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Lo Humano permanece cruelmente dividido, fragmentado. Las mismas ciencias humanas están
divididas. La complejidad humana se vuelve así invisible y el hombre se desvanece.
Época cósmica (de la organización) sujeta sin cesar a las fuerzas de desorganización y de
dispersión, es también la epopeya de la religazón que sola impidió al cosmos que se dispersara o
desvaneciera tan pronto nació.
Pero debido a nuestra humanidad misma, a nuestra cultura, a nuestra mente, a nuestra
conciencia; nos hemos vuelto extraños al cosmos. Nuestro pensamiento y nuestra conciencia, los
cuales nos hacen conocer este mundo físico, nos alejan otro tanto. Ciencia y razón.
2. Lo humano del humano
No hay cultura sin cerebro humano (aparato biológico dotado dehabilidades para actuar, percibir,
saber, aprender), y no hay mente, es decir capacidad de conciencia y pensamiento sin cultura.
La racionalidad no dispone del poder supremo; es una instancia que compete y se opone a las
otras instancias de una triada inseparable (es frágil).
La educación del futuro deberá velar por que la idea de unidad de la especie humana no
borre la de su diversidad, y que la de su diversidad no borre la de la unidad.
En el campo individual, hay una unidad/diversidad genética. Todo humano lleva genéticamente
en sí la especie humana e implica genéticamente su propia singularidad anatómica, fisiológica.
El siglo XX1 deberá abandonar la visión unilateral que define al ser humano por la racionalidad
(horno sapiens), la técnica (horno faber), las actividades utilitarias (horno economicus), las
necesidades obligatorias (horno prosaicus).
Homo complexus.
Somos seres infantiles, neuróticos, delirantes siendo también racionales. Todo ello constituye el
tejido propiamente humano.
La posibilidad del genio viene del hecho que el ser humano ‘no es completamente prisionero de
lo real, de la lógica (neo-córtex), del código genético, de la cultura, de la sociedad.
La educación debería mostrar e ilustrar el Destino con las múltiples facetas del humano: el
destino de la especie humana, el destino individual, el destino social, el destino histórico, todos
los destinos entrelazados e inseparables.
Conciencia de la condición común a todos los humanos, y de la muy rica y necesaria diversidad
de los individuos, de los pueblos, de las culturas, sobre nuestro arraigamiento como ciudadanos
de la Tierra.
Capítulo IV
Enseñar la identidad terrenal
¿Cómo podrían los ciudadanos del nuevo milenio pensar sus problemas y los problemas de su
tiempo?
Les hace falta comprender tanto la condición humana en el mundo, como la condición del mundo
humano que a través de la historia moderna se ha vuelto la de la era planetaria.
Un pensamiento policéntrico alimentado de las culturas del mundo. Educar para este
pensamiento; esa es la finalidad de la educación del futuro que debe trabajar en la era planetaria
para la identidad y la conciencia terrenal.
La unificación mundializante está cada vez más acompañada por su propio negativo, suscitado
por contra efecto: la balcanización. El mundo se vuelve uno pero al mismo tiempo se divide.
El siglo XX, alianza de dos barbaries: la primera viene desde el fondo de la noche de los
tiempos y trae consigo guerra, masacre, deportación, fanatismo.
La segunda, helada, anónima, viene del interior de una racionalización que no conoce más que
el cálculo e ignora a los individuos, sus cuerpos, sus sentimientos, sus almas y multiplica las
potencias de muerte y de esclavización técnico-industriales.
Lo que conlleva el peor peligro conlleva también las mejores esperanzas (en la misma mente
humana) y por esta razón el problema de la reforma del pensamiento se ha vuelto vital.
Todos los humanos, desde el siglo XX, viven los mismos problemas fundamentales de vida y
muerte y están unidos en la misma comunidad de destino planetario.
El espíritu humano sólo surge cuando hay comprensión de la relación: individuo- sociedad –
especie.
La democracia permite la relación rica y compleja individuo - sociedad donde los individuos y la
sociedad pueden entre sí ayudarse, desarrollarse, regularse y controlarse.
Todas las características importantes de la democracia tienen un carácter dialógico que une de
manera complementaria términos antagónicos: consenso/conflicto, libertad vs igualdad.
Los desarrollos disciplinarios de las ciencias no han aportado solamente las ventajas de la
división del trabajo ; también han aportado los inconvenientes de la superespecialización, la
separación y la parcelación del saber.