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CAPITULO 1

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


Los constantes avances de las enfermedades como el cáncer, el sida y otras de alto riesgo

físico, hacen que avances dejemos por ultimo enfermedades mentales que no tienen tanto

interés. Pero gracias a algunos estudios hemos llegado al conocimiento de enfermedades

mentales graves como la esquizofrenia, que aunque todavía no se conozca una causa

específica, ni mucho menos una cura totalitaria podemos tratarla y manejarla. ¿Pero qué pasa

cuando no es así?

En Latinoamérica se observaron que a finales del año 2017 e iniciando el 2018, las psicosis no

afectivas y la esquizofrenia se vieron en el 1,4% a 1,6%, de la población estudiada en algún

momento de la vida padeció o padece de esquizofrenia con una prevalencia de un 1,0% y

7,0% en el último año sin tener diferencia en el sexo. En la muestra Entraron países como

Argentina, Brasil, Chile, México, Perú, puerto rico y Colombia. Este último en el boletín de

salud mental de presentado en Bogotá en julio del 2018 se vio un incremento de pacientes con

esquizofrenia desde el 2009 hasta el 2017, pasando de 23.237 a 63.780. En el año 2013 el

ministerio de salud pública dio un congreso donde comunicaba que en Colombia la

prevalencia de esquizofrenia es del 1% de toda la población colombiana, pero hasta el 2018

esto ha ido en aumento.

Ahora bien que factores implican para que una persona sufra de esquizofrenia, A través de la

investigación, se han identificado varios factores que contribuyen al riesgo de desarrollar

esquizofrenia.

Los científicos han sabido por mucho tiempo que la esquizofrenia puede ser hereditaria. La

enfermedad ocurre en menos del 1 por ciento de la población general, pero ocurre en el 10 por
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ciento de las personas que tienen un parentesco de primer grado con alguien que tiene el

trastorno, como un padre, hermano o hermana. Las personas que tienen un parentesco de

segundo grado con alguien que tiene la enfermedad (abuelos, tíos o primos) también

desarrollan esquizofrenia con más frecuencia que la población general. Además, ciertamente

no son solo los genes los que causan el trastorno. Los científicos creen que debe haber una

interacción entre los genes y ciertos aspectos del medio ambiente para que una persona

desarrolle la esquizofrenia. Pueden estar implicados muchos factores ambientales, como la

exposición a un virus o desnutrición en la etapa prenatal, complicaciones durante el parto y

otros factores psicosociales aún no conocidos.

Otro factor puede ser, diferencias en la química y estructura cerebral. En el cerebro ocurren

reacciones químicas complejas e interrelacionadas. Los científicos creen que un desequilibrio

en las reacciones químicas relacionadas con la dopamina y el glutamato, y posiblemente otros

neurotransmisores, juega un papel en la esquizofrenia. Los neurotransmisores son sustancias

que permiten que las células del cerebro se comuniquen entre sí. Los científicos siguen

estudiando la química cerebral y su relación con la esquizofrenia. Además, las estructuras

cerebrales de algunas personas con esquizofrenia son ligeramente diferentes a las de las

personas sanas.

Esto puede traer efectos anexos a los síntomas propios de la esquizofrenia como son:

trastornos relacionados con el uso de sustancias, conducta violenta, síntomas depresivos y

riesgo al suicidio. Este último es el que vamos a trabajar a profundidad ya que

aproximadamente, el 5-6 `X, de los individuos con esquizofrenia fallece por suicidio,

alrededor del 20 % intenta suicidarse en al menos una ocasión y muchos más tienen ideación

suicida significativa. El comportamiento suicida a veces responde a alucinaciones que


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ordenan hacerse daño a uno mismo o a otros. El riesgo de suicidio se mantiene alto a lo largo

de toda la vida en los varones y en las mujeres, relacionando este efecto con los anteriores

puede aumentar a un 30% de los pacientes con esquizofrenia y entre el 4 y el 10% muere El

porcentaje estimado de conducta suicida entre las personas con esquizofrenia oscila entre el

20 y el 40%.

un estudio que encontró que los recién nacidos con deficiencia de vitamina D tienen un riesgo

44 por ciento mayor de ser diagnosticados con esquizofrenia cuando sean adultos. Hasta el

momento este es el estudio que presenta la evidencia más fuerte que relaciona estos dos

factores. Conocerla podría ayudar a prevenir algunos casos de la enfermedad al tratar la

deficiencia de vitamina D durante las primeras etapas de la vida.

Un pronóstico especifico es la incidencia de la esquizofrenia y de los trastornos relacionados

es mayor en los niños que crecen en un medio urbano y en algunos grupos étnicos

minoritarios. Las complicaciones del embarazo y el parto con hipoxia y una mayor edad

paterna se asocian a un riesgo más elevado de padecer esquizofrenia para el feto en desarrollo.

Además, otras situaciones adversas prenatales y perinatales, como el estrés, la infección, la

malnutrición, la diabetes materna y otras afecciones médicas, también se han asociado a la

esquizofrenia. Sin embargo, la gran mayoría de los hijos que tienen estos factores de riesgo no

desarrolla una esquizofrenia.

El rol del psicólogo juega un papel muy importante en el control pronóstico de la

esquizofrenia ya que nosotros podemos detectar desde temprano riesgos a padecer

esquizofrenia. Y si se llega a presentar el primer episodio psicótico se hace un programa de

intervención inmediato y se remite con urgencia a psiquiatría para que tomen las medidas

preventivas necesarias.
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Ahora bien nos queda una pregunta:

¿QUÉ RELACION HAY ENTRE LA ESQUIZOFRENIA Y EL SUICIDIO?


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JUSTIFICACIÓN

Teniendo en cuenta la investigación “de la esquizofrenia al suicidio hay solo una pequeña

brecha”, donde se realizara en el país de Colombia; debe decirse que la motivación central

responde a la necesidad de tratar de relacionar como la esquizofrenia afecta a las personas de

tal manera que pueden provocarle la muerte, por lo tanto se quiere proponer estrategias

preventivas y disminuir un porcentaje de suicidios por esta causa, que si bien se muchas veces

es ignorada o disminuyen su importancia, porque no son temas del tanto común en la vida

cotidiana como lo es el cáncer o el sida por poner ejemplos. En este sentido a raíz de dicha

necesidad, esta investigación se justifica con el fin de estudiar la esquizofrenia como una

enfermedad mental de gravedad y esta como conlleva al suicidio de una persona y como se

puede prevenir, el papel que cumple el psicólogo en esta investigación.


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OBJETIVOS

GENERAL: Determinar los datos estadísticos de personas con esquizofrenia y personas que

han cometido suicidio en los años 2015 al 2018, el país de Colombia

ESPECIFICOS:

 Comparar las cifras de personas con esquizofrenia que han cometido suicidio

 Evaluar la relación que tiene la esquizofrenia con el suicidio y cuantas personas se ven

afectadas

 Evaluar los métodos que utilizan los psicólogos y psiquiatras para evitar que una

persona que tiene esquizofrenia se suicide

 Proponer medidas preventivas efectivas para disminuir el suicidio en personas esquizofrénicas


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DELIMITACIONES

DELIMITACION ESPACIAL: contextualizada en el país Colombia

DELIMITACION TEMPORALIDAD: abarcada desde el año 2015 al 2018


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CAPITULO 2

MARCO TEORICO

Concepto de esquizofrenia

El término esquizofrenia fue introducido por el psiquiatra suizo Bleuler en 1911, si bien este

trastorno ya fue identificado por el psiquiatra alemán Kraepelin en 1896 bajo el nombre de

demencia precoz (Citado en Belloch, Sandín y Ramos,1995, p. 474), queriendo enmarcar con

este término a aquellas personas que necesariamente sufrían graves deterioros cognitivos y

comportamentales similares a las demencias experimentadas por algunas personas ancianas,

pero refiriéndose en este caso a la edad juvenil. Bleuler, sin embargo, observó que no era así

en todos los casos y consideró más apropiado dar el nombre de esquizofrenia a un cuadro que

se caracterizaba por una escisión en la asociación de ideas, una retirada de la realidad y de la

vida social. El término esquizofrenia en sí significa " mente partida".

La esquizofrenia es un trastorno psicótico grave. Sus manifestaciones básicas consisten en una

mezcla de signos y síntomas característicos. Los síntomas afectan a múltiples procesos

psicológicos, como la percepción (alucinaciones), ideación, comprobación de la realidad

(delirios), procesos de pensamiento (asociaciones laxas), sentimientos (afecto plano, afecto

inapropiado), atención, concentración, motivación y juicio. No hay ningún síntoma que sea

por sí solo patognomónico de la esquizofrenia. Estas características psicológicas y

conductuales se asocian a diversos tipos de deterioro. No todos los síntomas descritos están

presentes en cada uno de los pacientes diagnosticados de esquizofrenia


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Según el DSM-V el espectro de la esquizofrenia Se definen por anomalías en uno o más de

los siguientes cinco dominios: delirios, alucinaciones, pensamiento (discurso) desorganizado,

comportamiento motor muy desorganizado o anómalo (incluida la catatonía) y síntomas

negativos.(APA, 2014)

La edad de aparición de la esquizofrenia está comprendida entre los 15 y los 45 años. Aunque

suele comenzar al final de la adolescencia también hay casos de aparición en la infancia que

suelen enmascararse con problemas escolares o alteraciones del comportamiento.

Criterios diagnósticos

A. Dos (o más) de los síntomas siguientes, cada uno de ellos presente durante una parte

significativa de tiempo durante un período de un mes (o menos si se trató con éxito). Al

menos uno de ellos ha de ser (1), (2) o (3):

1. Delirios.

2. Alucinaciones.

3. Discurso desorganizado (p. ej., disgregación o incoherencia frecuente).

4. Comportamiento muy desorganizado o catatónico.

5. Síntomas negativos (es decir, expresión emotiva disminuida o abulia).

B. Durante una parte significativa del tiempo desde el inicio del trastorno, el nivel de

funcionamiento en uno o más ámbitos principales, como el trabajo, las relaciones

interpersonales o el cuidado personal, está muy por debajo del nivel alcanzado antes del inicio

(o cuando comienza en la infancia o la adolescencia, fracasa la consecución del nivel esperado

de funcionamiento interpersonal, académico o laboral).


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C. Los signos continuos del trastorno persisten durante un mínimo de seis meses. Este período

de seis meses ha de incluir al menos un mes de síntomas (o menos si se trató con éxito) que

cumplan el Criterio A (es decir, síntomas de fase activa) y puede incluir períodos de síntomas

prodrómicos o residuales. Durante estos períodos prodrómicos o residuales, los signos del

trastorno se pueden manifestar únicamente por síntomas negativos o por dos o más síntomas

enumerados en el Criterio A presentes de forma atenuada (p. ej., creencias extrañas,

experiencias perceptivas inhabituales).

D. Se han descartado el trastorno esquizoafectivo y el trastorno depresivo o bipolar con

características psicóticas porque 1) no se han producido episodios maníacos o depresivos

mayores de forma concurrente con los síntomas de fase activa, o 2) si se han producido

episodios del estado de ánimo durante los síntomas de fase activa, han estado presentes sólo

durante una mínima parte de la duración total de los períodos activo y residual de la

enfermedad.

E. El trastorno no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una

droga o medicamento) o a otra afección médica. E Si existen antecedentes de un trastorno del

espectro autista o de un trastorno de la comunicación de inicio en la infancia, el diagnóstico

adicional de esquizofrenia sólo se hace si los delirios o alucinaciones notables, además de los

otros síntomas requeridos para la esquizofrenia, también están presentes durante un mínimo

de un mes (o menos si se trató con éxito).(APA,2014)

Prevalencia

Se estima que la prevalencia de la esquizofrenia a lo largo de la vida está entre el 0,7 y el

1,5%. En los estudios realizados en España, se estima una incidencia de 0,8 casos por diez mil
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habitantes por año, dato consistente con los estudios internacionales (OMS) para los países de

Europa (Ayuso-Mateos, et al., 2006). La prevalencia estimada es de 3 por 1000 habitantes por

año para los hombres y 2,86 por mil para las mujeres. La edad media de comienzo de la

enfermedad es de 24 años para los hombres y de 27 para las mujeres. Y la incidencia por

sexos, 0,84 por 10.000 para los hombres y 0,79 por 10.000 para las mujeres.

A nivel mundial según el DSM-V la prevalencia de la esquizofrenia a lo largo de la vida

parece ser aproximadamente del 0,3 al 0,7 %, aunque se han comunicado variaciones según la

raza/el grupo étnico, según el país y según el origen geográfico en los inmigrantes e hijos de

inmigrantes. La proporción de sexos difiere según la muestra y la población: por ejemplo, si

se hace hincapié en los síntomas negativos y en una mayor duración de la enfermedad (que se

asocian a un peor pronóstico), la incidencia es mayor en los varones, mientras que las

definiciones que permiten incluir más síntomas del estado de ánimo y cuadros breves (que se

asocian a un mejor pronóstico) muestran un riesgo equivalente para ambos sexos.

Curso de la esquizofrenia

Según el DSM- V, los síntomas psicóticos de la esquizofrenia aparecen típicamente entre la

adolescencia tardía y la mitad de la treintena; el inicio antes de la adolescencia es raro. El pico

de inicio de los primeros episodios psicóticos se sitúa en la primera mitad de la veintena en

los varones y a finales de la veintena en las mujeres. El inicio puede ser brusco o insidioso,

pero la mayoría de los individuos presenta un desarrollo lento y gradual de diversos signos y

síntomas clínicamente significativos. La mitad de estos individuos refiere síntomas

depresivos. La disfunción cognitiva es común; las alteraciones de la cognición están presentes

durante el desarrollo y preceden a la emergencia de la psicosis, conformando unos déficits


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cognitivos estables en la vida adulta. Los déficits de la cognición pueden persistir cuando

otros síntomas ya han remitido y contribuyen a la discapacidad que produce el trastorno.

Durante el curso de la esquizofrenia se suelen distinguir tres fases:

1ª fase prodrómica: Se denomina fase prodrómica a la fase que se produce antes de una

crisis, por lo tanto hay una serie de síntomas que nos pueden ayudar, en algunos casos, a

detectarla: tensión y nerviosismo, pérdida del apetito o desorganización en las comidas,

dificultad para concentrarse, dificultad en dormir, disfruta menos de las cosas, no recuerda

con precisión, depresión y tristeza, preocupado con una o dos cosas, ve menos a sus

amistades, piensa que se ríen o hablan mal de él, pérdida de interés en las cosas, se siente mal

sin motivo claro, se siente muy agitado o emocionado, se siente inútil, otros cambios. Es la

fase en la vida de la persona que se produce antes del desencadenamiento de la enfermedad.

Se puede constatar que algunas personas que sufren la enfermedad ya habían sido diferentes

en la niñez y en la juventud; aparecían como solitarios, callados, con bajo rendimiento.

(Corcoran, 2000; Brüne, 2003).

2º fase activa. Es la fase donde se desencadena la enfermedad. A esta fase se le denomina

“brotes” o “crisis”. Los síntomas que se producen son los positivos (alucinaciones, delirios,

trastornos del pensamiento...) y es en esta fase en la que la familia se alarma y suele pedir

ayuda médica. Estas crisis suelen aparecer repentinamente y el cuadro completo se suele

desarrollar en unos días. En otros casos, el comienzo de la enfermedad puede producirse muy

lentamente y de forma desapercibida. La duración de los brotes varía según la persona y

puede extenderse desde unas semanas hasta un año. Un mismo enfermo suele tener brotes de
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duraciones parecidas. Lo mismo ocurre con los intervalos entre brotes, según las

características de las persona pueden oscilar entre meses y varios años y son, generalmente, de

la misma duración en una misma persona.

3ª fase residual. Durante esta fase los síntomas negativos llegan a su culmen y el deterioro

personal, social y laboral es grave. No la sufren todas las personas.

Comorbilidad

Las tasas de comorbilidad con los trastornos relacionados con sustancias son elevadas en la

esquizofrenia. Más de la mitad de los individuos con esquizofrenia tiene un trastorno por

consumo de tabaco y fuman cigarrillos de manera habitual. Cada vez se reconoce más la

comorbilidad con los trastornos de ansiedad en la esquizofrenia. Las tasas de trastorno

obsesivo-compulsivo y de trastorno de pánico son elevadas en los individuos con

esquizofrenia en comparación con la población general. El trastorno de la personalidad

esquizotípica o paranoide a veces puede preceder al inicio de una esquizofrenia. La esperanza

de vida está acortada en las personas con esquizofrenia debido a las afecciones médicas

asociadas. El aumento de peso, la diabetes, el síndrome metabólico y las enfermedades

cardiovasculares y pulmonares son más habituales en los individuos con esquizofrenia que en

la población general. El escaso compromiso para realizar conductas dirigidas a mantener la

salud (p. ej., cribado para el cáncer, ejercicio físico) aumenta el riesgo de presentar

enfermedades crónicas, pero también pueden intervenir otros factores asociados al trastorno,

como la medicación, el estilo de vida, fumar cigarrillos y la dieta. Podría haber una
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vulnerabilidad compartida para la psicosis y los trastornos médicos que explicaría parte de la

comorbilidad médica de la esquizofrenia.

Concepto de suicidio

Suicidio es el acto de matarse en forma voluntaria y en él intervienen tanto los pensamientos

suicidas (idea- 68 Salud Mental, Vol. 29, No. 5, septiembre-octubre 2006 ción suicida) como

el acto suicida en sí. En el suicida se detectan: a) los actos fatales o suicidio consumado; b) los

intentos de suicidio altamente letales aunque fallidos, con intención y planeación del suicidio;

y c) los intentos de baja letalidad, generalmente asociados a una situación psicosocial crítica

(8, 54).

Prevalencia del suicidio

En el año 2000 se suicidaron casi un millón de personas en el mundo, lo que convirtió al

suicidio en la décimo tercer causa de muerte. La Organización Mundial de la Salud ha

estimado que esta cifra podría duplicarse en 20 años (63). Típicamente, 25% de quienes

intentaron una vez el suicidio, lo intentará nuevamente dentro del siguiente año y 10% lo

logrará en el plazo de diez años. Asimismo, entre 45% y 70% de quienes intentan el suicidio

sufren principalmente de depresión, con rasgos de impulsividad y agresividad, y trastornos de

la personalidad y alcoholismo, que a menudo van unidos a una pérdida reciente. En el género

masculino, el ahorcamiento es el método más usado para el suicidio, seguido por el que se

consuma con armas de fuego; en el género femenino lo es el envenenamiento mediante la

ingestión de benzodiazepinas, barbitúricos, analgésicos y antibióticos, principalmente (17).


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Notablemente, en la mayoría de los países los intentos de suicidio son más frecuentes en las

mujeres que en los hombres (40, 63). Según cifras de la OMS, la tasa de suicidio aumenta con

la edad. Las personas de 75 años o mayores consuman el suicidio tres veces más que la

población joven (64). No obstante, en todo el mundo se está dando un aumento alarmante de

suicidios entre jóvenes de 15 a 25 años de edad (63). En los Estados Unidos de Norteamérica

el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes, mientras que en China, Suecia,

Australia y Nueva Zelanda constituye la principal causa de mortalidad entre los adultos

jóvenes (55), con de 100 a 200 intentos suicidas por cada suicidio consumado entre los

adolescentes (54, 58). La tasa de suicidio es mayor en Norteamérica con respecto a los países

europeos (25) y en lo particular, un estudio comparativo entre la Ciudad de México (México)

y Los Angeles (EUA) ilustró que la tasa de suicidio es mayor en la segunda ciudad entre

jóvenes de más de veinte años de edad, lo que quizá se halla en relación con el arraigo

religioso que existe en México, aunque la tasa de suicidio entre senectos es la más alta en

ambas ciudades (37). En México, en el año 2002, ocurrieron 3089 suicidios con un aumento

de 13% en dos años y de diez veces entre adolescentes en los pasados nueve años.

Riesgo al suicidio de un paciente esquizofrénico

Aproximadamente, el 5-6 `X, de los individuos con esquizofrenia fallece por suicidio,

alrededor del 20 % intenta suicidarse en al menos una ocasión y muchos más tienen ideación

suicida significativa. El comportamiento suicida a veces responde a alucinaciones que

ordenan hacerse daño a uno mismo o a otros. El riesgo de suicidio se mantiene alto a lo largo

de toda la vida en los varones y en las mujeres, aunque podría ser especialmente elevado en
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los varones jóvenes con consumo comórbido de sustancias. Otros factores de riesgo son los

síntomas depresivos o los sentimientos de desesperanza, la situación de desempleo y el

período posterior a un episodio psicótico o a un alta hospitalaria.

El DSM IV (1995, pág. 302) propone el Trastorno Esquizoafectivo para clasificar

aquellos cuadros donde se combinan los desordenes del humor con los síntomas de la

esquizofrenia. El otro criterio diagnóstico que incluye la presencia de síntomas depresivos en

este cuadro es el Trastorno depresivo pospsicótico en la esquizofrenia donde el episodio

depresivo mayor ocurre en la fase residual de la enfermedad.Según Kaplan y Sadock (1999,

pág.561)” es probable que los pacientes que sufren este trastorno hayan tenido un mal ajuste

premórbido, rasgos de trastorno de personalidad esquizoide y un inicio insidioso de sus

síntomas psicóticos”. A esto se agrega la importancia de los antecedentes famliares de

Trastornos del estado de Animo. En cuanto al pronóstico, la presencia de este trastorno

aumenta el riesgo de suicidio y el número de recaídas así como también se correlaciona con

una peor respuesta a la medicación y una prolongación de las internaciones.

Según la información anterior podemos ver la influencia que tiene un paciente esquizofrénico

para cometer un suicidio ya que por diferentes factores que pueden llevar al fatídico final.

Una persona con esquizofrenia es vulnerable a cada sensación o percepción del mundo, ya

que su realidad es diferente que la nuestra y puede que no aguanten más ese sufrimiento, ellas

no solo están enfermas físicamente sino emocionalmente porque sus sentimientos y

emociones están expuestos a todo el mundo ya que son situaciones que pueden llegar a salirse

de control y poner en riesgo su bienestar.

Hay situaciones que ellos no controlan y son alucinaciones que los incita a hacerse daño ellos

mismos y como ellos perciben eso como real obedecen, la sociedad también los tacha y tilda
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como personas anormales y hasta “locas” y eso los excluye completamente de llevar una vida

normal y social común.

Estos tiempos de

BIBLIOGRAFIA
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 Julio C. Martín García-Sancho, Subdirección de Salud Mental .Guía de práctica clínica para el

tratamiento de esquizofrenia en centros de salud mental. Junio 2009

 Eliana Taborda Zapataa, Laura Elisa Montoya González, Natalia María Gómez Sierra, Laura

María Arteaga Morales y Oscar Andrés Correa Rico. Manejo integral del paciente con

esquizofrenia: más allá de los psicofármacos. Revista Colombiana de Psiquiatría.

 Ministerio de Salud. Gobierno de Colombia. Boletín de salud mental Oferta y Acceso a

Servicios en Salud Mental en Colombia. Julio 2018

 American Psychiatric Association. Manual Diagnostico Y Estadístico De Los Trastornos

Mentales. Ed. 5.

 Natiaonal Institute Of Mental Health. Esquizofrenia.

 Guías de práctica clínica en el SNS Ministerio de Sanidad y Consumo. Guía de Práctica

Clínica sobre la Esquizofrenia y el Trastorno Psicótico Incipiente. Ed. 1. Marzo del 2009

 Dr. Salvador Giménez. Esquizofrenia: La mente escindida. Abril 2015

 Robert Kohn. Itzhak Levav, José Miguel Caldas de Almeida, Benjamín Vicente, Laura

Andrade, Jorge J. Caraveo - Anduaga, Shekhar Saxena y Benedetto Saraceno. Los trastornos

mentales en América Latina y el Caribe: asunto prioritario para la salud pública. Public Health

18(4/5), 2005

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