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Luisa Fernanda Quintero Hurtado C.C 1.037.600.

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El Nuevo DesOrden Mundial

 Para los hegemonistas es necesario brindar mercados abiertos. Sin embargo,


China no ofrece suficientes oportunidades de exportación a los países más
pobres, a pesar de que anteriormente se beneficiaba de esto. El gobierno chino
tomo un nuevo rumbo hacia la autosuficiencia y la promoción de campeones
nacionales lo cual ha dismuido las importaciones del país.

 El aumento entre la relacion del PIB y las exportaciones mundiales fue llamada la
edad de oro , aquí los paises en desarrollo comenzaban a estar a la altura de los
indicadores de la economia avanazada , la globalizacion logro que los paises en
desarrollo crecieran creando sus propias empresas y exportando sus productos
dejando atrás el benedicio que generaba China y su hiperglobalizacion

 Este mundo opuesto intimida la convergencia economica y las visiones de los


paises en creciemiento , la edad de oro desde sus inicios enfrento a vientos
contrarios , con el cambio climatico planteando los probolemas que tendria a futuro
la agricultura de los paises en desarrollo, pues esto impacta a todas estas
economias. Adicional la automatizacion de procesos esta dejando de lado la mano
de obra no calificada lo que pone en riego a paises de bajos recursos sin poder
aumentar sus ingresos por este medio
RESUMEN

Occidente y el Resto acordaron que un orden liberal abierto era la mejor manera de
aumentar la prosperidad. « Y ningún país se benefició más de la hiper-globalización que
China.» El orden liberal que sustenta esta era fue creado en gran medida por los Estados
Unidos. « Debido a su espectacular crecimiento desde 1978, China se ha convertido en la
segunda potencia económica dominante, junto con los Estados Unidos . Y el consenso
sobre lo que constituye una buena economía se ha roto.» En Occidente, y especialmente
en los Estados Unidos, una serie de tendencias económicas negativas -incluyendo un
crecimiento más lento, el aumento de la desigualdad, la disminución de la movilidad y una
mayor concentración del poder económico- han puesto en tela de juicio los beneficios de
la globalización.

Además, la crisis financiera mundial de 2008 y sus consecuencias han socavado la fe en


el capitalismo al estilo estadounidense. « El crecimiento de China, y las consecuencias
percibidas para Estados Unidos, también han alimentado el escepticismo de Estados
Unidos sobre la globalización. » La «edad de oro» de la convergencia ya había
comenzado, en cualquier caso, a enfrentarse a vientos contrarios. Además, la expansión
de la automatización posibilitada por la tecnología está sustituyendo la mano de obra no
calificada por máquinas, lo que amenaza directamente la capacidad de los países más
pobres de aumentar sus ingresos mediante la fabricación intensiva en mano de obra.

Como resultado, los países en desarrollo están encajonados y tendrán cada vez más
dificultades para exportar sus productos o su exceso de mano de obra. « Las medidas
unilaterales de Estados Unidos, que desobedecen las normas mundiales que ayudó a
elaborar, han comenzado a perjudicar a las instituciones de Bretton Woods y al sistema
asociado de cooperación internacional. China, por su parte, es un hegemón cojo, que se
ha convertido en dominante sin adquirir un auténtico atractivo internacional. No
democrático y represivo, el país carece del »poder blando« que le daría la legitimidad
adicional para afirmar su dominio...» Además, los hegemonistas necesitan proporcionar
mercados abiertos.

Sin embargo, China no ofrece suficientes oportunidades de exportación a los países más
pobres, a pesar de que anteriormente se beneficiaba en gran medida de vínculos
comerciales más estrechos con las economías más avanzadas. « El mundo G1 dominado
por los Estados Unidos hace tiempo que desapareció, y el sistema G2 en el que los
Estados Unidos y China compartían responsabilidades hegemónicas se está
desvaneciendo en la memoria. En cambio, vivimos en un mundo G-Minus-2 en el que los
dos hegemones, en lugar de proporcionar los bienes públicos globales de cooperación de
Kindleberger, están haciendo exactamente lo contrario.»... los países en desarrollo hayan
empezado a plantearse algunas preguntas puntuales. ¿Qué pasará con el sistema
económico mundial? ¿Durará el sistema actual lo suficiente para que podamos prosperar?
¿Cómo capearemos la próxima ronda de turbulencias globales? ¿Tiene sentido hablar de
cooperación cuando los dos principales protagonistas mundiales están socavando el
multilateralismo y las instituciones que lo sostienen?«.

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