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A pesar de las dificultades en que trabajan las personas que se vinculan al campo, bien sea
como productores, industriales, comercializadores y empresarios, siempre existen
oportunidades que reafirman la existencia de aspectos positivos para seguir laborando en
este ámbito; es imposible no considerar las ventajas que tiene el sector agropecuario como
sistema y Colombia, como sitio de vida.
Uno de los factores que incide en el mejoramiento del sistema agropecuario es la
administración empresarial, entendida como una herramienta que ayuda a identificar y a
ordenar las ideas que se deben llevar a cabo, a estudiarlas en forma integral y a organizar su
realización en medio de un mundo en el que se escuchan por doquier conceptos como
sostenibilidad, equidad, internacionalización, globalización y competitividad.
Este último, con su obligada referencia a las Cadenas de Valor, que incluyen producción,
transformación y comercialización, entre otros aspectos.
Para qué administrar? Se trata entonces de aportar un nuevo enfoque para el análisis y
comprensión de la realidad agropecuaria que incorpore una visión administrativa y
gerencial actualizada de todos los puntos que influyen en el sistema agroalimentario,
orientación que debe hacer parte de la cultura de todas las personas.
Desde hace más de 30 años se ha venido trabajando en el campo educativo nacional para
formar una completa conciencia administrativa aplicable al campo, que sirva para ayudar
en los propósitos de reactivación.
Así, desde las épocas en que tímidamente se incorporaban a la educación agropecuaria los
conceptos de Tylor y Fayol, hasta la actual vigencia de las técnicas administrativas
contemporáneas y de la cibernética, muchos avances se han logrado para contar con una
auténtica disciplina empresarial agropecuaria.
De esa forma, se identifica, actualmente, a los administradores de empresas agropecuarias
como aquellos técnicos y profesionales que desempeñan una labor especializada en
beneficio del sector y que adicionalmente complementan los esfuerzos de los profesionales
de otras disciplinas, dentro de una diferenciación básica de campos de acción en los que
todos son igualmente importantes.
La persona que escoge esta disciplina como profesión o campo de acción para su vida debe
tener unas necesarias habilidades y saberes que lo ubican dentro del ejercicio técnico y
profesional; este perfil es muy claro para las entidades educativas y formadoras (ver
recuadro).
Este perfil personal es esencial para no caer en los límites de la Bárbara especialización a la
que hacía referencia Ortega y Gasset, al mencionar la inutilidad de contar con personas
sabias en conocimientos pero con mínima conciencia humanista y social en su ejercicio
profesional.