a favor de la tesis de la integración del ánima
298 Sobre esto. KARL KELLER. Friedrich Spee von Langenfeld. Seelsorqet; Dichter. Humanist. But-
zon & Bercker, 1968. p. 66.
299 Cfr. KARL-JÜRGEN MIEsEN. op. cit. p. 268. sobre Magdalena en el Trutz-Nachtígall.
pp. 270-278.
300 V. LoAN PETRU CULlANU. Eros e magia nel Rinascimento. Toríno.2006. p. 307.
301 TH. G. M. Zur geistígen Biographie Spees, en Friedrich Spee Dictüet; Theologe
VAN OORSCHOT.
und Bekdmpfer der Hexenprozesse (hrg. hALO MlCHELE BATIAFARANOJ, Trento, 1988. pp. 9 Y ss.
75
CAlmo CRlMINALIS (CAlITELA CRIMINAL)
'ungiana hay un punto relevante en su correspondencia: del modo de argu-
Jmentación de Spee surge que consideraba a la mujer con un nivel de seriedad
que era con toda seguridad inusual en su tiempo.
Más allá de la posición psicológica adoptada por el autor, lo cierto es que
esta investigación deja en claro la alta consideración de Spee hacia la mujer,
lo que de ningún modo es compatible con la creencia en brujas.
Son muchos los autores que observan que probablemente Spee, al
no atacar la creencia en la hechicería, sino limitarse a criticar los proce-
sos, no osaba decir todo lo que pensaba'f" y que en definitiva, mediante la
deslegitimación del proceso inquisitorial, acaba negando la existencia de las
brujas303• No obstante, no pasan de ver en est~ una suerte de contrad~cción
dictada por la prudencia. Por nuestra parte, Slll descartar la prudencia, no
compartimos por completo esta opinión dominante, porque creemos que en
Spee, en definitiva, no hubo ninguna contradicción.
Cuando se discute la legitimidad de un ejercicio de poder punitivo, como
puede ser en nuestros días la prohibición de tÓxi:OS,.e~ ~osible centrar la
critica en la ley y discutir, por ejemplo, acerca del bien jurídico y de su tutela,
discusión que puede ser adecuada, pero que queda en el plano del deber ser
o, en térmínos crímínológícos, de critica a la crímínalízacíón primaria, lo que
como máximo importa disputar sobre el alcance del poder punitivo en el plano
legal o normativo. Esto es lo que en tiempos de Spee hubiese sido la discusión
acerca de las existencia misma de las brujas, lo que llevaba a elevarse hasta
disputar sobre el poder y la naturaleza de Satán, entre otras cosas parecidas.
Pero el crímínólogo critico no se centra en ese género de disputas, sino
en el efectivo funcionamiento del aparato punitivo y en sus consecuencias: la
autonomización policial, la funcionalidad para el poder, la formación de
las mafias, las luchas entre grupos marginales, los resultados letales de la
prohibición misma, los que ahora suelen llamarse resultados c~lat~rales, en
definitiva, demuestra que el objetivo manifiesto de la ley se aleja disparata-
damente de la función real que cumple el poder punitivo que efectivamente
se ejerce. Así lo hacía exactamente Spee, no le importaba la discusión y las
teorizacionesacerca de la existencia de las brujas, sino la injusticia, las abe-
rraciones de una macrovictimización304•
302 Así. COLETIE ARNOULD. La stregoneria. cít., p. 359; KURT BASCHWlTZ. Hexen und Hexenprozesse.
Die Geschichte eines Massenwahns. München. 1966. pp. 237-238.
en detalle, 303 hALO MlCHELE BATIAFARANO. Von Spee zu Beccaria. Det Kampf um die AbschaJfung der Fo~ter
und der Hexenprozesse in der .frühen Neuzeii, en Friedrich Spee. Dichiet; Theologe und Be/cam-
pfer der Hexenprozesse. p. 237; ALEXANDER LoICHINGER. en Teufelsglaube und Hexenprozesse
(hrg. GEORG Schwaígerl, p. 139.
304 ANroNlO BERlSTAlN. De Dios legislador en el Derecho Penal la Criminología y la Victímología,
México. 2005. p. 11.
76 FRlEDRlCH SPEE
Con su propio objetivo -que es el de poner de relieve el escándalo de la
injusticia del aparato criminal-o el crímínólogo crítico. en modo alguno nece-
sita afirmar rotundamente que lo que se pretende prohibir o sancionar sea
inócuo: vemos en nuestros días que la prohibición de tóxicos abre un campo
de ejercicio del poder punitivo que marcha por caminos muy diferentes de la
protección de la salud. lo que en modo alguno nos obliga a afirmar que los
tóxicos sean inocuos para la salud humana.
Pues bien: esta es la metodología adoptada por Spee en este libro. o sea.
la propia de un cnminólogo crítico. Poco importa si Spee creía en la eficacia
de algún hechizo y hasta es posible que lo haya creído. teniendo en cuenta
que son muchos los que cuatro siglos más tarde siguen creyendo en hechi-
zos. Spee no necesitaba negar la existencia de las brujas o de los hechizos.
porque incluso creyendo en algunos de ellos. le era evidente que se estaba
exagerando el posible daño hasta extremos inauditos de credulidad (como era
el caso de Martín Del Rio) y que el poder punitivo que se ejercía no tenía nada
que ver con el objetivo de prevenir daños reales. si es que eventualmente
había algunos.
En conclusión. en lo que seguramente no creía Spee era que Alemania
estaba llena de brujas y que cualquier accidente terna un hechizo por causa.
Claramente pensaba que todo eso era. por lo menos. una enorme exageración
que solo terna por objeto legitimar un poder punitivo corrupto y funcional a
los príncipes. con la complicidad de los confesores y de los jueces y poderosos
de su tiempo.
15. Spee y el Duminismo. Suele decirse que la obra de Spee no tuvo nin-
gún efecto. porque no provocó la renovación legislativa que un siglo y medio
más tarde tuvo la de Beccaria. No tiene mucho sentido esta comparación.
dado que la obra de Beccaria -como la de todos los iluministas- eclosionó en
un momento político y económíco completamente diferente.
Spee fue un crítico social profundo. en un momento en que la nobleza
alemana conservaba intacto su poder. sin una burguesía que se lo disputase.
Beccaria fue. por el contrario. parte de una ofensiva ideológica como punta
de lanza de una clase social dinámica y en ascenso. que en tiempos de Spee
y en su patria no existía.
De cualquier modo. para llegar a Beccaria. a Sonnenfelds. a los Verrí,
a Hommel, a Lardízabal, aMelo Freíre, etc .. faltaba aún más de un siglo y
medio por andar y una largo camíno ideológico por recorrer. Spee fue uno de
los pioneros de ese carníno, que en su época no contaba con ninguna fuerza
impulsara en lo político.
En principio. tampoco es verdad que no haya tenido efecto alguno en
lo inmediato. pues la traducción de la Cauiio, dedicada a la reina Cristina
CAIITIO CRlMlNALIS (CAlITELA CRIMINAL) 77
de Suecia. tuvo eco en sus medidas Y. además. ejerció influencia sobre su
amigo. Johannn Philipp van Schónborn en Wurzburgo y en Maguncíave.
Se afirma que diminuyeron considerablemente las ejecuciones. incluso
en Francia. y en Alemania nunca volvieron a alcanzar esas cifras masivas. En
1660 se publicó la traducción francesa de la Cautioy en 1682 Luis XIV prohi-
bió las ejecuciones por brujería. También habría tenido resonancia entre los
protestantes. que fueron los primeros en traducirla al alemán: una versión
reducida por el teólogo protestante Job,ann Mattháus Meyfart en 1735. otra
incompleta en Bremen en 1647 por el sueco predicador Johann Seífert, y en
1649 la completa por Hermann Schmídt'''".
Pero es indudable que se trata de un libro pionero. que no tiene más
remedio que invocar el derecho natural. del mismo modo que lo siguieron
haciendo todos los iluministas y los posteriores liberales. que a falta de cons-
titución y ley debían apelar a la razón en la supralegalidad iusnaturalista:
Feuerbach y Carrara, sin ir más lejos. tuvieron que hacer lo mismo en sus
obras más de dos siglos después.
Lo importante en este caso es saber qué huella dejó su obra para ser
recogida por quienes vinieron mucho más tarde Y. en este sentido. con toda
razón se 10 ha catalogado como iluminador del ñuminismo'" y se ha puesto de
relieve su esfuerzo por hacer coincidir el derecho natural de su tiempo con la
recta razón=".
Spee fue rescatado del olvido por Gottfríed Wilhelm van Leibniz (1646-
1716). a quien le llegó el Güldenen Tuqerui-Buch. que Spee había terminado
en 1631 y estaba inédito. por medio del admirador de Spee, Johann Philipp
van Schónborn (1605-1673). que con posterioridad fuera obispo de Würzburg
y arzobispo de Mainz. Este amigo de Spee poseía una copia del manuscri-
to y se la entregó a Leíbníz, que había sido alumno del padre de Thomasius y
era protestante. quien se quedó maravillado por el libro. al que consideró un
divinus plane libellus (un verdadero libro divino). Además que -como vimos-
no era común que un intelectual escribiese en alemán en su tiempo. por si
esto fuese poco. esta obra religiosa estaba dedicada a mujeres y también
había sido escrita a pedido de un grupo de mujeres de Colonia. lo que la
dotaba de inusuales características.
305 Cfr. WALTER Rur=, op. cit. p. 34.
306 KLAus SCHATZ. Friedrich Spees KampJ gegen den Hexenwahn. en MICHAELSIEVERNICH. op. cit.•
p.56.
307 Cfr. HERIBERT W A1DER.Friedrich Spee von LangenJeld - ein Aujkldrer der Aujkldrer. en J urís-
tische Schulung. 1970. p. 377.
308 V. GONTER JEROUSCHEK, op. cii: en Gunther Franz (Hg.), Friedrich Spee zum 400. Geburtstag.
Kollokium der Friedrich-Spee-Gesellschajt Trier, Paderborn, 1995. p. 133.
 CAUTIO CRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 79
78 FRlEDRlCH SPEE

Ernst Bloch subestimó la importancia de Spee sobre Thomasius: En este

Leibniz dijo todo lo divino me parece estar en este libro. Me gustaria que punto -escribe- iba a precederlo. es verdad. en 1631, eljesuita Spee, pero
estuviese en todas las manos cristianasí'" y tradujo la introducción al francés. este no había atacado la creencia en las brujas, sino, más bien, los procesos
Además, durante muchos años se esforzó para que no se olvidase el nombre
de Spee3lO•
precipitados instados contra =":
Corno.~mos en el párrafo ~terior~ .no
tiene importancia esto, dado el caracter orígínal de la metodología de crítica
criminológica que Spee inauguró. Además, basta leer la obra de Thornasius,
En cuanto a la Cautio, Leibniz la consideró el libro más valiente que
para percatarse de la importancia que le asignó.
jamás haya salido de la pluma de un luchador por la verdad y el derecho,
contra la mentira y la injusticia. De inmediato -escríbíó- se nota que el autor Thomasius rescató a Spee del olvido aunque no del anonimato en su
no es un abogado prepotente y vehemente que se lanza indefenso contra una tesis de 1701, pues citó la edición anónima de la Cauiur>. Allí dedicó toda
jurisprudencia iryusta, sino un maestro del estilo, que se permite argumentar una página a Spee, en el párrafo 40 de la introducción, titulado precisamente
con ironía y lógica irrejutable'?', Commendatur Auctor Cautionis criminalis de processibus contra Sagasll6. No
solo lo elogia, sino que dice que no se explica cómo ha sido ignorado este
Pero sin duda la mayor huella de la Cautio, setenta años después de
pequeño tratado>". Lo citó también con referencia a las condenas de ínocen-
su aparición y sesenta y cinco de la muerte de su autor, es la que dejó en
tes318 y corno impugnador de los indicios de magía=",
Christian Thomasius (1655-1728), a quien puede considerarse el iniciador
del Iluminismo alemán->. Thomasius, no conociendo el nombre de Spee, desde su posición antí-
dogmática tanto contra católicos corno reformados, no podía creer que este
En 1694, con motivo de la acusación a una mujer llamada Barbara Laba-
libro hubiese sido escrito por un sacerdote católico. Más bien se inclinaba
rentz, los jueces consultaron a la Universidad de Halle, preguntando si podían
a creer que había sido escrito por un jurista protestante que, por razones
someterla a tortura. Thomasius se encargó de producir un dictamen por la
tácticas, se escondía detrás de la máscara de un sacerdote católico. Solo
negativa, contrariando la opinión del terrible Carpzov, pero la universidad no
once años más tarde, por obra de Leíbníz=? conoció el nombre de Spee, y en
aceptó su criterio, lo que le provocó una crisis que lo decidió a dedicarse de lleno
1712321 volvió a reconocerle su mérito: Se ha aproximado aún más a nuestro
al tema hasta culminar en su famosa Dissertatio de criminis magiae en 170 l.
objetivo el autor de la Caución criminal en cuanto a los procesos contra brujas,
Lieberwirth, el editor de la obra de Thomasius en 1967, se pregunta por que si bien no se ha consignado su nombre, sin embargo, como ha demos-
qué tuvo éxito la oposición de Thomasius y no lo habían tenido anteriores trado el consejero privado Leibnizr", el padre Spee ha sido unjesuita, que tan
críticas, y entre ellas cita el escrito de Balthazar Bekker (De Betooverde claramente ha puesto delante de los ojos la inequidad de los procesos contra
Wereld, Amsterdam, 1691/1693) Yla tesis doctoral contemporánea, de 1701, las brujas que los defensores de estos, incluyendo a los protestantes, deben
sostenida por Heinrich Bode. Afirma que tanto tanto Thomasius corno Bode aoerqorizarse=",
recogieron de Spee la información y detalles de las artimañas e injusticias
de los procesos contra brujas?".
314 ERNST BLOCH. Derecho natural y dignidad humana. Madríd, 1980. p. 310.
315 V. la versíon latina en CHRISTIANThOMASIUS. op. cit pp. 32 Y ss.
309 WALTERRur=, op. cit. p. 25; sobre Leibniz y Spee, v. HERBERT JAUMANN.Ein jesuiter nahmens 316 Cfr. el texto latino y alemán en las pp. 40-43.
Pater Friedrich Spee. Leibniz' Lektüre des Güldenen Tuqend-Buctis und die Querele du pur omour,
en Friedrich Spee. Dichter, Theologe und Bekámpfer der Hexenprozesse, pp. 321 Y ss. 317La traducción alemana de la obra de ThOMASIUSlleva por titulo: Herrn D. Christian Thomasii
Kónig!. Preuss. Raths und Ptoj. Pub!. in Hatle Kurtze Lehr-Sáize von dem Laster der Zauberey /
310 Cfr. NORBERTCONRAD.Magie und Vernunft. Das Bild Friedrich von Spees bei Leibniz. en "Fest.f, nach dem wahren Verstande des Lateinischen Exemplars ins Deutsche übersetzet von Johann
August Nítschke", KOLN. 1991. p. 497; LUDwlGM. KUCKHOFF.Friedrich Spee Güldenes TUgend-Buch. Reichen. Halle im Magdeburgíschen. 1704.
en Gunther Franz (Hg.). Friedrich Spee zum 400. Geburtstag. Kotlo1cium der Ftiedtich-Spee-Gesell-
schaft Trter, pp. 159 Y ss. 318 Op. cit. p. 105.
311 WALTERRur=, op. cit. p. 62. 319 Idem. p. 96.

312 El rastro intelectual de Spee en Leibniz y Thomasius es recordado por todos los autores que 320 Cfr. JOACHIM-FRIEDRICHRrrTER. op. cit. pp. 135-136.
se ocupan de su vida y obra. como por ejemplo: JOHANNES DIEL - BERNHARDDUHR. Friedrich Spee, 321 § 86 de la Historische Untersuchung vom Ursprung und Fortgang des Inquisitions Processes
Freíburg, 1901. p. 122-123; JOACHIM-FRIEDRICHRrrTER. op. cit. p. 145; WALTERNIGG. Friedrich von wieder die Hexeri ... als eine Beylage zu dem Tractat von der Zauberey und Hexenproces se. Halle.
Spee. Ein Jesuit: kéimpJgegen den Hexenuiahn; Padernborn, 1991. p. 73; ALOIS HAHN. Die Cautio 1712.
Criminalis. en AA.W .. Friedrich Spee Dichtet; Seelsorger, Bekámpfer des Hexemwahns. Zum 350.
Todestag. pp. 57 Y ss .• etc. 322 En la nota "o" lo cita de su tratado en francés de 1710.

313 CHRISTIANThOMASIUS. Über die Hexenptozesse, überarbeitet und herausgegeben van Rolf 323 Op. cit. p. 215.
Líeberwírth, Weímar, 1967. p. 23.
80 FRIEDRICH SPEE CAIITIO CRIMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 81

En 1705 apareció anónimamente y contra la tortura una Dissertaiio de
tortura ex foris christianorum proscribenda, que al parecer Thomasius hizo
publicar a uno de sus discípulos, donde se siguen de cerca los argumentos
de la Cautio.
En Italia hubo un autor, Girolamo Tartarotti (1706-1761). que en 1749
publicó Del congresso notturno deHe lammie, libro en el que refutaba las te-
sis de Del Rio, de Bodin y del Malleus y, curiosamente, atribuyó la condición
de bruja a creencias que provenían de la alimentación: La pobres muje-
res de la campaña no viven sino de leche, hierbas, castañas, legumbres y
otros alimentos semejantes, que generan sangre gruesa y lenta, y provocan
sueños horribles y espaniososé?",
Con motivo de la ejecución de una mujer en Würzburg, Tartarotti polemizó
con un jesuita alemán que creía en las brujas y se lamentó del estado bárbaro
de Alemania en ese aspecto, a lo que el jesuita respondió con el clásico argu-
mento de todo autoritarismo: que Tartarotti no tenía derecho a juzgar a los
jueces de Würzburg. Un discípulo de Tartarotti, el franciscano Giambattista
Graser, escribió otro trabajo respondiendo al jesuita alemán en 1752, que
se publicó en alemán en 1754. Mientras tanto, aunque excepcionalmente, se
seguía ejecutando a mujeres. Para salvar a una joven en Salzburgo, Tartarotti
envió al juez su Dissertatio y la Cautio de Spee, pero no tuvo éxito.
Tartarotti remitía a Spee en cuanto al argumento de que cualquier some-
tido a tortura confesaria no lo que verdaderamente crea haber hecho, sino lo
que los jueces imaginan que habrá hecho. Agregaba seguidamente: Sobre esto
no seguiré defendiéndome, remitiendo al lector a cuanto conjinisimo discerni-
miento ha escrito el padre F. Spee en su Cautio Crimiruúisé?",
Sin duda que los Verri conocían la obra de Tartarotti, pero no se sabe si
ellos -y a través de ellos Beccaria- tuvieron acceso directo a la Cautio, pero
todo parece indicar que no fueron ajenos a la influencia de Thomasius en
cuanto a la crítica a la tortura, en especial en la respuesta a Facchínet=".
De cualquier manera, Malarino opina que probablemente se deba a la citada
disertación de 1705 (De tortura exforis ChristianorumproscribendaJ, atribuida
a Thomasius, y ampliamente influenciada por las obras de Graevius y von
Spee. abrir esta etapa úumtntstcé?',
Muchos años después. el famoso teólogo Karl Rahner (1904-1984) señaló
la huella de Spee en nuestro tiempo, preguntándose si estamos hoy libres de
estos delirios masivos, si el nacionalsocialismo no ha sido un delirio de esta
naturaleza, si tenemos hombres y mujeres dispuestos a luchar enteramente
en esa forma contra esos delirios, con claridad de espíritu y con incondicional
amor en el corazón, hasta alcanzar la verdad última del Evangelio, aunque
se los tilde de testarrudos, ingenuos, idealistas, utópicos. ¿Tendremos hoy
profetas del estilo de Spee?, se preguntaba. ¿No debe riamos esperar que se
escribiesen semejantes Cautiones Criminales contra los delirios de nuestro
tiempo? Tampoco seria malo que semejante Cautio fuese escrita no ya por las
máximas autoridades, sino antes por un pequeño e insignificante cura o laico,
como fue Spee328•
En cuanto a las garantías procesales y penales que exigía Spee, no difie-
ren de las que señalaria Beccaria en 1764, derivándolas de la teología moral
y del derecho natural, en especial la premisa de que es mejor que treinta o
más culpables escapen, que condenar a un solo inocente.
Entre otras garantías exige Spee las siguientes: 1)A nadie se le puede ne-
gar su defensa jurídica ni limitársela. 2) Si no tiene abogado, no se le puede
negar el derecho a defenderse por sí mismo. 3) Se le deben recordar sus
derechos. 4) El acusador debe alegrarse si aparecen pruebas de la inocencia
de un preso. 5) Sin falta debe proporcionarse al inculpado una copia sim-
ple de los indicios que pesan en su contra. 6) No se debe prohibir a los defen-
sores el acceso a la prisión. 7) Se debe autorizar a los presos a tener elementos
de escritura. 8) Los presos deben tener un confesor de su eleccíón=".
Como se puede verificar con la lectura de la Cautio, son prácticamente
todos los principios iluministas y liberales del proceso penal los que recla-
maba Spee, como propios del derecho natural y de la razón, ciento treinta y
tres años antes de Dei delitti e delle pene330•
Pero aparte de lo señalado por casi todos los autores que se han ocupado
de la Cautio, hay en ella un aporte que no se ha destacado suficientemente y

324 Del congresso notturno delle lammie libri tre di Girolamo Tartaroiti Roveretano. S'aggiungono
due dissertazioni epistolari sopro: l' arte magica, Rovereto, 1749, cit. por Italo Michele Battafarano,
327 EZEQUIELMALARINO,Estudio preliminar a Verri, Observaciones sobre la tortura, Buenos Aires,
Von Spee zu Beccaria. Der Kampj um die Abschaifung der Folier und der Hexenprozesse in der
2012, pp. 50-51.
.frühen Neuzeit, en Friedrich Spee. Didüet; Theologe und Bekámpfer der Hexenprozesse, p. 250,
con amplia información bibliográfica en la nota 68. 328 KARLRAHNER, Was hat Friedrich Spee uns heute sagen?, en Sievernich, op. cit, pp. 135-136.
V. S. ABBIOAll - A. AGNOLETTO- M. R. Lszzart, La
325 streqoneria, Diavoli, streghe, inquisitori, dal 329 WALTERRupp, op. cito Mainz, 1986, p. 19.
Trecento al Cinquecento, Monadadori, 2003, p. 308. 330 Cfr. JAN ZoPFS, Unschuldvermutung und "in dubio pro reo" in der Cautio Crtminalis. en
326V. hALO MICHELE BAITAFARANO,op. cit, p. 262: v. BECCARIA, Dei delitti e delle pene, com uma Spee-Jahrbuch. 2009. pp. 79 Y SS.: WALTERRupp. op. cit. p. 78: GúNrER JEROUSCHEK. Friedrich Spee
raccolta di documenti relativi alla nascita dell'opera e alla suajortuna nell'Europa del Settecento. als Justiz1criti1cer, cít., en Gunther Franz (Hg.), Friedrich Spee zum 400. Geburtstag. Kollokium
A cura di Franco Venturi, Eínaudí, 1981, dalla Risposta ad uno scritto che s'intitola Note ed osser- der Frtedrích-Spee-Gesellschaft Trter, Paderborn, 1995. p. 132: ANTONARENs. en Friedrich Spee
vazioni sullibro Dei delitti e delle pene, di Pietro e Alessandro Verrt, pp. 178 Y ss. von LangenjeldJesuit Wissenschaftler Dichter Menschenrechtler. Padernborn, 1991. p. 9.
82 FRlEDRlCHSPEE
que, por lo general, si siquiera se lo menciona, aunque a nuestro juicio surge
claramente de la lectura de las partes del libro dedicadas a los confesores y
que, seguramente, habrá impresionado a Thomasius, más allá de la concreta
cuestión de las brujas y de la tortura.
Christian Thomasius tuvo el innegable mérito de abrir el Iluminismo
alemán y de intentar la estricta separación entre el delito y el pecado, entre el
derecho y la moral, entre el ser justo y el ser honesto. Si bien un tanto bur-
damente, hizo un enorme esfuerzo por apoderarse de la idea de la diferencia
entre el fuero interno y el externo?".
De este modo y aunque su distinción fuese simplista -como suelen ser los
primeros hachazo s que abren camínos-, fue el primer ensayo iluminista para
salvaguardar la autonomía de conciencia de la persona, o sea, la condición
mínima elemental de la persona como ente con conciencia moral, capaz de
distinguir entre el bien y el mal. Kant y Feuerbach harían posteriores espe-
culaciones mucho más finas en base también a la razón, pero siempre por el
sendero que Thomasius había abierto.
Desde 1815, el derecho constitucional argentino consagró este límite del
derecho y el debido respeto a la autonomía moral de la persona humana,
en todos sus proyectos y constituciones, con el texto de la primera parte de
nuestro artículo 19°332.
Quien lea atentamente lo que Spee escribe en este libro, dirigido a los
confesores, y en especial cuando les advierte que son mediadores entre la
persona y Dios, y no entre la persona y el juez, verá que no está haciendo
otra cosa que tratar de establecer la separación entre las dos esferas, que fue
justamente el empeño iluminista de Thomasius y de todos los que siguieron
por el camino de la razón. Nada tiene que ver el confesor con la pena, con
el delito ni con el juez, sino únicamente con la conciencia del confesado,
sin que tampoco el juez pueda interferir en eso. Esta es la premisa de las
admoniciones de Spee a los confesores y a su misma orden, a la que le
imputa elegir confesores que no respeten la estricta separación de estas
competencias.
La insistencia de Spee en la distinción entre la corte externa y la corte
interna, le deja a Thomasius planteada la distinción entre el fuero externo
331 Cfr. Sobre esto, HANsWELZEL.Introducción a lafilosofia del derecho. Madrid. 1971, pp. 171-173.
332 Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral
pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los
magistrados. Sobre este texto, al parecer introducido por MONTEAGUDO y EL PRESBíTERO SANZen el
Estatuto Provisional del 5 de mayo de 1815. v. ARTUROSAMPAY, Lajilosojiajuridica del arto 19 de la
Constitución Nacional, Buenos Aires, 1974. El primer constitucionalista que dio en la clave de su
importancia fue JOSE MANuELESTRADA,Curso de Derecho Constitucional federal y administrativo,
Bs. As., 1895, p. 181.
CAUTIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 83
y el interno. No cuesta mucho invertir la advertencia de Spee: si el confesor
no debe mediar con el juez, el juez tampoco debe mediar con el confesor.
De allí a la tesis de los fueros interno y externo, más que un paso, hay casi
una coincidencia. Y esa fue la clave fundamental del pensamiento iluminista
primero, del sano liberalismo político y penal más tarde333 y del respeto por la
persona en el actual jushumanismo.
¿La cuestióln de los dos fueros, entre las dos cortes, es en definitiva de
Thomasius o de Spee? ¿Quién dio el primer hachazo en el bosque de la con-
fusión? ¿Quién se dio cuenta antes de la íntangíbílídad de la conciencia como
condición del respeto a la dignidad y esencia de la persona?
En este sentido, en último análisis, parece hoy claro que le asistía toda
la razón a Bettiol cuando veía en el derecho de garantías, en el derecho penal
que surgió con el Iluminismo y el que casi dos siglos antes reclamaba Spee,
al derecho penal cristiano, que más que defensor de la sociedad debía ser
defensor de la persona humana=".
16. Obras y bibliografía. Spee parece haber arrojado una piedra en un
estanque, a partir de la cual su obra se fue expandiendo bibliográficamente
hasta el presente. Tengamos en cuenta que el nombre del autor de la Cautio
quedó en el anonimato durante largo tiempo. Según parece hubo una edición
de esta obra en Amsterdam en 1643 y una traducción alemana de Johann
Seifert en 1647, que el traductor dedicó a la reina Cristina de Suecia. Se dice
que hubo varias ediciones anteriores, pero que no se conocen. En la biblioteca
de Bonn existe un ejemplar de una edición ilustrada con grabados en cobre,
pero le faltan las primeras páginas, por lo que no se conoce su lugar y fecha,
aunque en el texto alguien ha manuscrito autor Friedrich Spee de la compañía
de Jesús, quien con motivo de este escrito sufrió persecución con peligro para
su vida. Se conocen dos ediciones polacas en 1645 y 1647335•
Las siguientes ediciones fueron fuera de los límites del Sacro Imperio
Romano Germánico: en holandés Amsterdam (1657). en francés Lyon (1660).
en polaco Posem (1680). pero ninguna aparecía con el nombre del autor+".
333 El tema de la conciencia (Gewissen) era central en la teología moral de los jesuitas de su
tiempo. Con razón ha llamado la atención de los estudiosos de Spee, como Helmut Weber, Die
Bedeutung des Gewissens bei Friedrich Spee in der Moraltheologie seiner Zeii, en Friedrich Spee
zum 400. Geburtstag, Kollokium der Friedrich-Spee-Gesellschajt Trier, pp. 51 Y ss.
334GIUSEPPEBETIlOL, Sul diritto penale cristiano, en Gli ultimi Scritti 1980-1982 e la lezione di
congedo c.v.82, Padova, 1984, pp. 1 Y ss. En otro sentido, por cierto que bien hubiese podido
ser Spee el inspirador de la famosa leyenda del Sumo Inquisidor de Dostoievski, Los hermanos
Karamásov, trad., Ornar Losos, Bs. As, 2012, pp. 344 Y ss.
335 JOACHIM-FRlEORlCH
Rr'lTER, op. cit
336 Sobre las traducciones alemana, holandesa, polaca y francesa, Aloís Hahn, Die Cautio Cri-
minalis, cít., enAA.VV., Frtedrích Spee Dichter, Seelsorger, Bekárnpfer des Hexeeahns. Zum 350.
 FRIEDRICH SPEE
84
La bibliografía contemporánea acerca de Spee es enorme y la que citamos
en el presente estudio es solo parcial, aunque puede dar idea de su dimen-
sión. Si bien se publicaron trabajos sobre este autor en el siglo XIX -algunos
indicados a lo largo del presente ensayo-, cabe observar que al promediar el
siglo pasado, vieron la luz varios libros dedicados a Spee: "Emmy R?senfeld,
Friedrich van Speee van Langenfeld. Eine Stimme in der Wuste, Berlín, 1958;
Isabella Rüttennauer, Friedrich van Spee. 1591-1635. Ein lebender Martyrer,
Freiburg, 1951; Hugo Zwetsloot, Friedrich Spee und die Hexenprozesse. Die
Stellung und Bedeutung der Cautio Criminalis in der Geschichte der Hexeti-
veifolgungen, Trier, 1954. Con posterioridad se fue incrementando el interés
científico y fueron apareciendo muchas más publicaciones.
Es posible formarse una idea acerca de la dimensión bibliográfica con la
información citada por Franz Rudolf Reíchert, Friedrich-Spee-Bibliographie,
en "Fríedrích Spee im Licht der Wissenschaften", editado por Anton Arens
(Mainz , 1984, pp. 243-281) y, algunos años más tarde, la indicada por
Michael Embach, Neuerschienene Spee-Literatur, Eine Auswahlbibliographie
der Erscheinungsjahre 1991-1993, en la obra colectiva que reiterada-
mente citamos, publicada con motivo del cuarto siglo de su nacimiento
(pp. 377-385).
En 1991 se publicó en München el libro colectivo Die politische Theologie
Friedrich van Spees, con importantes trabajos de Italo Míchele Battafarano,
Doris Brockmann, Peter Eicher, Anne-Lener Fenger, Günter Jerouschek,
Heinz Dieter Kittsteiner, Sven K. Knebel, Heide Wunder. La nota con indica-
ciones bibliográficas de Battafarano es bastante abarcativa.
Con motivo del 350 aniversario de su muerte, el 7 de agosto de 1985,
se fundó en su ciudad natal Kaiserwerth, la Friedrich-Spee-Gesellschaft,
dedicada a su vida y obra, que mantiene información on line y publica el
Spee-Jahrbuch; con trabajos, estudios e investigaciones.
Hay varias ediciones modernas de las obras de Spee: Cautio Criminalis
oder Rechtliches Bedenken wegen Hexenprozesse. Erste vollstandige deuts-
che Übersetzung van Joachim-Friedrich Ritter (Weimar, 1939, reimpreso por
dtv-Bibliothek (6122). 5a. ed., München, 1987). Güldenes Tugend-Buch.
Auswahl, Bearbeitung und Einführung van Anton Arens (Christliche Meister
40, Freiburg, 1991). Trutz-Nachtigall, Hrsg. van Theo G. M. van Oorschot
(Reclams Universal-Bibliothek 2596/4, Stuttgart, 1985). Mein Herzt will ich
dir schenken. Die schónsten Lieder van Friedrich Spee, Hrsg. van Dietmar Rost
u. Joseph Machalke (Paderborn, 1985). Las obras completas de publican
bajo el cuidado de Theo van Oorschot: Friedrich Spee, Sámmiliche Schrijten,
Todestag, pp. 68-69. Sobre estas ediciones y traducciones, también
Geschichte der Hexenprozesse, cít., T. II, p. 186
CAUTIO CRIMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 85
Historische kritische Ausgabe in vier Bándeti (Bem, 1968, 1985, 2005). de
donde se toma el texto de la Cautio Criminalis cuya traducción se publica.
Como publicacones de traducciones más recientes de la Cautio, pueden
citarse: Allemagne 1631: un confesseur de sorciéres parle: Cautio criminalis,
París, 2000 (con introducción y notas de Olivier Maurel); 1processi contra le
streghe (Cautio criminalis}, Salema Editrice, Roma, 2004 (al cuidado y con
nota de Ana Foa); Cautio Criminalis, or a Book on Witch Trials, University
Press of Virginia, 2003 (traducción de Marcus Hellyer, con introducción y
datos biográficos).
III. Spee y el debate penal de medio mílenío
17. Las estructuras ideológicas básicas. Lo expuesto hasta este
momento justifica sobradamente la publicación y el estudio de este libro. Sin
embargo, hay otra razón más que debemos destacar y que, a nuestro juicio,
invita a una detenida investigación histórica de los textos de estos siglos
inquisitoriales, al parecer bastante ignorados en las obras generales y en par-
ticular en las destinadas a los estudiantes de las materias penales. Se trata
de la hipótesis que desarrollamos en esta tercera parte del presente ensayo.
Creemos que este libro permite verificar en plenitud la hipótesis que desde
hace tiempo venimos sosteniendo y que se puede sintetizar de la siguiente
forma: todas las posiciones teóricas penales, político-criminales y criminológi-
cas que se discuten y se han discutido a lo largo de los últimos cuatro siglos,
responden a estructurtas ideológicas básicas elaboradas hasta el siglo XVII.
Dicho de otra manera, más gráfica, aunque quizá menos exacta, afirmamos
que llevamos cuatrocientos años discutiendo las mismas posiciones, pivotendo
en torno de las mismas teorizaciones.
No se trata de rastrear meros antecedentes de cuestiones debatidas siglos
más tarde, sino que directamente son las mismas cuestiones, que solo cam-
bian su nutriente de datos, de acuerdo con la dinámica cultural, las formas
expresivas y las modas académicas.
Estamos habituados a considerar a las teorías del pasado como antece-
dentes, porque nos detenemos en los variables datos culturales y tecnológicos
que las alimentaron, pero pasamos por alto las estructuras del pensamiento,
es decir, el programa básico que permanece invariable y se nutre con esos
datos variables,
Si prescindimos de la información variable y de sus formas expresivas,
veremos que las estructuras básicas son las mismas. Poco importa que en
un momento se trate de las brujas o de los herejes y en otro de subversivos,
HENRIE'ITE HEPPE GEB. SOLDAN,
parásitos, burgueses o lo que sea, que haya sido Satán y siglos después otro

FRIEDRICH SPEE
86
enemigo, que la policía autonomizada sea la inquisición, la KGB o la Gestapo,
que la inferioridad biológica se funde en una supuesta falla creativa de la
mujer o en la foseta occipital media, cuando las reacciones teóricas penales
se legitiman apelando a los mismos programas argumentales.
¿Qué entendemos por estructurtas ideológicas básicas? Creemos que
se trata del esquema de pensamiento con que se construye cada teoría, su
mampostería por así decir. Para expresarlo más gráficamente, son estructu-
ras que operan como los programas de computación, que son susceptibles
de ser alimentados con datos, pero también pueden ser vaciados y vueltos a
alimentar con nuevos datos, pero siempre el programa es el mismo, perma-
nece idéntico.
Al final del recorrido volveremos sobre el tema. No obstante, antes de
iniciarlo podemos preguntarnos a qué de debe esta recurrencia. Creemos
que el ejercicio del poder punitivo cumple diversas funciones y no todas las
tenemos claras. No obstante, sabemos que la pretendida función manifiesta
de dejensa de la sociedad siempre dista de su objetivo real en cada caso
históricamente dado, a veces con una separación que llega al disparate. Los
caminos para legitimar argumentalmente esta distancia y manipularlo con-
forme a los intereses hegemónico s de cada momento son pocos y, todos ellos,
han sido ensayados antes del siglo XVII o en este siglo. La crítica que pone
de relive la manipulación, tampoco es nueva, como en general se cree por los
modernos críticos de los poderes punitivos del mundo, sino que también en
1631 la inauguró Spee. De este modo, este libro completa el mapa total de
los caminos de manipulación con el de su crítica. Ya nada nuevo habrá bajo
el sol, sino solo nuevos datos culturales y tecnológicos con los que alimentar
esas estructuras ideológicas básicas. De allí la importancia de Spee en la
panorámica de la discusión teórica penal, político-criminal y crímínológíca de
los cuatro siglos posteriores.
18. El retribucionismo penal. El saber penal de los siglos XlII y XlV fue
fundamentalmente ítalíano=" y tuvo como fuente tanto los libris terribilis como
el derecho canónico. Dado que estas fuentes eran principalmente civilistas,
este saber se fue separando lentamente del civil y, a medida que adquiría
autonomía, se le hacía menester una teoría general, pues se lo trabajaba
sobre delitos en particular. Del análisis de estos delitos pueden deducirse
algunos principios generales que iban surgiendo, como la distinción penal
de la tentativa, menos penada que el delito consumado -salvo en los delitos
de lesa majestad-, el refinamiento particular del dolo y su diferencia con la
culpa, el desarrollo de la omisión, etc.
337 ESERHAD SCHMIDT, Einführung. cít.. p. 141.
CAUTIO CRlMINALIS (CAUTElA CRIMINAL)
87
Los primeros penalistas se esforzaban para erradicar las formas compo-
sicionales germánicas en beneficio de la pena pública, es decir, volver a la
confiscación de la víctima romana=".
El método empleado por los juristas era derivado de la escolástica339
no pudiendo negarse la influencia aristotélica, aunque siglos más tarde, en
el XVI, impactó fuertemente el redescubrimiento de Platón, produciéndose
dos novedades que distinguen la doctrina penal de este siglo respecto de la
anterior: por un lado, se volvía a la teoría preventiva de la pena y, por otro, al
reagruparse de modo sistemático los delitos y perfilarse una teoría general.
se reafirmaba la autonomía científica del derecho penal=".
En el fondo de las elaboraciones de los penalistas del siglo XVI estaba
la idea del libre albedrío y la apelación a Aristóteles, en particular cuando
se trataban problemas de culpabilidad. Frente a una legislación que se vol-
vía caótica y brutal, iban oponiendo una propuesta de pena mínimamente
adecuada a la magnitud o contenido de injusto y al grado de culpabilidad o
reproche personal a su autor. En otras palabras, por diferentes caminos se
construían las bases del retribucionismo penal.
Con claridad se observa esto en el español Diego de Covarrubias (1512-
1577), por ejemplo, cuando trata del miedo y de la ignorancia. En particular
respecto del miedo, dejaba a criterio del juez establecer lo que ante un peligro
hubiese elegido un hombre prudente y esforzador", es decir, la decisión acerca
de la existencia de un estado de necesidad exculpante o de una perturbación
comprensible de la consciencia.
Conforme a un criterio normativo de culpabilidad, como corresponde a la
idea retributiva proporcionada a ella, y compartiendo el criterio misógino de su
tiempo, Covarrubias expresaba lo siguiente frente a una posible eximente pro-
vocada por el miedo: Debe también eijuez, por su propio arbitrio, advertir que, en
las mujeres no se puede exigir con tanta minuciosidad ni tan estrictamente esa
prudencia en el decidirse, ya que es menor el vigor de su espíritu y sujortaleza
corporal; sino que se debe considerar qué hubiera elegido una mujer esjorzada,
teniendo siempre presente la natural manera de ser de las mujeres. Algo puede
mover aún a la mujer esjorzada, para elegir lo que de ningún modo elegiría un
varón prudente. Esto mismo es lo que dice la glosa al afirmar que, para excusar
a la myjer; no se requiere miedo tan grave como para excusar a un hombrer»,
338 Cfr. GruSPPE SALVIOLI, Storia del diritto italiano. Toríno, 1930, pp. 685 Y ss.
339 Cfr. EBERHARD SCHMIDT, op. cit.
340 Cfr. F. SCHAFFSTEIN, La ciencia europea del derecho penal en la época del humanismo. Madrid,
1957, p. 28.
341 V. JULIAN PEREDA S.J., Covarrubias penalista, Bilbao, 1959, p. 135.
342 Idem, p. 136.
88 FRlEDRlCH SPEE
Como se desprende de este juicio sobre la inferioridad de la mujer, debe
pensarse que en términos modernos la mujer, en este mundo europeo del
siglo XVI, se hallaba en una situación penal de culpabilidad o imputabilidad
desminuida, lo que no es raro en otras versiones penales discriminatorias,
frente a derechos penales de culpabilidad: recordemos que hasta el siglo
XX hubo quienes postulaban la imputabilidad disminuida de los origina-
rios americanos, y que incluso se la previó de esta manera en códigos como
los de Perú y Bolivia.
Tal como lo indican las citas de Covarrubias, todos los juristas de tradición
glosadora y posglosadora, así como los primeros prácticos, consideraban a la
mujer inferior y más débil que el hombre y, por lo tanto, en función del menor
grado de culpabilidad o reprochabilidad en términos de elección conforme a
libre albedrío, correspondía que fuese penada en menor medida que el hombre.
Análogo criterio sostenía Julio Claro (1525-1575)343. Tiraqueau
(1488-1558)344, por su parte, consideraba a la mujer incapaz de pensar
razonablemente, por lo que le prohibía firmar contratos sin la presencia del
marído>", afirmando que la mujer deber ser penada menos que el hombre,
puesto que este está dotado de mayor espíritu para comprender el mal, de
mayor voluntad para resistirlo.
En otras palabras, como se pensaba que estaba menos dotada, poseía
menor conciencia del injusto o de la antijuridicidad que el hombre y, por
ende, no podía ser reprochada jurídicamente en igual medida, desde la pers-
pectiva de lo que hoy llamamos culpabilidad normativa. Además, cabe tener
en cuenta que la mujer estaba sometida por sus faltas a castigos corporales
por parte del marído=", lo que dio origen a la admisión de la obediencia debida
como eximente o atenuante.
En síntesis, el propio prejuicio discriminatorio misógino de la supuesta
inferioridad de la mujer, al mismo tiempo, como derivación lógica, imponía
que en el marco del naciente derecho penal de culpabilidad, se considera-
se que a su respecto debían ser menores las exigencias para admitir las cau-
sas de exculpación y, en cualquier caso, que se tomase en consideración esa
inferioridad como atenuante o como razón de menor penalidad.
Se verifica, pues, que el gran problema de la contradicción de un derecho
penal de culpabilidad, conforme al princpio de que la pena debe adecuarse
al grado de culpabilidad individual, con las exigencias de carácter policial de
mayor rigor punitivo, estaba planteada desde mucho tiempo antes de Spee.
343 JULII CLARl ALEXANDRlNI. Opera Omnia sive practica civilis atque criminalis.
344 RENÉ TIRAgUEAU. De legibus connubialis et juii marital~ 1515.
345 Cfr. GUI BETcHEL. La sorciére et I'occtdent, París. 1997. p. 236.
346 Cfr. F. SCHAFFsrEIN. op. cit. p. 52.
CAlmo CRlMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 89
19. El nacimiento de la criminología etiológica y el vuelo de las
brujas. Casi todos los autores ubican temporalmente el nacimiento de la
criminología en el siglo XIX, los más tradicionales con Lombroso y los crí-
ticos con el Iluminismo y los autores contractualistas. La verdad es que la
criminología que asumió como tarea principal preguntarse por las causas del
crimen -la llamda etiológica-, nació muchísimo antes. por obra de la primera
corporación dedicada a combatir el mal, que fueron los demonólogos, casi
todos de la orden dominica, que desarrollaron la tesis del pacto diabólico,
sindicando a Satán como el autor mediato de todos los maleficios.
El discurso de la primera crímínología presenta muchísimos aspectos
interesantísimos, pero como no sería posible desarrollarlos todos, nos centra-
mos en los más significativos, por ser elementos estructurales que regresarán
reiteradamente en el curso de los siglos posteriores.
(a) Como toda corporación que legitima discursivamente un poder poli-
cial, ante todo debió magnificar hasta lo máximo la capacidad de daño del
enemigo, para que el peligro justificase su propio poder. En este caso, la fuenta
del peligro era Satán y sus mujeres, con la fantástica capacidad de daño que
se les atribuía. Respecto del poder de estos enemigos, algunos juristas no
ínquísídores tendían a ser bastante cautos, desde Bartola de Sassoferrato en
el siglo XIV (que con discreción eludió pronunciarse sobre la cuestión), hasta
Poncibius en el siglo XVI, que casi los negaba>".
Estos pioneros de la criminología chocaron con un primer obstáculo, que
fue el documento que se conoce como Canon episcopi, incluido en el Decretum
Gratiani (C.26 q.5 e 12)348,que era una fuente de altísima legitimidad de su
propio acervo normativo. Se trataba de un texto atribuido al concilio de Alcira
de 314, pero que en verdad parece provenir del siglo IX, y que negaba el poder
efectivo de las brujas. La necesidad'de neutralizar ese documento dio lugar a
largas disputas, incluso sobre su autentícídad=".
El famoso Canon se refería a la leyenda de la sociedad de Diana, es decir,
a un culto de origen pagano según el cual esta deidad y sus discípulas cabal-
gaban por las noches. Al parecer era un culto lunar=? a una deidad itálica,
protectora de la naturaleza, que descendería de la Artemisa griega, hermana
347 V. Gutachten des Bartolus von Sassoferraio. 1331. en JOSEPH HANSEN. Quellen. p. 61; De
lamiis et Excellentia utriusque iuris (Johan Franz Von Ponzinibus von Piacenza, De Lamiis.
c. 1520. JOSEPH HANSEN. Quellen, op. cit .. p. 313).
348 El texto en Aus dem sog. Canon espiscopi (c. 900). JOSEPH HANSEN. Quellen, cit .• p. 38.
Venecía, 1591. 349 FRANK DONovAN. Historia de la brujería, Madrid. 1988. p. 81; TH. DE CAUZONZ. La magie et la
sorcellerie en France. París. 1910. T. N. p. 363; HANS-JCRG NESNER. op. cit en TeuJelsglaube und
Hexenprozesse (hrg. GEORG SCHWAIGER).Hamburg, 2007. p. 86; en detalle sobre el culto de Diana
y poniendo en duda la autenticidad del Canon. JULIO CARO BAROJA. Las brujas y su mundo. cit .•
pp. 88 Y ss.
350 Todo culto lunar se vincula a la mujer. atendiendo a los periodos cíclicos.
 CAUTIO CRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 91
90 FRlEDRlCH SPEE

En el mismo siglo XV, Giordano da Bérgamo=" sostuvo la tesis de que el

de Apol0351.El Canon restaba toda importancia al poder de las hyas de Diana,
reduciéndolo a simples frutos de imaginación y fantasía.
En Alemania la discusión sobre la realidad del poder de los hechiceros y
de Satán mismo, se centró más en la capacidad voladora de sus brujas -que
al parecer eran más movedizas, y, por ende, voladoras- que las italianas -de
preferencia sedentarias y dedicadas a filtros y alcahueterías-P'',
El vuelo de mujeres era particularmente fascinante como leyenda, pues
evocaba la forma de pájaro, en especial la Iechuza=", El problema era que si
los vuelos solo eran producto de la fantasía, las brujas nunca habían estado
en realidad en un sabbat y, por ende, la información que las brujas propor-
cionaban bajo tortura, cuando eran obligadas a dar un nombre, era falsa='.
Sin embargo, la realidad del poder de las brujas no fue sostenida en
toda su extensión por todos los dominicos. Jacopo Passavanti (1302-1357),
por ejemplo, establecía una jerarquía de saberes: en tanto que los más cul-
tos participaban de una verdadera ciencia diabólica, el vulgo de limitaba
a imitarlos sin ningún efecto, pero igualmente debían ser penados por su
culpa imaginaria, porque la disfrutaban, con lo cual proclamaba un derecho
penal de voluntad, al igual que todos los demonólogos más extremistas y
fanátícos=".
El gran defensor de la realidad de los vuelos de las brujas fue el biblista
español Alfondo Tostado o Tostato (1400-1445)356, que a partir de fuentes
bíblicas (el transporte diabólico de Cristo al pináculo del templo, relatado por
San Mateo), lo oponía a quienes no creían que el diablo tuviese ese poder y,
además, hacía exégesis del Canon episcopi y afirmaba que este no negaba esa
posíbílídad=".
Canon se refería a un hecho diferente, o sea, que las cabalgatas nocturnas
de la sociedad de Diana eran fantasías, a diferencia de la brujería objeto de
la inquisición, cuyas maravillas eran reales. En el siglo siguiente, Barto-
lorneo Spina (1476-1546) habrá de negar esta distinción y frontalmente
descalificar como falso o herético el mismo Canon35~. Tampoco faltó quien
amenazara con linchamiento a quien sostuviera el Canon para descalificar
la quema de brujas36o.
En síntesis, para sostener la enorme magnificación -en realidad, creación-
del peligro, era necesario neutralizar esa fuente de información autorizada,
para lo cual se adoptaron diferentes posiciones, que no son otras que las .q~e
se sostienen hasta el presente en cualquier caso en que un poder POlICIal
se halla ante una contradicción similar: tomarlo con moderación (algunas
cosas son ciertas y otras fantásticas); afirmar que se refiere a otro fenómeno
diferente (lo de Diana eran fantasías, esta tiene poder real); interpretarlo tor-
cidamente (su letra no niega que las brujas vuelen); descalificarlo (es falso,
herético, etc.) y amenazar de muerte a quien lo invoque.
(b) La devaluación de la víctima es infaltable en todo genocídío. En el
caso de las brujas se imputaba una inferioridad biológica a la mujer, lo que
la hacía propensa a ser fácil presa de Satán. El autor más destacado en esta
tarea fue Nider.
Joharmes Nider (1380-1438) fue un famoso demonólogo dominico, ori-
ginario de Suabia, que estudió en Colonia y viajó por Italia, graduándose en
teología en Viena. Se destacó en la organización del' concilio de Basilea
en 1431, luego fue profesor y decano en la Facultad de Teología de Viena y
murió en Nürnberg en 1438361.Fue quizá el criminólogo más importante de
su siglo, en particular por su obra casi póstuma, escrita entre 1435 y 1437,
que es el Formicaius (hormíguerof'".

351 Así. ENRIQUE BONAVlDEZMATEOS. ArtemisajDiana o el enigma de los límites. en ESTIlER COHEN y
358 Auszug aus der Quaestio de strigis, Jordanus de Bergarno, en JOSEPH HANSEN.QueUen, cit .• p. 195.
PATRICIAVILLASEÑOR(Eds.J, DefilósoJos. magos y brujas. Barcelona. 1999. pp. 173 Y ss.
359 Cfr. A. ABBIATI- A. AGNOLETIO- M. R. UzzATI. op. cit. pp. 254 Y ss.
352 Cfr. W ALTRAUTJILG. op. cit en TeuJelsglaube und Hexenprozesse (hrg. GEORG SCHWAlGER).p. 42.
360 Un superior de la orden de Santo Domingo en el año 1503. inducido por plegaria y por dinero.
353Cfr. WALTRAUTJILG. idem. p. 47. La lechuza es un animal considerado diabólico (MICHEL
según la voz pública. por parte de parientes de una bruja muerta en la hoguera. se alzó co~tra el
PASTOREAU.Una historia simbólica de la edad media occidental. Buenos Aires. 2006. p. 266).
inquisidor. como si persiguiese injustamente a las brujas por su vuelo al sabbat. cornptociéndose
354 BARToLOMEOSPINA. en su Questio de strigibus de 1523. se aterroriza frente a esta consecuen- en citar ampulosamente las palabras del Canon: en el plazo de un año fue torpe y cruelmente
cia y. circularmente. la usa para rebatir la autenticidad del Canon (cfr. A. ABBIATI- A. AGNOLETIO asesinado por la multitud de sus hermanos (SILVESTROPRIERIAS(1460-1523) en Summa Sy lvestrina,
- M. R. UzzATI. op. cit. p. 261). cit. en A. ABBIATI- A. AGNOLETIO- M. R. LAzZATI.op. cit. p. 223).
Lo specchio delta vera peniietiza, Trattato delta scienza. en S. ABBIATI- A. AGNOLETIO
355 PASSAVANTI. 361 Cfr. WERNER TSCHACHER. Det Formicarius
des Johannes Nider von 1437/38. Studien zu den
- M. R. UzzATI. La. streqotieria; Diavol~ streqhe, inquisitori dal Trecenio al Setiecento, Mondadori. AnJdngen der europdischen Hexenveifolgungen im Spdtmittelalter. Aachen. 2000, pp. 31 Y ss.;
2003. pp. 34 Y ss. MARGrr BRAND. Studien zu Johannes Niders deutschen Schrijten. Istituto Storico Domenícano,
356 Aus dem Bibelkommentar des spanischen Theologen Alphons Madrigal Tostatus. en JOSEPH Roma. 1998. pp. 11 Y ss.
HANSEN. Quelten. cít .. p. 105. 362 Aus dem Formicarius des Johann Nider 1435-1437. en JOSEPH HANSEN. Quelten. op. cit .. p. 88.
357 Este argumento será tomado por otros demonólogos y por Peña. el actualizador de Ayrne- también pp. 416 Y ss.
rtch (cfr. GIOVANNIROMEo. op. cit, pp. 88. 92. 93.
 FRIEDRICHSPEE
92
Nider la emprendía contra los judíos, pero en la tesis emitida por la
Facultad de Teología de París en 1398363, también afirmaba la eficacia de
la magia, dividiéndola en natural y herética, siendo esta última resultado de la
connivencia con Satán. Creía en cosas tales como la existencia de sujetos
que mataban o desenterraban a sus propios niños, los hervían y comían
en banquetes satánicos. Además, tenía fama de experto en cuestiones de
milagros, apariciones sobrenaturales y maravillas, a raíz de que en Viena le
había visitado el príncipe heredero de Portugal, buscando su consejo acerca
de un milagro. Cabe anotar que en el Formicarius reportaba varias aparicio-
nes del demonío=".
En cuanto a la mujer, sostenía que eran malvadas y peligrosas las que
pretenden ser profetisas de Dios y que influyen la vida pública o que intervienen
en la política .... Lafornicatio lesiona el templo de Dios (violat templum Dei) y
hace del miembro de Cristo un miembro de la prostituta (membra meretrtcesj=',
Veremos que el Malleus recoge una larguísíma lista de autores mísógínos
de todos los tiempos anteriores al siglo XV, que Krámer copió directamen-
te de Níder=", quien sostenía que la mujer es más propensa a la brujería en
razón de su mayor ligereza en la fe, su debilidad respecto del hombre y la
facilidad de su díscurso=". En general, todos los demonólogos siguieron los
argumentos mísógínos inspirándose en Nider.
(c) Como veremos al ocuparnos del Molleus, los primeros criminólogos
acudieron a argumentaciones de reduccionismo bíologísta. tanto para justi-
ficar su misoginia como para explicar el fenómeno de los hyos del diablo, es
decir, de las mujeres que quedaban encintas como resultado de coitos con los
supuestos demonios en el sabbat.
La explicación respecto de esto último parece originaria de J ean Vinet,
que fue un inquisidor francés que publicó una obra especulativa en 1470,
procurando legitimar la persecución de las brujas en base a la obra de Santo
Tomás=", y en quien claramente se inspiró Krárner.
Según Vinet los demonios asumían formas humanas y de animales por
efecto de concentración de aire, es decir, que serían análogos a los muñecos
de ortopedia sexual actuales, pero como ángeles que eran, su naturaleza
363 Decretum Faculiatis Theologie Parisiensis contra supersiiiiosos Errores Artis Magicae.
364 MARGITBRAND,op. cit; p. 30.
365 Idem. p. 427.
366 Idem, p. 434.
367 Idem, p. 437.
368 Tractatus demonum invocatores, compí1atus per fratrem Johannem Vineti, Careas-
contra
sane, 1450, en JOSEPHHANSEN,Quel1en, cít., p. 124; sobre su vida y obra, A. ABSIATI- A. AGNOLEITO
- M. R. LAZZATI,op. cit, p. 67.
CAUTIOCRIfvIlNALIS
(CAUTELACRIMINAL) 93
espiritual no les dotaba de la capacidad de generar. Sin embargo, nada les
impedía asumir formas de íncubos o súcubos, y, por ende, recibir semen
humano como súcubos y colocarlo en mujeres como íncubos.
De esta manera, con muchas citas de San Agustín y Santo Tomás, explica
que los hyos del diablo no eran tales, sino en definitiva, eran hijos del sabbat,
es decir, de hechiceros. Los demonios elegían de qué hechicero lo tornaban y
en qué bruja lo depositaban. Esto lo copia luego Krámer con contradicciones
particulares, como veremos, y adelanta un conocimiento que pretendió tener
siglos más tarde la eugenesia.
(d) ¿Qué idea de la sociedad tuvieron los primeros criminólogos? No es una
pregunta de fácil respuesta, pues no son muy expresivos al respecto. Vimos
que mezclaron argumentos tomados de la teología y, al fin, desembocaban en
un reduccionismo bíologísta: la mujer era bíológícamente inferior al hombre
por su génesis y los hijos del sabbat eran producto de una elección de insemi-
nación artificial de los demonios, convertidos en súcubos y luego en íncubos.
La mezcla de los discursos teológico y biológico, recuerda los pastiches anti-
dreyfusianos y legítímantes del régimen de Vichy del viejo Charles Maurras=".
¿Acaso este fundamento bíologícísta de la primera criminología etíológíca
también implicaba una concepción organicista de la sociedad? Creemos que
es claro que toda la concepción demonológíca de la sociedad fue organícísta
social o, cuanto menos, claramente sistémica, aunque no siempre se lo
hiciese manifiesto en forma exppresa.
La respuesta más clara a esta pregunta la hallamos en el ya mencionado
demonólogo Johann Nider. Como vimos, su obra lleva por título el Fotttii-
carius, extraño nombre para nosotros, pero que en realidad adquiere una
ímportancía que trasciende en siglos a su tíempo''?".
La cuestión del hormiguero tenía origen bíblíco?", donde al igual que
las abejas y a diferencia de otros insectos, se le asigna carácter positivo y
ejemplar y, merced a la Patrística, se hizo de la vida comunitaria de las hor-
migas y de las abejas un ideal de pureza, de laboriosidad, de vida organizada,
productora de miel (alimento sagrado). semejante a la vida monásttca=".
369 V. JAMESMCCEARNEY,Maurras et son temps, París, 1977.
370 Llama la atención la cantidad de ediciones que ha tenido, varias veces impreso junto al
Malleus (por ejemplo, en la edición de Lyon de 1620, se lo agrega a partir de la p. 469 (F R
Ioannis Nider svuevi,ordinis praedicatorum ... ). JULIO CAROBAROJAlo considera un libro confuso
(Las brujas y su mundo, cít., p. 125), pero lo cierto es que había alcanzado 17 ediciones antes de
1500 (cfr. K. SCHIELER,Maqister Johannes Nider aus dem Ordem der Prediger-Brilder. Ein Beitrag
zur Kirchengechichte des fürifzehnten Jahrhunderts, Maínz, 1885, p. 381).
371 SALOMÓN,6, 6-8 Y 30, 24-25.
Corno antecedente,
372 un discípulo de ALBERTOMAGNO.THOfvIASBREBANTlNUS, o sea, THOfvIASDE
CANTIMPRÉ(1201-1293) en los primeros tiempos de la orden dominica había escrito un libro en que
94 FRlEDRlCHSPEE
CAUTIOCRlMINALIS(CAUTElACRIMINAL) 95

Según Níder, Dios había puesto su sabiduría en esos pequeños animales.

cuya organización consideraba superior a la de las abejas. porque no tenían
reina. no eran una monarquía. sino que cada hormiga. cada individuo. tendría
incorporado -natural o biológicamente- el sentido de comunidad: Su civitas
se diferencia del estado de las abejas (ab apum policia). que a diferencia del
hormiguero. está organizado enforma de monarquía. Las hormigas -organiza-
das enforma de constitución republicana- están obligadas recíprocamente. sin
que se les deban dar instrucciones. porque es de la esencia de su estado un
orden interno. es decir; un fundamento racional. una división de la función y
una conciencia que vive en su interior (quedam racio. cura et memoria)373.
Si bien la visión de la sociedad en Nider es sístérníca, guarda más analogía
con la idea de comunidad del pueblo (Volksgemeinschajt) del nazismo que con
el organícísmo del positivismo spenceriano del siglo XIX. En efecto: se afir-
maba que cada miembro de la alucinada comunidad popular nazista. estaba
condicionado naturalmente (por su pertenencia raciaO a ser portador del sen-
tido de justicia y deber de fidelidad a la comunidad. que de este modo era
fuente biológica de la moral y del derecho. de los deberes ante todo éticos. que
incluso predominaban sobre los meramente legales en caso de dísparídad?".
Las consecuencias penales de esta cosmovisión -y de un derecho fundado
en un Volksgeist bíológícamente condicionado- son bastante obvias: la comu-
nidad debe defenderse tanto de los enemigos naturales (externos) como de los
internos. que perdieron o debilitaron su sentimiento natural. que son capaces
de degenerar (la propia especie. la raza) y que es menester aniquilar. para
impedir que su reproducción y contaminación provoque el debilitamiento de
la comunidad. del organismo social o del sistema.
No es necesario forzar mucho -y quizá nada- los datos históricos para
verificar que los judíos fueron los enemigos externos con quinientos años de
distancia. en tanto que los herejes eran los internos. que siglos después fue-
ron los disidentes republicanos. comunistas. socialdemócratas. liberales. etc.
Por otra parte. la consecuencia de esta unidad inextricable de moral y
derecho -que deriva en el Willensstrafrecht- lleva a avasallar la conciencia.
por lo cual. en el plano práctico. debe ir acompañada por agencias ejecutivas
ponderaba la organización de las abejas (Bonum universale de propríetatibus Apium miraculorum
et exemplorum 1597), considerándolo
sui tetnpris, un ejemplo maravilloso (exempla miracula),
citando a favor de esta tesis a Isidoro de Sevilla, Plinius, Solinus, Artstóteles y Alberto Magno).
373 WERNERTSCHACHER,op. cit, p. 144.
374 La síntesis más delirante de esta concepción en el campo jurídico es la de HELMlITNICOLAI,
Die rassengeseJ3liche Rechtslehre. Grundzüge einer nationalsozialistische Rechtsphilosophie,
Dr. Helmut Nicotai. Leiter der Innenpolitischen Abteilung der Reichleitung der NSAPD, München,
1932 (La teoría del derecho conforme a la ley de las razas. Lineamientos de unafilosofiajurídica
nacionalsocialista, CLACSO, 2015). V. nuestro estudio preliminar a la traducción castellana.
con amplísimo poder arbitrario. En este último sentido. Nider creía en una
total inmunidad de los inquisidores frente al demonio. sosteniendo como ver-
dadera la insólita tesis de que en cuanto los agentes de la autoridad ponían
manos en un hechicero. este perdía automáticamente todos sus poderes. al
punto que de repente exhalaba un olor pestilente. del que no debían asus-
tarse los agentes del inquisidor y sujetarlo,
20. El derecho penal de voluntad. De la idea sistémica de sociedad. tal
como la concebía Nider, resulta invariablemente que el derecho penal tenga
por objetivo la depuración. es decir. la eliminación de los elementos humanos
degenerados. capaces de contaminar la pureza y unidad de la comunidad
bíológícamente condicionada.
A esa concepción de la sociedad corresponde un derecho penal que no
puede contentarse con la pena entendida como respuesta a un injusto come-
tido. es decir. a un daño o una lesión. sino que debe pretender encarnar la
voluntad comunitaria para erigirse en un aparato continuamente operativo de
auto limpieza de su propio cuerpo. tal como lo expresara con meridiana clari-
dad Roland Freisler. que fue un brutal asesino disfrazado de juez durante el
naztsmo+", definíendo de esta manera al Willensstrajrecht o derecho penal de
voluntad. de triste memoria.
El derecho penal de voluntad no puede menos que erigirse en un dere-
cho de lucha. de cuya naturaleza se deduce -tal como lo hacía el mentado
Freisler- que. obviamente. la meta de este derecho no es solo la de combatir al
oponente. sino la de aniquilarlo, puesto que toda lucha se dirige a la victoria y
no se satisface por sí tnismor": Estas claras definíciones son las mismas que
caracterizaban al derecho penal que legitimaba la guerra contra los herejes
y las brujas.
Este derecho penal se dirige contra la voluntad de una persona. su
conducta no acarrea desvalor por el daño o la lesión. sino porque pone de
manifiesto una voluntad considerada disidente o perversa (o diabólica). reve-
ladora de una disposición interna (innere Gesinnung). o sea que se trata de
un derecho penal de disposición interna de la persona (Gesinnungsstrafrecht).
que debe buscar. procurar y perseguir cualquier comportamiento revelador
de su talante contrario a lo que se considera la voluntad de la comunidad.
En semejante derecho penal. la ética y el derecho se identifican y pierde
importancia la distinción entre actos preparatorios y de tentativa -y aún
von
375 Cfr. ROl.ANDFREISLER,Willensstrafrecht; Versuch und Vollendung, en la obra colectiva "Das
kommende deutsche Strafrecht. Allgemeine Teil. Berícht über die Arbeít der amtlichen Strafre-
chtskommíssíon herausgegeben van Dr. Franz Gürtner", Berlin, 1935, pp. 11 Y ss.
376 Ibidem
96 FRlEDRlCH SPEE
CAUTlO CRIMINALIS (CAl.JTELA CRIMINAL) 97

la mera expresión de la voluntad fuera y antes de todo iter criminis-, como La penetración penal de la conciencia no conocía límites en la lucha
también se tiende a borrar toda diferencia entre la pena de la tentativa y del contra el mal, alcanzando hasta los sueños, pero no pretendiendo penar el
hecho consumado. Pueden mantenerse estas diferencias en los delitos meno- inconsciente, sino la voluntad que se complacía con las travesuras del ello
res, pero no en los que se consideren atroces, es decir, en todo lo que el poder freudiano: Incluso si alguno sueña yacer con otra mujer solo con el pensa-
considera que afecta la voluntad suprema de la comunidad, como en estos miento, y después del sueño se complace de tal acto con el consentimiento de
siglos eran la herejía y la hechicería, la traición al príncipe y a Dios, pactando la razón, sin duda que pecará mortalmenter y, si muriese, seria condenado
con el enemigo (Satán), es decir, los llamados crimenes extraordinarios. eternamente. De este modo queda claro que quien es penado por culpa de un
sueño, lo es principalmente por el acuerdo de la razón379.
Se ha observado que a lo largo de esos siglos, el concepto de hechicería
se fue espiritualizando, mediante la consideración de esta como crimen de ¿Cómo en la práctica se llegaba a la conciencia de las personas? Uno de
apostasía, cometido mentalmente al celebrar el pacto con el demonio. Este los modos es propio de su tiempo: contra la estricta separación de los fueros,
proceso dio lugar a que se fuese dejando de lado la cuestión del daño, para defendida por Spee como antecedente inmediato o fundador de la delimita-
pasar a configurar un Gesinnungsstrafrecht por excelencía?". El derecho ción del derecho y la moral individual, se alzó a veces la subordinación de los
penal de guerra, de lucha continua, no se detiene ante la conciencia, sino confesores a los inquisidores, lo que se lograba mediante la prohibición a
que la penetra y urga en ella, para buscar la voluntad enemiga, aniquilar a los confesores de absolver a quien hubiese referido prácticas, comportamien-
su portador y depurar a la comunidad de toda degeneración. tos o ideas propias o de otro, que tuviesen relevancia inquisitorial, como
también creando el delito de embaucamiento confestonai (sollicitatio at turpia),
Hemos visto que durante muchos años se discutió si las brujas eran que en la inquisición romana era de competencia del Santo Ofici0380• Del
capaces de volar y de otros prodigios, o si esto era solo producto de la fan- mismo modo, se obligaba a los confesores a denunciar los delitos atroces,
tasía. El derecho penal de disposición interna o de voluntad, apelando a la, como la herejía y la brujería?".
apostasía, pone fin por lo menos a un aspecto de la relevancia práctica de
esta discusión, puesto que de todos modos, incluso siendo los vuelos y el Otra vía de acceso a la conciencia ajena es de uso permanente y responde
sabbat meros productos de la fantasía, las brujas igualmente debían morir, a una idea difundida con gran éxito por Inocencia lII: No se está obligado a
porque celebraban pactos con el enemigo. mantener la palabra dada frente a quien no la mantiene respecto de Dios. De
este modo se fomentaron las delaciones, incluyendo las denuncias en el seno
Así lo expresaba claramente Molitor: Si bien estas malditas mr.yeres no de las propias familias, puesto que la fidelidad hacia un hereje implicaba
pueden provocar nada efectivo, de cualquier manera, por instigación demoníaca, infidelidad para con Dios382• Si en lugar de la palabra Dios colocamos cual-
por desesperación, por pobreza, por odio al prójimo, o por otras tentaciones quier ídolo de los muchos construidos a lo largo de la historia de los siglos
que el diablo suscita en ellas y a las que no saben resistir, se alejaron del posteriores (comunidad del pueblo, proletariado, occidente cristiano, seguridad
Dios verdadero y santísimo, ofreciendo al maligno homenajes y oblaciones, nacional, etc.), tendremos el mismo resultado.
han cometido apostasía, han caído en el herejía, se han vuelto secuaces de la
perversidad, por lo cual, por esta apostasía, por la corrupción de su voluntad, Un singular camino de penetración en la conciencia lo facilitaba la perse-
dado que se han alejado inmensamente de Dios dándose al diablo, estas per- cución de los pecados sexuales que, conforme a la fijación agustiniana, eran
versas deben ser penadas con la muerte según el derecho civi[378. la vía de ingreso de Satán. Ayudaron notoriamente a esto los libris terríbilis
del Digesto, lo que llama la atención porque, en general, los romanos no
Es obvio que esto resolvía el problema teórico, pero no el práctico de la parecen haber sido muy castos. La explicación se halla en que el código de
agencia corrupta, porque invalidaba el recurso reproductor de forzar la provi- Justiniano, elaborado en Constantinopla, era mucho más drástico contra las
sión de nuevos clientes mediante la tortura, debido a lo cual este argumento
solo era sostenido residualmente.
379 GIROLAMO VISCONrI. Lamiarum sive striarum opusculum (alrededor de 1470). en JOSEPH HANsEN.
Quellen. p. 200.
377 GÜNrER JEROUSCHEK. op. cit. p. 119; también. del mismo. Vom Schadenzauber zum Teu- 380 Cfr. GIOVANNl ROMEO. Ricerche su confessione dei peccati e inquisizione nell'Italia del Cinque-
felpa1ct. Friedrich. Spees Kampfschrift gegen ein Gesinnungsstrafrecht. Überlegungen zur cenro, Napolí, 1997. p. 64.
Herausbildung von Hexereideli1ct und Hexenptozefs aus rechtshistorischer Perspektiue, en: D.
BROCKMANN U. P. EICHER (Hg.). Die politische Theologie Friedrich von Spees. München, 1991. p. 133
38. V. AoRlANO PROSPERI. Tribunali della coscienza. Inquisitori, confesori, missionari, Eínaudí,
1996. p. 225.
Y ss.
382 RrCCARDO CALIMANI, L'inquisizione a Venezia, Mondadorí, 2003. p. 10.
378 ULRlCH MOLITOR. De lamiis et pythonicis mulieribus. 1489. capítulo X.

98 FRIEDRICH SPEE
prácticas sexuales heterodoxas que las anteriores leyes imperiales romanas
pero en realidad no parece haber tenido vigencia en Roma, sino solo en ei
imperio de oriente. No obstante, este fue el texto que llegó a Europa con la
recepción en los siglos XI YXIp83.
21. El peligrosismo del Malleus. La obra sintética y sistemática de Krá-
mer merece un detenido análisis, que no es posible realizar en este estudio
pero no podemos dejar de señalar sus principales núcleos temáticos, porque e~
indispensable para comprender la dimensión jurídica y cultural de la Cautia,
l. Maximiza la gravedad del delito: la brujeria es peor que el pecado
original, porque en aquel Adán y Eva fueron engañados por el demonio
pero en la brujería se peca conscientemente, no por error.
2. Al preguntarse por qué Dios permite la acción de Satán, responde
que es un misterio, pero luego no puede evitarlo y ensaya una respuesta
propia del moderno funcionalismo: si no existiese el mal, no seria posible
reconocer el bien.
3. Afirma la existencia de una emergencia: Alemania está llena de brujas.
En la emergencia se impone la guerra y, por ende, su lenguaje es clara-
mente bélico: es menester aniquilar el enemigo, porque de lo contrario
nos destruye.
4. Estigmatiza como los peores enemigos a quienes niegan el poder de
Satán y las brujas, porque, obviamente, con eso deslegítíman el poder
de Krámer y sus policías.
5. Neutraliza las fuentes de autoridad contrarias a su creación de reali-
dad, en este caso el Canon episcopi, apelando a los recursos usados por
los demonólogos.
6. Usa la alquimia valorativa, para invertir el sentido natural de los
hechos: brujas que en la tortura rien, que callan, se suicidan, dejan de
expresar su dolor, todo se debe a que Satán les da fuerzas.
7. Abre la ocasión de coartadas en delitos de sus propias huestes: frailes
desnudos por Satán en banquetes a los que los llevaba secuestrados,
otros mirando el pene de un confesante para convencerlo de que lo tenía,
un beato metido por Satán debajo de la cama de una mujer, etc.
8. Los demonios, al igual que las imágenes rectoras, no tienen fisiología.
Se les disuelve el alimento en su cuerpo, de modo que no defecan, los
demonios solo simulan comer, no practican sexo por placer sino para
hacer el mal, etc.
383 JAMES A. BRUNDAGE, La ley, el sexo y la sociedad cristiana en la Europa
2000, pp. 132-133.
CAUTIO CRIMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 99
9. Con el mismo sentido bíologísta de contaminación genética, afirma
que las hijas de las brujas son proclives a la brujería y que casi toda la
progenie está contaminada.
10. Previene contra situaciones que debilitan la disciplina: Satán ataca
más en las festividades, porque la alegría hace que las personas se des-
cuiden, como sucede en el fin de año, identificado con el culto pagano a
Jano, y en el carnaval.
11. También son más vulnerables los indisciplinados, o sea, los pecadores
y viciosos, aunque no explica para qué Satán quiere almas que ya tiene.
12. Admite los daños colaterales y los justifica: cuanto más grave es un
crimen, mayor debe ser la punición, incluso a inocentes, como en el caso
de los hijos de los habitantes de Sodoma.
13. Todo lo que la autoridad hace como castigo se presume que es justo,
sin importar que no podamos precisar cuál es la culpa en el caso con-
creto, igualmente debemos presumir su justicia.
14. La corrupción de la sangre, es decir, la punición de los hijos por
delitos de los padres, se justifica porque conforme al patríarcado, los
hijos son propiedad de los padres.
15. La indisciplina sexual genera vulnerabilidad víctímízante. A quienes
son presa de la libido Satán los puede engañar confundiendo sus senti-
dos, hacíéndoles ver lo que no existe o una cosa o persona en forma de
otra. Por ende, la excitación sexual es peligrosa. Solo los libres de pecado
tienen una percepción privilegiada de la realidad.
16. La policía es infalible: Dios no permite que el diablo deje condenar a
un inocente por brujería. Afirma que no se registra ningún caso seme-
jante. Este es el argumento que retorna Binsfeld.
17. Valiéndose de la fórmula de Inocencia III, nadie está obligado a man-
tener su palabra frente a un traidor a Dios, de modo que todo recurso es
válido para investigar (promesas falsas, engaños, violencias, mentiras,
etc.).
18. Los ínquísídores son inmunes al mal ya Satán, no pueden ser vícti-
mas de sus engaños, son por completo incorruptibles e infalibles.
19. El mal se hace para prolongar la continuidad del propio mal: cuantos
menos candidatos haya para la elección de los que se salvarán, mucho
mejor, porque de este modo se posterga el juicio final.
Además de todo lo anterior, la represión sexual consciente e inconsciente
atraviesa toda la obra, llegando a volver confusa la explicación disgenésica
acerca de los hijos del sabbat, puesto que extrema su misoginia afirmando
medieval, México,
que los hombres, por ser superiores a las mujeres, no yacen con los súcubos.
100 FRIEORICH SPEE
En efecto: siguiendo a Jean Vínet, con las mismas citas de San Agustín
y de Santo Tomás, afirma que los demonios concentran aire y se convierten
en súcubos para obtener semen, y luego, ataviados de íncubos (al parecer
disponiendo de algo semejante a las actuales técnicas de criopreservaciónl,
lo depositan en brujas embarazándolas. Pero Kramer añade que, como los
demonios son viejos, también son sabios y, por ende, saben de qué hombre
sacarlo y en qué bruja meterlo, para generar hijos del sabbat que, si bien no
estarán predestinados a la brujería, estarán predispuestos a ella. De este
modo bíologísta se adelanta en varios siglos a la eugenesia de Galton -que
tantas víctimas cobró en el siglo XX en Estados Unidos y Alemanía=v- y la
invierte en una disgenesia satánica.
No obstante, introduce afirmaciones contradictorias, en especial cuando
sostiene que como la Biblia en ninguna parte dice que los íncubos y súcubos
practiquen actos contra natura, es decir, sodomía o cualquier otro acto fuera
del canal correcto, todos los demonios abominan y se avergüenzan de tales
actos. No queda muy claro si para obtener semen creía que los demonios se
convierten en diablesas o son travestidos, aunque, como corresponde a su
concepción jerarquizada de la sociedad, también la proyecta entre los demo-
nios y sostiene que hay algunos que han caido demasiado bajo y, tal vez
suponía que estos configurasen la casta inferior demoníaca encargada de
estos menesteres.
Como no podía ser de otro modo, es larguísima la lista de citas mísógtnas
que Kramer copia de Níger, en la que sin distinguir incluye a autores paganos
y cristianos: Qué ha de ser la mujer, sino una adversaria de la amistad, un
castigo inevitable, un mal necesario, una tentación natural, una calamidad
deseable, un peligro doméstico, un deleite nocivo, un mal de la naturaleza, pin-
tado de lindos colores (San Crisóstomo). La lascivia tnuliimodai de los hombres
los lleva a un solo pecado, pero la lascivia unívoca de las mujeres las con-
duce a todos los pecados, pues la raíz de todos los vicios de la m0er es la
codicia (Cicerón). La mujer que medita en soledad, medita el mal (Séneca).
Toda maldad es leve, comparada con la maldad de una mujer (Eclesiastés).
Un anillo de oro en el hocico de un cerdo, tal es la mujer, hermosa e insensata
(Provebios). Las citas continúan a lo largo de varias páginas y son todas de
semejante calibre.
Según Krámer, la mujer es genétícamente inferior al hombre, lo que
explica su mayor proclicidad a pactar con Satán, que necesita de la compli-
cidad de una mujer, porque no puede actuar solo, pese a que no se dice por
qué Satán solo es impotente para hacer el mal.
384 Sobre esto: MICHAEL BURLEIGH - WOLFGANGWIPPERMANN, Lo stato razziale Germania 1933-1945,
RrZZOLI. 1992; EOWIN BLACK, War against the Wea1c. Eugenics and America's campaign to create a
master race. New York. 2003.
CAUTIO CRIMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 101
La razón natural es que la mujer es más carnal que el hombre, lo que se
demuestra por sus muchas abominaciones carnales. Conviene observar que
hubo una falla en la formación de la primera mujer, por haber sido creada a
partir de una costilla curva, es decir, de una costilla del pecho, cuya curvatura,
por así decir, es contraria a la rectitud del hombre. Ycomo en virtud de esa falla
la mujer es un animal imperfecto, siempre decepciona y miente. A esto agrega
el siniestro Kramer un invento etímológíco, afirmando que femina proviene
de fe y minus, menos fe385•
Aunque parezca mentira, Montague Summers (1880-1948), traductor del
MaHeus al inglés y que se autodenominaba Reverendo, aunque su catolicidad
era muy dudosa, siguió afirmando hasta su muerte que el diablo creó a las
brujas y dando por cierto todo lo que les atribuía el libro de Krámer, En 1"
introducción a su versión inglesa del Malieus afirma que es el más importante
trabojo en la historia de la bruieria. al que se vuelve una y otra vez con provecho
e interés. Desde el punto de vista psicológico, desde la.jurisprudencia, desde la
historia, es supremo. No es dificil decir que todos los escritores posteriores, por
grandes que fuesen, han hecho muy poco más que abrevar de las inagotables
fuentes de sabiduría que los dos dominicanos nos han dejado en el Malleus. '"
Es un trabajo irresistible para capturar la atención de todos los hombres que
piensan, que ven o que están empeñados en ver la realidad última, más allá
de los accidentes de materia, tiempo y espacio. El Malleus: es uno de los pocos
libros escritos en el mundo "sub especie aeternüatis=": Su creencia casi actual
en brujas era compartida por extremistas católicos y también por ocultístas=".
Lejos estamos de creer que hoy no haya quienes compartan esta opinión.
Sin embargo, dejando de lado el ocultismo que puede entretener a algunas
minorías holgazanas o ser materia de alguna estafa en nuestros días, con
mayor frecuencia, lo que se repite mucho más peligrosamente es la estruc-
tura básica del Malleus, cambiando solo a las brujas por otros inferiores
(disidentes, parásitos, burgueses, comunistas, salvajes, extracomunitarios,
prostitutas, gays, lesbianas, etc.) y a Satán por otro peligro cósmico (la
pureza de la raza, la dictadura del proletariado, el capitalismo, el occidente
cristiano, los valores nacionales, la seguridad nacional, etc.). Es decir que
los etcéteras para reemplazar estos términos pareciera que históricamente
no tienen límite, tanto como es casi infinita la capacidad de imaginación
perversa cuando de dominar y destruir vidas de semejantes se trata.
385 El verdadero origen etímológíco de Jemina es la raíz sanscrita dhé(Q, común a amamantar
y a parto (cfr. EOWARD A. ROBERTS - BÁRBARA PASTOR. Diccionario etimológico europeo de la lengua
española. Madrid. 1997, p. 42).
386 MONTAGUE SUMMERS. en introducción al Malleus Maleficarum translated with an introduction.
bibliography and notes by the Rev. Montague Summers. Londres. 1951.
387 Cfr. MIRCEA ELlADE. Ocultismo. brujeria y modas culturales. Buenos Aires. 1976. p. 11.
102 FRIEDRICHSPEE
De allí la importancia de esta obra, que es perenne, como dice Monta-
gue Summers, pero no por las razones en que se fundaba este alucinado
traductor, sino porque sintetiza los núcleos argumentales básicos de todo
peligrosismo policial, que se reiteran en la invocación de cualquier emergen-
cia, como prolegómeno a la legitimación de todos los genocidio s y masacres
estatales de la historia.
Justo es reconocer que el sombrío Kramer ha hecho una extraordina-
ria labor de sintesis del pensamiento de los criminólogos etíológtcos de su
tíempo=", para desarrollar el discurso estructural del derecho penal de peli-
grosidad, por cierto que llevado hasta sus extremas consecuencias.
La contradicción entre el derecho penal de culpabilidad y el de peligrosi-
dad, pese a que por lo general se señala como propia de fines del siglo XIX
y comienzos del XX (y mantenida hasta el presente), queda planteada en
esta obra, en que Institoris toma partido por la peligrosidad para legitimar el
sometimiento de las brujas a las penas más graves, sin que para eso obste
su misoginia, que implicaba dar por supuesta su menor comprensión de la
antijuridicidad.
Siglos más tarde, Ferri, Garófalo y otros juristas del positivismo peligrosista,
habrán de extraer las consecuencias penales de las tesis etíológícas de Lom-
broso, para desembarazarse de la molesta culpabilidad de los clásicos. Krámer
había hecho exactamente lo mismo: extrajo las consecuencias penales de la
crímínología etíológíca de los demonólogos, sacudiéndose de encima la culpabi-
lidad de los juristas de Bolonia y sus continuadores, para dejar de reprochar a
las brujas y solo fundarse en su peligrosidad y, en función de ella, quemarlas.
Por otra parte, menester es destacar que en el Malleus, por vez primera,
se expone un sistema integrado de etiología del crimen, derecho penal sinto-
mático de peligrosidad, derecho procesal acorde a la detección de signos de
peligro, ejecución penal y criminalística, en un armazón coherente y hasta
diriamos que muy finamente tejido. El concepto de sistema integrado fue
creado por Baratta=? para caracterizar un sistema en el cual la crírnínología
(etíológíca) engarza con el derecho penal, como fueron los casos del Malleus y
del positivismo bíologísta, a diferencia de los sistemas que desintegran ambos
saberes, como el derecho penal de raíz neokantiana.
388 La crímínología etíológíca demonológíca siguió con posterioridad al Malleus, pero con
directa referencia a este, como fuente inspiradora y sintética de todo el saber diabólico. Puede
verse por ejemplo. la obra de Francesco MARlAGUACCIOde 1608: Trattato di demonologia per
riconoscere e individuare ogni malefizio, Génova, 1988. La traducción inglesa, al igual que la del
Malleus, fue publicada por Montague Summers en 1929. El titulo original de la obra de GUACCIO
(también escrito como Guazzo o Guazzí), es: Compendium maleficarum, ex quo neJandissima in
genus Humanum opera venefica, ac ad illa vitanda remedia conspiciuntur.
389 ALESSANDRO BARATIA,Criminologia e dogmatica penale. Passato e futuro del modello integrato
di scienzapenalistica, en "La cuestione crímínale". Bologna, 1979. pp. 147-183.
CAUTIOCRIMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 103
Es coherente que presente esa característica, porque la identidad estruc-
tural del discurso peligrosista de Krámer con la del que elaboraría siglos
más tarde el reduccionismo bíologísta del positivismo es innegable: ambos
desplazan la culpabilidad de los juristas, contraponiéndoles la peligrosidad
de una etiología atribuida a inferioridad biológica.
En síntesis, no son pocos méritos para reconocer que se trata verda-
deramente de un libro perenne, aunque por cierto, de perenne peroersidad
discursiva. Es correcto afirmar que es exactamente la contracara maligna de
la Cautio Criminalis.
22. La tradicióm médica y la patologízacíón de las brujas. En el curso
de los siglos inquisitoriales también hubo una corriente que bien puede con-
siderarse prepositivista, que trató de distinguir una magia natural aceptable
_y diríamos hoy, cieniiftca-, diferenciándola de otra diabólica. Con este propó-
sito suelen mencionarse como antecedentes a San Alberto Magno (1200-1280)
ya Roger Bacon (1214-1294), pero se definió claramente con Marsilio Ficino
(1433-1499) Y Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494)390.
El propio fundador de la jisiognómica, Giambattista della Porta (1535-
1615) -claro antecedente del positivismo bíologísta-, siendo muy joven, en
1558, publicó un tratado sobre la magia natural, en el que afirmaba que las
ilusiones de las brujas eran resultado de ungüentos, pero cuando en 158910
reeditó, hizo desaparecer esta referencia, por claro temor a la ínquísícíón=".
Los autores del siglo XVI más difundidos entre los embarcados en esta
corriente fueron médicos y, entre ellos, se destacaron dos, cuyas vidas y
obras suelen mezclarse con el ocultismo: Paracelso y Agrtppa,
Philip Theofrastrus Bombast von Hohenheim nació en 1493 cerca de
Zürich y murió en Salzburgo en 1541, siendo conocido por el nombre que
adoptó: Paracelso. Al parecer, lo hizo por admiración a Celso, por ser uno
de los tres intelectuales que más admiraba: Celso, Galeno y Avícena=", aun-
que otros biógrafos señalan otras etimologías del nombre elegído=".
390 Cfr. PAOLA ZAMBELLI, Perspectiuas escolásticas y humanistas del hermetismo y la brujería, en
Esther Cohen y Patricia Villaseñor (Eds.), "De filósofos, magos y brujas", Barcelona, 1999, pp. 59
Y ss. Sobre la magia natural de FICINO,PICODELLAMORANDOLA, AGRIPPAy PARACELSO, V. LUIS E. lÑ1GO
FERNÁNDEZ, Breve historia de la alquimia, Madrid, 2010, pp. 171 Y SS.; en cuanto a la cosmovisión
alquímica y en relación con la magia natural, Alexander Roob, Alquimia & mística, Taschen, 2006.
391 Cfr. GIOVANNI ROMEO, Inquisitori, esotcisti e streghe nell'Italia della ControriJorma, Firenze,
1990, p. 21. Sobre DELLAPORTA,STUARTCLARK,Pensando com Demonios, A idéia de Bruxaria no
Principio da Europa Moderna, Silo Paulo, 2006, p. 326-7; Dizionarío Storico dell'Inquisizione, Pisa,
2010, T. l, p. 460. En general sobre la magia natural, STUARTCLARK,op. cit, p. 285 Y ss.
392 Cfr. ESTANISLAOLWESMA-URANGA,en estudio preliminar a Paracelso, Obras completas, Barce-
lona, 2002. Se refiere a AuLO CORNELIOCELSO(14 a. C. a 37 d.C.).
393 V. PHILIPBALL,Paracelso. L'ultiomo alchimista, Rizzoli, 2006. p. 78.
 CAUTIO CRIMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 105
104 FRIEDRICH SPEE
---------------------------------------------------------------------

Paracelso estudió en la Universidad de Ferrara y en sus trabajos se ciencias). En su capítulo 96 (Sobre los inquisidores) concluye afirmando que
opuso a la teoría dominante de Galeno, según la cual la enfermedad era los inquisidores de estas herejías son frecuentemente los peores tierejesr",
producto del desequilibrio de los humores, es decir, de un fenómeno interno. Agrega que con frecuencia se lanzan tan cruelmente contra una pobre cam-
La tesis central de Paracelso era la etiología exógena de la enfermedad, como pesina. inculpándola y acusándola de una hechicería o de otro vicio, para
producto de factores externos y ambientales y, en tal sentido, también de los remitirla a la tortura sin ningún indicio o signo real, y la martirizan tan lar-
astros. De este modo, el médico dejaba de ser un mero cuidador del cuerpo gamente hasta que consiguen extorsionarla exprimiéndole un reconocimiento,
interno, para abarcar todo el conjunto de factores externos que inciden etío- con lo que imponen una penor": Cabe recordar que Agrippa también publicó
lógicamente; en este sentido podría considerarse a Paracelso el precursor de un libro en 1529 sobre la nobleza del sexo femenino, que contrastaba con la
la medicina social. misoginia ímperante=". También parece haber existido una obra de Agríppa
que se distribuyó en algunos manuscritos y se ha perdido: Adversus lamia-
Sus teorías dividieron a la medicina de la época en galenianos y para- rurn inquisitores. A juzgar por su título estaba destinada específicarnente a
ceLsianos, siendo los primeros preferentemente católicos y los segundos deslegitimar a los inquisidores, lo que no llama la atención, porque siempre
protestantes=". Es indudable que el entrecruzamiento de teología y explica- los despreció, como lo prueba que respecto de Krárner haya dicho que era un
ciones naturales y astrológicas, contribuye a generar confusión y a rodear de autor de sandeces ateas (gottlosen Albernheiten)40o.
leyenda a estos médicos del siglo XV, por lo que Paracelso era el personaje ideal
para sintetizarlo literariamente con Agríppa y convertirlo en el Dr. Faust0395• En una aldea de Metz, Agríppa asumió la defensa de una joven, por lo
que él mismo fue acusado de herejía, pero se defendió con tal fuerza que
Cabe hacer notar que en su magia natural, los astros no eran determi- agotó a los frailes y salvó a la mujer y a él mismo de la tortura y la hoguera.
nantes, sino solo predisponentes y, además, en su favor cuenta que -sin Al parecer, desde ese momento corrió la versión de que tenia poderes sobre-
superar la misoginia de la época-, a diferencia de los médicos de su tiempo, naturales"?'. Pero lo verdaderamente creativo y curioso fue el argumento .
consideraba que el cuerpo de la mujer tiene superíorídad=" defensivo de Agríppa en este proceso: se trataba de un caso en que la prin-
La otra figura médica de la magia natural fue Heinrich Cornelius Agríppa cipal prueba de hechicería era que la joven era hija de una bruja. Agríppa
von Nettesheim, que nació en Colonia en 1486. El nombre Agríppa era extraño sostuvo que el inquisidor era un hereje, porque la culpa heredada de la
en Alemania, puede atribuirse a que se designaba asi en tiempos clásicos a madre se había lavado con el bautismo y, el inquisidor, al pretender conde-
los niños que nacían con dificultades para su madre, pero también porque nar a la hija, estaba desconociendo el poder del sacramento del bautísmo-?-.
había una pequeña villa cerca de Colonia que desde su fundación romana Cabe observar que su concepto de magia natural, expuesto en su obra
conservaba el nombre de Agrippina y puede señalar la residencia de la familia. De occulta philosophia -cuya publicación fue obstaculizada en Colonia por la
Sus últimos años los pasó en Francia, donde debió refugiarse, porque Carlos inquisición-, se acerca mucho a lo que actualmente podría ser una definición
V lo había condenado a muerte, por lo que falleció en Grenoble en 1535. de la tecnología?".
Si bien su vida y su obra están casi olvidadas, lo rescató del olvido Goethe,
al sintetizar su figura con la de Paracelso para construir su Fausto. Estudió
en París derecho, medicina y teología, anduvo por España y, entre otras 397 AGRIPPAVON NETTENSHEIM. Die Eitellceit und Unsicherheit der Wissenschajten und die Verteidi-
gungsschrijt, München, 1913, II, p. 14l.
muchas cosas, estudió cabalística, la doctrina mística secreta del judaísmo.
398 Idem, p. 139.
La tesis central de Agríppa era que el mundo es el espejo de la sabiduría 399 AGRIPPA.De nobilitate et praeceUentiafoemini sexus. edición critica con notas de R. Antonioli,
divina, por lo cual descubrir sus misterios es acercarse a la sabiduría de Dios. Ginebra. 1990. Quizá esta obra haya influido en la clásica de Lucrezia Maxinella, La nobilta
et'ecceUenza detle donne, co' diffetti, et mancamenti de gti huomini, Venezia, 160l.
Su obra póstuma -publicada en Lyon en 1600- se titula De vanitate et 400Cfr. KARL-JÜRGEN MIESEN, Friedrich Spee, Paiet; Dictiiet; Hexen-Anwatt, Droste Verlag, Düs-
incertitudine ómnium scientiarum (La vanidad y la inseguridad de todas las seldorf, 1987.
401 Ibidem

402 Cfr. KURT BASCHWITZ,Hexeti und Hexenptozesse, cit .• pp. 86-89.

394Cfr. MICHAELAV ALENTE.Johann Wier. Agli albori DeUa critica razionale deH'occutto e del demo-
403 Cfr. HENRIgUE CORNÉLIO AGRIPPA DE NETIESHEIM. Tres tivros de Fiioscfia Oculta, compilación
niaco neU'Europa del Cinquecento. Fírenze. 2003. p. 117.
y notas de DONALD 1'YSON, Sáo Paulo, 2008, pp. 877-879. Sobre Agríppa,HENRIETTE HEpPE GEB.
395 Sobre esto: MARINOFRESCHI (ed.). La storia di Faust neUe letterature europee. Napoli, 2000. SOLDAN. Geschichte der Hexenprozesse, cít., T. I, p. 449; ESTHER COHEN, Con il diavolo in corpo,
FilosoJi e streghe net Rinascimento. Verona, 2005.
396 Cfr. MICHAELAVALEI'ITE. op. cit, p. 120.
106 FRlEDRlCHSPEE
Como casi todos los humanistas del siglo XVI, al príncípío vió con simpatía
la reforma, pero luego se desilusionó de esta y se quedó en el catolícísmoso-,
Agríppa tuvo un discípulo fiel: Johann Wier, cuya relevancia en la discu-
sión del tema de la persecución a brujas fue sumamente importante en razón
de la gran difusión de su obra, por lo que todos lo citan como el principal
critico de lo ínquístcíórr'?".
Por cierto que Wier llevó a cabo una crítica demoledora, por un Camino
sumamente original, aunque muy diferente al de Spee, pero también sepa-
rándose de la tradición médica anterior y de su propio maestro, al rechazar
de plano la distinción entre la magia natural y la diabólica, puesto que consi-
deraba que en cualquier magia participaba Satárr'?".
Wier nació en 1515 en la pequeña ciudad de Grave, en Bravante, hoy
provincia holandesa, en el seno de una familia de comerciantes que, al pare-
cer, creía en espíritus. Su apellido se escribe de diferente forma, por tratarse
de una región donde confluyen lenguas: Weyer en alemán, Wier en holandés,
Wierus en latín y a veces Viera en español. En 1530 se encantó con Agríppa,
que lo adptó como discípulo predilecto y con quien convivió cuatro años,
primero en Amberes y luego en Bonn, hasta que en 1534 Wier se marchó a
estudiar medicina a París, aunque no por eso dejó de mantener contacto con
su maestro, siendo su primer biógrafo, merced a cuyas referencias se tiene
noticia de los últimos años de Agríppa.
Con algún tiempo en Orleans, vivió en París, donde conoció a Miguel
Servet, el descubridor de la circulación de la sangre, ejecutado más tarde
por Calvino, y fue también compañero del fundador de la anatomía moderna,
Andreas Vesalius. Al parecer, de Servet tomó la modalidad de entrecruzar la
fisiología con la teología en las explicaciones, a lo que tampoco era ajeno su
maestro Agríppa. Eso le llevó a dar importancia a la respiración, cuestión
que, por cierto, puede remontarse al atman de los hindúes.
Después de graduarse de médico en París en 1537, volvió a Grave, su
ciudad natal, para ejercer al,líla medicina. Circula mucho entre sus biógrafos
la versión de que viajó al Africa y a Grecia, pero eso parece ser resultado
de una mala lectura de su obra De praestigiis, donde transcribe relatos de
viaje ajenos"?". En lugar de esos viajes, se sabe que ejerció la medicina en
404 Cfr. KARr.-JORGENMIESEN,op. cit, p. 144.
405 V. entre otros muchos; GONTERJEROUSCHEK,op. cit en Gunther Franz (Hg.). Friedrich Spee
zum 400. Geburtstag, Kollokium der Friedrich-Spee-Gesellschajt Trier, Paderborn, 1995, pp. 115
Y ss. ; JEAN DELUMEAU,El miedo en occidente, cít., p. 405; HENRlETIEHEPPE GEB. SOLDAN,op. cit,
T. I, p. 450.
406 VALErm:, op. cit. pp. 36 Y 143.
Cfr. MICHAELA
407 VALErm:. op. cii. pp. 26-30. 51.
Cfr. MlCHAELA
CA1.JfIOCRlMINALIS(CAmELA CRIMINAL) 107
-
otras ciudades y adquirió fama en el arte de curar, lo que hizo que lo convoca-
ran a Cléveris para ser médico de la corte ducal, lo que acrecentó su prestigio
profesional.
En cuanto a su posición religiosa, parece haber seguido el ejemplo de
Agrippa y, aprovechando que el ducado era ,~efugio tolerante de, los per-
seguidos de ambos bandos, Wier no se definio a lo largo de su VIda como
católico ni como protestante, En general, puede decirse que fue influido por
las ideas de Erasmo de Rotterdam, en el sentido de un cristianismo primitivo
y tolerante, lo que se confirmaría porque en Cléveris pesaba mucho el pen-
samiento erasmíano, incluso en la más alta nobleza local, todo lo cual hace
discutible su posición relígíosav", pese a lo cual, algún autor aventura que
era juterano=".
Si bien su nombre cobró fama por su obra príncípal (De Praestigiis
Daemonum et Incantationibus C.a. Venificiis)' no dejó de ocuparse de temas
médicos específicos, como el escorbuto y la sífilis, sobre lo que publicó un
libro en 1567 (Medicamm observationum liber).
Todo indica que Wier murió como consecuencia de un súbito accidente
cerebro-vascular el 24 de febrero de 1588, en la ciudad de Tecklenburg ,
Westaflia, donde se hallaba para atender una consulta por la salud de un
noble+!",
Entre 1561 y 1562, Wier se había aislado en el castillo de Hambach para
escribir su famoso De praestigiis, que obtuvo el llamado privilegio imperial
y fue publicado en 1563 en Basilea, donde reinaba un clima de tolerancia
amplio y favorable al contenido de la obra.
El éxito de esa obra fue inmediato, pues hubo ocho ediciones en veinte
años, en las cuales Wier iba ampliando y corrigiendo el texto, De praestgiis
fue traducido al alemán por el basilense Füglín, sin la autorización de Wíer,
que se puso furioso al enterarse e hizo su propia traducción. Rápidamnente
-para los tiempos de ese siglo- se publicó la traducción francesa del médico
Jacques Grévírr'!".
408 Cfr. MICHAELA
VALErm:, op. cit., pp. 19 Y 67.
409CHRlsroPHERBAXrER,Johann Weyer's De praestigiis daemonium: Unsystematic Psychopatho-
logy, en, "The damned Art. Essays in the literature of wítchcraft" (Edited by Sydney Anglo).
London, 1977, pp. 53 Y ss.
410 VALErm:, op. cit, p. 167.
MlCHAELA
411 Ginq livres de l'imposture et tromperie des diables: des enchantements ,& sorcelleries: Pris
du Latin de lean Wier. medecin du Duc de Claves, Jait Fmncots par laques Grevm de Clermont en
Beau-uoisis, medecin a París, 1570 (curiosamente, el texto que tenemos a la vista dice impreso
1569 y está tachado con tinta l, por lo que parece indicar que alguien qusío dejar constancia de
que el año era 1569. Hay autores que indican que la publicación francesa fue en 1567.
108 FRIEDRICHSPEE
Conforme a la recordada tradición que corría desde. Ficino hasta Agrippa
pasando por Paracelso+", debía dístínguríse la magia natural de la diabólica
es decir. que una cosa sería averiguar naturalmente algo por los astros y otro~
medios. y otra valerse de Satán. no siendo lo primero contrario a los principios
cristianos. con lo que se intentaba construir una magia aceptable.
En su obra Wier rechazó de plano este criterio. afirmando que también
la magia natural era diabólica. que esa separación era artificial y que. ade-
más. desconocía al demonio. a quien solo se podía combatir reconociendo
su existencia y sus poderes. Por esta razón se separaba ideológicamente de
su maestro Agríppa y. por otro lado. refutaba a los arístotélícos, a Platino y a
otros. que negaban la existencia del demonío+".
Pero para combatir eficazmente a Satán era necesario desenmascarar
sus trucos y engaños. por lo cual. incluso contra San Agustín, rechazaba la
creencia en la omnipotencia diabólica. que consideraba una herejía dualista
que. al mismo tiempo. disminuía la responsabilidad de los hechiceros. Si bien
los demonios eran superiores a los hombres por su naturaleza espiritual. los
hombres -como decía San Agustín- podían superarlos con su mente devota
y llegar a abrazar a Dios. Pero como esto era algo que no todos podían hacer
fácilmente. muchos se dejaban engañar por los trucos diabólicos. creyendo
que estos eran ángeles.
Para Wier los demonios eran corpóreos y formaban parte del programa
divino. de modo que solo podían actuar en la medida permitida por Dios. y en
modo alguno eran omnipotentes. no podían crear desde la nada. ni hacer otras
maravillas. No había licantropía. sino que los lobizones eran verdaderos lobos
movidos por Satán. así como se podía demostrar que muchas otras mutaciones
atribuidas a este no eran más que fenómenos naturales con que los demonios
embaucaban. Al tiempo que Wier rechazaba la clasificación de las magias ini-
ciada por Fícíno y Pico della Mírandola, introducía otra distinción entre magia
y brujería. A su vez. separaba ambas del envenenamiento. al que condenaba
como delito. En cuanto a la distinción entre los magos y las brujas. no dudaba
en condenar a los magos. quienes creían poder manejar fuerzas demoníacas.
cuando en realidad. por ser los demonios ontológícamente superiores al hombre.
nunca podían ser manipulados por este. A diferencia de su maestro Agríppa.
que postulaba la impunidad de los doctos. Wier los condenaba. Las brujas.
en definitiva. solo estaban victirnizadas por Satán mediante sus engaños. sin
contar con los fenómenos meramente naturales atribuidos al diablo. respecto
412 En la confrontación entre galenístas y paracelsíanos, Wíer nunca fue partídarío de Para-
celso, aunque en el curso de las sucesivas ediciones fue moderando su rechazo (cfr. Míchaela
Valente, op. cit, p. 206).
413 Sobre la certeza de Satán por parte Dits et écrits (1954-1975).
de Wíer, cfr. MICHELFOUCAULT.
París, 2001, pp. 781 Y ss.
CAlmo CRIMINALls(CAUTELACRIMINAL) 109
de los cuales también advertía contra los médicos que. cuando no podían hacer
nada por un paciente. lo atribuían a fuentes sobrenaturales o a brujería.
Al porecisar la separación entre la magia y la brujería. se quejaba de la
pobreza de la lengua alemana. que usaba la palabra Zauberer para poner a los
magos en el mismo nivel que a las pobres mujeres ignorantes e ilusionadas por
los demonios. El mago de Wier era como el personaje de la leyenda del Doctor
Fausto. que creía tener demonios a su servicio. pero que al final. su vida tenía
un destino trágico. porque siempre era engañado por los demonios. que le
pervertían el alma y luego la mente.
Para Wíer, el mago quería apoderarse de las fuerzas diabólicas. en vez la
bruja sufría una subordinación psicológica por parte de Satán. Esta era la dis-
tinción básica de todo su discurso. Cabe aclarar que entre los magos incluía
a los exorcistas. a quienes consideraba impostores. estafadores y difusores de
supersticiones. Afirmaba que, a diferencia de las brujas. los exorcistas actua-
ban con consciencia de ilicitud. siendo verdaderos magos.
Según Wíer, todas las admoniciones escriturales -al igual que las de San
Agustín- estaban referidas a los magos y no a las brujas. Pero tampoco conde-
naba a todos los magos. porque consideraba que los había víctimas o autores de
prestidigitación y cosas parecidas. y ni siquiera propugnaba la pena de muerte
para ellos. puesto que solo la justificaba contra quienes causaban un verdadero
mal. como los envenenadores. Además. afirmaba que verter sangre de inocentes
ayudaba al diablo a acrecentar su dominio sobre los individuos. por lo que debía
cesar la masacre de brujas en curso. Por consiguiente. no es del todo correcto decir
que Wier solo quiso disculpar a las brujas y llevar toda la punición a los magos?".
Para Wíer, los actos de las brujas no tenían los efectos que ellas creían.
sino que eran obras del demonio. que no necesitaba de ellas para hacer el
mal y. en consecuencia. las engañaba. El argumento usado para quemarlas
incluso cuando no hubiesen causado ningún mal. es el famoso pacto que las
brujas celebraban con Satán. a lo que Wier respondía que no resistía el análi-
sis. porque ese pacto era nulo. Fundaba la nulidad del pacto satánico en que
las partes no estaban en un plano de igualdad y las brujas eran engañadas.
por lo que el pacto adolecía de un vicio de error insanable. introducido por el
dolus malus de Satán. conforme a la teoría de los contratos del derecho civil
romano del Digesto.
En cuanto a la apostasía. respondía con el argumento de su maestro Agrí-
ppa sobre el valor del bautismo: el pacto no podía ser superior al bautismo y.
por ende. no podía anular el bautismo y su efecto.
414 Así lo cree CHRlSTOPHER
BAXTER.Johann Weyer's De praestigiis daemonium: Unsystematic Psy-
chopathology, en The damned Art. Essays in the líterature of wítchcraft (Edited by Sydney Anglo),
London, 1977, pp. 53 Y ss.
110 FRlEDRlCHSPEE
Wier era un decidido partidario de lo que luego se llamará prevención
especial positiva o reeducadora, porque la condena a la hoguera impedía la
redención de la bruja. Con motivo de esta opinión, entabló un intercambio
amistodo con un teólogo llamado Brenz, lo que le permitió diversas precisio-
nes en las sucesivas ediciones de su obra.
En el fondo de la discusión con el teólogo, trataba de demarcar y pro-
fundizar la distinción entre lo que era delito y pena en atención al daño
realizado (si lo había) y la cuestión de salvar el alma de la bruja, siendo esta
última algo que debía ir por el camino de la re educación de las mujeres, para
llevarlas a la luz.
Dado que consideraba a Satán como un embaucador, analizaba la
vulnerabilidad a la victimización, advirtiendo que eran más fácil presas de
sus trucos y ardides los melancólicos, los impíos, los que habían estado
escasamente instruidos en la religión cristiana, los envidiosos y las mujeres
viejas y locas.
De este modo, usaba la misoginia de la época en sentido favorable a las
brujas: las mujeres eran más vulnerables a Satán y, por ende inculpables o
menos culpables, o sea, inimputables o semi-imputables.
En realidad, Wíer prácticamente sostenía que las brujas eran ínímpu-
tables y, en definitiva, su pena era una medida de seguridad curativa, por
lo que terminaba postulando que las brujas saliesen de las manos de los
inquisidores para pasar a las de los médicos.
En efecto: esa inimputabilidad o imputabilidad disminuida provenía
de la melancolía, que -eíguíendo a Galeno- atribuía a un desequilibrio de
los humores, con preponderancia del humor negro, procedente de la bilis.
Este humor bilioso obnubilaba la inteligencia, alteraba los sentidos, instalaba
írnágínes en el nervio óptico, lo que hacía que las brujas jurasen haber visto
lo que no existió. Si bien consideraba que no todo melancólico era víctima
del demonio, afirmaba que, por el contrario, todos los endemoniados eran
melancólicos.
No dejaba de remitirse también a GianbaUista della Porta en la cuestión
de los ungüentos y negaba las realidad de los actos sexuales de mujeres
con el demonio, considerándolos imaginarios, lo que muchas veces se podía
verificar con la conservación del himen, razón por la cual también negaba
la existencia de los hijos del demonio e incluso de los hijos del sabbat, lo
que de paso aprovechaba para desbaratar la leyenda de que Lutero era un
hijo de Satán.
La cuestión de la melancolía de las brujas, con el correr de los siglos,
pasará a llamarse histeria y a atriburise solo a las mujeres, hasta que se
descubrió que hay hombres histéricos, todo lo cual fue alimentado por el arte,
CAUTIOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 111
muchas veces confundiendo a las brujas con los endemoniados tratados por
los exorcistas, y generalizado en la psiquiatria de fines del siglo XIX415.
La propuesta de someter 3. las brujas a medidas de seguridad curativas,
alcanzó gran difusión, por efecto de la reacción crítica que provocó la obra
de Wer, puesto que importantisimos personajes dedicaron libros a responder
y destruir sus argumentos. Entre ellos, escribió un libro nada menos que
el rey Jaime 1 de Inglaterra y VI de Escocia, siendo la primera vez que un
rey escribía contra brujas y refutaba una obra crítica a su persecucíórr'!".
Si bien esta obra no tiene mucha relevancia para nuestro estudio"!", adquí-
rere significación otra reacción contra la tesis de Wier, que fue la de Jean
Bodin en Francia.
23. El estatismo soberano de Bodino. Entre las múltiples variables
teóricas con que se fue legitimando la matanza inquisitorial de mujeres, es
importante destacar la de su elaboración como delito contra el estado, o sea,
la estatización de la brujería.
No se trata solo deljuzgamiento por los tribunales laicos que, como vimos,
era el poder que enfrentará la Cautio, sino de teorizar eso fundándolo en que
la brujería era un crimen que lesionaba la soberanía misma del estado. Esta
variable alcanzó su máximo desarrollo doctrinario en el siglo XVI en Francia.
Desde el siglo XIII se había discutido allí la competencia en materia de
brujería, sosteniéndose que solo era materia eclesiástica la hechicería que
dañaba la fe cristiana, pero que cuando hubiese tenido consecuencias mate-
riales, como matar a un hombre, era materia de los tribunales Iaícos+", lo
que parece que así funcionó. Solo en el siglo XVI se intentó nombrar un
inquisidor mayor al estilo español, pero no tuvo ningún éxito, por lo que
las cosas continuaron igual. No obstante, el derecho francés solo dejó a los
obispos la competencia para juzgar cuestiones meramente espirituales, pero
el juzgamíento y persecución de la hechicería se reservó a la justicia laica, o
sea, a los parlamentos.
De este modo, en materia de brujas, se reconocía la superioridad de la
legislación real sobre la pontificia. Los sacerdotes debían jurar fidelidad al
415 V. JEAN-MARllN CHARcar - PAULR!CHER.Le indemoniate neU·arte. Milano, 1980 (el original
francés es de 1887). Sobre esto y los problemas nosotáxicos. HÉCTORPÉREZ-R!NCÓN.El teatro
de las histéricas y de cómo Charcot descubrió, entre otras cosas. que también había histéricos.
México, 2003.
416 Daemonologie by King James VI of Scotland (King James 1 of England) in the form of a dialo-
gue, divided in three books, Bodleian Library, Oxford, orígínally prínted Edinburrgh, 1597.
417 Sobre esta obra, STUARTCLARCK.King's James Daemonologie, en "The Damned arto Essays on
the Líterature of Wítchcraft", edited by Sydney Anglo, London, 1977, pp. 156 Y ss.
418 Cfr. JEAN-CLAUDESHMITT.Medioevo "superstizioso", Laterza, 2007. p. 138.
112
FRlEDRlCH SPEE
rey, estando sometidos a un complicado doble juramento de sumisión: al
monarca y al Papa419.
Esto dio lugar a que muchos jueces, o sea, miembros de los parlamentos
-que era como se llamaba a los trtbunales del antíguo régímen-, experientados
en condenar mujeres y en retroalimentar la creencia en brujas entre la pobla-
ción, cuidando nos ser benévolos para no ser sospechados de complicidad
satánica, se dedicasen a escribir terribles libros sobre brujas, en general pro-
curando superar y renovar al Malleus, que había quedado anticuado, porque
no había podido hacerse cargo adecudamente de importantes acontecimientos
posteriores (los reformados, el descubrimiento de América, el escepticismo de
algunos autores, las criticas de otros, etc.).
De esta amplia producción judicial francesa se recuerdan con mayor
frecuencia las obras de Pierre de Lancre (1553-1631)420 y de Henry Boguet
(1550-1619)421,aunque hay otros varios autores de esta línea422.
Pierre de Lancre había estudiado derecho en Bohemia y en Torino, integró el
parlamento de Bordeaux y en 1609 Enrique IV le encomendó la misión de erra-
dicar brujas en el País Vasco francés, pasando luego a ser consejero de estado.
Tenía un alto concepto de la magistratura francesa -y, por ende, de sí mismo,
dado que la integraba- y destacaba su superiordad sobre sus vecinos españoles.
Era un impiedoso juez inquisidor, al igual que Boguet, quien al parecer creía
que en Francia habia casi dos millones de brujas lo que, por ende, suponía una
terrorífica conspiración de amplísimo alcance contra la sociedad crístíanav".
La competencia de los jueces laicos en materia de hechiceria, se argu-
mentaba sosteniendo que el pacto satánico ofendía a la religión, de la que el
rey era el garante, por lo cual se trataba de un crimen extraordinario de lesa
majestad. Estos tratados escritos por inquisidores que estaban entre los siglos
XVI YXVII, habían sido precedidos por otro texto, escrito también por unjuez
inquisidor en pleno siglo XVI, y tratando también de renovar el viejo discurso
del Malleus. No llamaría mucho la atención esta precedencia, salvo porque
se trataba nada menos que de Jean Bodin d'Angers (1529-1596), a quien se
considera uno de los teóricos del moderno concepto de soberanía, debido a su
extensa obra Les Six Livres de la République (1576)424.
419 Cfr. ELENA BRAMBILLA, Alle oTigine del Sant'Uffizio. Penitenza, confessione e giustizia
dal medioevo al XVI secolo, Bologna, 2000, pp. 424-425.
420 PIERRE DE Ú\NCRE. Tableau de l'inconstance des mauvais anges et démons, París, 1607
París 2000, con introducción e información sobre su vida y obra).
421 HENRY BOGUET, op. cito
422 Cfr. JULIO CARO BAROJA, Las brujas y su mundo, cít., pp. 149 Y ss.
423 Cfr. ANNE LLEWELLYNBARSTOW, La caza de brujas, Ed. Tikal, Girona, s.d. (2000c.), p. 37.
424 JUAN BODINO, Los seis libros de la República, traducidos de lengua francesa y enmendados
católicamente por Gaspar de Añastro Isunza, Madrid, 1992 (estudio preliminar de .Joss LUIS BER-
MEJO CABRERO).
CAIITIO CRlMINALIS (CAlITELA CRIMINAL) 113
No interesa aquí profundizar el pensamiento político de Bodin, pero no
seria posible pasar por alto que -como bien se ha dicho- se trata de un pen-
sador de la ombiqiieáad=». Si por un lado Bodin observó que las instituciones
que provenían del medioevo no eran adecuadas para su época, por otro, no
puede ocultarse su construcción de la soberanía en base a un absolutismo
monárquico muy particular, por mucho que reclamase que el rey gobierne
armoniosamente, según su idea de que el poder terreno debía ser un reflejo
de la armonía cósmica.
El juicio acerca de Bodin es dudoso, especialmente porque dedicó escri-
tos a defender la tolerancia religiosa, para luego publicar su Demonomanie,
lo que desconcertó a varios autores, e incluso hizo pensar que se trataba de
una obra de coyuntura, casi oportunista, con la que el autor se prevenía
de una eventual imputación de rejormaáa=,
Sin descartar del todo esta opinión, lo cierto es que no se observa una
gran contradicción en Bodin, puesto que su postulación de un poder estatal
centralizado muy fuerte, capaz de poner fin a las guerras religiosas de ese
momento, y su desempeño como juez condenando brujas, son coherentes
para quien pensaba que las brujas cometían un crimen de lesa majestad.
En efecto: una cosa era propugnar una autoridad soberana superior, que
controlase y sometiese a convivencia a las facciones religiosas en pugna, es
decir, a hugonote s y católicos, y otra, muy diferente, enfrentarse a las brujas,
que parecía ser un ejército irregular enemigo, algo así como seria casi cuatro
siglos más tarde, el descripto por Carl Schmitt al elaborar su teoria del parti-
sano. Bodin no solo legitimaba, sino que reclamaba la soberanía de un fuerte
poder centralizado para gobernar a los regulares, pero si frente a ese poder
se alzaban quienes pactaban con Satán, se trataba de fuerzas irregulares
que conspiraban contra el soberano. En otras palabras, había encontrado su
enemigo, que operaba entre el campesinado francés, que sufria las guerras,
las violencias y otros males, donde se extendían los sortilegios y las brujerías.
Desde esta perspectiva, era necesario reforzar la lucha estatal contra las
aliadas de Satán, que incurrían en el crimen de lesa majestad, no ahorrando
medíos=". Los regulares -católicos y protestantes- debían estrechar su
acuerdo al respectov". Es precisamente eso lo que propugna en su Demono-
spirituale
425 SI MaNE GOYARQ-FABRE, Jean Bodin et le droit de la république, Presses Uníversttaíres de
(ed. fot.,
France, 1989.
426 Así, VIcrOR MOLINIER, La vie et les travaux de Jean Bodin sur sa Demonomanie des sorciers et
sur les procés pour sorcelleTie au seiziéme et au díx-sepnérne stécle, Montpellier, 1867.
427 Por eso Bomx recomendaba incluso la denuncia anónima, cfr. VANNA DE ANGELIS, La streghe,
Rogh~ processi, riii e poztoru, Monferrato, 2001, p. 12.
428 Por el lado calvinista es bueno recordar la obra contemporánea de Daneau (1530-1593),
Deux traitez novueaux pour ce temp. Le premier touchant les Sorciérs ...Reveu & augmenté par
l'autor M. LambertDaneau, par Jacques Baumet, Ginebra, 1579. Esta obra fue traducida al inglés
114 FRlEDRlCHSPEE
manie des sorciers de 1580, que fue un éxito editorial explosivo: hasta 1598
se sucedieron veintitrés ediciones francesas o latinas y en el siglo siguiente
se multiplicaron por toda Europa=", no obstante la condenación papal y la
inclusión en el Jndexen 159643°, lo que se explica porque a Roma no le podía
ser nada simpática su estatización de la hechicería.
La Demonomanie se divide en cuatro libros, dedicados respectivamente
al concepto y los medios de la brujería, a los daños que puede causar, a las
formas de protegerse y, finalmente, al proceso y la pena. Caro Baraja se
ha tomado el trabajo de analizar los quince delitos que según Bodin pue-
den cometer las brujas+". No hace a nuestro objeto analizar esta obra que,
en definitiva, innova poco sobre la tradición y sistemática del Malleus, salvo
algunas curiosidades sin mayor ímportancta=".
Lo que nos interesa de esta obra es que, a punto de publicarse, Bodin
se encontró con el De prestigiis de Wier, y decidió atrasar la publicación para
agregarle una Refutation des opinions de Jan Wier433, en la que parece haber
perdido por completo todo límite y revelarse como el inquisidor que quiere
mandar a Wier a la hoguera, comenzando por insultarlo de la peor manera.
En efecto: comienza por devaluarlo a la condición de brujo, para írnpu-
tarle de inmediato ser discípulo de Agríppa, y no solo díscípulo sino valet y
cualquier otra cosa. Considera a Agrippa el mayor brujo de su tiempo y da
por cierta la leyenda de que andaba con un perro negro que desapareció el día
de su muerte=". De inmediato lo trata de ignorante, por no conocer a fondo
el hebreo y traducir mal la Biblia. Se le escapa la defensa de su competencia
ante el potencial avance de la corporación médica, recomendándole que se
dedique a controlar el color de las orinas y no a tocar las cosas sagradas.
Luego cita a todos los que puede -paganos y cristianos- para demostrar que
y tuvo influencia en la persecución de brujas decretada por la reina Isabel 1 (cfr. Witschcraft
in Europe, 400-1700. ed. por ALAN CHARLESKORS and EDWARDPETERS,Uníversíty of Pennsylvanía
Press, 2001, pp. 270-271).
429 Cfr. SIMONEGOYARD-FABRE,
op. cit, p. 38.
430 El Papado prohibió todas las obras de Bodín, incluyendo la Demonomanie, cfr. GrOVANNI
ROMEo. Inquisitori, esorcisti e streghe nelt'Italia della Controriforma. cít., p. 104; en detalle.
MICHAElAVALENTE,Bodin in Italia. la Demonomanie des sorviers e le vicente della sua traduzione,
Fírenze, 1999. pp. 147 Y ss.
431 JULIO CAROBAROJA.Las brujas y su mundo, cit, p. 152.
432 Por ejemplo, ROUND MODRAS(op. cit en Studies in the Spirituality of Jesuiis, vol. 35/4. setiem-
bre de 2003. p. 16) observa que refiere unas cincuenta formas en que las mujeres pueden
provocar impotencia en los hombres. a partir de lo que deduce su misoginia y tal vez su impo-
tencia sexual.
433 De la demonomanie des sorciers par 1. Bodin Angevin, Quatriesme Edition, 1598 (fot. Phéníx
Éditions. 2003). pp. 476 a 556.
434 De la demonomanie. p. 480.
CAUTIOCRlMINALIS(CAUTElACRlMlNAL) 115
las brujas elegían ser aliadas del demonio, descalifica la nulidad del pacto
satánico, afirma la realidad de todos los poderes de las brujas, dice que Wier
contradice la Biblia al negar los actos que la naturaleza no explica, afirma
ue la naturaleza es una ley impuesta por Dios y que este la puede excepcío-
~ar, lo trata de mal médico afirmando que hay más hombres melancólicos q~e
mujeres (quizá se adelantó a Charcot). Dice que Wier se confunde el perdon
con la pena, pues el perdón solo la mitiga, pero no la cancela. Afirma que
Wier es un ignorante total del derecho. Por último -como no podía ser de otro
modo- sostiene que quien se vuelve contra la persecución de brujas o postula
su inocencia o la lenidad hacia ellas, no hace otra cosa que mostrarse como
parte de la secta satánica.
En síntesis: el supuestamente tolerante Bodin le responde a Wier dícíendc
que es un brujo, díscípulo y valet de otro brujo mayor, que es un ignorante
en hebreo, en medicina y en derecho, que el perdón no cancela la pena y que,
en definitiva, al escribir su libro demuestra pertenecer a la secta satánica.
¿Qué es 10 que provocó semejante reacción airada de Bodin en el discurso
de Wier, lo que al parecer no podía soportar? Sin duda, ante todo, que Wier
quiere quitar las brujas a los jueces, para dárselas a la corporación médica,
o sea que Bodin defiende su corporación con garras y dientes, antecedente de
la pelea entre jueces y médicos en el siglo XIX, cuando en París se disputaban
las cabezas de los guíllotínadosv".
Pero, además, a este predecesor de Carl Schmitt lo enfurecía que Wier
pretendiera desarmarle a su enemigo, mostrándolo como incapaz de nada
real o dañoso, que pretendiese que, más que un criminal de lesa majestad, 10
redujese a un montón de mujeres ilusionadas o alucinadas, victimas de los
engaños de Satán. Su estado autoritario y fuerte, se quedaba sin enemi~o,
el ejército de guerrilleros irregulares que no respetaban reglas desaparecía,
reducido a un conjunto de víctimas de Satán, enfermas y viejas, a las que era
menester tratar para llevarlas a la luz.
Con esta reacción casi descontrolada, se pone al descubierto la raíz de
la estatización de todos los bienes jurídicos, que siglos después depurarta
y harta suya el derecho penal de la Italia fascista, en armonía con su idea
de estado soberano, centralizado y fuerte, como única manifestación de la
voluntad popular. Por otro lado, se adelanta la necesidad de elegir un enemigo,
sostenida por Schmitt en el siglo XX como la esencia misma de la política.
24. La crítica criminológica de Spee. El mayor escándalo de las
ciencias penales en la segunda mitad del siglo pasado fue, a no dudarlo, la
435 Sobre estos conflictos ridículos. Pierre Darrnon, Médicos e assassinos na belle époque,
A medicalizacdo do crime, Río de Janeiro. 1991.
 116 FRIEDRICH SPEE
crtmínología de la reacción social, o sea, el momento en que los criminólogos
dejaron de pivotear su saber en torno de las famosas causas del delito, pues
comprendieron que al dejar fuera de su campo científico -de su horizonte de
proyección- al sistema penal, les resultaba una etiología falsa.
De este modo se pasó de una crímínología falsamente etíológíca a otra
necesariamente crítica del ejercicio mismo del poder punitivo. Por esa razón
en los años sesenta y setenta del siglo pasado se cambió el paradigma crímíno-
lógico y pasó el sistema penal a ocupar el centro del escenario epistemológico
de este saber.
La C~ino~~gía de la reacción social conoció los más diversos grados
de profundízacíón, desde el interaccionismo simbólico hasta los planteas
macrosociológicos que dieron lugar a la crímínología radical en todas sus
vertíentes=". Todo esto, que suele denominarse en conjunto criminología crí-
tica, pareció ser una novedad sin precedentes.
Afirmar ahora que la criminología crítica apareció en 1631, a primera
vista parece un despropósito, pero la atenta lectura de la Cautio Criminalis
no~ per~!te sostener -sín duda alguna- esta afirmación. Por supuesto que la
veríficacíón de este aserto requiere superar las diferencias de forma, para ir
directamente al corazón mismo de la crítica, a su sentido y objeto y al método
que emplea.
Ante. todo, es obvio que el uso de las cuestiones es propio de la época
y nada tíene que ver con el contenido mismo. Quaestio, disputatio y quodli-
bet ~ran moda..udades de la investigación que provenían de la edad media y
contmuaban VIgentes en las universidades del siglo XVII. La quaestio se inde-
pen~izó en el siglo XIII de la lectio o interpretación exegétíca, para dar lugar
autonomamente a una disputatio entre maestros y estudiantes, en tanto que
la disputa quodlibética tenía lugar dos veces por año y consistía en una dis-
cusión de cualquier quaestio propuesta por cualquiera de los participantes
sin ser fijada prevíamentev". '
Explicado el obstáculo de esta superficialidad formal, ya en cuanto al
formato mismo del texto, es obvio que Spee no quiso presentar un tratado
jurídico ni mucho menos, razón por la que para nada respetó la tradición de
los tratadistas, lo que es natural, porque escribía un libro de crímínología y
no de derecho.
Un tratadista no daría por cierta la existencia de las brujas, para luego
desbaratarla, afirmando que no conoció a ninguna y que todas las condenadas
436 Sobre esto, La palabra de los muertos, EDrAR, Buenos Aires, 2011.
437 Cfr. JACgUES LE GOFF. Os intelectuais na Idade Média, Rio de Janeiro,
CAUTIO CRIMlNALIS (CAUTELA CRIMINAL) 117
y asesinadas no habían sido brujas. Un crímínólogo crítico puede y hasta debe
hacerla: no comienza ni le importa meterse en el tumulto de la especulación
conceptual jurídica, sino expJ.icando y necesariamente criticando lo que en
la realidad hace el sistema penal. Si se enfrenta con la discusión jurídica, lo
hace como lo hizo Spee, solo para mostrar sus irreductibles contradicciones.
No debe olvidarse que para todo crímínólogo crítico, los juristas -penalistas-
y sus teorizaciones discursivas, son objeto de estudio y crítica.
Esto no se comprende por parte de quienes creen ver en este proceder
una incoherencia íntencíonal=", cuando en realidad hay una perfecta cohe-
rencia metodológíca desde el punto de vista crímínológíco crítico.
Cuando Spee discute con los teóricos es para demostrar que sus especu-
laciones no tienen nada que ver con la realidad, y es asi como en su crítica
a Del Rio, a Bodin y a Binsfeld, les opone que no conoció a ninguna bruja,
con lo que deja ver que sus opiniones a veces le parecen sin sentido y otras
no cristianas.
Battafarano afirma que la Cautio es compacta, genial, original, novedosa
desde el punto de vista científico-literario, no puede ser descripta por ninguna
poética barroca y tampoco poetológicamente definida por ninguna poética de
su tiempo, y tal vez tampoco por ninguna de los esclarecidos siglos sucesivos.
Buscándole en este aspecto una comparación o paralelo, temática y estructu-
ralmente, la Cautio Criminalis solo puede colocarse en el mismo nivel que el
escrito de Beccaria "Dei delitti e delle pene"439.
Tenemos algunas dudas a este respecto, porque creemos que el pequeño
libro de Beccaria, si bien critico -y más allá de su indiscutible y extraordina-
ria importancia-, es más asistemático y teórico, en tanto que el de Spee es
abiertamente crímínológíco y mucho más empírico en su fundamento, más
detallado en los aspectos reales del funcionamiento de las agencias de crimi-
nalización y de sus operadores.
Su crítica no es solo ideológica, sino práctica y experimental. El propio
Battafarano lo reconoce al destacar que Spee hace constar permanentemente
su testimonio personal, su yo, su ich, he visto, me han dicho, he oid0440•
El criminólogo no se llena de citas, sino de hechos, que los testimonia per-
sonalmente o los pone en boca de otros. Muchas veces son reflexiones, pero
obsérvese que no son teóricas, sino casi siempre valoraciones de circunstan-
cias de hecho puestas en boca de terceros anónimos. No plantea la cuestión
438 Así, hALO MICHELE BA'ITAFARANo. Die rethorisch·literarische KonstTUktion von Spees Cautio
Criminalis, en op. cit, pp. 144.
439 Idem, p. 148.
2003. pp. 120 Y ss. 440 Idem, p. 139.
 CAUTlOCRlMINALIS(CAUTELACRIMINAL) 119
118 FRlEDRlCHSPEE
----------------------------------------

teórica, sino que se basa en la experiencia personal y en la facticidad de los
procesos+", como corresponde a un crímínólogo critico.
Sus discusiones lógicas con los teóricos, sus reiterados sílogísmos, no
tienen otro objeto que dejar en poco menos que el ridículo, la tortuosa lógica
de esas construcciones. Pareciera que se complace en hacerlo, se nota que le
entusiasma descubrir sus falsedades, poner de relieve sus contradicciones.
Por momentos no se sabe si estas le provocaban enojo o si lo superaba el pla-
cer de desbaratarlas=". Si se apartó en ocasiones de la temática criminológica
para adentrarse en la teórica, no lo hizo pretendiendo cambiar la naturaleza
del trabajo, sino para demoler las bases mismas de la construcción legiti-
mante, ridiculizar su aparente lógica, mostrar cómo estos objetos de estudio
apelaban a falsedades legítímantes, cómo sus autores escribían sin saber y,
además, inventaban una lógica propía=".
Hay una tónica discursiva que es propia de todo criminólogo crítico,
que consiste en cierto grado de sana provocación. Nuestro jesuita confiesa que
quiso hablar con los jueces, pero no halló respuesta, como era de esperar+v,
dada la formación propia de una corporación cuyos miembros pasan su vida
dando por presupuestas demasiadas cosas y no quieren que nadie se las
remueva, que nada les altere su pax burocrática. Ante esa actitud, no queda
más remedio que la sana provocación, y Spee fue un provocador+", Pensemos
en el revuelo que causó la primera edición de la Cautio y que, de inmediato
la corrigió y mejoró y la dio de nuevo a la imprenta, conducta que solo puede
llevar a cabo un auténtico provocador.
Son varios los autores que caen en la cuenta de la condición de crírní-
nólogo crítico de Spee, aunque casi siempre se limitan a considerarlo un
exponente de la teoría del etíquetamíentow', cuando en realidad su crítica
era mucho más abarcativa, dado que responsabilizaba por la matanza de
mujeres inocentes por lo menos a cuatro grupos: teólogos, jueces, nobles y
447 sin limitarse a una clase ni a los funcionarios inferiores, sino que
pue bl0 , ." .
llevaba su crítica hasta los mismos pnncipes, lillp,:taba la masacre a los
teólogos teóricos que jamás habían estado en una camar~ ,de tortu~a ~ que
010 se movían para construir abstracciones, como también a los j urístas,
s ue hacían un negocio de la caza de brujas, y a los príncipes, que callaban y
derivaban la responsabilidad en sus subordinados y empleadosr".
Cuando en los años sesenta del siglo pasado la llamada crímínología de
la reacción social o crítica surgió con fuerza en Estados Unidos y Europa y
se trasladó a América Latína=", la vertiente del interaccionismo simbólic04~0
fue criticada por criminólogos y sociólogos más radicales, porque parecia
quedarse en los under-dogs y como máximo yegar a :os middle-d~gs, per?
no alcanzaba a los top-doqs=', Spee no podna ser objeto de semejante en-
tica, pues en 1631 la emprendió contra todos los niveles de responsables del
sistema penal de su tiempo, sin dejar de lado a ninguno. Se ha observado
con toda razón que, si bien señala a cuatro grandes responsables de este
crimen, en primer lugar colocaba a los detentadores del poder politico, social
y religios0452.
En efecto: lejos de limitarse a criticar a verdugos y carceleros, elevó su
crítica ácida, fuerte, irónica y rica en adjetivos, contra los jueces, los in-
quisidores, los confesores, los responsables de las órdenes religio~as, los
macfistrados, los consejeros, los doctos y los príncipes. Los perros mas altos
están lejos de librarse aquí de sus durísimas palabras. En el fondo, quiz~ ~in
proponérselo o sin ser del todo consciente, estaba llevando a cabo una cntica
a la socíedad=" y al poder de su tiempo y de su mundo.
Los ejecutores inferiores, como los verdugos, son calificados de c~ales
degenerados, lúbrico s y violadores. Los carceleros parecen estarles proximos
y además son charlatanes.
Los jueces son descriptos como crueles e inhumanos, además de ignoran-
tes y violadores de la ley, de la razón natural y de la doctrina, racionalizado res

441 cfr. KLAus SCHATZ,FriedTi.ch Spees KampJ gegen den Hexenwahn, en MICHAELSIEVERNlCH,op
cit., p. 46. 447 Cfr. WALTERRuzs, op. cit, p. 61; ANTONIOBERlSTAIN,Víctimas del terrorismo. Nueva justicia,
sanción y ética, Valencia, 2007, p. 68.
442 Todos los autores señalan las fuertes criticas de Spee, no solo a los juristas, sino también
a los teólogos. V. por ejemplo, ANTONIOBERlSTAIN,Protagonismo de las víctimas de hoy y mañana, 448 KLAus SCHATZ,en Michael Síeverních,op. cit., p. 42.
Valencia, 2004, p. 116. 449Sobre esto: LoLA ANIYARDE CASTRO- RODRlGOCODINO,Manual de CTi.minología Sociopolítica,
443 No es nada diferente de lo que se propuso ALESSANDRO BARATIAen un famoso articulo en que Buenos Aires, 2013.
demostraba que a la luz de la sociología, los conceptos que daba por presupuestos el derecho 450 Por ej. HOWARD
BECKER,Outsiders, Hacía una sociología de la desviación, Buenos Aires, 2009.
penal eran falsos: Criminoiaqu: e dogmatica penale. Pass ato e futuro del modello tnteqraio di
scíenzapenalistica, en La cuestione cnrrunale, Bologna, 1979, pp. 147-183. 451 Así, VITIORlOCAPECCHI/GIovANNI
JERVlS, Nota introduttiva a Denís Chapman, Lo stereotipo del
cTi.minale, Toríno, 1971, nota 1.
444 Cfr. WALTERNIGG, op. cit, p. 57.
452 Cfr. ANTONIO
BERlSTAIN,Victimología. Nueve palabras clave, Valencia, 2000, p. 238.
445 Cfr. THEo G. M. VANOORSCHOT,Spee als Provokateur, en Spee-Jahrbuch, 1995, pp. 7 Y ss.
453 Lo considera un critico social WALTERRurr, FriedTi.ch von Spee. Dichier und KiimpJer gegen
446 Cfr. GÜNTERJEROUSCHEK,en op. cit en Gunther Franz (Hg.), FriedTi.ch Spee zum 400. Geburts- den Hexenwahn, Maínz,1986, p. 80.
tag, Kollokium der FriedTi.ch-Spee-Gesellschajt Trier, p. 127.
120 FRJEDRJCH SPEE
de sus decisiones atroces y solo ocupados en condenar sin piedad y negando
los más elementales derechos de defensa, además de pervertidores del
lenguaje jurídico para ocultar sus aberraciones en las actas judiciales. Los
abogados son considerados cobardes e incapaces de asumir defensas, bajo la
amenaza de ser considerados aliados de las brujas.
Los inquisidores son pintados como corruptos y ladrones, pues se que-
dan con los bienes de los ejecutados, cobran por cabeza de bruja quemada
y practican extorsiones en los pueblos, ofreciendo lo que hoy se llamaría
protección majiosa. Pocas veces se ha descripto tan bien un fenómeno de
autonomización policial.
Los doctos a cada momento le provocan asombro con sus elucubraciones
de gabinete fuera de la realidad, escritas con comodidad y sin percatarse y
menos dolerse por el daño y el sufrimiento humano que provocarr='. Le irrita
que lo normalicen, limitándose a reproducir lo que en la opinión pública se
repite y dando crédito a fábulas fantásticas, sugeridas por los verdugos en las
más crueles torturas imaginadas.
A lo largo de todo el texto, si bien lo hace con sus consabidos sílogísmos,
no puede contener adjetivos al rebatir los argumentos de estos doctos, en
especial contra los mencionados Binsfeld y a Martín del Ri0455, con quienes
con mayor frecuencia confronta argumentalmente y que, por añadidura,
habían pertenecido a su misma orden.
Los consejeros y magistrados aparecen como mentirosos, oportunistas
o -cuanto menos- como gravísimos negligentes, que ocultan la verdad a los
príncipes o prefieren ígnorarla por comodidad.
A los confesores no les ahorra descalificaciones: ignorantes, débiles men-
tales, corrupto s muchos (incluso por mera comida y bebida), aliados de jueces
y verdugos, acosadores sistemáticos de las presas, testigos presenciales de
torturas y también cooperadores intelectuales en estas, que llegaban a suge-
rir métodos más dolorosos e insidiosos. Los considera cómplices o coautores
de los jueces crueles, peores que los propios verdugos. A los responsables de
las órdenes religiosas, incluyendo a los de la suya propia, les imputaba la
elección de los anteriores, incapaces y perversos.
A casi todos les reprocha su intolerancia ante las menores críticas u obje-
ciones, su frecuente violencia contra quienes osan decir la verdad o formulan
observaciones razonables, su mala fe al imputarles de inmediato alianzas y
sospechas de encubrimiento de brujas e incluso de disimulo o cobertura de
su práctica. No obstante, no deja de emplear la misma arma, puesto que en
454 Cfr. ANrONlO BERlsTAlN, Criminología y victimología. Alternativas
Bogotá. 1998. pp. 79 Y ss.
455 V. Supra, 9.
CAUTIO CRlMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 121
-
1 texto queda flotando la sospecha de que el excesivo encarnizamiento de
~gunos sea producto de su propia prácti~a de la hechicería.
A los príncipes parece -en principio y diplomáticamente- tratarlos bien,
or su índole bondadosa, pero de inmediato se olvida de esta supuesta índole
p les imputa tolerar que sus subordinados incurran en estas atrocidades. Se
~aravilla de que parezca que no las conocen y que no tengan noticia de ellas,
lo que deja pendiente la duda acerca de su supuesta ignorancia de la realidad
punitiva y, por lo tanto, de su omisiva participación o complicidad co~sciente
y dolosa, aunque a algunos no deja de imputarles directamente el caracter de
instigadores o autores mediatos.
Por último y como corolario, no se ahorra en el apéndice la comparación
del sistema penal montado, sostenido o tolerado por todos ellos, con la per-
secución de cristianos por Nerón y su equipo con el pretexto del incendio de
Roma, que los hacía quemar como teas humanas. Con semejante cierre, en
que el autor no puede ocultar su indignación, es clarísima la profunda herida
que siente ante la negación del mensaje evangélico de amor al prÓjiffi?, frente
a una perversión del discurso que habría tenido su lejano comienzo mas de un
rnílenío antes, con el enriedo con el poder en la romanización de la Iglesia456
En su tiempo no era para nada menor que -a todos y reiteradamente- les
vaticinase una rápida y directa remisión a los diferentes círculos del infierno,
que a la sazón, en el imaginario no difería mucho de la creación dantesca y,
dada la brevedad de la vida en su época, nunca habría de demorar mucho.
Una característica de la crímínología crítica es poner de manifiesto los
intereses económicos que hay en juego en el proceso de criminalización, y Spee
lo hace con toda claridad, conociendo la psicología de corruptos, fanfarrones
y provocadores, al hablar de la confiscación de bienes, del cobro por cabeza
de inquisidores y jueces, de la industria de los cadalsos y torturas=", lo que
atribuye tanto a las autoridades laicas como a las eclesiásticas, poniendo en
todas ellas la culpabilidad por el crimen masivo en curso que describe.
Incluso los autores que provienen del campo religioso se percatan de
la naturaleza de altísima crítica social del trabajo de Spee, lo que hace que
algunos lo consideren un teólogo de la líberacíón=". otro termine compa-
rándolo con los jesuitas asesinados en El Salvador'"? y otro, movido por su
metodología crítica, reflexione sobre el presente, para concluir que no debe-
456 Sobre este proceso, GIOVANNl FlLORAMO, La crece e il potere, I cTistiani da matiri a persecutori.,
Laterza, 2011.
457 Cfr. JOACHIM-FRlEDRlCH Rrrren, op. cit, p. 55.
Re-creadoras del delito. 458 Así, WALTER Rur=, op. cit. p. 67.
459 Cfr. ROLAND MODRAS. op. cit en "Studies in the Spirituality of .Jesuíts", vol. 35/4, setiembre
de 2003.

122 FRIEDRICH SPEE
mas sentir mucha superioridad cultural cuando comparamos nuestra época
con los tiempos de la quema de brujas, verificando que sus alumnos apenas
recuerdan la histeria provocada por el muro de Berlín, las ejecuciones de Julius
y Ethel Rosenberg, la guerra de Carea, el Sputnik, el macCarthismo, las socie-
dades John Birch, la internación dejaponeses después de Peari Harbor; hasta
Irak: y el odio que costó la vida a Oscar Romero por su honestidad. 460.
Pocas cosas son capaces de poner más nervioso a un crímínólogo critico
-y creemos que a cualquier cientista social- que la especulación vacía de
contenido fáctico o basada en datos presupuestos y falsos. Esta incomodidad
-por no decir exasperación- se encuentra a cada paso en el texto de la Cautio,
especialmente cuando el jesuita discute con Del Río o con Binsfeld. Tenemos
la impresión de que este último le agota la paciencia más que el propio Del
Río, quizá porque era consciente de que había sido un verdadero carnicero
en tiempos de su niñez.
Pocas dudas caben de que Spee experimentaba este sentimiento, lo que
lo llevaba a recordar que, para la iglesia antigua, la creencia en brujas debía
combatirse corno un resabio pagano (referencia clara al Canon episcopñ y
aconsejaba a los teólogos inclinarse por un sano escepticismo y no confiar sim-
plemente en argumentos de autoridad, sin ponderar los contrarios. Cuando
alguien pretende cerrar un discurso basado en datos fácticos , respondiendo
con puras citas de autoridad, es obvio que apela a un autoritarismo que irrita
a cualquier investigador social, y esto le pasaba a nuestro autor, cuando
afirmaba corno principio que una opinión no puede tenerse por verdadera
y segura solo mediante la autoridad, es decir; sin que los correspondientes
escritores hayan ponderado antes los argumentos contrarios, con lo que clara-
mente se estaba refiriendo a Bínsfeld+".
Sin duda que Spee adelantaba la tesis del estereotipo del criminal al
referirse reiteradamente a las pobres mujeres ejecutadas, corno puede verse
en su desarrollo, pero también ponía de manifiesto el cruel mecanismo de
reproducción de clientela usado por los inquisidores, que no torturaban para
que la bruja confesase, sino para que diese cualquier nombre, lo que luego
era admitido corno prueba suficiente para someter a tortura a la nombrada.
Si la crímínología critica destapó el fenómeno reproductivo protagonizado por
la intervención del sistema penal, lo que describe y critica Spee no es más que
una forma brutal, primitiva, descarada y rudimentaria, del mismo proceso
de reproducción.
Desnudaba la repetición de leyendas mediante las preguntas sugesti-
vas, la coincidencia en descripciones fantásticas, tornada corno prueba de la
460 Cfr. RICHARD A. BLAKE. editor de Modras. op. cit.
461 Cfr. WALTER Rur=, op. cit. p. 74.
CAlITIO CRlMINALIS (CAlITELA CRIMINAL) 123
realidad de la brujería, la sometia a una crítica mordaz. Todas las fabulacio-
nes de que estaban pletóricos los libros de los teóricos, nacían en las salas
de tortura de los inquisidores sugeridas por ellos mismos y los confesores
corruptos, de cuya elección acusaba a su propia orden.
Denunciaba la perversión del lenguaje jurídico, el cambio de nombres a
las cosas para encubrir lo que asentaban en sus actas, la declaración que
se registraba corno espontánea, cuando había sido obtenida por tortura, es
decir, ponía al descubierto los eufemismos juridicos y procesales, aún hoy
en boga, a veces hasta el disparate ridículamente dramático. ¿Quién no ha
leído en expedientes penales no tan antiguos, actas policiales con confesio-
nes precedidas de la ridícula fórmula en un espotáneo afán por sincerarse
con la instrucción?
La opinión pública de su tiempo se veía reforzada por todos los que
difundían estas versiones fantásticas y se aprovechaban de la credulidad.
Era el famoso teorema de Thomas en acción, en vivo y en directo: lo que se
daba por cierto, producía efectos reales. ¿Qué podía ser más funcional a las
clases hegemónícas de esa sociedad que imputar todos los males a Satán y
a las brujas?
Cuanto mayor era la gravedad asignada a la conducta, más se legiti-
maban los medios crueles y sádicos para su investigación. Los crimenes
extraordinarios fueron aumentando, hasta llegar a serIo el crimen de les a
majestad, el robo con muerte, la hechicería, la falsificación de moneda, la
alta traición, la conspiración y se fueron agregando otros. Esa categoría de
crimen exceptum, autorizaba a ínvestígarlos con medios también excepciona-
les, el derecho desaparecía, deglutido por la supuesta necesidad policial -de
seguridad- de esclarecimiento y erradicación del mal mayor. Es la estructura
de pensamiento que alimenta a todos los discursos autoritarios y policiales
hasta hoy.
Spee se enfrentaba aquí también con la retorcida lógica de los teóricos,
afirmando lo que siempre debería ser obvio, o sea, que por grave que sea
un crimen, nada autoriza a dejar a un imputado librado a la arbitrariedad
de los jueces=", y menos de las policías, corno casi eran en definitiva los
inquisidores.
La crítica a la tortura en la Cautio no es solo crímínológíca, sino que
refleja también indignación ante la crueldad, pero aún más ante la indife-
rencia, ante los teóricos que la legitimaban con silogismo s mal construidos,
ante quienes rebuscaban en la Biblia tratando de hallar palabras para jus-
tificar sus intereses corporativos, mezquinos e inconfesables. Quién no se
462 JOACHlM-FRIEDRICH RITIER, op. cit, p. 59.
 FRlEDRlCH SPEE
124
irrita ante los esfuerzos de Bodin, metiéndose en las etimologías del hebreo,
pretendiendo demostrarle a Wier que la Biblia ordenaba matar a todas las
brujas, pero en nombre y para concentrar el poder en el rey.
Por cierto que la tortura -como vimos- no la había inventado la inquisición
en ninguna de sus versiones. Tenía detrás la carga de una larga tradición. Es
bueno recordarlo, pues uno de los argumentos más frecuentes para defender
cualquier institución punitiva es su antigüedad; pues bien, más antigua que
la tortura hubo pocas.
Por momentos se mezcla en Spee su vocación de crímínólogo crítico con
la del ser humano contrariado y enardecido, también con la del poeta heri-
do y con la del teólogo indignado, pero no por eso deja de ser un verdadero
crímínólogo crítico o, quizá, en el fondo de todo crítico se muevan los mismos
sentimientos y, en alguna medida, las mismas sensibilidades.
25. Cuatro siglos de discusión penal. Es evidente que no todo hecho
del pasado es histórico, sino que solo lo son aquellos que, de alguna manera,
tienen significación para nuestro presente o, al menos, han dejado huellas
que determinaron otros hechos que la tienen en la actualidad.
La Cautio Ctiminalis es en este sentido un claro documento histórico,
dado que completa el cuadro de las estructuras básicas que se fueron con-
figurando en los siglos precedentes y que culminaron con el aporte de la
crímínología crítica de Spee en 1631. Durante los cuatro siglos posteriores
-hasta el presente-, pivoteamos alrededor de esas estructuras en todas las
discusiones penales y crímínológícas.
Creemos que quien recorra las páginas precedentes, observará este
proceso y su culminación con la Cautio Criminalis, independientemente de
la trascendencia que haya tenido cada discurso en su respectivo momento
histórico.
Es claro que el derecho penal de culpabilidad se fue configurando desde
las escuelas del norte italiano hasta nuestros días. con fundamentos muy
variados. por 'cierto, desde el aristotelismo hasta un relativo vacío básico o
una tácita admisión en el retribucionismo contemporáneo, pasando por el
contractualismo liberal, el kantismo y el neokantismo, hasta la mera invoca-
ción del principio de proporcionalidad y la generalización, incluso legislativa,
de la fórmula según la cual la culpabilidad debe ser la medida de la pena.
Puede asegurarse que no ha habido tentativa de limitar el poder puni-
tivo que, con la base ideológica o filosófica que fuese, no reconozca su inicio
lejano en las primeras elaboraciones teóricas de tiempos del derecho común
romano, con la retribución de la culpabilidad. La misma formación de un
sistema, la aspiración del penalista a su construcción, la dogmática misma,
tiene su origen en esa estructura básica retributiva.
CAUTIO CRlMINALIS (CAUTELA CRlMINAL) 125
El retribucionismo culpabilista se observaba con transparencia cuando
estos primeros penalistas, como resultado de sus convicciones misóginas,
postulaban la menor responsabilidad de la mujer, planteando con eso una
contradicción con las pretensiones de penas más graves para la hechicería.
La menor punibilidad de la mujer ponía de manifiesto esta idea fundamental,
pues la menor pena respondía a una menor culpabilidad, producto de la
menor capacidad de comprensión de la ilicitud. Eran coherentes al combinar
su misoginia con el derecho penal de culpabilidad, en una sociedad estratífí-
cada y fuertemente patriarcal.
Tampoco puede negarse el nacimiento de la criminología etiológica, pues
los demonólogos no hacían otra cosa que indagar sobre lo que considera-
ban las causas del mal y del delito. Se trata claramente del primer planteo
etiológico orgánico y nutrido de enorme producción bibliográfica y, además,
trataban de dar a su etiología un claro tinte bíologísta, tanto en las razones
con las que argumentaban su misoginia, fundada en una supuesta inferio-
ridad de origen (genética) de la mujer, como en lo referente a los hijos del
sabbai, provenientes de una disgenesia condicionada por selección de los
progenitores.
De alguna manera los demonios habrían sido poseedores de la misma
ciencia de Galton, que usaban en sentido inverso, lo que daba por resul-
tado humanos no predestinados, pero con predisposición (bíológícamente
condicionada) al delito. Nada muy diferente fue el reduccionismo bíologísta
del siglo XIX, desde Gall, Pritchard, Lombroso, Lacassagne y otros muchos
médicos, hasta el bíologísmo predisponente de la crímínología multifactorial
de mediados del siglo pasado y aún después.
De esta crímínología nacieron dos tendencias que se hallan marcadas
desde los siglos inquisitoriales. Una es la derivación de un derecho pe-
nal de voluntad (WiHensstrafrechtl, destinado a detectar a los enemigos
internos del organismo o sistema, los degenerados desnormalizadores, para
conservar el equilibrio del sistema o la salud del organismo social, para lo
cual no es menester que el delito provoque ningún daño, sino que basta con
mostrar la condición perversa del autor en su conciencia, para determinar si
es amigo o enemigo. Como es sabido, siglos después esto fue perfectamente
teorizado por el derecho penal nazista.
La otra tendencia, más directamente policial y peligrosista, si bien
siempre conduce a un derecho penal de autor, se contenta con otorgar a la
conducta un carácter sintomático, o sea. demostrativo de la condición de
peligroso del agente.
Es claro que todo el Maneus camina entre estas dos corrientes, pero
parece más cercano al peliqrosismo positivista de Ferri y sus seguidores más
o menos fieles, lo que le permite también eludir el planteo culpabilista de
los penalistas antiguos, desentenderse de toda especulación acerca de la
126 FRlEDRlCH SPEE
culpabilidad o el reproche, para adoptar lisa y llanamente una concepción
policial, que en la grave emergencia inventada, le permite aplicar las máxi-
mas penas a la mujer.
Es indudable que la polarización entre derecho penal de culpabilidad
y de peligrosidad, aunque con diferentes matices y lenguaje, cubre gran parte
de la discusión penal hasta nuestros días. Cierto regreso legislativo hacia
la responsabilidad objetiva y a la presunción de peligro, no hace más que
esconder la misma polarización con la proporción que impone el derecho
penal de culpabilidad.
La disputa de la hegemonía del discurso penal entre las corporaciones
jurídica y médica suele ubicarse en el siglo XIX, pero como vimos, es mucho
más antigua. La tentativa de patologízar la brujería y someter a sus cultoras
a tratamiento, no hizo otra cosa que introducir la idea de las medidas de
seguridad curativas en el campo penal, aunque no se renunciase del todo a
la pena para otros casos, es decir que se proponía la famosa doble vía.
En definitiva, Wier sostenía la necesidad de un derecho penal de penas y
medidas: penas para los magos y envenenadores y medidas para las brujas,
que serían inimputables o semi-imputables sometidas a medidas curativas,
en tanto que los magos, por ser culpables, serían sometidos a penas. Se
trata de la primera propuesta de penas y medidas, que siglos después, con
otra base ideológica, fuese proyectada por Karl Stooss y establecida en el
código suizo de 1941, que incluso en proyecto a lo largo de las décadas de su
preparación, tanta importancia tuvo en la legislación comparada.
En la práctica, las medidas de seguridad funcionaron sin mayor elabo-
ración teórica y desde mucho antes del siglo XIX, cuando los delincuentes
eran penados formalmente y los vagos y malentretenidos eran destinados a
los ejércitos, lo que claramente era una medida de seguridad neutralizante.
Quizá como medida de seguridad puede pensarse la famosa pena de relega-
ción, en particular el envío a Australia por los ingleses. Después las medidas
no pasaron de ser una pena con otro nombre, o sea, un eufemismo para
ocultar penas sin los límites y las garantias de estas463•
Algunas apresuradas conclusiones que los penalistas pretenden hoy
deducir de los aportes de las neurociencias, van en parecido sentido, dando
la sensación de que pretenden volver a discutir en el campo penal la milenaria
cuestión filosófica del libre albedrío, del determinismo y el indeterminismo,
para poner en duda la idea normativa de la culpabilidad como reproche per-
sonalizado.
463 Sobre el "embuste de las etiquetas". la conocida expresión de Ed. Kohlrausch,
hajt. Eine Besinnung auJ den Streitstand. en ZStW. 44 (1924).
CAUTIO CRlMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 127
La reacción de la corporación jurídica ante la primera tentativa teórica
de la corporación médica no se hizo esperar, y apeló a la estatlzación del bien
jurídico y al reclamo de absoluta competencia jurídica del tema, en el marco de
un estado absoluto, supuestamente imprescindible para imponer la paz social.
Hasta hoy se discute acerca del bien jurídico, concepto nacido para
requerir una lesión o efectiva puesta en peligro como condición elemental
de toda intervención punitiva, pero que a partir de la pretendida presunción
juris et de jure de tutela, se da por cierto que cada vez que el legislador crea
un tipo está tuielando un bien jurídico, cuando en la realidad el poder puni-
tivo no tiene otro modo de intervención que después que el bien jurídico fue
lesionado o destruido.
Por esta extraña alquimia normativa se convierte al bienjurídico en una
abstracción que, en definitiva, no es más que un interés del estado. La estati-
zación de todos los bienes jurídicos llegó a su máxima expresión en el código
penal fascista de Rocco de 1930, que corresponde al concepto de estado de
ese totalitarismo.
En el nazismo el derecho emanaba de una sociedad entendida sistémica-
mente, en tanto que la ley -el derecho estatal y el propio estado- no eran más
que instrumentos de esta; en el fascismo, a diferencia del anterior, el estado
era la única vía de manifestación de la voluntad popular. El derecho penal
del nazismo, por ende, tendió a negar el concepto de bien jurídico, reempla-
zándolo por la mera violación del deber ético emanado del sistema social y
apelando a un derecho penal de voluntad. El fascismo, por el contrario, llevó a
la estatización de los bienes jurídicos, reducidos a intereses del propio estado.
Es claro que el violento rechazo de Bodin a la pretensión de pasar las brujas a
la corporación médica, tiene un claro tinte de esta última naturaleza.
Por último, el terremoto que causó la criminología de la reacción social,
mostrando que el derecho penal se apartaba totalmente de los datos de las
ciencias socíales=", para construir conceptos que eran sociológicamente inad-
misibles, es exactamente lo que plantea Spee en la Cautio, respondiendo a los
penalistas de su tiempo. La selectividad, la corrupción, los efectos paradoja-
les, la reproducción, la funcionalidad, la disparidad escandalosa respecto del
objetivo manifiesto, etc., son resultado de una crítica social y crímínológíca
que demorará siglos en volver a presentarse en forma orgánica.
La reacción que provocó y sigue provocando la invocación de datos
sociales frente a las especulaciones más o menos idealistas o puramente
normativistas del penalismo, no deja de ser bastante análoga a la que sufríó
464 ALESSANDRO BARATIA observaba la existencia de un abismo tan grande entre el derecho penal
Sichetunqs- y las ciencias sociales. que llegaba a dudar acerca de una posible aproximación futura (Crimino·
logia crítica y crítica del derecho penal. trad. de ÁLVARO BúNSTER, México, 2004).
128 FRlEDRlCH SPEE
Spee en su tiempo, aunque, al menos de momento, sin el mismo nivel de
riesgos personales.
A lo largo de los últimos cuatro siglos, sea para legitimar al poder puní.
tivo o para limitarlo, las discusiones penales se movieron sobre estas huellas
estructurales. Nadie sostiene hoy el derecho penal de voluntad, aunque se
sigue penando la tentativa inidónea (a veces aún cuando directamente falten
los elementos del tipo objetivo), o no se releva la legítima defensa si el agente
desconoce la agresión (el requerimiento de los llamados elementos subjetivos
de la justificación). El peligrosismo en estado puro tampoco se sostiene, pero
se vive la contradicción permanente entre los reclamos de los monopolios de
medios masivos de comunicación y de los políticos amedrentados y las exigen-
cias del derecho penal de culpabilidad, que reclama el respeto al principio de
proporcionalidad, limitado por la agenda mediática de los legisladores y por
presiones transnacionales de corporaciones. Tampoco se pretende patologi-
zar todos los delitos, pero se aplican medidas de seguridad para inimputables
y semi-imputables, y no faltan penalistas que en base a los datos neuro-
científicos pretenden anular la idea de culpabilidad. La fe ídolátríca en el
poder punitivo lleva a la presunción de tutela de todo por parte de un estado
desesperado que pierde soberanía por todos lados, sitiado por corporaciones
transnacionales. La crímínología sociológica, por su parte, al hacerse cargo del ~
sistema penal corno objeto de estudio, desnuda las contradicciones reales de
los normativistas puros y de otros idealismos penales y pone de manifiesto
la falsedad de sus presupuestos, al mismo tiempo que estos refuerzan las
racionalizaciones en procura de neutralizar la introducción de cualquier dato
social teóricamente molesto.
26. El perenne valor de la cautela. Corno vimos -y corno hacen notar
varios autores-, todo pareciera indicar que Spee jugó con el título de su Cautio
Criminalis, contraponiéndolo a la Constitutio Criminalis, la famosa Carolina
de Carlos V465.
Constitución es una palabra cuya raíz común con estatuto evoca lo esta-
tuario, lo pétreo, lo duro. En el sentido de estatuto político significa -corno
sabemos- una ley fundamental, básica, difícil de reformar, a diferencia
de la legislación ordinaria. Pero cuando se le agrega criminalis, también evoca
la dureza pétrea del castigo. Es contra esta inflexibilidad de la piedra, que
imponía la combustión de mujeres inocentes en aras a la supremacía de
una clase dominante, que Spee contrapone su cautio, cautela, prudencia,
cuidado, atención con lo que se hace.
Spee se hallaba ante un poder punitivo arbitrario, descontrolado, en
manos corruptas de funcionarios menores autonomizados, que mataba
465 Cfr. supra. 2: entre otros ALEXANDER LoICHINGER. Friedrich. van Spee und seine "Cautio crimina-
lis". en Teufeisglaube und Hexenprozesse(hrg. GEORG SCHWAlGER). Hamburg, 2007. p. 134.
CAUTIO CRlMINALIS (CAUTELA CRIMINAL) 129
rnasivamente, es decir, ante el resultado final del des control punitivo, lo que
siglos después se llamaIia genocidio.
Ante eso no propone acabar con la autoridad ni con los jueces ni con el
derecho penal. Solo describe lo que pasa y pide (o exige) cautela, prudencia.
Cae en la cuenta de que existe una retroalimentación entre las leyendas de
la época difundidas entre al vulgo, el discurso de los teóricos y la acción
de los corruptos, todo para dirigir venganza sobre inocentes. Pocas veces
se describió mejor el funcionamiento del chivo expiatorio.
La lectura de la Cautio puede ser aburrida, el estilo no es el de nues-
tros días, su forma es la del siglo XVII, no es un texto para un tiempo de
rnensajes de ciento veinte caracteres. Pero vale la pena seguirlo, hacer el
esfuerzo, desentrañar a cada paso su empeño en mostrar cómo se construía
el chivo expiatorio, corno se le atribuyen todos los males que acosaban a esa
sociedad, corno se canalizaba toda la venganza hacia esas mujeres. Satán
era lejano, corno lo fue eljudaismo internacional, el comunismo internacional,
la degeneración, la inferioridad racial, la enfermedad, abstracciones lejanas
por cierto, pero que tenían sus agentes locales a los que había que aniquilar:
mujeres viejas y feas, raras, adolescentes de cabello largo y barba, ancianos
judíos de largas barbas, gitanos, minorías culturales que cultivaban rock,
gays y lesbianas, personas con más melanina, infectados, epilépticos, per-
sonas concretas que andaban por las calles, de carne y hueso, carne que
era necesario abrir y huesos a quebrar. Esos fueron siempre los concretos
chivos expiatorios, lo otro era abstracto y lejano, la fuente prímígenía del mal
quedaba lejos y en manos de los teóricos.
Satán era un personaje abstracto que duró mucho tiempo, de buena
calidad, no descartable, pero después vinieron otros, menos durables, corno
corresponde a un sociedad cuya tecnología descubrió el plástico. Sin embargo,
el mecanísmo de elaboración del chivo expiatorio siguió siendo el mismo. Las
emergencias se sucedieron, las promesas de soluciones penales permitieron
canalizar venganza y el poder punitivo se des controló , legitimado por el mal
cósmico amenazante; pero el resultado fue siempre la masacre, pues las
emergencias nunca las resolvió el poder punitivo.
La Cautio, desde hace casi cuatro siglos, señala el camino de la crímíno-
logía crítica: poner de manifiesto este mecanismo, mostrarlo, ridiculizar la
tortuosa lógica de sus teóricos, exhibir sus funcionalidades, poner al descu-
bierto su corrupción, para exigir cautela, mucha prudencia. Al fin y al cabo, la
enseñanza perenne de la Cautio es, justamente, el señalamiento de la función
de la crírnínología: mostrar la aberración para prevenir o detener las mas acres.
Spee se daba cuenta perfectamente del riesgo del poder punitivo, del
mecanismo de construcción del chivo expiatorio, no en vano -sino todo lo
contrarío-, señala la analogía con los tiempos de Nerón y su persecución
a los cristianos: eran los chivos expiatorios de tiempos del imperio romano
130 FRIEDRICH SPEE

decadente, a alguien era necesario echarle la culpa de un mundo que se

derrumbaba.
¿Eran cristianos los inquisidores? Creemos que más bien estaban perdi-
dos en la idólatría. Cultivaban y adoraban a un Jalso Dios: el poder punitivo.
Siguiendo el camino de lo señalado por Ruth Morrís=", creemos que había CAUTIO CRIMINALIS
una idolatría en los siglos inquisitoriales, pero que no se ha extinguido,
sino que, por el contrario, sigue teniendo fanáticos y fundamentalistas: es (CAUTELA CRIMINAL)
la adoración y el culto al poder punitivo, considerado omnipotente, capaz de
resolvernos todos los problemas sin excepción. Es el falso Dios que en todos
los tiempos -no solo en los inquisitoriales-llevó a las peores masacres. Los
inquisidores fueron seguidores de este ídolo, pero los hubo después y los hay
o
en nuestros días. Una falsa religión detrás de un ídolo que no tiene forma
de becerro ni es de oro, sino amorfo, a veces líquido -como diría Bauman-
y de una materia mucho más despreciable y nada noble, por cierto, pero que
Libro sobre los procesos contra las
atrae mucho a quienes detentan poder real, a quienes lo hegemonizan en brujas necesario en esta época para los
una sociedad.
¿Qué nos propone hoy el poder hegemónico mundial, sino volver al culto
magistrados de Alemania y también para
al ídolo punitivo? Nos hallamos en un mundo en que un tercio consume lo consejeros y confesores de los príncipes,
que no necesita y los dos tercios restantes no tienen lo que necesitan para
vivir dignamente y hasta para sobrevivir. Cada día se inventan más necesida- inquisidores, jueces, abogados, confesores
des para el tercio que no las necesita, a costa de la contaminación del medio
ambiente total, con riesgo para nuestra supervivencia como especie sobre
de los reos, oradores, y de lectura muy
el planeta. Los dos tercios se vuelven peligrosos, molestos, cruzan mares y provechosa para los demás
desiertos, invaden los jardines ordenados del tercio consumidor. ¿Los que-
maremos? Algunos parecen proponer eso, aunque no son tan sinceros como
los ínquísídores.
No seamos pesimistas, Spee nos muestra el camino: cautela.

Autor: Teólogo romano anónimo

Impreso en Frankfurt por Johannes

Gronaeus de Austria. Año 1632

466 Rtrra MORRlS, Penal Abolition: The practical Choice. Canadian Scholar's Press, Toronto, 1995
(Abolición penal. Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2000).