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Descubren una terapia más eficaz para que

los niños con autismo hablen


Autismo Diario

9 agosto, 2019

Autismo, Divulgación, Informática, Investigación, Noticias, Salud, Tratamientos

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El terapeuta o el padre observa lo que le interesa al niño y usa el objeto para alentar el habla

El tratamiento de respuesta fundamental (TRF) que involucra a los padres funciona


mejor que otras terapias existentes para motivar a los niños con autismo y retrasos
significativos en el habla, según los resultados de un gran estudio realizado por
investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en Estados
Unidos publicados este lunes en la revista «Pediatrics».

Debido a que los niños con autismo están menos motivados socialmente que otros, los
instintos de los padres sobre cómo ayudarlos a menudo no tienen éxito, admite Grace
Gengoux, profesora asociada clínica de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento.
«Les estábamos enseñando a los padres cómo establecer situaciones en las que sus hijos
estarían motivados para comunicarse –explica Gengoux–. Los resultados de nuestro estudio
son emocionantes porque descubrimos que los niños en el grupo TRF mejoraron no solo en
sus habilidades de comunicación, sino también en sus habilidades sociales más amplias».

Heidi Pim participó en el estudio con su hijo, James, a quien le diagnosticaron autismo y
retrasos en el habla. «Estaba realmente preocupada y ansiosa por no saber si alguna vez
sería capaz de hablar», admite. Le impresionaron los cambios que vio en James, que tenía 3
años en el momento del estudio.

Me siento muy agradecida de ver cuántas palabras y frases sabe –destaca–. Él puede
hablar con claridad y socializartambién, acercarse a las personas y hacerles preguntas».

El estudio, de seis meses, reclutó a 48 niños, de entre 2 y 5 años, que tenían autismo y
retrasos significativos en el lenguaje. La mitad de los niños recibió tratamiento TRF de los
terapeutas y sus padres, mientras que los niños restantes continuaron recibiendo los
tratamientos de autismo que habían recibido antes de que comenzara el estudio, que incluía
otros tipos de análisis conductual aplicado y terapia del habla convencional.

Durante las primeras 12 semanas del estudio, los niños en el grupo TRF se sometieron a 10
horas por semana con un terapeuta capacitado, y sus padres recibieron capacitación
durante una hora por semana sobre cómo usar las técnicas de tratamiento durante las
interacciones diarias con sus hijos.

Durante las segundas 12 semanas del estudio, los niños en el grupo recibieron cinco horas
por semana de tratamiento con el terapeuta, y sus padres tuvieron sesiones de instrucción
mensuales.

En el TFR, el terapeuta o el padre observa lo que le interesa al niño y usa el objeto


para alentar el habla. Por ejemplo, si James quería un coche de juguete, Pim, su madre,
debía levantar el coche, sostenerlo donde pudiera verlo y alentarlo a decir «coche». Cuando
trató de decir la palabra, fue recompensado con el juguete.

Al principio, James aprendió palabras sueltas. Luego pasó a frases como «coche verde» y
«preparados, listos, ya». Pim también lo usó para ayudar a James a aprender a expresar sus
necesidades, como decir «botella» si tenía sed.

«Solía no ser capaz de señalar algo o preguntar -recurrda Pim-. El TFR realmente ha
mejorado sus habilidades de vocabulario y comunicación. Nos ayudó a entender lo que él
necesita y quiere».

Menor frustración
A medida que avanzaba el estudio, Pim también vio disminuir los niveles de frustración de
James. «Antes no sabía cómo expresar sus sentimientos –añade–. Cuando me iba por el día
y regresaba, él no sabía cómo decir ‘Mami, te he echado de menos’, así que en cambio me
pegaba o lloraba. Eso ha disminuido».

Hoy, James, que ahora tiene 8 años, es un niño feliz que asiste a la escuela en un aula
convencional y disfruta jugando con su hermana gemela, Jessica. Pim todavía usa técnicas
de TFR para involucrar a James en una conversación sobre sus temas favoritos, como los
ascensores.

Al final del estudio, los niños en el grupo TFR hablaron más que aquellos en el grupo
de comparación, y estaban usando palabras comunes que podrían ser reconocidas por
otros, un marcador importante de progreso dado que muchos niños hablaban
ininteligiblemente al comienzo del estudio.

Fuente ABC

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