PLATAFORMAS COLABORATIVAS

Plataformas como Uber, Airbnb o eBay ya son
parte de nuestra vida cotidiana. Como
consumidores, nos ofrecen servicios más
baratos y seguros; mientras que, como
vendedores, nos permiten sumar nuevos
ingresos gracias a nuestra buena reputación
digital.
Esas plataformas colaborativas se han con-
vertido en los motores de una fuerza
disruptiva a nivel mundial. En esta lectura,
vamos a ver cómo funcionan, cuál es su
impacto económico y cómo pueden facilitar el
desarrollo de América Latina y el Caribe.
1. ¿Cómo funcionan las plataformas
colaborativas?
Las plataformas colaborativas permiten a los
miembros de las redes sociales entrar en
contacto virtual, publicar sus ofertas o de-
mandas de servicios o productos y encontrar
las mejores ofertas del servicio o producto
demandado a través de un sistema digital
de valoración que procesa las muy variadas
solicitudes, canalizándolas hacia sus
respectivos destinatarios de forma inmediata,
comprobable y segura.

La confianza: fundamento de la economía colaborativa

La principal moneda de intercambio de las plataformas colaborativas es la

confianza, que se destaca como un factor clave en su desarrollo y su evolución.
Las plataformas colaborativas generan mecanismos digitalizados que permiten
construir confianza; recibiendo, procesando y publicando la información de sus
usuarios, en particular, su comportamiento frente a otros usuarios.

Gracias a sus valoraciones, puntuaciones y opiniones, los usuarios construyen la

reputación digital que induce a otros a conectarse con desconocidos y provocar
transacciones de servicios. Las plataformas colaborativas, al publicar información
de evaluaciones y reputación, permiten que extraños puedan compartir recursos de
forma menos riesgosa. Si bien la evidencia sugiere que en las plataformas digitales
se tiende a dar valoraciones más altas, haciéndolas en ocasiones poco creíbles
(Overgoor et al. 2012; Zervas et al. 2015), la información que entregan es suficiente
para que millones de nuevos usuarios estén dispuestos a involucrarse en
situaciones desconocidas (como compartir su hogar con un extraño).
Las plataformas colaborativas funcionan
según un modelo “bidireccional” que se basa
en los llamados “rendimientos crecientes”,
esto es, efecto de retroalimentación donde
el valor recibido de la plataforma se potencia
conforme más empresas y clientes ingresan
en la misma. Según la Ley de Metcalfe, el
valor de una red es proporcional al cuadrado
del número de usuarios de la misma (valor
de red =n^2). Wikipedia, por ejemplo, tiene
valor mucho mayor que la emblemática
Enciclopedia Británica, no solo porque
compila una cantidad de conocimiento mucho
mayor, sino porque en su construcción
participan innumerables usuarios (según el
portal Statista, 751.426), en vez de un grupo
reducido de académicos (4.000, según la
misma fuente).
2. El peso económico de las platafor ma s
colaborativ as
Los cinco sectores más importantes de la
economía colaborativa son:
- Los préstamos entre particulares
(préstamos P2P o “Peer to peer”, que
significa “comunicación entre iguales”)
- Los empleadores en línea
- El alojamiento entre particulares
(alojamiento P2P)
- El transporte compartido
- El vídeo y música en línea
Según un informe del Instituto Brookings,
dentro de diez años, estos sectores
generarán más del 50% del total de los
ingresos mundiales (en la actualidad,
representan el 5%).
No hay duda de que las plataformas
colaborativas están cambiando la faz de
muchas industrias, al permitir a los usuarios
prescindir de intermediarios usualmente
protegidos por autorizaciones legales,
licencias o permisos, y otras formas de
monopolio legal. De esta manera, estas
plataformas propician una mayor oferta de
servicios que pone presión en los demás
oferentes, para reducir sus precios o elevar la
calidad de los servicios que ofrecen en el
mercado.
Según la consultora PwC, el valor de las
transacciones financieras generadas por las
plataformas colaborativas se triplicó en
apenas tres años. En 2016, la misma con-
sultora estimó que los ingresos asociados a
las plataformas colaborativas habían sido de
US$33.000 millones y anticipó que llegarían a
superar los US$400.000 millones en 2025.
Ese crecimiento se explica por la alineación de
incentivos, que favorecen la generación de
ingresos al proveedor de los servicios.
¿Por qué las plataform as
colaborativ as son atractiv as para
los usuarios?
En prome dio, más del 85% del valor
de las operacione s facilitadas por
plataform as colaborativ as lo
recibe el proveedor y no la
plataforma.
Los modelos de ingresos que utilizan plata-
formas varían significativamente de unas a
otras e, incluso, dentro de los mismos
sectores. Pero la mayoría adopta un enfoque
basado en una comisión fija o variable, que va
del 1% al 2% en el intercambio de alquileres,
5% en servicios de financiamiento compartido,
hasta un 20% para servicios de intercambio de
viajes.
Sin embargo, ha sido más difícil para las
plataformas transformar estos ingresos en
beneficios. La rentabilidad de dichas
plataformas suele ser mayor en plataformas
que operan en sectores maduros de la
economía (transporte, alquiler de vivienda).
Por el contrario, en otros sectores está por
verse si las inversiones en obtener clientes
para incrementar los retornos crecientes de la
plataforma justifican financieramente la
operación.
A los inversores les atraen los mercados
digitales por la relativa baja exigencia de
capital y la enorme rentabilidad en caso de
que adquieran una cierta escala. La
capitalización de empresas, cuyo modelo de
negocios se basa en utilizar plataformas
digitales es enorme y ello es obviamente un
atractivo para los inversionistas. Esta
inversión masiva deriva en empresas con
valoraciones astronómicas como Uber
(US$68.000 millones) en el ámbito del
transporte, Airbnb (US$30.000 millones) en el
ámbito del alojamiento o WeWork (US$16.000
millones), que ofrece espacios compartidos de
trabajo. Esto hace que Uber valga el doble
que Renault; o que Airbnb se encuentre a la
altura de cadenas hoteleras como Hilton o
Marriot.
En la actualidad y a nivel mundial hay más
de 17 compañías con operaciones superiores
a los US$1.000 millones, que incorporan más
de 60.000 empleados y US$15.000 millones
en financiamiento en el ámbito de la economía
colaborativa. No obstante, ninguna de estas
compañías es originaria de América Latina o
el Caribe.
3. La regulación de las plataformas
colaborativas en América Latina
Por su capacidad para crecer e introducir
cambios significativos en una estructura
económica, es urgente que se implementen
lineamientos y normas que permitan
potenciar el crecimiento de plataformas
digitales colaborativas en nuestra región. Si
bien es cierto que ellas establecen códigos de
conducta que dan a conocer a sus clientes, la
autorregulación en ocasiones es insuficiente
para atender problemas vinculados con riesgo
sistémico y efectos colaterales.
Por otro lado, las plataformas colaborativas
pueden ayudar a reducir la desigualdad
porque:
- Promueven redes de pequeñas empresas
- Transforman comunidades a través del
desarrollo de capacidades relacionadas
con Internet y las tecnologías móviles
- Facilitan una mayor autosuficiencia para
que esas comunidades puedan gestionar
mejor sus recursos escasos
- Elevan sustancialmente la calidad de
vida, a través de programas de gestión de
ciudades inteligentes (Smart Cities),
como el programa que actualmente lleva
el BID en varios países de la región
(Bouskela, 2016)
Pero es quizás en el campo de la
informalidad laboral donde las plataformas
colaborativas podrían tener un mayor impacto
positivo. Ellas permiten ingresar de manera
eficaz a oferentes de servicios que ahora,
gracias a la habilitación que permiten estas
plataformas, cuentan con recursos para poner
a disposición del público. Un ejemplo claro es
una persona desempleada que ahora pueda
utilizar productivamente su tiempo ocioso y
un vehículo de su propiedad para transportar
pasajeros a través de una plataforma tipo
Uber; o el pequeño inversionista, que ahora
puede colocar recursos ociosos para
financiar emprendimientos de alto riesgo, a
través de crowdfunding.
Para que las plataformas colaborativas se
implementen bien en la región, el papel de los
gobiernos es fundamental y es necesario que
intervengan en varios ámbitos:
• Deben procurar que las plataformas
colaborativas operen con el máximo nivel
de competencia y el menor nivel de
interferencia posible. Para ello, es
necesario que hagan un inventario de las
normas que generan barreras a las
operaciones de estas plataformas y que
eliminen las innecesarias. Una estrategia es
hacerlo mediante la intervención preventiva
de organismos de defensa de la
competencia.
• Deben determinar las responsabilidades
entre todas las partes implicadas (usuario
oferente, usuario destinatario y plata-
forma) bajo el prisma de protección de los
consumidores. Por ejemplo, es necesario
que determinen si las plataformas deben
hacerse jurídicamente responsables en
caso de accidente, de anuncios ilegales o
fraudulentas.
• Deben regular las relaciones laborales
dentro de las plataformas y generar unas
normas estándar para la protección social
de los trabajadores autónomos.
• Deben colaborar con las plataformas para
registrar la actividad económica que
realizan y así recaudar los impuestos
adecuados.

REFERENCIAS

1. César Buenadicha; Albert Canigueral; e Ignacio De León, (2017). Retos y Posibilidades

de la Economía Colaborativa en América Latina. Banco Interamericano de Desarrollo.
Disponible en:
https://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/8308/IFD-DP-Retos-y-
posibilidades-de-la-economia-colaborativa-en-America-Latina-y-el-
Caribe.PDF?sequence=3&isAllowed=y

2. Mauricio Bouskela; Márcia Casseb; Silvia Bassi; Cristina De Luca; y Marcelo Facchina,
(2016). The Road toward Smart Cities: Migrating from Traditional City Management to
the Smart City. Banco Interamericano de Desarrollo. Disponible en:
https://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/7743/La-ruta-hacia-las-smart-
cities-Migrando-de-una-gestion-tradicional-a-la-ciudad-
inteligente.pdf?sequence=10&isAllowed=y

3. Arun Sundararajan, (2016). The Sharing Economy: The End of Employment and the
Rise of Crowd- Base Capitalism. MIT Press. Disponible en:
https://mitpress.mit.edu/sharing-economy

4. Jan Overgoor; Ellery Wulczyn; y Christopher Potts, (2012). Trust propagation with
mixed-effects models. In: Breslin, J.G., Ellison, N.B., Shanahan, J.G., Tufekci, Z. (Eds.),
International AAAI Conference on Weblogs and Social Media. The AAAI Press.
Disponible en: https://web.stanford.edu/~cgpotts/papers/OvergoorWulczynPotts.pdf
5. Parker Geoffrey; Marshall Van Alstyne; y Sangeet Choudary, (2016). Platform Revolution:
How Net- worked Markets Are Transforming the Economy--And How to Make Them Work
for You. W.W. Norton and Co, New York, NY.